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PERC0 | Texto: Antonio Gutiérrez Ruiz [*]

Pedro de Medina, arquitecto español del siglo XVIII que realizó su labor profesional en Cuba, es el que queremos dar a conocer a los seguidores de GdP en nuestra colaboración de hoy, disipando las dudas, o mejor dicho, aclarando y puntualizando la extendida y generalizada opinión reflejada en gran parte de la bibliografía consultada en la que se le cita como “arquitecto gaditano”.  Pedro de Medina y Galindo nació el 2 de febrero de 1738, en El Puerto de Santa María, y ese mismo día recibió el agua bautismal en la iglesia Mayor Prioral de manos del cura de la misma don Carlos Ángel Natera que le impuso los nombres de Pedro, Francisco, Joseph. Era hijo de Juan de Medina y de Catalina Galindo, vecinos de El Puerto en esa fecha y anteriormente de la cercana ciudad de Jerez, en cuya parroquia del Salvador habían contraído matrimonio.  Fue su padrino Pedro Joseph Romero y el acta que certifica el Sacramento está inserta en el folio 143 vuelto del Libro de Bautismos del año de 1738 de dicha   iglesia parroquial.

...continúa leyendo "2.107. PEDRO DE MEDINA Y GALINDO. Arquitecto portuense. Figura destacada del barroco colonial cubano."

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El Teatro Principal realizó esta curiosa campaña de publicidad para anunciar que, hace 62 años, el 10 de mayo de 1952 se estrenaba en El Puerto ‘Lo que el viento se llevó, --una de las películas mas famosas de la historia del Cine--, a los 12 años de su rodaje, en 1939.

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Basada en la película del mismo título de Margaret Mitchell, el rodaje que duró 125 días, supuso cambios importantes en la técnica cinematográfica. El afiche que ilustra esta nótula fue impreso en Gráficas Andaluza, imprenta que estuvo en la calle Larga.

1952

Era alcalde de El Puerto Luis Caballero Noguera. Se estrenaban, además la película ‘La Niña de la Venta’, dirigida por Ramón Torrado, con familia en El Puerto y protagonizada por Lola Flores y Manolo Caracol.

cine-005613En julio se celebró en el Tiro de Pichón la tirada de Copa del Campeonato del Puerto de Santa María, con 58 escopetas. La Plaza de Toros era adjudicada hasta diciembre de 1953 al empresario Manuel Belmonte García, a razón de 50.000 pesetas mensuales. El 3 de agosto de ese año se celebra una corrida de toros con Luis Miguel Dominguín, Rafael Ortega y Antonio Ordóñez; ese día entraron en El Puerto para ver el espectáculo, según estudio encargado al efecto, 1.522 vehículos, de los cuales 1.431 fueron automóviles y 71 autobuses.

Aquel año de 1952 llegaba a El Puerto, destinado al Instituto Santo Domingo, el profesor de Geografía e Historia Enrique Bartolomé López-Somoza. Mariscos Romerijo iniciaba su andadura empresaria. Rafael Alberti publica ‘Buenos Aires en Tinta China’ y ‘Retornos de lo vivo lejano’. El pintor porteño, afincado en Sevilla, Juan Miguel Sánchez pintaba el cartel de la Feria de Primavera. Francisco Dueñas Piñero empezaba a dirigir la Banda Municipal de Música hasta el año 1982. Y desde 1952 y, hasta 1977, la Academia de Bellas Artes, Santa Cecilia organizaba la Cabalgata de los Reyes Magos. En 1952 los hermanos Merello se hacían cargo de la empresa Cacao Pico. Nacían el historiador local Javier Maldonado Rosso, Director del Centro Municipal de Patrimonio Histórico y el profesor de judo Tadeo Díaz; el notario José Ramón Salamero Sánchez-Gabriel; las políticas Rosa Díez y Esperanza Aguirre, la actriz Teresa Rabal, el cantante italiano Umberto Tozzi. Moría Eva Perón.

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Este lunes pasado nos dejaba huérfanos de su magia, Juan Escolano Paul, doblemente porteño, nacido en la vecina villa de Puerto Real y vecino de El Puerto desde 1971. Casado con Chica Pico Ruiz-Calderón, ni ella ni sus cuatro hijas ni sus nietos, podrán disfrutar más de sus juegos de inteligencia y de sus manos, de sus pompones mágicos que hizo célebres, este gran amigo de todos, colaborador incansable con muchas causas sociales, que siempre tenía una sonrisa, un juego improvisado, una ocurrencia con la que provocar el asombro en niños y mayores.

Amigo de ilusionistas conocidos como Juan Tamarit, Julio Carabias, Juan Antón, Pepe Carroll, de Idígoras el dibujante mago, del porteño Juan Luis Rubiales, y de tantos y tantos personajes mágicos y aficionados a tan apasionante mundo de la ilusión, a los que aglutinaba en torno a su persona por su carácter, su saber hacer y sus ganas a pesar de los años vividos. Vivió la segunda parte de los estudios de peritaje industrial en Madrid, donde tuvo oportunidad de admirar y codearse, e incluso actuar con personajes que destacaban en el mundo de la farándula de la época, llegando incluso a actuar en el Circo Price y en TVE.

Aunque su vida profesional discurrió por diversos y variados derroteros, la magia era la que animaba la vida de Juan, que cada mañana, al salir de casa tenía la oportunidad de ver la fachada de la casa de Rafael Alberti, en la calle Santo Domingo, el que fuera presidente de la Sociedad Gaditana de Ilusionismo, con sede en El Puerto. En la casa familiar, una casa de El Puerto del siglo XIX, Juan tenía ‘la habitación de la Magia’, donde rodeados de artilugios, libros y trucos, exhibía con orgullo su epígrafe profesional ante la Seguridad Social: Ilusionistas, Payasos y Caricatos. Orgulloso de ello, Juan buscaba la sonrisa, la sorpresa y la ilusión que ya no nos podrá regalar en persona, aunque siempre permanecerá en nuestro recuerdo la magia de Escolano. /Texto: José María Morillo

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Esta es la historia de cómo asistí al nacimiento de una saeta a Jesús Nazareno de El Puerto, de cómo cambió de casta, de cómo cambió de mano, y entró en la cadena irrefrenable de la tradición:

Manuel Machado, en cuatro versos, hizo un conciso tratado de la anonimia de las coplas populares:

Hasta que el pueblo las canta,
las coplas, coplas no son.
Y cuando las canta el pueblo,
ya nadie sabe su autor.

Y viene al cuento recordar cómo una poesía de autor llega a ser copla. Es un hecho misterioso, que se escapa de las manos del que la compone, el que una obra culta prenda en la tradición popular y se confunda con ella.

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De izquierda a derecha, Alfonso Terry entrega a Luis Suárez Rodríguez la medalla de socio número 1, cofundador de la Asociación de Ntro. Padre Jesús Nazareno en 1927 y cuyos estatutos se aprobaron en 1941, en presencia de un joven perteneciente a la colonia alicantina y el veterano hermano Antonio González Rivera.

Por los años cuarenta, mi padre, Luis Suárez Rodríguez, compuso unos "Gozos de Nuestro Padre Jesús Nazareno" a los que el Maestro de Capilla de la Prioral puso en música e interpretaba todos los años en el famoso quinario del Nazareno. Uno de los cinco motetes decía:

Divino Padre Jesús,
no te abraces al madero;
suelta y déjame la cruz,
porque yo llevarla quiero,
en vez de llevarla Tú.

Y año tras año, el coro del recordado maestro don Francisco Dueñas Piñero con acompañamiento del órgano grande de la Prioral, reforzado con los violines de don Ramón Zarco y de Agustín Moreno, cantaba los "Gozos" en el ejercicio del quinario. En el presbiterio del altar mayor --añadido con su ampulosa maquinaria efímera de altar para los "Cultos"--, con ciriales, incensarios y naveta pululábamos, de dalmática, toda aquella "Comunidad de Venerables Granujas", como Don Antonio Cía (Ver nótula núm. cxx en Gente del Puerto) nos apodaba a los eventuales monaguillos nazarenos. Tras el rezo del quinario, los "Gozos"; tras los gozos, el sermón; tras el sermón la exposición de Su Divina Majestad y bendición.

Y año tras año, en aquellas fastuosas ceremonias litúrgicas, sonaban en la Prioral los "Gozos" que compuso mi padre. Los motetes fueron cinco, pero de cuatro ni siquiera queda noticia. De los cinco, el que tuvo mejor fortuna fue el que he dicho y que pervivió como copla.

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El paso del Nazareno por la calle Vicario, frente a la sacristía del primer templo local.

En lo culto que salta a la categoría superior de lo tradicional opera una especie de "selección natural" en que se salva sólo aquello que intrínsecamente tiene garantías de supervivencia, sin que se haya sabido nunca qué cualidades estéticas son precisas para permitirle dar ese salto que tiene mucho de sintonía vivencial.

Una madrugada del Viernes Santo de los años sesenta, Paco "El Azotea" y Pellicer, mano a mano, no bien hacía "fondo" el paso de Nuestro Padre Jesús Nazareno, comenzaban a cantar sus saetas que atronaban el silencio de la noche penitencial. Yo, que iba de fiscal de paso, no pude reprimir mi emoción al identificar, en una de las coplas de Paco, la letra del motete que mi padre había compuesto.

Pero la cosa no quedó ahí. En plena Campana de Sevilla la volví a oír otra vez y entonces de los labios de Antonio Mairena. Supe, después, que el maestro de los Alcores la había copiado, oyendo la radio, de un concurso de saetas.

Y, en Jerez, al hacer fondo el Nazareno frente a “La Venencia”, oí la misma saeta una madrugada. Luego, Paco "El Azotea" la ha vuelto a cantar muchas veces. Y yo la he oído. Y la copla, yo no pregunto de quién es. Que para que me diga que no lo sabe, que es popular, me basta con oírla cantar y guardar el secreto. Porque, como Manuel Machado concluye:

Tal es la gloria, Guillén,
de los que escriben cantares:
oír decir a la gente
que no los ha escrito nadie.

Texto: Luis Suárez Ávila.

josemariapeman_puertosantamariaJosé María Pemán --a la izquierda de la imagen-- dejó escrito que "La saeta, especie de oración silvestre y espontánea, con algo de copla y algo de sollozo, es la cifra y compendio de la devoción andaluza. En ella se increpa a Judas y a los sayones, se departe amistosamente con San Juan, se piropea a la Virgen y a las Marías, se lloran los dolores de Cristo con una familiaridad candorosa y sencilla, y al mismo tiempo con tal sentido de la realidad plástica y viviente, que, más que viendo desfilar a una cofradía por la calle, parece que estuviese el pueblo viendo pasar el trágico cortejo de Cristo, camino de la muerte, en las faldas mismas del Calvario".

Desgraciadamente, por los años 1920 comenzó también el prestigio por la saeta. Se convirtió, en algunos casos, en una manifestación exhibicionista; un signo externo de mal entendido prestigio. Quiero decir, la saeta pagada por el señorito, que en un balcón de su casa contemplaba el paso de las cofradías, mientras mercenarios del cante lo confirmaban en su osadía y su hinchazón, sin ninguna connotación religiosa. Eso ha seguido y seguirá.

antoniojimenezsalguero-caneco_3_puertosantamaria-copiaPermitdme que recuerde a los saeteros portuenses a los que conocí, desde que por primera vez, acaso con siete años, me incorporé, como acólito provisional, en las madrugadas nazarenas, al lado de mi padre, fiscal de paso, y oí las voces fervorosas y venerables de Pellicer, de Laynez, de Gatica, de Paco El Azotea, de El Caneco, de Esperancita López, de Milagritos Forte, de Matiola, de Carrasco, de Juanito Arjona o el pito de caña con que un anciano interpretaba estremecedoramente su saeta en la Plaza de las Galeras, al paso del Nazareno, todos los años, hasta que uno de ellos faltó y nunca supe quién era. /A la izquierda imagen de Antonio Jiménez Salguero ‘el Caneco’. Debajo, Antonia Núñez Heredia, ‘la Obispa’, abuela de Rancapino y Orillo del Puerto.

antonia_la_obispa_puertosantamariaEl Puerto ha sido y es una ciudad de honda tradición saetera. Ha visto pasar la historia completa y tortuosa de cómo la saeta se engendró y tomó carta de naturaleza flamenca. El Puerto que, al amparo de la flota de las galeras tuvo en su solar a pícaros, a ciegos fingidos, a animeros; que tuvo Cofradía de Animas en la Prioral con magnífica capilla y retablo; que en el siglo XVII fundó la Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno a la Cofradía de Animas de San Nicolás de Tolentino; que vibró con las penetrantes saetas de los misioneros franciscanos y capuchinos; que hizo suyos los retazos de coplas sentenciosas y morales y las pasó por el tamiz flamenco de un Tomás El Nitri, una Teresita Mazantini, una Ana Losa; una Antonia La Obispa, un Diego el Gurrino... hasta dejarlas pulidas e incorporadas a la tradición, tiene peso específico y legitimación para exaltar a su saeta.  /Texto: Luis Suárez Ávila.

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En la imagen, tomada en la Semana Santa de 1967 delante del monumento a la Inmaculada de la plaza de la Iglesia, el músico y director Manuel Arce Beuzón con componente de la extinguida Banda de Cornetas y Tambores del Cristo de la Flagelación, de El Puerto. Reconocemos, a la derecha de la imagen a Jesús Rosso Morro, con el tiempo, clarinero de la Plaza Real, al igual que Arce que lo era desde 1950, quien reconocía que tocar los clarines «es un trabajo de pulmones, pues es un instrumento tan grande y tan potente, sin ninguna llave, que para rodar las notas hay que sacarlas del pecho». Manuel Arce provenía de la Banda de Torres Higuera, vulgo 'Torriguera'.  /Foto: Colección Javier Roselló Marroquín.

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Aunque no ha trascendido a los medios y, con el sigilo que debe presidir cualquier cambio en una imagen titular de tanta devoción como la que tenía la Hermandad, este año se ha estrenado una nueva, obra de un prestigioso imaginero y escultor sevillano. Con ello se han colmado los deseos largamente expresados por los hermanos costaleros de la Hermandad.

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La imagen moderna y la antigua de Ntro. Padre Jesús Nazareno.

En efecto, la antigua imagen, obra del escultor Ignacio López, discípulo de Pedro Roldán,  que fue regalada, en 1702, a otra extinguida Hermandad del mismo nombre, por su Hermano Mayor y Escribano de El Puerto de Santa María Sr. Natera,  tenía gran fragilidad en las piernas, por lo que era sostenida por los “andadores” de hierro, que le colocó el  escultor Ignacio López y carecía de naturalidad, teniendo fijos sus antebrazos y una corona de espinas de orfebrería totalmente impropia. Estas circunstancias y fragilidad  impedían las evoluciones, vibraciones y cimbreos lógicos de la delicada tarea de los hermanos costaleros y, sobre todo, no hacía posibles las deseables levantadas conocidas como “Al Cielo con Él”.

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Una fotografía de la antigua imagen, sobre la antigua peana, en la nave la Patrona. /Foto: Francisco Sánchez Pérez.

La nueva imagen tiene más naturalidad porque se le ha dotado de abundantes hilos de sangre en la frente, en las comisuras de los labios, en la nariz, en la cara y se han acentuado las que la antigua imagen tenía en el cuello y en las piernas. Para mayor seguridad, las piernas de la nueva imagen se han taladrado por su interior y en ellas se han alojado unas barras de acero inoxidable.  El pie derecho tiene una nueva dirección, hacia fuera y, en su planta levantada se ha colocado una cuña que, aunque le resta belleza ha ganado en estabilidad. También se han articulado los hombros y los codos, ya que la anterior imagen tenía los antebrazos fijos, una rareza que solamente tenía esa escultura y, aunque era una postura única en una imagen de Nazareno, se ha previsto que la nueva tenga mayor movilidad.

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La primera cuadrilla de cargadores del paso del Cristo. Entre ellos podemos distinguir a José Luis Galloso y mozo de confianza, Antonio Sabio, Tao Torrecillas, Alfonso Terry, Lolete, Pepe Gómez, José Manuel Terry Cuervo, Santi, entre otros.

Ha sido un acierto colocarle a la nueva imagen  una corona de espinas lígnea mucho más natural que la de plata que tenía la anterior.

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La nueva peana de la imagen. /Foto: Alberto Díaz.

En cuanto a la  peana, es más robusta y de dimensiones más grandes  que las de la antigua imagen. Ello ha obligado a eliminar el escabel de madera tallada y dorada del retablo barroco donde se colocaba la antigua imagen del Cristo, de peana mucho más pequeña. Esta actuación sobre el retablo era previsible e imprescindible. Tiene el inconveniente de que, ahora, la nueva imagen queda algo más baja en el retablo que las de la Virgen y del San Juan, pero eso tendrá algún arreglo, sin duda. Una sugerencia sería bajar las ménsulas laterales que sostienen a las otras dos imágenes, aunque esa obra requeriría actuar sobre un retablo de singular mérito. El retablo, como se sabe, es procedente de la Iglesia del Salvador de Sevilla y fue colocado en la capilla de los Caballeros Enciso de la Prioral el año 1957.

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La nueva imagen del Nazareno de El Puerto. /Foto: Alberto Díaz.

Solo nos queda que felicitar a la Junta de Gobierno y a los Hermanos costaleros de la Hermandad  por esta nueva adquisición que viene a  cubrir un espacio necesario dentro del arte cofradiero local y a colmar unos deseos clamorosamente expresados  desde hace algún tiempo.

No sabemos si la antigua imagen será conservada junto con la de Nuestra Señora de los Dolores de Ovando, retirada del culto, o será vendida a alguna otra Hermandad, para poder terminar de costear el impresionante paso nuevo en construcción.

Con las debidas reservas, no sabemos si el cambio de imagen titular ha contado con todos los parabienes de la Comisión de Arte Sacro del Obispado de Asidonia-Jerez, siempre atenta a las justas propuestas de las Hermandades y Cofradías.

Por último, desde estas líneas, debemos felicitar a la Hermandad de Nuestro Padre Jesús Nazareno, constituida en 1941, por la celebración del 450 aniversario de su fundación./Texto: Gaspar Molina Zaldívar.

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Alejandro Márquez Fernández Galván ha creado una página web dedicada a la imagen de Ntro. Padre Jesús de los Afligidos, que viene funcionando desde el pasado noviembre de 2013. Pretende con ello aumentar la devoción de esta venerada imagen, amen de dar a conocer también a sus visitantes estampas antiguas de la historia de nuestra Ciudad.

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Junta de Gobierno haciendo la profesión de fe, con Juan Melgarejo Osborne, en el centro.

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Cargadores y capataces del paso del Cristo de los Afligidos.

La página aglutina a todos los devotos o fieles de esta imagen, la cual ya desde mediados del siglo XVI, era objeto de culto y devoción en El Puerto. Actualizada diariamente, se pueden contemplar fotografías de la imagen del Señor de los Afligidos, tanto actuales, como antiguas, que sirven de igual modo para recuperar una parte de la historia de nuestra Ciudad.

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Besamanos en la puerta de la Capilla del Antiguo Convento San Juan de Dios. El Papi, en primer término a la izquierda.

Las imágenes de Jesús de los Afligidos de El Puerto y del Jesús Nazareno de la Merced (Guatemala), proceden de un mismo taller de escultura, el que mantuvo abierto en la Antigua Guatemala el imaginero Mateo de Zúñiga entre 1640 y 1687, a quien está atribuida su realización.

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Francisco Navarro Mariscal, en el Bar Vicente.

| Texto y fotos: José María Morillo

Francisco Navarro Mariscal nació el 11 de junio de 1924, siendo el mayor de cinco hermanos del matrimonio formado por la portorrealeña María Mariscal y el portuense Francisco Navarro. Nació en Puerto Real para ser atendida la madre primípara por su familia, pero se trasladó pronto a El Puerto a la casa familiar en la calle Pozuelo, aunque otras serían las residencias de la familia: la calle del Correo hoy Ricado Alcón, Los Moros, San Sebastián, y Espelete, hasta que se casó en 1974 –ya mayorcito apurando al máximo su soltería—con Milagros Fernández con la que tiene dos hijos, marchando a vivir a la calle Melero y, posteriormente en la calle San Juan, donde reside en la actualidad. Dentro de unos meses cumple unos 90 años magníficamente llevados.

EL FLAMENCO Y LOS TOROS.
Siempre elegante y atildado, le gusta vestir a lo clásico, ajeno a las modas, y bien se puede decir de él que es todo un clásico –“desde que empecé a gallear”, afirma--, y todavía conserva el genio y figura, acaso influido por dos de sus principales aficiones, el mundo del flamenco y el del toro.

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Programa de mano de las Variedades presentadas por Manolo Carrillo. En el número 11, nuestro protagonista, Paco Navarro, interpretaba 'Madre Hermosa'. 

De Paco Navarro se puede decir que es un gran conocedor de los cantes flamencos, además figuró en carteles de la compañía de Variedades de Manolo Carrillo (ver nótula núm. 076 en GdP) allá por los años cincuenta del siglo pasado, con la canción española. Cantaba por Juanito Valderrama y en flamenco domina todos los palos –desde Cádiz hasta Murcia--, aunque él se especializó en los cantes que miran mas al Mediterráneo: cartageneras, mineras, malagueñas… Socio fundador de la Tertulia Flamenca ‘Tomás el Nitri’ aún se le puede escuchar cantiñear algún sábado en un espontáneo arranque en la Bodega Obregón.

Tenía como compañeros en los carteles a Luis Aranda, Luis ‘el de los Huevos’ (ver nótula núm. 203 en GdP), Maribel Suárez, su prima Carmen Mariscal, Miguel Leveque y su orquesta, Ángel Zamacola, o José Matiola ‘el Mono’, entre el amplio elenco de artistas.

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De joven le gustaba ir por los campos donde había vacas cruzadas con toros bravos y allá que se iba a Puerto Real a dar algunos capotazos. Tanto fue así que llegó a actuar en un festival organizado, también, por Manolo Carrillo en la Plaza de Toros, a beneficio de la juventud de Acción Católica. Formó parte de la cuadrilla de Juan Suárez ‘Gitanillo’ y ‘el Pileta’, como peones del espectáculo celebrado hace 64 años, en 1950.

BODEGAS OSBORNE.
De pequeño estudió en una ‘amiga’ con Encarnación Cossi, en las calles Pozuelo y San Francisco y luego ya su formación sería autodidacta. Le gustan mucho las biografías y la historia y puede presumir en su casa de tener una buena biblioteca.

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 Embotellado de Bodega Osborne.

Pronto empezó a trabajar, con 15 años, en el embotellado de Bodegas Osborne, como aprendiz y haría de todo en la bodega, donde permaneció por espacio de 45 años llegando a ser el responsable del Embotellado y, posteriormente del Almacén de Exportación, hasta su jubilación, con 60 años, en 1984. Lleva pues, 30 años disfrutando de una merecida jubilación jubilosa, que reparte entre las tertulias con los amigos, su copa de Vino Fino diaria con cuyos compuestos antioxidantes alarga la vida, y pasear su elegante figura por las calles de El Puerto, donde conserva a muchos amigos.

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En la imagen, entre Prudente Arjona y Javier Ros, de la web hermana Gente de Rota, en una visita a Bodegas Obregón.

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La programación estable del Teatro del Títere La Tía Norica echa a andar hoy en Cádiz capital con una versión escénica de la obra de Fernando Quiñones Las mil noches de Hortensia Romero, y que parte del relato corto «La Legionaria» realizado por el autor en la primavera de 1978. En esta novela amplía y enriquece la historia de la protagonista y con ello sigue la tradición de la desapareciente narrativa popular española-andaluza de tradición oral anónima que son las ‘historias con gracioso o con valiente’ en palabras de Fernando Quiñones. La protagonista hoy es la actriz portuense Montse Torrent. (Ver nótula 154 en Gente del Puerto).

Bajo la dirección de Estrella Távora, Las mil noches de Hortensia Romero es la adaptación teatral de la novela del mismo título que escribió Fernando Quiñones (finalista del Premio Planeta de 1979). Esta adaptación teatral incluye parte de las vivencias de Hortensia --una prostituta de cincuenta años que relata sus experiencias eróticas-- hasta ahora desconocidas en un escenario; personajes, situaciones personales, ambientes, anécdotas con duende, las emociones de un personaje popular y sin pudor. Y al frente, la porteña Montse Torrent. La obra comenzará a las nueve de la noche.

MONTSE TORRRENT & HORTENSIA ROMERO.

Fernando Quiñones hace de La Legionaria un spin off tan magistral, tan académicamente andaluz y gaditano que consigue encumbrar a Hortensia Romero, la mujer que vivía de sus partes y de sus carnes al Olimpo literario del Planeta, siendo finalista del reconocido premio en el año 1979 con Las mil noches de Hortensia Romero. Legionaria, nombre de guerra de una puta que vivió entre las pensiones de la Alameda de Hércules de Sevilla y los prostíbulos de Cádiz nace como relato corto un año antes de salir a la luz trasfigurada en novela.

Estrella Távora, actriz y directora pujante dentro de la escena andaluza, consigue al alimón con Montse Torrent desmenuzar con una dramaturgia limpia de espinas trasversales el texto dicharachero y pegado a la cal de los callejones gaditanos, que Quiñones llevaba metido entre las venas y la sal de la Caleta pegada a su piel, desnudándolo y alejándolo a la vez de las miradas aviesas y entre visillos de las burguesas púdicas asomadas a los balcones abalaustrados de la Cádiz más cosmopolita.

El mundo de una hembra que nunca pudo ser niña es lo que nos enseña con desgarro y con la gracia y el desparpajo que se lleva por la baja Andalucía esta mujerona que tuvo que echarse a la vida antes de que la vida se la comiera por los pies.

lasmilnochesEs el retrato de una tragicomedia en estado puro. Es la soledad de Hortensia Romero,  que gira alrededor de una cama acoplada a lo largo de la representación a la propuesta escénica de la actriz portuense.

Las anécdotas y usanzas risibles y chocantes con sus clientes más habituales –el marino mercante, el de la risa, don Román Matute, el del calamar- consiguen las risotadas cómplices y a la vez descarnadas de un público que asiste entre incrédulo y fascinado a la sucesión de imágenes y de respuestas sin preguntas que ofrece una prostituta que se conforma con tener una casa y la ropa limpia a la hora de su retiro; que se conforma con el recuerdo de los baños en cuero en “la má” y con la luna.

La adaptación de la novela logra la conjunción entre la charla y el cante teatral con una interpretación medida y ajustada de una Hortensia muy diferente a la que estábamos acostumbrados a ver, en donde la actriz da muestras de su versatilidad y valentía siendo la primera mujer que se enfrenta a este personaje desde que saliera de la pluma del autor de Chiclanero.

Bien resuelto el comienzo de la obra con una proyección que prepara al espectador para el mar de sensaciones que viene después. Los quejíos en voz alta de Hortensia Romero, ese artificio carnal que traspasó la casapuerta de la calle de todos los días del maestro Quiñones, llegó con nitidez a los cinco sentidos del patio de butacas de un Muñoz Seca lleno hasta las trancas y que se rindió al magnífico trabajo actoral de Monserrat Torrent en su reencuentro con los escenarios andaluces. Larga vida a La Legionaria. /Texto: Manolo Morillo.

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