Electra-Peral dio luz eléctrica a la Ciudad hace 115 años. Lo bombilla comenzó a sustituir entonces, al mechero de gas. Este año se cumplen pues 115 de la inauguración de la 'Fábrica de la Luz' de El Puerto. La electricidad entraba en nuestra Ciudad pronto, muy pronto: antes que en otras poblaciones importantes. Hubieron unas causas que lo explican todo, como vamos a ver.
Durante el úlitmo tercio del siglo XIX se desarrolló en Europa la llamada 'segunda revolución industrial'. Sus principales manifestaciones fueron el motor de combustión y la electricidad. Esta última se vislumbraba ya como una forma de energía de enormes posibilidades, en la que el gas encontraría una terrible competidora. El alumbrado eléctrico por medio de lámparas de arco superaba en todo al alumbrado de gas por medio de mecheros industriales, incluido el precio, que lógicamente era un factor básico. Las investigaciones sobre la electricidad tenían tras sí una larga historia en este período del siglo pasado, pero fue la lámpara incandescente de Thomas Alva Edison y su equipo en 1879, la que posibilitó la aplicación comercial de la electricidad al alumbrado y, por consiguiente, su uso generalizado en un plazo variable, condiconado al grado de desarrolllo de cada país.

LA ELECTRICIDAD LLEGA A EL PUERTO.
Tan solo quince años después del inicio -propiamente dicho- del alumbrado eléctrico, este sistema se instalaba en El Puerto a instancias de Isaac Peral y Caballero y de sus amigos políticos en la Ciudad. Ello era así cpor varias acausas. Una, por la simpatía que Issac Peral sentía por El Puerto, por cuyo distrito fue elegido en sucesivas ocasiones diputado a Cortes, aunque finalmente el caciquismo impidiese que tomara posesión de su acta en el Congreso. Otra, la utilización de la fábrica de alumbrado, como arma política en contra de los adversarios, por parte de los peralistas portuenses. Finalmente --aunque no quiere indicarse un orden de importancia al respecto--, hay que considerar también el legítimo interés económico que tenían en el proyecto el propio Peral --retirado ya de la Marina-- y sus socios. En Enero de 1894, Peral solicitaba autorización al Ayuntamiento de El Puerto --y éste se lo concedía-- para instalar una "fábrica de alumbrado eléctrico" con su correspondiente red de cables y alambres aéreos. El alumbrado de gas comenzaba a contar sus días de vigencia en El Puerto.

En la imagen, la Electra-Peral Portuense el 9 de agosto de 1914.
"LA FÁBRICA DE LA LUZ"
En abril de ese mismo año de 1894 comenzaron las obras de la popularmente conocida como "fábrica de la luz", en el número 78 de la calle Larga, que fuera de Francisco Piña. Durante varios meses se procedió a la adaptación de la casa para su nuevo uso, así como a la instalación de las calderas, máquinas de vapor, dinamos, alternadores y demás maquinaria precisa para la producción y distribución de electricidad. Simultáneamente se trabajaba en el tendido del cableado aéreo y se iniciaba la actividad comercial de la empresa entre la población portuense, a fin de lograr los primeros abonados al suministro de electricidad.
La empresa que acometió este proyecto de electrificación para la localidad, denominada Sociedad Electra-Peral Portuense, estaba presidida por Isaac Peral y Caballero, tenía por gerente a Julio Fortunaty y por director de la fábrica al ingeniero electricista belga Alberto Oetthly. Otro de sus directivos era Aniceto Abásolo, colaborador de Isaac Peral. En una situación de grave crisis económica, como la que entonces se vivía, [los ciclos repiten, ahora estamos inmersos en otra crisis] la "fábrica de la luz" fue un proyecto doblemente beneficioso para El Puerto. Con él la Ciudad se dotaba de una moderna forma de energía, con cuanto ello suponía de posibilidades de desarrollo y, por ende, de mejora de la caldiad de vida. A corto plazao, además, contribuyó modestamente a aliviar parcialmente el dramático paro obrero existente en la época.

DOS FECHAS LUMINOSAS.
El 15 de agosto y el 8 de diciembre de 1894 fueron fechas claves para el alumbrado eléctrico en El Puerto. Aunque en el verano la central eléctrica continuaba aún en obras, en colaboración con el Ayuntamiento, realizó un esfuerzo para dar alumbrado eléctrico a las veladas festivas en honor a la entonces popularmente llamada Virgen de Agosto. Fue así como 19 arcos volt´´aicos iluminaron el Paseo de la Victoria y el tramo de la calle Larga comprendido desde este punto hasta la plaza Peral. Se trató de un ensayo prolongado del nuevo sistema de alumbrado eléctrico, porque la central no entró en funcionamiento --plenamente-- hasta el sábado día 8 de dici8embre de 1894, festividad de la Inmaculada Concepción, tras las pruebas llevadas a cabo dos noches antes en unas casas particulares de la calle Luna. Para El Puerto fue un día doblemente festivo; para los peralistas portuenses, enfrentados visceralmente con los partidos dinásticos, un éxito más de Isaac Peral, del que procuraban obtener dividendos políticos. Al día siguiente, domingo, se celebró un banquete en el hotel Vista Alegre en el que ya lucía el alumbrado elécttrico. A partir del lunes, la empresa redobló su actividad comercial, ofreciendo, hasta el 15 de enero de 1895, un 8% de descuento sobre el importe de las instalaciones pagadas al contado. En los días inmediatos se anunciaban los enganches del Casino Portuense y del colegio de San Luis Gonzaga, en el que se estimaba que se colocarían alrededor de 300 lámparas. El alumbrado eléctrico comenzaba a correr a la velocidad que le es propia.

Con motivo de la botadura del submarino Peral en aguas de la Bahía de Cádiz, se le ofreció en El Puerto un banquete con 21 platos de la gastronomía local, según el periodista y escritor Dionisio Pérez.
DEL SUBMARINO A LA ELECTRICIDAD.
El reconocimiento y la fama le llegaron a Isaac Peral, en vida, merced a su invención del submarino. Pero, aparte de esta importantísima contribución científica, durante los últimos años de su corta vida desarrolló una meritoria labor en el campo de la electricidad. El proyecto del submarino no sólo fue, por desgracia, fuente de parabienes, sino de pesares. Por causas que sería prolijo señalar aquí, las estancias responsables de la Marina Española rechazaron el proyecto de Peral: un error del que aún se lamentan quienes se encuentran más cercanos al asunto.

Hecho de papel y madera, el abanico que se muestra en la imagen se entregó como recuerdo a las señoras que asistieron como invitadas en el acto de botadura del submarino Peral en aguas de la Bahía de Cádiz, el 8 de Septiembre de 1888, día de la Virgen de los Milagros. Se puede leer en el abanico, cuando está cerrado, con letras doradas y grabadas: 'Recuerdo' por un lado y por el contrario 'Botadura'.
De resultas del injusto trato recibido, pidió y obtuvo la retirada de la Marina en 1891. A partir de entonces, Isaac Peral se dedicó a la investigación eléctrica y a la aplicación de esta nueva forma de energía en nuestro país. Trabajó como ingeniero electricista de la compañía alemana Lewy y Cohetaler, pero pronto montó una fábrica de acumuladores electrícos de su invención, en la calle Mazarredo, de Madrid. En pocos años montó una treintena de centrales eléctricas o fábricas de electricidad en otras tantas ciudades españolas (Alicante, Murcia, Cádiz, Zaragoza, Tudela, Almería, ...), entre ellas la de El Puerto, hace ahora 115 años. (Textos Javier Maldonado Roso).


Aquellos fueron los lugares de juegos en mi niñez. Aún tengo en mi mente las campanas del convento de Las Salesas, que sonaban a las siete de la tarde todos los días de manera armoniosa y sincopada; quizás fuesen aquellos toques los que me motivaron, los que me llevaron a la afición por la música. Doña Rosita (calle Cielo), Antonio de la Torre, El Hospitalito, fueron los colegios de primaria. Luego vendrían los Jesuitas, donde estudié Formación Profesional. (En la imagen, Koky con apenas dos años, en la playa de La Puntilla).
EL PRIMER CONJUNTO MUSICAL.


EN EL SAHARA.




AMIGO DE JUAN TAMARIZ
¿Donde estábamos hace 40 años? ¿Nos creíamos que el hombre había llegado a la luna aquel 20 de julio de 1969? ¿Nos levantamos a ver la televisión -en blanco y negro- de la época? ¿Como lo vivieron aquellos porteños entonces? ¿Sabíamos quien era Jesús Hermida? Esto responden una docena de porteño. Podrían ser otra docena de porteños igualmente representativa, pero esta es la primera selección que nos ha parecido oportuno presentales. Si lo desean, pueden contarnos sus recuerdos e impresiones en los comentarios.
KOKY. Músico y Mago. "Tenia 19 de años, mis padres me llamaron a las tres de la mañana para ver el acontecimiento; lo vi en una televisión que teníamos en blanco y negro. Mi padre me enseñó mucho sobre astronomia, --era aficionado-- y tenia muchos conocimientos. También teníamos en casa la colección completa de las obras de Julio Verne. "De la tierra a la luna" me la leí un monton de veces. Mi padre ya me decía que Verne era un visionario".
PIPI GAGO. Periodista. (No publicamos la edad que tenía entonces). "De lo único que soy consciente en relación a la llegada del hombre a la Luna, es que en ese momento entró en mi vida el periodista Jesus Hermida. En el fondo siempre quise ser como él. Después se ha escrito, radiado y televisado de todo en relación con aquel acontecimiento que cambió para siempre la percepción del hombre ante el espacio y el universo. Y yo con estos pelos".
PEDRO CARDEÑOSA. Psicólogo Industrial. "Yo sólo tenía 4 añitos, por lo que no me enteré de nada. Lo que sí pude comprobar en años sucesivos fue la incredulidad y el escepticismo de las gentes de un pueblo pequeño de la Siberia Extremeña, que fue donde nací y me crié. La gente no se lo creía, pensaba que era un montaje hecho en un plató de televisión o de cine y algunos se fueron con ese convencimiento a la tumba. ".
ANDRÉS REINA. Comercial de Romerijo. "Con 10 años estaba estudiando en el colegio San Rafael, de Jerez, y a la vez trabajaba en la famosa y ya desaparecida venta de la carretera de la Cartuja, Venta de los Negros, donde me inicié en la hostelería. No me levanté de noche para ver el acontecimiento porque tenía que trabajar, pero si lo ví, lógicamente a través de Televisión Española, al día siguiente. Es algo que no se olvida".
FRANCISCO M. ARNIZ. Pintor. «Yo contaba, por aquel entonces 17 años. Estuve jugando al dominó aquella noche en casa del cura don Ramón González Montaño, con él, su madre, sus hermanos, un tío suyo y algunos jóvenes asiduos de la Parroquia del Carmen, entre los que se encontraba Antonio Carbonell. Cuando pisaron la Luna, echamos a correr por la calle Larga hasta la Plaza Peral, donde se estaba celebrando el acontecimiento».
MODESTO BARRAGÁN. Director Territorial de Canal Sur. "Tenía cinco años. Estaba junto a mi abuelo viendolo en una TV en blanco y negro y no se me olvidará a mi abuelo Paco Ríos, Cosario de profesión, que tenia la costumbre de poner comentarios a los "partes" diciendo una y otra vez "--Qué cara más dura tienen estos tíos. La luna. Ezo cómo va zé home?. Eso son 'periquines' (que es como en Ubrique llaman a los títeres y a los dibujos animados)".
LUIS SUÁREZ. Abogado. «Tenía 25 años, estaba terminando la carrera de Derecho. La noche del 20 de julio me levanté, como casi todo el mundo, y me impresionó ver aquellas imágenes en B/N: parecía una cosa muy rara, con los astronautas flotando sobre la luna por efecto de la falta de gravedad. Luego me enteraría que los americanos le pusieron a un cráter el nombre del físico español Miguel Catalán, padre de mi buen amigo el filólogo e historiador Diego Catalán Menéndez-Pidal».
MANOLO MORILLO. Actor y bancario. «Recuerdo haberme levantado de madrugada con mi padre, (mi hermano el segundo dice que él también estaba) sentarnos frente al aparato de T.V. General Eléctrica Española, y sentirnos testigos de un hecho inconcebible unos pocos años antes. Curiosamente hacía poco que había leído el libro de Julio Verne 'De la Tierra a la Luna', y me parecía sumamente asombroso estar viendo aquello por televisión (tenía 12 años). Se me quedaron grabados para siempre el nombre de los tres astronautas que pilotaron el Apolo XI y pusieron por primera vez el pie en la Luna: Armstrong, Collins y Aldrin».
JOSÉ LUIS JIMÉNEZ ALCÁZAR. Restaurante La Solera. «Andaba por los 25 años, tenía familia y tenía que darles de comer todos los días. Así que trabajaba, precisamente, para los americanos en la Base Naval de Rota, llevando la concesión de los comedores militares y además, en verano, explotando algunos chiringuitos en las playas roteñas. Esa noche no me acosté y vi, en directo, a Jesús Hermida primero y luego el alunizaje. Desde entonces han habido unos cuantos...»
ANTONIO CARBONELL. Emérito asesor en materia pesquera. “Acababa de cumplir la mayoría de edad y aquella noche jugábamos la habitual partida de dominó en casa de la familia González Montaño, situada en la calle Larga, colindante con el Centro de Afanas “Mercedes Carbó”. Pero cansados de tanta espera y aprovechando que la noche era esplendida, José González Montaño y su tío Eduardo, me invitaron a dar un paseo. Encontrándonos casi a la altura de Bar Central, esquina de la calle Luna y Larga, oíamos que nos llamaban y emprendimos rápidamente el regreso para no perdernos el alunizaje televisivo. Me llamó mucho la atención que uno de los comentaristas televisivos relacionara el mes de julio, llegada del hombre a la Luna, con Julio Cesar. Quizás fue lo que más me impactó, incluso más que el propio hecho. No era para menos".
PRUDENCIO L. CAMPUZANO. Comunicador. Justo el 20 de julio de 1969 cumplía 23 años. Teníamos un televisor Telefunken y el aparato había costado 30.000 ptas. incluyendo antena, mesita y estabilizador. Siempre había que comprar la mesita que era de un diseño horrible porque no había otro sitio idóneo para colocar el receptor y el transformador. Llamaba la atención de aquel comunicador, Jesús Hermida, porque se salía de los arquetipos conocidos que eran bustos parlantes. Esa noche estuvimos pendiente de aquel alunizaje aunque a decir verdad pensábamos que una vez que había llegado a su destino el módulo lunar, los astronautas iban a bajar del tirón, cosa que no fue así. Decidimos irnos a dormir a las tantas pensando que al día siguiente repetirían el momento histórico, como así fué. Recuerdo que ya en aquellos momentos se decía que una vez llegados a la Luna, lo de situar un hombre en Marte estaría a corto plazo. Nadie pudiera imaginar que pasado 40 años aún no tengamos ni la menor perspectiva.
ENRIQUE BARTOLOME. Abogado. "Cuando aún celebraba mi 12 cumpleaños, oí decir en casa que tres astronautas llegaban a la Luna. Entre la intensa jornada playera en la Caseta familiar de la Playa de La Puntilla y los juegos en la calle con los amigos, tan sólo tenía tiempo para meterme entre pecho y espalda, a media tarde, ese bocadillo de chocolate que tanta energía me daba. Como repitieron tanto la noticia recuerdo como una nave que parecía de "extraterrestres" se posaba en un montón de polvo. Ese es el recuerdo que tengo... y es que por entonces yo si que estaba en la Luna".

Le preguntamos si su comida, además de fácil esta buena. "--Esta buenísima, quien prueba la cocina impostora cae en sus garras, porque una de sus cualidades, no por secundaria menos importante, es disfrutar del placer de engañar a los invitados y hacerles creer que te has pasado toda la mañana cocinando, que lo que les preparas son cosas muy elaboradas, cuando la realidad ha podido ser que las has hecho en 10 minutos y con unos cuantos truquitos. Ese es un placer añadido y no menos importante." Sobre su engaño más espectacular, Falsarios afirma que: "--Pues no sé, porque la verdad es que yo soy un profesional del engaño, estoy en el filo de la delincuencia casi… Hombre, en recetas un poco más sofisticadas, hago unas fabes con almejas riquísimas que parecen caseras absolutamente y son de lata, pero están "tuneadas" de tal forma, que cuelan mucho. También hago una paella espectacular, con el arroz suelto en su punto, que está hecha con vasitos de arroz para el microondas, aunque yo no lo uso". (Foto: Paloma Puya).
mediático de Falsarius Chef y su peculiar forma de cocinar, que está siendo entrevistado en numerosos periódicos, radios, televisiones y demás, entre las que cabe destacar sus recientes apariciones en el
CHEF FALSARIUS.
EL CÓDIGO FALSARIUS.
FALSARIUS EN INTERNET



Continuador de la arquitectura del siglo XIX, es la fábrica de harinas de la calle Postigo el primer proyecto del que se tiene constancia, siguiéndole una serie de reformas de fachadas hasta 1921, en que realiza la bodega del Fino Coquín, en Pozos Dulces, así como uno de los edificios más emblemáticos de la época: los Baños Termales. Situado en la rotonda de la Puntilla, se erigió en aquellos momentos en símbolo de la incipiente promoción turística de la ciudad.




Matías Ayuso Marín (1920-2000). Nace en el antiguo Cuartel de la Guardia Civil, en la calle Cielos, frente a la calle Santa Clara, el 8 de septiembre, Día de la Patrona. Ese año nacen también Juan Antonio Samaranch, Isaac Asimov, Federico Fellini, Juan Pablo II, Alberto Sordi, Ray Bradbury, Mario Benedetti, Mario Puzo, Miguel Delibes, Melina Mercuri y muere Benito Pérez Galdós.

De regreso a El Puerto, en 1942 continúa trabajando y estudiando en Poullet, donde tiene como profesor a Hipólito Sancho de Sopranis quien, a la sazón trabajaba en el Departamento de Relaciones Internacionales de Bodegas Osborne, examinándose en el Insituto Padre Luis Coloma de Jerez. Cursa los estudios de Practicante en la Facultad de Medicina de Cádiz entre 1946 y 1947, diplomándose con 27 años el 30 de Octubre de 1947. Se casa en 1950 con Carmela Romero Torrado, con la que tiene dos hijos, Maria del Carmen y José Antonio. Implicado en todas las cosas de su Ciudad, fue rey mago en una Cabalgada de Reyes de la década de los cincuenta del siglo pasado. Fue, igualmente, socio fundador de la Hermandad de la Oración en El Huerto, con el número 12. (En la fotografía, Matías con 25 años, en una azotea desde la que podemos divisar la fachada del Colegio de San Luis Gonzaga. Año 1945).











TOURMÓVIL.
Soy Virginia García Martínez. Nací en Cádiz el 10 de septiembre de 1976, en la pequeña clínica del Dr. Nicolás Abreu, en pleno casco antiguo de la ciudad. Es el médico que ha asistido en el parto a la mayoría de las mujeres de mi familia. Y, por eso, en su homenaje, uno de mis primos se llama Nicolás y mi hermana Esther, como su hija. Soy gaditana de alma, portuense de corazón y madrileña de adopción. A los tres días de nacer me llevaron a El Puerto y allí me crié hasta los 17 años, cuando mis padres me enviaron a Madrid. En la capital llevo casi media vida pero procuro conservar el acento portuense. Eso sí, por pura inercia o simplemente por oficio, lo disimulo cuando las cámaras y los micrófonos se encienden...
ESTUDIOS EN MADRID, PRÁCTICAS EN EL PUERTO.
LA UNIÓN EUROPEA Y EURONEWS.
Pero en aquella época ya llevaba más de dos años fuera de España y regresé a El Puerto. Un grupo de empresarios de la ciudad estaba poniendo en marcha una nueva televisión: OndaLuz. El proyecto me encantó y trabajé en su arranque. El principal accionista, José Gijón, confió en mi y me permitió presentar el informativo de la noche. Trabajé muy a gusto. Éramos un grupo de periodistas jóvenes con muchísima ilusión y muchas ganas de trabajar. Recuerdo la inteligente dirección de Javier Municio (Jefe de Informativos); Ana Huguet y Pedro Espinosa, actualmente dos de los grandes valores de la SER-El País en la provincia de Cádiz...
Tras tres años como reportera decidí pasar al otro lado. Acepté un puesto como coordinadora en España Directo en TVE; luego regresé a Antena 3 como subdirectora de “A 3 Bandas”, un programa de tarde; luego me fui a “A Fondo” en Informativos de Antena3. El año pasado la cadena me propuso ponerme frente a las cámaras y estuve unos meses como colaboradora de actualidad de “El Método Gonzo” y eventualmente de “Espejo Público”. Pero a mi no me apasiona la cámara y prefiero estar en la trastienda. Actualmente sigo en Antena 3, como coordinadora de “Tal Cual lo contamos”, el programa de tarde que produce Plural, la productora de PRISA. Yo me encargo de los contenidos de Actualidad e Investigación.
Antonio Collantes Ramos nació en la calle Mazuela núm. 6, frente a la fragua de Curro Canales, el 7 de noviembre de 1947, segundo hijo del matrimonio formado por Antonio y Milagros. Aquella unión duraría poco; su padre, panadero de profesión murió de leucemia a los 33 años dejando a su madre viuda con 28. Su madre se casó con el hermano de su padre, viudo también, que venía con una prole de siete hijos, más los tres de su madre, mas uno que tuvieron en común, formaron una familia mas que numerosa, entre hermanos, primos hermanos, entenaos y hermanastros a la vez. Está casado con Ángela Ruiz González, de cuyo matrimonio celebrado en 1973, tienen tres hijos.
(En la fotografía de la izquierda de la imagen, Antonio, Felipe Romo 'el Lúa' y Joaquín Albert, el virtuoso guitarrista, vestido de deportes, en el Campo d ela Gimnástica, en 1959). A partir de las 12 de la noche jugaban a la pelota en los alrededores de la Plaza de Toros y a continuación se marchaba a su casa a cenar lo que hubiera para dormir agotado de la larga jornada. Al día siguiente, a las 8 de la mañana, otra vez en planta. Como recuerda Antonio, en la barbería estaba desde las 9 de la mañana de los lunes hasta la hora del fútbol del domingo en la que, los parroquianos que quedaban en dicho ‘centro social’ marchaban a ver el partido del Racing o del que tocara, a eso de las cinco de la tarde.



SU PRIMERA PELUQUERÍA.

EL PUERTO-PUENTE GENIL EN BICICLETA.
LAWRENCE DE ARABIA.

ALBERTI EN ELHOSPITAL.
Otro ilustre visitante del Hospital lo ha sido el que fuera primer ministro de Portugal, Antonio Guterres, ex-presidente de la Internacional Socialista y Alto Comisario de las Naciones Unidas para los Refugiados quien, durante su estancia en El Puerto en un veraneo en Las Redes, tuvo que desplazarse a la clínica a visitar a un familiar suyo allí atendido y de quien el Dr. Carmelo Delfín guarda un grato recuerdo por su amabilidad y educación quien llegó a regalarle un libro. Conserva una anécdota del día que se marchó de El Puerto pues pasó a despedirse, alabando lo tranquilo del hospital. Lo que no sabía el entonces primer ministro luso era que media hora antes un trastornado mental, llevado poco antes por la policía, había querido suicidarse desde los pisos altos. Carmelo tuvo que hacer uso de su fuerza y agarrarlo para evitar que cometiera el desaguisado que anunciaba.
EL MÉDICO PINTOR.