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De izquierda a derecha, Luis Ortega Infante, Genaro González, Vicente Gutiérrez de la Rosa, Juanito Martín Vélez, Antonio Torres Santiago --gran secretario que tuvo el R.C. Portuense--, arriba, Pepín “el Barbero”, José del Cuvillo, Manuel Ojeda (padre de los Ojeda Lores), Mauricio León (padre de los León Ortega), Fernando Osborne y M. Zampaña.
Estamos en febrero de 1968. Bar La Liga, en la confluencia de las calles Luna y Nevería, próximo a la sede social del Racing. Se le tributa homenaje a José del Cuvillo Sancho, benefactor de la entidad rojiblanca, por sus simpatías con el equipo, su cariño y sus aportaciones económicas, tan necesarias en aquellos tiempos --¿y en estos?-- para sobrevivir un club modesto como el Portuense. José del Cuvillo sufría como propios los malos tragos del equipo de fútbol local, como si se tratara de algún mal acontecimiento familiar. El homenaje se celebró antes de perder la liguilla de ascenso a la Segunda División “A” de entonces, frente al Alavés en Vitoria primero y luego en el Campo de Fútbol Eduardo Dato, en El Puerto.

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De izquierda a derecha, desconocido, Manuel Jarque Martínez (estamos preparando una nótula sobre el desaparecido “Chicharito”), Pedro López, Vicente Gutiérrez de la Rosa, Pepin "el Barbero", Manuel Serrano, Manuel Sánchez y Juan Cressi.

"Es cierto que siempre es mejor hacer los homenajes en vida… El generoso José del Cuvillo Sancho, mereció culminar meses después aquel más que merecido homenaje con el ascenso del equipo de su alma a la segunda división del futbol español. No pudo ser, si bien su trayectoria y entrega a los colores rojillos no quedarían empañadas por aquel desdichado partido jugado con el Alavés en el viejo Eduardo Dato en junio de 1968.

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De izquierda a derecha, Genaro González, Pepin "el Barbero", al fondo semioculto, Antonio Torres Santiago, Vicente Gutiérrez de la Rosa, José del Cuvillo Sancho, Mauricio León, Manuel Ojeda y Manolo Serrano.

La expectación que había levantado el Racing en aquella temporada 67/68, del siglo pasado, fue inusitada e hizo posible que varios centenares de aficionados se desplazaran a Vitoria para presencia el partido de ida en el Estadio de Mendizarroza, después de que se superara el primer escollo de la promoción, el Club Deportivo Baleares. Mientras se jugaba el partido de futbol, las calles de El Puerto totalmente vacías, sin tráfico de ningún tipo, los porteños y porteñas, en los bares de Apolo, La Liga, Puerto Bar, Central, Los tres Reyes… estaban pendiente de la voz de Agustín Merello del Cuvillo que a través de las ondas radiofónicas nos narraba magistralmente todas las incidencias del partido de fútbol. El empate a cero logrado en Vitoria abría las puertas al anhelado ascenso.

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De izquierda a derecha, Luis Ortega Infante, Vicente Gutiérrez de la Rosa, Petete Tejada y José Antonio Osborne.

Un domingo después, con el viejo Dato a rebosar, entre los miles de aficionados, incluidos muchos de la Bahía, se encontraban también, Pedro Carrasco y Ángel de Andrés, que por aquellas fechas rodaban en San Fernando la película, El marino de los puños de oro, el Racing perdía estrepitosamente, si mal no recuerdo, por un cero a dos frente al equipo de Vitoria, el Alavés, esfumándose todas las esperanzas de ascenso en aquel aciago partido. Después del desastre futbolístico se especuló sobre la profesionalidad de los jugadores, así como del desinterés de la Junta Directiva por no subir a segunda división, convirtiéndose en leyenda negra que aún perdura lamentablemente en el mundillo del futbol local.

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De izquierda a dercha, Pepin "el Barbero", Antonio Torres, semioculto detrás, Fernando Osborne Vergara, Vicente Gutiérrez de la Rosa, José del Cuvillo Sancho, Mauricio León, Manuel Ojeda, Manolo Serrano y Petete Tejada.

Sí nunca dudé de la profesionalidad de la plantilla ni de su entrenador Ventura y tampoco de la Junta Directiva porque mi referencia siempre fue José del Cuvillo Sancho, excelente porteño y mejor persona al que nunca hubieran defraudados y menos venderse aquellos auténticos profesionales, como un Judas Iscariote cualquiera, hoy, después de lo que ha llovido desde entonces, todavía menos, reafirmándome, habida cuenta de los millonarios quinielísticos que ha dado el fútbol por impredecible y caprichoso que siempre ha sido y continuará siendo." Antonio Carbonell.

Nuestro agradecimiento a Vicente Gutiérrez de la Rosal, por habernos cedido, para su publicación en Gente del Puerto, las imágenes que ilustran esta nótula. Por cierto que Vicente tuvo la oportunidad de asistir a los encuentros que se celebraron en los dos campos, en los que el Rácing perdió frente al Alavés su posibilidad de ascenso a la Segunda División “A”.

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manzanillamaruja_puertosantamaria«En el ocaso del siglo XIX, el vino de Jerez más bebido en casa y tertulias era el tipo “Oloroso” --para los británicos “Golden”-- que se acostumbraba a tomar más como aperitivo sin tapas al mediodía y después de la cena. Era el “Sherry” que se servía en las películas de época cuando alguien pedía un “Jerez” sin otro apelativo. Dicen los más ancianos del lugar que un buen caldo de carne acompañado de unas gotas de “Oloroso” era capaz de resucitar a un muerto. Ni los ingleses habían inventado el “Cream” -que no es otra cosa que el famoso “torito” de nuestra tierra- ni a nadie se le había ocurrido esa cursilería de “consomé al Jerez”. (En la imagen, etiqueta actual de 'Manzanilla Maruja'. Colección J.M.M.)

In the twilight of the 19th century, the most popular Sherry drunk at home and at gatherings was “Oloroso” – “Golden” for the British – which was usually drunk as an aperitif without tapas at lunchtime and after supper. It was the sherry served in the films of that era when anyone asked for a glass of sherry without specifying which type. Those residents who have been around the longest say that a hearty meat broth with a few drops of “Oloroso” was capable of bringing the dead back to life. In this era the English hadn’t yet invented the “cream” version of sherry, which, incidentally, is just the famous mix of “oloroso” wine and “sweet” wine from our area, nor had anyone thought of the pretentious “Sherry consommé”. (The picture to the left shows the current ‘Manzanilla Maruja’ label. J.M.M. collection.)

Fernando A. de Terry, empresa individual, por entonces de la exclusiva propiedad de D. Fernando A. de Terry y Carrera, comercializaba el “Oloroso Mahoma” que, más tarde, fue el nombre con el que se bautizó --si bautizo cabe en un Mahoma-- un “Amontillado” de efímera vida.

decamborio_puertosantamariaCuando el siglo XX comienza su andadura, se inicia el cambio de gusto hacia algo más ligero y capaz de ser ingurgitado en notables cantidades, retando la entrada en estado de catalepsia. Eran los tiempos de los ventorrillos, los tablaos, el buen cante, las fiestas nocturnas que veían la salida del sol al compás de bulerías, fandangos, alegrías ... Es la entrada por la puerta grande del mundo de la juerga de un vino de Sanlúcar de Barrameda con nombre de mujer: la “Manzanilla”. Aun no tenían vigencia por estos alrededores más que dos Ferias, las de Sevilla y Jerez. Su consumo llegó a alcanzar tal notoriedad que incluso vieron la vida las primeras cañas, varillo alargado de gordo cristal, estrecho de boca, que en número de nueve se traían a las mesas, ocupando el cañero que ha llegado hasta nuestros días. (En la ilustración, obra de Muñoz Cebrián, se observa el medallón alegórico al nuevo Vino 'Fino' que lanzaría la Bodega Terry, alternándolo con la -ora 'Manzanilla', ora ''Solera Fina Olorosa, ora 'Fino Maruja'--, inspirando en el personaje de García Lorca, 'el Camborio'.. Colección de F.G.)

Se lucha por ese naciente mercado, y aquí, en El Puerto abre la marcha una llamada “Manzanilla Milagritos”, de Benito García Rodríguez y Hnos., y en Sanlúcar, --tierra natal-- tres de fama ascendente: “Solear”, “La Guita”, y “La Gitana”. Obsérvese el uso de marcas femeninas.
galleta_mariaDon Fernando A. de Terry y Carrera entra también, como era lógico por su carácter emprendedor, en el terreno de juego e intenta en honor de una de sus hijas el registro de “María” para su “Manzanilla”. El Registro de Marcas y Patentes que en la primera década del siglo dirige el Vizconde de Eza (los títulos nobiliarios empiezan a caciquear) niega su inscripción por estar ya registrada para galletas esa misma palabra: “María”. Se insiste con un sinónimo y he aquí que abre sus vírgenes ojos una moza compuesta y destinada a una larga vida. Se llamó y se llama “Maruja”. (Ilustración: Galleta 'María').

Durante muchos años -hasta después de la Guerra Civil- el consumo de la “Manzanilla”, como otros vinos de la zona, sufre un fuerte estancamiento en el mercado nacional; un elevado porcentaje de su producción se exporta, de manera especial al Reino Unido de la Gran Bretaña. Tras la tragedia española, renace en todos los estamentos sociales el consumo de la “Manzanilla” y la popular “Maruja”, en 1940, llega a tener su canción de ebrio entusiasmo. Sus primeras estrofas decían así:

La Maruja es cosa fina,
y si tu empinas el codo
y bebes algo de mas,
nunca te sientas beodo
ni empleas los malos modos
sino que correcto estás...
Y la beben los juristas,
requetés y falangistas
y los de intendencia también.
Y si bien empinas el codo,
nunca te sientes beodo
sino que correcto estás.

Seguía con esta aguda referencia a las fuerzas de uno de los bandos españoles en lucha que, en aras a la feliz convivencia, estuvo durante un tiempo silenciada.

finomaruja_puertosantamariaEl folleto publicitario señalaba que la música era de “La Chaparrita” y la letra de José Hernández Andino, representante de Terry en Badajoz La solera de “Maruja” --hasta casi 1954-- se rociaba todos los años con una importante partida que se adquiría a Barbadillo, de Sanlúcar. A medidados de los cicuenta pasa de moda la “Manzanilla” y después de un ligero predominio del “Amontillado¡ salta del banquillo de reservas el vino “Fino”. Esto es cosa de los tiempos actuales.» M.G.G.

Tal es así que Maruja pasó a ser luego una 'Solera Fina Olorosa, luego un vino “Fino” con amplio predicamento en la Feria de Primavera y un elevado volumen de ventas entre otras, en la Peña “La Charanga”, para volver a sus orígenes y ser en la actualidad, de nuevo “Manzanilla” con bodega de crianza propia en Sanlúcar. ¡Los tiempos y las modas de ida y vuelta! (Botella de Fino Maruja, de finales de los años ochenta del siglo pasado).

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El popular locutor de Radio Puerto, Fernando Durán, con una bella dama a la grupa, posando en una fotografía tomada en la Feria de Primavera de 1989 (19,20,21 y 22 de mayo), delante de la Caseta 'La Maruja', instalada en el recinto ferial de Las Banderas por los integrantres de la Peña 'La Charanga'. Entonces bebíamos 'Fino Maruja', osea 'Sherry de Terry'. Aquel año Juan Lara pintó el cartel mas célebre de la Feria: el de las dos gitanas.

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En la fotografía, tomada en 1920, reunión en el desaparecido Hotel Vistalegre (ubicado en la calle Micaela Aramburu, donde en la actualidad se encuentra una tienda de tejidos, de nombre Zacatín). Es un almuerzo que ofrecieron los propietarios de la Bodega A. & A. Sancho (Alfonso y Antonio) a sus empleados. En el centro, Alfonso Sancho Mateos, quien años más tarde sería alcalde de la Ciudad, entre 1924 y 1930, al igual que lo hubiera sido su tío Juan de Mata Sancho Díez de Alda-Sopranis (1822-1886), entre 1867 y 1868. Con Alfonso se inició en su mandato, el dragado y encauzamiento del río Guadalete. También fue el primer presidente de la Academia de Bellas Artes, entre 1900 y 1901. Podemos ver en pié, el segundo a la izquierda, a Pablo Cerdá. El primero sentado a la izquierda, Manuel Gago Calderón, y su hijo, Manuel Gago Vélez, sentado en el suelo a la derecha. Entre las personas que aparecen en la imagen quizás alguien pueda identificar, según nos sugiere Bernardo Rodríguez Caparrini, a Rafael Muñoz, Manuel Vaca, Manuel Benítez, Juan Cordero, quienes fueron empleados de A & A Sancho.

The photograph, taken in 1920, shows a gathering in the no longer existent Hotel Vistalegre (situated in calle Micaela Aramburu, where there is currently a fabric shop called Zacatín). It’s a lunch which the owners of Bodega A. & A. Sancho (Alfonso and Antonio) organised for their employees. In the centre, Alfonso Sancho Mateos, who years later would become Mayor of the town, between 1924 and 1930, as was his uncle Juan de Mata Sancho Díez de Alda-Sopranis (1822-1886), between 1867 and 1868. The dredging and channelling of the River Guadalete began in Alfonso’s term. He was also the first president of the Fine Arts Academy, between 1900 and 1901. We can see Pablo Cerdá standing the second from the left. The first man sat on the left is Manuel Gago Calderón.

finosancho_puertosantamariaEl cartel publicitario de los productos de Alfonso & Antonio Sancho, nos habla del Amontillado SI y la Manzanilla J e, igualmente hacen referencia a las afamadas viñas de su propiedad “El Caribe” y “La Peña”. Otros productos de esta casa eran: el Amontillado Quijote el Amontillado Solera Majestad, y los Finos Caribe y El Abuelo, el Oloroso Único (especial para enfermos) el Tres Cortados Hércules, el Moscatel Fontanal, Jerez Quina Víncitor  y el Digestivo Pax. La bodega estaba situada donde hoy se encuentra Bodegas 501. Alfonso Sancho Mateos, fue uno de los precursores del Consejo Regulador de los vinos del Marco de Jerez y ferviente luchador para que los vinos de El Puerto se incluyeran en dicha denominación de origen. Dejamos para otra ocasión, acaso de la mano de su bisnieto por parte de padre, el Prof. Dr. Bernardo Rodríguez Caparrini, una nótula mejor documentada sobre la vida y obra de este porteño insigne.

alfonsosanchomateos_2_puertosantamaria«Alfonso Sancho Mateos era el hijo primogénito de Antonio Sancho Díez de Alda-Sopranis (1824-1903) y de María Antonia Mateos Valdés (1835-1899), naturales ambos de El Puerto de Santa María. Alfonso fue lo que podríamos llamar “un portuense no nacido en El Puerto”, pues tanto él como su hermana Josefa, tres años menor, nacieron en la cercana ciudad de Jerez de la Frontera, mientras que sus otro nueve hermanos (siete hembras y dos varones) vinieron a el mundo en El Puerto de Santa María». Del libro «Alfonso Sancho Mateos: los primeros años formativos de un bodeguero (1858-1879)» de Bernardo Rodríguez Caparrini. Biblioteca de Temas Portuenses.

Pueden ver más etiquetas de A. & A. Sancho, en la Sección de Vinos de Gente del Puerto.

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Miguel López-Cepero Gallardo, porteño de 78 años casado con Victoria Panadero, jerezana de 79 pero porteña, --cariñosamente presa en El Cepo del negocio familiar--, son los patriarcas de una familia hostelera de reconocida fama, buen trato y mejor atención gastronómica a sus clientes y amigos. Tres hijos y cuatro nietos son la descendencia familiar; del negocio de dar de comer, comen a su vez, además de los clientes, siete familias y los eventuales y extras de los fines de semana y temporada alta.

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Quien iba a decir, hace cerca de 50 años, que la pequeña venta que Miguel López Cepero regentaba en la carretera de Jerez a Rota, en las inmediaciones de lo que hoy es el complejo presidiario mas grande de Europa, llegaría a alcanzar la merecida buena fama de la que goza en tantos ambientes de la Ciudad. Por entonces, cuadrillas de Arcos, Bornos y Villamartín venían a trabajar semanas completas a los campos de la zona. Allí estaba Miguel, quien lo mismo los avituallaba en la Venta desde un improvisado ultramarinos en el que también se econtraban repuestos de motos, y quien actuaba como barbero o ventero, vocación final de El Cepo. (Fotografía: La Venta El Cepo en sus comienzos. A la derecha Miguel López-Cepero con su hijo mayor).

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También daba Miguel López-Cepero Gallardo pequeños portes con las mercancías de los campos cercanos, e incluso en una ocasión actuó como ambulancia ocasional ante un inminente parto que se adelantó a resultas de un seísmo. Frente a la analogía que muchos establecen sobre el nombre de la popular venta con los presidios próximos, hay que decir que mientras la cárcel solo lleva veintiséis años, El Cepo tiene casi cincuenta. “Ya caímos en el cepo”, era la frase que mas se oía en las cuadrillas del campo, al finalizar la jornada en el establecimiento de López-Cepero, y así ‘El Cepo’ se le quedó. (En la ilustración, cuadro del arqueño Montero realizado a finales de la década de 1960).

ventaelcepo_06_puertosantamariaDos meses antes de la vendimia, las mujeres de los integrantes de las cuadrillas venían por los cortijos de la zona buscando paja para preparar los colchones de sus hombres que luego cortarían la uva. Hogaño difícilmente se encuentran vendimiadores. Cuando se bebía vino, recuerdan en la Venta, todas las semanas se vendían 20 arrobas de 16 litros, y el consumo habitual, lejos de las cervezas y otros bebestibles, eran las medias botellas de vino, como medida para el trasiego en las reuniones de la parroquia. Aquella  pequeña superficie comercial de hace 50 años, se resintió con la llegada del primer Simago a Jerez: ya las mujeres no se avituallaban tanto en la venta y por el contrario se las veía cargadas bajando desde la parada del autobús próximo, lo que hizo que el negocio se enfocara más a una casa de comidas y bar, que a almacén de conveniencia. (En la fotografía a color de la izquierda, arriba, Pedro y Pepe, de Arcos, Zapata el Pescadero y Rosillo, ya fallecido; abajo a la izquierda el guarda de la obra de Puerto I, ya fallecido y Miguel López-Cepero Gallardo).

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Una reunión en los exteriores de la Venta. De izquierda a derecha: González Barba, Rafael Navas, director de Diario de Cádiz, Miguel López-Cepero Panadero, el diestro Diego Simón, el Bimbo (en breve con nótula propia en Gente del Puerto), Benito López-Cepero Panadero y Modesto Barragán, Director Territorial de Canal Sur en Cádiz.

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En la fotografía, Miguel López-Cepero con sus hijos de pequeños: a la izquierda Miguel Angel, en el centro Antonio y a la derecha, Benito. ¿Estaría señalando para la bandera de España que pronto ondearía en el mástil de la Venta?

Hoy se puede ver en sus salones al torero Alejandro Morilla, a los integrantes de la Peña El Bimbo, o a policías nacionales y familiares de presos de ETA que vienen a un ‘vis a vis’. Si antes fue imprescindible la Venta El Cepo para los habitantes del Pago de La Arreijanal, hoy lo es mas en el panorama gastronómico con su comida casera, elocuentemente llevada por sus hijos, Miguel Ángel, Benito y Antonio López-Cepero Panadero, quienes diversificaron el negocio abriendo el Rincón Español, en la calle Misericordia (son propietarios del local tanto de ese bar como de La Trastienda de Concha) y regentan en la actualidad un Estanco en la calle Valdés.

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Los actuales gestores de la venta, los hermanos López-Cepero Panadero: de izquierda a derecha: Antonio, Miguel Ángel y Benito, posando ante un suculento fondo de jamones y paletillas de la serranía de Huelva.

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Juan Antonio Barcia Caraballo nació en la calle Melero, 2, el 14 de diciembre de 1917.  Es decir hace 91 años. Está casado con Josefa Bernal Márquez, de 83 años, que nació en el número 2 de la calle San Sebastián. La boda fue el dos de febrero de 1948, por lo que en 1998 cumplió las Bodas de Oro. Con ocho años, en 1926, ayudó como monaguillo en el bautizo de la que sería su futura mujer, ocho años menor que él (Y aquí saca Juan Antonio su prodigiosa memoria: «--El Vicario era Francisco Núñez Galván, y los curas Antonio Ochoa y Rodrigo Sánchez Laínez y sus compañeros monaguillos, José Manuel Enrique Gutiérrez “el Malena” y José Villalba Bernabeu»). Ha tenido múltiples y variados trabajos a lo largo de su vida laboral, bastante tiempo en el sector de las bodegas, pero ya lleva 31 años jubilosamente jubilado: desde sus sesenta, gracias al Convenio de la Vid, en 1978. Ha viajado todo lo que ha podido y más en los viajes organizados para pensionistas.

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En  esta fotografía, tomada en Cádiz el 18 de Julio de 1.937,  los que aparecen en la misma iban al Centro de Reclutamiento, según Juan Antonio. A la izquierda  Juan Antonio Barcia Caraballo, su primo José Gutierrez Caraballo, Antonio Flor Castillo, trabajador de telefónica  y Antonio Femenía Máiquez, que trabajaba en el ayuntamiento y con el tiempo sería corresponsal de Diario de Cádiz a principios del último cuarto del siglo pasado.

fjavierjimenez_finox_puertosantamariaJuan Antonio inicia su vida laboral muy pronto, con 14 años, como aprendiz y chico para los recados en la Bodega de F. Javier Jiménez González en la calle de la Rosa, ganando cinco reales diarios, afiliándose en la Casa del Pueblo, a la UGT. Mas tarde llevaba etiquetas a Gráficas Andaluzas, siendo capataz Ramón Fernández Ponce, quien vivía junto en la calle Alquiladores.

barciacaraballos_amigos_puertosantamariaLuego se queda parado y encuentra trabajo en el almacén de la calle San Juan esquina y vuelta con Cruces llamado “El Almacén Quemado”, el que luego sería de Leveque y que hoy permanece semi en ruinas. Era propiedad de Fidencio Martínez Ferreira. Ya metido en el gremio de la alimentación, cambia de trabajo y presta sus servicios en Ultramarinos la Diana, con nótula propia en Gente del Puerto, siendo propiedad de Antonio Camacho Caballero. Luego entrará en el Economato Portuense, en la calle Larga -donde hoy está Confecciones Sollero frente a la desaparecida Casa Lucas, hoy Copistería HIVA-, propiedad de Paco Suarez. Allí se preparaban los costos para los barcos de los primeros alicantinos que llegaron a El Puerto de forma estable, llevando con Antonio “el de Panseco” en un carrito de mano la mercancía a los barcos: pan sin sal, arroz, garbanzos (chidrón), lentejas (lentillas), bacalao, garrafas de Valdepeñas, ... Los barcos surtidos eran de los armadores Roselló, Perles, ... y solían bajar al Moro. (En la fotografia, de izquierda a derecha, Juan Antonio Barcia, Juan Flor del Castillo que trabajaba en telefónica, tío de  Juan Flor el ATS y Emilio Flor, profesor de Instituto. El que esta de pie a la derecha es Manuel Ojeda Leiva, cuyos hijos fundarian la Cadena de Confiterías y Pastelerías La Perla. El que esta sentado  es Antonio Poullet Álvarez, tenia una barbería en la calle ganado).

rotulo_caballero_puertosantamariaUn nuevo cambio se va a producir en la vida laboral, e incluso de gremio. Como Juan Antonio vive cerca de la calle Ganado, entra a trabajar en la Panadería de Antonio Ojeda sustituyendo en los descansos los turnos de los panaderos. Simultáneamente vuelve al mundo de las bodegas y entra como eventual en Bodegas Terry donde, a las órdenes de Lobato como capataz, ponía etiquetas, lavaba botellas y hacía lo que fuera menester. De Terry pasa a Bodegas Caballero, con Joselete Rosso Camacho como Capataz donde está un tiempo hasta que Federico Pico lo recluta para un nuevo proyecto.

alambique_puertosantamariaEL CACAO PICO
Federico Pico había regresado de América y  cuenta con él como encargado para la Fábrica de Licores Pico que ya existía en Pozos Dulces y que se haría famosa por el Cacao Pico; recuerda Juan Antonio que el alambique estaba por la calle La Victoria.  Miguel Ferrer, el camarero de tantos años en la Cervecería Puerto que vivía en la calle San Juan, estuvo allí de aprendiz.

La fórmula del Cacao era conocida solo en parte, ya que la proporción de vainilla exacta solo la conocía el propietario que la volcaba en solitario y en secreto, para no descubrir lo que hacía singular su destilado.  Alcohol, agua, cacao de América del Sur que era tratado en infusión; a continuación era tostado con arena de playa puesta en un perol a la candela; luego se zarandeaba en un saco y se dejaba en una barrica cerrada sudando. Al finalizar el proceso se machacaba y se enviaba al alambique, destilándose en una proporción de 65%, o lo que es lo mismo obteniéndose un alcohol de Holandas.
cacaopico_puertosantamaria1Pero con la crisis de la escasez de materia prima la Destilería tiene que cerrar a principios de la década de 1940: «--Juan Antonio, aquí hay que achicar» recuerda perfectamente. La panadería de Ojeda y la eventualidad en Terry fue aliviando la maltrecha economía de Juan Antonio, como obrero, en la posguerra. Incluso llega a colocarse en La Otra Banda, en la Aserradora de Barcas, preparando tablillas para las cajas de pescado, o en la Aserradora de Pastor en la calle Misericordia. No podía pararse, no podía quedarse parado.

barciacaraballo_parque_puertosantamariaEn 1948 se casa coincidiendo con su entrada en Destilerías Morphy. En 1950 entra a formar parte de la plantilla eventual de Bodegas Cuvillo, donde estará nueve años entrando y saliendo en función de las necesidades de la faena bodeguera. Una equivocación del sindicato vertical hace que, en 1959, Juan Antonio y otros 20 compañeros alcancen el ansiado puesto fijo en dicha Bodega, disfrutando por primera vez, tras casi 30 años de vida laboral, de la tranquilidad de una continuidad, sin los sobresaltos del paro intermitente y la búsqueda del pluriempleo. Se jubila, gracias al Convenio de la Vid, con 60 años, en 1978. El cierre de Cuvillo por quiebra en 1985, sin embargo le jugaría una mala pasada ya que dejaron de pagarle, además, la parte proporcional del Montepío de San Ginés -que acabaría desapareciendo- y las aportaciones extraordinaria pactadas en convenio, correspondiente a la propia bodega.
Una vida azarosa, de lucha por un puesto de trabajo, en la que la fortaleza de Juan Antonio ha sido puesta a prueba con asiduidad. Pero nuestro protagonista es hoy un hombre feliz, con su mujer, con sus hijos y nietos provechosa y venturosamente situados en el mercado laboral e incluso alguno ya jubilado por enfermedad, como es el caso de su hijo Julio Barcia, tantos años de camarero en El Cafetín. (Juan Antonio y su mujer Josefa,  por el Parque Calderón en los años 40 del siglo pasado).

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NOTICIA DE PRENSA.
En el desaparecido diario “El Puerto Información” aparece la siguiente noticia -que ha llegado a nosotros sin fechar- firmada por S.D. en la que se puede leer: «UN PORTUENSE RECONOCE A SU PADRE EN UNA DE LAS ESTAMPAS DE EL PUERTO. Un portuense, que ya ha pasado la barrera de los ochenta años, Juan Antonio Barcia Caraballo, reconoció a su padre en una de las fotografías que este periódico edita en colaboración con Pryca El Paseo bajo el título “Estampas de El Puerto”, correspondientes a imágenes de primeros de siglo.

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La fotografía original que apareció en el periódico esquina de Luna y Larga, donde aparece el padre de Juan Antonio con el carro de los suministros.

El octogenario portuense comentó que el repartidor de gaseosa que apareció en la estampa número 4 se trata de Julio Barcia Nieto, quien trabajaba para la confitería La Campana de los herederos Pérez-Leiva, que se encontraba situada en plena calle Luna. La gaseosa se repartía entonces en las botellas de sifón.
La única foto. Julio Barcia falleció a los 51 años de edad, el 1 de noviembre de 1939. Su hijo carecía de fotos de éste debido a que su madre, antes de fallecer, solicitó a una de sus hijas que todas las fotografías del matrimonio «se las metiera en la caja [ataud], mira que cosas, y me quedé sin ninguna foto”, dijo Juan Antonio Barcia. No obstante, éste cuenta con una imagen igual a la publicada por este periódico, bastante deteriorada por el paso del tiempo y, probablemente, por todas las veces que ha sido cogida para mirarla.
barciacaraballo_matrimonio_puertosantamaria1Barcia recordó, con la estampa en la que aparecía su progenitor, algunas anécdotas familiares como el hecho de que “por la noche llegaba a casa cargado de ducles de la confitería y me contaba que cuando se levantaba por la mañana se encontraba toda mi cuna llena de mijitas de pasteles porque yo me levantaba por la noche y me los comía en la misma cuna».
(El matrimonio Barcia Caraballo-Bernal Márquez, en una imagen retrospectiva).

Muestro agradecimiento a Miguel Sánchez Lobato que ha restaurado tres fotografías de Barcia Caraballo.

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soledadpenamesa_01b_puertosantamariaSoledad Peña Mesa, conocida como Sole, nació el 22 de febrero de 1940 en la calle San Sebastián, 36, casa en la que vivió y parió a los siete hijos que tuvo con Ramón Espinosa Rodríguez, su marido ya felizmente jubilado, hasta que  hace 16 años decidieran irse a vivir al campo, por la Carretera de Sanlúcar, a Los Perales. Soledad es hija de Calixto Peña Gomez, matarife de cierto renombre en El Puerto al que le hacían encargos importantes en cuestiones de matanza de reses el cual,  en su senectud cuidaba de la huerta de los Jesuitas junto a la Plaza de Toros y de Dolores Mesa Ferrari. Es la sexta de siete hermanos: Joselete. ya fallecido, trabajador incansable y muy querido por sus compañeros del Ayuntamiento, Paco, el cual trabajó durante años  en la tienda y almacén de Joselito del Bar Jamón, en la calle Postigo esquina con Capillera, Calixto, Dolores, Milagros, Soledad y Juan. Su madre tenía un puesto de frutas y hortalizas en la calle Sierpes primero, luego en el Mercado de Abastos, con el número 102 y en su casa de la calle San Sebastián. Conserva una voz muy suave, la que quizás utilizara para arrullar a sus siete hijos en noches difíciles y duras vividas en el Barrio Alto de El Puerto, pero guarda un grato recuerdo del pasado. (En la fotografía, Soledad en la actualidad, el pasado verano de 2008).

soledadpenamesa_03_puertosantamariaLa fotografía de la izquierda está tomada en la boda del mayor de los varones de Soledad. Corría el año de 1994. De pie, de izquierda a derecha: Carmen, Dolores, nuestra Soledad, los novios Ramón y María Sánchez Ponce, el marido de Soledad también Ramón, y Manuela. Agachados, Juan, Calixto y Antonio. La mayor de Soledad está casada con Antonio Carbonell López, Secretario de la Cofradía de Pescadores y la segunda, Dolores, con Antonio Mancheño, de “los caballitos del Parque”. Una descendencia, una prole lo suficientemente amplia como para homenajear a la madre que los parió, en estos tiempos de familias mínimas. Tiene 14 soledadpenamesa_02_puertosantamaria1nietos: Vanesa, Lorena, Jesus, Jorge, Raquel, Mara, Tania, María, Beatriz, Roshan, Sheila, Ana, Irene y Alba.

Soledad recuerda que en la vecindad de las calles San Sebastián, Capillera, Postigo y en muchas casas de El Puerto se tejían mallas de seda para los brandys de las Bodegas de Fernando A. de Terry. Labor artesanal en tiempos de verdadera necesidad. Ella tejió muchísimas y las llevaba a la calle las Cruces, allí se las pesaban y tramitaban las cantidades acordadas. Recuerda nuestra protagonista que «en aquellos tiempos la convivencia era muy bonita en los patios de las casas de vecinos. Nos juntábamos grupos de muchachas y vivíamos un buen ambiente, mejor que el de ahora, donde las amigas competíamos a ver quien hacía mas en menor tiempo, sin bajar la calidad. Yo llegaba a hacer cuatro docenas diarias, y estaba deseando que llegara mi novio Ramón» -con el que lleva 49 años casada- «para que me ayudara a ensartar y a hacer los nudos de las mallas». (En la fotografía, una joven Soledad, en los tiempos en que hacía mallas para las Bodegas Fernando A. de Terry, con poco mas de 20 años).

mallasterry_01_puertosantamariaLAS MALLAS DE TERRY.
Antiguamente existía un medio para ayudar a ganar unas pesetas en las casas humildes en El Puerto que era hacer las mallas para las botellas de Brandy de las Bodegas Fernando A. de Terry. Esta ayuda económica facilitaba que las jóvenes no tuvieran que salir a trabajar en casa ajena como servicio doméstico. Así, las mallas se elaboraban manualmente en las casas y los patios de vecinos , ganándose así un dinero extra a la semana que servía de ayuda al jornal del cabeza de familia. Dicho sea de paso, la familia Terry Merello, propietaria de la firma bodeguera, también colaboraba ede sta forma con las familias porteñas creando empleo femenino y ayudando a la precaria economía de las familias de la época. De todos es sabido la 'línea social' de esta bodega la cual era un referente en el mundo de la vid, en su apogeo del siglo pasado. Cuando los sindicatos de otras bodegas reclamaban determinadas mejoras sociales, los empleados de Terry ya gozaban de lo que otros demandaban, desde hacía tiempo. (La ilustración corresponde a un anuncio en prensa escrita, donde aparece una señora realizando la labor de las mallas).

mallasterry_03_puertosantamariaLas mallas se realizaban con hilos de seda, una aguja lanzadera, un clavo que hacia la función de mallero y con la medida de un billete de tren de aquella epóca, ya que con él se podían tejer los nudos de los tres tamaños de botellas que entonces estaban en el mercado. El hilo se enganchaba en una anilla y ésta a su vez en el respaldo de una silla, para poder trabajarlo mas cómodamente. Una vez finalizada la faena, se llevaban a la casa familiar de las hermanas Terry, que vivían en la calle San Juan esquina con Cruces, y por una puerta de esa calle, ellas se encargaban, primero de entregarte la seda para las labores y de recibirlas después de elaboradas y probarlas en las botellas para asegurarse de que estaban realizadas correctamente. Había que entregar al peso, la misma cantidad en mallas, por una parte y cabos y pelusas, por otra, que la recibida en seda. Una vez hecha la comprobación entregaban un recibo por el importe total y, con este recibo, había que personarse las oficinas de Bodegas Terry, en la Plaza de los Jazmines, al final de la calle Cielos, a cobrarlo, siendo los días de cobro, los lunes. En la fotografía, las herramientas necesarias para la confección de las mallas: mallasterry_02_puertosantamariaclavo mallero, aguja lanzadera y un billete de tren antiguo, con las muescas señaladas para cada tio de malla. Por cierto que es un billete de 3ª clase, núm 04253, correspondiente a un trayecto de El Puerto de Santa María a San Fernando, que costó 4,50 pesetas. (Fotografía de las herramientas: Coral Piá Oviedo. La ilustración de la derecha corresponde a un cartel publicitario de Centenario Terry).

Aparte de los tres tamaños de botellas también existían mallas de diferentes colores:

  • Amarilla, para las botellas de brandy Centenario
  • Verde, para las botellas de brandy Competidor
  • Blancas para las botellas de brandy V.O.
  • Rojas y amarillas, para las botellas de brandy Terry I

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Un dato interesante a destacar es que cada color lo pagaban a un precio diferente a pesar de tener todas el mismo trabajo. El argumento era que cada brandy tenía un precio, así que si el brandy era barato, la malla también y si su precio era mayor, la malla se pagaba, igualmente, a un precio superior. Entre 1,50 y 2,50 pesetas, la docena. (Fotografía: un botellín de Centenario Terry).

Nuestro agradecimiento a Coral Piá Oviedo, por la información facilitada para confeccionar este artículo sobre las Mallas de Terry.

mallaEl año 1905 fue de una gran hambruna en nuestra Ciudad. Un buen día, doña Pepa Cuvillo, en su casa de la esquina de la calle San Juan, esquina Cruces, se dedicó por la mañana a confeccionar una malla de seda amarilla sobre una botella de coñac.  Al mediodía cuando su espeso don  Fernando de Terry Carreras llegó a comer, su esposa le mostró lo que había hecho.Él se entusiasmó al ver la botella y entre los dos decidieron que las botellas de coñac de su casa llevarían ese adorno y concluyeron que dándolo a confeccionar a las mujeres de El Puerto colaborarían a paliar la miseria que existía. Y así fue porque muchas familias se dedicaron a hacer mallas.

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jorgethuillierperez_puertosantamariaJorge Thuillier Pérez, porteño nacido en la calle Santo Domingo 28, desciende de una familia bodeguera de origen inglés que se estableció en nuestra Ciudad en 1840, al socaire del negocio de la crianza y exportación de vinos. Jorge, profesor de Instituto, anda muy vinculado a Sevilla, donde vive e imparte clases en el Instituto trianero G.A.Becquer, donde en la actualidad es Jefe de Estudios y profesor de lengua castellana, literatura y taller de Teatro. Licenciado en Filología Moderna, no pudo acabar la carrera en la facultad de Cádiz, como había prometido la administración académica de la época y en Sevilla terminó los cursos 3º y 4º. Allí conoce a los socialistas Rodríguez Ibarra, Paco Fuentes y a un brillante Alfonso Guerra, quien con dos carreras a sus espaldas y regentando la Librería Machado, era el único que se atrevía a mostrar su desacuerdo en las aulas con el profesor de turno, e incluso proponer temas de debate durante las horas de clase. Su otro compañero porteño, en Cádiz, Emilio Flor, consiguió la licenciatura en la Universidad de Salamanca. Durante 18 años ha compatibilizado la docencia a los más jóvenes con la formación al profesorado. Su vinculación con El Puerto es de amor odio, pues entiende que la Ciudad que lo vio nacer, y a la que vuelve con frecuencia, prefiere olvidar su pasado y dejar que duerma el sueño del olvido, “quizás por el nombre que, no por casualidad, tiene nuestro río”, afirma. Está casado con Victoria Nieto, hija de Manolo Nieto, el Jefe del Despacho Central de Renfe de siempre: la oficina que había frente al Parque Calderón. Tiene dos hijos: Sergio y Raul, rompiendo la tradición de los Jorges en la familia desde que el primer George Thuillier Burrow llegara a nuestra Ciudad al filo de la mitad del siglo XIX. (En la fotografía, Jorge Thuillier Pérez, en el catamarán sobre el río Guadalete -río del Olvido-).

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Jorge Thuillier, sentado a la izquierda, con los miembros del Departamento de Lengua Castellana y Literatura (hasta el curso pasado) del Instituto de Enseñanza Secundaria Gustavo Adolfo Becquer de Sevilla.

ATENEO DEL VINO.
Es presidente del Ateneo del Vino desde su fundación, en diciembre de 2002, cargo que dejará en próximas fechas y que tiene entre sus fines “Promover y defender el patrimonio cultural que representa el mundo del vino, en sus aspectos productivos, lúdicos, arquitectónicos, artísticos etc. e instar ante la sociedad en general y ante las instituciones y Autoridades en particular, cuantas peticiones, acciones o pronunciamientos fueran necesarios en orden a la defensa de la cultura del vino”.

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Campo de Guía: Río Guadalete, Palacio del Marqués de la Cañada. Ermita de Guía. Vista parcial del Plano de proyecto ubicación de unos cuarteles de entrenamiento militar, en los muladares de la Ciudad, que con el tiempo sería ocupado por el urbanismo bodeguero del XIX. (Ilustración del Archivo Militar de Segovia).

thuillier_quina2_puertosantamariaEl Ateneo del Vino alegaba ante el Plan General de Ordenación Municipal que «En general todo parece promover la desaparición del rastro de la actividad bodeguera en la zona de Campo de Guía, con la consiguiente perdida de identidad y valores, para la ciudad y la cultura del vino. En orden a que esto no suceda, ya que sería una perdida irreparable para la identidad colectiva, el desarrollo turístico y el patrimonio edificado, solicitamos sean tenidas en consideración una serie de alegaciones que realizamos y se establezcan las determinaciones urbanísticas que permitan la pervivencia de los edificios de bodegas con su volumetría actual y usos acordes con su interés arquitectónico, sin olvidar apuntar la responsabilidad moral que recae en los gestores de la ciudad que decidan borrar una huella de tanta raigambre e importancia.» Pero Jorge no es muy optimista ante la desgana generalizada con el mundo del vino y su cultura. «En El Puerto solo quedan francotiradores de la cultura que, individualmente, luchan por la supervivencia de nuestras señas de identidad.

georgethuillierburrowLOS THUILLIER EN EL PUERTO. GEORGE, EL FUNDADOR.
El tatarabuelo de Jorge, George Thuillier Burrow, había venido desde Exeter, Condado de Evon, Inglaterra, a mediados del siglo XIX, acaso dejando atrás una familia con la que no volvió a tener lazos, estableciéndose en El Puerto. La leyenda familiar, afirma que se instaló con su amante Ann Bradhaw y el primero de los hijos que tuvo con ésta, Lucía, para luego engendrar a otros vástagos ya en España: Adolfo, Augusto, Laura, Eduardo y Julia. No se sabe a ciencia cierta si compra una bodega fundada en 1840 o es el mismo George su creador en esa fecha. Manejaba negocios de movimientos de dinero y banca y el floreciente comercio de los frutos de la vid se presenta ante sus ojos. El caso es que, ya metido en el mundo de la vinatería y la exportación, se dedicó a hacer vinos de autor, siendo premiados sus caldos en los certámenes de Madrid , en 1857 y en París, en 1878. Sus restos mortales se enterraron en el Cementerio Inglés existente en la carretera de Jerez, situado donde hoy se encuentran los aparcamientos del Centro Comercial El Paseo. Inexplicablemente el Camposanto que servía de última morada a los emigrantes ingleses que no se convertían, fue destruido mediante un extraño acuerdo entre el Ayuntamiento y el Consulado Inglés, finalizando la década de los noventa del siglo pasado. El Cementerio Protestante y su demolición, darán para otro reportaje, en su momento. (En la imagen George Thuillier Burrow.  Foto: XXXXXXX y L. Hernandez. Ancha, 12. Cádiz).

edwardthuillier_logo2_puertosantamariaEDWARD THUILLIER BRADHAW.
La familia afirma desconocer por que razón, el bisabuelo de Jorge, Edward Thuillier Bradhaw, tercer hijo varón y quinto de los seis hermanos que formaron el núcleo familiar, fue el segundo Thuillier que gestionó los intereses bodegueros de la firma, ahora denominada Edward Thuillier. Aunque es bien cierto que también aparecen etiquetas del apellido familiar, con el nombre de Augusto Thuillier, posiblemente debida a una escisión de la firma, pero esa línea familiar no tiene continuidad. En los membretes de la empresa, tanto en español como en inglés, se deja constancia de la fecha del litografia_thuillier_puertosantamariaestablecimiento de la bodega: 1840 así como su vocación exportadora al mundo de habla inglesa. A los 29 años, ya casado, vivía en la calle Palacios, 59. Era una persona culta e instruida, que poseía una amplia biblioteca bilingüe, y que, además se dedicaba a la docencia: dirigía una Academia de Segunda Enseñanza, aficionado  a la pintura y a pintar... era todo un humanista. A su muerte en 1903, deja en herencia los siguientes bienes: Vivienda y Casco de Bodega de 1320 metros en calle Zarza, 4. Hacienda, tierra y viñas en el Pago Rincones de Jerez de seis y tres cuartos de aranzada. Otra finca rústica de tierras y arboleda de nueve aranzadas en el Pago de La Laja y, nótese el apunte, el Palco thuillier2_puertosantamaria1Núm. 6 del Teatro Principal.
Un aspecto interesante de las familias vinateras de procedencia inglesa en el marco de Jerez era la consanguinidad entre los matrimonios. Esta endogamia hacía que se casaran entre ellos varias generaciones cruzando los apellidos de modos que todos continúan formando una gran familia: Osborne, Terry, Domecq, Gordon, ... Como afirma Mariano Arnal: «La razón de ser de todo sistema endogámico es defender la homogeneidad de un grupo, de manera que éste se mantenga siempre igual a sí mismo y perfectamente diferenciable de todos los demás. La unidad del clan es la razón suprema.» Pues bien, en la familia Thuillier tenemos un caso de endogamia: Edwar Thuillier  Bradhaw y su hermana Julia casaran ajuliathuillierbradhaw_puertosantamaria sendos hijos suyos, primos hermanos entre sí. (Ilustraciones: Papel de Cartas de Edward Thuillir. Negativo en piedra para imprenta de etiqueta de Augusto Thuhillier. Etiqueta Generica. En la ilustración a color, Julia Thuillier Bradhaw).

jorgethuillierjuliapina_puertosantamariaJORGE THUILLIER SOLARES
Así, el hijo de Edward, Jorge Thuillier Solares, se casará con la hija de Julia y del abogado y comandante retirado de origen portugués, Hilario de Pina Sousa, Julia Pina Thuillier. El matrimonio entre primos está hecho, siendo éstos los abuelos paternos de nuestro protagonista, el actual Jorge. Los negocios no le fueron bien al tercer Thuillier quien, antes de la Guerra Incivil invierte gran parte de su fortuna en Bonos de la República. Está claro que se equivocó y tuvo que liquidar el negocio -pero no la marca, que sigue siendo de sus herederos- y diversas propiedades, marchando a Madrid con sus hijos. Regresó, luego de vivir tres años en la capital de España y se instaló de nuevo en la casa familiar, un edificio del siglo XVII, que comprara su padre, Edward, en la calle Santo Domingo, 28, esquina con San Bartolomé, adquirida a los Dominicos, --anteriores propietarios del inmueble  hasta la Desamortización de Mendizábal-- esquina por frente al Convento de Santo Domingo hoy Instituto de Enseñanza Secundaria. (En la fotografía, el matrimonio formado por Jorge Thuillier Solares y Julia Pina Thuillier, en la cancela de la Casa Familiar, en Santo Domingo, 28, antiguo 18).

jorgethuillieryrosarioperez_puertosantamariaJORGE THUILLIER PINA.
Llegamos al cuarto Thuiller, ya fuera del negocio familiar de los Vinos y la Exportación: Jorge Thuillier Pina. Ejerció la profesión de maestro, había sido habilitado con el Magisterio Express después de la guerra -realmente el magisterio no fue su vocación- primero en el Hospitalito y al final de su vida laboral. En medio estuvo prestando sus servicios profesionales en la administración de la Metalúrgica de Miguel Castro, fábrica que se dedicaba a la fabricación de chapas para botellas, latas para conservas, y otros envases. Jorge, el padre de nuestro Jorge actual, conoció a su mujer Rosario Pérez Prieto menor que él en nueve años, durante unas vacaciones de ésta en El Puerto, pues es thuillier_losgallos_puertosantamarianatural de Sevilla. Tras un largo noviazgo de 10 años se casó en 1951. Tuvieron cuatro hijos, tres de los cuales se dedican a la enseñanza -precisamente la profesión que no era la ilusión de su padre-, Jorge, que es Jefe de Estudios en el Instituto G.A.Becquer de Sevilla, Milagros, profesora en el Colegio Grazalema, Javier es especialista de la Armada en la reserva y Apoderado en Cádiz de Osuna, y Macarena, Directora del Colegio de Las Nieves. Hoy su botella_thuillier_puertosantamaria1viuda, Rosario, tiene 80 años, y vive con su hija Milagros en la casa familiar de la calle Santo Domingo, a la que su marido, en vida, le hizo un remozado y resanado de fachada para deleite de los viandantes. Un hijo de Javier, de nombre Jorge, es el sexto Thuillier que lleva este a modo de gentilicio desde que el apellido inglés se instalara, por primera vez, en las calles, tierras y bodegas de El Puerto de Santa María. (En la fotografía, Jorge Thuillier y Rosario Pérez, a principio de la década de 1950 del siglo pasado).

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Desde el solar del que sería Colegio La Salle, se pueden contemplar diversos cascos de bodegas e incluso en medio de los dos, el arranque de la calle Zarza donde, en el número 4, la familia Thuillier tenía una nave de crianza. Posiblemente el actual casco de bodega que alberga en su interior a la firma Avila Fornells, junto a la Barriada José Antonio, fuera la bodega familiar.

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Casa familiar de los Thuillier, en Santo Domingo 28. Lo que se considera inexplicable es que, en un edificio catalogado, dentro del Casto Histórico, protegido por la Ley del Patrimonio Histórico Andaluz, tenga tantas agresiones -visibles-, en su doble fachada: hasta seis discos de tráfico, pegados a la pared entre prohibiciones, stop, y reserva de espacio para la Fundación Alberti y carga y descarga; amén de cableados de fachada: telefónica, alumbrado público, alumbrado general. Del cajetín de telefónica, el anuncio fluorescente y el aparato de aire acondicionado no vamos a decir nada. ¡Y don Jorge Thuilier Pina se gastó unas perras en darle prestancia a la fachada!

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Juan Carlos de Terry Muñoz es un porteño aficionado a la música que vive en Filipinas desde el año 1999, en compañía de su mujer y de sus dos hijos Luis y Elena, concretamente en Makati, Pasong Tamo Extension, el corazón financiero y comercial de Manila.  Allí montó una tienda de productos de gourmet: Terry Selections, y posteriormente, en la primera planta del inmueble un restaurante de comida española: Terry’s.  (Foto: Tonette Jacinto).

etiquetacyjdterry_puertosantamaria1Pero vayamos un poco atrás en el tiempo. Juan Carlos es hijo de Francisco Javier de Terry y del Cuvillo y de María del Carmen Muñoz Ávila. La Bodega familiar “Carlos y Javier de Terry,  501” se había vendido y Juan Carlos quería empezar de nuevo y llevar a su familia a un país que mantuviera ideas conservadoras, ideas que empiezan a desdibujarse en la España del triunfo socialista de 1982. Ese año, Juan Carlos fue contratado como Director General de “Bobadilla 103” para México. Y en ese país permaneció durante 17 años. Fue la cabeza y el enólogo de la compañía vinatera jerezana en México hasta que, en 1987 funda su propia compañía de importación y distribución de vinos y alimentos, hasta que en 1999 decide irse a la tierra de su mujer: Filipinas. Una historia de amor entre nuestro paisano y una asiática descendiente de europeos, que da como resultado la presencia de estos porteños en la en otros tiempos colonia española.  Juan Carlos conoce a su mujer -filipina- en la Feria de Sevilla y se enamoró perdidamente de ella. Su nombre es Mari García y es descendiente de suizos, italianos y españoles. Se casaron en El Puerto en una boda con estética Filipina fusionada con elementos españoles tradicionales. ¿O quizás habría que escribir “pilipina”?, y es que en aquel país no se pronuncia la letra F. (Ilustración: Etiqueta de Vino. Colección J.M.M.)

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En su juventud, Juan Carlos es fotografiado en el Parque de Ruiz Calderón, con unos amigos, con apenas 20 años. De pie, de izquierda a derecha: Benito Gago García, Fernando Arjona González, Agustín Merello del Cuvillo, Juan Flores Vencelá,  Álvaro Osborne Tosar, Fernando León García, Agustín Peralta, Tosar Antonio Ortega Rojas, Rafael de los Santos Márquez. Agachados, de izquierda a derecha: Juan Carlos de Terry Muñoz, Fernando Bootello Reyes, Enrique Esteban Poullet, Vicente González Lechuga, José Ignacio González Lechuga, José Esteban Poullet, Luis Osborne Tosar. (Foto Colección J.M.M.)

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Juan Carlos, gran amante de la música, fue el primer presidente que tuvo el Orfeón Portuense -el presidente fundador- entre los años 1980 y 81. Su gusto por la música, su afición a tocar el piano, la sigue practicando en el restaurante de Manila, donde tiene un piano de pared con el que deleita a propios y visitantes. En la fotografía, Juan Carlos de Terry, interpretando una pieza musical en el Restaurante Español “Terry Selections”. (Foto J.L. Benítez).

brandy103bobadillaEn México, tras su paso por Bodegas Bobadilla 103,  Juan Carlos creó una empresa FRUTERRY, con una gama muy extensa de productos en conserva, tanto españoles como mejicanos, de alta selección. Además crea muchas marcas de vinos con objeto de crear una distribución muy segmentada: Viña Andina, en Chile, Blue Rhin y Golden Rhin (vinos alemanes). Pero la situación económica en Méjico fue tal que las mafias se dedicaron al secuestro y la extorsión, teniendo como objetivos a las familias españolas que estaban en el mundo del vino. Dos amigos de Juan Carlos fueron secuestrados y a sus familias les mandaban partes de su cuerpo parra meterles miedo. Una oreja era lo mas frecuente. Al hijo de Juan Carlos, Luis lo atracaron en dos ocasiones y sufrió un mini-secuestro en taxi, el método más común: el cliente se montaba en el taxi y en el primer semáforo en rojo se subían los atracadores. Su madre padeció igualmente dos atracos a punta de pistola. Juan Carlos ante la situación, decide dejar Mexico D.F. tras 17 años de vida empresarial y se traslada al país de su mujer: Filipinas, en 1999.

terrys_manila_puertosantamariaEn el año 2000 abre la primera tienda en Manila de productos de Gourmet: Terry Selections, que ya cuenta con tres sucursales, la última abierta en septiembre pasado. La intención era que tuviera solo lo mejor escogido por Juan Carlos, un poco como extender su despensa a nivel público. Se podría decir que una manera de abrir su casa a amigos cercanos y, después, a clientes. Unos años después y un poco por casualidad, se abre el restaurante. Los clientes que iban a la tienda pedían que les hicieran “sandwiches gourmet”. Al tener que dedicar al grueso del personal a preparar esos emparedados, tal era la demanda, decidió abrir un espacio en el segundo piso para tener mesas donde sentar al cliente, y de ahí el restaurante Terry’s.

juancarlosdeterrymunoz_3_puertosantamariaAl restaurante “No traigo» --afirma-- «un producto que no se haya probado en su lugar de procedencia sin darle el pasaporte. Por ejemplo, Arte Oliva es el único aceite que está envasado como debe ser, en tetra pack, que protege de los rayos ultravioletas. El envase tiene cinco capas que mantiene el líquido a la temperatura adecuada. Dentro de 10 años será igual, tendrá las mismas propiedades”. Es muy interesante la fusión con los productos filipinos: “Tienen una especie de besugo al que llaman besugo, en español, y lenguados, pargos, galeras, chicas y grandes, impresionantes las de Palawan (una isla para perderse a conciencia …), y cangrejos de tierra que se alimentan de los cocos, los rompen y extraen su jugo”. Aparte de las mejores recetas españolas, Juan Carlos presume de superar el mejor Tocino de Cielo de la región; además se hacen las Poleás típicas de El Puerto.  Han servido, también, Ajo Caliente y Salmorejo. Y toda la ristra de platos nacionales de primer nivel: Croquetas, Tortillas, Rabo de Toro, Fabada Asturiana, Cocido Madrileño, Menudo, Paella Negra de Mariscos... Es interesante recordar que Juan Carlos es hermano de la desaparecida María Auxiliadora Terry, gastrónoma local, experta en temas de Thermomix, autora de varios libros de la máquina, y directora que fue de la Escuela de Cocina 'El Anafe'. (Foto: J.L.B.)

terry-selectionsAyudado por su familia, trabajando en el próximo proyecto, ya en marcha, “el mejor restaurante español en el extranjero, en la Bahía de Hong Kong”, afirma convencido. En un próximo artículo hablaremos de sus hijos Luis y Elena, muy afincados en el Filipinas, --e incluso con parejas en aquel país-- pero que no olvidan El Puerto, sus rincones y amistades, al que regresan siempre que pueden.

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Terry Selection
The Podium. Lower Ground Floor, 18 ADB Ave.
Ortigas Center, Mandaluyong City
MANILA. Filipinas.

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etiquetasvinosHoy en día, cuando la actividad marítima es escasa, ocurre otro tanto con las bodegas: mientras que asistimos expectantes al reflotamiento de pequeños negocios familiares vitivinícolas, a fuerza del tesón de sus emprendedores: Gutierrez Colosía, Grant, Obregón, que junto con Osborne, Caballero, Terry y 501 son lás únicas siete bodegas que quedan a principio del siglo XXI, frente a las mas de setenta empresas dedicadas a la vitinicultura, entre cosecheros, almacenistas y exportadores en el siglo XIX: Thuillier, Campbell, Harmony, Southard, Burdon, Duff Gordon, José de la Cuesta, Gaztelu, Grant,  Lobo, F. Morillo, Jiménez, Marqués de Comillas, Osborne, Santarelli, Terry, Tosar,  Pico, Piury, Quijano, Varela…

Algunas bodegas y marcas de éstas siguen existiendo en la actualidad, otras desaparecieron hace años en la absorción de una bodega por otra, o en la liquidación de las mismas. Fijadas en forma de etiquetas de vinos, brandies y licores, aquellos productos permanecen en nuestra memoria colectiva.

Les invitamos a que conozcan algunas etiquetas antiguas, extrañas y raras de vinos criados y ensolerados en las bodegas de El Puerto de Santa María o destilados en sus alambiques, y que tanto trabajo dieron a sus habitantes, pulsando aquí.

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semaalvarezpasaje_puertosantamariaEn el Más Allá habían necesitado del concurso de un Relaciones Públicas, José Manuel -Sema- Álvarez Pasaje, para cubrir la difícil plaza de llevar la tolerancia, las buenas maneras, el saber hacer, ante tal concentración de gentes, ideas y culturas, como Allá se encuentran. Lo necesitaban, precisamente, en unas fechas en las que los de aquí, por costumbre, por tradición, por fiesta y celebración, nos reunimos en torno a la familia a rememorar acontecimientos que vienen a inspirar paz y buena voluntad. Era a finales del año 2002.

La verdad es que, como casi siempre, estas cosas nos dejan descolocados. Un hombre joven nos era hurtado antes de tiempo. No nos han dejado seguir compartiéndole por Navidad en la Zambomba de Turismo; en otra edición de FITUR en Madrid; en la Feria de Jerez, en la Caseta de Domeqc; en El Puerto, en su sagrada Feria de siempre; en el Carrefour, intercambiando confidencias y chascarrillos presididos por el fino humor de la tierra de su paisano Muñoz Seca; o en cualquier momento del año, su amistad, su saber hacer profesional, su humanidad. Nos dejaba sin el consuelo de su compañía.

In the Afterlife they needed the help of a PR, José Manuel -Sema- Álvarez Pasaje, to cover the difficult post of being tolerant, well mannered, and having the necessary know-how in the face of such a great number of people, ideas and cultures found in the Afterlife. They needed it, to be precise, at a time at which those from around these parts, usually, traditionally, at each fiesta and celebration, join their families to recall events that inspire peace and good will.?The truth is that, as almost always, these things distress us. A young man was stolen from us before time. They’ve let us carry on sharing him at Christmas in the Carol Concert organised by the Tourism Department of El Puerto; in another years’s FITUR (International Tourism Trade Fair) in Madrid; in the Feria de Jerez, in the Domeqc tent; in El Puerto, in his sacred Feria; in Carrefour, exchanging secrets and funny stories presided by his subtle sense of humour from the his compatriot Muñoz Seca’s homeland. Or, simply, at any time of year, his friendship, his professional know-how, his benevolence; he left us without the comfort his company brought.

Un hombre que vivió desde pequeño el mundo del turismo, a partir del negocio de hostelería de su casa, por tradición y vocación. Que lo continuó, estudiando la diplomatura de Técnico de Empresas y Actividades Turísticas, lo que le propició trabajar en empresas pioneras del sector en la zona, como el Casino Bahía de Cádiz, donde alcanzó diversos cometidos profesionales; o en su último empleo en el que era muy querido y apreciado, como Jefe de Relaciones Públicas de Domecq, con responsabilidades también en El Puerto, en las Bodegas Terry.
La forma de vivir de José Manuel, de Sema, a partir de finales de diciembre de 2002, fecha en la que nos dejó, es en el recuerdo a su amistad, en el recuerdo de sus golpes de afecto, en el recuerdo de su disponibilidad para todo y para todos. Hoy su familia, su mujer, sus hijos saben que Sema ha dejado marcada una trascendente impronta en el corazón de quienes con él se relacionaron por amistad o profesión. Ahí también vive para siempre este Relaciones Públicas del Mas Allá. Ahí lo encontramos todos cuando,  brindemos con una copa de Fino por su historia, por nuestra historia con él vivida. Es imposible que no permanezca entre nosotros.

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Fotografía tomada en el Stand/Puesto de El Puerto de Santa María en FITUR (Feria Internacional de Turismo) celebrada en Madrid a finales de 2001. Con una copa de vino fino de El Puerto -en esta ocasión Fino Quinta- ofrecida por la técnico de la Delegación Municipal de Turismo, Carmen Jiménez Doello.

ENTREVISTA.
Las relaciones, ¿cuándo se deben hacer públicas, y cuando deben dejar de serlo?. --En mi opinión, solo en el ámbito íntimo de la familia y de los amigos, un profesional de las relaciones públicas guarda su  profesión en el armario.
Hablando de estereotipos, ¿es necesario un terno azul y fijador en el pelo para trabajar de Jefe de Relaciones Públicas en una Bodega de Jerez? --En absoluto, ¿por qué?.  ¿Hay alguna empresa seria que contrate ‘estereotipos’?.  Esto es muy serio, señores.
El tramo de autovía El Puerto-Jerez, para usted es... --Como el pasillo de mi casa.
¿Cómo bebe usted el Vino Fino? --Muy frío, y siempre acompañado. La Ina, por supuesto.
¿Qué dedicatoria le gustaría dejar escrita en la Bota de sus sueños?. --“Gracias, Vino y Brandy de Jerez. Ha merecido la pena compartir con vosotros todo este tiempo”.
¿Se pone el sol en los territorio de Domecq? --Pues la verdad, ahora que lo dice, no.
Los caballos cartujanos de Terry, ¿algo más que un símbolo? --Son una verdadera maravilla, un orgullo para la bodega y para nosotros los portuenses.
¿Con que faena bodeguera cambiaría, por unas horas su puesto de RR.PP? --Con cualquiera. Solo por unas horas, por eso de “zapatero a tus zapatos”.
En la viña, ¿se ve despejado el horizonte de nuestros vinos?. --En la viña, los espacios son muy abiertos y el horizonte casi infinito.
Dígame usted tres usos para los cascos de bodegas en el siglo XXI, además de catedrales del vino. --Catedrales del Brandy de Jerez, catedrales de la vitivinicultura, catedrales de la enología. (Diario de Cádiz, mayo 2000).

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Fotografía tomada el 21 de noviembre de 2000, en Bodegas Terry. De izquierda a derecha, la guía de la bodega; Lely de la Torre Cerdá, Jefa de Sección de la Delegación Municipal de Turismo; Javier Maldonado Rosso, Director del Centro Municipal de Patrimonio Histórico; Rosalía González Rodríguez, Directora del Museo Arqueológico de Jerez; José Manuel Alvarez Pasaje, Jefe de RR.PP. de Bodegas Domecq y Terry; Mercedes García Pazos, Técnico del Centro de Patrimonio Histórico; José María Morillo Sánchez, Jefe del Servicio de Turismo; Santiago Mesa Díaz, Técnico de Turismo; José Ignacio Delgado Poullet, Técnico del Centro de Patrimonio Histórico y Beltrán Domecq Williams, Director del Área de RR.PP del Grupo Domecq.

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