En el Más Allá habían necesitado del concurso de un Relaciones Públicas, José Manuel -Sema- Álvarez Pasaje, para cubrir la difícil plaza de llevar la tolerancia, las buenas maneras, el saber hacer, ante tal concentración de gentes, ideas y culturas, como Allá se encuentran. Lo necesitaban, precisamente, en unas fechas en las que los de aquí, por costumbre, por tradición, por fiesta y celebración, nos reunimos en torno a la familia a rememorar acontecimientos que vienen a inspirar paz y buena voluntad. Era a finales del año 2002.
La verdad es que, como casi siempre, estas cosas nos dejan descolocados. Un hombre joven nos era hurtado antes de tiempo. No nos han dejado seguir compartiéndole por Navidad en la Zambomba de Turismo; en otra edición de FITUR en Madrid; en la Feria de Jerez, en la Caseta de Domeqc; en El Puerto, en su sagrada Feria de siempre; en el Carrefour, intercambiando confidencias y chascarrillos presididos por el fino humor de la tierra de su paisano Muñoz Seca; o en cualquier momento del año, su amistad, su saber hacer profesional, su humanidad. Nos dejaba sin el consuelo de su compañía.
In the Afterlife they needed the help of a PR, José Manuel -Sema- Álvarez Pasaje, to cover the difficult post of being tolerant, well mannered, and having the necessary know-how in the face of such a great number of people, ideas and cultures found in the Afterlife. They needed it, to be precise, at a time at which those from around these parts, usually, traditionally, at each fiesta and celebration, join their families to recall events that inspire peace and good will.?The truth is that, as almost always, these things distress us. A young man was stolen from us before time. They’ve let us carry on sharing him at Christmas in the Carol Concert organised by the Tourism Department of El Puerto; in another years’s FITUR (International Tourism Trade Fair) in Madrid; in the Feria de Jerez, in the Domeqc tent; in El Puerto, in his sacred Feria; in Carrefour, exchanging secrets and funny stories presided by his subtle sense of humour from the his compatriot Muñoz Seca’s homeland. Or, simply, at any time of year, his friendship, his professional know-how, his benevolence; he left us without the comfort his company brought.
Un hombre que vivió desde pequeño el mundo del turismo, a partir del negocio de hostelería de su casa, por tradición y vocación. Que lo continuó, estudiando la diplomatura de Técnico de Empresas y Actividades Turísticas, lo que le propició trabajar en empresas pioneras del sector en la zona, como el Casino Bahía de Cádiz, donde alcanzó diversos cometidos profesionales; o en su último empleo en el que era muy querido y apreciado, como Jefe de Relaciones Públicas de Domecq, con responsabilidades también en El Puerto, en las Bodegas Terry.
La forma de vivir de José Manuel, de Sema, a partir de finales de diciembre de 2002, fecha en la que nos dejó, es en el recuerdo a su amistad, en el recuerdo de sus golpes de afecto, en el recuerdo de su disponibilidad para todo y para todos. Hoy su familia, su mujer, sus hijos saben que Sema ha dejado marcada una trascendente impronta en el corazón de quienes con él se relacionaron por amistad o profesión. Ahí también vive para siempre este Relaciones Públicas del Mas Allá. Ahí lo encontramos todos cuando, brindemos con una copa de Fino por su historia, por nuestra historia con él vivida. Es imposible que no permanezca entre nosotros.

Fotografía tomada en el Stand/Puesto de El Puerto de Santa María en FITUR (Feria Internacional de Turismo) celebrada en Madrid a finales de 2001. Con una copa de vino fino de El Puerto -en esta ocasión Fino Quinta- ofrecida por la técnico de la Delegación Municipal de Turismo, Carmen Jiménez Doello.
ENTREVISTA.
Las relaciones, ¿cuándo se deben hacer públicas, y cuando deben dejar de serlo?. --En mi opinión, solo en el ámbito íntimo de la familia y de los amigos, un profesional de las relaciones públicas guarda su profesión en el armario.
Hablando de estereotipos, ¿es necesario un terno azul y fijador en el pelo para trabajar de Jefe de Relaciones Públicas en una Bodega de Jerez? --En absoluto, ¿por qué?. ¿Hay alguna empresa seria que contrate ‘estereotipos’?. Esto es muy serio, señores.
El tramo de autovía El Puerto-Jerez, para usted es... --Como el pasillo de mi casa.
¿Cómo bebe usted el Vino Fino? --Muy frío, y siempre acompañado. La Ina, por supuesto.
¿Qué dedicatoria le gustaría dejar escrita en la Bota de sus sueños?. --“Gracias, Vino y Brandy de Jerez. Ha merecido la pena compartir con vosotros todo este tiempo”.
¿Se pone el sol en los territorio de Domecq? --Pues la verdad, ahora que lo dice, no.
Los caballos cartujanos de Terry, ¿algo más que un símbolo? --Son una verdadera maravilla, un orgullo para la bodega y para nosotros los portuenses.
¿Con que faena bodeguera cambiaría, por unas horas su puesto de RR.PP? --Con cualquiera. Solo por unas horas, por eso de “zapatero a tus zapatos”.
En la viña, ¿se ve despejado el horizonte de nuestros vinos?. --En la viña, los espacios son muy abiertos y el horizonte casi infinito.
Dígame usted tres usos para los cascos de bodegas en el siglo XXI, además de catedrales del vino. --Catedrales del Brandy de Jerez, catedrales de la vitivinicultura, catedrales de la enología. (Diario de Cádiz, mayo 2000).
Fotografía tomada el 21 de noviembre de 2000, en Bodegas Terry. De izquierda a derecha, la guía de la bodega; Lely de la Torre Cerdá, Jefa de Sección de la Delegación Municipal de Turismo; Javier Maldonado Rosso, Director del Centro Municipal de Patrimonio Histórico; Rosalía González Rodríguez, Directora del Museo Arqueológico de Jerez; José Manuel Alvarez Pasaje, Jefe de RR.PP. de Bodegas Domecq y Terry; Mercedes García Pazos, Técnico del Centro de Patrimonio Histórico; José María Morillo Sánchez, Jefe del Servicio de Turismo; Santiago Mesa Díaz, Técnico de Turismo; José Ignacio Delgado Poullet, Técnico del Centro de Patrimonio Histórico y Beltrán Domecq Williams, Director del Área de RR.PP del Grupo Domecq.







































La apertura del bar está fechada en 1908. Por entonces se le conocía con el nombre de “Los 48”, el mismo que una manzanilla de Sanlúcar. Por entonces varios bares de la ciudad tenían este tipo de nombre, coincidiendo con el de un vino. Luego, parece que en la década de los 30, el bar pasó a llamarse “La Solera”, su nombre actual, y pasó a formar parte de las instalaciones del Hostal Loreto, situado también en la calle Ganado, junto a La Solera (Calle Ganado n. 17. Teléfono: 956543562). El bar se convirtió en la cafetería del hostal y se abrió una puerta interior que los comunicaba. Por allí pasaron los toreros que intervenían en la plaza de Toros de El Puerto ya que estos solían pernoctar en el Hostal Loreto y luego salir en coche de caballos, con gran expectación, hasta la plaza.
Comenzó en la hostelería en 1960. Tenía 16 años y se colocó en el hotel Fuentebravía de El Puerto, en la cocina. Fue aprendiendo el oficio, le gustó y a los pocos años abrió un chiringuito en la playa de La Costilla en Rota donde triunfó con el marisco que traía de El Puerto de Santa María. Y a partir de ahí el éxito. Se marcha de la ciudad y comienza a montar negocios de hostelería que le llevarían a la élite y a llegar a tener a su cargo en toda España a más de 1.200 personas en negocios relacionados con el ocio y que incluían desde restaurantes, servicios de caterings, hoteles y hasta bingos.
Es un gran conocedor de los vinos. En su establecimiento están por todas partes. Encima del mostrador, en unas pequeñas estanterías que dificilmente caben en el local y en un armario climatizado donde guarda lo mejor. Se muestra partidario de no cobrar grandes cantidades por los vinos “porque los vinos no sólo deben maridar con la comida sino también estar acordes con esta economicamente. No se le puede cobrar a alguien una cantidad por la comida y más del triple por los vinos.”
José Luis no cierra ni el 24 por la noche ni el 31. Porque me gusta estar con mis clientes esos días “y porque muchas personas buscan un lugar donde comer en esas ocasiones y no lo encuentran. Los clientes se repiten cada año”. Reconoce que por lo singular de su establecimiento la relación con los clientes es muy especial: “Tienen que tener paciencia porque estoy sólo para todo, pero eso se suple con un poco de conversación. Tengo gente que viene desde fuera a comer el cocido o a probar los arroces y me enorgullece mucho que repitan”.


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