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José Fernández Rodríguez, en el almacén de comestibles ‘Casa Joselito’ en la calle Postigo, 24, en noviembre de 1948. Anuncios de la época, género al por menor, latas y embutidos que ayudaron, gracias a la generosidad y la paciencia de Joselito, a tirar para adelante a muchas familias.

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José Fernández Rodríguez, nació hace casi 90 años en Tuy, en el Concejo de Porriño (Pontevedra). Con once años -en 1934- vino a El Puerto de chicuco, para ayudar en el almacén de unos gallegos existentes en la esquina de la calle Cruces con Postigo: “La Gloria” que luego sería un bar y freidor de pescado. Allí estuvo hasta que se fue al servicio militar. A la vuelta montó en la esquina de la calle Capillera con Postigo un almacén de comestibles y una taberna, “Casa Joselito”. Le alquila a Armando Micaletti un corral que había enfrente y construye con sus manos una especie de posada para los trabajadores que venían a trabajar a las diversas grandes obras públicas que se hacían en la zona; así les daba cama y comida.

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En 1958, el 25 de noviembre, de izquierda a derecha: Mercedes, Rafael y Jose -Joselito- Fernández Rodriguez y Paco Peña, tras la barra del restaurante.

Los negocios van prosperando, adquiere ese local y en 1955 abre, el que sería el primer “Bar Jamón” cuyo nombre fue puesto por los clientes, dado el tamaño de las lonchas de jamón que ponía como tapas. Da un nuevo giro al negocio y lo divide en tres partes, intercomunicadas entre sí: el Bar, una Confitería y un nuevo Almacén de comestibles, que con el tiempo, tras las múltiples reformas vividas por el establecimiento, sería el supermercado del Barrio Alto. Para la cocina, para seguir con el éxito de las comidas caseras, Joselito se trajo de Galicia a su hermana Mercedes y luego a su hermano Rafael, quien permanecería hasta su jubilación en la barra del bar de la calle Capillera. Los guisos de conejo, el pollo guisado, riñones al vino fino, berzas varias, eran el argumento por el  que muy pronto se hizo conocido el nuevo establecimiento.

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El día de la inauguración oficial  (25 de noviembre de 1958) del Bar Jamón en la Calle Capillera. De izquierda a derecha, Francisco Fernández Galloso, pelando unas gambas, niño desconocido, Francisco García Máiquez, Juan Rodicio, Manolo Verde, Joselito Fernández Rodríguez, Ricardo Rodríguez Álvarez, de La Bota de Oro; Ariza,  del Banco Hispano Americano, Rivera, Francisco Martín Repollet, Sabas Manuel Martín Repollet, Rafael González Bruzón y Francisco González Rivera.

La empresa funciona a base de mucho trabajar y a principio de los sesenta del siglo pasado se abre una terraza en la azotea. Llega la televisión y en 1963 es el segundo televisor que se instala en un establecimiento de comidas y bebidas en El Puerto, tras el Bar La Liga; la vieja Philips se jubilaría después en el domicilio familiar de Joselito, donde no llegó la televisión hasta que se compró una nueva para el bar. Los niños de los clientes, y los  vecinos del barrio, veían las películas de los domingos sentados en la escalera de acceso a la terraza. E innovador como era, se inventó un montacargas de tracción manual para subir los alimentos desde la cocina al piso superior.

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Chocolate Zahor regalaba una batería de cocina, pieza a pieza, entre su clientela. Estamos en 1964, en el almacén de Joselito, repartiendo las piezas del conjunto entre la clientela. Vemos a la izquierda a Marcelino, Pepi, Fale de niño, Rafael Fernández en el reparto, entre otras a Isabel y su hija y a la madre del popular Luichi, ya sacado en estas páginas con nótula propia. Chocolate El Gorriaga, entregaba, también, un balón de reglamento -de cuero- entre sus consumidores.

Recuerda Pepe, el hijo de Joselito, que los clientes traían el marisco desde Romerijo, y se sentaban en las numerosas mesas que se habilitaban en la calle Capillera, entonces de arena, que previamente regaban y preparaban para recibir las avalanchas que se desplazaban, entonces, calle San Juan arriba, por el Barrio Alto. Hasta se instaló un toldo para hacer más cómoda la estancia a la parroquia. En 1974 se hace una nueva ampliación y nuevas mejoras estéticas vendrían seis años mas tarde, en 1980, con su hijo mayor, Pepe Fernández cada vez más implicado en el negocio, donde había aprendido a hacer de todo y por tanto lo conoce desde sus cimientos.

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Interior de la barra del restaurante en la calle Capillera, que aguantó hasta el final, tras la reforma de 1980. Rafael Fernández, tío y sobrino, tras la barra.

Una navidad, Joselito se pertrechó tanto de jamones que tuvo necesidad de colgarlos del techo del bar, lo que acabó por convertirse en una peculiaridad del establecimiento: los turistas venían a hacerle fotos y los americanos, especialmente, se sentían gratamente “condecorados” cuando una gota de la grasa que goteaba de la pieza del gorrino les señalaba la chaqueta. No se habían inventado aún las “chorreras”, que aparecieron mas tarde, primero de hojalata y luego de plástico. (La expresión “jamón con chorreras” o jamón “sudado” se debe al proceso de generación de sabrosos fluidos que sufre la grasa del cerdo con las subidas de temperaturas). Eran los tiempos del jamón a tacos -y Joselito se hartaba a cortarlos y prepararlos- y de una carne rellena o mechada única en su género que, con motivo de algún aniversario del establecimiento, deberían volver a mostrar a las nuevas generaciones de clientes de sus nuevos restaurantes. Es una vieja reivindicación de algún cliente devoto de aquel manjar -quien suscribe- que no se resigna a que haya desaparecido de la carta del restaurante. (En la fotografía, el afamado Pan de la Casa).

pandelacasa_puertodesantamariaLos negocios familiares se expandirían, abriendo su hijo Pepe, ya como gerente, La Bodedeguilla del Bar Jamón, en la calle Misericordia en 1989, y que  hoy regentan su otro hijo, Rafael y su nuera Mamen. Allí se inventó el Pan de la Casa (pan de cortijo ligeramente tostado, aceite de oliva del bueno, tomate y jamón), al que siguieron otros: de mechada, de queso, de huevo… Y ya lo copian en tantos sitios…. En 1998 se inauguraba el actual Bar Jamón junto a la rotonda del Molino Platero, emblema del grupo Jamefer, nombre comercial de José Fernández Rodríguez e hijos. /El pan de la Casa

Sus hijos siguieron con la expansión y durante años han dirigido otros negocios como la confitería “Los Sanluqueños” hoy “Ntra. Señora de la Merced” que lleva abierta 53 años y en la actualidad es regentada, junto con la cafetería, por Manolo Fernández. Ignacio tentaría a la suerte no hace mucho con La Casa del Chocolate, en pleno centro de El Puerto, entre Luna y Nevería, no estando la situación actual para apuestas de tanto nivel en nuestra Ciudad.

José Fernández Rodríguez, el gallego, ha dejado muchos negocios funcionando y un potente espíritu empresarial. Y seis hijos: Pepe, Manolo, Fale, Mercedes, Jesús e Ignacio. Hasta ahora se dedicaba a su huerta, a cuidar de los nietos, a hacer algún viaje por su tierra gallega y observar la vida desde la atalaya de tantos años vividos y trabajados. Nos dejaba la madrugada del 1 de agosto en la Clínica Santa María, a punto de cumplir 90 años. Descanse, justamente, en paz. /Texto: José María Morillo.

Hoy a las 10:00 en el Tanatorio de El Puerto de Santa María se celebrarán las honras fúnebres y posterior incineración.

David regenta la Frutería Virtudes de la calle San Bartolomé, un pequeño establecimiento cercano al Mercado de Abastos de la Concepción. Lleva 15 años con el establecimiento abierto y dice conservar clientes desde su apertura. En el rótulo se anuncia como productos de Conil. Y es que él es de allí. Ahora vive en El Colorao.

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Este es otro ejemplo de esas pequeñas cosas que hacen que vuelvas. Un gesto tan cotidiano como hacer la compra en una tienda como ésta se puede convertir en otra extraordinaria experiencia cuyos protagonistas son las gentes de esta tierra.

David tiene frutas y verduras de buena calidad, de la tierra cuando estamos en época, y yo muero por estos productos, me los llevaría todos. Se me iluminan los ojos con los colores de frutas y verduras, con sus aromas. A mí me ha ganado con dos cosas: avisándome de que no lleve esto o aquello porque ya no está en su mejor momento y no “colándome” nunca una pieza en mal estado, como me ha ocurrido en otros establecimientos, ocultándola entre el resto.

Ahora viene el plus. Aquí no sólo se compra, aquí se respira un poquito de vida portuense auténtica. David tiene charla para todo el mundo. Destila un sano e insuperable humor mientras atiende a sus clientas (en su mayoría), de estar contento con lo que hace. Allí se habla un poco de todo: de la compra, de lo que se va a poner hoy de comer, de la salud, de los hijos, de los novios, del tiempo. En el año y poco que llevo yendo puedo decir que he vivido situaciones puramente surrealistas. Pero da igual; por muy rocambolesca que sea la situación, David sale al paso con una naturalidad pasmosa. Yo me pregunto que cómo lo hace. Las atiende, las escucha, las invita a sentarse en el taburete si ellas no lo han hecho ya por su cuenta, y hasta creo que ellas están encantadas por el ratito que han echado. David no pierde la sonrisa, las anima, las pica para que sigan hablando y se crea un ambiente tan particular que, al rato de estar allí, he olvidado lo que iba a comprar.

Por cierto, la Virtudes que da nombre a la frutería es su mujer, o como él dice con orgullo, la patrona. /Texto y foto: Alberto Reina Blanca

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josevicentecaironsanchez_puertosantamariaVicente Cairón, conocido artísticamente como Cairón de Bohemio, es un aclamado peluquero que lleva más de 30 años arreglando la caballera de los habitantes de El Puerto. Aunque lleva 14 años regentando su actual peluquería en el comienzo de la Avenida del Ejército, en el número 2, desde el mismo momento en el que finalizó su formación en Cádiz abrió su primer salón de belleza en una de las esquinas de la calle San Bartolomé.

Debido a sus múltiples inquietudes artísticas, desde hace nueve años les da salida a través del diseño gráfico, estudio que aprendió por sí mismo a través de tutoriales en Internet y programas que adquiría del mismo modo. Siempre ha estado ligado con el diseño, ya que desde el comienzo de su vida laboral ha sido él quien ha ilustrado multitud de publicaciones con la manera en la que tienen que realizarse algunos tocados o peinados. Revistas de todo el mundo como Bride's, Ragazza, o Telva han contado con sus trabajos y fotografías para ilustrar alguna de sus páginas.

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Esta composición ha sido utilizada para la portada de un libro en Estonia, de la autora Airika Harrik.

Su trabajo está compuesto por dos corrientes totalmente diferentes entre sí, por un lado sigue desarrollando su labor de instruir en cómo hacer determinados peinados y tocados, aunque ahora usa programas informáticos complejos y las modelos son recreadas con la tecnología 3D, y por otro lado ha ampliado su visión artística hacia El Puerto.

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La vision del Castillo de San Marcos de Vicente Cairón.

Cada vez que mira un paisaje o un determinado lugar en la ciudad se imagina una escena enfocada, sobretodo, en la mitología clásica. Su técnica de trabajo consiste en realizar multitud de fotografías tanto de modelos, que contacta con ellos mediante la red, como de paisajes y elementos de la localidad y luego, a través del programa Adobe Photoshop, los va conformando y les da los retoques necesarios.

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El nacimiento de Venus, según Vicente Cairón.

Una de las obras más complejas que ha realizado hasta la fecha es la recreación del cuadro de Sandro Boticelli El nacimiento de Venus, un cuadro que está compuesto por varios modelos y donde las playas de El Puerto son las protagonistas completas de esta obra, actualmente está expuesto en su peluquería.

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Al fondo, a la derecha de la imagen el niño Vicente Cairón, sosteniendo a la pequeña Cristina Ortega.

Debido al gran número de composiciones que ha realizado está pensando en la posibilidad de realizar una exposición, aunque está buscando algún mecenas que le ayude en la financiación de la misma.

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Impresión.

Todo el que desee contemplar su obra lo puede hacer a través de su página en Facebook, Fotografía y foto montajes de Cairón. /Texto: Adrian Verano Bollullos.

 

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La cocinera Claudia Monforte, con más de 15 años de experiencia ya en el sector y Salvador Simón, que se encarga de la atención al público pero que también conoce bien el negocio ya que su familia regenta la cadena de asadores de pollo de Sevillla, ‘Asador Margari’, regentan el local ‘Como en Casa’, una tienda de comida preparada con un toque casero y saludable.  La iniciativa se puso en marcha en noviembre de 2012 en el número 6 de la Avenida de los Cisnes.

Este local de comida preparada se aleja de los tópicos de este tipo de establecimientos. Lo primero que llama la atención es que no venden pollos asados o pescado frito. Como en casa se ve desde la calle ya que todas las paredes son  y la cocina está detrás del mostrador a la vista del público que ve como se prepara su pedido. Claudia Monforte y Salvador Simón señalan que su apuesta es por la comida casera y saludable por lo que usan productos frescos y tratan de que los menús estén equilibrados. A diario suelen tener una veintena de platos que van desde los aliños como ensalada de pasta o patatas alioli pasando por unas tortillas de patatas o rellenas de forma rectangular y hechas al horno.

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No falta tampoco la lasaña de carne o el pollo en salsa. Todos los días hay un guiso casero como los fideos a la marinera o el menudo y a partir de la una y media van sacando, cada media hora, una paella. Cuentan también con platos especiales para vegetarianos como el pisto, las espinacas a la crema o un wok de verduras. Aceptan también comidas por encargo y se les puede pedir también que preparen una celebración. Los platos se sirven en envase de cuarto de kilo, medio y un kilo y el precio del cuarto está entre los dos y los tres euros y medio. También realizan cursos de cocina que van variando. /Texto: Pepe Monforte.

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La Mota, una empresa de El Puerto fundada ya casi una década por tres jóvenes licenciados en comunicación, es uno de los mejores ejemplos de cómo es posible subsistir en mitad de la vorágine de la crisis a base de buscar huecos en mercados no explorados. De La Mota nace uno de los festivales más prestigiosos y singulares del panorama nacional, muy querido por la industria de la música por estar pensado como encuentro del sector y, al mismo tiempo, abrirse a una ciudad. 

El secreto de La Mota está en dos estrategias aparentemente opuestas. Por un lado, no haberse quedado estancados en una idea que tuvo un pequeño éxito inicial, una publicación, que hubiera sido barrida a estas alturas por la debacle del sector publicitario. Por otra, crecer con criterio y sin hundirse en una financiación que los devorara.

Gracias a ello, los tres fundadores pueden vivir de La Mota, pero además crear puntualmente empleos en la provincia y ayudar a seguir adelante a creadores, principalmente grupos emergentes. Mucho les deben a estos tres chicos de El Puerto grupos como Pony Bravo, hoy ya asentados, y su propia ciudad, que tiene el Monkey entre uno de sus grandes reclamos turísticos del año. /Texto: Pedro Ingelmo.

DE LA MOTA AL MONKEY

«Es curioso como lo que en principio nació como una editorial ha parido luego tantas cosas diferentes. La Mota nació como La Mota Ediciones, con la idea inicial de crear un magazine gratuito, tan de moda entonces (hablamos de hace la friolera de nueve años, corría 2004).

portada-freek_puertosantamariaJesús Guisado (ver nótula 898 en GdP) y servidor, Tali Carreto, veníamos de trabajar juntos en otra publicación y decidimos liarnos la manta a la cabeza en una apuesta personal, creando una revista que escapara a la tónica habitual de las de tendencias, pero sin perder de vista la actualidad. Su hermano, César, se unió a la aventura y así nació La Mota Ediciones, y FREEk!, la revista.

Lanzamos un número promocional en marzo, que nos sirvió como carta de presentación al mundo de la cultura -casi un ola kase para darnos a conocer-, y el primer número oficial llegaría dos meses después, en mayo, con otro gaditano en su portada, Pablo Carbonell. Desde entonces, se fueron sumando más de 70 números impresos y, cuando la cacareada crisis arreció, la revista acabó siendo online, que es como se puede disfrutar ahora. Por el camino, se nos unieron tropecientos colaboradores, a los que debemos esta santa cabecera.

La génesis fue sencilla: optamos por montar una cooperativa, La Mota Ediciones SCA, que aún perdura, y los tres socios aportamos capital y material (¡qué recuerdos aquellos primeros Mac, hoy piezas de museo!). No hizo falta mucho capital -aunque algo abultado para tres jovenzuelos como éramos entonces- pero durante los primeros meses, que fueron muchos, todos trabajamos por cuenta ajena en la hostelería para ir manteniendo viva la empresa... ¡Menudas palizas nos dábamos! Bueno, aunque para ser sinceros, también nos las seguimos dando...

Decidimos también apostar por quedarnos aquí, en Cádiz, y luchar en cierta manera con ese eje Madrid - Barcelona (y si me apuran, desde el punto de vista andaluz, Sevilla) que parece mover el mundo cultural. El tiempo, y el esfuerzo, nos ha dado la razón. También un proyecto como el nuestro igual en Madrid o Barcelona, sin un buen colchón económico detrás, hubiera durado dos telediarios...

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Tali Carreto y los hermanos Guisado en sus inicios, en la presentación del Freek Festival de hace seis años, en el Vapor Adriano III.

Claro que tampoco nos hicieron falta muchos meses para darnos cuenta que no podríamos subsistir solo con la publicación de un magazine dependiente en su totalidad de la publicidad -qué vamos a contar del mundo editorial-, así que decidimos que la revista, eso sí, nos sirviera para abrirnos camino como agencia de comunicación y diseño. Desde que empezamos como tal hemos trabajado para empresas como La Zanfoña Producciones (productora de éxitos como 7 vírgenes Grupo 7), Spyro Music o El Corte Inglés, en festivales de cine como el de Málaga o el de Berlín, o con artistas como Pájaro o Bunbury, o gestionando eventos como Los Conciertos de Sevilla Festival de Cine Europeo. Creo que hemos hecho (casi) de todo. ¡Incluso hicimos la campaña de comunicación del primer ataúd ecológico!

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Y no podemos olvidar a Monkey Week, la niña de nuestros ojos y cuya quinta edición acabamos de presentar en Madrid. Surgido en parte como evolución natural de FREEK! Fest, nuestro primer evento de proporciones considerables, en cuatro años se ha convertido en un referente en la escena de nuestro país, y en ese punto de encuentro para la industria musical en que queríamos convertirlo desde su primera edición. Y es toda una plataforma para nuevos artistas, ¡casi 400 bandas han pasado ya por él y se han hecho oír de lo lindo!

Ahora andamos, además de con todos estos proyectos habituales, echando a andar a Dinosound, una agencia que hemos creado junto a bandas y artistas amigos, como Ledatres, La Inesperada Sol Dual, The Milkyway Express, Miraflores, Gipsy Aliens o Perro Peligro, donde militan, por cierto, Jesús y César. Se acaban de unir a la familia los mallorquines Son & The Holy Ghosts, que lanzan disco este mayo, y en breve contaremos con el nuevo proyecto de Joaquín Pascual (Surfin' Bichos, Mercromina...). Además desde este agencia gestionamos también la contratación en el Sur de bandas como Hola A Todo El Mundo, por ejemplo. ¡Un nuevo proyecto, una nueva ilusión! Y van…». /Texto: Tali Carreto. 

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El Grupo Olibao de El Puerto saca al mercado “Trafalgar” una cerveza ecológica, La intención de la empresa es construir en la ciudad una fábrica para elaborarla de forma artesanal. Una de las accionistas es biznieta de Roberto Osborne, el creador de “La Cruz del Campo”

La primera partida de “Blond de Trafalgar” está ya practicamente agotada y desde Escocia saldrá en los próximos días una nueva partida de 15.000 botellines de esta nueva cerveza ecológica. La intención del grupo “Olibao”, una empresa con sede en El Puerto de Santa María, es que si todo va bien comenzar este mismo año a construir en la ciudad, en unos terrenos que tiene la empresa en las afueras, una pequeña fábrica para elaborar cerveza ecológica artesanal, en la línea de la nueva tendencia surgida en España de crear “microfábricas”, como se les conoce en el argot, para elaborar esta bebida apartándola de las fórmulas industriales.

Si el proyecto sale adelante ya sería la tercera fábrica artesanal que surge en la provincia en los últimos tres años y se une a Kettal, la pionera, surgida en Los Barrios en 2010 y que ya exporta incluso a Estados Unidos y Maier, creada el pasado año en la ciudad de Cádiz. Aunque esta sería la primera iniciativa que sacaría al mercado un producto con la categoría de “ecológico”.

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Francisco Escalante, gerente de Olibao, señala que “hemos querido comenzar de forma prudente y por eso lo primero que hemos hecho es testar nuestro producto. Hemos trabajado con una pequeña fábrica artesanal situada en Escocia que ha sido la que ha elaborado junto a nuestros técnicos, la primera partida. Para ella se ha utilizado cebada ecológica que hemos aportado nosotros y que pertenecen a las plantaciones que tiene el grupo en Andalucía y La Mancha”.

“Como puede verse en la etiqueta el producto es completamente artesanal -señala Francisco- y sólo lleva cebada, malta y agua de río de Escocia. Hicimos una primera partida de 3.750 botellas ya con la marca que hemos creado. El resultado ha sido muy positivo y ya hemos encargado otra partida de 15.000. Esta será la definitiva antes de tomar la decisión de construir nuestra propia fábrica en El Puerto, aunque las primeras impresiones de los clientes nos hacen ser muy optimistas”.

Las botellas que se han realizado son de tamaño de un tercio de litro y se ha escogido el nombre de “Trafalgar” en homenaje a esta zona de la provincia de Cádiz situada entre Conil y Barbate. La cerveza que han realizado está pasterizada, para permitir mayor vida al producto y es de tipo “blond ale”, una cerveza rubia de sabor suave y muy adecuada para tapear o comer con ella ya que tiene buena sintonía con muchos productos. Trafalgar tiene 4,5º de alcohol y se vende a un precio de 2,5 euros la botella.

Pero la cerveza ecológica portuense también tiene su toque sentimental ya que una de las accionistas, Covadonga Melgarejo, la esposa de Francisco Escalante, es biznieta de Roberto Osborne que, en unión de su hermano Tomás, fueron los fundadores en 1904 de la cerveza “La Cruz del Campo”, el origen de la actual Cruzcampo.

Los hermanos Osborne, que vivían en El Puerto, montaron la fábrica en Sevilla. Roberto Osborne sería un hombre especialmente inquieto ya que fundó otra firma histórica en la ciudad como “Conservas Sur”. (Ver nótula núm. 333 en GdP). http://www.gentedelpuerto.com/2009/07/05/333-roberto-romero-laffitte-conservas-sur/

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Olibao también tiene este mismo carácter polivalente. La firma se dedica a la comercialización de aceite de oliva virgen extra, que cultivan en fincas andaluzas y también elabora ibéricos. Asimismo Francisco Escalante y Covadonga Melgarejo tienen una tienda de comida preparada en Puerto Sherry, Coqvinaria. La cerveza se puede comprar precisamente en esta tienda en Puerto Sherry  aunque también la tienen en la tienda gourmet de la calle Valdés en El Puerto o en algunos restaurantes como la Venta La Rufana y próximamente en el restaurante Los Rescoldos en el Paseo de los Enamorados. /Texto: Pepe Monforte.

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El Carromato nace en el año 2000 bajo la dirección de Pascual Varo. Su trabajo va enfocado a espectáculos de Teatro de Calle entre los que destacan “Volando en Aeroplano”, “El Carromágiko”, “Paseando Ícaros” y “Bufonadas” con los que ha pisado festivales y circuitos importantes como el Festival Internacional de Teatro i Animació “Al-Carrer” de Viladecans (Barcelona), Festival Iberoamericano de Teatro (FIT) de Cádiz, Feria de Teatro de Calle “Lateatral” de Espartinas, Circuito Andaluz de Teatro, I Muestra de Teatro Andaluz de El Puerto, Festival de Teatro de Comedias de El Puerto, Festival de Teatro de Calle de Úbeda, III Muestra de Teatro y Artes de Calle de Aljaraque, Fiestas de San Pedro y San Pablo de Burgos, Circuito Provincial de Teatro de Almería y Cádiz, Fiestas de la Virgen Blanca (Vioria), Festas Antoninas de Vilanova de Famaliçao (Portugal), Jornadas Medievales de Cortegana… además de encargos para Ferias de Turismo Andaluz (Junta de Andalucía) participando en Bilbao, Barcelona y Valencia.
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Con la obra 'Carne al Toro'.

El teatro es uno de los más expresivos y útiles instrumentos para la edificación de un país, y el barómetro que marca la grandeza o su descenso. Un teatro sensible y bien orientado puede cambiar en pocos años la sensibilidad del pueblo. Con estas palabras justificaba Federico García Lorca su entrega generosa como director de La Barraca, y su empeño en llevar el teatro a la calle, a las mismas casapuertas de los pueblos perdidos de nuestra geografía andaluza. Hoy en día, que somos testigos mudos de la supervaloración de la calidad de cualquier propuesta escénica ante el concepto teórico en que se circunscribe una obra, son dignas de admiración las compañías que se dedican a patearse la calle baldosa a baldosa con el único de fin de acercar al público familiar la verdadera esencia del teatro. El teatro de calle todavía es considerado por algunas mentes preclaras un subproducto, en cambio, el público está cada día más necesitado de estas nuevas formas de comunicación que se alejan de lo que es el teatro a la italiana. En El Puerto nos podemos sentir orgullosos de contar entre nuestros convecinos con un verdadero entusiasta de esta ancestral forma de llevar la cultura a la calle. Pascual Varo, alma máter de la compañía portuense El Carromato, está consiguiendo cruzar el Rubicón local, y con la sabiduría y la paciencia que le caracteriza ha logrado meter la cabeza en circuitos tradicionales de teatro de calle que hasta hace bien poco eran impensables para una compañía de El Puerto.

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Bufonadas, por las calles de Bilbao.

Además de creador de la compañía, es autor de varias obras de teatro infantil y de guiones para teatro de calle, que junto con su docencia en la Escuela de Formación Teatral de la Universidad de Cádiz, aglutina su magisterio permanentemente en el taller de Teatro  que mantiene en nuestra ciudad, del que se nutre de nuevos actores para los distintos espectáculos. La Máquina de Otto, Volando en Aeroplano o Las hazañas del Caballero de la Mancha, son algunas de las producciones con las que ha paseado su Carromato por el resto del país con notable éxito. Este Carromágiko nacido con el siglo, está en estos momentos enfrascado con el montaje de su última creación, un espectáculo de títeres llevado a cabo con la técnica del guante y la varilla de gomaespuma titulado El Teatrillo de Panero, en donde comparten escenario Mesié Guiñol, la Tía Norica y Don Cristóbal, pionero de la saga de los cristobitas. Sin pecar de pretenciosos, es probable que en alguna ocasión nos encontremos ante una ópera de Rossini convertida en un espectáculo insufrible, y que nos sobrecojamos ante una sublime representación de títeres. El esfuerzo siempre obtiene recompensa, y en este caso está más que justificada. Amanece sobre El Puerto y que salga el Sol por donde quiera. /Texto: Manolo Morillo.

susanafernandezcasia_puertosantamariaSusana Fernández Casla nació el 25 de agosto de 1977 en Madrid. Tras recorrer medio mundo por motivos profesionales ha decidido instalarse definitivamente en El Puerto. Su amor por esta ciudad viene de lejos. De niña, leyendo a Rafael Alberti, ya soñaba con convertirse en marinera en tierra y surcar la Bahía a bordo de un velero cargado de sueños e ilusiones. Y desde entonces, siempre que ha podido, ha pasado algunas temporadas en la ciudad. Ahora ha llegado para quedarse y ejercer su carrera profesional desde “la Ciudad de los Cien Palacios”.

Amante de la música, toca el violonchelo, el arte, la gastronomía y los viajes, Susana estudió psicología en la Universidad Autónoma de Madrid. Se especializó en psicología social y de las organizaciones, rama en la que actualmente está realizando el doctorado. El año antes de licenciarse fue fichada por la consultoría Pricewaterhouse Coopers donde trabajó en el campo de la formación, los recursos humanos y el desarrollo de carreras en diversos proyectos, tanto nacionales como internacionales, para compañías de la talla del Banco Santander, Meliá o Telefónica.

Comprometida con la sociedad y su entorno, en 2004 Susana Fdez-Casla decidió dar un giro a su carrera y aplicar en el tercer sector todo lo aprendido en Price. Su primer contacto con el mundo de la cooperación y la acción social fue en México y Guatemala donde colaboró en diversos proyectos de varias ONGs. A su vuelta a España trabajó en temas de inserción laboral para el Ayuntamiento de Madrid y en 2006 comenzó a trabajar en la Fundación Acción Contra el Hambre, donde ha dirigido la Unidad de Formación y Desarrollo durante más de 6 años.

Tras certificarse como coach ejecutivo y de equipos con expertos internacionales como Joseph O’Connor y Robert Dilts, ha sido reconocida como Coach Internacional Destacada por ICC (International Coaching Community).

z6oe602h61pp0tzlmk6Ahora, desde su propia empresa, ESCOACHING (www.escoaching.net), realiza programas de desarrollo del talento para ejecutivos, equipos de alto rendimiento y emprendedores con metodologías tales como coaching, mentoring, training y positioning.

Con clientes en Madrid, Bilbao, Marbella, Londres, Haití, Barcelona, Sevilla o Cádiz, Susana Fernández decidió en abril de 2013 establecer su base de operaciones en El Puerto de Santa María, la ciudad de sus sueños. Desde aquí sigue viviendo su propia aventura. /Texto: Juanjo Castillo

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linocristocharneco_puertosantamariaLino Cristo Charneco, (Lagoa, Portugal, 1915 -El Puerto, 2009). Estando en Vila Real de Santo Antonio, le llamaron para servir en el ejercito portugués, en aquellas fechas mi padre estaba de visita en su tierra y no tuvo más remedio que incorporarse a filas. Cuando cumplió sus obligaciones con el ejército, como cabo corneta, volvió a El Puerto de Santa María, donde estaba toda su familia. Trabajó de marinero, redero y contramaestre en barcos de arrastre y traíñas, durante treinta años. Cuando fue por su vida laboral, había cotizado tan solo diez años, hay que fastidiarse ante la impotencia de no poder solucionar nada. Los dueños de barcos, en aquellos tiempos, hacían lo que les daba la real gana, porque las autoridades se lo permitían, en esto se asemejan a los políticos corruptos que se llevan lo que no es suyo.

En 1939, se casa con Carmen Ruiz Camacho, (Badalona, 1918 - El Puerto, 2009), con la que tuvo cinco hijos, dos varones y tres hembras.  Tuvieron varios domicilios:  calle Fernán Caballero, casa “La Gatona”, Santa Lucía, Capillera, Cervantes y Plaza de Agustín Fernández. Sus suegros y cuñados: Carmen Camacho y Antonio Ruiz, eran originarios de La Isla de León, siendo sus hijos: Agustín, Charo, Maruja, José “Pepe El Landa”, Angelita y Salvador “El Petaca”. Mi abuelo Antonio, antes de la guerra fue funcionario de penales, posteriormente trabajó en el Ayuntamiento del Puerto.

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José Ruiz Camacho, ‘el Landa’. (Foto Colección Miguel Sánchez Lobato).

Me contó mi tío Pepe Ruiz Camacho “El Landa” (ver nótula núm. 001 en GdP): «--En el año cuarenta y dos, estaba tu padre embarcado, e iban a pescar en aguas marroquíes, cuando entraban en Casablanca, a repostar gasoil, solía tu padre comprar setenta barras de pan blanco, y dos latas grandes de kilo de mantequilla Holandesa, lo metía en la nevera del barco, para que no se pusieran duras. Cuando llegaba a El Puerto, yo iba recoger el pan y la manteca, y aquel día me comía  dos barras de pan con manteca, con el moho verde que criaba el pan, por la humedad de la nevera».

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Carro delante de la chatarrería existente en la calle de las Cruces, en el Palacio de Purullena, con la calzada empedrada de chinos y las aceras con losa de Tarifa. /Foto: Centro Municipal de Patrimonio Histórico.

Mi padre trabajó con mi tío Manolo, en la chatarrería, varios años. Este local estaba situado en la calle de las Cruces, local junto al palacio del marqués de Purullena, donde está ubicada la cruz, de madera. Tiempos perjudiciales por la escasez de alimentos, esta es la herencia que nos dejó la guerra: hambre, destrucción, muertes y no me canso de reafirmarlo, ¿para que  sirven estas confrontaciones, en la que siempre pierden los más débiles?

En el año cincuenta y ocho del siglo pasado, monta una chatarrería, en sociedad con Alonso Jiménez, hijo de Luis Churrasca, en el número 45 de la calle de la Rosa. La verdad, trabajar en esta zona de El Puerto, que en aquellos años, la gran mayoría de las casas no tenía alcantarillado, y las aguas sucias corrían por el centro de la rúa, como podéis comprobar en la fotografía de mas abajo. El mal olor, que con el tiempo te acostumbra y terminas siendo amigo. Mi padre decía del barrio y de sus gentes: la gran mayoría eran muy buenas personas y mejores vecinos. Ya quisieran otras zonas de El Puerto, con más poder social y económico, apoyarse como estos se auxiliaban, entre ellos. Está comprobado, que por las zonas pobres siempre llegan las mejoras más tardes, lo digo por el alcantarillado de la Calle de la Rosa.

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Calle de la Rosa en los años sesenta del siglo pasado. A lo largo de la historia fue, junto a las calles Lechería y Rueda, así como Espelete y otras del Barrio Alto, lugar de residencia de familias gitanas. La chatarrería está señalada con la flecha a la izquierda, justo sobre un caparazón de tortuga.

Voy a recodar los obreros que trabajaron con mi padre en la chatarrería: Manuel de los Reyes “El de la Monjita, Diego Cortes “El Alpiste”, Antonio Gatica “El Cuca”, Bernardo Morón “El Pastillita”, Juan “El Gordo Agujeta”, José de los Reyes ‘Bocanegra’, hijo del ‘El Negro’, Miguel Benítez, Miguel Jarana y José ‘El Negro’. Tenían el caparazón de una tortuga, encima de la puerta de la chatarrería, donde estaba escrito: «Se compra Papel, Cartones, Cristales, Huesos, Trapos, Lanas, Gomas de alpargatas, Botellas, Hierros, Cobre, y Metales». 

En los años sesenta rompen la sociedad, por el motivo que ‘Churrasca’, se dedica a exportar pollos de peleas a Venezuela, y el baratillo de la plaza de El Castillo,  se lo cede a su hijo Alonso, aparcero de mi padre. Estos años fueron duros para la familia, porque había que pagar al socio la mitad de la finca. Recuerdo que para mas exaspero, mi padre había comprado meses antes un corral en la calle Cervantes nº 4, a un señor que trabajaba en obras públicas, de apellido o apodo Lunita. En esta finca hicimos nuestra casa con muchos sacrificios, y la frase que siempre empleamos, trabajo, sudor y lagrimas.

Por aquellas fechas en El Puerto existían los siguientes chatarreros: Alonso Jiménez, José Vila, Antonio Lobo, Manuel Amador, Manuel Cristo, Alonso Suárez “El Cepillo”, Juan Jiménez ‘Churrasca el Gordo’ de la calle Santa Clara, este señor cambiaba globos por botellas y chatarra, era hermano de Luis ‘Churrasca’, el de la plaza del Castillo.

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Otra vista de la calle de la Rosa en los sesenta del siglo pasado.

Junto al  almacén, había una zona, en las que vivían dos familias, José Suárez Paradela, su mujer la Perla, y una hermana de esta soltera de nombre Ángeles, las dos eran jerezanas. La otra familia estaba compuesta por el matrimonio Rafael Luque “El Caga” y Soledad de los Reyes “La Mona”, y  ocho hijos por orden José, Magdalena, María, Rafael, Soledad, Felipa, Antonio y Javier. Yo puedo dar fe, que en muchas ocasiones mi padre ayudo a estas familias en momentos de necesidad. Hay familias que lo pueden atestiguar y confirmar, sin que esto sirva de halago, esto hay que realizarlo siempre que puedas.

Mi padre decía: «--¿Como le vas a cobrar dinero por las habitaciones a estas personas, con el olor que sale del Baratillo?». Nunca recibió ni una peseta en aquellos años, por los dos cuartos, ni tampoco pagaron luz y agua. Cuando compró la finca, hacían tres años que ellos vivían en este corral, por llamarle algo.  Diego de los Reyes “El Mijita”, Rafael Luque, más conocido por El Monstruo y su hermano Antonio Luque, comían en mi casa frecuentemente, en aquel tiempo de necesidad. Rafael y Diego, no lo pueden confirmar, porque se no fueron con los que no vuelven. Antonio, si porque está entre nosotros y es muy buen amigo, de nuestra familia y sus hermanos. Recuerdo a Soledad “La Mona” cuando me la encontré en la calle Luna. Hacia unos cinco años que no nos veíamos, por mi trabajo fuera de El Puerto: se abrazó a mí y rompió a llorar, pronunciándose: «--Que me acuerdo de ti, Antonio». Yo sé, que Soledad me quería,  ¡que gitana más guapa y cariñosa!

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Bautizo de Juan Manuel Cristo Álvarez. De izquierda a derecha: el oficiante Carlos Román Ruiloba; María Aparicio; Lino Cristo Aparicio; niño desconocido; Cristóbal Álvarez; Carolina Charneco Gabana; Carmen Cristo Ruiz; Lina Cristo Ruiz (bebé).

Me viene a la memoria, un bautizo de uno de los pequeños de esta familia, que tuvo como padrino a Eliseo del Puerto, este hombre estuvo cantando, hasta las seis de la mañana, y los gitanos de barrio, no cabían en el patio, no he visto una cosa igual, en mi vida, hay que decir que Eliseo, no era gitano.  Por cierto mi primo Juan Cristo, hijo de mi tío José, está casado con una hermana de “La Mona”, es la pequeña de los hermanos, apodada ‘La Mora’.

En frente del Baratillo, hay un bloque para los empleados de las bodegas de Terry, de los años sesenta, también conocido por “El Ajuguerito”, significado que no se me apetece explicar, piensa en malo y acertarás. En este edificio vivió y se crío un hombre, que ha dejado huella en el carnaval, gaditano como es Manolo Albaiceta Revuelta, (ver nótula núm. 1410 en GdP) desde pequeño se le vía su afición carnavalesca. Le recuerdo que con un grupo de niños de su edad, formaba ya su comparsa, utilizaban de bombo y tambor, latas de carne de membrillo y de atún, que cogían del la chatarrería.

ceciliaylinocristocharneco_puertosantamariaMi padre fue un hombre que, sin ser político, sonreía a la izquierda, era un gran admirador de Adolfo Suárez y de Felipe González. En los años sesenta, pusimos una droguería, perfumería, en la calle Cervantes, en una zona de la finca donde habitábamos. Esto salió muy mal, nos dejaron a deber dinero y tuvimos que darle carpetazo. /En la imagen de la izquierda, Cecilia y Lino Cristo Charneco, en la Feria de Ganado, década de los sesenta del siglo pasado.

Amigos de mi padre en el barrio. Juan Lara, José Vila, Alonso Suárez ‘El Cepillo’, Alonso Jiménez, hijo de Churrasca, Antonio Jiménez ‘El Caneco’, Manuel de los Reyes, Diego Cortes, ‘El Alpiste’, Francisco Suárez, Don José María Riva, José de los Reyes ‘El Negro’, Juan Feria, José Torre ‘El Chico’, Antonio Torre, Paco Barranco, Miguel Jarana, José Vila y Manuel de los Santos, Agujeta El Viejo. Yo se que faltan muchos, la verdad no me acuerdo de sus nombres.  Tenía amigos en Portugal, Tarifa, Bárbate, Barcelona, Huelva y Francia, perdón, no los recuerdo.

Fue socio del Racing Portuense, le tenía un gran cariño a este equipo, fue amigo de Rafael García Carretero ‘Rafaelín’ y  de Juan Tarro. Recorrió con este Club muchos campos de fútbol andaluces. Para mi padre no había ciudad más bonita que El Puerto. Siempre comentaba que en pocos lugares, se vivía como en esta tierra. Nunca olvidó a su madre tierra, como buen hijo. Concretaba que «como el vino fino, no había otro vino». Era muy cariñoso con sus nietos, cuando estaban todos reunidos, se los llevaba de paseo al campo o a la playa. Tuvo ocho nietos y siete bisnietos. Todos sus nietos recuerdan a los abuelos, con un gran cariño, se pasaban con sus nietos en amor. Como curiosidad, todos están bautizados en la Iglesia de San Joaquín, aunque hay muchos de ellos no nacieran en El Puerto. Presumía de barrio, iglesia  y de sus gentes. Hablar  de mí padre cuesta, pero os voy a decir: fue un buen padre, con algunos defectos como todos tenemos, a ninguno de sus hijos le puso una mano encima, para esto estaba mi madre. Un gran luchador y trabajador. Doy gracias por los padres que me han tocado. Su óbito le ocurrió sin sufrimiento, a los noventa y cuatro años, sin padecer ninguna enfermedad crónica, y con su familia a su vera. A esto le llamo yo, subir al cielo. /Texto: Antonio Cristo Ruiz.

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Más que una junta de accionistas aquello parecería una boda con 277 invitados. «--¿A quién se le ocurre poner queso de entrante y rabo de toro como plato principal?, ¡qué ordinariez!», comentó uno de los comensales, al mismo tiempo que se conocía que los beneficios de Osborne en 2012 eran de 32,5 millones de euros, como consecuencia de haber vendido 2,5 millones de litros de vino de Jerez y 10 millones de litros de Brandy por valor de 222 millones.

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Ignacio y Tomás Osborne en la bodega La Sacristía. /Foto: Eduardo Ruiz Gómez.

Tomás Osborne, en los 65 años, con barba cana y un cultivado aspecto de distraído, grababa el comentario culinario en su memoria, como tantas otras cosas oídas en la familia. Y días más tarde, en el mismo salón de sus bodegas donde había tenido lugar ese encuentro anual de una de las empresas más antiguas de España, sentenciaba: «--La próxima vez, foie».

Él es el que cuida de “la familia”, que en este caso es sinónimo de empresa porque para ser accionista hay primero que ser Osborne. Se preocupa de que estén todos bien, “preguntando a este y al otro...”. Él es la sexta generación del clan. Empezó con 20 años llevando al despacho de su tío abuelo los albaranes de salida de los camiones de brandy y ha acabado presidiendo, junto a su primo hermano Ignacio —“el ingeniero”, 60 años, hoy consejero delegado—, el negocio que fundara un Thomas Osborne inglés allá por los últimos años del siglo XVIII, en el Puerto de Santa María (Cádiz).

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El fundador, Tomás Osborne y Mann.

Desde que en 1996 “los niños” fueron elegidos unánimemente por los diez miembros del Consejo de Administración —o sea por sus padres, tíos, primos...—, la empresa tiene una cúpula bicéfala en la que el presidente y —aunque le chirríe— conde de Osborne—, gestiona la emoción y el consejero, la razón.

Han pasado más de 200 años desde que aquel aventurero inglés hiciera buenas migas con el cónsul de turno y empezara a vender el spanish brandy a las ricas familias europeas, pero los Osborne permanecen tan aferrados al typical spanish, que ya no se sabe qué es más típico, si ellos y el toro bravo que tienen por marca corporativa y que salpica los horizontes de toda España (y parte del extranjero), o el vino (fino, tinto y de Jerez), el brandy, los ibéricos, o toda esa gama de productos turísticos (ropa, souvenirs) que ya venden en los principales aeropuertos del mundo, junto a sus restaurantes Cinco Jotas.

En plena crisis, cuando España busca su marca para venderse en Bruselas o donde sea sin charangas ni panderetas, resulta que los del toro, el jamón y el vino se lo siguen llevando crudo desde esas tierras sureñas donde el país casi pierde su nombre. Osborne (y la familia) crece —un 7% en 2012— y lleva su marca (y la de “lo español”) por medio mundo. Y van camino del otro medio —EE UU, México o Alemania son los posibles destinos de una nueva sede—. ¿Cuál es su secreto?

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Interior de una bodega catedral  en El Puerto, de Osborne.

Allí sentados, en el sofá de esa gran sala de suelo pulido e inestable —“son tacos de botas de roble americano”—, junto a la bodega de altos techos y columnas mohosas que llaman la Sacristía y que huele al rancio de los antiguos almacenes de abastos de los pueblos. Degustando su vino fino helado con galletitas saladas y con manifiesta timidez ante la cámara. Los primos no parecen precisamente los ejecutivos agresivos de una empresa con 800 empleados, que exporta a más de 40 países.

Traje y corbata (incluso con toros bordados), condición sine qua non para todo el que trabaje en esa casa —salvo para “Ramoncillo”, el archivero—, cualquiera podría decir que los primos vienen o que van a una boda familiar, sin mayores aspavientos. Aseguran, con cierto disgusto, que viajan mucho, “sobre todo Ignacio”, que dejó su trabajo en Oslo para volverse a Cádiz: “--Es un orgullo que la familia te elija”. En esa escueta frase, entre esas tres palabras —orgullo, familia, y elección— se frunce el secreto del éxito de un gran negocio que se viste de discreción de lunes a domingo.

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Antigua publicidad de Bodegas Osborne.

...continúa leyendo "1.783. EL CLAN DE LOS 277 OSBORNES."

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