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manologiron_puertosantamariaManuel Girón Ceballos nació en El Puerto el 14 de diciembre de 1932, en la Calle Santa María, 5. Ha servido a la Iglesia, primero como monaguillo y luego como Sacristán, durante 57 años, los quince primeros en la parroquia de San Joaquín, y los 42 restantes en la Iglesia Mayor Prioral: desde 1956 hasta el 31 de diciembre de 1998, fecha en la que se jubiló. Manolo disfruta ahora, a sus 76 años que no aparenta, de un merecido descanso, aunque sigue colaborando con la Iglesia cuando se le requiere y siempre tiene un consejo y una opinión cuando se lo piden. (La fotografía está tomada en 1992, y la imagen de la Patrona luce el manto de castillos y leones hecho en Valencia, y ofrecido por suscripción popular. Creó polémica con el Obispado que llegó a prohibir su uso, aduciendo que había otro tipo de necesidades, no ostentosas, lo que llevó a enfrentar al gobierno municipal con el Obispado de Jerez-Asidonia, en tiempos de Monseñor Bellido Caro).

Manuel Girón Ceballos was born in El Puerto on the 14th of December 1932, in No. 5, Calle Santa María. He served the Church, first as an altar boy and then as a verger, for 57 years, the first fifteen in the San  Joaquín Parish Church, and the other 42 in the Iglesia Mayor Prioral: from 1956 until the 31st of December 1998, the date on which he retired. Manolo now enjoys, at the age of 76, which he doesn’t look, a well-deserved rest, although he stills works with the Church when he’s needed and he always has advice and an opinion when he’s asked. (The photograph was taken in 1992, the image of the Patron Saint has the robe with castles and lions on made in Valencia, by popular demand. It created controversy in the Diocese and its use was prohibited, claiming that there were other types of less ostentatious necessities, this lead to a confrontation between the local government and the Diocese of Jerez-Asidonia, in the Monsignor Bellido Caro era).

angelotesagrarioprioral_puertosantamariaManolo empezó de monaguillo en San Joaquín en 1941. Allí conoció a D. Manuel Salido Gutiérrez, el párroco (natural de Sanlúcar aunque su familia se afincó en Jerez) con el que fraguó una buena amistad que seguiría hasta su muerte y allí Manolo aprendió, muy rápidamente, liturgia, ritos, música, canto gregoriano. Su afán de aprendizaje fue tal que cuando en verano llegaban los seminaristas portuenses, se reunía con ellos para ejercitarse en esas lides. Y recuerda a aquellos que e luego serían presbíteros: Pepe Caramé, Guillermo Camacho (con el tiempo llegaría a Párroco de San Joaquín), Pérez Sánchez, José Robles Gómez...

manologiron_1_puertosantamariaEn San Joaquín conocería los principios de la Hermandad de la Flagelación con Pepe Caamaño, Tomás Giménez Benito, Manolito Iglesias, Manolo Medina, Antonio Díaz Artola, Emilio Terol... Por cierto que en 1945 Juan Botaro Restauró el Cristo de dicha Hermandad. Ya en 1946 la Hermandad de la Veracruz se trasladó desde la Capilla de la Sangre (Nevería esquina con Palacios, donde estuvo el Bar La Mina) que estaba en muy malas condiciones,  pero pasando previamente por la Iglesia Mayor durante un tiempo (concretamente en la Capilla de la Virgen del Rosario, la primera en la nave de la Patrona, en un paso sobre la pared de la derecha) hasta San Joaquín. En  1948, con 16 años, D. Manuel Salido lo nombra sacristán del templo. Y Manolo continuó aprendiendo y formándose en con el grupo de seminaristas al que hacíamos alusión más arriba.  Salido, tuvo como coadjutores en la iglesia de la calle Cielos a Manuel Cuadrado, Elías Rodríguez Martín, Nicolás Maeste y de Salinas, y Anastasio Pérez de Andrés, capellán de Prisiones que también estuvo de coadjutor en dicho templo. (En la fotografía, tomada en 1952, aparece el equipo de monaguillos de San Joaquín: de izquierda a derecha, Manolo Girón ya de sacristán, Manuel Salido, Cura Párroco, Antonio Espinosa de los Monteros, ayudante de Sacristía, y los monaguillos Gabriel Núñez, Diego Oviedo, Fernando Bueno y el niño Antonio).

manologiron_3_puertosantamariaEn 1956 nombran a Salido párroco de la Iglesia Mayor Prioral y Arcipreste del Partido, en sustitución de Antonio Cía Moreno y Manolo se va, ya con la experiencia adquirida como nuevo Sacristán del primer templo local, donde conviviría en lo profesional con el célebre Antoñito. Habían llegado previamente, como coadjutores, los jerezanos Carlos y Manuel Román Ruiloba, en el año 1954. Allí Girón tendría muchas y muy diversas funciones: sacristán, maestro de ceremonias, encargado de archivo, organista y sochantre suplente, etc, siempre en el entorno de la Prioral. Como no hay casa rectoral, se derrumban unos viejos almacenes existentes en el primer tramo de la calle San Juán, entre Vicario y  Postigo,  adosados a la parroquia, y se construye la casa del Párroco en 1957. (En la fotografía, el carnet de sacristán de Manuel Girón, expedida por la Hermandad de Sacristanes de la Archidiócesis de Sevilla).

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En la fotografía, tomada el 31 de mayo de 1966 durante la procesión realizada con motivo del 50 Aniversario de la Coronación Canónica de la Virgen de los Milagros se observa, en primer término a la izquierda, al policía local Vicente Rodríguez, los monaguillos Rafael González Rodríguez y José Camacho, el Sacristán Manolo Girón, y oculto por la cruz, el prebístero Antonio González Montaño. (Foto Rafa).

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En 1960, otra obra de interés en la Prioral, se niveló el patio trasero de la iglesia, se agruparon los restos humanos existentes que fueron enterrados allí tras uno de los derrumbes del puente sobre el Guadalete, se levantaron pequeñas naves para la guarda de pasos (Cerillitos, Santo Entierro, Nazareno)  y se construyó el Salón Parroquial, donde se colocarían la colección de 12 apóstoles que estaban desperdigados en diversas partes del templo. Era una nueva utilización del edificio de las Escuelas Pías de la Aurora: una parte sería para la Hermandad del Olivo, otra para la de la Humildad y Paciencia y otra como estos edificios anejos a la Parroquia. En la parte baja del Salón Parroquial, se encontraba dividida la zona abovedada, entre los pasos de la Hermandad del Nazareno, las escaleras de acceso a dicho salón y el grupo juvenil de la Parroquia, “Virgen de los Milagros”, que sería dirigido por el cura coadjutor y consiliario, Carlos Román Ruiloba, allá por los inicios de la década de los setenta del siglo pasado. La fotografía muestra una vista prolongada del Patio de la Iglesia en la actualidad, ya demontados algunos de los almacenes adosados a la iglesia dejando al descubierto los muros del templo. (Foto colección J.M.M. 03.11.2008).

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La fotografía es del 15 de octubre de 1968. Son las Bodas de Oro de permanencia en el Asilo de San José de Niñas Huérfanas, (estaba en la calle Cielos), de Rosario Estévez, popularmente conocida por Rosarito. Tomada después de la misa en el patio del Colegio. De izquierda a derecha, la madrina, Antonia Lerma Messeger, la Superiora Sor Bonifacia, la homenajeada, Rosarito Estévez y Manolo Girón. (Foto Rafa).

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Como hemos señalado, Manolo fue organista y Sochantre (director del Coro en los oficios religiosos) sustituto del Maestro Dueñas; aprendió música de los seminaristas portuenses y de D. Manuel Salido, así que ayudaba al maestro Dueñas (otro personaje del que se hablará in extenso en estas páginas), en los oficios religiosos o sustituyéndole cuando éste se encontraba en otras obligaciones municipales. (Dueñas era Maestro de Obras del Ayuntamiento hasta su jubilación, labora que compatibilizaba como director de la Banda de Música y del Coro de la Prioral, asistiendo a oficios religiosos de diversa índole, incluidas las honras fúnebres). En la fotografía, Manolo Girón interpretando unos acordes en el armonio que se ecuentra en la parte baja del Coro de la Iglesia Mayor.

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En la Cripta de la Iglesia Mayor, el 8 de noviembre de 1971. De izquierda a derecha, Carlos Román Ruiloba, Pbr. Coadjutor del Templo; Antonio Femenía Máiquez, corresponsal de Diario de Cádiz;Serafín Álvarez-Campana Gaztelu, Manuel Girón Ceballos; Pepe Valiente Moreno, conserje del Ayuntamiento; ¿?; ¿?; y Rafael portando la lámpara de luz. (Foto Rafa).

lamparaprioral_puertosantamariaLlega el año 1975, año de cambios en nuestro país con la muerte del dictador Franco y a la Iglesia Mayor llega un nuevo párroco, Antonio Cabezas Moya, por jubilación de su antecesor. Fue una conmoción en los ambientes en torno a la Prioral de entonces, pues cambió muchas cosas. En opinión exclusiva de quien escribe, cambios necesarios en unos casos y en otros no solo innecesarios, sino que en las formas distaron mucho del espíritu fraternal que preconiza la Iglesia. Fue ayudado en sus labores por Fernando Vela, amigo del párroco al que había conocido en su etapa de seminarista, aunque Fernando no llegara a profesar los hábitos.

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Manolo Girón, profesional, continuó con su trabajo e incluso se hizo cargo de la Parroquia durante 15 días hasta la llegada del siguiente párroco, buscando curas para la celebración de misas y demás sacramentos. Pero aún habría de conocer y colaborar, prestando sus servicios, a otros presbíteros al frente de la Prioral. En 1978 Antonio González Montaño, hermano del Párroco del Carmen y San Marcos, naturales  de Estepa; Julios Juez Ahedo que estaría durante siete años y cuyo hermano José María, franciscano, había dado clases también en los Institutos de Enseñanzas Medias de la Ciudad (en El Puerto parece que los curas venían por colleras); el carmelita descalzo Manuel Sánchez Mallou, peculiar en sus formas, durante cinco años; Fray José Rodríguez Esteban, Cura Ecónomo, encargado como Vicario Pastoral; y el arcense Diego Valle Serrano, quien está al frente de la Prioral desde 1999, a quien Manolo ya conoció desde su estatus de jubilado jubiloso, pero con quien ha tenido ocasión de colaborar en diversas ocasiones. (En la fotografía, tomada el 15 de septiembre de 2001, Manolo Girón el último año en que se subió al templete del paso de la Patrona, ya jubilado, para asegurar las columnas, ayudado por Javier, el hijo de María, la limpiadora. El hombre que está debajo es Manuel de los Reyes Braña).

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La fotografía está tomada el 22 de marzo de 2002. Es Viernes de Dolores, a las 21 horas, después del Besamanos. La Escuela de Monaguillos de la Hermandad del Dolor y Sacrificio de la que es profesor de Liturgia Manuel Girón, fue fundada el 26 de marzo de 2001. De izquierda a derecha: Rafael Gómez Tena, Emilio Soler Muñoz, Antonio Enrique Lores, Manuel Jesús García Serrano, Pedro Campos Parada, Daniel Montes Ruiz, Victor Raposo Chaves, Alejandro Bustillo Fernández, Luis Manuel García Serrano, portador de la Cruz y en el centro el mas pequeño: Francisco Javier Morro Rascón. (La foto es de José Antonio Terrada Sara).

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La foto es del 4 de abril de 1974, en la Capilla de la Aurora, en la que el Arcipreste Manuel Salido bendice el nuevo paso de la Virgen del Desconsuelo. De izquierda a derecha Tío Luis -Luis Péculo Utrera-, Luis Galán González, Manuel Girón Ceballos, Francisco Andrades del Valle y Antonio Romero Cordero. Detrás a la izquierda, Luis Rosso Morro y José Antonio Terrada Sara.

manuelgironceballos_puertosantamariaEste año, a los 10 de su jubilación, el párroco de la Prioral le llamó para que le acompañara en lugar de honor en la procesión de la Patrona, algo que a Manolo le ha llenado de satisfacción y no tiene palabras de agradecimiento para con Diego Valle. De su etapa de capataz de pasos de la Virgen, con las innovaciones que vivió y puso en funcionamiento en el mundo de la carga cofrade; de la apasionante aventura de recuperar la Capilla de la Aurora; de su paso por la Hermandad de la Humildad y Paciencia de la que fue Hermano Mayor y de otras circunstancias de su vida,  hablaremos en otras ocasiones, cuando, además se cruce con otras gentes y otros habitantes de El Puerto, en próximas nótulas en esta página. (En la fotografía, Manuel Girón Ceballos, en la actualidad).

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La fotografía está tomada hace 30 años: el 17 de junio de 1978. Se homenajeaba a Paquita Aquino, que aparece sonriente con una placa, en la parte derecha de la fotografía a las puertas del Colegio de la Pescadería.
La reunión está integrada de izquierda a derecha: El primero es desconocido, Juan Luis Perles, Giner Manuel Moreno Romero, desconocido, Luis Benjumeda Osborne, José Luis Jiménez Ruíz “Cote”, desconocido, Ricardo Araque, Fernando Pasaje, Juan Carlos Gutierrez Colosía, Pancho Rábago Vega,  Luis Suárez Ávila, al que solo se le ven las gafas, Falele de los Santos Márquez, Fernando Gago García, José Gómez Giménez, Francisco López-Cepero Pérez, detrás Alfredo Bootello Reyes, Emilio Almagro Mier, Leopoldo Jiménez Ruíz, desconocido, Pepe Rodríguez Rendón, Eduardo Benjumeda Osborne, Chemari Gutiérrez Colosía, subido a la ventana Guillermo Benvenuty, desconocido, Rafael Díaz Bedoya, profesor mercantil, Fernando León García, prestigioso especialista en digestivo en el Hospital Reina Sofía de Córdoba, Fernando Arjona González, Agustín Fernández González, Adolfo Ortega García.
En la fila de en medio: Ángel Moresco, Jiménez Alcázar, Paco Gey Salazar, la señorita Cayetana Aquino, la señorita Carmen -Carmen López Ibáñez-, la señorita Paquita Aquino, homenajeada con placa.
En la fila de abajo: Enrique Pedregal Valenzuela, Luis Ortega García, Emiliano Cristóbal Dato, Coli Terry Martínez.
En la fila próxima a la calzada: José María Benjumeda Osborne, Fernando Bootello Reyes, José María Martínez Govantes, desconocido, Rafael Gómez Giménez y José Neto. (Foto Colección Vicente González Lechuga).

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El Colegio de San José y San Estanislao, vulgo La Pescadería (por estar situado en dicho entorno urbano de mediados del siglo pasado) estaba organizado por la Asociación Católica de Padres de Familia (Acción Católica) dirigido por la Compañía de Jesús, siendo conocido con anterioridad como Centro Católico. Fue su director durante muchos años Mauricio Gómez, sustituyéndole en dicho cometido Miguel Cea Quiroga. Otros profesores fueron, Eduardo Ballesteros Sala,  David Almorza Salas, Aureo Sanz Hernangil, Enrique Pedregal Valenzuela, Federico Verdi Núñez, Manuel Herrero Tello, Antonio de la Torre,... Fueron Inspectores de Estudios, Vicente García Vergara, capitán retirado de la Marina Mercante, y Juan Manuel López Quevedo, fallecido siendo sacerdote. También, fueron profesoras de Ingreso, Srta. Milagros Gilabert; de Preparatorio, Srta. Isabel Vélez (hermana de los de Casa Lucas); de Infantil, Srta. Adela Campos Ochoa. La portera se llamaba Francisca Braña, madre de los hermanos Paco y Amalia de los Reyes Braña.

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En la foto, tomada desde la otra banda, se puede observar, a la derecha del Castillo de San Marcos, el Colegio de la Pescadería. (Foto Colección Vicente González Lechuga).

La Asociación de Acción Católica estuvo presidida por el Marqués del Arco Hermoso, Alejandro Romero Osborne, quien, cuando el colegio estaba en la calle Luna, aprovechando las instalaciones del colegio de Alfonso Cárdenas -hogaño Caixa-, el profesor de inglés para 1º, 2º y 3º de bachillerato, así como materáticas de 4º fue Manuel Gago García -el padre de nuestra amiga Pipi Gago- durante el curso 1949/50, quien con los años sería Director de Exportación de Bodegas Fernando A. de Terry. Desde el Colegio de La Pescadería, que dirigía espiritualmente el jesuíta Damián Díaz de Urmeneta, S.J., se pasó -esa era la intención de los fundadores- al Colegio de San Luis Gonzaga que así reabrió sus puertas.
En dicho inmueble tuvo, también, una de sus últimas sedes la Asociación Cultural Medusa. En la actualidad y tras su derribo, el espacio actual lo ocupa un edificio de ladrillos vistos, obra del arquitecto portuense Alfonso S. Rodríguez Serrano. En la planta baja alberga el bar restaurante “La Abuela María”. (Foto Colección V.G.L.)

San José y San Estanislao School, known as La Pescadería (The Fishmonger’s) since it was located in that area in the mid-twentieth century, was run by the Asociación Católica de Padres de Familia (Acción Católica) (Catholic Association of Parents, or Catholic Action) managed by the Jesuit religious order Compañía de Jesús. Mauricio Gómez was the head teacher for many years, Miguel Cea Quiroga taking over the task when he left. Others teachers at the school were Eduardo Ballesteros Sala,  David Almorza Salas, Aureo Sanz Hernangil, Enrique Pedregal Valenzuela, Federico Verdi Núñez,… The caretaker was called Francisca Braña, the mother of brother and sister Paco and Amalia Reyes Braña.?One of the last headquarters of the Medusa Cultural Association was also held in the same building. After it had been pulled down, the space was, and still is, occupied by a building with a brick façade, designed by the portuense arquitect Alfonso S. Rodríguez Serrano. The ground floor houses the "La Abuela María" bar/restaurant.

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Los Pisos de la Pescadería, que fueron inagurados el 25 de julio de 1962, fecha de la instantánea, fueron construidos en el solar de la antigua Plaza de la Pescadería, frente al Colegio de San José y San Estanislao. (Foto Archivo Municipal).

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"Había en este Gran Puerto, en mi niñez y adolescencia, un colegio, llamado de San José y San Estanislao, sucedáneo del de San Luis Gonzaga--convertido entonces en noviciado de los jesuitas--, creado por una Asociación Católica de Padres de Familia, que según se decía en los membretes, estaba "bajo la dirección espiritual de la Compañía de Jesús”. Ese Colegio, conocido por el de "la Pescadería", por estar en esa Plaza, era dirigido por un profesor, bajito, con bigote, prematuramente calvo, que acababa de llegar de la Argentina y que se había salido de los jesuitas. Era natural de Granada y tenía familia en Jerez. Bajo el mandato de Don Miguel Zea Quiroga el Colegio de San Estanislao conoció sus mejores momentos. Era un gran latinista y un excelente profesor de griego. Y a Don Miguel, que mantenía una férrea disciplina, a base de tirones de las patillas y capones, copias de cien y hasta mil veces de una frase y cosas por el estilo, debo mi formación y conocimiento del latín y del griego, lo que, al cabo, me ha servido de bastante y me permitió traducir el libro II de la "Eneida", algunas partes de "Ab urbe condita", el libro I de "La Ilíada", la "Vida de Pericles" de Plutarco y el VII libro de la "Historia" de Heródoto.
Los lemas de Don Miguel, desde el principio eran: "Quien bien conjuga y declina, sabe la lengua latina" y "los en -um, sin excepción, del género neutro son". Con aquella disciplina y con unas buenas dosis de paciencia, Don Miguel nos fue introduciendo en el mundo clásico, casi sin darnos cuenta. Organizaba las clases, al modo jesuítico, con contiendas de dos bandos --los romanos y los cartagineses-- para dar un incentivo de superación y competitividad a sus alumnos que éramos, luego, examinados en el Instituto de Jerez por el temible Don José López Cañete y por la señorita Socorro Ramos y --para la mayor gloria de don Miguel-- superábamos, con un buen margen, las pruebas.
Era terrible Don Miguel en el acto de lectura de notas mensuales: notas rojas (sobresaliente), azules (notable), verdes (aprobado) y negras (suspenso). Con sólo mirarte, Don Miguel te turbaba y te paralizaba.
Yo, cuando veo y oigo a los alumnos de ahora protestar porque les ponen reválida, porque les obligan a estudiar y a no pasar de curso sin aprobar el anterior, me rebelo, me reconcomo y pienso que los niños de hoy están amariconados con los ordenadores, pero no serán disciplinados, educados y, sobre todo, nunca serán cultos. Hoy he querido traer a mi galería de conocimientos la grandeza, el prestigio y el magisterio impagable de Don Miguel, en desagravio de aquello que, a escondidas, sus alumnos le motejamos, por su pequeña estatura: "Del tamaño de una habichuela/ hay un director de escuela".
Luis Suárez Ávila

Resaltado en verde, el espacio donde se encontraba el Colegio de la Pescadería, en una instantánea actual. (Foto Jorge Roa).

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La verdad es que Manuel Pinto Muñoz no sabe por que le dicen “El Tagarnina”, en su  versión corta, “Taga”. Lo cierto y verdad es que su cara está asociada, indisolublemente, a la historia del Rácing, equipo al que quiere «aunque no valga nada, pero para mi vale mucho» según afirma. Desde los tiempos del difunto Manuel Jarque, “Chicharito”, Manolo ha ayudado en todo cuanto ha podido al club de sus amores, entre otras cosas de ayudante de Utillero, «Ahora -afirma- que lo haga otro; hay tres y yo no cojo ná» . Así que en la actualidad descansa y se sienta en la Tribuna del Estadio José del Cuvillo a disfrutar del equipo rojiblanco. Todavía colabora pegando carteles cuando el Racing juega en El Puerto.

eltagarnina2_puertosantamariaThe truth is that Manuel Pinto Muñoz doesn’t know why people call him "El Tagarnina" (“The Thistle”), in its shorter version, "Taga". It’s true that he is associated, without a doubt, with the history of the football team Rácing, a team he loves, “they may be terrible, but to me they’re a great team” he says. When the now deceased Manuel Jarque was still here, also known as "Chicharito", Manolo helped in any way that he could with his beloved football club, amongst other things he was the kitman’s assistant. “Now,” he declares, “someone else should do it; there are already three and I don’t get anything for it”. So at present he is resting and occupies a seat in the stand at the José del Cuvillo Stadium to enjoy watching the red and white striped team. He stills helps by putting up posters when Racing plays in El Puerto.

El Tagarnina nació en 1937, en plena Guerra Incivil, recuerda vagamente los primeros años de la posguerra.  Ahora, con 71 años, está jubilado, pero rememora que ganó mucho dinero cuando había trabajo en el muelle pesquero, cargando pescado. «Cuando se perdió el muelle, se perdió el trabajo», recuerda. Y también que, con un carro de tracción manual, repartía serrín por los comercios y bares, algo usual en la España de hasta los años setenta del siglo pasado. Aunque todavía se ve su rastro por algún bar de barriada, empero, lo difícil es encontrar el serrín pues ya no quedan aserradoras: hay que ir a las pocas carpinterías que quedan... El serrín, como las viejas glorias, se escapa entre los dedos de las manos. 'Sic transit gloria mundi'. Así pasa la gloria del mundo. (Foto Colección Miguel Sánchez Lobato).

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En la fotografía tomada el 2 de febrero de 1930, el Racing en la Plaza del Polvorista, con la portería ante la puerta del actual Ayuntamiento. Hay dos González, uno es el 3º y el otro el 5º por la izquierda; el primero era José González Noval, hermano del presidente, y el otro Vicente González Bruzón. (Foto Colección Vicente González Lechuga).

LA FUNDACIÓN DEL RACING.
El 10 de febrero de 1928 está fechado el nacimiento del Racing Football Club de El Puerto de Santa María y ya por entonces los tonos rojos serían los predominantes en las primeras equipaciones que presentaran en los terrenos de juego; pese a que la inicial se configurara con tono blanco salvo cuello y manga, con vueltas negras. Se estrenará el 4 de marzo de 1928 en el segundo tagarnina5_puertosantamariapartido que dispute el Racing. Concretamente fue en la Plaza del Polvorista, donde se desarrollaron los primeros encuentros, en un terreno improvisado para la ocasión al que acudían todas las fuerzas vivas de la ciudad y un sin fin de personas que durante la década se aficionaron y llenaban el recinto. El funcionario municipal, escritor y periodista Mariano López Muñoz fue el fundador del club y Genaro González Noval, su primer presidente [...] La equipación se estrenará en el segundo encuentro del que tenemos referencia y que se produce el 4 de marzo de 1928 en la Plaza del Polvorista, un “match” entre el Racing Football Club y el Español F.C. de Jerez de la Frontera, según la prensa local. El partido finalizó con un empate a un gol. El equipo portuense alineó a M. Conejo, M. Sevillano, F. Martínez, Mayo, A. Silóniz, el goleador portuense del encuentro, Puente, Campos, González, J. Grant, F. Sevillano y A. Arias. Fue Silóniz el autor del gol racinguista y la equipación que portaba el conjunto de El Puerto fue donada por un convecino de la ciudad, Sr. Don Elías Ahuja y Andría, que también contribuiría en el fútbol gaditano. Este insigne portuense es hijo adoptivo de la ciudad desde 1928. Filántropo, político, comerciante y académico, muy activo y partícipe en la sociedad de El Puerto en aquellos tiempos.» Diego Patrón Aguilera, de su trabajo de investigación: «1928... El Fútbol portuense de estreno. El balompié en El Puerto en los años veinte».

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Construcción de la Tribuna del Estadio José del Cuvillo. Instantánea tomada el 13 de julio de 1971. (Foto Archivo Municipal).

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La Tribuna del Estadio José del Cuvillo, llena, en el encuentro del pasado 5 de octubre de 2008. Temporada 2008/2009. Liga 2008/09. Jornada 07. Portuense 1-1 Balona. (Foto Colección Racing Club Portuense).

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«Nací en Cádiz hace poco más de cuatro décadas, aunque a los pocos días  y cuando mi madre, Paquita Pedregal, se recuperó me vine para El Puerto con mi padre, Benjamín, para conocer a mis dos hermanas, María Eugenia y Vito. Prácticamente toda mi vida la he pasado en la misma casa donde vivo ahora en el centro. Siempre ha sido una casa muy divertida porque en ella también vivían mi abuela con mi tío Miguel, mi tío Eugenio con mi tía y mis primas, y mi tía  Angelita con mi tío Manuel Jesús y sus tres hijos. En la esquina mi tío Enrique con mi tía y sus cuatro hijos. Así que mi casa siempre ha sido un hervidero de gente entrando y saliendo. El día de los Reyes era alucinante: subiendo y bajando en pijama, gritos por todas partes, regalos, papeles… Es por eso por lo que la familia ocupa un lugar muy importante en mi vida.

I was born in Cadiz little more than four decades ago, although after only a few days when my mother, Paquita Pedregal, recovered I came to El Puerto with my father, Benjamín, to meet my two sisters, María Eugenia and Vito. I have spent practically my whole life in the same house as I live in now in the town centre. It’s always been a very fun house because my grandmother and my uncle Manuel also lived there, as well as my uncle Eugenio and my aunt and my cousins and my aunt  Angelita and my uncle Manuel Jesús and their three children. My uncle Enrique and my aunt with their four children in the corner. So my house has always been a melting pot of people coming and going. Christmas day was amazing: running around in our pyjamas, shouts coming from all different parts of the house, presents, wrapping paper… This is why family holds such an important part in my life.

isalorapedregal3_puertosantamaria»Estudié en Las Esclavas. Fue ahí donde conocí a la que hoy por hoy sigue siendo mi mejor amiga, Inma Calvario Arce que junto a Mili Rodríguez formamos un gran trío. Ya a la edad de 10 años decidí mi futuro: sería señorita, vamos maestra. Supongo que en esa decisión influyó el que me diera clase la mejor profesora que jamás he tenido: Tere Crespo Perles, a ella le tengo que agradecer esa sabia decisión. Después de Las Esclavas hice el BUP y el COU en San Luis y allí terminé de hacer mi grupo de amigas con las que hoy por hoy sigo contando. Poco bien me lo  pasé en San Luis organizando y asistiendo a las famosas verbenas. Guardo unos recuerdos fantásticos de mi paso por dicho colegio. Y ya la carrera de Magisterio la estudié en Jerez en la extinta Escuela Monseñor Cirarda. Cuando terminé y ya que la hice por la rama de lengua extranjera me fui unos cuantos meses a estudiar más inglés a Inglaterra: una experiencia inolvidable de la que saqué grandes amigos. Toda mi vida la he dedicado a enseñar que es lo que sé hacer de verdad y con lo que más disfruto. Hoy por hoy doy clases en las Carmelitas donde me encuentro como en mi casa porque aquello es como una familia. Bueno esto es mi vida profesional, que más o menos quienes me conocen saben de ella. (En la fotografía Isa, que sería Pastorcilla en la Navidad con Amor de 1975, campaña de la que hablaremos en otra nótula. La foto está tomada el 15 de diciembre de ese año y pertenece al Archivo Municipal).

issalorapedregal2_puertosantamaria»En mi vida personal estoy casada  y tengo un hijo y una hija que son maravillosos. Me encanta estar con mi familia y viajar con ellos, porque una de mis grandes pasiones es conocer sitios nuevos, tanto dentro como fuera de España. He viajado hasta de artista. Verán: descubrí la ópera a través de un gran amigo, Ismael Jordi, tenor jerezano, hace unos años y desde entonces me he vuelto una incondicional de la misma, tanto que hace unos tres años participé en la ópera Carmen de figurante, cantar no canto pero pasearme por el escenario ni les cuento. Esto hace que los tres últimos veranos he estado de gira con el Teatro Villamarta, lugar donde hago mis pinitos como “actriz”. Esto del teatro y de la ópera en concreto, es un mundo apasionante. (En la fotografía de camerinos, Isa, caracterizada de la figurante “Señora que va a los Toros” -también hace de cigarrera- en la representación de la Ópera Carmen realizada en Cap Roig, Gerona en el año 2007).

isalorapedregal4_puertosantamaria»También saco tiempo para ayudar en el comedor social de “Sol y Vida”. En él llevo como voluntaria seis años y medio. Empecé cuando el comedor estaba en la calle San Bartolomé y ahora que estamos en Cruces dando más servicios, continúo con mi voluntariado, porque esto de echar una mano al prójimo, engancha y mucho. También colaboro con “Manos Unidas” cuando llega la “Campaña contra el Hambre” en el mes de febrero, haciendo la cuestación que siempre se lleva a cabo. Hacemos lo que podemos y queremos y son muchas las personas que nos necesitan tanto aquí como allí. (En la fotografía, preparando el desayuno en el comedor de de Sol y Vida. Foto de Ivan Bernal. Colección J.M.M.)

isalorapedregal5_puertosantamaria»Cada dos semanas escribo un artículo de opinión en el Diario de Cádiz que sale en las páginas de El Puerto. Somos varias las personas que escribimos bajo el título de ‘El Alambique’ para dar nuestros puntos de vista de todo lo que acontece en El Puerto principalmente.» Isa, Isabel María Lora Pedregal, es hija de Benjamín y Paquita. De su padre, de Benjamín, que nos dejó hace ya seis años, vamos a recordarlo ahora. (En la fotografía, en uno de sus viajes a Londres para continuar  perfeccionano el idioma inglés).

benjaminloraatalaya_puertosantamariaBENJAMÍN LORA ATALAYA.
Si hay un rasgo que define a Benjamín Lora Atalaya es el de su bonhomía. Era lo que se conoce por un hombre bueno, una buena persona. Y eso se notó a lo largo de los 78 años de vida por quienes tuvimos la oportunidad de conocerle y tratarle. Nacido en 1923 e hijo de un tonelero de su mismo nombre, Benjamín, y de Paquita, nuestro Benjamín empezó a trabajar como aprendiz en Bodegas Terry, de botones, aprendiendo pronto el oficio de administrativo. Por las tardes se iba con  Manuel Gago, Jefe del Economato de dicha Bodega a echar unas horas en la Bodega de Quijano, cercana a la estación de ferrocarril. Y con veintitrés años entró a trabajar en Bodegas Caballero; tres años mas tarde, en 1951, con veiontiocho años se casó con Paquita Pedregal  Valenzuela y entró a trabajar en el negocio familiar de Muebles Pedregal, -en la calle Nevería, en el edificio donde hoy está el Área de Bienestar Social del Ayuntamiento- donde permaneció durante treinta y siete años, hasta su jubilación.

benjaminloraatalaya3_puertosantamariaHizo el servicio militar en la Marina, entre San Fernando y El Ferrol. Sus mejores amigos fueron Juan Lara, Quiqui Pastor y los Astorga, con quien compartía buenos ratos de charla y divertimento. Tuvo tres hijas, como Las Tres Gracias, (En la mitología griega, las Cárites o Gracias (en griego ???????, en latín Gratiae) eran las diosas del encanto, la belleza, la naturaleza, la creatividad humana y la fertilidad, habitualmente se consideraban tres): Maria Eugenia, María Victoria e Isabel María. Fue un adelantado a su época, pues ante la restrictiva educación que se impartían a las chicas, el supo, junto con su mujer, establecer un clima de confianza y de amistad con ellas, mas parecido a nuestros tiempos que a los propios de las adolescentes de los setenta del siglo pasado. Nos dejó ya en el nuevo siglo, en el año 2002, con setenta y ocho años. (En la foto, Benjamín Lora Atalaya, con su cuñada Angelita y su mujer Paquita Pedregal Valenzuela, en los caballitos de la Feria de El Puerto. Colección I.L.P.).

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De izquierda a derecha: Manuel Jesús Merchante, Angelita Pedregal, Paquita Pedregal, Benjamín Lora, Conchita Pedregal, María Antonio Viou, Milagros Cárave. Detrás, de izquierda a derecha: Enrique Pedregal, Eugenio Pedregal y Manolo Bellido, un fin de año en la Sala de Fiestas “Oasis”, donde hoy se encuentra el restaurante “El Faro de El Puerto”. (Foto Colección I.L.P.)

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carrillosevero1_puertosantamariaAntonio Leiva Aguilar, hijo de Juan José Leiva y María Aguilar, apodado Severo por su abuelo, nació en 1892 y fue el artífice que muchos chiquillos, desde la posguerra hasta nuestros días, disfrutaran de las chucherías al menudeo, con el famoso Carrillo de Severo junto al Teatro Principal hoy reconvertido en kiosco en la Plaza de Juan Gavala. Severo se quedó huérfano con siete años en el campo -la finca familiar de 10 aranzadas estaba en La Bermeja- y por indicación de su médico D. Rafael Rioja -le había dado un susto el corazón- las vendió y se vino a vivir al casco antiguo de El Puerto, a la calle Postigo.  "Mandó construir un hermoso carrillo, con ruedas de bicicleta, vitrina, depósito en la parte inferior, cubierto todo con un gran toldo de lona graduable. Con este armatoste, Severo se instaló, primero que nadie, en la boca de la Placilla, sobre el muro del frontero Teatro, justo al lado de la puerta del Bar "La Concha". Allí, Severo se convirtió en el "Rey de las pepitas", porque pepitas se llamaron siempre a lo que hoy son pipas e incluso piponazos". (Luis Suárez Avila). Y puso el Carrillo, que se sepa, unos años antes de la Guerra Incivil, guardándolo por las noches en la parte trasera del Bar Las Columnas, por San Bartolomé, pero enla accesoria existente en la calle Cielos, donde desembocaba la calle Santa Clara, era donde tenía el almacén y tostadero. Severo se casó tres veces, la última con Rafaela Moron Suárez, viuda, con quien tuvo cinco hijos: Ana, Milagros, Juan José, Francisco -fallecido de una meningitis a los dos años- y María. Recuerda su hija Milagros que, paseando de la mano de su padre por Sevilla,  siendo ella una cría, unos niños salieron de un portal gritando: "Mira, es Severo, el del carrillo de El Puerto" y es que eran los hijos de los veraneantes que lo conocían, hasta en Sevilla. "Severo, ceñido por su gran cinturón, con los pantalones caídos, la barriga pronunciada, su sombrero o su boina, se convirtió en el recaudador del "peaje" a la Placilla. Por cierto que Severo ha quedado en dichos populares. Cuando a un niño se le veía con la correa apretadita, por debajo del ombligo, y los pantalones faltos de tiro, se le decía: "Anda, hijo, que te pareces a Severo, el del carrillo. Alrededor del Teatro Principal, siempre hubo un especial clientela fija. Alrededor del Teatro, se instalaron los carrillos, primero, el de Severo; luego, durante un tiempo el del "Guardapavos"; y luego el de Carmelita "La Rubia", frente por frente, en la parte más estrecha de "La Placilla" a la entrada de la calle San Bartolomé". (L.S.A.) El creador del Carillo de Severo murió el 11 de abril de 1967, año en el que se casaba su hija Milagros, precisamente con 'El Rubio', sobrino de Carmelita 'La Rubia'. En la fotografía, Antonio Leiva Aguilar, 'Severo' y Rafaela Moron Suárez. (Foto Colección Miguel Sánchez Lobato).

frutossecos2Antonio Leiva Aguilar was the son of Juan José Leiva and María Aguilar, given the nickname Severo by his grandfather, born in 1892. He was the reason behind many young children’s enjoyment of the penny sweets, from the post-war to the current times, which they bought from Severo’s famous Trolley next to the Teatro Principal which has been made into the Kiosk in Plaza de Juan Gavala. Severo was orphaned at seven years old when he lived in the country.  The family estate of 10 hectares was in La Bermeja, and by recommendation from his doctor (he’d had a heart scare), he sold it and came to live in the old part of El Puerto. He set up his Trolley, for your information, before the Uncivil War, keeping it in the existing warehouse at night where Calle Cielos meets Calle Santa Clara. Severo married Rafaela Moron Suárez, a widow, with whom he had five children: Ana, Milagros, Juan José, Francisco, who died from Meningitis at two years old, and María. He remembered when he was strolling through Seville holding his daughter Milagros’ hand, when she was a small child, suddenly some children came out of a doorway shouting: "Look, it’s Severo, the Trolley man from El Puerto". They were the children of families who summered in El Puerto and who knew him, all the way in Seville. The founder of Severo’s Trolley died on the 11th of April 1967, the year his daughter Milagros was getting married.

Escribe Muñoz Cuenca, en su libro «Paisajes y Paisanajes»: «Severo era flemático. Tenía que serlo para atender a tanta chiquillería. Una boina gastada, un blusón blanco que a veces ni se sabía, una gran oronda barriga que le caía bajo el ombligo, un cigarro “caldo gallina” en la comisura de los labios casi siempre apagado y una paciencia infinita. [...] Los niños aquellos, a veces para presumir, comprábamos a Severo cigarrillo de matalahúva. Eran cigarrillos de juguete que chisporroteaban, se abrían, se apagaban y sabía fatal pero jugábamos a ser hombres.» Y añade Luis Suaréz Avila: "Severo fue a más. Su principal fuente de riqueza fueron las pepitas de girasol, pero no abandonó nunca el "paloduz", el citrato, las algarrobas molidas, los caramelos, los altramuces, y mil y una chucherías, además del triquitraque, las mechas y piedras de mechero, el tabaco de cuarterón, el papel de fumar, las cerillas, etc., etc. etc."

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En la fotografía, Juan José Leiva Morón, agachado a la derecha, con un grupo de amigos. (Foto Colección Miguel Sánchez Lobato). Continúa Muñoz Cuenca:  «Aposentado a la entrada de la Placilla por la calle Luna al mítico Teatro Principal, el carrillo de Severo era sencillo: unas ruedas de bicicleta, una urna de cristal y madera como expositor y sobre ella lo cotidiano en un bello desorden: un lebrillito de altramuces o “chochitos” remojados, especialidad de la casa; unas cajas azules con la marca Zara con el regaliz que en El Puerto es “citrato”; cestitos con garbanzos y habitas tostadas; el producto estrella de Severo, a saber, las chufas remojadas en otro barreñito y que en El Puerto se conocían con el nombre de “alcatufas’; otro cestito con las pipas o “pipitas” que entonces se vendían sin empaquetar y que tostaba el propio Severo; un particular plato con pinchos de higos de Lepe cocidos al “Lamedor”; un atadillo con palitos retorcidos para chupar que llamábamos “palodú”... Los productos de lujo como caramelos de menta, chupines, chicle Bazooka y demás, todo en su vitrina. De manera que todo a la vista en aquel bazar de la ilusión y la chuchería.»

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Pero tan artífice como Severo lo serían después su mujer y sus hijos. Esto escribíamos en Diario de Cádiz,  diciembre de 2001 en la desaparición de Rafaela Morón Suárez: «Algo no era igual desde que se quemó el Teatro Principal, allá por los comienzos de 1984. Parecía que con la desaparición del Teatro, se cumplía alguna profecía escrita por George Orwell. A la orfandad de un espacio escénico en condiciones en El Puerto, se sumaba el cambio de ubicación de un referente para los niños, los fumadores de ‘a puñaíto’, y los golosos de las chucherías y los frutos secos: el Carrillo de Severo se desplazaba, desde los alrededores de la Plaza, esquina con Luna, a la de Juan Gavala donde continúa hoy. Pero desde el jueves, niños, fumadores y aficionados a las chuches, no podrán percibir la presencia en la distancia de su propietaria, Rafaela Morón Suarez, que se fue de este mundo, cumpliendo con el rito de que la vida es breve, aunque no en su caso que nos dejó con 85 años ya cumplidos. (Foto Colección Vicente González Lechuga).

frutossecosSe ha ido Rafaela, como negándose a despachar en Euros, ella que trabajó las perras gordas, perras chicas, céntimos, seis reales, o pesetas de varios cuños y varias caras; no queriendo conocer los céntimos de euro, ni los precios a doble formato. De forma irremediable llega todo, y Rafaela, que ya estaba retirada desde hacía años del negocio, pero que conservaba su impronta, no ha querido más cambios a los que ya conoció su vida laboral ¿Cómo aplicaría el IVA a un cartucho de pipas? ¿Los citratos de regaliz llevarían repercutidos el IAE? ¿Qué norma ISO 9000 será de aplicación al carrillo?. Rafaela se ha negado a poner en práctica los redondeos, los cálculos aproximados, y se ha ido a despachar al más allá esos placeres mínimos y materiales que a niños y mayores nos alegran la vida, porque afortunadamente existen lugares entrañables como el que ella regentó durante tantísimos años. Se ha ido Rafaela, habiendo atendido desde primero el carrillo y luego en el kiosko, a muchas generaciones de portuenses, desde uno de los puestos más antiguos que continúan en activo atendiendo a la parroquia, y con el que dio de comer y crió a su familia.»

teatroprincipal_1904_puertosantamariaContinúa abierto el carrillo de Severo, en la actualidad gestionado en forma de Kiosco, desde que el concejal predemocrático, Juan Ponce propusiera a la viuda de Severo cambiar el carrillo por un Kiosco.  Como decimos lo regenta su hijo Juan José, -se lo prometió a su madre, Rafaela, en el lecho de muerte-. Juan José es el cartero jubilado a quien el Presidente de la Junta de Andalucía, José Rodríguez de la Borbolla, apadrinó a su hija Rocío. En la Plaza de Juan Gavala, todavía se puede encontrar chucherias al estilo tradicional, al menudeo, frente a la competencia de las tiendas de golosinas que abundan en todo el término municipal y han desterrado, mal que nos pese, los carrillos y canastos. Pipas de girasol, de calabaza, kikos, kikos gordos, avellanas, almendras, garbanzos tostados, nueces de macadamia, anacardos, avellanas de los toros, pistachos, habas fritas, frutos orientales, altramuces, alcatufas, coquitos del Brasil, y la cantidad de productos artificiales que existen hoy en el mercado elaborados a partir de patatas y maíz. Y multitud de caramelos, chicles, dulces, piruletas. Y juguetitos para la ocasión. ¿Y el tabaco? (Fotografía Colección J.M.M. El Teatro Principal en 1904).

danielmotaleiva_puertosantamariaDANIEL MOTA LEIVA.
Daniel, el nieto de Severo el del carrillo y tataranieto del verdadero Severo es un portuense de 26 años que, en la actualidad, trabaja en Madrid, en  el portal de la red social TUENTI. «Me gusta mirar las cosas e imprimirles mi visión, ser creativo. Tenía que reflejarlo de alguna forma y de ahí al diseño, solo había un paso», afirma. «Aunque de pequeño dibujaba bien, fue la informática la que me llevó al Arte. Ni pude, por plazos, entrar en la Academia Santa Cecilia, ni había en El Puerto bachillerato de Arte. Así que el ordenador fue mi primera escuela de diseño, ya que lo prefería a la botellona.» A Daniel  le gusta la buena musica y los ritmos modernos como el BreakBeat y el Chillout. Casi todo su tiempo libre lo dedicaba, en su época de estudiante, a diseñar y a programar cosas inservibles pero con un solo objetivo, aprender.
Tiene un perfil profesional que pocos poseen en España: diseñador con conocimientos de diseño gráfico e informática, a un tiempo. Dos de sus webs figuran en el “Web Design Index 2006” una guía con las 1000 mejores páginas webs del mundo y lo citan, entre otros, en el libro “Blogs” de Octavio Rojas. Ha sido el diseñador gráfico del portal de blogs mas introducido en América latina: bitácoras.com. Trabajaba en su casa para España y el mundo: un portal empresarial en Orense, un portal para la abogacía, una empresa de modas en la Comunidad Valenciana...
En esas andaba cuando el pasado verano fue requerido por TUENTI, la red social mas importante española que en nuestro país le hace sombra al portal Facebook. Una red social es es una herramienta en forma de portal que pone en contacto a personas con sus amigos y otras personas que trabajan, estudian y viven cerca de ellas, muy extendido, especialmente entre la gente joven. Así que desde el pasado agosto vive en Madrid, trabaja en TUENTI, una empresa situada en una planta de 1500 metros cuadrados, con una plantilla multinacional de más de 40 empleados y que sigue creciendo... (su equipo directo lo forman suecos, españoles, polacos, americanos) hablando en inglés, pensando en americano, y con la creatividad de un portuense.
Daniel nos dice que, si tuviera que hacer un trabajo gráfico para El Puerto aplicaría: «el color del vino fino, los colores tierra y el azul atlántico, aunque a mí, personalmente, me gusta más el azul mediterráneo».

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rafaelvaliente_puertosantamariaRafael Valiente Moreno, con ese aspecto de lobo de mar, puede ser visto a diario por la zona de la Comisaría de Policía, en el Bar La Ponderosa, junto a su amigo Carrillo, en la venta de periódicos que realiza bajo la pérgola de dicho establecimiento. Nació en 1924. Hermano de Pepe Valiente, el que fuera jefe de conserjes del ayuntamiento durante tantos años, y que llegó a ser concejal socialista en el primer ayuntamiento de la restaurada democracia, Rafael tiene en el brillo de su mirada la perspectiva de los años, de sus casi 84 años. Toda su vida laboral la ejerció en el mundo de las bodegas.

Rafael Valiente Moreno, with that look of an old sea dog about him, can be seen every day in the vicinity of the Police Station, in Bar La Ponderosa, with his friend Carrillo, selling newspapers under the station arches. He was born in 1924, brother to Pepe Valiente, the head of maintenance at the town hall for so many years, who became socialist councillor at the town council when democracy was restored. You can see the wisdom of Rafael’s almost 84 years in the glint in his eye. He spent his whole working life in the bodegas.

valientemoreno2_puertosantamariaEmpezó a trabajar con 16 años en, en 1940, en Jiménez Varela ayudando en todo lo que se le requería. Luego pasó al embotellado, poniendo etiquetas de los productos que salían de aquellas afamadas bodegas.  Luego pasó a arrumbador de tercera, ascendiendo a  arrumbador de primera y encargado de cuadrilla. También pasó, con la misma categoría, a tonelero, ya que sabía de eso... Recuerda que por esas bodegas pasaron tres propietarios: los Jiménez Varela, Terry y Rumasa. Con 56 años sufrió una regulación de empleo que lo prejubiló. Aficionado a la pesca -luce un impecable aspecto de marino- y a los toros, de chico jugó al fútbol con el equipo de Santo Tomás de Aquino, en el colegio que había frente al Teatro Principal, el Colegio de Cárdenas; no era alumno de esa escuela pero, por mediación de su novia que trabajaba allí consiguió jugar en aquel equipo, de lo que se siente orgulloso. Y así hasta que se fue al servicio militar. (La foto, de 1958, corresponde a la colección de Vicente González Lechuga).

bodegareal_puertoHOTEL BODEGA REAL.
Hotel de cuatro estrellas, con 52 habitaciones ubicado en la antigua bodega de Hijos de Jiménez Varela, muy cerca de la estación de ferrocarril. Rodeado de viejas bodegas donde se elabora el peculiar vinagre de yema, el hotel es un complejo de antiguas bodegas donde se criaba y envejecía el vino de Jerez, arquitectura funcional que acertadamente han mantenido. En el Bar- Cafetería y en el Restaurante se pueden degustar los vinos de la Denominación de Orígen Jerez-Xerés-Sherry, así como platos elaborados con estos exquisitos caldos y el Brandy de Jerez, ideal para la sobremesa. Son interesantes las vitrinas con vinos y brandies de distintas firmas vinateras.

BODEGA JIMÉNEZ VARELA.

El Hotel Bodega Real está situado en las que eran las antiguas Bodegas Jiménez Varela. Abarcan un conjunto de cascos bodegueros que fueron el fruto de la unión de edificios de obra nueva, el llamado escritorio, las oficinas centrales de las bodegas Varela, construido en 1872 y reformado en 1913; como de otros que ya estaban construidos, con anterioridad y que habían pertenecido a otras firmas bodegueras, las bodegas de Haro construidas en 1848.

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Embotellado de Bodegas Jiménez Varela, donde trabajó, a partir de 1940, Rafael Valiente Moreno. (Colección V.G.L.).

El núcleo de bodegas o zona industrial donde se ubicaba surgió en el primer tercio del siglo XIX, (el casco de bodega de la Sagrada Familia se construye en 1829), abarcaba el espacio comprendido entre las calles Pozos Dulces, Espíritu Santo, Albareda y Avenida de la Estación y Larga. Una zona de cierta tradición industrial que ya en el siglo XVIII contaba con fábricas de estampados, curtidos, molinos de aceite, así como otras relacionadas directamente con las faenas y las necesidades de la actividad marinera.

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Escritorio de Jiménez Varela. 30 de octubre de 1946. Foto Pantoja. (Colección Vicente González Lechuga).

jimenezvarela1_puertosantamariaEl Siglo XIX fue un periodo caracterizado por el gran número de cambios que se produjeron en las sociedades de una manera continua e incesante. Cambios a todos los niveles: políticos, sociales y económicos. Estos últimos en El Puerto de Santa María, como en gran parte de los pueblos de la Bahía, hicieron que se buscaran nuevas salidas o que se potenciaran actividades que ya eran importantes como la crianza y la exportación del vino fino. Se sustituyó la tradicional relación comercial con el continente americano por la potenciación de la ventas en el mercado europeo y muy especialmente en el inglés del vino de El Puerto. Esto hizo que la imagen de la ciudad se viera transformada en algunas zonas por la instalación de naves bodegueras que acabarían por configurar el paisaje urbano de El Puerto. Estas bodegas de la calle Albareda, antes Victoria porque emboca hacia el monasterio del mismo nombre, son también un testimonio importante de una de las claves de la crianza biológica del vino fino: la proximidad al río Guadalete. El río es uno de los condicionantes principales para obtener un buen caldo, las brisas del Guadalete controlaban el proceso de crianza aportando y manteniendo los grados de temperatura y humedad necesario para la obtención de un producto de calidad. Para ello era también imprescindible una arquitectura, en cierta medida biológica, que permitiera aprovechar las bonanzas climáticas de la zona: el casco bodeguero. Éste ha recibido todo tipos de apelativos, pero quizás el que más se le aproxima es el de catedral para alguno de ellos, que le viene dado por la esbeltez conseguida por el empleo de pilares y arcos de piedra de gran altura y tamaños en su construcción. (Etiqueta Colección J.M.M.)

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Productos de Jiménez Varela. (Foto Centro Municipal de Patrimonio Histórico).

jimenezvarela3_puertosantamariaLOS JIMÉNEZ VARELA

La familia Jiménez Varela fue muy laboriosa, y prueba de ello fueron las industrias vinateras que crearon y los afamados productos que en ella se fabricaron: el Brandy Viejísimo Varela, Cacao Varela, Oloroso Los 46, o el Amontillado Fino Jardín, bajo la firma comercial de Hijos de Jiménez Varela.

También existe una relación familiar de los Jiménez Varela, pues un familiar de éstos fue el hombre de confianza de Isaac Peral, cuando botó en El Puerto, en la desembocadura del río Guadalete, el prototipo del que fue el primer submarino, celebrándose una fiesta en la que fueron servidos los vinos de Jiménez Varela.
También se dedicaron a la cría de caballos, llegando a ser propietarios del Hierro de la Palma, ganadería creada por los señores Artalaya y Azpillaga, a principios del siglo XIX, y que luego fuera propiedad del Marqués del Castillo de San Felipe. El Hierro de la Palma figuraba en la etiqueta de los productos de Hijos de Jiménez Varela. (Papel Secante: Colección J.M.M.).

jimenezvarela7_puertosantamariaAMONTILLADO FINO JARDÍN.
Era el vino que se criaba en estas bodegas. Si bien se comercializaba como Fino, se aproximaba más a un vino Amontillado. El amontillado es un vino dulce y generoso de uva Palomino, de color pajizo, ribeteado en metálico y destellos violáceos, de aspecto lagrimoso, brillante y transparente. Al olfato ofrece un olor a bodega, intenso y punzante; y al paladearlo saboreamos un vino redondo, seco, ahumado y con recuerdos de yodo. Hace un perfecto maridaje con el jamón ibérico o un queso curado de pasta dura y de gran potencia.
Es un vino perfecto para beber como aperitivo, o a media tarde, aunque los devotos del Vino Amontillado dicen que «sirve para compartir y departir a cualquier hora». La temperatura ideal para degustarlo es entre 10º y 14º, siempre en relación con la temperatura del ambiente.
Los vinos amontillados proceden de los Vinos Finos, el Vino por excelencia de El Puerto de Santa María, cuyo color ha evolucionado y llega a alcanzar entre 18º y 19º. Es un vino generoso (aquel que alcanza una graduación entre 15º y 23º), obtenido mediante soleras y criaderas, sistema de crianza que se aplica en la zona vinícola que ampara el Consejo Regulador del Jerez-Xérès-Sherry, a la que pertenecen los vinos y brandies de El Puerto de Santa María.Interesante el cuento de terror del siglo XIX, obra del bostoniano Edgar Allan Poe «El Barril de Amontillado», usando como excusa la del conocedor de estos vinos generosos para contar el relato corto. (La información ha sido elaborada con textos propios, del Centro Municipal de Patrimonio Histórico y la Ruta del Vino y Brandy de El Puerto).

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Publicidad de 'Champagne' de Hijos de Jiménez Varela en un periódico de principios de los años veinte del siglo pasado. Las cuevas todavía existen en la Finca 'El Caracol', propiedad de Jiménez Támplin, uno de los descendientes de la firma. (Anuncio Colección J.M.M.).

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josesrodriguez_puertosantamariaJosé S. Rodríguez era su nombre artístico. José Luís Sánchez Rodríguez singularizaba la S. de su primer apellido. Estuvo casado con Pepita Sarazena. Era discípulo de “El Estampío” y de “Carito”, que conocía toda la escuela bolera y todo el baile clásico y flamenco. Llevó El Puerto de Albéniz por todos los teatros de mundo, además de ser un fenomenal bailaor flamenco.Su padre era Camilo Sánchez Jamardo, propietario de una tonelería que había en la Plaza de Toros y que ardió. Nació en la calle Santa Lucía, en el número 2. Se fueron a Sevilla y luego José Luis a Madrid para estudiar baile, mientras era técnico del Instituto Nacional de Previsión. Las hermanas de José Luis estudiaron en las Carmelitas. Una de ellas se casó con el célebre pintor y grabador Francisco Cortijo. José S. Rodríguez es tío segundo de José Ignacio Delgado Poullet -Nani- técnico del Centro Municipal de Patrimonio Histórico. La madre de Nani es Maruja Poullet Rodríguez, hermana de Pepín, el Barbero. (Ilustración: Plumilla de Luis Suárez Ávila).

José S. Rodríguez was his stage name, he reduced his first surname Sanchez to just the ‘S’.   He was married to Pepita Sarracena and was a disciple of "El Estampío" and "Carito", he knew all the bolero, classic and flamenco dances. He was responsible for taking El Puerto de Albéniz music to all the theatres of the world, as well as being an amazing flamenco dancer. His father was Camilo Sánchez Jamardo, who owned a barrel-making business in Plaza de Toros which burnt down. They went to Seville and then José Luis headed for Madrid to study dance, whilst working at the National Institute for Social Security. José Luis’ sisters studied at las Carmelitas (the nun’s school). One married the famous painter and engraver Francisco Cortijo. José S. Rodríguez’s second cousin once removed, José Ignacio Delgado Poullet, known as Nani, works at the Municipal Centre of Heritage. Nani’s mother is Maruja Poullet Rodríguez, Pepín, the Barber’s sister.

joseigdelgadopoullet_a_nani_puertosantamariaJosé Ignacio Delgado Poullet -Nani- es conocido en el ambiente de los amantes del Puerto antiguo por sus exposiciones, en solitario o en colaboración con el Centro Municipal de Patrimonio Histórico. Ha realizado proyecciones de diapositivas -actuales o antiguas- ante diversos auditorios ciudadanos ofreciendo las siguientes imágenes: "El Puerto y su entorno", hace 25 años. "Las Lagunas", en un intento de concienciación de salvar las lagunas portuenses. "Paseando por las costas de Cádiz". "Imágenes Antiguas de El Puerto". "Mirando al Guadalete". "Detalles del Centro Histórico". "Sitios raros y poco conocidos de El Puerto". Actualmente está ofreciendo la proyección "El Puerto en el Recuerdo", próximamente en el Salón de Romerijo.

josesrodriguez2_puertosantamaria¿INMORTAL?. PUES SÍ
«Acabo de enterarme de la muerte de José Luis S. Rodríguez. Yo que lo creía inmortal, desde la ultima vez que lo vi, me he ido convenciendo de que se moría. Y no lo he visto en los últimos días, porque , a la vez, me quería persuadir a mí mismo de lo contrario.
Ahora, se me aborbotonan en el recuerdo la de tarjetas postales que recibí de él y de su esposa, Pepita Sarazena, desde Nueva York, desde Londres desde Dublín desde París, desde Munich, desde Tokio... José Luis,con la modestia con que acostumbraba a cubrir el enorme arte que poseía, ha sido uno de los portuenses que ha paseado con honra el nombre de su Puerto de Santa María por todo el universo mundo.
Nació en la casa número 2 de la calle Santa Lucía, en 1917. Estudió con el inefable "Carito" todo el baile de la escuela bolera del siglo XVIII y con Juan Sánchez "El Estampío" el baile flamenco. No pudo encontrar mejor esposa que Pepita Sarazena, una bailarina inglesa, que estudió baile clásico en Rusia y en España, donde en el estudio de "El Estampío" conoció a José Luis. Juntos , formaron un elenco que dio la vuelta al mundo varias veces, durante más de treinta años.
Cuando yo lo conocí, en el año 1960, fue en Jerez. Estábamos los dos esperando a la misma persona y no pudimos encontrarla. Comenzamos a hablar y al punto salió el nombre mágico de El Puerto. Aquello nos aunó. Su familia había tenido en El Puerto un trabajadero, una industria donde se hacían botas de roble. Sus hermanas habían estado con mi madre en el colegio, sus vivencias portuenses, pese a la distancia de años, eran las mismas. Y congeniamos. Pepita Sarazena, mientras tanto, esperaba la vuelta de José Luis, intranquila, en el Hotel "Los Cisnes" y nosotros, como si tal cosa, hablando y hablando de El Puerto.
Desde entonces acá José Luis y Pepita han sido mis mejores amigos.
Hace poco me enviaron programas y fotografías de toda su vida artística. En ellos, siempre, en el repertorio, "El Puerto" de Isaac Albéniz y una apostilla: "las fotografías son de McBean, recientemente fallecido, que es como decir el Castroverde del mundo".  Otra referencia al fotógrafo más emblemático de El Puerto.
Retirados, se vinieron a vivir a Cádiz. Diariamente bailaban, a solas, los dos, entre las tres y las cuatro de la tarde, disciplinamamente, en la trasera del escenario del Teatro Falla. Hasta allí, muchos días, yo me acercaba y tenía la conciencia de que se me permitía conocer algo que en España la gente no conocía ya: la escuela bolera del siglo XVIII, los bailes antiguos de "El Estampío", todo el arte derramado en ellos por "Carito" y las grandes dosis de genialidad que José Luis y Pepita ponían en todo.
Atrás quedó la crítica teatral de todo el mundo que los había consagrado; atrás quedó el aplauso de los públicos más dispares, más exigentes y más distinguidos; atrás quedó el recuerdo de los éxitos incontables; atrás quedó el disciplinado montaje de las coreografías.
En Cádiz, arropados por la amistad de Aurelio, de Agustín y Perico los "Melu", de Gaspar el de Alfonso y de tantos otros, como le hemos querido, la vida de José Luis y Pepita ha discurrido, sin ruido. Todos los días recibían libros y cartas de cualquier parte del mundo. De cuando en cuando, hacían sus escapadas para ver a sus amigos de París o de Londres. No faltaban a ningún acto cultural. Pero, ahora, cuando yo ya estaba convencido de que eran inmortales; ahora que, desde la última vez que nos vimos, comiendo en su casa, me he ido retractando de mi error, sinceramente, no he querido verlo más, porque, como el avestruz, no quise creer en lo que veía. Y yo veía que pronto José Luis iba a entrar en la gloria de los seises bailadores junto con "Carito", con "El Estampío", con "Pericet", con "Antonio, el de Bilbao", con "La Malena", con "La Macarrona"... y que Sabas Gómez Marín, su guitarrista, le iba a recibir con unos compases de tango flamenco, aquellos tangos, que no los he visto bailar mejor, que José Luis, con las solas palmas de Pepita Sarazena, me bailó en la trasera del escenario del Gran Teatro Falla.» Luis Suárez Ávila.

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Ilustraciones del programa de mano de "Danzes and Music of Spain" con José S. Rodríguez y Pepita Sarazena.

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A la calle Carmen Pérez Pascual, nombre de ilustre benefactora que donó a El Puerto sus bienes por medio de una fundación benéfica, nadie la conocía así, pero todo el mundo sabía en El Puerto que, cuando te mandaban “calle Santa Clara p’arriba” era que estabas muerto. Y es que, antes, cuando  la población de El Puerto se reducía al casco antiguo y a las cortijadas en el campo, los difuntos eran transportados a hombros. Del domicilio a la iglesia. Y de la Iglesia al Cementerio: desde la Prioral o San Joaquín, por la calle Cielos, se cogía la cuesta de la Calle Santa Clara para arriba. Y al final el Cementerio Católico. Fue famoso el encargado o enterrador del Cementerio, “Carrurra”, tanto que hasta se acuñó un dicho: “Ten cuidao que te va coger Carrurra”. En la fotografía, el Coche del 'Mijita'. (Foto Colección de Vicente González Lechuga).

Nobody knew Calle Carmen Pérez Pascual by that name, it was called that after a distinguished benefactor who made a generous donation to El Puerto through a charity. Everyone in El Puerto knew that when you were sent up "Calle Santa Clara" it meant you were dead. And before, when the town of El Puerto was just the Old Town and the country estates, the deceased were carried on people’s shoulders. From their home to the Church. And from the Church to the Cemetery: from the Prioral or San Joaquín, through Calle Cielos, they would go up the Calle Santa Clara hill. And at the end was the Catholic Cemetery. The Cemetery keeper or gravedigger, called "Carrurra", was famous in the town, so much so that an expression was coined: "Be careful or Carrurra will get you!" In the photograph we can see 'Mijita’s' car.

«Había entierros de primera, segunda y tercera, según el número de curas, monaguillos y sacristanes y cuando aparcía por calle Cielos la comitiva, con solo mirarlos, sabíamos de que categoría era el muerto. Iban a hombros los catafalcos negros forrados de satén y subían la cuesta detrás del clero y sacristanes. Incluso había entierros con incensarios y cruces de guía. Y detrás del boato, la comitiva: hombres fumando, hablando de sus cosas y detrás del todo, enlutados con fajas negras en la manga de la chaqueta, corbata negra y demás, los familiares masculinos del difunto. Estaban vedados a las mujeres.» [...] «El primer coche de difuntos era un coche barroco. El conductor en la cabina descubierta con su uniforme y gorra y detrás la urna acristalada y rodeada de motivos decorativos barrocos en madera oscura. Y el  catafalco dentro: solemnidad. El primer chofer que transportó fiambres al cementerio en este vehículo decimonónico y de película de Drácula fue el famoso “Miji”, o “el Mijita” porque era parco de estatura».  Del libro «Paisajes y Paisanajes» de Antonio Muñoz Cuenca.
Estamos a finales de la década de 1950. Y se produjo un altercado entre “el Mijita” y las fuerzas de orden público. Daría pie a una noticia chocante, y jocosa, que corrió como la pólvora por aquel Puerto desnutrido. Y es que se descubrió que “el Mijita” no tenía carnet de conducir. Iba a hacer un servicio a Jerez y, con el difunto dentro,  no hizo el stop obligatorio en la confluencia del Parque de la Victoria con la carretera. La Guardia Civil de Tráfico, que estaba apostada en las cercanías, le mandó a parar. Y se descubrió el pastel. El juez que instruyó las diligencias penales fue Conrado Gallardo Ros. “El Mijita” adujo, en su descargo, que “el carné lo había perdido en el frente”. Todavía la Guerra Incivil servía como excusa.

Hasta el siglo XIX se celebraban los enterramientos en las iglesias, bien en criptas, en capillas o en el Camposanto adosado en lo que hoy es el Patio de las Hermandadaes de la Iglesia Mayor Prioral, donde figura un Via Crucis en cerámica. Para evitar enfermedades, epidemias y contagios, se empezaron a sacar los cementerios de las iglesias. Así, en el XIX se erige el Cementerio Católico de Santa Clara, en el Egido de idéntico nombre, con una superficie de 12.233 metros cuadrados.  E igualmente -en 1878- un Cementerio para No Católicos, -conocido como el Cementerio Inglés-   en la zona del Palmar de la Victoria, de 797 metros cuadrados. En la actualidad ese lugar lo ocupan los aparcamientos del Centro Comercial El Paseo. Inexplicablemente fue destruido para la erección de dicho centro comercial a finales de la década de 1980 del siglo pasado. Algunas lápidas, verdaderos monumentos, fueron trasladadas al Cementerio Católico cuando se perpetró el desaguisado. Estaban apiladas junto a la tapia interior del Cementerio.

Visita a la cripta de la Iglesia Mayor Prioral el 24 de julio de 1989. En la foto podemos observar, de izquierda a derecha, José Santilario, maestro cantero; Ricardo Araque, perito aparejador municipal; Ana Navarro, arquitecto de las obras de restauración de la Iglesia Mayor hace 19 años, Manuel Girón Ceballos, sacristán del templo y Manuel Caro, el chipionero encargado de la obra. (Foto Colección V.G.L.).

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Manuel Leveque Delgado, nació en Paterna de Rivera, aunque vivió en El Puerto desde muy temprana edad. Su historia, por la procedencia de su apellido, francés, y su llegada a El Puerto revisten tintes de aventuras  románticas propias del siglo XIX. ¿Acaso el apellido Leveque es descendiente del contingente de la tropa francesa que se quedó en Andalucía tras su paso por ella de las tropas napoleónicas? Los apellidos Joly o Poullet tienen acreditada esa procedencia.  Leveque es recordado por muchos portuenses por haberse dedicado a la venta de Gas (en realidad era petróleo) en la calle San Juan, casi esquina con cruces. Era una imagen tradicional en la década de los sesenta, verlo con un bidón y una manivela, con un mandilón, despachando el combustible en la puerta accesoria del almacén de la calle San Juán.

Manuel Leveque Delgado, was born in Paterna de Rivera, although he lived in El Puerto from a very early age. His past, due to his French surname and its arrival in El Puerto suggest romantic adventures from the 19th century. Perhaps the surname Leveque is a descendant of the contingent of French troops which stayed in Andalusia after the Napoleonic troops passed through? The surnames Joly or Poullet have been accredited this origin.  Leveque is remembered by many portuenses for his job selling gas (it was actually petrol) in calle San Juan, almost at the corner where the crossroads are. It was a traditional image from the seventies, seeing him with a can and a crank, his overalls on, serving fuel at the side door of the warehouse on calle San Juan.

Los trabajos de Leveque siempre estuvieron vinculados a los suministros y especialmente a la alimentación: primero fue panadero; posteriormente tuvo un almacén de  Ultramarinos en la calle Pozuelo esquina con Nevería, para más tarde trasladarse a calle San Juan esquina y vuelta con Cruces, almacén que regentaría más adelante su hijo Miguel. Mas adelante se amplía la actividad cuando adquiere una licencia para vender petróleo en un local contiguo al almacén, actividad que desarrollaría hasta avanzada edad. En los tiempos difíciles que le tocó vivir, durante la posguerra,  al desarrollar la actividad para la venta de productos alimenticios, ayudó a muchos portuenses que pasaban necesidad y que todavía lo recuerdan. En la fotografía Manuel Leveque con su mujer y nietos, en el 'Despacho de Gas' de la calle San Juan. En la foto aparecen Manuel y su mujer, Mercedes, con su nuera, Leonor Olivero Galán y nietos. (Fotos 1 y 2 (Colección Antonio Leveque Olivero).

Manuel tenía un hermano, Rafael, quien siempre tuvo una gran curiosidad por averiguar la procedencia de su apellido  Recabó información en parroquias de Paterna de Rivera, de donde él procedía, llevándole su investigación hasta la localidad del Saucejo, en la provincia de Sevilla, distante de Paterna unos 130 Kms, donde se cree que vivió el primer Leveque procedente de Francia, entre 1812-1814 con las tropas de Napoleón.  Enmarcada en el amplio conflicto de las Guerras Napoleónicas y en la crisis del sistema del Antiguo Régimen, encarnado en la monarquía de Carlos IV,  la Guerra de la Independencia se desarrolló sobre un complejo trasfondo de profundos cambios sociales y políticos impulsados por el surgimiento de la identidad nacional española y la influencia en el campo de los “patriotas” de algunos de los ideales nacidos de la Ilustración y la Revolución Francesa, paradójicamente difundidos por la élite de los afrancesados. Cuando se marchan los franceses, el Leveque que había venido enrolado en esas tropas napoleónicas, no vuelve --como muchos--a su país de origen, estableciéndose en la localidad del Saucejo y casándose con una española.  Se dedica en principio a la cría de caballos; más tarde monta una fábrica de vidrios en la zona.

Estamos ya en 1900. En Paterna ya reside Rafael Leveque, padre de Manuel -al parecer descendiente del francés- que fue mayoral de ganado bravo.  El dueño de la ganadería para la que trabajaba compró unos terrenos en El Puerto, por la zona de Crevillet, para la cría de ganado.  En uno de los viajes que realiza de Paterna a El Puerto para traer ganado, --a lo mejor para una corrida de toros--  lo hace en compañía de sus hijos entre ellos, nuestro Manuel Leveque Delgado, con 3 ó 4 años de edad dentro del serón de un burro, según contaba él. «Las conducciones de ganado bravo fue habitual al tener que llevar las corridas desde las ganaderías hasta las plazas donde se lidiarían que podían alargarse incluso mas de un mes si se trataba de plazas lejanas de la dehesas como las del norte de España. También se realizaba cuando se desplazaba el traslado de toda la ganadería. La aparición del ferrocarril y la utilización de las cajones produjo que a partir de 1868 se comenzara a utilizar este sistema de traslado de toros a la plaza. Se crearon las cañadas, cordeles, veredas, coladas, abrevaderos, descansaderos que cruzaban todo el país. Al aumentar el poder de los agricultores y la industrialización se deterioro la  cañadas y vías pecuarias, todavía es utilizado el mítico Paseo de la Castellana. El abandono de la  trashumancia se produce por el encarecimiento de la mano de obra, la destrucción de las vías pecuarias, la mayor disponibilidad de piensos concentrados... y naturalmente la presión del mercado de primar la cantidad frente a la calidad. Al principio del siglo xx se sustituyen los recorridos a pie por el traslado  en camión o tren pero, al encarecer esta practica también se abandono.» La Trashumancia: tradición, espectáculo y romanticismo. (Foto Centro Municipal de Patrimonio Histórico).

En el gráfico del Padrón del  1 de enero de 2006, se observa que los nacidos en España con el apellido Leveque, son mayoritarios los naturales de la provincia de Cádiz. Repartidos, en concreto entre El Puerto de Santa María y en Paterna de Rivera, y algún municipio más. Manuel se casó con Mercedes, una portuense con unos inequívocos apellidos de El Puerto: Pérez Suano, con la que tuvo tres hijos, Miguel, Antonio y Mercedes.  Miguel y Antonio pertenecieron a la banda municipal de música, llegando Miguel a ser el director durante unos años, después de que dejara el puesto Francisco Dueñas Piñero. (Gráfico del Instituto Español de Estadística. INE).

Miguel Leveque, en la foto, quien durante años regentara el almacén de Cruces con San Juan, hijo de Manuel, dirigiendo la Banda de Música 'Maestro Dueñas' a su paso por el Ayuntamiento en un desfile de la Policía Local. (Foto: CMPH).

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José Joaquín Sánchez Sena, es la cara amable que asoma entre tantos y tantos productos otrora “de Ultramar” que se despachan a diario en “La Diana”, en la confluencia de las calles Palacios esquina y vuelta con San Bartolomé. El lugar ha sido reproducido profusamente en cuadros y fotografías. Y sobre todo es reconocida una placa colocada por el Ayuntamiento de 1965 como recuerdo de la residencia en el inmueble del autor de “Los Cuentos de la Alhambra”, Washington Irving, en 1868. En diciembre de 2007 “La Diana” fue distinguida por el Ayuntamiento en el Día Local del Patrimonio Histórico, reconociéndola en el apartado de “comercio tradicional”. (Foto: La Diana en 2008).

José Joaquín Sánchez Sena, is the kind face who peeks through the many former “Ultramar” products sold daily in "La Diana", at the meeting point between calles Palacios and San Bartolomé. This location has been used many times in pictures and photographs although is probably better recognised by the plaque placed by the 1965 Town Council in memory of Washington Irving, the author of Tales of the Alhambra, who lived in the property in 1868. In December 2007 "La Diana" was singled out by the Town Council on Local Historical Patrimony Day, given recognition in the “traditional business” section.

José Joaquín entró a trabajar con catorce años en el Ultramarinos que Isidro Gómez Recalde tenía en la esquina de la Calle San Juan con Vicario, frente a la Plaza de Juan Gavala (luego sería el bar Puerta del Sol, donde hoy existe una tienda de charcutería gestionada por un matrimonio: Toñi y Paco). La Diana era también propiedad de Isidro Gómez y, al enfermar uno de los dependientes, José  Cárdenas Gilbau, destinan a José Joaquín a trabajar allí como sustituto; y así, hasta el día hoy. (Foto: La Diana en 1969)

Sánchez Sena lleva prestando sus servicios es esto de los comestibles desde los catorce años y ahora tiene sesenta y seis: hagan ustedes la cuenta con los dedos... Luego, a los poco mas de veinte años de trabajar con Isidro, el local pasa a ser regentado ya por nuestro amigo José Joaquín, mediante una renta, siendo “La Diana”, en la actualidad, de su propiedad. Conozcamos algo más de los orígenes del veterano almacén: «En 1804 existía un despacho de vinos de Manuel Pacheco, negocio que perduró hasta los años en lo llevó Emilio Vázquez Gálvez, entre finales de 1880 y 1920, denominado entonces Diana. En junio de 1925 lo adquirió Antonio Camacho Caballero para convertirlo en una tienda de comestibles y bebidas que ha llegado a nuestros días conservando su nombre» (Del libro de Enrique Pérez, “Tabernas y Bares con Solera”). (Ilustración: Detalle de cuadro de La Diana, obra de Coro López-Izquierdo).

En la época de Camacho Caballero, por la Calle San Bartolomé, su propietario tenía, además, una bar, donde además de vino, servía café y chocolate, --cuyos bombones molían sus hijos--, una tienda de bicicletas y un alquiler de coches de pedales. En la Revista Portuense, en septiembre de 1933, aparece esta noticia curiosa: «En la tarde del viernes se presentó en el almacén de la calle Palacios titulado “La Diana”, propiedad de Antonio Camacho Caballero, un gitano de unos veinte años, quien con engaño logró alquilar una bicicleta, a pesar de ser totalmente desconocido para el dueño, dando el nombre de José Fernández Heredia y el domicilio de Rosa, num. 17, resultando falsos, porque ni la máquina ni el gitano han aparecido. La bicicleta seminueva, marca “Regina” núm. 22.732, está pintada de guinda mate, fileteada con manillar de carrera y un solo freno, valorándola en 120 pesetas y dando su dueño cuenta de la sustracción a la Policía de esta localidad que practica gestiones». (Ilustración: Esquina de Palacios con San Bartolomé. Cuadro de Rafael Tardío Alonso).
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WASHINGTON IRVING EN EL PUERTO

Los jóvenes románticos europeos, los universitarios americanos, empujados por deseos de aventuras, de conocer lugares exóticos, descubrieron en la España del siglo XIX un lugar privilegiado para sus viajes. Un claro exponente es el escritor estadounidense, Washington Irving (1763-1859), autor de “Cuentos de la Alhambra” (1832).   Sus vínculos diplomáticos y su amor a los libros hizo que durante una de sus estancias en Andalucía fuera invitado en El Puerto (1828) de la familia Bölh de Faber, por el padre de la escritora Fernán Caballero, emparentado con los Osborne y metidos de lleno en el negocio de la vinatería. En su diario inconcluso, cuenta las actividades que realizaba en nuestra Ciudad, a la que llegó el 24 de agosto.  Así, el joven Irving se estableció en nuestra Ciudad durante un tiempo, encontrando la paz suficiente y la inspiración para terminar algunas de sus creaciones literarias. Según reza en la placa situada en la casa de la esquina de la calle Palacios con San Bartolomé:  «Washington Irving, ilustre escritor norteamericano, autor de “Los Cuentos de la Alhambra”, vivió en esta casa en el otoño de 1828 y en ella terminó de escribir sus libros “La Conquista de Granada” y “Colón» (*). La Ciudad y su Ayuntamiento rinden este homenaje a su memoria. Octubre de 1865».

Aunque, todo hay que decirlo, el norteamericano se quedó más tiempo del previsto debido a un brote de epidemia que cortó las comunicaciones entre Cádiz y Sevilla, lo que hizo que prolongara su estancia en El Puerto hasta el 3 de noviembre, fecha en la que regresó a Sevilla, de donde provenía. Allí conoció a Cecilia Bölh de Faber (Fernán Caballero) durante la representación de una ópera, para luego visitarla en su finca sevillana, fraguándose una fuerte amistad literaria. Las andanzas de Irving por nuestro país fueron estudiadas por Charles G. Bowers en su libro, “Las aventuras españolas de Washington Irving”. A la vuelta a Estados unidos, el escritor se convirtió en un entusiasta promotor de nuestros vinos, de los vinos de Osborne. Entre su correspondencia figura una carta por la que solicita se le envíe el vino de El Puerto “el mejor Brown Sherry [...] desearía que fuese un vino del cual yo pudiera enorgullecerme. Me propongo, con un poco de este vino, conseguirles muchos pedidos de Boston”.

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(*) Puede tratarse de la “Historia de la Vida y Viajes de Cristóbal Colón, escrita en inglés por el caballero Washington Irving y traducida al castellano por Don José García de Villalta”. Madrid. Diciembre de 1833. Imprenta de D. José Palacios, calle del Factor.

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