
Don Ramón, con Pepe Serrato, Coordinador de Cáritas Parroquiales de El Puerto, en uno de los paraderos donde hacía apostolado, también, con una copa de vino en la mano: el Bar La Ponderosa. Ramón, with Pepe Serrato, Coordinator of Cáritas Parroquiales (a charity) in El Puerto, in one of the places where he used to preach, also with a glass of wine in his hand: La Ponderosa Bar.
En 1980, Antonio fue sustituido en la Prioral, porque no se encontraba bien y pidió ser coadjutor de Ramón en la parroquia de Ntra. Sra. Del Carmen y San Marcos. Inmediatamente, creó el Catecumenado Permanente de Adultos y organizó la Cáritas parroquial con Ramón y Pepe Serrato. El nuevo destino no respondía, precisamente, al deseo que desde siempre habían tenido los dos hermanos de trabajar juntos. La causa fue la enfermedad que se le declaró siendo párroco de Fátima en Jerez. Esa enfermedad le limitaba, pero su fortaleza de espíritu le mantuvo en una actividad constante casi hasta el final. Nadie podía sospechar que tenía una enfermedad grave.
In 1980, Antonio was substituted in the Prioral Church because he wasn’t well and requested to be Ramón’s coadjutor in the Ntra. Sra. Del Carmen y San Marcos Parish Church (Our Lady of Carmen and Saint Mark). He immediately created the Continual Adult Catechism Class and organised the Cáritas charity base at the church with Ramón and Pepe Serrato. The new place didn’t exactly answer the two brothers’ wish of working together. The cause was the illness that he was diagnosed with when he was parish priest at the Fátima Church in Jerez. This illness restricted him, but his strength of spirit kept him in constant activity until almost the end of his days. Nobody suspected that he had a serious illness.
MUERTE DE ANTONIO.
Un día de San Antonio, ya no pudo más y Antonio se fue a Sevilla para que le hicieran un cateterismo. Ramón fue informado inmediatamente que Antonio estaba muy mal. Le quitaron los drenajes y tubos y lo trajeron en una ambulancia a El Puerto. Ramón lo tenía todo preparado para recibir al difunto y exponerlo en la capilla ardiente. La sorpresa fue mayúscula cuando llegó en la ambulancia y comprobaron que Antonio estaba vivo y saludaba a todos con plena conciencia. Toda la feligresía lo esperaba. El 9 de septiembre de 1986 murió a los 54 años de edad.
LAS RESPONSABILIDADES DE DON RAMÓN.
A partir de entonces, a don Ramón le llovieron los cargos y cargas. La primera fue la de miembro del Consejo del Presbiterio de Jerez el 17 de octubre de 1983. Era una tarea de la que ya tenía experiencia por su participación en el Consejo del Presbiterio de Sevilla en 1967. Al día siguiente, 18 de este mismo mes y año, fue nombrado profesor de Religión y Moral Católica de Bachillerato en el instituto Muñoz Seca del Puerto.
La parroquia se pudo inaugurar el 29 de agosto de 1970. Inmediatamente las actividades sociales y pastorales se multiplicaron: organizó los cursos del PPO, el Centro social parroquial, AFANAS, el Círculo de Estudios, el Club de Fútbol San Marcos, las Cooperativas de viviendas, la Guardería social para 125 niños en el patio de la parroquia, la Banda de cornetas y tambores, el Grupo de Majorettes, la Hermandad de la Borriquita y un largo etcétera que sería prolijo enumerar. (En la fotografía, en la celebración de la Virgen del Carmen de 1967, a la izquierda Francisco Martín García; en el centro, pescador almeriense, 'el Rubio' y don Ramón. Ambos eran tripulantes del pesquero 'Magdalena Isabel' del armador Francisco Pineda Rosello, padre de María del Carmen Pineda Martí, Camarista mayor de la Virgen del Carmen durante la década de los años 60 y 70 y Miguel Pineda Marti, armador del Pascual Baldo con nótula propia en gente del Puerto.).
Para colmo, el 5 de diciembre de 1983, fue designado arcipreste del Puerto de Santa María. El cargo de Arcipreste era elegido democráticamente por los sacerdotes de la ciudad y aprobado por el obispo. El 8 de marzo de 1988, fue nombrado delegado diocesano del Clero. Era, sin duda, el nombramiento de máxima responsabilidad que se le encomendaba. La diócesis de Jerez tenía por aquel entonces unos cien sacerdotes, de los cuales casi la mitad eran mayores de 65 años. Eso exigía una presencia especial en la vida de los sacerdotes y una vinculación constante con el obispo.
Dos años más tarde, el 11 de diciembre de 1991, Ramón fue nombrado Vicario Episcopal de Pastoral. Su parroquia del Carmen había logrado reunir los más diferentes movimientos, grupos y comunidades, en una convivencia más que aceptable y en unos tiempos difíciles tanto políticos como eclesiales. El obispo Rafael lo escogió para realizar una pastoral, a nivel diocesano.
LOS RECONOCIMIENTOS.
Si los cargos honoríficos sirven para algo, también Ramón tuvo la oportunidad de comprobarlo. No suelen añadir nada, sino reconocer los servicios prestados durante la vida. Siguiendo el orden cronológico, el primero fue el de Canónigo Honorario de la Catedral de Jerez de la Frontera. Este se le concedió el 5 de agosto de 2001.
En un comunicado que el Sr.Obispo dio a conocer, al concluir la celebración de la Misa Crismal en la catedral, el 10 de abril de 2001, decía lo siguiente: "JUAN PABLO II PONTÍFICE MÁXIMO" A SU AMADO HIJO: SALUD Y BENDICIÓN APOSTÓLICA. RAMÓN GONZÁLEZ MONTAÑO TE ELEGIMOS, HACEMOS Y DECLARAMOS NUESTRO PRELADO DE HONOR. Y POR ELLO TE CONCEDEMOS LOS PRIVILEGIOS, HONORES Y PRERROGATIVAS QUE POR LA INSTRUCCIÓN "UT SIVE" DE LA SECRETARÍA DE ESTADO PAPAL VAN ANEJAS CON ESTA DIGNIDAD."
Dado en Roma el 22 de marzo del año 2001. Hay un sello. Ángel, Cardenal Sodano.
El título venía a reconocer, desde las más altas esferas de la Iglesia, una labor que ya los portuenses hacía tiempo que habían reconocido, nombrándole "Hijo Adoptivo de la Ciudad", en un emotivo Pleno de 1998. Parece que el Señor estaba esperando que Ramón recibiera los justos homenajes a toda una vida de entrega a los demás, no sólo como sacerdote, sino como hermano de todos aquellos que se cruzaron en su camino..

Visitando al Papa Juan Pablo II, quien le concediera el título de monseñor. A la derecha de la fotografia, Antonio López Fernández, actual párroco de los 4 Evangelistas de Jerez.
LA MUERTE DE RAMÓN.
El 17 de diciembre de 2001, nueve meses después de haber recibido el título de Prelado Doméstico de Su Santidad, tras la celebración de la misa de la tarde, se sintió enfermo. Cuando bajó del presbiterio y entró en la sacristía, le atacó la insuficiencia respiratoria que le asaltaba con cierta frecuencia. Lo quisierono llevar al ambulatorio, pero se echó sobre el hombro de su hermana Rosario con total incapacidad. Lo pusieron en el suelo y ya no se levantó más. Eran las nueve de la noche. El desconcierto de los presentes fue total, pero Ramón se había marchado a la Casa del Padre tal como él había deseado, de puntillas, con 67 años.
El eco de su muerte se extendió por toda la ciudad como un reguero de pólvora. La Cofradía de pescadores y el sector pesquero quedó impactado por la noticia y acudieron a la parroquia para darle el último adios. El Consistorio decretó una jornada de luto por la pérdida de uno de sus hijos adoptivos más queridos. Las banderas del Consistorio y las de la Cofradía de Pescadores ondearon a media asta en señal de duelo. Los feligreses de la parroquia se volcaron con su párroco en el funeral y misa de "corpore insepulto". El obispo de la diócesis, don Juan del Río, el obispo emérito, don Rafael Bellido, y el presbiterio diocesano en pleno, así como muchos sacerdotes de Sevilla y otros puntos de España, vinieron a concelebrar la misa por su alma y rendirle el último homenaje.
Cuando la ciudad de Estepa conoció la noticia del fallecimiento de don Ramón, el Consistorio se apresuro a manifestar su condolencia y a concederle el homenaje póstumo de la "Medalla de Oro" de la ciudad. El acto se celebraría dos meses más tarde (el 22 de marzo de 2002) en la Casa de la Cultura "Miguel de Cervantes" del municipio estepeño. Juan Leiva. Autor del Libro: “Tres historias íntimas: Don Ramón, El Carmen y El Puerto”. Año 2003. (En la fotografia, D. Ramon flanqueado a la izquierda por Alfonso Muñoz y a la derecha, por Pedro Jimenez, padre de Constanza Jimenez Solis, con notula (113) propia en Gente del Puerto en un lugar que frecuentaba: el Bar Dani, frente a la Parroquia y junto a la Comisaria de Policia).

En la Parroquia del Carmen en 1970. De izquierda a derecha, Manuel Buhigas Cala Antonio Ojeda, Domingo Renedo, José Adame, José Terrada, don Ramón y Rafael Tejada. (Foto Colección Hortensia Renedo Varela).
LA PASTORAL DE LOS HERMANOS GONZÁLEZ MONTAÑO.
Es obligado un recuerdo a los hombres de Acción Católica, Domingo Renedo, José Luis Álvarez Sevilla 'Gavina', Manuel Buhigas Cala, Antonio Herrero Tello, Antonio Naranjo, Gerardo, Antonio Ojeda, José Adame Vázquez, Higinio Mercado, Antonio Chorro Peña, Faustino Navas, José Alonso Martin, Juan Mendoza y José Blandino, pero un autentico defensor de las causas sociales; José Terrada, Montero... Pescadores, arrumbadores, metalúrgicos, vidrieros. La gran amistad que les unía a Esteban Caamaño, Isidoro Gálvez, Elías. La juventud, los Jiménez Lavi, Humberto Jiménez, Paco Sánchez Matabuena, Cordero, Morro, Elías, Arniz, Conchita García Pinilla, Pilar Renedo, Bernardo Muñoz-Leiva, Juan Reina, Dueñas, Nimo, Gaspar, Puchi, Pepi Feria, Asumpti Poullet. Los Lobatos y los Boys Scouts, los campamentos de verano en Grazalema y Benamahoma. Las viviendas de los desfavorecidos, la de los pescadores, la de San Marcos, Afanas, los taxistas y Manolo Rebollo, las confrontaciones con los sacerdotes locales porque no entendía que el sacerdocio no fuera otra cosa que la Misa, los bautizos, las bodas y el 'cepillo'.

En la fotografía de Rafa, de izquierda a derecha, en el Centro de Educación Especial 'Mercedes Carbó', Antonio Carbonell, José Luis Osborne Vázquez, don Ramón, Cipriano Pérez Barroso y Manuel Sánchez-Romate. 21 de diciembre de 1970(Foto Colección A.C.L.)
José Luis Osborne Vázquez ayudó económicamente en la construcción de la Parroquia y al Centro de Afanas 'Mercedes Carbó', junto con Manuel Delgado Almisas y Juan Roselló Castell. Y José Antonio Español Caparrós, el ingeniero de Obras del Puerto, el de los espigones, el que dragaba el río, son quiénes, junto a José Luis Álvarez Sevilla 'Gavina', redero y socialista en los tiempos de Franco, ayudaron a don Ramón a cumplir con la pastoral que se había propuesto.

Presidiendo un acto en la Parroquia provisional, en los bajos del actual ayuntamiento, José Álvarez Sevilla 'Gavina', a su derecha Domingo Renedo, Antonio Ojeda y José Buhigas. A la izquierda, don Ramón. Año 1970.

En 1969, conversando con Ángeles Domecq, ante la célebre 'Mamá del Millón' Mercedes Carbó, a la izquierda José Luis Osborne habla con Manuel Delgado Almisas, bienhechores de AFANAS.
Isa Lora, por cierto, hizo una magistral entrevista en Antena Bahía que llegó hasta el tuétano. Se documentó y su trabajó: fue un lujo. En breve espacio de tiempo nos mostró a Ramón, su familia, su entorno, su vida entre nosotros... Y Ramón habló de todo y de cada uno de sus amigos, de aquellos años de su Parroquia, la de los Baños Termales, la de la OJE, la de la Sierva de los Pobres, la del Polvorista y la actual, frente a Comisaría.

Siempre con los pescadores, Don Ramón en un acto en el Día de los Hombres del Mar, en 1982. De izquierda a derecha, Encarnación Ruiz Chinea, esposa del homenajeado, don Ramón, el homenajeado Vicente Femenía Grimalt, Antonio Carbonell López, a la sazón Secretario de la Cofradía de Pescadores, y Manuel León Pérez, relaciones públicas y Vicepatrón Mayor Primero de la Cofradía de Pescadores de entonces.

En el centro, Jose Luis Alvarez Sevilla, 'Gavina', redero y Presidente del Grupo de Viviendas "Estrella del Mar", llego a ser presidente de Acción Catolica. A su derecha, José Gonzalez Montaño, Gerente del Grupo de Viviendas. De izquierda a derecha, su Junta Directiva: Antonio García Bonmatti, redero de tierra; Emilio Martinez Puyana, práctico de pesca; José García Malvido, Patrón de Pesca; Lope Rodríguez Lopez, pescador; Antonio Cots Olmo, motorista y Juan Jose Gallardo Ares, redero de tierra. El acto en la plaza que lleva su nombre, la de Ramon Gonzalez Montaño. La práctica totalidad de los integrantes de esta Junta Directiva lo era también de la Hermandad del Carmen, siendo Jose Luis Alvarez Sevilla, 'Gavina', presidente desde 1965 hasta 1978
UN HOMBRE BUENO
"Se cumplen en estos días 25 años del conflicto marinero en El Puerto de Santa María. El tiempo transcurrido y las actuaciones lamentables de quienes estaban en aquellos días al mando de los agentes del Orden Público me hubieran evitado recordar el suceso, pero la figura del padre Ramón González Montaño, párroco del Carmen, fallecido el pasado día 17 de diciembre, bien merece este final de singladura de la Meridiana de 2001.
A principios de 1977, en plena transición española, 700 pescadores, portuenses y de otras localidades gaditanas, especialmente de Sanlúcar y Barbate, se concentraron en los locales de la Cofradía de Pescadores solicitando un socorro ante el amarre de los barcos, que llevaban un mes sin poder hacerse a la mar por el mal tiempo reinante.
La Cofradía portuense informó que las normas legales por las que se rige no permitían disponer de fondos para su reparto general entre los pescadores. Fue entonces cuando llegó la Guardia Civil indicando su capitán a los reunidos que abandonaron los locales; hubo negativa y se produjo una fuerte acción de dicha fuerza hasta lograr que todos se marcharan de las dependencias.
Los pescadores, después de ser arrollados brutalmente por el solo hecho de estar reunidos, se congregaron en la plaza del Polvorista ante el Ayuntamiento y rápidamente aparecieron de nuevo las fuerzas de la Guardia Civil, que rodearon la plaza y disolvieron a los manifestantes actuando con energía.
Ya por la noche, decidieron protegerse en la Parroquia del Carmen.
Allí se encontraba como párroco el cura Ramón, al que querían y respetaban por la labor social que venía desarrollando con la gente del mar desde su llegada a El Puerto.
Don Ramón se encontraba aquella noche del lunes 3 de enero de 1977 celebrando misa y celebraba complacido cómo cientos de pescadores y trabajadores de otros gremios solidarizados se agrupaban de forma silenciosa en la iglesia. No sólo proporcionó lo necesario para hacer llevadero el encierro, con la colaboración inestimable de sus feligreses, sino que además ofreció su apoyo para que los trabajadores de la pesca gozaran de los mismos derechos que los otros sectores.
Durante las 20 horas que duró el encierro, el padre Ramón desatendió las peticiones de los mandamases civiles y militares para que expulsara a los pescadores.
A las 4 de la tarde del día 4 de enero la Guardia Civil se instalaba en las puertas de la Parroquia ordenando el desalojo. Don Ramón no se amedrentó y le indicó al capitán que los marineros no hacían ningún daño por estar reunidos y que no veía motivos para que abandonaran la iglesia.
Los pescadores, percatados de las intenciones del capitán, convinieron salir no sin antes expresar su gratitud al padre Ramón.
El conflicto marinero en El Puerto duró 14 días. Hubo 8 detenciones y decenas de heridos.
Al final concedieron el socorro solicitado y felizmente los consensos alcanzados en la noche del encierro en la Parroquia de un hombre bueno hicieron emerger una frontera a partir de la cual la marinería fue un sector siempre a tener en cuenta.» Antonio Carbonell López. La Meridiana. Diario de Cádiz. 30 diciembre 2001.

"Ramón Eduardo González Montaño fueron sus nombres y apellidos completos. Nació el 31 de agosto de 1934, en una casa de la calle Ancha del pueblo sevillano de Estepa, frente a la torre de la Victoria. Era la torre de la iglesia del convento de los mínimos o victorios. La misma Orden monacal que existía en el Monasterio de la Victoria de El Puerto.
En septiembre de 1946, Ramón decide marchar al Seminario Menor de la Archidiócesis de Sevilla en Sanlúcar de Barrameda. Hacía seis años que había terminado la Guerra Civil, y uno, la II Guerra Mundial. El fantasma de la hambruna aún no había desaparecido. La II Guerra Mundial terminó el año 1945. Ramón se distinguió entre los mejores estudiantes, como lo atestigua su certificado de estudios, extendido por la Secretaría del Seminario, con la nota media de Notable. (En la fotografía de la izquierda, el Seminario Menor de Sanlúcar de Barrameda).

ANTONIO, SU HERMANO.
AMBOS EN EL PUERTO.

Mi padre, Pedro Serrano Tey, aprendiz de sastre, llegó incluso a cortar chaquetas muy bien, tonelero, reconocido y respetado encargado de arrumbadores de las Bodegas de José de la Cuesta, me enseñó algo muy importante, mientras desde su altura, mi padre medía exactamente igual que yo 182cm, un gigante para los malos tiempos que le tocó vivir con su padre en el Penal por republicano y una gran familia, siempre sonreía y siempre trabajaba y me decía, cogidito de mi manita. Era el más pequeño, si bien 10 años después nacería mi hermana Begoña. --»Jesusmari hijo, siempre estás enfermo, eres débil: estudia.» (En la fotografía, Pedro Serrano Tey).


Así eran los bañeros y así eran los Tey, que aparte de ello tenían sus profesiones: José Luis y Manuel finísimos ebanistas, Ramón arrumbador de Bodegas José del Cuvillo y, mi padre de José de la Cuesta, hoy Grupo Caballero. Mi abuelo Ramón, capataz de la Bodega del Gavilán. Así se se escribe la historia de las personas sencillas que pasan por el mundo dejando una sombra fresca, esa brisa que tanto gusta en El Puerto, ese frescor que aquí llamamos “viento foreño”, la producen mujeres y hombres honrados y cabales que lo han dado todo sin exigir nunca nada." Jesús María Serrano. (En la fotografía, propiedad del autor, aparece éste con su hermana Begoña y su madre).









El cartel publicitario de los productos de Alfonso & Antonio Sancho, nos habla del Amontillado SI y la Manzanilla J e, igualmente hacen referencia a las afamadas viñas de su propiedad “El Caribe” y “La Peña”. Otros productos de esta casa eran: el Amontillado Quijote el Amontillado Solera Majestad, y los Finos Caribe y El Abuelo, el Oloroso Único (especial para enfermos) el Tres Cortados Hércules, el Moscatel Fontanal, Jerez Quina Víncitor y el Digestivo Pax. La bodega estaba situada donde hoy se encuentra Bodegas 501. Alfonso Sancho Mateos, fue uno de los precursores del Consejo Regulador de los vinos del Marco de Jerez y ferviente luchador para que los vinos de El Puerto se incluyeran en dicha denominación de origen. Dejamos para otra ocasión, acaso de la mano de su bisnieto por parte de padre, el Prof. Dr. Bernardo Rodríguez Caparrini, una nótula mejor documentada sobre la vida y obra de este porteño insigne.
«Alfonso Sancho Mateos era el hijo primogénito de Antonio Sancho Díez de Alda-Sopranis (1824-1903) y de María Antonia Mateos Valdés (1835-1899), naturales ambos de El Puerto de Santa María. Alfonso fue lo que podríamos llamar “un portuense no nacido en El Puerto”, pues tanto él como su hermana Josefa, tres años menor, nacieron en la cercana ciudad de Jerez de la Frontera, mientras que sus otro nueve hermanos (siete hembras y dos varones) vinieron a el mundo en El Puerto de Santa María». Del libro «Alfonso Sancho Mateos: los primeros años formativos de un bodeguero (1858-1879)» de Bernardo Rodríguez Caparrini. Biblioteca de Temas Portuenses.
D. Enrique Bartolomé López-Somoza nació, circunstancialmente, en Málaga el 29 de enero de 1926 y falleció el 16 de marzo de 1998, hace mañana lunes once años. Pero D. Enrique nace oficialmente para El Puerto en 1952, año en el que es nombrado Profesor Titular del Ciclo de Geografía e Historia en el Centro de Enseñanza Media y Profesional en nuestra Ciudad, aunque ya le era familiar El Puerto desde un tiempo anterior, cuando conoció a la que sería su mujer, Elisa, haciendo las milicias universitarias. Es aquí donde contrae matrimonio con la porteña Elisa López-Quevedo con quien tuvo tres hijos, Enrique, Santiago y Juan Ignacio. A su llegada a El Puerto vivió en el Egido de San Juan, junto a la finca del Manco Guindate, en la casa conocida como de Santa Ana, propiedad de D. Manuel Rubín de Celis -paralítico que usaba un carrito de madera de caoba y que tenía una gran biblioteca, donde por cierto vivió también a su llegada Manuel Martínez Alfonso-. Con posterioridad ocupó uno en los chalecitos de los profesores del Instituto de la Rotonda de La Puntilla, hasta su fallecimiento. El mayor de sus hijos, Enrique, abogado en ejercicio y colaborador habitual de Diario de Cádiz, está terminando la biografía que D. Enrique dejara inacabada por su triste desaparición. (En la fotografía, D. Enrique en un acto en el Colegio de Espíritu Santo, del que fue organizador y benefactor).
EL PADRE DE D. ENRIQUE Y LA INSTITUCIÓN LIBRE DE ENSEÑANZA.
En las memorias que D. Enrique dejó a medio escribir –y en las que su hijo Enrique está trabajando y recopilando, base importante de esta nótula-, describe sus primeros años estudiantiles aprendiendo a leer con su padre cuando le enseñaba con los periódicos ‘La Voz’ y El Sol’. Comenzó su andadura estudiantil en el Colegio de ‘Las Francesas’ de la Calle Santiago de Valladolid, cuando contaba cinco años de edad y con su madre recién fallecida. En ese colegio estuvo hasta los siete años, que se fue a vivir con su tía Eloisa (hermana de su madre) que ejercía de maestra en Madrid, y se matriculo en el colegio ‘Ruiz Zorrilla’ en la Ronda de Toledo. Un año después pasa al Instituto-Escuela en los Altos del Hipódromo, al final de La Castellana, donde hoy se encuentra el ‘Ramiro de Maeztu’. Con veinte años se matricula en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Complutense, licenciándose en Geografía e Historia (Sección de Historia de América) en el año 1951.



PERIÓDICOS Y PUBLICACIONES.
Entre sus publicaciones se encuentran: ‘El viento de levante en el Puerto’, ‘Orígenes histórico legendarios de los núcleos de población de la Bahía de Cádiz’ y ‘La Carta Puebla de El Puerto de Santa María’, entre otros. En la Revista de Historia de El Puerto del Aula de Investigación Histórica 'Menesteo', publicó: “Diario del viaje del piloto mayor Diego Thomas de Andia y Varela a las costas de Patagonia (1745-1746)” y “Notas para una historia de El Puerto de Santa María en el siglo XIX” (El periodo 1800-1814), “Documentos y libros relacionados con América (1560-1899) de los fondos del Archivo Municipal y de la Biblioteca Pública Municipal de El Puerto de Santa María”, «Apéndice a "Documentos y libros relacionados con América (1560-1899) de los fondos del Archivo Municipal y de la Biblioteca Pública de El Puerto de Santa María”», «Medidas higiénico-sanitarias de la administración municipal de El Puerto de Santa María en la prevención y tratamiento de la viruela (1805-1891)». Además tiene escritos numerosos textos inéditos sobre política, sociología, geografía e historia. (En la ilustración, Carta Puebla del Gran Puerto de Santa María. D. Enrique hizo la transcripción de la copia del S. XVI del privilegio rodado por el cual Alfonso X otorga a Santa María del Puerto carta-puebla fundacional, fechado en Sevilla, 16 de diciembre de 1281. Papel 310x210 mm. 2 folios completos y medio. Archivo Municipal de El Puerto de Santa María. Curiosidades nº 2.)


Como muestra de su ser de hombre de bien, estas fueron las últimas frases que pronunciara el día que fue homenajeado por su jubilación en 1991, hace ahora, 18 años, publicándose el libro que se muestra a la izquierda de este texto:
"Recordar es volver a vivir. Recordar a D. Enrique es hacer que volvamos a tenerle presente, si es que en algún momento se nos fue de la memoria, siguiendo sus enseñanzas y su ejemplar proceder.
Tily Santiago Cossi abrió los ojos a la luz de la Plaza del Castillo, pues aunque nació y vivió en la calle Alquiladores, 9, casa de sus abuelos maternos, el dormitorio de sus padres, cuando se paría en las casas, daba a la histórica plaza el 21 de noviembre de 1960, que es la fecha de su nacimiento. Es la mayor de cinco hermanos, hija de Manolo y Matilde -Matildina- de quien hereda el familiar y señalado nombre de Tily. Le gusta reflexionar sobre el alma que, afirma, tiene El Puerto, esa que todavía “no hemos matado del todo” un Puerto “en coma que necesita un líder que recupere lo que queda de casco antiguo”, y abunda: "No hace falta hacer experimentos; podría valer el modelo de Cádiz de recuperación de casas y palacios que se caían y hoy están salvados para el disfrute de quienes vengan detrás".
recover what’s left of the old town”. She goes on to say that “There’s no need to do experiments; the Cádiz model of salvaging houses and mansions which were falling down and today have been recovered for the enjoyment of future generations could be used”. 












«Se trata de Don Joaquín Barba Rocafull, músico, tengo entendido que proveniente del Ejército, que ocupó la dirección de la Banda Municipal de Música de El Puerto en tres ocasiones: una, entre 1916 y 1921; otra, entre 1924 y 1933 y la última entre 1937 y 1949. Era un gran músico, compositor y director, aunque la maledicencia de la gente chusca decía: --»Por ahí viene Rocafull perseguido por su banda»; --»Se llama "Roca" por el padre y "fú" por la música», haciendo ademán de soplar. Se decía que todo lo solucionaba con un pasodoble... Tan es así que, se contaba que a la entrada del paso de San Pedro, en sus negaciones, por la angosta puerta de la Capilla de la Aurora, acompañado por un gallo sobre una columna, la gente que presenciaba la entrada, gritó alarmada: ¡El gallo! ¡El gallo!, porque peligraba el gallo de San Pedro que rozaba con una jamba de la puerta. Y a los gritos del gentío: ¡El gallo! ¡El gallo!, se cuenta que Rocafull mandó a la banda interpretar el pasodoble de Rafael El Gallo, a petición del público.
“It’s about Joaquin Barba Rocafull, a musician, I understand that he was in the Army, and held the position of conductor of the Municipal Band of El Puerto on three occasions: the first, between 1916 and 1921; the second, between 1924 and 1933 and the last between 1937 and 1949. He was a great musician, composer and conductor, although the common townspeople used to badmouth him saying: “Here comes Rocafull pursued by his band”. “He’s called ‘Roca’ after his father and ‘fú’ after the blowing action involved in playing wind instruments”. It was said that he solved everything with a pasodoble… So true was this that people claimed that when the San Pedro procession left the Aurora Chapel through its narrow door, accompanied by a cockerel on a column, those who were watching the procession leave the chapel shouted out in alarm: “The cockerel, the cockerel!”, as the San Pedro cockerel was at risk of being squashed against the door jamb. And it is said that on hearing the peoples’ cries of “The cockerel, the cockerel!” Rocafull ordered the band to play the Rafael El Gallo (Rafael the Cockerel) pasodoble, at the request of the public. 





Otro embajador porteño en Madrid. Pepe Jiménez Vázquez, “Bigote”, nació en pleno verano canicular, probablemente en la calle Durango en El Puerto el 3 de agosto de 1922. Su padre se llamaba Cristóbal y su madre Catalina, siendo el menor de cuatro hermanos: Alfonso 'el Nino', guardacampo, que era un cuerpo de vigilancia de los campos que estuvieron en activo en nuestra Ciudad, al menos hasta el final de la década de los sesenta del siglo pasado; Ana, que casó con un Sancho, estableciéndose en Sevilla tras el casorio; y Cristóbal, que murió durante la Guerra Incivil en Madrid -a Bigote le cogería con 14 años-, adonde marchó con un Zamacola.

Ramón Vélez que vive en la actualidad en la calle Molinete y tiene 82 años, cuenta que Bigote acompañaba al Beni y a él en las noches madrileñas ya que Pepe Bigote llevaba bastante bien el compás, incluso a veces se permitía dar sus pasitos de bailes y cantar. Eso le hizo estar durante un tiempo con el cantaor flamenco Rafael Farina.Refiere Ramón que «una noche los tres, Beni, Bigote y yo mismo, fuimos contratados para que actuaran para Ava Gardner. A la actriz, famosa por aquella época en las noches madrileñas ,desde un principio no le cayó nada bien a Bigote y llegó a decir que Bigote era un chico muy feo. A raíz del ‘incidente’ Bigote tuvo que abandonar la fiesta no sin antes tomarse un respiro y dar buena cuenta, a su manera, de la Diva… Al terminar la noche, Beni y nos dirigíamos a la pensión donde se encontraba Pepe y quisimos, como buenos amigos, compartir el dinero que habíamos recibido de la actriz norteamericana: unas quinientas pesetas de la época. En ese momento Bigote puso otras quinientas encima y quedamos los dos extrañados. Claro, después el cachondeo fue mayúsculo cuando Bigote nos dijo, que se había tomado el atrevimiento de coger del bolso de la actriz la cantidad que el consideraba que podía saldar la ofensa que le había hecho la actriz americana.» Ramón refiere que en una época de su vida ya estando Bigote ‘mejor situado” necesito de su colaboración pues un mal asunto le había llevado a una situación nada deseable y que le había dejado sin trabajo durante tres meses. Bigote, no solo le presto lo que necesitaba, sino que además le ofreció la cama de la pensión donde dormía.
Es a partir de 1963 cuando Bigote conoce a Lucio que lo convierte en relaciones Públicas del más afamado restaurante de Madrid, Casa Lucio en la Cava Baja Madrileña. Allí con su universidad labrada en la calle, talento innato descubre una nueva vida a la que jamás pudo haber soñado, Ministros, artistas, futbolistas, entrenadores, personalidades de cualquier rango y condición trataba con exquisita educación comentando que lo mejor de España era El Puerto. Años mas tarde, otro restaurador, Esteban que había sido compañero de Lucio, abre a escasos metros de Casa Lucio un restaurante, Casa Esteban, también afamado por los madrileños y Bigote comparte sus relaciones publicas en ambos lugares. (En la fotografía, Lucio Blázquez, de Restaurante Casa Lucio).
Por otra parte cuando el sector pesquero porteño estaba en todo su apogeo, era Bigote quien atendía en Madrid a los exportadores y vendedores, caso de José Agarrado, Juan Crespo y un largo etcétera. Aquí cabe destacar a Pepe Romerijo pues la amistad con Pepe Bigote es la que posibilita en Madrid la presencia de Romerijo en numerosísimas ocasiones tanto en Casa Esteban como en Casa Lucio, al igual que le ocurrió a ‘El Cochino’. (En la fotografía, Esteban López Mariscal, del madrileño Restaurante Casa Esteban).
Manuel Gutiérrez Morillo, Manolito ‘El Cochino’ era el administrador de nuestro protagonista. Resulta que Bigote llegado a El Puerto, entregaba una importante cantidad de dinero a ‘El Cochino’ para que hiciera de Banco ya que se fiaba poco de los banqueros y así de esa manera además de ser su estancia más agradable siempre tenía a la mano la ayuda indispensable de su gran amigo y banquero particular Manolito ‘El Cochino’. Tuvo una excelente vinculación con el Racing de aquellos años, con jugadores, directivos y entrenadores. (En la fotografía de la izquierda, Manolito 'el Cochino').




Un día, del verano de 1979, estábamos sentados en la terraza de Romerijo, cuando apareció de repente Antonio Arribas; conocido por ser uno de los “choris” más famoso de Marbella. Antonio y Pepe se fundieron en un abrazo. Y Arribas fue al grano: “Pepe, necesito medio millón de pesetas ya mismo”. Y Bigote se fue derecho a Pepe Romero, dueño del establecimiento... Media hora más tarde Arribas nos decía adiós con mucha prisa. Romero, que había adelantado la pasta, tenía sus dudas. Y Bigote le decía: Antonio Arribas no sólo volverá con el dinero en la fecha prevista sino que, además, repartirá ganancias. Y así fue. Hombres así, con ese don, son necesarios en muchos sitios. Al menos para evitar que siga habiendo timadores de cuello duro, y traidores por sistema.» (En la fotografía Pepe Romero, quien auxilió a Antonio Arribas, el cual formó parte con Luis Ortiz, ex marido de Gunilla von Bismark, Rogelio Llagostera y Jorge Morán, el grupo Los Choris, animador de las fiestas de la jet marbellí.) Manolo de la Torre.

«Fue un pintoresco personaje que apareció, ya treintón, por los años veinte de este siglo pasado, en nuestra Ciudad. Llegó acompañado de su señora madre, de la que era hijo unigénito, nacido en Puerto Real y se decía que habido con un canónigo de la Catedral de Cádiz. Y es que, de toda la vida de Dios, a Puerto Real se le llamó "reffugium peccatorum". Las primeras noticias que tengo de él están en el libro "Recuerdos gaditanos" (Cádiz, 1897) del Canónigo Don José María León Domínguez: con motivo de las fiestas de la Beatificación de Fray Diego José, en abril de 1895, se organizó en el Seminario una Velada poética en la que recitó una poesía "con sin igual gracejo, cautivando a los oyentes, el niño Juan José Bottaro y Pálmer". Ilustración: Óleo de Frei Miguel Güedes de Sousa, Hermano Cartujo, portugués, que estuvo en las cartujas de Miraflores, Jerez y Évora, donde murió. Pintó de diversas maneras y técnicas a Bottaro, siendo ésta una imagen de la colección de tres. (Cedidas para Gente del Puerto por Juan Mayo Escudero).
Su vida posterior transcurre entre Córdoba y Roma, ciudades donde estudia humanidades, ciencias exactas, dibujo, pintura, escultura y toda una serie de artes y oficios artísticos que lo hacen un imprescindible consultor y maestro. Su educación era exquisita, pero, a veces, era maniático e incluso mordaz.
En el año 1928, Don Juan desapareció, de pronto, para irse, novicio cartujo, al Monasterio de Aula Dei, en Zaragoza, donde, por cierto, perseveró poco. De nuevo en El Puerto, la familia Terry lo acoge como preceptor y profesor de equitación, y, en las Bodegas de su propiedad, realiza obras de escultura, arquitectura, forja, pintura, mobiliario, tapices, etc. Fue, además, un magnífico fotógrafo y cámara de cine aficionado.
preceptor de los hermanos Terry Merello. (Hemos de lamentar que no exista una buena y nítida fotografía de Bottaro; al menos nosotros no la hemos conseguido. ¿Hará posible Gente del Puerto que podamos encontrarla? En la pequeña fotografía a caballo que pertenece a la Colección José Antonio Castro Cortegana, no se aprecia con nitidez las facciones de nuestro protagonista).
«Don Juan tenía amplísimos conocimientos de la “cocina del artista” y se autoabastecía de pigmentos naturales pulverizaba y batía, bien con aceite de linaza para el óleo, bien con goma arábiga para hacer colores de acuarela o témperas. Se fabricaba, en una fragua que tenía en la Cartuja, los cinceles para tallar la piedra y algunas gubias complicadas que afilaba en una piedra de agua y asentaba con la piedra de aceite. Sabía “fórmulas magistrales” de toda clase de productos para restaurar, dorar, o pintar. Yo conservo muchas notas manuscritas de él con esas fórmulas que me daba. Lo mismo hacía hacía, con madera de boj, sus propios palillos para modelar el barro o la cera, que hacía el bastidor para un lienzo y lo montaba con su lino. Con muy pocos medios lo realizaba todo.


Este monumento está ubicado en el patio de las Bodegas Fernando A. de Terry, y se comenzó a construir en 1952, esculpido por Juan José Bottaro Pálmer, ademas autor de la foto en Blanco y Negro. Los canteros, marmolistas, carpinteros y ayudantes, fueron: Manuel Mulero Baracho, Antonio Sánchez Cortés, José Santilario Álvarez, Francisco Martínez Selma, José Infante Tardío, Manuel Vidal, Manuel Ortega, Gonzalo Gambín García, José Ganaza, Rafael Moreno Carmona. En la actualidad sólo viven Manuel Mulero Baracho, propietario de la fotografía y actualmente lapidario y escultor, y Antonio Sánchez Cortés. En Terry, construyó, ademas el arco de entrada y la sala de consejo o de degustación, que consta de obras en piedra, marquetería y paneles de azulejos y óleos con escenas vinícolas. (En la fotografía a color, el monumento ya terminado. Ambas fotografías pertenecen a la colección de V.G.L.)
"Destacó en seguida entre nosotros por su discrección, prudencia y austeridad de vida. No se metía en nada, salía muy poco, leía bastante y trabajaba mucho (pintaba, restauraba, esculpía..) a horas libres, pues naturalmente no se le exigía nada ni entró con ningún compromiso formal en este punto. También edificaba a todos por su recogimiento y devoción en el coro. Pero en nuestras recreaciones, a las que a veces le invitaba el P. Prior, (también a algún paseo prioral), se mostaba siempre muy comunicativo, ameno y chispeante; sabía y contaba muchísimas anécdotas e historietas, y se convertía así, sin pretenderlo (dada su natural modestia y humildad) en centro de atención, pues todos le apreciábamos mucho". (Ilustración: Bottaro visto por Frei Miguel Guëdes de Sousa).
El texto pertenece a un "Vademecum" de personas que ingresaban o pasaban por la Casa. Ahí están reflejados todos los que estuvieron en la Cartuja de la Defensión desde que se reabrió en 1949. Suele ser el Padre Procurador (Administrador), u otro monje que le guste historiar, el que escribe en ese libro datos como: nombre civil y nombre eclesiástico, fechas de ingreso, datos personales, datos importantes de los monjes, hermanos o postulantes... y cuando mueren, también: datos de la muerte, lugar exacto donde está enterrado (pues en la cruz del cementerio no pone dato alguno), pequeña semblanza del fallecido... Bottaro murió con 84 años el 15-09-1970 y está enterrado en el cementerio de la Cartuja, en la fosa del rincón derecho del fondo, según consta en el croquis de situación. (En la fotografía, Cementerio de la Cartuja de Jerez. A la sombra de la cruz, cruces de madera anuncian que se encuentran enterramientos, entre ellos el de Bottaro).