Juan Carlos Mateos Fajardo es un agricultor portuense, cuya principal afición es se la caza con halcones y otras aves rapaces para capturar sus presas. La cetrería es la técnica relacionada con la cría, el amaestramiento y el cuidado de las aves para la caza de volatería. Y también hoy, ser cetrero consiste en mostrar y divulgar las habilidades de estas aves que, domesticadas, llaman la atención de cuantos se acercan a ellas.
Juan Carlos, de lunes a sábado, entre las 10 de la mañana y las 2 de la tarde se aposta delante de una de los lienzos de las murallas del Castillo de San Marcos, y allí hace que los humanos nos relacionemos con águilas, azores, cernícalos, halcones, mochuelos, … algunos criados en cautividad por él y otros fruto de intercambios con el cetrero arcense Mulero o por diferentes adquisiciones. /En la imagen, Juan Carlos con un azor.
Quien le iba a decir a Juan Carlos, hace 7 años cuando consiguió su primer Águila Harris, ‘Lolo’ que acabaría formando un criadero de aves rapaces, donde diferentes parejas han reproducido sus propios pollos que hoy evolucionan señoriales, como los Reyes del Cielo que son, de la plaza de Alfonso X el Sabio.
Conrado el Joven ‘Conradino’ halconero alemán contemporáneo de Alfonso X ‘el Sabio’. Códice Manesse.
Decía el Rey Sabio, fundador de la Muy Noble y Muy Leal Ciudad del Gran Puerto de Santa María, en sus célebres Cantigas, que la cetrería «e dos viços do mondo un dos mayores» (c. 366, v. 23) o sea, “la caza es uno de los mayores vicios del mundo”. A este tema dedicó el rey Sabio varias de sus cantigas (nº 44, 67, 142, 232, 243, 353 y 366). El rey castellano escribió o mandó hacer un tratado de cetrería. Y ahora 734 años después de que El Puerto recibiera su Carta Puebla alfonsí, Juan Carlos Mateos lo homenajea haciendo evolucionar sus aves delante de las murallas del Castillo - Iglesia - Fortaleza que lo recuerda, en la plaza de su nombre.
Juan Carlos, con 'Lolo' un águila Harris, delante de un grupo de turistas francófonos.
El cetrero portuense, acostumbrado a la siembra de cereales, algodón y remolacha en el campo que trabaja en propiedad con su padre en el pago de Winthuyssen, se siente feliz con las rapaces que a diario se relacionan con multitud de turistas y curiosos. Muchos de los que se acercan a la esquina de las calles Bajada del Castillo con Cañas, debajo de la capillita blanca y celeste adosada al torreón, conocen a 'Lolo', el primer ejemplar de águila harris que formó parte de la familia rapaz de nuestro protagonista, y que todavía no ha procreado. No así una pareja de halcones y otra de lechuzas que conviven con Juan Carlos, --cuya afición ha sabido transmitir a su hija-- y lo van a intentar con una pareja de azores con la llegada de una azor finlandesa. Todo de forma altruista, si acaso aceptan alguna donación voluntaria para comprar comida a las rapaces.
Juan Carlos asesora a una turista que porta a 'Lady' una azor finlandesa.
La exhibición es, hogaño, la heredera del arte de dar caza a animales silvestres mediante el uso de aves de presa entrenadas para ello. Fue un entrenamiento básico para todo caballero mediaval y una de las distracciones favoritas de soberanos, su corte y de la aristocracia. El Rey Sabio dejó escrito en el Código de las Siete Partidas que “la caza es el arte o sabiduría de guerrear y vencer”. Hoy, Juan Carlos nos vence sin necesidad de guerrear con la sociabilidad y el buen carácter de sus aves. Lo que empezó siendo una ilusión llegó al plano de lo real.
Lechuzas, cernícalos, alcones, águilas harris, ...
Que bonito!!! Un millón de gracias José María por cada palabra q has redactado un abrazo!!