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Monasterio de la Victoria. /Foto: Nani Delgado Poullet.

Desde la nueva estación del tren contemplamos el monasterio de la Victoria, iglesia de principios del siglo XVI, con una rica fachada gótica. Actualmente es un recinto cultural, si podemos acceder, hay que contemplar su solemne claustro. Entre 1896 y 1981 fue una cárcel y en sus jardines hay un monumento que recuerda a los reclusos políticos. Cruzando la antigua carretera, podemos acceder al Paseo de la Victoria, antigua huerta del monasterio y jardín desde finales del siglo XVIII. Continuando hacia la Plaza de los Jazmines en las inmediaciones se encuentran las Bodegas Terry (para visitas 956 151 500).  Desde el monumento al Sagrado Corazón (1927) tomaremos por calle Larga. En el número 19 podemos encontrarnos con la fachada civil más antigua de la ciudad, del siglo XVI. A continuación el Hotel Monasterio San Miguel, antiguo convento de las capuchinas, del siglo XVIII. En el  número 64, el Palacio Oneto, también del siglo XVIII, podemos asomarnos a su encantador patio porticado.

En la imagen de la izquierda, patio del Palacio Oneto, en la calle Larga. /Foto. AGR.

Desde la plaza Peral nos acercamos hacia el rehabilitado Ayuntamiento, del siglo XIX, erigido sobre el desaparecido monasterio de los Descalzos. Tomamos a la izquierda por calle Nevería y subimos por Ganado hasta el mercado de abastos, siglo XIX, y en esquina con Sierpes, siempre viene bien una parada en el bar Vicente (Los Pepes, para los portuenses) y contemplar sus reclamos publicitarios bodegueros. Tomando Ganado arriba, en esquina a Zarza se llega al Hospitalito, siglo XVIII, sede del futuro Museo, que abre con exposiciones temporales. Por Placilla llegamos a la casa palacio de Los Leones, convertida en establecimiento hotelero, con una rica fachada del siglo XVIII y  un interesante patio. Continuando por San Bartolomé llegamos a la calle Palacio. A la izquierda, en el número 48, una de las fachadas más originales de las casas de cargadores de Indias, la de los Govantes (siglo XVII), con yelmos y armaduras en la última planta. En la esquina con Misericordia, podemos contemplar parte de lo que fue el convento de San Agustín, actual conservatorio. Tomando a la izquierda por la calle Jesús de los Milagros podemos contemplar otras  fachadas de interés, y a la izquierda, en calle Luna, la iglesia de las Esclavas, (con retablo del siglo XVIII).

La plaza de la Herrería, en la actualidad.

Llegaremos a la plaza de la Herrería, presidida por la Casa de los Diezmos, siglo XVII, perteneciente en su momento al Arzobispado de Sevilla. Tras contemplar la cercana plaza de la Cárcel y los pórticos de la Ribera del Río (más apartada se encuentra la iglesia del Espíritu Santo, en Pozos Dulces, siglo XVIII), podemos reparar fuerzas tapeando en algún bar de toda esta zona, de la Ribera del Marisco o de la calle Misericordia, o continuar por el parque Calderón (1896), plaza de las Galeras, con la fuente de Las Galeras (siglo XVIII),  y continuar por la Bajamar o por Micaela Aramburu hasta la esquina de calle Palacio, donde se encuentra la fachada de la antigua aduana del Palacio de los Medinaceli, señores de El Puerto (siglo XVI).

El antiguo Hospital Municipal, antes del 'palmericidio'.

Frente a ella, el antiguo Hospital Municipal (siglo XX), pendiente de restauración. Si está abierta la capilla se puede contemplar la venerada talla de Jesús de los Afligidos (siglo XVII), de posible origen americano. Por esta calle, frente a la plaza Colón. Tomando hacia la plaza del castillo, el palacio de Araníbar, siglo XVII, la casa de cargadores de Indias más antigua, que es actualmente Oficina de Turismo, junto al castillo de San Marcos (siglo XIII). En la manzana adyacente está El Resbaladero, antigua lonja del siglo XVIII. Tomando por calle Cañas y Sol llegamos frente al Palacio de Valdivieso, actual sede municipal de Urbanismo, desde aquí alcanzamos la plaza del Polvorista. En un lateral se encuentra el Teatro Pedro Muñoz Seca, antiguo cuartel del siglo XVIII; la sede del Ayuntamiento es el palacio de Reinoso, siglo XVII, pudiendo acceder en horario de mañana a contemplar su patio. Regresando a la acera de Micaela Aramburu se encuentra el palacio de Imblusqueta, siglo XVII. En su patio se contemplan unas cadenas que recuerdan la doble estancia del rey Felipe V. A continuación, tras pasar la calle Cadenas, se halla la casa palacio de Roque Aguado, con una original escalera de acceso en su patio. Desde este lugar tenemos cerca una visita a las bodegas Osborne (956  869 100), con acceso en calle Los Moros; bodegas Gutiérrez Colosía (956 852 852), en la avenida de la Bajamar; o bodegas Grant, en calle Bolos (956 870 406). (Texto: Francisco Andrés Gallardo).

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José María Núñez Buhigas nace en 1956 en la calle Cielos de El Puerto, hijo de los también porteños Antonio y Juana. En 1956 era Alcalde de la Ciudad Luis Caballero Noguera. Precisamente la Bodega Luis Caballero rifaba entre los consumidores, clientes y camareros de toda España 102 vespas, en el ‘II Gran Sorteo del Coñac Decano’ celebrado ante Notario en Madrid, en marzo de 1956.

Se inauguraba el Restaurante Venta Millán. Se creaba el Poblado de Doña Blanca, con cuyos terrenos se compensa a los agricultores propietarios de los terrenos donde se construye la Base Naval de Rota, con el proyecto denominado ‘Plan de Transformación de las Marismas del Guadalete’, que comprendía 5.500 hectáreas, disgregadas en la actualidad entre  el Polígono de Las Salinas de El Puerto, el Poblado de Doña Blanca y el futuro Polígono Industrial Las Aletas (Puerto Real). A la vez, empieza a funcionar el aeropuerto de la base naval hispano estadounidense. /En la imagen de la izquierda, José María con su madre, en la Feria de la Victoria.

Con varios amigos, en el Parque Calderón. /Foto: Cuellar.

Un joven José María en un tablao de Cádiz, antes de la actuación.

En la edición de 1956 del Diccionario de la Real Academia Española de la Lengua, al igual que en 1884, aparece la palabra ‘porteño’ definida como ‘Natural del Puerto de Santa María. La palabra ‘portuense’ no hace ninguna referencia a nuestra Ciudad. En 1899 se añadió a ‘porteño’ la condicion de Bonaerense. En la Capilla de la casa palacio de los Marqueses de Arco Hermoso (calle Durango) se celebraba en octubre la boda entre Lupe Romero Laffite, hija de los marqueses y el gaditano Antonio Grosso Burham, bendecida por el obispo de Córdoba, fray Albino Menéndez Reigada. Nacía también Francisco Aguilar Sánchez, autor de carnaval,  ex presidente de la Asociación de Autores y Directores de Carnaval de El Puerto.

De izquierda a derecha, José Luis Arniz, José María Núñez, Joe Rígoli y Manolo Albaiceta, en Madrid. 'Yo sigo...'

José María estudiará en el colegio del Asilo de Huérfanas, en La Merced y en San Joaquín. Funcionario de carrera del Ayuntamiento desde 1990 hasta nuestros días, prestó antes sus servicios profesionales como aprendiz en Vidrieras Palma (VIPA) es decir la fábrica de botellas que había frente a la Casa de la Cultura y como escayolista y en un taller mecánico. Está casado y tiene dos hijos. Entre sus aficiones se encuentra la pesca.

José María con Alonso Núñez ‘Rancapino’ y su hermano, el gran guitarrista profesinal, Antonio Núñez.

Desde muy pequeño empezó su afición al cante, en el Coro del Colegio del Asilo de Huérfanas, siendo el solista principal. Con tan solo nueve años actuará por vez primera en el mundo del Carnaval, saliendo con la comparsa ‘Los Cicerones’ y con 17 años marchará a Madrid donde grabará su primer disco con José Luis Arniz y su compañero Manolo Albaiceta (ver nótula núm. 1.410 en GdP) en la discográfica Columbia. Luego vendrán las actuaciones en los tablaos de la época en la capital: Los Canasteros, El Corral de la Morería, … donde conocerá a su gran amigo Alonso Núñez ‘Rancapino’

Con el desaparecido humorista Paco Gandía.

En el portaaviones ‘Dédalo’ prestará sus servicios a la patria, siendo el vocalista en el Cuartel de Instrucción de la orquesta de San Fernando. Luego vendrá el Carnaval de nuevo, saliendo en agrupaciones tales como ‘Arrabaleros’ de su gran amigo Antonio Martín, con la Antología de José Luis Arniz, y con la Peña Los Majaras en ‘Los Simios’, ‘De El Puerto a Cai’, ‘Leche y Picón’, ‘Gibraltareños’, ‘Gigantes’, … hasta 1985 abandonando la interpretación en el Carnaval.

Con la Comparsa 'Arrabaleros' de Antonio Martín.

Durante 10 años se dedicará a las Sevillanas, como profesional, junto a sus compañeros, Luis Gatica Rivas (ver nótula núm. 114 en GdP), Francisco Gómez Ortega 'Pacoli', (ver nótula núm.1.067 en GdP), Manolo Albaiceta y Javier Benítez, con los grupos Alborea y Bordao.

Grupo 'Arbolea'. De izquierda a derecha, Manolo Albaiceta, José María Núñez, Luis Gatica y Pacoli.

En la actualidad compone algunos temas musicales junto a su sobrino, el gran guitarrista Jesús Núñez hijo de otro gran virtuoso de la sonanta, Antonio Núñez.

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Ricardo Palacios Mena y su hijo Ricardo Palacios Álvarez, durante un viaje a Japón.

Ayer a las 10 de la mañana nos dejaba un porteño de pro, Ricardo Palacios Mena quien, aunque nacido en La Línea de la Concepción, se sentía tan portuense como el que más. Vino a nuestra ciudad fichado por el Racing Club Portuense, donde jugaría en todos los puestos menos en el de portero. Aquí conoció a Pepi, hija de Rafael Álvarez Santander, el fundador de los recauchutados de la calle Curva en 1927 cuando las ruedas de coches eran de radios, y aquí se casó y fundó una familia que, orgullosa junto a su padre expandió el negocio de los neumáticos, siendo conocido como Ricardo ‘el de las Gomas’, o Vulcanizados Ricardo.

Ricardo es el jugador del centro, junto a Trujillo y otros directivos del Racing Club Portuense, en el desaparecido Eduardo Dato.

Su entrega al fútbol base, tras la diaria y dura jornada laboral, quedó suficientemente demostrada, como entrenador y artífice de una excelente cantera de fútbol, posiblemente la del mejor equipo que que ha tenido El Puerto: C.D. San Marcos.  Cuantos se relacionaron con el ya fuera por cuestiones deportivas o de trabajo lo recuerdan: era de una gran humanidad, que supo inculcar a sus hijos: Ricardo, Juan Luis y Rafael y que nos queda en forma de legado.  (Texto: José María Morillo).

Los oficios religiosos se celebrarán hoy a las 11 de la mañana, por expreso deseo del finado, en la parroquia de San Joaquín.

Mas información en Gente del Puerto. Nótula 074.

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El historiador, profesor y político Jesús Pabón Suárez de Urbina (Sevilla, 1902-Madrid, 1976) nació en un hogar tradicionalista (mitad integrista, mitad carlista), siendo el séptimo de diez hermanos. Cuando Pabón inicia en septiembre de 1911 su primer año de bachillerato en el colegio de los jesuitas de El Puerto de Santa María, ya le habían precedido los otros tres varones: José Manuel -futuro catedrático de Griego- y Benito -luego, abogado y diputado anarquista- salen del internado en 1908 y 1910, respectivamente, mientras que con Antonio -que será también abogado- coincide tres cursos, hasta que este termina sus estudios en 1914. /En la imagen Jesús Pabón Suárez de Urbina , en 1968.

El colegio de San Luis Gonzaga al que se incorpora Jesús Pabón en 1911 está próximo a cumplir su medio siglo de historia, que arranca en 1864. De 1909 a 1915 es rector el padre Rodolfo Velasco. Le suceden Raimundo Zamarripa -que desempeña el cargo solo un año- y Martín Mendoza, cuyo mandato concluye en 1920. En el prólogo al libro de Diego Sevilla Canalejas (1956), Pabón evoca con afecto al asturiano P. Velasco, "cuyo rostro ascético (…) nos inspiraba el respeto de una auténtica santidad". También recuerda al prefecto del colegio, Manuel Abreu, a la vez severo y cordial, y a Mariano Ayala, padre espiritual, "en quien la simpatía andaluza era nuestro paño de lágrimas de cada día". ¿Y de qué alumnos se acordará Jesús Pabón, de entre los 215 de media -en su mayoría internos- que había en su época? Sobre todo del novelista sevillano Manuel Halcón, a quien Pabón dedicará su obra Los virajes hacia la guerra (1946) con estas palabras: "Mi memoria no guarda una amistad anterior a la tuya". En el homenaje que los "sevillanos en Madrid" tributarán a Halcón en 1961, Pabón menciona además estos nombres: "Joaquín Peñuela -jesuita hoy, y primer orientalista español-; Julián Pemartín -excelentísima pluma-; un poeta como Rafael Alberti". Manuel Halcón, por su parte, cuenta en "Los dos macferlanes" (1949) cómo Pabón y él mismo, portadores de unos abrigos anticuados, tuvieron que hacer frente común ante las burlas de sus compañeros en el primer año de bachillerato, mientras que en otro relato, "El pecado insepulto" (1959), vemos que Pabón -"con sus ojos vivaces y su imborrable gesto de guasa"- es uno de los castigados de rodillas en el patio central por el P. Hurtado, profesor de Física en el curso 1915-16.

Niños haciendo gimnasia en el patio principal del Colegio.

Jesús Pabón hizo alguna travesura más en el internado, según Halcón: "Juntos, trabajando en equipo, hacíamos reír a las dignidades en las horas de silencio". Pero debemos clasificar a Pabón en el bando de los buenos y de los estudiosos. En el curso 1912-13 pertenece a la congregación de San Estanislao y al año siguiente es admitido -al igual que Alberti- en la de San Luis, cuyo prefecto era el alumno cordobés Ildefonso Porras. Jesús Pabón muestra a edad temprana sus grandes dotes para la oratoria: el 8 de diciembre de 1912, cuando aún no ha cumplido los 11 años, impresiona a la audiencia con su intervención en el mitin católico de protesta contra las escuelas laicas que -organizado por el padre Gabino Márquez- se celebra en el colegio, siendo otro de los oradores su compañero portuense Rafael Muñoz Ávila. En cuanto al rendimiento académico de Pabón, su expediente refleja que a lo largo de los seis años de bachillerato cursa 25 asignaturas, que revalida en el Instituto de Jerez con estas calificaciones: 13 aprobados, 7 notables y 5 sobresalientes. Es sintomático que en las materias de Historia de España e Historia Universal obtuviera la máxima calificación.

Concluido el bachillerato en 1917, Jesús Pabón estudió Filosofía y Letras en las Universidades de Granada y Sevilla, doctorándose en la Universidad Central en 1924. Tanto en la licenciatura como en el doctorado obtuvo premio extraordinario. Dio clases de Literatura Española y Latina en la Universidad de Zaragoza hasta 1930, cuando ganó por oposición la cátedra de Historia Universal Moderna y Contemporánea de la Universidad de Sevilla, de la que pasará diez años más tarde a la misma cátedra en Madrid (ocupándola hasta su jubilación en 1972). De 1931 a 1934 fue director del diario católico El Correo de Andalucía, diputado de Acción Popular (1933-35), Director General de Trabajo (1935) y diputado de la CEDA (1936-39). Designado jefe de Prensa Extranjera por la Junta Técnica del Estado, Pabón rompe con el régimen de Franco tras la Guerra Civil, siendo multado y confinado en Tordesillas (Valladolid) en 1944 por promover el retorno de la monarquía. Entre 1963 y 1966 ejercerá como delegado político de D. Juan, conde de Barcelona, en España (Pabón tuvo como discípulo al entonces príncipe D. Juan Carlos). Ganador del premio Camoens (La revolución portuguesa, 1941) y del Nacional de Literatura (Bolchevismo y literatura, 1949), su obra cumbre es Cambó (3 vols., 1952-1969), exhaustivo fresco de la España de la Restauración. Miembro de la Real Academia de la Historia desde 1952, fue elegido director de la institución en diciembre de 1971 (y reelegido en 1974). Tras su muerte el 26 de abril de 1976, el historiador Carlos Seco Serrano escribió: "Su vida ejemplar ha sido la mejor lección para cuantos nos honrábamos en llamarnos sus discípulos".

El 12 de noviembre de 1912, el jesuita Manuel Abreu interrumpió la cena de los alumnos del colegio de San Luis para comunicarles el asesinato -esa misma mañana- de D. José Canalejas (en la imagen de la izquierda), presidente del Consejo de Ministros, víctima de un atentado anarquista. Luego, puestos todos en pie, rezaron por su alma. Jesús Pabón reflexionará sobre los hechos en 1956: "De una parte, Canalejas, el terrible hombre de izquierda, el gobernante que encarnaba y obedecía al desorden, había caído por obra del anarquismo. Algo no era correcto en mi opinión infantil sobre él. Por otra parte, la Iglesia, sin duda combatida por Canalejas durante su vida, ante su muerte me enseñaba a rezar por él: toda la Iglesia estaba, para mí, en la plegaria del Padre Abreu. (…) Transcurrieron los años y los años. Hablé con familiares, con amigos y con partidarios de Canalejas. Estudié lo que él escribió, dijo e hizo, y cuanto se escribió sobre su vida y sobre su obra. Guiado siempre e invariablemente por las dos verdades que el Padre Prefecto del Colegio del Puerto me enseñó con ocasión de su muerte: le había asesinado la anarquía; y yo debía rezar por él, ejercitar la caridad al recordarle". (Texto: Bernardo Rodríguez Caparrini).

Me llamo Camila, vivo en Chaoyang, (Pekín, República Popular China). Me dedico al mundo del diseño gráfico y la publicidad, pero no voy a centrar ese tema en mi blog. Quiero compartir en mi blog mis vivencias y mis aventuras en Pekín dedicado a mi familia y amigos, en especial a mi madre. Desde hace mucho tiempo pensé que debía escribir las miles de historias y anécdotas y 99% de ellas surrealistas, y he pensado que debía compartirlo. Espero que lo disfrutéis, tanto como yo al contarlo. Un beso gigante!!!!!!

El viento de Levante forma parte de El Puerto de Santa María. que cuando viene, como mínimo después de 5 días no se va. En Pekín también tenemos ese viento de Levante, pero aquí en una mañana puede irse, y volver como 4 o 5 veces. Es como un viento de levante intermitente. En El Puerto de Zanta María, los xiquillos de la barriá juegan ar furbito, en  (mi barriá) los niños juegan a las artes marciales. En el Parque Calderón, está la famosa Pontona, aquí, en Ritan Park, tenemos también la pontona china. En el Puerto, las “maris” van con su bata y los rulos al chino; aquí, los chinos también lucen sus zapatillas y pijama de andar por casa por la calle. Y no sólo por la mañana. (Texto: Camila Power).

Tal día como hoy, 6 de agosto, hace 115 años, fallecía en Sevilla Emilio Seca Gutiérrez, un culto y virtuoso presbítero portuense al que faltaban dos meses para cumplir 38 años. Era cura en San Gil, la popular parroquia hispalense que toma su nombre del barrio donde está enclavada, casi lindando con las antiguas murallas de la ciudad, sede en aquella fecha –de 1653 hasta 1949- de la Hermandad de la Esperanza Macarena.

San Gil, la popular parroquia sevillana donde ejerció el Padre Seca.

En ese año de 1897 azotaba cruelmente a las cerca de 150.000 almas que poblaban la capital andaluza  una virulenta epidemia de viruela cuya mortandad rompió los parámetros estadísticos de todas las enfermedades infecciosas, que no eran pocas, padecidas por los sevillanos a lo largo y ancho del siglo que estaba a punto de finalizar. Se estimó, decima más o menos, 50 víctimas por cada mil habitantes, cifra esta que situaba a la capital andaluza en un dramático ranking como uno de los “puntos negros” más importantes del mapa sanitario internacional, solo superada por algunas capitales de la India como Bombay o Madrás, según Indica Ángel Pulido en su obra “Saneamiento de poblaciones españolas. Sevilla”.

Nuestro personaje, asiduo visitante de sus feligreses enfermos, a los que asistía humana y espiritualmente, en sus casas y en los hospitales, confortándolos y administrándoles los sacramentos en sus últimas horas, como no podía ser de otra manera,  al estar sometido a un riesgo constante y continuo, fue contagiado con el fatal desenlace que enunciamos en las primeras líneas de esta breve biografía.

Había nacido en El Puerto, en la casa número 2 antiguo de la calle Nevería, amaneciendo el día de la Hispanidad de 1859. Su padre, que era albañil de profesión, se llamaba Pedro Seca y su madre María Josefa Gutiérrez, ambos portuenses. (No hemos profundizado en investigarlo pero creemos que no tenía parentesco con la familia Muñoz Seca, aparte la coincidencia del apellido).

Una semana después, el 19 de octubre, era bautizado solemnemente en la pila bautismal, ahora en desuso, de la iglesia Mayor por don Francisco de Paula González de la Cotera, Cura Teniente y beneficiado de la misma, que le impuso los nombres de Emilio Julio de la Santísima Trinidad. Estudió en el Colegio Portuense, centro para niños en el que se impartía enseñanza primaria, aunque en su nivel máximo o superior, según matiza nuestro paisano Juan Gómez Fernández en su ensayo: “Formar hombres de bien. La enseñanza en El Puerto de Santa María en el siglo XIX”, colegio del que era propietario y también director Don Ricardo Alcón. Al decir propietario me refiero al concepto porque el inmueble en el que se impartían las clases, si no estoy equivocado, era el antiguo convento dominico de la calle Santo Domingo, propiedad del estado. Al menos el Colegio Portuense estaba establecido en el número 29 de esa calle, número que coincide con el del actual centro de enseñanza, antiguo Instituto Laboral, en el que curse mis primeros años de bachillerato.

Convento de Santo Domingo, hoy instituto.

Refieren que fue discípulo del docto Juan de Luna, completando su carrera sacerdotal en los seminarios de Cádiz y Sevilla. Promovido a la dignidad de sacerdote fue nombrado cura ecónomo de la parroquia de un pueblecito de la serranía de Aracena, una parroquia cuya advocación le recordaría a su ciudad natal, sin duda: la iglesia de San Marcos de Alajar, provincia de Huelva. Poco después iniciaría una prometedora carrera al ser elegido por monseñor Pedro Núñez, Obispo de Coria para Secretario de Cámara y Gobierno de su obispado, carrera a la que el mismo renunciaría poco después con motivo del fallecimiento de su padre. Para estar lo más cerca de su madre, reacia a dejar El Puerto para trasladarse a Extremadura, y acompañarla en la soledad de su viudedad, ocupó un curato en Sanlúcar suponemos que hasta la muerte de su progenitora, siendo promovido finalmente a la parroquia sevillana con la que hemos iniciado nuestro relato.

Púlpito de la Prioral, donde predicaría un año antes de su muerte.

Ejerció de portuense a pesar de estar siempre alejado de su tierra natal, manteniéndose en contacto con amigos, familiares y entidades locales. Había ingresado en la Hermandad de San Pedro In Sacri desde que era subdiácono, asentándose en la misma como hermano en 1881. Su último y público contacto con sus paisanos fue en septiembre de 1896, el año anterior a su óbito, predicando desde el púlpito de la iglesia en la que fue bautizado con ocasión de las fiestas religiosas de la Octava de la Patrona.

¡Gloria al Padre Seca y a todos los anónimos y desconocidos que como él, limpios de corazón,  sirven los demás con honradez y sacrificio! (Texto: Antonio Gutiérrez Ruiz. A.C. PUERTOGUÍA).

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Cuando se ha  construido una ciudad, paso a paso, y su urbanismo tiene peso, seguro que es producto de las invariantes. Las invariantes se repiten, están en el inconsciente forjador, son elementos imprescindibles de la personalidad y de la idiosincrasia de algo. Así, las invariantes del urbanismo portuense son las calles tiradas a cordel, el urbanismo en damero; los bluendes, esas especies de almenas que coronan los pretiles de las azoteas; los guardacantones de las esquinas; los cierros bajos y altos; los pavimentos tradicionales; los huecos de escalera; los patios; y los soportales, por ejemplo.

Copia idealizada de plano de El Puerto de 1787. Ameneiro. 1970

Cuando el Puerto fue declarado Conjunto Histórico-artístico, yo creí, inocentemente, que sería su salvaguarda. Esta Ciudad de los cien palacios, ha ido, poco a poco, deturpándose y adocenándose, con la permisividad, ciertamente punible, de las autoridades locales. El paisaje urbano se ha degradado hasta límites insospechados, sin que nadie le ponga tasa ni coto. Aquí cualquiera ha dispuesto como suyo de algo que es del común; el paisaje urbano –y el rústico—heredado, preservable, por Ley.  Pero está visto que la Ley no se ha aplicado, ni se aplica; no se tiene conciencia de estar ante una Ciudad singular, a la que poco a poco se le va despojando de sus invariantes, fijadas y forjadas siglo a siglo.

Es el caso de los soportales de la ribera del Guadalete. Desde Pozos Dulces hasta casi el comienzo del Parque de Calderón por la Plaza de las Galeras Reales hubo soportales, magníficos ánditos cubiertos al mismo nivel de la calle; espacios públicos de suelo sin cielo, antesala de las viviendas de gentes de la mar que han ido quedando como testigos, aparentemente roqueños, de las invariantes arquitectónicas portuenses. Y sin embargo, pese a su robustez, llega un cualquiera y los derriba, impunemente. Con sólo repasar las antiguas fotografías puede apreciarse cómo constituían un conjunto muy homogéneo de construcciones que daban la sensación de haber heredado de nuestros repobladores de la cornisa cantábrica una de sus invariantes y haberlas convertido, con el paso de los años, en nuestra.

Pues no, parece que no. En el edificio de Pozos Dulces esquina y vuelta con calle Chanca, se han permitido sus promotores derribar los soportales y la primera crujía del edificio, pese a la prohibición expresa que tenían de hacerlo.  Sea bienvenido el expediente de la Delegación de Cultura y caiga sobre esos desaprensivos todo el peso de la Ley. A ver si, de una vez, se enteran que aquí no se juega ni con las invariantes, ni el paisaje urbano, ni el rústico, ni  con la historia. (Texto: Luis Suárez Ávila).        

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Félix Sancho de Sopranis Peñasco nació el 10 de mayo de 1885 en el número 19 de la calle San Bartolomé, en El Puerto de Santa María. Era el primogénito de Alfonso Sancho Mateos (1858-1952) y de Mercedes Peñasco García (1861-1929), que tendrán otros dos hijos, Alfonso (1896-1971) y Mercedes (1899-1994).

Los primeros años de Félix Sancho transcurren en París, ciudad a la que su padre se traslada temporalmente por negocios vinateros de la casa Sancho Hermanos. De vuelta en España, Félix ingresa interno -septiembre de 1894- en el colegio de los jesuitas de El Puerto, donde estudiará cinco cursos de bachillerato. Obtendrá el título con 14 años, tras aprobar en junio de 1899 los ejercicios del grado ante la comisión de catedráticos del Instituto de Jerez de la Frontera.

La estancia de Félix en el colegio de San Luis Gonzaga coincide fundamentalmente con el mandato del jesuita madrileño Pedro Castelló, rector desde diciembre de 1893 hasta su relevo en septiembre de 1897 por el padre José María de la Torre. En 1896 terminan su bachillerato en San Luis Gonzaga los poetas Juan Ramón Jiménez y Fernando Villalón, así como el comediógrafo portuense Pedro Muñoz Seca. El 12 de mayo de 1895 se había inaugurado el pabellón de la nueva fachada y entrada principal del edificio. Disponía ya el colegio de alumbrado eléctrico: en El submarino Peral (1927) recordará Juan Ramón "aquella noche primera en que encendían los focos grandes del patio para deslumbrarnos la nostaljia". La media de alumnos en el último lustro del siglo XIX es de 205, en su mayoría internos. Félix Sancho tuvo por compañeros de curso, entre otros, a Juan Gavala Laborde (ingeniero de minas), Ignacio de Casso Romero (jurisconsulto), Julio Toscano Delgado de Mendoza (alcalde de Alcalá de los Gazules en 1930) y Ángel M.ª Rubio Castillejo (marqués de Valdeflores). Concluido el bachillerato, Félix Sancho prepara y aprueba el examen de ingreso en la Escuela Especial de Ingenieros Agrónomos de Madrid (Instituto Agrícola de Alfonso XII). Terminará la carrera -de seis años de duración- en octubre de 1910, obteniendo el número nueve de los 19 egresados de su promoción. Durante esta etapa madrileña, Félix ha coincidido algún tiempo en la misma pensión con su paisano Muñoz Seca, que le dedicará el entremés 'Mentir a tiempo' (estrenado el 25 de enero de 1908).

San Luis Gonzaga, fachada lateral.

Tras ingresar en el Cuerpo de Ingenieros Agrónomos, Félix Sancho es destinado en febrero de 1911 a la Granja-Escuela de Agricultura de Jerez de la Frontera. Dos años después pasa a El Puerto de Santa María como ingeniero-director de la flamante Estación Sericícola y de Industrias Zoógenas, creada gracias a la gestión del diputado a Cortes Dionisio Pérez en terrenos municipales aledaños al Monasterio de la Victoria. El 8 de mayo de 1913, se casa en París con Germaine Favraud (1891-1972), hija del agente general en Francia de la bodega A. & A. Sancho. Del matrimonio nacerán cinco hijos: Juan Manuel, Genoveva, Félix, Magdalena y Teresa. En octubre de 1918 redacta con Juan Gavala el proyecto de desecación, saneamiento y puesta en cultivo de las marismas de la margen izquierda del Guadalquivir. Sancho dirigirá laboriosamente la Sericícola durante casi 20 años, hasta la supresión de este centro de investigación, producción y fomento de la industria sedera en enero de 1931. Entonces es promovido de ingeniero primero a ingeniero jefe de segunda clase y nombrado director de la Estación de Viticultura de Moguer (Huelva). En agosto de 1932 asume la dirección de la Estación de Cerealicultura de Jerez. A finales de 1934 es trasladado a Madrid como director del Instituto de Cerealicultura, ubicado en la Casa de Oficios de La Moncloa, donde reside. Nombrado presidente de la Sección de Cerealicultura del Instituto de Investigaciones Agronómicas en enero de 1935, en abril del año siguiente asciende a ingeniero jefe de primera clase del Cuerpo.

El estallido de la guerra civil sorprende a Félix Sancho en La Granja de San Ildefonso (Segovia), donde veraneaba su familia. El 20 de julio de 1936 intenta restituirse a su puesto de trabajo en Madrid, pero no lo logra al estar cortadas las carreteras en Villalba: un hecho providencial, ya que la siniestra 'Brigada del Amanecer' -de Agapito García Atadell- irá varias veces a su domicilio de La Moncloa para detenerle. La vivienda será registrada y saqueada por completo.

Constituida la Junta Técnica del Estado (octubre de 1936), Félix Sancho fue confirmado en la dirección del Instituto de Cerealicultura, que se instaló provisionalmente en Segovia (1936-37) y Palencia (1937-39), ambas en zona nacional. Terminada la guerra, Sancho se reintegra a sus funciones en Madrid y es nombrado -octubre de 1940- colaborador técnico del Servicio Nacional del Trigo. En la década posterior publicó Métodos de análisis de trigos y harinas (1942), Trigos tremesinos o de ciclo corto (1949) y artículos sobre los cereales y el vino de Jerez en las revistas Boletín del Instituto Nacional de Investigaciones Agronómicas, Agricultura y Siembra. Fue asesor técnico del documental Trigo en España (1943), del marqués de Villa Alcázar.

Por ascenso en el escalafón, Félix Sancho de Sopranis pasa en junio de 1949 al Consejo Superior Agronómico (Madrid), órgano consultivo del Ministerio de Agricultura, tomando posesión como inspector general del Cuerpo Nacional de Ingenieros Agrónomos. Tras ascender a presidente de sección (jefe de zona) en enero de 1953, en julio de ese mismo año es designado presidente del Consejo Superior Agronómico, cargo que desempeñará hasta su jubilación el 10 de mayo de 1955. El año anterior se le había concedido la Gran Cruz de la Orden Civil del Mérito Agrícola. Fallecerá en Madrid el 19 de febrero de 1958, con 72 años. Sus restos descansan en su ciudad natal.

PIONERO EN EL APROVECHAMIENTO DE LA ENERGÍA SOLAR.
El 28 de mayo de 1921, Felix Sancho patentó con el número 78.346 un calentador de agua «para baños y otros usos domésticos o industriales». Llevó a la práctica su invento instalando aparatos en edificios particulares y públicos de El Puerto, Jerez, Sevilla, Madrid, Barcelona, Levante, Canarias y Baleares. En 1930 fabricaba los calentadores --de 300 a 600 litros-- la empresa madrileña OTAM y su precio, ya instalados, era de 1.750 a 2.500 pesetas. Todavía hacia 1945 se puso un colector solar en el colegio del Sagrado Corazón de la calle Ferraz, 65. (Texto: Bernardo Rodríguez Caparrini).

Témpera sobre cartulina, 50x35. Año 1994.

«Este tristemente desaparecido tabanco portuense fue escenario de muy buenas tertulias sobre toros, flamenco y carnaval, en la fructífera época de mi estudio en la aledaña calle Conejitos. Lugar de soberanas soleras, suelo de albero, entrañable y afable tabernero, de penumbras y luces entre barriles, y una fiel clientela que imagino desolada y un tanto huérfana tras su repentino cierre hace más de 15 años». (Manuel Martín Morgado).

El autor de la témpera, Manolo Martín Morgado es nacido en Ecija en 1964. Licenciado en Bellas Artes por la Universidad de Sevilla, en la rama de Grabado y Diseño. Tuvo su estudio de arte en El Puerto en la calle Conejitos. Actualmente da clases como profesor de dibujos en Jerez de la Frontera. De Morgado ha escrito José Manuel Benítez Ariza: «Pero esa especie de austeridad sufrida, reconcentrada, que Morgado pone en toreros y flamencos, la encontramos también en los personajes que toma de la calle o sorprende en la intimidad de sus casas o en el ambiente semiprivado de un bar. Es un mundo doliente, ma non troppo. Un mundo de hombres y mujeres, dentro de lo que cabe, resignadamente felices».

Más información sobre el Tabernón de Merello en GdP. Nótula 1.348.

De izquierda a derecha fila superior, Enrique García, de Hotel Jándalos; Enrique Fernández de Bobadilla, restaurante La Proa de Puerto Sherry; Julián Alonso, de Hotel del Mar, Francisco García de Quirós, de hotel Santa María. Fila del centro, José María Godínez, de hotel Los Cántaros; Fila inferior, Felix Parejo, de Hotel Puertobahía, José María Morillo, de la Oficina de Turismo, Piedad Hernández, de hotel Casa del Regidor; y los eméritos Juan GArcía, José Manuel Anguiano y Juan Sendra, así como Segisfredo Fernández, de hotel Dunas Puerto.

Directores de hotel de El Puerto de Santa María y tres eméritos: Juan Sendra, Juan Garcia, y José Manuel Anguiano ex directores de los hoteles Monasterio, Del Mar y Caballo Blanco, mantuvieron una reunión el restaurante La Proa de Puerto Sherry con Enrique Fdez. de Bobadilla, para homenajear al que fuera edil de Turismo y alcalde de la Ciudad, Fernando Gago, recientemente desaparecido. Acordaron mantener una reunión anuall con Gago desde que abandonó sus cargos públicos el pasado año. Se celebró la primera el año pasado y decidieron hacer una Comida del Recuerdo en su homenaje, donde se comentaron anécdotas y y sucedidos del añorado edil, delante de una foto de gran formato del finado.

Tras casi 30 años de trabajo en Aguas de El Puerto Empresa Municipal (APEMSA), José María Delgado Márquez se jubilaba el pasado día 14 de mayo. Sus compañeros lo definen como "un profesional entregado, disponible las 24 horas del día, que ha sido responsable de que las tripas de la ciudad funcionasen correctamente durante tres décadas".

Perito industrial de profesión, ostentaba el cargo de subdirector técnico de APEMSA desde 1983. Ya en el Ayuntamiento era el encargado del Servicio de Aguas y del Alumbrado Público, por lo que ha estado en contacto con este mundo desde hace cuarenta años.

José María era el responsable de la explotación del servicio. Tiene en su cabeza los planos de las redes de abastecimiento y saneamiento de la ciudad, de forma que no le hacía falta mirar ningún papel para saber dónde se ubica cada tubería y recordar los pormenores de cada instalación.  Ha dirigido un equipo de 30 personas, más las subcontratas, entre ingenieros, técnicos y operarios, que se encargan de la explotación de las redes, la elaboración de proyectos, el buen funcionamiento de la EDAR, el alcantarillado público, la lectura de los contadores, el trabajo a pie de calle, etcétera.

Ha sido también el encargado de mantener las relaciones con el Consorcio de Aguas de la Zona Gaditana, la compañía eléctrica, constructoras y, en definitiva, todas las gestiones con empresas que precisen de una labor de coordinación a la hora de emprender un proyecto.

Al pie del cañón y con las botas puestas, ha "sobrevivido" a diez alcaldes: Fernando Terry; Manuel Martínez Alfonso; Javier Merello; Enrique Pedregal; Antonio Álvarez; Rafael Gómez Ojeda; Juan Manuel Torres; Hernán Díaz Cortés; Fernando Gago y Enrique Moresco, y a otros tantos consejeros delegados, sin cambiar su talante, ni perder su buen humor.

15

Tengo un amigo en el hambre,
y tengo otro en el alma.
Los dos son el mismo amigo,
Miguel Marroquín se llama.

(Manuel Gerena)

Se ha ido un icono de la transición política andaluza, “un comunista militando en el PSOE”, como a él le gustaba definirse, aunque en los últimos años “para recuperar mi libertad de palabra” no tenía obligaciones de partidos y cargos, empero, se seguía reuniendo con los compañeros socialistas. Era un hombre que vivía la política como si le fuera la vida en ello, acaso distorsionada –o por mejor decir— descontento de la deriva que ha tomado la forma de ejercerla. En el fondo era un utópico que reclamaba su derecho a decir “No es eso” de la actual forma de ejercer la política orgánica de los partidos y los cargos públicos. Y no le faltaba razón cuando la ciudadanía reclama “otra forma de ser, otra forma de actuar”, eslogan que reclamaba para todos los partidos, no solo de izquierdas. Complicado en las formas de vivir la política, supo tener amigos que le acompañaron en sus postulados y otros, no tanto, precisamente por la intensidad de lo vivido en los años difíciles de la dictadura. Era amigo de sus amigos y sabía escuchar. Y decía que “era socialista antes que comunista”. En todos los casos, ha desaparecido un activo militante de la transición y de la libertad de la que gozamos hoy los españoles.

El pasado viernes 20 de julio vino a escuchar la conferencia que pronuncié en el hotel Los Cántaros sobre ‘Siglo y Medio de Turismo de El Puerto’. Por la tarde había escrito el que sería su último artículo en el Blog que mantenía con asiduidad ‘El Cuaderno de Miguel Marroquín’. Al día siguiente sábado 21 se sintió indispuesto  e ingresó en el Hospital de Puerto Real; el jueves 26 le practicaban una intervención quirúrgica en dicho hospital, operación que no resultó exitosa dadas las complicaciones que vinieron después, falleciendo de una afección cardíaca ayer  día 30 de julio, cuando pasaban pocos minutos de las cinco de la tarde, a los 69 años de edad.

Marroquín dejó dicho que ningún símbolo religioso figurara sobre su féretro. Sentía una gran amor por El Puerto: su familia ha dispuesto que la bandera de El Puerto que tenía en su casa y la medalla de concejal de la Corporación Municipal 1987-1991 a la que perteneció estén presente en las honras fúnebres de índole civil que se celebraran hoy en el Tanatorio a las cinco de la tarde.  (Texto: José María Morillo).

Mañana martes viaja a Brighton and Hove (Inglaterra) el fotógrafo portuense y redactor gráfico de Diario de Cádiz, Fito Carreto (ver nótula núm. 160 en GdP) quien expondrá en el restaurante de otro portuense, Luis Benjumeda Arrobas su muestra de temática taurina «Mozos y Espadas». La exposición está organizada y producida por Arrobas y Cía, empresa portuense con intereses comerciales en la población inglesa, siendo traducidos los textos al inglés.

En plenas Olimpiadas (el pasado 16 de julio llegaba a Brihgton and Hove la Antorcha Olímpica, produciéndose el relevo), un porteño se desplazará al país británico a mostrar un aspecto de nuestras cultura que, seguro, no dejará indiferentes a quienes tengan la oportunidad de contemplarla entre los días 2 y 26 de agosto.

Alfonso Carreto Ruiz, –Fito Carreto– es un fotoperiodista que lleva trabajando más de 25 años para el Grupo Joly, empresa editora de Diario de Cádiz teniendo su base de operaciones en El Puerto aunque su ámbito de actuación se extiende a toda la Bahía de Cádiz y la comarca de Jerez.

Con algunas incursiones mucho más lejos. Ha protagonizado diversas exposiciones, tanto individuales como colectivas, entre las que destacan la celebrada con motivo del V Aniversario de ’Cobertura Photo’, la exposición virtual ‘Fotografía Taurina’, o la celebrada para la Concejalía de Cultura del ayuntamiento de su Ciudad en el año 2000.


MOZOS Y ESPADAS.
«El torero mismo no es mas que un caballero sin armadura que se enfrenta a dragones de la dehesa, un guerreo que va a la batalla con un código tan estricto como el del duelo. Este héroe popular, no es nada sin valentía y su función es inexcusable sin arte. Es como artista que se le debe elogiar o condenar.

'Creo que el torero es un actor que hace cosas reales… Recuerdo que un torero dijo que la diferencia con el teatro, es que en la plaza, se muere de verdad'. (Orson Welles).
'El torero es en el siglo XXI el único trabajador que se gana la vida matando con una espada' (Fito Carreto)». /Del catálogo de la Exposición Mozos y Espadas.

Ver la Exposición ‘Mozos y Espadas’ en formato virtual pulsando aquí:
http://www.fitocarreto.com/02/index.html

3

“Tenía el don del ritmo en sus “nudillos de caoba”
y en “su caja comparsista”.
Cada vez que utilizaba el uno o el otro,
invitaba a cantar, a acompañarle,
pues era una llamada al espíritu,
al canto popular del pasodoble, el cuplé o el tanguillo.”
Antonio Muñoz Cuenca

EN EL PARQUE.
La primera vez que vi a Rafael fue aquel caluroso verano de 1962, sentado en un banco del parque Calderón junto a mi hermana Mari --quien más adelante sería su mujer y madre de sus tres hijos--, yo tenía ocho años y ellos diecisiete. Era un muchacho muy guapo. Alto, rubio, de hombros anchos y espalda recta; se notaba a la legua que hacía gimnasia, sobre todo por los bíceps, que reventaban bajo la camisa de popellin, siempre un poco desabrochada. Lucía una mata de pelo importante, peinada hacia atrás con un toque de brillantina, a excepción del arremolinado tupé, que le cubría la frente sin llegar a ocultar sus bonitos ojos verdes. La impresión que me dio fue la de un muchacho atrevido, jovial, con un palique sin limitaciones alimentado por su inmensa fantasía.

RAPHAEL.
Desde el principio me dijo que le encantaba la música, que se sabía muchas canciones y que si quería escuchar alguna; le dije que sí, naturalmente, y en cuanto que empezó a cantar me di cuenta de que era Raphael, el muchacho que había ganado el Festival de la Canción de Benidorm, ni más ni menos. Él me siguió el rollo, divertido, haciéndose pasar por el cantante, pero luego, reconoció abiertamente que todo había sido una broma y que ni siquiera le conocía. Tardó bien poco en ser un miembro más de nuestra numerosa familia; mis padres le acogieron como a un hijo, nosotros como a un hermano.

LA CLASE DE DIBUJO.
Recuerdo que cuando estudiaba 2º de bachiller en el colegio de las Carmelitas no se me daba bien el dibujo artístico; me volvía loca intentando plasmar sobre el papel aquellos obligatorios perfiles griegos. Entonces mi cuñado cogía el lápiz de carboncillo con mucha agilidad y, sobre la lámina que yo había emborronado, aparecía nítido el rostro del David de Miguel Ángel. Aquel curso de 1967 conseguí un 9 de nota media en esta asignatura.

LLEGADA A EL PUERTO.
Rafael, nacido en Almería en marzo de 1945, llegó al Puerto en los albores de 1950 en compañía de sus padres y su hermano mayor, cursando sus estudios en el colegio de los Jesuitas hasta entrar en la adolescencia. /Rafael, con sus amigos, en la playa de la Puntilla.

El Puerto de aquella época era un lugar paradisíaco para el espíritu libre de la juventud. Partiendo de la calle Valdés salía un caminito estrecho cuajado de aromos y chumberas, que serpenteaba hasta las dunas --el Camino de los Enamorados--, allí, a la orilla de la playa, Rafael se distraía haciendo piruetas imposibles con sus amigos y emulando las posturas de Steve Reeves, uno de sus actores favoritos.

ENTRE LA MILI Y LA DECORACIÓN.
En 1965 cumplió sus deberes con la Patria -como se decía entonces- y durante 18 meses realizó el servicio militar en el cuartel de Infantería de Marina de San Fernando, ejerciendo de cabo gastador.

De profesión pintor-decorador, trabajó durante años en un taller de la calle Nevería, especializándose en el difícil arte de la imitación de puertas de caoba, llegando a impartir clases de pintura para jóvenes desempleados en la sede del Matadero Municipal. /En la imagen de la izquierda, durante el servicio militar en San Fernando.

AFICIONES.
Además de leer libros de ciencia ficción -”Platillos volantes, aquí y ahora” de Frank Edwards, o “El enviado” de J.J. Benítez-, tenía otro importante hobby al que dedicaba su tiempo libre: construir barcos de madera de diferentes estilos, entre ellos barcos de pesca y galeones antiguos; el más impresionante, la reproducción en miniatura del buque escuela de la Armada Española Juan Sebastián Elcano. Sin embargo, como ya he comentado anteriormente, su gran pasión era cantar.

Comparsa 'Los Romeo'. Año 1969.

EL CARNAVAL: 1969.
Su primera actuación en el Carnaval de Cádiz fue con la comparsa “Los Romeos”, bajo la dirección de José Luis Arniz, ganadora del segundo premio provincial en 1969.

Comparsa 'Los Séneca'. Año 1970.

Luego vinieron los primeros premios provinciales con las comparsas “Los Sénecas” en 1970, letra de Diego Caraballo, música de José Luis Arniz (durante la actuación de la comparsa el Gran Teatro Falla se venía abajo, entre oles y aplausos, y es que su manera de tocar la caja era totalmente innovadora.

Las filigranas que hacía con los palillos en el borde metálico de la caja, ponían el vello de punta). /En la imagen de la izquierda el LP de 'Los Hindúes', todo un éxito de ventas.

“Los Hindúes” en 1971, letra y dirección de Manuel Ariza González y música de José Luis Arniz (esta comparsa fue una verdadera revolución en su época, se grabó un Long Play que se vendió como rosquillas) y “Los Charlots” en 1973 con letra de Angel Garcia López, música de José Luis Arniz y dirección de Manuel Gómez, pasando por delante de “Los mariachis” y “Los fenicios”. Aquello fue un acontecimiento musical en el mundo del Carnaval y musical, saliéndoles numerosas actuaciones fuera de nuestra Ciudad.

Comparsa 'Los Charlots'. Año 1973.

...continúa leyendo "1.456. RAFAEL MONJE. ‘El Caja’."

9

La pequeña historia de esta mujer no podía quedar en olvido, por liberal y por la valentía con la que vio la vida y la vivió. /En la imagen, 'La Macaca' en París, a finales de la década de los cincuenta del siglo pasado.

Josefa Martin Lanzarote, “La Macaca”, nació portuense, en 1922. De unas familias muy conocidas en nuestro pueblo, por parte paterna de los 'Macacos' y materna de los 'Tocatejas'. Ya he dicho en muchas ocasiones que en las fechas que nos vamos a mover, se conocía en nuestra ciudad más por los apodos que por los apellidos. Creo que estuvieron domiciliados en Pozos Dulces o zona de La Ribera del Río,  según me cuentan.

Los  Martin Lanzarote estuvieron obligados a emigrar a Francia, por pertenecer el patriarca de la familia al Partido Comunista. Huyeron al inicio de la contienda nacional, de la que heredamos, huérfanos, muertos y hambre.

Se crió en el ambiente liberal y democrático que tenía Francia, en aquella época. En Paris, tomo clases de baile moderno. Al principio de nuestra guerra nacional, llego a la capital gala, un profesor de danza madrileño, de nombre Esteban con quien, durante unos meses estuvo practicando flamenco. Según Luis Maravilla, el nombre de este maestro era falso, no me dio más referencia, ni explicación. Los refugiados políticos que emigraron a Francia, en los años treinta seis, la gran mayoría ocultaban sus nombres y apellidos por miedo. No fue una bailaora flamenca para vivir de este arte, pero se bailaba bien por fiesta. Con dieciocho años entro el cuerpo de baile, de un cabaret, de lujo de la capital cultural de Europa, de aquella época. /Antonia Gallardo, 'La Coquinera', en un afiche publicitario.

LIBERAL Y SOCIALISTA.
Mujer liberal de ideología socialista, transmitida por sus progenitores, Manuel Martin y  Rafaela Lanzarote. Hembra que según los que la conocieron se le podía clasificar de monumental. En los años cincuenta, se paseaba por nuestro pueblo en un coche mercedes descapotable. Tuvo un incidente por estas fechas en la feria del Puerto. Un guardia municipal, la llamo al orden y la tachó de ir  provocando por el recinto ferial, comunicándole que le acompañara a comisaría. Ante la actitud del guardia, las personas presente en la caseta ferial, se manifestaron y protestaron la conducta de este guardia del orden, por lo que tuvo que intervenir el comandante de los municipales, quien ordenó y le mandó al puritano municipal, salvador de almas, que se marchara, porque que él estaba alterando el orden público, era él.

En estos tiempos todo aquel que fuera ideología de izquierda, estaba controlado o vigilado por las autoridades de la ciudad. Por lo que yo creo, que este agente, conocía los antecedentes de la familia de “Los Macacos”, y quiso ganar méritos, llevándola detenida. Los portuenses que tenemos más de sesenta años, conocimos a este policía municipal del orden suyo, era tanto de izquierda, como de derecha, se cambiaba la camisa, al mejor postor. No vale la pena mencionar su nombre, hay que dejarlo que descanse en cal, con los que no vuelven.

Luis Maravilla, de joven, con la Copa Pavón, un trofeo flamenco de prestigio.

Luis Maravilla es el nombre artístico de Luis López Tejero. (Sevilla, 1914, Alicante 2000). Este ilustre maestro de la guitarra, persona educada y de modales exquisitos, me contó: "--En el año cuarenta nueve o cincuenta, estuvo de gira en Paris, con el ballet de Pilar López. En esta ciudad conoció a una joven porteña, de nombre Pepa Martin, actuando en dicho cabaret, como bailarina del coro, de este local faustuoso". Se acordaba de ella porque sobresalía por encima de las demás coristas. Entablamos conversación, preguntándome como estaba España, en estas fechas, con el tiempo supe que se casó con el Príncipe Gitano. "Pepa tenía un cuerpo monumental, de cara, ojos y cabellos, en concordancia con su morfología".

Compañía de Pilar López

MUJERES GUAPAS.
Si hay una de las cosas que  podemos presumir los portuenses,  es de mujeres guapas en el mundo artístico flamenco, estas fueron: Antonia, Pepa y Milagros Gallardo “las Coquineras”, su tía Maria del Carmen Gallardo Rueda “la Gaditana”, Josefa Martin Lanzarote “la Macaca”, Milagros Lechuga y Josefa Gallardo “la Gallardo”. De algunas de estas mujeres dejó constancia de su belleza, Fernando de Triana, en su libro, Arte y Artistas Flamencos.

RELIGIOSA Y MODERNA.
Pepa, le tuvo un gran cariño a su pueblo, cuando podía escaparse, regresaba a su tierra, a pesar de los kilómetros que había entre Paris, Madrid, y El Puerto. Que me lo digan a mí, llevo cuarenta años viajando de la capital de España, a mi patria chica, cuatro o cinco veces al año.

Le tenía mucha devoción a la Virgen de Los Milagros, siempre que venía a su origen la visitaba. Posiblemente en el tiempo que venía de vacaciones a su ciudad, estaría en boca del vecindario por su libertad de expresión y la forma de ver la vida, que nosotros en aquel tiempo no teníamos. Utilizaba biquini, para bañarse que, en aquellos años, no estaba bien visto, por los motivos que todos sabemos y que no voy explicar, porque lo conocemos.

Se hospedaba cuando venía a su origen, en el domicilio de sus tíos en la calle ya mencionada. Me contaba Milagros Párralo, familia de Pepa, "que tenía un cuerpo diez y una cara guapísima, cuando paseaba por la calles Luna, Larga y El Parque Calderón, llevaba gente detrás como si fuera un paso de Semana Santa".

Familia de los Tocajeta en una reunión. De izquierda a derecha, Rosario Ruiz Camacho, Francisco Martín Murga 'Tocateja', familiar de 'La Macaca', Carmen Ruiz Camacho, madre de Antonio Cristo Ruiz, Ángeles Ruiz Camacho, José María Martín Murga 'tocateja', Luis Martín Murga Ruiz y Maruja Ruiz Camacho.

ENTRE LA LECHERÍA Y EL TAXI.
La familia de los Macacos tenían una lechería, en la bocacalle de Palacios, San Bartolomé, y las cabrerizas o vaquerizas estaban situadas en la calle San Bartolomé, esquina calle de Los Moros. Los Tocatejas, familia de la madre, se dedicaban mayormente al transporte de mercancías y a los taxis. Que por cierto Francisco Martín Murga, muy conocido en El Puerto, por Paco Tocateja, “el Taxista”, y su hermano José María Martín Murga, transportista apodado “Requeté” eran familia de Josefa. Estos dos portuense, estaba casados con dos hermanas de mi madre, mi tía Charo Ruiz, con Paco y Angelita Ruiz, con José María.

...continúa leyendo "1.455. JOSEFA MARTÍN LANZAROTE. ‘La Macaca’, belleza de una porteña en París."

En la imagen inferior, de izquierda a derecha, Maruja Tejada, la entonces delegada provincial de Cultura de la Junta de Andalucía, María José Caro y el concejal de cultura en 1998, Juan Gómez Fernández, durante la celebración de Simposio sobre José Luis Tejada.

Ayer fallecía en el hospital, donde permanecía desde hace unos días, Maruja Romero, viuda de José Luis Tejada,  musa del poeta con el cual contrajo matrimonio. Maruja ha sido en la ciudad natal del poeta la más férrea protectora del legado de su marido; manteniendo tanto en vida de Tejada como, una vez ya desaparecido, contacto con las personalidades más destacadas del mundo de la literatura.

El Puerto ha perdido a la más importante valedora y difusora de la ingente obra del escritor y poeta José Luis Tejada, a través de la Fundación que presidió desde su constitución. Madrileña de nacimiento, deja tres hijos.

El alcalde, Enrique Moresco, en nombre del equipo de Gobierno y Corporación municipal y de todos los portuenses a los que representa, lamentaba ayer la pérdida destacando que "acabamos de perder a una gran dama, pionera en la inserción de la mujer en el mundo empresarial y que sin duda ha contribuido a mantener viva la figura y obra de uno de los más importantes escritores que El Puerto de Santa María ha dado la literatura, tanto nacional como internacional".

Cuántas veces habré escuchado, o leído, sobre la milenaria historia del vino en estos campos ceretanos –posiblemente los de los fenicios y los de Columela–, de su importancia cultural y económica, de sus rituales en la comida y en las fiestas, e incluso de sus efectos benéficos para la salud, de las cualidades y cuidados primorosos de las viñas, de su elaboración ritual en las oscuras y húmedas bodegas, como un sancta sanctorum de los templos, de los olores agridulces de las calles estrechas de las bodegas de Sanlúcar de Barrameda, Jerez de la Frontera o El Puerto de Santa María, que aún retengo en el olfato de mi mente como algo especial y para siempre.

Poblado de Las Cumbres. Sierra de San Cristobal. /Foto: H. Lázaro.

Cuántos visitantes embelesados han recorrido esos patios luminosos de las bodegas para adentrarse con recogimiento religioso en las estancias oscuras donde yacen los bocoyes de nobles maderas, durmientes, en los que se genera este líquido amarillo, sangre de las uvas, para degustarlo al final de la visita y con la satisfacción del que ha culminado un rito de paso que es preciso hacer una vez en la vida, al menos. Cuántos congresos, simposia, reuniones, libros, artículos, versos y ripios se han realizado y escrito sobre la historia del vino en todas sus vertientes. Y cuando aparecen los vestigios más antiguos de su historia, exhumados por el pico y la pala del arqueólogo en algún lugar de la Bahía, que atestiguan las historias narradas, se les destina al olvido, yaciendo sepultados bajo un cúmulo de piedras y tierra para seguir durmiendo, privándonos de disfrutar, ver y tocar con nuestros propios ojos y manos esos restos de muros milenarios que en otro tiempo fueron lugares industriales de elaboración de vinos sin marcas conocidas para nosotros. Paradojas de la palabra y el espectáculo, que nos lleva a lo más sublime o a lo más penoso de la cultura.

Restos de un lagar colmatado en el Yacimiento de Las Cumbres. Enero 2009. /Foto: Francisco Ruiz Serrano - Francisco J. Rodríguez Andrade

Es lo que ocurrió con la bodega excavada en la cima de la Sierra de San Cristóbal, dependiente y cercana a la ciudad fenicia y turdetana del Castillo de Doña Blanca. En efecto, en 1991 realicé una campaña prolongada de excavación arqueológica en la cima de la sierra, en una extensión de casi 2000 metros cuadrados, facilitada por la existencia de un solo nivel constructivo del siglo III a. de C. Se me ofrecía la oportunidad de excavar y conocer con poco esfuerzo un espacio industrial, que resultó ser una bodega amplia y compleja, la única conocida hasta ahora tan antigua. Pues excavamos casi siempre retazos de la realidad a la que hay que suponer su función, sin la certeza de que realmente fue. En esta superficie se han hallado más de una treintena de habitaciones para distintos usos, además de espacios abiertos, o plazuelas, calles, y un elenco de vasos cerámicos muy abundante. Sus muros recios a cordel, delimitados con la precisión de un topógrafo, se construyeron de mampuestos –piedras sin carear– y ripios rellenando los intersticios, con paredes enfoscadas e indicios de pintura blanca y suelos rojizos en muchas de ellas. Colores familiares en esta zona. En ocasiones, muretes de adobe separan los espacios. Y en ellos, piletas, cantareras, hornacinas, pequeños recipientes ahuecados de piedra local, o plataformas circulares de piedras y fosos. Elementos comunes y útiles en las construcciones de la época.

Lagar en el Yacimiento de Doña Blanca.

Pero, siendo tantos y variados los aspectos a los que tendría que referirme, sólo lo haré con los más significativos. Me refiero a los lagares –se han hallado dos–, donde se pisaba la uva para la obtención del mosto. Uno está constituido por tres piletas: dos de ellas, donde se pisaba la uva, en un nivel superior desde los que corría el zumo de la uva, a través de sendos canales, a otra de mayor dimensión que se tapaba con tablones de madera. El otro lagar, en otro punto de la bodega, poseía depósitos similares. Y los dos muy bien conservados y primorosamente trabajados, enfoscados mediante una mixtura de cal y arena, una especie de cemento que en términos latinos conocemos como “opus caementicium”. Junto a ellos, se disponen habitaciones estrechas y largas, los almacenes, donde ocasionalmente se han hallado ánforas apostadas contra la pared, contenedores de vino, preparados para la exportación por tierra o en barcos. Además de lagares y almacenes, numerosas habitaciones cuya función desconocemos por ahora, quizás para el servicio de la industria y como vivienda de los operarios y administrativos. Pero he de resaltar dos conjuntos, con varias estancias, perteneciente una de ellas a lo que he supuesto que sea la vivienda del propietario y la segunda a un templo doméstico en relación a esta actividad de producción del vino. En la primera se advierte claramente su carácter doméstico, pero los materiales empleados para la construcción y su distribución sugieren claramente la vivienda de un propietario o administrativo principal. Y la segunda corresponde con nitidez a un templo: en una de sus estancias se hallaron dos betilos de piedra bicónicos, como testimonios de divinidades de la fecundidad, y en este caso del vino, un sancta sanctorum de pequeño tamaño y un foso de ofrendas –o favissa– con decenas de vasos depositados y de formas variadas, entre los que destacan vasitos de perfumes.

Las Cumbres. /Foto: Paco Ruiz.

Es lo normal, la producción, cultos y rituales religiosos van intrínsecamente unidos, e incluso en la actualidad. Quiero resaltar, además, que en los espacios abiertos se han hallado hornos, de diferentes tamaños, que han producido escasa temperatura, y que se deben interpretar para cocer en ellos, y en calderos, lo que más tarde Columela denominó la ‘sapa’ y el ‘defrutum’ –productos conocidos de antaño–, que son mosto cocido y posiblemente mezclado con frutas. Los menciona Columela, quizás nacido en Cádiz, en su libro ‘De los trabajos del Campo’, escrito a mediados del siglo I después de Cristo, tal vez consignando un uso anterior púnico, como sugiere los lagares del Castillo de Doña Blanca.

Como supondrá el lector, me han quedado muchos aspectos por exponer, mucho por escribir. Lo haré en otras ocasiones. Mas ya queda en el conocimiento, y en la conciencia, la existencia de la bodega gaditana más antigua, por ahora enterrada, no visible, a la espera de su resurrección y disfrute, como demanda la dilatada e importante historia del vino en la Bahía gaditana. Que sea pronto. (Texto: Diego Ruiz Mata).

2

Reproducimos aquí algunas instantáneas del fotógrafo Francisco Sánchez Pérez, ‘Quico’, (ver nótula núm. 146 en GdP), uno de los grandes documentalistas gráficos que ha tenido El Puerto de Santa María en la primera mitad del siglo XX.

Desfile (1). Esta foto es del 16.06.1938 y es del entierro de Fernando Zamacola, (ver nótula núm. 800 en GdP), está tomada a la altura de la actual casa Nº 70 de la Calle Larga, es decir frente a donde viví hasta mediados de los 50 del siglo XX.

Desfile (2). Desfile de fuerzas armadas por la Plaza de Peral. Puede ser en una procesión. Lo que me pone en duda es la curva que hace el público hacia la izquierda de la foto, pues el Ayuntamiento está justo en frente del desfile. El que está abajo del todo agarrado del brazo de otro, me parece que es el padre de los Ciria, Paco Ciria, hermano del que fuera Alcalde de El Puerto, Eduardo Ciria Pérez (ver nótula núm. 1313 en GdP). Foto muy curiosa donde se puede distinguir las diferentes clases sociales de la fecha.

Puede ser Campo de la Gimnastica. Como digo en el título, puede ser el Campo de la Gimnastica, pero tengo mis dudas si es en el Eduardo Dato en sus prinpicios. El de la mascota con gafas, juraría que es mi tío Fernando Arjona Cía y la siguiente puede ser mi tía Francisca González Bruzón, pero el tener la mano en la boca me impide ver su cara. Esta foto puede ser de principios de los años 40 del siglo XX.

Plaza España postguerra. Misa de campaña en la Plaza de España. los militares armados están en posición de rindan, y parte de los asistentes con el brazo en alto. En la puerta de la Prioral se puede ver el altar presidido por una cruz, que puede ser la que sacaba el Santo Entierro en Semana Santa y detrás  se puede ver el yugo y las flechas y arriba un letrero de Presentes. La fecha puede ser entre Octubre de 1941 y Abril de 1943, ya que creo distinguir a la derecha de la puerta de la Iglesia a Fernando C. de Terry y del Cuvillo, que era el alcalde en esa época.  (Texto y Colección de las imágenes: Vicente González Lechuga).

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Los actuales propietarios de Casa Aparicio: David Moreno Caraballo, la cocinera Concha Chacón Chamizo y Policarpo Ruiz Arroyo.

Policarpo Ruiz Arroyo, hijo de Aparicio Ruiz, el fundador de este bar de El Puerto y uno de los propietarios actuales del establecimiento que fue fundado en el año 1983 por Aparicio Ruiz Fernández y Carmen Arroyo Aspera. El primero le dio nombre al bar. Desde el año 2006 y hasta noviembre de 2011 lo regentó Oscar González. Ahora ha vuelto a la familia Aparicio, en concreto a su hijo Policarpo Ruiz Arroyo que lo dirige junto con otros dos socios David Moreno Caraballo y la cocinera Concha Chacón Chamizo que ya estuvo trabajando en el establecimiento cuando lo tenían los padres de Policarpo por lo que conoce a la perfección su cocina.

Guiso marinero que quita 'como tó el sentío'.

Casa Aparicio es un bar de tapas y raciones especializado en pescado frito y guisos marineros que van variando a diario. La especialidad es el pescado frito del que tienen numerosas variedades. También son famosos algunos de sus mariscos como las navajas. Tienen en carta coquinas de El Puerto.  Su terraza, al pie del río Guadalete y en la zona peatonal de la Avenida de la Bajamar,  es muy apetecible.

EL GALLO EMPANADO
Lo del gallo saben ustedes que es terreno generoso. En algunos sitios el gallo, más que un pescado, es un pedazo que igual podría ser también el marido de la gallina porque sabe igual…a ná.

El gallo empanao de Casa Aparicio.

Sin embargo, y este es el caso, hay bares que cuando anuncian gallo es gallo de verdad y se nota. En Casa Aparicio el pescado se presenta con un empanado muy ligerito, casi más cercano a la fritura, rubito como un escandinavo y cuando se abre te encuentras con unos lomos gorditos de pescado, más blanco que un traje de novia antes de ello. En Casa Aparicio se trata de gallo fresco “del de verdad” y lo cierto es que se nota. Pero no sólo el gallo requiere atención en esta tapa, el alioli que lo acompaña está también pa matarse y hace juego con las papas fritas que lleva de guarnición el pescado. Ya puestos a guarnecer también lleva un poquito de piriñaca, pero con un aliño muy suave y sin caldo, para no estropear el crujiente de la fritura. Policarpo señala que la tapa la incorporaron en noviembre, cuando la familia Ruiz Arroyo, con él, ha vuelto a este establecimiento que fundaron sus padres. La tapa se cotiza a 4,50 euros y el gallo también se puede tomar a la plancha. (Texto y fotos: Pepe Monforte).

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