En los últimos tiempos se vienen produciendo en El Puerto derrumbes a causa del mal estado de conservación de muchos edificios del casco histórico. Numerosos inmuebles del casco histórico se encuentran en una situación arquitectónica muy precaria, con desperfectos en sus fachadas y graves daños en sus forjados y cubiertas, de manera que durante este pasado invierno, en el que ha habido intensas lluvias, se han desplomado parcialmente tres edificios sobre la vía pública y varias calles permanecen aún cortadas al tráfico por riesgo de desprendimiento.

El mal estado de conservación y mantenimiento inadecuado de edificios del patrimonio histórico es también destacable. Precisamente, uno de los derrumbes que mayor impacto causó se produjo en el histórico Palacio de Vizarrón, declarado Bien de Interés Cultural con categoría de monumento, uno de los más destacados ejemplo de casas de cargadores a Indias de la provincia, también conocido con el nombre de Casa de las Cadenas.

Fue el pasado 22 de marzo y se produjo en la zona principal de la casa-palacio, donde residen aún algunas familias de renta antigua. Los techos se cayeron sobre uno de los partiditos del monumental edificio, arrastrando tejas, ladrillos viejos y vigas podridas, que se desplomaron sobre la planta primera, justo encima del almacén de ultramarinos Las Cadenas, cuyo propietario se ha visto obligado a cerrar el negocio después de más de treinta años de actividad. La empresa propietaria de este edificio del siglo XVII, Hato Verde Golf, se ha limitado a apuntalar el caserón.

Otro edificio perteneciente al patrimonio histórico local y que presenta un lamentable abandono es el antiguo Hospital de San Juan de Dios, de propiedad municipal, construido en el siglo XVIII, y dependencia del SAS hasta 2001. Hace escasas fechas fue reparado el balcón principal de su portada, que se desprendió parcialmente. El hermoso edificio tiene fachada a la avenida Micaela Aramburu y al río Guadalete (paseo de la Bajamar), y alberga en su interior un patio porticado y la bóveda de una escalera señorial decorada con yeserías.

La Iglesia Mayor Prioral, gran muestra del “gótico catedralicio” y también BIC, ha sido objeto de mayor atención por parte de las administraciones y otros organismos. Ha visto cómo se le hacían bastantes reparaciones y recuperaciones de su gran contenido artístico, pero preocupa el estado de sus sillares de piedra. Muchos están muy desgastados y amenazan con desplomarse sobre la vía pública, con riesgo para los viandantes, algo que ya ocurrió a finales de septiembre de 2012, cuando se desprendieron unos cascotes de piedra de la Puerta de Las Campanas. /Texto: José Antonio Hidalgo / Carlos Benjumeda.















Hace años que hemos desterrado la manteca colorá, la blanca con zurrapa de lomo, la colorá con tropezones de asaduras o la de zurrapa de morcilla o, incluso, la delicia de las delicias, la verdadera y auténtica exquisitez, el súmmum de la delicatessen: la pringá, así como suena, con su cacho de tocino. Todo lo descrito no se puede comer a diario por la vida sedentaria, a no ser, que se juegue al tenis, se caven zanjas y otras cosas por el estilo.


En esa línea de arte sacro, José realizó un cuadro al óleo con la imagen de San Francisco de Asís, que donó a la Hermandad de los Afligidos a la que pertenece, que se encuentra en la iglesia del mismo nombre, junto a la puerta de acceso al claustro del antiguo Convento San Juan de Dios, luego Hospital Municipal, hoy en desuso, que fue bendecida el 4 de Marzo de 2012 por el Ministro Provincial de la Orden Franciscana Fray Severino Calderón Martínez OFM. /En la imagen de la izquierda, José finalizando la obra de San Francisco de Asís.



Nos complace recordar y divulgar algunas pinceladas biográficas de este portuense en el 140º aniversario de su fallecimiento, ocurrido el 13 de julio de 1873, personaje que ya fue reivindicado como “Portuense Ilustre” por el archivero Juan Cárdenas, hace ahora un siglo, al incluirlo como tal en la relación que publicó en la Revista Portuense del 30 de abril de 1913. /En la imagen, portada de la casa de San Sebastian número 5, casa en la que probablemente naciese Ramón Coloma, en la que vivía la familia en 1816.
Fue Luis Coloma Roldán, el Padre Coloma, el tercero de 14 hermanos, hijos todos del matrimonio formado por Ramón Coloma Garcés y Concepción Roldán. Hoy vamos a incorporar a la galería de personajes portuenses de siglos precedentes que venimos publicando regularmente al progenitor de este insigne literato, el destacado médico homeópata Don Ramón Coloma Garcés. Debió nacer en los primeros años de la Guerra de Independencia en la casa número 38 antiguo y 5 actual de calle San Sebastián, casa conocida como de “Villette” por el blasón en bajorelieve de esta notable familia de origen francés que figura en su portada. En 1816, figura censado con su familia, compuesta por el padre, Pedro Coloma Partearroyo, nacido en la población nombrada Rio, en el Valle de Mena, en Cantabria, comerciante y cosechero, de 43 años de edad; la esposa de este y su madre, María de la Paz Garcés, de 32 años y cuatro hermanos: dos mayores que él, Manuel y José, de 11 y 9 años y dos menores, José Pedro y Eugenio, de 7 y 4 años en esa fecha, en la que se indica que él tiene 8 años. /En la imagen, Luis Coloma Roldán.



