Saltar al contenido

aureliodiazgarcia_2_puertosantamaria

Aurelio Díaz García, aunque natural de Cádiz, lleva afincado en El Puerto desde 1970, donde se casó con Dolores Dandi y con quien tiene tres hijos, ya criados. Profesional de la hostelería, trabajó durante 20 años con Alexis Ruiz –hoy presidente de Discotecas y Salas de Fiestas de Horeca Andalucía--, en sus negocios de April Discoteca en Rota, el Bora-Bora en Jerez, y en El Puerto, en las Discotecas Safos del Hotel Puertobahía y Eclipse, en el Centro Comercial de Vistahermosa. Antes de montar el Bar ‘La Señora’ regentó el Bar Tiburón, en la Barriada de las Nieves.

El Bar ‘La Señora’ en la calle Vicario, --en una accesoria de la casa de los Monge Reinado-- fue durante muchos años un negocio regentado por Juanito Ceballos, que hoy conserva en sus paredes una estética cofrade, pues son fotografías y composiciones de todas las vírgenes de las cofradías y hermandades portuenses las protagonistas que dan razón de ser al nombre del establecimiento hostelero, muy concurrido, por cierto.

ALEVANTE.

Aurelio es un virtuoso de la cocina. Con muy pocos ingredientes y con poquísimos medios, organiza, a puerta cerrada, todos los miércoles unas cenas pantagruélicas, con entradas, dos platos y postres. Se han hecho proverbiales sus degustaciones gratuitas de guisotes,  de tortillitas de camarones, de cartuchitos de camarones…Su gazpacho, todo el año, tiene fama en el barrio alto y, en Navidad, lo anuncia como “gazpacho migado con polvorones” todo un plato de vanguardia.. La mojama, el queso variadísimo, la chacina de Manolo Ortega, de la Sierra de Cádiz, de Badajoz o de Burgos campan por sus respetos en el local. Este miércoles, sin ir más lejos, puso mano a la obra de un bacalao a la vizcaína que resultó para chuparse los dedos.

ALevante2_puertosantamaria

Su cocina es clásica, de andar por casa, asequible para los que tienen levante y telarañas en los bolsillos, por eso a su  sección de cocina la ha llamado “ALEVANTE”, como un antónimo de “APONIENTE”, que siempre ha habido ricos y pobres. Su política es poner los platos llenos. Es decir, que no pone una cosita en el centro y santas pascuas. Por eso la prestigiosa firma de Ricardo el de las Gomas, “Vulcanizados Ricardo”, le ha galardonado con cinco estrellas. La noticia de este reconocimiento le ha valido gran afluencia de  clientes y curiosos que, dado el aforo de ocho personas humanas que tiene el local, Aurelio se ha visto obligado a frenar. A su fama han acudido verdaderas avalanchas de público de diversas regiones españolas. Precisamente del País Vasco, con la fama que tiene de cocina, Aurelio mantiene a familias fijas todo el año y por temporadas. De Alemania, de Hungría, de Holanda, de Francia, del Reino Unido, de China y hasta de Andorra tiene clientes asíduos, no sólo en el interior, sino en la calle., porque es que no se cabe. Desde esta página, felicitamos a tan ingenioso industrial y a la firma otorgante de las cinco estrellas.

anatorrecaldevilla1_puertosantamaria

El pasado domingo fallecía Ana  Aranzazu Torre Caldevilla a la edad de 47 años.  Poca gente la conocía por este nombre  pese a ser vecina de nuestra ciudad desde hace siete años. Si añadimos que la fallecida es Ana, la de Luz y Luna, la de la protectora,  entre los círculos de la gente que ama a los animales empezaremos a darnos cuenta que acabamos de perder a alguien que hizo mucho por una sociedad más digna de ser llamada humana. Cuando la crisis golpea a los seres humanos, los que están aún más abajo, mas abandonados, los animales, se enfrentan a una existencia mil veces más terrorífica.

Ana nació en Santander y acabo en El Puerto tras rodar muchos años por Madrid y alguno que otro por Puerto Serrano ya acompañada  por su inseparable Pilar. Desde que llegaron a nuestra ciudad, pusieron su vida, su hogar y sus recursos  al servicio de los animales abandonados.  Si como dijo Ghandi , “La grandeza de una sociedad de mide por el trato que da a sus animales”,  no cabe duda que su trabajo hizo mejor  nuestro pequeño mundo, más respirable nuestro aire cruel.

Hace cuatro años decidieron dar forma legal  a su proyecto y fundaron la Asociación Protectora de Animales Luz y Luna. Desde entonces cientos de perros y gatos abandonados o maltratados han podido tener una familia,  una esperanza. Decenas de voluntarios y voluntarias nos hemos formado y crecido  a su lado y se han llevado a cabo campañas de mentalización sobre la convivencia con animales  e incluso trabajo terapéutico con colectivos de personas con diferentes discapacidades, sobre todo niños y niñas apoyados en animales.  En la actualidad, su esfuerzo mantiene un refugio con más de 120 animales salvados de la calle y la muerte, sin ningún apoyo de las diferentes administraciones local o autónomica.

anatorrecaldevilla2_puertosantamaria

Ana y Pilar, disfrutando del cariño de los animales.

Hace dos años le fue diagnosticado un cáncer muy agresivo. Durante este período ha luchado como pocas personas lo han  hecho dejando en quienes la acompañábamos  otro imborrable ejemplo de humanidad.

El domingo a las 8 de la mañana expiró  dejándonos a su amigos la mejor de las herencias: el ejemplo de una vida dedicada a cambiar el mundo, a hacerlo más digno, más habitable.  El apoyo a Luz y Luna, la continuación de su proyecto, será la mejor forma de homenajearla.

En su funeral, la gente que hemos trabajado con ella hemos leído este texto. Su lectura  dará una idea de su legado, de su tamaño, de su altura :

Hola, Ana:

Somos tus niñas, así nos llamaste. Daba igual que algunas fuéramos mayores en edad a ti, éramos tus niñas. Daba igual hasta nuestro sexo: algunos compañeros  también se han  sentido tus niñas hasta hoy porque así nos has nombrado y así nos recordarás.  Somos los voluntarios y voluntarias de Luz y Luna.

anatorrecaldevilla3_puertosantamariaHemos aprendido mucho de ti ¿sabes? No sólo a quitar garrapatas y a curar heridas del cuerpo.  Aprendimos que el amor  - de dos o de cuatro patas - es la mejor medicina para el cuerpo y para el alma. Aprendimos que la grandeza no es una medida del cuerpo sino una dimensión del corazón. Y lo aprendimos de ti porque si tu cuerpo era grande, tu alma era, es infinita.

Nos regalaste tu alegría. Y cuando te tocó el dolor, no te rendiste y, de nuevo, nos obsequiaste el más maravilloso de los ejemplos de vida y lucha. En esa batalla, te acompañamos y crecimos juntos. Nosotros fuimos menos enanos pero tú te hiciste gigante.

Pero no nos pidas que pasemos página, que te olvidemos. Seguiremos adelante, si, cada cual en la medida de sus fuerzas, pero tu tesón, tu amor y tu sonrisa, no se irán de nuestro lado.  Estarás con nosotros cada vez que nos asomemos la mirada melancólica de Ghandi, cada vez que Valentín nos abrace o cada vez que Wally baile nervioso al vernos acercarnos a su patio.  Quizás debía pronunciar ahora un millar de nombres de los que hoy, descorazonadoramente nerviosos, han comido poco y mal y han ladrado o maullado más de costumbre. Pero no creo que sea necesario. Están aquí, repartidos entre nosotros, en las huellas que dejaron en nuestras ropas de trabajo o de domingo.

Descansa, “jefa”. Te lo has ganado. Si ya estás en algún lugar desde donde nos ves, ya sabes que necesitamos tus manos o,  como  algunos dicen ya, tus alas.

Si te despiertas, Ana, una mañana
y el cuerpo no te sobra ni te duele
la pierna o la cadera como suele
y corres como antaño a la ventana.

Si, Ana , suena en tu oído una campana
que una brisa tranquila hace que vuele
y no encuentras cheniles ni te huele
a éter, ni a morfina. Y ves a Hanna

corriendo a pintarte de colores
y tras ella dichosa la manada
de aquellos que por ti tuvieron vida

y a lengüetazos te borran los dolores.
Si sonríes y cantas ya sanada:
¡Llegaste al arcoíris! ¡Bienvenida!

 Juan Rincón Ares. In memoriam.

1

kioskopasage1_puertosantamaria

Salvo los jóvenes nacidos a partir de la última década de los 90, todos conocimos durante toda nuestras vidas, apostado frente al paseo central del Parque Calderón y a la fuente de la Canastilla, el Kiosco de Pasage (donde hoy está un tiovivo), aquél que tenía un zócalo de azulejos sevillanos y el cuerpo, con estructura de hierro fundido, acristalado; que se instaló en 1933 y en sus últimos años fue la sede del Club Taurino Portuense.

En 1991, el Ayuntamiento, en razón a que hacía años que estaba cerrado y que presentaba un pésimo estado de conservación, siendo ocupado por drogadictos, decidió desmantelarlo. Medida, a mi parecer, apresurada y equivocada dado su interés patrimonial –se construyó en Sevilla para ser un establecimiento de bebidas durante la Exposición Iberoamericana de 1929- y sentimental, porque se tiende a tener querencia y apego por los locales que se han pisado y por los que se ha pasado toda la vida, nosotros y quienes nos precedieron. En aquel venerable establecimiento el Ayuntamiento entró como un elefante en una cacharrería. Dijeron entonces que lo almacenarían para recuperarlo el día de mañana, pero me juego el millón de euros que no tengo que el Kiosco de Pasage desapareció para siempre. Pero ha quedado en nuestras retinas y recuerdos, también para siempre.

kioskopasage2_puertosantamaria

La Mezquita y su terraza en los años 40. Enfrente, la taberna Los Maeras. A la derecha, el espacio que en 1949 ocuparía el Bar Santa María. A la izquierda, no visible, el Bar Buenavista. La farola central se instaló en 1914.

LA MEZQUITA

El kiosco que recordamos fue el segundo que la familia Pasage estableció en el Parque.  El primero se inauguró en abril de 1914, ahora hace un siglo. Ambos fueron sucursales de La Mezquita, el bar que con el mismo nombre, transformado, sigue abierto en la calle Luna esquina a Jesús de los Milagros, que antaño –con sucesivos arcos dispuestos al modo de una mezquita- se prolongaba hasta la plaza de las Galeras. 2

fernandopasagesanchez_puertosantamariaViejo establecimiento, pues se conoce que el 5 de agosto de 1897 se hizo con el negocio, ya existente con el nombre de La Aurora, Miguel Llamas, cocinero que había sido de La Alegría, el popular restaurante que existió en la calle Nevería esquina a Ricardo Alcón, cerrado en 1961. Lo de Aurora se le puso por la inmediata calle así nombrada, cuando se prolongaba hasta las Galeras, rebautizada en 1922 como Micaela Aramburu en homenaje a esta señora entonces fallecida, benefactora que fue del frontero Hospital de San Juan de Dios.

Pero los mejores años del local comenzaron a partir del 4 de agosto de 1905, cuando reinauguró el negocio, bautizado como La Mezquita, Fernando Pasage Blandino, que antes, en 1902, había abierto el Bar La Española en Larga esquina a Palacio. Al paso de los años, hacia 1932, Fernando dejó el negocio a sus hijos Manuel y Fernando Pasage Sánchez, quienes lo mantuvieron, especialmente Fernando, toda la vida. Eran sucesores del primer Passage  (con dos ‘s’) que se asentó en El Puerto en 1742, italiano, pese al apellido francés.

Mediados los 60, Fernando Pérez Pasage, sobrino de los hermanos Pasage, abrió en la parte del local frontera a las Galeras la Cervecería Marítima, que de inmediato se convirtió en el centro de reunión de la marinería porteña. Al paso de unos años se derribó el inmueble, y en el nuevo, José Álvarez, yerno de Fernando Pasage, abrió otra cervecería también llamada Marítima, que cerró a fines de los 70.

LA CASETA DE MARTÍNEZ (1896-1909) 

En 1895, cuando se creó el Parque Calderón, el arquitecto que lo diseñó, Miguel Palacios (atinado apellido para un arquitecto), habilitó un espacio entre la Herrería y Javier de Burgos (entonces Sardinería) para ser ocupado por un establecimiento de bebidas, donde al paso de los años se ubicarían los kioscos de los Pasage.

kioskopasage4_puertosantamaria

El Parque Calderón en el proyecto de Miguel Palacios (1894). En rojo, el espacio reservado para un ‘café’. / Archivo Municipal.

Entonces, el industrial Manuel Martínez García, un burgalés que de niño se asentó en nuestra ciudad en 1878, solicitó al Ayuntamiento, y se le concedió, ocupar el espacio con una cervecería-restaurant: cuadrangular, de 6 metros de longitud por 3’10 m de altura, de madera, con techo de cotonía (lona de cáñamo con trama de algodón) y rodeando el local 12 paños de barandas con 20 pedestales para macetas.

kioskopasage5_puertosantamaria

Alzado del salón de la Caseta de Martínez (1902). / Archivo Municipal.

El local abrió sus puertas en febrero de 1896 y las cerró una vez concluyó el verano de 1909. Fue conocido por todos como ‘la caseta de Martínez’, siendo costumbre que cuando la Revista Portuense se refería a ella, que lo hacía frecuentemente,  intercalara el epíteto de popular: ‘la caseta del popular Martínez’ (sobre su hermano Daniel, ver  nótula 656 en Gente del Puerto).

Durante esos años se convirtió en un popularísimo centro social, donde se celebraron  numerosas reuniones políticas, familiares, deportivas..., y en su salón fue habitual que se ofrecieran audiciones de gramófono, conciertos de música, que actuaran artistas de variedades, prestidigitadores, agrupaciones carnavalescas, cantaores y bailaores flamencos...  Como botón de muestra, por su singularidad, citaré el concierto que el 10 de agosto de 1901 ofreció el virtuoso joven -25 años- Esteban Juez, anunciado como ‘el Sarasate de la guitarra’, que además de ser ciego de nacimiento tenía el mérito añadido de que posicionaba el instrumento sobre las rodillas y al revés, con el mástil a la derecha. Desde Almería, donde residía, media vida se llevó recorriendo España tocando música española: piezas de zarzuelas, pasodobles, guajiras, rondeñas…

6-web

Acceso al Parque por el Vergel en 1903, con el paseo flanqueado de plátanos. A la derecha de los pedestales que daban acceso a la fuente de la Canastilla, apenas perceptible su cubierta, la Caseta de Martínez. / Foto, archivo de Luis Suárez.

Tras cerrar la caseta del Parque en 1909, al año siguiente Martínez abrió una cervecería en la calle Larga –junto al hoy Bar Vega- a la que llamó Sin Nombre. En el solar que su popular caseta ocupó en el Parque Calderón, cinco años después la familia Pasage establecería su primera sucursal de La Mezquita.

kioskopasage7_puertosantamariaEL PRIMER KIOSCO (1914-1932)

El 25 de abril de 1914, mientras se realizaban reformas en el Parque Calderón, que comenzaron en enero y culminaron en junio, Fernando Pasage Blandino solicitó al Ayuntamiento y se le concedió en detrimento de otras ofertas, “establecer –decía en el escrito- en la parte izquierda de lo que fue paseo del Vergel, hoy prolongación del Parque Calderón, entre el primer grupo de jardines y el limitado por las palmeras que forman un cuadrado, frente a la fuente que el pueblo llama Canastilla, un kiosco permanente para la venta de refrescos, vino y café”. Un pequeño kiosco, añado, de madera, confeccionado por el carpintero Antonio Reina y pintado por Julián Suárez, “que es sin temor a equivocarnos -decía la Revista Portuense- el primer kiosco de esa clase que se instala en el Puerto, y aun en la provincia, dando mucho atractivo al paseo, que en nada perderá con su colocación; antes al contrario, embellecerán las obras en él realizadas.” /En la imagen, el primer Kiosco de Pasage en el Parque, anunciado sobre el tejadillo, hacia fines de los años 20. / Foto, colección de Miguel Sánchez Lobato.

kioskopasage8_puertosantamaria

A la izquierda, tapado por el arbolado, el kiosco, con un porche delante, en 1917. A su lado, la caseta La Sombrilla que entonces instaló Pedro Morro Jiménez. El paseo, desde 1914, ya con las palmeras. / Foto, Centro Municipal de Patrimonio Histórico.

Y de inmediato el kiosco se convirtió en centro de reunión de propios y extraños. Su espléndida ubicación lo propició. Y también que el Ayuntamiento organizara durante los veranos, los jueves y domingos,  frente al local, en los jardines de la Canastilla, conciertos de la Banda Municipal (la que entonces dirigía José Joaquín Barba Rocafull). Pero en 1917, cuando la Corporación decidió trasladar a la Rotonda de La Puntilla los conciertos, Fernando Pasage, para paliar la falta de música y de ambiente que giraba en torno a su kiosco, decidió ofrecer por su cuenta algunas actuaciones musicales. Como las que entre el 23 y el 31 de julio de aquel año dieron, entre las 9 y las 11 y media de la noche, un terceto de violín, bandurria y guitarra dirigido por el violinista portuense Lorenzo Luna, quien también actuaría durante todo el mes de agosto formando dúo con el paisano y pianista José Luis Benítez, tocando piezas de zarzuelas, óperas, operetas y valses. Actuaciones del dúo que volverían en 1918 y que se interrumpieron al siguiente, cuando falleció Luna, mientras daba recitales en el malagueño pueblo de Arriate.

kioskopasage9_puertosantamaria

Sede de la Academia de Santa Cecilia en 1901, calle Larga nº61. Sentado a la derecha, José Luis Benítez. En el centro, el presidente de la institución, Adolfo Barra. A la izquierda, el maestro Caballero, Francisco Javier Caballero y Maldoqui (1853-1933), excelente músico y compositor que murió en la indigencia.  / Foto, Academia de Bellas Artes Santa Cecilia.

En el Paseo de la Victoria 

José Luis Benítez Rey, que de oficio era profesor de piano en la Academia de Santa Cecilia desde su fundación en 1900, continuó en solitario ofreciendo conciertos en el Kiosco de Pasage del Parque, y también en el Paseo de la Victoria, donde se instaló algunos años el kiosco al celebrarse la Feria de la Victoria, durante la segunda quincena de agosto. En la siguiente foto, tomada hacia 1923, vemos el precioso local apostado junto a la verja de la Avenida de Rodrigáñez (donde hoy pasa la carretera), el piano de Benítez y creo que al propio Benítez, que parece ser quien está sentado al fondo junto a dos músicos de la Banda Municipal.

kioskopasage10_puertosantamaria

El primer Kiosco de Pasage en el Paseo de la Victoria. /Foto, colección de Carlos Pumar Algaba.

En un rincón tan bonito y acogedor como éste, un servidor hasta se tragaría un concierto de piano, a cuatro manos, de Richard Clayderman y Mari Cruz Soriano. (¡Ay, Paseo de la Victoria, quién te ha visto y quienes no te ven! Aprendan quienes tengan que aprender cómo se conforma un parque, a la inglesa, no eso que hoy tenemos, un espacio fantasmal y un agujero negro que parece que no existe, un pequeño desierto que no se atrevería a cruzar -para qué- el mismísimo Lawrence de Arabia.) 

kioskopasage11_puertosantamaria

Otra imagen del kiosco tomada el mismo día. En la mesa, tras una jornada de caza. Apoyados en la verja, los paneles de cierre del establecimiento. /Foto, colección de Carlos Pumar Algaba.

El kiosco de música de la Canastilla 12 y 13

kioskopasage_12_puertosantamariaLa música, como vemos, tal como lo fue para la Caseta de Martínez, fue un ingrediente importante para que el Kiosco de Pasage y su terraza tuvieran la afluencia de público que tuvieron, un aliciente más de las veladas y las Ferias celebradas en el Parque Calderón y en el Paseo de la Victoria. Destacaría también los conciertos que la Banda Municipal –tras el paréntesis de 1917- daban junto a los parterres de la fuente de la Canastilla y, especialmente, las que como marco escénico se ofrecían en el llamado ‘kiosco japonés’ o ‘caseta de la Canastilla’, el original kiosco de música de quita y pon que se construyó en 1905 y que desde entonces se instalaba en ‘las cuatro esquinas’ de las calles Larga y Luna –espacio para el que se diseñó- y junto al restaurante de la Rotonda de la Puntilla, en el Paseo de la Victoria y en el Parque Calderón; aquí, en ocasiones –consta que al menos en 1927- elevado sobre la misma fuente de la Canastilla, como el pueblo bautizó, en referencia al kiosco de música, al espacio ajardinado frontero al Kiosco de Pasage.  /En la imagen, el kiosco de la Canastilla en el crucero de las calles Larga y Luna al comienzo de los años 20. / Foto, archivo de Luis Suárez.

kioskopasage13_puertosantamaria

En la esquina izquierda, en los jardines de la fuente de la Canastilla, la cubierta del original kiosco de música. Enfrente, el Kiosco de Murga y en la Ribera una parada de coches de caballos y puestos ambulantes junto al caserón que a mediados del siglo XVIII levantó Juan Carlos de Rivas (hoy Romerijo). / Foto, archivo de Luis Suárez.  

Lo habitual era que se tocaran –por tradición, los jueves y domingos- fragmentos de zarzuelas, pasodobles, habaneras, valses, polcas, chotis, aires regionales, marchas triunfales... Y a fines de los años 20, la música de la radio, que comenzaba entonces a escucharse en los domicilios de algunas privilegiadas familias y en algunos establecimientos públicos, como el Kiosco de Pasage, donde en 1927 se instaló un receptor superheterodino Grillet de ocho válvulas, marca que en nuestra ciudad representaba Severiano Ruiz-Calderón Pulito, sobrino del alcalde fundador del Parque.

En otro lugar y otras manos 

kioskopasage14_puertosantamaria

El antiguo kiosco de Pasage, emplazado frente al Kiosco de Murga (el que se levantó –después del primero que se instaló en 1922- en 1927, que antes estuvo en el muelle de Cádiz). La pérgola, construida en 1935, la derribó un temporal en 1965. / Foto, archivo de Luis Suárez.

La familia Pasage llevó el pequeño kiosco del Parque Calderón durante 18 años, hasta 1932, cuando presentaron un proyecto para levantar en su lugar otro de más porte. El primero, el establecido en 1914, continuó siendo propio de la familia pero explotado en régimen de alquiler por otros industriales, hasta comienzos de la década de los 60, cuando por último fue un puesto de venta de helados. A partir del año 32 cambió de ubicación, instalándose en el tramo del antiguo paseo del Vergel, entre el Kiosco de Murga y el Bar Santa María.

kioskopasage15_puertosantamaria

El kiosco, frente a la terraza del Bar Santa María. Las farolas del paseo se instalaron en 1935 y se quitaron en 1960. A la derecha, entre el Vergel y el Parque, el tablado de música de la Banda del maestro Dueñas. / Foto, archivo de Luis Suárez en copia de J. M. Nieto. 

EL SEGUNDO KIOSCO (1933-1991)

kioskopasage16_puertosantamaria

La fachada principal del segundo kiosco en dibujo que en 1932 levantó José Maure Cerquero. Frente a la puerta, el mostrador central. / Archivo Municipal.

El Kiosco de Pasage que todos conocimos se inauguró el 2 de julio de 1933. Fue adquirido por los hermanos Pasage en Sevilla, donde prestó la misma función de kiosco de bebidas durante la Exposición Iberoamericana de 1929, acontecimiento para el que se construyó. La Revista Portuense se hizo eco de su apertura en estos términos: “En la tarde del pasado domingo tuvo lugar la inauguración del artístico kiosco que han instalado en el paseo del Parque Calderón nuestros estimados amigos los acreditados industriales señores don Manuel y don Fernando Pasage Sánchez. El citado kiosco, que constituye en sí una muy bonita instalación, viene a hermosear aquella parte del paseo, dándole una hermosa perspectiva. Al dar la noticia de esta nueva instalación y felicitar a dichos señores por el gusto artístico que preside la misma, hacemos voto porque el éxito más lisonjero corone su empresa.” Y ciertamente, dada la longevidad que tuvo el establecimiento y su raigambre en la ciudad, así fue. En planta tenía 10 metros por 6 m, estructura a la que se añadió, a la espalda de la fachada principal –donde se instaló la cocina- otra de mampostería (6m x 2m).

kioskopasage17_puertosantamaria

Fernando Pasage  desgranó en 1976 en el Diario de Cádiz algunos de sus recuerdos del kiosco: “Aquello tuvo un éxito impresionante. Don Jesús Arbilla me decía que yo era el dueño del Parque. Ponía ciento cincuenta mesas y tenía doce camareros, más dos que sólo se dedicaban a servir café y dos chiquillos encargados exclusivamente de ir llenando de agua las cantarillas de barro que había en cada mesa. Siempre estaba lleno. Había familias que mandaban a la muchacha o a los niños para coger sitio hasta que llegaban todos. Entonces el café costaba quince céntimos. Fíjese cómo sería la cosa que tuvimos que hacer un sótano debajo del kiosco para guardar las gaseosas, que era lo que entonces se tomaba. Tenía seis metros de largo por dos de alto; lo llenábamos hasta arriba y lo cubríamos de hielo y todos los días se vaciaba. En aquel kiosco instalé la primera gramola que hubo en El Puerto para que la oyera el público. Todavía conservo aquí su armazón, que es de caoba. La gramola era de manivela, claro. También la primera radio, que era de baterías. Allí también trabajé lo mío. Siempre ha sido así, porque he tenido mucho amor propio y una gran fe en todo lo que he hecho.

kioskopasage18_puertosantamaria

Los jardines de la fuente de la Canastilla y el kiosco al fondo. 

El Club Taurino 

kioskopasage19_puertosantamaria

El local, atiborrado de ambiente taurino, con el joven José Luis Galloso como protagonista. / Foto, colección de Miguel Sánchez Lobato.

kioskopasage20_puertosantamaria

El kiosco de Pasage como tal permaneció abierto durante 36 largos años, hasta que en 1969 se reconvirtió,  por iniciativa de Fernando Pasage, Manuel Almagro y Luis Prieto, en la sede del Club Taurino Portuense, inaugurada el 25 de noviembre. Cerró sus puertas, después de unos años de decadencia, a comienzos de los años 80.

kioskopasage21_puertosantamaria

29 de marzo de 1970. Sentado, segundo a la derecha, Fernando Pasage Sánchez. A su izquierda José Cuevas ‘el Aguja’. Al otro lado de la mesa Luis Prieto. De pie, entre otros no identificados, Rogelio Sánchez, Fernando Camacho, Francisco Bernal ‘Paco Ragel’, Tadeo Sánchez, Victoriano Martínez  y Francisco Abadía. / Foto, Rafa; copia de Vicente González Lechuga.

Aquí lo dejo, no vaya a ser que mi amigo José María Morillo me diga, con razón, que me alargo mucho. En sus propios recuerdos, lector y lectora, continúa la historia del entrañable Kiosco de Pasage, el que desapareció, porque así lo quiso el Ayuntamiento, hace 23 años. /Texto: Enrique Pérez Fernández. Dedicado a Cristina y Manolo Pasage.

mary_ward_puertosantamaria La Congregación de Jesús (CJ), o el Instituto de la Bienaventurada Virgen María (IBVM), conocida en España como Madres Irlandesas o de Nuestra Señora de Loreto, es una congregación femenina religiosa católica fundada en 1609 por la británica católica Mari Ward./En la imagen de la izquierda, la fundadora de la congregación, Mari Ward.

Un grupo de ocho religiosas irlandesas y una de Gibraltar fundaron en El Puerto de Santa María, en el año de 1888, el primer convento de Loreto de España, asentándose en la casa número 68 de calle Larga, aledaña al Palacio Oneto, en la que posteriormente estuvo la sede social de Acción Católica y actualmente es un edificio de pisos de nueva construcción, inmueble en el que abrieron un colegio internado para señoritas. El apelativo de “Irlandesas” añadido al término “Madres” con que se designan a las profesas de dicha congregación se lo pusieron los portuenses, según el erudito local Luís Suarez (nótula 301 de GdP) y con este nombre son conocidas y reconocidas en los diversos centros que mantienen en España en la actualidad.

Si bien es cierto que este convento de El Puerto es el considerado fundacional de la Congregación en España, anteriormente, en 1845 realizaron un primer intento, abriendo un colegio en Cádiz capital con religiosas establecidas en Gibraltar, a petición de algunos gaditanos, institución que no cuajó, retirándose y disolviéndolo una década después.

convento_loreto_puertosantamariaEn el padrón de habitantes, correspondiente al año 1889, que se conserva en el Archivo Histórico Municipal figuran censadas en la casa número 68 de calle Larga: M. Wardy Feane, de 40 años, natural de Dublin; M. Colohan Sydney, de 32, de igual procedencia; M. Flood Cody, de 30, dublinense igualmente; Charlotte Mc Mullan Mc Alloy, 29 años, de Belfast; M. Oshea Rosuez, 22 años, de Carlon; M. Oneuz Oneill, 30 años, de Wieblon; M. Byne Connor, 28 años, de Wexford y J. Córdoba González, 20 años, de Gibraltar.  Falta la Madre Superiora, Juana Murphy y Gould, que aunque no figura censada por estar continuamente de viaje por toda la amplia comarca del Valle del Guadalquivir promocionando el colegio y buscando mecenazgo para el mismo, dirigía la comunidad y figura en la historia del IBVM de España como su fundadora. En esa fecha tenía 48 años y pocos meses después de estar establecida cambió su firma, signando como “M. J. Estanislao Murphy” adoptando el nombre de religiosa “Madre Stanislaus Morphy”. /En la fotografía, la casa núm. 68 de la calle Larga, en 1978. Foto: Rafa.

Para el ambicioso proyecto educativo de estas religiosas, la casa de calle Larga, siendo espaciosa y amplia, no bastaba en sus tres plantas para albergar a la comunidad, un oratorio, comedores y otros servicios, aulas y alojamientos para las alumnas. Estaban, pues, de forma provisional hasta trasladarse a un lugar que cumpliera los requisitos requeridos para la labor docente que pretendían desarrollar.

pilon_sanjuan_puertosantamaria_

A la izquierda los terrenos que ubicaron la basílica de San Juan de Letrán, el Hospital y cementerio de Galeras. A la derecha el pilón de San Juan, operativo hasta bien entrada la segunda mitad del siglo XX, que surtió de agua potable a los vecinos del barrio que no contaban con dicho servicio en sus casas.

Las gestiones de la Madre Stanislaus dieron su fruto, obteniendo de la Armada la cesión de un solar de su propiedad de casi cinco mil metros cuadrados de superficie, situado en el Ejido de San Juan, con frente a la calle de ese mismo nombre, en el que estuvo ubicada la Basílica de San Juan de Letrán y el Hospital y cementerio de Galeras. Dos años atrás había salido a pública subasta por un precio inicial de 6.680 pesetas, sin que se admitieran posturas por debajo de esa cantidad. Nadie se presentó y el solar continúo formando parte del patrimonio del Ministerio de Marina.  El solar en cuestión estaba rodeado de un alto tapial que se conservaba en algunos tramos y aunque algunas de las dependencias se mantenían todavía cubiertas, estaban en estado de ruina y lo que fue iglesia se encontraba en alberca, es decir solo los muros sin techo. Aún así, las irlandesas no se desanimaron, iniciando una campaña de búsqueda de benefactores, empezando por el ayuntamiento, en donde encontraron un gran valedor en Ramón Ameneiro y en otros ediles a los que la instauración de un colegio femenino les pareció una idea excelente.

escritura_loreto_puertosantamariaEn los primeros meses de 1889 el ayuntamiento accede a la petición de piedras para construcción, tomando el acuerdo de ceder todos los materiales que le correspondiese de las concesiones de extracción de las canteras de la sierra de San Cristóbal. /En la imagen, documento que atestigua lo actuado.

Y la campaña de recaudación empezó a funcionar, registrándose varias donaciones importantes, lo suficiente como para realizar un primer proyecto, aunque la culminación no sería a corto plazo.  Pero, milagrosamente, cuando estaban en estos trámites las Madres Irlandesas recibieron una propuesta para adquirir un amplio palacio en la calle Real de Castilleja de la Cuesta, provincia de Sevilla. Lo llamaban de Hernan Cortés porque en él afirman que murió el conquistador de México. Varias décadas atrás lo habían adquirido los duques de Montpensier que lo dieron, formando parte de su dote, a su hija María de las Mercedes cuando contrajo matrimonio con Alfonso XII. En esa época, por tanto, era propiedad de la Princesa de Asturias, María Mercedes de Borbón, menor de edad.

palacio_irlandesas_castillejadelacuesta

El Palacio que adquirieron las Madres Irlandesas en Castilleja de la Cuesta, lo que hizo desistieran de continuar con su obra en El Puerto.

Negoció la Madre Stanislaus con la Reina Regente María Cristina la cesión y alquiler del palacio y aunque llevaba varios años deshabitado en poco tiempo y con poco coste estuvo en condiciones de ser utilizado, pasando allí algunas de las religiosas de este convento y las alumnas que entonces tenía, colegio de Castilleja de la Cuesta al que siguieron acudiendo hijas de familias portuenses de clase media y alta, clausurándose este.

madres_irlandesas_logoEn muy poco tiempo IBVM abrieron nuevos colegios en Sevilla, Madrid y Zayas (Vizcaya) adquiriendo un gran prestigio como enseñantes. (A título de curiosidad diré que Ana Botella, a actual alcaldesa de Madrid realizó su enseñanza primaria y secundaria en un colegio regentado por las Madres Irlandesas). La fundadora del convento portuense y de todos los demás citados, la Madre Stanislaus Murphy, Superiora Provincial con residencia en Sevilla, falleció a los 79 años de edad de un a angina de pecho el 19 de julio de 1919 en Dublín ciudad a la que había acudido para asistir al Capítulo para elección de la Superiora General del Instituto. A su entierro asistieron, según relata la prensa madrileña, jesuitas, dominicos, franciscanos, más de medio centenar de sacerdotes seculares y un enorme gentío, dando fe de la popularidad y estima que gozaba no solo en nuestro país sino también en su patria natal. /Texto: Antonio Gutiérrez Ruiz.- A.C. PUERTOGUÍA

3

luisbenjumedaarrobas_puertosantamaria

Luis Benjumeda Arrobas y su 'Brut de Mar'. /Foto: Pepe Monforte.

Dos siglos después, El Puerto de Santa María recupera la elaboración de vinos espumosos. La firma Cala y Arrobas comercializará en unas semanas un brut realizado de forma artesanal con la intención de crear el “brut de mar”, un espumoso característico de la provincia.

La idea de Luis Benjumeda Arrobas, empresario, farmaceútico, comercializador y elaborador de vinos no es crear un simple espumoso, sino crear lo que el llama el “brut del mar”, la marca con la que saldrá en el futuro el espumoso que elabora de forma artesanal en El Puerto de Santa María. Su historia, que tiene un toque romántico, enlaza a la perfección con la del bodeguero Ramón Jiménez Varela que, a finales del siglo XIX, sacó al mercado el Champagne Continental, un espumoso que dejaba descansar en unas cuevas que había preparado para ello en la finca El Caracol donde también envejecían jereces. La historia la sacó hace dos años  el historiador Javier Maldonado Rosso, toda una enciclopedia en la historia de los vinos del marco. (ver nótula núm. 1.285 en Gente del Puerto).

gran_champagne_continental_puertosantamaria

Publicidad del ‘Gran Champagne Continental’, en un periódico local de la época.

Dos siglos después, a principios del siglo XXI, Luis Benjumeda intenta el mismo proyecto de Ramón Jiménez. Lleva ya trabajando en él varios años, desde el año 2006 cuando vendimió, para sorpresa de los bodegueros, unas partidas de uva palomino, la que se utiliza para los jereces, antes de lo habitual. Lo que desconocían era que Luis iba a destinar el mosto a la elaboración de un espumoso, una idea que por entonces era completamente pionera en la zona. Luis trabajó mano a mano en el proyecto con otro bodeguero de los que siente pasión por los vinos, el jerezano Genaro Cala, que también lleva a cabo otro proyecto innovador y con toque romántico, el de recuperar la elaboración de vermouth en el marco de Jerez.

Benjumeda señala que “Genaro tiene una paladar excepcional para los vinos y me ha ayudado mucho a ir afinando nuestro brut (así se denomina a los tipos de espumoso en función del tanto por ciento de azúcar que lleven)”. En estos años Luis Benjumeda ha ido afinando su producto hasta que este año ya se ha decidido a comercializarlo. Ya se han hecho algunas catas en Jerez, en el tabanco El Guitarrón de San Pedro o en la tienda Calidad en Boca. En ambos, casos, dada la buena impresión que dejaron tras las pruebas, se han quedado en las estanterías para venderlo al público. De todos modos la salida oficial del Brut y el Brut Nature (los dos tipos de espumoso que sacarán al mercado) no está prevista hasta el próximo mes de agosto. Saldrán a la venta 540 botellas a un precio que andará sobre los 15 euros, según los cálculos de Benjumeda.

jiemenezvarela_productos

Champán Continental y y otro reclamos publicitarios de Jiménez Varela, que han sido recuperados para la colección de Antonio García, de quien es la fotografía.

Pero la firma trabaja ya en un nuevo lanzamiento aproximadamente para la campaña de Navidad. Entonces ya el producto lucirá nueva imagen y también nuevo nombre “Brut de mar”. Luis Benjumeda señala que “en este nombre hay mucha filosofía. Aunque utilizamos para elaborar el vino el método champenoise, el mismo que se utiliza para elaborar los champagnes franceses nuestra idea es crear un espumoso con la personalidad del Sur, algo diferente, algo propio que se identifique con nosotros. Nuestra idea es que se animen más bodegas y dado que todos los expertos coinciden en que la uva palomino es buena para la elaboración de espumosos, podríamos crear una nueva línea de vinos en este campo”.

El proyecto de Benjumeda comenzó en una rebotica, en la trastienda de la farmacia de la familia en la plaza Juan de la Cosa en El Puerto. Allí, en unas condiciones de humedad y temperatura optimas, han descansado las botellas hasta su punto óptimo de consumo. La última versión del espumoso, la que saldrá a la venta en verano, es una combinación (coupage se le denomina en el argot) de uvas palomino, la propia del marco, Viura de Extremadura y Zalema de Huelva. Benjumeda señala que “agregar estas dos uvas a la Palomino le da mucho frescor al producto”.

brutdemar_puertosantamaria

Las botellas con el espumoso de Cala y Arrobas. /Foto: Luis Benjumeda

La elaboración es compleja ya que se emplean en la mezcla distintas añadas de vinos de uva palomino, que se mezclan, antes del embotellado con el vino del año de la Viura y la Zalema. Benjumeda, aunque prefiere no concretar la mezcla exacta señala “que las cantidades de cada una están muy equilibradas. No predomina ninguna”. El método champenoise es el que se utiliza para la elaboración de los champagnes franceses y también los cavas catalanes. En la provincia de Cádiz también emplea este mismo método la firma sanluqueña Barbadillo que ya comercializa también un brut que se realiza con uvas palomino y chardonnay.

La elaboración de espumosos en la provincia de Cádiz es una idea que cuenta en la actualidad con muchas expectativas. Esta “idoneidad” se confirmó el pasado año con el encuentro que hubo en Sanlúcar entre los elaboradores artesanales de champagnes de Francia y bodegas de jereces donde se intercambiaron ideas sobre la elaboración de este tipo de vinos en la provincia. Benjumeda señala que la idea de Cala y Arrobas es aumentar la producción en próximos años “aunque sin abandonar nuestro caracter artesanal”. La empresa también elabora vinos blancos, aunque estos se venden en el extranjero, especialmente en el Reino Unido donde opera esta empresa gaditana. /Texto: Pepe Monforte.

pablomora-figueroa_puertosantamariaEn los últimos años ha hecho irrupción en el mercado una nueva categoría de refrescos –tónicas sobre todo, siguiendo la estela de la moda del gintonic–, elaborados de acuerdo a unos preceptos cualitativos mucho más rigurosos que los que guían a los productores de bebidas carbonatadas industriales. Ni siquiera los consumidores más optimistas de estas bebidas 'premium' imaginábamos hasta qué punto se pueden perfeccionar los procesos de producción para que los mixers, o como quiera que se llamen estos benditos brebajes burbujeantes, se diferencien de sus semejantes y seduzcan a los paladares más exigentes. /En la imagen, Pablo Mora-Figueroa. Foto: Luis de Alas.

Incluso quien firma estas líneas, cuando se dirigía a El Puerto de Santa María para ser testigo de la elaboración de las bebidas que han llegado al mercado recientemente bajo la marca Indi, suponía que se encontraría con grandes depósitos de acero inoxidable. En ellos unos cuantos operarios echan unos polvitos de esencias saborizantes, luego incorporan carbónico a la mezcla y embotellan el líquido resultante en unas botellas de bonito diseño.

Nada de eso. La sorpresa fue mayúscula cuando –conducido por Pablo Mora Figueroa (Sevilla, 23 de junio de 1968), presidente de Casalbor, ‘madre’ de los refrescos Indi traspaso el portal de una antiquísima destilería (las de Cacao Pico, ver nótula núm. 721 en Gente del Puerto) en el centro de la ciudad gaditana para descubrir lo inimaginable: unas arcaicas instalaciones donde tiene lugar un proceso de elaboración estrictamente artesanal, concebido con pasión y guiado con rigor, con la voluntad de crear las mejores bebidas carbonatadas del mercado.

indi_cola_puertosantamariaTRADICIÓN REIVINDICADA.
Mora Figueroa explica: «Ya hace tiempo nos habíamos planteado cómo podían fabricarse refrescos de alta gama, con ingredientes estrictamente naturales, pero no teníamos la certeza de que existían consumidores dispuestos a pagar casi el triple de lo que cuesta una bebida carbonatada industrial». El presidente de Casalbor no tiene reparos en reconocer que el inesperado éxito del lanzamiento de la versión tónica de Indi en la categoría premium con extractos naturales le animó a ampliar el proyecto a otros sabores. Sobre todo, porque Mora Figueroa y su equipo tomaron nota de la utilización de extractos naturales de botánicos para ir aún más lejos. «Nosotros decidimos redoblar la apuesta empleando los extractos naturales, pero procesados durante seis semanas», afirma. /En la imagen de la izquierda, el nuevo sabor de cola amplía la línea de refrescos 'INDI&co' suma ya cuatro variedades: "tonic water", "lemon tonic" y "sevilla orange".

Así, con lo primero que uno se topa cuando recorre la destilería de El Puerto son unos botellones donde se maceran en alcohol botánicos seleccionados: yuzu japonés, kalamansi filipino, piel de naranjas sevillanas, kewra de la India... «No es casual que todos estos ingredientes coincidan en El Puerto de Santa María», prosigue Mora Figueroa. «Los puertos de Cádiz han sido lugar de encuentro de las especias, frutas y muchos otros productos procedentes de Asia y América», al recordar cómo la Casa de Contratación de Sevilla era el punto de llegada a Europa en el siglo XVI del quino, la vainilla y otras tantas materias primas

pico_alambiques_1928_puertosantamaria

Los alambiques, en una imagen de 1928.

ALAMBIQUES CENTENARIOS.
Por tanto, el nacimiento de Indi en tierras gaditanas reivindica ese papel que han tenido los puertos gaditanos en la introducción de las especias exóticas en el viejo continente. Una vez macerados los botánicos, el alcohol que han retenido sus aceites esenciales se somete a un proceso de destilación, para refinar la expresión organoléptica y eliminar impurezas.

Esto tiene lugar en los ocho alambiques de cobre de distinto formato y tamaño... ¡e incluso cada uno bautizado con nombre propio! El maestro destilador los conoce y trata como si fueran sus hijos: «‘Los mellizos' son los que más trabajan; 'El currillo' tiene sus mañas y hay que saber llevarlo; 'El chico' consume más leña...».

Estos alambiques centenarios se abastecen únicamente de madera y emplean agua para destilar los aguardientes según la técnica tradicional del baño María. «Es una destilación a baja temperatura, que permite preservar los aromas naturales de los botánicos con mayor precisión», explica el presidente de Casalbor.

Tras la destilación de cada botánico por separado, se realiza la mezcla según la fórmula de cada refresco. «Somos muy exigentes. Realizamos muchos ensayos antes de dar con una fórmula definitiva. El de limón, por ejemplo, tuvo 13 versiones previas a la definitiva». Luego, el coupage de los distintos macerados y destilados se mezcla con agua y zumos naturales para armonizar el conjunto. El último de los refrescos en sumarse a la familia Indi, bautizado Seville Orange, incorpora hasta un 31% de zumo natural de naranja, algo inaudito en la industria de las bebidas carbonatadas.

alambiques_cacao__pico_puertosantamaria

Una imagen de los alambiques en la actualidad.

TECNOLOGÍA.
Por fin, antes del embotellado se añade el gas carbónico, proceso en el que también el equipo de Indi ha llevado la exigencia al límite. «No se trataba sólo de que nuestras bebidas tuvieran una burbuja fina», explica Mora Figueroa, «sino que aspirábamos a tener, en alguno de los sabores, la mayor y más apropiada carbonatación posible, y en los demás sabores, la mejor. Para alcanzar ese objetivo, tuvimos que adquirir maquinaria de última generación». Tanto trabajo tiene premio.

En España Indi compite con un gran número de refrescos 'premium', pero en mercados como el estadounidense, la marca tiene una excelente acogida. "Los americanos valoran mucho el hecho de que seamos exigentes e innovadores", reconoce el responsable de Casalbor, que no puede ocultar el entusiasmo por los espaldarazos recibidos por parte de la prensa especializada anglosajona.

ENTRADAS_cacaopico_puertosantamaria

La entrada a las destilerías de la calle Cielos.

La web de 'Diffirdsguide', de 'Class Magazine' (noviembre 2012), señaló a Indi Tonic como la mejor tónica en una cata con todas las marcas de referencia. Sin pretender restar importancia a estos reconocimientos, lo cierto es que cuando se toma cualquiera de las cuatro Indi que ya están en el mercado, las medallas sobran.

Son bebidas de calidad soberbia, ricas en su expresión de aromas naturales y con un magnífico equilibrio entre dulzor y acidez. Se trata de refrescos concebidos para adultos porque rehúyen las notas empalagosas que triunfan entre los niños. Y porque son idóneos para combinar con destilados, ya que se pueden disfrutar solos, sin añoranzas etílicas. /Texto: Federico Oldenburg. 

7

nina_maciasgarcia_puertosantamariaCristobalina Macías García, conocida en El Puerto como Nina, la incansable trabajadora propietaria de la agencia de ‘Transportes Nina’ nos dejaba el pasado jueves a la edad de 80 años. Nina, nacida en 1934, era la segunda de seis hermanas: María, Ángeles, Teresa, Milagros y Josefa, una mujer de fuerte carácter con el que supo llevar el negocio de transportes, siguiendo los pasos de su padre, durante aproximadamente 50 años. Transportes Nina se instaló en el Polígono Industrial hace 35 años, cuando éste se creó.

Desde la edad de 12 años entró a trabajar en la empresa de su padre al que perdería tres años mas tarde, en 1949, cuando nuestra protagonista tenía tan solo 15 años, haciéndose cargo de la agencia de transportes junto con uno de sus tíos. A pesar de su juventud, conocía bien su trabajo al que dedicó toda su vida, restándole importancia a los asuntos personales. En 2011 recibió un homenaje de un grupo de mujeres con motivo del Día de la Mujer Trabajadora en la que la hoy edil María del Carmen Vaca (ver nótula núm. 878 en Gente del Puerto), reconocía su papel precursor en un mundo dominado mayoritariamente por los hombres. Era devota de la Hermandad del Dolor y Sacrificio. Descanse en paz. /Foto: 11.500.com

1

pacocastrobarreroFrancisco Castro Barrera, alababa días atrás en el diario El País el método de enseñanza impartido por la universidad Oberta de Catalunya (UOC), donde cursó la Licenciatura de Derecho. Todo ello sin olvidarse de que a los matriculados en castellano se les cobra un precio consistente en más del doble que a los que lo hacen en catalán. Y es que Fran o Paco, como le conocen sus allegados, aunque nacido en Mérida, no vive en Cataluña, sino que, desde hace 12 años vive en El Puerto, por amor.

ENTRE LA MEDIACIÓN Y LOS CIBERDELITOS.
Este abogado con despacho en El Puerto, que ahora se está formando en la Mediación, una técnica jurídica poco practicada en la provincia de Cádiz, que prima evitar evitar los pleitos, propiciando los acuerdos entre las partes. Especializado en el Derecho de las Nuevas Tecnologías, es colaborador de la Oferta Educativa Municipal, siendo ponentes en diferentes institutos de secundaria y bachillerato, ofreciendo charlas sobre el Ciberbullyng (ciberacoso escolar entre menores) y otros ciberdelitos: sexting (envío de contenidos eróticos o pornográficos por medio de teléfonos inteligentes), extorsión, grooming (conductas y acciones emprendidas por un adulto ganándose su amistad, creando un vínculo emocional con el menor, con el fin de disminuir sus inhibiciones y poder abusar sexualmente de él), etc...

cbINGLÉS LEGAL.
Nuestro protagonista es administrador y profesor del Curso ‘Legal English’, un entorno en Facebook para enseñar el idioma inglés relacionado con el entorno jurídico, impartiendo clases de forma altruista. Francisco está, además, especializo en Derecho Laboral, Civil, Familia, derecho sucesorio y otros. Está Diploomado en Práctica Jurídica Forense en el Colegio de Abogados de Cádiz, al que pertenece. Es Master de Profesor de Educación Secundaria Obligatoria, Bachillerato y Formacion Profesional, en la Universidad de la Rioja, en la especialidad de ‘Economía de Empresa’. En unas semanas entrará a formar parte del Turno de Oficio. Entre sus otras especialidades está la de abogado matrimonialista; le apasiona llevar casos relacionados con divorcios, separaciones, guarda y custodia de hijos, reclamaciones de paternidad, etc. /A la izquierda, Paco Castro en el IES Santo Domingo, durante una de sus charlas de la Oferta Educativa Municipal.

uoc-logo-fase3LA UNIVERSIDAD ABIERTA DE CATALUÑA.
Ivanna Vallespísn, recoge en El País que «Francisco Castro acabó hace tres años la carrera de Derecho en la Universitat Oberta de Catalunya (UOC). Vive en El Puerto de Santa María (Cádiz), así que se matriculó en la modalidad de lengua castellana. Antes de acabar la titulación se enteró que estaba pagando el triple de sus compañeros que estudian en catalán. Francisco alaba el método educativo de la UOC, pero critica esta política de precios. “Me parece injusto. No todos podemos hacer los estudios en catalán”, lamenta. [...] La diferencia de precios es ampliamente conocida por los alumnos de la UOC y por las redes sociales circula algún que otro consejo para ahorrarse un buen pellizco. “Te puedes matricular en catalán y después buscar los materiales en castellano, hay tráfico de materiales por la red. Algunos de mis compañeros lo hicieron, pero yo no me sentía seguro para estudiar en catalán”, explica Castro».

9

Quienes conocieron al Vista Alegre contaron que fue un establecimiento de reconocido prestigio dentro y fuera de El Puerto, una de las ofertas hosteleras más sólidas que una ciudad como la nuestra, abierta y volcada al turismo, ofreció a sus visitantes entre los años 40 de los siglos XIX y XX.

hotelvistalegre_1_puertosantamaria

En la Bajamar, frente al Hospital de San Juan de Dios, el Hotel Vista Alegre. Con una altura menos que por Micaela Aramburu, su amplia terraza ofrecía una espléndida vista del río y las marismas del Guadalete, las salinas, el pinar del Coto de la Isleta, la Sierra de San Cristóbal…. En el muelle del Vapor, los Adriano I y II.

hotelvistalegre2_puertosantamariaComo muchos portuenses recuerdan, se ubicaba en un sobrio y elegante inmueble de la calle Micaela Aramburu esquina a la de Guadalete, con la fachada posterior mirando al río, desde donde se contemplaría una hermosa panorámica que le dio nombre al local. Así lo percibió en 1840 uno de los célebres personajes que conocieron sus estancias, el escritor y viajero francés Théophile Gautier, que en su Viaje por España (1843) anotó: “Después de almorzar a toda prisa en la fonda de Vista Alegre, que merece su nombre a las mil maravillas...”. En la imagen de la izquierda, Théophile Gautier (1811-1872).

LOS BADANELLI: APOGEO Y DECADENCIA
Cuando Gautier recaló en El Puerto en septiembre de 1840, la fonda estaba recién inaugurada. Una jerezana –Manuela Vega- y luego un gaditano –Joaquín Sánchez- fueron sus primeros propietarios, desde su origen nombrada Vista Alegre. Pero no pudieron o no supieron consolidar el negocio, permaneciendo en sus manos poco tiempo, al contrario que pasaría con el tercer propietario, un italiano residente en El Puerto que adquirió el inmueble a fines de 1846: Tomás Badanelli Guidotti.

Bajo su dirección, dilatada en el tiempo, la posada conoció su primera época dorada. Ya fuera por ser un avispado hombre de negocios, o bien por suerte, fue todo un acierto hacerse cargo del establecimiento entonces, pues en el verano de 1846 el Ayuntamiento comenzó a organizar, con el fin de atraer la llegada de forasteros y hacerles más grata su estancia en la ciudad, diversos actos festivos y lúdicos durante la temporada veraniega, siendo el paseo del Vergel –que se prolongaba desde Micaela Aramburu esquina a Palacio hasta la perpendicular con la plaza de la Herrería- el principal marco donde se celebraron los festejos.

hotelvistalegre_3_puertosantamaria

El paseo del Vergel en su tramo de Micaela Aramburu hacia 1910. A la derecha, el Hotel Vista Alegre. Las acacias blancas se plantaron en 1870, reemplazadas por palmeras en 1914. Los bancos se instalaron en 1908. / Foto, archivo de Luis Suárez Ávila.

hostelvistalegre_4_puertosantamaria

Un mapa de Lombardía y Venecia de1859 como éste fue el que Baroja vio en el patio del hotel. 

Tomás Badanelli había nacido en 1797 en alguna localidad italiana que no he podido determinar. Al respecto, Pío Baroja (ver nótula núm. 1121 en Gente del Puerto), que se alojó en el Vista Alegre hacia 1910, escribió en la novela El mundo es ansí (1912): “Hemos ido a una fonda próxima a la ría, que se llama de Vista Alegre. Esta fonda debió de ser de un italiano; yo lo supongo al ver las paredes llenas de litografías y de grabados con vistas de Italia; probablemente el dueño era algún lombardo o veneciano, porque hay en el patio el plano del reino lombardo-véneto hecho el año 1859.

hotelvistalegre_5_puertosantamaria

Pío Baroja asomado al balcón de su casona ‘Itzea’, en Vera de Bidasoa (Navarra).

Y continuaba describiendo, en boca de uno de los personajes de la obra, el paisaje que contempló desde su habitación: “Desde el balcón de mi cuarto se ve la entrada del Guadalete. En el barro del río hay un casco viejo de un barco que están componiendo; un poco más lejos, al lado de una barraca, se ven las costillas de otro barco sostenidas por puntales. Sobre el muelle de la Ribera, unos cuantos hombres y chicos hacen cuerda con cáñamo; los hombres marchan hacia atrás con una madeja de estopa a la cintura y los chicos dan vuelta, mientras tanto, a una manivela que retuerce la maroma. Cerca, a la izquierda, hay junto al río una antigua fuente, pintada de rojo, que se llama la Galera. [...]

hotelviastalegre_6_puertosantamaria

La Ribera que conoció Baroja, junto a la plaza de la Pescadería.

Antes de acostarme he estado un momento en el balcón. La noche estaba tibia, la marea alta, la ría brillaba bajo el cielo lleno de nubes plateadas, iluminadas por la luna, las barcas se levantaban en la ribera y, enfrente, en la otra orilla, sobre una lengua de tierra, se destacaba en el cielo el perfil de unos pinos.

Y en su biografía novelada Juan Van Halen, el oficial aventurero (1933), Baroja añadía nuevas impresiones del local que conoció y de su antiguo propietario: “Luego fui al Puerto de Santa María y paré en el hotel Vista Alegre. El hotel, ya viejo, descuidado, con cierto aire extranjero, tenía gracia. En las paredes de los pasillos colgaban cuadros, estampas con vistas y escenas de los Alpes y un mapa del reino lombardo-véneto. El hotel, según se decía, había sido fundado en 1846, época de prosperidad del Puerto, por unos italianos caldereros. Por entonces daba impresión de abandono, las puertas cerraban mal, los suelos estaban alabeados, los pestillos se caían. Todo me parecía ruinoso, desolado y decadente.

hotelvistalegre_7_puertosantamaria

Sobre el oficio de calderero atribuido por don Pío a Tomás Badanelli, nada puedo afirmar, ni desmentir. Sus actividades profesionales en Italia las desconozco. No obstante –y no parece que sea una coincidencia- consta que en 1853 residían o trabajaban en una accesoria de la posada dos hermanos de profesión caldereros, nacidos en el municipio italiano de Maratea, Juan y Domingo Moya Blando, lo que hace pensar en un error de quienes le transmitieron los orígenes del local a Baroja.

Tomás Badanelli se había asentado en El Puerto en 1825, cuando tenía 28 años, siguiendo los pasos de su padre, Bartolomé, quien ya en 1812 regía una posada –no sé cuál- en nuestra ciudad, ejerciendo entonces de diputado del gremio de posaderos.

Tomás, ya viudo cuando se hizo cargo del Vista Alegre, vivió con sus tres hijos, Lucas, Pedro y Luisa, de segundo apellido Noli, que desde el principio trabajaron con su padre, y cuando falleció continuaron rigiendo el negocio. Al paso de unos meses de que Tomás abriera el establecimiento, de Italia llegó su hermano Bernardo para trabajar con él.

hotelvistalegre_8_puertosantamaria

Imagen de 1889. A la izquierda, el Vista Alegre, mientras un gentío embarca en el vapor Emilia (1883-1895) o el Puerto de Santa María (1888-1921), de la flota de Antonio Millán que entonces cubrían la travesía entre El Puerto y Cádiz. 

Junto a la familia Badanelli, siete trabajadores fueron los primeros que se ocuparon de atender la posada: dos asturianos, dos gallegos y tres sanluqueñas, Gertrudis Girón y sus hijas Dolores y Concepción. En 1849 la plantilla de trabajadores se incrementó a diez, cifra que número arriba o abajo se mantendría en las siguientes décadas.

Desde el comienzo, en una accesoria del inmueble Badanelly estableció una tienda de vinos y comidas también llamada Vista Alegre, que a juzgar por el número de seis trabajadores que conformaban su plantilla, todos montañeses, debió de tener cierta entidad.

Señal de la consolidación y prosperidad que por estos años gozaba la posada es el hecho de que su dueño abriese una tienda de vinos en la Ribera –ya abierta en 1859- nombrada Las Delicias (esquina a Javier de Burgos, donde tras la guerra civil abrió la taberna Tetuán, por último llevada por Manuel Arniz).

hotelvistalegre_9_puertosantamaria

La calle Guadalete (antigua callejuela de los Baños): a un lado el Vista Alegre; al otro, el Hospital de San Juan de Dios. / Foto, colección de Vicente González Lechuga.

En el verano de 1857 Badanelli solicitó al Ayuntamiento la enajenación a su favor de la callejuela de los Baños (hoy calle Guadalete) para cerrarla con verjas y transformarla en un salón ajardinado de la fonda. La Corporación, en razón a que la calle era de escaso tránsito, ocupada por las noches por ‘gente de mal vivir y por haberse convertido en un vertedero de basuras, acordó aprobar lo solicitado.

Unos años antes, en 1851, el neoyorquino John Esaías Warren –agregado cultural de la embajada de Estados Unidos en España- dejó escrita esta escueta opinión del establecimiento en su obra Notes of an Attaché in Spain in 1850: “el viajero puede encontrar [en El Puerto] un confortable aunque modesto hotel, el Vista Alegre”. Y del mismo modo, un joven granadino que con los años se afianzaría como escritor, Pedro Antonio de Alarcón, recordando su paso por El Puerto en 1854, dejó en su libro Viajes por España  (1883) esta otra breve impresión del local: “...allí, la fonda de Vista Alegre, que es un modelo en su clase.

hotelvistalegre_10y11_puertosantamaria

A la izquierda, el diplomático norteamericano John Esaías Warren (1827-1896). A la derecha, Pedro Antonio de Alarcón (1833-1891).

Después de estar al frente del negocio durante tres décadas, Tomás Badanelli falleció a mediados de los 70. Sus hijos continuaron su labor, especialmente el mayor, Lucas, casado con la italiana Devota Cavallari. Cuando Lucas murió, en 1886, se hicieron cargo de la posada -ya con el calificativo de hotel- su viuda e hijos, Bernardo y Filomena, que lo mantuvieron en sus manos hasta 1913.

Tres años antes, en 1910, así se anunciaba al local en la Revista Portuense: “Gran Hotel y restaurant de Vista Alegre. Paseo del Vergel, 9. Luz eléctrica en toda la casa. Amplias habitaciones para familias. Hospedaje desde 5 ptas. Montado a la moderna con todas las comodidades apetecibles. Gran confort. English spoken. Cocina a la española y a la inglesa. Servicio esmerado. Gerente: Julio Tardío.” (Éste, de profesión cosario, fue el abuelo de nuestro paisano el pintor Rafael Tardío Alonso.Ver nótula 736 en GdP)

tardio_joseluistejada_carlos_scat_puertosantamaria

Rafael Tardío, José Luis Tejada y Carlos Scat, mediados los 40 del siglo pasado, con el río de fondo.

En esta última etapa, como complemento a un negocio que comenzaba a flaquear, al menos desde 1902 una accesoria de la parte posterior del edificio se habilitó para el alquiler de carruajes de cuatro caballerías. Pero al Vista Alegre, por entonces ruinoso, asolado y decadente -al decir de Baroja-, tras permanecer en manos de la familia Badanelli durante 67 años, le había llegado el momento de encarar el futuro con ánimos renovados y nuevas perspectivas. La familia Badanelli, o al menos parte de ella, pasó entonces, tras cerrar el hotel en 1913, a residir a Sanlúcar.

Dª ROSARIO RODRÍGUEZ,  LA SEGUNDA ÉPOCA DORADA
En abril de 1914 –ahora hace un siglo- adquirió el negocio una inquieta emprendedora portuense, doña Rosario Rodríguez (que también llevó el Hotel Portuense en la calle Luna, el Hotel París en Larga, el restaurante de la Rotonda de La Puntilla y el aún abierto Hostal Loreto en Ganado; y en Sevilla el Hotel Emperador, en Córdoba el Vista Alta y en Chiclana el Balneario de Fuente amarga). En 1914 también se remodeló –buena cosa para el hotel- el paseo del Vergel, cuando se plantaron las palmeras que hoy, a cuenta del picudo, están a punto, las pocas que se salvaron, de desaparecer (ver nótula núm. 1761 en GdP).

lapuntilla_hotelparis_puertosantamaria

Anuncio del Bar-Restaurant La Puntilla, a cargo del Hotel París, propiedad deRosario Rodríguez. Almanaque de Verano 1927.

Profundamente transformado el Vista Alegre en sus habitaciones y mobiliario, comenzó a anunciarse como “Gran Hotel de Vista Alegre, montado al estilo de los de las mejores capitales de España”. En 1915, la dirección del hotel regalaba a cada cliente –decía la Revista Portuense- “una elegante carterita de viaje, con espejo, peine, gancho para botones y limpia uñas”, y al año siguiente un abanico con un anuncio del hotel.

hotelvistalegre_12_puertosantamaria

Publicidad del Vista Alegre en la Revista Portuense, en 1915.

Por entonces, doña Rosario, siguiendo una recomendación de la Revista, vendía en el hotel, con vista a ser consumidos en la playa, unos tentempiés contenidos en cestas. Así lo contó el periódico: “Ayer se han empezado a expender las cestas que con un lunch ha confeccionado la inteligente propietaria del Hotel de Vista Alegre doña Rosario Rodríguez. Es verdaderamente delicada la preparación de los alimentos que forman el menú de dichas cestas. La de ayer contenía lo siguiente: tortilla, emparedado de salchichón, mayonesa de langostinos, dulces y pan. El precio fijado es de 2 pesetas y con media botella de vino 2,75 ptas. De seguir el Hotel vendiendo esas cestas, no ya sólo para la playa, sino para muchas casas particulares, se han de vender como pan bendito. La presentación es también muy cómoda y adecuada al objeto que se destina.

hotelvistalegre_13_puertosantamaria

La playa de La Puntilla a comienzos del siglo XX. A la derecha, los Baños El Porvenir, de la familia Neto, instalados por vez primera en 1885.

Y la propietaria del hotel continuó desempeñando una lúcida tarea de reformas y mejoras del servicio que prestaba el negocio. En la temporada veraniega de 1917, según  informaba la Revista, se montó en la fachada principal, la de Micaela Aramburu, una marquesina y una terraza, desde entonces “punto de reunión de numerosas personas, que elogian la iniciativa realizada”; a la vez, y dado que los tiempos avanzaban una barbaridad, se instaló “una cámara frigorífica que conserva los alimentos y produce nieve que se utiliza en las necesidades del Hotel, cuyo mecanismo se mueve con un motor eléctrico”. El hospedaje costaba entonces a partir de 10 pesetas; las comidas desde 5 ptas; los almuerzos desde 4 ptas y el té o el lunch desde 3 ptas. Año también el de 1917 en que el Vista Alegre, siempre con fama de contar con un espléndido servicio de cocina, se hizo cargo del restaurante del Tiro de Pichón.

El salón-comedor del hotel, con vistas al río, fue habitual lugar donde se celebraron numerosos actos de sociedad y banquetes familiares, sociales, políticos, de negocio..., de los que daba detallada y buena cuenta la Revista Portuense.

hotelvistalegre_14_puertosantamaria

Tertulia en el patio del Vista Alegre, hacia 1920.

También fue el Vista Alegre un tradicional lugar donde se reunían aficionados taurinos antes y después de las afamadas corridas celebradas en el coso portuense. Como muestra de ello, valga este testimonio fechado en agosto de 1928, si bien la fuente en que bebió el texto se escribió en la propia fonda de Vista Alegre por un anónimo visitante en 1889: “...Hojeando papeles, tropiezo con chistosa revista de una de esas animadas corridas lidiadas a fines del siglo XIX. Era costumbre en la aristocracia jerezana apearse a su llegada al Puerto en aquella célebre e inolvidable fonda de Vista Alegre donde se apuraban sendas cañas de la manzanilla sanluqueña y las damas cubrían con airosa mantilla blanca, negra o de morillas, la alta peina y en su cobija pendían la ligera malvaloca, flor de moda en aquellos tiempos.

hotelvistalegre_15_puertosanatmaria

Aficionados taurinos en el patio del hotel en torno a Manuel del Pino, ‘Niño del Matadero’. / Foto de Manuel Pico en copia del Centro Municipal de Patrimonio Histórico.

hotelvistaalegre_16_puertosantamaria[...] Concluida la corrida, era de nuevo invadida la fonda de Vista Alegre por el elemento aristocrático, donde en bien servidas mesas cada reunión de amigos y señoras formando una pequeña peña alegremente cerraban en animada charla sobre los accidentes de la corrida”. Ciertamente, la inmediatez a la posada de la parada de coches de alquiler y del muelle del Vapor, tradicionalmente empleados por los aficionados taurinos de la bahía, propició que fuera habitual lugar de reunión de quienes asistían a las corridas. Circunstancia que debían propiciar los propios dueños del establecimiento a fines del XIX, pues Lucas Badanelli, en la década de los 80, era consejero y secretario de la Compañía que regía la Plaza de Toros. /En la imagen de la izquierda, factura del 13 de agosto de 1937 por 9 raciones de fiambres vendidas al ‘hospital musulmán’, el ‘hospital de sangre’ que al inicio de la guerra se estableció en el Colegio San Luis Gonzaga para la cura de los legionarios y moros de las tropas franquistas.  

hotelvistalegre_17_puertosantamaria

La fachada principal del inmueble, entonces Casa del Sindicato, a fines de los 50. / Foto, Mesa.

LOS ÚLTIMOS AÑOS
Después, o quizás un poco antes, de que doña Rosario Rodríguez se hiciera cargo, hacia 1928, del Hotel París de la Calle Larga (donde estuvo el Círculo de Labradores), el Vista Alegre permaneció un tiempo cerrado. Reabrieron el negocio –“aquella acreditadísima casa portuense que tan justa fama y prestigio gozó no ya solo en Andalucía, sino en otras muchas regiones de España”, decía la Revista-  Gabriel Simeón, hijo de doña Rosario, y un cuñado de éste, Manuel Moreno Moreno, celebrándose en aquella jornada, el 21 de junio de 1931, un banquete en homenaje al presidente del Círculo de Labradores, Antonio Rives Bret (con nótula núm. 1257 en GdP). Luego Manuel llevó, entre otros locales, La Antigua de Cabo en Larga esquina a Ganado –a partir de 1941- y en la Ribera abrió en 1962 el Échate pa’ yá. Su hijo, Manolo M. Simeón  (con nótula núm. 981 en GdP) –que nació en el Vista Alegre-, querido amigo y excelente profesional, se jubilaría el año 2000 llevando, desde 1972, el Bar La Solera, lindero al Hostal Loreto de su abuela Rosario.

hotelvistalegre_18_puertosantamaria

La fachada de la Bajamar a comienzos de los 70, poco antes del derribo. / Foto, colección de Vicente González Lechuga.

Durante la guerra civil, el Vista Alegre fue requisado para servir de alojamiento a los oficiales italianos presentes en El Puerto. Reabrió sus puertas el hotel tras la contienda, pero por poco tiempo, cerrando –la dura posguerra- hacia 1941. Se convirtió entonces el edificio en la sede de la Delegación Sindical, hasta que en septiembre de 1972 se derribó. Hoy, en su solar se levanta un bloque de viviendas que conserva el nombre que durante un siglo llevó la posada y hotel Vista Alegre, el que, como dijo Gautier, merecía su nombre a las mil maravillas. /Texto: Enrique Pérez Fernández. 

6

La frutería de Genaro González Sala --ya jubilado-- vuelve al Mercado Central,  ahora a la Plaza de Abastos, después de tres años alejado de sus parroquianos y amigos.

el_lati_y_genaro_2014_puertosantamaria

En la imagen, Genaro, a este lado de las viandas y un sonriente 'Lati'.

Tiempos muy duros para la familia de los 'Listones'. Ha costado salir para adelante pero, el hijo de Genaro, José Manuel González Fuentes (ver nótula núm. 141 en Gente del Puerto) ‘El Lati’ ha vuelto con las frutas y verduras a reencontrarse con sus clientes. Al igual que su padre y su abuela, Ramona González Sala, la tradición vuelve, continúa, en el Mercado de la Placilla.

conventodescalzos_puertosantamaria

Cuadro del desaparecido Convento de San Antonio de los Franciscanos Descalzos, expulsados de la Ciudad tras la Revolución de 1868, que estaba situado en el solar de la plaza de Isaac Peral.

Este año el espacio del Mercado cumple los 750 de antigüedad, si bien el edificio que lo alberga, está construidos con los materiales de cantería procedentes del derribo del Convento de los Descalzos que existía en la actual plaza de Isaac Peral, tras la desamortización de los bienes de la iglesia, decretada por la Junta Revolucionaria creada en El Puerto, tras el triunfo del pronunciamiento militar iniciado el 18 de septiembre de 1868.

Uso de cookies

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información.

ACEPTAR
Aviso de cookies