No sabría decirles a ustedes de donde proviene esta expresión de “salto en búa”, la verdad sea dicha que siempre la escuché así; haciendo un ejercicio de memoria,  quizás también se decía “salto y múa”; puede ser que esta expresión naciera de nuestra forma de hablar al  economizar silabas o palabras, acuérdense  de las frases “quillo” igual a chiquillo o “chacho” igual a muchacho,  o “antié” y “trajantié” igual a  ayer y anteayer. Pero centrándonos en este juego de mi niñez, igual que otros muchos que mencioné en la nótula núm. 1304 de GdP de Juegos Infantiles (I). El Bolindre, el “salto en búa” eran de los juegos de niños, digo de niños exclusivamente, no solían  jugar las niñas, el juego en sí desataba cierta violencia de  saltos, espoliques, culás, etc. La forma de jugar que conocí en los años cincuenta del siglo pasado se practicaba en las calles y plazas de El Puerto, recuerdo también las mañanas de  domingo  de verano en la playa de La Puntilla. Sé que en Extramadura le llaman “La Pidola” ó “A la una salta la mula”. En el Mediterráneo español le llaman ‘Saltar a la Piola’ o ‘Burro quedado’

El cuadro 'Juego del Paso' de Francisco de Goya y Lucientes, otra denominación del Salto en Búa. Tiene 200 años aproximadamente.
MODALIDAD PORTUENSE.
Una de las modalidades que se jugaba en las calles, consistía en lo siguiente: El bordillo de la acera servía línea de salida, pegado al bordillo en la calle se ponía el que se “quedaba”,  se colocaba en forma de caballito, es decir doblaba algo las piernas por la rodilla, tal como se puede ver en las fotografías que se adjunta, apoyando los codos  por encima de las rodillas, en esta posición los demás niños saltaban por encima del caballito, apoyando las manos en la espalda de éste. El primero que era el que llevaba la voz cantante decía: “Linares” (todos los niños saltaban por encima del caballito, diciendo lo mismo), cuando todos había saltado, continuaba el primero “Trillares” y continuaba saltando por encima del caballito repitiendo la misma  frase ,  “El tercero el Polvorista”, “La cuarta una culá pa que te parta” (aquí todos los niños se dejaban caer encima del caballito, sentándose encima de él).

“La quinta un espolique pa que te pique” (el espolique consistía en golpe en las nalgas del caballito que se daba con el pié derecho al saltar por encima de él), “la sexta los nudillos patesca”, en esta ocasión en vez de apoyar las manos sobre la espalda del caballito se apoyaba con puños cerrados, “Más palante”, “Había un huerto”, “En el huerto un pino”, “En el pino una rama”, “En la rama un nío”, “En el nío cuatro huevos”, “Rojo blanco colorao y negro”, “En el rojo to er mundo cojo” (aquí todos los que saltaban tenían que ir a la pata coja), “En el blanco to er mundo manco” (aquí todos los niños se hacían el cojo y el mano), “En el colorao to er mundo tuerto y jorobao” (aquí todos los niños se hacía el cojo, manco, tuerto y jorobao), “En el negro to er mundo güeno” (este salto se hacía los niños sin ningún defecto físico), “Más palante había un río”, “En el río cuatro bueyes”, “ ¿Donde están los bueyes¿”, “Por aquel monte han corrío” terminaban saltando por encima del caballito y salían corriendo, entonces el que hacía de caballito corría tras ellos y el primero que cogía se quedaba de caballito. /En la imagen, detalle de cuadro 'Juego de Niños' de Bruegel. Año 1560.
Estas retahílas de frases entrecomilladas, las recuerdo desde entonces; pero no tengo certeza de donde venían, ni  quien las inventó, he podido  comprobar que la jerga que se emplean en un juego parecido al que nos ocupa que se llama Candaje que se practica en la localidad pacense de Fuente del Maestre es parecido. En casi toda Extremadura y Canarias existe otras jergas que las hace ser interesante, al ser compararlas con las nuestras. /En la imagen, Aleluyas, Juegos de la Infancia. Madrid. s. XIX. Sección de Bellas Artes de la Biblioteca Nacional de Madrid. Viñetas 39 y 42.
EL CABALLITO.
Había otra forma de jugar “salto en búa”, el caballito que sabemos ya lo que significa (en otras parte de España le dicen el burro) convenientemente colocado en la línea de salida, el primero que saltaba que podemos definirlo como el coordinador, decía “Juanillo el mismo”, a continuación iban saltando todos los jugadores repitiendo la misma frase, seguía el coordinador: “quiere aprender un oficio”, seguían los demás; “que oficio le pondremos”, seguían los demás, “vente conmigo y te lo diremos” (en esta ocasión el coordinador se llevaba aparte al caballito y le de decía un determinado oficio que solo ellos conocían), los demás jugadores continuaban saltando diciendo cada uno un oficio distinto, el jugador que adivinara el oficio que caballito y coordinador habían convenido perdía se quedaba de caballito, era bonito esta modalidad.
Otra modalidad de este juego, la línea de salida igual que la anterior, el bordillo de la acera, el caballito se colocaba igualmente de la misma forma, y saltaban todos los niños por encima de éste, entonces el último que saltaba decía: “Múa” y el caballito daba un paso lateral hacia delante de forma que quedaba a un paso de la línea de salida, se comenzaba a saltar por encima del caballito hasta llegar al último que decía : “Múa”, y el caballito daba otro paso más de forma que cada se hacía más dificultoso saltar hasta que los saltadores se iban eliminando, ganaba el que conseguía saltar a más distancia de la línea de salida por encima del caballito.

Monumento “Juego del caballito” existente en la Plaza de la Iglesia de la Villa de Santa Brígida de Las Palmas de Gran Canaria. Existe una lápida con una leyenda que dice: “Homenaje a todos los niños que jugaron y seguirán jugando en esta plaza, uno de ellos fue Francisco Morales Pachón 1.998.
Creo que es oportuno en esta ocasión, dar a conocer en parte, la personalidad de Don Francisco Morales Padrón (q.e.p.d.), gran defensor de los juegos infantiles de su patria chica, Santa Brígida, precioso pueblo de Las Palmas de Gran Canaria que tuve la oportunidad de conocer hace unos días. Don Francisco como les decía, fue Catedrático de la Universidad de Sevilla,autor de numerosos libros sobre Sevilla y América, pregonero de la Semana Santa de Sevilla, etc y sin duda una de las personalidades de más prestigio en el conocimiento de la Historia de América.
Finalizo este trabajo sobre Juegos Infantiles en lo que denominábamos “Salto en búa”, como jugábamos en El Puerto en los años cincuenta del siglo pasado, haciendo alusión a una frase de Dostoieski: “No hay más precioso en la vida y para la vida que un buen recuerdo de la infancia”. (Texto: Francisco Bollullo Estepa).

			
		
		
		
	




No quiero terminar sin saludar a vuestras mujeres ‘las sufridas mujeres del músico’ que, además de guapas y simpáticas están mejor que nunca. Os necesitamos, tenéis todavía una capacidad de convocatoria que parra sí quisieran otros. No cambiéis, sois fenomenales personas y mejores músicos. Hasta siempre. (Texto: Pepe Arcas de los Reyes. Club Cocodrilo, ex Ever Play). P.D. Si no habéis asistido os lo habéis perdido.
En este Gran Puerto se han puesto los cimientos de muchas corrientes artísticas. Los gérmenes son mucho más interesantes que las etapas consolidadas. Así la poesía de Bécquer, tiene sus precedentes en la del portuense Angel María Dacarrete, o la de  Don Luis de Góngora en  la de Don Luis Carrillo, o el portuense Don Juan Francisco de Enciso Monzón despide aquí el barroco y se hace preneoclásico.
En este último año, el Padre Fray Luis Núñez de Prado, de la Orden de los Mínimos del Convento de la Victoria, predicó un sermón en la iglesia del Convento de San Agustín de esta Ciudad, "A las honras del nobilíssimo Caballero de buena memoria Don Luis Carrillo del Hábito de Santiago, Comendador de la Fuente del Maestre y Quatralbo de una Escuadra de Galeras de España...".
Estoy seguro de que nuestro Ayuntamiento, tan preocupado por las cosas culturales, habrá programado un Congreso, por el IV Centenario de la muerte de quien fue precursor del culteranismo, con los más grandes especialistas en la obra de Don Luis Carrillo como las Profesoras Rosa Navarro Durán, Fiorenza Randelli Romano y Angelina Costa Palacios, o con el Profesor Antonio Carreiras, y habrá aprobado ponerle una calle. Lo digo al revés para que ustedes me entiendan. Soy consciente de que predico en el desierto. Pues vale.
En cierta ocasión nos invitó a comer caracoles a su casa el cantaor José de los Reyes ‘el Negro’. Creo recordar que venían, entre los invitados, Miguel ‘el Gitano de Bronce’ y mi inolvidable amigo el guitarrista Robertito Ceballos. Cuando entramos en su cuarto, se habían escapados los caracoles, y estaban de paseo por la pared. ‘El Negro’ nos decía: «--Esperarse, que los caracoles se guisan muy pronto». Le tuvimos que convencer para que los cocinara otro día. (Texto: Antonio Cristo Ruiz).
Jean Laurent o Juan Laurent Minier (Garchizy, Nevers (Francia), 23 de julio de 1816 - Madrid, 24 de noviembre de 1886) fue uno de los más importantes fotógrafos que trabajaron en España en el siglo XIX. /Juan Laurent en La Ilustración Nacional, pag. 20 del número de 20 de enero de 1887.






Me dirijo hacia la impertérrita escultura que mira al mar en memoria de los marineros fallecidos o desaparecidos; quizá una de las más hermosas de la prolífica obra de Javier Tejada. Representa a un joven pescador que sujeta con sus manos a la espalda en actitud y gesto desafiante, con elegante pose de la taurina gaonera, en lugar de un capote de brega, los terminales de una red en la que se aprecia tenuemente la trama, la maroma y los corchos. A sus pies, sendos meros o corvinas que no acierto a definir.
Por el tiempo y la ignorancia olvidamos a personas  que marcaron en su época una  actividad artística en nuestra ciudad. Este es el caso de una estupenda cantaora y bailaora porteña, conocida como Rosa ‘la Chiva”. Trabajo me ha costado averiguar quién fue nuestra protagonista.
HABLAN DE ‘LA CHIVA’.
José de los Reyes ‘el Negro’: «--Rosa cantaba y bailaba, muy bien por fiesta». Pepa Campo: «--Era mayor que yo de edad, y una persona muy corta de genio, y estupenda cantaora y bailaora». Mi inolvidable amigo Ramón Orillo, me comentó: «--Yo no la escuché cantar, ni la vi bailar, pero mi abuela Antonia, ‘la Obispa’, decía de Rosa, que era un bicho cantando y bailando, por Luisa del Puerto, era muy humilde y rarita de carácter».  /En la imagen de la izquierda, José de los Reyes 'el Negro'.





El disco, tal y como lo describe su discográfica Foehn Records, "se puede entender como una suerte de biografía de lo monstruoso, que va desde los orígenes de la conciencia hasta la madurez de la persona y el artista que ha encontrado, al fin, los muebles que deben componer su mundo. Así, a pesar de que 'el mundo ya esté hecho', lo cierto es que no tenemos otro remedio que sobrellevarlo e inventar otro".