
Juan Antonio Barcia Caraballo nació en la calle Melero, 2, el 14 de diciembre de 1917. Es decir hace 91 años. Está casado con Josefa Bernal Márquez, de 83 años, que nació en el número 2 de la calle San Sebastián. La boda fue el dos de febrero de 1948, por lo que en 1998 cumplió las Bodas de Oro. Con ocho años, en 1926, ayudó como monaguillo en el bautizo de la que sería su futura mujer, ocho años menor que él (Y aquí saca Juan Antonio su prodigiosa memoria: «--El Vicario era Francisco Núñez Galván, y los curas Antonio Ochoa y Rodrigo Sánchez Laínez y sus compañeros monaguillos, José Manuel Enrique Gutiérrez “el Malena” y José Villalba Bernabeu»). Ha tenido múltiples y variados trabajos a lo largo de su vida laboral, bastante tiempo en el sector de las bodegas, pero ya lleva 31 años jubilosamente jubilado: desde sus sesenta, gracias al Convenio de la Vid, en 1978. Ha viajado todo lo que ha podido y más en los viajes organizados para pensionistas.

En esta fotografía, tomada en Cádiz el 18 de Julio de 1.937, los que aparecen en la misma iban al Centro de Reclutamiento, según Juan Antonio. A la izquierda Juan Antonio Barcia Caraballo, su primo José Gutierrez Caraballo, Antonio Flor Castillo, trabajador de telefónica y Antonio Femenía Máiquez, que trabajaba en el ayuntamiento y con el tiempo sería corresponsal de Diario de Cádiz a principios del último cuarto del siglo pasado.
Juan Antonio inicia su vida laboral muy pronto, con 14 años, como aprendiz y chico para los recados en la Bodega de F. Javier Jiménez González en la calle de la Rosa, ganando cinco reales diarios, afiliándose en la Casa del Pueblo, a la UGT. Mas tarde llevaba etiquetas a Gráficas Andaluzas, siendo capataz Ramón Fernández Ponce, quien vivía junto en la calle Alquiladores.
Luego se queda parado y encuentra trabajo en el almacén de la calle San Juan esquina y vuelta con Cruces llamado “El Almacén Quemado”, el que luego sería de Leveque y que hoy permanece semi en ruinas. Era propiedad de Fidencio Martínez Ferreira. Ya metido en el gremio de la alimentación, cambia de trabajo y presta sus servicios en Ultramarinos la Diana, con nótula propia en Gente del Puerto, siendo propiedad de Antonio Camacho Caballero. Luego entrará en el Economato Portuense, en la calle Larga -donde hoy está Confecciones Sollero frente a la desaparecida Casa Lucas, hoy Copistería HIVA-, propiedad de Paco Suarez. Allí se preparaban los costos para los barcos de los primeros alicantinos que llegaron a El Puerto de forma estable, llevando con Antonio “el de Panseco” en un carrito de mano la mercancía a los barcos: pan sin sal, arroz, garbanzos (chidrón), lentejas (lentillas), bacalao, garrafas de Valdepeñas, ... Los barcos surtidos eran de los armadores Roselló, Perles, ... y solían bajar al Moro. (En la fotografia, de izquierda a derecha, Juan Antonio Barcia, Juan Flor del Castillo que trabajaba en telefónica, tío de Juan Flor el ATS y Emilio Flor, profesor de Instituto. El que esta de pie a la derecha es Manuel Ojeda Leiva, cuyos hijos fundarian la Cadena de Confiterías y Pastelerías La Perla. El que esta sentado es Antonio Poullet Álvarez, tenia una barbería en la calle ganado).
Un nuevo cambio se va a producir en la vida laboral, e incluso de gremio. Como Juan Antonio vive cerca de la calle Ganado, entra a trabajar en la Panadería de Antonio Ojeda sustituyendo en los descansos los turnos de los panaderos. Simultáneamente vuelve al mundo de las bodegas y entra como eventual en Bodegas Terry donde, a las órdenes de Lobato como capataz, ponía etiquetas, lavaba botellas y hacía lo que fuera menester. De Terry pasa a Bodegas Caballero, con Joselete Rosso Camacho como Capataz donde está un tiempo hasta que Federico Pico lo recluta para un nuevo proyecto.
EL CACAO PICO
Federico Pico había regresado de América y cuenta con él como encargado para la Fábrica de Licores Pico que ya existía en Pozos Dulces y que se haría famosa por el Cacao Pico; recuerda Juan Antonio que el alambique estaba por la calle La Victoria. Miguel Ferrer, el camarero de tantos años en la Cervecería Puerto que vivía en la calle San Juan, estuvo allí de aprendiz.
La fórmula del Cacao era conocida solo en parte, ya que la proporción de vainilla exacta solo la conocía el propietario que la volcaba en solitario y en secreto, para no descubrir lo que hacía singular su destilado. Alcohol, agua, cacao de América del Sur que era tratado en infusión; a continuación era tostado con arena de playa puesta en un perol a la candela; luego se zarandeaba en un saco y se dejaba en una barrica cerrada sudando. Al finalizar el proceso se machacaba y se enviaba al alambique, destilándose en una proporción de 65%, o lo que es lo mismo obteniéndose un alcohol de Holandas.
Pero con la crisis de la escasez de materia prima la Destilería tiene que cerrar a principios de la década de 1940: «--Juan Antonio, aquí hay que achicar» recuerda perfectamente. La panadería de Ojeda y la eventualidad en Terry fue aliviando la maltrecha economía de Juan Antonio, como obrero, en la posguerra. Incluso llega a colocarse en La Otra Banda, en la Aserradora de Barcas, preparando tablillas para las cajas de pescado, o en la Aserradora de Pastor en la calle Misericordia. No podía pararse, no podía quedarse parado.
En 1948 se casa coincidiendo con su entrada en Destilerías Morphy. En 1950 entra a formar parte de la plantilla eventual de Bodegas Cuvillo, donde estará nueve años entrando y saliendo en función de las necesidades de la faena bodeguera. Una equivocación del sindicato vertical hace que, en 1959, Juan Antonio y otros 20 compañeros alcancen el ansiado puesto fijo en dicha Bodega, disfrutando por primera vez, tras casi 30 años de vida laboral, de la tranquilidad de una continuidad, sin los sobresaltos del paro intermitente y la búsqueda del pluriempleo. Se jubila, gracias al Convenio de la Vid, con 60 años, en 1978. El cierre de Cuvillo por quiebra en 1985, sin embargo le jugaría una mala pasada ya que dejaron de pagarle, además, la parte proporcional del Montepío de San Ginés -que acabaría desapareciendo- y las aportaciones extraordinaria pactadas en convenio, correspondiente a la propia bodega.
Una vida azarosa, de lucha por un puesto de trabajo, en la que la fortaleza de Juan Antonio ha sido puesta a prueba con asiduidad. Pero nuestro protagonista es hoy un hombre feliz, con su mujer, con sus hijos y nietos provechosa y venturosamente situados en el mercado laboral e incluso alguno ya jubilado por enfermedad, como es el caso de su hijo Julio Barcia, tantos años de camarero en El Cafetín. (Juan Antonio y su mujer Josefa, por el Parque Calderón en los años 40 del siglo pasado).

NOTICIA DE PRENSA.
En el desaparecido diario “El Puerto Información” aparece la siguiente noticia -que ha llegado a nosotros sin fechar- firmada por S.D. en la que se puede leer: «UN PORTUENSE RECONOCE A SU PADRE EN UNA DE LAS ESTAMPAS DE EL PUERTO. Un portuense, que ya ha pasado la barrera de los ochenta años, Juan Antonio Barcia Caraballo, reconoció a su padre en una de las fotografías que este periódico edita en colaboración con Pryca El Paseo bajo el título “Estampas de El Puerto”, correspondientes a imágenes de primeros de siglo.

La fotografía original que apareció en el periódico esquina de Luna y Larga, donde aparece el padre de Juan Antonio con el carro de los suministros.
El octogenario portuense comentó que el repartidor de gaseosa que apareció en la estampa número 4 se trata de Julio Barcia Nieto, quien trabajaba para la confitería La Campana de los herederos Pérez-Leiva, que se encontraba situada en plena calle Luna. La gaseosa se repartía entonces en las botellas de sifón.
La única foto. Julio Barcia falleció a los 51 años de edad, el 1 de noviembre de 1939. Su hijo carecía de fotos de éste debido a que su madre, antes de fallecer, solicitó a una de sus hijas que todas las fotografías del matrimonio «se las metiera en la caja [ataud], mira que cosas, y me quedé sin ninguna foto”, dijo Juan Antonio Barcia. No obstante, éste cuenta con una imagen igual a la publicada por este periódico, bastante deteriorada por el paso del tiempo y, probablemente, por todas las veces que ha sido cogida para mirarla.
Barcia recordó, con la estampa en la que aparecía su progenitor, algunas anécdotas familiares como el hecho de que “por la noche llegaba a casa cargado de ducles de la confitería y me contaba que cuando se levantaba por la mañana se encontraba toda mi cuna llena de mijitas de pasteles porque yo me levantaba por la noche y me los comía en la misma cuna». (El matrimonio Barcia Caraballo-Bernal Márquez, en una imagen retrospectiva).
Muestro agradecimiento a Miguel Sánchez Lobato que ha restaurado tres fotografías de Barcia Caraballo.


y Francisco Muñoz Bela, hijo del Dr. Francisco Muñoz Seca, y tío de Joaquín Muñoz Manzanera. Sentados, de izquierda a derecha: Juan Pedro Velázquez-Gaztelu Caballero-Infante (padre de Cándido Velázquez-Gaztelu quien, durante el gobierno socialista, presidió durante bastantes años Telefónica, Tabacalera y presidió el Consejo Económico y Social de la Universidad de Cádiz), Manuel Gago Vélez, padre del que fuera alcalde Fernando Gago, Antonio Osborne Vázquez, Padre Arjona S.J., Padre Viu S.J., Javier de Terry y del Cuvillo, Joaquín Osborne Tosar y José Ignacio Merello Álvarez-Campana. Sentados en el suelo: Luis y Jesús Merello Álvarez-Campana. A la derecha, estampa de San Estanislao de Kostka.
Francisco de Paula Plácido Xavier de Uriarte y Borja, nació en nuestra Ciudad en 1753, hijo de un vasco de Azpeitia y de una riojana. Fue marino, llegando a la mayor dignidad de su carrera, es decir Capitán General de la Real Armada Española en 1836. Asistió a la famosa batalla naval de Trafalgar, al mando del navío Trinidad, que fue el que puso fuera de combate al buque almirante inglés en el que Lord Nelson halló la muerte. Contrajo matrimonio en 1800 con su sobrina carnal Francisca Xaviera de Uriarte y Gálvez. En 1822 se retiró a nuestra Ciudad, donde falleció en noviembre de 1842, sin dejar descendencia. En 1983, sus restos mortales, como Capitán General, fueron trasladados desde el Cementerio de El Puerto hasta el Panteón de Marinos Ilustres de la vecina localidad de San Fernando, en una acto solemne y poco visto en los últimos años, organizado por el entonces concejal Luis Suárez Ávila, siendo alcalde el comunista Rafael Gómez Ojeda. El retrato de Francisco de Paula Plácido Xavier que encabeza esta nótula, se conserva en el Museo Naval de Madrid. Es un óleo sobre lienzo (96 x 84 cm), copia de un original desconocido, por Ramón de Salvatierra y Molero, realizada en 1853. Es un retrato de medio cuerpo, de pie; viste uniforme pequeño de Capitán General de la Real Armada, con las solapas abiertas a la moda de la época de Isabel II; una carta enrollada en la mano; bandas y placas de Carlos III y San Hermenegildo y la Cruz de Santiago.
EL SABLE DE HONOR.
EL SANTÍSIMA TRINIDAD


UN CERTICADO CON LA FIRMA DE URIARTE
«Es lo peor que en 16 de enero, ocho días después, no estábamos más adelantados en punto a estilo de reales órdenes, porque Su Majestad, por real decreto de dicho día, promueve a don Francisco Javier Uriarte y Borja a la dignidad de capitán general de la armada «sin aumento alguno de goce, a que generosamente renuncia Uriarte en atención a las presentes circunstancias». Convengo en que las presentes circunstancias no son para muchos goces, pero también es gran lástima que desde el 16 de enero no pueda gozar el señor Uriarte sino precisamente lo mismo que gozara hasta aquel día, y que haya de tener tan en el fiel la balanza de sus penas y placeres. Es decir, que si al día siguiente del real decreto le hubieran dado al señor Uriarte una buena noticia, como por ejemplo la disolución del Estamento, debería haberse mirado mucho en gozar de aquella satisfacción que debería naturalmente caberle, porque ése sería aumento de goce, supuesto que en su vida habrá tenido otro igual antes del 16 de enero.

Percusionista y batería, es tambien Ingeniero de Sonido titulado por el C.E.V con validez en toda Europa, en el año 2000. En el año 2003 cursa estudios en la Escuela de Música Popular, recibiendo clases de Guillermo McGuill, que luego completa con estudios de lenguaje musical y piano complementario. En 2005 estudia durante 3 meses en La Habana, con los mejores profesores de batería y congas. Tras cuatro años en Madrid, estudiando sonido y música, vuelve a nuestra Ciudad, donde reside actualmente, trabajando como músico y técnico de sonido para numerosos artistas. Con su grupo Glazz ha grabado el tema "Atunes en el paraiso" perteneciente a la BSO de la película 'Atun y chocolate' de Pablo Carbonell y la
Banda Sonora Original 'El Cheff del Mar', de la colección de DVD de Ángel León, del restaurante 'Aponiente'. Recientemente Javi ha comenzado a impartir clases de Cajón, Conga y Batería. (En la fotografía, con Estaire Godínez de pequeñito, cuando ya apuntaba maneras. La foto de las manos y el cajón es de Salvador Ortolá).




Javi Ruibal ha trabajado en estudios y escenarios con los siguientes artistas: Merche Corisco, Interactivo, Glazz, Jose Recacha, Joaquín Calderon, Kiko Veneno, Kelvis Ochoa, Yusa, Jorge Drexler, Paco Cifuentes, Kiko Tovar, Maria Berasarte, Munir Hossn, Tito Alcedo, Dee Jay Foster, Telmary, Kumar, Roberto Carcasses, Santiago Feliu, Tontxu, ELbicho, Nono Garcia, Chano Domínguez, Alambike, Amancio Prada, Pepe Begines, Carlos Sarduy, Los Delincuentes, Diego carrasco, Carles Benabent, Gladston Galliza, Guillermo Mcguill, Francis del Rio, Habana Abierta, Marwan, Nino de cai, Jesus Garriga, Ricardo (Alba y Vicky), Hernan Lopez Nussa, Carlos Varela, Iñaqui Salvador, Alejandro Martinez, Rubem Dantas, Jorge Pardo, John Parson, Victor Merlo, Adolfo Delgado, Alba Molina, Vicky Luna, Dani Escortell, Borja Barrueta, Adel Gonzalez, Pat, Charly Cepeda, Xavi Turull, Mingui, Francis Pose, Ramon Gonzalez, Cuco Perez, David Defries ,Nestor del Prado, Rodney Barreto, Rafael 'Paceiro', Frank Durand, Tanmy Lopez, Maryori Rivera, David Morales , David Moreira, Huma, Ignacio Cintado, Katumba, Jesuli, Selu, Ruben ' Los Canallas', Jorje García, Alexis Hernandez, Jaru, Chele, Raúl Rodriguez, Lalo, Martin Caló, Dani Mojarra, Federico, Jorge Tejerino, Jose Mena, Pablo Serrano, Valentin Iturat, Rafaga, Ruy Lopez Nussa, Ruy Lopez Nusa Jr, Ricardo (Alba y Vicky), Tomas Merlo, Eva
Duran, Tor Rogn, Yago Salorio, Raimundo Amador...


Nació el 20 de octubre de 1958 junto a la casa-palacio del Marqués de la Candia, sede actual del Museo Municipal y de la Academia de Bellas Artes, en la calle Pagador, 3. Su abuela materna fue ama de llaves de la familia Cólogan Osborne, propietaria de la casa, donde nació y vivió hasta el primer año y medio nuestro protagonista. Hijo de Felipe Gómez Moreno, miembro del benemérito Instituto de la Guardia Civil y de María Antonia Castallo Mancera, abandonó pronto El Puerto como consecuencia del cambio de destino de su padre, pero no ha dejado de venir por su Ciudad natal, todos los veranos y siempre que puede, desde
entonces. Recuerda José Domingo que la familia portuense se trasladó a vivir a otra casa palacio, la de la Casa de las Cadenas, donde vivieran los veranos de 1729 y 1730 los reyes de España, Don Felipe IV y Doña Isabel de Farnesio. Allí pasaba los veranos de pequeño y ya de mas grande, ayudando a sus tíos, Manuel Pérez y María del Carmen Castallo en los Ultramarinos “Las Cadenas” que hoy regenta su prima. Es primo también de Enrique Pérez Castallo, de la Fundación Rafael Alberti, quien todavía tiene su residencia en la Casa de las Cadenas. Con los años, quien lo iba a decir viviría, profesionalmente en otro palacio: el de las Cortes, por su condición de Diputado. En José Domingo se puede acuñar el dicho “de Palacio a Palacio”. José Domingo tiene casa propia en El Puerto desde hace ya bastantes años, adonde regresa con la familia que ha creado: su mujer y dos hijos. (Cuadro primero: óleo de Juan Lara que representa la Casa
del Marqués de la Candia desde la Plaza de la Iglesia. Cuadro segundo: óleo de Angel Pantoja, que represeneta la Casa de las Cadenas).
SECRETARIO GENERAL DE LA FEMP
diciembre de 1985. (En la fotografía, José Domingo en su etapa como Secretario General de la FEMP).

de los últimos cargos en ser relevados por el gobierno de Aznar, y prisa tenía pues había recibido ofertas para trabajar, desde hacía tiempo en su en una empresa de autocontrol de la publicidad, cargo que no era compatible con su responsabilidad de gobierno, por lo que hubo de esperar a su relevo tardío. Vamos, que tuvo que pedir el cese pues permaneció mes y algo después de los distintos relevos en el aparato del gobierno de la nación. (En la fotografía, José Domingo con el presidente del Gobierno de la época, Felipe González, reunido en el Palacio de la Moncloa).
OTRAS RESPONSABILIDADES Y REPRESENTACIONES.


Si bien nuestra María de San Francisco estudió de pequeña en el Colegio que la Orden mantiene en nuestra Ciudad, su vocación fue tardía. Con 16 años salió desengañada de la Iglesia y vivió su vida al margen de preceptos religiosos. Como el apóstol Pablo, podríamos decir que la religiosa experimentó su particular “caída del caballo” y se convirtió cambiando radicalmente su vida, con 24 años. Muchas amistades consideraron que aquella elección, la vida en un convento y de clausura, iba a durar poco, que era un arrebato. Incluso un novio que había tenido se desplazó a nuestra Ciudad para entrevistarse con ella y comprobar con sus propios ojos que aquello era cierto. --»¿Que le había pasado a tu cuerpo?», le preguntó. Su respuesta fue otra bien distinta: --»Pregúntame mejor que le ha pasado a mi mente». Estuvo María el año preceptivo de discernimiento, palabro que usa la Iglesia para describir el periodo de reflexión en el que “el interesado intenta descubrir hacia donde le lleva Dios en su camino espiritual y apostólico. Que quiere hacer su Dios con su corazón y su vida”. Es un tiempo para valorar y comprobar si la vocación es o no firme. A la vista está que si, pues María es feliz con lo que hace, con la mente muy clara y muy convencida de los pasos que ha andado y hacia donde ha dirigido su vida.
A María se le transforma la cara cuando recuerda a la religiosa que propició que la Orden no abandonara El Puerto cuando, hace aproximadamente 50 años, con el Convento semi en ruinas, y sin apenas bienes tuvieron que pignorar la mayoría de los bienes de la comunidad a anticuarios y particulares. ¿Acaso se aprovecharon de la buena fe de las monjas quienes, necesitadas para comer, restaurar y resisitir malvendieron el valioso inventario de obras de arte religiosas del que apenas quedan muestras ya que todo es prácticamente de donaciones actuales? Así la Madre Amor de Dios, superiora a la sazón en aquellos tiempos, dirigió la nave para que no encallara más de lo que estaba en el cercano río Guadalete (río del Olvido) y conseguir que remontara el Cenobio, a su situación actual. Aquellos eran tiempos de largos velos, casi burkas, y mucha humildad... (Ilustración: Madre Amor de Dios).


Tanto el Convento como la Iglesia han sido objetos de muchas reformas desde el siglo XVI hasta nuestros días. La fecha reflejada en la fachada neoclásica de la iglesia indica la última de envergadura realizada en dicha nave, en 1851. La iglesia es de una sola nave con cuatro tramos más el del coro, a los pies. En su interior se encuentran retablos, esculturas y pinturas de los siglos XVII, XVIII y XIX. Estuvo radicada la Cofradía de la Veracruz, la imagen más antiguo que procesiona en El Puerto y que en la actualidad se encuentra en la Parroquia de San Joaquín. En el lateral, como muchos templos de su época, tiene dos puertas -cegadas en la actualidad, que servían como diferentes puertas de entrada y salida en las peregrinaciones.
EL LIBRO DE LA LITURGIA DE LAS HORAS

Decir en El Puerto ‘Muñoz’ trae a la mente de forma inmediata el gremio de los peluqueros. El gran patriarca Antonio Muñoz Riqué, desaparecido en el año 2000, ha sido el fundador de una saga familiar que lleva su nombre, desde que empezara en la década de los cincuenta con la barbería de la calle Vicario, número 9, a las modernas peluquerías unisex que regentan sus hijos y en la que ya están echando una mano sus nietas y nietos. Su hijo José regenta en la actualidad la peluquería de la calle Vicario, y Manolo y Antonio, sendos establecimientos por el entorno de la Avda. de la Constitución.
unía a una innata capacidad para las relaciones humanas, que sería una constante a lo largo de su vida.
El quehacer del Maestro Muñoz va unido a la leyenda de aquellos barberos que hacían de “practicantes”, poniendo inyecciones, practicando sangrías y actuando de “sacamuelas”, que de todo hizo nuestro barbero, ciñéndose al máximo a los cometidos de su oficio. Época hubo en la que, con la bicicleta como medio de transporte, iba por los campos y gañanías de El Puerto cortando el pelo –pelando- a sus moradores. Los honorarios, en el más puro estilo del trueque: una barquilla de brevas, unos sacos de hortalizas, huevos, gallinas... Había que sacar adelante a la familia. Y época hubo, también, en la que, tan bajos eran los precios de los ‘pelados’, que había que estar abiertos hasta las doce de la noche, sábados incluidos y hasta medio festivo, para sacar un digno jornal, a base de horas en “la accesoria”. Baste recordar que las barberías permanecían abiertas hasta después de las funciones de teatro o del cine, esperando para arreglar a los clientes salientes de los auditorios de la época. De porte bien parecido, con un sentido del humor propio de esta tierra, trabajador a destajo para sacar adelante una familia con seis hijos, valiente y echado para adelante –para él nunca existían los problemas-, desprendido, que trataba a los niños como si fueran personas mayores, que llegaba a todo el mundo, el Maestro Muñoz ha dejado una impronta personal y profesional que va a perdurar en la memoria de quienes le trataron . (En la fotografía, un joven Antonio trabajando con un sillón que no giraba por entonces...).


LA CALLE VICARIO EN LOS SESENTA
CLIENTES DISTINGUIDOS, DESTACADOS APRENDICES.

José Luis Poullet Martínez nació en nuestra Ciudad el 25 de febrero de 1897. Estudió en el Colegio San Luis Gonzaga, continuando sus estudios en la Escuela de Náutica de Cádiz, donde finalizó los de Marina Mercante. Posteriormente se licenció en Ciencias Exactas, para luego dedicarse a la enseñanza, fundando su propio Centro de Estudios, la Academia Poullet, el único Centro Reconocido de Enseñanza Media en su época, y en el que aprobaban la Reválida todos los alumnos presentados por dicho Centro. Estuvo impartiendo clases desde 1922 hasta el mismo día de su fallecimiento, en noviembre de 1956, con 59 años. El centro continuó abierto por sus hijos hasta su cierre definitivo.

LA LETRA CON SANGRE ENTRA.
LOS PROFESORES.
ALUMNOS DE LA ACADEMIA POULLET
"Aquí fue donde Santa María halló un lugar en el Reino de Sevilla y por ello hice que la llamaran Santa María del Puerto» («Esta e como Santa maría filou un logar/ en o reino de Seuilla et fez que lle chama/ sen santa María do Porto»). Esta cantiga del Rey Alfonso X, el Sabio, perteneciente al “Cancionero de El Puerto” explica el por que de la fundación de la Ciudad y de su nombre, allá por 1281. La vinculación pues, de El Puerto, históricamente con la imagen de Santa María de El Puerto, luego llamada Nuestra Señora de los Milagros por los hechos extraordinarios que se le atribuyen, hará que la presencia de la imagen de la patrona, haya sido una constante a lo largo de los últimos siglos. Esculturas, pinturas, tallas, relieves, dibujos, y otras manifestaciones artísticas han dejado en la Ciudad un patrimonio histórico artístico en la representación de la Virgen de los Milagros, de muy diversas formas. Algunas de ellas la hemos reunido en este artículo, que se irá ampliando conforme vaya aumentando nuestra colección de imágenes virtuales de Milagros, nombre muy frecuente en El Puerto.