Gabriel Argumosa Trueba es un médico traumatólogo residente en Cantabria, miembro de diferentes corporaciones enogastronómicas, y un gran amante de nuestra tierra, que visita con asiduidad. Mantiene un blog gastronómico ‘Con Sincio’ --frase cántabra que significa ‘con muchas ganas’--, de donde extraemos un interesante artículo, que amablemente nos autoriza a publicar en Gente del Puerto, dedicado a los montañeses, chicucos o jándalos. / En la imagen de la izquierda, el Dr. Argumosa.
EMIGRANTES SUR A NORTE/NORTE SUR.
En estos momentos, cada día observamos escenas dramáticas de emigrantes en sentido Sur a Norte, tratando de escapar de las miserias del continente africano. Hace unos cuantos años, en la mitad del Siglo XX, fue desde nuestro país al centro de Europa, y en el Siglo XVIII-XIX y principios del XX, fue en sentido contrario, donde las gente del Norte de nuestro país, buscaban fortuna en América o en Andalucía. Es muy frecuente “el trasvase” de ciudadanos de una provincia vecina a otras “con mayor movimiento”, por poner dos ejemplos, los sorianos a Zaragoza o los ciudadanos de Cuenca a Valencia, pero al otro extremo de la península, como son los cántabros, entonces llamados montañeses, a Cádiz y Sevilla, es algo distinto y especial, que en mi criterio se merece una explicación.
HISTORIA.
Si se mira en el diccionario de la RAE: Jándalo. 2. m. Cantb. Persona que ha emigrado a Andalucía y regresa a su tierra.
El diccionario de la Real Academia Española recoge que el jándalo es todo aquel que emigra a Andalucía desde otras regiones y vuelve a su tierra con la pronunciación y los hábitos de los andaluces. Dicho término deriva de la aspiración de la A de Andalucía y lo portan cántabros que se marcharon a Cádiz o Sevilla, a buscarse un futuro mejor
Ya el fenómeno migratorio comenzó a raíz de la Reconquista [El Puerto de Santa María fue repoblado, entre otros, por cántabros, tras otorgarle Alfonso X ‘el Sabio’ la Carta Puebla], que tuvo sus cifras más relevantes en el siglo XIX, del que hay numerosos testimonios y del que aún quedan protagonistas en primera persona y, sobre todo muchos descendientes.

A la izquierda, portada de Ultramarinos La Giralda, en la década de 1940 del siglo pasado. /Foto: Colección Vicente González Lechuga.
La conquista de América convirtió a ciudades como Sevilla y Cádiz en la puerta al Nuevo Continente, en un foco de riqueza emergente, de comercio y de transacciones de todo tipo. El Norte de la Península por contra, padecía una crisis de subsistencia global, sobre todo en el medio rural. No había salidas y sus gentes no tenían nada que perder lanzándose al éxodo.
En el destino, en Andalucía, se necesitaba mano de obra y los inmigrantes del norte eran bien valorados. Al principio “iban analfabetos”, luego les avisaban que era necesario que supiesen leer, escribir y de números. Ganaron peso entonces las Escuelas de Comercio y la emigración empezó a ser más estructural. No fue hasta mitad del siglo XIX cuando surgió el término "jándalo", una acepción fonética que identifica al montañés "andaluz" y que imita la forma de pronunciar la palabra por los nativos de esa zona.

Ultramarinos La Argentina, en una imagen de 1910.
EFECTO LLAMADA.
A finales del siglo XVIII, y a raíz del éxito social y económico de algunos emigrantes, se produjo un "efecto llamada". Los que habían triunfado eran un ejemplo a imitar y estos a su vez, preferían a una persona de su pueblo para el servicio doméstico, por ejemplo. Se formaron "cadenas", unos propiciaban la llegada de otros conocidos o familiares, al tiempo que se afianzaba la especialización comercial de los montañeses. Por un lado, al frente de tiendas de ultramarinos; por otro, en las denominadas "tiendas de montañés", que eran lo que entendemos como bodegas-bares.
Hay pueblos enteros de jándalos, como Ruiseñada, en las proximidades de Comillas... Y como Ruiloba… Los jándalos han impreso su carácter en estos pueblos. Viene luego la gran región formada por los Valles de Val de San Vicente, Valdáliga (la Giralda en El Puerto) de Caviedes, Cabuérniga y Reocín, verdadera cuna del vandalismo. La zona de Toranzo (La Flor de Toranzo en Sevilla, Casa Manteca en Cádiz, que proviene de Selaya, zona cercana) es otro enclave del jandalismo.
Algo que los jándalos desarrollaron los siglos XIX y XX fue la conciencia de grupo, hasta el punto de convertirse en sus respectivas zonas en grupos de presión influyentes, incluso a nivel político. «Estaban bien organizados, en gremios o hermandades. Con la creación de los partidos políticos en el siglo XIX”, estos buscaron su apoyo, lo que se plasmó en que numerosos montañeses promocionasen al cargo de concejal o de alcalde. Llegaron incluso a tener mayorías y la reminiscencia de aquella situación es la alcaldesa de Cádiz desde 1995, Teófila Martínez. /En la imagen de la izquierda, Santiago Cobo y Teófila Martínez, en una de las pocas imágenes públicas de ambos.
De hecho, el portuense grupo hotelero ‘Los Jándalos’ que administra el santanderino Santiago Cobo –esposo de la también cántabra Teófila Martínez, alcaldesa de Cádiz y ex concejala de El Puerto--, es un homenaje a los hombres de su patria chica que han emigrado a estas tierras, también conocidos en El Puerto como montañeses y que, en la actualidad, conforman una importante colonia desde el repoblamiento de Alfonso X ‘El Sabio’.

Alfonso Ruiz Fernández, en la trastienda de Ultramarinos la Giralda. /Foto: El Arriate.
LOS CHICUCOS, LOS CHINOS DE HACE 100 AÑOS.
Hace unas semanas, Alfonso de La Giralda en El Puerto de Santa María, me dijo: “--Nuestros antepasados eran los chinos de ahora”.
Con trece o catorce años los jóvenes montañeses llegaban a Cádiz, Jerez y El Puerto de Santa María con lo puesto, dispuestos a trabajar y aprender el oficio en la tienda de un familiar o vecino, previo acuerdo entre éste y su padre. De esta forma no tenían solo una boca menos que alimentar sino que además aseguraban el porvenir de sus hijos. Aquellos niños fueron conocidos en tierras gaditanas como “chicucos”, término que les acompañaría el resto de sus vidas.
Los chicucos (conocidos como jándalos cuando con el paso del tiempo regresan a su tierra) se hicieron dueños de la mayoría de ultramarinos de la zona y en épocas difíciles, como en la posguerra, supieron fiar en las tiendas. Es más, aún a día de hoy, y a pesar de que desde los años sesenta no llega ningún chicuco a la provincia de Cádiz, los gaditanos siguen utilizando la expresión “voy al chicuco” para referirse a “hacer la compra”.

Las costumbres y los juegos, también vinieron de Cantabria: Bolera del Corribolo, hoy desaparecida, frente al aparcamiento de Pozos Dulces /Foto: Antonio Gil de Reboleño Insua.
Los chicucos que se vinieron a trabajar a Andalucía con pantalón corto, se pasaron la vida detrás del mostrador del almacén de ultramarinos o una tienda de comestibles, durmieron debajo de ese mismo mostrador sin quitarse el baby de curro rodillo y ahorraron y cuando tuviera un dinero se establecieron como comerciantes, con tiendas que pregonaban poemático su nombres en recuerdo de su tierra: el Valle del Pas, la Flor de Toranzo. Veamos algunos ejemplos.

Legumbres de calidad de La Giralda: los garbanzos los recomienda el Dr. Argumosa como un potente inhibido de la depresión. El garbanzo contiene gran cantidad de triptófano, un aminoácido precursor de la serotonina, neurotransmisor que produce sensación de bienestar y actúa como tranquilizante para mejorar la calidad del sueño e inducir al descanso. La carencia de este elemento produce ansiedad y depresión. O lo que viene a ser lo mismo: 'Menos hamburguesas y mas garbanzos'.
ULTRAMARINOS LA GIRALDA.
El establecimiento data del siglo XIX. En 1912 lo coge Antonio Ruiz de la Canal, nacido en Caviedes (podemos recordar Casa Cofiño), montañés, como manda la tradición de estos establecimientos, muchos de ellos regentados todavía por familiares, en este caso sus nietos Alfonso y Angelita, que cuando le dices que eres de la Montaña, sus ojos brillan de forma especial.
Una de las pocas tiendas de ultramarinos que perviven en la provincia y además conservando su mobiliario y su personalidad, una verdadera joya de arquitectura comercial en el centro de El Puerto de Santa María. Tienen un gran surtido de productos y están especializados en cosas como el bacalao salado que traen de Islandia. Tienen también sobaos pasiegos o quesada (directamente desde Casa El Macho en Selaya) y un gran surtido de conservas, chacinas y quesos (muy buen Payoyo, de lo que doy fe), además de una amplia sección de vinos con importante presencia de jereces y vinos de la zona. Otra actividad curiosa que realizan es que siguen tostando café. Junto al despacho tienen un pequeño reservado donde sirven chacinas y conservas con vino.
En épocas pretéritas de penuria económica, como la posguerra, supieron fiar en las tiendas. Los clientes llevaban lo necesario cada mañana y, a final de mes, liquidaban lo prestado. No se quedaba ninguna casa sin comer. Por eso los porteños, a los montañeses nos aprecian bastante.

3 generaciones de Vicente Sordo en el Bar Vicente.
Muchos establecimientos de estas características han ido desapareciendo, bien porque no llegan nuevas generaciones de chicucos procedentes de la tierruca, bien porque los hijos de éstos se independizan de la esclava profesión del mostrador. El caso es que ya quedan como reliquias en el tiempo, frente a la globalización y las grandes superficies.

El Bar Vicente, con una publicidad, entre otras, de Anis y Coñac 'Flor de Valdáliga', de los Gil de Reboleño.
BAR VICENTE ‘LOS PEPES’.
Francisco Sordo Rubín, Natural de Camijanes, llegó a El Puerto de Santa María en septiembre de 1937, cuando tenía 15 años, para trabajar con su hermano Maximino, que días antes de estallar la Guerra Civil se había hecho cargo de El Resbaladero, en 1950 lo tomó Vicente Sordo.
El local mantiene el sabor de siempre, apenas modificado desde los años 20. Detrás del mostrador, hay de todo, como en botica: los anaqueles, cuadros y reclamos publicitarios de detrás del mostrador. Un cartel de Toros con el Niño del Matadero, otro con Paquirri; fotos de José de los Reyes, ‘El Negro’ y ‘Carrurra’, un espejo de ‘Coñac’ Decano, de Caballero; botellas antiguas de vinos de Osborne, un escudo del Cádiz, un cuadro de la vecina Casa de los Leones,…
Allí sigue Vicente y su hijo, como no Vicente también, que podíamos llamar Vicente II (con sentimiento montañés aún) y III. Al abuelo Vicente le he conocido, pero ya desgraciadamente fallecido. Podíamos añadir en el mismo Puerto de Santa María, a ultramarinos Diana, bar Santa María o a Casa Paco Ceballos, entre otros....
BODEGAS OBREGÓN.
A esta actividad de comercio minorista hay que sumar otra paralela en las bodegas. Los montañeses entraban a trabajar en ellas, algunos como capataces, y pronto fueron valorados porque tenían buen gusto para catar el vino. Con el paso del tiempo, acabaron quedándose con algunas bodegas en las zonas de Jerez, Chiclana, El Puerto de Santa María, donde todavía hay testimonios destacados del papel que allí jugaron los montañeses.
En Jerez de la Frontera, bodega Vinícola Soto, fundada en 1780. En Sanlúcar de Barrameda, Herederos de Argüeso fundada en 1822, o en El Puerto de Santa María, bodegas Obregón, fundada en 1935, funcionando actualmente en El Puerto de Santa María, fundada por J L González Obregón, en la calle la Zarza, con su fino La Draga. Y funcionando al menudeo a día de hoy, en el centro del Puerto de Santa María..
Legado y unión de dos zonas tan distantes en la geografía nacional, pero que siguen unidas por recuerdos y costumbres, por ejemplo se sigue jugando al bolo palma, juego tradicional de Cantabria, en Santoña tienen como patrona a la Virgen Santa María del Puerto el día 8 de septiembre y la patrona de El Puerto de Santa María es el 8 de septiembre. /Texto: Gabriel Argumosa Trueba.


“--La mirada del torero, los compañeros que tenía, la bandera franquista de fondo… Tenía un punto cómico-trágico-esperpéntico que me dejó como poco sorprendido. Sobre todo teniendo en cuenta que la fotografía solo tenía 3 o 4 años. Estuve varios días pensando en esta fotografía hasta que decidí que sería una buena idea hacer un trabajo documental acerca del torero y sus compañeros. No sabía realmente casi nada de él pero estaba seguro que la aventura merecería la pena”. Tomó esta decisión a comienzos de verano de 2011.
Primo Díaz Campos nació el 26 de diciembre de 1935 en El Puerto de Santa María. Su abuelo con el mismo nombre: Primo Díaz, dueño del restaurante El Resbaladero en 1929, fue asesinado por Francisco García Rico, Paco ‘el Sabonés’ en posesión de Real Patente de Navegación otorgada por Alfonso XIII, de cuyo suceso se hicieron eco la Revista Portuense y Diario de Cádiz, conocido como el ‘Crimén del Sabonés’ 

Nuestro protagonista seguía las noticias de nuestro país a través del periódico ‘España’ publicado en Tánger. Para el escritor Jesús María Serrano aquello suponía una gran paradoja: “Un periódico que se crea para enaltecer al ejército vencedor y al régimen franquista, se convierte en referente para los republicanos andaluces españoles”. En breve publicaremos una reseña sobre el citado periódico y sus seguidores en El Puerto, obra de Serrano.

NOVILLERO.



En febrero de 1890 es promovido al grado de teniente de Navío. Una Real Orden de fecha 11 de abril de 1893 lo destina a Filipinas y se encarga de los Guardias Marinas que prestan servicios en las Escuadras de Instrucción destinados en dicho Apostadero. Meses después es nombrado comandante del “Albany”, cesando en marzo de 1894 para coger el mando del cañonero “Paraguay”. Y es en esta lejana colonia, sumergida en la guerra por su independencia, donde iniciaría el tramo más brillante de su carrera profesional. Allí obtiene tres condecoraciones casi seguidas: en julio de 1897, la Cruz de 1ª Clase al Mérito Militar, con distintivo rojo, por las operaciones de Mindanao; en noviembre de ese mismo año la Cruz de 1ª Clase de María Cristina por los méritos que contrajo en el rio Paombong y en octubre de 1898, terminada la guerra, Cruz de 1ª Clase del Mérito Militar, con distintivo blanco por servicios prestados a lo largo de toda la campaña de Filipinas. /En la imagen, la revista El Mundo Naval Ilustrado que nace con los enfrentamientos con Cuba y Filipinas.
Fue repatriado en los primeros días de 1899, embarcando el día de Reyes con destino a Cádiz. En esa fecha, tenía 36 años, graduado como teniente de Navío, consiguiendo una licencia de casi seis meses por enfermedad y repatriación, designándosele después como segundo comandante de la Ayudantía de Marina de Huelva. Tengo la impresión de que no le gustó nada ser segundo y, de hecho, no se incorporó hasta noviembre de 1900, pero ya como comandante de la Ayudantía. Estaba aún soltero, aunque por poco tiempo, pues el 24 de agosto de 1901 contrajo matrimonio en la iglesia Mayor Prioral con la hija del bodeguero local Ramón Jiménez Dávila, María del Carmen Jiménez Mateos, que tenía en esa fecha 25 años. La ceremonia, un tanto extraña, pues se celebró a las cinco de la mañana en la capilla de la Patrona, con la novia vestida de negro, fue oficiada por don Antonio Iñigo, en presencia del abogado Lorenzo González Villagrán, secretario del Juzgado, actuando de testigos Rafael Franco Gil y José Molares Delgado. /En la imagen de la izquierda, camarín de la Virgen de los Milagros, en cuya capilla se casó nuestro paisano en 1900. /Foto: Justino Castroverde de principios del S. XX.
En 1912 asciende a capitán de Fragata y en 1914, con esta graduación ejerce como segundo comandante en los cruceros “Reina Regente”, Extremadura” y el cañonero “María de Molina”. En 1916 asciende nuevamente a capitán de Navío y en 1917 es nombrado comandante del acorazado “Pelayo” en el que inició su carrera militar.
El escritor, político y militar español, José de Navarrete y Vela-Hidalgo
[En un comentario que hace a una antigua tonadilla: el Trípili, evoca sus años mozos en El Puerto] Esa tonadilla se cantaba medio siglo ha en el teatro, que ya entonces llamábamos Viejo, sito en la calle de la Misericordia, en el Puerto de Santa María... Recordaba yo ese pasado en el Casino de Niza como si fuera el presente, y así mismo veía en la calle de Palacio, frontero al paseo del Vergel y a la iglesia de la Caridad, una caserón de los Duques de Medinaceli, en el cual vivía una señora joven, con los cabellos casi blancos, bien parecida y de carácter angelical, casada con un anciano valetudinario [*], seres que ya dieron sus cuerpos a los gusano y velan hoy por mí desde o alto...”.
Aprendió a jugar al fútbol cuando aún no se estilaban por aquí las escuelas de fútbol. O puede que sí: cuando la única escuela era una calle sin apenas circulación en la que se improvisaban porterías con pelotes –también llamados piedras- y partes de arriba de chándals hechas un gurruño. Partidos infinitos con el bocadillo bien agarrado en una mano mientras con la otra se hacía visera hasta que el sol se volvía un balón fofo, derrotado y oscurecido por el ancho cielo nocturno de las barriadas obreras. Algún destello de aquél niño de los ochenta prende todavía en la mirada perspicaz de Baldomero Hermoso, Mere, futbolista de larga trayectoria, entrenador profesional desde hace varias temporadas y portuense de ese año en el que al Generalísimo se lo llevo por delante una flebitis y El Puerto era una joya turística por descubrir en la que nunca más veranearía el almirante Carrero Blanco.



--¿Y cuál es tu próximo “ascenso” después del más que seguro ascenso del Algeciras?
(continuación).

AYUDANTE DE MARINA EN EL PUERTO.
El 18 de agosto de 1818 --en una semana se cumplirán 196 años de su alumbramiento-- nació en El Puerto de Santa María Juan de Winthuysen Martínez de Baños, hijo de don Pedro de Winthuysen y Bustillo y de doña Felipa Martínez de Baños. Por aquel entonces se encontraba España en pleno Sexenio Absolutista. Tras aceptar el rey Fernando VII la propuesta para la restauración de la monarquía absoluta y con el apoyo de los antiliberales y del ejército, sometió al país a seis años en los que dominarían los sectores más reaccionarios de la sociedad. /En la imagen de la izquierda, retrato deJuan de Winthuysen a los 30 años de edad, siendo entonces teniente de navío.


Al mes siguiente, salió con la escolta de una bombarda y un falucho cargados de pólvora para el Ejército de Cataluña y otro falucho que transportaba a Valencia cuatro cañones de a 24. Cinco días después, el 17 de mayo, entró en Barcelona donde permaneció unos días. El 22 entró en los Alfaques, donde el bergantín de su destino se situaría el día 26 frente a la Rápita para proteger su ocupación que se produciría la noche del 31, en el momento en que hicieron fuego desde las casas de la Rápita al Castillo de San Carlos y a las embarcaciones apostadas sobre el muelle; habiéndosele encomendado a Winthuysen la labor de encargarse del primer bote de la fragata Cortés, que allí se encontraba, con el que les hizo fuego para ahuyentarlos. /Nuestro protagonista estaba en posesión de la Cruz de la Marina.
La Regente, María Cristina, había estado un tiempo en Barcelona con su hija Isabel con la intención de sanar en lo posible una alergia dermatológica que sufría la futura reina, Allí mismo se entrevistó con Espartero aunque poco después tuvo lugar una serie de altercados entre los partidarios de Maria Cristina y los de Espartero que obligaron a la Regente a trasladarse a Valencia. /En la imagen de la izquierda, la regente, María Cristina de Borbón.
Con esta misma fecha, --7 de agosto-- hace doscientos años, el papa Pío VII firmó la Bula por la que se rehabilitaba a la Compañía de Jesús, suprimida durante cuatro décadas desde que un antecesor suyo, el papa Clemente XIV, en 1773, cediendo a la presión ejercida por algunos monarcas católicos, especialmente la de nuestro rey Carlos III, la suprimió.




El próximo 22 de Septiembre sale a la venta la novela "Zombi D'Or" del multifacético escritor porteño Fernando Polanco, de mano de 

