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La Cruz de San Sebastián, entre las calles Santa Fe y Durango, en la actualidad y antes de la remodelación del espacio a finales del siglo pasado.

Tal es el título de la conferencia impartida en la noche del pasado jueves en el Palacio de Araníbar, por Miguel Ángel Caballero, técnico municipal de la Concejalía de Patrimonio Histórico del Ayuntamiento. La conferencia puso de relieve los numerosos elementos religiosos y espacios que se localizaban en el casco urbano, --algunos aún permanecen como reliquias, otras mas activos-- y en todo el territorio del municipio porteño, que hacen que se pueda hablar “de un espacio sagrado o territorio sacralizado”.

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En la imagen, al fondo, las murallas del Castillo de Santa Catalina, antes de la construcción de Puerto Sherry en 1984. En el solar que ocupan los restos del castillo de Santa Catalina se sabe que hubo una villa romana, con su alfar. También se encontraba la Ermita de Santa Catalina, de la cual no podemos establecer la fecha de fundación, si bien hay documentos que la mencionan en el año 1525.

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La Ermita de Santa Clara, según una interpretación de Faelo Poullet.

Miguel Ángel Caballero un detallado estudio de todos estos elementos, entre cruces y ermitas, que abarca un periodo comprendido entre el siglo XIII hasta el siglo XVIII. La charla se apoyó en la proyección de imágenes y dibujos esquemáticos. Entre los ejemplos que citó el ponente se encuentran varias ermitas, como las de San Cristóbal, Santa Catalina y a recientemente restaurada Santa Clara, entre otras muchas del término portuense.

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En un lamentable estado de abandono y deterioro, aún pueden verse hoy día los pilares de Las Cruces, en las proximidades de la entrada a los Depósitos de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir. de la Sierra de San Cristóbal. Las Cruces, entre las que discurría el viejo arrecife de la antigua línea de costa portuense, marcaban la separación de los términos municipales de Jerez y El Puerto y, al llegar a este punto, los viajeros procedentes de Jerez tenían a la vista el hermoso paisaje de las tierras de Sidueña  con la Bahía de Cádiz como telón de fondo. En las cercanías de Las Cruces, el Castillo de Doña Blanca. /Texto y Foto: García Lázaro.

En relación a las cruces, se nombraron la Cruz de Guía, las Cruces de la Sierra Cristóbal y la Cruz de San Sebastián --entre las calles San Sebastián y Durango, que aún perdura, casi desapercibida desde que fue apeada del soporte original--. La teniente de alcalde delegada de Patrimonio Histórico, María Antonia Martínez Valera, agradeció al público su participación en esta convocatoria y ha recordado que “la charla divulgativa de Migue Ángel Caballero también se ofrecerá durante el mes de agosto”, como otras programadas en dicho espacio cultural y turístico.

 

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CARLOSLOPEZSEGOVIA1_PUERTOSANTAMARIAEl párroco de El Carmen y San Marcos, Carlos López Segovia, ha sido nombrado vicesecretario para asuntos generales de la Conferencia Episcopal, uno de los puestos de mayor relevancia dentro del organigrama de la Iglesia en España. Este jiennense de 37 años ocupa también desde 2011 la Vicaría Judicial de la Diócesis. Además, es uno de los vicepresidentes de los tribunales interdiocesanos de primera instancia de Sevilla, y profesor del Instituto Superior de Ciencias Religiosas Asidones y del Seminario de San Juan de Ávila.
Su nombramiento ha sido uno de los acuerdos alcanzados en la reunión de la comisión permanente de la Conferencia Episcopal que se ha desarrollado en Madrid. López Segovia sustituirá al valenciano José Gascó. Esta designación se circunscribe a la renovación de la estructura de la Conferencia que está acometiendo Ricardo Blázquez tras haber sido elegido presidente de la Conferencia Episcopal el pasado mes de marzo. La vicesecretaría para asuntos generales depende directamente de la secretaría general que está en manos de José María Gil Tamayo.

Entre 2004 y 2007 secretario del anterior obispo de Jerez y actual arzobispo castrense, Juan del Río, que, precisamente, forma parte de la comisión permanente de la Conferencia Episcopal. Fue ordenado sacerdote en 2002 y antes de recalar en El Puerto en 2007 fue capellán del Monasterio de la Cartuja y juez eclesiástico del Tribunal Eclesiástico y de los Tribunales Interdiocesanos de Sevilla. /Texto: Emilio Cañas.

desdelohondo_villarreal_puertosantamariaHoy presenta en la Fundación Rafael Alberti nuestro paisano Juan Villarreal Panadero (ver nótula núm. 637 en Gente del Puerto), su poemario, ‘Desde lo Hondo’, un libro de vivencias de la cárcel.

El libro es un poemario de sonetos en los que recoge momentos, situaciones, reflexiones de un preso que ve pasar de forma inevitable el tiempo y que, en la soledad de su celda, se hace infinidad de preguntas para las que no encuentra respuesta.

El título está referido al salmo 129: "Desde lo hondo a ti grito, Señor..." y es el fruto de los casi veinte años de Juan compartiendo vivencias con los presos de Puerto I y Puerto II.

Los poemas se han ido escribiendo a lo largo del tiempo, conforme fue ido conociendo la auténtica realidad de muchos condenados y así «he ido desmontando, progresivamente, el tópico simplista que está presente en nuestra sociedad, que clasifica en buenos y malos a los que están a un lado u otro de las rejas carcelarias».

El libro, además, va acompañado de un CD en el que recita los poemas y que puede ser un complemento para quien guste más de oír poesía que de leerla o prefiera hacer ambas cosas simultáneamente.

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De izquierda a derecha, Ramón González Montaño, Monseñor Rafael Bellido Caro y Juan Villarreal Panadero, el día de su ordenación como Diácono, en la Iglesia de San Marcos, en 1992.

Juan se ordenó como Diácono Permanente en la catedral de Jerez, tras cinco años de formación teológica. Como Diácono ha ejercido su ministerio en la parroquia de San Marcos, en San Joaquín y desde 1995 trabaja en la Pastoral Penitenciaria, desempeñando la función de capellán del Centro Penitenciairio Puerto I y también visita a los presos de Puerto II.

 

Iba yo por la calle Palacios, con mi maletín, camino de los Juzgados, cuando me encontré con otro compañero, abogado, también con su portafolios, y proseguimos nuestra marcha hasta la Plaza del Castillo. La gente nos miraba. La verdad es que nos entró complejo. Porque Vd. habrá visto por la calle pulular a esas parejas de liberados Testigos de Jehová o a esos "Morancos de Triana" disfrazados de mormones, todos con sus maletines llenos de prospectos, biblias y revistas.

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Imagen desde la Clausura del Convento de las Comendadoras del Espíritu Santo.

Después de aquella caminata hacia los Juzgados, cada vez me veo más incómodo con el maletín en la mano, por temor a que me confundan, me huyan o crean que me dedico a repartir "Atalaya" y a invadir las casas y espetar peroratas de piñón fijo, a diestro y siniestro. Vamos, que crean que me han liberado.

Antes, no existía esa figura del liberado. Porque el liberado, quede claro, cobra por dedicación exclusiva. Antes había, y muchos, beatos. Pero el beato es un "amateur". Otra cosa es el cura y la monja. Ya lo dice San Pablo:"El que sirve al altar, del altar debe vivir". Pero para eso, lo primero que hay que tener son altares y santos. Para quienes no los tengan, pues, eso.

Recuerde Vd. a las inefables beatas portuenses. Dé un repaso a las más preclaras e inmediatamente recientes: Conchita Reyes, Candelaria Leal, Cruz Hernández, las tres hermanas Gil Chavero (Isabel, Concha y Rosita), Marujita la del "Sin Nombre"... o, en el género masculino, rememore a Don Francisco Pérez Gil, a "Morenito" el del Registro o a Don Galo Domínguez del Rosal, devoto varón del que se cantaba: ¡Viva María!/ ¡Viva el Rosario!/ ¡Viva Galo Domínguez, /que lo ha fundado!. Pues no eran gente desocupada. Bien laboriosa que eran todas esas mujeres y hombres a que me he referido.

mariagalvez_1_puertosantamariaEl liberado es otra cosa. El beato, nunca ha sido un liberado. Ha sido un entregado a sus convicciones y sus devociones, pero lo primero que ha hecho ha sido trabajar a destajo. Recuerde, por ejemplo, a doña María Gálvez, beata prestigiosísima de esta Ciudad y Profesora en Partos, esto es comadrona. Pues no daba abasto. Cuando no era aquí, era allá o acullá, donde la pobre tenía que asistir a una parturienta, porque antes se paría más que ahora, aunque ahora a todos nos hayan puesto a parir. /A la izquierda, la matrona Doña María Gálvez.

Ello no quita para que, en los ratos libres, dedicara los lunes a las Animas Benditas del Purgatorio y a hacer las "Caminatas de San Nicolás"; los martes, los destinara a la devoción de Santa Ana, madre de la Virgen, o, si lo prefería a San Antonio; los miércoles los dedicara a San José y a San Judas; los jueves, a la Eucaristía; los viernes, al Sagrado Corazón y al piadoso ejercicio del Vía Crucis; los sábados, a la Virgen (Misa de 8 de la mañana, canto de la letanía lauretana , ejercicio de la sabatina y rezo del Santo Rosario), todo ello sin olvidar el ofrecimiento de obras, al levantarse cada día, el "Angelus", la bendición de la mesa, el manifiesto de las Esclavas, el rosario en familia, la oración al toque de Ánimas y el examen de conciencia y las oraciones al acostarse.

Entre todo ello, los siete domingos de San José, el mes de mayo, los triduos, los quinarios, las octavas y las novenas: A San Francisco Javier, Copatrono del Puerto; a Santa Rita, abogada de los imposibles; a San Expedito y a San Ramón Nonato, las parturientas, para tener una horita corta; a Santo Tomás de Villanueva, los económicamente necesitados; a San Antonio, para encontrar lo perdido, o hallar un novio conveniente; a Santa Clara, con una docenita de huevos, para que no llueva; a ...

Y Vd. preguntará ¿Pero, a qué hora trabajaban? Pues a todas horas. Eran unos incansables productores que, incluso practicaban el deporte del pluriempleo y muy eficientemente. A propósito de los ínclitos beatos y beatas portuenses, me viene, a la memoria el recuerdo del Señor San Blas, de gran predicamento en este Gran Puerto de Santa María.

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Sacristía del Convento de las Comendadoras del Espíritu Santo.

El Santo se venera en el convento más antiguo de esta Ciudad, el de las Comendadoras Sancti Spíritu, regla de San Agustín, vulgo el Espíritu Santo, que se estableció sobre la primitiva ermita de San Telmo, extramuros.

El día tres de de febrero había sido San Blas: "Los trisantos de febrero:/Santa Brígida, el primero,/ el segundo, el Candelero [la Candelaria]/ y el tercero, el gargantero [San Blas]" que decía mi tata Milagros Guerrero. También, la sabiduría popular afirmaba que "Por San Blas, la cigüeña verás". Pero la gente yo creo que se ha olvidado de este bendito santo.

espiritusanto_ant-puertosantamariaLas venerables monjas del Espíritu Santo de esta Ciudad, además de cultivar un magnífico laurel, que en manojos mandaba a las casas de los bienhechores la Madre San Agustín, en el siglo, "la hermana de Lola Blandino", tienen la virtud de confeccionar unos preciosos cordones de San Blas. Que ¿para qué sirven? Pues verá: San Blas, cuenta el Martirologio, que, practicando la medicina en Capadocia, fue nombrado obispo y, entre otros prodigios que obró, estuvo el haber librado de una espina de pescado que tenía clavada en la garganta un niño desahuciado. Así que nuestro Santo ejerce un especial protectorado contra las enfermedades de la garganta. /Antigua imagen del convento del Espíritu Santo.

Quevedo, en "El Parnaso español, Musa VI, rom. XXV) dejó escrito: "A que me tocase fui,/como si fuera instrumento,/ y fue para mi garganta,/San Blas con sus cinco dedos", de donde se infiere que San Blas le metió al pobre niño los cinco dedos hasta el "sentío", pero le sacó, por fin, la espina. Y, desde luego se deduce que, San Blas, tenía, lo que se dice, "manita de santo", porque de lo contrario, el sufrido infante hubiera padecido-- peor el remedio que la enfermedad-- desgarros horrorosos en los conductos bucales, diría "Chiquito de la Calzada".

Explicadas las propiedades y virtudes de San Blas, no queda sino consignar que, publicado que fuera en "Cruzados" el natalicio de un/a nuevo/a portuense , o conocido por otros conductos en el locutorio o en el torno del convento, las monjas del Espíritu Santo se prestaban a proporcionar a la madre del neófito/a un equipo de cordones de San Blas, "Brevetines" y carteritas con el Niño Jesús de Praga que, añadido a los obsequios que el inocente recibía de medallitas con el santo de su nombre, del Ángel de la Guarda, de la Virgen de los Milagros, de la Virgen del Carmen... etc, más que un recién nacido parecía, condecorado, al general García-Veas cuando se presentaba con las bandas y las dos pecheras de la guerrera cuajadas de medallas y cruces, de no se sabe cuántas guerras, para la anual procesión de la Patrona.

Vd. recordará que las madres tenían un miedo impresionante a que los niños no tosieran, como deben, o flaturearan como no es de recibo. Así que, con palmaditas en las espaldas, le calmaban: "San Blas bendito/que se ahoga este angelito", con la variante, en caso de ser persona mayor la que sufriera un golpe de tos, de: "San Blas, San Blas/ que se ahoga este animal". 

sanblas_Pero no queda ahí la cosa, solícita la mandadera del convento a los mandados de la abadesa, acudía a las casas donde hubiera o hubiese noticia de algún enfermo de la garganta, o algún operado de amígdalas, con el relicario de San Blas, un pequeño ostensorio de plata donde tras un cristal se puede ver un restito del bendito Santo. No he podido saber nunca si la reliquia está compuesta de todos o alguno de los cinco dedos de la mano que metió al pobrecito niño de Capadocia para sacarle la espina de la garganta.

¿Duda Vd. de los efectos curativos ? Pues daba resultado. El índice de curaciones era apabullante.

Además, en la iglesia del convento, las monjas mantienen todo el año a San Blas, Obispo, en su altar en el lado de la epístola y le dedican un triduo, en el que antes no se cabía, pero al que ahora no asiste casi nadie. Porque está claro: el pescado ya no tiene espinas. La gente come palitos de merluza o delicias de cangrejo, filetes de pez rosada o de gallo, todos convenientemente congelados. Y me tienen al oficial San Blas del convento en paro forzoso, sin cobrar el desempleo, ni, por razones obvias del celibato, ayuda familiar.

Mientras tanto, la gente acude a los curanderos que les recomiendan beber agua bendita (por supuesto adquirida clandestinamente en las pilas de las Iglesias), mientras le ensalman: "Hombre bueno,/mujer mala,/ Serón roto,/albarda mojá,/curarme la garganta,/Señor San Blas". /Texto: Luis Suárez Ávila.

mary_ward_puertosantamaria La Congregación de Jesús (CJ), o el Instituto de la Bienaventurada Virgen María (IBVM), conocida en España como Madres Irlandesas o de Nuestra Señora de Loreto, es una congregación femenina religiosa católica fundada en 1609 por la británica católica Mari Ward./En la imagen de la izquierda, la fundadora de la congregación, Mari Ward.

Un grupo de ocho religiosas irlandesas y una de Gibraltar fundaron en El Puerto de Santa María, en el año de 1888, el primer convento de Loreto de España, asentándose en la casa número 68 de calle Larga, aledaña al Palacio Oneto, en la que posteriormente estuvo la sede social de Acción Católica y actualmente es un edificio de pisos de nueva construcción, inmueble en el que abrieron un colegio internado para señoritas. El apelativo de “Irlandesas” añadido al término “Madres” con que se designan a las profesas de dicha congregación se lo pusieron los portuenses, según el erudito local Luís Suarez (nótula 301 de GdP) y con este nombre son conocidas y reconocidas en los diversos centros que mantienen en España en la actualidad.

Si bien es cierto que este convento de El Puerto es el considerado fundacional de la Congregación en España, anteriormente, en 1845 realizaron un primer intento, abriendo un colegio en Cádiz capital con religiosas establecidas en Gibraltar, a petición de algunos gaditanos, institución que no cuajó, retirándose y disolviéndolo una década después.

convento_loreto_puertosantamariaEn el padrón de habitantes, correspondiente al año 1889, que se conserva en el Archivo Histórico Municipal figuran censadas en la casa número 68 de calle Larga: M. Wardy Feane, de 40 años, natural de Dublin; M. Colohan Sydney, de 32, de igual procedencia; M. Flood Cody, de 30, dublinense igualmente; Charlotte Mc Mullan Mc Alloy, 29 años, de Belfast; M. Oshea Rosuez, 22 años, de Carlon; M. Oneuz Oneill, 30 años, de Wieblon; M. Byne Connor, 28 años, de Wexford y J. Córdoba González, 20 años, de Gibraltar.  Falta la Madre Superiora, Juana Murphy y Gould, que aunque no figura censada por estar continuamente de viaje por toda la amplia comarca del Valle del Guadalquivir promocionando el colegio y buscando mecenazgo para el mismo, dirigía la comunidad y figura en la historia del IBVM de España como su fundadora. En esa fecha tenía 48 años y pocos meses después de estar establecida cambió su firma, signando como “M. J. Estanislao Murphy” adoptando el nombre de religiosa “Madre Stanislaus Morphy”. /En la fotografía, la casa núm. 68 de la calle Larga, en 1978. Foto: Rafa.

Para el ambicioso proyecto educativo de estas religiosas, la casa de calle Larga, siendo espaciosa y amplia, no bastaba en sus tres plantas para albergar a la comunidad, un oratorio, comedores y otros servicios, aulas y alojamientos para las alumnas. Estaban, pues, de forma provisional hasta trasladarse a un lugar que cumpliera los requisitos requeridos para la labor docente que pretendían desarrollar.

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A la izquierda los terrenos que ubicaron la basílica de San Juan de Letrán, el Hospital y cementerio de Galeras. A la derecha el pilón de San Juan, operativo hasta bien entrada la segunda mitad del siglo XX, que surtió de agua potable a los vecinos del barrio que no contaban con dicho servicio en sus casas.

Las gestiones de la Madre Stanislaus dieron su fruto, obteniendo de la Armada la cesión de un solar de su propiedad de casi cinco mil metros cuadrados de superficie, situado en el Ejido de San Juan, con frente a la calle de ese mismo nombre, en el que estuvo ubicada la Basílica de San Juan de Letrán y el Hospital y cementerio de Galeras. Dos años atrás había salido a pública subasta por un precio inicial de 6.680 pesetas, sin que se admitieran posturas por debajo de esa cantidad. Nadie se presentó y el solar continúo formando parte del patrimonio del Ministerio de Marina.  El solar en cuestión estaba rodeado de un alto tapial que se conservaba en algunos tramos y aunque algunas de las dependencias se mantenían todavía cubiertas, estaban en estado de ruina y lo que fue iglesia se encontraba en alberca, es decir solo los muros sin techo. Aún así, las irlandesas no se desanimaron, iniciando una campaña de búsqueda de benefactores, empezando por el ayuntamiento, en donde encontraron un gran valedor en Ramón Ameneiro y en otros ediles a los que la instauración de un colegio femenino les pareció una idea excelente.

escritura_loreto_puertosantamariaEn los primeros meses de 1889 el ayuntamiento accede a la petición de piedras para construcción, tomando el acuerdo de ceder todos los materiales que le correspondiese de las concesiones de extracción de las canteras de la sierra de San Cristóbal. /En la imagen, documento que atestigua lo actuado.

Y la campaña de recaudación empezó a funcionar, registrándose varias donaciones importantes, lo suficiente como para realizar un primer proyecto, aunque la culminación no sería a corto plazo.  Pero, milagrosamente, cuando estaban en estos trámites las Madres Irlandesas recibieron una propuesta para adquirir un amplio palacio en la calle Real de Castilleja de la Cuesta, provincia de Sevilla. Lo llamaban de Hernan Cortés porque en él afirman que murió el conquistador de México. Varias décadas atrás lo habían adquirido los duques de Montpensier que lo dieron, formando parte de su dote, a su hija María de las Mercedes cuando contrajo matrimonio con Alfonso XII. En esa época, por tanto, era propiedad de la Princesa de Asturias, María Mercedes de Borbón, menor de edad.

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El Palacio que adquirieron las Madres Irlandesas en Castilleja de la Cuesta, lo que hizo desistieran de continuar con su obra en El Puerto.

Negoció la Madre Stanislaus con la Reina Regente María Cristina la cesión y alquiler del palacio y aunque llevaba varios años deshabitado en poco tiempo y con poco coste estuvo en condiciones de ser utilizado, pasando allí algunas de las religiosas de este convento y las alumnas que entonces tenía, colegio de Castilleja de la Cuesta al que siguieron acudiendo hijas de familias portuenses de clase media y alta, clausurándose este.

madres_irlandesas_logoEn muy poco tiempo IBVM abrieron nuevos colegios en Sevilla, Madrid y Zayas (Vizcaya) adquiriendo un gran prestigio como enseñantes. (A título de curiosidad diré que Ana Botella, a actual alcaldesa de Madrid realizó su enseñanza primaria y secundaria en un colegio regentado por las Madres Irlandesas). La fundadora del convento portuense y de todos los demás citados, la Madre Stanislaus Murphy, Superiora Provincial con residencia en Sevilla, falleció a los 79 años de edad de un a angina de pecho el 19 de julio de 1919 en Dublín ciudad a la que había acudido para asistir al Capítulo para elección de la Superiora General del Instituto. A su entierro asistieron, según relata la prensa madrileña, jesuitas, dominicos, franciscanos, más de medio centenar de sacerdotes seculares y un enorme gentío, dando fe de la popularidad y estima que gozaba no solo en nuestro país sino también en su patria natal. /Texto: Antonio Gutiérrez Ruiz.- A.C. PUERTOGUÍA

Escena histórica, obra del pintor José Aparicio Inglada, que representa el desembarco de Fernando VII y la familia real en El Puerto de Santa María de Cádiz el 1 de octubre de 1823.

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En primer término la falúa real y en el muelle multitud de personajes. En el centro, el Monarca y el duque de Angulema estrechan sus manos. A ambos lados de ellos, personajes de la Casa Real y detrás, representantes de la nobleza española, generales franceses, así como el clero y personalidades del Ayuntamiento de la Ciudad. Al fondo, la Aduana (Real Fábrica de Aguardientes y Licores) y el Castillo de San Marcos, y otros edificios, en cuyas terrazas y balaustradas se agolpa la muchedumbre. 

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Vista de El Puerto de Santa María, desde el Castillo de San marcos. Los soldados al mando del Duque de Angulema, en el Patio de Armas del Castillo, al fondo Cádiz y los barcos que traían libre a Fernando VII, después de liberarlo en Cádiz, para llegar a los muelles de El Puerto. (Colección L.S.A.)

Durante el Trienio Liberal (1820-1823) Fernando VII se vió obligado a jurar la Constitución de 1812 y aceptar, por lo tanto, el modelo liberal y constitucional al que era contrario. La Santa Alianza, formada por los países que defendían el modelo absolutista en Europa, deciden en el Congreso de Verona de 1822 intervenir en España para restablecer el absolutismo en la persona de Fernando VII y, para ello, Luis Antonio de Borbón y Saboya, duque de Angulema, se puso al frente del Ejército de Los Cien Mil Hijos de San Luis. Ante el avance inminente de las tropas francesas hacia Madrid, las Cortes liberales deciden trasladar al Rey a Cádiz, reteniéndole en el Palacio de la Aduana (sede de la actual Diputación Provincial). Pero el duque de Angulema avanzará imparable hasta El Puerto de Santa María, situándose frente al edificio en el que se encontraba el Rey, por lo que las Cortes liberales no tuvieron más remedio que capitular y liberar al monarca de su cautiverio. Así, el  1 de octubre de 1823 Fernando VII embarca en la falúa real para realizar la travesía marítima más larga de su vida, y cruzar la Bahía de Cádiz. El cuadro constata este hecho histórico que, en  definitiva, significa el fin del Trienio Constitucional y da comienzo a la denominada “Década Ominosa” (1823-1833).

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“Llegada de Fernando VII en una falúa al muelle de El Puerto de Santa María”. Litografía. (Colección de Antonio Osborne Vázquez en 1959)

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Los personajes de la familia real son claramente reconocibles, gracias a que José Aparicio dejó por escrito, en un documento, la descripción del cuadro, aclarándonos entre otras cuestiones el asunto y los nombres de los personajes representados en el mismo. Así sabemos que a la izquierda del Rey aparecen: la Reina María Josefa Amalia de Sajonia; la infanta Luisa Carlota llevando de la mano a su hija mayor, su esposo don Francisco de Paula, la infanta Princesa de Beira, María Teresa de Braganza y, delante de ella, su hijo el infante Don Sebastián Gabriel, sobre cuyo hombro apoya la mano. A continuación los otros infantes niños, en brazos de sus amas de cría vestidas con trajes provinciales y en el extremo de la falúa, un guardiamarina y varios muchachos subidos a los palos, con el fin de llamar la atención con sus gritos. Los personajes a la derecha del duque de Angulema son los siguientes: los infantes María Francisca de Asís y Carlos María Isidro que lleva de la mano a su hijo el infante Carlos Luis, conde de Montemolín. Detrás y sobre la escalera aparecen varios sacerdotes y figuras eclesiásticas cubiertas con capa pluvial y bajo palio, entre ellos aparece el arcipreste de El Puerto, con el Limnum Crucis, la Cruz de Cristal de Roca y el Palio que en la se continúan conservando en la Iglesia Mayor Prioral. A continuación y algo más alejado, se ve a la comitiva del Ayuntamiento con sus maceros y, en la parte más baja, vemos a varios generales franceses y militares españoles.

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Grabado que representa una escenas del  desembarco del Rey Fernando VII y su familia en El Puerto de Santa María el año 1823, retenido en Cádiz por los liberales por sus veleidades absolutistas.  J.P. Wagner sobre dibujos de Andreas Rossi. Siglo XIX. (Colección J.S.A. Bruselas).

Texto del Grabado: «DIA 1 DE OCTUBRE DE 1825. SSMM DESEMBARCAN FELICEMENTE EN EL PUERTO DE S: MARÍA, CON SSAARR LOS YNFANTES.
SAS el S Duque de Angulema el SS Duque del Ynfantado y todas las Autoridades los reciben á su desembarque y un inmenso gentío con aclamaciones de gozo veneran al deseado FERNANDO. Segun lo dispuesto por Exmo S. Capitán General de los Reinos de Andalucía se dedica a todos los Españoles Religiosos honrados, amantes y fieles a su amable Soverano el S. D. FERNANDO VII Q.D.C.

El lienzo principal que ilustra esta nótula, que tardó cinco años en realizarse, reproduce el lienzo de gran formato (7 x 4 metros), destruido en el incendio del Convento de las Salesas Reales de Madrid en 1915, donde se encontraba instalado el Tribunal Supremo. José Aparicio, como pintor de Cámara de Fernando VII, había pedido permiso al Ayuntamiento de Madrid para representar en un monumental cuadro el acontecimiento aquí narrado. De este modo, una vez concluida la obra en 1827, el Ayuntamiento obsequió con este lienzo al Rey y pasó a formar parte de las colecciones reales del Museo del Prado y éste a su vez, lo depositó en el Tribunal Supremo en 1883. Además nos consta que los Ayuntamientos de El Puerto de Santa María y el de Jerez de la Frontera solicitaron sendas copias del mismo, sin embargo la historiografía considera que el cuadro que se conserva en el Museo del Romanticismo sería otra obra reproducida por Aparicio una vez ya concluido el primigenio, de 82 x 115 cms.

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PERC0 | Texto: Antonio Gutiérrez Ruiz [*]

Pedro de Medina, arquitecto español del siglo XVIII que realizó su labor profesional en Cuba, es el que queremos dar a conocer a los seguidores de GdP en nuestra colaboración de hoy, disipando las dudas, o mejor dicho, aclarando y puntualizando la extendida y generalizada opinión reflejada en gran parte de la bibliografía consultada en la que se le cita como “arquitecto gaditano”.  Pedro de Medina y Galindo nació el 2 de febrero de 1738, en El Puerto de Santa María, y ese mismo día recibió el agua bautismal en la iglesia Mayor Prioral de manos del cura de la misma don Carlos Ángel Natera que le impuso los nombres de Pedro, Francisco, Joseph. Era hijo de Juan de Medina y de Catalina Galindo, vecinos de El Puerto en esa fecha y anteriormente de la cercana ciudad de Jerez, en cuya parroquia del Salvador habían contraído matrimonio.  Fue su padrino Pedro Joseph Romero y el acta que certifica el Sacramento está inserta en el folio 143 vuelto del Libro de Bautismos del año de 1738 de dicha   iglesia parroquial.

...continúa leyendo "2.107. PEDRO DE MEDINA Y GALINDO. Arquitecto portuense. Figura destacada del barroco colonial cubano."

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Esta es la historia de cómo asistí al nacimiento de una saeta a Jesús Nazareno de El Puerto, de cómo cambió de casta, de cómo cambió de mano, y entró en la cadena irrefrenable de la tradición:

Manuel Machado, en cuatro versos, hizo un conciso tratado de la anonimia de las coplas populares:

Hasta que el pueblo las canta,
las coplas, coplas no son.
Y cuando las canta el pueblo,
ya nadie sabe su autor.

Y viene al cuento recordar cómo una poesía de autor llega a ser copla. Es un hecho misterioso, que se escapa de las manos del que la compone, el que una obra culta prenda en la tradición popular y se confunda con ella.

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De izquierda a derecha, Alfonso Terry entrega a Luis Suárez Rodríguez la medalla de socio número 1, cofundador de la Asociación de Ntro. Padre Jesús Nazareno en 1927 y cuyos estatutos se aprobaron en 1941, en presencia de un joven perteneciente a la colonia alicantina y el veterano hermano Antonio González Rivera.

Por los años cuarenta, mi padre, Luis Suárez Rodríguez, compuso unos "Gozos de Nuestro Padre Jesús Nazareno" a los que el Maestro de Capilla de la Prioral puso en música e interpretaba todos los años en el famoso quinario del Nazareno. Uno de los cinco motetes decía:

Divino Padre Jesús,
no te abraces al madero;
suelta y déjame la cruz,
porque yo llevarla quiero,
en vez de llevarla Tú.

Y año tras año, el coro del recordado maestro don Francisco Dueñas Piñero con acompañamiento del órgano grande de la Prioral, reforzado con los violines de don Ramón Zarco y de Agustín Moreno, cantaba los "Gozos" en el ejercicio del quinario. En el presbiterio del altar mayor --añadido con su ampulosa maquinaria efímera de altar para los "Cultos"--, con ciriales, incensarios y naveta pululábamos, de dalmática, toda aquella "Comunidad de Venerables Granujas", como Don Antonio Cía (Ver nótula núm. cxx en Gente del Puerto) nos apodaba a los eventuales monaguillos nazarenos. Tras el rezo del quinario, los "Gozos"; tras los gozos, el sermón; tras el sermón la exposición de Su Divina Majestad y bendición.

Y año tras año, en aquellas fastuosas ceremonias litúrgicas, sonaban en la Prioral los "Gozos" que compuso mi padre. Los motetes fueron cinco, pero de cuatro ni siquiera queda noticia. De los cinco, el que tuvo mejor fortuna fue el que he dicho y que pervivió como copla.

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El paso del Nazareno por la calle Vicario, frente a la sacristía del primer templo local.

En lo culto que salta a la categoría superior de lo tradicional opera una especie de "selección natural" en que se salva sólo aquello que intrínsecamente tiene garantías de supervivencia, sin que se haya sabido nunca qué cualidades estéticas son precisas para permitirle dar ese salto que tiene mucho de sintonía vivencial.

Una madrugada del Viernes Santo de los años sesenta, Paco "El Azotea" y Pellicer, mano a mano, no bien hacía "fondo" el paso de Nuestro Padre Jesús Nazareno, comenzaban a cantar sus saetas que atronaban el silencio de la noche penitencial. Yo, que iba de fiscal de paso, no pude reprimir mi emoción al identificar, en una de las coplas de Paco, la letra del motete que mi padre había compuesto.

Pero la cosa no quedó ahí. En plena Campana de Sevilla la volví a oír otra vez y entonces de los labios de Antonio Mairena. Supe, después, que el maestro de los Alcores la había copiado, oyendo la radio, de un concurso de saetas.

Y, en Jerez, al hacer fondo el Nazareno frente a “La Venencia”, oí la misma saeta una madrugada. Luego, Paco "El Azotea" la ha vuelto a cantar muchas veces. Y yo la he oído. Y la copla, yo no pregunto de quién es. Que para que me diga que no lo sabe, que es popular, me basta con oírla cantar y guardar el secreto. Porque, como Manuel Machado concluye:

Tal es la gloria, Guillén,
de los que escriben cantares:
oír decir a la gente
que no los ha escrito nadie.

Texto: Luis Suárez Ávila.

josemariapeman_puertosantamariaJosé María Pemán --a la izquierda de la imagen-- dejó escrito que "La saeta, especie de oración silvestre y espontánea, con algo de copla y algo de sollozo, es la cifra y compendio de la devoción andaluza. En ella se increpa a Judas y a los sayones, se departe amistosamente con San Juan, se piropea a la Virgen y a las Marías, se lloran los dolores de Cristo con una familiaridad candorosa y sencilla, y al mismo tiempo con tal sentido de la realidad plástica y viviente, que, más que viendo desfilar a una cofradía por la calle, parece que estuviese el pueblo viendo pasar el trágico cortejo de Cristo, camino de la muerte, en las faldas mismas del Calvario".

Desgraciadamente, por los años 1920 comenzó también el prestigio por la saeta. Se convirtió, en algunos casos, en una manifestación exhibicionista; un signo externo de mal entendido prestigio. Quiero decir, la saeta pagada por el señorito, que en un balcón de su casa contemplaba el paso de las cofradías, mientras mercenarios del cante lo confirmaban en su osadía y su hinchazón, sin ninguna connotación religiosa. Eso ha seguido y seguirá.

antoniojimenezsalguero-caneco_3_puertosantamaria-copiaPermitdme que recuerde a los saeteros portuenses a los que conocí, desde que por primera vez, acaso con siete años, me incorporé, como acólito provisional, en las madrugadas nazarenas, al lado de mi padre, fiscal de paso, y oí las voces fervorosas y venerables de Pellicer, de Laynez, de Gatica, de Paco El Azotea, de El Caneco, de Esperancita López, de Milagritos Forte, de Matiola, de Carrasco, de Juanito Arjona o el pito de caña con que un anciano interpretaba estremecedoramente su saeta en la Plaza de las Galeras, al paso del Nazareno, todos los años, hasta que uno de ellos faltó y nunca supe quién era. /A la izquierda imagen de Antonio Jiménez Salguero ‘el Caneco’. Debajo, Antonia Núñez Heredia, ‘la Obispa’, abuela de Rancapino y Orillo del Puerto.

antonia_la_obispa_puertosantamariaEl Puerto ha sido y es una ciudad de honda tradición saetera. Ha visto pasar la historia completa y tortuosa de cómo la saeta se engendró y tomó carta de naturaleza flamenca. El Puerto que, al amparo de la flota de las galeras tuvo en su solar a pícaros, a ciegos fingidos, a animeros; que tuvo Cofradía de Animas en la Prioral con magnífica capilla y retablo; que en el siglo XVII fundó la Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno a la Cofradía de Animas de San Nicolás de Tolentino; que vibró con las penetrantes saetas de los misioneros franciscanos y capuchinos; que hizo suyos los retazos de coplas sentenciosas y morales y las pasó por el tamiz flamenco de un Tomás El Nitri, una Teresita Mazantini, una Ana Losa; una Antonia La Obispa, un Diego el Gurrino... hasta dejarlas pulidas e incorporadas a la tradición, tiene peso específico y legitimación para exaltar a su saeta.  /Texto: Luis Suárez Ávila.

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En la imagen, tomada en la Semana Santa de 1967 delante del monumento a la Inmaculada de la plaza de la Iglesia, el músico y director Manuel Arce Beuzón con componente de la extinguida Banda de Cornetas y Tambores del Cristo de la Flagelación, de El Puerto. Reconocemos, a la derecha de la imagen a Jesús Rosso Morro, con el tiempo, clarinero de la Plaza Real, al igual que Arce que lo era desde 1950, quien reconocía que tocar los clarines «es un trabajo de pulmones, pues es un instrumento tan grande y tan potente, sin ninguna llave, que para rodar las notas hay que sacarlas del pecho». Manuel Arce provenía de la Banda de Torres Higuera, vulgo 'Torriguera'.  /Foto: Colección Javier Roselló Marroquín.

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