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Tolkien huía de la alegoría. Por eso el cristianismo de ‘El Señor de los Anillos’ no hay que buscarlo tanto en sus tramas ni en los personajes, aunque se puede rastrear, sino en el vuelo de la visión y en el temple moral. Gracias a la exhaustiva investigación de José Manuel Ferrández Bru, que adelanta en su blog, www.josemanuelferrandez.com, y que desarrolla en el libro inédito ‘La conexión española de J. R. R. Tolkien’, vemos cómo el catolicismo también se encuentra (y cuánto) en la biografía del autor y en las circunstancias que hicieron posible su escritura. Con un papel esencial protagonizado, además, por un portuense.

UN PORTUENSE EN LA CORTE DEL SEÑOR DE LOS ANILLOS
Se trata de Francis Xavier Morgan y Osborne, nacido en el Puerto de Santa María en 1857, hijo de Francis, galés de nación y anglicano de fe, y de la española María Manuela Osborne. Marchó a estudiar a la Escuela del Oratorio de Birmingham, bajo la supervisión directa, nada menos, que del recientemente beatificado John Henry Newman. En 1880, el joven Morgan viaja a Roma y es recibido en audiencia por León XIII. Tres años después, en 1883 se ordena sacerdote dentro de la comunidad del Oratorio (donde lleva una vida nada ociosa de servicio a la parroquia y a la propia comunidad oratoriana, pues desempeña diversos cargos en ella). Muchos veranos, Father Morgan vuelve al Puerto de Santa María a descansar con sus hermanos, primos y sobrinos, que lo conocen con el nombre de “Tío Curro”.

La familia Morgan Osborne, de izquierda a derecha, María Manuela Osborne, Francis, Isabel y Tomás Morgan Osborne, Francis Morgan padre y Augusto Morgan Osborne. Año aproximado 1865. (Foto: Archivo Osborne).

TÍO CURRO, EL CURA QUE CUIDÓ AL JOVEN TOLKIEN.
Los hechos principales de la biografía de J.R.R. (John Ronald Reuel) Tolkien son mucho más conocidos. Nació en Bloemfontein, Sudáfrica, 3 de enero de 1892, en el seno de una familia inglesa de confesión bautista. Muere pronto el padre y en 1900 la madre, con sus dos hijos, se convierte al catolicismo, enfrentándose a su familia. Quedan en una condición económica muy delicada. Y en ese momento, aparece el padre Morgan, que, ejerciendo de párroco, los apoya moral y económicamente. Muere la madre, agotada y enferma, cuatro años más tarde. Tolkien consideró siempre que había sido una auténtica mártir por su fe. En su testamento, nombró tutor de sus dos hijos a Fr. Morgan. (En la imagen, un joven J.R.R. Tolkien).

SUBVENCIONÓ A TOLKIEN
El sacerdote asumió el encargo con celo. Animó a Ronald a continuar sus estudios en la prestigiosa King Edward’s School y, luego, en Oxford. Fr. Morgan administraba los bienes de sus pupilos, pero viendo que no bastaban, incrementaba discretamente la asignación con el dinero que le correspondía del próspero negocio bodeguero de su familia portuense. Todavía hoy los descendientes de Tolkien reconocen con agradecimiento que pudiese estudiar gracias “al dinero español del vino de jerez”.

‘NAFFARIN’, BASADO EN NUESTRO IDIOMA.
Tampoco descuidó la formación humana. Tolkien deseo aprender el español como homenaje a su tutor, para lo que usaba los libros en nuestra lengua que Morgan guardaba en su abarrotada habitación. Ese conocimiento le sirvió a Tolkien de niño para crear, jugando, el “Naffarin”, basado en nuestro idioma.

Luego, cuando en la adolescencia se enamoró perdidamente de Edith Mary Bratt, el tutor prohibió el contacto hasta la mayoría de edad. Tolkien obedeció. Hasta el mismo día que cumplió 21 años: entonces escribió a Edith, y retomaron su noviazgo. Fueron padres de cuatro hijos y, lejos de guardar rencor a Fr. Morgan, lo recibieron en su familia con cariño. Incluso pensaron que aquella dura prueba convirtió un momentáneo amor juvenil en un maduro amor conyugal. Que el sacerdote veía en Tolkien a un hijo lo demuestra el hecho de que le dejase en herencia un valioso reloj que él había heredado de su padre.

FERNÁN CABALLERO.
El ascendiente del sacerdote español fue más allá de lo crematístico. La influencia de JH Newman, insuperable prosista, le llegó a Tolkien a través de Fr. Morgan. José Manuel Ferrández Bru ha detectado, incluso, una muy probable deuda literaria de una adivinanza de Tolkien en El hobbit con una de Fernán Caballero, seudónimo de Cecilia Böhl de Faber (1796-1877), tía abuela del sacerdote. Eso testimonia una estrecha comunicación intelectual entre tutor y pupilo.

EL JEREZ, LA TINTA Y LOS ELFOS.
Las relaciones del vino de jerez con las letras son estrechas, y aún más con las letras inglesas. Es como si sus escritores hubiesen acatado con gusto el consejo shakespeariano: “Si mil hijos tuviera, el primer principio humano que les enseñaría sería abjurar de toda bebida insípida y dedicarse al vino de jerez”.

John Ruskin llegó a afirmar: “Considero justo y tolerable beber jerez desde que sale el sol hasta que se pone… Nelson el marino y Wellington el militar fueron grandes devotos del jerez…”

Una nueva página de esa vieja relación es la que escriben a la par el padre Francis Xavier Morgan Osborne y JRR Tolkien. El dinero proveniente de las bodegas pagó los sofisticados estudios que permitieron construir el complejo mundo de ‘El Señor de los Anillos’. En las bodegas del marco de jerez se dice que el incomparable aroma que produce la evaporación del vino es la parte de los ángeles. También era, y no lo sabíamos hasta ahora, la parte de los elfos. (Texto: Enrique García-Máiquez).

Francis Xavier y su hermano Augusto, mediados los años 20 del siglo pasado. (Foto: Archivo Osborne).

Casa de Augusto Morgan y Osborne, en la calle Nevería.

EL RELOJ QUE HEREDÓ TOLKIEN.
José Manuel Ferrández Bru, en su obra inédita que se encuentra en periodo de análisis por diversas editoriales, ‘La conexión española de J. R. R. Tolkien’ --a la que hacía referencia al principio de esta nótula de Enrique García-Máiquez-- escribe en el capítulo ‘Los último años’: «A la muerte de su hermano Augusto [Morgan Osborne] se complicó especialmente un asunto relativo a su herencia. Se trataba del la forma de hacer llegar su reloj (un reloj detradición familiar) a su hermano en Inglaterra. En esa época estaba muy restringida la posibilidad de sacarbienes o valores de España, de forma que la única manera de trasladar un objeto de valor como el reseñado, era llevándolo encima como si se tratara de una pertenencia personal. Francis Morgan escribió lo siguiente a su sobrino Antonio en una carta de mayo de 1933: "Es mucha bondad de tu parte tomar tanta molestia en cuanto al reloj y la cadena. Si de alguna manera pudieran ser traídos a Londres, algún amigo mío me los traería aquí. Esto podría hacerse muy fácilmente puesto que muchos amigos míos, y de los Padres, vienen de Londres aquí".


J.R.R. (John Ronald Reuel) Tolkien

Mientras se resolvía el tema del reloj, en las cartas que cruzaba Antonio Osborne con su tío en Birmingham, éste le comunicaba su idea de ir a Inglaterra puesto que ya "tenía casi convencidos a sus padres". Pero finalmente su deseo parece que no se hizo realidad y el enviado de la familia fue otro sobrino, el hijo de Rafael Osborne Guezala: Rafael Osborne MacPherson. Rafaelito, que es como se le conocía por entonces, fue el encargado de hacerle llegar el reloj junto con el crucifijo que había pertenecido a su hermana Isabel.

Firmas de nuestro protagonista español, como Francis Morgan y el familiar 'Tío Curro'. (Ilustración: Archivo José Manuel Ferrández).

A la muerte de Francis Morgan este reloj fue heredado por el mayor de sus protegidos, J.R.R. Tolkien, quien lo conservó en su estudio durante toda su vida y en más de una ocasión fue capaz de repararlo a pesar de la antigüedad de su maquinaria. La familia Tolkien llamaba al reloj ‘el flip-flap’ porque indicaba la hora girando las figuras como si fueran las páginas de un libro mientras emitía un leve ruido zumbante. Tras la muerte de Tolkien, el reloj fue heredado a su vez por su hijo mayor John, quien falleció en 2003, sin que se sepa cual fue el destino del reloj». (En la imagen, Tío Curro, ya de mayor).

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Juan  José Carreto Aparicio, canónigo magistral de la S.R. E.J. Iglesia Colegial de Jerez de la Frontera, nació en la calle Alquiladores, núm. 4 el 15 de octubre de 1930, hijo de Francisco Carreto Sánchez y Carmen Aparicio García, fallecida en el parto de Juan. La partera que la asistió venía de otro alumbramiento y no se aseó adecuadamente, falleciendo la madre de nuestro protagonista de una infección general o septicemia. Juan será bautizado casi dos meses después en la Iglesia Mayor Prioral, el 6 de diciembre, por  el coadjutor Rodrigo Sánchez Laínez.

AÑO 1930
El año de su nacimiento, 1930, se crea en El Puerto de Santa María el Instituto Colombino. El Castillo de San Marcos es declarado Monumento Nacional. Rafael Alberti publica su libro de poesías 'Sermones y Moradas'.  Se produce relevo de alcaldes, siendo elegido el 26 de febrero José Luis de la Cuesta Aldaz y el 18 de marzo, Eduardo Ruiz Golluri. El 6 de junio se desborda el río Guadalete por el temporal de lluvias, arrastrando millares de haces de trigo y cebada y muchos animales muertos.

Alfonso XIII, acompañado de una abundante comitiva, visitó las Cuevas Canteras de la Sierra de San Cristobal en 1930, engalanadas para la ocasión con colgaduras y guirnaldas de hiedra. Visitantes de alcurnia, ágapes para la ocasión, jubileo en El Puerto y la provincia. La visita del rey y sus palabras: –»Efectivamente estas son las cuevas mas grandes y maravillosas que he visto», y la publicidad inherente a la misma propiciaron que las cuevas resurgieran de su anonimato y que fueran visitadas por personajes importantes de la época.

Edificio de la Real Sociedad del Tiro de Pichón, donde hoy se encuentra la Bodega de Osborne 'El Tiro'. (Foto: Centro Municipal de Patrimonio Histórico).

En agosto se celebró el Campeonato de Tiro de Pichón de El Puerto, resultando premiado el marqués de Villar del Tajo; en señoras, la señorita Lassaleta resultó ganadora. La Virgen del Carmen realiza el 15 de agosto su primera procesión marítima. Durante el verano  el novel equipo del Racing Club Portuense organizó una exitosa verbena en la calle José Navarrete --hoy Palacios--, donde tenía su sede social. En la plaza Marqués del Real Tesoro, se jugó un partido entre el Balompié F.C. de El Puerto de Santa María y el Andalucía F.C. de Puerto Real, venciendo los locales por 1-0.

A Pedro Muñoz Seca le dedican en Madrid un teatro con su nombre y ese año estrena, siete obras de teatro. El restaurador Juan Botaro da a conocer ese año la autoría, por parte de Juan de Mesa, de la imagen del San Francisco Javier, custodiada en la iglesia de San Francisco. Se funda la Hermandad de la Misericordia y Ntra. Sra. de la Piedad. Nace también, José Luis Mediana Gutiérrez, 'Peligro', conocido dependiente de la tienda de la calle Cruces 'Casa del Curita'.  (La imagen de la izquierda fue tomada en la calle Nevería, esquina con Palacios, delante del Cosario de Tablas. De izquierda a derecha, José y Francisco Llorca Ortiz, Juan Santisteban Muñoz con un bocadillo en la mano, José Gómez Moya 'Lupo Chico' con una garrafa. Delante Juan Carreto con el uniforme de botones del Banco Central. 26 de febrero de 1945).

SE CRÍA CON LA FAMILIA.
Como consecuencia de la desaparición de su madre, Juan se criará con su abuela Manuela García Tomeu y sus tías Luisa y Antonia Aparicio García. Con posterioridad, a raíz de las segundas nupcias de su padre con Luisa, nuestro joven protagonista convivirá con ambos, asistiendo al ‘Colegio/Amiga’ de Carmen, en la calle San Bartolomé. Años, después puestos de acuerdo su padre con su abuela y las tías anteriormente citadas, el  niño Juan volverá a vivir con ellas y con sus primos Juan y Manuel Muñoz Aparicio, así como con Pepito Ruiz Aparicio. En 1945, con 15 años de edad entrará a trabajar como botones en el Banco Central.

El Banco Central, segunda casa por la izquierda; la primera la Confitería La Perla.

LA VOCACIÓN.
Desde muy temprana edad, Juan ya ejercía como monaguillo en la Iglesia de las Concepcionistas, en la calle Nevería, adonde se llevaba de ayudante a su querido primo Manolín Muñoz Aparicio. Y un buen día le vino la vocación al sacerdocio. En 1947, con 17 años, ingresará en el Seminario Menor de Bonanza, (Sanlúcar de Barrameda), donde inició sus estudios religiosos, permaneciendo hasta 1952, año en el que pasa al Seminario Mayor Metropolitano de Sevilla, donde finaliza la carrera sacerdotal.

Juan Carreto, Paco Trabadelas y  José Luis Repeto Betes, natural de Sanlúcar de Barrameda y, durante muchos años, Deán de la Catedral de Jerez.

ORDENACIÓN.
El 21 de Junio de 1959 se ordena sacerdote con el ceremonial de ritual y en la Santa Iglesia Catedral de Sevilla,  siendo oficiada la ceremonia por el Cardenal Arzobispo, Dr. José María Bueno Monreal, junto a otro porteño, Jose Robles Gómez.  La Revista Cruzados contaba que "Al finalizar la ceremonia de ordenación y tras la unción de las manos por el Prelado, la madre y tía de los ordenados ataron las manos de aquellos como símbolo de la dedicación a las cosas de Dios. El Cardenal, a continuación, abrazó a todos al pedir la promesa de obediencia, y con las manos atadas tocaron el cáliz y la patena, y a partir del Ofertorio, hizo Bueno Monreal el ofrecimiento conjunto de los 21 sacerdotes que se ordenaban, oficiando éstos la ceremonia de concelebración del rito latino".

De izquierda a derecha, Luisa Aparicio García, Nicolasa Galarza, Carreto, Carlos J. de Terry, Francisco Carreto Sánchez.

Días después, el 24, cantó misa por primera vez en El Puerto, a las 6:30 de la tarde en el altar mayor de la Iglesia  Prioral, actuando como subdiácono, Manuel María Pérez Sánchez –‘Niño Pérez—y de Diácono el padre Robles, siendo los padrinos de altar el entonces arcipreste, Manuel Salido Gutiérrez y el párroco de San Joaquín, José María Rivas Rodríguez y padrino de honor Carlos Joaquín de Terry y del Cuvillo y su hija Milagros Terry Galarza, quienes eran sus benefactores. Su padre Francisco Carreto Sánchez y su tía Luisa Aparicio García ocupaban también el presbiterio.

El misacantano, entrando en la Prioral, José Robles y Sánchez Pérez y Carreto Aparicio.  A su derecha Nicolasa Galarza y a su izquierda Carlos J. de Terry y del Cuvillo.

Carreto era recibido esa tarde a las puertas del templo por el clero, órdenes religiosas, padrinos y familiares, efectuando solemne entrada en la Prioral. En el interior le esperaban, revestidos de capa y pértiga, otros sacerdotes y seminaristas compañeros del misacantano. En lugar destacado, asístían varios sacerdotes del clero, Jesuitas y Agustinos.

De izquierda a derecha, Manuel Salido Gutiérrez, arcipreste de la Ciudad, José Robles Gómez, Juan Carreto Aparicio y Manuel María Pérez Sánchez.

El cura ecónomo de la gaditana parroquia de San Severiano, Francisco Carmona Romero pronunció el panegírico, finalizando el acto con un besamanos al nuevo sacerdote. La capilla musical de Acción Católica interpretó a gran orquesta la misa de primera pontifical de Perossi. Era alcalde de la Ciudad, Miguel Castro Merello.

En la imagen, Carreto, Nicolasa Galarza, Clara Muñoz Villanueva y Antonio Rives Avellá, que cantará misa el 17 de junio de 1962; mas tarde colgaría los hábitos.

En mayo de 2009 se celebraba un acto en la Casa de Ejercicios de La Inmaculada, donde se conmemoró el 50 aniversario de la ordenación de tres sacerdotes de la Diócesis, entre los que se encontraba Juan Carreto, que no pudo asistir, ya aquejado de la enfermedad por la que pocos meses después fallecería.

DESTINOS.
Su primer destino fue como coadjutor en la parroquia de Villamartín. Después, ya como Párroco, en Bonanza (Sanlúcar), Guadajoz, Dos Hermanas y Montellano, (Sevilla), municipios que pertenecían a la Archidiócesis de Sevilla en la que estaba incluido El Puerto, hasta la segregación de la parte gaditana en la diócesis de Jerez.

CAPELLÁN DE PRISIONES.
Hizo oposiciones a Campellán de Cuerpo General de Prisiones, alcanzando el número uno en su promoción, estando destinado en los Centros de Cumplimiento Penitenciarios de Oviedo, Las Palmas de Gran Canarias y El Puerto de Santa María.

El antiguo Penal de El Puerto, antes de derrummbar sus edificaciones anejas.

FILÓSOFO Y TEÓLOGO.
Además, una persona tan inquieta como él, emprende de nuevo estudios obteniendo las licenciaturas de Filosofía y Teología, en la Universidad Angelicum, de Roma (Italia), llegando a dominar las lenguas muertas Latín y Griego, al nivel de los intelectuales docentes de la época.

Los padrinos en su toma de posesión como canónigo magistral, Milagros y Nicolás Terry Galarza.

El 29 de abril de 1978 fue requerido por el Dr. Bueno Monreal para que ocupara la Canonjía Magistral de la S.R., E.J. Iglesia Colegial de la vecina ciudad de Jerez, sumando nuevas obligaciones que  en él delegaban su círculo de confianza, entre otros ‘su primo’ –en realidad no le tocaba nada— José Luis Repeto Betes, antiguo Abad y Dean de la Colegial jerezana.

El Cura Carreto con sombrero y sotana blanca a la derecna, delante de la iglesia de una de las misiones en Barquisemeto (Venezuela).

VENEZUELA Y COSTA RICA.
Siempre se ha dicho que una canonjía, o capellanía, en el Derecho Canóico es como ser nombrado Consejero de una gran empresa a nivel estatal: buenos sueldos y poco trabajo, a lo sumo asistir a las sesiones de los consejos. Pues todos esos privilegios los cambió el Cura Carreto para irse a vivir a las selvas de Venezuela y Costa Rica. Allí durante casi 20 años realizaría una importante labor humanitaria y de apostolado católico.

Rodeado de niños en Barquisemeto (Venezuela).

Se adscribió a la Obra de Cooperación Sacerdotal Hispano Americana, obteniendo permisos especiales de la Dirección General de Prisiones y del Cardenal Bueno Monreal, para poder trabajar en excedencia donde entendía que debía de trabajar, con los más desfavorecidos de aquellos países  latinoamericanos.

En 1997, la enfermedad  de un célebre alemán, de apellido Alzeheimer le visitó y se instaló a vivir con él, acompañándole hasta el final de sus días, en la festividad de San Carlos Borromeo, el 4 de noviembre del año 2009, óbito que le sobrevino con 79 años en la residencia donde vivía, en el Geriátrico de Montealto (Jerez), siendo concelebrado su sepelio en una multitudinaria ceremonia presidida por Monseñor Mazuelos,  acompañado por sus hermanos sacerdotes, en la Iglesia Mayor Prioral.

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Podemos considerarnos dichosos, a pesar de todo, de conservar aún algunas casas de ilustres cargadores en la zona de la antigua marina: Vizarrón, Reynoso, Aranibar… porque de otros suntuosos palacios y edificios singulares, como los que se reproducen en el documento rescatado hace años del archivo militar de Segovia por el Sr. García Bernal, un Proyecto de Alameda y Campo de Entrenamiento para Tropas de Caballería en lo que conocemos como Campo de Guía, edificios de los que, un cuarto de siglo más un lustro después, solo queda –si es que queda- la memoria histórica de su existencia.

Trasposición actual del espacio explicado.

LETRA F: CASAS DE CORTÉS.

Nada menos que dos familias de comerciantes y aristócratas, de las más importantes de la oligarquía local del siglo XVIII, los Rodríguez Cortés y los Tirry tienen sus inmuebles reproducidos en este extraordinario plano. La casa de los primeros se indica con la letra F: “Casas de Cortés”.

Naturalmente, el personaje en cuestión, Luis Lorenzo Rodriguez Cortés y Barrios, no promocionaba su apellido “vulgar” como tantos otros que  esconden en una sola sigla (P.) el de Pérez o lo camuflan y engordan añadiéndole el siguiente, normalmente más rimbombante y enjundioso al de López o García y por eso mismo,  no es de extrañar que este inmueble que ocuparía las escuadra de las calles Aurora/ Los Moros, donde se ubica la empresa Rives en la actualidad,  y la de Los Moros/Ximenez de Sandoval, fuesen sus casas principales. No afirmo, solo apunto la posibilidad de que lo fuesen, habitando el edificio de mayor porte  y dedicando los bajos de ambos como almacenes de los productos o frutos propios(vino, vinagre, aguardiente, aceite) que exportaba, en su calidad de cargador.  Ocupó el cargo de alcalde provincial de la Santa Hermandad y era titular de una de las regidurías del cabildo local. Poseía viñas, olivares, bodegas, un molino de aceite, numerosos inmuebles y hasta un paquebote, con lo que tal vez fuese el bisabuelo lejano de nuestro vaporcito, llevando correo y pasaje a la vecina Cádiz.

LETRA Y. CASA DEL MARQUÉS DE LA CAÑADA.

Marcada con la letra Y figura la “casa del Marqués de la Cañada”. Era un palacio, tanto por su arquitectura, como por su contenido artístico, destacando una selecta biblioteca de más de siete mil volúmenes y un gabinete de antigüedades clásicas con piezas de gran valor en su colección, según relatan los eruditos. En la fecha en que está datado el documento vivía Guillermo Tirry y Tirry que, además de marqués era el Alférez Mayor de la Ciudad, título por el que pagó 60.000 Reales de Vellón, según  Hipólito Sancho, su esposa Mª Francisca Lacy, Camarera de la Reina, y su prole.  Parece bastante probable que el palacio ocupase el mismo espacio que el que ahora ocupa el Hotel Santa María junto con la letra H.

LETRA H. VAN DANME.

A su lado, marcado con la letra H, figura el denominado “sitio de Bandan”. Creemos se trata de la sede social, por definirlo de alguna manera, de la compañía que Pedro Van Damme, de nación flamenca, dedicado a la exportación e importación, tenía en nuestra ciudad.

LETRA L. CASAS MARQUÉS CUMBRE HERMOSA.

El impresionante edificio que cubría la escuadra de las calles Aurora y actual Valdés,  está señalado con la letra L.

Figura citado como “casas del marqués de Cumbrehermosa” y tiene un grave error en su enunciado porque Lorenzo Ferrari y Porro, un sevillano de ascendencia italiana que realizó una meteórica carrera en los negocios de la época, si bien adquirió un título de Castilla a la marquesa de Bedmar, con la debida licencia real, este se denominó “Conde de Cumbre Hermosa” y no marqués. Incluso, el Sr. Ferrari, que era Gentilhombre de S.M., pretendió obtener el título de vizconde de Casa Ferrari, que le fue denegado.  Al redactar estas líneas a vuelapluma no hemos tenido ocasión de comprobar  si el I conde de Cumbre Hermosa vivía en su palacio el año en que se imprimió este grabado, es decir si estaba vivo en esa fecha, o era su sucesor en el condado, su hermana Antonia, casada con un coronel de Infantería la que pudiera residir en temporadas en el mismo, ya que, habitualmente vivía en Madrid. El título nobiliario que dio nombre a la casa hasta que fue derribada por la piqueta (imagen de la izquierda), es uno de los muchos que en la actualidad están vacantes. El último poseedor y VII conde de Cumbre Hermosa, en 1888, fue Francisco Mayone del Mazo.

LETRA G. CASAS DE JOSEPH TERCERO.

La casa esquinera, señalada con la letra G como “casas de Joseph Tercero” en esa fecha estaban bastante deterioradas y cargadas de censos. El propietario real del inmueble creemos que era la madre de Joseph Tercero, doña Ana Vidal, viuda del conocido contraste platero de El Puerto, Pedro Tercero de Roxas, aunque tenía cedido su uso a su hijo, que ejercía como cargador a Indias.

LETRA D. HOSPICIO DE LOS JESUITAS.

Finalmente, con la letra D está marcado un bello edificio, mirando a la bahía, en el que destacan dos torres simétricas en sendos costados del mismo.  Está rotulado como "Ospicio de los jesuitas" y es el conocido y denominado en la historiografía como Hospicio de Indias de la Compañía de Jesús. La palabra hospicio puede confundir sus fines, aunque una de sus acepciones antiguas es la de "casa  para albergar peregrinos". Quizás hospedería se aproxima más al contenido para el que fue creado, el hospedaje, aclimatación y entrenamiento de los miembros de la Compañía que partian a las misiones jesuitas allende los mares. Formaba esquina con la calle Comedias y estaba casi estrenándose en la fecha que figura en el grabado pues se terminó de construir en 1735, fecha en la que, paralelamente, dicha compañía religiosa edificaba el colegio de San Francisco Javier en la calle Luna, en todo el frente de la manzana de esta calle, entre Pedro Muñoz Seca o Nevería y San Bartolomé. Por la descripción que del Hospicio de Indias realiza Anselmo Ruiz de Cortazar, historiador local contemporáneo, podemos hacernos una idea de su magnificencia: "...una casa de piedra labrada de tres altos con muchos aposentos, capaz de hospedar hasta ochenta sujetos, con un patio claustrado con muchas ventanas con rejas de hierro y dos torres que dan vista a la bahía y parte del Océano que le cae enfrente. Tiene una iglesia interiior como oratorio en que compitieron la generosidad, primor y devoción para que fuese admiración de propios y extraños. Sus seis altares, imágenes, reliquias y adornos, al paso que forman un hermoso prospecto, mueven a una profunda veneración."

Leyenda del Plano que se conserva en el Archivo Municipal de Segovia. 1755.

Estas son los principales componentes -todos desaparecidos- del llamado Campo del Socorro, por la ermita de esa advocación que también figura en el grabado, señalada con la letra M. Parece que, ese mismo año, en noviembre, fue arrasada por la fuerza del mar, al igual que la de Santa Catalina, Guía y San Antón, como consecuencia del reflujo marino o pequeño tsunami que siguió al terremoto de Lisboa.

Posteriormente la toponimia del lugar derivará en “Campo de Guia”, tomando también el nombre de otra ermita situada en la zona. (Texto: A. Gutiérrez Ruiz. A.C.PUERTOGUÍA)

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“Arco de la Santísima Trinidad y Ermita de los Caminantes”. Óleo sobre tabla. 50×70 cms. Anónimo. Donado por Valerio Marín a la Academia de Bellas Artes de Santa Cecilia. Aquí se construirá el monumento al Sagrado Corazón.

El año 1927 se inició con un acontecimiento social y religioso de gran transcendencia: la bendición del monumento al Sagrado Corazón, instalado en la entrada principal de la Ciudad, en el vértice de un triángulo imaginario que forman las calles Cielos y Larga, punto de nacimiento de ambas calles, dos de las principales arterias del casco histórico de nuestra ciudad.

Corazón de Jesús entronizado. Acto de recepción en el Salón de Plenos del Ayuntamiento al Gobernador Civil, Santiago Guillén Moreno. Lo recibe la Corporación Municipal bajo mazas, en presencia de clarineros, maceros y guardia de gala. En la presidencia el alcalde de la Ciudad, Luis Portillo Ruiz. Año 1962. (Foto: Juman. Archivo Municipal).

Previamente, se había celebrado la solemne ‘entronización’ de la imagen del Corazón de Jesús en el edificio de la Casa Consistorial, es decir la colocación de una efigie con esta advocación en lugar destacado y preferente del ayuntamiento el día 1 de enero, imagen que actualmente se encuentra en el patio de acceso a la iglesia de San Francisco.

La Plaza de los Jazmines, sin el monumento. A la izquierda, la Capilla de los Caminantes, en la esquina del Paseo de la Victoria. (Foto Colección: Mata).

La Plaza de los Jazmines, con arbolado en el lugar del monumento. (Foto: Colección Mata).

El monumento al Corazón de Jesús, con las palmeras washintonias recién plantadas, conservando aún las rejas que protegian el monumento. (Foto: Centro Municipal de Patrimonio Histórico).

La base del monumento se ampliaba con una breve escalinata cuadrada en cuyo perímetro se extendía una reja de hierro, artísticamente forjada y actualmente desmantelada, completando el exorno urbanístico del rincón unas incipientes palmeras, algunas de las cuales  --83 años después-- han caído o se encuentran gravemente enfermas y otras se mecen como guiones que escoltan, esbeltos y majestuosos, ese símbolo local de la religiosidad de otras generaciones que nos precedieron.

Día de la inauguración, con procesión extraordinaria de la Patrona. (Foto: Colección Vicente González Lechuga).

Y el día 2 de este mismo mes se organizó una procesión extraordinaria con la imagen de la Patrona al lugar donde el Apostolado de la Oración había levantado un hermoso monumento de mármol blanco de los denominados ‘Triunfos’ compuesto por una amplia base rectangular sobre la que se elevan cuatro pilastras o columnatas unidas entre sí que sustentan la imagen del Sagrado Corazón, en actitud bendicente.

El acto fue multitudinario y brillante a pesar de la ausencia de diversas autoridades invitadas. El obispo de Cádiz, Marcelo, excusó su asistencia alegando estar delicado de salud y los alcaldes de las ciudades vecinas de Jerez, Rota y Puerto Real que habían sido invitados, igualmente, declinaron su asistencia, enviando un representante el de Puerto Real, tan solo. El pueblo si que asistió, llenando las azoteas y los balcones de las casas colindantes, y todo el perímetro de la antigua plaza de los Jazmines, rotulada en esa fecha con el nombre del escritor nacido en El Puerto, Javier de Burgos. (Texto: Antonio Gutiérrez Ruiz. A.C. Puertoguía).

Agustín Vela Mariscal y Carmela Durán, ante el monumento del Sagrado Corazón, en la Plaza de los Jazmines, camino de la Feria y Velada  situada en el Paseo de la Victoria, con parte de los hijos, a principio de la década de los sesenta del siglo pasado. (Foto: Colección María Jesús Vela).

El mamotreto existente -Edificio Carabela- en el lugar donde estuvo la Casa de Martínez de Pinillos. Inexplicablemente se autorizó en 1989. La foto es en la actualidad. (Foto Vicente Utrera – Alberto Trigueros).

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María del Carmen Vaca Abelenda es una mujer que defiende a la mujer. Nace en 1963, en la calle Federico Rubio, tercera de los seis hijos que tuvieron el matrimonio formado por Manolo Vaca y María Luisa Abelenda Prieto --familia del artista local Manolo Prieto--.

Ese año era elegido Papa, Giovanni Montini, como Pablo VI. También, el año de su nacimiento, Martin Luther King pronunciaba su célebre discurso: ‘I have a dream’' (Yo tengo un sueño). Ese año nacían el futbolista Emilio Butragueño, el cantautor italiano Eros Ramanzzoti, el actor Micky Molina y la infanta Elena de Borbón y Grecia.

María del Carmen, en su primer cumpleaños, flanqueda por sus padres. Manolo Vaca, conocido mecánico local que siempre iba vestido con pantalones de peto y  un puro en la comisura de los labios y su madre, María Luisa, que tuvo un Taller de Bordado del que fue Maestra Bordadora.

María del Carmen, con sus hermanos varones, en una foto de la infancia.

En la imagen de la izquierda, cuaderno de plantillas de bordado que se usaba en el Taller de Bordado de María Luisa Abelenda.

LOS ESTUDIOS.
La enseñanza reglada la cursó en los colegios de las Carmelitas y el Espíritu Santo; en este segundo centro notó un gran cambio en su relación con los demás y con el mundo, disfrutó de la escuela de otra manera. Allí fueron sus compañeras Manoli Ferrer, María del Mar Boutellier, Cristina Cuber… y sufre un quiebre en sus amistades en plena adolescencia porque, mientras sus compañeras fueron al Instituto Pedro Muñoz Seca ella estudiaría el bachillerato en San Luis Gonzaga. Por poco tiempo pues al año se cambia de centro y decide hacer estudios profesionales --auxiliar administrativo-- en el Instituto Santo Domingo.

Mari Carmen, en el patio del Colegio Espíritu Santo, aparecen también Sara Torres, María Collantes Sanchez, Lidia Guardo Garcia, Natalia Ruiz-Herrera, Melissa Garcia Balsalobre, Victoria Sánchez Pérez, Eva Mª Fernandez Lores, , Veronica Pino Otero, y Lalin Velazquez, entre otras. Además están sus hermanas Cristina y María del Mar y la profe Eugenia.

Maria del Carmen, con Juan Fernández Bustabad y Arévalo Espinosa, en una foto de la adolescencia.

Al finalizar los estudios, cruzando la calle,  trabajará en la tienda de decoración que se instala en la calle Santo Domingo esquina con San Bartolomé y,  con 24 años se casa con José Antonio García Correa, con el que tiene dos hijos., uno de ellos Antonio Jesús Correa Vaca, que ahora tiene 20 años. Desgraciadamente fallece su hija lo que le hace plantearse su vida y los valores que entonces tenía como referencia. Decide separarse y empieza a vivir la vida de otra manera, redescubriéndose a si misma y redescubriendo el mundo en el que habita, con otra visión, tras el duro golpe, ayudada en algún momento por el movimiento religioso católico de 'los carismáticos', en la Iglesia de las Esclavas.

Así, continará su formación y dedica muchas horas al estudio y la formación profesional, casi siempre en materia de ayuda a los demás: auxiliar de enfermería, jardín de infancia, documentación sanitaria, … También siente mucho interés por la autoayuda y el crecimiento personal, participando e incluso colaborando en la organización en este tipo de cursos, dentro de los ámbitos sociales en los que se desenvuelve.

Mari Carmen, en una reunión en el colegio Espíritu Santo, aparecen en la imagen: Pepa Suarez Campuzano, Mari Carmen Iñiguez Jaen, Rosa Gomez Martinez, Marimar Vaca Abelenda, Loli Lores Díaz, Eva NiñO, Rubén Villar, Hermana María, Toñi Hiniesta, Madre Candelaria., Ana María Fariñas, Jose Antonio Gomez, Maria Luisa Herrera Lara, Jose Antonio Gómez, Chari Coronil, Marina Matiola Gurrea y Konchi Barco entre otras.

FEMINISMO DE LA DIFERENCIA.
En 1998 empieza a interesarse por el ‘feminismo de la diferencia’, que admite la distinción en cualidades y preferencias entre ambos sexos, del que son prescriptoras la filósofa y feminista española Victoria Sendón (hoy ya inmersa en el feminismo integral) y la catedrática y antropóloga mejicana Marcela Lagarde, que acuñó el término ‘feminicidio’. Maria del Carmen empieza a desarrollar su faceta feminista, asistiendo a encuentros fuera de El Puerto, formándose y estudiando dicho movimiento y forma de pensamiento Cree en los valores femeninos, pero piensa que en absoluto son exclusivos de las mujeres «y es que la sociedad no ha dejado al hombre desarrollar su lado femenino». Su cita favorita: «Sé tu misma y si aún desconoces o no has podido saber quien eres; que nada ni nadie te lo impida».

Mari Carmen, con vecinas del Barrio Alto, en un almuerzo en la Bodega Obregón, tras impartir unos talleres.

El movimiento feminista tiene su origen en 1977, en la Revolución Francesa:  la mujer comenzó a demandar  idénticos derechos políticos y laborales que el hombre, logrando importantes cambios en las sociedades modernas. La diferentes ramas del feminismo trabajan contra la desigualdad social entre mujeres y hombres proclamando la promoción de los derechos de la mujer, así como contra la violencia de género.

Con la antropóloga mexicana Marcela Lagarde, en el Primer Encuentro de Ecofeminismo.

El Ecofeminismo nace como nuevo proyecto ético y político para plantear una alternativa a la crisis que atraviesa la sociedad desde una óptica femenina, aunque dirigida a toda la sociedad en su conjunto. Se trata de un nuevo modelo que se centra en las personas, no especulativo sino productivo, que pone el acento en el trabajo, el conocimiento, la disponibilidad así como en la recuperación y diversificación de los saberes.

EL ASOCIACIONISMO
María del Carmen es una mujer con una fuerte implicación social, trabajando para los demás en los ámbitos del asociacionismo vecinal y en la defensa de los derechos de la mujer, considerándose una feminista de la diferencia que lucha, también, por el ‘arquitectura diferencial’ y forma de vida del Barrio Alto. Considera que este barrio en el que vive --calle Zarza-- tiene su propia singularidad y debe ser tratado de forma diferente a otras zonas de El Puerto en el PGOU y otras herramienta de planeamiento urbanísticos. Le tira El Puerto, le tira el Barrio Alto.

Maria del Carmen, junto a las miembros de la Junta Directiva de Mujeres Vecinales 'La Alianza'. Le siguen en la mesa, Rosa Cairón Segura, Mercedes Puertas, Beatriz Martos Cepero, Manoli Robles, Carmen Serrano Romero y María Jesús Oncala.

Forma parte de la Federación de Asociaciones de Vecinos donde lleva programas y proyectos. Tesorera y Área de la Mujer con representación en el Consejo Municipal de la Asociación de Vecinos ‘Barrio Alto’. Desde hace dos años es secretaria de la Asociación Cultura ‘Amigos de los Patios Portuenses’ donde mantiene un blog. Vocal de la Junta  Directiva  de Mujeres Vecinales ‘La Alianza y, en su faceta política, se incorporó hace un año al proyecto político de Independientes Portuenses donde es responsable del Área de la Mujer.

Amante de los animales, Maria del Carmen tiene un perro de raza indeterminada, 'Milo' "un perro mediaval, de otra época", como dice su vecino, que es un cómplice guardian de los pasos de sus dueña.

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Fue en 1967 cuando a un grupo de portuenses se les vino a la idea colaborar en algo que diera otro talante, otra imagen a la celebración ambiental y pública de la Navidad. No existía por aquella época un ambiente precisamente navideño por las calles de El Puerto, ni tampoco en sus actos públicos. La Navidad en las calles de nuestra ciudad pasaba casi desapercibida. Con el ánimo de revitalizarla nació la campaña “Navidad con amor”. Su desarrollo se expuso al municipio y hubo visto bueno inicial de la alcaldía que entonces ocupaba don Luis Portillo Ruíz, que aparece en la imagen de la izquierda.

Con no pocos esfuerzos, los organizadores lograron un reconocible apoyo de determinados comercios para poner algunos exornos en las principales calles del centro histórico. Los exornos del primer año fueron muy tímidos en cuanto a esa ascua de luz navideña que la campaña logró en años sucesivos. Las calles con esta iniciativa lograron tener iluminación y adornos especiales, incluso con su mezcla correspondiente de propaganda comercial, algo sin precedentes en la historia de El Puerto. Hace 43 años los portuenses pudieron disfrutar por primera vez de la iluminación extraordinaria de sus calles más importantes por Navidad.

Los primeros alumbrados extraordinarios de Navidad con Amor. Calle Luna arriba, a la derech 'La Bota de Oro'.

Pero cuando la ilusión de cristalizar la idea ya estaba en marcha, surgió el inconveniente. Del Ayuntamiento llegó una contraorden: “que se retirasen los exornos de las calles, y que se volviese a exponer antes de seguir adelante un nuevo planteamiento”. Para salvar la iniciativa fue persona clave con su implicación desde el primer momento el teniente de alcalde delegado de fiestas Juan Melgarejo Osborne, quien con su empeño personal logró que la primera campaña de “Navidad con Amor” siguiera adelante.

Juan Melgarejo Osborne, alcalde de la Ciudad en 1970, en la entrega de premios en la Gala del Teatro Principal de ese año, junto al Teniente de Alcalde de Fiestas, Francisco Javier Merello Gaztelu. A la derecha, sosteniendo los Trofeos (unos bambis de alpaca plateada servidos por Joyería Díaz), el ordenanza Juan Valiente Moreno.

La Gala de Navidad, protagonizada por niños, que se celebraba en el Teatro Principal los días 25 de cada año, mientras duró la Campaña. La primera gala fue presentada por Pilarín Merello Peñalver, Amparo Unzueta Melgarejo y Aurora Melgarejo.

El acto central de la campaña giraba en torno a la ‘Gala Infantil’  benéfica en el Teatro Principal que, con la complicidad expresa del profesorado de los colegios de la época lograron la participación de infinidad de coros de chiquillos; sus villancicos y sus voces blancas contribuyeron al éxito popular de aquella primera experiencia solidaria en días tan señalados. El local de más capacidad de la ciudad abarrotado hasta el gallinero de un público expectante para contemplar a niños, entre los que muchos de ellos tenían las más cortas edades. El Puerto entero se volcó con esta primera edición y sucesivas campañas y galas de “Navidad con amor”.

De izquierda a derecha, Fernando T. de Terry, alcalde de la Ciudad; Francisco Javier Merello Gaztelu, Teniente de Alcalde Delegado de Fiestas, José María Morillo,  --que recitó unos versos de José Luis Tejada en representación del Instituto Técnico-- y Antonio Romero Castro, Jefe del Negociado de Fiestas del Ayuntamiento. 25 de diciembre de 1971.

Tal fue la singularidad de la iniciativa que llegó a tener especial eco en distintos medios de información a escala nacional, e incluso en el quinto aniversario Televisión Española dio cobertura a los actos. La campaña, por la calidad de las interpretaciones de los niños mereció ese mismo año el premio “Paz en la Tierra”, concedido por el Ministerio de Información y Turismo siendo su titular Alfredo Sánchez Bella, y alcalde la ciudad Fernando T. de Terry Galarza.

La Pastora Mayor que en 1971 recayó en la hija de un marinero con serios problemas de salud y empleo, y la corte de pastorcillas y pastorcillos, en la puerta del antiguo Ayuntamiento en la Plaza de Isaac Peral.

La Pastora Mayor fue una designación que no se incorporó hasta el tercer año de la campaña. Es decir 1969. Las distintas proclamaciones se realizaron en el salón de plenos del Ayuntamiento. La idea surgió con el propósito de ofrecer a una niña de familia trabajadora la alegría navideña de unos días inolvidables. La primera Pastora Mayor era hija de un obrero del municipio; la segunda de una viuda de modesta condición económica; la tercera de un marinero; la cuarta fue una niña del Asilo de Huérfanas, y así sucesivamente…

Otros actos paralelos a la Gala Infantil fueron las visitas a los ancianos de las Hermanitas de los Pobres, o la ofrenda oficial en fin de año ante el Belén de la plaza del Polvorista, así como concursos de redacción y dibujos de temas navideños. Una fiesta-cena benéfica ayudaba con su recaudación a las familias más necesitadas, origen y fin por sí mismo de toda la campaña.

Martínez Alfonso, en la entrega de premios de la Gala del año 1973. A su derecha, Enrique Pedregal Valenzuela.

La Academia de Bellas Artes de Santa Cecilia organizaba todos los años la cabalgata de Reyes Magos, pero al llegar el X aniversario de “Navidad con Amor” cedió los bártulos a la Comisión Organizadora sin menoscabo de su continuada colaboración.

Siendo alcalde de la ciudad Manuel Martínez Alfonso, el poeta y escritor portuense Juan Ignacio Varela Gilabert dio el primer “Pregón de la Navidad con Amor” en un acto celebrado en la Casa de la Cultura el día 16 de diciembre de 1976. Para este primer pregón también se barajaron los nombres de José Luis Tejada y Montero Galvache.

Curiosamente esa Navidad y debido a la falta de presupuesto municipal se redujo considerablemente el alumbrado extraordinario, si bien se compensó en parte con la incorporación de un equipo de ambientación musical navideña.

Por aquella época existían serias discrepancias entre los regidores de la ciudad y la representación eclesiástica del municipio que, a través del asesor religioso de la Comisión Organizadora y en escrito dirigido a la misma, les conminaba sobre la organización de los actos relativos a la Navidad dentro del primer templo de la ciudad “como criterio que tiene la Iglesia para tenerlo en cuenta”.

La Navidad con Amor, al principio de los ayuntamientos democráticos. La instantánea en el Teatro Principal en 1979. El macero Camacho, los ordenanzas municipales Ullén y Polanco, el Teniente de Alcalde Delegado de Fiestas, Manuel Espinar Galán, el miembro de la Comisión de Navidad con Amor, Enrique Pedregal Valenzuela, el alcalde de la Ciudad, Antonio Álvarez Herrera y el miembro de la Comisión, Miguel Lobato Quintero. Año 1979.

El devenir de los tiempos, la propia inercia de la sociedad y la desaparición del añorado Teatro Principal fruto de la barbarie especulativa e incendiaria de unos desalmados, propició el desvanecimiento paulatino de la “Navidad con Amor” a comienzos de la década de los 80 del siglo pasado.

El coro de niñas del Maestro Dueñas, dirigido por él que aparece a la izquierda de la imagen junto a Antonio Romero Castro --Jefe del Negociado de Fiestas del Ayuntamiento-- y a la directora del Asilo de Ancianos, en la visita y ofrenda que hacían durante la Campaña. Año 1972.

Todavía perduran y resuenan en la memoria de varias generaciones de porteños, los sones y cantares cultivados por la sabiduría musical del Maestro Dueñas.

"Un saludo cariñoso
a la Pastora Mayor
por estar representando
la Navidad con Amor"

(Texto: Manolo Morillo. Fotos: Rafa. Archivo Municipal).


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«Pero, ¿qué es la Navidad? Antes, ¿recordáis? eran esos belenes que los pequeños convertíamos casi en cacharrería: camellos cojos, pastores mancos, serrín, papel de envolver, y, sobre todo, el Niño Dios que nos sonreía. Antes, ¿recordáis? Era el olor a fuego, las castañas asadas y el encanto de los cuentos.

Tenéis en vuestras manos una ramita de lentisco; cerrad los ojos y oledla por un instante. ¿Qué recuerdos de infancia os trae a la memoria? ¿Quizás a la familia reunida en torno a las brasas de una copa oliendo a alhucema? ¿O al sabor de un cabo de pan con aceite y azúcar? O mejor aún, a bolitas de anís impregnadas de miel chupeteadas con el dedo.

Aún perdura en mis manos el fuerte olor a resina de cuando con mi padre y hermanos nos afanábamos en arrancar ramitas de lentisco de los pinares de El Puerto. Llegaba la Navidad y con ella los sabores y olores que durante un año habían permanecido dormidos, pero atentos.

El lentisco era algo más que un arbusto. Para los que de pequeños jugueteamos con su fuerte olor a resina y los convertíamos en los auténticos árboles de nuestros nacimientos, ha pasado a ser una seña de identidad del portuense, de una manera natural, y sin que nos diésemos casi cuenta. De qué manera se introdujo en la sustancia de lo que fuimos y de lo que somos, que escritores y poetas cantaron sus esencias y trataron de trasladarnos su calidez almacenada.

En la Arboleda perdida de Rafael Alberti, el lentisco pasa a formar parte de su niñez. Recordemos la descripción de la casa familiar de la Calle Santo Domingo:

“...bajo la escalera, que arrancaba del patio y subía al primer piso, se agachaba la carbonera, el cuarto lóbrego de los primeros castigos y terrores. Enfrente, pero siempre cerrado, estaba el del Nacimiento, que sólo podía abrirlo unos días antes de Navidad quien guardaba durante todo el año la llave: Federico.

Este era un hombre del pueblo, un arrumbador de la antigua bodega de mi padre, lleno de imaginación y muy aficionado al contenido de los barriles que él mismo trabajaba y producía. Cuando se acercaba la Nochebuena, Federico, los ojos recién repicados por el jerez, acudía a casa para llevarnos a los bosques de la orilla del mar en busca del enebro, el pino y el lentisco, que luego habrían de arborecer los montes y los valles empapelados por su fantasía…”.

La Navidad es otra cosa, la Navidad tiene que ser otra cosa. No podemos vivir de espaldas a la calle Postigo, a la calle las Cruces, a la barriada de José Antonio, al callejón Espelete, a las casas que van desde Santa Fe hasta la Zarza.

Manolo Morillo, durante su intervención en el Auditorio Municipal.

Y reflexiono sobre todo esto en voz alta ante el portal que aún perdura en mi memoria, que mis queridos padres y mis hermanos pertrechábamos por estas fechas a media luz, en nuestra casa de la calle San Juan.

En la que no entendíamos una Navidad sin Belén. Por entonces Papa Noel andaba lejos y nuestros diminutos cuerpos se desperezaban soñando con esa mágica llegada de los Magos de Oriente. Pero para que ello ocurriese, nuestra imaginación volaba y volaba aferrada a las imágenes imborrables de un portal de Belén con sus pastores y su rebaño de ovejas. Con los Magos y sus camellos; con los carniceros y los tenderos; con los asnos, los patos y las cerdos; con los molinos, los puentes y las casas nevadas, con el ángel anunciador y con las montañas y los lentiscos.

No llamemos Navidad a los telemaratones ni a los mercadillos. ¡Apagad el televisor! cuando se ofrezcan estos blasfemos actos. Los pobres no se venden ni se exhiben para que nosotros tranquilicemos nuestras conciencias». (Texto: Manolo Morillo. Fragmento del Pregón de la Navida d2010, celebrado el 19 de diciembre en el Auditorio Municipal ‘Las Capuchinas’).

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Fila superior, de izquierda a derecha: Mari Luz Gallo, Lucía Guerra, Mariló King, Encarni Cubero, Milagros. Fila de en medio: Milagros Arjona, Paqui Patrón, Inma Parrado, Montse Guerra y Lourdes Marín. Fila inferior: Carmen Gil, Inma Gómez, Mercedes y Remedios Peña Cabrera. (Foto: Padre Martínez. Colección: Remedios Peña).

Fotografía está tomada hace 23 años en las escaleras de azulejos verdes, un día de mayo de 1987, a las alumnas de 5ª de Jardín de Infancia. Era la primera promoción de Técnicos Superiores de Jardín de Infancia que salían de las Escuelas Profesionales Sagrada Familia (SAFA) aunque, en la fotografía, falta la mitad de la clase ya que ese día estaban de prácticas en la Guardería Municipal en la calle Micaela Aramburu, cuya directora de prácticas entonces y actual directora del Centro es Inmaculada Paramio. Empezaron Formación Profesional del Primer Ciclo (2 años) en 1982; luego pasaron a Formación Profesional de Segundo Ciclo (3 años), sumándose las alumnas procedentes de Enfermería, estudios que quitaron ese año y que, años mas tarde, volverían a ofertar.

La propietaria de la foto del recuerdo, Remedios Peña, rememora a profesores como el ya desaparecido Padre Martínez, S.J., que daba clases de religión y fue el autor de la fotografía; José Peinado Matiola que daba clases de matemáticas junto a Herrador, Rafael, de Historia, … Era director del centro en aquellas fechas Antonio Ariza Albaiceta.

De izquierda a derecha, Antonio Ariza Albaiceta, el Padre Martínez, S.J. y José Peinado Matiola.

Como mantiene una de las protagonistas de la fotografía se llevaba el pelo cardado, que consiste en una técnica usada en peluquería para dar volumen artificialmente al cabello. Es un peinado batido que consiste en cepillar el pelo estirándolo todo hacia atrás y peinándolo en dirección contraria para dar un efecto de cabellera espesa y abundante. Algunas de las chicas, además de El Puerto, procedían de Rota y Chiclana.

3

No fueron solamente Ángel Martínez, ni su sobrina Carmela los que hicieron figuritas de Nacimiento en El Puerto, aunque es lo cierto que Angelito y Carmela fueron los más notables y famosos en toda España.

Sin embargo, esta Navidad debo traer aquí el nombre de otra artesana que, aunque natural de Ubrique, floreció en El Puerto, en los años cuarenta y cincuenta. Se trata de Juana López Ruiz, conocida por “Antonia, la de los Muñequitos”. Casada con Juan García Laynez, de Rota, ella trabajó en el Hospital de San Juan de Dios, como limpiadora, cocinera y él de enfermero. Vivieron en la calle de las Cruces, enfrente de Purullena, en la casa que fue de Bononato el de los pies grandes, y allí comenzaron a crear muñequitos de Nacimiento populares, con la ayuda, a veces, de un hermano de Juana, Alfonso López Ruiz. Luego pasaron a vivir a la “Casa de Aguado” en la Plaza del Polvorista, donde y que sea por muchos años, ha vivido hasta hace un par de meses el hijo de Antonia y de Juan, Manolín.

(En la imagen de la izquierda fotografía de Juana 'o Antonia' facilitada por la familia.)

En esa casa vivió “Antoñita, la de los muñequitos” y hasta hace un par de meses ha seguido viviendo su hijo Manolín.

Con el barro que sacaba de una cantera, en el camino de “Las Boneas” –”Las Monedas”–, en un barrero que era de la Viuda de Terry, a la que, anualmente, Antonia, pedía un papelito, para que el guarda no se metiera con ella, tenía ya la materia prima. El resto era dar forma a la arcilla, blanquecina y albariza. No tenía moldes, ni modelos. Lo suyo era la inspiración, movida por los dedos, de la que salían amagos de la Virgen, de San José , del Niño, de los pastores, de las ovejas, de las cabritas, de los camellos con los Reyes, de ángeles, de Herodes y sus soldados romanos… todos cocidos rudimentariamente en un bidón lleno de serrín, y, finalmente, decorados con unas pinturillas que Antonia compraba en casa del Cárave. El resultado era de lo más “naïf” y tierno que pueda pensarse. Y de lo más primitivo. Estaban –sin saberlo ella–, umbilicalmente entroncados con el arte ibérico, o con el púnico, como si el tiempo y los milenios no hubieran pasado.

Remigio Andújar, el de la Electra Peral, el del tambor de la banda de Dueñas, el de la Cruz Roja, llegó a tener un completísimo Nacimiento con figuritas de Antonia y todos los años lo colocaba –distinto– en su casa. Muchos clientes hubo en Rota, en Jerez, en Puerto Real, en Cádiz… Pero, pasada la Navidad, Antonia, o Juana, se dedicaba a crear figuras de toreros, de picadores, de toros, de alguacilillos, de mulillas, con la misma ingenua gracia. (En la imagen de la izquierda, Remigio Andújar).

Los puntos de venta fijos estuvieron en la Zapatería del Tito, en casa de “La Trabuca”, en la calle Ganado, frente a “Rueda”, y el marido de Antonia, Juan, tenía puesto ambulante que situaba, en la misma puerta del Bar Rábago, en La Pacilla.

Yo, cuando vi la exposición de “i Fenici”, en el Palazzo Grassi, en Venecia, el año 1988, me acordé, asombrado, de Antonia y me vino a la cabeza aquello de Juan Ramón Jiménez, tajante: “No existe arte popular, sino tradición popular del arte” (Texto: Luis Suárez Ávila).

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Miguel Arniz Sánchez nace el 11 de noviembre de 1932, en el núm. 6 de la calle Descalzos --hoy Javier de Burgos--, hijo Diego Arniz ‘el Gallo’ –el mote proviene de su abuelo—nacido en 1896 y de Manuela Sánchez Jiménez, nacida en Ronda en 1898. Fueron siete hermanos, aunque le mayor fallecería prematuramente. Frente a la casa donde nació estaba la taberna ‘La Parra’, recuerda Miguel que al hijo de una vecina lo emborracharon unos familiares teniendo 9 años y murió.

“En los inviernos de mi niñez las noches eran muy largas al no haber cambio de hora y oscurecía muy pronto. A las seis de la tarde ya era de noche. Mi madre y yo nos acercábamos a la copa de cisco y picón para calentarnos. Nos alumbrábamos con un reverbero porque nadie tenía luz eléctrica, y se utilizaban periquillos, palmatorias, mariposas, quinqués, … Decía mi madre que, de niña, jugaba con las hermanas de Juan Belmonte, que vivían en la calle Cielos frente a la Taberna ‘La Burra –ver nótula núm. 489 en GdP--. Entonces Juan era albañil.”

Interior de las dependencias del despacho de La Burra, por otro nombre 'La Andaluza'.

SALA Y ALCOBA.
Vivían 9 personas en dos habitaciones, lo que se conocía como ‘sala y alcoba’. Tenía 16 vecinos en la planta baja y había una casera que entonces hacía las funciones de lo que hoy se podría denominar el presidente de la comunidad de vecinos, que no pagaba alquiler y a cambio velaba por el orden, mantenimiento y el cobro de los recibos de los vecinos. Existían dos cocinas grandes, comunitarias, una en el patio de arriba y otra en el de abajo; se guisaba en anafes con leña o carbón de cok, según las posibilidades económicas. También existían dos lavaderos comunitarios, con varios lebrillos grandes sobre un poyete y una poza para vaciar el agua en el rincón del mismo; la colada se hacía en un caldero a fuego y con un palo grande se movían las ropas con jabón; la lejía era agua y ceniza de los anafes. También existían dos excusados colectivos, en ambos patios.

La casa, conocida como de San José, tenía en la parte alta una azotea con cordeles para tender y sobre los poyetes las mujeres cuidaban macetas con claveles y nardos con olores muy penetrantes. Había dos pozos para coger el agua para el consumo doméstico: beber, lavarse, hacer la colada, limpieza, … además se traía aguas de las fuentes y pilones públicos. Los niños jugaban con pelotas hechas de trapo.

PERSONAJES CONOCIDOS.
“Donde yo nací vivía una familia gitana, para mi un ejemplo de buenas personas y, de vez en cuando daban una fiesta, en la que bailaba Anzonini”. Recuerda a una persona caritativa, el médico Daniel Ortega con nótula núm. 734 en Gente del Puerto, que iba a su casa a curarle unas heridas con tres años, y que no le cobraba nada porque eran gente humilde y sin dinero, según le contaría su madre. (En la imagen de la izquierda, Daniel Ortega).

PRIMO DE RIVERA.
Su madre le contó de su abuelo Diego, que era Guarda de Campo,  que “A la Feria de Ganado venían muchos señoritos de Jerez, que se hartaban de copas y molestaban. Mi abuelo y el compañero tuvieron que tentarle la cara a un joven Miguel Primo de Rivera y Orbaneja para que se marchara. Años más tarde, siendo Jefe del Estado durante la Dictadura los mandó llamar. Ante el susto evidente no pudieron sino relajarse al decirles Primo de Rivera que “--Ojalá hubiera más representantes de la autoridad como Vds.”.

DIEGO ARNIZ, SU PADRE.
De su padre recuerda que desde muy niño empezó a trabajar en las canteras de San Cristóbal, sin apenas escolarización, tuvo que aprender a leer y escribir por libre. Trabajaría en un molino propiedad de unos italianos que se cerraron tras la Guerra Civil. Por cierto que su padre, de izquierdas, se salvo de ser fusilado por la oportunidad que le ofreció Fernando Zamacola –nótula núm. 800 en GdP— de ir a luchar al frente de batalla. Su padre trabajaría también en Sevilla como molinero y luego en El Puerto como consumista (que era el que cobraba el arbitrio o impuesto sobre las mercancías que entraban en la ciudad), en el paso a nivel del tren de Rota, en la esquina del Cementerio; y en las bodegas de Caballero y Terry, donde se jubiló, muriendo en 1976 con 80 años.

Construcción de las Escuelas Profesionales Sagrada Familia.

LA ESCUELA.
Conoció varios colegios antes que los Jesuitas abrieran las Escuelitas en el año 1945. En el Asilo de Huérfanas de la calle Cielos, aunque los niños sin posibles entraban por la calle Diego Niño y luego en el Hospitalito, con un maestro que tenía serios problemas de visión: Diego Pérez Vélez y también recuerda a sus profesores Remigio Peñalver y Manuel Álvaro Bonet.

Desde los 9 a los 12 años se buscó la vida como pudo y supo, ante lo numeroso de la familia y el trabajo temporero de su padre. “Con mi amigo Julio Barcia nos arrimamos a la carnicería de  ‘El Lengue’ para hacerle encargos. Íbamos muy temprano –yo me levantaba a las cinco y media de la mañana-- al Matadero a recoger el menudo de las bestias tras sacrificarlos. Nunca llegaban las pajarillas y las mollejas de los cerdos que nos comíamos asada en un caldero de los que se usaban en el Matadero”.

Con 13 años ingresa en las Escuelas de la Sagrada Familia (SAFA)  junto a su hermano Carlos y más adelante otro hermano, Juan. De allí saldría, en junio de 1955 con su título de formación profesional como Oficial Cajista Impresor de tercera, una de las profesiones que ejercería a lo largo de su vida.


Miguel Arniz, primero por la izquierda en la pared, en el Taller de Imprenta de SAFA.

OSBORNE Y BELLAS ARTES.
Con apenas 17 años trabajaría como eventual en las Bodegas Jiménez Varela y en Osborne. Miguel recuerda bodegas no muy grandes, de entonces: Los Caracoles, en la calle Cruces cerca de Santa Clara; Velarde, en Diego Niño y Cielo, se entraba por Diego Niño; Antonio Márquez, en Puerto Escondido; los Giles, en Lechería, hoy Cervantes; Norberto Sordo, frente a la de los Giles, ambas daban al Ejido del Cementerio; Mesa, en Pozuelo, hoy Federico Rubio, cerca de Santa Lucía y la Bodega de Camacho, esquina calle Aurora con la Plaza del Polvorista.

Calle Aurora, a la izquierda la Plaza del Polvorista, a la derecha la Casa de Gaspar Aguado (Bar Playa Rempujo) y un poco más adelante la Casa de las Cadenas.

Miguel Arniz, agachado y vestido de claro, con el grupo de voces 'bajo' del Coro de Acción Católica, el 29 de diciembre de 1957.

En aquellas fechas estudiaba música en Bellas Artes con el Maestro Dueñas –ver nótula 197 en GdP-- Tocaba el clarinete y salía en las procesiones, en los Toros, en la Feria de Ganado, y en los escenarios inexistentes del Paseo de la Victoria y el Parque Calderón. Con 19 años hizo el Servicio Militar en la Marina, como voluntario, pero apenas estuvo seis meses, alegando defectos en la visión.

EL REÑIDERO.
En aquellos años fue portero de ‘El Reñidero’ que estaba en la calle de la Arena –hoy Arzobispo Vizarrón, ilustre porteño que fue virrey de Méjico--, donde se disputaban peleas de gallos ingleses; ayudaba, además en la gallera a Paco Ahucha en el bar como pinche. El vino que se bebía era Amontillado Fino Jardín, de Bodegas Jiménez Varela. Cuando algún gallo ‘cantaba la gallina’, se mataba y se guisaba con arroz y se bebía mucho vino. Eran días de arroz y gallos muertos. “Allí conocí a muchos exportadores de gallos a América y también a toreros. Recuerdo al matador de toros de San Fernando, Rafael Ortega, a quien le decía Enrique Tabares, que era como el juez del reñidero: «—Rafael, que son las cinco menos cuarto y tienes que torear. Corre chiquillo, que es tarde», y Ortega se fue corriendo a la pensión Loreto a cambiar su ropa de paisano por el traje de luces, que era muy aficionado a los gallos. Durante las comidas se escuchaban cantes flamencos y las transacciones se hacían no en pesetas, sino en reales; por ejemplo, en las peleas apostaban por un gallo diciendo: «--Cinco mil reales doy», otros decían «--Doble», y así estaban desde las tres de la tarde hasta las ocho”.

EL PADRE GUERRERO.
Miguel tenía trato y conocimiento con el Padre Guerrero, S. J. –ver nótula núm. 761  en GdP— desde su etapa como alumno en la Escuelita. Este jesuita conocía a mucha gente y, además, era el capellán de la Base Naval de Rota. Miguel trabajaba entonces en una imprenta y, el sueldo de impresor no le alcanzaba para ‘juntar para casarse’ con la que sería su mujer, Milagros Delgado, además de ayudar en su casa, así que se dirigió al Padre Guerrero. «--¿Tu quieres trabajar en lo que sea en la Base de Rota, hasta que monten una imprenta y luego te cambias?», aceptando Miguel de inmediato quintuplicando el sueldo. Estábamos en enero de 1959 con un Miguel convertido en pintor, aprendiendo inglés, luego pasaría a administrativo e incluso a Jefe de Pintores, algo que no le gustó. (En la imagen de la izquierda, fachada con cierre y puerta de la casa de los Merello Alvarez-Campana en calle Luna, junto al desaparecido Teatro Principal, hoy sede de Banesto. Detrás de la niña, Pepa la de Arcos, suegra de Miguel Arniz, y el 'Ama' de los Merello. Año 1932).

FERNANDO A. DE TERRY.
A finales de los cincuenta tuvo oportunidad, también por mediación del Padre Guerrero de entrar a trabajar en el departamento de RRPP en las Bodegas Fernando A. de Terry, sus conocimientos de inglés fueron decisivos. Allí permanecería por espacio de 30 años, hasta su jubilación, trabajando a las órdenes de Jacinto Cossi Ochoa –-éste, que lo llamaba sobrino, le dio un consejo: ‘trata al más bajo igual que al más alto, no midas a la gente por su altura social, trata a todos por igual, que no sabes donde estarán el día de mañana’. También trabajaría en el departamento con Juan Ignacio Varela Gilabert o Fernando Gago García. Allí le escuché contar una teoría que le explicaba a los americanos en sus visitas a la bodega, sobre como alcanzar la paz eterna. «--Yo chapurreaba bastante inglés –estuve trabajando en la Base de Rota- y les decía en su lengua: ‘el que bebe se emborracha, el que se emborracha duerme, el que duerme no peca, el que no peca va al cielo, luego si al cielo vamos, bebamos’». Las carcajadas se escuchaban también en inglés.

De izquierda a derecha, Isidro Obregón, Abelardo Izquierdo, el camarero Vaca hijo de los conserjes de la Plaza de Toros, Miguel Arniz, Antonio Soto Morión y desconocido de espaldas, en el Bar Antigua de Cabo, junto al Hostal Loreto. Diciembre de 1957.

Recuerda las Bodegas Terry como una de las más avanzadas socialmente en la época: «--Muchos trabajadores de Terry pagaron con su libertad, la lucha por los derechos de los trabajadores: Pepe Marroquín, Santiago Gallardo o Esteban Caamaño, uno de los líderes sindicales de España del momento. Pero es bien cierto que en Terry había más libertad que en otros sitios durante el antiguo régimen. Y además los que más pagaban: fueron los pioneros de los pluses o ‘primas’. Los Terry Merello y los Merello del Cuvillo, eran buenas gentes, empezando por la viuda, Isabel Merello, un estilo a Rufina Vergara que ayudaban a los necesitados y no se enteraba nadie. A sus entierros fueron muchísima gente».

Juan Ignacio Varela Gilabert, a la izquierda de la imagen, Jefe de RRPP de Terry, atendiendo  a una visita.

Miguel Arniz, a la derecha, en el Orfeón Portuense.

Miguel da un consejo sobre como hay que beber nuestros vinos: «--Los comerciales, que vendían los productos a costa de su hígado, empezaban a las 8 de la mañana con una copa de brandy, seguían a las 11 con el oloroso, sobre las 12,15 una copa de amontillado, para seguir ‘jugando’ con el vino fino el resto del día. Y es que hay que beber los vinos de mayor a menor. Era gente que sabía beber para aguantar». O sea, que quien a las once no toma una, a la una no toma veintiuna.

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