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2.486. Las Canteras de San Cristóbal (5). Isla Cartare XIII

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Figuras antropomorfas en una jamba a la entrada de una cantera-cueva, sin datación. / Foto, Juan José López Amador, años 80.

En la piedra que conforma el relieve y las entrañas de la Sierra de San Cristóbal se encuentra su propia historia, el soporte con el que se construyeron todas las estructuras de los hábitats que se fueron sucediendo en su solar desde hace, al menos, 5.300 años.

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El portuense Juan Manuel Moreno Vega entra en el equipo olímpico de Río 2016
El windsurfista de Vistahermosa recupera la plaza tras su paso por Palma de Mallorca. Lo ha conseguido. El windsurfista natural de El Puerto de Santa María, Juan Manuel Moreno Vega, ha vuelto a enganchar en la carrera olímpica y ya es miembro de efecto del equipo olímpico español de RS:X. El regatista del Vistahermosa Club de Golf convierte en éxito su ya meritorio décimo puesto en el 46º Trofeo SAR Princesa Sofia disputado la pasada semana en aguas de Palma de Mallorca.

Moreno se apeaba del equipo tras una mala racha de resultados y es ahora y después de meses de entrenamiento y mucho trabajo físico y mental cuando logra la recompensa y el objetivo marcado hace ahora un año.”--Estoy muy contento con el resultado final del campeonato, ya que todos los entrenamientos desde octubre del año pasado estaban centrados en hacer un buen papel en Palma de Mallorca y finalmente he conseguido cumplir mi objetivo, terminar en la final y confirmar mi plaza en el equipo olímpico español para Rio 2016”. Ahora deberá seguir trabajando para intentar ser el titular de la plaza que tendrá que pelear con el alicantino Iván Pastor, último representante español en los JJ.OO.

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El portuense supo mantener la templanza para, tras romper el mástil en la jornada inaugural, salir al mar el segundo día y ganar la primera prueba y con un 11º y un 7º en las otras dos, colocarse en el puesto décimo primero “con la presión extra de no poder pinchar en ninguna manga al ya tener mi descarte en la primera”. La guinda del pastel la conseguía poner el último día finalizando cuarto y sexto con unas condiciones muy difíciles, determinando su pase a la final. ”--Tenías que haber visto mi cara al saber que entraba en la medal race –regata reservada a los diez primeros-, todas esas largas horas de entrenamientos, viajes, planificación y sacrificios habían dado sus frutos y la recompensa mereció la pena!

Juan Manuel Moreno disfrutaba de unos días de descanso para, de nuevo, coger su tabla y poner rumbo a Hyeres (Francia), para participar en una Copa del Mundo donde solo estarán los 40 mejores del ranking mundial ISAF. “--Esta regata es muy prestigiosa ya que es muy difícil conseguir la plaza para para acudir, y con el trabajo ya hecho solo queda hacer un buen papel disfrutando e intentando mejorar de cara a esta temporada." /Texto: Mara Escassi

Traemos a Gente del Puerto la importantísima repercusión mediática de la X Semana Olímpica Andaluza celebrada hace unos días en aguas de la bahía de Cádiz, desde El Puerto de Santa María, donde se encuentra la sede de la Federación Andaluza de Vela.

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Más de cuarenta países del mundo han estado pendientes de la X Semana Olímpica Andaluza a través de las redes sociales durante los días previos y su celebración en aguas de la bahía de Cádiz, con base en El Puerto de Santa María. De Portugal a Thailandia, pasando por Brasil, Eslovenia, Australia, Cánada, Perú o Argelia, han seguido la prueba organizada por la Federación Andaluza de Vela, en la que han tomado parte 450 deportistas de 32 países, a los que hay que añadir otro centenar entre entrenadores y acompañantes.

Las cifras hablan por si solas, 37.500 personas alcanzadas de forma directa sólo en Facebook, y 379.527 indirectos a través de "amigos de amigos". Si tenemos en cuenta que en publicidad cada "click" está valorado en 0,33 euros, cualquier anunciante habría logrado un retorno de 125.243, 91 euros.

La X Semana Olímpica Andaluza ha sido protagonista en los principales medios de comunicación locales, regionales y autonómicos, con portada en los dos principales periódicos (Grupos Joly y Vocento) y una página diaria durante siete días. Ha contado con referencias en la prensa nacional y en todos los medios digitales, además de apariciones con entrevistas e información de su desarrollo en las principales cadenas de Radio, y la Televisión autonómica.

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Pero además, la regata es noticia en las principales publicaciones de medio mundo y portada en la página oficial de la ISAF (Federación Internacional de Vela) y en publicaciones de países como la Republica Checha, Suiza, los EEUU, Sur Africa, Italia, Turquía o Francia.

Sin lugar a dudas, la regata ha experimentado un salto cualitativo y cuantitativo que no debe pasar desapercibido de cara a futuras ediciones y a la hora de conseguir apoyos para los que el retorno ya estaría más que demostrado. La preferencia de muchas flotas extranjeras por navegar en nuestra aguas, unido a las comodidades que ofrece el Centro Especializado de Tecnificación Deportiva, y la capacidad organizativa de la Federación Andaluza de Vela, nos convierten ya en un referente en la organización de eventos de máximo nivel y en ciudad mundial de la Vela. /Texto y fotos: Mara Escassi.

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Juan Pedro Toledano Montiel, ‘Juampe’, es el coordinador de actividades del Centro de Recursos Ambientales (CRA) ‘Coto de la Isleta’, y el creador del Jardín del Bonsai que se inaugura, junto con el CRA remodelado tras experimentar una profunda transformación, el próximo 28 de febrero.

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Un aspecto de El Jardín del Bonsai

Al entrada del Jardín del Bonsai podemos leer una leyenda firmada por Juampe: “En honor a Paco Durán por acercarme al mundo del Bonsai, a J.M. Salmerón por iniciar mis primeros pasos y a la Asociación Menesteo por seguir cultivando mi formación”.

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Juampe, a la izquierda, junto a miembros de la Asociación Bonsai Menesteo

Nuestro protagonista pertenece a la asociación Bonsai Menester. Y como explica al principio del Jardín “La máxima satisfacción para un bonsaista es presentar en un jardín su creación: su bonsai. Compartir el momento noble de mostrar la belleza y el equilibrio impregnado en el bonsai por su creador. Nada mas lejos de la realidad queda aquella antigua idea de que un bonsai es un árbol torturado y maltratado, un árbol obligado a crecer en un espacio reducido con formas caprichosas e inusuales. La realidad es bien distinta. Un bonsai es un árbol mimado por su propietario que vela por su salud y desea plasmar en él los máximos principios de belleza. Un bonsai es un árbol feliz”.

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Durante una visita de un grupo al Jardín del Bonsai

Juampe, natural de El Puerto, que estudió en el IES ‘Mar de Cádiz’, es Diplomado en Educación Física, Técnico Superior en Animación Deportiva, Técnico Deportivo de Surf, Técnico Deportivo de Stand Up (SUP), Patrón de Tráfico Interior, Técnico en Supervivencia Marítima, Socorrista Acuático, y Técnico en Primeros Auxilios.

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La escuela Playsurfing, en Las Redes.

playsurfing_logo_puertosantamariaJuampe es impulsor y propietario de Playsurfing, la primera escuela de Surf creada en El Puerto de Santa María en agosto de 2012, pone al servicio de sus alumnos todos sus conocimientos del mar, el surf y el ‘Stand Up Paddle Surf’ (SUP); se trata de ‘caminar por sobre del mar’, remando de pie encima de una tabla de tipo surf grande, con un remo, nueva modalidad de surf tan de moda. Avalado por la Federación Española de Surf con la certificación ‘International Surfing Association’ (ISA), ofrece a sus asociados la seguridad de impartir sus cursos con todas las garantías.

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manolomorillo_sananton2015_puertosantamariaEl pasado sábado en el Pago de la Laja (o de La Laxa nombre antiguo, o como se llama hoy de la Alhaja, que es más fino), eran pregonadas en el Hotel Pinomar la XXIV Fiesta y Romería de San Antón, patrón de los animales, que todos los meses de enero convoca a mascotas y dueños, en torno a una antigua tradición religiosa de la bendición de los animales, en las Dunas de San Antón y que este año será el próximo domingo 19. Manolo Morillo, ejercía de pregonero y he aquí su alocución:

«Nos recuerda el dicho popular que… “Hasta San Antón, Pascuas son…” La fiesta de San Antonio Abad, cuya celebración litúrgica es el 17 de enero, es la cita festiva por excelencia de las gentes del campo, con un origen medieval y que une tradiciones religiosas y paganas, ya que en la remota antigüedad se conmemoraba el solsticio de invierno y se honraba al sol con el fuego.

En el mundo rural ha sido y es considerado como santo protector de los animales y paladín defensor ante la acometida de las temidas plagas. Acostumbra a ser representado en compañía de un cerdo.

¿Pero, quién fue San Antón? Antonio Abad nació a mediados del S. III en el pueblo de Comas, cerca de Heracleópolis Magna, en el Bajo Egipto, entonces bajo dominio de Roma. Fue descendiente de una familia de campesinos acaudalados que lo educaron en la fe cristiana.

Conmovido por las palabras de Jesús "si quieres ser perfecto, ve y vende todo lo que tienes y dalo a los pobres", vendió todas sus propiedades y se retiró fuera de la ciudad a vivir como un anacoreta, durmiendo en un sepulcro vacío y enteramente consagrado a la oración y al dominio de las tentaciones terrenales.

sananton_angelpantoja_puertosntamariaSegún San Atanasio de Alejandría, durante su retiro en el desierto venció las provocaciones del maligno y perseveró hasta aislarse casi en su totalidad del contacto con las maleficencias mundanas, sufriendo en sus propias carnes por convencimiento propio todo tipo de privaciones.

Su fama de hombre santo y austero atrajo a numerosos discípulos, a los que organizó en varios grupos de ermitaños creando las primeras Comunidades de Oración. Es por ello por lo que se le considera como el fundador de la tradición monacal cristiana. Sin embargo, y pese al atractivo que su carisma ejercía, nunca optó por la vida en comunidad y se retiró al monte Colzim, cerca del Mar Rojo en absoluta soledad. Es uno de los primeros santos del cristianismo. /En la imagen de la izquierda, talla en madera de cedro de 120 cms. de San Antón, obra del imaginario local Ángel Pantoja (ver nótula núm. 248 en Gente del Puerto) para la asociación de vecinos del Pago de la Alhaja. Año 20o1.

En muchos pueblos se escenifica la vida del santo eremita e, incluso, algunas de estas representaciones tienen carácter de auto sacramental en el que se cuentan algunas de esas tentaciones que sufrió este santo, en la eterna lucha del bien y del mal. Donde después es costumbre prender una enorme hoguera que ofrece luz y calor en la noche de intenso frío invernal.

¿COMO SE CELEBRABA LA FIESTA? LAS LLAMAS DE SAN ANTÓN.
A los elementos propios de cualquier festividad litúrgica se ha unido siempre una singularidad que la ha caracterizado por derecho propio: las hogueras de San Antón. Las hogueras siempre han sido un elemento típico y característico de buena parte de las festividades locales de nuestro país. De forma sincrónica o en determinados momentos a lo largo de la historia se han hecho hogueras en festividades como, por ejemplo, en las fiestas de San Fulgencio, en las de San Antón que ahora estamos celebrando, en las de San Juan o en La Candelaria. [Este año las famosas llamas de San Anton tendrá lugar el día 17 de Enero en la asociación de vencinos San Anton Pago de la Alhaja  a partir de las 14:00 horas]

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Algunos investigadores consideran que la tradición de hacer hogueras en determinados momentos del año, en torno a las cuales se suele congregar la población es una fosilización de rituales paganos que fueron cristianizados y han llegado hasta nuestros días como un elemento festivo propio de celebraciones católicas.

En vísperas de San Antón siempre se ha celebrado San Fulgencio (16 de Enero), otra de las festividades que en tiempos fue conmemorada con hogueras populares, y de donde proceden estas dos frases populares que recordaban estos fastos…

¡Detente varón, que primero es San Antón!
¡Detente necio, que primero es San Fulgencio!

KYRA.
Dicho esto, me van ustedes a permitir la licencia de rendir un pequeño homenaje a un ser muy querido tanto para mí como para mi familia y allegados que nos ha dejado hace unos días y que creo lo merece.

Y no es ni más ni menos que una reflexión en voz alta a cerca de los animales de compañía que un día cualquiera de nuestras vidas decidimos que convivan con nosotros y que, con el paso del tiempo llegan a convertirse en miembros de pleno derecho de nuestras familias; que llegan a convertirse en confidentes ocasionales de nuestras cuitas; que llegan a convertirse en compañeros incansables de largas caminatas y, aunque parezca una petulancia, en amigos incondicionales que se dejarían la piel a tiras si hiciese falta para demostrarnos que siempre estarán ahí cuando los necesitemos.

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Kyra, perro de aguas o Pastor de Ubrique.

Y claro, cuando una relación de estas características llega a esas intimidades tan inescrutables que hasta pueden parecer un tanto empalagosas para quienes no la han catado ni por asomo, uno se da cuenta que por muy racionales que nos presumamos, el mundo animal te puede sorprender y dejar más pronto que tarde en la más ridícula de las evidencias.

No sé por qué se lo pusimos pero terminó llamándose ‘Kyra’, nombre de origen griego que le vino como collar al cuello. Nuestra queridísima, leal, presumida, diligente, de buen porte, inteligente, cariñosa y juguetona perra de agua compartió con nosotros sus primeros e inseguros pasos, sus miedos a enfrentarse al mundo de la calle, sus incipientes escarceos por los pinares y múltiples revolcones por la playa cuando aún estaba permitido –ahora incomprensiblemente esos paseos se persiguen más que a los rateros de guante blanco-, sus carreras locas detrás de alguna piña o palitroque que se le lanzara al aire, su destreza para cazar al vuelo cualquier migaja que se cayera allá por donde estuviere…

Y mira por dónde. De pronto. Como por aquí abajo se dice, se nos ha ido casi sin darnos cuenta por la trastienda del último día del año, sin un mal ladrido, sin un mal gesto, casi pidiéndonos perdón por despedirse casi a la francesa. Reconozco que nos ha roto el corazón. Este año San Antón va a tener a su lado a nuestra perra, a nuestra querida perra ‘Kyra’, y la va a tener con dignidad de soberana.

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EDICIÓN 24.
Pero esta noche estamos aquí en torno a la figura de San Antonio Abad por un motivo más mundano pero no por ello menos significativo: vamos a presentar a la pintora y a descubrir el cartel anunciador de la XXIV Fiesta y Romería de San Antón.

En el libro ‘El Puerto de Santa María, a través de sus gentes, sus calles, sus tierras, sus playas, …’ de Juan Leiva Sánchez, se dice que la calle Cruces, además de este nombre es nombrada en otros tiempos por Monasterio, Monasterio Viejo, Horno Nuevo, Cruces Reales, Cruces Públicas y Cruz Real.

Siempre escuché que la calle Cruces o calle de las Cruces, se debía a la cantidad de cruces que había en algunas fachadas, porque en ellas, se hacían las distintas estaciones de penitencia que se organizaban los Viernes Santos. Recuerdo perfectamente que mis padres me mencionaban el recorrido que hacía el Vía Crucis que salía de la Parroquia de San Joaquín con la imagen del Cristo del Amor, que de forma permanente estaba en el convento de la RR. MM. Capuchinas; recorrido que hacía por la calle Cruces en el tramo comprendido entre Espelete y Santa Clara.

Esta calle fue en su momento ‘núcleo central’ de la población. Era una entrada natural por la Avenida de Sanlúcar, igualmente por la calle San Sebastián y San Francisco, por donde entraba el campesinado de Sanlúcar, Fuenterrabía y Rota a traer frutas y hortalizas al mercado que existía por aquél entonces en el Barrio Alto.

sananton_teresaramirezromo_puertosantamariaY ustedes se preguntarán: bueno, y esto que tiene que ver con el cartel de la Fiesta y Romería de San Antón…?

Pues muy sencillo. Nuestra protagonista de hoy, la autora de esta magnífica obra que dentro de un momento tendremos la oportunidad de admirar, nació y vivió hasta los 21 años en el número 9 de la calle Cruces. Y he querido como deferencia a su persona atraer a sus recuerdos sus primeras vivencias y correrías por su calle de su alma. Quizás la más importante del Barrio Alto, trazada a cordel como todas las del casco antiguo; representante de una expresión risueña y campesina de otros tiempos según el delicioso verbo de Paco Bollullos. /El cartel anunciado de las Fiestas y Romería de San Antón 2015, obra de la portuense Teresa Ramírez Romo.

LA PINTORA.
Teresa Ramírez Romo, porteña que ya pintaba en sus mejores sueños lo que el tiempo le ha permitido hacer al cabo de los años.

Mujer inquieta, con el valor añadido de haber dado rienda suelta a su vena artística cuando ha considerado que su ciclo vital con su familia estaba casi cumplido, aunque aún sus nietos le llenan la casa de alegrías y satisfacciones que no las superan ningún cuadro.

Le pusieron Teresa por su madrina, una de las mejores personas que he conocido a lo largo de mi vida. Teresa Palma, vecina de la calle San Juan, al laíto mismo de mi casa; enfrente del abogao y lindando con la Casa Cuna. Amiga íntima de Mariquita la del Lunar, mi madre. Teresa Palma, la que nos llevaba limones del limonar de la Casa-patio donde todo el mundo se conocía, relacionaba y se saludaba. Donde el olor a guiso traspasaba las paredes encaladas con la cal del maestro Gálvez.

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De izquierda a derecha, los concejales María Antonia Martínez y Carlos Coronado, la autora del cartel, Teresa Ramírez Romo y el pregonero, Manolo Morillo, tras el pregón y presentación del cartel de San Antón 2015.

Nuestra artista ha querido plasmar con sus pinceles el magisterio recibido de Mª Ángeles Arias, su maestra de pintura por excelencia. Y lo ha hecho desde el reto de su visión personal, proyectando su inspiración –según sus propias palabras- en la figura de un San Antón salido de las manos de otro artista –en este caso escultor e imaginero- también portuense: Ángel Pantoja Carrasco.

Basándose en que la única fuente de inspiración en el arte es la realidad, Teresa utiliza el conocimiento adquirido de la perspectiva para crear la ilusión de espacio. Desarrolla una vista aérea superior mostrándonos la visión del paisaje y los detalles propios de la escena que nos quiere resaltar. Los volúmenes están muy bien representados por la gradación de color, luz y sombra.

Pienso honradamente que los vecinos, los allegados, los romeros y todo aquél que se acerque por estos pagos para bendecir a sus animales y disfrutar de un buen día de convivencia, van a identificarse sin duda alguna, a primera vista, con el magnífico cartel que Teresa Ramírez Romo ha pintado para disfrute de todos nosotros en la XXIV Fiesta y Romería de San Antón.

Un fuerte aplauso para ella, y… ¡Viva San Antón! /Texto: Manolo Morillo

El varadero de los Hermanos Pastrana que en 1954 se estableció en Pozos Dulces (ver nótula 713 de Gente del Puerto) tuvo un antecedente medio siglo antes, justo enfrente, en la otra orilla.

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Entre los puentes del Guadalete, el carenero de José María Ponce. / Foto, Centro Municipal de Patrimonio Histórico.

Fue en febrero de 1906 cuando José María Ponce Pérez presentó un proyecto a la Jefatura de Obras Públicas de la Provincia (presupuestado en 600 pesetas) con el fin de habilitar un modestísimo carenero “para la gente trabajadora” –decía en su solicitud- dedicado a la reparación de embarcaciones menores y ‘parejas’, a emplazar en la orilla limitada entre el puente de hierro de San Alejandro (1884) y el del Ferrocarril (1862), en los 37 metros existentes entre ambos y 30 m adentro a contar desde la línea de plea­mar.

La obra a ejecutar era un pequeño muelle sobre estacas de madera, una calzada de madera donde varar las embarcaciones, una palizada (defensa de estacas) para protegerlo de las aguas y una caseta de madera para taller y almacén de las herramientas. Posteriormente, según refleja la foto primera de esta nótula, se levantó otra caseta, lindera al puente, de mampostería. No sé cuándo comenzó a funcionar ni cuándo cerró el carenero, pero consta que fue en junio de 1908 cuando el Ingeniero Jefe de la provincia fijó sus tarifas.

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Imagen del 29 de agosto de 1930, primeras regatas organizadas por el recién fundado Club Náutico, junto a sus instalaciones. Al fondo, el transbordador de sal de La Tapa y a la izquierda la caseta eléctrica del Guadebro. / Foto, Autoridad Portuaria en copia del CMPH.

En su proyecto Ponce dio cuenta de su intención, aunque fue en vano, de establecer junto al carenero, al otro lado del puente de San Alejandro, una “industria del automovilismo náutico”, iniciativa que de haberse llevado a cabo hubiese sido una de las primeras creadas en España. Al paso de los años, en julio de 1930, quedaron inauguradas, en el terreno que pretendió Ponce, las primeras instalaciones del Club Náutico.

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El espacio inmediato al Náutico, junto al puente, acogió, al menos a mediados del siglo XIX, un pequeño astillero, como refleja la lámina de 1864 y consta en unos edictos de alcaldía en los que se permitía a las mujeres -no a los hombres- bañarse de noche, sólo de noche, junto al estribo del puente -el colgante- de la parte del Coto, “en el sitio de el Astillero” (1850), “donde se está construyendo el bergantín” (1854). / Texto: Enrique Pérez Fernández.

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José Manuel Montes Casado ha obtenido el Accesit de Innovación en la II Convocatoria de Idas y Proyectos de Empresas del gaditnao Campus de Excelencia Internacional del Mar, junto a sus compañeros José Manuel Panal Sotomayor y Gerardo Hidalgo Riesco, por el programa Suroctopus.

Suroctopus es un proyecto enmarcado en la acuicultura marina que apuesta por el cultivo integral de la especia Octopus vulgaris, el pulpo común. La iniciativa se basa en poder utilizar los esteros dela Bahía, además de las piscifactorías, para el engorde del animal.

José Manuel es un biólogo marino y oceanográfico por la Universidad de Cádiz, licenciado en 2009, técnico en micogralgas, que ha trabajado con anterioridad en el Instituto Español de Oceanografía en el muestreo de especies pesqueras de interés comercial del Golfo de Cádiz y caladeros de África; investigador en el campo de los mamíferos marinos, en la Guía de Avistamientos de Cetáceos en Picosport Ltda. Ha sido Coordinador Formador de Voluntariado, participante en proyecto de investigación marina con cetáceos en el Estrecho de Gibraltar, así como en avistamientos y seguimientos de orcas y otros mamíferos marinos.

Este trabajo fue presentado en unas Jornadas en El Puerto de Santa María,  con motivo de los 25 años de las excavaciones arqueológicas en el Castillo de Doña Blanca en el año 2004, realizado por la Junta de Andalucía y dado que aún no han sido publicadas las actas, hemos decidido publicarlo, cuando se cumplen los 35 años.

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Excavaciones de 1981.

Todo gran yacimiento arqueológico del mundo, y más de una ciudad como la que esta enterrada en Doña Blanca, cuando es iniciada su excavación e investigación comienza a poseer desde nuestra visión actual dos historias paralelas. La primera, y, naturalmente, la más importante, es la referida a las personas que durante milenios la habían habitado. La segunda en la mayoría de los casos pasa inadvertida, tal vez durante siglos, hasta que por sí misma es historia. Nos referimos a las personas que han dedicado y dedican su vida a intentar saber a través de la investigación, en cualquiera de sus formas, la manera de vivir y hasta de sentir de sus antiguos moradores. Personas que a veces sin quererlo, por la implicación y el conocimiento adquirido, pasan a formar parte indisoluble del yacimiento, cargando con la exigencia y el reclamo, muchas veces injustas, no sólo de la razón y el conocimiento, sino que también nos apoderamos del pensamiento, para juzgar lo bueno, y en la mayoría de los casos lo malo hecho por los investigadores. Sin valorar que algunas de las aportaciones realizadas son de un calado histórico de tal dimensión que sobrepasan nuestros propios conocimientos y pensamientos.

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Personal de la excavación de 1981, a la izquierda de la fotografía en pie D. Emilio Barrera, y agachado D. José Bermúdez.

Este yacimiento fue conocido desde la Antigüedad, según los datos que nos ofrecen sus investigadores en distintas publicaciones. Pero, por motivos que desconocemos no se comenzó a excavar de forma sistemática hasta 1979, aunque siempre hemos sabido que A. Schulten a mediados de los cuarenta en su busca de Tartesos tropezó con él. De boca de uno de los trabajadores que tuvimos durante años en Doña Blanca, Emilio Barrera, supimos que para ver su estratigrafía A. Schulten realizó la voladura de una zona situada al sur del yacimiento siendo visible aun el corte estratigráfico, y esto nos lo contó porque él, Emilio, participó como trabajador bajo las órdenes de A. Schulten. Con el tiempo algunos investigadores pasaron por Doña Blanca, pero fue el erudito local Ciria y Vergara quien más escribiría sobre el yacimiento y sus imponentes ruinas.

siduena-3_puertosantamaria No fue hasta que D. Diego Ruiz Mata profesor entonces de la Universidad Autónoma de Madrid, visitara y conociera el yacimiento, guiado por uno de sus alumnos, nuestro amigo D. Juan Ramón Ramírez Delgado, quien iniciara en 1979 las investigaciones sistemáticas, de las que celebramos los 25 años.

En la imagen de la izquierda, entrada a una Cueva Cantera.

El motivo que hoy nos trae [a estas Jornadas] es contar algunas de nuestras experiencias y aportaciones personales vividas durante los comienzos. Así pues, es para nosotros un honor y un orgullo participar en estas Jornadas, que celebran nada más y nada menos que los 25 años de intervenciones arqueológicas en el Castillo de Doña Blanca. Y lo es porque, precisamente, es en este yacimiento donde se nos dio la oportunidad de participar por primera vez junto a un grupo de investigadores en una excavación arqueológica. Sin duda todo gracias a nuestro profesor y amigo D. Diego Ruiz Mata, que en esta primera experiencia de 1979 y en adelante, no solo nos enseñó lo que es una excavación, los materiales, o las épocas, sino que despertó en nosotros la necesidad de aprender, la sensibilidad y el respeto para valorar y comprender la importancia de la protección de nuestro Patrimonio. Suponiendo para nosotros el comienzo de esta auténtica aventura, que ya desde que dio comienzo nuestra amistad en el año de 1969 sabíamos que llegaría.

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Grabados antropomorfo en una Cueva Cantera.

El impacto socio-cultural que sobre nuestra ciudad suponía la excavación arqueológica de Doña Blanca, año tras año, crea la ilusión por salvaguardar este Patrimonio, siendo el germen de una autentica revolución institucional respecto al Patrimonio Histórico de la ciudad de El Puerto de Santa María. Todas las fuerzas políticas que componían la corporación municipal comprendieron la importancia de estos valores, comprometiéndose en buscar procesos respetuosos para su cautela y protección, creando desde ahora y en el futuro distintos centros, que, dentro del organigrama municipal, creara modelos de recuperación, conservación e investigación de nuestro Patrimonio. Nuestra colaboración en esta primera campaña en Doña Blanca, nos proporcionó poder continuar hasta la actualidad formando parte de los nuevos organigramas, ejerciendo como trabajadores municipales desde entonces.

Son muchas las anécdotas que sucedieron durante estos primeros años de campañas de excavaciones y prospecciones, y es posible que si no las contamos en este foro nunca sean parte de la historia que, sin ser archivística o arqueológica, es una parte ya de ella.

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Interior de la denominada “Cueva de la Mujer”.

En el año 1979 curiosamente el equipo de investigación se hospedó en una vivienda cuyas ventanas daban al patio de la casa de la Marquesa de La Cándia, que varios años después se convertiría en la sede del Museo Municipal. En una cajita de cartón de color gris se guardaban aquellas piezas más significativas encontradas durante la excavación. Contenía fragmentos de cerámica que por estar decorada o pertenecer a un periodo concreto tenían una singular importancia. Nosotros la llamábamos la caja del tesoro. Por supuesto que no sabíamos que esta denominación nos traería algún que otro problema, pues una mala interpretación por algunas personas, les llevó a solicitar en compañía de su letrado sus derechos sobre el cofre del tesoro que al parecer habíamos hallado. Deshacer el entuerto fue una larga conversación no exenta de humor por nuestra parte, aunque el tema fue bastante serio. Sin duda fueron muchas las personas que visitaron el yacimiento, pero para nosotros fue inolvidable la tarde que vino D. Juan de Mata Carriazo, que además quiso que su hijo le hiciera una fotografía con nosotros, que nunca llego a nuestro poder, con la cámara de gran formato que traían. Algo que llenaba de orgullo a unos eruditos locales como éramos, o somos, y que se encontraban junto a una de las personas que realmente admiraban.

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Gran galería a cielo abierto con acceso a varias Cuevas Canteras, aprovechadas como vivienda y corral.

Una vez finalizada la campaña de 1979, el profesor D. Diego Ruiz Mata, que entonces daba clases en la Universidad Autónoma de Madrid, nos autorizó para seguir trabajando. En aquel momento el centro de operaciones se encontraba situado en la Casa de la Cultura, donde de la mano del Concejal de Cultura D. Antonio Muñoz Cuenca, de D. Enrique Bartolomé y D. Ventura Lozano, comenzamos una andadura institucional totalmente ligada al trabajo en Doña Blanca.

Como hemos dicho, con la autorización de Diego comenzamos a trabajar. Se nos hicieron unos contratos de colaboradores. Nuestra actividad consistía en prospectar el entorno de Doña Blanca, y realizar labores para la Concejalía relacionados con el Patrimonio. A través de la concejalía de cultura y de la asociación Alcanatif se realizó una larga campaña pública para salvar nuestro Patrimonio. A la vez y de manera personal nosotros comenzamos una campaña para dar a conocer las lagunas endorreicas. De pronto se nos abrió un mundo que cada vez nos absorbía más. Los edificios, las áreas medioambientales, los yacimientos arqueológicos, todo era nuevo para nosotros y todo nos interesaba y queríamos proteger. Estábamos inmersos en los cambios que en poco tiempo afectarían a nuestra ciudad. Nada mas finalizar la excavación se nos convocaba en el Ayuntamiento a reuniones que tenían como fin la creación de un museo en la ciudad.

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Uno de los registros del Acueducto de la Piedad.

En el año de 1980 comenzamos a prospectar toda la Sierra San Cristóbal. La necrópolis, que sabíamos que estaba allí, se negaba a que la viésemos, pasábamos por encima y no la descubríamos. Sí localizamos los fondos de cabañas de la Edad del Cobre de la Dehesa, y una serie de tumbas romanas, junto a Doña Blanca, tras las vaquerías de Lavi. Así mismo comenzamos a ver la verdadera importancia de las cuevas, algunas de las cuales nosotros conocíamos desde niños. Pero ahora se nos mostraba como algo sorprendente, y no solo por sus dimensiones o monumentalidad, algunas cubiertas por grabados y esculturas, o el uso como viviendas que aún tenían. Todo esto era totalmente desconocido para la mayoría de los ciudadanos. A la vez que las íbamos descubriendo, intentábamos enseñárselas al público, realizando montajes de diapositivas que exponíamos, como por ejemplo “El Puerto y su Entorno”. La gente se sorprendía de la riqueza del patrimonio de su ciudad, sensibilizado de la importancia de protegerlos.

Durante estos primeros años llevamos a cabo un seguimiento de los distintos factores que alteraban las lagunas Salada, Chica y Juncosa, así como de la fauna que la habitaba o utilizaba. Durante el día o la noche prospectábamos el exterior o interior para realizar fotografías de animales o vegetación, que enseñábamos por toda la ciudad como parte del Patrimonio. Hoy por suerte estas lagunas están protegidas y declaradas como reservas integrales.

...continúa leyendo "2.280. COMO PIONEROS POR SIDUEÑA. A los 35 años de Doña Blanca."

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Plano con la reconstrucción de la Bahía y desembocadura del Guadalquivir según Juan Gavala y ubicación de Pocito Chico.

El yacimiento de Pocito Chico se encuentra junto a la Laguna del Gallo que conduce sus aguas a la Bahía de Cádiz a través del arroyo Salado (ver nótula 2.231). Ocupa una posición centrada con respecto a las desembocaduras de los ríos Guadalquivir y Guadalete, así como a los asentamientos de Mesas de Asta, Doña Blanca y las poblaciones de Jerez de la Frontera, El Puerto de Santa María, Rota, Chipiona y Sanlúcar de Barrameda, en el sentido de las agujas del reloj, con distancias intermedias entre los 8 y los 17 kilómetros.

Se trata de una pequeña depresión lagunar, rodeada de cerros de pequeña altura, donde ninguno sobrepasa los 100 m. Debido entre otras causas al modelo de arado utilizado actualmente para la siembra, hay un gran aporte de sedimentos que están colmatando velozmente la laguna. Pocito Chico es uno de los lugares habitados en torno a la paleolaguna del Gallo, actualmente inundada en época de lluvias. Otros yacimientos alrededor de la Laguna son Bulé, Venta Alta, Santos Reyes, Campín Bajo y Grañina, también siguiendo las agujas del reloj.

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Cortijo de Pocito Chico una vez adaptado para ser habitado por los participantes en las excavaciones.

En Pocito Chico se han realizado dos excavaciones de urgencia, años 1997 y 1998, y una actividad puntual de prospección en 1999. Los motivos fueron causados por las fuertes lluvias de esos años que produjeron una gran cárcava en el terreno agrícola. Esta cárcava de más de 2 metros de anchura y 3 de profundidad, afectaron varias estructuras excavadas en el suelo de época antigua.

Las facilidades dadas por la propiedad del terreno, nos proporcionó el Cortijo de Pocito Chico como centro de actividades de las excavaciones durante esos años. El cortijo se acondicionó para poder vivir en él un grupo de especialistas y estudiantes compuesto de al menos 20 personas de forma continua durante más de dos meses cada año de actuación y al menos 6 obreros especializados los 3 años.

islacartare_4_3_puertosantamariaAsí pues las actuaciones no fueron solo en el yacimiento con las excavaciones, se acondicionó el cortijo al comienzo de cada campaña, se retiraba la tierra arrastrada al cortijo, se plantaban árboles y flores, se pintaba, se arreglaban las habitaciones y la cocina ya que habitábamos estos meses allí. Se colocaron toneles de agua para duchas, se contrataba un cocinero, la luz la proporcionaba un generador, etc. Los estudiantes y especialistas participantes provenían de universidades de toda España.

En la imagen de la izquierda, perfilando la cárcava y rellenando las marmitas para el control del agua.

Al mismo tiempo que se realizaban las excavaciones, acondicionábamos la cárcava para que no destruyera más el yacimiento, las grandes marmitas producidas por la velocidad del agua se rellenaron con piedras que recogimos por todo el área, se recortaron los perfiles de la cárcava para eliminar el recorrido en zigzag que producía la velocidad y desmoronaba los estratos arqueológicos. El área excavada se protegió instalando una empalizada de grandes troncos, y los arroyuelos que conducían las aguas a la cárcava fueron encauzados.

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Empalizada hacia la cárcava que protegía la Covacha de la Edad del Cobre y el Fondo de Cabaña del Bronce Final.

Aunque en Pocito Chico están representados todos los periodos de la Historia desde la Edad del Cobre hasta el siglo XVI, en esta nótula nos centraremos en los tres más destacados desde nuestro punto de vista, que son la covacha de la Edad del Cobre, el fondo de cabaña del Bronce Final y los restos Andalusíes de la Aldea de Grañina.

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Vasos de cerámica de la Covacha de la Edad del Cobre.

El espacio ocupado por el hábitat de la Edad del Cobre, con fechas calibradas de la covacha con; carbón, 2281 años a. C. UGRA 552; conchas, 2178 años a. C. UGRA 553, supuso un importante cambio en la fisonomía del Cerro de Grañina bañada en su falda por la laguna. Sin entrar en detalles sobre la antigüedad del Campo de Silos, podemos confirmar que el lugar era conocido y frecuentado antes del asentamiento sedentario. La marga, que en abundancia está presente en todo el yacimiento, es perforada y manipulada por el hombre para su hábitat modificada hasta dar una forma similar a pequeñas cavidades naturales. La utilización de la marga está presente en todos los poblados conocidos tanto en la Bahía de Cádiz como en casi todos los yacimientos que desde el Neolítico se asientan sobre estos terrenos. Pero no será hasta ahora cuando se nos ha presentado un poblado con estas características. En este caso, el sustrato de marga no es utilizado únicamente como base para excavar silos, basureros, o las pequeñas o grandes cubetas para la instalación de una cabaña, sino que también se planifica sobre ella, se excava parte o toda la casa, además de accesos, canalizaciones etc. En definitiva, se planifica para vivir bajo el suelo, con las implicaciones sociales que esto conlleva.

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Pesas del telar y trenzadores de cerámica para la fabricación de cuerdas de la Covacha de la Edad del Cobre.

La covacha que excavamos en el año 1997 y los restos arqueológicos recuperados, nos cuentan según nuestras interpretaciones, que se trataba de una vivienda dedicada a la fabricación de tejidos, al menos así lo vemos en los vasos globulares, los cuencos, agujas de hueso, paleta de hueso con restos de almagra, etc.; también la presencia de un telar con los contrapesos de cerámica para los hilos del tejido y los tirantes del telar, y elementos para la fabricación de cuerdas.

islacartare_4_7_puertosantamariaEn la ilustración de la izquierda, reconstrucción del telar de la Covacha, expuesto en el Museo Municipal.

Los análisis polínicos y carpológicos para este periodo, nos exponen un alto porcentaje de nitrófilos que indicaría un paisaje sumamente abierto de pastizales de origen antrópico, formados casi exclusivamente por especies nitrófilas. Hay un alto porcentaje de leguminosas, esto puede estar relacionado con el establecimiento de cultivos de regadío. De hecho, el porcentaje de polen de leguminosas alcanza el 10%.
Se detecta la presencia de formaciones cabezas de serie de la vegetación territorial, caso de los alcornocales, de los encinares o taxones riparios -como en los casos del aliso, fresno, chopo, sauce y, sobre todo, olmo-, zonas dunares -con sabinas, así como pinares de pino piñonero costeros-, alcornocales, encinares y coscojales. La vegetación arbustiva se encuentra representada por jarales, torviscos, brezales, etc., como parte de formaciones forestales dunares (pinares) o bien de los alcornocales y encinares.

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Reconstrucción ideal de la Covacha de la Edad del Cobre y los silos junto a ella.

En la marisma dulce de la laguna la distribución de la vegetación se plasma en un mosaico de diferentes situaciones: pastizal ralo y diversas gramíneas, en otros casos con Senecio jacobea o rodales de juncos; pastizal con especies arbustivas; y helechal con Quercus suber. Otros taxones de ecología hidro-higrófita, exclusivos de aguas dulces, caso del cáñamo, lenteja de agua o nenúfares, no aparecen durante la expansión de la marisma salada. 9-

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Reconstrucciones del poblado de la Edad del Cobre de Pocito Chico, vista desde el cerro de Grañina.

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Reconstrucciones del poblado de la Edad del Cobre de Pocito Chico, vista desde  la laguna.

Los restos de fauna de la Covacha de la Edad del Cobre no ofrecen dudas al respecto, se sigue utilizando la caza para el abastecimiento de carne, pero es el pastoreo para la producción de lana, y otros productos, de las principales actividades junto a la crianza porcina y la agricultura. Los restos óseos suman un total de 1.560 fragmentos, de los que 697 (44,68 %) han podido ser identificados, restos de oveja y de cabra, el porcino era la cabaña más representada, bovinos, caballo, conejos, gato montés y ciervo.

En resumen, pensamos en la existencia de un grupo humano fijado en el espacio, dedicado a la agricultura y al pastoreo. La sociedad sería de tipo igualitario, con existencia de grupos familiares autárquicos, donde existiría algún tipo de jerarquía. La existencia de un trabajo especializado tanto en el tejido de la lana como en la fabricación de objetos de cerámica ha de verse más en el autoconsumo e intercambio a pequeña escala.

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Estela al pie del camino en Pocito iluminada por una Luna preciosa

...continúa leyendo "2.259. EL YACIMIENTO ARQUEOLÓGICO DE POCITO CHICO. Isla Cartare (IV)."

Según el conocimiento que se tiene al día de hoy, los primeros pobladores que se establecieron en tierras portuenses lo hicieron durante la I fase del Neolítico, hace unos 6.000 años (datado por Carbono 14), en un paraje inmediato al mar y próximo al arroyo Salado de Rota, en el pago de Cantarranas (carretera El Puerto-Rota).

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El territorio de Isla Cartare con los asentamientos más antiguos del entorno del Salado de Rota, con dataciones por radiocarbono.

La presencia humana en nuestro término es muy anterior, constatada en las excavaciones que se realizaron a fines de los 70 y comienzos de los 80 en plena costa, en El Aculadero, donde se localizó –según las últimas revisiones del material- un taller lítico de pescadores y mariscadores del Paleolítico, activo hace unos 110.000 años; pero la primera comunidad que tuvo el fin expreso de arraigarse y crear una pequeña sociedad tribal con intereses comunes y compartidos, esa fue la que se asentó en Cantarranas, probablemente procedente de algún punto –al aire libre o en cuevas- de las sierras gaditanas.

CANTARRANAS Y LA VIÑA
El yacimiento de Cantarranas lo descubrimos –junto a nuestro amigo José Ignacio Delgado ‘Nani’ y en nombre del recién fundado Museo Municipal dirigido por Francisco Giles- en 1982, cuando se desmontaban –para la construcción y las fábricas de botellas- las grandes dunas eólicas de hasta 6 metros de altura que cubrían el paleosuelo de arcillas rojas y margas sobre las que se asentó la población neolítica.

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Algunos de los silos y otras estructuras excavadas en Cantarranas. / Foto, Museo Municipal.

Por vía de urgencia, el Museo realizó una primera campaña de excavación en 1982-83, a la que siguieron otras en 1985 –dirigida por Diego Ruiz Mata- y 1986 –a cargo de José Ángel Ruiz Fernández.

En conjunto, en un espacio de unos 6.000 m2 se detectaron los fondos de algunas cabañas del poblado (circulares y ovales, que tendrían paredes de adobe y cubierta vegetal), un extenso taller lítico (3.000 m2) lindero al hábitat, donde facturaban las herramientas precisas para la actividad agrícola (María Valverde estudió cerca de 9.000 objetos, tallados en sílex, principalmente, y en cuarcita), y numerosos silos –12 se excavaron, todos con perfil acampanado- para el almacenamiento de los excedentes de cereales, que fue la base, junto a la actividad ganadera y los recursos pesqueros y marisqueros, de la subsistencia económica del poblado. Y también la de su continuidad y su desarrollo espacial. 

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Vasos del llamado ‘silo de Enrique’ de Cantarranas y elementos líticos de piedra pulimentada y sílex. / Foto, Museo Municipal.

A comienzos de la Edad del Cobre  (o Calcolítico) –hace unos 5.000 años-, la población de Cantarranas creció para ocupar en toda su extensión (5.000 m2) un cerro (45 m) inmediato a la línea de costa y cerca de la desembocadura del Salado, La Viña, a un kilómetro del hábitat neolítico originario.

En 1984, al comenzarse a urbanizar el cerro –hoy Poblado Naval-, se realizó una primera excavación por la Delegación Provincial de Cultura dirigida por Lorenzo Perdigones y otras en 1986-1987 por nuestro amigo –arriba citado- Pepe Ruiz.

Los trabajos dieron por resultado la localización de unos 200 silos, cuyos materiales ofrecieron el mismo horizonte cultural de Cantarranas en su etapa final de la transición al Cobre Inicial, hacia los años 3000-2500 antes de nuestra era.

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Silo de La Viña que contenían vasijas cerámicas. / Foto, Museo Municipal.

Pero no se ocupó La Viña para ser habitada –no se detectó ninguna huella de cabañas-, sino exclusivamente para almacenar los excedentes agrícolas. El hábitat, probablemente, se encontraría más al oeste, junto a la boca del Salado, por el espacio que ocuparía la aldea andalusí de Casarejos. Y también, en casos puntuales, varios silos fueron reutilizados para acoger enterramientos de inhumación individuales y colectivos, en los que se exhumó un rico material cerámico depositado como ofrenda.

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Enterramiento de la Edad del Cobre de La Viña descubierta en la campaña de 1987. / Foto, José A. Ruiz Fernández. 

Enterramientos que eran contemporáneos a los que se descubrieron, al otro margen del arroyo Salado, al construirse en los años 50 la Base Naval: la necrópolis de ‘cuevas artificiales’ que dio a conocer Berdichewsky; cronológicamente vinculados al hábitat localizado al interior del Salado en el yacimiento de Casa Cortázar, también en término roteño.

Así pues, según los estudios de los yacimientos referidos, a uno y otro lado del arroyo Salado existió un importante núcleo poblacional –inicialmente establecido en Cantarranas en pleno Neolítico- que perduró hasta su transición al Calcolítico, cuando durante algún momento impreciso de la primera mitad del tercer milenio a.C. el poblado de Cantarranas-La Viña fue abandonado. Acaso su espacio y su entorno, después de ser habitado y explotado agrícolamente durante más de un milenio, estaba bien amortizado y fue preciso ocupar nuevas tierras en un tiempo nuevo.

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El yacimiento arqueológico de Cantarranas en 1982, cuando lo descubrieron José Ignacio Delgado y Juan José López. / Foto, Museo Municipal.

EN LA LAGUNA DEL GALLO
El Calcolítico se desarrollará en las tierras de nuestro término municipal en dos áreas: en la Sierra de San Cristóbal –al menos en los poblados de Las Beatillas y La Dehesa (éste, el origen del hábitat del Castillo de Doña Blanca), de los que escribiremos en otra entrega- y en el área de influencia del arroyo Salado de Rota y sus afluentes (ver nótula 2.231), de cuyo poblamiento haremos breve memoria a continuación.

Diez kilómetros tierras adentro del arroyo Salado –la columna fluvial que vertebra la campiña portuense- se encuentra la hoy desecada Laguna del Gallo y su marisma, que antes de que las tierras linderas invadieran, por la reciente acción del hombre, buena parte de su terreno, ocupaba una extensión de 120 a 150 hectáreas; espacio lacustre que se alimentaba, abriéndose camino entre las ‘tierras negras’ bajas, por el arroyo del Gallo, que también vertía sus aguas al Salado.

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Cuando las lluvias son abundantes, aún se puede entrever las dimensiones de la laguna del Gallo, como en esta imagen tomada en 1996 desde Las Animas. / Foto, Juan José López Amador.

El entorno de la laguna está rodeado por cerros de albarizas con cota máxima de 90 metros, que si hoy son terrenos desnudos dedicados –desde hace dos mil años- a la roturación agraria intensiva, en la Prehistoria reciente su espacio lo ocupaba un bosque abierto de alcornoques, encinas, coscojas, sabinas, pinos piñoneros…, envueltos con arbustos de jarales, torviscos, brezos…

Según los resultados de nuestras prospecciones, desde su primera ocupación hacia mediados del III milenio a.C., el entorno de la laguna del Gallo mantuvo una población continuada –con algunas fluctuaciones espaciales- durante 2.300 años, hasta el fin del periodo turdetano, a fines del siglo II a.C., cuando Roma impuso otra organización espacial del territorio, explotándose las tierras de la campiña a gran escala desde villae rústicas (antecedentes de los actuales cortijos), desapareciendo los antiguos núcleos de población. 

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Vista de la cara suroeste de Campín desde la laguna del Gallo. / Foto, J.J.L.A.

No sería hasta la época andalusí, entre los siglos X al XIII, cuando el entorno de la Laguna del Gallo volvió a poblarse con aldeas, en número de cinco: CampixGrañina, FinojeraPoblanina Fontanina. Con la conquista cristiana de la región mediado el siglo XIII, el modelo volverá a ser el romano, dividiéndose el espacio en latifundios en manos de una elite económica y social; distribución que se ha mantenido, en buena parte, hasta nuestros días

EL CÍRCULO Y LOS ÍDOLOS DE CAMPÍN BAJO
islacartare_3_9_puertosantamariaSegún indican los materiales culturales prospectados, fue al noroeste de la laguna del Gallo, a media ladera de un cerro, en las tierras de Campín Bajo, donde se estableció durante la Edad del Cobre una importante población –continuadora de la de Cantarranas-La Viña-, el núcleo que vertebró –también con la actividad agropecuaria como base de su desarrollo- el entorno de la laguna, donde se emplazaron otros asentamientos coetáneos de menor entidad y seguramente de él dependientes, arqueológicamente detectados en Venta Alta y, al mismo pie de la laguna, en Pocito Chico. Otro lo localizamos más al sur, en Vaina, junto al curso del Salado (ver primer plano adjunto).  /En la imagen de la izquierda, detalle del vuelo aéreo de 1979 en las tierras de Campín Bajo, donde se aprecia la huella de una gran estructura circular con dos arroyos que la rodean. 

islacartare_3_10_puertosantamariaEn 1984, el geógrafo del Ayuntamiento José Luis Martín informó al Museo de la existencia de una extraña estructura soterrada en las tierras de Campín, según observó en algunas fotografías aéreas entonces tomadas. Ciertamente, según cotejamos con otros vuelos aéreos, bajo tierra parece existir un recinto circular de 120 metros de diámetro (algo mayor que la Plaza de Toros de El Puerto) con la apariencia de ser un poblado cercado o fortificado, que tiene una amplia abertura en el flanco sureste junto al que discurre el curso de dos arroyos –hoy desecados y derivados del arroyo de Campín- y percibiéndose al interior de la estructura anillos perimetrales menores, derrumbes y construcciones de incierto origen.

En este lugar localizamos un ídolo cilíndrico de mármol (20 cm de altura), que aunque presenta la superficie muy desgastada, conserva en la parte trasera el peinado en zigzag propio de estos símbolos religiosos de la Edad del Cobre que se han hallado en algunos asentamientos de Isla Cartare: en las marismas bajas del Guadalquivir –Lebrija, Trebujena y Sanlúcar- y en Torrecera (Jerez), en el curso medio del Guadalete. /En las imágenes superior e inferior, a la izquierda, Idolo cilindro y  Estatua-menhir (‘la dama del Gallo) procedentes del entorno de Campín Bajo. / Fotos, J.J.L.A.

islacartare_3_11_puertosantamariaY abajo de Campín, junto a la laguna del Gallo y al yacimiento de Pocito Chico, en 1999 descubrimos en superficie, extraída por el arado, una pieza cilíndrica (30 cm de grosor) de mármol, fracturada, con una figuración antropomorfa femenina –la dama del Gallo la llamamos-- al modo de un ídolo cilíndrico pero de gran tamaño, similar al de una ‘estatua-menhir’. Tiene un rostro estilizado conseguido por pulimento y la cabellera tallada a golpes. La pieza conserva 1 metro de altura, encontrándose rota a la altura de una hendidura que recorre su perímetro y parece dividirla en dos mitades, por lo que en su origen tendría al menos 2 m de altura. Cronológicamente, ambos ídolos podrían fecharse –grosso modo- a mediados del III milenio a.C., en los inicios de la ocupación de Campín Bajo durante la Edad del Cobre. 

HUELLAS DEL MEGALITISMO 
Estos ídolos son manifestaciones ideológico-religiosas de una sociedad desarrollada y jerarquizada, asociados a monumentos megalíticos, habitualmente a enterramientos colectivos en dólmenes. En el espacio que media entre las desembocaduras del Guadalquivir y el Guadalete sólo se han excavado dos, el sanluqueño dolmen de Hidalgo que en 1959 exhumó Juan de Mata Carriazo y en Rota el dolmen de Munive, pero su presencia en Isla Cartare sería un elemento habitual de su paisaje.

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Francisco Giles, entonces Director del Museo Municipal, y el profesor de la Universidad de Cádiz José Antonio Ruiz ante una estela en Venta Alta (hoy desaparecida), probablemente asociada a un dolmen existente en el lugar. / Foto, J.J.L.A.

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Rodrigo de Balbín –uno de los grandes especialistas de Europa en megalitismo y arte paleolítico- inspeccionando en Venta Alta la estela anterior. / Foto, J.J.L.A.

Elementos que formaron parte de dólmenes del Cobre son las cuatro estelas –de arenisca de la Sierra de San Cristóbal- que hallamos en el entorno de Campín y la laguna del Gallo: en Pocito Chico, una con la figuración de un guerrero, una gran cazoleta y otros elementos simbólicos (expuesta en el Museo, sede del Hospitalito), y otra con grabados esquemáticos y huellas de uso de pulimentar piedra; en Venta Alta, con un puñal islacartare_14_puertosantamariagrabado, asociada a un amontonamiento de grandes piedras soterradas que podrían corresponder a un dolmen; y una cuarta estela –hoy desaparecida- en un camino que pasa por Campín, de cuyas cercanías debía de proceder.

Como ésta de Campín, son abundantes las lajas de piedra que hemos encontrado (y seguirán apareciendo) en la campiña portuense, extraídas durante las labores agrícolas y que secularmente han servido y sirven para marcar los lindes de las fincas y las mojoneras de los términos municipales. Fracturadas por los agricultores para facilitar su transporte y su ubicación, al menos algunas son ortostatos, las piedras verticales con las que se erigían los dólmenes y otros monumentos funerarios. /En la imagen de la izquierda, estela junto al camino de Campín que sube de Pocito Chico a Grañina. 1999. / Foto, J.J.L.A.

EN LA EDAD DEL BRONCE
Decíamos que la población que se asentó durante la Edad del Cobre en el entorno de la laguna del Gallo perduró en el tiempo. Cerámicas del Horizonte cultural Campaniforme, que marca el comienzo del Bronce (hacia 1900/1800-1500/1400 a.C.), las hallamos en Campín Bajo, Venta Alta y Cortijo de los Santos Reyes; y en lugar más retirado, junto a la laguna Salada, en El Barranco. La distribución espacial de estos cuatro asentamientos –distantes entre punto y punto unos 3 km- parece indicar la existencia de una vía de comunicación con el extremo occidental de la Sierra de San Cristóbal, también habitada en este periodo.

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Área de influencia del Salado con los yacimientos con hallazgos Campaniformes, Cogotas I y Bronce Final I.

Otra vía de comunicación, fluvial, pudo existir durante el Cobre y el Bronce (y posteriormente) a través del arroyo Salado de Rota y sus afluentes para enlazar con los esteros de las marismas del Guadalquivir, como apuntamos –recogiendo antiguos testimonios historiográficos- en la nótula 2.217. De cualquier modo, los contactos, fuesen los que fuesen, entre los asentamientos de la laguna del Gallo y los de las marismas del Guadalquivir –especialmente con la población de Mesas de Asta- debieron de ser constantes en el transcurso de la Prehistoria reciente.

La continuidad del poblamiento en torno a la laguna del Gallo durante el oscuro periodo del Bronce Tardío también está atestiguada en los materiales cerámicos prospectados, que vienen a decir que –como ocurrió en toda la Baja Andalucía- se produjo una disminución de la población, abandonándose algunos asentamientos y concentrándose los grupos humanos en los hábitats más pujantes, con más recursos. En nuestra zona, así parece que ocurrió en Campín Bajo, que durante las últimas centurias del II milenio a.C. parece de nuevo presentarse como la población única o más importante de la campiña portuense a comienzos del Bronce Final.

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Dibujos de materiales cerámicos de Campín Bajo: a la izquierda, Campaniformes y del Bronce; a la derecha, Campaniformes, Bronce y Cogotas I.

Un nuevo tiempo surgirá a partir del siglo XIII a.C., acaso con el aporte de gente procedentes de la Meseta, originarios de la cuenca del río Duero; grupos ganaderos trashumantes que se asentarán en nuestras tierras –como lo hicieron en gran parte de la Península Ibérica- y dejarán su impronta –reconocible por la arqueología- en las cerámicas del Horizonte Cogotas I, que en nuestras prospecciones encontramos, exclusivamente, en Campín Bajo y en Venta Alta, con datación final para este periodo en el siglo X a.C. También se hallan en Mesas de Asta.

Por entonces se estaba fraguando en un alto grado de civilización la cultura indígena que posteriormente los griegos llamarán Tartessos, cuyas huellas se hallan en el entorno de la laguna del Gallo en seis asentamientos que localizamos en nuestras prospecciones –siempre con nuestros amigos José Antonio y Nani- de los años 80.

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Vista desde Pocito Chico hacia Campín Bajo. La ganadería fue una de las bases económicas de los poblados del entorno de la laguna del Gallo. / Foto, J.J.L.A

De esos poblados tartesios escribiremos en una próxima entrega, y también del tiempo en que navegantes fenicios, procedentes de algunas colonias del Mediterráneo, pisaron, por vez primera en el siglo IX a.C., los cerros de la laguna del Gallo y que con los indígenas tartesios entablaron fructíferos contactos comerciales.

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Hacha de bronce del yacimiento de Venta Alta. / Foto, J.J.L.A.

De ello escribiremos después de que en la próxima nótula lo hagamos –con la firma de José Antonio  Ruiz, su director-  de las excavaciones arqueológicas que se realizaron a fines de los años 90 en Pocito Chico con los hallazgos de vestigios de poblados de la Edad del Cobre y del Bronce, a orilla de la laguna del Gallo. Al sur de Isla Cartare. / Texto: Enrique Pérez Fernández y Juan José López Amador.

Más de Isla Cartare en Gente del Puerto:
2.217. Isla Cartare. Un recorrido por la historia del término municipal. (I)
2.231. El arrollo de Salado de Rota y la Aldea de Casarejos. Isla Cartare (II).

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