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Aurelio Sánchez Ramos nace el 31 de diciembre de 1944 en Alcazarquivir (que significa ‘gran palacio’ o ‘gran alcázar’), en el norte de Marruecos adscrito a la provincia de Larache e integrado en la región de Tetuán-Tanger, a 178 kilómetros de Ceuta. Entre 1911 y hasta la independencia perteneció al Protectorado español de Marruecos, donde su padre, Aurelio Sánchez Rodríguez, estuvo destinado como voluntario en la base militar de Regulares. Casado con Salud Ramos Hueto, ambos naturales de Cartaya (Huelva) allí --en Kasar-Kebir-- tuvieron a Aurelio, el primer hijo de los ocho habidos en el matrimonio: Salud, María Eugenia, Antonio, Margarita, Consolación, Rosario y José Luis. Pero nuestro protagonista estuvo poco tiempo en el Protectorado Español, pues a los ocho meses su padre continuaba en el ejército, ingresando en la Academia Militar de Toledo, mientras el pequeño Aurelio, con su madre, le esperaban en Huelva.

1944.

El año de su nacimiento, 1944, era alcalde de El Puerto Ignacio Osborne Vázquez. El torero Miguel del Pino confirmaba alternativa, mientras ese mismo año, anteriormente sufre su primera cogida importante en una corrida en Cádiz el 8 de junio, festividad del Corpus.

El campamento de flechas instalado en las Dunas de San Antón ‘Batalla del Salado’ acogía a jóvenes de Alcolea del Río, Aznalcollar, Bollullos de la Mitación, Bormujos, Brenes, Gerena, Morón de la Frontera, Peñaflor, Puebla de los Infantes, La Rinconada, La Roda de Andalucía, El Saucejo, Salteras, Sanlúcar la Mayor, San Juan de Aznalfarache y Viso del Alcor, durante varios turnos en verano.

Rafael Alberti publicaba ‘El Adefesio’ y ‘Pleamar’. Nacían Juan José Palacios Orihuela ‘el Tele’, batería y percusión del grupo de rock andaluz ‘Triana’; el abogado y experto en tradición oral Luis Suárez Ávila; el abogado y escritor Luis Alba Medinilla y el actor aficionado Federico Arjona Aca. /En la imagen de la izquierda, el padre de nuestro protagonista, Aurelio Sánchez Rodríguez.

CON CINCO AÑOS: JEREZ.

Así, los distintos destinos profesionales de su padre le hicieron vivir, después de en Huelva en Toledo y con cinco años, llegan a Jerez, donde vivirá primero en la barriada España frente a Bodegas Misa y luego en la Plaza de Santiago. Estudió en La Salle ‘Buen Pastor’ y en La Salle 'Alameda Cristina’, allí conoció a su primer amor con 14 años y ya, Aurelio, se preguntaba como sería su vida, que haría de mayor, con quien se casaría… Ya se planteaba un objetivo: vivir en una ciudad que tuviera puerto de mar. Pero la vida seguía su curso...

Aurelio Sánchez, en el centro, vestido de Papa y su corte de compañeros cardenales, en una ceremonia representación religiosa.

SEVILLA.

Su padre será destinado en 1959 a la Base de Parque y Talleres de Automóviles en Sevilla, llegando a ser director de la Escuela de Automovilismo, a donde irá a vivir la familia a la calle Canalejas. Tenía como vecina, en los bloques de enfrente a la hija de otro militar con la que con el tiempo coincidiría en el Congreso de los Diputados: Carmen Romero, la ex exposa de Felipe González. Allí, Aurelio estudiará en el Instituto ‘San Isidoro’.

Los ocho hermanos Sánchez Ramos, a la derecha Aurelio.

ACADEMIA DE ZARAGOZA.

Aurelio siempre tuvo muy claro que quería ser militar y se prepara, al finalizar el bachillerato en una Academia el examen de ingreso para la Academia Militar de Zaragoza, pero allí suspenden a todo el grupo sevillano --18 aspirantes-- en la asignatura de francés en 1960, por lo que se prepara interno en la Academia de Huérfanos del Ejército en Carabanchel (Madrid) donde coincidiría con Pedro Pitarch, que llegaría a ser Teniente General y con Guillermo Reinlein, unos de los fundadores de la Unión Militar Democrática. Pero un reconocimiento médico, en el que hasta tres facultativos distintos del ejército le diagnosticaron un ‘soplo’ al corazón dificultan su carrera. No satisfechos con el diagnóstico y tras pedir sus padres una nueva opinión facultativa en la que no encuentran nada anormal, pasa un tiempo con sus tíos en Cartaya,  donde se encuentra bien, juega al fútbol, … el médico privado certifica que está sano y, aunque ha perdido prácticamente todo el segundo trimestre preparatorio, se presenta a las pruebas no consiguiendo superarlas.

Academia General Militar de Zaragoza.

EL DILEMA.

Aurelio, el mayor de 8 hermanos como se ha dicho, se plantea que tiene que ayudar en casa, elegir una carrera corta… Y recuerda de su estancia en Jerez que su padre era amigo de un capataz de Sandeman que le había inculcado el interés por el mundo del vino… Además, su padre, le presenta a diferentes militares que cursaban las Milicias Universitarias (IMEC, antes IPS) de diferentes carreras que le orientaron sobre las contenidos y posibilidades de las mismas.

A la derecha en la jura de bandera como alférez de complemento.

PERITO AGRÍCOLA.

Un perito agrícola lo acabó convenciendo y se decidió por esa carrera, con la especialidad en Viticultura y Enología, a cuya primera promoción perteneció, estudiando en Sevilla y el último año en Barcelona. Simultáneamente hizo las milicias universitarias en Montejaque (Ronda) en el actual cuartel de la Legión, donde su padre era profesor y así ‘se sacó la espina’ de no haber podido ser militar de carrera. Durante la carrera hizo el servicio militar como Alferez de Complemento en un regimiento de Huelva, donde hizo las prácticas, le tocó dirigir y acompañar la custodia de los pasos de la Semana Santa en las procesiones.

Hizo varios cursos que enriquecieron la carrera, como el de poda en Antequera «a cinco grados bajo cero», recuerda. Y preparó oposiciones para el Estado en el Servicio de Extensión Agraria que aprobó. Pero, podía ser destinado a cualquier municipio de España lo que le hizo plantearse buscar otra alternativa distinta a la de ser funcionario público.

Aurelio, a la derecha junto al cantante Peret, en una recepción tras el programa que grabó Valerio Lazarov en el Castillo de San Marcos.

LLEGADA A EL PUERTO: CABALLERO.

Por mediación de un amigo de la familia tuvo conocimiento de una plaza existente en Bodegas Caballero y se vino de Sevilla a El Puerto en 1968, donde acabaría llevando la Inmobiliaria siendo además Jefe de Producción de dichas bodegas. Aquí estuvo viviendo en la calle Misericordia en casa de Victoria González Nandín Lapuente, Vda. de Jiménez, con apenas 24 años y coincidió laboralmente con Manuel Fernández de la Trinidad, Antonio Álvarez Herrera, Pepe Rosso, Paco Parra, Py, Orellana, … En Caballero permanecería por espacio de cuatro años.

En la playa de La Puntilla, con su hija Margarita.

BODEGAS FERNANDO A. DE TERRY.

En 1971 son solicitados sus servicios profesionales por las Bodegas Terry, donde entrará primero bajo la dirección técnica de Fernando Terry Merello, llegando a ser responsable de la bodega San Fernando y Alameda, y luego Jefe de Producción de Vinos, mas adelante de Brandy y luego también de la nueva bodega de San José del Pino que se estaba empezando a construir a su ingreso. San José del Pino llegaría a ser en su momento la bodega más moderna de Europa que puso en práctica la fermentación controlada, el trasiego de vinos por ordenador y el uso de la robótica en bodegas. Allí coincidió con Fermín del Riego, Manolo y Fernando Gago García, Antonio Ortega, Antonio Leal, Rafael Cabeza… Durante su etapa en Terry, la firma pasó por diversos propietarios, desde la Rumasa ‘C’, Harvey, Domecq (Allied Lyon), Beam Global, llegándose a concentrar los staffs directivos y técnicos de varias bodegas pertenecientes a dicho grupo y no siendo necesario tanto personal, finalizando su relación con la firma en 1992, tras 21 años en Terry y 4 en Caballero. 25 años en total dedicado a la industria de los vinos y brandies de las bodegas de El Puerto de Santa María.

Vemos a Aurelio Sánchez, tercero por la izquierda en la fila superior, y los dos últimos por la derecha, Antonio Ortega y Juan Quiñonero Anguiano. Abajo, a la derecha, Antonio Leal Jiménez integrantes del equipo de Terry que participaba en un Campeonato de Bodegas del Marco del Jerez.  Como curiosidad, en el equipo contrario de Palomino & Vergara jugaba Bertín Osborne «cosa que hemos recordado más de una vez en el Ave a Madrid».

DEPORTISTA.

«En fútbol comencé a jugar en Sevilla con Quino, Gallego y  Antonio Vega, de Jerez con el que me unía una gran amistad. Otra faceta deportiva fue con el Balonvolea donde jugué en la final de la Copa del Generalísimo en Primera División y fui entrenador del equipo femenino de la Facultad de Ciencias de la Universidad de Sevilla».

Vista aérea de la playa de Valdelagrana en la década de los setenta del siglo pasado.

VALDELAGRANA.

Aurelio es padre de cuatro hijos: Margarita, Miguel Ángel, Aurelio y Beltrán. Vivirá en Crevillet y mas tarde en Valdelgrana donde Aurelio será conocido como ‘el alcalde de Valdelagrana’, dada la labor efectuada a lo largo de los años por esta barriada, durante muchos años, ‘la gran olvidada’. Pero eso sí, Aurelio nunca estuvo a favor de su segregación de dicha urbanización de El Puerto, algo a lo que se opuso en diversas ocasiones. Formó parte de varias directivas presididas por Nicolás Lamparero o Federico Banaclocha, alcanzando la máxima responsabilidad como su presidente. Recuerda la reunión que tuvo con el Gobernador Civil de la época al que ‘exigían’ --algo que molestó mucho al político predemocrático-- un semáforo de acceso a la entonces colapsada y peligrosa Nacional IV a su paso por Valdelagrana. Luego vendrían la consecución de otros logros, bien desde su faceta de dirigente vecinal o com político: se integraron en la FLAVE, consiguieron colegio e instituto, una estafeta de correos, línea de autobús, parada de taxi, un puesto de salud, un puesto de la Policía Local, arreglo de calles, e incluso se entrevistaron con el Obispo de Cádiz --a cuya diócesis pertenece la barriada-- para pedir un cura más dinámico para la parroquia. Cenas de convivencia, campeonatos deportivos con mas de 1000 participantes  y hasta Feria llegaron a organizar.

Aurelio conduciendo el coche en una caravana electoral en mayo de 1983. /Foto Rafa.

LA POLÍTICA.

Por mediación de Loti Benjumeda, Luis Suárez Ávila, a la sazón presidente local de la entonces Alianza Popular en abrll de 1983 se puso en contacto con nuestro protagonista: «--¿Eres de izquierdas?», le preguntó. «--No» a lo que siguió una afirmación de Suárez: «--Pues entonces tienes que venir en la lista de Alianza Popular para el Ayuntamiento». Y ‘no’ fue de nuevo la respuesta de nuestro protagonista. Mas adelante aceptaría con dos condiciones: ir de independiente y en puesto de salida.

Curiosamente la bodega Terry fue una cantera para la política y en sindicalismo en El Puerto: Esteban Caamaño Bernal, concejal, diputado, senador y eurodiputado PSA-PSP y PSOE; Fernando Gago García, alcalde IP; Manuel Espinar Galán, concejal PCE. En bodegas Caballero, Antonio Álvarez Herrera, alcalde PCE.

En su primera toma de posesión como concejal del ayuntamiento de El Puerto en junio de 1983. Aparecen en la imagen Rafael Gómez Ojeda, el secretario Federico Aguirre y el Oficial de Actas, Jesús Nogués.

CONCEJAL EN 1983.

Así, Aurelio fue elegido en los comicios municipales de 1983, tras Manuel Moreno Romero, Luis Suárez Ávila, Ramiro Cerezo Magán, Teófila Martínez Saiz, Antonio Nogués Ropero y seguido por Manuel Pérez-Blanco Muñoz. Fueron 3 años de oposición y 9 meses de gobierno, como Teniente de Alcalde de Medio Ambiente, tras la moción de censura que socialistas y populares le hicieron al alcalde de IU Rafael Gómez Ojeda el 13 de octubre de 1986. «Fue muy duro», recuerda «ya que aunque éramos adversarios políticos existía una buena relación personal, incluso habíamos protagonizado algún encierro juntos con los comunistas reclamando que no se cerrara la clínica de El Puerto».

Fila superior, de izquierda a derecha, Ramiro Cerezo, Manuel Pérez-Blanco, Antonio Nogués, Luis Suárez; fila inferior, Teófila Martínez, Manuel Moreno y Aurelio Sánchez, el grupo municipal popular en 1983.

SECRETARIO GENERAL DEL PP EN CÁDIZ.

Aurelio se aparta de la vida política de cargos y durante los años siguientes (1987-1991) se dedicará a su trabajo como Jefe de Producción en Bodegas Terry, finalizando su vinculación con la bodega en 1992, lo que le da mas tiempo para dedicarse a la actividad política, orgánica primero y de cargos. En 1990 sería elegido miembro del Comité Ejecutivo Regional del PP y Secretario General del PP en la provincia de Cádiz entre 1990 y 1991 y de nuevo entre 1993 y 1994. Además, ha sido presidente del PP de El Puerto de Santa María en varias ocasiones, habiéndole pasado el relevo, como nuevo presidente, a Alfonso Candón Adán. Pertenece a la Junta Directiva Nacional del Partido Popular.

Con Mariano Rajoy y el alcalde de El Puerto, Enrique Moresco y Alfonso Candón, su sucesor en el 'escaño popular portuense' en el Congreso de los Diputados.

PARLAMENTARIO ANDALUZ.

En 1994 resultará elegido parlamentario andaluz por la provincia de Cádiz siendo Vicepresidente de la Comisión de Agricultura, Ganadería y Pesca en la IV Legislatura de la Comunidad Autónoma. En aquella etapa propuso conseguir una potabilizadora de agua para la Bahía de Cádiz, antes del trasvase de pantanos; solicitó una estación de autobuses para El Puerto; solicitó la reversión del complejo de ‘El Madrugador’ como equipamiento docente y de ocio; evidenció la situación de los juzgados portuenses; pidió mas ayudas para el Yacimiento Arqueológico de Doña Blanca; solicitó y consiguió la consolidación de las cubiertas de la Iglesia Mayor Prioral; inició la campaña del indulto al Toro de Osborne; solicitó incluir a los rederos en las subvenciones por paradas biológicas y fue muy crítico con la recepción de la depuradora de El Puerto, entre otras iniciativas parlamentarias.

Aurelio Sánchez, señalado en rojo, en la portada de ABC de Sevilla con Aznar y Arenas.

DIPUTADO NACIONAL.

Diputado del Reino de España durante la VI, VII, VIII y IX legislatura, ha representado a la provincia de Cádiz desde 1996, es decir durante 16 años en el Palacio de las Cortes de la madrileña Carrera de San Jerónimo. Muchos kilómetros de AVE, Talgo o avión durante este tiempo y cientos de iniciativas parlamentarias. En 2000 lideró la candidatura del PP al Congreso siendo hasta ayer, la única vez que el PP había ganado al PSOE en la provincia de Cádiz, en aquella ocasión, en número de votos. Estas elecciones no las ha visto como candidato. Su puesto lo ocupará el presidente local del PP y para algunos su heredero político, Alfonso Candón Adán que ha conseguido la 5ª acta para el PP en la provincia de Cádiz en los comicios celebrados ayer, día 20N.

Diputados de Cádiz en el parlamento español, con la entonces presidenta Fernández-Rudí. De izquierda a derecha Salvador de la Encina, Mamen Sánchez ambos del PSOE, y Aurelio Romero, la presidenta, Jesús Mancha, José Ignacio Landaluce y Aurelio Sánchez.

«Mi actividad estuvo centrada en temas de pesca, agricultura, medio ambiente, seguridad ciudadana y lucha contra la droga. En pesca he sido Portavoz Adjunto del Grupo Parlamentario por el PP donde me he centrado en la defensa de la pesca artesanal y las almadrabas. En Agricultura fui ponente de la nueva Ley del Vino y apoyo al vino y brandy de Jerez.  También miembro de la Comisión de Interior y de la Comisión Mixta Congreso-Senado para el estudio de las Drogas. Para mi ha sido un honor que la Coordinadora Antidrogas Alternativas reconociera públicamente mi labor. En seguridad ciudadana he sido muy exigente en el incremento de medios humanos y logísticos para la Policía Nacional, la Guardia Civil y Servicio de Vigilancia Aduanera, además de la construcción de nuevas comisarías. También muy exigente con la culminación del SIVE en nuestras costas (cámaras que vigilan el litoral para control del narcotráfico y la inmigración en pateras)».

Fue muy crítico con el salario social y con la situación sanitaria en El Puerto. Trabajó para el rescate de el puente Carranza y es que los 900 millones de pesetas de la época no llegaban a El Puerto; trabajó para la consecución del 4º juzgado para nuestra Ciudad, entre otras actuaciones.

Aurelio Sánchez con Jesús Cardenal, a la sazón Fiscal General del Estado, durante su comparecencia en el Congreso de los Diputados.

EL JUEZ LÓPEZ MARCHENA.

Hizo comparecer en el Congreso de los Diputados, por primera vez en democracia y exponiéndose en su partido cuando éste gobernaba, al Fiscal General del Estado, Jesús Cardenal, dada la situación que se vivía en la provincia con el Fiscal Jefe de Cádiz, Isidoro Hidalgo que desprestigiaba públicamente al hoy Juez Decano de El Puerto, Miguel Ángel López Marchena. Éste había iniciado una lucha contra el narcotráfico en la provincia con las sonadas operaciones ‘Semilla’, ‘Manzanilla’ y ‘Estela’ --también el Juez se jugó el tipo y llegó a tener escolta al estar amenazado de muerte-- que no solo no fueron apoyadas sino torpedeadas por el ex fiscal con sus declaraciones públicas, algo que desconcertaba a la ciudadanía y que Aurelio Sánchez luchó por reconducir. Su labor fue reconocida, como se ha dicho, por la Coordinadora Antidrogas ‘Alternativa’.

Durante la campaña a las municipales de 1999, 'Un rumbo para El Puerto'.

Aurelio Sánchez se presentó como candidato de su partido en dos ocasiones para la alcaldía de El Puerto, en 1999 y en 2003, en esta última ocasión con un atractivo programa, bajo el lema «El Puerto, un río de vida», permaneciendo en la oposición durante sendos mandatos con Hernán Díaz Cortés, ex AP, como alcalde. Antes había sido concejal popular también, en el mandato 1995-1999, y sumados al mandato 1983-1987 hacen un total de 16 años como concejal del Ayuntamiento de El Puerto de Santa María.

DOS MOMENTOS.

Recuerda Aurelio Sánchez dos momentos que le impactaron especialmente durante estos años de actividad política: en julio de 1997 cuando, en su calidad del presidente local del Partido Popular, se dirigió a una abarrotada plaza del Polvorista para hablarle a los portuenses que se concentraban tras el asesinato del concejal popular vasco Miguel Ángel Blanco. La emoción le embargaba.

Con S.M. el rey Don Juan Carlos, en una recepción reciente.

Otro momento, difícil, fue cuando la sede del partido popular para las elecciones municipales en abril del año 2003, situada en el antiguo Cine Macario --hoy Sala Mucho Teatro-- fue asaltada por un grupo de incontrolados que se manifestaron contra la Guerra de Irak que apoyaba el gobierno del entonces presidente José María Aznar. Tras dicha acción fueron juzgados y multados algunos cargos públicos locales que participaron en la manifestación que se concentró delante de la sede en la esquina de la calle Luna con Misericordia.

Aurelio Sánchez Ramos se considera de El Puerto, ciudad en la que mas tiempo ha vivido, «una ciudad, siempre, con mas potencialidades que realidades» --tras su paso por Alcazarquivir, Cartaya, Jerez, Madrid, Sevilla y Barcelona--, de donde se siente y donde lleva mas de la mitad de su vida, además, representando a los portuenses y a la provincia: 16 años como concejal, 2 años como parlamentario andaluz y 16 años como diputado del Reino de España siendo el anterior, su último mandato que compatibilizó, en alguna ocasión con la concejalía portuense.

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Joaquín Ruiz Golluri, nació en 1888 en El Puerto de Santa María, en la primera casa de calle Cielos, donde actualmente se ubica el Hotel Duques de Medinaceli. Es uno de los “gurús” de la radiodifusión española, con una dilatada vida profesional de más de medio siglo. Jefe técnico de la segunda emisora montada en España:“Unión Radio” que se reconvertiría en la Sociedad Española de Radiodifusión (SER) y responsable de la puesta en funcionamientos de las emisoras de Sevilla, Valencia, Barcelona… así podríamos completar varios folios con el brillante currículo profesional de este pionero de la radio, paisano nuestro.  Pero queremos dar a conocer solamente en esta nótula una pequeña parte de su vida,  vivencias llenas de intensidad, emoción y tragedia en el verano de 1914, contadas por su protagonista. (No disponemos de una imagen de mayor resolución de nuestro protagonista, Joaquín Ruiz Golluri. Esperamos de la comprensión de los lectores de GdP, disculpando la baja calidad de la misma).

El 17 de junio de 1925 se constituía en Madrid la Sociedad Anónima 'Unión Radio' cuyo objetivo era dar un impulso decisivo a la radiodifusión española. S. M. el Rey Alfonso XIII inauguraba la estación dirigiéndose ante el micrófono a los radioyentes españoles.

Hace unos días llegaron a mis manos 29 folios mecanografiados con el siguiente encabezamiento: ’Relato de mi vida profesional y de los hechos más salientes durante la misma’ una memoria autobiográfica inédita, confeccionada por don Joaquín a la edad de 82 años, escrita en Barcelona donde vivía, y finalizada la víspera del día de la patrona portuense, la Virgen de los Milagros, el 7 de septiembre de 1967, de la que reproducimos la  parte de la narración  en la que relata los curiosos incidentes en los que se vio envuelto.

Transporte de heridos por la Cruz Roja, en triciclos, durante la I Guerra Mundial.

Joaquín Ruiz Golluri estudió la carrera de ingeniería, especialidad de radio telegrafía en la Universidad Católica de Lovaina,  terminando la carrera en junio de  1914.  A los pocos días –el 28 de julio-  se inició la que conocemos como 'I  Guerra Mundial', sorprendiéndole en Agen. Así lo cuenta: «… pude salir de allí (de Agen) con intención de regresar a España vía Bélgica y Francia, pero en Lieja quedé bloqueado y, al segundo día de guerra, durante un bombardeo, fui alcanzado por un obús del calibre 28, cuya metralla me produjo muchas heridas, entre ellas, la más grande, una en el bajo vientre. El camillero que iba conmigo tuvo peor suerte, ya que uno de los cascos de metralla le entró en el corazón y quedo muerto a mi lado. Yo fui recogido por una ambulancia y trasladado a un puesto de socorro; pero los alemanes habían amenazado con bombardear la ciudad desde el zepelín si no se rendía en un plazo de dos horas. Ello asustó a los médicos y a la mayor parte de las enfermeras, que se marcharon dejándonos abandonados y, gracias a que, en una ambulancia que llegó, me llevaron a la estación de Guillemens y me colocaron en el último tren de heridos que salió para Bruselas, donde me internaron en el hospital civil de Escarlec. En ese hospital, y nada más llegar, me operaron de la herida en el vientre y en la de la mano derecha».

En la imagen, Rodrigo de Saavedra y Vinent, II marqués de Villalobar (1864-1926), enviado extraordinario y ministro plenipotenciario en la legación de España.en Bruselas cuya actuación durante la Primera Guerra Mundial en aquel país aún recuerda y agradece el pueblo Belga.

Continúa Joaquín Ruiz Golluri, que en esa fecha tenía 29 años, relatando las peripecias por las que atravesó, en las que la fortuna le fue propicia hasta que, finalmente, y padeciendo numerosos percances, consiguió llegar a su casa: «Al día siguiente los alemanes entraban en Bruselas y se presentaron en el hospital con la pretensión de evacuarnos a Alemania ya que allí todos los heridos eran militares. Yo alegaba mi condición de español, pero como estaba desnudo y sin documentación alguna, no me querían creer y, gracias a que permitieron que por teléfono se avisase al ministro español en Bruselas, marqués de Villalobar, el cual inmediatamente se personó en el hospital, me reconoció (porque era amigo de mi familia) y en su propio coche los alemanes permitieron que me sacara de allí y me llevara a la casa del barón Empain, presidente accionista del banco más fuerte de Bélgica, e incluso de los tranvías de Madrid y Barcelona. (…) A requerimiento de mi padre, el ministro marqués de Villalobar logró del General Jefe de los Ejércitos de ocupación de Bélgica un documento en el que se me facilitaba la salida de Bélgica a través de la frontera con Holanda, por Maestric, para mi regreso a España. El marqués me facilitó dinero y billetes de ferrocarril, desde Maestric a Rotterdam y el pasaje de Rotterdam hasta La Coruña en el gran buque de pasaje ‘Gloria’».

Gran Plaza de Bruselas, con la Casa de las Corporaciones al fondo, hace 100 años.

Sin embargo no fue gratuita la ayuda, pues el ministro español le encomendó a cambio del favor otorgado, dos “peligrosas misiones” según él mismo califica: «la primera, recoger en Lieja información detallada del fusilamiento de una familia española, que tenía un comercio de venta de frutas en la plaza de la universidad, frente a la misma. Los alemanes habían establecido, en la universidad, unas oficinas militares y colocaron en la puerta sus centinelas, los cuales fueron tiroteados por unos pocos desde los edificios de enfrente. A consecuencia de ello, y al no conseguir que los vecinos de enfrente de la plaza entregaran  al culpable, sacaron a todas las docenas de vecinos y los colocaron en línea contra la fachada de la Universidad y, con ametralladoras, los mataron a todos: viejos, mujeres, hombres y niños. La segunda comisión que me encomendó el marqués de Villalobar fue recoger en Lieja a una señora francesa, esposa de un médico militar francés que estaba en Marruecos y, con sus tres hijas, acompañarlos hasta España, haciéndoles pasar por españoles».

Nuevamente la buena suerte de nuestro protagonista, de la que sin duda estaba tocado, hizo su oportuna aparición en el momento adecuado para esquivar las dificultades finales. Así narra Joaquín Ruiz Golluri su salida del territorio ocupado: «Los alemanes nos trasladaron en un tren militar, en un vagón cerrado, desde Bruselas a Lieja, en donde nos dejaron para presentarnos en la Comandancia militar para obtener el medio de ir hacia la frontera holandesa y pasar la misma. Ya en Lieja, y en la misma entrada del Palacio de Justicia donde habían establecido la Comandancia, tuve la enorme y útil sorpresa de ser parado por un oficial alemán montado en bicicleta. Lo reconocí en el acto, pues era, nada menos, que el propietario del piso en el que tuve yo alquiladas dos habitaciones durante mi época de estudios. A mí me apreciaba bastante, así como su esposa, y me explicó que había estado viviendo en Bélgica, en calidad de espía, siguiendo órdenes superiores. Gracias a este oficial fui introducido inmediatamente en el despacho del General Gobernador Militar de la plaza, el cual puso a mi disposición un automóvil, ordenando a mi antiguo patrono que me acompañara hasta la frontera holandesa, lo que realizamos sin dificultad, pasando con facilidad la frontera, gracias al oficial que nos acompañaba». /En la imagen el general alemán Von Emmich entrando en Lieja

Foto realizada en la primera década del pasado siglo en los jardines de la Casa-Quinta de la Familia Ruiz López (actual Hotel Duques de Medinaceli). De pie, en cuarto lugar de izquierda a derecha,  nuestro protagonista, rodeado de su padre y hermanos.

Posteriormente se trasladaron en ferrocarril a Rotterdam, embarcando en un buque de pasaje con destino a Lisboa, con escala en La Coruña, barco que cuando atravesó el Canal de la Mancha fue interceptado por la marina inglesa que, después de comprobar la identidad de pasaje, escoltó con dos destructores al “Gloria” hasta la salida del canal. Desembarcó en La Coruña y desde allí, por ferrocarril hasta El Puerto, donde cicatrizaron sus heridas. (Texto: Antonio Gutiérrez Ruiz. A.C. Puertoguía).


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Elena de Winthuyssen y Urruela nació el 18 de febrero de 1852 en El Puerto de Santa María siendo la mediana de tres hermanos: Pastora, su hermana mayor  y Felipe, el pequeño y que murió joven y soltero.

Su padre, Juan de Winthuyssen Martínez de Baños, nació el 18 de agosto de 1819 y fue capitán de fragata; hijo de Pedro de Winthuyssen y Bustillo, natural del Real Arsenal de la Carraca, que fue capitán de Caballería y Caballero de Paja de S. M. el rey Carlos IV y que casó en la parroquia de San Martín de Madrid con Felipa Martínez de Baños. Ambos abuelos paternos de Elena. Su madre, Inés de Urruela y Barreda, nació el 21 de agosto de 1822 en Cádiz y fue la pequeña de una familia numerosa; el padre de ésta José Julián de Urruela y Casares, nacido el 7 de enero de 1780 en la Nueva Guatemala de la Asunción era hijo de Gregorio Ignacio de Urruela y Angulo natural de la villa de Retes, Álava, que  se trasladó a Guatemala en 1774 a bordo de una fragata y se casó allí, en 1779, con María Josefa de Casares y Olaberrieta, hija, ésta, de padres españoles.

Embarcó, Julián, en 1802, con destino España junto a José Frayle y Jorro, con la intención de fundar una casa de comercio en Cádiz que respondería al nombre de URRUELA HIJOS Y JORRO. Es en Cádiz en donde se unió en  matrimonio con la onubense Pastora Barreda Ortiz de Zarate y con la que tuvo seis hijos.

En los años treinta del siglo XIX se trasladaron a El Puerto, donde Julián fijó su residencia en el número 75, por aquel entonces, de la calle Larga, actualmente conocida como ‘Palacio de Winthuyssen’. De fachada barroco tardío con alguna referencia neoclásica y de interior ecléctico, donde se combinan diferentes estilos, neogótico, neoclásico y mudéjar por unos preciosos arcos lobulados localizados en algún que otro salón. Allí mismo viviría Inés de Urruela con su marido Juan de Winthuyssen y tendrían a sus hijos. El 13 de agosto de 1845 falleció Julián y pocos años después su esposa. En 1865 pasaron a vivir los Winthuyssen Urruela a un anexo de la mansión con el número 9. Irían con ellos dos sobrinos de Inés y primos de Elena: Julián y Olimpia García de Polavieja y Urruela. /En la ilustración, óleo de Juan de Winthuyssen.

En febrero de 1880, contando Elena con 27 años de edad, casó con el Maestro Mayor  Titular de Obras del Ayuntamiento de El Puerto de Santa María: el jerezano  Miguel Palacios y Guillén, nacido en 1841; poseedor éste del título oficial de la Escuela  Superior de Arquitectura de Madrid además de ser perito agrimensor y tasador de tierras. Los recién casados se trasladarían ese mismo año al nº 14 de la calle Diego Niño en donde nacerían sus seis hijos: los hermanos Palacios Winthuyssen, fijando, poco mas tarde y definitivamente, su residencia en el número 6 de la Avda. Rodrigáñez, al final del Paseo de la Victoria, en las inmediaciones del Monasterio de la Victoria.

 

En la foto familiar tomada en el número 6 del Paseo de la Victoria, aparecen reunidos en primer lugar y en un extremo sentado, don Miguel Palacios y Guillén y su nieta Elena Palacios Muñoz-Seca y en el otro extremo doña Elena de Winthuyssen y de Urruela. De izquierda a derecha y de pie: doña María Teresa Muñoz Seca, tras don Miguel, le siguen a ésta su hermana Antonia Muñoz Seca, su marido don Manuel y hermanos de éste, don Antonio y doña Pilar Palacios Winthuyssen; doña Catalina Beigbeder y Gallegos y su marido don Pedro Nolasco Palacios Winthuyssen posando junto a Elena, su madre. A la izquierda de don Miguel, su cuñada Pastora de Winthuyssen y de Urruela siguiéndole un jesuita amigo y vecino de la familia que esta sujetando a dos de los nietos del matrimonio y doña Olimpia García de Polavieja y de Urruela. En el suelo Manuel Palacios Muñoz-Seca junto una prima suya. La foto la tomaron con la gruta, de fondo, que otro hijo de doña Elena y de don Miguel les hizo. 22 de octubre de 1914.

El 27 de noviembre de 1899 perdía Elena a su madre a la edad de 76 años y tres años mas tarde, en 1902, a la edad de 83 años, a su padre, el ya retirado capitán de fragata, que viviría sus últimos años en la casa de la calle Diego Niño.

 

Sepelio aparecido en la Revista Portuense en 1925.

En su nueva residencia al final del Paseo de la Victoria, sobre la que ya escribí con el título de “La huerta de tía Pilar”, (nótula 857 en GdP) pasaría el matrimonio formado por Elena y Miguel el resto de su vida. El 12 de octubre de 1925, a los 74 años de edad, fallece Elena de Winthuyssen y Urruela. (Texto: J. Manuel Rguez Gay-Palacios. 'Juan de Winthuyssen').

Imagen de la devastación en Cádiz.

En el año 1947, aquél 18 de Agosto, Vicente González Lechuga lo tiene grabado en su mente y no se le olvidará nunca. Tenía seis años recién cumplidos. Estaba con sus abuelos en su casa de la calle Larga, 57, ya que sus padres atendían  a unos amigos que vinieron a El Puerto de visita.

El pequeño Vicente, su tata Soledad y su novio fueron al Freidor de Pescado que había en la esquina de la calle Ganado con Nevería y, a la vuelta por la Plaza de Isaac Peral, a la altura de donde hoy está el monumento a Pedro Muñoz Seca, la pared de enfrente se iluminó de rojo. «--Mira, parece fuego» dijo el novio de Soledad y, de pronto, se oyó un estruendoso ruido y le pareció como se se levantara del suelo. Eran las diez menos cuarto de la noche.

La Plaza de Isaac Peral, en aquellas fechas.

Les entró tal pánico que se fueron corriendo a su casa donde les esperaban sus abuelos y su hermano, y aquello era una tragedia: todo el mundo nervioso y llorando; en algunas de las ventanas se habían roto los cristales. "--No sabíamos que hacer hasta que, al poco rato, llegaron mis padres que estaban en el Cine Macario, viendo ‘Como te quise te quiero"’, discreta adaptación de una obra teatral de Luigi Pirandello --que años más tarde daría lugar a ‘Hoy como ayer’-- sobre los encuentros y desencuentros de un matrimonio condenado a entenderse pese a su ruptura. /En la imagen de la izquierda cartel de la película que se proyectaba en el Cine Macario, con Merle Oberon, Claude Rains y Charles Korvin, en los papeles protagonistas.

Con la llegada de los padres, llegó la tranquilidad, al menos para los niños. Los padres se habían acercado al muelle del Vapor, a donde se dirigieron muchos portuenses esa noche y allí se informaron que había sido en Cádiz, donde se veía desde la lejanía, la capital en llamas. La explosión de 200 toneladas de TNT de un polvorín de la Armada en Cádiz fue de tal magnitud que el fogonazo pudo verse en el acuartelamiento militar español situado en Monte Hacho (Ceuta). Se formó una nube de hongo visible en toda la Bahía de Cádiz y algunos municipios de Huelva y Sevilla. El ruido fue tal que se pudo oír en la propia capital hispalense e incluso hasta en Portugal, donde creyeron que se trataba de un temblor sísmico.  /En la imagen de la izquierda, los padres de Vicente en 1947.

Entonces su padre, Vicente González Bruzón, puso la radio al restablecerse el fluido eléctrico que se había interrumpido con la deflagración, y los mensajes eran insistentes: se recomendaba que se abandonaran las casas porque podría haber más explosiones.

Gráfico de la zona afectada por la explosión en Cádiz, señalada por la línea discontínua.

Su padre llamó a un taxi que los llevó a un campo que había en el cruce de la carretera de Sanlucar y Jerez, (muchos porteños pasaron la noche al raso en La Belleza y sus inmediaciones en la carretera de Sanlúcar) y allí estuvieron hasta la mañana siguiente. Para desayunar, los dueños del campo les dieron leche de vaca acabada de ordeñar que, recuerda Vicente, estaba riquísima. Aquella fatídica noche no actuó en el Cortijo de los Rosales, como estaba previsto, el cantante Antonio Machín. /En la imagen de la izquierda, el pequeño Vicente que todavía se acuerda de aquellos días.

Hoy se cumplen 90 años de la entrega por parte de la Ciudad de un estandarte al III Batallón Pesado de Artillería, siendo la madrina SAR la infanta Doña María Luisa de Orleans, a la que acompañaba su esposo Don Carlos de Borbon. Curiosamente aquel 16 de octubre cayó también en domingo.

En la imagen de la izquierda, SS AA en el antiguo Hospital Municipal.

La estación de ferrocarril estaba muy concurrida a la llegada del primer tren procedente de Cádiz en el que, además de un importante contingente de viajeros espectadores espontáneos, conducía a los numerosos invitados de otros municipios al evento, además de las Bandas de los Regimientos de Cádiz núm. 67 e Infantería de Marina, con sus secciones de cornetas y tambores, desfilando hasta el crucero de Larga con Luna, interpretando pasacalles. Muchos jerezanos se acercaron a presenciar el acto en El Puerto.

Llegada de los Infantes al Ayuntamiento en la Plaza de Isaac Peral.

A las 11 de la mañana llegan al Ayuntamiento situado en la Plaza de Isaac Peral SS.AA, rindiéndole honores una batería del III Regimiento de Artillería Pesada, al mando del Capitán Cerón, siendo recibidos por el alcalde, Manuel Ruiz-Calderón y los concejales, José Izaguirre Obeso, Antonio Gutiérrez Gómez, Rufino Bononato, Manuel Maraver, Francisco Gutiérrrez Mercier y y Luis Benítez Gómez. Desde Peral se encaminan al Paseo de la Victoria para asistir al solemne acto interpretando la Banda de Música, dirigida por el maestro Rocafull, la Marcha Real a la entrada y salida de SS AA del Palacio Municipal.

Llegan las unidades militares al Paseo de la Victoria: el batallón de Infantería Base Naval del Ferrol, el de Villaviciosa, el grupo de baterías del XII Ligero y el Regimiento de Artillería Pesada. Eran muchos los invitados, representaciones civiles, militares, políticas, sociales, que estuvieron en el acto y los lugares destacados que ocupaban en el Paseo, dándose el caso de que se instaló una tribuna para que presenciaran la ceremonia los alumnos del colegio de San Luis Gonzaga.

Los infantes llegando al Paseo de la Victoria, con el estandarte portado por el alcalde Ruiz-Calderón.

La llegada de los Infantes produjo nuevamente la expectación del público. El estandarte era portado por el alcalde, Ruiz-Calderón, cuyo acto de entrega se haría con una ceremonia religiosa de por medio, con el Arcipreste Francisco Núñez Galván, entregado por el alcalde a la infanta y es recibido por el coronel jefe del Regimiento que aceptaba la oferta de El Puerto. Tras la ceremonia se celebró un desfile por la calle Larga.

Los infantes, por las calles engalanadas y a coche descubierto, se dirigieron al antiguo Hospital Municipal.

Terminado el desfile la comitiva con SSAA a la cabeza se dirigieron a visitar el Hospital Municipal, donde fueron recibidos por el director facultativo Plácido Navas Villascieras; a continuación visitaran el Hospital de Sangre de la Cruz Roja, donde son recibidos por las Juntas de la Cruz Roja, con la presidenta de Damas, Mercedes Peñasco y la de Caballeros una nutrida representación a cuyo frente se encontraba Manuel Ordóñez Garabito.

Banquete ofrecido en el Ayuntamiento.

A continuación se ofreció un banquete en los salones del Ayuntamiento para sesenta comensales, pasadas las dos de la tarde, amenizado por la Banda Municipal, donde se sirvió consomé de ave, crema perigod parisien, timbal de langostinos, solomillos emperatriz, jamón york a la americana, pavi-pollo rotti, bizcocho helado a la veneciana y postres. Los vinos fueron M. Riscal, Maruja, Jerez Solera 1800, Fino Palma, Champagne, Cognac y Crema de Cacao.

Como se echaba el tiempo encima y no se podía completar el apretado programa de visitas, cancelaron la visita prevista a los alojamientos de las fuerzas armadas, cuyo menú extraordinario fue entremeses, paella de arroz a la valenciana, merluza en salsa, bisteak empanado, Frutas, Vinos, Pasteles, Licores y Cigarros puros.

El acuartelamiento en la Plaza del Polvorista.

Los infantes, después del banquete, se dirigieron a continuación al Colegio San Luis Gonzaga. A las cuatro en punto de la tarde se celebró un festival taurino en la Plaza de Toros a cuyo comienzo  no llegaron los infantes hasta bien entrado éste, por lo que se alteró el orden previsto en el mismo, corriéndose en primer lugar los becerros y, ya con los infantes, se celebró un carrusel con jinetes, formaciones, música, … que encandiló a los asistentes. Al finalizar el espectáculo SS.AA fueron despedidos en la puerta de la Plaza a pie del auto que les condujo a Sevilla, por las autoridades civiles y militares que formaron la comitiva, rindiendo honores fuerzas de Artillería.

3

El 9 de septiembre de 1930, hace 81 años llegaba a El Puerto, poco después de las tres y media de la tarde S.A.R. el infante Don Juan de Borbón y Batenberg, procedente de San Fernando, acompañado de su preceptor, José María de Amusátegui. Fue recibido a las puertas del Club Náutio --que por aquel entonces se encontraba en La Otra Banda, junto al puente de San Alejandro-- por el alcalde de El Puerto, Eduardo Ruiz Golluri quien le dio la bienvenida en nombre de la Ciudad.


De izquierda a derecha, el Teniente Coronel Juan García de Diego, S.A.R. don Juan de Borbón y el alcalde, Eduardo Ruiz Golluri.

A continuación le cumplimentaron el Comandante Militar de la Plaza, Teniente Coronel Juan García de Diego, así como por la directiva y socios del Club Náutico que habían acudido al acto, entre los que encontraban su presidente Manuel Muñoz Ávila acompañado de Javier Terry del Cuvillo, José Gabiola, Bernardo Rodríguez Morgado, Carlos Zwiky, Juan Pedro Velázquez-Gaztelu y Caballero-Infante, el marqués de la Candia, Rafael Muñoz Ávila, Juan Osborne Tosar, Manuel Torrecillas, Carlos J. Terry y del Cuvillo.

Entre otros invitados estaban presentes el Ingeniero Director de la Comisión Administrativa del Puerto --el equivalente al Ingeniero Director de la actual Autoridad Portuaria-- Ignacio Moreno Llasera; el director de la Revista Portuense, Luis Pérez Pastor; el director de Diario de Jerez, Luis de la Sierra; el secretario del Ayuntameinto Federico A. Sánchez Pece; el Administrador de Aduanas, Joaquín Calero Cuenca y otras ‘fuerzas vivas’ entre los que se encontraban Mariano López Muñoz, Rafael Benvenuty y José Gamero Cívico, entre otros.

Bernardo Rodriguez Morgado conduciendo la embarcación 'La Pinta' con S.A.R. Fue un piloto de aviación civil que, con el tiempo sufriría un fatal accidente el 18 de Abril de 1934 cuando su avioneta  de desplomó cayendo en barrena sobre el Hotel Cristina de Sevilla, en  cuya azotea se estrelló. De 35 años, estaba casado y tenÌa dos hijos. Vivia en El Puerto de Santa Maria. Antes de practicar la aviación había sido motorista y sufrido un grave accidente del que quedó cojo. Despues compró la avioneta y se dedicó a tirar propaganda desde ella volando a baja altura sobre la ciudad de Sevilla.

Tras el encuentro dieron una vuelta por el río Guadalete, en la canoa-automóvil ‘Pinta’, pilotada por Bernardo Rodríguez Morgado, seguidos por la lancha ‘Tonino’ que les daba escolta, donde iban el alcalde y el preceptor de Don Juan. Además salió la lancha ‘María de los Ángeles’, pilotada por Carlos Zwiky con algunos de los asistentes al acto.

Sentados, de izquierda a derecha, S.A.R. el infante Don Juan de Borbón y Battenberg, Francisco Javier de Terry y del Cuvillo, Bernardo Rodríguez Morgado, de espaldas el teniente coronel, comandante general de la plaza Juan García de Diego, Juan Gavala y Laborde (ver nótula núm. 442 en GdP), Juan Pedro Velázquez-Gaztelu Caballero y Joaquín Calero Cuenca (ver nótula núm. 925 en GdP). De pie, Antonio Osborne Vázquez, Francisco Rodríguez Ceballos (ver nótula núm. 1113 en GdP), dos camareros desconocidos y Manuel Muñoz Ávila, presidente del Club Náutico entidad que visitó Don Juan de Borbón, procedente de San Fernando el 9 de septiembre de 1930, cuando se encontraba en la otra banda del río, junto al desaparecido Puente de San Alejandro.

De regreso al Club, la directiva ofreció una copa de champagne a S.A.R., marchando a continuación a la Plaza de Toros para asistir a la novillada que se celebraba poco después, en la que actuaron Camará, Leopoldo Blanco y Manolo del Pino ‘Niño del Matadero’, quien entusiasmó a sus paisanos.

Las instalaciones del primer Club Náutico, en la Otra Banda del río Guadalete.

Don Juan se encontraba estudiando en la Escuela Naval de San Fernando. Con los años volvería al Club Náutico en varias ocasiones, lugar donde tuvo su última aparición pública antes de ingresar en una clínica en la que no superaría la enfermedad que le aquejaba.

Pío Baroja y Nessi (1872-1956) escribe hasta en cuatro ocasiones de El Puerto de Santa María, en dos de sus novelas en ‘Las inquietudes de Shanti Andía’ (1911) y ‘El mundo es ansí' (1912 ) y en dos biografías incluidas en la colección ‘Vidas Españolas e Hispanoamericanas del Siglo XIX’, de 1931 y 1932.

En esta ocasión traemos de dicha colección la biografía titulada ‘Juan Van Halen, el oficial aventurero’ (1933), personaje que ya presentamos a los lectores de Gente del Puerto en la nótula núm. 748. Baroja, que contaba 61 años de edad cuando la termina y publica, haciendo gala de su ‘sentimiento trágico de la vida’ describe en el Epílogo Egotista (egotismo: prurito de hablar de si mismo) paisajes y escenarios de El Puerto, algunos de los cuales reproducimos aquí.

«Esta bahía de Cádiz es un lugar a propósito para morirse. A mí, al menos, me da esa sensación. Yo recuerdo Cádiz y su bahía de una manera romántica. Es decir, de un modo melancólico y nostálgico. Se me ocurrió ir a Cádiz, hace ya algunos años, convaleciente de unas fiebres, con la idea de buscar una casa donde pasar una temporada tomando el sol. La primera impresión, que me produjo languidez, acabamiento, se me grabó de un modo indeleble. No la pude corregir después, ni modificar siguiera en estancias posteriores. La visión un poco febril del convaleciente fue para mi definitiva.

Estuve en Chiclana, en San Fernando, en Puerto Real; mejor dicho pasé por estos pueblos grandes, blancos, inundados de sol, de calles largas, hermosas, achabacanadas por unos nombres vulgares escritos en azulejos con letras descomunales: calle de Fernández Martínez, de Pedro López, etc.

Luego fui al Puerto de Santa María y paré en el hotel Vista Alegre. El hotel, ya viejo, descuidado, con cierto aire extranjero, tenía gracia. En las paredes de los pasillos colgaban cuadros, estampas con vistas y escenas de los Alpes y un mapa del reino lombardo-vénero.

El hotel, según se decía, había sido fundado en 1846, época de prosperidad del Puerto, por unos italianos caldereros. Por entonces daba la impresión de abandono, las puertas cerraban mal, los suelos estaban alabeados, los pestillos se caían. Todo me parecía ruinoso, desolado y decadente.

En el hotel encontré un vasco, en su juventud fabricante de velas para barcos. Era hombre fuerte, ancho, sonriente y optimista.

A la izquierda el Casino, en la calle Larga, donde hoy está Café di Roma.

El vasco me acompañó en mis andanzas. […] El vasco tenía su centro en un casino, adonde iba a hablar, que a mí me parecía un poco lánguido y aburrido. Yo paseaba por el pueblo, recorría varias veces el Vergel, la Victoria, el parque de María Cristina [?] y la Plaza del Polvorista; contemplaba las paredes de la Prioral y el castillo de San Marcos; iba y venía por las calles anchas, por las casas barrocas, encaladas, con rejas, ventanas y puertas verdes; me acercaba a los miradores donde cosía o bordaba alguna muchachita.

Estas calles de el Puerto de Santa María, desiertas, con sus proporciones de calles de gran ciudad, con casas magníficas, palaciegas, tenían aire de tristeza en los días lluviosos. Cuando me rendía de andar iba al casino a buscar al vasco alegre y sonriente. Este se reunía con algunos amigos del pueblo que celebraban sus frases. Uno de los contertulios, joven entusiasta de Ibsen, que estría en algunos periódicos de Cádiz, recitaba romances antiguos, entre ellos el de Diego Corrientes, que al despedirse de la prisión de El Puerto para ir al patíbulo se lamentaba diciendo: ‘Torre e Santa María,/ ya no te gorveré a ve,/ yo que tanto te quería’.

[…] Me había hablado el vasco de Rota como pueblo en donde sería fácil un cuarto soleado donde poder estar una temporada, él conocía a una mujer que tenía huéspedes, viuda de un marino. Fui al pueblo. /Van Halen, en un grabado de 1830.

Desde el Puerto de Santa María a Rota, la costa es baja, arenosa, con algunos pinos hacia Chipiona. Al marchar en el tren, a la izquierda, aparecía el mar y una tierra baja, amarilla, con viñedos, matas de guisantes muy verdes, frutales, que entonces mostraban sus flores como en una cascada blanca y violácea, pitas y algunos molinos de viento. Por la derecha se veían dehesas verdes con toros, y por el camino pasaban recuas de arrieros.

Dos o tres días más pasé en el Puerto. Una mañana de mucho sol salí hacia la playa de Santa Catalina y me senté en la arena carda de una marisma y de unos montones de sal. A pocos pasos había un caballo muerto, ya seco. Parecía sonreír al sol con sus dientes grandes mientas se iba momificando. No daba su cadáver impresión de corrupción, sino de sequedad de un organismo que se iba convirtiendo en polvo. Quizá había sido un caballo magnífico y brioso. De él no quedaba casi nada. La soledad, el silencio, la esterilidad del alrededor me dio una impresión de quietud, de acabamiento y de muerte. La misma impresión retorna a mí con vaguedad al pensar en este Van Halen, enterrado en el Puerto de Santa María". Madrid, febrero de 1933. Pío Baroja.

Nunca un final tan triste ha podido semejarse tanto, a veces y por momentos, a este El [Gran] Puerto de Santa María.

1

Tres años antes, en 1891, Isaac Peral había pedido la  baja voluntaria en la  Armada. Sus esfuerzos por implantar el  invento del submarino recibían numerosos obstáculos, sobre todo políticos, dada la  afiliación liberal del marino. Frustrado por los  impedimentos en el ámbito náutico, el emprendedor cartagenero puso los  ojos en uno de las  novedades técnicas que brindaba más posibilidades, la  energía eléctrica.

Apostó por el  futuro y tras su paso por la  compañía alemana Lewy Cohetaler, que estaba instalándose en España, decidió crear su propia empresa, bastante tiempo antes de las  fusiones multinacionales y las  subidas de sopetón en los  recibos. El Puerto  había sido una de las  ciudades que le  ofreció cobijo en sus momentos de incomprensión. Una de las  pruebas de su submarino la  efectuó en aguas del Guadalete y en su truncada carrera política fue elegido diputado por la  ciudad portuense, aunque no llegó a tomar posesión.

Con un grupo de inversores, algunos con intención de desquitarse de las  fuerzas conservadoras, y en nombre del progreso en todos los  órdenes, la  firma Electra-Peral Portuense pedía permiso al Ayuntamiento en enero de 1894 para la  construcción de una central térmica en el  centro de la  población (algo que sería inaudito en estos tiempos por motivos medioambientales, que conste).

Una finca con un amplio patio en calle Larga número 78 fue el  lugar elegido para la  instalación, al lado de lo  que sería precisamente Plaza Peral, y al cabo de tantos años, sala de exposiciones de Caja Inmaculada, allí se instaló la  llamada "fábrica de la  luz".

Varias generaciones fueron a las  oficinas de la  esquina a pagar los  recibos, tanto de la  firma pionera como la  que absorbió el  servicio, Sevillana de Electricidad, hoy Endesa tras su posterior fusión.

El  15 de agosto, día de la Inmaculada de hace 117 años, se hizo una prueba del funcionamiento con la  colocación de un alumbrado extraordinario por las  calles con motivo de la  festividad de la  Asunción (a eso se le  llama ahora marketing).El  día definitivo del enganche fue el  8 de diciembre de 1894: la nueva estación térmica de la calle Larga estrenaba la electricidad en El Puerto, para admiración de los  primeros clientes. En el  hotel Vista Alegre se celebró la  cena donde se brindó por el  futuro de la  electricidad en El Puerto. (Texto: Francisco Andrés Gallardo).


6

Ayer se cumpllieron 75 años del golpe militar que un grupo de generales, encabezados por Franco, Mola y Sanjurjo, dirigieron contra el gobierno legítimo de España. De la noche a la mañana, se cumplieron los peores presagios. Aquel ‘glorioso movimiento nacional’ destruyó la experiencia democrática de la II República que desembocó en una cruenta y prolongada Guerra Incivil. La conjura de los generales no lo fue por que nuestro país fuera ingobernable, sino para subvertir el orden legalmente establecido que tardaría 40 años en volver a ver la luz. Cada vez son menos los testigos directos de aquel día y de los casi tres años de contienda que le siguieron.

Dos portuenses significativos --cuyos cuerpos nunca aparecieron-- dieron su vida por estar al frente de sendas instituciones representativas: el Ayuntamiento de El Puerto y la Diputación de Cádiz. Para ellos nuestro recuerdo.

EL ÚLTIMO ALCALDE DE LA II REPÚBLICA.
Manuel Fernández Moro, fue el último alcalde que dirigió los destinos El Puerto -durante apenas cuatro meses- al final de la Segunda República. En los convulsos meses previos a la rebelión militar del 18 de julio de 1936 que daría paso a la Guerra Incivil, El Puerto había conocido tres alcaldes pertenecientes a la coalición de izquierdas del Frente Popular: Francisco Veneroni Arcos (21 Febrero-18 Marzo 1936) --ya que Francisco Cossi Ochoa había declinado serlo--; le sucedió José Blandino Mitges (18 Marzo-24 Abril 1936) y por último Manuel Fernández Moro (24 Abril-18 Julio 1936), siendo detenido en su despacho de la Casa Consistorial en la Plaza de Isaac Peral y conducido a prisión, donde “desaparecería” sin dejar rastro.

Manuel Fernández Moro era militante de Izquierda Republicana, el partido liderado por el presidente de la República, Azaña. Manuel, desapareció durante la tercera semana de agosto de 1936 -había estado preso en el Penal- custodiado tanto él como otros militantes y simpatizantes republicanos por funcionarios de prisiones y un destacamento del ejército con la misión de vigilar a los presos políticos. De ahí lo extraño de estas desapariciones.

La familia de Fernánez Moro, procedía del municipio onubense de Cumbres Mayores. Otros hermanos de Manuel fueron Eloy, Concha, Miguel, Máximo y Ramona: el primero y los dos últimos crearon sendos establecimientos de alimentación en El Puerto (calle Sierpes y esquina de Santa Clara con Zarza), donde se establecieron con sus padres, que era viajante o representante de Ultramarinos.

EL ÚLTIMO PRESIDENTE DE LA DIPUTACIÓN DE LA II REPÚBLICA.
Francisco Cossi Ochoa había nacido en El Puerto de Santa María el 24 de agosto de 1898 y era el tercero de los cinco hijos del matrimonio formado por José Jacinto Cossi Pérez y Mª Luisa Ochoa Zaldívar. Cursó estudios de comercio y trabajó en una compañía de electricidad y en una farmacia, habiendose afiliado a la UGT y al Partido Republicano Radical Socialista, siendo además activo colaborador de la Cruz Roja portuense. Sus primeros pasos de relevancia en la política los dio el 29 de abril de 1931, cuando tras la proclamación de la II República, fue designado para formar parte de la comisión gestora del ayuntamiento portuense.

El investigador Jesús Núñez ha estudiado la historia de otro portuense  que fue alcalde de la Ciudad durante dos periodos, y cuyo final también se desconoce: «Francisco Cossi Ochoa 1898-1936. El último presidente de la Diputación de Cádiz en la II República. Una muerte sin esclarecer».

Su familia también sufrió la represión. Sus hermanos Eduardo y José Jacinto fueron encarcelados al igual que su cuñado Pablo Cerdá Simó. De Eduardo, casado y con seis hijos de corta edad, tampoco se supo nunca nada más. Si aparece en cambio la inscripción de su muerte, acontecida a causa del “Glorioso Movimiento Nacional” precisamente el 16 de agosto de 1936, habiéndose realizado fuera de plazo el 12 de noviembre de 1938 en virtud de carta-orden del juez de instrucción de El Puerto de Santa María como consecuencia del auto dictado para la declaración de “desaparecido”.

En  el libro de Jesús Núñez se afirma que en los primeros meses de la Guerra Incivil era usual que una siniestra camioneta, bautizada como La Viuda Negra, conducida por milicianos facciosos se llevara presos de la cárcel. Sus cuerpos eran luego encontrados en los alrededores de la Plaza de Toros. Nunca aparecieron los de  de Manuel Fernández Moro y Enrique Cossi Ochoa.

Más información, nótula 590 en GdP: Francisco Cossi Ochoa.

PROSA ESPAÑOLA.
El poeta nacido en El Puerto en 1927, José Luis Tejada, en su libro ‘Prosa Española’ editaba en 1977 una recopilación de versos escritos entre 1960 y 1966, dedicado ‘A todos los españoles de buena voluntad’. Para el escritor «Acaso hoy, todavía, no lleguen demasiado tarde en su llamada vehemente a la reconciliación nacional».

Veintiseis composiciones componen este poemario, del desaparecido Doctor en Filosofía y Letras y profesor de Universidad, estudioso de la obra de Rafael Alberti y empresario fugaz, del que extraemos el poema con que finaliza el citado volúmen.

DELITOS.
Toda guerra es civil, es reyerta,
familiar, todo pleito injusto, todo
fallo fallido si condena.

Profanación toda violencia, toda
ofensa, sacrilegio si de de obra;
fraude, si de omisión; si de palabra,
toda ofensa es blasfemia.

No hay violación que escape
a los mimbres hirsutos del incesto.

Calumnia es toda voz armada. Crimen
la abstención congelada de los indiferentes,
la rebeldía toda, parricidio;
sacrilegio, la gula vecina de otras hambres;
desafuero, el rencor, contra el espíritu;
cualquier ejecución, infanticidio.
Rapto, cualquier prisión.

Merecedoras todas nuestras culpas
de la eterna condena irremisible
sin perdón, sin final, sin paz ni olvido,
incursos como estamos los más en gravámenes
de abusos de esperanza en mayor grado
y de alevosa consanguinidad.

José Luis Tejada Peluffo.

2

Hoy martes a las 21:00 horas, en la sede social de la Academia de Bellas Artes ofrece una conferencia el Dr. en Historia Juan José Iglesias que versará sobre "El Puerto de Santa María en la época del Marqués de la Ensenada". Será presentado por el académico Javier Maldonado Rosso.

Zenón de Somodevilla y Bengoechea, I Marqués de la Ensenada nació en Hervías, (La Rioja), en 1702 y falleció en Medina del Campo, (Valladolid), el año de 1781. Procedente de una familia de hidalgos, fue incorporado al servicio de la Monarquía por Patiño, quien le reclutó como oficial del Ministerio de Marina durante la preparación de una expedición a Ceuta en 1720.

Ascendió progresivamente en la carrera burocrática hasta el puesto de comisario de Marina en El Ferrol (1730). Pero lo que le encumbró políticamente fue su eficaz labor como organizador de la escuadra española destinada a reconquistar Nápoles para el príncipe Carlos (el futuro Carlos III) durante la Guerra de Sucesión de Polonia (1733); sus servicios fueron premiados con el título de marqués de la Ensenada en 1736.

Desde entonces ocupó los más altos cargos de la Monarquía: secretario del Consejo del Almirantazgo (1737), intendente de Ejército y Marina de la expedición a Italia durante la Guerra de Sucesión de Austria (1741)… y, en 1743, secretario de Estado y del Despacho, ocupando simultáneamente tres de las cuatro carteras ministeriales existentes: la de Hacienda, la de Guerra y la de Marina e Indias. Su poder se completó con cargos como los de notario de los reinos de España, lugarteniente general del Almirantazgo, superintendente de las Rentas de Millones y de Tabacos, miembro del Consejo de Estado… La muerte de Felipe V en 1746 mejoró aún más su situación, pues el nuevo monarca, Fernando VI le confirmó en todos sus cargos y le nombró además secretario de la reina (1747).

MINISTRO UNIVERSAL.
Convertido prácticamente en ministro universal, Ensenada encaminó su política hacia el fortalecimiento del Ejército y la Marina en previsión del inevitable conflicto que, a la larga, tendría que sostener España con Inglaterra por sus intereses coloniales enfrentados, conflicto en el que desconfiaba de poder contar con la ayuda de Francia. Para ello se esforzó por impulsar la economía productiva de la Península y el comercio con América, mejorar el rendimiento del sistema fiscal, fortalecer el control de la metrópoli sobre las Indias y reconstruir la flota.

DESPOTISMO ILUSTRADO.
En ese ambicioso programa destacan medidas como las nuevas ordenanzas militares, el envío de «espías industriales» a Europa para modernizar la construcción naval española, la creación del Real Giro, el levantamiento de un catastro general de la riqueza de las 22 provincias castellanas --el famoso «Catastro de Ensenada»--, el proyecto de simplificar la Hacienda y hacer contribuir a los estamentos privilegiados a través de la Única Contribución, la construcción de canales y carreteras… en definitiva, una acción de fortalecimiento del poder real y de fomento de la riqueza del país, que le sitúan en el ámbito del ‘Despotismo Ilustrado’ propio de su época.

CAÍDA EN DESGRACIA.
Su posición en la corte fue socavada desde 1746 por el secretario de Estado Carvajal, representante de los intereses ingleses; tras la muerte de aquél en 1754, Ensenada cayó del gobierno por la acción combinada de las protestas inglesas y del malestar que sus iniciativas fiscales habían causado entre los estamentos privilegiados. Fue desterrado en Granada y, posteriormente a El Puerto de Santa María.

“Vista del Puerto de Santa María”, óleo sobre lienzo, 70 x 95 cm, 1781-1785 (propiedad del Museo del Prado, en depósito en el Museo Naval de Madrid)

ENSENADA, EN EL PUERTO.
Zenón de Somadevilla viviría la segunda parte de su destierro por dos años y medio en El Puerto de Santa María. El jueves 15 de diciembre de 1757 llegó a dicha Ciudad el marqués de la Ensenada, procedente de su destierro de Granada. Una enfermedad aconsejó en 27 de septiembre anterior, por medio del médico José de Nájera, «para curar el accidente de pecho que padecía» que se trasladara a una ciudad con aires más húmedos y menos fríos que los de Granada. El rey Fernando VI había resuelto el 26 de octubre que residiera en El Puerto «por la benignidad del clima». Así el 19 de noviembre salía de Granada, tardando casi tres semanas en llegar a nuestra Ciudad, el 15 de diciembre de 1757, acompañado de un religioso y un oficial. /En la imagen portada de
‘Don Cenon de Somodevilla, marqués de la Ensenada; ensayo biográfico formado con documentos en su mayor parte originales, inéditos y desconocidos (1878)’,  de Antonio Rodríguez Villa. Madrid.

En El Puerto el Comandante Juan de Villalba le puso en su casa, para su resguardo y el de sus bienes cuatro hombres con un cabo de escuadra «por hallarse situada su habitación en un extremo del pueblo y los muchos robos que allí se acometen». El Ministro de Estado Ricardo Wall le indica, días después que  «por no aprobarlo S.M. el Rey retire a su cuartel los cuatro hombres y el cabo que en casa de Ensenada había puesto de guardia, porque ni corresponde al estado actual del señor Marqués, ni se halla preso» y que deberá considerarse confinado en el recinto de la Ciudad, como lo estuvo en Granada, y que «no deberá en modo alguno pasar a Cádiz». /En la imagen, edición actual del volúmen de Antonio Rodríguez Villa sobre el Marqués de la Ensenada.

La envidia y encono de sus émulos llegó hasta el punto que se falseó su vida tranquila trocándola  como si fuera licenciosa. Tuvo que intervenir el Arzobispo de Granada para desmontar la infamia. A Ensenada le hubiera gustado haber continuado su destierro «donde vivir con más quietud y menos bulla», y es que le repugnaba ir a puertos de mar, por razones que no explicaba.

LIBERACIÓN.
El 13 de mayo de 1760, en la Gaceta de Madrid, se publicaba el decreto mediante el cual el nuevo rey, Carlos III, (a la izquierda de la imagen) levantaba el destierro que el de la Ensenada mantenía en El Puerto, si bien recibiría el traslado del mismo con anterioridad a la fecha de la publicación, pues el 6 de mayo ya estaba en Madrid.

Tras la liberación recibió los cargos de consejero de Estado y Hacienda y miembro de la Junta del Catastro. Seis años más tarde, en 1766, fue acusado de haber participado en el motín de Esquilache y nuevamente confinado, esta vez en Medina del Campo, donde murió en 1781.

CATASTRO
Desde 1749 se realizó, en los 15.000 lugares con que contaba la Corona de Casrtilla (entre los que no se cuentan los de las provincias vascas, por estar exentas de impuestos), una minuciosa averiguación a gran escala de sus habitantes, propiedades territoriales, edificios, ganados, oficios, rentas, incluyendo los censos; incluso de las características geográficas de cada población. Fue ordenada por el rey Fernando VI a propuesta de su ministro el Marqués de la Ensenada y recibe hoy el nombre de Catastro de Ensenada.

En la imagen de la izquierda portada del ejemplar de Juan José Iglesias Rodríguez, "PUERTO DE SANTA MARIA EN 1752, según las Respuestas Generales al Catastro del Marques de la Ensenada". (Madrid,1991). Ed. Tabapress/ Ayuntamiento. de El Puerto de Santa Maria. 157 págs. 15 x 23 cm. Indice: Puerto de Sta. Maria en el siglo XVIII. Respuestas Generales.

Mapa General de España y Portugal con la división provincial del momento (1782) por D. Tomás López. Biblioteca Nacional.

RESPUESTAS GENERALES.
El resultado a este Interrogatorio de 40 preguntas, al que respondieron las 22 provincias que a mediados del siglo XVIII conformaban la corona de Castilla, es lo que conocemos como “Respuestas Generales” realizadas entre 1750 y 1756, al tener que repetirse todas las relativas a Murcia, -excepto Caudete-. Se pretendía obtener información precisa sobre diversos aspectos de cada población: su extensión y límites, tipos y calidades de las tierras, clases de árboles y frutos, número de vecinos y sus bienes, riqueza, impuestos, rentas y un largo etcétera, que proporcionaría a la administración un profundo conocimiento del territorio, del que en esos momentos carecía.

En 1869 sus restos mortales fueron trasladados al Panteón de Marinos Ilustres de San Fernando, y empezaron a editarse obras retrospectivas sobre su labor al frente de la política española. (Basado en textos de Antonio Rodríguez Villa).

En su honor se construyó el Petrolero de Flota "Marqués de la Ensenada" partió el pasado 20 enero de la Base Naval de Rota, para integrarse en la agrupación de la OTAN, SNMG-1, ante una de sus últimas navegaciones antes de pasar durante el segundo semestre del presente año a situación Delta y posterior baja de la Lista Oficial de Buques de la Armada.

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