Estos dos ciudadanos afirman que la Oficina de la Farmacia Central lleva abierta más de 100 años. Perteneció a Blas Dorca y a Ernesto Jiménez Sancho, aunque yo siempre la he conocido como la Farmacia de Fernández Prada, la que está en la calle Luna arriba. Ignacio entró de mancebo hace 41 años, en 1967 y cuatro años más tarde, en 1971, Juan.
These two townspeople maintain that the Central Chemist’s Office has been open for more than 100 years. It belonged to Blas Dorca and Ernesto Jiménez Sancho, although I always knew it as Fernández Prada’s Chemist, the one at the top of calle Luna. Ignacio started working as a shop assistant there 41 years ago in 1967, and Juan started four years later, in 1971.
Juntos pueden contar la historia de las tribulaciones, en forma de enfermedad, que han aquejado a El Puerto en las últimas cuatro décadas. A El Puerto en su conjunto, que no de forma pormenorizada ya que eso pertenece al secreto profesional. Pero lpueden contarla con el sentido del humor que les caracteriza. Ya hay que tenerlo para que, después de tantas horas de pié escuchando problemas de males, siempre tengan dispuesta la sonrisa, la broma, la fina ironía sin ofender. Muchas veces es esa sonrisa cómplice, esa juego de palabra entre el cliente y uno de ellos, sorteando a la 'ropa menuda' que pueda estar en la Farmacia; otra escuchar y escuchar al viejecito su problema, interpretar la letra del médico y alargar la explicación que venga en un prospecto. Son, ciertamente, un referente de la sanidad en El Puerto y de la buena gente que, como Muñoz Seca, saben reírse hasta de su sombra. A las acepciones blancas de la palabra mancebo: "persona joven, o dependiente de Botica", se unen otras de menor fortuna, en las antípodas de nuestros dos protagonistas de hoy, tal y como nos explica el lexicógrafo Mariano Arnal:
EL MANCEBO
La palabra mancebo/manceba confirma la relación entre prostitución y esclavitud, ya en la época de la Grecia y Roma clásicas. A propósito de la palabra emancipación, mancipium era el protocolo de compra-venta por mancipación, y por extensión el objeto de la mancipación, por lo que significaba también "esclavo" y "prisionero de guerra". Y de esa palabra deriva el término "mancebo", que en masculino nació significando "esclavo", pero en femenino pasó en seguida a significar "mantenida", que es la misma palabra, con la única diferencia de que el verbo capere contenido en la palabra "manceba" hace referencia al principio de la relación, a la "captura"; mientras que el verbo tenere contenido en los términos "mantener", "mantenida" hace referencia a la continuidad de esa relación. El amancebamiento es, por tanto, el mantenimiento de una mujer en casa, no en calidad de esposa, que ésa es la prevista por las leyes, aquella en que la mujer tiene el mayor nivel de derechos; sino en calidad de "esclava", es decir simplemente para ser utilizada como una propiedad. El amancebamiento sería, por tanto, un atentado contra los derechos de la mujer. Mancebía era antiguamente el nombre usual de los burdeles, llamados también "casas de mancebía"; y "padre de la mancebía" al que regentaba el burdel.
Hay habrá sido día de Fiesta, doblemente, en casa de Milagros, --Pipi Gago Fornells--, para el resto de la humanidad y a quien tal y como se aprecia en la fotografía de aquí al lado (Autor: Dioni) , le encanta la Feria de El Puerto. Lleva el nombre de la Patrona de la Ciudad, pero lo gasta poco. Hoy es día de Fiesta en El Puerto y día festivo para Milagros-Pipi. Habrá quien se sorprenda al leer estas líneas, pero la periodista conocida como Pipi, afirmo, se llama Milagros.
Today must have been a double-celebration in Milagro’s house, known as ‘Pipi Gago Fornells to the rest of the world and who, as can be seen in the photo shown here (Photographer: Dioni), loves the Feria in El Puerto. She has the same name as the Patron Saint of the town, but it doesn’t get much wear. Today is a Bank Holiday in El Puerto and a celebratory day for Milagros-Pipi. Some of you will be surprised to read in this article that the journalist known as Pipi is actually called Milagros.
Un amplio currículum profesional le acompaña tras... tantos años de ejercerlo en diversos medios de todo tipo. Ella recuerda que, cuando estudiaba la carrera en Madrid, entrevistó a Miguel Boyer, flamante Ministro de Economía. Y yo recuerdo que, cuando la entrevisté en el año 2001, al preguntarle como conjugaba el río Guadalete -con olvido o sin él- ella contestó que “con desembocadura, siempre con la esperanza portuense de la desembocadura». Su hijo Pablo ha sacado la retranca y la simpatía de la madre. Milagros, ha ejercido el periodismo en Diario de Cádiz, El Periódico del Guadalete, fue directora de Radio Ubrique, llevó estóicamente, durante 11 años, el Gabinete de Prensa en el ayuntamiento portuense en la época en la que un esdrújulo, fue alcalde de El Puerto. Se marchó ¿por agotamiento? y estuvo durante un año de periodista de campaña con el Partido Popular. Luego con éste partido trabajó en el Gabinete de Prensa del ayuntamiento jerezano y con el PA y el PSOE, accedió a la dirección, en el ayuntamiento de Jerez, del gabinete de prensa del Área de Medio Ambiente, donde continúa. Y tiene blog, en el que publica sus artículos y otras curiosidades. Veamos ahora un relato de la efemérides de hoy: tiremos del túnel del tiempo...
1916. LA PATRONA ES CORONADA POR EL ARZOBISPO DE SEVILLA.
9 de septiembre. El arzobispo de Sevilla, Enrique Almaraz, colocaba ayer (hace 92 años), la corona de oro, labrada por las donaciones de los devotos portuenses, que lucirá a partir de ahora la Patrona, la Virgen de los Milagros. Es la primera imagen patronal de la provincia de Cádiz que recibe este rango. En esta jornada festiva también ha abierto sus puertas el remozado Hospital Municipal de San Juan de Dios. La festividad arrancaba a las ocho de la mañana con una ceremonia en la iglesia de los Jesuitas que a su término dio paso a la celebración matinal en la Prioral, previa a la Coronación. Entre los asistentes en primera fila se encontraba el teniente de alcalde de Sevilla, Antonio Plaza, en representación de la capital de la Archidiócesis a la que pertenece El Puerto desde prácticamente su fundación, así como el actual gobernador civil de la provincia José Sánchez Anido o el vicecónsul de Inglaterra en Andalucía, Roberto Pitman.
En la abundante representación religiosa figuraban, entre otros, el obispo de Badajoz, el de Fessea y el de la localidad mexicana de San Luís de Potosí, muy vinculada a la ciudad. De hecho, el valioso retablo de plata que luce la Iglesia Mayor procede de las minas de esta población. La Corporación Municipal accedió bajo mazas al primer templo portuense, en una ceremonia con gran pompa, entre quienes figuraban el primer teniente de alcalde, Emeterio Martínez, quien horas antes había señalado a este periódico la felicidad «que irradiaba la ciudad» ante una jornada tan festiva, sin perder «la mirada solidaria a la tragedia que sucede en Europa con motivo de la Gran Guerra». Hubo oraciones como cada día en pro de la paz entre las naciones vecinas. La capilla musical que armonizó la eucaristía iba a estar a cargo del maestro Javier Caballero, en una brillante intervención que se sucedió a lo largo de las más de dos horas que duró el solemne evento.
A las diez de la mañana se iniciaba la misa mientras hervía de personal la Plaza de la Iglesia rotulada oficialmente en honor de Alfonso XII. Pasadas las doce del mediodía fue llevada la Virgen de los Milagros, en su paso de plata hasta el centro de la plaza, donde el Cardenal Almaraz pronunció un Te Deum antes de imponer la corona tanto al Niño como a la venerada Patrona de los portuenses, entre aplausos de los presentes.Al término de la ceremonia se celebró un almuerzo en el Palacio Municipal de la Plaza de Peral. A las siete de la tarde la fiesta religiosa daba paso a la procesión con la imagen coronada por las calles de la ciudad. El itinerario fue por la Plaza de la Iglesia, San Juan, Cánovas, Castelar, Peral, Larga, Luna y una vibrante recogida sobre las diez de la noche. En esta jornada los portuenses también acudieron a la capilla del Hospital a agradecer la apertura de las nuevas instalaciones de San Juan de Dios.
(Suplemento extraordinario de Diario de Cádiz: 725 Años de Historia. Pg. 22. 16 de diciembre de 2006. Noticia de ficción basada en hechos reales, por Francisco A. Gallardo).
Junta de Damas de la Coronación Canónica de la Patrona, tomada el 8 de Septiembre de 1916 en la Plaza de la Iglesia. 1. Elisa Vázquez, Condesa de Osborne. 2. Milagros Gómez de Cuesta. 3. Joaquina Heras de Piury. 4. Dolores Aldaz Toro. 5. Francisca Martínez de Pinillo de Benjumeda. 6. Angela Terry de Pico. 7. María Sancho del Cuvillo. 8. Encarna Martel y Gutiérrrez. 9. Nicolasa Coma de Jiménez. 10. María Antonia Sancho de Morante. 11. Mercedes Peñasco García. No había nadie sentada, como se ve, del pueblo llano. Eran otros tiempos. (Foto: Colección V. González Lechuga).
Procesión de la Patrona, con el clero y la tropa de monaguillos inmediatamente delante del paso. La imagen luce ya la corona. La foto está tomada, probablemente a finales de la década de los 20 del siglo pasado, en el recorrido por la calle Palacios, esquina con Larga.
La calle, con sus adoquines, como debe ser en una Ciudad tan elegante como El Puerto. (Foto: Colección V. González Lechuga).
10 Años de Ayuntamientos Democráticos. Concejales electos: 1979-1989
La fotografía tiene 19 años: abril de 1989. Es el X aniversario de los Ayuntamientos Democráticos. El alcalde de la Ciudad, es el socialista Juan Manuel Torres Ramírez. El acto fue organizado en el Castillo de San Marcos.
This photograph is 19 years old, from April 1989. It’s the tenth anniversary of the Democratic Town Councils. The Puerto’s Mayor is the socialist Juan Manuel Torres Ramírez. The event was held in San Marcos Castle.
La foto tiene la siguiente composición: Primera fila, de izquierda a derecha: Carlos Campoy López (UCD); Manuel Rodríguez, (PCA, PSOE); Antonio Ariza (UCD); Manuel Espinar Galán (PCA, PSOE); José Valiente Moreno, (PSOE) José Antonio de Castro Cortegana (IU); Francisco Arníz Sanz (AP-PP, Mixto). Segunda fila: Antonio Nogués Ropero (UCD, AP-PP); Aniceto Cumbreras (PSA) María Ángeles Fernández Cortabarría (PSOE), José María Simón Castilla (PSA); Francisco Corbacho (PSOE); Juan Vicente Sucino Rico (PSOE). Tercera fila: Pedro Alamillos Ortega (PSOE, IP, PSA): Luis Suárez Avila (AP-PP); Aurelio Sánchez Ramos (AP-PP); Manuel Moreno Romero (AP-PP); Teófila Martínez Sáiz (AP-PP); Manuel Pérez Blanco (AP-PP); Ana María Alonso Lorente (PCA, Mixto); Ana Perea España (PCA, Mixto); José Luis Romero Pacheco (PSOE) Enrique Bartolomé López (UCD, CDS, PSA); Tercera fila: Hernán Díaz Cortés (AP-PP-IP); José Luis Poullet (UCD); Manuel Pacheco Albalate (UCD); Enrique Miranda (UCD); Carlos de la Flor Morales (PSOE); Rafael Contreras de Oliveras (PSOE); Miguel Cirera (PSOE); Rosario Sánchez (PSOE); Ana María Fernández (PSOE) Antonio Sánchez González (PSOE). Última fila y apelotonados: José Luis Albert Alonso (UCD); Juan Vaca Ramos (PP, Mixto); Manuel García Campos (CDS); Mario Peluffo Rojas (PCA); Pedro López Fernández (PCA); Rafael Gómez Ojeda, alcalde que fue comunista, casi oculto (PCA-IU); José Serrano (PCA); José Antonio Hernández (PP, Mixto); Vda. de Blandino, (concejal que fue del PSA); Ramiro Cerezo Magán (AP-PP); Juan Manuel Torres Ramírez (PSOE); a continuación la hija del último alcalde republicano que tuvo El Puerto y que fue pasado por un pelotón de fusilamiento; Indalecio Rábago Vega (PP); Antonio Álvarez Herrera, primer alcalde del actual periodo constitucinal, merced al pacto de las izquierdas (PCA-GI-PSOE); Miguel Marroquín Travieso (PCA-PSOE); Francisco Sánchez Gatica (PSOE); Antonio Muñoz Cuenca (PSA); detrás Rafael Varela Rey (PSOE); Miguel de Santiago, casi oculto (PCA); delante de éste, Rafael Solo de Zaldívar y Ducasse (PSOE) y Victor de Unzueta Gabiola (UCD).
No se conocía lo que era el Grupo de No Adscritos, entonces era el mixto, y la figura del tránsfuga no existía, ni jurídica ni políticamente, de forma oficial. Se puede observar la evolución de alguno de los munícipes que pasan de un partido a otro (igual que en la actualidad): alguno hace hasta tres cambios; o como algunos partidos han cambiado de denominación.
El nombre de Ultramarinos le viene que ni pintado a esta tienda de víveres y artículos de primera necesidad. Solo escuchar su nombre, la imaginación del parroquiano vuela hacia lugares exósticos: Bacalao de Islandia o de las Islas Feroe, dátiles de Turquía, carne enlatada de Argentina, pistachos de Irán, Té de la India y hasta falso te Rooibos africano sin teína. Buenos vinos finos y amontillados y olorosos de más de 25 años. Carta de botellas de Agua. Y así un sinfín de delicatessen, como el premiado Queso Payoyo, conservas de los lugares más remotos, barricas de arenques o Gallina guisada en embutido, por encargo. Pregunten en el establecimiento que seguro tienen una sorpresa gastronómica en el mostrador o detrás, en las estanterías de madera, las barras para los embutidos, los cajones para la legumbre, o los tarros de caramelos.
Corner shop is a very appropriate name for this store which sells all sorts of products and everyday supplies. From glancing at just one shelf the local customer’s imagination wanders to exotic places: Cod from Iceand or from the Faroe Islands; dates from Turkey; tinned meat from Argentina; pistachios from Iran; tea from India and even fake caffeine-free African Rooibos tea; good dry, amontillado and oloroso sherries over 25 years old and a list of bottled waters. There is also a never ending list of delicatessen products, such as the prize winning Payoyo cheese, tinned food from remote places, huge tins of herrings or cold stewed chicken, made to order. Enquire in this establishment and I’m sure they’ll have a gastronomic surprise or two on the counter or behind, on the wooden shelves, on the hooks from which the cut meats are hung, in the drawers of pulses, or in the sweet jars.
Más allá, en el interior, tienen un reservado para tomar la copita y la tapa en papel de estraza o encerado: la Trastienda que, en el pasado, llegaron a alojar hasta a cuatro dependientes. En tiempos pretéritos, las tiendas de Ultramarinos tenían una parte que era bar, separada por una división de madera, de la tienda, para despachar los domingos solo bebidas y cumplir con el precepto del descanso festivo. Y para que hombres y mujeres no se juntaran en la tienda, en pacatas épocas donde se evitaba la más mínima promiscuidad.
En la fotografía superior, Concha y Ángelita Ruíz Fernández, en la tienda situada en la esquina de las calles San Bartolomé y Luna; falta Alfonso que está de viaje por la Montaña. ¡Que tardes aquellas en las que se olía el tueste del café, labor a cargo de su padre o su abuelo. Precisamente su abuelo, Antonio Ruíz de la Canal, montañés o jándalo, un chicuco natural de Caviedes (Valdáliga) fue quien, por circunstancias de la vida, abandonó el hogar familiar y la casona para empezar una nueva vida en la otra punta de España: en 1912 se hizo cargo de La Giralda, aunque la tienda ya venía funcionando desde el siglo XIX: en 1869 era propiedad de un cántabro llamado Ezequiel Díaz Pérez y la familia de Muñoz Terán, natural de Cabuérniga, lo traspasó al abuelo de Concha, Angelita y Alfonso. Hace unos años que el Centro Municipal de Patrimonio Histórico del ayuntamiento portuense les ha distinguido con un Diploma por mantener el establecimiento con tan buen gusto, sin perder la solera que siempre ha tenido. Y parece que se mantendrá este monumento al buen gusto -gastronómico y de conservación del inmueble- tal y como se aprecia en el impecable aspecto de organización y limpieza que muestra y que mantiene la nueva generación de propietarios con esta vetusta tienda de comestibles.
En épocas pretéritas de penuria económica, como la posguerra, supieron fiar en las tiendas. Los clientes llevaban lo necesario cada mañana y, a final de mes, liquidaban lo prestado. «No se quedaba ninguna casa sin comer. Por eso los porteños, a los montañeses, nos aprecian bastante».
Muchos establecimientos de estas características han ido desapareciendo, bien porque no llegan nuevas generaciones de chicucos procedentes de la tierruca, bien porque los hijos de éstos se independizan de la esclava profesión del mostrador. El caso es que ya quedan como reliquias en el tiempo, frente a la globalización y las grandes superficies.
EL CHICUCO. «Llegaban desde Santander con lo puesto. Normalmente, para trabajar y aprender el oficio en la tienda de un familiar o vecino del pueblo, previo acuerdo entre éste y su padre. Con arreglo a este trato, el padre enviaba al niño a Cádiz o El Puerto y el receptor se comprometía tanto a alojarlo y mantenerlo, como a encaminarlo en el oficio.
Así, las familias se desprendían de uno de los hijos, no tanto con el fin de suprimir una carga en el hogar -una boca menos que alimentar-, como de abrirle oportunidades y solucionarle el porvenir a un hijo. Y de este modo, el pequeño dejaba los verdes prados de Cantabria, sus barros y sus lluvias, para probar fortuna al sol de la Bahía de Cádiz.
Aquellos niños de trece, catorce o quince años de edad llegados a El Puerto para hacer recados y atender los mandados, no tardaban en ascender en el escalafón. Pasaban de recadistas a dependientes, más tarde a encargados y, finalmente, a dueños del negocio, hasta la jubilación. Era entonces cuando se lo transmitían a algún descendiente o, en muchos casos, a alguno de los empleados a quienes, en otro tiempo, habían traído desde Cantabria como chicucos.
Así funciobana la cadena. No todos lograron recorrer la totalidad de los peldaños, pero sí un elevado porcentaje de quienes lo intentaron. Y así, de este modo, se produjo la llegada de cientos y cientos de personas a lo largo del tiempo, hasta los años cincuenta o sesenta del siglo pasado». (La Voz de Cádiz).
La fotografía, de la década de 1940, podemos ver la calle Luna, y la puerta de La Giralda. A continuación, por la puerta principal del edificio -la Casa de los Sancho- se accedía, en la primera planta al Colegio de Infantil de La Divina Pastora, por donde muchos portuenses pasamos y, que se sepa, dos alcaldes recientes de la Ciudad, los Sres. Díaz Cortés y Gago García. Allí ejercieron Doña Francisca González Sousa y Doña Lola Sancho. A continuación se encontraba la Barbería de "Pichilín" y , frente a la Farmacia de Fernández-Prada, 'El Único' tienda de Vinos Finos, abierto entre 1920 y 1974. El nombre lo tomó del Oloroso del mismo nombre, de la Bodega de Hermanos Sancho (fundada en 1812) y que se anunciaba como 'especial para los enfermos'. Luego, a finales del siglo pasado se instalaría en esa misma tienda la Cuchillería Navarro. Un poco más arriba la tienda de moda 'Lolita y Serafina. (La Foto es de la colección de Vicente González Lechuga).
Existe una historia oficial, asumida por todos desde el colegio, acerca del viaje emprendido por Cristobal Colon en 1492 desde el puerto de Palos y que lo llevó a América. Pero para un notable investigador de la UCA (Universidad de Cadiz) el relato tenía demasiadas contradicciones como para ser considerado del todo veraz. Luis Miguel Coín Cuenca, profesor de historia de la Marina de la Escuela Superior de la Marina Mercante de Cadiz, y marino experimentado, está plenamente convencido de que Colon sabía bien hacia donde se dirigía con sus tres carabelas cuando zarpó hacia el Atlántico, enfilando primero a las islas Canarias.
El Profesor Coín Cuenca comprobó,haciendo el mismo el viaje en 1990, en una carabela idéntica a La Niña, construida en los astilleros de Barbate y financiada por el Patronato para la conmemoración del V Centenario dependiente de la Diputación de Cádiz, que la ruta no pudo habe sido la que se conoce oficialmente.
Por otro lado, el hecho de que Colon estuviera tan decidido a emprender el viaje, de la manera como lo hizo, mueve a pensar que no se tratara de una corazonada, sino que el navegante poseía datos de alguien que había realizado la travesía por esa ruta antes que él. Cesar Cantú, afirma que el “marinero anónimo” que le dio esos datos, pudo haberlo hecho aquí, en El Puerto.
La historia esta descrita en el libro "Por la ruta de Colon. El viaje cambio el Mundo". La travesía de la nueva carabela La Niña, fue filmado por un equipo de camarógrafos británicos y el material lo adquirieron la BBC de Londres y la NBC de Estados Unidos. Curiosamente ninguna televisión ni productora española. Y es que Coín tuvo que luchar lo suyo para llevar adelante su empeño.
En la fotografía, Pepín Sevilla Gutiérrez, enrolado como marinero profesional, con algunas funciones de cocina, en el viaje que realizó en 1990 el Profesor Coín Cuenca hasta América; la tripulación estuvo formada por alumnos de la Facultad de Ciencias del Mar y algunos marineros profesionales como el caso de nuestro paisano. Pepín cuenta, a quien quiere escucharlo, multitud de anécdotas de este histórico viaje, que reprodujo el que, según el cátedro de la UCA, fue el verdadero Viaje de Colón a América.
In this photograph, Pepín Sevilla Gutiérrez, recruited as a professional sailor, with a few other duties in the kitchen, on the journey made by Professor Coín Cuenca in 1990 to America. The crew was formed by students from the Department of Marine Sciences and some professional sailors, as is the case with our fellow portuense. Pepín tells anyone who’ll listen hours of anecdotes about this historic trip, which traced the actual voyage that, according to the Professor at the University of Cádiz, Columbus made to America.
La réplica de la Carabela realizó viajes turísticos por el litoral portuese en el verano de 1997 y actualmente se encuentra varada en una rotonda, la del muelle comercial, frente al Centro Comercial Bahía Mar.
«Esquina de Palacios con Nevería continúa abierto el Bar Apolo, establecimiento que ya en 1826, cuando era de Juan Ladrón, se llamaba Café de Apolo (como el gaditano que existió en la Plaza de San Antonio, célebre durante los años de las Cortes). En 1874 lo llevaba Ceferino González, en 1889 José Molleda Colosía, en 1894 Severiano Díaz Dosal..., hasta que en junio de 1907, tras reformar el local, lo reabrió el montañés, de Polanco, Antonio Ortega Cuesta, entonces dueño, en la Plaza de la Pescadería, de La Lucha.
Siguió al frente del negocio hasta el 15 de julio de 1934, cuando lo traspasó -Antigua de Apolo lo llamaban entonces- a Cándido García Vila. Este especializó el local en tapas variadas, marisco fresco del día, menudo a la andaluza y, sobre todo, pescado frito, para lo que abrió al lado una freiduría, que hoy sigue abierta; de las pocas -parece mentira- que existen en El Puerto.
A Cándido le sucedió en la dirección del Apolo, en 1939, Tomás Helvant. Mediada la década de 1940 pasó a manos de Ramiro Gómez Bernáldez, al tiempo que José Leira se hizo cargo del freidor. El 20 de junio de 1959, Ramiro inauguró enfrente, también esquina Palacios con Nevería, en el solar que hasta comienzo de los 40 ocupó la Capilla de la Sangre, una cervecería bar, La Mina, cerrada a finales de los 70.» Todo esto nos lo cuenta Enrique Pérez Fernández, en su libro “Tabernas y Bares con Solera.
En La Mina trabajó desde 1968 Juan Rodríguez Verano, quien a partir de 1981 se hizo cargo del Bar Apolo, que continúa regentando, en la actualidad, con su hijo Juan Diego Benítez Maestro, los cuales aparecen en la foto a color. Es popularísima su "tortilla a la gallega", que preparan desde siempre y para la que tienen encargos de muchas familias y reuniones de El Puerto. Y de gente muy principal.
Juan Rodríguez Verano worked in La Mina from 1968, and from 1981 took over Bar Apolo, which he still runs with his son Juan Diego Benítez Maestro (both in the colour photo). His ‘Galician Omelette’, which has been on the menu right from the start, is very popular and they have orders from many families and important people for numerous celebrations in El Puerto.
La Tienda de Apolo hacia 1920, en tiempos de Antonio Ortega. Al fondo la cocina, el espacio que hoy ocupa el no menos popular Freidor Apolo, regentado por el gallego aportuensado, José Luis. (La foto pertenece a la colección de J.J. López Amador).
Esta foto, está fechada en la década de los sesenta del siglo pasado, cuando el Bar Apolo pertenecía a Ramiro Gómez Bernáldez, posiblemente en la fotografía, con traje de calle. Después de este aspecto, el Bar Cervecería Apolo ha sufrido diversas reformas, algunas de la mano de su actual propietario Juan Benítez Verano. (Foto Colección V. González Lechuga).
Una inmobiliaria comercia, además de con suelos y plusvalías, con espejos y especulaciones, comercia digo con espacios vividos o espacios por vivir. Lugares donde nacieron, amaron, se apasionaron, se desilusionarion o murieron hombres y mujeres, como hace... tantos años. Una inmobiliaria es un intermedio hoy desacelereado por la crisis, pero recurrente para albergar ilusiones y proyectos de vida o de negocios.
Ese es el negocio de Esperanza Jiménez Ruíz y su hermano José Luis. En la calle Luna casi esquina con Larga. Hace muchos años: más de 30, allí se encontraba la Papelería Jiménez. Hoy una inmobiliaria alterna suelos con unifamiliares, fincas con promociones y parcelas, en una antología de bienes inmuebles, de espacios a cubierto, de refugios para nuevos proyectos. Es una antología habitacional.
This is Esperanza Jiménez Ruíz and her brother José Luis’ business, almost on the corner of calle Luna and calle Larga. Many years ago, more than 30, Jiménez Stationers had the lease, today, an Estate Agent occupies the premises which offers land or houses, developments or plots of land, a whole variety of properties: from houses and flats to land for new projects. They have a very varied property collection.
Interesante lo que escribe Juan Planas sobre las antologías y las casas: «Una antología es un lugar concurrido. La definición nos vale aunque nos haga sonreír. O quizá nos valga por eso, porque nos adentra, con una sonrisa expectante, en un lugar de encuentro, en una cohabitación pacífica, en un museo de imágenes, en un caleidoscópico de metáforas con una única visión al fondo, la casa de cada cual o la casa de todos, la casa tomada por el poema, la casa ingrávida que sólo es lenguaje o recuerdos o aluvión de anécdotas o juego surreal de ironías y paradojas.
Todos padecemos -bien que unos más que otros- un desahucio y también un destierro. La casa, pues, es, a veces, el origen y a veces, el destino final. O ambas cosas o ninguna y siempre el lugar de tránsito, de transición, de pensamiento en diferido, de iniciación a la escritura, a la interpretación del mundo y el consiguiente desvelo. La casa es un laberinto repleto de pasillos y espejos, de cuadros y perfumes, de caricias perdidas, de risas espectrales, como de infancia imposible o vejez que se aproxima. La casa es sólo tiempo y palabras. Espacio saturado.» (En la imagen de la izquierda, Esperanza y su hermano Humberto, de pequeñitos).
"La fuente de todo delito se encuentra en algún defecto del entendimiento, en algún error del raciocinio o en algún impulso repentino de las pasiones." Thomas Hobbes.
Desde que Pedro Pacheco, exalcalde de Jerez, pronunciara la frase que le hizo famoso: ‘la justicia es un cachondeo’, ha llovido. Ha llovido y parece que pocas cosas han cambiado en cuanto a administrar la justicia se refiere: escaso aumento de medios, algunas leyes nuevas, juicios rápidos, el jurado y… poco más. El modelo europeo de justicia que nos otorgamos con la Constitución de 1978, con la separación de poderes; el sometimiento a la Constitución, que no es sino lo que los jueces dicen que es; el desconcertante nombramiento de determinados altos jueces pactado por los partidos en el Parlamento; el oficio auxiliar que prestan las administraciones central y autonómica, cada una de una manera; el concepto tan particular que cada juez tiene a la hora de administrar la justicia, ya sea como poder o servicio, forman un complicado entramado que un ciudadano de a pié no logra entender, pero que, como en todo, quien es hábil es rápido a la hora de sacar beneficios, mientras el común de los mortales se pierde en este piélago que es la justicia. Y el lector avisado, sabrá entenderme. Quizás el ‘poco más’, el avance al que me refería más arriba no sea tan poco, si nos estamos refiriendo a la aparición de algunos jueces que, en cuanto se aprestan a ponerle el cascabel al gato – a cumplir con su obligación- se les etiqueta como ‘jueces estrella’. El apelativo, descalificador, por quienes lo utilizan -¿envidias, celos, exintocables?- viene dado por el altavoz que suponen los medios de comunicación, cuando dan publicidad a las causas que instruyen estos magistrados, pero lo cierto es que no los usan. En nuestra Ciudad, tenemos la suerte de tener en los juzgados a un magistrado al que, algunos, califican como ‘juez estrella’ o ‘el Garzón de El Puerto’: Miguel Ángel López Marchena. Y es que el juez del número 3 se mete hasta en los charcos; no deja pasar una; no se quita de en medio complicadas competencias derivándolas a terceros; le preocupa su trabajo y, al parecer, tiene muy claro que su cometido es un servicio público con una fuerte trascendencia social, más que un poder distante y lejano. Ahí está, instruyendo casos de narcotráfico de gran calado, jugándose el tipo, defendiendo los derechos de todos, y persiguiendo la droga desde El Puerto a la provincia. Con dos cojones. Y es que este juez, que posee como todos un inmenso poder, a pesar de eso no deja de invocar a la justicia con sus, socialmente comprometidos, procedimientos.
En la fotografía Miguel Ángel López Marchena, un juez cercano, en un bar de la Avda. Micaela Aramburu este verano. Marchena ha renunciado a seguir el camino de tantos y tantos jueces que tenían a El Puerto como un lugar de paso, y se ha establecido aquí desde hace años, llegando a ser el Juez Decano de la Ciudad. Aunque nacido en Córdoba, es otro portuense de adopción que entiende que se es de donde se pace y no de donde se nace.
Shown in the photograph is Miguel Ángel López Marchena, a very approachable judge, in a bar on Avda. Micaela Aramburu this summer. Marchena has opted not to follow in the footsteps of many other judges who used El Puerto as their playground; he settled here years ago, becoming El Puerto’s Senior Judge. Although he was born Cordoba, he’s another adopted portuense who understands that it’s not where you come from that counts, but where you settle down.
El Castillo de la Pólvora, batería de La Laja o vulgarmente Castillito, son las denominaciones que recibe una de las defensas de la Edad Moderna, que formaban el cordón defensivo costero de El Puerto, contruidas todas ellas con motivo de las irrupciones violentas de piratas, turcos y berberiscos, así como de corsarios holandeses y británicos, y que dejaron de utilizarse de forma efectiva a comienzos del siglo XIX. La batería de La Laja como estructura defensiva se considera (BIC) Bien de Interés Cultural, en función de la disposición adicional segunda de la Ley 16/85, del Patrimonio Histórico Español, hoy convertido en bar restaurante de playa.
En la fotografía, María Garrido, a sus 73 años supervisa y coordina las tareas en los fogones de El Castillito, bar-chiringuito en la Puntilla, playa eminentemente del pueblo. Emigrante a Francia, cuando volvió se hizo cargo del Castillito que hoy regena su yerno, Juan Guerrero, con miembros de la familia y empleo ocasional de verano.
In this photograph, María Garrido, at 73, supervises and coordinates the kitchen in El Castillito, bar/chiringuito in La Puntilla, a beach emblematic of El Puerto. She emigrated to France and on her return she took over at Castillito which today is run by her son-in-law, Juan Guerrero, who is helped out by other members of the family and seasonal workers in the summer.
María ha dado numerosos hijos y nietos a los negocios de turismo y hostelería; su familia regentaba, con su pariente Ismael, el popular Salón-Baile de “Jalisco” en la calle Santa Clara. El Castillito se llena de día turistas y lugareños; con la noche, la gente bien de Vistahermosa. Desde que el buen tiempo alcanza al Castillito, hasta su ocaso otoñal, permanece abierto todos los días. En invierno solo los fines de semana, para esparcimiento de las familias completas que acuden al figón. El gran eucalipto que lo apuntala, a un lado, es seña de identidad del baluarte reconvertido en bar, plasmado en miles de fotos y cientos de lienzos y acuarelas. También algunos escritores, como Alberti o Suárez, han dejado referencias al Castillito:
«Cada día me gustaban menos los libros, estudiar. En clase, y durante varias semanas, me pasé llenándoles los márgenes blancos de pequeños Balvaneras, seguidos melancólicamente por una abierta V de gaviotas. Las rabonas aumentaron. Mientras que en casa, después de la fingida vuelta del colegio, me dedicaba a copiar exactamente el anuncio del barco, en la playa y por la orilla del Guadalete iba llenando las hojas de un cuaderno con acuarelas y dibujos de paisajes marítimos, levantando generalmente al fondo de ellos la relumbrante sal de las salinas, petrificada en pirámides, los castillos de Santa Catalina y de la Pólvora, sin faltar nunca Cádiz, diluido entre mástiles y brumas de chimeneas.» Rafael Alberti Merello. La Arboleda Perdida. Pg. 74
«Castillito, ¡quien le fuera!
¡Castillito de la pólvora;
lejos, allá en la bahía
de mi infancia marinera! Rafael Alberti Merello. El Alba del Alhelí. Pg. 241
El Castillito, visto desde la playa de La Puntilla.
«Entraban los Merello, a recogernos a mi padre y a nosotros para ir de excursión a la playa, por el Camino de los Enamorados, entre tunas, pitas, espinos aromos, vinagreras, tomatitos del diablo... para acabar pintando acuarelas o haciendo apuntes a lápiz del Castillo de la Pólvora o de los arrieros que, con sus recuas, cargaban arena para la fábrica de botellas.» Luís Suárez Ávila. “Consecuencias y secuelas de los buenos principios: el neopopularismo en Rafael Alberti”. Culturas Populares. Revista Electrónica 4 (enero-junio 2007).
Los amigos de Casa Lucas en el homenaje a José Poquet
La Peña Casa Lucas, que toma el nombre de un bar existente en la calle Larga desde finales del siglo XIX hasta la década de 1970, justo donde hoy está ubicada la Copistería HIVA, organizó un homenaje en el Restaurante “El Resbaladero” a José Poquet, conocido armador al que llamaban “Tio Pé”.
The ‘Casa Lucas’ Club, who took their name from a bar in calle Larga that was open from the end of the 19th century until the 1970s, right where the Stationers HIVA is located, organised a tribute to José Poquet, a well-known ship-owner who was known as "Tio Pé", in the restaurant "El Resbaladero"
José Poquet Cabrera, natural de Calpe, era Presidente del Pósito de Pescadores en los años 1934-1941, lo que hoy sería la Cofradía de Pescadores, concejal del Ayuntamiento de El Puerto desde el 3 de febrero de 1952 al 21 de mayo de 1958 y Diputado en Cortes en la legislatura 1943-1946 por el grupo de Representación Sindical. La foto está fechada el 27 de diciembre de 1956, con motivo del 25 aniversario de la vecindad. de Tio Pé en El Puerto. Vicente González, amante de la fotografía y poseedor de una gran colección de imágenes de El Puerto, identifica así la fotografía, con algunas correcciones que hemos efectuado:
Fachada Casa Lucas (Foto Colección V.G.L.)
En la fotograía primera, la de arriba: de izquierda a derecha: Eduardo Cossi Aboza, Juan Puyana (natural de Rota y mancebo de la farmacia de José A. Fernández Prada), Jacinto Cossi, detrás de pié Rafael Vélez (Falu), Antonio Gálvez Torres (tenía una tonelería en la calle Pagador), a su lado semiescondido, Antonio de la Torre (maestro nacional con un centro escolar que lleva su nombre), Matías Ayuso (Practicante), Francisco García Máiquez (bancario y muy aficionado a la pesca), Antoñito Castilla (empleado de la Imprenta Pérez Pastor), detrás Francisco Lara Izquierdo (empleado de Aguas), Francisco Rascón, sentado Paco Máiquez, José Lucas Morillo León (Delegado de Sucursal de la Caja de Ahorros de Cádiz y actor de teatro aficionado), Manuel Lojo Espinosa (Director de la Agencia del Instituto Nacional de Previsión y concejal del ayuntamiento portuense a finales de los sesenta y principio de los setenta del siglo pasado), de pié Javier Fernández Prada, (agente de seguros) el homenajeado José Poquet Cabrera, detrás un poco escondido el pintor Juan Lara Izquierdo, a la sazón funcionario de la Ayudantía de Marina, no sabemos quien pasa la mano a “Tio Pé”, pero si que a su lado, en el centro de un grupito está el funcionario municipal Manuel García Sánchez, padre del que fuera concejal Manuel García Campos, Federico Jiménez, Daniel Rascón, José Muñoz Carrera, Manuel Nieto (empleado de Ferrocarriles Epañoles), Manuel Camacho Cala (capataz de Osborne), a la derecha, al fondo, Juanito Salas Martínez, Ignacio Pérez Garcés, Cayetano Vélez, Fernando Torrent (empresario fabricante de tapones) sentado en el vértice de la mesa, entre otros que no se reconocen, uno de ellos es José Brión.
El desaparecido recientemente Manolo Lojo, secretario emérito y perpetuo de la Peña, publicó en 2002 un volúmen con el título de “Casa Lucas”, donde cuenta anécdotas, relaciona actividades y detalla correrías de los tertulianos de aquella bendita y todavía añorada institución de la ingesta vínica:
«En pleno centro de esta maravilloso Puerto, muy cerca del cruce de la calle Larga y Luna, conocido por «Las Cuatro Esquinas», donde se desarrollaba la vida activa de la ciudad, tanto comercial como administrativa, festiva o sentimental, era además lugar de paseo nocturno especialmente en festivos y domingo, en la finca señalada con el número ciento diez, en su planta baja, estuvo situada la tienda conocida por «Casa Lucas» [...] «Ocupaban todo el frente de este clásico despacho un envejecido mostrador y tras el mismo, sobre un llamado caballete cinco hermosas medias botas de roble americano y un barrilito de dos arrobas para el vino dulce. Las medias contenían el vino de El Puerto. Siempre de las bodegas Osborne y Cª y en un principio fueron el “Amontillado X”, conocido por el “Nº 10”, luego el llamado “El Caballo” y últimamente el “Fino Menesteo”. Los vasitos en los que se servía el vino, de los llamados “chica” y “chico”, se llenaban directamente del barril, estando cada uno provisto de su correspondiente canilla.»
Antes de la foto de Grupo, ya se estaban preparando ante el objetivo...
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