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Taller de Imprenta de SAFA, finales de la década de los cincuenta.

Yo fuí alumno de las Escuelas Profesionales de la Sagrada Familia (SAFA o Colegito) sobre los años cincuenta y tantos, En aquel entonces las Escuelas no estaba reconocida oficialmente y deseaba hacer la especialidad de Delineación y, mientras que se habilitaba el profesorado adecuado y la clase, me enviaron a la oficina de administración con Don Ginés para que no perdiese el tiempo. En esta oficinas trabajaba Juan Mesa, José L. Cantera Mesa y Don Ginés era el administrador.

padrevilloslada_puertosantamariaManuel Bermudo de la Rosa S.J., era director de la Escuela y persona comprometida con su orden, su pensamiento cristiano y humano a elevar el nivel integral de los alumnos en aquella época, según marcaba las directrices del ideario redactado por el Padre Villoslada. Como los recursos que se disponían eran escasos, el Padre Bermudo se dedicaba a visitar con frecuencia al Ministerio de Educación y Ciencia, para solicitar el reconocimiento de las Escuelas y que pudieran tener derecho al sostenimiento económico de las mismas. Mientras tanto estas peticiones no se solucionaban el Padre Bermudo consiguió que su padre comprara una furgoneta DKW para el servicio del Colegio. (En la imagen, el Padre Villoslada, S.J.)

Algunos benefactores de la época con las Escuelas, que donaban dinero fueron: Isabel Merello Alvarez-Campana, José Luis, Joaquín y Enriqueta Osborne Vázquez y otros que no recuerdo. Las cantidades eran importantes, había donativos desde 10.000 hasta 100.000 pesetas. de entonces y esto lo hacía el Padre Bermudo tocándole el corazón a las personas que disponían de recursos. También había mujeres solteras de relevancia social, no muy ocupadas, que acudían a misa casi a diario, a las que el Padre Bermudo puso a tricotar lana para hacer jerseys para los alumnos, no olvidemos que en aquellas fechas la ropa escaseaba y casi no se conocían los chaquetones.

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Misa de Fin de curso en los patios, año 1954.

Igualmente se creó el economato, para que los padres de alumnos pudiesen comprar comestibles a precios más asequibles. Y, como los sueldos de los maestros eran escaso, ya dice el refrán: "Pasa más hambre que un maestro escuela", el Colegito estableció una gratificación a los maestros de 500 pesetas mensuales, porque algunos no alcanzaban a vivir que el salario del Estado.

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Patio de Talleres de SAFA.

La aportación de la Base Naval de Rota en especies también fue importante, el que más y el que menos se acuerda de suculento queso americano y la leche en polvo. Ramón Insua Baena enviaba todos los años dos cochinos y un equipo de matarifes para que los niños pudieran comer carne.

Al cabo de los años pienso que las Escuelas ha preparado, prepara y seguirá haciéndolo, hombres en todo Andalucía con una formación integral, el ejemplo está la factoría de Santana de Linares (Jaen) en la  que casi todos los alumnos de SAFA resultaban colocados en aquella empresa de automoción.

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Alumnos de SAFA, visitando una empresa para conocer, de primera mano, la realidad laboral de la época.

Me gustaría destacar a los profesores con los que tuve más contacto como Don Leonardo Romero Maure, Don Juan Navarro Rincón, Don Diego Mora, Don Antonio Ojeda Dante, Don Antonio (Maestro del taller de imprenta), Don Pedro Valcalcer, Don José Arjona Cía (maestro carpintero, un artista dibujando), etc.

Y por ultimo, quisiera desde este extraordinario medio de comunicación que es Gente del Puerto, denunciar que nuestra ciudad no ha sido agradecida a las jesuitas, que de una forma callada y siempre pasando desapercibidos realizaron una labor formativa que ahí está. (Textos: Francisco Bollullos Estepa).

DOS MAESTROS

"En las escuelas de primaria de Finlandia, los alumnos se despiden de sus maestros estrechándoles la mano y agradeciéndoles los conocimientos adquiridos ese día. Hermosa manera, a edades tan tempranas, de ejercer la gratitud con aquellos que tienen la osadía de enseñar en estos tiempos gamberros en los que casi nadie da las gracias por nada.

Me acordé el otro día de esta esperanzadora liturgia de reconocimiento a los docentes de aquel país larguirucho, mientras leía, con la nostalgia herida, la noticia del fallecimiento de Antonio Ariza. Hace algunas semanas nos dejaba también Elías Estíbaliz, otro histórico de la Plaza Elías Ahuja.

No cultivé la amistad con ellos, pero mi relación con ambos fue siempre cordial y respetuosa. El recuerdo, ese idioma de los sentimientos, me lleva hoy a unas aulas que rodeaban un patio claro en el que madurábamos junto a rosas y geranios. Allí aprendimos que la estenotipia no era una enfermedad, sino una asignatura, que los asientos contables no tenían patas y que el delegado de la clase de al lado se llamaba igual que el interés comercial: Ico, para los amigos.

A Elías le debemos su pasión por los buenos afanes. Nos dio de leer libros que disiparon nuestra ignorancia, nos condujo gentilmente por la calles austeras y limpias de la ética, y, desde un escepticismo discreto, nos regaló su ingenio humilde y elegante. Parece que lo estoy viendo atravesar la clase pausadamente, buscando actores para Luces de Bohemia: tú, Max Estrella; tú,  Madame Collet; tú, te callas si no quieres irte fuera.

A Antonio le recuerdo, en mangas de camisa, dando clases de Prácticas Administrativas, corbata al cuello y un colegio sobre sus espaldas. La última vez que le vi, enjuto de carnes que no de esperanza, hablamos otra vez de lo de siempre: buena cosecha aquella del 77, la segunda promoción de Administrativo. No sé que sería hoy de muchos de nosotros si aquel vino nuevo no hubiera pasado por el alambique generoso de la SAFA, esa escuela que se nos cruzó un día en la vendimia de nuestra vidas.

Como los chavales finlandeses al final de cada jornada escolar, ya con las nieves del tiempo plateando mi sien, quiero hoy despedirme de ellos agradeciéndoles su esfuerzo por abrirnos el porvenir en las mañanas azules de nuestra adolescencia". (Pepe Mendoza)

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En la imagen, fila superior, de izquierda a derecha: Manolo Torrent, Paco Candón empresario de Artes Gráficas de San Fernando, Matías Ayuso y su amigo del alma, Fernando Torrent. Agachados, José Luis Nimo Muñoz y Manolito Torrent, todos ellos de la “Saga de los Torrent” gestores de la antigua fábrica de tapones y cápsular Torrent, situada en la calle Espíritu Santo. La fotografía está tomada en la antigua Feria de Ganado, situada en los terrenos donde en la actualidad se encuentra el Polígono Indutrial “El Palmar”, en el año 1954.

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loro_alquiladores_puertosantamariaHubo un humilde personaje en El Puerto de la segunda mitad de los cincuenta del siglo XX que por humilde, ni siquiera era personaje, pero sí un ser entrañable para los niños de entonces, como yo: el Loro de la calle Alquiladores.

En aquellas frías e interminables tardes de esos años, a la salida de los colegios nunca faltaba a su cita con los chavales que pasábamos bajo su balcón. Se entablaba rápidamente un fluido coloquio entre los de la calle y el del balcón, en el cual se trataban variados temas, como las preferencias sexuales de unos y otro, menciones apasionadas siempre relacionadas con funciones fisiológicas, sobre los difuntos próximos de los de abajo, cuestionándose indefectiblemente, por parte del plumífero, la honorabilidad de las señoras madres de los de abajo.

El Loro (sí, con mayúsculas) demostraba con su diestro manejo del lenguaje,  adecuado a la ocasión, que disfrutaba de un entregado pedagogo que, a "full time", debía vivir dedicado a la puesta al dia del vocabulario de su aventajado pupilo.

Cuando voy a mi Puerto y paso por la calle Alquiladores, mis ojos a través de sus gafas de vista cansada, siempre se dirigen a ese balcón hoy vacío y si bién no una oración, sí que le dedico al Loro de la calle Alquiladores una sonrisa. Y sigo mi camino esperando oir tras de mí una voz aguda y chillona que me diga: ¡¡Hijo de p**a!! 

Veamos que nos cuenta Luis Suárez Ávila: "azulejo_loroLos animales se parecen a sus dueños. Eso es cosa que siempre se ha dicho, yo no sé si con fundamento o sin él. Pero, sea como fuere, me vienen a la memoria una serie de ejemplos y verbi gratias que me llaman la atención sobre el particular. Del  mundo de las aves, los loros,  son animales de los que en este Gran Puerto ha habido unos buenísimos ejemplares, más que nada por su carácter cosmopolita y por el comercio con la Indias. En cualquier casa había un loro, una cotorra o un guacamayo que un embarcado había traído de regalo. Sin embargo, siempre estuvieron sometidos a la disciplina y enseñanzas domésticas y nunca disfrutaron de libertad plena, como ahora que se han escapado, o los han echado a la calle, por perversos, y han poblado en colonias numerosísimas todas las palmeras de la entrada de Vista Hermosa y se han extendido a todos los Pagos del término municipal. Son loros salvajes y cotorras montunas, sin formación específica que, abandonados por sus dueños, se han multiplicado sin tasa en un medio que no les es el propio y ya van por la décima generación, por lo menos. En cierto modo son como los cocodrilos que aparecieron en un pantano madrileño, las tortugas americanas que pueblan nuestros ríos, o los patos malvasía foráneos que han abandonado sus dueños, con peligro y detrimento de bastardear la especie autóctona en los humedales de Doñana.

En este Gran Puerto, han abundado los loros famosos.
La prueba de que esta Ciudad es una de las más relevantes cunas del flamenco es lo que cuenta  Don Nicolás de la Cruz Bahamonde, Conde de Maule, en su “Viaje de España, Francia e Italia, en 14 volúmenes, publicado en Cádiz, a comienzos del siglo XIX. En el volumen XII, página 502, refiere que en El Puerto de Santa María vio en una casa un loro de treinta y nueve años de edad, del cual dice: “Su condición es montés e idiomática a pesar de sus treinta y seis años que lleva de encierro en esta casa; pero es muy alegre y gitano; le gusta la música, principalmente los palillos o castañuelas, pues en oyéndolos tocar en los tonos de zapateado, fandango, boleras u otros, por este orden, se alegra, grita y baila llevando el compás de la música con sus patitas...”

De ello se deduce la longevidad de los loros, la facilidad para los idiomas  --este es idiomático--, es melómano, y aficionado al flamenco –es muy alegre y gitano--, jaleador de los cantes  y bailaor.  Pero lo que no nos dice el conde de Maule es quién era el dueño de la casa, que seguramente sería igual, igualito en aficiones y condición, que el loro.
En la calle Alquiladores, cuando yo era chico, había un loro en un balcón, al que los niños y los mayores, le decían tacos, picardías y palabrotas. Pues el loro, no bien veía alguien pasar por la calle, prorrumpía en una sarta de insultos, que eran contestados por el viandante, con lo que el loro aprendía vocablos nuevos de esa jerga. Yo no sé quien era el dueño, ni si era persona educada, pero, con no haber cogido al loro y haberlo metido en un correccional, ya estaba retratado, por permitirle esa fea conducta y versación.

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En la calle Luna, desde 1927, hasta hace poco, estuvo abierta la tienda de tejidos y confecciones de Lolita Serafina --Dolores García de Quirós, casada con Vicente Acal--, cuya tienda frecuentaban las señoras al salir de misa en la Prioral. Pues bien, como Lolita era muy religiosa y su clientela también, el loro que tenía lo era igualmente. Y es que el loro cantaba con gran entonación eso de “Corazón Santo, tú reinarás...”, lo que era una delicia para las edificantes señoras que frecuentaban el establecimiento.

Otro loro famoso era el que tenía Rafael Alberti en su casa de El Puerto. En cuanto llegaba un camarada de visita le endilgaba “La Internacional”, con  revolucionario espíritu enardecido. Y es que cada dueño tiene y ha tenido el loro que le corresponde y cada dueño, en mala comparación, pero con toda propiedad, se parece a su loro. Eso es cosa del mimetismo ilustrado o cosa parecida, digo yo." (Texto: Luis Suárez Ávila).

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blasdelezo_museonaval_puertosantamariaSeguramente, para la gran mayoría de ciudadanos y ciudadanas, el nombre de Blas de Lezo les es desconocido. Quizá hayan oído hablar de una fragata de la Armada que lleva ese nombre y la gente de la vela sabrá que hay una importante regata nocturna que organiza el Club de Mar Puerto Sherry -el pasado 2008 asistió el actual Marqués de Ovieco, descendiente de Lezo-. Pero, por fortuna, en los últimos meses la figura del insigne marino vasco Blas de Lezo y Olavarrieta (también conocido como El Almirante 'Patapalo') ha sido difundida a través de conferencias, artículos periodísticos y radiofónicos, cientos de páginas web -algunas de ellas con errores y anacronismos-, varios vídeos que se pueden visionar en www.youtube.com y libros como el de Carlos Alonso Mendizábal: Blas de Lezo, el Malquerido, de la Editorial Dossoles o el de José Manuel Rodríguez El Almirante Blas de Lezo, el vasco que salvó el Imperio español, de la editorial Áltera .

Existe además una plataforma ciudadana que está recabando firmas para que el Ayuntamiento de Madrid le dedique un vial o una plaza al gran almirante, como ya existe en otras ciudades españolas y colombianas, y reconocer así al gran militar --"el terror de los ingleses", "el marino que surgía de la niebla"-- que fue este guipuzcoano de Pasajes.

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La memoria de Lezo es honrada por la Armada Española, donde su nombre se recuerda con el mayor honor que puede rendirse a un marino español, siendo costumbre que exista siempre un navío de la Armada bautizado con su nombre. El último, una fragata de la clase F-100, la Blas de Lezo (F103), que encalló en 2007 durante unos ejercicios de la OTAN en Escocia. Curiosamente, no es el único barco con este nombre que sufre percances, ya que el crucero Blas de Lezo se perdió en 1932 al tocar un bajío frente a Finisterre. (Dibujo: Revista Naval).

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En la imagen, detalle de la estatua erigida en honor de Lezo en Cartagena de Indias (Colombia). Muchas de los cuadros y dibujos existentes del Almirante, procuran disimular desde el punto de vista del autor -como en la fotografía- los defectos físicos del personaje, que blasedelezo_dibujo_puertosantamariase fueron acentuando en los distintos frentes en los que participó. Era tuerto, cojo y manco. (Foto Juan Carlos Muñoz).

Todo lo anterior ha contribuido a que su intensa carrera en la mar y su azarosa vida sean conocidas por un mayor número de personas. Desde su alistamiento como guardiamarina a los 12 años -1701- en la flota francesa, hasta su muerte en Cartagena de Indias (Colombia) en 1741 tras infringir una severa derrota a la imponente armada inglesa del almirante Edward Vernon, participó en numerosas batallas de forma valerosa y con una estrategia fuera de lo común. Fue herido en varias ocasiones y, a los 25 años, había perdido una pierna -sustituida por una de madera-, la movilidad de un brazo y la visión de un ojo.

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La fragata de Blas de Lezo contra el navío Stanhope

blasdelezo_tuerto_puertosantamariaLas diferencias de estrategia que mantuvo con el virrey de Nueva Granada, Sebastián Eslava, en la defensa de Cartagena hizo que éste conspirase contra el marino (en el cuadro de autor desconocido que aparece a la izquierda de este texto) y el rey Felipe V actuase de tal manera que su determinación ocasionó a su familia la ruina económica y social, hasta el punto que ni siquiera pudieron pagarle una sepultura digna, por lo que se desconoce su enterramiento. Incluso después de muerto fue destituido. Finalmente y, pasado un tiempo, fue rehabilitada su figura y el 26 de agosto de 1760 el Rey Carlos III le otorgó, a título póstumo, el Marquesado de Ovieco, que recayó en su hijo Blas Fernando de Lezo y Pacheco, el cual fue investido en diciembre de 1771 por el Rey como maestro de ceremonias de la Orden de los Caballeros de las Grandes Cruces de Carlos III. Gracias a este reconocimiento, los descendientes de Lezo empezaron a obtener privilegios y nombramientos y a emparentarse con la aristocracia del país. Tomás de Lezo y Pacheco murió en Santa Cruz (Bolivia) en 1782, siendo gobernador.

blasdelezo_estandarte_puertosantamariaUn sobrino de los anteriores, hijo de una hermana, llamado Alvarado Lezo, llegó también a ser Almirante. Blas de Lezo y Castro, Marqués de Ovieco, fue nombrado Académico de honor de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando en 1815. Otro Lezo, José Lezo y Vasco, durante el período 1858 a 1900, año de su muerte, fue Senador vitalicio, además de llevar el título del Marquesado. En la actualidad, el título está regentado por Antonio Marabini y Bérriz. (En reconocimiento de sus servicios al Rey, este le concedió en 1731 como estandarte para su capitana la bandera morada con el escudo de armas de Felipe V, las órdenes del Espíritu Santo y el Toisón de Oro alrededor y cuatro anclas en sus extremos).

LOS LEZO EN EL PUERTO.
Tras estas sucintas reseñas, pasamos a la finalidad principal de este artículo, la estancia de los Lezo en El Puerto de Santa María. El almirante ya había estado en 1719-20 y en 1730 en Cádiz. De allí partió, ya viviendo en El Puerto, el 3 de febrero de 1737 hacia Cartagena dirigiendo la que sería la última carrera de Indias y donde encontraría, como ya se ha reflejado, su fatal destino.

larga70_puertosantamariaTras las investigaciones realizadas en los padrones de la época por Miguel Ángel Caballero Sánchez -historiador de Patrimonio Histórico de la Concejalía de Cultura del Ayuntamiento de El Puerto- al que agradezco su constancia y dedicación ya que, sin sus aportaciones, no se hubiesen podido divulgar estos datos que se relatan a continuación, hemos podido saber fehacientemente tras el estudio de los padrones de la Iglesia Mayor Prioral que Blas de Lezo, su mujer, Josefa Pacheco Bustos -una criolla peruana con la que se había casado el 5 de mayo de 1725 en Lima- sus hijos y un criado (¿?) afroamericano llamado Antonio Lezo, vivieron desde 1736 en una casa de la calle Larga, para ser más exactos en Larga, 70, hoy reconvertida en apartamentos de alquiler. Tras su muerte, su viuda -conocida en la localidad como 'La Gobernadora'- y sus hijos permanecieron en ella hasta la muerte de ésta el 31 de marzo de 1743. (En la imagen, la 'Casa de la Gobernaora', hoy Apartamentos 'Larga 70').

blasedelezo_firma_puertosantamariaA la izquierda, firma del Almirante Blas de Lezo.

La Excma. Sra. Doña Josefa Pacheco fue enterrada en el Convento de Santo Domingo, sito en la calle del mismo nombre. A partir de esta fecha, los descendientes de Blas de Lezo desaparecen de los padrones portuenses. Durante su residencia en la ciudad, el Cabildo municipal, siendo conocedor del prestigio del almirante, hizo a su familia diferentes concesiones, entre las que destacó una toma de agua para la casa. Hasta hace pocos años, la ciudadanía portuense siguió llamando a la mansión casa de 'La Gobernaora'. (Texto: Juan Ig. Domínguez Gil).

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Placa conmemorativa descubierta en el día de ayer, situada en la fachada de la casa donde vivió el almirante. (Foto: Vicente González Lechuga).

DESCUBRIMIENTO DE PLACA.
El alcalde Enrique Moresco, el almirante de la Flota (Alflot), Juan Carlos Muñoz-Delgado, el contralmirante Juan Rodríguez Garat comandante del Grupo de Unidades de Proyección de la Flota (Congruflot) y la presidenta del Club de Mar Puerto Sherry, Elena Colomer, presidieron ayer sábado, 21 de noviembre de 2009, el solemne acto de homenaje al almirante Blas de Lezo, con el descubrimiento de una lápida en el que fuera su domicilio en El Puerto y que su familia ocupara hasta 1843, en la calle Larga, 70.

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El acto contó con la participación de la Banda del Tercio Sur de la Armada que interpretó la marcha militar 'Almirante Blas de Lezo', original del joven compositor Joaquín Drake, quien estuvo presente en el acto. (Foto: Vicente González Lechuga).

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Al presionar sobre la imagen se ve a tamaño completo.

De izquierda a derecha, fila superior: dos desconocidos, Manuel González Rodríguez  (Bar La Gallera) tres desconocidos, Javier Merello Gaztelu, desconocido, Pedro Osborne Domecq, (propietario del Depósito existente de Cruz Blanca en la Plaza del Castillo), Emilio Martínez de Murga, comercial de la marca;  Terrada, Antonio de la Tertulia Taurina Monasterio, desconocido. Fila segunda, desconocidos. Fila tercera, desconocido, “El Pobre Pepe” del Bar Cádiz, el resto desconocidos hasta Maximino Sordo y desconocidos. Fila cuarta, Eugenio Mena, del Bar El Brillante, Rafael Felices, Pepe del Bar Pepito, Felipe Pérez, José García de Quirós, Enrique Gago del Bar El Nuevo Pescaíto, desconocido, Guillermo García de Leániz, 3 desconocidos y Eloy López. Fila de abajo, desconocido, el hijo del Bar Ramoni, Antonio Balcón (carnicero y hoy está en la puerta del Campo del Racing, jubilado, de portero), Pedro González ya fallecido hijo de Pepe González exportador de pescados; Juan, que trabajó en el Bar Los Tres Reyes en la calle Nevería y en la Base de Rota, en hostelería.

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También se encuentran en la imagen, Guillermo, del Club Náutico; hijo del Bar Simón, de la calle Larga; Antonio Falcón, jefe de porteros de la Plaza de Toros; Feria, yerno de Reina, y a su lado Guillermo, que tenía el Bar frente al Cine Moderno; también el que fue portero del Portuense, de la Bodega de los Giles.

Hemos seleccionado esta foto, especialmente, para que desde Gente del Puerto los lectores nos ayuden a identificar a la mayor parte de los que la integran, desconocidos para las personas que hemos redactado esta nótula.

La imagen está tomada el 16 de abril de 1966 en la Fábrica de las Cervezas Cruz Blanca de Cádiz, a la entrada de la Ciudad,  y a ella se desplazaron una nutrida representación de la hostelería porteña, abastecidas en gran medida por Cervezas Cruz Blanca.

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La foto es de la antigua fábrica de cerveza Cruz Blanca y en frente, lindante con la entonces semisalvaje playa, el solar de los actuales "Delfines". Junto a la fábrica de la Cruz Blanca, la cárcel en construcción. La flamante fábrica de cerveza situada en la zona de Extramuros, territorio que ha sufrido una extraordinaria transformación. (Foto: Memoria de Cádiz. Localizador V.G.L.)

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El reloj de sol, visto desde la calle Cruces. (Foto: Jacinto del Buey Pérez).

El reloj de sol de la fotografía está situado en en la esquina de la calle San Sebastián esquina y vuelta con Cruces. Me impactó de tal manera que pasé mucho tiempo observándolo y ampliando la foto para apreciar sus detalles. Lo primero que llama la atención es su color amarillo "chillón", que lo hace visible a gran distancia, después, cuando te acercas a él ves que es un reloj muy humilde. Está pintado en la pared, pero se aprecia que la persona que lo hizo dominaba muy bien los principios de la Gnomónica (*). En realidad son dos relojes, el que da a la calle Cruces (a la derecha) es un reloj declinante a Levante con los números arábigos. El reloj de la Calle San Sebastián, está mejor orientado hacia el Sur pero en este caso es algo declinante a Poniente, ya que la línea subestilar está prácticamente encima de la una. En este reloj el limbo está marcado con números romanos. Según dice el catálogo de la Asociación de Amigos de los Relojes de Sol, (pincha aquí), es muy exacto, cosa que pude comprobar cuando fui a verlo. Sus coordenadas son las siguientes: 36º 36’ 01’’N  6º 13’ 50’’W. En los bajos de esa casa había un bar que evidentemente se llamaba "Bar el Reloj". [Quedan los restos de un anuncio de plástico, de color rojo de dicho bar que simula un reloj de Cuco, en la esquina].

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El reloj de sol, visto desde la calle San Sebastián. (Foto Jacinto del Buey Pérez).

¿QUE ES LA GNOMÓNICA?
(*) Gnomónica. (Del lat. gnomonicus). f. Ciencia que enseña el modo de hacer los relojes solares. ?gnomon. (Del lat. gnomon). m. Indicador de las horas en los relojes solares más comunes, frecuentemente en forma de un estilo.

Desde pequeño me han fascinado los relojes de sol. Nunca me pasan desapercibidos, cuando cruzo una plaza, o ando por una calle, donde hay un reloj de sol, es como si un imán me atrajera la mirada hacia él, haciendo que todo pase a un segundo plano. Incluso la nomenclatura usada para referirse a sus diferentes elementos me parece fonéticamente armoniosa, es como si escondiera grandes misterios esotéricos: "gnomon", "línea subestilar", "limbo", "meridiana", etc.

Cuando alguien, profano en la materia, observa un reloj de sol automáticamente mira su reloj de pulsera para tras un momento de confusión argumentar, "Ese reloj no marca la hora bien". Cuando le dices que es el suyo el que marca una hora equivocada, suele responder, "¡Eso como va a ser, si mi reloj varía segundos al mes!".

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Una foto del reloj de sol fue enviada por el porteño Antonio Ramón a Antonio Castillo, sevillano, autor de esta nótula. Lamentablemente, el estado del edificio puede hacer que este histórico medidor del tiempo, desaparezca un día, fruto de la desidia, la ruina o la no adecuada aplicación de las medidas de protección de Casco Histórico de El Puerto. (Foto Antonio Ramón).

¿CUANDO AMANECE, DE VERDAD, EN EL PUERTO?
En El Puerto amanece 14,4 minutos después que en Castellón (por allí pasa el Meridiano 0). En Sevilla amanece 24 minutos después que en Castellón, y en Coruña 33,6 minutos después. Por lo tanto un reloj en El Puerto debía de marcar aproximadamente un cuarto de hora menos que en Castellón.

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Amanecer en El Puerto de Santa María. (Foto de Javier Sánchez).

[Pero para eso están los usos horarios, que marcan a un territorio. Geográficamente, se llama huso horario a cada una de las veinticuatro áreas en que se divide la Tierra, siguiendo la misma definición de tiempo cronométrico. Se llaman así porque tienen forma de huso de hilar o de gajo de naranja, y están centrados en meridianos de una longitud que es un múltiplo de 15°.
Actualmente, la definición de huso horario se basa en las fronteras de países y regiones, y sus límites pueden ser bastante irregulares. En este sentido, a veces se usa el término zona horaria. El Tiempo Universal Coordinado (UTC), centrado sobre el Meridiano de Greenwich define nuestros horarios y despertares, cambios de horario en invierno y verano y diferencias con otros países de nuestro entorno europeo, donde adelantamos otra hora más.
En El Puerto vivimos en la zona horaria de Europa Occidental: UTC+1]

relojsolportatilEl tiempo varía 4 minutos por cada grado de longitud. Conociendo la longitud del lugar, si multiplicas los grados por cuatro hallarás la diferencia horaria con el meridiano 0. También debes de tener en cuenta que los países añaden o quitan horas para aprovechar la luz (en España la hora oficial es GMT+1 en invierno, y GMT+2 en verano). En definitiva que lo que marca el reloj de pulsera es una hora de conveniencia, y no la hora real del lugar donde estamos.Por último me gustaría resaltar que los relojes de sol suelen llevar una leyenda que los hace más enigmáticos, si cabe, y yo voy a colocar aquí una como fin de la entrada: "Omnes feriunt, ultima necat". Que traducido quiere decir: “Todas (las horas) hieren, la última mata”. (Textos: Antonio Castillo). (En la imagen, reloj de sol portable).

FICHA TÉCNICA.

  • Autor/De - fecha, hora foto: Jacinto del Buey Pérez - 18 de junio de 2007, 11:59
  • Lugar: San Sebastián 22 esquina y vuelta con Cruces,
  • Coordenadas, altitud: 36º 36' 01.22'' -6º 13' 50.26'' (36.600335,-6.230623) (Pulsar en el enlace para ver el mapa de situación).
  • Autor - fecha reloj: Desconocidos.
  • Descripción: Reloj doble con caras a levante y meridional, ambas con ligera declinación hacia el alba, pintado en la esquina con gnomones bien colocados. El reloj indica muy bien las horas. (Asociación de los Amigos de los Relojes de Sol. AARS)

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Fray José Cordero de Torres, religioso lego del convento de San Francisco de El Puerto, nació en nuestra Ciudad en 1718 y falleció en 1797. Construyó el reloj de la torre de la Giralda de Sevilla, empezándolo en 1757 y terminándolo en 1764 'obra de singular valía --dice una popularísima descripción impresa-- por la exactitud con que funciona y la belleza de su construcción'. "La campana será o no la misma del reloj primitivo, que cambió por el suyo Fray José Cordero; pero  allí está el primoroso artificio, saturando de espiritualidad las horas de Sevilla" (Mariano López Muñoz). Realizó la reja de la Capilla de San Pedro de la Catedral hispalense, terminándola en 1780. Igualmente realizó los cuadros de cobre que se conservan en la Sacristía de la Prioral y el reloj de la torre del Convento de San Francisco. Tiene atribuido, aunque sin confirmar, la reja del entrecoro de la Cartuja de Jerez. (Foto: Francisco Sánchez).

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En la Sala de Fiestas "El Oasis", Manolo y Diego García Mateos a la izquierda, Koky sustituyendo ese día a Pepe Palacios, Bruce, un pianista inglés que tocaba con ellos, Luis Albela (batería), el del centro parece ser que era el taxista y el primero por la derecha, el cantante de Los Starfis. Año 1.962.

Este grupo --o conjunto como se decía en aquellos tiempos--, estaba regido por sus dos principales componentes, los hermanos Diego y Manuel García Mateos, guitarra y bajo respectivamente. En la panaderia-confiteria de la Calle Jesus Cautivo propiedad de sus padres en los años 50 del siglo pasado, me enseñaron a tocar la guitarra. Manolo tocaba la bandurria, el laud, la guitarra y por último el bajo. En un principo antes de formarse los grupos en El Puerto, empecé tocando con ellos en una "Rondalla", donde habían varios amigos que cantaban y tocaban algún instrumendo de los típicos, estaba entonces a la voz cantante Juan Arjona. Ver nótula núm. 415, La Rondalla de 1961 en el Teatro Principal.

Los Starfis fué el primer grupo de música moderna que se formó en El Puerto a finales de los 50 y principio de los 60. Aunque vivieron muchos cambios, los fundadores fueron Diego (guitarra), Manolo (bajo), Isidoro Nogués (batería) y Pepe Palacios (guitarra).

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En la imagen Los Starfis tocando en una fiesta de fin de curso para los de 3º de oficialía del colegio de la Sagrada Familia en el año 1.959-1960. (Textos: Francisco Ramírez Tallón).

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El almirante Bernardino de Valdivieso Benítez, nace en El Puerto el 2 de Abril de 1644, con toda probabilidad en la calle Alquiladores, donde vivían sus padres, Juan de Valdivieso, sirviendo al rey en la Galera Capitana de España, y que procedía de la población de Bribiesca en Burgos, y su madre que era portuense, Florentina Benítez Corvalan, miembro de una ilustre familia, asentada desde hace tiempo en nuestra Ciudad. Por distintos motivos familiares, con el tiempo, Bernardino estaría entroncado con las familias mas destacadas de la ciudad, como los Pereyra, Vidarte, Eguiarreta, Ordóñez de la Romana, Reynoso, Vizarrón, Araníbar y otros.

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Artesonado del techo del dormitorio de Bernardino de Valdivieso.

Se casa el 18 de noviembre de 1679 (dentro justamente de una semana se cumplen 330 años), con la portuense Juana Luisa de Eguiarreta, de familia distinguida y adinerada, su padre Bernardo, era Contador del Duque. Fue testigo Juan de Araníbar, por entonces capitán, y tío político de la novia. Tuvieron la familia Valdivieso-Eguiarreta, cuatro hijos, Juan Bartolomé, Bernardo Manuel, Teresa y Catalina.

valdivieso_escudo_1980_puertosantamariaEl primero de los hijos fue militar, la ultima de las noticias que tenemos es que viajo rumbo a las Américas en el año 1712. El segundo fue sacerdote, y se marchó a Nueva España con un ilustre familiar, D. Juan Antonio Vizarrón Eguiarreta, concretamente a Méjico, donde llego a ser prebendado de la Catedral, donde esta enterrado, y administrador del Hospital del Amor de Dios, falleciendo en el año 1755. Teresa sabemos que falleció a la corta edad de 10 años. Catalina, se casó con Pablo Miguel Vizarrón, con quien tuvo 5 hijos. (En la imagen, el escudo de la fachada principal del Palacio de Valdivieso, en la década de los ochenta, antes de la restauración del edificio).

CASA DE CARGADORES A INDIAS.

La casa-palacio donde vivian, es típica de un comerciante con América, aunque denominada de Cargadores a Indias, Bernardino de Valdivieso no era un Cargador, sino un marino, dedicado al comercio colonial. La casa se construye en el año 1.679, sobre otras mas antiguas que son derribadas, su arquitecto fue, Pedro Mateos de Grajales, con unas características arquitectónicas muy definidas: fachada decorada, con columnas dobles sobre pilares, y escudo nobiliario, en este caso con un espacio abierto hacia la calle Sol.

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Este espacio ha servido para que el gran pintor de la luz,  Juan Lara, reflejara en un famoso óleo, una estampa costumbrista llamada “Lección de toreo”, (en la imagen) propiedad de la casa vinatera Osborne.

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Patio porticado del Palacio de Valdivieso, actual sede del Servicio Municipal de Urbanismo.

Sigamos con la casa-palacio, patio regular porticado, y con columnas, la distribución interior con bajo, donde se encontraban caballerizas, almacenes, bodegas para granos, aceite, vino, etc., comunicados por una gran escalera de dos cuerpos, estaban en primer lugar el  entresuelo, aquí se encontraban las oficinas de la administración de su casa y negocios, así como zonas de almacenamiento de los productos mas delicados como las telas.

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Pinturas existentess en las estancias, en proceso de restauración, en los años ochenta (I)

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Pinturas existentes en las estancias, en proceso de restauración, en los años ochenta (II)

A continuación accedíamos a la planta principal donde tenían sus salones y dormitorios la familia, aquí se realizaba la vida diaria, techos con artesonados mudéjares, pinturas en las paredes, como las que vemos en la fotografías en proceso de restauración, a finales de los años ochenta y por supuesto la capilla familiar. En esta planta se encontraban los principales enseres, cuadros, baúles, alfombras, mesas, etc., finalmente en el ático se encontraban la cocina los lavaderos, y los dormitorios de sirvientes y esclavos.

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Cortijo La Bizarrona.

EL CORTIJO DE LA BIZARRONA.

Como buen hacendado de la época, Bernardino adquirió tierras para sembrar, gran cantidad de viñas, olivares, así como una cortijada de piedra, que hemos relacionado con el cortijo de la fotografía llamado hoy, “Cortijo de la Bizarrona”, en nuestro termino municipal. Mientras el viajaba al Nuevo Mundo, mantuvo una gran cantidad de negocios, que siempre dejaba en manos de allegados y familiares, todos relacionados con la exportación e importación con América y África.

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Marcas de las ánforas para la exportación.

Como muestra de este negocio la fotografía que recoge las marcas en las anforetas de sus propietarios: 1. Bernardino de Valdivieso. 2. Juan de Araníbar. 3. Martín de Loizaga.  3-a, primera marca, 3-b, segunda marca. 4. Juan Ruiz de Ahumada. 5. Pedro Jaspe de Montenegro. 6. Fermín Sasoeta. 7. Juan Ramírez Galbán. 8. José de Irazabal.

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Plano de Cartajena de Indias. Grabado. Archivo Biblioteca Pública.

VIAJES AL NUEVO MUNDO.

De sus viajes al Nuevo Mundo, tenemos constancia al menos de seis, el primero con 27 años, como Alférez en la flota a Nueva España en 1671, concretamente a Cartagena de Indias, cuya planta podemos ver en la fotografía del grabado de la Biblioteca Publica de nuestra ciudad. El segundo, en el año 1.675 va a las Antillas. En el tercero, en el año 1.678 viaja a la Gran Colombia. En el cuarto, lo encontramos como Capitán de Mar y Guerra de la Almiranta de la Armada, en el año 1.681. El quinto viaje en 1.684, fue posiblemente la gran aventura de su vida, estaba al mando de un galeón “Nuestra Señora de Guadalupe, Santo Domingo y San Ignacio”, con destino a Isla Margarita y otros puertos venezolanos. El sexto viaje en 1.688, fue una orden desde Madrid, para que el Capitán de navío Bernardino de Valdivieso embarque en la flota a Nueva España con azogues en el barco «Nuestra Señora de Guadalupe».

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Barandilla del Sagrario. Iglesia Mayor Prioral.

BARANDAL DEL SAGRARIO DE LA PRIORAL.
En ese mismo año de 1.688 fue nombrado Caballero de la Orden de Calatrava, como hermano de la Cofradía del  Santísimo Sacramento de la Iglesia Mayor Prioral, donó un importante legado a la cofradía, se trata del barandal de plata que da acceso al retablo de plata que donó el Capitán Juan Camacho Jayna, con quien debió tratar de este asunto. Dicho barandal lleva una inscripción en todo su recorrido, en la parte interior que dice:

“Esta baranda la dio siendo hermanote la cofradía del Santísimo Sacramento el capitán D. Bernardino de Valdivieso caballero de la Orden de Calatrava año 1690”.

valdivieso_rafaeltardio_puertosantamariaA finales de este mismo año es nombrado Almirante, cargo que disfrutara poco tiempo, su médico José de Salazar tiene que tratarlo por una enfermedad, que le causó la muerte el 22 de marzo del año 1.691, siendo  enterrado en el panteón familiar, que se encontraba bajo lo que hoy es el Altar Mayor en nuestra Iglesia principal. (En la imagen de la izquierda, pintura de Rafael Tardío Alonso).

CASA PALACIO - CASA DE VECINOS.

Con el tiempo la casa-palacio de Valdivieso, se convirtió en una casa de vecinos, donde vivian gentes dedicadas al mar. Una casa de vecinos donde vivian hasta cien personas, en casas con paredes de sacos encalados, hasta principios de los años 80 del siglo pasado, una tasca inolvidable se encontraba en la planta baja, me refiero al bar “La Caballa”, donde de la mano de mi padre tuve la ocasión de estar en bastantes ocasiones, hoy el edificio esta ocupado por el Área de Urbanismo de nuestra ciudad.

Aunque en este caso hemos hablado de un portuense constructor de una casa-palacio, no cabe duda que con el tiempo, su vivienda se convirtió en la morada de muchos portuenses, una casa con tantos habitantes en el tiempo, que raro es el portuense que no tuviese familia, amigo o conocido que viviera, o hubiese estado en tan magnifica casa, naturalmente, me refiero a personas de cierta edad. Pero se trataba de una forma de vida que mas tarde o mas temprano habrá que estudiar a fondo, una manera de vivir bien reflejada en la novela costumbrista “La Juncalera” del portuense Dionisio Pérez, pero hoy hablaremos de su constructor. (Textos: Juan José López Amador).

Los datos han sido extraídos del libro “El Almirante Valdivieso su palacio y El Puerto de Santa María en el siglo XVII “, del año 1992.

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Nace el Grupo Independiente (GI) desde el afecto por El Puerto para las Elecciones Municipales de 1983. Un grupo de compañeros y compañeras acompañan incondicionalmente al exalcalde Antonio Álvarez Herrera, con nótula número 362 en Gente del Puerto, a recuperar la Alcaldía. Sin duda,  uno de los políticos a nivel local con más carisma de cuantos han pasado por el Ayuntamiento.

antonioalvarezherrera_1983_puertosantamariaEl Racing Club Portuense, su Junta Directiva, plantilla de jugadores, cuerpo técnico y, sobre todo, la afición, corta, como siempre, pero muy comprometida, influyó bastante para que Antonio Álvarez Herrera, se decantara por volver de nuevo a la Corporación Municipal, después de ver truncadas todas sus ilusiones por tener que renunciar a su condición de ser Alcalde de la ciudad que lo vio nacer, como consecuencia de la decisión tomada por  sus compañeros del Partido Comunista de España. PCE, el día 14 de septiembre de 1981, que entendían, por aquellas fechas, que Antonio Álvarez no estaba cumpliendo las directrices del partido. Solo pretendió ser el alcalde de todos los portuenses.  (En la imagen, fotografía oficial de Antonio Álvarez para la Campaña Electoral de 1983, usada en los medios de la época).

Las muestras de cariño de los aficionados racinguistas en las temporadas 1981/82 y 1982/83, le hicieron albergar esperanzas.

gi_papeleta_puertosantamariaPrecisamente, encontró en el Racing a unos amigos. Por eso cuando en noviembre de 1982, peligraba la continuidad del RC Portuense por unos hechos que implicaron a la dirección del Club con asuntos bancarios, creando situaciones confusas, Antonio, no solo  garantizó la honradez de sus amigos, los dirigentes racinguistas, como quedó  demostrado posteriormente en los procedimientos judiciales que se abrieron al respecto, sino que en su Grupo Independiente, en sus puestos de salida, incluyó a directivos del Portuense.

Era tremendamente agradecido y, me consta, ya que desde aquellas fechas del otoño de 1982, con las turbulencias provocadas en El Puerto por lo del primer equipo de fútbol de la ciudad, se consolidó aún más su idea de volver de nuevo a la Alcaldía y ayudar también a los rojillos, como cariñosamente llamaba Antonio al equipo del  Racing Club Portuense.

El Grupo Independiente, formado por personas de distintas ideologías, creyentes, agnósticos, empresarios, abogados, trabajadores, funcionarios, en resumidas cuentas habitantes y gente de El Puerto, solo tenían en común que Antonio Álvarez Herrera saliera de nuevo elegido Alcalde de El Puerto. En la lista del Grupo, a excepción de él, nadie contaba con los conocimientos políticos y sindicales, forjados desde su más tierna infancia en la defensa de los desfavorecidos y de las libertades.  (En la imagen, papeleta de voto del Grupo Independiente, con la que concurrían a las Elecciones Locales de 1983).

gi_programa_puertosantamariaMiguel Marroquín Travieso colaboró con Antonio ya que como el cuenta: “mi amigo quería mi ayuda y para eso están los amigos: para las maduras y para las mas duras”. Aunque, por decisión propia, se quedó al margen de cualquier aparición pública.

Durante la campaña electoral de 1983, el Grupo Independiente quiso poner en evidencia la  gestión política que había realizado el equipo de gobierno, después del cese de Antonio Álvarez como Alcalde. Aquello no se encajó bien por parte de  los adversarios políticos y dio lugar a situaciones difíciles. De cualquier manera, se realizaron esfuerzos pero no fueron suficientes como para ganar la confianza de la ciudadanía ya que los dirigentes del PCE movilizaron a todo su electorado de la época. Aparte de que, por aquellas fechas, los ciudadanos eran poco receptivos con los grupos independientes y estaban más por la labor de los partidos organizados, en el ámbito autonómico y nacional.

Los compañeros y compañeras del Grupo Independiente, sin una tendencia política definida ni enmarcada en ningún partido político, al menos, vio recompensado todo su trabajo con la presencia de Antonio Álvarez Herrera de nuevo en la Corporación Municipal. Por cierto, nadie podía imaginar que, después de que el PSOE de Felipe González arrasara en las Elecciones Generales de 1982, el PCE en El Puerto consiguiera nueve concejales en las Elecciones Municipales del día 8 de mayo de 1983. Antonio Álvarez Herrera, con la asignación que tuvo como único concejal del Grupo Independiente, saldó la deuda de la campaña electoral. (Textos: Antonio Carbonell López).

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