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Acerca de Gente del Puerto

Gentes y Habitantes de El Puerto de Santa María (España). Caras conocidas, caras anónimas, la savia del Rey Sabio.

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"Hay personas que nos hablan y ni las escuchamos.. hay personas que nos hieren y no dejan ni cicatriz… Pero hay personas que simplemente aparecen en nuestra vida y nos marcan para siempre " (Cecilia Benavides de Carvalho Meireles. 1901-1964, Poetisa Brasileña)

Felipe Lamadrid Muñoz nació el 6 de julio de 1920, falleciendo el 8 de diciembre de 1980. Hijo del matrimonio formado por Felipe Lamadrid Gutiérrez, maestro y periodista  represaliado por el anterior régimen político --natural de Puerto Real (ver nótula núm. 1094 en Gente del Puerto) y María Muñoz Rincón, natural de Ubrique. Ambos se conocieron mientras estudiaban en la Escuela Normal de Magisterio en Cádiz. Sus padres ejercieron como maestros en El Puerto, mientras el progenitor daba clases en el Colegio de la Plaza de El Polvorista, su madre las impartía en el Colegio El Hospitalito, esquina calle Zarza y Ganado. El resto de la familia lo conformaban sus hermanos Manolo ‘Malilo’, María de los Ángeles ‘Ayiyi’, María del Carmen ‘Mamen’ y María de los Milagros ‘Atito’, cariñosos apodos familiares. A Felipe le llamaban ‘Pipe’ sus hermanos, viviendo en la calle Cielos.

lamadrid_joven_puertosantamariaCONOCIDO PRACTICANTE.
Su profesión de practicante --como se conocía entonces a los ATS-DUE-- le hizo ser muy conocido en la Ciudad, por su trato amable hacia los demás y su actitud desprendida con muchas familias que padecían múltiples carencias de la época que les toco vivir, acompañado de un inseparable cigarro en la comisura de los labios. Sus conocimientos de medicinas y preparados específicos aprendidos como ayudante en la botica de Mejías, hoy Farmacia Viqueira, le valieron para aprender con maestría aquellas formulaciones que se elaboraban en dicha farmacia, actividad muy común en la época, pues entonces se preparaban y fabricaban los medicamentos por el propio farmacéutico y su equipo aventajado. /El joven Lamadrid, con 16 años, en el Hospital Militar de Sevilla, en 1936

Años más tarde al jubilarse el titular de la botica, un farmacéutico de Jerez, José María Viqueira Prieto se haría cargo del despacho y farmacia. El destino quiso que le presentara su hermana ‘Atito’ al nuevo farmacéutico y que, de este encuentro, naciera también el matrimonio Viqueira Lamadrid. Hoy día, sus hijos Pepe y Florencia, (ver nótula núm. 010 en Gente del Puerto) ambos farmacéuticos, regentan la misma Farmacia Viqueira y en su mismo emplazamiento (esquina calles Larga y Palacios), sucediendo así a su padre José María.

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Promoción de Bellas Artes del año 1929-1930.      En la fotografía, tomada en 1930, Juan José Bottaro Pálmer, en el centro, debajo del busto de Goya, que descansa sobre un capitel corintio. A la derecha del capitel, en la fila quinta desde el suelo, Juan Ávila. En la cuarta fila desde el suelo, el tercero por la derecha es Felipe Lamadrid. En la fila tercera desde el suelo, primero  por la derecha, el escultor José Ovando Merino. En la fila segunda desde el suelo, el segundo por la izquierda, Manuel Lojo Espinosa, a continuación, de negro, el pintor Juan Lara Izquierdo y el quinto por la izquierda, José Antonio Lojo Espinosa; en la misma fila, tercero por la derecha, Francisco Moresco Farfán. En la fila del suelo, cuarto por la izquierda, Manuel García, padre de Manolo García Campos. (Foto Colección LSA).

LA ACADEMIA DE BELLAS ARTES
Su origen en una familia con formación intelectual, poco habitual en la época le hizo estar desde muy joven, tanto el cómo sus hermanos, en contacto con las artes. Su madre María, además, tocaba el piano, y Felipe ya apuntaba como pintor y dibujante en la Academia Bellas Artes de Santa Cecilia de El Puerto, como demuestra el cuadro adjunto que fue pintado cuando tenía la edad de 13 años y que atesora su hijo menor, Pedro Pablo.

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Cuadro pintado por Felipe Lamadrid en 1933, a la edad de 13 años.

Fue alumno de pintura de Juan Bottaro, que, a la sazón y para congraciarse con el régimen franquista, se erigió presuntamente como uno de los delatores que intentaron vincular a su padre con movimientos republicanos, porque como asegura su familia «…en el mundo de la enseñanza le tenían mucha envidia a Felipe Lamadrid”. Su padre fue posteriormente apresado en Julio de 1936, tal y como se relata más adelante.

LA GUERRA CIVIL
En Julio de 1936, cuando contaba con 16 años de edad, estalla la Guerra Civil, y su padre es detenido y encarcelado en el Penal de El Puerto. A es edad, Felipe hubo de alistarse e ir a la guerra para así confraternizar con el llamado bando nacional para  evitar su fusilamiento. Poco podría hacer en el frente un joven con tan pocos años. De aquella triste experiencia le quedó la secuela de un tiro en el dedo del pie y otro en la espalda a la altura del hombro. La familia no recuerda que hablara mucho de aquellas vivencias, solo de la penuria y las calamidades consustanciales a cualquier guerra y más en ésta, una guerra entre hermanos. Prestaría sus servicios en el Hospital General Militar de Sevilla.

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Felipe Lamadrid, en el centro de la foto, en el Hospital General de Sevilla, en plena Guerra Civil, Octubre de 1936.

Al finalizar la contienda, además de ejercer como ayudante de farmacia en la farmacia de Mejías, cursará los estudios de Practicante en la Facultad de Medicina de Cádiz, obteniendo la calificación de ‘con mérito’.

SU FAMILIA
El 28 de Mayo de 1942, cuando contaba 21 años se casa con Carmen Pérez, conocida familiarmente por ‘Nena’, nacida en Osuna en 1923, pero vecina en El Puerto en la calle Santa Clara. De este matrimonio nacen siete hijos, María ‘May’, María del Carmen ‘Ika’, María José ‘Pepón’, María de los Milagros ‘Laly’ y , los tres varones, Felipe que heredó las dotes artísticas de la familia (ver nótula núm. 1157 en Gente del Puerto), José María y Pedro Pablo. La familia vivía entonces en el núm. 17 de la calle Palacios, casa en la que nacen sus siete hijos hasta que, en 1975, se mudan a Valdelagrana, cuando ya solo permanecían en el hogar familiar el matrimonio y los tres hijos varones.

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En 1.942, de paseo El Puerto con su esposa “Nena”. Gustaba mucho de hacerse fotos, de hecho cuando pasaba junto a Cuellar (ver nótula núm. 339 en Gente del Puerto) le decía “Anda, haznos una foto a la familia”.

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Con sus tres hijas mayores en la Feria del Ganado de 1.951, frente al Pryca actual, a su izquierda May, y a su derecha Ika y Pepón, con el gorrito que les acababa de comprar. Carmela, estaba en casa con Laly que acababa de nacer.

EL PRACTICANTE DE EL PUERTO
En sus inicios comienza a trabajar como facultativo en el Pósito de Pescadores, en la actualidad Instituto Social de la Marina, lugar donde se sitúa en el desaparecido edificio de la Cofradía de Pescadores, frente al río hoy solar a la espera de plaza, y frente a la también desparecida Lonja del Pescado que estaba justo enfrente. A partir de entonces se hace muy popular entre las familias de pescadores que acudían al centro para su asistencia, muchas, de extracción humilde..

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Desaparecido edificio de la Cofradía de Pescadores, lugar donde se encontraba el Pósito de Pescadores.

Posteriormente oposita al Cuerpo de Practicantes en Medicina y el 10 de julio de 1965, se resuelve con carácter definitivo el concurso para provisión en propiedad de plazas de la plantilla del Cuerpo de Practicantes Titulares, siendo asignado en principio a la Casa de Socorro, en la calle Benjumea, en Cádiz. Finalmente se le asigna en propiedad por concurso de méritos la plaza en la Casa de Socorro de El Puerto de Santa María, situada en aquel entonces en el Hospital de San Juan de Dios, hoy en desuso y a la espera de mejor destino, en la calle Micaela Aramburu, donde trabajoó hasta el fin de sus días. Antes estuvo destinado como practicante en una pedanía de Cáceres, hasta conseguir la antigüedad y méritos suficientes para volver a su tierra. En el BOE el 22 de febrero de 1974, se publica definitivamente su plaza en propiedad.

Eran tiempos de mucha precariedad y con una familia tan grande, Felipe hubo de trabajar a destajo, compatibilizando y ejerciendo la profesión de Practicante en la Casa del Mar (perteneciente al Instituto Social de la Marina) en la Casa de Socorro, que estaba en el Hospital de San Juan de Dios. Además, atiende por la tardes en su casa de la calle Palacios, las curas y los pacientes que venían a inyectarse, ya que por aquel entonces las curas se hacían en casa o a domicilio, no en los hospitales, como hoy día.

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Homenaje que le tributaron por su labor altruista en el R.C. Portuense en 1975. De izquierda a derecha, José del Cuvillo, Pepe Ortega Infante, Torres, el Capellán de la Ciudad Anastasio Pérez de Andrés, Juan Perea Gandulla, Felipe Lamadrid Muñoz, Alfonso Carreto Martín-Arroyo y Bernardo Sancho.  

...continúa leyendo "2.022. FELIPE LAMADRID MUÑOZ: Practicante."

En la imagen siguiente, el muelle del Vapor en 1930, próximo a concluirse. A la izquierda, el Hotel Vista Alegre. /Foto: Herederos de Eduardo Ruiz Golluri (entonces alcalde de la ciudad) es copia del Centro Municipal de Patrimonio Histórico.

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En julio de 1930 se concluyó un nuevo muelle del Vapor, que sustituyó al que un año antes desbarató la explosión del Cádiz, el que en 1901 construyeron los Millán para el uso exclusivo de sus vapores de pasajeros. El nuevo se levantó a  iniciativa de la ‘Comisión Administrativa del Puerto del Guadalete’, en hormigón armado, que es el que sigue en pie junto a la plaza y fuente de las Galeras, con algunas reformas y al día de hoy sin uso. Se dio por inaugurado el 31 de julio, festividad de San Ignacio, como fue bautizado, aunque la gente lo continuó llamando muelle del Vapor, desde que en 1840 se levantó el primero en el mismo lugar.

EL PUNTA UMBRÍA.
Cuando el Adriano I llegó del Guadalquivir –de la Exposición Iberoamericana de Sevilla- otra embarcación venía cubriendo el servicio marítimo entre El Puerto y Cádiz, desde el 6 de octubre de 1929, cuando comenzó las travesías –con motivo de una novillada a celebrar en Cádiz- el yate Punta Umbría,  acabado de construir aquel año en Isla Cristina por el armador onubense Manuel Orta.

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En los primeros años 30 y en medio del río, el Punta Umbría. /Foto: Colección Francisco Mata en copia de Luis Serrano.

La iniciativa de restablecer y renovar la línea –la que sustituyó al vapor Cádiz- partió de un íntimo amigo de Orta, el armador de buques José Monís García, que entonces pasaba el verano en nuestra ciudad, en su recreo ‘Nuestra Señora de los Milagros’. El consignatario era Antonio Ruiz de Cortázar, con local enfrente, en la plaza de las Galeras esquina a Micaela Aramburu (donde estuvo el Bar la Galera y hoy La Venencia); que también ejercería como tal, al paso de unos años, del Adriano I.

El Punta Umbría tenía 21 metros de eslora, motor diésel de 120 caballos, apto para recorrer 12 millas a la hora (la ida y vuelta de El Puerto a Cádiz) y capaz para 215 pasajeros. Desde su llegada al Guadalete, su punto de atraque y embarque fue al otro extremo del Parque Calderón, en la escalinata del muelle general inmediata al puente de San Alejandro. Se decía entonces en la Revista Portuense que “podrá salir y entrar con todos los aguajes sin esperar mareas, lo que permitirá realizar los proyectos de su armador de hacer cada día cuatro viajes del Puerto de Santa María a Cádiz, y otros cuatro de regreso, a horas fijas y adecuadas para enlazar con los diversos trenes” (el mixto, el expreso y el ómnibus, y las mercancías y correspondencias, en el mensajero  y el correo).

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Detalle de la fotografía anterior, con su publicidad

Pero la falta de experiencia en la travesía, unida a condiciones climáticas adversas, le hizo pasar al Punta Umbría un mal trago a los tres días de inaugurarse la línea, el 9 de octubre del 29, cuando quedó encallado al salir del río, sin más consecuencia. Lo contó la Revista: “El vapor Punta Umbría al emprender ayer su viaje a la capital, y efecto a la intensa niebla que existe, quedó embarrancado poco antes de llegar a la barra, frente a la Puntilla. Allí permaneció hasta la marea de la tarde, en que salió por su propio impulso, dándole remolque hasta este puerto un bote del mismo vapor.

LA BUENA COMPETENCIA.
A partir del 15 de junio de 1930 el Adriano I  y el Punta Umbría compartieron el servicio durante cinco años, no pisándose en lo posible los horarios y en armonía y sana competencia, como está dado en la gente de mar  y se comprobó el 14 de agosto del 34, cuando ocurrió esto:  “Accidente marítimo.- Lo sufrió en la noche del domingo cuando hacía un viaje a la capital, el vapor Adriano que encalló abriéndosele una vía de agua cuando navegaba por las proximidades de La Puntilla. Tras ímprobos esfuerzos por el peligro que significaba acercarse al Adriano y con el auxilio de unas lanchas, fue tomando el pasaje que llevaba el Punta Umbría, quien lo condujo a Cádiz. El Adriano pudo ser sacado ayer del lugar donde embarrancó y conducido al varadero, lugar en el que le será reparada la avería sufrida.

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Horarios en la prensa de la época. La corrida la lidiaron Armillita Chico, Domingo Ortega y Victoriano de la Serna.

Movido día aquél para el Punta Umbría, porque unas horas antes ocurrió que un individuo –Perro Pachón lo llamaban, que la llevaba tan gorda que ni el agua se la quitó-, tras insolentarse con otros pasajeros, se escribió en el periódico, “optó por último por tirarse al agua cuando se encontraba dicho vapor en plena barra. Tras de originar que el barco evolucionara, al par que una lancha hasta restituirle a bordo, volvió el hombre a hacer la gracia cuando ya el Punta Umbría se encontraba frente a la fábrica de gas…” Ya en tierra fue invitado por dos guardias a visitar al sr. Juez de Instrucción.

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El Adriano I en 1933, en reposo próximo al puente de San Alejandro. Al fondo, los trabajos de la draga. /Foto: Colección Francisco Mata.

Ni al paso de dos meses, otro suceso de más calado impidió que el Punta Umbría tuviera una larga vida. Justo a los cinco años de comenzar las travesías, el 7 de octubre de 1934, la embarcación se fue a pique en el puerto de Cádiz. Pasó que una fuerte marejada de levante provocó que el patrón perdiera el gobierno al enfilar la dársena y la resaca lo hizo chocar contra la punta del muelle del Martillo. Hubo tiempo para que el remolcador de los prácticos del puerto -el Mercedes- acudiera en su auxilio y lograra atracar el barco, salvándose los nueve pasajeros y la tripulación (el patrón, un mecánico y dos marineros). Después, al ser remolcado para vararlo en lugar más protegido, se hundió. Al paso de unos días se reflotó y se puso en reparación, pero las averías que sufrió impidieron que el Punta Umbría volviera a navegar. Me suena.

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El Adriano I atracado delante del Parque Calderón, junto a unos faluchos. Detrás podemos ver el imponente edificio que existía con anterioridad a la actual sede de Romerijo.

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El desaparecido edificio donde hoy se encuentra Romerijo, y donde en las dos puertas de la derecha se encontraba el antiguo Bar ‘La Draga’. Enfrente, cruzando la calle Jesús de los Milagros, el actual Bar ‘La Herrería, ‘El Antiguo Dragón’, cuando El Puerto era más marítimo y marinero.

...continúa leyendo "2.021. LOS ADRIANO. La herencia de una tradición. 4: Adriano I (1930-1955) y Punta Umbría (1929-1934)"

LopedeVegaLa historiadora y filóloga afincada en El Puerto, Mercedes Ampullo Lobo, ha postulado una hipótesis sobre el lugar de nacimiento de Lope de Vega que, fortalecida por otros hechos y circunstancias señalan, sólidamente, a nuestra Ciudad, como la patria chica del Fénix de los Ingenios, y no a Madrid como se creía hasta ahora. La hipótesis retoma una tradicional atribución, pues en 1605, en el catálogo de escritores españoles Catalogus Hispaniae Scriptorum, ya se apuntaba su natalicio en El Puerto de Santa María. Las reacciones de las fuerzas vivas y los agentes sociales no se han hecho esperar en el mas puro estilo portuense.

Y es que, lejos de celebrar la noticia que haría llenar de orgullo de pertenencia a cualquier población de nuestro entorno, se han conocido manifestaciones sensu contrario. También las redes sociales echan humo al haberse conocido la noticia este fin de semana. "¿Que ha hecho Lope de Vega por El Puerto, que ha traído a la Ciudad?", se preguntan en la barra del Bar La Mina, unos contertulios perteneciente al Club de Coches Decrépitos y Vetustos, descontentos con el autor de tantas obras de capa y espada. El representante de la Federación de Peñas Coquineras se lamentaba, afirmando que "ahora el Ayuntamiento le hará una Fundación a uno que andaba encorajinado con Góngora, que saldrá de nuestros bolsillos".

La portavoz del partido proverista (el término pro-verismo procede de 'estar a favor de la verdad') está descontenta porque el Consistorio le quiere ceder una vivienda municipal a la viuda tataranieta del conocido como Monstruo de la Naturaleza, llamado así por Miguel de Cervantes, con quien mantuvo una larga rivalidad. "Quevedo es mejor", sostuvieron en un programa de Radio Puerto los integrantes de la Asociación de Autores de Sonetos con Estrambote, mientras se quejaban de que el alcalde les haya retirado las dietas por asistir a los Consejos de la citada emisora municipal. En Facebook y otras redes sociales, se han creado grupos que exigen que no se dedique ni un solo euro público al autor de Fuenteovejuna, "a ese rojo que, además, es maricón de España y no sirve para representarnos", entre otras lindezas que, desde el anonimato le regalaban. Y como éstas, muchas mas 'perlas' que, si no son verdad bien pudieran serlo, si esta historia fuera real. /Texto: José María Morillo.

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Autorretrato. Óleo sobre lienzo. 51 x 41 cms. Museo Municipal de El Puerto.

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Cartel de la muestra retrospectiva: 'Ochoa vuelve al Sur' 1914-2014.

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El dolor y el poeta. Témpera sobre cartón. 71 x 66 cms. Museo Municipal de El Puerto.

El Museo Municipal de El Puerto de Santa María, ha cedido para la Muestra 13 obras del pintor Enrique Estévez Ochoa, más conocido por su firma Enrique Ochoa, pertenecientes a los fondos del Museo Municipal, de las 17 que posee tras la donación a su Ciudad natal, en 1948, siendo alcalde Eduardo Ciria Pérez (ver nótula núm. 1.313 en Gente del Puerto), así como otras de particulares tales como la propia Academia de Bellas Artes Santa Cecilia, el Museo de ABC de Dibujo e Ilustración y la Fundación Cremades & Calvo Sotelo.

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Enrique Ochoa nació en El Puerto en 1891 y falleció en Palma de Mallorca en 1978. En la imagen, Estudio del pintor en Palma de Mallorca en el número 45 de la calle Apuntadores. Año 1949. /Foto: Academia de BBAA

Entre los cuadros de El Puerto expuestos, óleos y dibujos de diferente formato, entre los que se encuentra un autorretrato del pintor, además de los dibujos “Dama con mantilla negra”, “El dolor y el poeta”, “Madrigales-Uríes” y “Dama con manto rosa”, que fue elegido como “Pieza del mes” del pasado mes de marzo en el Museo Municipal. Y los óleos “Hombre con boina roja”, “Retrato del orfebre Pasqueroli”, “Retrato de Carmen Hisela”, “El último amor”, “El pobre poeta”, “El enano”, “Retrato de Gloria”, “La dama del manto” y “Autoretrato con boina blanca”.

Defensa del Santuario, cuadro de Enrique Ochoa

Foto: Academia de BBAA.

Se han quedado fuera de la exposición los lienzos de propiedad municipal ‘El pobre poeta’, ‘San Francisco’ y ‘Metamorfosis de Dafne’, además del que se encuentra en Madrid, ‘Asalto al Santuario de Santa María de la Cabeza’, que aparece en la imagen superior.

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El cuadro de la ‘Defensa…’, en la ubicación que tuvo en la Academia de Bellas Artes cuando ésta se encontraba en el IES Santo Domingo, entro otros cuadros de la donación. Foto: Academia de BBAA

EL ASALTO AL SANTUARIO DE SANTA MARÍA DE LA CABEZA.

Uno de los cuadros pertenecientes a los fondos municipales donados en 1948 por Ochoa, se encuentra en la Dirección General de la Guardia Civil desde que, en 1956 la Ciudad lo cediera en depósito a dicha institución, y que muchos esperan regrese a El Puerto cuando se le encuentre un lugar digno para ser expuesto. Es un cuadro de grandes dimensiones, aproximadamente las mismas que el famoso Guernica de Picasso, que fuera expuesto en Milán, en la Galería Pesaro, el año 1938, que recoge la defensa del santuario jiennense, defendido entre otros, efectivos de la Guardia Civil adepta a la rebelión en la Guerra Civil.

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El último amor. Óleo sobre lienzo. 60,5 x 73,5 cms. Museo Municipal de El Puerto.

LA MUESTRA MALAGUEÑA.

La muestra malagueña, a través de un total de 251 dibujos, acuarelas y óleos, hace un recorrido por la vida del pintor y sus diferentes etapas artísticas. Desde sus inicios, como un retratista excepcional del primer cuarto del siglo XX, pasando por su magistral técnica del dibujo como ilustrador de libros (entre los que cabe citar las obras completas de Rubén Darío) o las principales revistas de la época como La Esfera, Blanco y Negro o Mundo Latino. Asimismo destacan las obras de lo que él mismo denominó la plástica musical, sus imágenes internas o las de su etapa final centradas en el arte abstracto o el gestualismo, del que fue precursor.

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Madrigales-Uríes. Témpera y pastel sobre papel. 55 x 50 cms.
Museo Municipal de El Puerto de Santa María.

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Dama con manto rosa. Pastel sobre cartulina. 44 x 31,6 cms.
Museo Municipal de El Puerto de Santa María.

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Retrato de Gloria. Óleo sobre lienzo. 55 x 46 cms.
Museo Municipal de El Puerto de Santa María.

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Señora con mantilla negra. Pastel sobre cartón. 45 x 33,6 cms.
Museo Municipal de El Puerto de Santa María.

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La dama del manto. Óleo sobre lienzo. 55 x 46 cms.
Museo Municipal de El Puerto de Santa María.

...continúa leyendo "2.019. ENRIQUE OCHOA. Cuadros del Museo Municipal en la Exposición de Málaga."

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Una imagen de Jeromo Lara en la cornisa cantábrica. Año 2006.

Jerónimo Lara izquierdo, Jeromo para los amigos o abuelo Momo para la familia, cumple hoy 92 años. Nació en El Puerto, en la calle Pagador, 18 la víspera del Día de los Enamorados: el lunes 13 de febrero de 1922. Su madre murió ese mismo día 50 años después.  La familia pasaría a vivir en la casa gemela, en el número 20. Eran unas casas construidas por personas con un alto nivel económico, posiblemente genoveses. Su abuela Carmen y sus tías Milagros, Manuela y Lola, se encargaban del cuidado de él y sus hermanos, hasta que iban todos al taller de planchadora que su madre tenía en el número 10 de la calle San Bartolomé junto ultramarinos La Giralda. En esa calle pasó gran parte de su infancia. Recuerda con cariño el estudio de su padre en la calle Pagador, donde le vio pasar largas y penosas enfermedades.

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Ultramarinos La Giralda visto desde la calle Luna.

1922.

Aquel año del nacimiento de Jeromo, llegaba a El Puerto --a la iglesia de San Francisco-- una reliquia de San Francisco Javier, copatrono de la Ciudad, concretamente un brazo. Era alcalde de El Puerto, Manuel Ruiz-Calderón y Paz. Ese año la hacienda pública embargó el 66% de los ingresos al Ayuntamiento por débitos, y el 25% del sobrante por igual morosidad, con la Diputación Provincial. Bodegas Osborne funda la la solera del oloroso medium ‘Solera India’ de al menos 25 años de vejez. En 1922 Rafael Alberti exponía una muestra pictórica en el Ateneo de Madrid y publica sus primeros poemas en la revista ‘Horizonte’. Se transcriben y reproducen las Cantigas de Santa María, de Alfonso X, ‘el Sabio’ que se conservan en la Biblioteca Nacional de Madrid, a cargo del musicólogo Julián Ribera.

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En 1922 desaparece la Biblioteca Popular sita en la calle Luna, que sería anexionada al Colegio de las Esclavas, en la imagen, el segundo edificio por la izquierda.

Ese año nacían el coleccionista Ramón Bayo Valdés (ver nótula núm. 664 en GdP), América Martínez (ver nótula 796 en GdP), la primera mujer catedrático de guitarra de España, que falleció el pasado 2010 en El Puerto y la popular  Adelina La O Laje, madre de Joaquín ‘el Manzanita’ (ver nótula 1.752 en Gente del Puerto). ABC publicaba en su edición de 17 de septiembre la crimen o suicidio por ahorcamiento, del sargento de carabineros retirado, Roque Fernández Regueira, natural de nuestra Ciudad. En la Ciudad del Vaticano era elegido Papa Pío XI tras el fallecimiento de Benedicto XV. Jacinto Benavente recibía el Premio Nobel de Literatura. En Toronto (Canadá) un ser humano recibía por primera vez una inyección de insulina como tratamiento para la diabetes.

LA FAMILIA EN LA QUE NACE.

Jeromo tenía 16 años cuando murió su padre, Francisco Lara Sánchez,  en el verano de 1938 en plena Guerra Civil. Un hombre polifacético en diversas cualidades artísticas. Buen dibujante y gran rotulador decorativo. Muchas bodegas de El Puerto habían solicitado sus servicios profesionales. Ordenado, pulcro y culto. Aficionado a la lectura y a la música, poseía una gran habilidad manual le permitía hacer juguetes de la época, sobre todo caballos de cartón. Y era un gran aficionado a los toros.

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La familia materna de nuestro protagonista.

Su madre Carmen Izquierdo Patino, nacida en El Puerto y de padres roteños, era conocida en El Puerto como Carmen la planchaora. Una mujer marcada desde su infancia por la pena y el sacrificio. Su padre emigró a Cuba, muriendo antes de que toda la familia se trasladase hasta allí. Se casó joven, y al poco tiempo sufriría la perdida de su madre. Pasaría, además, por la muerte de Carmen, su primera hija, a la edad de 17 años, luego su marido quedando viuda a la edad de 42 años. Mas adelante viviría el fallecimiento de su segunda hija, Rita, a los 36 años. Toda la la recordaba de luto permanente.

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Jeromo, en el centro, actuando para su madre, haciendo de Concha Piquer en 'La Niña de la Estación'. A a izquierda, su hermano, el pintor Juan Lara.

Era una trabajadora incansable con un taller de plancha de las de entonces. Jamás se le vió quejarse por el exceso de trabajo o por o por la falta de diversiones. Tantos sinsabores, tantas penalidades no impidieron que fuese una mujer alegre ante su familia y sus amistades. Sin lugar a dudas, la persona que más marcó el carácter y los modales de Jerónimo.

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Una imagen de la clase de Jeromo en el conocido como colegio de Bellas Artes, por estar allí la Academia Santa Cecilia, en el actual IES Santo Domingo.

Jeromo es el mas pequeño de los siete hermanos. Ya se ha dicho que Carmen murió con 17 años, Rita a los 36, Francisco --el mayor de los varones-- con 72, su hermano Juan Lara --el pintor, ver nótula núm. 1.328 en Gente del Puerto-- nacido 15 meses antes que nuestro protagonista, falleció en 1996 y dos hermanas gemelas que murieron a los pocos días de nacer.

Estudió hasta los 14 años en la la actual Capilla de la Aurora, en la calle San Sebastian, siendo su director Remigio Peñalver de Ávila y en el conocido como Bellas Artes. Mas tarde, ya de mayor, recibiría clases de contabilidad por parte de Don Lino para entrar a trabajar en las oficinas de Osborne.

EL MUNDO DEL TRABAJO.

jeromolara_sindicadto_puertosantamariaEn la imagen de la izquierda, carné sindical, con 16 años, en el que figuraba como arrumbador, expedido el 1 de abril de 1938, en plena Guerra Civil.

Nuestro protagonista comenzaría su vida laboral a los 14 años en el embotellado de Burdons, luego en las Bodegas Caballero. Paso varios años en la fábrica de botellas de Vidrierias Guadalete, pasando luego a dedicarse a la exportación de pescados. En la Base Naval de Rota estaría una temporada en la lavandería.

Sus últimos 18 años los dedicó a trabajar en el escritorio de las oficinas de Osborne.  Como agente comercial, compaginó su trabajo en la Casa Osborne con diferentes representaciones alimentarias, bodegueras, destilerías y cavas: Mantecados Cervantes de Chipiona --ya desaparecidos--, Mantecados y Polvorones La Estepeña, Destilerías Anís Periquito, Volpa, Ricard, Luis Caballero y Freixenet, fueron las principales firmas que avaló con su saber hacer profesional. En la actualidad, aún recibe todas las navidades una caja de cava y una felicitación de Freixenet.

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En 1984, junto a otros compañeros jubilados de Osborne, entre los que podemos distinguir de pie a Francisco Rodríguez Artola, José Luis Osborne Domecq, José Beuzon Álvarez, José García Aguilar, Manuel Navarro Llamas, Antonio Beuzon  Álvarez, Tomás Osborne Domecq, José Barrero García, José Simeon Caro y Jerónimo Lara Izquierdo. Sentados: José Lojo Espinosa, Juan García Cressi, Enrique José Astorga Casado, Manuel Anelo González, Manuel Bernal Mena y Juan Manuel Gallardo García.

LA FAMILIA QUE CREÓ.

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El 14 de diciembre se casa con Ana Fernández Soriano en la Prioral, ella de luto. En la imagen, aparece nuestro protagonista firmando el acta del casamiento en la sacristía del templo.

...continúa leyendo "2.018. JERÓNIMO LARA IZQUIERDO. Jeromo para los amigos y abuelo Momo para la familia."

rafael_esteban_poullet_puertosantamariaFaelo Poullet se había vestido con un blanco y envolvente himatión, se había calzado una sandalias y se había montado en un barco que boga incansable a la Ítaca de Cavafis, abandonando sin reparo todo el equipaje en el muelle. Rafael Esteban Poullet, partió el 1 de junio de 2012 para no volver.

Hombre culto y heterodoxo en sus planteamientos intelectuales, buscó siempre la verdad de las cosas, evitando respetuosamente las medias tintas y la vulgaridad, caracterizándole su enorme interés por las bellas artes.

Faelo era un completo hombre orquesta capaz de filmar, escribir, pintar y diseñar de forma talentosa, con ensayos antropológicos y religiosos, novelas históricas y guiones cinematográficos como ejemplos.

De todo ese campo labrantío de creación que nos ha dejado, me quedo con dos excelentes trabajos; la novela “Yo Juan el discípulo amado” y la colección mariana “Suite el Rocío”. Descansa en paz viejo amigo, nos veremos en Ítaca.

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En la imagen, Faelo Poullet en la exposición que se hizo en el Centro Alfonso X  'el Sabio' en el homenaje a Pablo Ruiz Picasso. /Texto y Fotos: José Antonio Tejero.

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266. Faelo Poullet. El humanista clásico.

 

 

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En la ilustración, cartel promocional de Amontillado Fino Jardín y Manzanilla La Palma, de la bodega porteña Hijos de Jiménez Varela, promocionando los vinos del Marco del Jerez.

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La familia Jiménez Varela fue muy laboriosa, y prueba de ello fueron las industrias vinateras que crearon y los afamados productos que en ella se fabricaron: el Brandy Viejísimo Varela, Cacao Varela, Oloroso Los 46, o el Amontillado Fino Jardín, bajo la firma comercial de Hijos de Jiménez Varela. También existe una relación familiar de los Jiménez Varela, pues un familiar de éstos fue el hombre de confianza de Isaac Peral, cuando botó en El Puerto, en la desembocadura del río Guadalete, el prototipo del que fue el primer submarino.

También se dedicaron a la cría de caballos, llegando a ser propietarios del Hierro de la Palma, ganadería creada por los señores Artalaya y Azpillaga, a principios del siglo XIX, y que luego fuera propiedad del Marqués del Castillo de San Felipe. El Hierro de la Palma figuraba en la etiqueta de los productos de Hijos de Jiménez Varela. /Texto: Antonio García.

Más información:
Nótula núm. 1.100 en Gente del Puerto.
 

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joaquinsorollaHace 100 años, en 1914 el pintor Joaquín Sorolla visita El Puerto de Santa María, buscando la inspiración para el que sería su sexto panel para la decoración de la biblioteca de la Hispanic Society of America, una de las cinco obras dedicadas a Andalucía, ‘El encierro’.

Las 14 obras expuestas encuentran su origen temporal en 1911, cuando el fundador de la Hispanic Society de Nueva York, Archer Huntington, le encomendó a Joaquín Sorolla el encargo que habría de ocupar los últimos años de vida del pintor valenciano. Se trataba de decorar una gran estancia rectangular de la entidad neoyorquina con una serie de paneles que ilustrarían las regiones de España, sus paisajes y sus gentes. El resultado se llama hoy Sala Sorolla y está habitualmente ornamentada con los 14 murales de gran formato pintados al óleo que se mostraron en Valencia, hace seis años, en 2008. Sorolla empezó a esbozar la serie ya en 1911, aunque no la concluyó hasta 1919. Para ejecutarla, el pintor viajó por toda España, tomando apuntes durante los ocho años que duró la creación del trabajo.

Estuvo en nuestra Ciudad y otras del entorno, así como en Jerez, donde se inspiró para pintar diversos bocetos de tierras de albarizas y viñas, buscando la inspiración en los campos, el mar y los viñedos, aunque no la encontró para el cuadro de la serie encargado por la Hispanic Society, estableciéndose finalmente, en Sevilla.

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Los murales exhibidos se trajeron a España en 2008 gracias a un acuerdo entre Bancaja y la Hispanic Society neoyorquina por el que la entidad española se comprometió a restaurar las piezas. Si bien los trabajos de restauración resultaron sencillos debido al buen estado de conservación de las obras, las tareas de limpieza permitieron descubrir numerosos detalles ocultos por la suciedad ambiental. Así, se pueden apreciar, entre otros detalles el humo del cigarro del personaje a caballo que se encuentra a la derecha del panel El encierro.

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Foto: Julián Santiago.

Muchas cosas le debo en mi vida a don Antonio Machado, pero quizás la más sorprendente y luminosa sea el haber conocido en el pueblo jienense de Baeza, durante un homenaje dedicado a él, a una joven escritora y profesora de literatura, María Asunción Mateo, de la que, desde entonces, ya no me he separado.Hace de esto casi 11 años, y esa aparición imprevista, que, al igual que aquella otra ("Cuando tú apareciste, / penaba yo en la entraña más profunda / de una cueva sin aire y sin salida"), también debía estar escrita, cambió nuevamente el inquieto rumbo de mi vida. Ignoro todavía cómo dentro de mi vertiginoso vivir los encuentros con ella fueron multiplicándose hasta convertirse en imprescindibles, alimentados por sus relampagueantes y acelerados viajes desde Valencia y por ese hilo mágico del teléfono que día y noche nos mantenía unidos.

Todo sucedía en la más secreta complicidad en mi antiguo apartamento, desde aquel piso 17 que parecía aislarnos de todo y acercarnos más a esa constelación de la que ella, seguramente, procedía. Hasta que un accidente de tráfico obligó al viejo marinero incansable a anclar durante un tiempo su barca y la desconocida profesora tuvo que afrontar la difícil situación de pasar del cómodo anonimato de las aulas al comentario de nuestra relación en las páginas de los periódicos.

Como buen andaluz tengo algo de supersticioso, sobre todo si se rompe un espejo en mi presencia, y, sin embargo, un martes y 13 de julio, antes de que las calles de El Puerto recobrasen del todo su inigualable luz, María Asunción por una puerta y yo por otra nos reunimos ante una jueza que, como suele decirse en estos casos, nos casó "en la más estricta intimidad". Ni fotógrafos ni periodistas. Mi mujer logró con su extremada prudencia que nadie se enterara de la decisión que habíamos tomado de una forma tan rápida como natural.

A los pocos minutos de finalizar la ceremonia y sin saber cómo, la noticia se propagó a través de muchas emisoras de radio, incluso en elTelediario: "El poeta Rafael Alberti, de 87 años, se ha casado esta mañana en El Puerto de Santa María con la profesora valenciana María Asunción Mateo, divorciada y especialista en su obra". Ni qué contar la que se organizó y la de gente que aún no parece haber perdonado nuestro secreto. Los fotógrafos pasaron la noche en el vestíbulo del hotel Puerto Bahía, en donde nos encontrábamos, en busca de una exclusiva, oh sorpresa, millonaria. No se nos ocurrió movernos de la habitación y dejamos incomunicados los teléfonos. Cuando amaneció, todo parecía haberse contagiado de la serenidad que tenía el mar de mi bahía frente a nosotros. La boda del nonagenario poeta, del único superviviente de la generación del 27, parecía, afortunadamente, ya no ser noticia.

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Foto: Miguel Ángel Paradela.

A la salida del juzgado, acompañados de unos ámigos, fuimos a desayunar chocolate con churros al bar La Aurora, en la plaza Mayor, en donde se encuentra la Prioral, a la que de niño acudía casi a diario con mi madre para rezar en la capilla de Santo Tomás de Villanueva. Esa misma plaza que yo cruza ba corriendo por las mañanas para ir al colegio de San Luis Gonzaga. Cuántos recuerdos se agolparon de pronto en mí: las dunas calientes y deslumbradoras, mis visitas por las azoteas a Milagritos Sancho, el afectuoso padre Lirola, las onzas de chocolate de Paca Moy... Y como un extraño milagro, en medio de la calle apareció una anciana a saludarnos, mientras sonriendo me ofrecía una naranja: -Don Rafael, soy la nieta de Paca Moy, la que cuidaba de usted cuando chico...". La emoción fue grande al encontrarme, ya casi al: final de mi vida y a punto de comenzar otra totalmente rejuvenecedora, a aquella viejecita idéntica a la bondadosa mujer que me vio nacer, la misma que sacudía de mi cama la arena delatora de mis rabonas escolares, la cómplice silenciosa de tantas travesuras infantiles para salvarme de severos castigos...

¿Qué hubiera pensado Paca Moy al ver esa mañana a su Cuco, como entonces me llamaba, con el pelo más blanco que el suyo, apoyado en un bastón y del brazo de una atrayente mujer que podría ser mi hija o mi nieta con la que había acabado de casarme?

El retorno a mis nunca cortadas raíces, a mi Puerto de Menesteos, a mi río del Olvido, a mis araucarias, a mis retamas blancas y amarillas, dejando atrás unos últimos años de desorientada soledad y angustiosa incertidumbre, se lo debo a una casual y misteriosa aparición que mi generoso destino, a pesar de los mayores desastres, siempre me ha ofrecido y que, como un último premio, ha puesto un nuevo y cálido resplandor al final de mi camino: "Para algo llegaste, Altair, descendiste / de tu constelación en pleno día. / Nunca bajó una estrella / a enramarse del sol de los olivos, / ni la cal de los pueblos / pasó del blanco puro a ser más blanca / ni el viento de esa noche / a prolongar su canto más allá de la aurora. / Nunca se vio una estrella a pie por los caminos, / ni pararse de pronto, detenerse, / señalando, prendiendo, iluminando / algo que no esperaba. / Para algo Altair descendió desgajándose de su constelación aquella noche". /Texto: Rafael Alberti. 27 Octubre 1992.

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A principios de mayo de 1959, el poeta santanderino Gerardo Diego, perteneciente a la Generación del 27 al igual que nuestro paisano Rafael Alberti, asistió a unas Jornadas Literarias que se celebraron en Cádiz. Aquella visita dio para un libro: ‘El Jándalo (Sevilla y Cádiz)’, escrita aquel mismo año y que resultaría galardonada con el premio de poesía Ciudad de Sevilla de 1959. Sobre aquel viaje a Sevilla, Cádiz y su provincia, explicaría 15 años mas tarde:Con estas nuevas impresiones se me ocurrieron varias canciones, algunas escritas o cantiñeadas por mí durante el viaje o pocos días después; otras, algún tiempo más tarde, para completar con recuerdos siempre frescos las gratísimas vistas y sorpresas jornadilleras”. [en referencia a las mencionadas Jornadas Literarias gaditanas de 1959].

Y continúa: “En la mejor compañía imaginable de poetas, artistas, novelistas y periodistas –dice Gerardo Diego rememorando aquella visita–, recorrí no pocos pueblos, preciosísimos todos y muchos nuevos para mí: paisajes impresionantes de mar, valle y montaña”. Algunos años después, Gerardo Diego tuvo la oportunidad de leerle a  Rafael Alberti su libro El Jándalo en su casa bonaerense, y un poema que le dedica en el capítulo Cancionero Gaditano, que reproducimos:

¡Puerto de Santa María
el Puerto de Rafael!
Todo pregunta por él:
si volvía.
Castillo. Vuelos al sol.
Entre almenas
resbalaba por la piedra
–¡qué maravilla!–
la sombra de la cigüeña.
Agüero, dime que sí.

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El volumen fue publicado en la colección Palabra y Tiempo de la editorial Taurus, a los cinco años de resultar premiado en Sevilla, en 1964 y reeditado con posterioridad por la desaparecida Caja de Ahorros de Cádiz, hoy integrada en Unicaja.

Sobre el palabro ‘jándalo’ el escritor sanluqueño José Carlos García Rodríguez recuerda que “En Cantabria, un jándalo es la persona que ha emigrado a Andalucía (Jandalusía) y regresa a su tierra. [De hecho, el portuense grupo hotelero ‘Los Jándalos’ que administra el santanderino Santiago Cobo –esposo de la también cántabra Teófila Martínez, alcaldesa de Cádiz y ex concejala de El Puerto--, es un homenaje a los hombres de su patria chica que han emigrado a estas tierras, también conocidos en El Puerto como montañeses y que, en la actualidad, conforman una importante colonia desde el repoblamiento de Alfonso X ‘El Sabio’]. Una de las Escenas montañesas de José María de Pereda también se titula 'El Jándalo'. Gerardo Diego visitó Cádiz y Sevilla muchas veces. Estas ciudades ejercían una atracción sobre él, quizá la misma que habían sentido tantos antepasados suyos que se habían asentado en estas tierras. Al principio de El Jándalo (libro que dedica a Joaquín Romero Murube y a José María Pemán) Gerardo Diego recoge esta frase de Fernando Villalón: “El mundo se divide en dos partes: Sevilla y Cádiz”.

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Alfonso Carrillo Álamo, nace en Villanueva del Arzobispo (Jaén), reside en El Puerto de Santa María donde desarrolla su vida profesional en la docencia –es logopeda en el Equipo de Orientación Educativa de un centro escolar público-- que compatibiliza con su dedicación a la pintura.

Casi toda su obra se combina entra  las técnicas del óleo y la acuarela . Su estilo es figurativo y los motivos y composiciones son de lo mas variado , fundamentalmente , paisaje urbano , marinas, bodegones , retratos….

A continuación, exponemos siete marinas sobre el río Guadalete.

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Ha realizado numerosas exposiciones tanto de forma colectiva como individual en localidades como las dos ciudades claves en su vida: El Puerto de Santa María y Villanueva del Arzobispo --ciudades en las que ha donado obras de su producción--, además de Jerez, Cádiz, Puerto Real, Sanlucar de Barrameda  y Bornos, entre otras.

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Exposiciones colectivas:  Artistas Portuenses, 1980. V Salón Andaluz de Pintura, 1983. VI Salón Andaluz de Pintura, 1984. II Certamen de Pintura Santa Cecilia, 1983. VII Certamen de Pintura Santa Cecilia, 1988. Colectiva Artistas Portuenses, 1992-1995. Profesores Artistas, 2002, 2003 y 2004-05-06.

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Exposiciones Individuales: Caja de Ahorros de Jerez, 1983-1984. Puerto Real, 1983. Artistas Plásticos Gaditanos, 1984. Bodega Exposición del Dry-Sack, Jerez, 1986. Salón Restaurante “Los Portales”, 1987. Patio del Hospital Municipal de El Puerto de Santa María, 1984 a 1990. Salón Asociación de Vecinos de Valdelagrana, 1990. Hotel Monasterio San Miguel, 1996 y 1996. Caja de Ahorros San Fernando Sevilla-Jerez, 1994. Caja de Ahorros San Fernando Sevilla-Jerez, 1997. La Caja de Pandora, 1997. Centro Cultural Municipal “Alfonso X El Sabio”, 1999.

Toreros de provincias es el resultado de una investigación de carácter documental y antropológico realizado durante el verano de 2011 alrededor del mundo taurino de El Puerto de Santa María.

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En la placilla de toros del Pago de la Arrejaná. De izquierda a derecha, Antonio Andrades Arana 'Carambito' (ver nótula núm. 1.388 en GdP), Francisco Rodríguez Mateo 'El Pajarito', Miguel y Benito López-Cepero Panadero, propietarios de la Venta El Cepo (ver nótula núm. 183 en GdP), picador y niño desconocidos y, a la derecha, Diego Simón Montes, 'El Bimbo'. Agosto de 2011.

Las imágenes que componen el trabajo se centran en toreros de provincias, figuras que desarrollan el rito de la tauromaquia fuera de las plazas de toros oficiales. Son toreros que fueron muy comunes en la España del siglo pasado pero que con el progresivo desinterés de la sociedad española por las corridas de toros han ido desapareciendo. En la actualidad es una práctica cultural marginal.

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Diego Simón Montes, 'El Bimbo', ajustando la taleguilla. Nótula núm. 358 en GdP.

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Francisco Rodríguez Mateo, 'El Pajarito', rezando ante un improvisado altar, antes de la corrida. Nótula núm. 365 en GdP.

Las fotografías que componen el trabajo corresponden a los momentos en los que los matadores se están vistiendo de luces. Reflejan la transformación que se produce de persona a torero, donde se puede apreciar la importancia que tiene para estos individuos ejercer su labor tauromáquica. Son fotografías crípticas ya que no atestiguan la faena que se llevará a cabo. /Texto y Fotos:  Adrián Morillo. 

Más información: www.adrianmorillo.com

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Santo Tomás de Villanueva, en su hornacina de la Prioral. /Foto: Curro Orgambides.

Rafael Alberti, en La Arboleda Perdida, rememoraba a un santo limosnero cuya imagen  podemos ver en la Iglesia Mayor Prioral, el obispo Santo Tomás de Villanueva:

alberti-90_puertosantamaria«Recuerdo, por visitarla casi todas las tardes, la de Santo Tomás de Villanueva. A ella llegábamos, a través de naves misteriosas, coincidiendo casi siempre con el instante en que el campanero —un hombre amarillento con cara de verdugo guillotinado—, en un ángulo oscuro de la iglesia, manejaba como cuerdas de horca las crujientes de las campanas que hasta la mar durmiéndose mandaban su quejido por las almas en pena. Delante de la verja cerrada del santo, de pie y ambos con la mano en súplica de limosna, mi madre me hacía repetir una oración, de la que hoy sólo recuerdo su principio y los versos finales:

Santo Tomás de Villanueva, 
santo querido de Dios,
esa bolsa que en tus manos tienes 

el Señor te la envió
para socorrer a tu bienhechor. 

Ése soy yo...

Lo que sigue, nunca he logrado reconstruirlo. Pero, en cambio, su precioso final, lleno de finura y de gracia, siempre me ha resonado en el oído, abriéndomelo desde entonces, y sin yo saberlo hasta más tarde, a esa ventana por donde lo popular andaluz, sobre todo, había de entrárseme tan de lleno:

...y por esas olitas de la mar 
que van y vienen,
lléname mi casa 
de salud y bienes».

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La imagen del obispo sin mitra, pero con solideo. /Foto: F.A.Gallardo.

Lo cierto es que, la oración completa que pronunciaban ante el santo las familias con la mano extendida cuando los negocios no iban muy boyantes, al completo, e intentando mejorar la memoria de Alberti, reza así:

Santo Tomás de Villanueva,
Obispo de Casasanta,
una limosna te pido
que me hace mucha falta.
Por tu padre,
por tu madre,
por las olitas del mar
que van y vienen,
que se me llene la casa
de salud y bienes.
Por la Santísima Trinidad,
que en mi casa no falte pan.
Y de una limosna que das todos los días
que la última no sea la mía.
Y, tú, que eres tan bueno
y tan querido de Dios,
sácame de esta aflicción.

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Esta oración impresa era de Aurora Gutiérrez Rodríguez-Madrazo --abuela del colaborador de GdP, Luis Suárez Ávila-- y era muy común rezarla a Santo Tomás de Villanueva, en la Prioral. /Ilustración: Colección L.S.A.

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Quiero hablar de algo que me ronda la cabeza desde hace tiempo, y es lo siguiente: ¿por qué nos vamos fuera a disfrutar y no lo hacemos aquí? Parco soy en palabras, y tal vez no sepa explicarme de la mejor manera.

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Calle Vicario. /Foto: Cristóbal Trujillo.

Disculpen ustedes si a alguien molesté, no era mi intención, solo pretendía exponer unos hechos que son claros para mí y utilizo este  medio… y aun más, si con estas palabras se sienten aludidos, que se lleven un buen “tirón de orejas”, emocionales, pero “tirón de orejas”.

Al hecho voy. No he dejado de leer y mirar como por diferentes medios hacemos honor patriótico de que somos de El Puerto, mi Puerto, Portuense. Criticamos que no se toman en cuenta a los comercios en El Puerto.

Criticamos a nuestras autoridades que no hacen o hacen mal su trabajo de fomentar la ciudad de El Puerto. Sí, pero si queremos comprar algo ¿cuántos de nosotros cogemos nuestro coche y a poco más de 11 km. lo solucionamos? No estoy en contra de las grandes superficies, no estoy en contra que visitemos otros pueblos de los alrededores, pero comprenderéis que en eso de “hacer las compras en mi barrio” no somos muy buenos que digamos.

Me río de los que en su muro de Facebook, en redes sociales, no dejaron de poner el disco de “compra en tu barrio”. Las colas de salida y entrada a nuestra ciudad han demostrado cuánto hacemos por nuestra ciudad. Vacaciones fuera de nuestra ciudad, mientras otros se llevan meses pensando solo en venirse aquí.

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Por los soportales. /Foto: Cristóbal Trujillo.

Sinceramente, ¿qué encontramos en otros grandes Centros Comerciales que no tengamos en nuestra ciudad? ¿Bares? ¿Decoración? ¿Ropa? ¿Herramientas? ¿Informática?… etc., etc., etc. Mientras todo esto sucede, pequeños comercios de nuestra ciudad echan el cierre, comercios de nuestra misma barriada, comercios de nuestro centro.

Aun más, conozco no pocos que cogen su vehículo y echan la mañana en otros pueblos de alrededores para comprar pescado o carne, alegando que es más barato. El tiempo y el dinero de la gasolina nunca lo sumamos a ese “baraterismo”.

Así somos, y por esta razón de ser nos iremos siempre de vacaciones a conocer islas paradisíacas, sin conocer la Playa de La Muralla; esta gente no conoce la playa de Valdelagrana o La Calita. ¡Mejor! más a gusto estamos. Conozco algunos que se van a playas como las de Costa Ballena para no pagar los impuestos por aparcamiento, como si fuese gratis estacionar allí.

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Al final, todos a la Ermita de Santa Clara, arriba.

De El Puerto, sí. Portuense, también, pero sinceramente, muchos de estos, con la boca muy pequeña. Discúlpenme si moleste a alguien, no era mi intención. /Texto: Javier Fernández.

 

Vídeo aéreo de El Puerto de Santa María, realizado por la empresa CadizMedia, formada por la gaditana María de la Orden y el porteño Alfonso Carrillo. Ha sido grabado y editado íntegramente por estos socios que ofrecen una peculiar visión de la Ciudad en movimiento, obteniendo las imágenes aéreas con un drone (vehículo aéreo no tripulado) que lleva incorporada una cámara con ojo de pez, así como otras vistas y tomas muy singulares. La banda sonora es el tema musical de Philippe Rey, titulado ‘Born to conquer’ (Nacido para conquistar).

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vapores3_1_puertosantamariaLos tres Adriano que surcaron la bahía entre El Puerto y Cádiz durante 81 años (1930-2011) para siempre irán asociados a la figura de José Fernández Sanjuán, Pepe ‘el del Vapor’. Y es de justicia, porque en su prolongadísimo día a día –-donde se conforman las pequeñas-grandes historias de la cotidianidad--  fue un ejemplo de vocación y entrega a un oficio y a una sociedad.

Pero su figura y la historia de los Adriano no puede entenderse sin la de otro personaje,  su tío Antonio Fernández, quien diseñó, financió y puso a navegar a los dos primeros Adriano. Con la intención  de recuperarlo del olvido, esbozaré en esta página la vida de este singular y brillante gallego. /En la imagen de la izquierda, Antonio Fernández diseñando ¿alguno de los Adriano?

EN LA EXPOSICIÓN IBEROAMERICANA DE SEVILLA.

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Nuestro protagonista, Antonio Fernández Fernández, al que apodaban ‘el Adriano’, el nombre de su padre, arribó a Sevilla en octubre de 1929, cuando tenía 64 años. Desde mayo venía celebrándose en la ciudad  -tras una larga espera de veinte años desde que se concibió el proyecto- la Exposición Iberoamericana, donde se dieron cita, además de las regiones españolas y las provincias andaluzas y Portugal, algunos de los países de la otra orilla para mostrar sus culturas, sus realidades, sus avances.

Antonio llegó al Guadalquivir navegando desde la ría de Ferrol en su barco Adriano I, que desde que lo construyó en 1927 cubría, sólo los veranos y con miras turísticas, la línea Ferrol-La Coruña, tripulado por su hermano José como patrón y tres hijos de éste, Eduardo, Andrés y, de maquinista, José (nuestro ‘Pepe el del Vapor’, cuando llegó a Sevilla, un joven de 20 años). En aguas gallegas, tras salir de la ría de Ferrol y cruzar mar abierto, el Adriano viraba hacia La Coruña pasando por el castillo de San Antón, la Torre de Hércules y La Marola (marejada en gallego), un islote peligroso por sus bajos al que sólo se podía acercar con buen mar. Un dicho gallego lo dice: ‘Quen pasou A Marola, pasou a mar toda’; ‘Quien pasa La Marola, pasa la mar toda’.

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Entrada a la ría de Ferrol, protegida por los castillos de San Felipe y La Palma. Al fondo, Barallobre.  

En la larga travesía a Sevilla (613 millas) acompañaron a Antonio su hermano José, su sobrino Pepe ‘el del Vapor’ y un maquinista (que al poco tiempo, de regreso a su tierra, al entrar en la ría de Ferrol naufragó y pereció ahogado).

vapores_3_4_puertosantamariaEl motivo de la venida al Guadalquivir, participar en el acontecimiento alquilando la motonave a grupos de turistas que quisieran navegar entre Sevilla y Sanlúcar; como ya lo hizo otro Adriano a partir de 1840 con sus “hermanos” los vapores Trajano y Teodosio (los nombres de los tres emperadores romanos nacidos en Hispania). /En la imagen de la izquierda, José Fernández Fernández, el primer patrón del Adriano I, en 1955, a bordo del Adriano II.

En El Puerto hacía tres meses que se fue a pique, al explotar la caldera, el vapor Cádiz cuando estaba atracado al muelle del Vapor, que también quedó destruido. Sus propietarios, los ‘Herederos de Antonio Millán’, después de haber estado a cargo de la familia la explotación de la línea El Puerto-Cádiz durante 57 años, decidieron no continuar con las travesías con otro vapor de su flota y, al paso de unos meses, renunciaron a la concesión municipal del muelle (cuya reversión se cumpliría en 1950), “en atención –le decían en una carta al alcalde- al cariño que tanto nuestro padre como nosotros hemos profesado siempre al Puerto”.

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El Adriano I en el Guadalquivir, en 1929.

En noviembre, José María Millán marchó a Sevilla y contactó con Antonio Fernández. Le contó lo de la explosión del Cádiz y su intención de no emplear otro barco en la travesía. Y le ofreció que se hiciera cargo del servicio el Adriano I  a condición de que la familia Millán siguiera siendo la consignataria de la línea, con base en El Puerto. Y Antonio Fernández, ‘el Adriano’, aceptó la propuesta. Lo que iba a ser un periplo de ida y vuelta a la ría de Ferrol cambió, porque el Adriano I  nunca más volvería a navegar en aguas gallegas. Se hizo andaluz.

EL POLIZÓN QUE TRIUNFÓ. 
Antonio Fernández había nacido en 1866 en la parroquia coruñesa de San Pedro de Eume, en el concejo de As Pontes de García Rodríguez, en un paraje envuelto por las hermosas Fragas del río Eume. Aquí, con su familia, dedicada a las labores del campo, pasó sus primeros años hasta que en 1882, al cumplir los 16 y buscando nuevos horizontes de vida y futuro, como tantos otros gallegos, decidió emigrar a tierras americanas. Marchó de polizón en un carguero a Cuba, sólo con el bagaje de su corta experiencia como aprendiz de carpintero. Pero también le acompañaba una recia personalidad, una inteligencia natural y muchas ganas de abrirse camino. Y bien que lo consiguió.

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La ciudad cubana de Cienfuegos, la Perla del Sur. Plaza de José Martí.

Se asentó en Cienfuegos, el activo puerto comercial situado a orilla de la bahía de Jagua o de Cienfuegos, en el mar de las Antillas. Comenzó a trabajar en el sector del ferrocarril, y después en el de la construcción, donde encontró su sitio y su porvenir. Pese a su escasa preparación técnica y cultural, su tesón y talento natural lo convirtieron en un apreciado contratista y constructor, alcanzando al paso de pocos años una holgada posición económica. Lo suficientemente sólida como para decidir, en 1900, cuando tenía 34 años, en una Cuba recién independizada de España, regresar, a los dieciocho años de su partida, a su Galicia natal, convertido en indiano. Motivos de salud, una frágil salud de hierro que siempre acompañó a Antonio, también le inclinó a saltar de nuevo el charco.

DE VUELTA A CASA.

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El astillero de Antonio Fernández (segundo por la izquierda) en Maniños, donde nacieron los Adriano I y II.Cuando Antonio Fernández volvió a España no se asentó en las tierras interiores de su Eume natal, sino en la margen izquierda de la ría de Ferrol, en la parroquia de Barallobre. Sus años vividos en la bahía de Cienfuegos le habían apegado más al mar que a la tierra. En Barallobre instaló, en memoria de sus primeros años de aprendiz, una carpintería, y en la inmediata playa de Maniños un pequeño astillero, donde se construyeron, en 1927 y 1932, los dos primeros Adriano. En ambos negocios y quehaceres pasó el resto de su vida, diseñando y trazando planos, incluidos los de los Adriano, porque Antonio era más que apañado y habilidoso para todo lo que se proponía.

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El Monumento al Caminante Desconocido, un “capricho” de ‘el Adriano’.

Aún hoy la huella de este gallego bajito, enjuto y todo nervio, perdura en Barallobre:  en el ‘Monumento al Caminante Desconocido’ que de su bolsillo construyó en 1934 a las afueras de la población, consistente en una biblioteca al aire libre rodeada de un jardín con los nombres de destacados personajes gallegos en el respaldo de los bancos (que en 1984, con motivo de la reurbanización del entorno, reubicaron junto a la carretera de Perlío a Maniños).

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El Cine Adriano en Barallobre, en 1960.

O en el imponente Cine Adriano que construyó en 1947. Pero la más destacada huella de Antonio en su tierra es la casa de estilo colonial que para habitarla diseñó y construyó entre 1918 y 1921, con la ayuda de sus tres hermanos: Perla del Sur la llamó, como era y es conocida Cienfuegos, la hermosa ciudad cubana que le dio todo.

vapores_3_10_puertosantamariaPERLA DEL SUR.
Esta singular construcción,  hoy más conocida como la ‘casa del Adriano’ y ‘casa de la maleta’, se levanta en la ladera de una colina que desde Barallobre domina, en una vista impresionante, la ría de Ferrol. Es una vivienda realmente peculiar, en la que Antonio Fernández dio rienda suelta a su ingenio y experiencia como constructor, resultando una casa a modo de palacete con planta de flecha biselada formada por ocho fachadas, en el que se entremezclan diversos estilos –propio del eclecticismo imperante en la época- pasados por el tamiz de ‘el Adriano’. /En la imagen de la izquierda, la Perla del Sur, la casa de ‘el Adriano’ en Barallobre.

En la siguiente foto reproducimos una imagen, de cuando aún la Perla del Sur no estaba concluida, del centenario tejo –el árbol sagrado celta- que plantó junto a la casa, en el que aparece la familia de Antonio –él en la cúspide- sobre tres plataformas de hormigón dispuestas entre la podada copa. Las cosas de ‘el Adriano’…

vapores_3_12_puertosantamariaDe tan singular arquitectura destaca el mirador que levantó sobre la terraza, dando vista a la ría y asentado sobre ocho columnas a modo de un templete circular en las que descansa una cúpula nervada (muy similar al del Palacio de Ferrer, al fondo de la foto de Cienfuegos adjunta), y rematando el conjunto, la estatua de un hombre, el propio Antonio Fernández, que simboliza el regreso del indiano, portando una gabardina bajo el brazo, a sus pies una maleta (de aquí el nombre con el que es conocida la casa), y levantando con el otro brazo un faro, que de noche emitía destellos, símbolo del éxito alcanzado y guía para quienes siguieran el camino que él emprendió en su juventud. /En la imagen de la izquierda, el cenador del centenario tejo con la familia de ‘el Adriano’

Del interior de la casa resaltaría las cinco placas de mármol que Antonio dispuso en 1925 en las paredes de una de las estancias, que recogen otras tantas reflexiones filosóficas con estos encabezamientos: LA PATRIA, LO PASADO, EL PRESENTE, EL PORVENIR y QUEDA DISPUESTO. De la lectura de los textos deduzco, junto al testimonio que me contó un familiar, que Antonio fue un hombre comprometido con su tiempo, universalista, con conciencia de clase, defensor de los derechos de los trabajadores, solidario con sus semejantes, a quienes ayudó en no pocas ocasiones, republicano cuando llegó la República, multado por las autoridades franquistas cuando llegó el Movimiento...; más allá de ideologías, diría yo que un humanista librepensador. Y muy peculiar. Su lema, también grabado en la casa, era El trabajo es mi Dios y el mundo mi tumba. Falleció en 1946, sin tiempo para haber construido el tercero de los Adriano.

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La figura de Antonio Fernández dominando la ría de Ferrol desde el mirador de su casa.

DEL GUADALQUIVIR AL GUADALETE.
Antonio nunca olvidó, por todo lo que le dio, a Cuba. Así que cuando se enteró de que iba a estar presente con un pabellón en la Exposición Iberoamericana, decidió, después de 29 años alejado de la isla, reencontrarse con ella en Sevilla y organizar el periplo turístico con miras económicas que llevaría al Adriano I al Guadalquivir y, tras el evento sevillano y el acuerdo con José María Millán, a la bahía de Cádiz, en un viaje sin retorno.

No puedo precisar cuándo llegó el Adriano I al Guadalete. Siempre se ha dicho y escrito que en el mismo año 29, pero la documentación que poseo no lo corrobora. En cualquier caso, no fue hasta el 15 de junio de 1930 cuando por primera vez comenzó a anunciarse en la Revista Portuense el nuevo servicio de pasajeros entre El Puerto y Cádiz, seis días antes de que en Sevilla concluyera la Exposición Iberoamericana.

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El Adriano I (1927-1955) en el Guadalete, frente al Parque Calderón y la Casa de Rivas (hoy Romerijo).

Vivía entonces El Puerto buenos tiempos para el tráfico de barcos en el río y la bahía. En mayo del 29 se constituyó  la ‘Comisión Administrativa del Puerto del Guadalete’, dirigida por el ingeniero Ignacio Merello Llasera (tío de Rafael Alberti). Hasta los primeros años 30 la Comisión promovió, entre otras obras, el dragado del río, la apertura de un nuevo canal en su embocadura, la construcción de un nuevo muelle del Vapor, la de un transbordador aéreo de sal para transportarla desde la salina de La Tapa a las bodegas de los barcos (desmantelado a fines de los años 60), y una fábrica de cementos Portland. Con tales acciones creció considerablemente el tráfico marítimo de mercancías, permitiendo la entrada en la ría del Guadalete de buques de hasta 1.700 toneladas. La guerra civil y los primeros años de la posguerra paralizaron las expectativas nacidas durante la dictadura de Primo de Rivera y la Segunda República.

En 1930, las condiciones estaban dispuestas para que comenzara a navegar entre El Puerto y Cádiz el Adriano I, el que construyó un singular gallego en un pequeño astillero de la ría de Ferrol. Todo un personaje. (Texto: Enrique Pérez Fernández) Continuará

Más Capítulode de  Los Adriano: Historia de una tradición.
Capítulo 1. Los vapores (1840-1929). Nótula 1.986
Capítulo 2. Los faluchos. Nótula 1.993.

 

 

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rutadelatapaeroticacartelPuertosantamaria30 establecimientos ofrecerán tapas, menús, pasteles y cócteles con títulos tan sugerentes como “flamenquín enamoraso”, “menage a trois” u “orgía de mejillones”. Ofrecemos la lista completa de tapas y sus precios “completamente desnudos”

¿Se puede ver erotismo en el lomo en manteca?, pues sí y hasta se puede hacer con él “una cama redonda”. Así, al menos se llama el plato creado especialmente para la ruta de la tapa erótica por la Bodeguilla del Bar Jamón. Tan sugerente (o pecaminoso si lo lee el Obispo de la Diócesis o Gallardón…que es casi lo mismo) título corresponde a un timbal que lleva lomo en orza (una variante del lomo en manteca hecha con aceite), tomate, tortilla o queso de cabra.

La Ruta de la Tapa Erótica comienza hoy uno de febrero y terminará el 28, ocupará completamente el mes en el que se celebra el Día de los Enamorados, pero también las fiestas de Carnaval y lo cierto es que esta ruta reúne en si misma todos los toques.

barjamon_tapaerotica_puertosantamariaDesde la poesía aflechada de los enamoramientos (como la costilla de Adán con hierbas del Paraíso que propone el restaurante Los Portales) hasta el sutil humor de las chirigotas como el “vis a vis” que ha inventado La Venta El Cepo, un establecimiento situado junto a la cárcel de Puerto 1 y 2 y cuyo título corresponde a un lomo de anchoa y otro de boquerón, cara a cara, rociados de aceite y colocados sobre una cama de mullido pan de pueblo (se podría imaginar un mejor sitio para un tiki taka en condiciones que una telera de pan cateto de Alcalá tan gigantesca que te sumerjas en el miajón en el momento del quieto ahí). /En la imagen de la izquierda, una de las propuesta de la bodeguilla del Bar Jamón: 'Cama Redonda'.

No falta tampoco, tratándose de fechas de Carnaval, el humor “cuartetero” en alguna de las tapas. Así El Nuevo Echaté payá, un pequeño local situado en la avenida de la Bajamar y que tiene unos boquerones en adobo casi de orgasmo gastronómico, ha creado para la ocasión la tapa: “Paté de conejo con mayonesa de nabos”. También “directo” el humor de la tapa “Mira como tengo el mejillón” de El Colmao o el “Te lo como tó” de La Venencia. La sutil frase se corresponde a una combinación entre bacalao, albóndigas de marisco y sorbete.

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Se expusieron 15 propuestas de las mas de 30 que se pueden encontrar en la Ruta.

La ruta, organizada por la delegación de Turismo del Ayuntamiento de El Puerto en colaboración con los hosteleros, recoge varias propuestas. Por un lado hay tapas, cada una con un precio diferente propuesta por cada bar, pero también hay menús completos con temática erótica. Aquí llama la atención el elaborado por el restaurante El Arriate, un sitio, sin duda alguna, perfecto para una cita romántica, con un patio de esos con fuente y plantas que invitan a la conversación en susurro. El cocinero David Méndez lleva platos como “fresas picantes, hierbas y requesón”, “huevos, huevas, leche de coco, limón”, “Pichón, cacao, polenta y remolacha” y de postre “volcán de chocolate y frutas del bosque”. El precio, aunque quede feo hablar de estas cosas, es 55 euros por pareja.

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'Pasión de pescado para él', del Bar La Herrería. (bacalao con salsa de coquinas)

Hablar de erotismo sin hablar de postre es imposible y por eso también hay varias propuestas en este campo, tanto de bares como de pastelerías. Así la Bodeguilla del Bar Jamón propone un «menage a trois»… lo aclaro, (tranquilidad por favor). Se trata de un plato de fresas y mousses de chocolate negro y blanco… no hay concupiscencia. Momentos Pastelería, la innovadora confitería abierta el pasado año, ha elaborado un dulce de frambuesas y limón y no falta la «Carmela de Pasión»  el histórico bollo con nombre de mujer de la pastelería de La Merced, un clásico de El Puerto de Santa María.

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Romerijo presenta 'La más picante', (vieira a la plancha sobre patata cocida con aceite de oliva y pimentón).

Los cócteles terminan la propuesta con la participación, entre otros, de uno de los locales más famosos en la provincia por este producto, la cafetería Milord con “James Bond 0069?.

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Momentos pastelería presenta el 'Pastel de los Enamorados: Afrodita' (pastel de fresa y limón).

Pulsando sobre el botón de foursquare, se puede acceder a la Ruta de la Tapa en dicha red social y hacer cheking en la lista, caso de estar suscrito a la mencionada red. Pulsando en el recuadro de las tapas se puede ver el listado completo de propuestas, las direcciones de los establecimientos y los precios…pulsa porque vas a pasar un buen rato. /Texto: Pepe Monforte.

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Jully Caldas, la productora de espectáculos eróticos y promotora de la Muestra 'Eros Love' que se celebrará el fin de semana de los Enamorados, el 14 de febrero en el Hotel Monasterio, estuvo presente en la presentación de la Ruta de la Tapa, grabando para su canal erótico. También se anunció a los medios de comunicación la Exposición Copulativa, retrospectiva de Alonso Santiago sobre temática erótica, que se expondrá en la Galería Milagros Delicado. El fin de semana de los enamorados El Puerto contará con una amplia oferta hotelera y hostelera, para aquellas parejas que quieren celebrar o renovar su compromiso.

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cartelera_principal_puertosantamariaHoy se presenta a los medios de comunicación y a los potenciales visitantes la I Ruta de la Tapa Erótica en El Puerto, actividad gastronómica que, además de tapas y menús, también tiene en su oferta  pasteles, combinados y cócteles, y que no solo en El Puerto está dando que hablar. Algo que pretenden sus organizadores. Esta nótula de nuestro colaborador Enrique López, navega entre el erotismo y la infidelidad en El Puerto.

Dicen los expertos que la infidelidad ha existido siempre. Claro, de un tiempo acá, con las nuevas tecnologías, todo es más fácil, pues cualquiera puede quedar y tener una relación amorosa fuera de la pareja, sea hombre o mujer, rico o pobre.

Pero, ¿cómo era antes? Pensemos en El Puerto de hace 40 - 50 años ¿Quién sospecharía que una mujer entregada a su hogar, sus hijos y su marido pudiera tener una aventura con otro? ¿Quién dudaría de su confianza? Pues bien, a pesar de que la infidelidad antes se ocultaba y pasaba más desapercibida, recuerdo alguna situación de descuido de aquellos años y de los lugares para liarse.

El Teatro Principal era uno de esos lugares. Yo tenía 10 años y como otros chiquillos para ver las películas gratis ayudaba a vender chucherías. Mi destino el patio de butaca, platea y palco. En la bandeja llevaba caramelos y chocolatinas. Pude ver en palco, en plena función de cine, más de una escena de enamoraos infieles. Aprovechaban la sesión de la tarde de un día laborable y el maromo a la hora de abrir las taquillas pedía dos entradas de palco. Primero entraba la dama y posteriormente, cuando comenzaba el Nodo, entraba el amante al palco, dando riendas sueltas a sus inquietudes amorosas. Estas infidelidades no trascendían por aquel entonces debido a la discreción y profesionalidad de porteros, acomodadores, taquilleras conserjes y personal del ambigú del recordado Teatro Principal. De esto hace aproximadamente 50 años, tan real como la vida misma. Menudo chasco me llevé con un vecino…

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En marzo se cumplen 30 años de la desaparición del Teatro Principal pasto de las llamas.

Además, iniciados los años 80, en una ocasión, sacando sutilmente a relucir el tema, una allegada a los conserjes del Teatro Principal, que pasaba muchas horas con ellos y que conocía los entresijos del Teatro, me contaba que a mediados de los años 60, un célebre portuense se daba cita en uno de los palcos con una señora de postín de la ciudad, pero que él entraba y salía por la puerta de la placilla, utilizando el mismo acceso a la vivienda de los conserjes y por donde entraban los artistas para las representaciones teatrales y que las entradas las conseguía con antelación suficiente, recibiendo la dama, en su propio domicilio por las mañanas, en sobre cerrado la entrada de palco e instrucciones con excelente caligrafía, delegando esta misión el célebre portuense, en uno de los integrantes del personal a su cargo, indiscutiblemente de toda confianza y discreción.

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Otro lugar y hecho, corría el año 1973, cuando escuché a uno que decía que se lo montaba en la Iglesia Mayor Prioral, aprovechando por la mañana cuando la amante iba a la Plaza de Abastos y se pasaba a visitar al “santo”. El don Juan contaba con pelos y señales todos los pasos que tenían que dar para el encuentro, incluido los datos de afiliación de la amante. Contaba que era ex vecina que llevaba casada varios años y que siendo solteros se había dado algún que otro revolcón.  Aquello me pareció irrespetuoso por el lugar y con un valor a prueba de bombas, más que nada por la época. Han pasado más de 40 años y tengo dudas si ocurrió así o no. Si bien, imagino a veces la escena, acordándome del atrevimiento de los amantes de la Iglesia. /Texto: Enrique López. 

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fernandamonguiovecino_puertosantamariaMaría Fernanda Monguió Vecino realiza una exposición, durante todo el mes de febrero en el espacio comercial y cultural Zoco, en calle Larga, núm. 83. Es Técnico en Artes Plásticas y Diseño de Abaniquería, un ciclo de Grado Medio que se imparte en la Escuela de Arte de Cádiz, ciclo perteneciente a la familia profesional de las Bellas Artes Aplicadas a la Indumentaria.

Una abaniquería es una tienda o una fábrica de abanicos, y en el caso de María Fernanda, la definición se va directa para la primera acepción: los elabora desde el primer paso, es decir, a partir de la madera, siendo una técnica totalmente artesanal creando abanicos únicos y con bastante libertad a la hora de conformar este tipo artilugio fabricado desde antiguo, --para dar aire--, pero que se han convertido en piezas de arte. Sus abanicos dan aire distinguido.

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A nuestra protagonista la han formado para la realización artesanal e industrial --si quisiera-- de abanicos, potenciando los conocimientos en materia de conservación y restauración, así como incentivando la búsqueda de nuevas formas, materiales y técnicas. Desde los modelos tradicionales a los más modernos diseños, sin olvidar las piezas antiguas restauradas.

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La portuense María Fernanda utiliza los más diversos materiales, realizando todos los procesos, desde el diseño a la terminación.Para el diseño se inspira de forma muy variada: naturaleza, cuadros famosos, arquitectura, cerámica, ... adaptándolo a formas compatibles con el semicírculo. Son abanicos que no tienen ninguna varilla igual, ni en la forma ni en el color, descartando así los trabajos en serie.

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La artista parte de un bloque de madera procedente de una poda, habitualmente de un peral, una madera resistente pero a la par, flexible. El lijado y el cortado vienen tras el diseño, cortándose las varillas a mano, de una en una, finalizando con el pintado, barnizado y acabado, en un proceso que viene a durar unas 50 horas.

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La exposición de María Fernanda en la galería Zoco, contiene abanicos que comprenden un periodo de seis años, con algunos ya expuestos en otras ocasiones, aunque nunca en El Puerto de Santa María.

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