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Parada de Coches de Caballos en la Plaza de Isaac Peral, camino de la Feria.

Permitidme que me suba al pescante de un coche de punto y que me aúne y me mezcle con los Potoco, los Cuín, los Moros de Sanlúcar; con los Naterros y los  Canarios, de Chipiona; los Juan Lanas de Rota; los Benito, Amalio y El Coreano, de Jerez: con Poquito y El Sanitario, de Cádiz... que arriban con sus milords, sus manolas y sus jardineras, traídas por caminos de arena, con un jaco de reata para refresco, para terminar sentando sus reales en la rinconada de La Campana o en la Plaza de Peral, que --a pesar de los pesares--todavía guarda un olor mixto de estiércol y azahar inigualable. Allí, junto a la acera frontera de la casa de Sánchez-Cossío, la bodega de don Serafín Álvarez y la tienda de El Chico, donde, por cierto, acaban de entrar Perico Lastra, Joaquín Sancho y Luis Fernández-Sanz, que vienen de dejar el palique con Cayetano el de La Alegría , allí, están, digo, como clavados, los coches de Pacurri, del Mellizo, de Juan Ramón, de Navarro, del Sordo Gallego, o de Manolito Ariza, últimos vástagos de las míticas estirpes de caleseros portuenses que ensalzaran Richard Ford, Fernán Caballero o Federico Rubio.

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Cola de los Toros, en el edificio donde estuvo la Caja de Ahorros de Cádiz,  calle Larga esquina  con la Plaza de Isaac Peral. Foto Monclova.

Por la calle Larga, un borbotón de gente, a grupos, va andando, como en peregrinación. Otros hacen cola en la taquilla de los Toros. De balcón a balcón doña Rosalía Tinajero comenta no se sabe qué con Candelaria Leal y Clemente, el guarda, recalca su autoridad a una gitana que ha confundido los árboles de la plaza con los del huerto naranjel. Veo a la puerta de su casa, escamondados, a Enrique, a José Mari y a Consuelito con la oronda tata; y a Chonita Lassaletta con su abuela y su padre, Pepe, derrochando simpatía y gracia; el padre Iñigo, como una exhalación entra en su casa resoplándose con la canoa a modo de abanico...; se oyen los rítmicos y acompasados cascos de un grupo de caballos. Son las jacas camperas, cruzadas, que montan Chano y Diego Colón, señores de Las Manoteras, como lo fuera aquel ilustrado y dieciochesco don José Reinoso. Eustasio Torrecillas, Lolo Sánchez-Cossío y Luis Fernando Terry enfilan la calle Larga al paso franco, tranqueando con sus caballos que tiran los mosqueros de oreja a oreja; pasa el milord, tirado por dos caballos bayos, de doña Carmen Noguera Jiménez, la prima de Juan Ramón el poeta de Moguer; de la la Casa Caballero, cruzan la jardinera con las mulas Pescadera, CarboneraLa Chata y, al pescante, Agustín Margallo y el faetón guiado por Joaquín Panales con cuatro caballos del hierro del Infante de Sanlúcar: Pavón, Benito, Milenario y Macarena.
El Coreano, que estaba "en primera", ha cogido un viaje y yo corro turno a ver si me estreno y me incorporo a la caravana. A la izquierda, más allá, veo a Milagros Govantes y a Carmen Gaztelu que toman por asalto la manola de doña Victoriana y vuelven a la mula cara al Paseo de la Victoria. Gente multicolor y varia se jalea con palmas redobladas en corros peripatéticos; otros esperan , en grupos, en los escalones de las casapuertas y aun otros descorren tímida y curiosamente los visillos de los cierros para contemplar el espectáculo.

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Coche de Cabalos al llegar a la Feria de Ganado de 1960.

Por fin me estreno. Invade mi coche una señora gorda, con sus hijas vestidas de gitana que se sientan sobre los arcos de la capota, con sus trajes rebosantes. Arreo a mi jaco. "--¡Látigo atrás!", me dicen. Yo tomo mi tralla y la lanzo amenazante a quien quiere viajar de balde. Me incorporo, riendas en mano, en el pescante, giro, me asiento e inicio mi marcha hacia el ferial. Cubriendo la carrera a los transeúntes, a un lado y a otro de la calle, puestos de turrón, de almendras garrapiñadas, de fruta de Aragón, de coco de La Habana y reolinas que siempre tocan y  "--¡Al rico parisién, compre!" Ampulosa y percherona, Cruz Hernández se asoma a las persianas del balcón de su casa. Al llegar a la calle Espíritu Santo, se incorpora un cortejo de caballistas y amazonas: Fernando y José Manuel Terry, Perico Barbadillo, Cayetano Bustillo y Pepe Ñudi, Loli Caballero, Milagros y Mency Terry. Ellos, de corto, montando a la vaquera, y, ellas, con faldas, sobre monturas de corneta. En la esquina aguarda Juanito Buhigas, auriga en la vagoneta que engancha en tresillo a la calesera. Más adelante, el Tato Quijano se acerca a la casa de don Rafael Fernández de Haro para recoger a Merceditas.

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Caballistas por la Plaza de los Jazmines y el Arco de la Trinidad. Al fondo, la Ermita de los Caminantes, engalanada para la Feria.

En la Plaza de los Jazmines, el pitter de Lamarca, enganchado a la media potencia con cinco caballos del "bocado", por el cochero más fino que vieron los tiempos: Joselito Buhigas, tan menudo de cuerpo, como grande sobre la cuña del pescante, manejando pendones de riendas incontables. Al pasar por la Victoria, el paseo descansa de una recién cerrada velada de noche. Los basureros arriman basuras, papeles, botellas, hollada comida y Luis Espino Pino, riega con el coche del agua, el Hispano-Suiza, para dejar en orden el recinto nocturno. Junto a la portada de las "tías encueras", la ermita pequeña de los Caminantes y la oronda fuente de la que Eduardo Ruiz hiciera manar milagroso el vino. Quietas, de día, las carmelas valencianas, plagadas de figuras variopintas y espejos; la tómbola de las Luisas de Marillac, donde Carmen Pérez, Magdalena Domínguez, Charo Jiménez, Pepita Castro o Paquita y Catana Aquino reparten la suerte en forma de medias botellas y cachivaches inservibles.

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El Cortijo, en el Paseo de la Victoria.

Y el Cortijo, tan blanco, con sus surtidores rocosos, en el que todavía está el eco de Agustín Embuena anunciando a Juanita Reina. "Tadeo" y su caseta y Murga, con la suya y la de la "Peña de los Embusteros", tan dignamente presidida por Luis Benvenuti y en la que hay un pozo de vino que se escancia a cubetas, descansan. El carrito de los sifones y las gaseosas de Rivas, y el otro mayor, de la Cruz del Campo, presa en barriles ovoides de roble, reponen la mercancía allí donde falta. Y el tablado de la música, donde la banda de Rocafull, la más torera del mundo, junto a la del maestro Tejera de la Maestranza de Sevilla, entonó, por la noche, sonoros pasodobles.

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Atracciones en la Feria de 1961.

Al fondo, el penal, el Teatro Chino, el tren de los escobazos, los espejos de la risa, el laberinto, la zaranda, la ola y las cunitas, el carro de las patás y los cochecitos, los Cristobitas y los hermanos canarios, la vaca Paquita, aquella de las cinco patas, cuatro cuernos y tres ubres, descansan hasta el atardecer. Continuará. (Texto: Luis Suárez Ávila).

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Escaparate engalanado por Feria. Al fondo cartel de 1946, original del pintor Juan Lara. Podemos ver, entre mantoncillos y lunares, sobre la mesa tres botellas de vino de González Rico Hermanos. (Foto Colección V.G.L.)

cartelferia_1946_jli_puertosantamariaJuan Lara, el pintor de la luz, fue el “pintor de la Feria” pues nadie como él ha pintado y anunciado tantas veces y con tanta maestría el acontecimiento festivo de El Puerto por excelencia: en 1946, 1947, 1949, 1963 (reeditado en 1987), 1970, 1971, 1972, 1973 y el definitivo de 1989, con el que rompió moldes. Luego se publicaron póstumamente y como carteles de Feria, cuadros suyos pertenecientes a colecciones privadas y cedidos por sus propietarios para las distintas ocasiones en los años: 1995, 1998, 2001 y 2001. Para la Peña La Charanga -la otrora Caseta La Maruja- pintó algún cartel anunciador de la caseta.

A continuación vamos a tener la oportunidad de leer  que piensa el propio pintor, --entremezclada con su producción ferial--, el propio Juan Lara sobre la Feria, los carteles y la pintura, en una reflexión desnuda, compartiendo sus pensamientos, sus puntos de vista, como tantas de aquellas que le gustaba hacer en vida. (En la ilustración de la izquierda, el primer cartel que pintó Juan Lara para la Feria de 1946 y que aparece recogido en la fotografía superior que inicia esta nótula).

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Carteles de Feria correspondientes a los años 1947 y 1949. Juan Lara.

LA FERIA Y EL ARTE DE LA PINTURA.
«Existe un gran paralelismo entre una y otro, el colorido, la luz, la alegría, el festejo se prestan a innumerables interpretaciones, si bien hay que cuidar mucho el acierto, pues siendo todo lo popular, el público entiende lo que se le quiere “decir” y están prestos a críticas ácidas que al artista le duelen en lo más hondo. Pero así son las cosas públicas y así es en la pintura, en el toreo y en todas las manifestaciones análogas. Por otra parte, cuando la fortuna sonríe, cuando la edición es buena y el pueblo da su visto bueno, la alegría interior nos invade así como una gran sensación de felicidad.

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Cartel de Feria de 1963. Se reprodujo 24 años más tarde en 1987. Juan Lara.

No es tarea fácil el pinar un cartel anunciador de la feria, y pese a que el encargo de efectuarlo se toma con la mayor ilusión y esperanza, pronto se inician los inconvenientes, siendo el principal el que aunque la imaginación vuele hay que decidir un solo tema. Y eso que ahora existe un sistema de reproducción muy moderno y sofisticado, pues antes se limitaban las tintas y otro dibujante técnico tenía que efectuar el trabajo.

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Carteles de las Ferias de Primavera de 1970 y 1971. Juan Lara.

Particularmente yo he tenido la ocasión de hacer unos cuantos carteles, muchos por el procedimiento antiguo y ya los últimos sobre tamaños, tintas y papel modernos. Siempre empleo el procedimiento al guache, que sobre un buen papel bien entelado y terso ofrece unas calidades extraordinarias y admite pintar con la soltura del óleo, pero más limpio y de tonos más brillantes.

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Carteles de la Feria de Primavera de los años 1972 y 1973. Juan Lara.

Empleo y predico que los temas del cartel anunciador de una feria deben ser de suma sencillez, que el pueblo, a quien va dirigido el anuncio, lo entienda rápidadmente, o sea, las estampas cotidianas: los grupos en escenas de bailes o cantes, las copas y toda esa farándula que en sí, es la feria.

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Carteles de la Feria de Primavera de 1995 y 1998. Juan Lara.

Yo no se si volveré a pintar un nuevo cartel, pero se me quedó por hacer alguno de aquellas escenas de las ferias de mi niñez y juventud, aquellas escenas de caballos, ganado en general, aquellos tenderetes del campo del Tiro de Pichón, las escenas multitudinarias de las calderetas a campo libre, donde el buen humor, la alegría y el vino daban el calor y el color a esos días portuenses en fiestas, que terminaban en las Veldadas del Paseo de la Victoria.

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Carteles de la Feria de Primavera de los años 2001 y 2002. Juan Lara.

Y de por medio las corridas de toros, la playa, y tantas y tantas cosas que alegraban el espíritu. Cada uno de los carteles que se han venido publicando, tiene en su sola escena, todo lo que esta fiesta representa y todos ellos merecen el respeto y la admiración del público, porque cada artista quiso y ofreció lo mejor que tenía para solaz y contento de su pueblo, de sus gentes.» Juan Lara Izquierdo.

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“Cartel de Feria”. Óleo de Juan Lara. 1989. Estudio cartel de Feria nº 1, grafito sobre papel 23×21 cms. Estudio cartel de Feria nº 2., carbón sobre papel continuo. 63×83 cms.

“Cuando pintó una de sus obras maestras, el cartel de la Feria de Primavera de 1989, realizó antes dos bocetos previos: las distintas versiones o puntos de vista, los cambios de composición, las detallistas anotaciones en los márgenes, sobre todo en el primero, ponen de manifiesto hasta donde llegaba el estudio de una sola obra, hasta que punto se involucraba en su trrabajo. Para rematar, la prueba de colores que realiza para conocer los materiales que va a utilizar, denota que era un artista completo, que quería dominar desde el dibujo preliminar hasta el resultado final. ¿Con una experiencia de cincuenta años era necesario tanto trabajo? Ni, si Juan no hubiera sido un perfeccionista. Sólo le interesaba, solo le entusiasmaba, la obra bien hecha”. Enrique García Máiquez. Del Catálogo de la Exposición “Juan Lara. Pintor Portuense. 1929-1995? organizada por la Academia de Bellas Artes Santa Cecilia.

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En la fotografía, tomada en 1980, durante la presentación de las Carpetas «Pueblos Blancos gaditanos y Pueblos Rosas de México», que tuvo lugar en el Banco Exterior de España, actual BBVA, donde en el pasado estuvo la confitería “La Perlita”. De izquierda a derecha, Francisco Arniz, Juan Lara, el entonces concejal de UCD Victor Unzueta Gabiola, recientemente desaparecido, y Rafael Bellvis, el valenciano que, a sus 95 años,  lleva mas tiempo viviendo en El Puerto y a cuya comunidad autónoma se dedica la presente edición de la Feria de Primavera y Fiesta del Vino Fino. Además, Bellvis has ido el porteño nacido en Valencia que ha dado la luz a la Feria, alumbrando el Recinto de Las Banderas a las 22 horas en la que se inauguraba la Velada. Arniz  pintaría el cartel de Feria de 1996.

«En la pintura del maestro portuense el pasado no es destruido por el presente,
sino que sobrevive en ella como una fuerza latente. Juan sabe que ninguna fase de
la historia del arte debe tenerse por irrevocablemente conclusa, y, acertadamente
piensa que la renovación de la pintura, y del arte en general, debe hacerse partiendo
de la tradición y, por tanto, sin renunciar a los grandes pintores del pasado». Francisco Arniz Sanz. De la Carpeta “Pueblos Blancos Gaditanos y Pueblos Rosas de México”. 198o.

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María Victoria Vega Pérez nació en la calle Romera, 1, allá por 1.967, dato que no oculta, pues sus ojos carecen de edad. Hija de Vicente Vega Barbosa, agricultor entre otros menesteres y de Victoria Pérez Cabral, propietaria durante muchos años de la tienda de trajes de flamenca 'La Reja', Victoria, una persona muy familiar, guarda un cariño muy especial por sus progenitores, a quienes considera unas buenas personas que sólo han transmitido valores positivos a sus hijos.

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Los padres de Victoria, de paseo por el Recinto Ferial de Las Banderas.

Victoria, la segunda de tres hermanos (el mayor, Vicente, la menor, Salvadora) ha heredado, junto a su citada hermana y su cuñada, Isabel, la gestión del referido establecimiento de trajes de faralaes.

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Victoria, su cuñada Isabel Cortés y su hermana , las gestoras de Las Rejas, en el interior de una Caseta de nuestra Feria.

La tienda, que ofrece un amplio género de trajes de flamenca, comunión y fiesta, así como confección tradicional, fue fundada por su madre en los años 80 del siglo pasado, comenzando sus pasos por aquel entonces en la calle Diego Niño, aunque en 2.008 se trasladó a su actual ubicación, en Virgen de los Milagros, 2, junto a la Plaza de los Jazmines.

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La Plaza de los Jazmines, en la actualidad. Foto Alberto Trigueros & Vicente Utrera.

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La Plaza de los Jazminez, a principios del siglo XX. Foto Colección Mata.

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La Plaza de los Jazmines, en el siglo XIX. Foto Colección Mata.

victoriavega_chica_puertosantamariaPese a llevar muchos años dedicada a la gestión empresarial, la enseñanza es su verdadera vocación. María Victoria es Diplomada en Profesorado de Educación General Básica por la ya desaparecida Escuela Universitaria del Profesorado de EGB “Monseñor Cirarda”, radicada en Jerez, donde terminó sus estudios en 1.991. Posee también la Declaración Eclesiástica de Idoneidad, que le faculta para impartir clases de religión católica. Ha ejercido como docente en el Colegio de las Hermanas Carmelitas, La Salle, El Centro Inglés, Grazalema y el Juncal, habiendo sido, con anterioridad, alumna de Las Carmelitas y Safa San Luis, dos centros de los que sólo manifiesta buenos recuerdos y en los que cosechó grandes amistades, tanto entre los alumnos como entre los profesores. (En la fotografía, Victoria, con algo más de un año).

Está casada con el poeta y periodista Francisco Lambea Bornay y tienen dos hijos, Ana y Francisco Javier. Su esposo le dedicó el libro de poemas “Meditación de tu nombre”, publicado por la editorial Sial y prologado por María Asunción Mateo. En el segundo libro de su marido, “Estampas familiares”, hay una sección compuesta también en su honor, aunque ella siempre comenta las que se refieren a sus pequeños.

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El libro 'Meditación de tu nombre' escrito por su esposo, el poeta y también periodista Francisco Lambea, dedicado a Victoria.

María Victoria se considera una mujer muy portuense, que disfruta de las fiestas populares y a la que preocupa todo lo que se relacione con la mejora de su localidad. Su pasión es la Feria de Primavera, a la que muestra un cariño especial pues, motivos profesionales aparte, considera que son los días en los que El Puerto se muestra más verdaderamente como la entrañable ciudad que es. Como persona católica, vive intensamente la Semana Santa y las fiestas religiosas del calendario.

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Victoria, flanqueada por su hermana Salvadora y por su cuñada Isabel Cortés, en el Recinto Ferial.

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“Cuando paso por El Puerto,
lo primero que se ve
al parguela de Perico,
con su nueva mobylette”

(Sevillanas. Anónimo Popular).

mobylette-rural-av89-pPedro Delgado Sánchez, nace en el mismo año de la instauración de la II Republica en la Casa de Roque Aguado, colindando con la Casa-Palacio de Vizarrón o de las Cadenas en la Plaza del Polvorista. Su nombre artístico es el de Perico ‘de la Carlota’ en honor a su madre, por la que sentía un gran amor. Era tal su parecido físico que en los distintos disfraces que utilizaba en Carnaval confundía al personal.  Mucho que ayudó Perico a su madre que se dedicaba al estraperlo para echar un capote a la maltrecha situación económica de años de penurias. Recorrían las calles  para sacarse un dinero. (En la fotografía, Perico con su mobylette, frente al Bar la Ponderosa. Foto Colección AP).

Su cercanía al río Guadalete y el grupo importante de vecinos que albergaba la Casa-Palacio de Cargadores a indias: la de los López Romero, Fernández Galloso, López Tey… que formaban un gran familia hicieron más llevadero su situación de vida ya que la atracción sexual hacia personas del propio sexo le aportó injustamente más de un disgusto. Tiempos difíciles del pasado siglo, la Guerra Civil, la postguerra y prácticamente todo el franquismo con las persecuciones, humillaciones, torturas y abusos a seres indefensos por la poca conciencia en materia sexual de la que no escapó Perico que dio con sus huesos en prisión por otra injusticia.

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Casa Palacio de Roque Aguado, donde nació Perico. (Foto Archivo Municipal. 20.12.1971).

LA INJUSTICIA SOCIAL
Cuentan que iniciado los años 60, en la calle Palacios,  los serenos intervinieron ante una discusión que se armó sobre el amor de un mozo que compartían varias personas afecta a su mismo sexo. De cualquier manera, dicen que los seguimientos de estos agentes públicos eran constantes y que, siempre alertas y a cualquier hora de la madrugada intervenían y hacían redadas. Precisamente a la que me refiero detuvieron a Perico. No tuvo en esa ocasión nada que ver pero las acusaciones fueron dirigidas hacía él…

Lo que ocurrió en aquella casa de la calle Palacios, fue que robaron en la vivienda de un  oficinista del escritorio de una conocida bodega de la Ciudad, y el marrón le cayó a Perico. Resulta que ‘el oficinista’ de referencia, que tenía la misma tendencia sexual que nuestro protagonista, una noche se dio cita con un mozo del que también estaba enamorado Perico. Mientras ‘el oficinista’ actuaba, Perico rondaba su casa pero fue visto por los serenos. Pobre Perico con menos medios económicos que este oficinista de bodegas… Al día siguiente ‘el oficinista’ acudió a la Jefatura de Policía a dar cuenta de un robo en su domicilio. Los serenos informaron que vieron a Perico aquella noche, ya de madrugada, merodeando el entorno, Consiguiente detención y un año de cárcel. Pobre Perico, el mozo disputado en amores fue el ratero, pero ‘el oficinista’ no lo denunció…

Su familia, como no podía ser de otra manera, lo apoyó incondicionalmente que, gracias a la amistad de todo el vecindario, hizo posible que la estancia en la cárcel del Huelva fuera llevadera ya que José Padilla, funcionario de prisiones, emparentado con la familia de Pedro, Milagros y María Palacios, tíos de Francisco Ferrer Palacios, le proporcionó un trato especial por medio de la dirección nombrándolo, habida cuenta de la injusticia cometida, asistente para tareas domésticas.

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Junto al cantil del muelle pesquero de 'esta banda', lindando con la Lonja de Pescados, ayudando a los pescadores, se le puede ver con una buena ‘pieza’ en la mano, parece una breca. (Foto Colección AP).

Trabajó durante una época realizando funciones de carga en la ‘Otra Banda’, margen izquierda del río Guadalete, como empleado portuario y también hubo un tiempo que colaboraba con la gente de la mar en la descarga de los productos pesqueros.

perico_carnaval_puertosantamariaEn su panorama artístico sus actuaciones con los pensionistas del mar y en la Caseta de Chicharito en Real de la Feria, de lo más sobresaliente. Colaborador y muy querido en la Peña ‘La Marea’, donde encontró su segunda casa, su primer presidente Joselito Dandy le ofreció amistad y su comportamiento fue exquisito. Cabe destacar que después de su injusta detención e ingreso en prisión le hizo ser muy reservado y actuaba por libre. Dos excepciones, Sebastian Ganaza Cañas, ‘Ojito’ y su vecino ‘el Pino’. No se fiaba de nadie ni en tiempos de la democracia… Se nos fue a mediados de esta década, pero todavía recordamos su impronta paseando en su Mobylette. Muy enamorado de la playa de la Puntilla y de de las dunas, a donde solía acudir y meditar… La guasa del pueblo en muchas ocasiones buscaba el disparate y Perico, sin pelos en la lengua, decía: «--Soy Perico, 'el de la Carlota. Yo soy maricón, pero tu... Calla, calla mariquita, porque si los pinos hablaran…» (En la fotografía, disfrazado en Carnaval a finales de los años 80 del siglo pasado, maquillado y preparado, muestra un gran parecido con su madre. Foto Colección AP). (Texto: Antonio Carbonell López).

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De izquierda a derecha; Manuel Gutiérrez Morillo, Manolito ‘El Cochino’, vendedor de pescados y mariscos, Francisco Javier Merello Gaztelu, que sería alcalde de El Puerto años más tarde, desde noviembre de 1977 a octubre de 1978, Juan Crespo Rodríguez, exportador de pescados y mariscos y Santiago Masa Redondo, Capitán de la Guardia Civil y mando en plaza. Al fondo de puede ver a Felipe Bononato, padre de ‘Felipon’, fiscal en el paso de palio.  La fotografía está tomada en el cantil del muelle de la Lonja de Pescados antigua, ya desaparecida, hoy reconvertida en una tienda de ropa y locales de copas. Viernes, 28 de marzo de 1975, hace 34 años. (Foto Archivo Municipal).

sanagustin_puertosantamaria«Tal vez por la cercanía del Convento de San Agustín (en la fotografía de la izquierda, el Altar Mayor existente en lo que ha sido, también, Colegio San Agustín) a los muelles portuenses que facilitaba y potenciaba el contacto de las gentes del mar con la Imagen de Nuestro Padre Jesús Nazareno, sea por lo que fue nombrado Patrón y Protector de las Galeras Reales de España que por aquellas fechas tenían su base de invierno en nuestra localidad. La vinculación de la Imagen de Nuestro Padre Jesús del Nazareno con la gente de la mar desde el 28 de febrero de 1674 se consolidó en la década de los años 70 del siglo pasado, siendo  determinante para unir aún más los lazos que existían la labor incansable del Alfonso Terry Muñoz que como Hermano Mayor de la Fervorosa, Ilustre y Antigua Hermandad y Cofradía de Nazarenos de Änimas de San Nicolás de Tolentino, Nuestro Padre Jesús del Nazareno, María Santísima de los Dolores, Orden Tercera de Servitas y Santa Cruz de Jerusalén, involucró en aquellos años de esplendor de la actividad pesquera a todo el sector: marineros, rederos, armadores, mozos, chaboleros, vendedores, pregoneros, estibadores, cajeros, minoristas y exportadores en general, y especialmente, la familia Vázquez, Juan Poquet Grimalt, Manuel Gutiérrez Morillo, Manolito ‘El Cohino’ y Juan Crespo Rodríguez.

monumentomarinero_puertosantamariaIniciados los años 70, en el alba del Viernes Santo, entre el regocijo de los fieles, acabado el Vía Crucis, acercándose el Nazareno al balcón del río, se presentaba por primera vez en el desfile procesional la banda de cornetas y tambores del Cuartel de Instrucción de San Fernando, aunque su presencia fue transitoria. De la misma manera, como de un ritual se tratara, se incorporaba al cortejo del paso de palio los representares del sector pesquero, autoridades civiles y militares. El punto de partida era el Restaurante Guadalete, donde hoy se encuentra el Pub Berebere, en la Avenida de la Bajamar, finalizando con la recogida de María Santísima de los Dolores.  Desde el pasado año de 2008, de nuevo el desfile procesional pasa por el cantil del muelle pesquero, por la margen derecha del río, por esta banda. Quedó interrumpido desde los años 90 porque las algarabías que se formaban en los bares de copas que se ubicaron en antigua Lonja de pescados no era lo más recomendado para el desfile procesional… Durante ese tiempo, la bendición de las aguas y la oración por los fallecidos en alta mar que se venia celebrando ante el Monumento al Marinero (en la fotografía de la izquierda), próximo al Muelle del Vapor.

Los Hermanos Mayores, desde la década de 1970: Alfonso Terry Muñoz, Antonio de la Torre González, Fernando Arjona González, Rafael Vital Gordillo, Vicente Mayor Domínguez, José Luis García Martín y en la actualidad de nuevo Fernando Arjona González, supeviviente de aquellos años de los setenta del siglo pasado, colaborador incansable en distintos cargos en la Hermandad desde entonces.

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HACE 36 AÑOS.
Este Viernes Santo, hace exactamente 36 años, la Hermandad estrenaba dos candelabros de cola de su paso de palio.  A ellos también se unían medallones de plata con los nombres de la práctica totalidad de los barcos pesqueros de la Flota porteña. Pasaba la seis de la mañana y desde el Restaurante Guadatele, donde había quedado custodiado durante la noche los candelabros y medallones, portados por Eugenio Espinosa  Palacios, ‘Nono del Guadalete’, se entregaban al Hermano Mayor, Alfonso Terry Muñoz. Aquello fue inenarrable. En aquel Viernes Santo del 20 de abril de 1973, se mezclaron llantos y emociones mientras que el sacerdote Ramón González Montaño, bendecía las aguas del río Guadalete implorando al Nazareno y a la Virgen de los Dolores por todos los hombres de la mar, pero muy especialmente por los diez tripulantes desaparecidos en las costas de Arrecife de Lanzarote, dos meses antes, el martes día 6 de febrero de 1973 cuando faenaban a bordo del pesquero “Domenech de Varo”, arrojándose al río en su memoria varias coronas de laurel y ramos de rosas. A continuación José Manuel Manga Rodríguez y Vicente Pérez Yáñez, únicos supervivientes del pesquero desaparecido, colocaban los candelabros con sus más de 100 medallones en el Paso de María Santísima de los Dolores. (Foto: Juan José López Amador).

Este año la escasa pero muy cualificada  marinería local a pesar de la situación de abandono que sufre la pesca reivindicará su lugar en la Hermandad con un salvavidas de plata que llevará sobre su fajín la Virgen de los Dolores.

relojdesolcruces_puertosantamaria1SUSANA DEL NAZARENO.

En la esquina de Cruces con San Sebastian, este año, cuando las manecillas del reloj marquen las 12 horas, se acercará, después de pasar Nuestro Padre Jesús del Nazareno, María Santísima de los Dolores y allí Susana Jarén Tejero, Susana del Nazareno, en su pequeño cuerpo pero en su alma grande recibirá un año más el amor de los costaleros nazarenos. Susana del Nazareno, fue bautizada así en un artículo que escribí hace 10 años en Diario de Cádiz, el miércoles 7 de abril de 1999. Su padre fue pescador, Julio Jaren Perea, fallecido hace algunos años, sus hermanos cuñados y sobrinos, junto a sus compañeros bajo el paso de palio, le tributan un merecido homenaje. Son sublimes esos instantes, entre Cruces y la calle San Sebastián. Ella, con poco más de 30 años, mantiene su cuerpecito pequeño debido a una enfermedad ósea (huesos de cristal) desde su nacimiento, que no ha sido óbice para sentir una gran y fervorosa pasión por la Hermandad del Nazareno, además de ser súper inteligente, adaptada a las nuevas tecnologías informáticas. Todo un lujo para ese cuerpecito como de una pequeña de dos años.» Antonio Carbonell López.

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En la fotografía, el paso del Cristo del Nazareno. Podemos observar penitentes de la Hermandad de la Veracruz, únicos autorizados por la Junta de Gobierno del Nazareno para procesionar junto con los de la propia del Nazareno.

nazareno_cruz_4_puertosantamariaAÑO 1930, EL NAZARENO SALE EL JUEVES SANTO.
«La segunda cofradía en desfilar en 1930 fue la del Nazareno, que lo hizo a las 03:00 horas del jueves santo. Este año cuidaron del buen orden y disciplina de los participantes, dictando una serie de normas con tal fin, exigiendo a los nazarenos que deseasen realizar la estación de penitencia se ajustasen en sus túnicas y capas al modelo oficial, calzando zapatos negros y guantes blancos o negros, según la túnica. Asimismo se exigía a las señoras que quisieran acompañar al Nazareno “llevar vestido negro y velo de luto, o hábito, guardar silencio tanto en la procesión como dentro de la iglesia, colocándose en el lugar que se le designe, siendo recomendable portar cera... se situarán en la capilla de N.P. Jesús Nazareno pasando por el trascoro y los penitentes en la capilla de San Pedro”. Hasta un total de trece artículos formaban este rebosado decálogo de “instrucciones para el buen orden de la estación de penitencia” en el que se indicaba la distancia que se había de guardar entre penitentes, la prohibición de pisar un bar vestido con el hábito, esto último considerado falta muy grave o indicaciones para las paradas». Tradiciones Religiosas de El Puerto de Santa María. Medio Siglo de Cultos y Procesiones (1891-1939). Antonio Gutiérrez Ruiz. Año 2007.

En la fotografía a color, de Arbaro, el Nazareno y la Cruz. Existe un interesante estudio efectuado por el Sr. Gálvez, sobre las distintas escenas que aparecen en la cruz, documentada con fotogramas, trabajo que pretendemos publicar en Gente del Puerto en su momento.

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«El Jueves Santo de 1901, a las 18:30 horas salió de la capilla de la Aurora, calle San Sebastián arriba el cortejo procesional que estaba formado por los cuatro pasos que habitualmente desfilaban --San Pedro Apóstol, Santísimo Cristo de la Humildad, San Juan Evangelista y Ntra. M. y Sra. del Desconsuelo--.» (En la fotografía superior están dispuestos los cuatro pasos en la Capilla de la Aurora). «En 1902 presentaba la novedad de alumbrar dos de sus pasos: el de San Juan Evangelista y el Ntra. Sra. del Desconsuelo, además de con cera, con luces de acetileno, los populares “reverberos” de nuestros abuelos, “produciendo un bonito efecto”». [...] «Alfonso XIII aceptó la invitación de la hermandad para ostentar el cargo de Hermano Mayor Honorario de la misma, adquiriendo así el derecho la cofradía portuense de lucir el título o denominación de “Real” antepuesto al enunciado de sus titulares». 'Tradiciones Religiosas de El Puerto de Santa María. Medio Siglo de Cultos y Procesiones (1891-1939)'. Antonio Gutiérrez Ruiz. Año 2007.

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El capellán de la Hermandad de “Barrabás y Martillo”, como es popularmente conocida, D. Manuel Román Ruiloba, el 7 de abril de 1974, tras a celebración de una eucaristía ante el paso de Ntra. Sra. del Desconsuelo dirigiendo una charla a los asistentes: José Antonio Terrada Sara, Luis Galán González, Luis Rosso Morro, Jesús Castilla Romero, Francisco Andrade del Valle, Manuel Girón Ceballos y Antonio Romero Cordero. El motivo, agradecer a la hermandad el reconocimiento que hicieron en la persona de su Hermano Mayor, Manuel Girón, con la imposición de la insignia de la Hermandad. (Foto Rafa).

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De izquierda a derecha, Manuel Girón Ceballos, desconocido, Antonio Velázquez Garay, quien había pronunciado el Pregón del Costalero, Manuel Garzón Suárez, Hermano Mayor de la Humildad y el Primer Capataz del Paso del Cristo, José Antonio Terrada Sara, posando delante de sus titulares el Jueves Santo, 17 de abril de 2003, recogiendo las distinciones que les había otorgado la Cofradía. (Foto Bellido).

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EL CRISTO DEL AMOR.
Un grupo de afiliados a la Acción Católica, sacaron a hombros la imagen del Cristo del Amor en Vía Crucis. Esta imagen ya había sido utilizada con anterioridad por otras asociaciones que no tenían la consideración de Hermandad. Antonio Gutiérrez Ruíz, en su libro ya citado “Tradiciones Religiosas de El Puerto de Santa María”, señala que la imagen sería «sacada, posteriormente, en procesión por una asociación denominada “Asociación Piadosa del Cristo del Amor y Nuestra Madre Dolorosa del Silencio” que, sin tener carácter de hermandad, desfilaba con ellas, visitando el Penal de la Victoria desde 1959 hasta 1976, fecha de su disolución.” Los jueves procesionaba desde el Convento de las Capuchinas, hoy reconvertido en Hotel Monasterio, unas veces con paso, otras a hombros de sus hermanos, que vestían túnicas de frailes y no el tradicional capirote embozado. La imagen puede visitarse en el nuevo convento de las Capuchinas, situado en el Pago de La Caridad. (En la fotografía, el Cristo del Amor, por la calle Santa Clara, en 1943).

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En la fotografía, la presidencia de la procesión, accediendo a la Prisión del célebre Penal de El Puerto situado en el antiguo Monasterio de la Victoria. De espaldas, Andrés Jiménez Rodríguez, con el hábito y un cigarrillo en la mano, Antonio Pertegaz Pérez, con impermeable, creemos que es el Comisario de Policía, a continuación con gabardina el alcalde de la Ciudad, Juan Melgarejo Osborne, con capa y a su lado, el coadjutor de San Joaquín, Don Juan Luis, Pbro, cerrando el grupo el alcaide de la Prisión. La instantánea está tomada el 16 de marzo de 1970. (Foto Archivo Municipal).

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La talla del Cristo del Amor llevado a hombros por los internos del Penal. En el patio de la prisión, los funcionarios, con el uniforme de gala; en las ventanas superiores, los presos agolpados tras las rejas presencian el Vía Crucis; en primer término, a la derecha y sin la capucha, un hermano de la Asociación Piadosa. Era costumbre liberar a un penado que estuviera próximo a finalizar su condena o que la hubiera redimido por el trabajo o 'buena conducta'.

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Pepe Mesa Ramírez, el Maestro Repostero, nació en la calle Cielos, 64 -frente al Asilo de Huérfanas- en la misma casa que los Sánchez Matabuena y los Sánchez Pacheco. Se distingue por “no tener un pelo de tonto”; un familiar suyo, tía abuela por la rama materna tuvo también alopecia, que era la madre de Pepe Ramírez “el Granaíno”, mayordomo de Javier Terry del Cuvillo. Durante los años que vivió en aquella casa de la calle Cielos, hasta los 18 años, siempre tuvieron un vecino, alternándose, gallego. Pepe es hijo único, hijo y bisnieto de republicano.

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Pepe, con una par de años, en el patio de su casa. Fotografía tomada por Luis Sánchez Pérez.

Estudió, además del colegio de enfrente de su casa que no era precisamente un colegio de pago: el Asilo de Huérfanas como ya hemos indicado, en el Don Juan “el Cojo” con 8 años, al que recuerda con cariño. Pepe empieza a viajar desde muy joven pues con casi diez años la familia se va a vivir a las Palmas de Gran Canaria; al padre trabajó durante 2 años en una compañía norteamericana que hacía perforaciones petrolíferas en el Sahara. Allí estuvo en el Colegio de Santa Teresita de Jesús, con doña Georgina, en Ingreso y Primero y durante los 10 y 11 años jugó con los alevines e infantiles de Las Palmas. Vivían en el Barrio de Las Arenas, a 300 metros del Estadio Insular Canario.

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Pepe, en el desaparecido Colegio del Asilo de Huérfanas, de la calle Cielos.

Vuelven a la península, a El Puerto con 12 años y entra primero en San Luis Gonzaga, durante un curso y al siguiente lo pasa en un colegio de la calle Ganado que se niega siquiera a mentar su nombre, para luego ingresar interno en los Hermanos Maristas de Sanlúcar de Barrameda, donde tendría como compañeros a otros porteños: Pepe Rodríguez Rendón, Quini Abriol, Juan y Paco Custodio, Miguel Moya Pinel, Manolín Herrera, entre otros, donde termina el Bachillerato Superior.

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Pepe, en la Costa Brava, en Cap Creus (Cadaqués-Barcelona) del Club Mediterráneo.

pepemesa_carmenflores_puertosantamariaEL CLUB MEDITERRÁNEO
Pepe empieza a conocer la hostelería a fondo con 15 años, pues durante los veranos trabajaba en el Cangrejo Rojo, donde, al terminar el bachillerato con 17 años entra a trabajar de forma continuada, pasando luego a denominarse Club Mediterráneo y se integra en la cadena del club de vacaciones.
Ahí empieza su periplo por España y el mundo como animador, camarero y hombre para todo, pasando por diversos departamentos y llegando a ser Jefe de Sección en varios Clubs. Primero a la Costa Brava, en Cap de Creus, Cadaqués (Barcelona), más tarde vendría Puerto Petro (Palma de Mallorca), Los Pirineos y luego Francia, Leysin (Suiza), Italia, Marruecos, Cerdeña, ... (En la fotografía, Pepe Mesa agachado a la izquierda, con un grupo de compañeros flanqueando a Carmen Flores, la hermana de 'la Faraona').

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LEYSIN (SUIZA), CONOCE A SU MUJER
Es precisamente en Leysin (Suiza, en la fotografía superior) donde conoce a su mujer en 1972:  María Ángeles , con quien tiene dos hijas, Rocío y María Ángeles, quienes les han dado un nieto cada una. Su mujer era una española residente en Suiza que había estudiado en la Escuela de Hostelería Suiza. En el Club Med de Leysin era gobernanta del establecimiento y continuará moviéndose a nivel internacional, en otros paises donde la cadena de Ciudades de Vacaciones tenía sus clubs.

paradorfuenterrabia_puertosantamariaCASINO BAHÍA DE CÁDIZ.
En 1975 se viene para España hablando cinco idiomas -lo necesario para desenvolverse en su puesto de trabajo en los servicios hosteleros-, contratado para la hostelería del Casino Bahía de Cádiz, ya que El Puerto había obtenido una de las primeras licencias de juego en nuestro país. El Casino se instala, mientras se terminan las obras de construcción del edificio que lo albergaría definitivamente, en el Hotel Fuenterrabía, propiedad de José Luis Kurtz Muñagorri. Cuando el establecimiento de Juegos se ubica en su emplazamiento actual, el Cátering de Alfonso se hace cargo de la operación de alimentación y bebidas del nuevo edificio del Casino, con Antonio Barrios como encargado general y Pepe Mesa de responsable de los bares del edificio. (En la fotografía, el desaparecido Hotel Fuenterrabía, en la playa del mismo nombre).

pepemesa_padre_puertosantamariaEL NEGOCIO DE LA REPOSTERÍA.
En 1979, Pepe se hace cargo, como responsable de sala, de la hostelería en la prestigiosa Discoteca Safos, en el Hotel Puertobahía. Con anterioridad su padre, que había terminado su etapa laboral en 1977 empieza a hacer la Tarta Imperial y el Tocino de Cielo y Pepe le presta su ayuda en los tiempos que le permite su ocupación principal, compatibilizando el trabajo nocturno con las mañanas, a raíz de un accidente de tráfico que sufrió su padre. Ahí empezó a buscar en los negocios de restauración hostelera los clientes para la respostería de su padre, que aparece en la fotografía de la izquierda, en una instantánea tomada en el Parador Fuenterrabía, en 1956, por una fotografa inglesa que ganó un premio en Londres.
Así que en 1979, hace ahora 30 años, “arreglan papeles” y nace la empresa familiar: su padre y su mujer, el propio Pepe y más adelante sus hijas y algunos operarios eventuales en fechas claves, la conforman. Sus productos se pueden encontrar lo mismo en Zaragoza (restaurante El Puerto de Santa María, con nótula propia en Gente del Puerto), como en restaurantes de Londres. En Andalucía en Córdoba, Málaga, Sevilla y en toda la provincia de Cádiz, especialmente en las dos bahías: la de Cádiz y la de Algeciras. Tiene varios distribuidores en Andalucía y en la actualidad está en fase de experimentación para la congelación de sus productos y una mejorar la cadena de distribución.

tartaimperial_puertosantamariaLA TARTA IMPERIAL PEPE MESA

También conocida como “la Tarta de El Puerto”, s una tarta creada en El Puerto en 1953 por José Mesa González, siendo Jefe de Cocina del Parador de Fuentebravía, y por la propietaria del mismo, Gloria Jiménez, inspirada en otra de características similares que se elaboraba en Argentina. Posiblemente sea de los pocos productos porteños que, con una antigüedad de más de 50 años, se crea aquí, se fabrica aquí y se sigue comercializando desde aquí.
Los ingredientes seleccionados que la componen, son: almendras, mantequilla, azúcar, huevos y licor de cacao. La tarta Imperial Pepe Mesa, ha querido ser imitada pero no lo han conseguido, tiene patente de composición y fórmula y posee patente de invención nº P9602403, y una tradición familiar de tres generaciones. (En la fotografía, la Tarta Imperial y los ingredientes).

OTROS PRODUCTOS.
Otros productos del Obrador de Pepe son que completan la docena son: Tarta Imperial de Chocolate Pepe Mesa, Tocino de Cielo, Flan de Huevo, Arroz con Leche, Natillas, Mousse (espuma) de Chocolate al Brandy de El Puerto, Mousse (espuma) de higo, Puddin de frutas al Pedro Ximénez de El Puerto, Crema de Queso con Tocino de Cielo, Crema de Yogur con Tocino de Cielo, Crema de Queso con Frutas Salvajes.

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Pepe Mesa en el Camino del Rocío, con Carlos Herrera en 1994.

ROCIERO SIEMPRE.
Pepe Mesa es un rociero de los tradicionales y atípico a un tiempo. Se le entiende todo y opina sobre el fenómeno de El Rocío y sus circunstancias, como es él, sin pelos en la lengua. Amigo del periodista Carlos Herrera, fue con él en las primeras veces que cruzó por Doñana y ha estado en sus programas lo mismo que en los de otro gran periodista: Jesús Melgar.

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Pepe Mesa, en El Rocío, interpretando unas Sevillanas en un bautizo rociero. A la derecha el policía local Andrade.

Y es que Pepe fue monaguillo desde pequeñito en San Joquín, cuando, en 1959 se refunda la Hermandad del Rocío, participando en los oficios religiosos celebrados en la Iglesia de las Capuchinas (hoy Auditorio Municipal anexo al Hotel Monasterio), con el presbítero Don José María Rivas. Se haría hermano de La Flagelación con Ramón Bayo, Antonio Díaz y Caamaño.

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Pepe, con su caballo 'Bolero' en la aldea de El Rocío. (Foto Bellido).

La primera vez que va al Rocío, de pequeño, con 9 años, tuvo que hablar el cura de San Joaquín con su padre, que no se atrevía a dejarlo. Luego volvería, tras sus periplos por el mundo y, durante su estancia en Matalascañas, trabajando como Maitre en el Hotel Tierra y Mar, hace la peregrinación los años 1974, 75 y 76. Con la Hermandad de El Puerto asiste desde 1979 hasta la fecha, aunque algunos años hace la promesa de hacer penitencia y de no ir a ver a la Señora. Por cierto que su quinto caballo, el actual, se llama “Bolero”.

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En la fotografía, de izquierda a derecha, Estefanía Salas, Rafael Ángel Moreno Naval, Nazaret Cala, Antonio 'el Alemania', Aroa Cala, Juan Antonio 'Sopa', Manolito Albaiceta y Pepe Mesa, antes del ensayo general del Festival Benéfico del Rocío, celebrado en agosto de 2008.

EL FLAMENCO Y LAS SEVILLANAS.
Pepe afirma que su afición por el cante flamenco y las sevillanas vienen de sus peregrinaciones al Rocío. Al no haber en esos sitios y por el camino aparatos de pick-up, tenía que cantar a viva voz y así año a año preparaba algunas sevillanas hasta contar, en la actualidad, con un considerable repertorio. Pepe borda las sevillanas y se atreve con las rumbas, el tango, fandangos...

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Actuando en el Festival a Beneficio de El Rocío, el pasado agosto de 2008.

Recibe clases de flamenco en la Peña de las Hermanas Cala, en concreto de Nazaret Cala y en estos días ha estado aprendiendo saetas, participando el pasado Viernes de Dolores, 3 de abril, en la Exaltación de la Saeta. También ha participado en dos cursos de flamencología impartidos por la Universidad de Cádiz en los campus de Cádiz y de Jerez. Es un entusiasta colaborador de cuantas asociaciones y entidades benéficas necesitan de su concurso, donde siempre encuentran en Pepe su comprensión y apoyo.

La letra es de Rafael A. Moreno Naval y la música e interpretación, de Pepe Mesa.

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"La primera noticia de que el Exmo. Ayuntamiento de El Puerto contase con clarineros oficiales es de  1730, poco después de su incorporación a la Corona. Fueron concebidos en primera instancia para acompañar a la Corporación Municipal 'bajo mazas'. Con el tiempo, se fueron perdiendo las costumbres litúrgicas y aunque aun hoy siguen acompañando a la Corporación Municipal en determinados actos, son mas conocidos como los clarineros de la Real Plaza de toros de El Puerto que como los clarines del Exmo. Ayuntamiento. Cuentan, de hecho, con un Decreto municipal que los nombra como clarineros oficiales del Exmo. Ayuntamiento. Con una interrupción: entre 1735 y 1762, periodo en el que los clarineros estuvieron cesados vinieron clarines de Cádiz. Uno de sus toques mas legendarios es el señero e imponente toque de 'Despeje de Plaza', toque que da comienzo a una tarde de Toros en El Puerto. (En la fotografía, Abraham Padilla y Juan Antonio Tur, haciendo el toque de los clarineros).

The first mention of the fact that El Puerto Town Council had official buglers is in 1730, not long after it joined the Crown. They were first conceived to accompany the Municipal Corporation with pomp and circumstance. Over time, the liturgical customs disappeared and although today they still accompany the Municipal Corporation in certain ceremonies, they are better known as the Real Plaza de Toros de El Puerto (Royal Bullring of El Puerto) Buglers rather than the Town Council Buglers. In fact, they hold a municipal Decree which names them as official buglers of the Town Council. There was a period when they weren’t in action: between 1735 and 1762 the buglers of Cádiz replaced them. One of their most legendary calls is the unique and impressive call ‘Despeje de Plaza’ (‘Clearance of the Bullring’), which marks the beginning of an afternoon of bullfighting in El Puerto. (In the photograph, Abraham Padilla and Juan Antonio Tur, playing the bugle call.)

clarinero_jesusrosomorro_puertosantamariaEL UNIFORME.

El actual uniforme que visten los clarineros están diseñados por  Luis Suárez Ávila, inspirado en los uniformes de Capitán General de la Armada del siglo XIX. El traje que precede a éste, estuvo basado en el uniforme de los diplomáticos españoles del siglo XIX. Y anteriores a éstos, casi con toda seguridad, fueron casacas de época del siglo XVIII. El uniforme vigente esta compuesto por librea y pantalón negro, con vueltas en rojo para la primera, festoneados con galones y ribetes dorados, zapatos de charol y camisa blanca con cuello de tirilla, complementándose con un bicornio (sombrero) de época y un paño rojo con flecos dorados en el que aparece bordado el escudo del Excmo. Ayuntamiento de El Puerto de Santa María. Para actos oficiales, usan guantes blancos. Esta uniformidad queda realzada gracias a la peculiar colocación de los clarineros en la presidencia de la Plaza Real y sobre escalerillas. (En la fotografía, Jesús Rosso Morro, cuando estaba en activo como clarinero, en el Palco Presidencial de la Plaza de Toros).

toquedeclarines_partitura_puertosantamariaLA PARTITURA

En el Archivo Municipal de El Puerto se conserva una copia de la partitura de la música de los clarines (en la ilustración que aparece a la izquierda), realizada por Francisco Nieto Vila, ordenanza de la alcaldía, nombrado en 1926. Era violinista. Pocos datos más se conocen de este polifacético señor. De la partitura que precede a esta copia no se tiene referencia alguna." Abraham Padilla Consuegra. 'Los Clarines de El Puerto'. Extracto de su trabajo de investigación. El autor es alumno del Conservatorio Profesional de Música.  Grado Medio. Jerez de la Frontera.

Próximamente., Abraham Padilla impartirá en El Puerto, organizada por el Excmo. Ayuntamiento, una conferencia sobre 'Los Clarines de El Puerto',  profusamente ilustrada con fotografías y dibujos, así como con la música de los clarines de nuestra Ciudad.

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De izquierda a derecha, el clarinero Jesús Otero, el entonces presidente de la Plaza y en la actualidad Delegado Municipal de la misma, Fernando Gago, Manuel Díaz 'el Cordobés' y el clarinero Jesús Rosso Morro (ambos ya no están en activo). Podemos observar el clarín que porta Otero y sendos sombreros bicornios en manos de los clarineros.

«¡Clarines del Puerto... ¡La sal de mi tierra!
¡Vaya simpatía
de Plaza bonita!... ¡Un ascua de oro!
Y como un sonoro
resumen cimero que todo lo entraña,
emoción, tragedia, arte y alegría,
¡suenan los clarines mejores de España!»

Augusto Haupold Gay. “Toros en El Puerto”.
Publicado en “Cruzados”. 30 agosto 1947
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ABRAHAM PADILLA. Músico, clarinero, investigador...
Abraham Padilla Consuegra es un porteño de los nacidos en Cádiz -cuando no teníamos clínica- el tres de febrero de 1982, pero su familia era vecina de toda la vida de Ribera del Río, 36. Hijo de José Luis y María Luisa estudió de pequeño en las Carmelitas y en SAFA la Formación Profesional. De pequeño estudiaba poco pero luego, afirma, se enmendó, y prueba de ellos es que compatibiliza sus actuales estudios de música con un trabajo poco cualificado -distribuidor de productos alimenticios-, que le sirve para pagarse esos estudios. Un ejemplo de superación y constancia.

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Abraham, en el Conservatorio Elemental de Música de Sanlúcar de Barrameda “Joaquín Turina”

De pequeñito le empezó a gustar la música a través de las bandas que actuaban en Semana Santa. Especialmente la del “Maestro Dueñas” y acabó consiguiendo lo que se propuso, primero como alumno, en abril de 1996, con 10 años y luego ya como músico en activo, tocando la trompeta. Empezó el día de la patrona de la Música -Santa Cecilia- de 1998 continuando durante 10 años hasta el mismo día del pasado 2008. Durante ese tiempo han dirigido esa banda José Manuel Fernández Pérez -muy importante en su vida musical-, Cándido Núñez, Fernando Franco, de nuevo José Manuel Fernández Pérez y el actual director, Javier Álvaro.

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Las trompetas de la Banda de Música 'Maestro Dueñas', Dani, José, Abraham, ...

clarin_puertosantamariaFORMACIÓN MUSICAL.
Como hemos dicho, el primer director con el que toma contacto en la Banda de Música “Maestro Dueñas”, Fernández Pérez, ha sido muy importante en su trayectoria musical. Le animó a que, en 1998, con 12 años empezase sus estudios musicales en el Conservatorio Elemental de Música de Sanlúcar de Barrameda “Joaquín Turina”, donde Fernández era su director. Luego continuaría sus estudios en Jerez, donde en la actualidad es alumno de Grado Medio en el Conservatorio Profesional de Música “Joaquín Villatoro”.

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Abraham y Benjamín en el Conservatorio Profesional de Música “Joaquín Villatoro”.

Como trompetista ha recibido cursos de importantes músicos como Jesús Rodríguez Azorín, catedrático de Trompeta del Conservatorio Superior de Música "Rafael Orozco" de Málaga, vocal y miembro fundador de la Asociación de Profesores de Trompeta de Andalucía. De Fernando Rey, solista de la Orquesta de Córdoba.  Maurice André, trompetista francés; su figura constituye todo un mito viviente, ya que una gran parte del público musical, especialmente profesionales de la trompeta, lo consideran el mejor trompetista de los últimos tiempos. Y de José María Ortíz, solista de la Orquesta Nacional de España, entre otros.

abrahampadilla_clarinero2_puertosantamariaHa colaborado en tres óperas en el Teatro Villamarta, de Jerez. «La Boheme», de Puccini; «El Diluvo de Noé», de Briteen y, recientemente, “Tourandó” también de Puccini, bajo la dirección de Enrique Patrón, de la Orquesta de Málaga y la jerezana “Germán Álvarez Beigbeder”. Fue clarinero (en la foto) durante tres temporadas: entre 2005 y 2007, estrenándose como tal en el Festival Taurino a beneficio de Apadeni en el año 2005,  tocando a tres clarines, junto con Jesús Rosso Morro y Juan Antonio Tur. Luego ya continuaría con Tur durante esas tres temporadas.

LOS CLARINEROS, HACE 50 AÑOS.
Domingo Roa, crítico taurino del bisemanario porteño “Cruzados” y corresponsal de varios periódicos taurinos, publicó en dicho medio el 4 de marzo de 1959 una entrevista a los clarineros de El Puerto: Manuel Arce Beuzón y José Viñas Gutiérrrez, Joselete, quienes en aquellas fechas llevaban nueve y siete años respectivamente al toque de clarines. Publicamos un extracto.

clarinero1959_puertosantamaria«--Es difícil tocar el clarín?». «--Si señor y mucho --replica rápidamente Joselete--, a mi me enseñó Arce a tocar y el clarín no es igual que la trompeta». «--Yo le enseñé a tocar --agrega Arce--, pero diga usted que aprendió en seis meses, y ya mi compadre es tan bueno como yo (queda dicho). Además --continúa Arce--, es un trabajo de pulmones, pues es un instrumento tan grande y tan potente sin ninguna llave, rodar sus notas hay que sacárselas del pecho». «--¿Que toque es el más difícil en los toros?». «--El despeje de plaza --responden a dúo--. Es el más difícil,  ¿sabe usted --prosigue Joselete--, porque es el más largo, porque tiene muchas notas difíciles, unas altas y otras bajas, y que además, como es el primero..., pues estamos nerviosos --nos dice finalmente Arce--». «--¿Veis bien los toros desde allí arriba en vuestra escalerilla?». «--Los clarineros --nos dice Arce--, casino podemos ver los toros, somos esclavos de nuestra obligación, tenemos que etar pendientes siempre del pañuelo de la presidencia». (En la fotografía, Manuel Arce Beuzón, al toque de clarines).

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Extracto del No Pregón de la Fiesta de los Patios, pronunciado por Manolo Morillo en la Bodega San José, el 26 de marzo de 2009, en los inicios de la primavera.

Extract from the Non-Opening Speech of the Patio Festival, read out by Manolo Morillo in the San José Bodega, on 26th of March 2009, at the start of Springtime.

pregonpatios_manolo_puertosantamariaEstamos esta noche en la Pensión Triana, pensión situada en el corazón del Barrio Alto de El Puerto, en la calle Cruz de la Espartera del Molino s/n, de la cual soy, mejor dicho, somos, junto con mi buen amigo Benjy Montoya unos humildes acogedores de huéspedes, que nos hemos escapado de las ondas de la Cadena SER para compartir con la audiencia en vivo y en directo, un acontecimiento que cada vez se hace más imprescindible en el calendario de fiestas de nuestra ciudad, como es la Fiesta de los Patios portuenses.

Tonight we are at the Triana Guesthouse, located right in the heart of the Barrio Alto neighbourhood of El Puerto, in calle Cruz de la Espartera del Molino. I am, or should I say, we are, my good friend Benjy Montoya and I, two humble hosts who have escaped the waves of Cadena SER (radio station) to share live with the audience, an event which is becoming more and more important in the town’s calendar of festivities: the El Puerto Patio Festival.

¿Quién no recuerda las canciones de rueda y los juegos que durante siglos, han impregnado de sonidos angelicales las paredes de nuestros patios.? Patios de vecinos familiares, de cocinas compartidas y olor a guiso, de charlas a la fresquita, de miradas furtivas, de olores a yerbabuena, de besos robados a la luz de la luna… En nuestros patios ya no se repían los trompos, no se juega a la piola ni se salta a la pared. Le refieres a un chiquillo que le vas a dar un espolique, y te pregunta cuánta memoria RAM consume el artilugio. ¿Cómo, adónde, seguir la huella de los juegos, de infancias repetidas y repartidas en otros tiempos en los patios portuenses? ¿Dónde están el escondite, la gallina ciega, la pata coja, el pinto, pinto gorgorito, el columpio, el aro, la cuerda, los juegos de prendas, las charadas…?

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Los niños que hicieron corros y cantaron canciones tradicionales en el No Pregón.

La radio siempre ha estado muy presente en los patios andaluces, en los patios portuenses. Quien tuviera un receptor de radio aseguraba las tertulias matutinas y vespertinas. En nuestra ciudad, Radio Puerto Emisora del Instituto Laboral, cubrió más que dignamente, con las dedicatorias de discos a parejas de enamorados, a los niños por sus cumpleaños, a los enfermos en su espera de cura, un espacio difícil de olvidar. Los grandes artistas del momento se daban a conocer a través de las ondas hertzianas: Caracol, Juanita Reina, Antonio Molina, Lola Flores, Marifé y tantos y tantos otros, que con sus coplas ayudaban a mitigar espiritualmente las carencias vitales de una generación marcada por la despiadada contienda fratricida entre hermanos.
Sirvan estos recuerdos en el tiempo y esta escena que ahora contemplamos, la de las malleras, que muchos portuenses hemos visto y vivido en los patios y casapuertas de nuestras casas, como pequeño homenaje a las mujeres que aportaban unas pesetas a la maltrecha situación económica de muchísimas familias porteñas. Y sobre todo, a aquella Penélope bodeguera que tejía mallas de seda junto a la Milagros y la Pepa, en una humilde casa de vecinos de la calle San Juan, y que hoy se ven aquí representadas por María y Milagros Mesa y Soledad Peña. (Con nótula propia en Gente del Puerto, precisamente hablando sobre las mallas).

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María y Milagros Mesa y Soledad Peña, tejieron mallas de Brandy Centenario Terry durante la celebración de todo el pregón.

Esta noche vamos a tener la oportunidad desde la PENSIÓN TRIANA, de escuchar una voz que les sorprenderá por su frescura, de contemplar en este estudio improvisado la belleza de una porteña, que lleva en su mochila según palabras de su mentor Luis Suárez, la tradición de siete siglos en los romances corridos, en las bulerías de ‘Papagayos, ruiseñores”…, que ya cantaba Melibea en La Celestina, en las nanas de la adúltera, en las soleares de su tatarabuela, en las siguiriyas de su bisabuelo ‘Luis el Viejo del Cepillo’, en los tangos de la Catalina que circulaban en la tradición del año 1562, en las gilianas de su tía abuela ‘Jeroma la del Planchero’, en las tonás de su familia fragüera…

pregonpatios_soledad_puertosantamariaEstoy hablándoles señoras y señores, de ‘Soledad la del Cepillo’, que nos va a deleitar con unas nanas extraídas de la cadena de trasmisión oral de sus ancestros, y divulgada de boca a oreja en los patios y zaguanes de nuestro pueblo . Los patios portuenses, lugares de encuentros y reuniones,  auténticos vergeles, pequeños espacios ideales para el descanso, el diálogo y el sosiego reconfortante en torno a la belleza de la arquitectura tradicional, los aromas y los cantos nacidos de las gargantas de sus gentes, como Soledad, Soledad ‘La del Cepillo’. (En la fotografía, Soledad la del Cepillo,  con nótula propia en Gente del Puerto, interpretando una nana).

Un amigo, un buen amigo, mi amigo Enrique Bartolomé, enamorado de El Puerto donde los haya, me sugirió un día que subiera a la azotea de la casa de mis padres en la calle San Juan y contara lo que veía desde allí, porque las azoteas, en alguna medida son la prolongación de los patios a cielo abierto. Así lo hice y así lo hago. Apresuradamente mi imaginación y mi cuerpo se elevan desde este patio cuajado de geranios en el que me encuentro, a una de las azoteas de la Calle San Juan arriba, mi azotea de siempre, la de mi infancia, la azotea de mi casa.

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Desde esta privilegiada atalaya, que me eleva por encima del transcurrir diario, me permito adivinar en la distancia un montón de imágenes que se acumulan detrás de mi retina: veo la Playa de la Puntilla, y los espigones que la están amenazando; veo Puerto Sherry a medio construir o a medio derruir, que ya no se sabe; veo las dos Valdelagranas, la cementera, donde se agolpan las construcciones a lo largo y a lo ancho, y la verde y marismeña que aún conserva lo que siempre fue; veo también lo que queda de la costa oeste, para entendernos: Vistahermosa, El águila, Las redes, La Inmaculada, El Manantial o Fuentebravía, que por cierto queda bien poco. Y veo La Iglesia Mayor Prioral, y El Castillo de San Marcos y el Guadalete. Y también las Torres-Vigías, que como permanentes fareros otean el horizonte, cada vez menos nítido de nuestra ciudad.

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No veo, sin embargo, la Playa del Aculadero, ni las casetas de la Puntilla, ni el Palacio de Purullena, ni los Baños Termales, ni la Belleza, ni la Vega de los Pérez, ni la Plaza de Peral. Ni siquiera la nostálgica Cuesta del Chorizo, camino de Jerez. Como tampoco veo la sierra de San Cristóbal limpia de construcciones, como la veía antes. Desde las alturas de esta azotea, desde esta posición privilegiada del Barrio Alto portuense seguiré no obstante soñando con volver a ver las sendas de los camaleones, las salinas, los cientos de barcos pesqueros atracados en el Guadalete, y ¿por qué no? a los rederos que tradicionalmente ocupaban los patios de las Casas de Cargadores a Indias faenando con su arte las artes de pesca.

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Los hermanos Patino, durante su exhibición en el escenario, al fondo las malleras, mientras sonaba la ‘Canción de los pescadores pobres de Cádiz’ con letra de Rafael Alberti y música y voz de Rosa León

Hijos de la mar de Cádiz,
nuestras casas son las olas.
Somos los pobres del mar,
de ayer y ahora…

El Puerto, encrucijada de calles con solera reconocida entre los más longevos del lugar, con casas y patios de color calamocha y blanco que van desde Santa Fe hasta la Zarza, y desde Meleros hasta la Aurora, está que se sale del mapamundi, está como nunca, como siempre ha estado, o mejor, como siempre ha querido estar. Su gente, su auditorio multirracial de días sin luna, desprende rayos de pimiento rojo ligeramente picante y de sabor pronunciado y dulce, el espelette.   Sus patios arrebujaos de hortensias, geranios y jazmines, juegan con el olor al guiso marinero de Luisa, con la conversación clarividente del maestro barbero Rafael y echan de menos las permanentes de Teresa la peluquera.

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Julieta, la colombiana de cálidos rasgos y sonrisa tenue, no sabe cantar las canciones populares que Muñoli, el patriarcal e incansable profesor, tararea para sus adentros entre dos fogatas de madera vieja que esperan ansiosas a la chiquillería del callejón que ya no es. Úrsula, la viuda de Ferrer el camarero, anima la fiesta de los patios tocando palmas con fruición desde el trono de enea que le han arrimado las vecinas.  Se anima el cotarro por momentos al son de la guitarra que el mandamás de la calle maneja como nadie y del pandero de Martín –el Labordeta de El Puerto-, que serán inmortalizados con la foto fija de nuestro Cuellar particular, Nani, entrañable naniparatodo y para todos.

Las tapas, el vino fino y las tortillas de camarones se deshacen en la boca al comerlas, pasan de casa en casa, de mano en mano, como testigos mudos que gritan a quien quiera oírles, que la caridad se vende cara en este barrio donde el egoísmo y la indiferencia no tienen cabida entre iguales. La niña que juega con el muñeco negro, desnudo, en la casapuerta, escucha como su madre trasiega con un catre de quita y pon para el cuñao de la vecina que viene a pasar la fiesta en familia, con primos y hermanos, con vecinos y amigos... Y Sole y Luis con las puertas abiertas de “Los Patios”, su apuesta de vida del callejón que ya no es, enseñan al mundo a través del ciberespacio la sabiduría de los habitantes de una calle, Espelete, enseña y modelo de un barrio con los redaños suficientes para seguir estando vivo.

Ese Puerto olvidado al que tan sólo se recurre cada cuatro años, todavía no está muerto del todo, alguno que no sabe ya que chaqueta ponerse, merodea y se mimetiza con su gente, y su falsa sonrisa con la que engañó a otros, no logra asustar a las matriarcas de los callejones.

flores-geraneo-patioLa especulación no tiene sitio porque los patios de mi barrio, que no es otro que El Puerto, han abierto sus cancelas de par en par para que la cultura popular, nacida del pueblo y para el pueblo, salga a las casapuertas y se palpen los latidos de la sangre caliente que aún fluye, llena de sinsabores y malos ratos, por las venas de su calles. La “Fiesta de Los Patios” es el quejío de los que casi nunca tienen voz, es la reivindicación pura y dura de una manera de ser, de una manera de vivir que la gran mayoría de portuenses no queremos que desparezca.
La cultura del parcheo para acallar bocas, debe desaparecer de quienes manejan esos menesteres en nuestra ciudad. Con un poquito de pudor que tengan, que no aparezcan más por nuestras casas de toda la vida. Nuestros nobles edificios, por muy humildes que sean, no merecen semejantes huéspedes de fortuna. Ellos saben quiénes son, y nosotros también. La gente de mi barrio, El Puerto, no entiende que se les esté echando de sus casas a la puñetera calle, se les desarraigue de sus raíces, y que las caliches de sus paredes inunden los despachos oficiales a espuertas, en lugar de ser rehabilitadas y puestas en valor.

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De todas formas nuestra sabiduría, nuestro saber estar porteño, terminará siempre muy por encima de los que ya no se acuerdan de donde salieron y dónde están ahora. El tiempo los pondrá en su sitio. Mi barrio, ese que algunos pretenden manejar de por vida, aunque débil tiene unas ganas de vivir inmensas, y con iniciativas como la de la Asociación Cultural “Amigos de los Patios Portuenses” estoy seguro no habrá mindundi que lo hunda.

Traigan canastos de rosas tempranas
que vayan hilvanando los patios,
con campanillas y campanas.

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manoloeldelatuba_puertosantamaria«Manuel Jiménez García, conocido popularmente entre el gran público portuense como ‘Manolo el de la Tuba’, obrero de la construcción forjado a sí mismo, artesano del zapato, barbero por beneficio de su padre y músico por afición, nació el 5 de febrero de 1930 a las 4,30 h. de la madrugada en la calle Jesús de los Milagros, donde también vivían ‘los Lobitos’. Cinco días antes se instaura en España la dictablanda, tras el nombramiento en Madrid del general Berenguer como jefe del consejo de ministros, con el encargo del rey de preparar la vuelta al régimen constitucional anterior a 1923. Toda una época.

Su padre, Antonio Jiménez Salmerón, barbero al que denominaban ‘el Gordo’, regentaba una barbería en la calle Luna, en el mismo portal de la ferretería de los Sánchez. Nos comenta Manolo con orgullo, que los tres primeros sillones giratorios de barbero que vinieron a El Puerto (sillones americanos), los importó su progenitor de Inglaterra con la intermediación de Doña Rufina Vergara. (En la fotografía de la izquierda, Manuel Jiménez Díaz, 'Manolo el de la Tuba', con el uniforme de la Banda Municipal de Música, posando tras la inauguración de una Feria en Crevillet).

antonio_elcaneco_puertosantamariaEra fácil ver por aquél entonces en la antesala de la barbería a ‘el Caneco’, limpiabotas y cantaor de tronío que aprovechaba la espera de los parroquianos para ejercer su oficio de  lustrador de zapatos, y marchar luego a cantar por las esquinas con una copita de más el arte racial que llevaba dentro.Sus primeras letras las aprendió en el Colegio del Hospitalito con Doña Magdalena Ávila, también profesora de Rafael Gómez Ojeda. pasando luego a las sabias manos de Don Remigio Peñalver que le inculcó inequívocamente casi sin saberlo, su pasión por la música. Con diez años y tras la muerte de sus padres y de varios hermanos a consecuencia de la guerra y el hambre que pasaron –quedaron seis de 11 hermanos-, quedó a cargo de su hermana Antonia, para él, toda una heroína del momento que les tocó vivir.  (En la fotografía el cantaor y lustrador de calzado, Antonio 'el Caneco'. Foto Colección Luis Suárez Ávila).

manoloeldelatuba_2_puertosantamariaLos Salesianos de Cádiz lo acogieron como a tantos niños huérfanos de aquellos horribles años, aprendiendo el oficio artesanal de hacer zapatos y empezando a ser aprendiz de músico con los instrumentos de la clave de fa, símbolo usado en notación musical, cuya función consiste en asociar las notas musicales con las líneas o espacios del pentagrama. Allí aprendió también por estigma familiar a recortar las coronillas a los curas, aún conserva los aperos de aquellos menesteres. (Ilustración de María Fernández Lizaso.

Ya en El Puerto de nuevo y después de su periplo capitalino, se colocó en la zapatería que tenía Gilabert en la calle Larga, que exportaba zapatos para medio mundo, siendo sus compañeros de viaje ‘Pepito’ el de la Fonda Bartolo, ‘Gilito’ y Antonio Doello. Con 18 años recién cumplidos (1948), el maestro Rocafull le entrevista en su casa de la calle Luna (al lado de la Bota de Oro), y empieza los ensayos con la Banda Municipal en los locales de la Academia de Bellas Artes, justo al lado se repartía el famoso plato único y día sin postre para los más desfavorecidos, que por desgracia eran muchos en aquella España de la posguerra.

manoloeldelatuba_03_puertosantamariaDespués de cumplir con el servicio militar en Figueras, se incorpora al gremio de la construcción donde desarrolla el resto de su vida laboral, y conoce a través del asilo de huérfanas de la calle Cielo, a la que más tarde sería su esposa, María Cárdenas Serrano.

Desaparecido Rocafull, se hace cargo de la Banda el maestro Dueñas Piñero con el que nuestro protagonista comparte 36 años de pasodobles toreros, de dianas floreadas y de retretas y melodiosos pasacalles, que han llenado toda una vida entre trombas, trombones y la inseparable tuba con la que ha recorrido los templetes y las calles de nuestra ciudad. Una vida sacrificada y dura, no exenta de problemas a los que siempre ha mirado de cara, en la que ha buscado el por qué de las cosas y de la que dice estar en paz consigo mismo. Una vida en la que sus amigos ya desaparecidos: ‘el caja’ Remigio Andujar, ‘el saxofón’ de Juanito García, el trombón de ‘el Batalla’, y los recuerdos de su primera época que comparte con Calixto García y Alberto Barba, le convierte junto con estos dos en el mágico trío de los últimos de Rocafull.» Manolo Morillo.

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