
El retrato encontrado con el coro Pabellón Español, del año 1907.
En el año 1994, encontramos casualmente una fotografía antigua tirada en la calle. Una vieja fotografía donde se observa un grupo formado por trece personas, que se encontraban disfrazados. Sin duda estábamos ante un grupo carnavalesco. Con estas expectativas, junto a una compañera de trabajo la señora Paloma Bueno Serrano, nos pusimos manos a la obra. Había que saber ¿Quiénes eran?, los datos que teníamos consistía en la fotografía, y una nota que tenia escrita en el reverso sobre el cartón que decía: “J. Vázquez, Misericordia nº 9. El Puerto de Santa María. Carnaval del año 1907 el día 17 de febrero”.
Con estos datos consultamos el libro “Carnaval: un siglo de historias de El Puerto (1836-1936)”, de nuestros amigos José Ignacio Buhigas y Tily Santiago. En la descripción que en este libro se hacia de las agrupaciones presentes en el año 1907, encontramos un Coro que coincidía tanto en su vestimenta, como en los ornamentos, con los personajes del retrato.
Se trataba del coro “Pabellón Español”, o de la “Guardia Amarilla”, atuendos que emulaban a los guardias de la época de los Reyes Católicos. Ellos mismos describen el “tipo” que lucían: “capote amarillo, mangas celestes, calzón bombacho amarillo y grana, medias granas, zapatos color barquillo, casco de lata con pompón grana y peluca”. Como vemos podría pasar por cualquier comparsa o coro actual, y desfilar en nuestra cabalgata, pero sigamos y ya verán lo que descubrimos.
Con las facilidades dadas, como siempre, por nuestro archivero municipal D. José Ignacio Buhigas Cabrera, consultamos documentación que sobre el carnaval conserva el archivo. Entre otras muchas cosas encontramos la solicitud oficial, realizada por Antonio Vázquez Valoria, vecino de la calle Santa Clara nº 34, firmada el 6 de febrero de 1907, para recorrer las calles de El Puerto. En la misma solicitud se acompaña una relación de los componentes del grupo, junto con sus direcciones.
COMPONENTES.
El grupo estaba compuesto por las siguientes personas: José Rodríguez Bernal, guitarrista, Zarza 22. Antonio Arena González, guitarrista, Santa Clara 7. Francisco Otero Beltrán, San Francisco 5. Enrique Sánchez Ortega, Ganado 30. José Hoyos Pinto, San Juan 39. José Segura Rodríguez, Cruces 24. Manuel Lanzarote Leal, Albareda 1. Antonio García Brobón, Aurora 1. Joaquín Lores Parra, Santa Clara 32. Manuel Girón Camas, Ganado 24. Bernardo Troncoso, Zarza 48. Antonio Ortega Muñoz, Arena 24. Manuel Galán Bernal, San Juan 30.
Por la fotografía, podemos decir que se trata en su mayoría de gente joven, y por las direcciones, que casi todos procedían del barrio alto de nuestra ciudad.
EL LIBRETO.
Pero ahí no quedan los hallazgos, nos encontramos ni mas ni menos, que con el “libreto”, con todas las letras de su repertorio, y aun con el sello o timbre municipal de 25 céntimos. Un total de quince letras de canciones, de entre sus tangos: “Doloretes”, “El orgullo”, “Sus preciosos couplets”. Asimismo su popurrí titulado “El kilómetro”. Pero queremos hablar, aunque solo sea un poco, ¿Qué es lo que tratan en sus canciones?, estaba claro, sus canciones hablan, como hoy en día, de los temas más actuales del momento, los problemas locales, algunos nacionales, por ejemplo, el atentado contra los Reyes de España, Alfonso XIII y Victoria Eugenia, o un tango que dedican a la bandera nacional.

Una de las instantáneas que se tomaron inmediatamente después del atentado contra los Reyes de España, Alfonxo XIII y Victoria Eugenia
Sin duda la palma se la llevan los problemas cotidianos, los que son imprescindibles para disfrutar de la vida cada día: la instalación de una panificadora, con la que estaban muy de acuerdo, mostrándolo de esta forma:
“Así todos los pobres obreros
estamos locos de alegría
en ver que por siete perras chicas
hay teleras como alfajías”.

El antiguo Ayuntamiento situado en la Plaza de Isaac Peral. (Acuarela de J.L. Molina Mora).
También hablan sus letras de la carestía de la vida, o del trabajo, algo que más de 100 años después, sigue siendo el principal tema de nuestro carnaval. Hay entre otros, temas conflictivos, como las criticas a la autoridad local, y a la que piden:
“Solo le pedimos un favor
A este bonito Ayuntamiento
Que quite una poca miseria
Como la que tiene hace tiempo
y que nuestro pueblo administre
con mucho entusiasmo y agrado.
Y que al pobre le den trabajo
que hoy se encuentra muy arrollado”.

La finalización del Parque Calderón, uno de los temas que tocaba en sus letras el director del croro, Antonio Vázquez Valoria.
Como podemos comprobar son temas donde vemos reflejados nuestros problemas actuales, más de un siglo después. De la música no tenemos constancia, por entonces los carnavales no se grababan en vinilo, y la música digital no existía. De todas formas nos debe dar igual, en cualquier lugar de la Bahía, durante los carnavales, las mismas palabras, y con una música muy similar estará sonando.
El director de coro, Antonio Vázquez Valoria, mencionado anteriormente, ya había dirigido otros grupos carnavalescos, en total lo fue de 19 agrupaciones, desde el año 1902 a 1931. Los temas mas tocados por este autor: la muralla del río, la finalización del Parque Calderón, o la eliminación de la barra del río, como vemos son asuntos vitales para el desarrollo de la ciudad. (En la imagen de la izquierda, etiqueta de Vda. de F. Morillo, uno de los negocios anunciado en el libreto de nuestro coro de hace un siglo).
ANUNCIANTES.
Queremos destacar, como estos hombres dedican gran parte de sus letras a los comercios más representativos de la ciudad, o tal vez sean los que sufragan los gastos del coro, que con las ayudas permitían que se lucieran por la ciudad gente humilde con sus preciosos disfraces. Además estas canciones, nos ofrecen la posibilidad de acercar nombres conocidos de la historia de nuestro Puerto. Así que aquí van algunos nombres:
”La tienda Vegazo, Paco Morillo y la de Morente.
Refino Francisco tienda superior
como el de González Paz y Juanito son los mejores.
Sastrería Tendero.
Botaro y la Viña.
Botica de Cristóbal.
Y la de Aceitería.
Imprenta Pérez hermanos.
De Terry Barbería.
Salón de Valenzuela y Confitería.
El hermoso café de la Hita.
De Moresco sombrería.
Litografía portuense.
Y la muy hermosa esterería.
La hermosa tienda Fuentecilla.
El colmado Navío y las Flores.
Y también la tienda de Apolo.
Tiene vinos muy superiores.
La Alegría tienda la Conelia.
También tiene vinos muy juncal
Sacristía Rueda y Milindri
y cervecería Tosar.
Tienda la Burra y la Parra.
Escalón y el hormiguero.
Número Quince y Corona.
Lucha centro y Resbaladero.
Y también Casino Portuense”.

Uno de los comercios anunciados, la Fabrica de cerveza de Tosar a comienzos del siglo XX. Centro Municipal de Patrimonio Histórico, con nótula 063 en Gente del Puerto.
Del Carnaval de ese año de 1907, hay una crónica en Revista Portuense, del martes 12 de febrero que dice: “el carnaval de estos días ha resultado una fiesta decadente, si, pero muy reformada, porque hay que hacer justicia a la autoridad local, señor Heredia, que ha dictado severas ordenes para que no se cometan salvajadas”. Seguro que a pesar de todo en ese año se lo pasarían en grande.
De lo que no cabe duda es que ya esta aquí el Carnaval 2.010, y de que los hombres que formaron este coro pasarían inadvertido junto a nosotros por Luna, la Ribera o Herrería, porque lo realmente importante es que aun se mantiene viva todas las inquietudes y esperanzas que mueven esta tradición tan antigua y tan de la Bahía Gaditana. Faltan pocas horas para que se de el pistoletazo de salida, este año nos lo dará Modesto Barragán, mañana mismo. Estoy seguro de que estará acertado, y espero que junto a todos disfrutemos de un magnifico Carnaval. (Textos: Juan José López Amador).








(En la imagen de la izquierda, José Fernández Sanjuán, Pepe 'el del Vapor'. Foto: Faly). Antonio Carbonell, Secretario que fue de la Cofradía de Pescadores refería una tarea desarrollada por el Vapor en relación con el mundo de la mar: «Pepe y el Vapor fueron durante muchos años indispensables para el mantenimiento de la actividad pesquera portuense. Pues resulta que antes de construirse los espigones de Poniente y Levante en la desembocadura del Guadalete, obras que finalizaron en 1970, la entrada de arenas que arrastraban las corrientes litorales y formaban la barra en la boca del río, impedían que la práctica totalidad de los barcos pudieran pasar por el Guadalete a media marea o bajamar escorada. Entonces Pepe, a bordo del Vapor, con un instrumento formado por una pesa u otro metal colgado de una cuerda (sonda de mano, escandallo o plomada), no sólo medía la profundidad del río, sino que de la misma manera al colocar cebo en la pieza de metal, con tan solo tocarlo, iba conociendo la calidad de fondo de la desembocadura del Guadalete. Y Claro. Con esta maniobra, le permitía, al esquivar los cascajos y arenas del río, alcanzar la navegación correcta y, así, los barcos, al seguir el rumbo del Vapor, entraban en puerto sin esperar la pleamar. Esta laboriosa operación, además, era fundamental para evitar cualquier desgracia cuando las condiciones meteorológicas eran adversas, como por ejemplo, la niebla.»
El principio del milenio, nos ha llevado otra vez a lo antiguo, a recuperar costumbres y tradiciones que nunca se debieron abandonar, a volver a aplicar tecnología que han sido útiles durante miles de años y que, de forma inexplicable estaban prácticamente desaparecidas en nuestra Bahía de Cádiz.



Estamos convencidos que, cuando las líneas marítimas de pasajeros, numerosas y múltiples en sus recorridos, rápidas y con horarios amplios, frecuentes y flexibles, sean una constante en la Bahía, como lo son hoy los catamaranes puestos en marcha por el Consorcio nuestro Vapor Adriano III volverá a ser el buque insignia de la flotilla de barcos de pasajeros gaditanos, y de quienes nos visiten, pues el uso turístico es su mejor y más claro cometido de presente y futuro.
Tal dignidad no se alcanza de forma gratuita, pues son ya 80 años, desde que aquel lejano 1929, José Fernández Fernández, y sus cuatro hijos, llegasen a bordo del ‘Adriano I’ a aguas de nuestra bahía para cubrir el trayecto de El Puerto-Cádiz. 








Y musgo, redores de musgo húmedo, al pie de cada gotera; graffitis obscenos, excrementos; cernícalos, primillas y murciélagos revoloteaban, una y otra vez, el mismo recorrido, cansina, reiterada y hasta atormentadoramente. Nos cogía la tarde-noche y, por todas partes nos seguía la legión de gatos.
La luz todavía entraba por las grietas de las yeserías de los altos techos pintados, quebrados y abiertos como granadas. (En la imagen, Capilla del Palacio de Purullena, con imágenes y todo tipo de ornamentos, dispuesta para el culto).


FUNDACIÓN GOYTISOLO.
Su obra de cariz experimental y de una gran exigencia literaria no siempre ha tenido el apoyo merecido por parte de un amplio público lector, si bien sí ha disfrutado de un reconocimiento unánime por parte de la crítica.
El nomenclator de las calles portuenses constituye uno de los elencos urbanos más bellos de la provincia. La profesora y escritora jerezana, Pilar Paz Pasamar, en 1976, escribió un delicioso artículo, en el Diario de Cádiz, al que tituló las bien nombradas. Y lo justificaba diciendo: “Me refiero a las calles del Puerto de Santa María. Son las calles con mejor nomenclatura que conozco de nuestra provincia, aunque si nos fijamos, también los nombres de los pueblos andaluces –muchos con el inicial bostezo “al” y el suave ronquido “guad” del lingüístico sueño árabe –no son mancos- de belleza. Llamarse bien es importante, quiero decir y ustedes me entienden, que una persona, un artículo o un libro con nombre sonoro, o raro, o gracioso, ya queda iniciada con buen pie su andadura.”
Las raíces de El Puerto se remontan a la antigüedad clásica, pero sus brotes más genuinos comienzan en la Edad Media. Alfonso X aparece en la ciudad en el siglo XIII y, pocos años después, concede la Carta Puebla de la fundación de la ciudad. En el siglo XIV, queda ligada a la Casa de Medinaceli y se construye la Iglesia Mayor Prioral. En el siglo XVI, la población alcanza los 6.000 habitantes y se construyen los conventos de la Victoria, de San Francisco, del Espíritu Santo y de la Concepción. En el XVII, ya existe un núcleo central perfectamente urbanizado. En el XVIII, surge la ciudad diseñada de forma reticular tal como la conocemos hoy. El siglo XIX es el de la eclosión de las grandes bodegas catedrales. Y el XX y el XXI, los de la explosión demográfica con cerca de los 100.000 habitantes.


Los autores de la obra son: del texto, Juan Leiva Sánchez (izquierda), profesor de Lengua y Literatura, periodista y escritor; y de las fotografías, Cristóbal Leiva Fernández, (derecha) funcionario de Banca y fotógrafo. Ambos están avalados por una larga experiencia: el primero con más de veinte obras publicadas; el segundo, con un elenco de premios recibidos en toda España.
El abogado, periodista y político liberal Ángel Urzáiz Cuesta, nació en nuestra Ciudad en 1856, hijo del brigadier de de la Real Armada y secretario del Rey Antonio de Urzáiz y Castro (de origen navarro) y de María de los Dolores de la Cuesta y Núñez y murió en Madrid el 1 de mayo de 1926, con 70 años. Después de un período de estancia en Vergara, pasó a vivir en Madrid, donde estudió Derecho, al tiempo que alternaba sus estudios con trabajos para la Prensa, en medios tales como El Correo, Los Debates y la Revista de España. En 1908 fundó el diario La Voz de Vigo, de carácter liberal.
Casado con Adela Cadaval y Muñoz, señora del Pazo de Cadaval de Nigrán, celebró su boda en 1883. Con la entrada de Urzáiz en la familia Cadaval, entró como apellido de varonía en la línea sucesoria del señorío de Nigrán (Pontevedra) --si bien por breve tiempo--, dando lugar a un periodo de especial relevancia social y una definitiva configuración arquitectónica al a partir de entonces llamado Pazo de Cadaval-Urzáiz. Tuvo dos hijos: Elodia y Joaquín Urzáiz Cadaval.Fue diputado liberal por Pontevedra en las elecciones de 1881, escaño que repetiría en todas las elecciones celebradas hasta 1920, siendo nombrado por el Rey Senador con carácter vitalicio en 1922, permaneciendo apenas cuatro años hasta su fallecimiento en 1926. Su primer cargo público fue el de Gobernador de Córdoba, para luego ser Intendente en Cuba, mientras fue española.

Miguel del Pino nace el 20 de julio de 1920 en la calle de la Fuente. Su hermano Manolo, “El Niño del Matadero” novillero, fue quien le inculcó la afición por el mundo del toro. Lo tenía en muy alta estima, era su referente en la familia, huérfana de padres, y en el toreo.

LA TEMPORADA DE 1941.
1944: UNA GRAVE COGIDA.
PRIMERA REAPARICIÓN COMO NOVILLERO.



Este viernes 29 de enero, en el tablao madrileño de Las Tablas (en plena Plaza de España), actúa a partir de las 23:45 horas nuestra voz más jóven y de tradición más antigua, la de Soledad la del Cepillo, acompañada a la guitarra por Niño Manuela, dentro del II Ciclo de Cante Joven. (Tlf. 915 420 520).






Pepe tiene una gran familia que se compone de 6 hijos , 17 nietos y 8 bisnietos y otro que viene en camino. De los nietos 12 están ya casados. Pepete sorprende con su gran memoria. Se acuerda de datos y nombres, con pelos y señales, de muchísima gente que ha conocido en su vida. Se conoce los nombres y las medidas de todos los cortijos de la campiña. Es un gran entendido en caballos y distingue los hierros de las distintas ganaderías de Andalucía.
Un día del mes de julio de 1958 conocí a un venerable gitano. Se llamaba Miguel Niño Rodríguez "El Bengala". Estaba sentado, al fresco, en el sardinel del zaguán de su casa en la calle Pagés del Corro de Triana. Me dijo, nada más conocerme, que él descendía de El Puerto y le presté gran atención. Me contó que su tatarabuelo fue Pedro Niño Boneo "El Brujo", nacido en El Puerto en 1819 y artífice de una siguiriya y una toná que llevan su nombre y que eran desconocidas por todos. "El Bengala" las conservaba y dio cuenta cabal de ello en la III Fiesta del Cante de los Puertos en 1973. Conocía, además, la toná de los Pajaritos y un sin fin de romances de tipo épico e histórico que debía a su memoria y a la tradición recibida de, por lo menos, su tío bisabuelo, Juan José Niño López, el más completo romancista que se ha conocido en todo el mundo hispánico y que había nacido en El Puerto en 1859.
Por tristes cuarenta reales

Pintor, dibujante y grabador, Francisco Lameyer y Berenguer, nace en El Puerto de Santa María en 1825, localidad a la que llegó su abuelo, natural de Bremen, como vicecónsul de Prusia. En 1839, Lameyer llega a Madrid, traído por su tío el general de la Armada Dionisio Capaz, al quedar viudo. Con catorce años Lameyer ingresa en los talleres de Vicente Castelló. Su facilidad para el dibujo, le lleva rápidamente a colaborar en publicaciones de la época y en 1841 se matricula en la Academia de San Fernando, hasta 1843, dejando constancia por un ejercicio que allí se conserva y firmado al reverso por su maestro, Juan de Ribera. En aquel tiempo, contrajo matrimonio con Isabel Soriano, sobrina del Conserje de la Academia y tuvo dos hijos, Francisco de Paula y Alfredo, muertos ambos a temprana edad. (En la imagen, Francisco Lameyer, en un cuadro pintado por Raimundo Madrazo en París, en 1866).
Academia - para socorrer al Papa Pío IX en la revolución italiana y en 1854 como destinado en Filipinas, en su aifición por los viajes a países exóticos para descubrir el Lejano Oriente. (A la izquierda, firma del pintor).
De vuelta a Madrid, alterna prolongadas estancias en París junto a la familia Madrazo. Una larga enfermedad le lleva a fallecer en Madrid en 1877. Francisco Lameyer forma con Leonardo Alenza y Eugenio Lucas la escuela madrileña costumbrista llamada de "veta brava" en la estela dejada por Francisco de Goya a innumerables seguidores, pero su encuentro con Fortuny en África y su admiración por Delacroix le llevarán al orientalismo como estilo y temática predilecta. (En la imagen, 'Moros corriendo la pólvora'. Museo Lázaro Galdiano. 1860). (Texto: Fernando J. Martínez Rodríguez).
