
Boceto de la Antigua Lonja del Pescado: El Resbaladero. Obra de Juan Lara. 113x50 cms. Año 1975. (Boceto propiedad de Francisco García Áspera).

El cuadro a color.
La historia del cuadro de la antigua Lonja del Pescado, conocida como ‘El Resbalón’ o ‘Resbaladero’ viene marcada de un desencuentro entre dos amigos: Luis Maximino Sordo y Juan Lara. En aquel Restaurante El Resbaladero regentado por los Sordo paraba Juan Lara, por la proximidad de sul trabajo en la desaparecida Ayudantía de Marina (donde está hoy el flamante Paseo de la Bajamar), y la relación entre cliente y restaurador de estómagos pasó a convertirse en una relación de amistad.

Detalle, en primer término del remate de la fachada del Resbaladero. En segundo y llenando el boceto, el Castillo de San Marcos.
Tal fue así que a Juan, en una de aquellas tardes de confidencias, allá por el año 1975 le dice a su amigo Maximino que le gustaría pintar el edificio de aire barroco, que albergó hasta 1876 la Lonja del Pescado. Y dicho y hecho, en un papel plasman el acuerdo por el que uno pone los materiales: lienzos, pinturas, marco y el otro la mano y sabiduría del artista, acordando depositarlo en el Salón Posada de Las Ánimas de El Resbaladero mientras ellos vivan y, en caso venta, o por liquidación de herencia, el 65% del cuadro correspondería a Juan y el 35% a Maximino. mas el abono de los gastos para la creación de la obra. De este documento se hacen dos copias en un papel corriente, sin darle más importancia ni elevarlo a escritura pública. El papel de Juan, desaparece.

Detalle, gitana vendiendo botijos.
Con el tiempo, --estamos en 1989-- por circunstancias económicas, Ignacio y Teresa Sordo, hijos de Maximino, y ya desaparecido éste, sin contar con Juan Lara deciden vender el cuadro que les había correspondido en herencia a Borja Osborne (en la actualidad, fallecido), quien desconocía el acuerdo entrambos, lo que lleva a producir un litigio, que acaba en los tribunales, entre los citados y el pintor. El comprador permanecía ajeno al conflicto de intereses.
Esta circunstancia le cuesta al pintor un disgusto, quien harto de abogados, jueces y años de pleitear, le llegaría a confesar en una carta a Paco Arniz, a la sazón presidente de la Academia de Bellas Artes, su hartazgo por el pleito y la situación que lo envuelve. En aquel escrito, fechado el 4 de diciembre de 1992, y al que hemos tenido acceso, escribía de su puño y letra, como le gustaba hacer al pintor, lo siguiente: "No se que destino le depararé a ese pobre lienzo en el que vertí --en su día-- muchas horas e ilusiones pictóricas, no para la Gloria o remedio económico, sino para Satisfacer esa inquietud artística que no pueden negarme ni jueces, abogados, crítica y enemigos."

Fragmento del escrito que dirije Juan Lara a Francisco Arniz, el 4 de diciembre de 1992.
Por cierto que actuaron de abogados, por parte de Ignacio Sordo, el gaditano Manuel María Alvarez Campana y Gaztelu y por parte de Juan Lara, el jerezano Benito Pérez, 'el jurispoeta'. Luis Suárez Avila fue consultado por ambas partes, todos amigos, y declinó intervenir por ninguno. Como afirmaba el propio Suárez Avila, "Ni mi amistad, que venía de mi padre, entrañable con Juan Lara, ni la de los hermanos Sordo que venía desde tiempos del colegio, me permitió intervenir, por parte de uno o de otro".

Detalle, carro con barriles.
Mientras se resolvía el pleito, dicho cuadro permanecería en depósito en la Academia de Bellas Artes ‘Santa Cecilia’, por dictament judicial, donde ocuparía una pared entera precisamente en la 'Sala Juan Lara' (mide 4,75x1,90 metros), hasta su entrega definitiva al propietario final, Borja Osborne, que lo había adquirido a Ignacio Sordo, como indicábamos más arriba. Allí estuvo algo más de cuatro años y el propio Juan Lara mandó a un fotógrafo del Museo del Prado para que le hiciera unas buenas copias del lienzo, que buenas debieron de ser pues permaneció aplicado a su labor, entre las 8 de la mañana y las 5 de la tarde.

El cuadro de grandes dimensiones (4,75x1,90 metros), instalado en en Salón Posada de Las Ánimas, de El Resbaladero, antes de su traslado. En este salón se encuentra en la actualidad una discoteca.

El cuadro, testigo de reuniones y comidas, como se aprecia en la imagen.

Momento del traslado del cuadro, desde el Resbaladero hasta la Academia de Bellas Artes de Santa Cecilia, ante la mirada de Benito Pérez, abogado de Juan Lara y Francisco M. Arniz, presidente de dicha academia, el 11 de octubre de 1990.
El juzgado, finalmente dictamina que el cuadro, según ley, al pasar más de cuatro años en depósito en un lugar, pasa a ser del propietario de donde se encuentre el bien mueble, es decir del Restaurante El Resbaladero, si no existen documentos que prueben lo contrario. Y la copia del documento de Juan, según afirmaba el propio pintor, había desparecido. Si esgrimió el artista ante el juzgado un documento firmado por el propio Lara y Francisco González, esposo de María del Carmen Sordo, otra hija de Maximino, fechado en 1989, en el que se recogían los términos de la propiedad expuestos más arriba. Pero el juzgado no lo dió por bueno y el pintor perdió el contencioso.

En la imagen, Francisco Arniz y Juan Lara, disfrutando de un día primaveral en Benamahoma (Cádiz), donde el pintor tuvo uno de sus estudios.
El boceto y detalles del mismo que reproducimos, estuvieron en el Salón del Resbaladero y fue adquirido por su actual propietario, Francisco García Áspera que ha tenido la gentileza de reproducirlo fotográficamente para Gente del Puerto. Asimismo, el grueso de la información incluida en esta nótula ha sido facilitada por Francisco M. Arniz Sanz, pintor y crítico de arte, al que le unió una buena amistad con Juan Lara.

“Al son de bombo y platillo



Se aclaran los hechos. El letrista de ‘A través del tiempo’, Paco Soto, reconoce que fue él quien convenció al técnico de megafonía para que pusiese una cinta que formaba parte del repertorio, sio avisarle que se trataba del himno de Andalucía. (La comparsa se quedó inmóvil. Foto: Diario de Cádiz).


El Puerto resucitó gracias al buen hacer de Ignacio Osborne, conde de Osborne, y de Fernando C. de Ferry y del Cuvillo, a quienes se sumó el tesón y la capacidad de trabajo de Luis Caballero Noguera, el impulsor de la urbanización de Valdelagrana. (En la imagen de la izquierda, obra de Torres Brú).


Ramón J. Bayo Valdés nos dejaba en su domicilio de la calle San Francisco, en la madrugada del martes 24 de julio de 2007. Casi nonanegario desaparecía con él una parte de memoria de los vinos de El Puerto. Tras el desinterés municipal por recibir gratuitamente la colección de botellas, botellines, etiquetas y otros objetos relacionados con el vino de nuestra tierra, la familia donaba su legado, apenas dos años después, a un particular gaditano que lo tiene expuesto la capital, mientras otra parte de su colección es actualmente subastada en internet. (Foto: Fito Carreto).
Además inició una colección de autógrafos de toreros, con la particularidad de estar realizados sobre etiquetas de un desaparecido vino de Osborne: Fino Ducal. Cerca de 5000 etiquetas de Ducal componían esta colección de autógrafos, con las firmas de la mayoría de toreros, novilleros y rejoneadores contemporáneos de Ramón, mucho de ellos ya desaparecidos. (En la imagen de la izquierda, etiqueta firmada por Curro Romero).
La tradición taurina porteña hizo que Ramón poseyera en su museo de la calle San Francisco, en su casa que siempre tenía abierta a todos los que se acercaban a saludarlo, o visitantes VIP procedentes de Osborne, una colección de recuerdos, carteles, trofeos, banderillas, rejones, muletas, entradas y otros objetos relacionados con la fiesta, muchos de ellos pertenecientes a célebres toreros. (En la imagen de la izquierda, Ramón Bayo posa ante una bota firmada por él, con la leyenda de 'Museo Ramón J. Bayo').
EL MUSEO SE FUE DE EL PUERTO.
MUSEO TAURINO Y DEL VINO.
Cuentan los que tuvieron la suerte de tratarle que, en su domicilio de la calle San Francisco, se hallaba el código genético de nuestro pasado más decente: fotos de un Puerto con las fachás encalás, calles de chinos peluos, etiquetas de botellas de vino que aún conservan el esplendor de una ciudad que vivía las vendimias como una epifanía. Aquella casa era un reverbero humilde que iluminaba, tenaz y orgulloso, la entrada en un porvenir por el que era imposible extraviarse. (En la imagen de la izquierda, Ramón Bayo junto al entonces eurodiputado Esteban Caamaño, en la Sala de Degustación de la Bodega de Mora).
Que rápido pasa el tiempo. Las reproducciones son fotogramas de la película de Jose María Forqué "La Becerrada", rodada en 1962 entre otras localizaciones en El Puerto de Santa María y en Sabiote (Jaen), siendo estrenada al año siguiente. Solamente resultarán familiares a los de mi generación. Ha pasado medio siglo.









Mauricio y Álvaro asistían en Sevilla a la escuela Taller de Carpintería de Ribera y después participaron en la construcción de este galeón en los astilleros “Varaderos Palmás”, de Punta Umbría, donde fue botado el 30 de noviembre de 2009. Ambos cursaron el Bachillerato en el Instituto Santo Domingo y posteriormente Mauricio inició estudios de Trabajo Social en Granada. Álvaro realizó en Sevilla el grado superior de Fluidos Térmicos y es aficionado a deportes como el fútbol sala.










TALAYA, Francisco. Varilarguero de mediados del siglo XIX. Ejerció en La Habana por algunos años. Hizo su presentación en Madrid, como úlitmo reserva el 13 de abril de 1846. Figuró en la cuadrilla de José Redondo 'Chiclanero'. Hemos recogido dos actuaciones suyas en El Puerto, los días 23 y 24 de junio de 1847. Murió en esta población en1875. Parece que fueron dos los piqueros que hubo con este nombre, pus don José de Pazos, en sus 'Breves Apuntes' habla de los Atalayas, mayor y menor; posiblemente eran hermanos según otra referencia que hemos podido encontrar. (Manuel Martínez Alfonso. Plaza Real. Año 1968. Pg. 106)
Como mulillero, Josele, tiene un hermoso enganche de mulillas con una guarnición que él, con sus manos de guarnicionero, como también lo fue su padre, ha hecho copiando, en lo fundamental, la que Sevilla le regaló a Isbael II en 1862. Este enganche de mulas lo tiene contratado para distintas Plazas de Toros de la provincia.







