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De izquierda a derecha, Sergio Guallanone Heras y Borja Arza Tejero. /Fotos L.I.

Dentro de la nueva zona comercial en los bajos del Hotel Las Suites de Puerto Sherry, en el espacio denominado Julietta Puerto Sherry, se encuentra este acogedor local de restauración: L´Inspiration Gourmet. Borja Aza y Sergio Guallanone abrieron el pasado 11 de julio y  se ocupan del nuevo establecimiento abierto en Puerto Sherry. Borja, que ha estudiado en la Escuela de Gestión de Hostelería Heliopolis, atiende al público, mientras que Guallanone, alumno de la Taberna del Alabardero, también de Sevilla, dirige las cocinas. Ellos, junto a Verónica Fernández de Castro y Carlos Núñez forman la empresa L’Inspiration Gastrocatering, con sede en Sevilla.

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Espacio Julietta, el outlet de Puerto Sherry. /Foto: Paloma Romero.

Este singular espacio gastronómico se encuentra situado dentro de una zona dedicada a la venta de productos de firmas de prestigio, lo que se conoce como Concept Store, muy extendido en EEUU, en el que distintas marcas se abren mercado en otras ciudades a través esta tienda. Las marcas suelen vender solamente online y no suelen disponer de espacio físico por lo que de esta forma acercan al cliente final un producto que de otra forma no podría conocer físicamente. Además, aúnan en un mismo espacio la tienda, con el restaurante, galería de arte y zona para pequeños eventos. Los precios lo marcan las propias tiendas, y algunas tienen descuentos y rebajas, pero muchas de ellas marcan sus precios reales. Julietta ocupa un par de naves con parte de la pared de ladrillo visto y los techos también sin enlucir. Sobre la pared grandes cuadros muy coloristas. El suelo también sin enlosar y decorado con alfombras de colores. Hay una pequeña barra y mesas bajas para comer. Fuera una terraza con estupendas vistas sobre el puerto deportivo que también se ve desde el salón ya que está acristalado.

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El equipo de L'Inspiration Puerto Sherry, con el cocinero Ángel León.

CATAS.
Al fondo del establecimiento un segundo salón decorado con una gran mesa construida con palets reciclados y destinadas a realizar catas. En principio hacen una todos los jueves en colaboración con la empresa Cuatrogatos Wine Club, de Federico Ferrer, con sede en El Puerto de Santa María.

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Original presentación de la oferta, una carta corta pero con propuestas originales. /Foto: Virginia Miller.

En lo gastronómico la carta es corta pero con unas propuestas originales y de cocina innovadora. Está orientada más bien con platos para compartir. No hay tapas. Por el momento lo que más está saliendo son unas empanadillas goyzas de tradición oriental y rellenas de setas, zanahorias y gambas. Se hacen a la plancha. También funciona muy bien otra propuesta muy original, un steak tartar que realizan con taquitos de caña de lomo en vez de con carne. También tienen foie, raviolis de cola de toro, rosbif de presa ibérica, bacalao curado en miso negro o un taco de atún que sirven a la plancha con tomate asado y emulsión de anchoas. Un par de arroces y tres propuestas de postres caseros cierran la carta en la que también se cuida el apartado de vinos. /Texto: Pepe Monforte.

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El churro es una obra de arte de la repostería popular española. Esta masa frita con forma alargada, bañada en algunos casos en azúcar blanco, que tantas y tantas mañanas alegraba los desayunos de muchas familias.

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Delante del puesto de churros del Mercado. /Foto: Roberto Michel.

El churro, ese gran olvidado en su propio país. Mientras en China o Estados Unidos se mueren por ellos, los españoles se han visto invadidos por los cupcakes o los macarons. El churro, considerado el lumpem de la gastronomía española.

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En la imagen, Miguel Angel Romero, uno de los hijos de Charo Salguero Venegas (ver nótula núm. 350 en Gente del Puerto)  sirve una rueda de churros recien hechas en el perol. Su madre se prepara para cortarlos y servirlos en un papel de estraza como el que tiene en su mano. El papel de estraza se usa para que chupe el aceite sobrante de los churros y estos queden más crujientes. El papel, a diferencia del plástico, evita que los churros se ablanden. /Foto: Cosas de Comé

¿Y el oficio del churrero? Una especie en peligro de extinción que habita en nuestro país churrerías antiguas y casi desérticas, menos en El Puerto, la de Charo Salguero en la Plaza. Churros con chocolate siempre de la mano, el binomio perfecto. Y es que nadie se ha atrevido a innovar, a darle un empujón a uno de los manjares españoles con más tradición y que endulza fiestas, desayunos y meriendas. /Texto: Eva Fernández.

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Típica cola de gente que se forma para comprar los churros en el puesto de Charo. Mientras se espera hay que estar atentos a la conversación de Charo porque no tiene desperdicio. /Foto: Cosas de Comé

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Carlos Besteiro, en la cafetería La Ponderosa, con una fuente de churros.

El churro, esa obra de arte de la repostería española, brilla de nuevo y con más fuerza con los nuevos establecimientos que van abriendo en El Puerto, --atrás quedó el cierre de El Cafetín y tantos otros en el entorno del Mercado-- no solo en los puestos móviles o kioskos fios estratégicamente situados por el extrarradio de las urbanizaciones, como los que funcionan llevados por la familia Basteiro, junto a la Cervecería El Puerto y en La Ponderosa.

Vídeo de Charo Salguero Venegas, subtitulado, realizado por Trinity School.

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Se nos fue pronto, muy pronto, pero parece que aún lo veo toreando de salón detrás de la barra, delante de ella, junto a su hermano Pepe, con un lito en el hombro, con la camisa blanca, con su cadenita al cuello, con los movimientos precisos del director de orquesta.

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Daba la mano firme a la par que sonreía con la seguridad de un hombre íntegro al que nunca le faltó la sencillez. Su casa, la de todos, Casa Flores, que tomó el pulso hace cuarenta años desde la Ribera del Río, la ribera del Guadalete, en los tiempos en que la democracia poco a poco se podía alcanzar con la mano. Y su espíritu el de un genuino y valiente innovador, que no perdió nunca la perspectiva de sus orígenes. Francisco Flores Herrera, Paco Flores, ha sido uno de los mejores embajadores que hemos tenido. Y si alguien lo duda, que le eche un vistazo a las fotos colgadas en las paredes del restaurante; toreros, artistas, políticos, cantantes…

Paco Flores pertenecía a esa generación de líderes que invocaban a diario a la santa trinidad; trabajo, trabajo y trabajo. Debía conocer la sentencia que el escritor colombiano Gabriel García Márquez dejó de forma prosaica en El amor en los tiempos del cólera; “los seres humanos no nacen para siempre el día en que sus madres los alumbran, sino que la vida los obliga otra vez y muchas veces a parirse a sí mismos”. Ahí queda.

Hombre que amaba El Puerto, a ese barquito tan típico, a los caldos salidos de sus bodegas, a los pescados salidos de su mar, a la pintura costumbrista del paisano Juan Lara, a la música del compositor jerezano Manuel Alejandro y al manejo de la capa del “Faraón de Camas”, el genio de Curro Romero. Hombre que amaba a su familia, con una prole de seis hijos fruto de su matrimonio con Ángeles Lobo; Francisco, Miguel Ángel, Noelia, Jesús, Álvaro y María de los Ángeles, que se mantienen estoicos y sin rendirse.

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El restaurante Casa Flores, ayer viernes, como siempre, una marca para El Puerto.

Y la vida sigue y la marca también, porque para la historia de esta ciudad Casa Flores es eterna. No lo olvidemos. /Texto y Fotos: José Antonio Tejero Lanzarote.


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Affiche-El-Puerto-de-Santa-MariaEse cartel promocional de las playas porteñas es de finales de la segunda mitad de los cincuenta del siglo pasado. La candidez del chiquillo de traza angelical que llena de arena dorada un cubo tumbado, con escudo municipal grabado y todo, es metáfora potente de lo que era en esos días la que resulta ser hoy la industria más decisiva para dejar atrás - de una vez por todas y de verdad- crisis, recesiones y demás pegajosas pesadillas de carácter económico.

Similares sensaciones de ternura nos asaltan cuando rescatamos de uno de los textos capitales de la bibliografía portuense, Puerto de Santa María. Ciudad de Historia y turismo, salido de la mano barojiana de don Manuel Martínez Alfonso, esta página que da cuenta de una visión de futuro que hoy leemos con la mirada con la que nos acercamos a una novela de ciencia-ficción de finales del XIX: con entrañable asombro y con respetuosa cordialidad.   /Texto: Ángel Mendoza). (Las imágenes que se reproducen a continuación pertenecen al libro de Martínez Alfonso).

“De hoy, en cambio, es la tercera industria portuense: el turismo.

De hoy, como tal industria. Pues bien antiguos e ilustres precedentes tienen las playas del Puerto como estación balnearia. Nada menos que los infantes Don Francisco de Paula y su esposa doña Luisa Carlota, con sus hijos, entre ellos Francisco de Asís, que luego sería rey consorte por su matrimonio con Isabel II, vinieron con su séquito y servidores –setenta y dos personas en total, sin contar las clases de tropa- a residir en el verano de 1822 al Puerto de Santa María; y hasta cuentan las crónicas de la Ciudad que les obsequió, complacida con su presencia, con un elegante baño flotante, y organizó en su obsequio todo un vasto programa de festejos.

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El Club Las Redes, en 1978.

De hoy, sin embargo, es la verdadera promoción turística de nuestra Ciudad. De hoy y, casi diríamos, de mañana; pues con ser ya firme y eficaz cuanto en este orden de cosas se ha realizado, las posibilidades turísticas del Puerto son tantas y tan buenas, que ofrecen par un futuro inmediato una amplia perspectiva de realizaciones, muchas de las cuales están ya en fase de programación.

Pero, para no adelantarnos a lo que tiene que venir, basta que centremos nuestros comentarios sobre lo que ya son espléndidas realidades.

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El paseo marítimo de Valdelagrana, en 1978.

En Valdelagrana, a la orilla izquierda del Guadalete, y en lo que hace pocos años sólo eran terrenos baldíos y playas deshabitadas, se extienden amplias zonas urbanizadas con viviendas unifamiliares, hoteles, residencias y torres de apartamentos, comunicadas por una red de calles y avenidas y enlazadas a lo largo de un hermoso paseo marítimo. Instalaciones comerciales, piscinas, pistas de Tiro Pichón y al Plato, Camping, Estadio Deportivo, completan, entre otras, las instalaciones de este maravilloso complejo residencial que, por otra parte, no ha hecho más que iniciar el desarrollo de sus inmensas posibilidades.

La antigua y tradicional playa de la Puntilla ha sido remozada, con nuevas instalaciones y más cómodos accesos, y construida ya la primera fase de un nuevo paseo marítimo, que llegará, por de pronto hasta la Punta de la Colorá, donde van a iniciarse las obras de un gran puerto deportivo.

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Vista aérea de la Ciudad en 1978.

Más al Oeste, y hasta el límite jurisdiccional de la Base de Rota, nuevas urbanizaciones con hoteles, chalets y bungalows se suceden a lo largo de la costa: Vista Hermosa, Las Redes, El Manantial, Fuentebravía…

El hotel de ese nombre, con su antigua denominación de “parador” y unas instalaciones por completo transformadas en la actualidad, fue el verdadero pionero del turismo portuense. Eran tiempos –todavía al alcance de la mano- en se iba a aquella playa en cascabelero coche de caballos. Por el camino –cinco largos kilómetros de curvas sorprendentes en medio de una rica vegetación- se cruzaba uno, a lo más, con un par de camperitos soñolientos, algunas muchachas deportistas que pedaleaban en su bicicleta y –eso sí- con el imprescindible carro de los cántaros, todo pintado de verde, que traía a los refinados de la población la provisión de agua, del fresco manantial de Fuenterrabía. Todo ello ha sido superado hoy, aunque lo digamos con cierta nostalgia. Pero en medio de este fecundo desarrollo turístico el Puerto vive hoy en nuestros días y ante las magníficas perspectivas de su todavía porvenir, todavía más prometedoras, bueno es traer aquí, modesta, sencillamente, el recuerdo de aquel “Parador” que sentó las bases del actual turismo portuense.”

'Puerto de Santa María. Ciudad de Historia y Turismo'. Manuel Martínez Alfonso. Editorial EVEREST. León, 1978

“Felipe vamos bien, ya estamos en el lay line y nos acercamos a boya sin problemas" es la voz de Fernando León, táctico y armador del barco, que es, quien así se dirige a el, en aquellos momentos Príncipe de Asturias y desde finales de junio Su Majestad El Rey Felipe VI. Éste, un poco mas adelante y a punto de iniciar la maniobra, se dirige a la tripulación con estas palabras, "oídme, todos a sus puestos izada al natural y no me falléis en la maniobra".

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Con esta colaboración, quiero resaltar  la naturalidad nuevo Rey de España de Felipe de Borbón y Grecia y su predisposición a ser uno más de la tripulación y del proyecto, huyendo de todo protagonismo que por su condición de príncipe le tocaba

Tras una etapa en la vela ligera, en la mítica Escuela Nacional de Vela de Calanova, la primera que existió en este país, y en las que durante sus vacaciones veraniega, completo y dio forma a una afición casi genética por el deporte de la vela, que le supo inculcar su padre el Rey Juan Carlos I que a la vez la había recibido de su padre D. Juan de Borbón, Conde de Barcelona, fruto de sus famosas navegaciones desde muy pequeño en el Saltillo por aguas de Cascáis.

Tras este periplo, es en el año 1985 cuando el Príncipe debuta en barcos de la clase crucero, concretamente lo hace en la regata que lleva el nombre de su padre, la Copa del Rey Agua Brava. Y lo hace con uno de los barcos de la armada, concretamente el Sirius V., S.M. el Rey había encargado al entonces capitán de navío de la armada Marcial Sanchez Barcaiztegui que formara una tripulación con este barco donde el Príncipe pudiera comenzar a navegar.

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EN EL PUERTO, EN 1987.

En el año 1987 el Príncipe acude por vez primera a las regatas de verano de El Puerto. La por aquella época famosa regata del Sherry, recibe en este año a un barco singular, se trata del primer AIFOS, nombre de la reina Sofía escrito al revés, que la armada a construido para que lo patronee el príncipe. El barco fue un media tonelada, tipo de barco de regatas muy popular de la época, el Aifos fue estrenado en la quinta edición de la Copa del Rey del año 86 y para las regatas del Puerto contaba con una tripulación mixta entre oficiales de la armada y compañeros de otras navegaciones veraniega en Palma.

Entre los oficiales hay que señalar a dos de ellos por sus especiales connotaciones con Cádiz y El Puerto, se trataba de Jaime Rodríguez Toubes y Mario Palao Taboada.

El barco estuvo atracado en Puerto Sherry y allí gracias a mi cargo de director de regatas de Marina de Puerto de Santa Maria, concesionaria de Puerto Sherry, pude conocer mas de cerca a un joven príncipe que me impresiono ya por su naturalidad y su afán de ser tratado como uno mas de los regatistas participantes.

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El Príncipe repite su participación de manera consecutiva durante los años 88 y 89. Tras un lapsus de dos años el Príncipe y la Infanta Doña Cristina acuden a la edición de 1993, donde inauguran de manera oficial el antiguo mástil de señales del barco de la armada "Martin Álvarez", que había sido cedido a la entidad portuense, por la Capitanía General de la Armada de San Fernando, siendo el presidente del náutico portuense Jose Maria Escribano.

La última vez que participo en el Sherry fue en el año 2000, ya formando parte de la tripulación algunos compañeros de promocion de su estancia en la Escuela Militar de Marín.

Otra de sus participaciones en regatas en la Bahía se produjo en el año 1992, tomando parte en los primeros Campeonatos del Mundo de Clases Olímpicas, denominados Mundo Vela 92.

En aquella época D. Felipe de Borbón navegaba en la clase olímpica Soling y preparaban su participación en los JJ.OO. de Barcelona 92. Con el príncipe que ocupaba el puesto de medio en una tripulación de tres. Que estaba formada por Fernando León, como caña y por el gallego

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Alfredo Vázquez como proa, teniendo como tripulante de reserva a otro gaditano de pro, Javier Vallejo, conocido en el mundillo como "Mazinger de Cadi". De esta unión saldría una amistad importante con Fernando León y que iba a marcar el futuro como regatista de El Príncipe.

Aquí mi relación con el y con Fernando, iba marcada por mi condición de máximo responsable, conjuntamente con Vivi Mainemare, de todo los relacionado con el protocolo, relaciones públicas y actos sociales de Mundo Vela.

Varias anécdotas marcan su estancia en El Puerto. El se alojaba en el Hotel Monasterio, por aquella época el más emblemático de la ciudad y el resto de la tripulación en el Santa Maria, que también era y es un gran hotel. Su preceptor por aquella época el general Alcina, me llamo para saber donde estaba alojada su tripulación, al comentárselo me dijo que reservara una habitación en el hotel Santa Maria, ya que el Príncipe se alojaría con ellos, dicho y hecho por mi parte.

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El príncipe solía alternar con sus compañeros de equipo y otros amigos regatistas en el cercano y mítico pub "El Convento", donde se encontraba como uno mas sin recibir un exceso de atenciones por parte de la dirección del establecimiento que entonces regentaba Jose Ramón Perles Giner.

También en aquella regata recibimos la visita de S. M. La Reina que estuvo viendo una de las regatas de match-race desde la torre de control de Puerto Sherry. Aquella visita fue como un talismán, ya que aquel dia en un campo de regatas muy pegado al espigón de poniente de Puerto Sherry se produjo una ajustada victoria del barco del Príncipe, sobre el alemán oriental Schumann, líder indiscutible a nivel mundial de la clase.

Retomé el contacto con el Príncipe, cuando Fernando León y Kiko Sanchez Luna formaron el equipo de regatas CAM, donde pase a desempeñar el cargo de jefe de prensa del barco. Desde el año 2002 al 2009 cuando se cancelo, forme parte de un equipo que yo definiría más que como equipo, como una familia de amigos de las que teníamos el honor que Don Felipe formara parte de ella.

En este equipo también formaban parte, los portuenses Nacho Alcina, "Zani" y Fernando Martinez del Cerro, "Manteca".

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Al comienzo del proyecto en el año 2002, SAR, navegaba más con nosotros y conforme iban pasando los años, la presencia de D. Felipe en el barco se iba reduciendo a la vez que aumentaban sus responsabilidades institucionales. Como jefe de prensa del barco y del proyecto, recibí todas su ayuda y colaboraciones posibles, tanto para cumplir con mi trabajo ante los compañeros de los medios, con entrevistas y opiniones, así como el posado en el barco con toda la tripulación para los fotógrafos y cámaras de TV.

Igualmente en mis cinco años como jefe de prensa de la Copa del Rey (2008-2012), mi relación también fue muy cercana, porque aparte del trabajo para el barco, había otros compromisos que cubrir para la propia regata.

A todos ellos nunca dijo que no, especialmente entrañable se mostro con unos niños, con distinto tipos de minusvalía, en una visita que giraron a la regata y que se quisieron hacer unas fotografías con El Príncipe a bordo del barco, colaboro en todo momento con los cuidadores de los niños y la tripulación en la difícil subida al barco desde el muelle.

En la edición de la Copa del Rey del año pasado, realizando mi trabajo como periodista, ya que mi contrato con la regata como jefe de prensa había finalizado, fue la última vez que le vi en persona. Creo a modo de final y siempre en el lenguaje de los navegantes, que tenemos un magnifico Rey, que está preparado para navegar con vientos duros y también con bonancibles. /Texto: Nicolás Terry Martínez.

Se cumplen este verano de 2014 veinte años desde que Nuria Espert visitó el Festival de Comedias del Teatro Muñoz Seca con ‘El Cerco de Leningrado’, de José Luis Sanchís Sinisterra, Premio Nacional de Teatro 1990. Antes ya estuvo por aquí con poemas de Alberti y después ha vuelto, ya al Muñoz Seca, pero lo de aquella noche del domingo 21 de agosto en el patio del Colegio de San Luis Gonzaga fue apoteósico.

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El cerco de Leningrado supuso la vuelta de dos grandes actrices a los escenarios: Nuria Espert, que los había abandonado hacía casi un lustro por la dirección de óperas, y María Jesús Valdés, que se retiró de manera drástica al casarse hacía entonces varias décadas. Las dos reconocían estar enganchadas con las tablas, empezaron a recibir sus dosis en el teatro de Baracaldo (Vizcaya) donde se estrenó el 10 de marzo de 1994, y en el verano  en El Puerto de Santa María con la nueva pieza de uno de los pocos autores contemporáneos españoles vivos y prestigiados, José Sanchís Sinisterra, quien una vez más acudía a la comedia de reflexión, en versión escénica del director argentino Omar Grasso.

Espert estaba más que satisfecha con la reacción del público: "No estoy acostumbrada a hacer comedias y pensé que no se pillaría todo el humor que encierra la función, pero las risas de los espectadores desde el primer cuadro han sido regalos de los dioses". María Jesús Valdés, una de las actrices más famosas de Espana en los años sesenta, hizo unas desapercibidas representaciones en La dama boba en 1991. Ahora tiene claro que ésta es su vuelta al teatro: “Sentí como si el tiempo se hubiera detenido 25 años y yo nunca hubiera dejado de trabajar". La actriz reconocía que dentro de ella hay dos personalidades. Mientras se dedicó a su familia nunca echó de menos la escena.

elcercodeleningrado2_puertosantamariaSanchís Sinisterra, comentó: "Me pareció un trabajo admirable, lleno de amor, entrega, de dedicación a desentrañar un texto; lo que está claro es que pusieron mucho más de lo que suelen poner director y actores, hicieron un trabajo muy personal y cada uno de ellos abordó la obra como si fuera propia". El autor también tuvo palabras muy elogiosas para el escenógrafo Toni Cortes, quien realizó un curioso y efectista juego con la idea del teatro dentro del teatro. /En la imagen de la izquierda, Nuria Espert y María Jesús Valdés, durante su interpretación magistral hace 20 años.

Sanchís Sinisterra incidía con su obra, escrita hace 24 años, en una tema que empieza a ser recurrente en el teatro español: viejos profesionales de la escena se encuentran encerrados en antiguos teatros, que antaño fueron símbolos, filosofando, rememorando, llevando a la práctica sus utopías, algo que fue y no es. Se encuentran ejemplos en El nacional de Albert Boadella con Els Joglars, y Perdonen la tristeza, de Zaranda de Jerez (grupo muy consolidado internacionalmente ).  Sanchís piensa que este hecho es sintomático de algo: "El teatro siempre ha sido un espacio de resistencia y en los momentos que se percibe un cierto desmantelamiento de la función del teatro en la sociedad, siempre hay algunos náufragos que juntamos tablas y construimos un escenario flotante para afirmar nuestro deseo de resistir". En el caso de este autor valenciano el juego del teatro dentro del teatro data de antiguo. De hecho, El cerco de Leningrado es la última parte de una trilogía en la que se aborda el mismo tema. Las otras dos piezas fueron Naque o de piojos y actores y su popular ¡Ay Carmela!.

Sanchis sitúaba con esta obra a las dos actrices en un viejo teatro abandonado desde hace dos décadas, menos por las que fueron esposa y amante de su último director y primer actor, hombre militante de la izquierda muerto en extrañas circunstancias. La obra transita por el campo del teatro político, del teatro cómico, del teatro de reflexión, del análisis histórico, de la autocrítica social. /Texto Rosana Torres.

Es sin dudas la mejor playa de El Puerto. Y no tiene bandera azul, lo que dice mucho de la falta de rigor con que se conceden estos galardones sobrevalorados que supuestamente premian la calidad ambiental.

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Sólo se puede acceder a pie o en bicicleta, y ahí estriba su mayor encanto. Esta prohibición de vehículos a motor no parece disuadir a las miles de personas que diariamente la recorren. Al atardecer, una auténtica procesión de ida y vuelta entre Valdelagrana y la desembocadura del río San Pedro recorre esta playa sin que haya atisbo de masificación debido a su enorme anchura, máxime en horas de marea baja.

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Nunca ha habido que regenerarla, se regenera sola por la acción de olas, mareas y corrientes. Un ejemplo del que algunos deberían tomar nota. En otras playas, la construcción de paseos, edificios y espigones rompen esta dinámica litoral y provoca la desaparición de la arena. Después vienen las costosísimas regeneraciones, muchas veces abocadas al fracaso.

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La que iba a ser 'la Venecia Atlántica' en un plano de 1976.

Pero habría que recordar la historia de esta playa. Hace 30 años era -como su vecina marisma de Los Toruños- un espacio degradado y nada valorado, su destino era urbanizarlo. Se llegó a aprobar un proyecto para una ciudad de 100.000 habitantes: el Actur Río San Pedro, del que sólo se construyó la carretera de acceso y tres bolsas de aparcamiento en la playa. En 1989 las asociaciones ecologistas de la Bahía de Cádiz conseguimos que el Parlamento de Andalucía declarara el Parque Natural de la Bahía de Cádiz, incluyendo las marismas de Los Toruños y la playa de Levante, que se salvó así del ladrillo. A algunos de los políticos y representantes de entidades empresariales, sindicales… que se opusieron a la protección de esta zona -argumentando, como siempre, que era ir contra el progreso (el de ellos y sus cuentas corrientes, claro), me los he encontrado de plácido paseo por esta playa, disfrutando de un lujo que es un activo más para el atractivo turístico de nuestra ciudad.

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Los Toruños, visto desde el otro lado del río San Pedro.

Al año, cerca de medio millón de personas utilizan este Parque Metropolitano para pasear, realizar rutas en bicicleta, recorridos en veleros o piraguas, hacer deporte, participar en las numerosas actividades que se organizan, o disfrutar de inolvidables puestas de sol o noches estrelladas. Esto sí es progreso. /Texto: Juan Clavero Salvador.

Más información de La Venecia Atlántica, en Gente del Puerto, nótula 1.592.

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Rastreamos la única destilería española que usa el método London Dry Gin, el más puro. Situada en El Puerto de Santa María desde 1880, Rives se enorgullece de su capital 100% nacional y de conocer la medida del gin tonic perfecto. Se la contamos. Y catamos también su versión mini, el medio, aperitivo de moda por estos lares.

Se sabe si una ginebra es buena o mala «al día siguiente» de beberla. O lo que es lo mismo, si lo suyo es «cero resaca». Y así es cómo actúan las que salen de la destilería Rives, la culpable de la ginebra más mediterránea de todas. Es la sentencia que suelta convencido Augusto Romero Haupold, nieto del fundador de esta empresa familiar de capital 100% español. O 100% andaluz, como le gusta reseñar.

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Augusto Romero Haupold, nieto del fundador de la empresa.

Por algo se ubica, desde 1880, El Puerto. De ahí su carácter mediterráneo y su historia, que arrancó con la llegada a Málaga de don Augusto, cónsul de Alemania en aquel entonces y abuelo de Romero Haupold. Pronto fundó una de las bodegas de vino y brandy más revolucionarias de la época. Ahora, en cambio, la firma elabora 40 productos diferentes, desde los conocidos licores Rives (con el original y azuloso Blue Tropic a la cabeza) al vodka King Peter, la bebida energética Locura, el ron Conde de Cuba o el primer mojito sin alcohol del mercado.

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La enóloga Concha de Antonio, junto  a un pequeño alambique de cobre que se conserva en la Sala de Catas que tiene la destilería. /Foto: Cosasdecome.

PREMIUM, TRES VECES DESTILADA.
La joya de la Corona es, sin embargo, la ginebra, con cuatro tipos en sus filas: la Gin Rives Premium Tridestilada, entre las seis mejores del mundo; la Gin Rives 1880 (galardonada con la Medalla de Oro en la última edición de la San Francisco World Spirits Competition); la premium negra y la clásica Gin Rives, la de toda la vida. El cuarteto se elabora de forma artesanal bajo el método London Dry Gin, siendo la única compañía en España que puede decirlo. No en vano, es el que más calidad y pureza da.

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Los legendarios --y fotogénicos-- alambiques de cobre.

Para ello, Rives tiene la torre de rectificación más alta de Europa, de 30 metros. Traducción: a más altura, más transparencia, de forma que se obtiene un alcohol más puro. Y, por tanto, una ginebra mucho mejor. Por si fuera poco, cada botella se enjuaga con la propia bebida. Rives también hace gala de los dos legendarios (y fotogénicos) alambiques de cobre que dan la bienvenida en la destilería, fabricados por John Dore, lo más de lo más en el mundo de los maestros destiladores.

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Un combinado de ginebra Rives Especial.

UN MEDIO GIN TONIC, POR FAVOR.
Eso sí, antes de iniciar el proceso de destilación, los ingredientes se maceran durante 24 horas. Y éstos incluyen 11 botánicos naturales distintos, desde el cilantro de Marruecos al regaliz de China, la piel de naranja amarga de Sevilla, las almendras del Mediterráneo, los limones de Valencia, la semilla belga de Angélica o la cassia (parecida a la canela) de Filipinas, similar a la canela. Sólo la parte central de la destilación, la única que reúne las premisas de calidad necesarias, es seleccionada. Luego se mezcla con el alcohol tres veces destilado y con el agua depurada.

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La sala de cata en plena degustación académica.

Siguiente paso: almacenamiento en tanques de acero inoxidable. Y embotellamiento. Para hacerse una idea, Rives produce 18.000 botellas a la hora, lo que le permite llegar a mercados como Estados Unidos, Francia, Holanda, Alemania, China, México... Ya sólo quedaría la cata, obligatoria (y muy ilustrativa) en la sala de degustaciones de la destilería, de impecable aire andaluz. Apunte el secreto de Rives: la medida para lograr el gin tonic perfecto es cinco centilitros de ginebra por un botellín de tónica. O lo que es lo mismo, un parte de ginebra por dos de tónica. Y ya puestos, tome note también del aperitivo de moda por estos lares: el medio gin tonic. Su nombre dice lo que es. Y lo suyo es servirlo en el típico vaso de una caña de cerveza. Tal cual.  [También está el ‘chiribiqui’, en un vaso de una 'chiquita', la antigua medida equivalente a media copa de vino fino] /Texto: Isabel García.

www.rives.es Las visitas para grupos se deben concertar previamente.

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A 5.172 metros de altura mana la primera fuente del río Amazonas, el río más largo del mundo, con una cuenca principal que se prolonga durante 7.062 kilómetros, en un caudal que reúne la quinta parte del agua dulce de todo el planeta.

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Francisco Andrés Gallardo, delante del monolito erigido en las Fuentes del Amazonas, en una instantánea tomada a las cuatro de la tarde del pasado 1 de julio. Se ha convertido así, en el primer vecino de El Puerto que llega a este rincón de Sudamérica.

Y el Gran Río nace silencioso, bajo tierra, en una corriente de hielo, permafrost, desde el Nevado Quehuisha, en un remoto enclave peruano en el valle del Colca, al sur de Perú. Un pico hasta donde llegaron el pasado día los expedicionarios de la Ruta BBVA (ex Ruta Quetzal), dirigida por el veterano reportero Miguel De la Quadra-Salcedo y que reúne a jóvenes y periodistas de 23 países.

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Miguel de la Quadra Salcedo explicando el pasado diciembre a Francisco Andrés Gallardo la Ruta BBVA (ex Ruta Quetzal), de este año 2014.

Entre quienes formaron la ruta de este año, que precisamente concluye en la mañana de hoy en Madrid (tras la recepción ayer lunes de los Reyes, don Felipe y doña Letizia), se encuentra el periodista portuense Francisco Andrés Gallardo, jefe de sección de los periódicos del Grupo Joly, que ascendió junto a un centenar de ruteros hasta el Quehuisha el pasado 1 de julio.

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El mal de altura no pudo con nuestro protagonista, que estuvo entrenándose durante varios meses para poder hacer la expedición en óptimas condiciones físicas, subiendo a caballo desde Lari hasta lacia del Quehuisha.

Francis alcanzó el monolito que emplaza el nacimiento del Amazonas, un lugar que no había sido certificado hasta hace sólo 18 años, en una expedición internacional, convirtiéndose en el primer vecino de El Puerto que llega hasta este rincón de Sudamérica. Gallardo formaba parte del equipo a caballo que por una ruta más escarpada desde la pequeña localidad de Lari portaba las mulas que en la cima iban a socorrer a quienes lo necesitaran (hubo que trasladar a varios chicos) del resto de la expedición que llegaba a pie hasta el Quehuisha.  “--A cinco mil metros de altura las condiciones son mucho más exigentes de lo que uno se pueda imaginar. Cualquier esfuerzo se multiplica por diez, mientras se reduce el oxígeno:  andar sólo cien metros es como andar un kilómetro”, resume gráficamente el porteño sobre las condiciones vividas en aquella etapa.

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Francisco Andrés Gallardo, junto a otros dos de los otros tres expedicionarios andaluces, portando una bandera andaluza en el nacimiento del Amazonas.

Además de Francis otros cuatro andaluces subieron hasta las fuentes del Amazonas con la Ruta BBVA. La estudiante Paula Iglesias Sigler, de San Fernando, portadora de la enseña andaluza en la expedición; Guillermo González Morales, de Cádiz; José Manuel Mesa, de Jaén; y el cordobés Fernando Valle, técnico de Hispasat. Varias plazas de los ruteros se eligieron por sorteo por lo que otros jóvenes andaluces tuvieron que aguardar en el campamento, ubicado en la población de Chivay.

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El grueso del grupo expedicionario de la Ruta.

La expedición a caballo llegó al Quehuisha con bastante antelación a los ruteros que iban a pie debido a la dificultad del camino para los vehículos que los transportaban en las faldas del Quehuisha. El posado en el monolito se producía sobre las cuatro de la tarde, regresando todos a partir de esa hora, con un atardecer muy temprano y con un descenso considerable de las temperaturas (es invierno en el Hemisferio Sur). El guía de la expedición a pie se descoordinó con los vehículos y la expedición tuvo que aguardar en una cabaña de pastores hasta pasada la medianoche, cuando tras un segundo camino llegaron hasta los todoterrenos que por fin les aguardaban. La subida al Quehuisha ha sido la etapa más dura de los treinta años de la Ruta BBVA dirigida por De la Quadra-Salcedo.

 

A principios del XIX el hábito de tomar baños de mar se generaliza como costumbre social y fines terapéuticos, higiénicos y lúdicos. La temporada comenzaba por San Juan y finalizaba en septiembre

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Playa de la Puntilla y Balneario. Año 1910. /Hauser y Menet.

Ya desde la antigüedad los pioneros de la medicina recomendaron a sus pacientes la toma de baños de mar como práctica curativa. Hombres como Galeno, Hipócrates o el andalusí Avicenas descubrieron el poder curativo del mar.

Pero es a principio del siglo XIX, cuando por primera vez en europa las costas de Francia e Inglaterra se llenaron de pacientes. Los médicos de la época redescubrieron las virtudes del baño de mar como medio para mejorar la salud de personas con problemas respiratorios y circulatorios. Y concretamente en nuestra ciudad el eminente doctor Joaquín Medinilla y Bela deja reseñado en su opúsculo Baños de mar del Puerto de Santa María una amalgama de efectos beneficiosos para la salud, llegando a afirmar que "los baños de mar producen sus efectos por las sales que tienen disolución, por su temperatura, por el movimiento de las olas ó por el que se hace nadando o por la atmósfera marina saturada de sales y clima agradable".

La fe que muestra Medinilla en su trabajo divulgativo tiene mucho que ver con la manifiesta crisis de la terapéutica tradicional en el siglo XIX, ya puesta en entredicho por las farmacopeas ilustradas. La patología romántica y las corrientes médicas no oficiales que aparecen en europa desde finales del XVIII, contribuyen al auge de los remedios que ofrece la naturaleza, inscribiéndose en este contexto los baños de mar.

En el sur, la desembocadura del Guadalete y la Playa de la Puntilla, sujetos al flujo y reflujo del mar, reunían las condiciones naturales más indicadas para ser aprovechadas sus aguas con los fines terapéuticos más variados. En nuestra ciudad se consideran los años 1860 y siguientes el periodo de máximo apogeo, aunque ya en 1816 se daba a conocer desde el ayuntamiento un despacho real mediante el que se le concedía a la casa de niños expósitos de El Puerto la facultad exclusiva de construir barracas, cajones y aposentos para baños en el río Guadalete "aplicando su producto al aumento del salario de las nodrizas o amas de cría y a las demás urgencias y necesidades que padece la casa y los inocentes niños".

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Playa de la Puntilla a la altura de la Rotonda del mismo nombre. Año 1910. /Hauser y Menet.

Según el historiador local Enrique Pérez Fernández, el ayuntamiento acuerda que los baños se establecieran por sexos separados, imponiéndose una multa de cuatro ducados a los hombres que pasaran al de mujeres, hecho que aunque prohibido dio lugar a situaciones picarescas,

La organización de baños en El Puerto se produce a través de tres empresas de baños en el río y una en la Playa de La Puntilla. Se consideraba que la temporada había que comenzarla por San Juan y que concluyera nada más pasar la Virgen de los Milagros el 8 de septiembre.

En los baños del Guadalete la estructura de madera que facilitaban los baños consistía en una barraca para el uso de los bañistas y una galería de acceso desde la orilla hasta los baños flotantes, conformados estos por una plataforma de tablas, techada, dispuesta sobre dos embarcaciones menores embonadas (al modo de los puentes de barcas) y cajones sumergidos que ocupaban los pudorosos bañistas. En la cercanía de la playa de La Puntilla, en 1885, José Antonio Neto instaló los denominados baños El Porvenir en la denominada Punta de Malandar, Consistían en casetas de vestir, pilotes alrededor y cubiertos de redes para la seguridad de los bañistas. Como servicio complementario se utilizaban dos carruajes, que por 25 céntimos llevaban y traían a los bañistas desde la calle Misericordia nº 14 hasta los baños de El Porvenir y a la Playa de La Puntilla, así como barquillas entoldadas que partían junto al muelle del vapor. También se dispusieron trenes extraordinarios con tarifas reducidas para los vecinos de Jerez.

Como dato curioso las Ordenanzas Municipales de 1906 -reflejadas en el trabajo de Pérez Fernández- se refieren a los balnearios del Guadalete y de La Puntilla: "El piso de la parte destinada en los baños para vestirse el bañista estará cubierto con esteras". "Aunque no es obligatorio el uso de las ropas de los dueños de establecimientos de baños, que suelen alquilar para el servicio de los bañistas, no se consentirá aquellas dejen de estar perfectamente limpias y secas para su uso". "Del techo o cubiertas de cada baño penderán cuerdas de cáñamo para comodidad y seguridad de los bañistas". "Todo baño tendrá desde el anochecer el número de luces que sean necesarias, mientras haya público".

El doctor Medinilla refería que era importante tomar algunos baños dulces templados antes de empezar los de mar, y que los que se tomen en La Puntilla "no deberán usarse a las horas de la bajamar, por no haber oleaje, ya que el agua no obra sólo por sus sales, sino por la impresión producida por el oleaje y por la atmósfera marina". Los baños que eran buenos para la salud y la curación de afecciones en la piel y el cuerpo fueron en un principio en días alternos. La duración del mismo venía a ser de aproximadamente diez minutos y enseguida debían salir para secar la humedad. Se decía en los manuales de la época que "el primer 'baño de ola' no debe realizarse hasta dos días después de la llegada al punto costero, una vez que el individuo se haya aclimatado al nuevo ambiente. Las horas de baño más favorables son entre las diez y las cinco de la tarde, y a ser posible con marea alta, porque el agua estará más caliente, más limpia y próxima, y las olas son más numerosas. El baño no debe tomarse en reposo, debe estar precedido de un ligero ejercicio físico o de la exposición al sol. La inmersión en el mar debe ser completa y rápida, sin indecisión, por lo que así la sensación de escalofrío primario se reduce al mínimo en intensidad y duración. Después, la piel debe frotarse rápidamente con una toalla seca". Todo un ritual. /Texto: Enrique Bartolomé.

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