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La 23ª edición de la Vuelta Ciclista a Andalucía se disputó entre el 14 y el 21 de febrero de 1976 con un recorrido de 870,00 km dividido en un prólogo y 7 etapas, 3 de ellas dobles, con inicio en Cueva de Nerja y final en Málaga.

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En la imagen, los ciclistas en el control de firma. /Foto: Rafa. Archivo Municipal.

A El Puerto de Santa María llegó, procedente de Sevilla, el 19 de febrero, celebrándose el recorrido El Puerto-La Línea, como 5ª etapa, ganándola el ciclista español Juan Manuel Santiesteban.

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Martínez Alfonso, alcalde de la Ciudad, cortando la cinta de la Salida de Etapa. /Foto: Rafa. Archivo Municipal.

El vencedor de la Vuelta, el holandés Gerrie Knetemann, cubrió la prueba a una velocidad media de 37,791 km/h. La clasificación de la regularidad fue para el también holandés Gerben Karstens, mientras que en la clasificación de la montaña se impuso el español Andrés Oliva y en la de metas volantes el belga Daniel Verplancke.

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Larga cola de ciclistas acreditando con su firma la participación en la etapa El Puerto de Santa María - La Línea de la Concepción, el 19 de febrero de 1976. /Foto: Archivo Municipal.

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Juan Pedro Toledano Montiel, ‘Juampe’, es el coordinador de actividades del Centro de Recursos Ambientales (CRA) ‘Coto de la Isleta’, y el creador del Jardín del Bonsai que se inaugura, junto con el CRA remodelado tras experimentar una profunda transformación, el próximo 28 de febrero.

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Un aspecto de El Jardín del Bonsai

Al entrada del Jardín del Bonsai podemos leer una leyenda firmada por Juampe: “En honor a Paco Durán por acercarme al mundo del Bonsai, a J.M. Salmerón por iniciar mis primeros pasos y a la Asociación Menesteo por seguir cultivando mi formación”.

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Juampe, a la izquierda, junto a miembros de la Asociación Bonsai Menesteo

Nuestro protagonista pertenece a la asociación Bonsai Menester. Y como explica al principio del Jardín “La máxima satisfacción para un bonsaista es presentar en un jardín su creación: su bonsai. Compartir el momento noble de mostrar la belleza y el equilibrio impregnado en el bonsai por su creador. Nada mas lejos de la realidad queda aquella antigua idea de que un bonsai es un árbol torturado y maltratado, un árbol obligado a crecer en un espacio reducido con formas caprichosas e inusuales. La realidad es bien distinta. Un bonsai es un árbol mimado por su propietario que vela por su salud y desea plasmar en él los máximos principios de belleza. Un bonsai es un árbol feliz”.

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Durante una visita de un grupo al Jardín del Bonsai

Juampe, natural de El Puerto, que estudió en el IES ‘Mar de Cádiz’, es Diplomado en Educación Física, Técnico Superior en Animación Deportiva, Técnico Deportivo de Surf, Técnico Deportivo de Stand Up (SUP), Patrón de Tráfico Interior, Técnico en Supervivencia Marítima, Socorrista Acuático, y Técnico en Primeros Auxilios.

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La escuela Playsurfing, en Las Redes.

playsurfing_logo_puertosantamariaJuampe es impulsor y propietario de Playsurfing, la primera escuela de Surf creada en El Puerto de Santa María en agosto de 2012, pone al servicio de sus alumnos todos sus conocimientos del mar, el surf y el ‘Stand Up Paddle Surf’ (SUP); se trata de ‘caminar por sobre del mar’, remando de pie encima de una tabla de tipo surf grande, con un remo, nueva modalidad de surf tan de moda. Avalado por la Federación Española de Surf con la certificación ‘International Surfing Association’ (ISA), ofrece a sus asociados la seguridad de impartir sus cursos con todas las garantías.

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La casa del Hobbit en el jardín de Alejandro, en El Puerto.

Hay fans que se limitan a forrar sus carpetas con mil y una fotos de sus ídolos o de sus pelis favoritas y, otros, que hacen algo mucho más grande. Pues la noticia de hoy va de lo segundo, relacionado con uno de los estrenos del momento: El Hobbit, la Batalla de los Cinco Ejércitos, y todo enmarcado en un lugar de ensueño: El Puerto de Santa María.

Sí, como lo leen. Un fan (pero fan, fan, fan) de la trilogía de Peter Jackson sobre las aventuras de Bilbo Bolsón ha llevado su amor por la saga hasta tal extremo que ha terminado construyéndose su propio museo de la Tierra Media. Alejandro, que así se llama el chico, es el creador de este proyecto que ha hecho que se encuentre una casa que quizá le recuerde a esta otra

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Imagen extraída de una de las películas de El Hobbit.

UN AUTÉNTICO MUSEO.
?El proyecto en cuestión se llama Bolsón Cerrado y a través de él el gaditano ha creado una casita al más puro estilo hobbit, con su puerta verde redonda, su tejado bajo y todo aquello que pueda recordar a la morada ocupada por Martin Freeman, el actor que encarna en las pelis a Bilbo Bolsón.

Pero, ¿dónde está este lugar de obligado peregrinaje para todos los amantes de las historias de Tolkien? Pues en el jardín del muchacho, construido a escala real y con todo tipo de detalles.

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La casa en construcción.

Gracias a la cuenta de Facebook y Twitter del propio Alejandro, podemos ver cómo se gestó el proyecto. Primero todo empezó como una simple ilusión en la que, con unos eurillos ahorrados, se comenzó a poner ladrillos para crear la casa de Bilbo. Madera de roble, ladrillo y mucha mano para crear las características ventanas redondas de la casa de la peli y, además, todo ello acompañado de una vegetación muy similar a la que vemos en la célebre cinta de Jackson.

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Una de las ventanas.

TODO UN HOMENAJE.
Eso sí, al parecer, el gasto para construir la casa tampoco ha sido muy desorbitado. Así lo contaba el propio creador de la casa a La Vozcuyos periodistas fueron los que encontraron esta joya en medio de El Puerto de Santa María. "No me ha costado mucho dinero porque la mayoría de los materiales que he utilizado son reciclados." 

Todo ello acompañado por un secretismo digno de exclusiva (y de las buenas) en las que se omite la dirección concreta de la casa para que los curiosos no llenen el jardín del muchacho con sus mil y una visitas.

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Alejandro, construyendo la casa de Bilbo Bolsón.

GRAN SECRETISMO.
En el caso de dar con este museo de la Tierra Media, quizá sea uno de los pocos afortunados que no tengan que desplazarse hasta Matamata (Nueva Zelanda) el lugar donde se construyó la ciudad de los Hobbits para rodar la película. Eso mismo pensó el artífice de dicha creación que, con esta ocurrencia, se ahorró el viaje hasta Nueva Zelanda: "Se que nunca voy a poder viajar hasta allí, así que me lo he reconstruido en mi casa para poder sentir que estoy allí, sentarme junto a ella y pensar que Bilbo podría pasar por allí en cualquier momento", aseguraba Alejandro. /Texto Zeleb.?

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Era uno de esos alumnos grandullones que a fuerza de repetir curso acababa siendo más alto que los propios maestros. Un clásico de los pasillos del colegio: ideal para hacer recados a medio claustro de profesores y para ayudar al conserje en asuntos de peso (de cargar peso, más bien). Aparecía en las listas como José María García Flores, le gustaba cantar y quería que lo llamasen Josermari.

josemariagarciaflores_nino_puertosantamariaEntonando el pasodoble de una comparsa infantil con la que compitió en Teatro Falla lo recuerdo yo, en el recreo del Poullet, a principios de los ochenta, relatando a algunos admirados curiosos, con profusión de detalles, la emoción de acudir a las tablas del Falla, nada menos, y de vivir la magia de los camerinos y de volver, casi de madrugada, al Puerto, muy cansado, con la voz quebrada, pero también con el gusto en la boca de los artistas de verdad. Enseguida se convirtió en el promotor de esas agrupaciones que, organizadas por los propios estudiantes, actúan en las fechas señaladas, imitando a las comparsas grandes, y pudo vivir así entre los compañeros el brillo de la popularidad que no le dieron sus sobresalientes imposibles. Hoy lo habría visto un orientador; entonces era suficiente con que no hiciese mucho ruido en los pupitres últimos del aula. Se acuerda de Los colegiales y de Marcelino, pan y vino, de los aplausos y las felicitaciones. /En la imagen de la izquierda, Josemari, en sus años de escolar.

 

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Posando con el tipo de su primera agrupación: Fantasía andaluza.

Y no olvida a sus maestros de entonces, con las manos largas para lo peor, pero también para lo más noble. Y lo mejor para él fue seguir camino académico hacia la Formación Profesional, que entonces tenía aquí su versión pública en el Instituto Santo Domingo, donde era posible iniciar estudios de enseñanzas medias sin haber obtenido del Graduado Escolar y donde se matriculó para aprender electrónica.

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Con sus buenos amigos Antonio Martín y Luis Galán, y el jugador internacional de fútbol, Joaquín.

Me contó todo eso sobre una tumbona azul, que previamente había barrido con esmero de orfebre, y bajo una hilera de sombrajos que alquilaba el pasado verano junto nuevo veterano chiringuito de La Concha, el de Vicente Esquerdo. Hablaba y trabajaba al mismo tiempo. El ayer suyo y el ahora de una familia que acaba de llegar, pregunta precios, hace cálculos, vuelve a preguntar… Terminado el trámite volvía el vendedor de sombra a la tumbona de antes. Del pasado de su adolescencia al presente del hombre de 46 años que es hoy y que se pasó julio y agosto hablándole de tú a tú al sol de la playa del Buzo. Montón de horas de calor en el tajo para alguien que ha estado en muchos tajos y que de lo único que se arrepiente de verdad es de no haber estudiado en su momento. Aunque no le van las lamentaciones, y hace bien, porque sabe que tarde no es jamás; por eso cursa estudios en un ciclo formativo de Soldadura y ha regresado a los libros que un día le dieron la espalda. ¿Quién ha dicho miedo?

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De izquierda a derecha, Luis Galán, Antonio Burgos, Antonio Martín y Josemari García Flores.

Así que íbamos por Santo Domingo y por el Carnaval. Aunque antes me ha contado que sus primeros años transcurrieron en la barriada del Polvorista, donde los libros de historia local relatan hubo un cuartel, y que a lo mejor por eso fue un polvorilla con diez hermanos que una vez se metió en un ensayo carnavalesco y de ahí no salió hasta hace unos cinco años, cuando formó parte de la comparsa Cuento chino. Y en esos treinta años desde 1980, que se dice pronto, fue integrante de un buen puñado de agrupaciones que ya forman parte de la leyenda de esta ciudad, como Vamos al grano, Marinero en tierra, Jamón de la mar o la vieja Trova. Ecos de su voz de tenor correoso e incombustible están en esas viejas cintas de casete que muchos nostálgicos hacen sonar todavía.

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Trayectoria en el mundo del Carnaval.

Aunque en esas tres décadas hubo un paréntesis para el Servicio Militar y para aprender a buscarse la vida. Cruzó el Mediterráneo antes de que lo llamaran a filas y el deber patriótico lo cumplió en la Legión, donde lució galones y donde pudo haberse quedado por insistencia de sus superiores, quienes vieron en él a un perfecto profesional, a un más que fiel novio de la muerte. Dice que aquello le cambió la vida, y que aprendió valores en unos años en los que muchos de sus amigos del barrio acabaron con las venas rotas y la mirada de los muertos. También dice que, acabado su período marcial, se fue hasta Madrid para intentar ser policía nacional, pero que no podía perder demasiado tiempo preparando oposiciones cuando en El Puerto lo esperaba una vida que llenar de trabajo y responsabilidades.

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La comparsa con el tipo de Rafael Alberti, junto a su autor, Luis Galán. Los Majaras premiados en el escenario del Teatro Falla, en el que estuvo integrado Josemari.

Por eso fue primero pintor, y luego tocó todos los palos de la construcción hasta convertirse en empresario en los años efervescentes del ladrillo. En ese mundo, como en todos en los que ha residido, conoció lo mejor y lo peor, sumó amigos y soportó enemigos; fue alguien y fue nadie. Aunque nunca se ha sentido más importante que cuando conoció a Sofía, de quien habla temblándole la voz y brillándole las pupilas. Esa y la otra Sofía, la pequeña que cada vez lo es menos, son, confirma rotundo, lo mejor que le ha pasado en la vida. Y ser portuense, eso también. Lo lleva a gala y lucha por lo suyo, que es lo nuestro, de hecho forma parte de El Vaporcito, un colectivo que trata de que el viejo Adriano, hundido por la desidia y por esa estulticia política tan de aquí, sobreviva al menos varado en un punto llamativo de la ciudad.

 

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Compartiendo escenario junto al amor de su vida, tras recibir un reconocimiento de la Peña Corribolo.

Todo eso, y muchas más cosas que no cabrían aquí, me contó hace meses, mientras iba y venía, resudando, y dando cambio de monedas que rechinaban entre el murmullo del oleaje y la marejada de las conversaciones. Y mientras aseaba hamacas, y orientaba sombrajos tratando de engañar la luz impenitente y excesiva para una clientela acalorada, que hablaba al vendedor de sombra con el respeto que se gana a pulso la gente respetable. Y que lo llamaban como una vez me pidió que lo hiciera yo, allá por los últimos años setenta, en medio de un patio de colegio que olía a bocadillo de manteca y a brisa de estero. Así, como ya siempre le he llamado desde entonces: Josemari. /Texto: Ángel Mendoza

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Trayectoria en la Asociación de Autores y Directores del Carnaval Portuense

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Entre los años 1976 y 1981 diversos alumnos de El Puerto, Rota, Chiclana, ... estudiaron Formación Profesional en las Escuelas Profesionales Sagrada Familia, SAFA. Recogemos algunas imágenes de convivencia de antiguos alumnos de aquella promoción.

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Durante una fiesta en SAFA. De izquierda a derecha Mariluz Serrano, Joaquini Reina, Ana María López, Maripé Dominguez Virués, Ana María Dominguez, Manoli López y María Caucín.

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En el autobús, Juan Manuel Reguera Cordones, Fernando, Juan Antonio Herrera, Juani Fenix Rodríguez, Rafael Marrufo Milán, Juan José Sánchez Alonso, Juan Sánchez Serrano, Aurora Camacho Reinado y Javier Morilla.

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De izquierda a derecha, Roque Morales, María Belén Sánchez Aragón, Francisco Javier Sánchez Mena, Maripe Domínguez Virués y Juan Sánchez Serrano.

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Durante la entrega de un trofeo de una competición deportiva femenina, vemos a Maria del Carmen Cala, Dolores Tous, Mercedes Pagliani, Aurora Camacho Reinado, Adela Pérez Santamaría, Ascensión Lora García y Rosa Buhigas

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Hace 25 años, los medios de comunicación nacionales se hacían eco del conflicto existente entre la dirección del Casino Bahía Cádiz y los trabajadores del mismo, en torno al reparto de unos 28,5 millones de pesetas provenientes de las propinas de los clientes. Esta es la crónica que Enrique Chueca realizaba para el periódico El País, publicada en mayo de 1989.

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En la imagen, ruleta americana, en una imagen publicitaria en la que aparecen los trabajadores del Casino Bahía de Cádiz: croupier, Milagros Ojeda; jefe de mesa, Antonio Rodríguez; jugadores, Mariló Enriquez, Miki Duro, Leonor, Antonio Ojeda y José conocido como 'el Colega'.

"LAS MIGAJAS SABROSAS DE LA SUERTE.
El reparto de unos 28,5 millones de pesetas procedentes de las propinas de los clientes del casino Bahía de Cádiz, ubicado en las proximidades de El Puerto de Santa María, ha provocado un radical enfrentamiento entre la dirección y los empleados de la referida casa de juego. Desde la inauguración de este casino, en 1979, la empresa se queda con la mayor parte de las propinas recaudadas, lo que constituye, según los trabajadores, un hecho sin precedentes en otras actividades similares o en la hostelería, donde este tipo de donaciones del cliente pasan íntegras al bolsillo del trabajador.

La dirección del casino gaditano en cambio, es de la opinión de que la propina de los jugadores es "atípica" y la considera fruto del azar.La pugna que mantienen los empleados y la dirección del casino Bahía de Cádiz por el reparto de las propinas resulta especialmente problemática al desconocerse por qué y a quién entrega el jugador su donativo. Los empleados se atribuyen el papel de protagonistas destacados en la recolección de los regalos con que suelen primarse las demostraciones de afecto y atención. La empresa resta importancia al quehacer del asalariado e insiste en que dar propina es una de las muchas costumbres del jugador. Y además la legislación está de su lado.

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Curso de Ruleta Francesa en el que aparecen empleados del Casino Bahía de Cádiz. Croupier izquierdo: Ramón Cordero. Croupier derecho: Antonio Jiménez.. Bout de table: desconocido. Jugadores simulados de izquierda a derecha: Tito , Pedro (casado con Magdalena), Jorge Isorna, Jose Antonio Moreno Zamorano, Santi Martínez, Paco Corbeto (concejal que fue en el Ayuntamiento de Rota). 

El croupier Gonzalo Ganaza, un portuense de 33 años de edad, sostiene que el trabajador es quien realmente se esfuerza por conseguir las propinas. "Si alguien no da, nos buscamos la vida para que dé", afirma. Invitar a una copa al cliente remiso puede hacer milagros en algunas ocasiones. También existen otras armas más sutiles. Javier Dandy, jefe de mesa del casino, también de 33 años, comenta las habilidades de algunos de sus colegas, como la croupier Antonia, que con su "gracia y salero" favorece la acción generosa.

La empresa Casino Bahía de Cádiz, representada por su director comercial, Luis José Esteban Solinis, discrepa de las afirmaciones de los empleados. "La donación de propinas en los casi nos es una tradición que hay que agradecer a los franceses", comenta con ironía. Esteban Solinis insiste en que la propina de los jugadores es "atípica", pues, según él, responde a impulsos provocados por la fortuna. "El empleado tiene una participación cierta, pero no es decisiva. Lo decisivo es que haya habido una apuesta ganadora”.

casino_pedritoruiz_puertosantamaria1.717 MILLONES EN OCHO AÑOS.
Sin embargo, y frente a las disquisiciones antes citadas, los empleados se afanan por destacar que cuando se habla de propina se habla también de muchos millones. Según datos oficiales, desde 1980 a 1988 los jugadores del casino Bahía de Cádiz dejaron por este concepto un total de 1.717 millones de pesetas, de los que 1.143 millones (66,55%) pasaron a las arcas empresariales y 574 millones (33,45%) fueron repartidos entre los empleados, que ahora exigen otro reparto, esta vez "justo y equitativo". Los trabajadores de la plantilla, 170 en total, iniciaron el pasado miércoles una huelga cuatro días a la que le seguirán otras si la dirección no accede a darles el 50% de la recaudación [paros los días pares y una huelga de 15 días en agosto]. La empresa llega hasta el 44%.El reparto de las propinas está contemplado en el Reglamento de Casinos de Juego de la Comunidad Autónoma de Andalucía, al igual que en otras regiones. Este reglamento deja perfectamente establecido que la recaudación de las propinas es una opción de la empresa. El reglamento también regula que la masa global de las propinas, con depósito en una caja especial, "se repartirá una parte entre los empleados en función de la actividad que cada uno desarrolle y otra para atender los costes de personal y servicios sociales en favor de los clientes". /En la imagen de la izquierda, publicidad de una actuación de Pedro Ruiz y el Show América, en el ciclo de Noche de Estrellas, bajo cuyo paraguas pasaron primeras estrellas europeas por el escenario de la Sala de Fiestas.

Luis José Esteban Solinis admite que sufragar los gastos generales de una empresa -plantilla de personal, mantenimiento y actividades comerciales- con algo tan versátil como las propinas es tan "ilógico como ilógicas son las elevadas cargas impositivas que soportan los casinos". A los 1.299 millones recaudados por juego en 1988, dice Esteban, se aplicó una tasa media impositiva del 44%, de tal forma que los ingresos por este concepto fueron de 715 millones, "cifra inferior a los gastos generales de la empresa". Durante ese mismo período, los ingresos por propinas alcanzaron un total de 285,8 millones de pesetas, cantidad que tras el correspondiente reparto supuso 180 millones para el casino y casi 106 millones para los empleados". /Texto: Enrique Chueca.

A principios de los 70, mi madre --Pepa-- trabajó de limpiadora en Viajes Marsans, en la agencia de El Puerto entre 1972 y 1977. En verano, me gustaba acompañarla. Mientras ella adecentaba la oficina, yo viajaba, con la imaginación y con el Capitán Tan, por todo lo largo y ancho de este mundo, de la mano de unas revistas gordísimas que expedían sueños a unos precios que estaban al alcance de cualquiera que no fuéramos nosotros.

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Parte del equipo del desaparecido Viajes Marsans de El Puerto, Aurora, Ángela y Joaquín, junto al entonces concejal de Turismo, Fernando Gago, al inicio de la presente década.

A veces, a la vez que bruñía el suelo o le sacaba brillo al cristal del escaparate, mi madre me hablaba de las dignidades del trabajo y de mi obligación inexcusable de estudiar para ser el día de mañana un hombre de provecho, pero yo andaba ya muy lejos de allí, celebrando un gol de Gárate en el Calderón, comprobando a pie de volcán que el Teide medía los 3.718 metros que decía mi libro de Sociales, o batiéndome en duelo contra un barco pirata a pocas millas de Mallorca.

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Manifestación en contra de la gestión del otrora presidente de Marsans y de la Patronal Empresarial de este país.

Algunas tardes, la fantasía también se iba de vacaciones, y mi avión, a poco de despegar, aterrizaba como podía en la mesa de la señorita Emilia, o en la de Don Joaquín, un señor que, a pesar de venir de una familia tan humilde como la nuestra, se había labrado un porvenir como escribiente.

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Un pirata, [ver nótula núm. 1.946 en Gente del Puerto] con el alma de palo y demasiadas cuentas pendientes, mucho más peligroso que aquéllos contra los que yo luchaba de niño mientras mi madre hacía de la necesidad virtud, ha mandado al paro, esa tierra hostil donde habita la angustia, a los 1.400 empleados de Marsans, una sociedad rentable hasta que comenzó el saqueo. Las navidades anteriores, ya consiguió que Air Comet no levantara nunca más el vuelo. /En la imagen de la izquierda, en junio de 2010, el concejal de Turismo, Fernando Gago visitaba a la plantilla de Viajes Marsans, solidarizándose con su situación.

viajeslucero_2_puertosantamaria/En la imagen de la izquierda, tomada en enero de 2011, el mismo local de Viajes Marsans albergaría un nuevo proyecto empresarial formado por los ex trabajadores de la agencia: Viajes Punto Lucero, aunque de efímera existencia.

Sostiene mi madre que igual que se dictan órdenes de alejamiento contra los maltratadores, también deberían prohibir acercarse a las empresas a aquéllos que maltratan a los trabajadores. Y dice también, mientras limpia cansada el cristal amarillo de la memoria, que le da mucha pena que haya cerrado la oficina de Marsans en El Puerto. /Texto: Pepe Mendoza.

pms_caricatura_puertosantamariaRelato de un suceso que vivió nuestro paisano, el comediógrafo Pedro Muñoz Seca, padre de la ‘astracanada’, escrito y publicado en la Revista Portuense el 22 de enero de 1927

Dependía entonces la Comisaría general de Seguridad del ministerio de Fomento. Era yo a la sazón jefe del Negociado de Accidentes y compartían conmigo los trabajos oficinescos dos simpáticos auxiliares, que vivos y relativamente sanos andan por ahí tosiendo su gripe como cada hijo de vecino.

Ya por, aquel entonces había yo estrenado cincuenta o sesenta comedias, y había tenido la suerte de que muchos críticos y no pocos intelectuales se “metieran” conmigo de una manera desacostumbrada. Porque sepan ustedes que, gracias a Dios, y E1 nos da a todos muchísima salud, a mi me han “pegado” algunos Aristarcos como no le han “pegado” a nadie. Ganas de demostrar a todas horas que son Aristarcos “de pega”.

¡Maestro “Azorín” …! ¡¡Viva su señora madre de usted!! Bueno, pues, a lo que iba. Una mañana, “al filo” de las doce, como dijo por vez primera no sé que escritor cursi, se entreabrió la puerta de mi despacho, asomó la gaita un señor de agradable aspecto, y, tras el consabido “se puede”, “adelante”, “gracias”, “no hay de que darlas”, preguntó a uno de mis auxiliares, con marcado, acento catalán:

-- ¿El “negociado” de Accidentes, me hace el favor?
-- Es este mismo, caballero. 
-- ¿Podría indicarme quien es el jefe? 
-- Aquel señor del bigote. 
-- Gracias.

pedromunozseca_recreodelostrapos_puertosantamariaY se acercó a mi mesa, y me saludó con una exquisitez, con una cortesanía, que hubiera dejado boquiabierto a D. Alfonso Retortillo, que es la persona a quien se ha visto saludar con más elegancia. /En la imagen, Pedro Muñoz Seca, en el porteño 'Recreo de los Trapos'.

--Mire --me dijo– Yo me estoy hecho un lío, ¿sabe? Yo soy director de una Compañía en “Barselona”, he ideado una nueva combinación de seguros, he redactado un modelo de contrato, y como no se si se ajusta o no a los preceptos legales y no quiero tirarme una plancha, porque a mi lo que más me horroriza son las planchas, ¿sabe?, pues deseo que me diga si la póliza es o no viable antes de solicitar oficialmente su autorización. Ya se que no está usted obligado a hacer este trabajo, pero si quiere tener conmigo esa gentileza … 
--No faltaría más, señor. Déjeme esas cuartillas; yo las estudiaré particularmente, subsanaré los defectos que tengan, y mañana, cuando usted vuelva, estará el modelo de contrato en punto de caramelo.

El caballero catalán se deshizo en frases de elogio para la Administración pública y para mí, se curvó cuatro veces, hasta esquirlarse las vértebras, y cuando regresó al día siguiente y se encontró con el trabajo hecho, volcó de nuevo sobre mi él carro de las alabanzas, y no sabia cómo demostrarme su agradecimiento.

Dispuesto yo a variar de tema le hablé de Cataluña, de mis entusiasmos por aquella región, y le pregunté, por preguntarle algo:

--¿Cómo van los teatros en Barcelona?  Torció el gesto repetidas veces.
-- Mire, amigo: aquello está de lo peor. No hacen más que esas astracanadas que le sacan a uno de “quisio”. Ya habrán oído ustedes hablar de ese autor que le “disen” Muñoz Seca; ese tío mamarracho, que no escribe más que brutalidades. ¡Los críticos de allá le ponen …! Pero, a pesar de ello, hay obras de Muñoz Seca en casi todos los teatros. ¡A mí, que soy un hombre fundamentalmente serio, me ponen mal esas obritas! Porque es que a mí, cuando alguien me hace reír, me da coraje, ¿sabe usted? Mire, yo no pataleo nunca en los teatros, porque soy una persona muy conocida en Barcelona, y no voy a ponerme a patalear en público ...
--Claro. 
--Pero no sabe usted las ganas que tengo de patalear a Muñoz Seca.

Mis dos auxiliares no subían adónde mirar. Uno de ellos metió la cabeza en un estante, como buscando algo, y empujaba, deseoso de meter también todo el cuerpo. EI otro, por no soltar el trapo, apretó entre los dientes con tal fuerza, una boquilla de espuma, que la partió en seis pedazos. Una hora después aún echaba espuma por la boca. Yo, sin alterarme, le dije sonriendo:

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Teatro de la Comedia (Madrid) antes del incendio de 1915, tras el que fue restaurado.

--Pues mire usted: mañana estrena Muñoz Seca en la Comedia, una astracanada de las suyas. Quédese; asista al estreno y como aquí no le conoce a usted nadie, patalee, si hay ocasión, y desahóguese.
--Si, señor. Encantado. Es un nuevo favor que voy tener que agradecerle; porque mañana … 

Y dejó caer un bastón que llevaba, que era una grúa. -Ahora mismo voy a comprar la localidad. Y se fue.

Corrió la especie por la oficina; llegó la especie de la broma al propio comisario de Seguros, y todo el personal de la casa aguardaba al siguiente día al caballero antiastracanista, antimuñosequista y catalanista. Y llegó radiante, con dos butacas de la fila sexta. ¡Dos! ¡Porque habla comprado otra para mí! Quería que yo le viera patalear. ¡Qué hombre tan grande ...¡ ¡Con que ilusión se despidió de mí aquella mañana …! ¡Hasta luego…! Que lleve un bastoncito de peso …¡Lo que nos vamos a divertir …!

Siempre he pedido al Altísimo que gusten mis comedias; pero nunca con el afán de aquella noche. ¡Dios mío, que guste siquiera el primer acto! ¡Que salga yo a escena! ¡Que me vea el catalán …!

Cuando llegué a la Comedia, minutos antes de empezar el espectáculo, miré por el agujerillo del telón, y vi a mi hombre repantigado en su butaca, con el “bastón grúa” en la mano y mirando levantiscamente a izquierda y derecha, como diciendo: “Aquí hay un reventador decidido. A ver que pasa”

Confieso que sentí pánico. Pero por fortuna, el acto primero fue un exitazo. ¡Qué risotadas! ¡Que ovaciones …! Jamás he salido a escena con tanto gusto. De la mano de Irene Alba, avancé hasta las candilejas, clavados mis ojos en los del caballero catalán, que, asombrado, rojo, no se si de vergüenza o de indignación, bajó la cabeza, hasta hundir la barbilla en el pecho …

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El Teatro de la Comedia, en la actualidad.

Al comenzar el acto segundo había desaparecido. No le he vuelto a ver. Dicen que cuando se estrena una comedia mía en Barcelona, aunque guste mucho, hay siempre un señor que protesta desaforadamente.

--¿Y es, seguramente, el de la póliza? 
-- ¡Oiga usted, amigo¡ ¡Bueno está ya, caramba! Que yo le di a usted una broma: pero usted me hizo estudiar toda una tarde aquel modelo de contrato, que era un ciempiés, y gracias a mi esfuerzo se está usted “hinchando”.

¡No “patalee” usted más, por los clavos de Cristo! /Texto: Pedro Muñoz Seca.

baldemerohermoso_mere_puertosantamariaAprendió a jugar al fútbol cuando aún no se estilaban por aquí las escuelas de fútbol. O puede que sí: cuando la única escuela era una calle sin apenas circulación en la que se improvisaban porterías con pelotes –también llamados piedras- y partes de arriba de chándals hechas un gurruño. Partidos infinitos con el bocadillo bien agarrado en una mano mientras con la otra se hacía visera hasta que el sol se volvía un balón fofo, derrotado y oscurecido por el  ancho cielo nocturno de las barriadas obreras. Algún destello de aquél niño de los ochenta prende todavía en la mirada perspicaz de Baldomero Hermoso, Mere, futbolista de larga trayectoria, entrenador profesional desde hace varias temporadas y portuense de ese año en el que al Generalísimo se lo llevo por delante una flebitis y El Puerto era una joya turística por descubrir en la que nunca más veranearía el almirante Carrero Blanco.

--Acabas de afrontar una nueva etapa como entrenador del Algeciras C.F., nada menos, planteando sin tapujos “el ascenso como exigencia”. ¿No asusta empezar con una meta tan ambiciosa?
--Supone la máxima responsabilidad, pero en ningún caso miedo. El Algeciras C.F, en el momento actual sólo puede afrontar su participación en Tercera con el objetivo del ascenso. Sabemos lo que hay y lo que conlleva. Aun así, tengo la certeza de que la recompensa a ese trabajo es aún mayor que la exigencia, por lo que lo enfrentamos con entusiasmo.

--No es desde luego cualquier equipo. Quienes tenemos memoria y cierta edad lo recordamos como fijo en la División de Plata del fútbol español de hace ya unas cuantas décadas, y uno de los clubes señeros de Andalucía. 
--Soy consciente de que el Algeciras C.F es un club con una historia detrás importante. Es una entidad centenaria que cuenta con muy buenas instalaciones, una afición numerosa y en una ciudad grande. Además, viví aquí hace quince años mi experiencia como jugador y eso es algo que me viene bien para entender con mayor facilidad el contexto en el que me muevo y la idiosincrasia del club.

Mere-Algeciras-C.F.

Su presentación a los medios en Algeciras.

--Antes del Algeciras has dirigido otros equipos más modestos, ¿es este el escalón que de alguna manera “te tocaba” para seguir avanzando en tu carrera?
--Es indudable que pase lo que pase, será una experiencia que ayudará en mi crecimiento como técnico. Trabajo para estar a la altura de lo que se pretende. Entiendo que entrenar está complicado porque somos muchos y es una oportunidad única de luchar por conseguir un ascenso. Si eso ocurre, tendré muy presente el mérito que les corresponde a esos equipos que apostaron por mí. Puerto Real C.F, Racing Club Portuense y Conil C.F.

--Cocinero antes que fraile, sufriste una grave lesión que te apartó de seguir pisando el césped cuando aún te quedaba biografía para continuar. ¿Cuánto le debe esa lesión a tu vocación como entrenador?
--Es difícil medir eso, pero tanto dolor posiblemente nos hace más fuertes ante la adversidad. De todas formas, de mi etapa de jugador, prevalecen los momentos de felicidad sobre los menos agradables. La carrera de jugador es algo maravilloso… y no hace falta jugar en Primera para alcanzar esa felicidad. Ahora como entrenador es diferente. Conservo mis vivencias como futbolista y éstas me ayudan a entender mejor qué piensa el jugador en cada momento.

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Un joven Mera en el terreno de juego.

--¿Y muchas ganas contenidas de saltar al terreno de juego desde el banquillo a sentir otra vez el bisbiseo del césped bajo los tacos y los golpes de cuero del balón en campos importantes de nuestra geografía futbolística.
--Lo vivido, vivido está. Yo, además, no vivo de lo que fui y creo modestamente que no pasé de ser un jugador de perfil bajo que desarrolló su carrera por campos de Segunda división B y Tercera. Aunque también disfruté de momentos de mayor relumbre, sobre todo porque pertenecer al Cádiz  C.F. y jugar en el Carranza, es una sensación especial como deportista.

--El Ramón de Carranza de aquel Cádiz de la Primera División de los ochenta con el que se seguro que soñaría el niño que empezó en los equipos de fútbol base del Puerto.  ¿Cómo ve el adulto de ahora aquellos tiempos de ilusión y aprendizaje.

--Esos recuerdos son los mejores que jamás tendré respecto al fútbol. Fui un niño tremendamente feliz en un ambiente totalmente distinto al de un niño de ahora. Soy de la Barriada la Palma y crecí rodeado de pinos y campos de fútbol. Íbamos al colegio y por la tarde, bajábamos a la calle con el bocadillo en la mano y nos caía la noche encima pegando patadas a un balón. Esa es la mejor escuela de fútbol para el niño, pero por desgracia eso se perdió. Luego, con el sueño de ser futbolista, comencé en San Marcos y de ahí al Cádiz con 16 años. Una lástima para los críos de ahora, el no conocer lo que son las calles vacías de coches y dos piedras haciendo de porterías.

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Los tiempos de jugador sobre el terreno de juego del Ramón de Carranza.

--¿Qué sientes, por cierto, como jugador y entrenador del Racing Portuense que fuiste, ante la desaparición del que durante décadas fue el club grande de esta ciudad.
--Es una gran pérdida para la ciudad. El Racing era algo que estaba en el ADN del Puerto y su desaparición es todavía más triste para aquellos que vieron y vivieron épocas anteriores y gloriosas del club. Al primer estadio que acudí como espectador fue al Cuvillo a  comienzos de los ochenta,  cuando el equipo jugaba en una Segunda B potente de sólo dos grupos. Yo era un chiquillo y me impresionaba ver la preferencia llena y un ambiente precioso y añejo de fútbol.

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La última alineación del R.C. Portuense.

--Te vas a Algeciras con Miguel Chamorro, tu segundo de a bordo, alguien que tiene, más o menos, la edad que tú tenías cuando empezaste a dirigir equipos. ¿Qué valor le das al equipo de profesionales que trabajan junto a ti?
--Le doy muchísima importancia. Miguel Chamorro, es un chaval joven aún, pero con la capacitación máxima para estar en la élite. No tardará mucho en llegarle esa oportunidad y cuando le llegue no saldrá de ahí. Los que dirigimos grupos vivimos de nuestra anticipación y determinación en lo que hacemos. Lo tengo conmigo porque tiene estas cualidades además de una gran preparación académica y práctica.

--En declaraciones en las que defines tus claves como entrenador aparecen términos como “alegría”, “dinamismo” y “riesgo”, pero también “orden” y “exigencia”. ¿Cuál es tu forma de entender el papel que tiene que asumir el líder –tú en este caso- de un equipo de deportistas?
--Intento dirigir siendo fiel a mi forma de ser, a mi personalidad. Con todo lo bueno y lo malo que conlleva eso. Me gusta conocer al jugador persona porque pienso que lo primero es llegar al corazón del ser humano: Guardiola lo llama “dar en la tecla”. Si consigues esto, ya puedes hablar de fútbol lo que quieras, pero lo primero es llegar a la persona. Además de esto, hace tiempo que aprendí que a los conflictos (que por cierto son inevitables)  que surgen con los futbolistas y el entorno hay que atacarlos de frente. Cuando toca ser tajante, hay que serlo, porque si no todo lo anterior se te vuelve en tu contra. Futbolísticamente, me identifico con un equipo que actué de forma inteligente sobre el campo. Hacemos mucho hincapié en que el jugador comprenda la esencia del juego y que se implique con intensidad máxima en el trabajo sin balón.

0001120451_x440_jpg000--¿Y cuál es tu próximo “ascenso” después del más que seguro ascenso del Algeciras?
--Esas son casi dos preguntas una sola. Lo mejor es trabajar para el logro de los objetivos y no pensar en lo que vendrá después. Si se consigue aquello que se planificó, y por lo que se luchó sin descanso, sólo podrán llegar buenas noticias para mi club y para mi aun corta trayectoria como entrenador.

--Y ya por último -y como en el los créditos del final de las películas- esta historia sería imposible sin…
--…Sin mi familia, por supuesto, que es la que me lo permite todo y todo lo soporta por mí. A veces pienso que vivir conmigo tiene que ser una tortura, porque desgraciadamente esta es una dedicación que se presta poco a la desconexión. Afortunadamente, repito, tengo una familia maravillosa que me ayuda muchísimo. Mis padres, mis suegros y, desde luego, mi mujer son los damnificados de todo esto. Ellos son quienes más merecen mis ratos de felicidad, además, claro, de mis dos hijos. /Texto: Angel Mendoza.

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Affiche-El-Puerto-de-Santa-MariaEse cartel promocional de las playas porteñas es de finales de la segunda mitad de los cincuenta del siglo pasado. La candidez del chiquillo de traza angelical que llena de arena dorada un cubo tumbado, con escudo municipal grabado y todo, es metáfora potente de lo que era en esos días la que resulta ser hoy la industria más decisiva para dejar atrás - de una vez por todas y de verdad- crisis, recesiones y demás pegajosas pesadillas de carácter económico.

Similares sensaciones de ternura nos asaltan cuando rescatamos de uno de los textos capitales de la bibliografía portuense, Puerto de Santa María. Ciudad de Historia y turismo, salido de la mano barojiana de don Manuel Martínez Alfonso, esta página que da cuenta de una visión de futuro que hoy leemos con la mirada con la que nos acercamos a una novela de ciencia-ficción de finales del XIX: con entrañable asombro y con respetuosa cordialidad.   /Texto: Ángel Mendoza). (Las imágenes que se reproducen a continuación pertenecen al libro de Martínez Alfonso).

“De hoy, en cambio, es la tercera industria portuense: el turismo.

De hoy, como tal industria. Pues bien antiguos e ilustres precedentes tienen las playas del Puerto como estación balnearia. Nada menos que los infantes Don Francisco de Paula y su esposa doña Luisa Carlota, con sus hijos, entre ellos Francisco de Asís, que luego sería rey consorte por su matrimonio con Isabel II, vinieron con su séquito y servidores –setenta y dos personas en total, sin contar las clases de tropa- a residir en el verano de 1822 al Puerto de Santa María; y hasta cuentan las crónicas de la Ciudad que les obsequió, complacida con su presencia, con un elegante baño flotante, y organizó en su obsequio todo un vasto programa de festejos.

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El Club Las Redes, en 1978.

De hoy, sin embargo, es la verdadera promoción turística de nuestra Ciudad. De hoy y, casi diríamos, de mañana; pues con ser ya firme y eficaz cuanto en este orden de cosas se ha realizado, las posibilidades turísticas del Puerto son tantas y tan buenas, que ofrecen par un futuro inmediato una amplia perspectiva de realizaciones, muchas de las cuales están ya en fase de programación.

Pero, para no adelantarnos a lo que tiene que venir, basta que centremos nuestros comentarios sobre lo que ya son espléndidas realidades.

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El paseo marítimo de Valdelagrana, en 1978.

En Valdelagrana, a la orilla izquierda del Guadalete, y en lo que hace pocos años sólo eran terrenos baldíos y playas deshabitadas, se extienden amplias zonas urbanizadas con viviendas unifamiliares, hoteles, residencias y torres de apartamentos, comunicadas por una red de calles y avenidas y enlazadas a lo largo de un hermoso paseo marítimo. Instalaciones comerciales, piscinas, pistas de Tiro Pichón y al Plato, Camping, Estadio Deportivo, completan, entre otras, las instalaciones de este maravilloso complejo residencial que, por otra parte, no ha hecho más que iniciar el desarrollo de sus inmensas posibilidades.

La antigua y tradicional playa de la Puntilla ha sido remozada, con nuevas instalaciones y más cómodos accesos, y construida ya la primera fase de un nuevo paseo marítimo, que llegará, por de pronto hasta la Punta de la Colorá, donde van a iniciarse las obras de un gran puerto deportivo.

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Vista aérea de la Ciudad en 1978.

Más al Oeste, y hasta el límite jurisdiccional de la Base de Rota, nuevas urbanizaciones con hoteles, chalets y bungalows se suceden a lo largo de la costa: Vista Hermosa, Las Redes, El Manantial, Fuentebravía…

El hotel de ese nombre, con su antigua denominación de “parador” y unas instalaciones por completo transformadas en la actualidad, fue el verdadero pionero del turismo portuense. Eran tiempos –todavía al alcance de la mano- en se iba a aquella playa en cascabelero coche de caballos. Por el camino –cinco largos kilómetros de curvas sorprendentes en medio de una rica vegetación- se cruzaba uno, a lo más, con un par de camperitos soñolientos, algunas muchachas deportistas que pedaleaban en su bicicleta y –eso sí- con el imprescindible carro de los cántaros, todo pintado de verde, que traía a los refinados de la población la provisión de agua, del fresco manantial de Fuenterrabía. Todo ello ha sido superado hoy, aunque lo digamos con cierta nostalgia. Pero en medio de este fecundo desarrollo turístico el Puerto vive hoy en nuestros días y ante las magníficas perspectivas de su todavía porvenir, todavía más prometedoras, bueno es traer aquí, modesta, sencillamente, el recuerdo de aquel “Parador” que sentó las bases del actual turismo portuense.”

'Puerto de Santa María. Ciudad de Historia y Turismo'. Manuel Martínez Alfonso. Editorial EVEREST. León, 1978

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