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El primer taller de “La Rinconada” estaba situado en Puerto Escondido al final a la izquierda, en un local de la casa propiedad de la Familia Valimaña. Lo fundaron Fosco Antonio Valimaña Lechuga, (n. 02,05.1944) y Francisco Marín Gallardo, (n. 31.01.1943). Antes de abrir al público  “La Rinconada”, Fosco prestó sus servicios profesionales en el Taller “Aduana” ubicado en Pozos Dulces --donde ahora hay un aparcamiento junto al estribo del antiguo Puente San Alejandro, frente al Restaurante El Cortijo-- allá por el año 1962. Marín, entre otros, estuvo en el Taller  “El Venta” ese mismo año. (La fotografía está tomada el ocho de abril de este año).

The first "La Rinconada" workshop was located in Puerto Escondido at the end on the left, in the grounds of the Valimaña family’s house, founded by Fosco Antonio Valimaña Lechuga, (b. 02.05.1944) and Francisco Marín Gallardo, (b. 31.01.1943). Before opening "La Rinconada" to the public, Fosco lent his services in about 1962 in the "Aduana" Workshop situated in Pozos Dulces, where there’s now a car park next to the abutment in the old San Alejandro Bridge, opposite the El Cortijo Restaurant. Marín, amongst others, was at the "El Venta" Workshop that same year.

El primer taller "La Rinconada", en Puerto Escondido.

En 1963 ambos fueron juntos al Servicio Militar y fueron destinados a los Polvorines de la Sierra San Cristóbal. Allí como todos los españolitos de aquellas fechas se tiraron 24 meses, es decir hasta 1965. Ese año, el nueve de julio,  Marín y Fosco, que así se les conocía, abrieron un taller de motos y los clientes fueron los que le pusieron el nombre de “La Rinconada”, pues estaba en el último rincón de la izquierda de Puerto Escondido. Durante ocho años, aproximadamente se dedicaron sólo y exclusivamente a la reparación de motos. En aquel tiempo comercializaban las marcas de la época:  “Lambretta”, ciclomotores “Honda” de 50 CC, “Bultaco”, “Derbi”, entre otras.

Fosco Valimaña Lechuga, los hermanos Rafael y Luis Hernández Venegas, y Francisco Marín Gallardo, en el primer Taller 'La Rinconada', en Puerto Escondido.

Fosco Valimaña Lechuga, José Antonio Poullet Trujillo, Francisco Tobío de la Rosa. Foto tomada en el año 1983, en el local que les tenía cedido enfrente 'el Lunita'.

Después, a principios de la década de los setenta del siglo pasado, empezaron a meterle mano a coches de amigos y posteriormente a toda clase de coches contando con tanta clientela que en 1980 compraron lo que fue tonelería de José Luis Huerta, en la Calle Cruces. El 8 de Octubre de ese año obtuvieron la licencia de apertura, firmada por el primer alcalde del actual periodo democrático, Antonio Alvarez Herrera. “La Rinconada” conocía nuevo emplazamiento, llegando a contar con hasta 12 empleados, siendo uno de los talleres particulares mas famosos de la provincia de Cádiz -y fuera de ella debido a los veraneantes que venía a nuestra Ciudad-, y ello sin ser concesionario oficial de ninguna marca de coche. Le metían mano a todo.

Una vez establecidos en Cruces se dedicaron a coleccionar motos antiguas: en aquellas fechas la gente iba al Taller a preguntarles donde se podían deshacer de ellas y Fosco y Marín las recogían. Mas adelante empezaron con la recuperación de coches antiguos, contando en la actualidad con una buena colección, digna de ser vista. Debido a su afición de coleccionismo cuantan también con unas bicicletas antiguas y entre ellas un “Hercules”, que si no  es la única es una de las pocas existentes en la actualidad. Fueron  fabricadas el la Fábrica de Automóviles y Bicicletas «Anglada» que estuvo en la Calle Cielo.

Hace seis años, en 2002 recibieron una comunicación de expropiación por parte del Ayuntamiento sobre el local ocupado por el taller, para uso de viviendas sociales que, después de mucho pleitos no se pudo evitar.  El 10 de Mayo de 2008 por jubilación de Marín y baja por incapacidad laboral de Fosco, se cerró el taller y con el, una buena parte de la historia viva de de la automoción durante los últimos 43 años en nuestra Ciudad. Otras aficiones de nuestros amigos continúan, como las colecciones de vehículos -que bien pudieran acabar en un Museo del Motor- o el Club de Vehículos Antiguos y Veteranos y sus concentraciones, rutas y exhibiciones. Esos aspectos, esas aficiones, los dejamos para otra ocasión.

Caricatura dibujada por el artista y paisano nuestro, Miguel Pantoja del Puerto. Representa a Fosco y Marín con un grupo de clientes y operarios. Año 1995. (Las fotografías de este reportaje corresponden a la Colección de Vicente González Lechuga).

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Tere y Selu llevan 30 años en el Parque haciéndonos la vida más felices, gracias a las papas fritas, a las patatas chips. Gracias a su buen hacer y a la constancia de la fiel clientela, han conseguido sacar adelante a sus tres hijos.  La profesión de churrerros también la llevan para delante: criar tres hijos cuesta mucho. Teresa Palma Leiva y José Luis Salguero Venegas son los herederos de una antigua tradición: las papas fritas del Parque al estilo artesano, recién fritas y crujientes. Ahora mismo, escribiéndolo, me entran ganas de dejarlo todo e irme para el Parque Calderón. Pero no es domingo, ni es verano por la tarde. ¡Mecachis! (que es un taco italiano).

In the Park Tere and Selu have been making our lives happier for 30 years, thanks to their crisps, their potato chips or however you want to call them. Thanks to their hard work and their loyal customers they’ve been able to support their three children.  They also have a stall selling churros: bringing up three children is an expensive job. Teresa Palma Leiva and José Luis Salguero Venegas have inherited an ancient tradition: Park crisps, home made, recently fried and crunchy. Right now, writing this, I really fancy stopping everything and heading for the Calderón Park. But it’s not Sunday, nor is it a summer afternoon. Damn! (excuse my French).

La tradición le viene a José Luis por parte de familia. Su abuelo Facundo y su padre Miguel ya se habían dedicado a este negocio de la patata. Ellos siguieron esta faena desde que había cinco puestos de patatas en el Parque. Hoy solo están ellos y a veces abre un segundo kiosco aunque, nos consta, son los preferidos por veteranos. Hace diez años los puestos de patatas estaban al aire libre, hiciera frío, calor o lloviera, solo se guarecían los equipos con una lona cuando se guardaban hasta el día siguiente. Desde que se instalaron los kioskos, la cosa a ido a mejor. Antes,  Tere y Selu estaban situados frente al lugar que ocupan hoy pero, cuando un jerezano de nombre Rafael se jubiló,  cogieron ese sitio que parece mejor dispuesto.

Precisamente ese Rafael era el proveedor de patatas del conocido “el Papi”, vendedor de patatas ambulante por Vistahermosa, a quien le dedicamos un anterior artículo en Gente del Puerto. A la jubilación de Rafael ellos siguieron con la tradición durante cuatro años, pero el asunto era complejo y dejaron de prestar ese servicio, por lo que El Papi, Rafael Pérez Sánchez “el millonario de Vistahermosa” como el mismo se pregona, ahora vende productos del Cortijo del Olivar, las papas fritas de Arcos empaquetadas en origen. Así, si Vd. quiere seguir probando las patatas tradicionales del Parque, tendrá que desplazarse hasta allí domingos o festivos por las mañanas, salvo en verano que están todas las tardes. Para redondear la faena, por las tardes están en el puesto de churros de unos parientes, el único que queda en el Mercado central, y los domingos y festivos de verano, por las mañanas, en el puesto que tienen instalado en la Barriada Luis Caballero, junto al Centro de Salud. Dos anécdotas, por citar solo dos, ilustran la popularidad de sus productos: un señor, natural de Ibiza, se presentó un día con tres fiambreras para que se las llenaran de tan delicado producto, ya que pensaba sorprender a su familia tras el vuelo del avión. Y otra, en un crucero por el Mediterráneo, una familia que había veraneado en nuestra Ciudad coincidió con unos portuenses que también realizaban el crucero: al identificarse como de El Puerto, les dijeron que -aparte del marisco- las patatas fritas del Parque de Tere y Selu era el mejor manjar gastronómico que se habían llevado a la boca en nuestra Ciudad. Pues que sigan y nos sigan complaciendo, a nuestros hijos y a nuestros nietos. (Foto Colección Miguel Sánchez Lobato).

Han pasado 30 años. Una generación y media. Su hijo mayor ya tiene 24 años y les ha dado dos nietas. Por el Parque, por el Kiosko de siempre han pasado todo tipo de gente del puerto de a pie, y caras conocidas de todos los ámbitos a nivel nacional: el ex ministro Álvarez Cascos, el mago Juan Tamarit, el actor José Luis López Vázquez, el periodista Carlos Herrera habitual de la zona, Lolita y su marido antes de separarse, las periodistas Irma Soriano y Nieves Herrero, los toreros Finito de Córdoba y Emilio Muñoz, el presidente del Sevilla, Del Nido, el jugador del Betis, Gordillo, Aitor Ocio del Bilbao o Juan Ramos, entrenador del Betis. Seguro que nuestro paisano Joaquín también se encuentra entre los consumidores de patatas. Un domingo de verano pueden gastar entre 150 y 200 kilos de patatas, que por cierto son de la zona: vienen de la vecina villa de Puerto Real; en invierno de otros puntos de España. El aceite es de girasol y la sal de las salinas de El Puerto que para eso es una industria trimilenaria de la que presumimos aquí.

El Parque de Ruiz Calderón visto desde el Edificio del Bar Liba, en la Plaza de las Galeras Reales. (Foto Jorge Roa).

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Antonio Fernández Galloso, de 83 años fue, junto con su cuñado Luis -el padre del torero-, aparcero en la creación y gestión de Destilerías Galloso hace ahora 50 años, aunque Antonio era el mas conocido y algo  así como el cerebro, el emprendedor del negocio, con quince productos en el mercado, entre destilados y vinos. Tío del torero José Luis Galloso, el sentido del humor de Antonio sigue impoluto: «una doctora me ha dicho que el alcohol se mete en los huesos, así que yo creo que voy a durar más de 100 años» afirma mientras degusta un vaso de vino en el Bar Vicente, debajo del anuncio del hombre de luengas barbas, de Centenario Terry. Genio y Figura. Supo entender los nuevos gustos que se imponía, cuando las bodegas empezaron a componer nuevos productos con suficiente graduación alcohólica, para el consumo. ¿Acaso oteaban, por entonces cual serría el horizonte de bajada, de disminución  del consumo de nuestros vinos?.

Antonio Fernández Galloso, at 83 years old was, together with his brother in law Luis, a tenant farmer during the creation and management of Destilerías Galloso (Galloso Distilleries) 50 years ago now. Antonio was the better known and you could almost say the brain of the two, the entrepreneur of the business, with fifteen products on the market: distilled products and wines. The bull fighter José Luis Galloso’s uncle, Antonio is still quick witted: “a doctor told me that alcohol seeps into your bones, so I reckon I’m going to last more than 100 years” he declares whilst tasting a glass of wine in Bar Vicente, below the advert of the man with the long beard, advertising Centenario Terry. He’s a character if ever there was one, born with a creative temperament. He knew how to interpret the new tastes that prevailed when the bodegas started to create new products with enough alcoholic content for consumption. Perhaps they were keeping an eye on the decrease or decline in consumption of wines in the future?

Antonio nació en Jerez, aunque a los cuatro años su padre -que había nacido circunstancialmente en Argentina, en Campano, pueblo de la provincia de Buenos Aires, fundado por los antepasados de Serafín Álvarez-Campana- se vino a vivir a El Puerto establecieéndose en la casa de Aguado, en la Plaza del Polvorista. Sus habitaciones se encuentran donde hoy tiene unas dependencias el Bar Playa “El Rempujo”. De su estancia allí se le quedó el sobrenombre del “Italia”, dado el trato que se traía de pequeño con un destacamento de italianos que se alojaba en el antiguo Cuartel, hoy Teatro Municipal “Muñoz Seca”, durante la Guerra Incivil. De las correrías de Antonio por aquella época no nos han llegado ecos, pero si el mote, que luego le serviría de inspiración para uno de sus licores: Licor Tredicihe (13).

Fernández Galloso tuvo que fundar la Destilería en Lebrija en 1958, porque los bodegueros de la época no daban facilidades para que se instalara más competencia en la localidad. Una vez fundada y aconsejado por sus asesores realizaría luego, como hizo, el traslado al año de su fundación a la calle Santa Fé, en un antiguo establo que hubo de acondicionar, junto a los Piensos de Manolo Martínez, frente a la casa de Perico Calvario padre. Recuerda con nostalgia que, cuando arrancaba el motor de la molienda de los granos, hacía temblar, caer y romperse las botellas, tal era el estruendo. Las cosas mejoraron y al tiempo compró una finca en el Callejón Espelete, donde se instalaron. Allí trabajó toda la familia, los primos, la madre, los tíos, el torero... hasta los amigos de los hijos de Antonio, al salir del colegio, pasaban la tarde, divirtiéndose, colocando etiquetas a las botellas.

Cerca de treinta productos salían de la factoría Galloso: Anís Dulce Galloso, Anís Dulce 'El Moreno' (no lo tenía nadie), Anís Dulce Poertuense, Triple Seco, Crema de Cacao 'San Rafael', Crema de Café, Crema de Menta, Crema de Coco, Licor Trediche (13 en italiano en referencia a su mote juvenil; era un licor de frutas), Licor de Curaçao, Brandy Jerezano, Coñac Galloso, Coñac 4-4 (entonces se estaba introduciendo el palabro Brandy), Ginebra Holandesa, Crema de Canela, Ron Galloso, Ponche, Anís Seco “El Argentinito”, en honor a su padre, Ginebra Limón, Ponche Galloso, Moscatel, y Fino y Manzanilla Galloso, en referencia a su sobrino, el diestro José Luis Galloso. Cuando salió a torear a los ruedos el torero, Antonio quitó de las etiquetas la figura del Castillo de San Marcos y la sustituyó por el diestro. (No había problemas con Caballero, propietario del Castillo de San Marcos, pues eran amigos). En la familia 'el Argentinito', el padre de Antonio había sido banderillero, de ahí la afición en la familia, aunque fue un hermano de Antonio, Francisco, dedicado a los tratos de vinos, el conocido como Paco 'El Torero'.

La popularidad de los destilados de Fernández Galloso era tal, que en los economatos de Terry y Osborne, tenían Anís Galloso. En Osborne, en el economato, junto a Anís del Mono, propiedad del Grupo. Tan bueno era, que fabricaba licores a bodegas medianas que no tenían tecnología para ello. Antonio tenía un buen olfato: era capaz de reproducir, de fabricar, cualquier licor, y no sacó más productos porque no disponía de instalaciones para ello. También tenían mucha demanda los productos a granel, ya que se ahorraban el impuesto de lujo que gravaba a las botellas, aunque no se libraban ni del impuesto de alcoholes ni del arbitrio provincial. El sistema era fácilmente comprensible: una caja contenía 12 botellas de litro, que pagaban impuesto de lujo. Una garrafa contenía  una arroba=16 litros -4 mas- que no pagaban ese impuesto. Muchos bares encargaban una botella vacía etiquetada y un par de garrafas, y así sorteaban el impuesto que encarecía el producto al consumidor final. ¡La imaginación al poder!. Años mas tarde aparecerían las botellas con tapón irrellenable... (o al menos eso se decía, que hubo quien patentó hasta una jeringa). En 1976, hace 32 años, una caja de Anís dulce Galloso de litro, con 12 botellas, costaba 1.457,05 pesetas, y la botella 121,40 pesetas. Los embalajes estaban incluidos en el precio. A granel, una arroba (16 litros) con envase de Anís dulce Galloso costaba 1.438,10 pesetas (9 euros aproximadamente), mientras que sin envase su precio era de 1.344,95 pesetas.

Las botellas utilizadas eran “de segunda mano”: usadas. ¿Se acuerdan cuando los recolectores de vidrio le cambiaban a los niños una botella por un globo como reclamo de colaboración? Pues esas botellas eran compradas por los pequeños negocios y se lavaban en el Callejón Espelete. Cuando no se podía, existía un lavadero en lo que hoy es la Sala de Exposiciones de la CAI, en la Plaza de Isaac Peral. Antonio, que había empezado a conocer el negocio en las Destilerías Morphy, propiedad de Luis Benvenuty, Morphy, se estableció por su cuenta en 1958 funcionando durante 30 años, hasta que las grandes firmas asfixiaron a este pequeño pero meritorio negocio. (Foto Colección Vicente González Lechuga).

ALGUNAS DESTILERÍAS EN EL PUERTO EN 1960
Luis Benvenuty Morphy. Anís Periquito. Calle Larga.
Juan Grant. Licores Grant. Calle San Sebastián.
Jerónimo Guerrero. Cacao Machín. Calle Federico Rubio.
Merello Pico. Anís Sota de Bastos. Cacao Pico. Calle Cielos.
Ramón Insúa. Anís Rey Negro. Calle Santa Fe.
Sordo de la Borbolla. Licores varios. Calle Yerba.
José Luis G. Obregón. Cacao Obregón. Calle Zarza.
En la actualidad solo quedan dos: Obregón y Merello/Pico.
Aparte estaban las grandes bodegas que también preparaban sus destilados.

En esta foto vemos a 'El Rubio' del Bar Liba, sirviendo un café a María Fariñas Sabariego y  a la pequeña Maria José Sánchez Fariñas. Como podemos observar es prácticamente el mismo reclamo publicitario, el viejo de las barbas que recomienda: "Siempre bebí Centenario" en el Bar El Liba, y en el Bar Vicente, donde está tomada la fotografía que ilustra el principio de este reportaje dedicado a Antonio Fernández Galloso. El personaje barbado existía, era real y no una invención como se aseguró en algún momento. Eduardo Ruiz Golluri (padre) le compraba la entonces llamada "Vanguardia Española", en la Rambla de las Flores, de Barcelona. Se le pagaron 1000 pesetas de... hace mucho tiempo por el posado, y lo pintó el jerezano José Luis Torres, afamado pintor por sus carteles publicitarios en cristal, que eran piezas únicas (Se pueden observar diferencias entre los dos carteles del barbudo, de este reportaje). También hacía proyectos de etiquetas. Para Fernando A. de Terry hizo la del Brandy '1900', que tenía una baraja de cartas, y la primera para el Gran Reseva 'Terry I', etiqueta muy historiada, por cierto. Otro conocido pintor de cristales (que pintaban del revés) era Lepe y J. del Barco, que pintó el rótulo, todavía existente, en el interior de la Farmacia Viqueira, de la calle Larga esquina con Palacios. (Foto Colección V.G.L.).

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Tienen toda la vida por delante. Pueden escribirla en collera o por separado. Están a medio año de la mayoría de edad. Nicolás, el de la izquierda, dicen, es mayor que Lucas, a la derecha de la foto. Nacieron, primero Nicolás, luego Lucas el 7 de abril de 1991. Son altos y de amplias espaldas -hacen piragüismo en el Guadalete con el equipo de Club Náutico- y pertenecen de forma activa al Grupo Scout de la Parroquia del Carmen desde los ocho años. Son Nicolas y Lucas Morillo Martínez, aunque, creo, son conocidos como Lucas y Nicolás.

They have their whole life ahead of them. They can write it together or separately. They are half a year away from no longer being minors. Nicolás, the one on the left, people say, is older than Lucas, on the right of the photo. They were born, first Nicolás, then Lucas on the 7th of April 1991. They are tall and broad shouldered – they go canoeing in the Guadalete with the Watersports Club- and have been actively part of the Scout Group in the Carmen Parish since they were eight years old. They are Nicolas and Lucas Morillo Martínez, although, I believe that they are known as Lucas and Nicolás.

Son buenas gentes. Uno era más “espabilao” que el otro que, a fuerza de palos, no tuvo mas remedio que aprender . Son modernos: nótese que Lucas, el de la derecha tiene una trencilla con colgante o “piojo” incluido y pasada en el pelo. Nicolás, más formal, luce cadena de oro. Ahora no se parecen tanto: visten diferente e incluso el corte de pelo y los estilos cada vez se diferencian más, pero... ¿seguro que no se pondrán de acuerdo alguna vez que otra para confundir a alguien?. Como hermanos gemelos, en el Colegio, en el Instituto, van a clases diferentes por cuestiones pedagógicas. Les gusta el teatro y ya han representado “La Venganza de D. Mendo»; o «La Alaularia», con el Grupo Balbo: tienen a quien salir a su padre Manolo Morillo y a su abuelo José Lucas Morillo León. ¿Cuantas veces se habrán cambiado de clase para responder en un examen que sabía uno mejor que el otro? ¿O cuantas veces han repetido en algún reparto aduciendo que era su hermano? Lo que si sabemos es que en mas de una y de dos ocasiones, Lucas y Nicolás se han presentando, el mismo, dos veces a la misma chica que le gustaba a uno u otro. Era una forma de repetir ese momento tan especial... al lado de la chica admirada. Ahora, eso si, aseguran que nunca se han cambiado de novia. Como jóvenes de su tiempo ya se han movido por el entorno europeo más cercano: Inglaterra, Francia o Portugal, en este último país participando en la Travesía en piragua por el Guadiana.

Los padres no tenían mas remedio que estar asustados cuando, en el octavo mes de gestación, una amiga de la familia, matrona, fue la que con objeto de grabarles una película de recuerdo de la gestación del niño esperado, pensaba que lo que venía era un “monstruo” pues apreciaba más brazos y piernas de los que tenían que haber en el vientre materno. Ahí fue donde los padres, de casualidad, se percataron de que lo que venían eran gemelos, circunstancia por otra parte normal, pues en la familia de la madre, Maria Antonia Martínez (natural de Murcia pero más portuense que murciana), había antecedentes de hermanos gemelos. A partir de entonces tuvieron que recorrer las mismas tiendas donde habían comprado la ropa y demás prendas del “nido” para pedir un duplicado. Desde ese momento, todo sería por duplicado. Los niños recibieron por nombre “de Pila Bautismal” el de sus abuelos paterno y materno, Lucas y Nicolas. Lo que no entiendo es como, sus padres, no les pusieron de segundo, el de Francisco, como recuerdo al ginecólogo que no se había percatado del asunto: de la buena esperanza de gemelos. Me estoy refiriendo a Don Francisco Viseras Alcolea, ginecólogo de cabecera de la Seguridad Social en El Puerto durante tantos y tantos años, que vive en la calle Ángel Urzáiz y que ejerce por las mañanas como jubilado jubiloso en la acera del Bar Manolo, en la calle Larga.

GEMELOS O MELLIZOS
Al recibir la noticia de que el embarazo viene por partida doble, muchos padres se preguntan si serán gemelos o mellizos, si serán exactamente iguales… Entonces es cuando repasan, una placenta, un óvulo, dos óvulos, dos bolsas… La diferencia entre gemelos y mellizos se encuentra en cómo ha sido fecundado el/los óvulo/s, y son las siguientes: El embarazo de gemelos, los que son realmente idénticos y conocido en términos ginecológicos como embarazo monocigótico o univitelino, se produce cuando se fecunda un solo óvulo con un espermatozoide y forma un cigoto que posteriormente se divide en dos, desarrollando dos fetos. Dependiendo del momento de la división, es decir, si ocurre entre el primer y cuarto día tras la fecundación, cada feto tendría su placenta y su propia bolsa amniótica, pero si la división sucede entre el cuarto y el octavo día (el 75% de los casos), cada feto tendrá su propia bolsa pero compartirán la placenta. Cada uno se desarrolla de forma independiente, pero al ser formados por el mismo óvulo y el mismo espermatozoide, comparten la misma carga genética y son físicamente casi idénticos. ?El embarazo de mellizos, bicigótico o bivitelino, se produce por la fecundación de dos óvulos y dos espermatozoides, dando como resultado dos embriones diferentes que coinciden en el tiempo. En el embarazo de mellizos, cada feto tiene su bolsa amniótica y su placenta y podrán ser del mismo sexo o no. Su parecido será como el de dos hermanos que hayan nacido en diferentes partos y son también conocidos como gemelos fraternos. Tanto en el caso de ser gemelos como mellizos, los niños están unidos por un hecho psicológicamente muy significativo, nacieron juntos.

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Navegando en piragua por el río San Pedro, con el equipo del Club Náutico portuense.

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José Joaquín Sánchez Sena, es la cara amable que asoma entre tantos y tantos productos otrora “de Ultramar” que se despachan a diario en “La Diana”, en la confluencia de las calles Palacios esquina y vuelta con San Bartolomé. El lugar ha sido reproducido profusamente en cuadros y fotografías. Y sobre todo es reconocida una placa colocada por el Ayuntamiento de 1965 como recuerdo de la residencia en el inmueble del autor de “Los Cuentos de la Alhambra”, Washington Irving, en 1868. En diciembre de 2007 “La Diana” fue distinguida por el Ayuntamiento en el Día Local del Patrimonio Histórico, reconociéndola en el apartado de “comercio tradicional”. (Foto: La Diana en 2008).

José Joaquín Sánchez Sena, is the kind face who peeks through the many former “Ultramar” products sold daily in "La Diana", at the meeting point between calles Palacios and San Bartolomé. This location has been used many times in pictures and photographs although is probably better recognised by the plaque placed by the 1965 Town Council in memory of Washington Irving, the author of Tales of the Alhambra, who lived in the property in 1868. In December 2007 "La Diana" was singled out by the Town Council on Local Historical Patrimony Day, given recognition in the “traditional business” section.

José Joaquín entró a trabajar con catorce años en el Ultramarinos que Isidro Gómez Recalde tenía en la esquina de la Calle San Juan con Vicario, frente a la Plaza de Juan Gavala (luego sería el bar Puerta del Sol, donde hoy existe una tienda de charcutería gestionada por un matrimonio: Toñi y Paco). La Diana era también propiedad de Isidro Gómez y, al enfermar uno de los dependientes, José  Cárdenas Gilbau, destinan a José Joaquín a trabajar allí como sustituto; y así, hasta el día hoy. (Foto: La Diana en 1969)

Sánchez Sena lleva prestando sus servicios es esto de los comestibles desde los catorce años y ahora tiene sesenta y seis: hagan ustedes la cuenta con los dedos... Luego, a los poco mas de veinte años de trabajar con Isidro, el local pasa a ser regentado ya por nuestro amigo José Joaquín, mediante una renta, siendo “La Diana”, en la actualidad, de su propiedad. Conozcamos algo más de los orígenes del veterano almacén: «En 1804 existía un despacho de vinos de Manuel Pacheco, negocio que perduró hasta los años en lo llevó Emilio Vázquez Gálvez, entre finales de 1880 y 1920, denominado entonces Diana. En junio de 1925 lo adquirió Antonio Camacho Caballero para convertirlo en una tienda de comestibles y bebidas que ha llegado a nuestros días conservando su nombre» (Del libro de Enrique Pérez, “Tabernas y Bares con Solera”). (Ilustración: Detalle de cuadro de La Diana, obra de Coro López-Izquierdo).

En la época de Camacho Caballero, por la Calle San Bartolomé, su propietario tenía, además, una bar, donde además de vino, servía café y chocolate, --cuyos bombones molían sus hijos--, una tienda de bicicletas y un alquiler de coches de pedales. En la Revista Portuense, en septiembre de 1933, aparece esta noticia curiosa: «En la tarde del viernes se presentó en el almacén de la calle Palacios titulado “La Diana”, propiedad de Antonio Camacho Caballero, un gitano de unos veinte años, quien con engaño logró alquilar una bicicleta, a pesar de ser totalmente desconocido para el dueño, dando el nombre de José Fernández Heredia y el domicilio de Rosa, num. 17, resultando falsos, porque ni la máquina ni el gitano han aparecido. La bicicleta seminueva, marca “Regina” núm. 22.732, está pintada de guinda mate, fileteada con manillar de carrera y un solo freno, valorándola en 120 pesetas y dando su dueño cuenta de la sustracción a la Policía de esta localidad que practica gestiones». (Ilustración: Esquina de Palacios con San Bartolomé. Cuadro de Rafael Tardío Alonso).
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WASHINGTON IRVING EN EL PUERTO

Los jóvenes románticos europeos, los universitarios americanos, empujados por deseos de aventuras, de conocer lugares exóticos, descubrieron en la España del siglo XIX un lugar privilegiado para sus viajes. Un claro exponente es el escritor estadounidense, Washington Irving (1763-1859), autor de “Cuentos de la Alhambra” (1832).   Sus vínculos diplomáticos y su amor a los libros hizo que durante una de sus estancias en Andalucía fuera invitado en El Puerto (1828) de la familia Bölh de Faber, por el padre de la escritora Fernán Caballero, emparentado con los Osborne y metidos de lleno en el negocio de la vinatería. En su diario inconcluso, cuenta las actividades que realizaba en nuestra Ciudad, a la que llegó el 24 de agosto.  Así, el joven Irving se estableció en nuestra Ciudad durante un tiempo, encontrando la paz suficiente y la inspiración para terminar algunas de sus creaciones literarias. Según reza en la placa situada en la casa de la esquina de la calle Palacios con San Bartolomé:  «Washington Irving, ilustre escritor norteamericano, autor de “Los Cuentos de la Alhambra”, vivió en esta casa en el otoño de 1828 y en ella terminó de escribir sus libros “La Conquista de Granada” y “Colón» (*). La Ciudad y su Ayuntamiento rinden este homenaje a su memoria. Octubre de 1865».

Aunque, todo hay que decirlo, el norteamericano se quedó más tiempo del previsto debido a un brote de epidemia que cortó las comunicaciones entre Cádiz y Sevilla, lo que hizo que prolongara su estancia en El Puerto hasta el 3 de noviembre, fecha en la que regresó a Sevilla, de donde provenía. Allí conoció a Cecilia Bölh de Faber (Fernán Caballero) durante la representación de una ópera, para luego visitarla en su finca sevillana, fraguándose una fuerte amistad literaria. Las andanzas de Irving por nuestro país fueron estudiadas por Charles G. Bowers en su libro, “Las aventuras españolas de Washington Irving”. A la vuelta a Estados unidos, el escritor se convirtió en un entusiasta promotor de nuestros vinos, de los vinos de Osborne. Entre su correspondencia figura una carta por la que solicita se le envíe el vino de El Puerto “el mejor Brown Sherry [...] desearía que fuese un vino del cual yo pudiera enorgullecerme. Me propongo, con un poco de este vino, conseguirles muchos pedidos de Boston”.

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(*) Puede tratarse de la “Historia de la Vida y Viajes de Cristóbal Colón, escrita en inglés por el caballero Washington Irving y traducida al castellano por Don José García de Villalta”. Madrid. Diciembre de 1833. Imprenta de D. José Palacios, calle del Factor.

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Soledad Ruiz Guerrero, -Sol, para los amigos- es una emigrante de distancias cortas. Nacida en la capital de Cádiz, vino a El Puerto porque desde pequeña añoraba los pinos, las arboledas que todavía no se habían perdido, densas y sedentarias que limitaban con las playas. Según ella misma es muchas cosas, o ninguna. Estudió Diseño de Moda y Comunicación, pero su pasión fue siempre la literatura. Al igual que la música. Sus debilidades son la gente y la cultura. No entiende Sol una sociedad donde no se mezclen estos dos conceptos. Por eso mueve, zarandea desde lo más profundo cualquier losa que se ponga bajos sus pies para hacer algo constructivo en este Puerto de las Apatías, en el terreno cultural. "La fotografía, el erotismo y la sensualidad, los buenos ensayos y la filosofía, hacen el resto para que la vida funcione con cierto sentido".

Soledad Ruiz Guerrero, -Sol, to her friends- is a short distance emigrant. Born in the capital of Cadiz, she came to El Puerto because since she was a child she had missed the pine trees, the dense and sedentary groves which back onto the beaches that hadn’t been chopped down yet. She believes it’s all or nothing. She studied Fashion Design and Communication, but her passion was always literature and music. Her weaknesses are people and culture. Sol doesn’t understand a society that doesn’t mix these two concepts. This is why she moves and jostles any stones that end up under her feet in order to build something constructive in this town so full of apathy in the cultural terrain. "Photography, eroticism and sensuality, good essays and philosophy make up the rest in order that life goes by with a certain sense to it".

Desde su juventud pertenece a foros literarios en Cádiz, San Fernando, etc, al igual que por Internet. Confía en que las Asociaciones son un punto de partida estupendo para crear proyectos consistentes para los ciudadanos. Así, desde Al-Andalus hacía junto con otros integrantes, la revista “Sin Fronteras” editada por la Fundación Municipal de la Mujer de Cádiz. La revista fue presentada en Cuba, y en Cádiz dieron un recital emocionante donde las mujeres daban paso a sus emociones. Luego vino su pertenencia a Ámbito, o Río Arillo, para acabar en Razzia Artis, asociación nacida en El Puerto y para los portuenses ¿o porteños?

«Desde que llegué no he parado de moverme. Primero las tertulias de Tresantié, luego las exposiciones de pintura, los recitales poético musicales ya por mi cuenta y riesgo. Y la radio. Voy cada viernes a Radio Puerto Fm, con mi espacio pequeño, Soleadas, que ahora es Soldeotoño. Primero porque Fernando Durán es un alma entrañable con una vida interior más que sensible y con el que se aprende mucho; y segundo porque es un medio más para lanzar a los portuenses a la calle, a sentir la cultura, a oír música y a no apoltronarse en el sofá con, o sin excusa. Si cantar dicen que apacigua el alma, la poesía nos revela un modo diferente de existir. Así es como acabo el día, si puedo, con un verso que tranquilice mi alma.

Su pieza musical por excelencia…las Variaciones de Goldberg de Bach. «Ah, pero soy sibarita» sostiene que «tiene que estar interpretada por Glenn Gould. Sin él y sin Satié, el mundo tal como lo percibo sería distinto» En los afectos idolatra: adora a sus hijos, «tres jóvenes revolucionarios que creen que tienen comido el mundo ¡quien fuera joven!» Y a sus padres de los que aprendió «que la educación no es algo que se aprende solo en el colegio de 8 a 3, si no cada día, con cariño y constancia». Y a César, el asturiano «que vino hasta aquí por mí y con el cual soy más de lo que soy».

«El Puerto siente una apatía extraña» afirma Sol,  «No sé a qué es debido, pero se percibe. Cuando alguno alza su voz para denunciar algo que está ocurriendo a la vista de todos, el resto calla o están, como dicen los de Barbate, “escuendíos”.  Por eso no cejo en mi aptitud, porque es un lugar plagado de Historia, de vidas pasadas que seguro tuvieron la certeza de que los que vendrían detrás amarían este lugar más que a sí mismos». Si, ni las batallas, ni el poder de muchos pudieron con El Puerto -ni siquiera los últimos 16 años de catetismo ilustrado- por qué no vamos a poder tener un lugar privilegiado, ¿verdad Sol?,  ese por el que luchas:  El Puerto del siglo XXI.

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Ginés Hidalgo Crespo, maestro de SAFA ejerció en El Puerto una gran labor organizativa de lo que serían estas escuelas, y sobre todo pedagógica, empujado por su gran vocación como maestro --en toda la extensión de la palabra--, de lo cual dan fe todavía muchos de lo que fueron sus alumnos, a alguno de los cuales, incluso, rescató de lo que hoy se da en llamar “explotación laboral infantil”, dirigiendo sus vidas, con su ayuda, hacia carreras universitarias y profesionales.

Ginés Hidalgo Crespo, a SAFA (Sacred Family Vocational Schools) teacher, had a very important role in the organisation and especially in the teaching at these schools, driven by his great love for teaching in the widest sense of the word. Many of his old pupils can vouch for this, one of whom he even rescued from what today has come to be called ‘child labour’. He helped guide them towards taking a degree at university and becoming professionals.

Dejándose llevar por su excesiva vocación y responsabilidad, descuidó su seguridad profesional en pos de todo lo referido anteriormente, no presentándose a las oposiciones del estado hasta 1960. También descuidó su vida sentimental, no contrayendo matrimonio hasta los 47 años con la portuense Elena González Bruzón, con quien tuvo una única hija, siendo padre a los 49 años.  En 1961 obtiene plaza en el pueblo sevillano de Villanueva del Río y Minas, donde solo ejercerá un curso, pues pronto será reclamado por los Jesuitas de El Puerto.

Cuando Ginés regresa a El Puerto de Santa María, continúa allí su labor como maestro nacional, primero en las Escuelas de la Sagrada Familia, conocidas como “La Escuelita” y más tarde en el Colegio SAFA-San Luis donde se jubiló en 1983,  a los 70 años de edad.

Foto tomada en las Escuelas Profesionales de la Sagrada Familia (SAFA), también conocida como 'Escuelita'. Año 1971. Claustro de Profesores: Arriba, de izquierda a derecha: D. Francisco del Castillo Tellería, D. Manuel Sierra, D. Antonio Muñoz Cuenca, D. Manuel Montalvo, D. Francisco Menor, D. Antonio Montes, Don Enrique Cabrera. Abajo, de izquierda a derecha: D. Lino Alonso, D. Diego Mora, Doña Vicenta, D. Justo, D. Ginés Hidalgo Crespo.

Ginés murió cinco años después de su jubilación, con setenta y cinco, el 12 de agosto de 1988 --hace 20 años--, sin apenas el reconocimiento de la Orden Jesuita, a cuyo proyecto educativo había entregado gran parte de su vida, pero con el afecto, el recuerdo, el cariño y el respeto de la mayoría de los que fueron sus alumnos, por lo que donde quiera que esté, estamos seguros que estará disfrutando del descanso eterno de los hombres justos.


Foto tomada en el internado de SAFA, en Úbeda (Jaen). Año 1951. Alumnos procedentes, mayoritariamente, de El Puerto: Arriba, de izquierda a derecha: El primero es José Campos Hidalgo, seguido de José Galera Herrera, Pedro Galván, Gabriel Calatayud, Antonio Letrán. Fila Central, de izquierda a derecha: Juan García López, Sobrino del Padre Torres, Juan José Soto Hidalgo, Manuel Sánchez García. Abajo, de izquierda a derecha: José Luis García López, Benito Espinar, Antonio Rodríguez Huertas, Antonio Muñoz Cuenca.

LOS COMIENZOS DE GINÉS.
Ginés Hidalgo Crespo nació el 13 de julio de 1913 en la Villa de Sabiote (Jaén). En su pueblo mucha gente se tiene que llamar Ginés, porque ese es el nombre del patrón de Sabiote. Hijo de Juan José, un trabajador del campo y de Isabel, de oficio panadera, desde niño quiso ser agricultor como su padre, pero ayudado por D. Arturo, el maestro del pueblo, que detectó en él ciertas aptitudes para el estudio, y por su progenitor que era hombre de aspiraciones, hicieron que la vida le llevara por otros derroteros y acabara estudiando magisterio en Granada, cuidad que le enamoró y a la que siempre quiso volver.  Acabada la carrera y tras realizar el servicio militar en Madrid en 1936, ya en los albores de la Guerra Civil, vuelve a Sabiote donde se recluye voluntariamente comenzando su andadura como maestro, primero ayudando desinteresadamente al que fuera su maestro D Arturo y siendo nombrado un año más tarde por el Ayuntamiento para trabajar en las Escuelas del pueblo de manera oficial. No obstante esta labor sería breve, ya que en ese mismo año fue movilizado al 5º Regimiento Ligero de Artillería en Valencia y más tarde trasladado a Alicante, donde permanece hasta 1939 y, una vez acabada la contienda incivil regresó a su pueblo, Sabiote.

De nuevo allí comienza su labor como maestro, al ser nombrado en Lupión (Jaén), donde ejerce hasta 1941. Fue durante estos años cuando entra en contacto con los Jesuitas. Conoce al padre Rafael Villoslada, (en la foto, accediendo al coche en la puerta de lo que hoy es el Edificio San Luis) sacerdote granadino de espíritu firme, que con gran tesón y sentido de la eficacia -según reza en su biografía- se proponía la ingente tarea de reconstruir y mejorar la sociedad andaluza tras los desastres de la Guerra Incivil, y que necesitaba gente en quien confiar y transmitir sus ilusiones y entusiasmo; depositando parte de ésta en quien nos ocupa y a quien confió la puesta en marcha de escuelas en Alcalá la Real, Villanueva del Arzobispo, Baena y definitivamente las Escuelas de la Sagrada Familia de El Puerto de Santa María. (Fotos: colección Vicente González Lechuga).

Mª Carmen Fernández Sánchez

Maricarmen es una hija de El Puerto, de familia de portuenses conocidos por todos. Si, además, nos remontamos a sus abuelos e incluso bisabuelos, como vamos a hacer, enseguida localizamos sus ancestros. Pero antes hablemos de esta joven emprendedora, Diplomada en Educación Física y también en Fisioterapia,  10 años al frente de un Centro de Fisioterapia situado en una de las vías con nombre más bonito de El Puerto:  la avenida de la Libertad, donde se encuentra Fisiobahía. Nótese que el sufijo bahía aclara la vocación abierta de la ciudadana Maricarmen. Por sus expertas manos han pasado muchos dolientes de El Puerto que allí han sido resanados, restaurados, con técnicas expertas y, sobre todo, con la alegría, el optimismo y el trato familiar que dispensa Maricarmen y su equipo. Pero además ha realizado cursos de Acupuntura para Fisioterapeutas, Osteopatía Básica o Fisioterapia ante la Salud y la Práctica Deportiva.

Maricarmen has strong connections to El Puerto since she’s from a family of portuenses known by the whole town. If we go back to her grandparents and even great grandparents, as we shall do, we can immediately find her ancestors. But first let’s talk about this young entrepreneur who has a Diploma in Physical Education and also in Physiotherapy. She’s been in charge of a Physiotherapy Centre for 10 years which is located in a street with one of the nicest names in El Puerto:  la avenida de la Libertad (Avenue of Liberty), where “Fisiobahía” (Physiobay) has it’s offices. Note that the suffix bahía (bay) demonstrates Maricarmen’s clear interest in treating local patients from the area. Many sufferers of aches and pains from El Puerto have been treated by her expert hands and have been healed, restored to health, with expert techniques and, above all, with the joy, optimism and familiarity with which Maricarmen and her team treat their patients. She has also taken courses on Acupuncture for Physiotherapists, Basic Osteopathy and Physiotherapy in relation to Health and Sports.

Los apellidos de Maricarmen son muy conocidos y si me apuran, hasta corrientes por repetidos: Fernández y Sánchez. Pero ahí va la información que rápidamente hará que esos apellidos se distingan al comprobar de quienes proceden.  Por su familia paterna: hija de Eloy Fernández Lobo, conocido empresario de la Ciudad; nieta de Eloy Fernández Moro, que tuvo un almacén de Ultramarinos en la calle Vicario esquina con Sierpes, al lado del mercado de Abastos; y sobrina nieta de Manuel Fernández Moro, último alcalde de El Puerto durante la Segunda República. Por su familia materna: hija de Rosa Sánchez Matabuena, conocidísima familia de El Puerto de toda la vida, de la calle Cielos; nieta de Francisco Sánchez Pérez, funcionario municipal; y bisnieta de Quico Sánchez Pérez, aquel fotógrafo  de principios del siglo pasado, contemporáneo de otro pionero de la fotografía local: Justino Castroverde. En esta ocasión vamos a hablar de la rama paterna, que de la materna, con otros primos o sobrinos, otros personajes, tendremos ocasión de volver a esta publicación electrónica.

El abuelo, Eloy Fernánez Moro, había nacido en 1906 en el municipio onubense de Cumbres Mayores. Era marchante, viajante o representante de Ultramarinos y se acabó estableciendo en El Puerto con su padre y hermanos, abriendo una tienda, un almacén de ultramarinos que, fíjense que curioso,  no era gestionado ni por gallegos ni por montañeses, estando situado en Vicario esquina con Sierpes, como ya hemos dicho. Otros hermanos del abuelo Eloy fueron Concha, Miguel, Máximo y Ramona, abriendo estos dos últimos, también, su propio Ultramarinos en la esquina de la Calle Santa Clara esquina con Zarza. Recuerda Maricarmen los andares ágiles de su abuelo, su aspecto que prácticamente no cambió desde que ella tuvo uso de razón, el naranjo de su casa, lo imaginativo y constante que era. Probablemente esa imaginación fue la que sus hijos heredaron, Eloy y Manuel, ya que ambos estudiaron sus respectivas carreras mientras colaboraban -trabajaban- en el negocio familiar de Ultramarinos, siendo ambos personas de ingenio. (El abuelo, Eloy Fernánez Moro, en una foto con Maricarmen tomada en 1974, con 68 años).

En la imagen, la tienda de Ultramarinos del abuelo de Maricarmen, que se fue transformando lentamente, pasando a convivir dos negocios, el de alimentación y el de la electrónica y la radioafición, ya dirigido por su tío Manolo. En la foto aparece el abuelo Eloy, poco antes de su fallecimiento con 95 años en la tienda, tal y como está en la actualidad: es un comercio de productos de electrónica de consumo, radioafición, reparaciones, antenas, etc.,  dirigido tanto al gran público como al especializado, llamada Selenio Radio, gestionado por Manuel Fernández Lobo.

EL ÚLTIMO ALCALDE DE LA II REPÚBLICA.
Manuel Fernández Moro, fue el último alcalde que dirigió los destinos El Puerto -durante apenas cuatro meses- al final de la Segunda República. En los convulsos meses previos a la rebelión militar del 18 de julio de 1936 que daría paso a la Guerra Incivil, El Puerto había conocido tres alcaldes pertenecientes a la coalición de izquierdas del Frente Popular: Francisco Veneroni Arcos (21 Febrero-18 Marzo 1936) -ya que Francisco Cossi Ochoa había declinado serlo-; le sucedió José Blandino Mitges (18 Marzo-24 Abril 1936) y por último Manuel Fernández Moro (24 Abril-18 Julio 1936), siendo detenido en su despacho de la Casa Consistorial en la Plaza de Isaac Peral y conducido a prisión, donde “desaparecería” sin dejar rastro.
Manuel Fernández Moro era militante de Izquierda Republicana, el partido liderado por el presidente de la República, Azaña. Manuel, desapareció durante la tercera semana de agosto de 1936 -había estado preso en el Penal- custodiado tanto él como otros militantes y simpatizantes republicanos por funcionarios de prisiones y un destacamento del ejército con la misión de vigilar a los presos políticos. De ahí lo extraño de estas desapariciones. El investigador Jesús Núñez ha estudiado la historia de otro portuense  que fue alcalde de la Ciudad durante dos periodos, y cuyo final también se desconoce: «Francisco Cossi Ochoa 1898-1936. El último presidente de la Diputación de Cádiz en la II República. Una muerte sin esclarecer». En dicho libro se afirma que en los primeros meses de la Guerra Incivil era usual que una siniestra camioneta, bautizada como La Viuda Negra, conducida por milicianos facciosos se llevara presos de la cárcel. Sus cuerpos eran luego encontrados en los alrededores de la Plaza de Toros. Nunca apareció el de Manuel Fernández Moro. (La ilustración, carboncillo de Manuel Romero Brú, situado en la Galería de la Planta Noble de la Casa-Palacio Municipal).

Federico Herrera Síñigo

«Federico Herrera Síñigo, debió nacer en El Puerto sobre los años finales del siglo XIX, porque, al morir, sobre los setenta del siglo pasado tenía ochenta años y, aunque estaba en perfecto estado de revista, estaba fatal de los pies y tenía una quebradura. Esto es lo común en quienes han pasado la vida detrás de un mostrador.  Federico comenzó su vida laboral como dependiente de Casa Llanes, un comercio de tejidos que había en la esquina de la calle Misericordia con Luna, donde hoy la cervecería. Cuando los Llanes se fueron a Madrid, Federico entró a formar parte del elenco del Refino "Las Novedades" de don Luis Pérez Grant, en la calle Larga, esquina a Ricardo Alcón, Correos o del Muro, que todavía subsiste.

Federico Herrera Síñigo must have been born around the end of the 19th century in El Puerto because on his death in the 1960s he was eighty and, although he was in perfect condition, he had terrible problems with his feet and he also suffered from a hernia. This is common in those who have spent their life behind a counter. Federico started working as a shop assistant in Casa Llanes, a textile business on the corner of calle Misericordia and Luna, where the pub is today. When the Llanes family went to Madrid, Federico joined the staff at Luis Pérez Grant’s Refinery “Las Novedades” on the corner between calle Larga and Ricardo Alcón, the Post office or del Muro, which still remains today.

Allí hizo carrera como dependiente con su fraternal Pepe Sánchez Pérez, sobrino de don Luis, que heredó el negocio de su tía Doña Rosalía Tinajero Íñigo, la viuda de aquél. Federico era hombre educadísimo, cordial, sabedor de muchos saberes, metódico, servicial... Vivía en la calle de La Palma, esquina y vuelta con la calle Comedias, en el bajo. Se había casado con Doña Magdalena Péculo, por lo que era cuñado del ínclito don José Luis Péculo, benemérito cofrade de la Humildad y Paciencia, y de Pecúlo el de la Electra Peral. Federico tuvo tres hijos: José Luis, Conchita y Antonio. Federico, por su parte, era cofrade del Cristo de la Veracruz y Nuestra Señora del Mayor Dolor, andadura que comenzó, siendo niño y cuando la cofradía tenía su sede en la capilla de La Sangre, en la calle Palacios, esquina a la calle Nevería, frente por frente a la tienda de Apolo. Federico, se veía desde una ventana de su casa por la calle Comedias, tenía una reproducción del Cristo de la Veracruz en talla, casi de tamaño natural, que veneraba y que sorpendía a los que pasaban por la calle.

Otro de sus amores, que por eso lo traigo a aquí hoy, era la Santísima Virgen de los Milagros, a la que ayudaba a vestir en el tiempo en que la Condesa de Osborne fue camarista. Federico era un “fijo” a la hora de aderezar el paso de nardos y empujarlo por las calles del Puerto en la procesión, era porque su bisabuelo, el orfebre Don Manuel Síñigo, fue el autor del templete de plata de la Virgen, lo que llevaba a gala. Síñigo dejó una magnífica y acabada obra en plata en toda la provincia y singularmente en El Puerto y en las Catedrales de Cádiz y la hoy de Asidonia-Jerez.

Ahora que han terminado los cultos a la Patrona, he hecho recuento mental y he echado de menos a Federico, a Antonio Castillo, a Diego Utrera, a Pepín Ruiz Jurado..., empujando el paso, y me he acordado de ellos y he visto, por mis propios ojos, el prodigio de que otros históricos, Agustín Vela Mariscal, con noventa años, y  Tani Vélez Rodríguez, con casi ochenta, sigan empujando la carroza de la Virgen. Que sea por muchos años y que Federico los espere tantos más.» Luis Suárez Ávila. Publicado en Diario de Cádiz sobre los años finales del siglo XX. (En la foto de los años 40 del siglo pasado, Federico Herrera, en el centro de la imagen).

Federico Herrera Síñigo, con su mujer, Magdalena Péculo, con la que tuvo tres hijos: José Luís, Conchita y Antonio, a las puertas de su vivienda en la calle de La Palma, casi esquina con la Calle Comedias. (Fotos Colección Vicente González Lechuga).

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Carmen Álvarez Marín, realizadora de Tele Puerto

Carmen es cañailla de nacimiento, vive (o duerme) en Sanlúcar y trabaja (o vive) en El Puerto desde hace casi nueve años. Es un prototipo de ciudadana de la Bahía de Cádiz y su zona de influencia. Técnico Superior en Realización de Audiovisuales y Espectáculos y Técnico Especialista en Imagen y Sonido, ha trabajado en Sanlúcar Información, Diario de Cádiz, Nivel 5 Producciones, Onda Luz TV y en la actualidad es Realizadora en Tele Puerto.  Hace un trabajo escondido en nuestra Ciudad -muy de Puerto Escondido-, lleva mucho tiempo aquí y casi nadie la conoce; trabaja en el estudio de Realización o encerrada en la Unidad Móvil -aunque ésta hace tiempo que no sale a la calle- de Tele Puerto. Y mantiene un Blog, Retazos de Azul, con composiciones fotográficas de su creación. Es Carmen Álvarez Marín.

Carmen is cañaílla by birth (from San Fernando), she lives (or sleeps) in Sanlúcar and has worked (or lived) in El Puerto for almost nine years. She represents a typical inhabitant of the Bay of Cádiz and its surrounding area. She has an HND in Technical Audio-visual and Show Production and is a Specialist Image and Sound Technician, she has worked at the newspapers Sanlúcar Información and the Diario de Cádiz, in the production companies Nivel 5 Producciones, Onda Luz TV and is currently producer at Tele Puerto. Carmen carries out a secret job in our town and very few people know her; she works in the Producing Studio or shut away in the Mobile Unit and hasn’t seen the light of day for some time. She keeps a blog,   Retazos de Azul (Brush strokes in Blue), with photographic compositions created by her own hand. Her name is Carmen Álvarez Marín.

«Mi trabajo me encanta, la realización en Televisión, en Tele Puerto. Me gusta la tensión del directo, el trabajo en equipo. Intentar mostrar a todo el que quiera ver lo que acontece en cualquier lugar. Llevar la imagen buena de El Puerto a las casas, llevar lo que no pueden ver in situ. Lo que más me gusta  es realizar en la Unidad Móvil; me va eso de transportar la imagen a los hogares desde cualquier punto de El Puerto. Meterme en el furgón y ofrecer a El Puerto todo lo que mis ojos puedan ver. Me encantaba realizar el concurso típico de bailes "Los tanguillos" eso que se hacía en el Salón Moderno. El concurso de agrupaciones carnavalescas. Me gusta realizar la Semana Santa, aunque es un tema que a mi personalmente no me dice, pero me gusta ver la cara de espasmo de la gente, la sorpresas, tristezas,... el silencio. Me produce mucho respeto e impacto. No me gusta realizar la Feria, pues me parece que la Feria de El Puerto es para disfrutarla, no para trabajarla. Tambien me gusta realizar los actos institucionales, la seriedad y responsabilidad. La confianza que Telepuerto siempre ha depositado en mi, ya que desde hace casi 8 años realizo los acontecimientos importantes que han ido ocurriendo en El Puerto. Mis ojos en todos estos momentos son para El Puerto, y con mucho gusto.»

Cree que El Puerto se merece una Televisión en condiciones, una Televisión Pública, socialmente comprometida, digital y de calidad. Con una programación al servicio del cuidadano. Una buena programación cultural, haciendo una defensa de nuestro patrimonio, programas educativos, pedagógicos, protegiendo siempre al menor,  dejando a un lado la telebasura que a día de hoy inunda todas las televisiones. Programación temática de cine, naturaleza, deportes, noticias, documentales, etc. La televisión analógica que todavía tenemos queda ya anticuada, y viene la televisión digital. Es consciente y cada día más, del poder y de la influencia de este medio de comunicación de masas, sin duda el más importante que ha inventado la humanidad. Aunque,  por el camino que vamos, quien sabe si le quitará el puesto Internet...

Actualmente le entristece mucho la situación laboral que están padeciendo en Tele Puerto, con el paso a la Televisión Digital Terrestre -la TDT; «a las televisiones de toda la vida nos han dejado meses de vida, después de tantos años de lucha y de trabajo nos ha dejado la Junta de Andalucía sin Licencia en TDT».

«Me gusta mucho la fotografía, el encanto del Blanco y negro, cuando tenía el laboratorio en casa, pasaba horas y horas a oscuras revelando. Me gusta fotografiar los azules de Cádiz, las playas, marismas, salinas, esteros, los cielos. El Azul que tenemos en nuestra bahía sólo está aquí. Fotografiar a los músicos, imaginar sonidos de colores con las fotos. La temática que actualmente trabajo es "La ropa tendida", me dice mucho, estatus social, limpieza, orden... dependiendo  de las formas de tender imagino cómo es una familia, me hago mis historias, me gusta mucho imaginar. Me gusta la fotografía socialmente comprometida, fotos de naturaleza, me flipan las aves...» Deberían visitar su página web Retazos de Azul.

La apasiona la música, toca sin parar la guitarra acústica “su Ibánez negra y plata”. Le gusta tanto o más la canción de autor, el rock, jazz... La música clásica la enajena el sonido del cello la encanta... Jacqueline Du Pré, Daniel Barenboim... óperas, zarzuelas... etc.  Le gusta casi toda la música: Rollings Stone, Led Zeppelin, Billie Holiday, Frank Zappa, Extremoduro, Los Enemigos, Joaquín Sabina, Serrat, Jorge Dexler, Paco Ibáñez. Adora a Silvio Rodríguez. Su favorito es Javier Ruibal, su "Pensión Triana" y él lo sabe. Trabajando en El Puerto tiene la suerte de poder “acorralarlo” más de una vez. Compone canciones, canta a estos cantautores, sobre todo a Ruibal, Paco Ibáñez, Silvio y Sabina.

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