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blasdelezo_museonaval_puertosantamariaSeguramente, para la gran mayoría de ciudadanos y ciudadanas, el nombre de Blas de Lezo les es desconocido. Quizá hayan oído hablar de una fragata de la Armada que lleva ese nombre y la gente de la vela sabrá que hay una importante regata nocturna que organiza el Club de Mar Puerto Sherry -el pasado 2008 asistió el actual Marqués de Ovieco, descendiente de Lezo-. Pero, por fortuna, en los últimos meses la figura del insigne marino vasco Blas de Lezo y Olavarrieta (también conocido como El Almirante 'Patapalo') ha sido difundida a través de conferencias, artículos periodísticos y radiofónicos, cientos de páginas web -algunas de ellas con errores y anacronismos-, varios vídeos que se pueden visionar en www.youtube.com y libros como el de Carlos Alonso Mendizábal: Blas de Lezo, el Malquerido, de la Editorial Dossoles o el de José Manuel Rodríguez El Almirante Blas de Lezo, el vasco que salvó el Imperio español, de la editorial Áltera .

Existe además una plataforma ciudadana que está recabando firmas para que el Ayuntamiento de Madrid le dedique un vial o una plaza al gran almirante, como ya existe en otras ciudades españolas y colombianas, y reconocer así al gran militar --"el terror de los ingleses", "el marino que surgía de la niebla"-- que fue este guipuzcoano de Pasajes.

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La memoria de Lezo es honrada por la Armada Española, donde su nombre se recuerda con el mayor honor que puede rendirse a un marino español, siendo costumbre que exista siempre un navío de la Armada bautizado con su nombre. El último, una fragata de la clase F-100, la Blas de Lezo (F103), que encalló en 2007 durante unos ejercicios de la OTAN en Escocia. Curiosamente, no es el único barco con este nombre que sufre percances, ya que el crucero Blas de Lezo se perdió en 1932 al tocar un bajío frente a Finisterre. (Dibujo: Revista Naval).

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En la imagen, detalle de la estatua erigida en honor de Lezo en Cartagena de Indias (Colombia). Muchas de los cuadros y dibujos existentes del Almirante, procuran disimular desde el punto de vista del autor -como en la fotografía- los defectos físicos del personaje, que blasedelezo_dibujo_puertosantamariase fueron acentuando en los distintos frentes en los que participó. Era tuerto, cojo y manco. (Foto Juan Carlos Muñoz).

Todo lo anterior ha contribuido a que su intensa carrera en la mar y su azarosa vida sean conocidas por un mayor número de personas. Desde su alistamiento como guardiamarina a los 12 años -1701- en la flota francesa, hasta su muerte en Cartagena de Indias (Colombia) en 1741 tras infringir una severa derrota a la imponente armada inglesa del almirante Edward Vernon, participó en numerosas batallas de forma valerosa y con una estrategia fuera de lo común. Fue herido en varias ocasiones y, a los 25 años, había perdido una pierna -sustituida por una de madera-, la movilidad de un brazo y la visión de un ojo.

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La fragata de Blas de Lezo contra el navío Stanhope

blasdelezo_tuerto_puertosantamariaLas diferencias de estrategia que mantuvo con el virrey de Nueva Granada, Sebastián Eslava, en la defensa de Cartagena hizo que éste conspirase contra el marino (en el cuadro de autor desconocido que aparece a la izquierda de este texto) y el rey Felipe V actuase de tal manera que su determinación ocasionó a su familia la ruina económica y social, hasta el punto que ni siquiera pudieron pagarle una sepultura digna, por lo que se desconoce su enterramiento. Incluso después de muerto fue destituido. Finalmente y, pasado un tiempo, fue rehabilitada su figura y el 26 de agosto de 1760 el Rey Carlos III le otorgó, a título póstumo, el Marquesado de Ovieco, que recayó en su hijo Blas Fernando de Lezo y Pacheco, el cual fue investido en diciembre de 1771 por el Rey como maestro de ceremonias de la Orden de los Caballeros de las Grandes Cruces de Carlos III. Gracias a este reconocimiento, los descendientes de Lezo empezaron a obtener privilegios y nombramientos y a emparentarse con la aristocracia del país. Tomás de Lezo y Pacheco murió en Santa Cruz (Bolivia) en 1782, siendo gobernador.

blasdelezo_estandarte_puertosantamariaUn sobrino de los anteriores, hijo de una hermana, llamado Alvarado Lezo, llegó también a ser Almirante. Blas de Lezo y Castro, Marqués de Ovieco, fue nombrado Académico de honor de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando en 1815. Otro Lezo, José Lezo y Vasco, durante el período 1858 a 1900, año de su muerte, fue Senador vitalicio, además de llevar el título del Marquesado. En la actualidad, el título está regentado por Antonio Marabini y Bérriz. (En reconocimiento de sus servicios al Rey, este le concedió en 1731 como estandarte para su capitana la bandera morada con el escudo de armas de Felipe V, las órdenes del Espíritu Santo y el Toisón de Oro alrededor y cuatro anclas en sus extremos).

LOS LEZO EN EL PUERTO.
Tras estas sucintas reseñas, pasamos a la finalidad principal de este artículo, la estancia de los Lezo en El Puerto de Santa María. El almirante ya había estado en 1719-20 y en 1730 en Cádiz. De allí partió, ya viviendo en El Puerto, el 3 de febrero de 1737 hacia Cartagena dirigiendo la que sería la última carrera de Indias y donde encontraría, como ya se ha reflejado, su fatal destino.

larga70_puertosantamariaTras las investigaciones realizadas en los padrones de la época por Miguel Ángel Caballero Sánchez -historiador de Patrimonio Histórico de la Concejalía de Cultura del Ayuntamiento de El Puerto- al que agradezco su constancia y dedicación ya que, sin sus aportaciones, no se hubiesen podido divulgar estos datos que se relatan a continuación, hemos podido saber fehacientemente tras el estudio de los padrones de la Iglesia Mayor Prioral que Blas de Lezo, su mujer, Josefa Pacheco Bustos -una criolla peruana con la que se había casado el 5 de mayo de 1725 en Lima- sus hijos y un criado (¿?) afroamericano llamado Antonio Lezo, vivieron desde 1736 en una casa de la calle Larga, para ser más exactos en Larga, 70, hoy reconvertida en apartamentos de alquiler. Tras su muerte, su viuda -conocida en la localidad como 'La Gobernadora'- y sus hijos permanecieron en ella hasta la muerte de ésta el 31 de marzo de 1743. (En la imagen, la 'Casa de la Gobernaora', hoy Apartamentos 'Larga 70').

blasedelezo_firma_puertosantamariaA la izquierda, firma del Almirante Blas de Lezo.

La Excma. Sra. Doña Josefa Pacheco fue enterrada en el Convento de Santo Domingo, sito en la calle del mismo nombre. A partir de esta fecha, los descendientes de Blas de Lezo desaparecen de los padrones portuenses. Durante su residencia en la ciudad, el Cabildo municipal, siendo conocedor del prestigio del almirante, hizo a su familia diferentes concesiones, entre las que destacó una toma de agua para la casa. Hasta hace pocos años, la ciudadanía portuense siguió llamando a la mansión casa de 'La Gobernaora'. (Texto: Juan Ig. Domínguez Gil).

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Placa conmemorativa descubierta en el día de ayer, situada en la fachada de la casa donde vivió el almirante. (Foto: Vicente González Lechuga).

DESCUBRIMIENTO DE PLACA.
El alcalde Enrique Moresco, el almirante de la Flota (Alflot), Juan Carlos Muñoz-Delgado, el contralmirante Juan Rodríguez Garat comandante del Grupo de Unidades de Proyección de la Flota (Congruflot) y la presidenta del Club de Mar Puerto Sherry, Elena Colomer, presidieron ayer sábado, 21 de noviembre de 2009, el solemne acto de homenaje al almirante Blas de Lezo, con el descubrimiento de una lápida en el que fuera su domicilio en El Puerto y que su familia ocupara hasta 1843, en la calle Larga, 70.

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El acto contó con la participación de la Banda del Tercio Sur de la Armada que interpretó la marcha militar 'Almirante Blas de Lezo', original del joven compositor Joaquín Drake, quien estuvo presente en el acto. (Foto: Vicente González Lechuga).

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El almirante Bernardino de Valdivieso Benítez, nace en El Puerto el 2 de Abril de 1644, con toda probabilidad en la calle Alquiladores, donde vivían sus padres, Juan de Valdivieso, sirviendo al rey en la Galera Capitana de España, y que procedía de la población de Bribiesca en Burgos, y su madre que era portuense, Florentina Benítez Corvalan, miembro de una ilustre familia, asentada desde hace tiempo en nuestra Ciudad. Por distintos motivos familiares, con el tiempo, Bernardino estaría entroncado con las familias mas destacadas de la ciudad, como los Pereyra, Vidarte, Eguiarreta, Ordóñez de la Romana, Reynoso, Vizarrón, Araníbar y otros.

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Artesonado del techo del dormitorio de Bernardino de Valdivieso.

Se casa el 18 de noviembre de 1679 (dentro justamente de una semana se cumplen 330 años), con la portuense Juana Luisa de Eguiarreta, de familia distinguida y adinerada, su padre Bernardo, era Contador del Duque. Fue testigo Juan de Araníbar, por entonces capitán, y tío político de la novia. Tuvieron la familia Valdivieso-Eguiarreta, cuatro hijos, Juan Bartolomé, Bernardo Manuel, Teresa y Catalina.

valdivieso_escudo_1980_puertosantamariaEl primero de los hijos fue militar, la ultima de las noticias que tenemos es que viajo rumbo a las Américas en el año 1712. El segundo fue sacerdote, y se marchó a Nueva España con un ilustre familiar, D. Juan Antonio Vizarrón Eguiarreta, concretamente a Méjico, donde llego a ser prebendado de la Catedral, donde esta enterrado, y administrador del Hospital del Amor de Dios, falleciendo en el año 1755. Teresa sabemos que falleció a la corta edad de 10 años. Catalina, se casó con Pablo Miguel Vizarrón, con quien tuvo 5 hijos. (En la imagen, el escudo de la fachada principal del Palacio de Valdivieso, en la década de los ochenta, antes de la restauración del edificio).

CASA DE CARGADORES A INDIAS.

La casa-palacio donde vivian, es típica de un comerciante con América, aunque denominada de Cargadores a Indias, Bernardino de Valdivieso no era un Cargador, sino un marino, dedicado al comercio colonial. La casa se construye en el año 1.679, sobre otras mas antiguas que son derribadas, su arquitecto fue, Pedro Mateos de Grajales, con unas características arquitectónicas muy definidas: fachada decorada, con columnas dobles sobre pilares, y escudo nobiliario, en este caso con un espacio abierto hacia la calle Sol.

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Este espacio ha servido para que el gran pintor de la luz,  Juan Lara, reflejara en un famoso óleo, una estampa costumbrista llamada “Lección de toreo”, (en la imagen) propiedad de la casa vinatera Osborne.

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Patio porticado del Palacio de Valdivieso, actual sede del Servicio Municipal de Urbanismo.

Sigamos con la casa-palacio, patio regular porticado, y con columnas, la distribución interior con bajo, donde se encontraban caballerizas, almacenes, bodegas para granos, aceite, vino, etc., comunicados por una gran escalera de dos cuerpos, estaban en primer lugar el  entresuelo, aquí se encontraban las oficinas de la administración de su casa y negocios, así como zonas de almacenamiento de los productos mas delicados como las telas.

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Pinturas existentess en las estancias, en proceso de restauración, en los años ochenta (I)

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Pinturas existentes en las estancias, en proceso de restauración, en los años ochenta (II)

A continuación accedíamos a la planta principal donde tenían sus salones y dormitorios la familia, aquí se realizaba la vida diaria, techos con artesonados mudéjares, pinturas en las paredes, como las que vemos en la fotografías en proceso de restauración, a finales de los años ochenta y por supuesto la capilla familiar. En esta planta se encontraban los principales enseres, cuadros, baúles, alfombras, mesas, etc., finalmente en el ático se encontraban la cocina los lavaderos, y los dormitorios de sirvientes y esclavos.

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Cortijo La Bizarrona.

EL CORTIJO DE LA BIZARRONA.

Como buen hacendado de la época, Bernardino adquirió tierras para sembrar, gran cantidad de viñas, olivares, así como una cortijada de piedra, que hemos relacionado con el cortijo de la fotografía llamado hoy, “Cortijo de la Bizarrona”, en nuestro termino municipal. Mientras el viajaba al Nuevo Mundo, mantuvo una gran cantidad de negocios, que siempre dejaba en manos de allegados y familiares, todos relacionados con la exportación e importación con América y África.

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Marcas de las ánforas para la exportación.

Como muestra de este negocio la fotografía que recoge las marcas en las anforetas de sus propietarios: 1. Bernardino de Valdivieso. 2. Juan de Araníbar. 3. Martín de Loizaga.  3-a, primera marca, 3-b, segunda marca. 4. Juan Ruiz de Ahumada. 5. Pedro Jaspe de Montenegro. 6. Fermín Sasoeta. 7. Juan Ramírez Galbán. 8. José de Irazabal.

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Plano de Cartajena de Indias. Grabado. Archivo Biblioteca Pública.

VIAJES AL NUEVO MUNDO.

De sus viajes al Nuevo Mundo, tenemos constancia al menos de seis, el primero con 27 años, como Alférez en la flota a Nueva España en 1671, concretamente a Cartagena de Indias, cuya planta podemos ver en la fotografía del grabado de la Biblioteca Publica de nuestra ciudad. El segundo, en el año 1.675 va a las Antillas. En el tercero, en el año 1.678 viaja a la Gran Colombia. En el cuarto, lo encontramos como Capitán de Mar y Guerra de la Almiranta de la Armada, en el año 1.681. El quinto viaje en 1.684, fue posiblemente la gran aventura de su vida, estaba al mando de un galeón “Nuestra Señora de Guadalupe, Santo Domingo y San Ignacio”, con destino a Isla Margarita y otros puertos venezolanos. El sexto viaje en 1.688, fue una orden desde Madrid, para que el Capitán de navío Bernardino de Valdivieso embarque en la flota a Nueva España con azogues en el barco «Nuestra Señora de Guadalupe».

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Barandilla del Sagrario. Iglesia Mayor Prioral.

BARANDAL DEL SAGRARIO DE LA PRIORAL.
En ese mismo año de 1.688 fue nombrado Caballero de la Orden de Calatrava, como hermano de la Cofradía del  Santísimo Sacramento de la Iglesia Mayor Prioral, donó un importante legado a la cofradía, se trata del barandal de plata que da acceso al retablo de plata que donó el Capitán Juan Camacho Jayna, con quien debió tratar de este asunto. Dicho barandal lleva una inscripción en todo su recorrido, en la parte interior que dice:

“Esta baranda la dio siendo hermanote la cofradía del Santísimo Sacramento el capitán D. Bernardino de Valdivieso caballero de la Orden de Calatrava año 1690”.

valdivieso_rafaeltardio_puertosantamariaA finales de este mismo año es nombrado Almirante, cargo que disfrutara poco tiempo, su médico José de Salazar tiene que tratarlo por una enfermedad, que le causó la muerte el 22 de marzo del año 1.691, siendo  enterrado en el panteón familiar, que se encontraba bajo lo que hoy es el Altar Mayor en nuestra Iglesia principal. (En la imagen de la izquierda, pintura de Rafael Tardío Alonso).

CASA PALACIO - CASA DE VECINOS.

Con el tiempo la casa-palacio de Valdivieso, se convirtió en una casa de vecinos, donde vivian gentes dedicadas al mar. Una casa de vecinos donde vivian hasta cien personas, en casas con paredes de sacos encalados, hasta principios de los años 80 del siglo pasado, una tasca inolvidable se encontraba en la planta baja, me refiero al bar “La Caballa”, donde de la mano de mi padre tuve la ocasión de estar en bastantes ocasiones, hoy el edificio esta ocupado por el Área de Urbanismo de nuestra ciudad.

Aunque en este caso hemos hablado de un portuense constructor de una casa-palacio, no cabe duda que con el tiempo, su vivienda se convirtió en la morada de muchos portuenses, una casa con tantos habitantes en el tiempo, que raro es el portuense que no tuviese familia, amigo o conocido que viviera, o hubiese estado en tan magnifica casa, naturalmente, me refiero a personas de cierta edad. Pero se trataba de una forma de vida que mas tarde o mas temprano habrá que estudiar a fondo, una manera de vivir bien reflejada en la novela costumbrista “La Juncalera” del portuense Dionisio Pérez, pero hoy hablaremos de su constructor. (Textos: Juan José López Amador).

Los datos han sido extraídos del libro “El Almirante Valdivieso su palacio y El Puerto de Santa María en el siglo XVII “, del año 1992.

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albertoalcaraz_puertosantamariaAlberto Alcaraz Roca (1931-2009), natural de Roquetas (Almería) dejó huella en la Bahía de Cádiz. Murió en los primeros días de este mes de Octubre, tras una larga vida dedicada a la pesca. Con sus barcos, como el Roquetero, Enri, María la Belema, Rosa María Martí, Alver o Nuestra Señora de África, que faenaron en las costas del Mediterráneo y en Marruecos, 'en el moro', se dedicó en cuerpo y alma a su pasión.  Mecánico naval en los años 70 se incorpora como armador a la flota pesquera portuense proveniente de Alhucemas y, según recuerdos que me cuenta Antonio Carbonell, quien vivió junto a él como secretario muchas horas de faena en la Cofradía de Pescadores portuense, no escatimaba ningún medio para mejorar la seguridad de sus trabajadores y la bonanza económica de ese puerto pesquero. (En la imagen, Alberto Alcaraz Roca, dirigiéndose a los pensionistas del mundo del mar, días antes de la Navidad, en el restaurante El Resbaladero. Diciembre de 1982). (La foto es de la Colección de A.C.L.)

Es fácil, cuando alguien se ha ido, hablar bien de él pero es que todo el mundo lo hace. Alberto ha dejado un gran recuerdo en lo personal y en lo profesional. Desde su llegada a El Puerto, su afabilidad, sus buenas maneras, su talante dialogador le hacen ser querido y respetado, por la marinería y los demás armadores. En el año 1976, las agrupaciones de trabajadores y armadores, por unanimidad de todos sus miembros, lo eligen Patrón Mayor hasta el año 1984. Hay quien dice que pudo haber estado más tiempo pero razones personales se lo impidieron.

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Homenaje de reconocimiento del sector pesquero andaluz a Alberto Alcaraz Roca en el año 1984. Antonio Ruiz Junquera, kiko” Patrón Mayor que fue de la Cofradía de Pescadores de Barbate hace entrega de una placa a Alberto Alcaraz Roca que aparece acompañado de su esposa Flora Vera García  También se encuentran en la foto Manuel Montes Quirós, vocal de la Junta General de la Cofradía de Pescadores y  Enrique Flethes Scharfhausen, Comandante Militar de Marina de Cádiz. En el acto la labor y los esfuerzos de Alberto Alcaraz Roca por la actividad pesquera porteña, se relacionó con los  del presidente Adolfo Suárez, guardando las distancias, claro, sobre  todo en la época de transición. (La foto es de la  Colección de A.C.L.).

Durante los dos mandatos que estuvo como timonel de los destinos de los pescadores y armadores portuenses logró la mejor época de esplendor de la flota de El Puerto que llegó a tener 132 barcos más otras 100 unidades que venían a descargar. Convirtió a la Lonja de Pescados de El Puerto de Santa María en una de las principales en ventas de España, después de la de Vigo, y Cádiz. En su etapa, en 1978, se inaugura frente al Muelle del Vaporcito, en la margen izquierda del río Guadalete, una nueva Lonja de Pescados que se ha mantenido viva hasta noviembre de 2006. Formó parte de la mesa de elaboración de las Ordenanzas de Trabajadores del Mar.

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Fiestas del Carmen. Año 1978. Finalizada unas de las reuniones con el padre Ramón González Montaño y los hermanos de la Hermandad del Carmen donde se presentaba por parte de la Cofradía de Pescadores los actos y agasajos a los pensionistas del mar, podemos ver, de izquierda a derecha al corresponsal de Diario de Cádiz de la época, a la sazón  Antonio Femenia Maiquez, Antonio Carbonell López, Joaquín Bellido Vélez, patrón de primera clase de pesca de litoral y patrón mayor de la Cofradía de pescadores, (1991-1995); Alberto Alcaraz Roca, patrón mayor de la Cofradía de Pescadores, (1976-1985): Vicente Sánchez Carbonell, practico de pesca mecánico naval; José Manuel Vélez Cortes, redero; José García Malvido, patrón de pesca y José Luis Ayala Naviero, redero. (La foto es de Rafa. Colección de A.C.L.).

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El río Guadalete, con barcos pesqueros en ambas márgenes de la desembocadura.

Llevó a cabo el adecentamiento y mejoras en el Edificio de la Cofradía de Pescadores en la Avenida de Bajamar. Nuevas oficinas, Salón de Actos, Sala de Juntas, Biblioteca; se hizo la construcción de la fábrica de Hielo y realzó la Festividad de la Patrona del Mar, con la procesión terrestre y marítima y la recuperación de los festejos populares de antaño, como la cucaña marítima, logrando a inicios de la década de los años 80 que la Fiestas del Carmen y del Mar alcanzara cotas insospechadas.

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En un acto despedida al Ayudante Militar de Marina de Marina de esta ciudad en el año 1986, aparecen en la fotografía Miguel Sibon Jiménez Patrón Mayor de la Cofradía de Pescadores de Cádiz, José María Millán Sevilla, Secretario de la Federación Provincial de Cofradías de Pescadores de Cádiz y Alberto Alcaraz Roca. (La foto es de la  Colección de A.C.L.).

En el mes de noviembre de 1982, tiene que asumir una gran responsabilidad y crear una vendeduría dentro del seno de la Cofradía de Pescadores para prestar los servicios a más de un centenar de embarcaciones que faenaban al norte y Sur de Marruecos. Su actitud y la defensa a ultranza de la institución que presidía durante la huelga de la marinería de 1977, propiciada por la situación que vivían también otro sectores productivos del país y la falta de tacto de los sindicatos y de las administraciones de aquella época que consideraban a las Cofradías de Pescadores como el ultimo reducto del franquismo, fue determinante para que a partir de ese momento las viejas instituciones pesqueras tuvieran el reconocimiento del Gobierno de España y como viene ocurriendo desde entonces pieza fundamental en la vertebración del sector pesquero de bajura.

albertoalzarazroca_puertosantamariaAlberto fue socio fundador de la Federación Andaluza de Cofradías de Pescadores, llegando a ser su Vicepresidente; fue Presidente de la Federación Provincial de Cofradias de Pescadores de Cádiz y vocal de de zona suratlántica en la Federación Nacional de Cofradías de Pescadores. Ahora, a sus 78 años presidía la compañía de seguros más prestigiosa del sector marítimo: Mutua de Riesgo Marítimo (Murimar) a la que reflotó y dotó de una nueva directiva, nuevos mercados e impulsó nuevos productos. (En la imagen, Alberto Alcaraz, en una fotografía tomada poco antes de su enfermedad).

Hasta aquí lo profesional; en lo personal, qué decir, sólo cosas buenas. A mi suegro lo conocí a mediados de los años noventa; desde entonces sólo he observado cariño por parte de él y de los demás hacia él. Estaba orgulloso de sus hijos, de sus nietos, de sus yernos y nuera. Era el pater familias siempre dispuesto a ayudar a quienquiera que se lo pidiese. Su opinión nos importaba y a él acudíamos a consultarle prácticamente todo. Su falta nos ha dejado a todos huérfanos; a la gente de la mar, por haber perdido a un profesional justo y riguroso; a su familia, por la falta de un padre, de un consejero, de un amigo. En su recuerdo, un agradecimiento a todos cuantos abarrotaron la Iglesia en su última despedida y que demostraron el cariño y respeto que le tenían.

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Textos:
Juan Luis Gutiérrez.
Abogado.

"Los pensionistas del mar, los de piel dura y el rostro arrugado se merecen esto y mucho más porque con su trabajo y su tesón elevan la profesión a la que representan más de lo que podemos alcanzar". Estas palabras fueron pronunciadas por Alberto Alcaraz Roca, Patrón Mayor de la Cofradía de Pescadores el día 16 de julio de 1978. (Leer más pulsando en la nótula 347. Homenaje a los Pensionistas del Mar, en Gente del Puerto).

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joselopeznavarrete_tiriri_puertosantamariaJosé López Navarrete, “el Tiriri” nació en nuestra Ciudad el 1 de abril de 1918. Hijo de Antonio y Milagros, fue bautizado como José Joaquín de la Santa Trinidad. Su madre, Milagros, fallece en 1922, cuando José tiene 4 años, quedando solo con su hermano mayor, Antonio, y su padre, del que tampoco disfrutaría muchos años, ya que al poco tiempo falleció, quedando los niños al cuidado de su tía, Carmelita General, y de Ana, que en el futuro sería su suegra. (En la imagen, Tiriri, en una instantánea de finales de la década de los sesenta del siglo pasado).

Su vida infantil y juvenil resultó ser muy breve. A la edad de 5 años ya merodeaba por el muelle pesquero, y a los 7 años se empezó a fraguar su futuro entorno a la pesca, donde se buscaría la vida. Todo esto lo compaginaba con unos estudios que le proporcionaron saber leer, tener una estupenda escritura y los conocimientos que le facilitaron obtener un nombramiento profesional. Creemos que no fue hasta los 12 años de edad cuando embarca como marinero, pero será cuatro años después cuando consta por primera vez en la cartilla de embarque.

LA PRIMERA CARTILLA DE EMBARQUE.
La vida laboral de José está bastante bien documentada, al menos con respecto a su relación con el mar. Por las cartillas de embarque sabemos los nombres de los barcos y la fecha que estuvo embarcado. En la primera de estas cartillas sabemos que la obtuvo en 1932, con la edad de 14 años, aunque no consta su primer embarque hasta 1934, cuando ya había cumplido los 16.

lopeznavarrete_tiriri_2_puertosantamariaRespecto a la relación laboral que mantiene en las embarcaciones, sabemos que son generalmente cortas, cambiando constantemente de barco. Repite en varios de ellos muchos años después, incluso en algún barco se enrola 22 años después de haberlo hecho la primera vez, como es el caso del “Victoria”, pero no el único de los 85 barcos en los que estuvo embarcado. (En la imagen 'Tiriri' a comienzos de la década de 1940).

LA GUERRA CIVIL.
Durante la Guerra Civil Española, y más concretamente el 24 de octubre de 1936, José desembarca, según consta en una nota de la 1ª cartilla, “Por ser delegado de La Naval” -aun no sabemos a que se refiere esta nota. Es enviado al frente de guerra, donde resulta herido en la sien izquierda -le roza una bala- y en la pierna, donde le hieren restos de metralla. Permanece en el frente hasta el 1 de enero del año 1938, cuando por su quinta, “ingresa en la situación activa de la Armada”, como también consta en la 1ª y 2ª cartilla (imagen inferior).

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Sabemos que realizó la instrucción militar, al menos durante siete meses, en el Buque Escuela Juan Sebastián Elcano, aunque desgraciadamente no hemos localizado documentación alguna ya que, al parecer, parte del archivo histórico de este buque se perdió en un incendio.

DE VUELTA A LA VIDA CIVIL.

De nuevo vuelve a aparecer José, en un asiento en la cartilla 1ª, el 12 de septiembre de 1938, como Marinero, aunque no había acabado la guerra. José ya no está en ella desde primeros de este mismo año. A partir de entonces, parece que comienza su formación, lo que mejorará sensiblemente en su nivel laboral. Durante su embarque en el “Natividad”, que se produce por primera vez el 15 de junio de 1939, la plaza que ocupa es de marinero, pasando rápidamente a Ayudante Motorista.

lopeznavarrete_tiriri4_puertosantamaria85 BARCOS Y 136 EMBARQUES.
Según consta en los registros de las cartillas, fueron 136 las ocasiones en las que embarcó, y otras tantas las que desembarcó y, como se ha comentado anteriormente, fueron 85 los barcos en los que realizó su labor el “Tiriri”,  siendo muy distintas las plazas que ocupa. Los motivos en los cambios de embarcaciones son muy diferentes, pero en su mayoría lo fueron por su propia voluntad. Lo cierto es que no estuvo mucho tiempo en un mismo barco, aunque en el “Paco Nuis” estuvo de 2º Mecánico casi dos años seguidos, del 9 de mayo de 1951 al 16 de marzo de 1953. Durante la construcción de la base Hispano-Americana de Rota, José probó a trabajar cerca de tierra, y estuvo contratado para labores realizadas con maquinaria pesada. No tenemos constancia de cuándo y de cuánto tiempo duró esta aventura, pero no debió ser mucho. Según los datos de embarque y la época de construcción de la base, debió tener lugar entre finales de 1957 y principios de 1958, periodo de 5 meses en los que no estuvo embarcado. (En el cuadro adjunto, relación de oficios desempeñados y motivos por los que desembarcó).

milagrosamadorperez_puertosantamariaLA FAMILIA DE JOSÉ
Se casó “el Tiriri” cuando tenía 22 años, el día 13 de febrero de 1941, con Milagros Amador Pérez, natural de El Puerto de Santa María. Tenía Milagros 20 años (fotografía de la izquierda a principios de 1940). A partir de entonces, las vecinas conocían a Milagros por “La Pescadera”, ya que la parte del rancho que le pertenecía al “Tiriri” como marinero, no sólo servía para mejorar algunas comidas durante unos días, si no que además, la parte que no se podía conservar se la daba a los vecinos.

Tuvo siete hijos con Milagros. El último, José Joaquín, en 1959. Ninguno quiso o pudo ser marinero. Antonio, el mayor de los varones, hizo el intento en el verano de 1961, en un barco que pescaba durante 3 o 4 días, el “Paquita Marti”, con tan mala fortuna que en el primer viaje, a la vuelta, el barco embarrancó en la Bahía de Cádiz, y más concretamente a la entrada del río Guadalete, donde se formaba una barra. Una fuerte “levantera” los condujo hasta allí, lo que motivó una rápida intervención de barcos de Obras de Puerto dirigidos por el ingeniero, no produciéndose ninguna baja. Antonio, que con 11 años iba de forma ilegal, pues había que tener 14 años para poder embarcar, se salvó de cometer infracción alguna. Su sueldo consistió en un Cuartón, un cuarto de la parte de un marinero. De vuelta a su casa, no volvería a salir nunca más a la mar, aunque continuó ayudando en algunas faenas en el muelle.

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Pescado seco.

No fue fácil la vida de este marino. Durante muchos años, excepto los tres últimos, ya estando enfermo, tenía una dependencia absoluta del alcohol. La economía funcionaba gracias a que antes de partir a alta mar, a echar el turno, los armadores ofrecían a los contratados la posibilidad de recibir un anticipo, que se le restaba del sueldo al cobrarlo, acción que se llamaba safar. En la parte del pescado capturado que pertenecía al marinero, entraba alguna de la pesca que durante el periodo de embarque realizaba el propio pescador, para uso propio, y que durante la travesía secaba al sol o salaba. Así hemos podido comer salado o seco, atún, bonito, pulpo, safio, marrajo, tapaculo y voladores (en la imagen inferior). Cuando era una cantidad importante, se colgaban con los alfileres de los tendederos del patio, al que llamábamos corral.

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El corral donde se ponían a secar los pescados, colgados en los tendederos.

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Viviendas de la Barriada del 18 de Julio, construida en las huertas próximas a la Plaza de Toros.

EL CORRAL.
El corral era el patio que pertenecía a la casa que el Ayuntamiento, a través del Estado, construyó en las huertas próximas a la Plaza de Toros de El Puerto de Santa María; casa que en principio (1956) alquilaron y después vendieron al matrimonio López, que lo había solicitado desde hacía bastante tiempo. Al barrio le llamaron “18 de julio”, y en la calle D nº 11 vivían José, Milagros y su familia. Casas adosadas, amplias y de una sola planta, patio, tres habitaciones, cocina, cuarto de baño y salón. Un palacio respecto a los cuartos que tenían alquilados en una casa de vecinos en la Plaza Juan de Austria “Casa la Lenga”. Situada en una esquina del barrio, la casa del “18 de julio” lindaba con el campo, aunque con el tiempo quedó inmersa en el entramado urbano, y cuando los vecinos de más edad la abandonaron, incluida la familia del “Tiriri”, el barrio pasó sus peores momentos, siendo derribado y construido uno nuevo.

huesodecorvina_puertosantamariaAMULETOS DE CORVINA.

Uno de los ritos o creencias marineras de José consistía en llevar en los bolsillos de los pantalones unos huesecillos que, misteriosamente, le quitaba, según el marinero, el dolor de cabeza que tenía a menudo. Con el tiempo, hemos estudiado estos huesos que pertenecen a otolitos que lleva en la cabeza la corvina, un pez muy relacionado con el Golfo de Cádiz. Esta tradición de llevar amuletos es muy antigua; en excavaciones de tumbas gaditanas de época fenicia han aparecido los restos óseos del difunto, con un hueso de corvina alrededor. (En la imagen, un otolito o hueso de corvina, engarzado para colgante con la Cruz de Caravaca).

gaviota_argentea_puertosantamariaUNA GAVIOTA POR MASCOTA.
La historia que vamos a contar, si uno en persona no lo hubiese vivido, seguro que sería difícil de creer. José López Navarrete “Tiriri” había criado una gaviota Argentea -no sabemos bien si desde que era una cría o que se enredó en algún arte del barco- a la que llamó “Juanillo”. La cuestión es que el pájaro seguía al “Tiriri” allá donde éste iba, incluido los viajes a las áreas pesqueras, la más sonada, la del "Moro", zona geográfica que comprende la banda atlántica de Marruecos y el norte de las islas Canarias.
Aquél pájaro, “Juanillo”, comía junto a José, y en su mismo plato. Lo curioso era ver cómo el animal, cuando escuchaba a Milagros poner los platos, era el primero en acudir a la mesa. No se dejaba tocar por nadie excepto por José. Le seguía por el pasillo o la calle andando tras él, igual que un perrito. Muchas de las veces se posaba en los hombros del marinero y, cuando alguien se acercaba, echaba a volar. Cuando el marino entraba en las tascas o bares, se quedaba fuera, sobre una cornisa, para seguirlo de nuevo a la salida.

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Pesquero entrando en la Bahía de Cádiz.

HUNDIMIENTO DEL “JOSÉ MIGUEL PERLES”
Hay una historia real que trata de la relación entre el marinero y el ave. El día 10 de mayo de 1969, el barco pesquero “José Miguel Perles” se hunde en las aguas de La Guera, en la Guinea Española. Durante algunos días los familiares no tienen claro qué ha ocurrido con la tripulación. Durante esos días la gaviota “Juanillo” apareció por los techos y el patio de la casa de José y Milagros. En cuanto la vio, Milagros supo que a su marido no le había ocurrido nada. Efectivamente, al poco tiempo se le comunicó la localización de su marido y, en pocos días, José estaba en su casa. Desgraciadamente “Juanillo” murió atropellado por uno de los pocos vehículos que había en la ciudad. Le atropelló en una calle junto al muelle pesquero de entonces, cuando seguía al “Tiriri”. En los años finales de su vida crió otro pájaro, en este caso un canario, al  que llamó “El Cordobés”.

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Tiriri y un amigo de la familia, en una instantánea tomada a principio de los 70 del siglo pasado.

ÚLTIMA ANOTACIÓN EN SU CARTILLA.
Sin duda la anotación más importante en la vida de José fue la del 3 de abril de 1974: En la 4ª cartilla consta cómo es desembarcado en Tarifa (Cádiz) por enfermedad. Ésta sería la ultima anotación, pues no volvería a embarcar. Una enfermedad que le duró hasta su fallecimiento, el 11 de enero de 1977. Casi tres años que pasó en tierra junto a su familia, el mayor periodo junto a ellos. Hoy sus cenizas descansan, junto a las de su esposa, en las aguas que tanto adoró: la Bahía de Cádiz.

VIDA DE UN MARINERO.
Excepción hecha de los grandes personajes de la Historia, la mayoría de los relatos de vidas que son contadas nos llegan a través de la documentación  escrita, generalmente generada según el poder adquisitivo del que ha disfrutado en vida y que queda reflejada en los archivos. Rastrear la vida de alguien que sólo ha desempeñado su oficio, sin hechos destacables ni posesiones resulta algo más complicado, aunque no imposible. En el caso de un marinero, sí se acumula suficiente información como para saber muchas cosas de su vida, y ello gracias a los registros del Instituto Social de la Marina y de la Marina Mercante, entre otros. (Textos: Juan José López Amador).

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De izquierda a derecha: Tomás Osborne Mcpherson, bodeguero y aficionado a la caza y pesca; Antonio León Amo, director del Banco Hispano Americano (hoy Santader Central Hispano); Vicente Lizaso Sampelayo, dentista; Luis del Cuvillo Sancho, bodeguero; Eligio Pastor Nimo, químico de las bodegas Osborne; Antonio Cortés, médico; de pié Fernando Portillo Sharfhausen, consignatario de buques y promotor de las urbanizaciones El Manantial y Urbaluz, también fue presidente de la Diputación de Cádiz, diputado de UCD y en sus tiempos de presidente de la Caja de Ahorros de Cádiz, fundó la obra social y cultural de dicha entidad financiera, hoy integrada en Unicaja; y desconocido. Paseo por la Bahía de Cádiz a bordo del Adriano II.

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En la imagen los Vapores Adriano I, atracado y Adriano II.

El Vapor de El Puerto es es en realidad una motonave que une Cádiz con El Puerto, heredera de la tradición naval que comunicaba, desde la época de los fenicios a la capital Cádiz, entonces una isla, con la península y con lo que luego sería El Puerto. Con el paso de los años, se institucionalizó la creación de servicios estables. Entre las ciudades citadas ya en la época de los barcos de vapor, primero con el Cádiz, que explosionó en 1929 en el muelle portuense de las Galeras Reales, siendo sustituido por el Adriano I, motonave que vino desde y tras la Exposición Universal de Sevilla en 1929, en servicio hasta 1955, alternando con el Adriano II que se utilizó hasta 1982.

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En la imagen los Vapores Adriano III y Adriano II a la derecha.

El actual Adriano III data de 1955 y fue encargada a los astilleros de San Adrián en Vigo; realiza la travesía en unos 45 minutos. Premio a la Promoción Turística de El Puerto 1990  ha sido declarado por la Junta de Andalucía "Bien de Interés Cultural" en 1999. En el Vapor se rodaron películas como La Lola se va a los puertos, La Becerrada o Calle 54. Su imagen es el logotipo turístico de El Puerto de Santa María.

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Antiguo muelle de San Ignacio, donde atracarían los primeros vapores. Al fondo la Plaza de las Galeras Reales.

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Campeonato de España de Piragüismo en la desembocadura del Rio Guadalete, en El Puerto; los piragüistas en K 2 que se ven en la foto, en primer término, son del equipo del Real Madrid, que fué el campeón. La foto está tomada con una camara "micro" en la decada de los 50 del siglo pasado.
(Foto Colección: Luis García Sánchez).

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El público asistió al Campeonato desde el cantil del muelle. En la imagen el muelle de la Otra Banda, preparado para una ocasión tan especial, al darse estas pruebas en nuestra Ciudad.

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ramondelaflorsanchez_puertosantamariaAunque de ascendencia  jerezana, sus padres y sus abuelos eran de Jerez, Ramòn de la Flor Sánchez, “el Cositagüena”, (1908 - 1987) nació en nuestra Ciudad el 6 de febrero, segundo hijo de siete hermanos: José Antonio, Ramón, Manuel, Carlos (portero del Gimnástico F.C.), Francisco, María (abuela de la cantante porteña Eva Santamaría) y Juan. Su padre, Ramón de la Flor Ledesma, era marinero y ello influyó en el trabajo principal que nuestro protagonista tendría a lo largo de su vida, relacionado con el mundo del mar. El apodo le venía de las cosas buenas que hizo a todo el mundo a lo largo de su vida. Por su relación con los ambientes pesqueros, recibía como atención de los marineros de los barcos, “ranchos” de pescados que, antes de llevarlos a su casa, iba dejando en otras más necesitadas que la suya. Ese era “el Cositagüena”.

El año 1908, se suspenden en España las garantías constitucionales en las provincias de Barcelona y Gerona, a causa de una ola de terrorismo. El Gobierno promulga la Ley de la Escuadra, para dotar a España de fuerzas marítimas, de las que carecía tras los desastres sufridos en las guerras de Cuba y Filipinas y también la Ley de Represión de la Usura. Nace el poeta Rafael de León, con nótula propia en Gente del Puerto, núm. 372 . También será el año del nacimiento de Estrellita Castro y del dibujante de tebeos José Escobar. Nacen, igualmente, las actrices estadounidenses Joan Crawford y Bette Davis, el actor James Stewart y el director de orquesta austríaco Herbert von Karajan; es el año del nacimiento del presidente chileno Salvador Allende y del político norteamericano y presidente de EEUU Lyndon B. Johnson.

cositabuena_feria_puertosantamariaRamón tenía mucha labia, mucho “arte” hablando. De joven y al estar sin trabajo se llegó a construir su propia casa. Trabajó de limpiabotas en las casas de los pudientes en aquellos años difíciles de preguerra. Después fue peón, trabajando en lo que saliera. Se casó con 24 años, el 31 de julio de 1932 con la también porteña María Josefa Morales Troncoso, de 19. Obligado a ir a la Guerra Incivil, estuvo destinado en Zaragoza y, una vez terminada ésta fue premiado con marchar a su casa para ver nacer a uno de sus hijos, en lugar de destinarlo a luchar a algún frente de Europa, inmersa ésta en la II Guerra Mundial. (En la imagen, Ramón y su esposa, María Josefa, en la Feria de Ganado que se instalaba en El Palmar, en los terrenos del actual Carrefour. En el año 1948, fecha de la instantánea, y durante algunos más, regentaron una caseta de Feria: la 'Caseta del Cositagüena').

Ramón entró a trabajar en los muelles en el año 1942, en la antigua Junta de Obras de El Puerto, luego Junta del Puerto de la Bahía de Cádiz y hoy Autoridad Portuaria, hasta el año de su jubilación, 1983, tras 40 años de servicio. Al igual que su mujer, María Josefa que estuvo entre 1953 y 1983 -30 años- trabajando en el servicio de limpieza de dicho organismo portuario.

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La Junta del Puerto de la Bahía de Cádiz, le entregó en 1982 una placa por 40 años de servicio en los muelles (1942-1982). Foto Rafa.

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En esta ocasión, su mujer, María Josefa Morales Troncoso, recibe una distinción por sus 30 años de servicio en el mismo organismo que su esposo, coincidiendo con la jubilación de ésta. (Foto Rafa).

Nuestro protagonista era el fontanero del muelle al que llamaban, de madrugada, para surtir de agua los barcos que se hacían a la mar. Cargaba unas pesadas mangueras en su bicicleta y, desde el muelle pesquero se desplazaba hasta el muelle comercial -a La Otra Banda- para llenar de agua a los barcos. De madrugada, también, arreglaba las averías que se presentaban en La Draga. “El Cositagüena” tenía buena mano para la cocina y era todo un experto haciendo guisos marineros. Todavía recuerdan aquellos platos en la casa del que fuera Ingeniero Jefe de la Junta de Obras del Puerto, muy influyente en su época y de peculiar carácter, José Antonio Español Caparrós.

cositabuena_lib_familia_puertosantamariaComo ya hemos señalado, Ramón se casó con María Josefa Morales Troncoso y tuvieron 13 hijos, aunque solo sobreviven 10, de un total de 21 partos. Esos trece son Ramón, Francisca, María Luisa, María Josefa, José Antonio, Manuel, Luis, Concepción, María Rosa, Pedro Miguel (quien, durante años fue tramoyista del Teatro Chino de Manolita Chen), Juan Antonio, Carlos (fundador con otros del PSOE local, llegando a ser concejal de Vivienda y de Obras del Ayuntamiento) y Milagros. (En la ilustración, primeras páginas del que sería un abultado Libro de Familia de Ramón de la Flor y de Josefa Morales).

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La fotografía de Ramón y María Josefa con su extensa prole, está tomada en el domicilio familiar de la calle San Sebastián, 7, en el año 1954. Carlos de la Flor Morales es el que está abajo a la derecha. Luis falleció soltero y sin hijos y José Antonio falleció dejando 4 hijos.

cositabuena_mayores_puertosantamaria“El Cositagüena” era sinónimo de ser buena gente, de ayudar a todo el que podía, haciendo el bien sin esperar nada a cambio, siendo generoso, honrado, agradable en el trato, amigo de sus amigos -algo que parece una redundancia pero que no lo es-, querido por todos, porteño y muy racinguista. Era una persona muy constante y agradecida, muy agradecida. Contrario a toda clase de injusticias en la vida, tenía capacidad de aguante para los malos ratos. Y siempre tuvo un deseo que llegó a alcanzar a plazos: tener muchos hijos, al menos doce. Y luego darles cariño, educación, ayudarlos a labrarse “un porvenir” en la vida. Nunca pedía nada para él, solo esperaba una palabra de agradecimiento. Nos dejó el 27 de junio de 1987. (En la imagen, Ramón y su mujer María Josefa, fallecida el 19 de junio de 2001, quien le sobrevivió 14 años).

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aguadores_2_puertosantamariaEl padre de Antoñón Romero, guardián de barcos, además de pescador fue lanchero que suministraba de agua a las embarcaciones que transportaban utilizando barriles en su lanchas de remos desde la plaza de las Galeras Reales hasta la antigua pescadería. Recordar a los compañeros: Vicente Ortega Reinado, ‘Cuchichi’; ‘Lucema’, Albaiceta, ‘Paiño’ y ‘Tranquedo’

Estas fotografías, de mediados de los años 40 del siglo pasado, donde aparecen ‘Lucema’ y ‘Cuchichi’, nos muestra la importancia de la figura del lanchero para la flora pesquera porteña. A destacar los barriles. Las circunstancias de pobreza en los años de la posguerra propiciaban que también las utilizaran para salir a faenar a la bahía. En uno de esos lances perdieron la vida el padre y un hermano de ‘Antonón’ Romero. (Las fotografías pertenecen a la Colección de Uchi Romero García, hermana de ‘Antoñón’).

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Pepe 'el del Vapor' y José María Morillo, Pepe 'el del Vapor de Internet' como lo bautizó Antonio Burgos, en una foto en la cubierta superior de popa del Adriano III, en 1997. (Foto Jorge Roa).

Que si, hombre, que ya era hora. La verdad es que no sé cómo no he podido hablar del Vapor de El Puerto que aun continúa surcando la Bahía, y tampoco de su excelente patrón y marinero, mi admirado y recordado José Fernández Sanjuán, Pepe el del Vapor (1909-2001). Pero, claro, cierto es que ya poco más se puede decir del Vapor, posiblemente el símbolo de unión más querido de Cádiz y El Puerto. Pues ilustres personajes, como Rafael Alberti, Paco Alba, Juan Lara, y Antonio Burgos, entre otros, a través de sus magníficos poemas, coplas de Carnaval, pinturas y artículos periodísticos, han sido los mejores valedores para que sean conocidas las peculiaridades del Vapor, no sólo en España, sino también en el ámbito internacional.
En lo que se refiere a Pepe ni que decir tiene que las entrevistas publicadas casi no han dejado espacio para incluir algo más sobre su vida. Porque es conocido su nacimiento en la localidad coruñesa de Barallobre, los reconocimientos y premios concedidos y, especialmente, las circunstancias que motivaron su arribada a Cádiz, que, como recordarán, fue gracias a la Exposición Universal de Sevilla de 1929, debido a que, desde Galicia, navegó en el Adriano I para hacer un servicio fluvial por el Guadalquivir y por la explosión ocasionada al Vapor “Cádiz” se quedó definitivamente para cubrir la línea Cádiz-El Puerto.

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Sin embargo, nunca se ha dicho que Pepe y el Vapor fueron durante muchos años indispensables para el mantenimiento de la actividad pesquera portuense. Pues resulta que antes de construirse los espigones de Poniente y Levante en la desembocadura del Guadalete, obras que finalizaron en 1970, la entrada de arenas que arrastraban las corrientes litorales y formaban la barra en la boca del río, impedían que la práctica totalidad de los barcos pudieran pasar por el Guadalete a media marea o bajamar escorada.
Entonces Pepe, a bordo del Vapor,  con un instrumento formado  por una pesa u otro metal colgado de una cuerda (sonda de mano, escandallo o plomada), no sólo medía la profundidad del río, sino que de la misma manera al colocar cebo en la pieza de metal, con tan solo tocarlo, iba conociendo la calidad de fondo de la desembocadura del Guadalete. Y claro. Con esta maniobra, le permitía, al esquivar los cascajos y arenas del río, alcanzar la navegación correcta y, así, los barcos, al seguir el rumbo del Vapor, entraban en puerto sin esperar la pleamar. Esta laboriosa operación, además, era fundamental para evitar cualquier desgracia cuando las condiciones meteorológicas eran adversas, como por ejemplo, la niebla.

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Cubierta superior de popa del Adriano III.

Ésa es la historia que nunca refirió Pepe el del Vapor. Percibo que si no lo hizo en las entrevistas fue por la modestia que le caracterizaba. Del mismo modo puedo afirmar que tampoco contó las grandes fatigas que pasó para que el Vapor permaneciera navegando.Ya ven. Toda esa proeza de Pepe el del Vapor y al Vaporcito del Puerto, considerado como Bien de Interés Cultural desde 2001, todavía la Junta de Andalucía no ha estimado concederle ayuda vitalicia. (Textos: Antonio Carbonell López).

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"Tiene esta tierra un barquito al que quieren jubilar. Dicen que no es rentable,  como si fuera un nuevo depósito de ING Direct. Que no es competitivo, como si fuera el coche de Fernando Alonso. Pero las aguas plateadas y azules que a diario le ven ronear y presumir, susurran a quienes quieran oírle: nos os creáis esa trola, ese engaño; pese a los achaques de la edad, el Vaporcito sigue hecho un chaval. Habla el mar para defendernos de los necios que no distinguen entre valor y precio, para que no confundamos la velocidad con el tocino, para recordarnos que las prisas son para los ladrones y los malos toreros. Y habla, sobre todo, para que seamos honrados con nuestra historia.

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Yo era un niño con ganas de cantar el pasodoble de Los Hombres del Mar donde hay que cantarlo, aquella mañana de septiembre de 1976. Iba con mi madre al ambulatorio de Vargas Ponce, cuando acudir a un médico que no fuera el de cabecera suponía viajar a la capital, bella aventura que incluía desayunar en la Plaza de las Flores, darse una vueltecita por Simago y acercarse al puesto del Melli a comprar la última cinta de la comparsa de Antonio Martín. Recuerdo, como si fuera hoy mismo, mi primer viaje. La noche antes, con la imaginación y los nervios sueltos, abandone mi condición de niño pobre para convertirme en un respetado pasajero de la serie Vacaciones en el Mar, al que una bella sobrecargo deseaba a la entrada un feliz viaje. Antes de que me venciera el sueño, fui pirata bueno, descubridor de islas desiertas, héroe en todos los naufragios en los que el Vaporcito salía indemne de los peligros del mar, la mar, sólo la mar.

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Con el sol desperezándose por las marismas, embarqué por fin. Necesitaba más ojos para contemplar aquel carnaval azul con voces de gaviota; me faltaban oídos para escuchar ese rumor de siglos. Y al fondo, Cádiz, como un Edén salado y claro, como una utopía sosegada y amable, bailándole el agua al templo marinero que anunciaba su llegada a golpe de bocina. El niño que un día de septiembre de hace treinta años descubrió el Atlántico asomándose a la bahía, el que presintió aquella inolvidable mañana que el Paraíso debió de estar muy cerca de esta esquina, acudirá hoy a defender la dignidad de ese pobre barco con honra al que algunos contables quieres jubilar. A reivindicar, desde la esperanza y la melancolía, que el Vaporcito del Puerto siga navegando por el río del olvido sin que se resienta su memoria." (Textos: Pepe Mendoza).

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isaac_peral_caballero_puertosantamariaElectra-Peral dio luz eléctrica a la Ciudad hace 115 años. Lo bombilla comenzó a sustituir entonces, al mechero de gas. Este año se cumplen pues 115 de la inauguración de la 'Fábrica de la Luz' de El Puerto. La electricidad entraba en nuestra Ciudad pronto, muy pronto: antes que en otras poblaciones importantes. Hubieron unas causas que lo explican todo, como vamos a ver.

Durante el úlitmo tercio del siglo XIX se desarrolló en Europa la llamada 'segunda revolución industrial'. Sus principales manifestaciones fueron el motor de combustión y la electricidad. Esta última se vislumbraba ya como una forma de energía de enormes posibilidades, en la que el gas encontraría una terrible competidora. El alumbrado eléctrico por medio de lámparas de arco superaba en todo al alumbrado de gas por medio de mecheros industriales, incluido el precio, que lógicamente era un factor básico. Las investigaciones sobre la electricidad tenían tras sí una larga historia en este período del siglo pasado, pero fue la lámpara incandescente de Thomas Alva Edison y su equipo en 1879, la que posibilitó la aplicación comercial de la electricidad al alumbrado y, por consiguiente, su uso generalizado en un plazo variable, condiconado al grado de desarrolllo de cada país.

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LA ELECTRICIDAD LLEGA A EL PUERTO.
Tan solo quince años después del inicio -propiamente dicho- del alumbrado eléctrico, este sistema se instalaba en El Puerto a instancias de Isaac Peral y Caballero y de sus amigos políticos en la Ciudad. Ello era así cpor varias acausas. Una, por la simpatía que Issac Peral sentía por El Puerto, por cuyo distrito fue elegido en sucesivas ocasiones diputado a Cortes, aunque finalmente el caciquismo impidiese que tomara posesión de su acta en el Congreso. Otra, la utilización de la fábrica de alumbrado, como arma política en contra de los adversarios, por parte de los peralistas portuenses. Finalmente --aunque no quiere indicarse un orden de importancia al respecto--, hay que considerar también el legítimo interés económico que tenían en el proyecto el propio Peral --retirado ya de la Marina-- y sus socios. En Enero de 1894, Peral solicitaba autorización al Ayuntamiento de El Puerto --y éste se lo concedía-- para instalar una "fábrica de alumbrado eléctrico" con su correspondiente red de cables y alambres aéreos. El alumbrado de gas comenzaba a contar sus días de vigencia en El Puerto.

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En la imagen, la Electra-Peral Portuense el 9 de agosto de 1914.

"LA FÁBRICA DE LA LUZ"
En abril de ese mismo año de 1894 comenzaron las obras de la popularmente conocida como "fábrica de la luz", en el número 78 de la calle Larga, que fuera de Francisco Piña. Durante varios meses se procedió a la adaptación de la casa para su nuevo uso, así como a la instalación de las calderas, máquinas de vapor, dinamos, alternadores y demás maquinaria precisa para la producción y distribución de electricidad. Simultáneamente se trabajaba en el tendido del cableado aéreo y se iniciaba la actividad comercial de la empresa entre la población portuense, a fin de lograr los primeros abonados al suministro de electricidad.

electra_peral_02_puertosantamariaLa empresa que acometió este proyecto de electrificación para la localidad, denominada Sociedad Electra-Peral Portuense, estaba presidida por Isaac Peral y Caballero, tenía por gerente a Julio Fortunaty y por director de la fábrica al ingeniero electricista belga Alberto Oetthly. Otro de sus directivos era Aniceto Abásolo, colaborador de Isaac Peral. En una situación de grave crisis económica, como la que entonces se vivía, [los ciclos repiten, ahora estamos inmersos en otra crisis] la "fábrica de la luz" fue un proyecto doblemente beneficioso para El Puerto. Con él la Ciudad se dotaba de una moderna forma de energía, con cuanto ello suponía de posibilidades de desarrollo y, por ende, de mejora de la caldiad de vida. A corto plazao, además, contribuyó modestamente a aliviar parcialmente el dramático paro obrero existente en la época.

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DOS FECHAS LUMINOSAS.
El 15 de agosto y el 8 de diciembre de 1894 fueron fechas claves para el alumbrado eléctrico en El Puerto. Aunque en el verano la central eléctrica continuaba aún en obras, en colaboración con el Ayuntamiento, realizó un esfuerzo para dar alumbrado eléctrico a las veladas festivas en honor a la entonces popularmente llamada Virgen de Agosto. Fue así como 19 arcos volt´´aicos iluminaron el Paseo de la Victoria y el tramo de la calle Larga comprendido desde este punto hasta la plaza Peral. Se trató de un ensayo prolongado del nuevo sistema de alumbrado eléctrico, porque la central no entró en funcionamiento --plenamente-- hasta el sábado día 8 de dici8embre de 1894, festividad de la Inmaculada Concepción, tras las pruebas llevadas a cabo dos noches antes en unas casas particulares de la calle Luna. Para El Puerto fue un día doblemente festivo; para los peralistas portuenses, enfrentados visceralmente con los partidos dinásticos, un éxito más de Isaac Peral, del que procuraban obtener dividendos políticos. Al día siguiente, domingo, se celebró un banquete en el hotel Vista Alegre en el que ya lucía el alumbrado elécttrico. A partir del lunes, la empresa redobló su actividad comercial, ofreciendo, hasta el 15 de enero de 1895, un 8% de descuento sobre el importe de las instalaciones pagadas al contado. En los días inmediatos se anunciaban los enganches del Casino Portuense y del colegio de San Luis Gonzaga, en el que se estimaba que se colocarían alrededor de 300 lámparas. El alumbrado eléctrico comenzaba a correr a la velocidad que le es propia.

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Con motivo de la botadura del submarino Peral en aguas de la Bahía de Cádiz, se le ofreció en El Puerto un banquete con 21 platos de la gastronomía local, según el periodista y escritor Dionisio Pérez.

DEL SUBMARINO A LA ELECTRICIDAD.
El reconocimiento y la fama le llegaron a Isaac Peral, en vida, merced a su invención del submarino. Pero, aparte de esta importantísima contribución científica, durante los últimos años de su corta vida desarrolló una meritoria labor en el campo de la electricidad. El proyecto del submarino no sólo fue, por desgracia, fuente de parabienes, sino de pesares. Por causas que sería prolijo señalar aquí, las estancias responsables de la Marina Española rechazaron el proyecto de Peral: un error del que aún se lamentan quienes se encuentran más cercanos al asunto.

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Hecho de papel y madera, el abanico que se muestra en la imagen se entregó como recuerdo a las señoras que asistieron como invitadas en el acto de botadura del submarino Peral en  aguas de la Bahía de Cádiz, el  8 de Septiembre de 1888, día de la Virgen de los Milagros. Se puede leer en el abanico, cuando está cerrado, con letras doradas y grabadas: 'Recuerdo' por un lado y por el contrario 'Botadura'.

De resultas del injusto trato recibido, pidió y obtuvo la retirada de la Marina en 1891. A partir de entonces, Isaac Peral se dedicó a la investigación eléctrica y a la aplicación de esta nueva forma de energía en nuestro país. Trabajó como ingeniero electricista de la compañía alemana Lewy y Cohetaler, pero pronto montó una fábrica de acumuladores electrícos de su invención, en la calle Mazarredo, de Madrid. En pocos años montó una treintena de centrales eléctricas o fábricas de electricidad en otras tantas ciudades españolas (Alicante, Murcia, Cádiz, Zaragoza, Tudela, Almería, ...), entre ellas la de El Puerto, hace ahora 115 años. (Textos Javier Maldonado Roso).

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