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José López Ruiz, profesor de matemáticas en el Instituto Santo Domingo,  catedrático en la Universidad de Cádiz,  ha sido responsable de Investigaciones del Centro Andaluz Superior de Estudios Marinos. Es profesor tutor de la Universidad Nacional de Educación a Distancia en Cádiz desde su fundación, donde ha impartido además varios cursos de Doctorado y de Química Oceanográfica. Es autor de numerosos trabajos de investigación y también es fundador de los Seminarios Ibéricos de Química Marina. Reproducimos algunos fragmentos de su discurso de ingreso como académico en la de Bellas Artes ‘Santa Cecilia’ el 5 de octubre de 2012. /Foto: Marcos León.

"Recuerdos y vinculaciones con la Casa Caballero, tan cercana y participativa en mi juvenil ámbito familiar, con un recuerdo emocionado a mis progenitores,  en el marco de una dependencia de lo que, figuradamente, fue “su” Bodega, a la que tantos afanes, claridades y afectos dedicó. Continúan los recuerdos por ejemplo a Carmen Navas –Carmela Navas-,  hija de D. Plácido,  a Teresa, entrañable cuidadora, retornándoles emocionadamente el mucho cariño que me dedicaron, al Instituto Laboral, cuna de amigos –Profesores y alumnos-, al Prof. Martínez Moreno, etc, etc.

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Con sus padres, Francisco López Camacho y Luisa Ruiz Magaña, y sus hermanos --mas pequeños-- Francisco y Luis, en el Campo de Rioja, en 1933.

Quiero también recordar y atender efusivamente, a quienes guiaron mis primeros pasos en mis estudios y posibilitaron los posteriores. Por eso me voy a referir al muy portuense Colegio de las HH Carmelitas, de la Calle Nevería, en donde sigue y por muchos años,  que a través de las HH Ana María Rey, Petra, Julia, etc., que con el cariño y admirable estilo monjil de aquellos lejanos años, me llevaron a superar el ingreso en el Instituto de Jerez. Ellas estarán viendo desde su Cielo, el cariño en el que las sostengo.

Luego mi recuerdo se hace afecto también grande, al tener presente a la querida Academia Poullet, que en las figuras de D. Luis y de Dª Anita hicieron posible mi otro salto académico, como fue ingresar en la Universidad de Sevilla, todavía en tiempos muy lejanos a la creación de la de Cádiz.

Profesores del Instituto Laboral. De izquierda a derecha y de arriba abajo:  Policarpo Deusto Canal, a continuación, el madrileño Ventura Lozano Moreno, profesor de Mecánica, José López Ruíz, Catedrático de Matemáticas, el portuense Luis Macías Rubio, el valenciano Manuel Martínez Alfonso, Catedrático de Lengua y Literatura Española, el malagueño Enrique Bartolomé López-Somoza, Catedrático de Geografía e Historia; debajo, el primero es David Almorza Salas, José Jacinto Cossi Mora al segundo; el tercero es Pepe Morillo León, locutor de Radio Puerto, Emisora del Instituto Laboral, Antonio Verdugo Chaves, y de portero, José María Quignón Selvático, gaditano, profesor de Formación del Espíritu Nacional (FEN) y de Gimnasia.

Gracias, a los Profesores que participaron en las enseñanzas de dicha Academia, como fueron, entre otros, D. Luis Suarez Rodríguez, D. Eligio Pastor Nimo,  a quien debo mi ilusión por la química, D. Hipólito Sancho, D. Guillermo Beltrán,D. Julio Balao, etc. A dicha Academia Poullet le debe El Puerto, especialmente, una impagable deuda de gratitud. En aquellos dificilísimos años de los 30 y los 40 -hay que haberlos pasado para saber de qué hablo-,  la Academia Poullet fue el único Centro de enseñanza, aislado,  en el que se impartían clases de Bachillerato, tan ignotas entonces. Gracias a ellas pudimos  ingresar en la Universidad, en una sola tacada, el trío de compañeros y permanentes amigos luego, que formamos Agustín Merello Reynolds –que fue abogado en ejercicio-, José Luis Tejada Peluffo –al que cualquier referencia es obvia- , y yo. Hay que situar a la Historia en su momento para juzgar la importancia de lo que estoy recordando.

 Me satisface cuando siento que soy del Puerto, que mi mujer indisoluble, participativa y palanca indispensable  en todas mis acciones, también es nacida en El Puerto, que siempre hemos vivido en él, que seguimos en él……y que me siguen llenando el alma sus rumores, entre ellos el del portuense viento de Levante. Me cae encima toda la España que no he vivido -como sí lo han hecho mis familiares, todos “exilados” desde mi punto de vista-,  con sus diferentes nacionales sentires y   virtudes: la morriña y la saudade gallega, el seny catalán, la austeridad blasonada de las Castillas, el orgullo extremeño, la explosiva luminosidad mediterránea, etc., y como necesidad compensadora, me invade entonces, satisfactoriamente, lo que podría llamarse retóricamente, -perdón- la filosofía florida de la luz de este fondo con el mar,  en el que está El Puerto. De este cercano mar mío y nuestro que nos permite, por ejemplo, -y es lo que primero definitoriamente se me ocurre- la experiencia ontológica de poder sumergirnos en él, física y mentalmente, en una acción verdaderamente integradora. Un baño en el mar que tenemos tan a mano, es diluirnos en nuestra propia naturaleza, sintiéndonos participado plenamente en ella. La Puntilla –¡oh aires de juventud¡- Valdelagrana, Fuenterrabía, la moderna Vistahermosa, etc.,  son hechos cercanos,  a nuestro alcance, que forman parte de las mejores esencias del Puerto. /Cuadro de María José Gómez Villar, en la UNED.

Chauvinista intenso, perdónenme el galicismo, me apasiono cuando hablo del Puerto, que tanto ha vivido en mi, y me cuesta no manifestarlo, aunque en un Acto como el que nos ocupa, el academicismo debe imperar sobre las emociones.  Pero me siento más rendido que nunca hoy, y ya es difícil la superación, por incluirme en la Academia de Bellas Artes de Santa Cecilia, que se encuentra en las entretelas de la Muy Noble y Muy Leal Ciudad del Gran Puerto de Santa María. Así figura en su Carta Puebla y así figuraba, no hace tantos años como para que yo no pueda acordarme de ello, en unos mosaicos adheridos en la pared de una antigua Bodega en el Camino de Urdax. A modo de tarjeta de presentación, así rezaba frente a la Victoria y a la Estación de Ferrocarril. Escrito que recibía a los viajeros y que no debió desaparecer nunca, no como petulante o vanidosa presentación, sino como indicación de nuestras honrosas, justas y verdaderas señas de identidad.

29 de mayo de 1999. Inauguración de la calle Instituto Laboral, con otros profesores de dicho Instituto, tras el homenaje al Centro. De pie: Manuel Martínez Alfonso, José López Ruiz, Paco Viseras Alcolea, Tomás Quiles, José Cepero Peralta, Luis Gutiérrez, Joaquín Calero Muñoz, Ventura Lozano Moreno. Agachados: Ramón González Montaño, Ángel Angulo Fernández, Leonardo Romero Maure, Ignacio Pérez Blanquer.

Y sigo en lo mismo: siempre he estado en El Puerto, excepto aquellos cinco Cursos de Licenciatura en la Universidad de Sevilla, años a los que debo agradecer mi acendrado sevillanismo y hasta sevillismo.  Los posibles mayores logros profesionales que hubiera podido alcanzar en otras latitudes, los cambié obligada y afortunadamente,  por mi continuismo portuense.

 El Puerto, desde que en los años 40 comencé a “verlo” y sentirlo,,  me trae permanentemente muchos recuerdos luminosos de sus detalles domésticos, desde mi inefable atalaya del Parque en donde viví muchos años. Permítanme que me detenga , mínimamente, en algunos de aquel tiempo: la majestuosa Iglesia Mayor –eje entonces de nuestra Ciudad-, la serenidad de la Calle Palacios, los silencios de la de Santo Domingo, la Plaza Peral, el pilón de San Juan, el “lejío” –qué lejos- la grandeza somnolienta de la Calle Larga arriba, la Victoria, la Placilla, las cuatro Esquinas, y las Siete con inefables olores de bodegas, el Parque, la Calle Vicario, etc. etc., cuya memoria de tiempos pasados distintos a los de hora, dedico  a aquellas personas de mi generación –qué pocas- que aún puedan estar escuchándome, y comprendiéndome. Ni la Placilla, ni la Plaza Peral, ni mucho menos la Calle Vicario –con aquel tremendo empedrado sobre el que milagrosamente saltaban y rodaban  a prueba de amortiguadores, los coches de Paco Díaz, el Capataz- nada tienen que ver con la de ahora -¿mejor o peor?-.  Ahora, hoy, el lustre de mi estirpe portuense –con abuelos y bisabuelos nacidos aquí- y la constancia de mi anclaje, reverdece ante la distinción que me regala la ilustre ancianidad de la Academia, recordando los versos de los portuénfilos Hermanos Álvarez Quintero: “¿Por qué se llama Larga, calle preciosa, si mirándote siempre pareces corta?”.

...continúa leyendo "1.733. JOSÉ LÓPEZ RUIZ. Catedrático y experto en estudios marinos"

Estamos preparando la biografía del que fuera párroco de San Joaquín muchos años, persona muy querida y muy relacionada con todos, hombre sencillo que ayudaba a tantos y que a tantos pedía, desde su ministerio para paliar lasa necesidades de los más humildes. Si hoy viviera estaría sumamente preocupado para intentar llegar a muchos que hoy lo están pasando francamente mal.

 

De izquierda a derecha, Chano Colón, Paco Ferrer, Paco Guerrero, Pepe Adame, Pepín Cantera de pie, José María Rivas Rodríguez y Juan Perea Gandulla, en un día de campo en la parcela de Antonio García Flores en 1974.

Salek Baba Hassana --que ha visitado ayer El Puerto-- nació el 5 de septiembre de 1954 en Uael El Haudi (Sahara Occidental) hijo del que fuera Procurador en las Cortes Españolas durante el anterior régimen Baba Hassana, en representación de Villa Cisneros, la actual Dajla (en árabe ‘La Interior’) Era alcalde de El Puerto en 1956 Luis Caballero Noguera. Estudió bachillerato y COU con profesores españoles en Villa Cisneros, empezando la carrera de biología en Madrid, en la Universidad Complutense que interrumpe, para incorporarse al Frente Polisario y a su lucha, cuando los territorios saharauis fueron ocupados por Marruecos, y Mauritania  al ser abandonados por España a su suerte durante la enfermedad del dictador y anterior Jefe de Estado, tras la invasión marroquí durante ‘La Marcha Verde’, siendo todavía aquellos territorios colonias españolas. En 1975 era alcalde de El Puerto Fernando T. de Terry Galarza.

El Frente Polisario, a cuyo Secretariado pertenece Salek, conmemora el 20 de mayo de 2013 el 40 aniversario del inicio de la lucha por la independencia nacional en el marco de la legalidad internacional reconocida por la ONU en su resolución 1514(XV) a los países y pueblos bajo dominación colonial. /En la imagen, gráfico de El Mundo.

Entre 1977 y 1983 termina sus estudios universitarios en La Habana (Cuba) y, gracias a ello no pierde el habla española que usa con fluidez. Entre sus escritores españoles favoritos están Cervantes, Becquer y el colombiano Gabriel García Máiquez, así como Machado y Alberti, del que ha disfrutado durante su visita ayer a la Fundación que lleva el nombre del poeta de la Generación del 27.

El conflicto armado con Mauritania (de donde recuperan los terrenos ocupados) y Marruecos duró entre 1975 y 1991, año en el que se firma un acuerdo de paz. Salek regresó al finalizar su carrera a los campamentos del Sahara, como oficial del ejército de su pueblo durante la guerra de liberación contra la invasión hasta 1989.

Un campamento de la provincia de Auserd.

A partir de 1989 Salek ha ocupado diferentes cargos políticos, administrativos y ejecutivos, tanto en el gobierno como en la organización política que lo sustenta. Ha sido Secretario General de la Juventud del Frente Polisario, y en el gobierno de la República Árabe Democrática Saharaui (RASD) ha sido ministro de Desarrollo Económico, Secretario General del Gobierno, Director General de Cooperación, Ministro de Cooperación y, desde enero de 2012 es Gobernador (Wali) de una de las cuatro provincias (wilayas) entre las que se divide los territorios saharauis, la provincia de Auserd, a la que pertenece La Güera (antigua La Agüera española, que significa ‘zanja para conducir las aguas de lluvia a los campos’), ciudad con la que está hermanado El Puerto de Santa María, por acuerdo de pleno de 1993, siendo alcalde Hernán Díaz Cortés.

Durante su visita de ayer a El Puerto, con Jesús Espinar, presidente de Amal Esperanza, en la Fundación Rafael Alberti.

Casado dos veces, tiene cinco hijas y dos hijos, le gusta la música moderna saharaui y los sones latinos, y a los ya citados gustos por los escritores y poetas españoles, añade a Kais, un poeta árabe de antes de nuestra era y Áhmed Uld Abdel Qáder un poeta beduino y mauritano del siglo XX, impulsor de la arabidad en la literatura mauritana y presidente del Tribunal Supremo de su país.

Antes de ayer el Ayuntamiento de El Puerto ha renovado su compromiso con el pueblo Saharaui de La Güera, en un acto celebrado en el Salón de Plenos, con asistencia de los representantes del gobierno local y todos los grupos políticos y Salek Baba Hassana, Wali de Auserd de la República Árabe Democrática Saharaui (RASD), el representante del Frente Polisario para Andalucía, Abidín Bucharayan, junto al presidente de Amal Esperanza, Jesús Espinar Galán, recordando el 20 Aniversario del Hermanamiento entre nuestra ciudad y la ciudad de La Güera.

Durante su visita de antes de ayer al Ayuntamiento de El Puerto, con el alcalde de la Ciudad, Enrique Moresco.

AMAL ESPERANZA.
Al igual que  otros años, ya se está preparando este programa, mediante el cual vendrán en verano a la ciudad 30 niños saharauis (5 de ellos con discapacidad, que serán acogidos por Afanas) y que se pondrá en marcha desde mediados de junio a mitad de septiembre.

 Vacaciones en Paz' es uno de los programas de cooperación que mantiene Amal Esperanza en El Puerto. Desde hace 20 años, han participado en esta iniciativa 600 familias de acogida, que han recibido en sus casas en veranos a niños procedentes de los campamentos de refugiados saharauis de Tinduf, donde las condiciones de vida son muy duras. El Ayuntamiento destina también para cooperación con La Güera la mitad de la partida económica de Bienestar Social en Cooperación Internacional que se eleva a 20.000 euros al año, y que ha servido para dotar de placas solares a los campamentos de refugiados, material escolar y ahora para la creación de huertos familiares para poder cultivar productos básicos de consumo.

Salek Baba Hassana, delante de la Torre de Doña Blanca, en el yacimiento de su nombre. 

El camión que envía Amal Esperanza El Puerto dentro del convoy de ayuda humanitaria 'Caravana por la Paz' llegó a Auserd en febrero pasado, con 17.000 kilos de alimentos (2.000 de harina), material para la horticultura, semillas, plásticos de invernadero y bombas de agua para los pozos.

Me llamo Manolo Mármol Frigolet. Tuve la suerte de nacer en Andalucía, mas concretamente en Cádiz, allá por el 1964 un mes de abril y vivo en El Puerto de Santa María. Desde chiquitito (que no he crecido mucho mas desde entones) ya empezaba a decir tonterías y disparates.

Cursé aquella EGB, el BUP y EL COU y decidí dejar de estudiar para trabajar en una empresa familiar y aquello hizo que pensara en dedicarme al mundo del espectáculo, y hace aproximadamente 20 años me presenté por primera vez a un casting de Canal Sur TV, para el programa ‘Las Cuatro Estaciones’ dirigido por Tomas Summers. De ahí pase por Antena tres TV, TVE, Tele 5 (sin premio). He tenido la suerte de compartir escenario con maestros del humor y de la comedia tales como Chiquito de la Calzada, Paco Gandía, José Luis López Vázquez, Lina Morgan… He recorrido casi la totalidad de la geografía española incluidas las Islas y hoy en día después de mil y una aventuras televisivas y teatrales tengo la fortuna de encontrarme en este catalogo para que juntos podamos recordar de alguna que otra tontería y algún loco disparate. Como esta que os cuento:

Manolo Mármol visto hace 15 años por Fito Carreto, en su casa de El Puerto.

«Hemos detectado que en la provincia de Cádiz, últimamente, han aparecido en nuestro ecosistema fenicio unos pajaritos, loros verdes o cotorras, que se han adueñado del espacio que hasta hace muy poco tiempo era el paraíso para palomos y gorriones de patinillos. Estos últimos sufriendo en sus carnes un aumento del colesterol y un desgaste de la espina dorsal a causa del despropósito de muchos de nuestros hijos.

Os voy a explicar escuetamente el porque. Desde que en Cádiz se perdió la costumbre de merendar pan con manteca para dar paso a los petit suite, las caracolas de chocolate, los donuts y demás productos gastronomitos con un alto índice de grasa tipo colesterol “malo” los niños  cuando ya no quieren mas cogen y tiran por la ventana que da al patinillo… un pedacito de donuts,… medio petit suite… y el gorrión que toda la vida de Dios ha comido miajon de pan que le dan los jubilados pasa a comer esas cositas llenas de colesterol, las plumas empiezan a ponerse fea, parecen plomadas para ir a pescar, le cuesta trabajo volar y de vez en cuando cambian su singular “canto” por un sonido tipo…” quillo, quillo”.

Solo me gustaría pedirle que si sabe alguna solución para poder poner fin a este ataque de los loros verdes y que vuelva a resurgir el Gran Gorrión de Patinillo Gaditano, les agradecería en el alma que nos lo hiciera saber para emprender acciones legales en contra de los loros verdes y … ya mañana te sigo diciendo (Es que mi mujer me ha dicho que recoja la ropa que esta tendía)… Si cariño ya dejo el ordenador. Adiooooos».

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Luis del Olmo Marote Becerril Gómez Ruizblanco, con su programa, en aquel entonces el mas veteranos de la radiodifusión española: ‘Protagonista’, por última vez itinerante en ABC Punto Radio, que empezó en RNE en 193 en julio de 1973 y que llevaba mas de 11.500 ediciones. En la imagen en Bodegas Osborne, cerrando la temporada --cosa que hizo durante varias-- en el patio de las Jacarandas de la Bodega de Mora. En la imagen, con los colaboradores de ‘El Jardín de los Bonsais’. /Foto: Fito Carreto.

 

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Álvaro Harillo Falcón, Francisco Javier Álvarez Sambruno y Justo Pérez Rodríguez son tres amigos aficionados a los vinos que en mayo de 2012 abrieron en la Ribera del Rio el establecimiento ‘La Cata Ciega’.

Carlos Herrera, Álvaro Harillo y Justo Pérez, en la visita del primero a 'La Cata Ciega'.

Sevillanos de nación aunque dos de ellos viven en El Puerto desde hace años han trabajado profundamente la selección de los vinos que ofrecen, justamente maridados con singulares aperitivos: anchoas San Filippo, --filetes de mas de 12 centímetros de largo-- o queso de búfala, por citar algunos de estos peculiares manjares. El comunicador Carlos Herrera, gran conocedor de El Puerto de Santa María, les ha dedicado este artículo, muy en su estilo

 Un paseo por el Puerto de Santa María cubre casi todas las expectativas placenteras. Bien lo saben los veraneantes habituales de la localidad gaditana o los visitantes ocasionales que se dejan caer de tanto en cuando. El paisaje urbano, las playas y su oferta gastronómica bien justifican unas horas o unos cuantos días, de bodega en bodega o de barra en barra. Me gusta la solera de Casa Paco, la irreverente creatividad de Aponiente -con un Ángel León cada día más audaz-, el afamado pan de la casa -mechada y jamón- de La Bodeguilla del Bar Jamón, las ideas sabrosas del El Laúl, el desbordante Brillante -¡ese gordo!-, desayunar en Los Pepes o comer en Ca Antoñín. O saborear los vinos de la tierra en la Bodega Obregón, o visitar Lustau, Osborne, Caballero, Colosía, donde se crían los aromas que dan olor al pueblo.

Un trío de aficionados al buen vino ha abierto un interesantísimo local en la calle Ribera del Río, en todo el cogollo -aunque con un par de parkings a la vera-, en el que degustar copa a copa lo mejor de la tierra. De toda la tierra española. Se llama La Cata Ciega y es el lugar idóneo para los consumidores curiosos, para los buceadores de bodegas de escasa producción, en el que saborear tintos o blancos de toda procedencia y de precio justo. Desde un euro hasta tres por copa uno va degustando vinos de extraordinaria originalidad, difíciles de hallar en comercios habituales y que suponen grandes sorpresas. Altún o Señorío de Cuzcurrita, por ejemplo. O tantos otros que nos despiertan interés por saber qué se esconde tras sus desconocidas etiquetas.

Este tipo de locales ha experimentado un cierto auge en los tiempos recientes, aunque muchos tienen un pero: suelen ser de buen gusto pero no todos saben acompañar la copa con la ingesta necesaria para amortiguar la cata continuada. Aciertan en la selección de vinos pero yerran en la oferta sólida -a veces no conservan el vino en la temperatura adecuada, por lo general un punto más fresco, que no frío, de lo que se suele servir-, y entonces mengua mucho el placer. En esa tapa fría han acertado contundentemente los amigos portuenses. Tostas novedosas, atún en manteca de roqueo, buen salmorejo y casi cada día un pequeño guiso casero que hace las delicias de los clásicos. Y la conserva de primera calidad.

En ese último ámbito destaca la anchoa. Y cuentan con la que, para este zampabollos que escribe, está la primera en el difícil ranking de la excelente serie de Engraulis Encrasicolus que se confeccionan en España: Sanfilippo. El sabor profundo, profundísimo de la anchoade esa casa hace que sean consideradas piezas de joyería por los seguidores de esa fantástica conserva. Seguramente hay mucho que discutir al respecto, pero las series limitadas y numeradas, el transporte en frío, el trabajo minucioso para no dejar ni una espina, la selección del bicho, su salazón la colocan en la cúspide. Claro que así cuestan: una anchoa sale por lo que una copa de vino, pero vale la pena. En Santoña bien lo saben. Visitar la población cántabra es sumergirse en un mar de calidad y de contrastes difícil de olvidar.

Cualquiera podrá recordar de por vida el momento en el que saboreó algún ejemplar de Don Bocarte, de Nardín, de Solano Arriola, de Emilia, de El Capricho, de Angelachu, o de cualquiera de las que se trabajan bien en esa localidad o en otras de tradición nada despreciable, como la paisana Castro Urdiales u Ondárroa en el vecino País Vasco. Fue una sorpresa encontrarme en su carta con la lata incomparablemente presentada de Sanfilippo. El día que me tengan la hueva de atún de Gourmet El Puerto, junto a la plaza de toros -otro lugar más que aconsejable en el que Manolo y Paqui exhiben un catálogo imbatible-, ya no me muevo de su barra. El agrado, en fin, y los precios bien medidos de este comercio vinícola hacen de él una visita obligada tal y como se entra en uno de los lugares con más encanto de Andalucía. (Texto: Carlos Herrera).

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En febrero de 1933 ocurrió en El Puerto un hecho singular; por no habitual, extraordinario: entre el fango del dragado del río vaciado entonces en la banda del Coto se hallaron numerosas monedas de oro. Y claro…, se lió. La noticia corrió por toda la ciudad, y aquello se puso de bote en bote.

8 de febrero de 1933, el gentío rebuscando monedas de oro en la otra banda. /Foto: Justino Castroverde.

Lo contó la Revista Portuense el día 8: “Es estos días motivo de gran animación el lugar donde se vierten los fangos extraídos por la draga en sus trabajos en nuestra ría. Siendo varias las personas que han hallado allí monedas antiguas de diversos metales, la afluencia de los buscadores ha sido tal, que se interesó por los encargados de la draga la concurrencia a aquel lugar de fuerzas de la guardia civil, que actuó ayer en tal sentido.” Al día siguiente se añadió que “a juzgar por la fantasía popular, no son ya docenas ni centenares, sino miles las monedas y otros objetos de oro hallados en aquel lugar. Se cuenta de multitud de monedas encontradas así como de que algunas han sido vendidas a muy buenos precios. Lo que sí hay de cierto en el caso, es que aquello ofrece un aspecto muy pintoresco, siendo numerosos los grupos de criaturas de todas las edades y sexos que actúan activamente en el fango, esperanzados en hallar alguno de los codiciados discos”.

Como era acostumbrado, los depósitos de la draga se volcaron en el entorno del Huerto Jarilla (venta La Palmera), el Campo del Cuvillo y la Casa del Faro (demolida en 1998), en una orilla aún no canalizada –se construirían en 1951- con murallas. Y fue usual que al modo de los viejos chamarileros, algunos portuenses se buscaran la vida llenando sacos con cáscaras de ostiones y otros moluscos que vendían en la fábrica del guano que a comienzos de los últimos años 50 se abrió enfrente, donde está Bahía Mar. (Alguien me contó que un popular portuense –omitiré el nombre- tomó el hábito de entrar en la fábrica cargando el correspondiente saco de ostiones del Cerro Jarilla, y tras pesarse y pagársele por kilo lo vaciado, se iba, volvía para colarse sigilosamente al almacén, llenaba el saco, volvía a salir y al ratito entraba con el mismo saco de ostiones. Pura picaresca.) /En la imagen, dobla nazarí de Muhammad XII (Boabdil), emitida en 1482-83. Museo Arqueológico Nacional.

Tras el hallazgo de las monedas, de inmediato, la autoridad competente –la Subdelegación Marítima- fijó un edicto instando, como estaba prevenido, a que las monedas se depositaran en su sede, recompensándose en metálico a sus descubridores. Sólo nos consta que se entregaron 16 monedas en cinco entregas. Pero las monedas exhumadas fueron muchas más.

En aquel febrero del 33, El Puerto atravesaba una profunda crisis económica y social, de pura subsistencia para las clases populares. Se vivían tiempos –no sólo en El Puerto- conflictivos, tensos, de manifestaciones callejeras y conatos de violencia. (No hacía un mes que el levantamiento anarquista en Casas Viejas había sido criminalmente reprimido.) A cuenta de las monedas, hasta alguna puñalada se cruzó entre dos gitanos de la calle Lechería, Cabete Chico y Jeromo (a quienes, no obstante, a los pocos días, reconciliados, cogieron robando gallinas).

En éstas andaba la ciudad cuando la draga Guadarrama y la fortuna volcaron en la orilla de ‘la otra banda’ un tesorillo de monedas de oro, probablemente procedente del cofre de un barco hundido en la secular barra del Guadalete en los primeros años del siglo XVI.

Portada de Diario de Cádiz, dedicada al suceso.

LAS MONEDAS.

Ciertamente, el conjunto monetario encontrado fue un hallazgo importante, de calado, siendo aún hoy un referente de la numismática nacional. Nunca se sabrá cuántas monedas aparecieron. Hipólito Sancho las cifró en unas quinientas. Muchas fueron compradas por un portuense (silenciaré también su nombre) de acomodada posición, al que algunos pícaros pretendieron dar gato por liebre ofreciéndole objetos metálicos que tenían en sus casas, más viejos que antiguos.

Numerosas piezas pasaron por las manos de coleccionistas y cambistas de Cádiz y Madrid. Algunas se subastaron en Amsterdam. Otras se depositaron en el Museo de Cádiz, en la Real Academia de la Historia y en el Museo Arqueológico Nacional. Un conservador de éste, Felipe Mateu y Llopis –uno de los más reconocidos numismáticos de la época-, pudo examinar en torno a un centenar y publicar un estudio sobre ellas (que hace años localizamos en una librería de viejo, en Madrid).

...continúa leyendo "1.727. AQUELLOS DUCADOS ANTIGUOS. Los ‘Duros Antiguos’ de El Puerto."

Momentos pastelería la ha puesto en marcha el pastelero Jesús María Fernández un profesional de bastante prestigio que colabora habitualmente con sus creaciones en revistas del sector. Además de la tienda quiere colaborar con restaurantes y hoteles de la zona que quieran reforzar su apartado de postres

Jesús María Fernández Ruiz en su nueva pastelería en El Puerto de Santa María.

Sus recetas aparecen en las revistas profesionales de pastelería de más prestigio en España como Confitería Española. Tiene su propio blog, “Patisier” donde pueden verse sus trabajos y reportajes sobre sitios míticos del sector. Viene desde Andorra donde ha estado al frente de la sección de pastelería de la cadena PrestigiHotels, una cadena de tres establecimientos situados en este pequeño país entre Francia y España. Se ha formado en nombres importantes tanto de España como de Francia, el número uno de la pastelería mundial. Ha estado en Spai Sucre, en Barcelona, en el centro Saper de pastelería, especializado en nuevas tecnologías aplicadas al sector o con Olivier Bajard, uno de los pasteleros punteros de Francia.

 

De vez en cuanto Jesús María Fernández Ruiz venía de vacaciones por la provincia, porque la familia de su mujer, la cocinera también especializada en dulces Elisenda Pastó, reside en la zona. Recientemente fueron papÁs y decidieron cambiar de vida, venirse a trabajar a un sitio agradable como Cádiz. Cuando encontraron en El Puerto de Santa María la antigua pastelería Rosi no lo dudaron en ningún momento y decidieron hacerse con el local. Jesús María señala “que mira que gusto trabajar aquí, con estas vistas”.

La pastelería Momentos, como han bautizado el local, impresiona. De líneas minimalistas y muy luminosa, llama la atención. La estética está muy alejada de las pastelerías que estamos acostumbrados a ver por la provincia. El obrador está a la vista del público tras una gran cristalera. Desde él Jesús María puede contemplar el paseo situado frente a la pastelería y también el río Guadalete. A un lado, en unos expositores refrigerados se alinean diferentes pasteles. Hay unos vistosos pitisús, unos milhojas que señala que están hechos con hojaldre invertido que hace que estén crujientes por más tiempo o una tarta selva negra en porciones. También hay tartas o un dulce de manzana de atractivos colores. Los dulces están en torno a los dos euros la unidad.

Pero no sólo hay dulces en la tienda, en otro expositor, en vistosas cajas transparentes hay galletas realizadas por el mismo, tejas de almendra, pastas, trufas de chocolate, algunas piezas de bollería como croasanes y atractivos bombones con frutos secos. Llamán la atención una especie de nubes aromatizadas con violetas.

Hay también una pequeña mesa donde degustar los dulces con dos bancos. Realizan tartas por encargo, incluidas las de pastelería creativa y tienen hasta monas de Pascua, una especie de huevos de chocolate decorados muy populares en Cataluña.

Jesús María, a sus 45 años, no sólo pretende vender al público sus dulces, su idea es contactar con restaurantes  y hoteles de la zona para asesorarles en cuestiones relacionadas con la pastelería y los postres y también hacer cursos de formación. Entre ambas partes de su negocio espera que sea rentable y así cumplir su sueño de hacer dulces mirando de cerca el mar. /Texto y Fotos: Pepe Monforte.

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María del Valle de la Riva Leiva nació en Castellón de la Plana en 1962, primer destino de su padre, abogado del estado, aunque enseguida la familia marchó a vivir a Córdoba, siendo la segunda de tres hermanos. De los cinco a los veinte años estudió ballet clásico aunque también conoce el baile flamenco, que aprende con Concha Calero. Estudia derecho y es abogado en ejercicio, presidiendo en la actualidad Marina del Puerto de Santa María, la empresa que gestiona Puerto Sherry.

 Empieza a conocer la realidad de El Puerto en 1980 a donde viene con unos amigos a Vistahermosa. En 1988 conoce en Benicasin al que será su futuro marido, Pedro Bores Saiz que le enseñará otro Puerto de Santa María que verá de su mano. Se casan en 1989 y tienen un hijo, que se suman a los otros tres del anterior matrimonio de Bores.

 

Valle de la Riva, con la tripulación del 'Inutil Team', ganaores del Catavino de Oro en la Semana Náutica Internacional.

En Puerto Sherry acometen la continuidad del proyecto que estaba en difícil situación. Lo compra Joaquin Rivero (Bami, Metrovacesa) quebrando la sociedad al año siguiente --estuvo quebrado durante 14 años-- y entra Pedro Bores, que decía que había que "seguir el ejemplo de la mina, hacer túneles, hasta descubrir la veta". Se involucra en 1998 en la situación jurídica del puerto deportivo, como abogada, trabajando en la quiebra, y empezó a implicarse con El Puerto, fruto del enamoramiento del que fue su marido con El Puerto, hace 15 años.

Mercedes Jara, Amparo Bernal, Susana Rendón, Valle de la Riva y Susana Crespo, en la Fiesta de Blanco en Puerto Sherry, el pasado julio de 2012.   /Foto: Ignacio Casas de Ciria  

En octubre de 2008 la Autoridad Portuaria de la Bahía de Cádiz levanta el secuestro sobre la concesión administrativa de Puerto Sherry, administrando la sociedad Pedro Bores con Valle a cargo de la parte jurídica. Al fallecer su marido en septiembre de 2011 en un desgraciado accidente de caza, nuestra protagonista se hace cargo del proyecto vital de Pedro Bores, porque sabía lo que éste tenía en la cabeza, a todas horas. Para Valle,  Puerto Sherry continúa siendo un proyecto ilusionante en un contexto aun mas complicado, pero un reto digno de asumir y resolver.   

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José María Noci Belda nació en nuestra Ciudad el 20 de febrero de 1969, el mayor de tres hermanos hijos de José Noci y Carmen Belda, en el número 14 de la calle Jesús de los Milagros, hoy 22. Era el año de la eurovisiva Massiel cuando ganó con un trío de voces entre las que se encontraba nuestra Merche Macaria, del trío La, la, lá. Era alcalde Luis Portillo Ruiz.

«Aunque lejos de mi tierra siempre me he sentido muy unido a El Puerto de Santa María, voy con mucha frecuencia y hasta he tenido el honor de actuar en tres ocasiones en el Festival de Comedias --grandísimo honor-- . A menudo tengo la sensación de que una Ciudad tan bonita, con tanto que contar, con tanto que ofrecer, no se sienta lo orgullosa  que debiera de si misma. No se si es un fenómeno social o el momento que nos está tocando vivir, pero observo cierto abandono que me produce tristeza. Aunque me considero ciudadano del mundo, estoy muy contento de ser portuense».

Al poco se trasladaron a vivir a la calle Tórtola, donde la familia permaneció durante escaso tiempo, pues fueron destinados por la profesión de la familia a Valladolid, (el padre y su tío Luis, fueron maîtres de hotel en el Meliá Caballo Blanco y fue en El Caballo Blanco donde se conocieron sus padres; Pepe Noci se jubiló en el Meliá Olid de Valladolid) que es donde se ha criado nuestro protagonista.

El pequeño Chema Noci, en brazos de su padre, asustando ante SSMM los Reyes de Oriente, en el Caballo Blanco, delante del que fuera su director, Jerónimo Tavira.

Su infancia y juventud, toda su formación, colegios y centros de estudio serán ya en Valladolid, primero en el Colegio Público San Juan de la Cruz para luego la formación profesional en el Instituto Ramón y Cajal.  Aun recuerda un verano en el colegio de Don Juan ‘el Cojo’, en la calle San Sebastián, acompañando a sus primos. Su infancia está unida a El Puerto donde pasaba los tres meses de verano hasta incorporarse al Colegio… Y luego Navidad.

La formación actoral empezará en el aula de teatro de la Universidad de Valladolid.  A los 14 años, se incorpora al mundo de la danza, del folklore castellano donde tiene la oportunidad de actuar por toda Europa en prestigiosos festivales y, donde se da cuenta que es ahí donde quiere seguir: en un escenario. Luego, las circunstancias serán otras: no solo de actuar vive el hombre, pero la inquietud continúa y la desarrolla siempre que puede.

RECUERDOS.
Sus recuerdos de El Puerto siempre son gratos, unidos al descanso, al periodo vacacional. Sus abuelos maternos vivían en la calle San Bartolomé, y sus primeros recuerdos siempre están relacionados con aquella calle: el Bar Triana, la Cristalería Sánchez, Parra ‘el Zapatero’, Carmeluchi y Perico los pasteleros, el Hostal de Doña Irene, Manolo el joyero, Pepe de los de Sosa, la Librería Ferla --le encantaba el olor a papel nuevo-- y la paciencia infinita d ella dueña que les dejaba leer los tebeos sin comprarlos, gratitud que permanece intacta en su memoria. El carrillo de Juan, aquel señor que vendía golosinas en la calle de sus abuelos. /En la imagen, Chema con el vestido de Primera Comunión.

Pepe y María, los fruteros: Pepe hacía las cuentas en el mostrador con una tiza; Rosendo el carnicero. Los embutidos y las conservas exquisitas de ‘La Diana’. La Plaza y sus montones de juguetes, las churrerías, el Teatro Principal, la calle del Pozuelo donde estaba la farmacia, Bartolomé y sus Ultramarinos, la mercería del conocido cariñosamente como ‘el Taponero’, la señora Rosa y su lechería… Plastimar en la calle Vicario y mas juguetes.

Recuerda a los toreros saliendo del Hostal de Doña Irene. Y según como soplara el viento se podía oír el jaleo de las tardes de toros. Recuerda el sonido de las campanas de la Prioral, el Parque y sus caballitos, las patatas fritas recién hechas, las palmeras, el muelle y los pescadores tejiendo redes, el Vaporcito, los coches de caballos, el olor de las bodegas.

Y luego estaba la magia, la magia de los variados cines: el Macario, el Moderno --donde vio la Guerra de las Galaxias--, el cine Victoria y su favorito: la puerta verde del Cine Colón donde veía películas de Disney envueltos, además, en el sonido de la gente comiendo pipas de girasol.

Recuerda con cariño a Tía Maravillas, dando clases de costura a una multitud de chicas que cosían en silencio escuchando el serial radiofónico; las carmelas para desayunar, las visitas a su tío Luis Noci en el hotel de Valdelagrana, sus primos, todos sus primos, los juegos, la playa, siempre la playa: las casetas de La Puntilla de rayas de colores rojo y blanco; los gitanos el mercadillo de los martes por la mañana.

Con el actor Juanito Navarro.

Después El Puerto se volvió moderno. El hostal frene a casa de su abuela se convirtió en la Discoteca Galaxia. Recuerda ver a la gente imitando la película ‘Fiebre del sábado noche’. Y poco a poco, siente, con el paso de los años como empieza el deterioro. Se construye sin lógica. El Puerto quieres ser algo así como una ciudad para unos pocos: macro discotecas, puerto deportivo, el pinar que conduce a La Puntilla cada vez tiene mas claros, menos árboles, la playa se queda triste y sin olas, los cines empiezan a cerrarse, el teatro se quema o lo queman.

Con la popular actriz y cantante, Lina Morgan.

El Puerto es menos limpio, los coches lo invaden todo, el casco antiguo envejece y no se recupera, se vacía y lo nuevo se parece ya a cualquier sitio. Lo global, como en todas partes se instala, el sabor se pierde.

Con la cantante gallega Luz Casal.

Ahora El Puerto lo ve como un lugar tranquilo, a veces demasiado, con vocación de cambio, que espera que se produzca con una buena gestión cultural con propuestas, que no está seguro de que lleguen a todos sus habitantes, buenas instalaciones deportivas. Mucho por restaurar --observa con tristeza joyas arquitectónica en estado ruinoso--, que mejorar sobre todo en urbanismo. Es consciente de lo utópico de sus pensamientos, piensa que es cierto que los tiempos son los que son, pero quiere pensar en positivo y esperanzarse en que El Puerto vuelva a ser y a tener la autenticidad que a muchos les gustaría. Le consta que hay gente trabajando por y para ello. Quizás los tiempos de crisis --piensa-- sirvan para eso, para darnos cuenta entre otras miles de cosas que tenemos un espacio único, bellísimo y que es nuestra obligación preservar, cuidar, mimar este lugar que se llama El Puerto. Por los que lo queremos, por los que están, por los que vamos y por los que vendrán.

EL TEATRO.
Como hemos señalado, toda su formación la realiza en Valladolid, ciudad que hay que decir los acogió maravillosamente bien y con la que tiene aún muchos vínculos. A lo que nunca se acostumbró fue los inviernos largos y de mucho frío.  Entró en el Teatro Estable de Valladolid con ‘Romeo y Julieta’ de Shakespeare y el Aula de Teatro de la Universidad. Luego vendría la Compañía Juan Antonio Quintana conde trabajó desde Shakespeare a Moliera, pasando por Chejov, Pirandello, Miller, Lorca.

Con la actriz Belen Rueda.

EL CINE Y LA TELEVISIÓN.
Se le puede ver en el Festival de Teatro de Comedias de El Puerto con un Avaro de Moliere. En 1997 participa en su primer largometraje ‘Mamá es boba’, de Santiago Lorenzo; colaboró con alguna serie de televisión y ya se instaló en Madrid, donde reside actualmente. Luego vino un certísimo papel en otra película ‘Para que no me olvides’ de Patricia Ferreira y alguna intervención en la serie ‘Cuéntame’ para TVE.

...continúa leyendo "1.724. CHEMA NOCI. Actor, cantante, doblador, estilista, …"

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Se cumplen hoy 205 años de la heroica muerte de Luis Daoiz y Torres, capitán del cuerpo de Artillería al mando del cuartel de Monteleón en esa fecha, 2 de mayo de 1808, y uno de los primeros oficiales, junto con Velarde y el teniente Ruiz  que se rebelaron contra el ejército francés y perecieron en el empeño. Con solo cuatro cañones y una pequeña dotación de hombres intentó impedir la toma del parque artillero bajo su mando por el Ejército Imperial francés que, vista la resistencia, llegó a acumular hasta dos mil infantes en aquel lugar. Defendió, sable en mano y a pecho descubierto, la posición de su batería artillera recibiendo numerosas heridas de bayoneta, siendo trasladado gravemente herido a su domicilio particular, donde expiró, siendo enterrado inicialmente en la iglesia de San Martin. En la actualidad sus restos reposan en el monumento a los Héroes del Dos de Mayo, en el paseo del Prado madrileño.

SU PADRE, DE EL PUERTO.
El objeto de esta nótula es dar a conocer la vinculación de este patriota que nació en Sevilla el 10 de febrero de 1767 con El Puerto de Santa María.  La más importante, sin duda, es la filial, pues su padre Martín Daoiz Quesada había nacido en esta ciudad. Y también es significativo que su primer destino profesional, cuando salió con el grado de Alférez del Real Colegio de Artillería de Segovia, en el que estuvo como cadete seis cursos, con veinte años recién cumplidos, sería El Puerto, incorporándose al batallón del Regimiento de Artillería que tenía su sede en el cuartel de la plaza del Polvorista.

El Cuartel de Artillería de El Puerto en la plaza del Polvorista, donde tenía su sede el batallón del Regimiento de Artillería a donde se incorporó Luis Daoiz como primer destino profesional con el grado de Alférez.

Formando parte del mismo participó en la defensa de las plazas de Ceuta y Orán y también en la Guerra del Rosellón donde fue hecho prisionero y trasladado a Tolouse (Francia), siendo liberado tras la firma, en 1795, de la Paz de Basilea, retornando a su destino en El Puerto, ascendido por entonces al grado de teniente.

La última década del siglo XVIII fue una etapa bélica de nuestra historia, plagada de escaramuzas navales contra los ingleses. La Armada debió recurrir a oficiales artilleros del Ejército para completar las dotaciones de sus navíos de Guerra, siendo Daoiz uno de ellos. Le confiaron el mando de una tartana cañonera que participó en la defensa de Cádiz frente al bloqueo y sitio que hicieron los ingleses en 1797, con Nelson a la cabeza.

La escuadra de Nelson frente a las costas de Cádiz.

...continúa leyendo "1.723. LUIS DAOIZ Y TORRES. La conexión portuense de este héroe de la Guerra de la Independencia."

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Un pueblo domesticado es el que lo acepta todo de sus gobernantes. Se encuentra anestesiado: porque está de acuerdo con ellos, porque su status le permite no preocuparse o bien ha pasado a formar parte de la masa silenciosa. Los que se benefician del poder de forma directa o indirecta, los egoístas o la gran masa silenciosa, me recuerdan la reflexión del pastor protestante Martin Niemöller de 1946, erróneamente atribuido como poema a BERTOLT BRECHT: ... "Cuando vinieron por los judíos, guardé silencio, porque yo no era judío"...

Cuando se peatonalizó todo el centro de El Puerto sin crear los atractivos..., como yo no era comerciante, guardé silencio. Cuando el miserable picudo rojo asoló nuestro bellísimo Parque Calderón, como yo no suelo pasear, guardé silencio y observé con pasividad cómo se trataba de salvar cien palmeras que al final murieron. Si me hubiese interesado, tal vez hubiera levantado la voz, para sugerir su sustitución, adquiriendo cien nuevas palmeras a un precio de 600 euros unidad y quizá con 60.000 euros o un poco más, el Parque no parecería hoy la suela desclavada que Charlot se comió en aquella película.

Cuando El Puerto era el destino favorito de los moteros del Mundial de Jerez y se les cerraron las puertas de entrada a la ciudad, buscaron otros destinos más receptivos, pero como no soy hostelero, guardé silencio. Cuando vi como cerraban en el centro, los comercios antiguos, y los modernos solo sobrevivían uno o dos años, como no vivo en el centro, guardé silencio.

Cuando vi cómo una parte de la población no sentía la necesidad inmediata de una pasarela sobre el Guadalete y la criticó, como yo no pensaba usarla y como ingenuamente creí que no se hacía con mi dinero, guardé silencio. Cuando comprobé cómo se descarnaba el asfalto del tramo de la N-IV a la altura de Carrefour y se parcheó en tres ocasiones, chapuceramente, cuando una sola vez y bien hecho, hubiera sido más barato..., pero como yo no tengo coche, guardé silencio. Cuando se acometieron obras sin considerar otras prioridades, como no era mi dinero, o por lo menos no tenía conciencia de ello, también guardé silencio.

Ahora vienen a por mí, porque me han subido los impuestos hasta unos niveles imposibles de asumir. No tengo coche, pero debo tomar un autobús, que al botar sobre las descarnaduras del asfalto, hacen crujir mis maltrechos huesos artríticos y además me cuesta más de un euro el viaje.

...continúa leyendo "1.722. LEVANTEMOS EL PUERTO"

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