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La fotografía tiene 101 años. En ella aparece la redacción de la Revista Portuense, sentados de izquierda a derecha: Mariano López Muñoz, andalucista y socio fundador de Racing Club Portuense; Luís Pérez Gutiérrez, propietario de la publicación; Manolo Soto, Javier Caballero, Antonio Peñasco y de pie junto a éste, el comediógrafo Pedro Muñoz Seca. (La foto es del año 1907 y pertenece a la Colección Pérez Pastor).

La Revista Portuense fue fundada en la última década del siglo XIX, por un joven Dionisio Pérez Gutiérrez, que se publicó ininterrumpidamente entre 1890 hasta 1938, salvo un periodo del gobierno republicano, recayendo la dirección en los hermanos y sobrinos del fundador. Muy próxima al Partido Conservador durante la Restauración, muestra una postura muy cercana a la C.E.D.A. durante toda la Segunda República. Estaba dirigido por Luís Pérez Gutiérrez. Su difusión era exclusivamente de ámbito local. Era una publicación diaria y familiar para los habitantes de El Puerto, que tenía su taller de impresión y redacción en la calle Larga, nº 116, donde estuvo hasta bien entrado 1970 la Papelería Imprenta Pérez Pastor.
En febrero de 1928, la Revista Portuense hacía referencia a los primeros encuentros futbolísticos de cierta entidad que tuvieron lugar, en concreto el 7 de febrero de 1928 deja constancia de un “match” en la Plaza del Polvorista entre el C.D.Europa de Jerez y la Agrupación Deportiva de El Puerto, un conjunto que destacaría en numerosos amistosos de aquel año, con resultado de empate a un gol. Esto ocurría en una Ciudad donde por entonces se podía beber “Coñac Terry” o “Manzanilla Maruja” e incluso “Fino Jardín”; el Teatro Principal no cesaba en ofrecer actuaciones y obras como “La mujer sospechosa”, sonetos de Villaespesa, las obras de Jacinto Benavente a 2,50 pesetas y las exitosas creaciones de Muñoz Seca; los vapores hacia Cádiz partían a las 12.00 horas y a las 16:00 horas, a la vez que en las tertulias de los cafés, en la calle Larga, sólo se hablaba del dragado del Guadalete y de las visitas aisladas de Miguel Primo de Rivera, que gobernaba el país tras un golpe de estado. Faltaban solo 9 años para que la publicación cesara en su actividad.

«Una edición original de la Revista Portuense, de 1891 a 1938, se conserva en el Archivo Histórico Municipal, inicialmente bajo el título figuraba la leyenda ‘Periódico Independiente y de Intereses Materiales y Especiales’ para, en 1897 cambiar a ‘Diario de la mañana. Extensa información telegráfica’. Al inicio del siglo XX, en 1908, la leyenda del encabezamiento definía a la Revista Portuense como ‘Periódico Político y Literario’, cambiando en 1911 a ‘Periódico Literario y de Intereses Generales’ para, definitivamente, adoptar el escueto ‘Periódico de la mañana’. A partir de la década de los años veinte del siglo pasado». (A.G.R.).

Las ideas relacionadas con los cabellos entre los pueblos del Mediterráneo partían de la base de que éstos simbolizaban la plenitud y la vitalidad del hombre. El cabello no es una parte del ser humano que dependa de su voluntad, crece de forma espontánea, incluso más allá de la muerte durante cierto tiempo. El cabello era por lo tanto portador de muchos simbolismos, y de alguna manera, cada individuo se sentía representado por sus cabellos. Cuando el cabello se caía o se volvía gris, el individuo se sentía amenazado por la edad o la enfermedad y sentía mermada su capacidad vital.
El ser agarrado por el pelo, incluso hoy en día, es sinónimo de ser vencido y quedar a la merced del otro. El faraón agarraba a sus enemigos por el pelo para demostrar que los sometía. En otras culturas antiguas sucedía algo parecido, si una persona se dejaba tocar los cabellos por otra significaba que le entregaba su voluntad y demostraba sumisión. Por ejemplo entre los germanos, el simple hecho de tocarle las barbas a alguien significaba una adopción, y entre los griegos, este mismo gesto significaba sumisión y petición de clemencia. Incluso se llegó a atribuir poderes mágicos al cabello, todos recordamos el episodio bíblico de Sansón y su fuerza en los cabellos. Hasta en el lenguaje coloquial se percibe esta importancia de los cabellos, puesto que todos hemos oido expresiones como “subirse a las barbas” o “tomar el pelo” como falta de respeto, “jugarse el bigote” para decir arriesgar la vida, o antiguos juramentos que decían “por mis barbas” que era tanto como decir “por mi vida”.
Entre las culturas antiguas también encontramos que el cabello tenía una gran importancia en los diferentes momentos de la vida, y con frecuencia había ritos relacionados con él en los cambios de etapa en la vida de las personas, como puedan ser la infancia, pubertad, maternidad, sacerdocio, los ritos funerarios.
En la imagen, Tuli, una peluquera que pasea su buen porte por las calles del centro de El Puerto y que se mantiene, fiel a su profesión, con el mismo empuje de siempre.

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"De nuevo en ruta, logran escapar de las Sirenas, cuyo canto hace enloquecer a quien las oiga. Para ello, Odiseo ordena a sus hombres taparse los oídos con cera exceptuándolo a él y manda ser atado al mástil. Escapan también de las peligrosas Caribdis y Escila. Consiguen llegar a Trinacria (nombre griego de Sicilia), la isla del Sol."

La Odisea. Canto XII
(Homero).

En la fotografía, Juan Luis Moreno Acosta, Juez de Regatas Oceánicas de España; Juez en las Regatas de la Copa del Rey y la Semana Náutica Internacional de El Puerto. Ha sido  Comodoro del Real Club Náutico. En la actualidad, jubilado jubiloso, reparte su oceánico tiempo libre entre sus más queridas aficiones: la fotografía y la informática. En cuanto a la primera está especializándose en novedosas imágenes marítimo terrestre: tiene completo el litoral portuense. Con respecto a la informática ha diseñado y perfecciona diferentes programas auxiliares para Regatas y Competiciones Náuticas.

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Corrían los años 60 y 70 del siglo pasado. Por entonces El Puerto no era todavía segunda residencia de casi nadie y la especulación de los ladrillos no había alcanzado su paroxismo en nuestra Ciudad. Un hombre del Puerto hizo por los portuenses mucha más cosas que tantos y tantos políticos que han pasado por la Casa Consistorial, desde su puesto de empleado público: proporcionarles una vivienda digna cuando la Constitución que hoy nos lo ‘asegura’, todavía no estaba promulgada.

Con un apariencia espartana y humilde, pero con mucha constancia. Eso ocurría cuando El Puerto empezaba a expandirse y sus habitantes parecían escapados de lo antiguo: del casco histórico; cuando se abandonaban los partiditos y las casas de vecinos; cuando los cuartos de baños y las cocinas dejaban de ser compartidos; cuando se desertaba de las Casas Palacios compartimentadas en ‘soluciones habitacionales’; cuando la ilusión de toda pareja que se iba a casar se podía hacer realidad a un precio razonable; o cuando muchas familias numerosas ‘juntaban’  para comprar un piso de Rebollo...

Un piso del entonces Patronato Municipal de la Vivienda “Nuestra Señora de los Milagros” que, por inexplicables ajustes de cuentas de la transición desapareció para siempre, para dejar ese espacio en manos de los cuatreros que han venido haciendo imposible que un portuense normal pueda tener una casa –normal- a un precio razonable. Algo que se pudo haber solucionado durante el largísimo mandato de los independientes en la Ciudad y que, como muestra, solo ha dejado 54 viviendas, en diverso régimen, en los últimos 4 años, frente a las miles que construyó el extinto Patronato. Este que escribe no entiende de promociones inmobiliarias, ni de compraventas, ni de urbanizaciones, ni de desarrollo urbano, pero si sabe que una vez, durante muchos años, esto fue posible en El Puerto de la mano de la voluntad política y de la constancia de un señor con el que nuestra Ciudad estaba en deuda: D. Manuel Rebollo Laynez.

¿Podrá el título de Hijo Predilecto de la Ciudad, entregado el pasado abril  recompensar tanta entrega y tanto acierto Parafraseando a otro alcalde que fue de El Puerto, Fernando T. de Ferry: ‘hay que oir del viejo el consejo’ y buscar como repoblar el centro con nuevas viviendas en el Gran Puerto y dar cumplida respuesta al mandato constitucional de la vivienda. D. Manuel seguro que, como emérito, hubiera estado encantado de compartir sus conocimientos que, por otro lado, no son ningún secreto. Ahora que D. Manuel nos ha dejado  solo queda que la Plaza Manuel Rebollo, situada entre las Urbanizaciones El Ancla y el Naranjal, sea rotulada e inaugurada en presencia de su familia y sus amigos, para el recuerdo de a cuantos hiciera tanto bien y para que sus hijos y nietos puedan sentarse en la Plaza y recrearse en “lo bueno que era el abuelo”.
La fotografía está tomada en abril de este año en “Un Alto en el Camino”, pocos días antes de recibir el título de Hijo Predilecto de la Ciudad de El Puerto de Santa María.

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Los zapatos cantan bella canción
y entonan todos con su tacón.
La zapatilla, tacón puntilla,
no sólo canta, a veces, chilla.
La bota alta de los vaqueros
no canta tangos, canta boleros,
y los botines de ejecutivo,
a veces, cantan con voz de chivo.
Las alpargatas de fique fino
hacen un coro con mucho tino.
Y las chancletas por las mañanas
cantan en coro por las ventanas.
Esos zapatos de hacer deporte
cantan a dúo con su consorte,
y las sandalias de franciscano
tan sólo cantan en el verano.
Y los simpáticos mocasines
le cantan cumbias a los botines,
y estas boticas que tanto quiero
sólo le cantan a algún lucero.
Los zapatos con su canción
se van juntando en un montón
y, así, metidos en su rincón
cantan hermosa y bella canción,
la que se entona desde el tacón.
Zandra Montañés Carreño.

Isabel Navarro. Beluca, desde hace tantos años ya... en la tienda de la calle Luna, antes llamada Zapatería Rialto. Un paseo por la calle peatonal, una mirada al escaparate... y dejar volar la imaginación. ¿Qué canciones cantan los zapatos? ¿Y las botas altas de invierno? ¿Qué cantan las deportivas y las chancletas? Con ritmo alegre y juvenil, esta poesía de la colombiana Zandra Montañés nos lo cuenta:

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Camacho y José Mari, de maceros.
Camacho y José Mari, de maceros.

Las Mazas de Ceremonial datan de principios de la Edad Moderna y se llevan por funcionarios subalternos (maceros) delante de cabildos y corporaciones municipales, provinciales o legislativas. Su origen se remonta a las mazas de combate usadas en las Edades Antigua y Media y recuerdan las Fasces romanas, que eran "haces de varillas rodeando un hacha y ligadas con una correa", que llevaban los lictores o ejecutores de justicia delante de las autoridades de la Roma antigua.
La Maza de Ceremonial es un instrumento ritual, como si fuera un cetro de diversos metales (plata o bronce) plateado e incluso dorado terminado en bola o caja con diferentes tipos de adornos en relieve, aunque según modas, pueden ser instrumentos menos barrocos.
En la fotografía, José Camacho Arana, Jefe de Subalternos del Excmo. Ayuntamiento de la Muy Noble y Muy Leal Ciudad del Gran Puerto de Santa María, acompañado de otro subalterno, José María Nuñez Buhigas, ejerciendo como maceros en una sesión extraordinaria y solemne de la institución municipal, celebrada en el antiguo Monasterio de la Victoria, lugar habitual de este tipo de actos.

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Autoridades comunistas de la década de 1980 y dos técnicos de la Real Plaza.

La foto, en un burladero del callejón de la Plaza Real, está tomada por Espinosa, fotógrafo taurino de Diario de Cádiz, a principios de la década de 1980, es decir hace, aproximadamente 25 años. De izquierda a derecha y nunca mejor dicho: Mario Peluffo Rojas, Teniente de Alcalde de Policía Local; José Luis Sánchez Alonso (Selu), concejal de Vías y Obras; Manuel Espinar Galán, Teniente de Alcalde de Fiestas; Rafael Gómez Ojeda, segundo alcalde constitucional del nuevo periodo democrático; hasta aquí los comunistas. Con barbas, el gaditano ya desaparecido, Álvaro Portillo, perito del Ayuntamiento y Antonio González Sabio, peón de confianza de José Luis Galloso y en la actualidad, asesor de los presidentes de la Plaza de Toros de El Puerto de Santa María.

Las dos primeras estrofas de este canto lírico y descriptivo de un poeta local, Augusto Haupold Gay, que fue publicada en la revista «Cruzados» el 30 de agosto de 1947, puede ser lo suficientemente descriptiva de lo que suponía ¿y suponen? los «Toros en El Puerto», que es como se llama esta especie de himno luminoso.

Cuando Andalucía,
la dueña y señora de toda alegría,
se dice altanera:
«Ahí van mis tesoros
de gracia, de arte y simparía»,
sale una cualquiera
corrida de toros.
Sale una cualquiera...
Pero en el concierto
de tanta corrida famosa
la única, la grande, la hermosa,
la encierra esta frase:
«¡Toros en El Puerto!»

Augusto Haupold Gay

«Todo el proceso de la fiesta portuense -afirma Manuel Martínez Alfonso en la pg. 415 de su libro “El Puerto de Santa María en la literatura española»- aparece recogido en estos versos, si no muy recargados, sí perfectamente descriptivos, en esta semblanza tan llena de vida y animación».
(Foto: Colección V.G.L.)

Teresa Winthuysen Alexander
Teresa Winthuysen Alexander

Durante trescientos años los miembros de la familia Winthuysen, que fueron descendientes de unos contratistas de Indias de los Países Bajos, asentados en El Puerto de Santa María desde aproximadamente 1672, tuvieron por tradición entrar en las diversas ramas de las fuerzas armadas o de la iglesia, para servir al rey o a Dios. No así Javier de Winthuysen y Tejada, padre de Teresa Winthuysen Alexander -en la foto tomada en la cafetería Roma- que al nacer en plena época de mecanización de la marina, hizo que el abuelo de Teresa, se jubilara anticipadamente de la Marina y se dedicara al cultivo de las vides, en lo que hoy se conoce como el Pago de Winthuysen -de sobra conocido por las construcciones ilegales que se dieron no hace mucho-. Como resultado de de la participación del abuelo de Teresa en el comando de oposición a la Revolución Cantonal de 1868, decidió irse a vivir a Sevilla de cuyo gobierno local ocupó el cargo de concejal con la responsabilidad de Parques y Jardines. Quien sabe si por ello, el padre de Teresa abandonara la tradición familiar de servir a la Marina y se dedicó al paisajismo y al diseño de Parques y Jardines, algo de lo que fue una autoridad en España, tanto durante la República como del gobierno posterior, pintando, publicando libros, o creando organismos de protección de los Jardines Históricos.

Su hija Teresa Whintuysen, que reside en EE.UU., estuvo en El Puerto buscando los lugares donde vivieron sus antepasados. Localizó la casa familiar, que no es la que se dio a conocer hace diez años como de Winthuysen a principios de la calle Larga y donde iba un proyecto hotelero, sino que se encontraba en la misma acera de la misma calle pero en el lugar que actualmente ocupan Cajasol y la Delegación de Diario de Cádiz. Teresa ha coeditado un libro sobre la historia de su padre y del paisajismo en España de la mano de Javier de Winthuysen: «Memorias de un señorito sevillano». (Foto: A.G.R.)

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Ángel León. Restaurante Aponiente.

Está en Puerto Escondido, pero a la vista de todo el mundo. Su restaurante se llama “Aponiente”. Antes nos deslumbró con «El Tambuche». Está innovando con las técnicas de cocina: lo mismo usa unas brasas de huesos de aceituna para las carnes y pescados; igual clarifica los caldos con algas diatomeas; por lo mismo cuece en arena de playa langostinos del lugar, crea una gelatina con las escamas de los pescados o aprovecha el pescado “de descarte” de los arrastres para otros usos alimentarios. I+D con la Universidad de Cádiz y un gran capacidad de comunicación que le hacen estar en los foros nacionales e internacionales de la cocina. Jerezano de nacimiento es un buen representante de El Puerto de Santa María que ha escogido establecerse aquí y desde aquí se hace, a través de los medios de comunicación, del mundo. Prensa, televisión, producciones propias... Ángel León nos asombra.
Nos deja gastronómicamente boquiabiertos con el “Cartucho de camarones con emulsión de velo de manzanilla». Estos son sus ingredientes: Para el cartucho: 250 gr. Harina de garbanzo, 750 gr. Harina de trigo. 40 gr. Perejil, 50 gr. Cebolleta, 1 l. Caldo clarificado de lechuga de mar, 0,20 gr. Sal. Para el relleno: 1 Kg. Camarones, 150 gr. Garbanzo tostado, 60 gr. Cebolleta. Para la flor de velo: 1 l. Manzanilla, 1 l. Caldo de carabineros, 0,1 Kg. Lecitina de soja. Y esta su elaboración: Para el cartucho: Hacer la mezcla de las tortillas, freír a fuego suave. Una vez pre-cocidas enrollar en un cucurucho metálico. Congelar y atar con un hilo. Para el relleno: Picar la cebolleta en daditos, el perejil muy fino y hacer un polvo de garbanzos. Para la flor de velo: Reducir la manzanilla a la mitad, incorporar el caldo de carabineros Una vez frío añadir la lecitina de soja y emulsionar con el robot hasta obtener un aire de manzanilla. Y estos son el acabado y su presentación: Freír los cartuchos inmediatamente antes de servir. Quitar los hilos. Escaldar durante 10 seg. los camarones en agua. Mezclar con el picadillo de cebolleta y perejil. Colocar en el plato una raya de polvo de garbanzos, el cartucho relleno de los camarones. Acabar con el aire de manzanilla. En la foto Ángel León, en la Playa de La Puntilla. ¿Se puede ser más portuense?

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Escribe el investigador y escritor Antonio Gutiérrrez Ruiz, especializado en porteños del siglo XIX: «Tengo tan solo unos remotos recuerdos infantiles en los que la veo, tal como la retratas, impoluta, vestida de blanco, con un primoroso roete encanecido y un mantoncillo rojo-haciendo juego con el color de las bocas del canasto en el que portaba toda su mercancia- cruzado sobre el escuálido y anciano pecho. Era renegra como el Piyayo, curtido el rostro de venerables arrugas y, desgraciadamente, con poca o ninguna voz para pregonar, en una época en la que los viajeros foráneos de los trenes se asomaban curiosos y admirados a las ventanillas cuando paraba en la estación de El Puerto a ver y oir el pregón de los vendedores ambulantes...» (Foto superior: Colección V.G.L. Foto inferior: Colección J.M.M.)

laguachi_publi_puertosantamaria

La desaparecida Catalina Santos, «La Guachi» tiene una avenida en Valdelagrana, --antes esa vía se denominaba Maria Ana Mateo, Vda. de Terry-- bautizada así en el periodo del gobierno comunista a primeros de la década de 1980 y, también da nombre al restaurante cervecería que Romerijo tiene en el centro, donde se puede ver una fotografía a color de la exótica vendedora de mariscos. El fundador del Grupo Romerijo, José Antonio Romero Zarazaga le profesaba gran cariño, dándole  nombre a esa primera cervecería que abrió en 1975. También en la imagen que servimos a continuación, en una publicidad de Osborne de Fino 'Coquinero', aparece en un cristal pintado a mano que se encuentra en el Bar-Café 'La Moderna' de Jerez. Curiosamente no hemos encontrado ninguno en El Puerto.

"Simpática y pintoresca Sra. que vendía marisco por las playas y calles del Puerto allá por los años cuarenta y cincuenta. Se ayudaba con una cesta de mimbre y grandes dotes de persuasión e ingenio, que le permitía vender cualquier marisco que se propusiera a las personas y clientes que ella sabía que podían permitirse ese lujo.  Solía acompañarse para ayudarse en la venta de una cancioncilla pegadiza y alegre que en aquellos tiempos era típico de los vendedores callejeros, pregonando a los cuatro vientos las excelencias de sus productos. Vestía siempre ropa blanca impecable sobre la que destacaba un mantoncillo rojo con flecos que se dejaba caer sobre los hombros y ataba a la cintura como muestra la estatuilla. (En Nuestras instalaciones) Por su gracia, simpatía y eficacia en tan difícil labor a su avanzada edad consiguió gran popularidad en El Puerto convirtiéndose en un personaje entrañable y ya hoy legendario". Nono Romero Sánchez.

CATALINA “LA GUACHI”

Grito de cartel premiado;
salpicón de sangre y sal;
ejército de coral
sobre nieve desplegado.
De salitre va cuajado
el eco de su pregón;
y, a juego con su mantón
-siempre enhiesto cual bandera-
se enciende la cabellera
con un clavel reventón.

Manuel Sánchez 'Zutanito'.

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