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elpajarito_traje_puertosantamariaAntonio Flores Morera, 'el Pajarito' nació el 2 de abril de 1954 en la calle de la Rosa esquina con Lechería (hoy Cervantes), cuarto de los ocho hijos que tuvo el matrimonio formado por José Luis Flores Zarzuela --de profesión albañil-- y María Antonia Morera de los Reyes. Con dos años la familia se fue a vivir a la barriada José Antonio y, en la actualidad vive en la Barriada de los Romanos, así llamada por pasar por allí la Vía Augusta o ‘Camino de los Romanos’. /La fotografía de la izquierda es de Miguel Sánchez Ivars (Si Quiero Bodas).

1954.

Ese año de 1954,  caía el 3 de febrero una gran nevada en la Bahía de Cádiz y en El Puerto, propiciando el espectáculo de ver las playas cubiertas de blanco. Era alcalde de la Ciudad, Luis Caballero Noguera. Se inaugura la Base Naval de Rota, construida parcialmente sobre suelo de El Puerto. La población reclusa en la Prisión Central portuense era de 1050 penados. Mientras volvían a España los prisioneros de la División Azul.

Rafael Alberti publicaba el año del nacimiento de nuestro protagonista ‘Baladas y Canciones del Paraná’. Se constituye el Grupo de Empresas Luis Caballero, S.A. Llegan a la provincia de Cádiz los ‘chicucos’ Domingo Marcos Cuevas, Eladio Gutiérrez Quevedo y José María Ruiz Mantilla, fundadores de Eco del Puerto. José Luis González Obregón abría la  taberna en la calle Zarza, en el bodegón de una antigua carbonería. Un grupo de trabajadores de Fernando A. de Terry inician gestiones con la Orden Tercera, para que les sea cedida la imagen de los Afligidos, constituyéndose en cofradía al año siguiente. El 8 de diciembre de ese año procesionó en El Puerto la única Procesión Magna Mariana que se había celebrado, hasta la fecha, en nuestra ciudad.

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La Virgen de Fátima que se custodia en la parroquia de San Joaquín procesionó en la Magna Mariana de hace 59 años, en 1954, el año del nacimiento de 'El Pajarito'.

EL PAJARITO.

El mote de ‘El Pajarito’ viene dado a la familia por su padre, quien, trabajando en una bodega, al hacer los encargos los hacía con mucha rapidez: "--Eres más rápido que un pajarito" y Pajarito se le quedó a él y a su hijo.

De pequeño estudió en el colegio de La Salle y en Cristóbal Colón, cuando era conoció como el  ‘Palenque del Mercado’, allí recuerda a los profesores Heliodoro del Campo Sánchez, José María García Pichel, Manuel Pacheco Albalate, Jorge Ostenero Rivas y otros como D. Victor, D. Jaime, D. Ángel, D. Pedro…

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Patio del colegio de La Salle.

Empezó a trabajar muy joven, su padre tuvo que sacarlo para ayudar a la familia y porque no podía pagar la ‘permanencia’ (un sobrecoste que se le pagaba al profesor por quedarse mas tiempo en el colegio) de tantos hijos. Así, empieza a trabajar en la chatarrería de José Vila Segrellés, en la esquina de la cale San Francisco de Paula con la calle de la Rosa; en la construcción; en el cartón, recogiendo cartones con su padre entre 1963 y 1972; en la fábrica de piensos que existía en La Otra Banda; en Cementos El Carmen; en el campo: cogiendo algodón, castrando la remolacha, en la vendimia y otras labores de viña y con Francisco Peinado Vila en el desguace y chatarra y palés de la Avda. de Valencia. Como podemos comprobar, ‘actividades diversas’ como a él le gusta definir a su dilatada trayectoria profesional.

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Una imagen actual de Antonio Flores Morera 'el Pajarito'.

De joven tuvo el pelo largo, la melena le llegaba a media espalda, pero tuvo que cortarse al hacer el Servicio Militar en Córdoba. Vive solo, aunque ha tenido dos relaciones sentimentales largas, una de ellas con una muchacha marroquí, pero como él afirma «no congeniábamos y para eso es mejor vivir solo», por lo que permanece soltero, y eso que han querido llevarlo al programa de Canal Sur de Juan y Medio.

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Accidente de helicóptero de la calle San Juan, el 18 de septiembre de 2011, en el que intervino nuestro protagonista auxiliando a los heridos y, posteriormente, en un programa de la televisión alemana, concretamente el canal ZDF

En la actualidad se busca la vida como mandadero, recadero o chicuco, que de las tres formas lo llaman: ayuda a las amas de casa a llevar la compra, hace recados o de ‘criado desinteresado’ como le tilda el letrado Serafín Álvarez Campana y Gaztelu.

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Aún recuerda muy ufano su útil colaboración rescatando a los pasajeros del helicóptero siniestrado el 18 de septiembre de 2011 en la calle San Juan --entre ellos a Hugo Müller--, que vio caer. Lo entrevistaron en la televisión alemana ZDF a los pocos días y se presentó enchaquetado en el lugar donde sucedió el accidente, por lo que tuvo ser advertido por los periodistas que se presentara con otro atuendo más informal. /Jocoso cartel que se colocó en una de las ventanas siniestradas tras el accidente de helicóptero de la calle San Juan, a los pocos días del accidente.

Se le puede ver por el Bar Aurora, donde aparca su bicicleta --instrumento de trabajo-- enjaezada con dos banderines de España, y desde allí ejerce sus colaboraciones: cuida la terraza del dicho bar a medio día, entre café y refresco que le ofrece la propiedad; allí come atendido por Carmen Fernández, la mujer del anterior regente del bar, Juan Izquierdo, la cual le trae a diario la comida, menos los domingos cuando nuestro protagonista hace el cuerpo de casa en su vivienda de la calle Habana, en la barriada de Los Romanos. Un hombre feliz entre sus actividades diversas.

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Dos vistas, diurna y nocturna de la Prioral, desde el Bar Aurora.

Otros porteños nacidos el mismo año que ‘El Pajarito’ son Juan Gómez Benítez, Doctor en Ciencias Químicas que ha sido presidente de los Enólogos de España; el ecologista Juan Clavero Salvador; el futbolista internacional Enrique Montero Rodríguez; José Enrique Paloma García, diácono adscrito a la parroquia de San José Obrero; el torero Curro Luque.

Con motivo del centenario de la proclamación por su santidad el papa Pío IX del Dogma de la Inmaculada, el 8 de diciembre de 1854, a través de la Bula ‘Ineffabilis Deus’, se celebraron en nuestra Ciudad las solemnidades del Año Mariano.

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El paso de la Patrona, con su templete, a su paso por el Ayuntamiento.

En la fecha en que se culminaba dicha conmemoración religiosa, el 8 de diciembre de 1954 , hace 59 años, El Puerto asistió a un acontecimiento único que hoy dejará de serlo: una procesión magna mariana con la presencia además de numerosos estandartes y una nutrida representación de fieles y cofrades.

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La imagen de la Purísima de las Congregaciones Marianas, de la Iglesia de San Francisco.

La hasta hoy única magna mariana en El Puerto partió en la tarde de la festividad de la Inmaculada desde la plaza de España, donde se reunieron los ocho pasos integrantes del cortejo, procedentes a su vez desde sendos templos de la localidad.

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La Virgen que se conserva en ela capilla del Colegio de las Carmelitas.

La representación de aquella magna  se iniciaba con la Virgen Inmaculada que se encuentra en la capilla del colegio de las Carmelitas; seguida por la Virgen del Carmen, titular de su cofradía, desde la iglesia de la Concepción; el Sagrado Corazón de María, que se venera en San Francisco y cotitular del Apostolado de la Oración; la Virgen de Fátima, de la iglesia de San Joaquín, y que se encuentra en una capilla lateral de este templo; la talla de los Milagros del Asilo de Huérfanas, hoy colegio de Luisa Marillac, en otra ubicación; la imagen de Nuestra Señora del Pilar que se hallaba en la iglesia del antiguo convento de las Capuchinas de la calle Larga (hoy Hotel Monasterio); la Purísima de las Congregaciones Marianas , también de la iglesia de San Francisco; y cerrando, como presidencia del cortejo, la Patrona de la ciudad, la Virgen de los Milagros, en su templete y que durante la mañana había presidido desde el altar mayor las funciones religiosas de la festividad del día 8 con la llamada "misa del trabajador" a la que asistían cientos de operarios de las bodegas y comercios del centro.

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La Virgen del Carmen del Convento de las Concepcionistas.

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El Corazón de María, también de la parroquia de San Francisco.

La Corporación municipal, que entonces tenía como alcalde a Luis Caballero, desfilaba bajo mazas y por supuesto, en tal cita festiva, clausuraba el cortejo la histórica Agrupación Musical Portuense.

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La Virgen de Fátima de la parroquia de San Joaquín.

La procesión  recorrió Palacios, Larga y al llegar a Peral el primer edil procedió a leer desde el balcón del consistorio la oración oficial del Año Mariano , prosiguiendo el cortejo por Nevería, Luna, Vicario y regreso a la plaza de España. Un momento emotivo fue la llegada a su templo de la Virgen de los Milagros mientras el resto de pasos la flanqueaban en la plaza mientras ascendía la Patrona por la rampa.

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El párroco de la Prioral, Antonio Cías Leiva, a su izquierda con bonete el padre Lobo, Ignacio Osborne Vázquez y el alcalde, Luis Caballero Noguera, colocando la primera piedra. 8 de diciembre de 1954.

Con motivo de la festividad de la Inmaculada de ese año también se colocó la primera piedra del monumento de la plaza de España, que a muchos le recuerda el existente en las proximidades de la Catedral de Sevilla, erigido en la Plaza de España a “Nuestra Señora en el misterio de la Asunción”, según  indica  la publicación local “Cruzados”.

Más información en Gente del Puerto.
221. Bendición del Monumento a la Inmaculada

 

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fatimaruizlassaleta_puertosantamariaFátima Ruiz de Lassaletta nació en Jerez de la Frontera en 1948. Sus primeros veinte años de vida profesional los dedicó a la comunicación y promoción internacional en el sector del vino de Jerez y su brandy. Más tarde, dirigió durante un cuarto de siglo la Fundación del Antiguo Hospital de la Resurrección de Utrera. En ambas etapas se ocupó de restaurar y decorar edificios antiguos: iglesias y capillas, bodegas y casas señoriales. Es desde 2009 miembro de número de la Real Academia de San Dionisio de Ciencias, Artes y Letras de Jerez de la Frontera.

Antes de La Ciudad de los Cien Palacios, de cargadores a Indias del XVII a bodegueros del XX, había publicado los libros Casa de abuela (1988), Fogón y bodega (2000), Casas señoriales, bodegas y sabores de Jerez (2006), así como unos cuatrocientos cincuenta artículos publicados bajo el epígrafe "Costumbrista y gastronómico" en el Diario de Jerez.

Viajera, ha recorrido Europa, América y parte de Asia y África, estando especialmente interesada en la gastronomía provincial y del norte de España y de Francia, país este último donde recibe cursos de alta cocina en las diferentes regiones vitivinícolas desde hace una década.

libro_ciudad_100_palacios_puertosantamariaLa Ciudad de los Cien Palacios, de cargadores a Indias del XVII a bodegueros del XX no es un libro de Historia. Más bien es un libro con historias. No es tampoco un libro sobre Arte. Más bien es un libro con arte. En compañía de su autora, Fátima Ruiz Lasaletta recorremos los palacios, las casas señoriales y los recreos de El Puerto de Santa María, "la ciudad de los cien palacios", desde la época de los Cargadores a Indias, en el siglo XVII, a la de los Bodegueros del siglo XX.

Libro de evocaciones y recuerdos, de tiempos idos y de  juventud revivida que servirá al lector para evocar un mundo de sedas y bordados de las  Colonias, de maderas nobles y con olor a  especias, a café de las Indias y a vino Fino. Un libro que da gusto y regusto leer y releer despacio por ser ameno, por recordar el pasado e invitar a los más jóvenes a esforzarse por un presente y un futuro digno de nuestra historia.

Luis Suárez, explica en el prólogo. «Que el Gran Puerto de Santa María fue ‘la Ciudad de los Cien Palacios’ es lugar común y dicho que corría de boca en boa, que utilizaron como título para dos artículos, por los años 1950, en ABC de Sevilla, Pepe de las Cuevas y mi padre, Luis Suárez Rodríguez.»

«Esta obra de cariño --afirma la autora-- a El Puerto de Santa María no ha pretendido ser exhaustiva. Es el fruto de tres veranos de paseos matutinos por el centro histórico de la ciudad fotografiando y estudiando cada uno del medio centenar de palacios y casas-palacios o señoriales aquí recogidos. También es el fruto de horas de lectura frente al mar, en las que me iba empapando de las obras y artículos publicados por historiadores recopilados pacientemente. Y es el resultado, como no, de reflexionar sobre cada fotografía, sopesar mi criterio y mis conocimientos y recordar las pequeñas historias de cuando los habitaron los bodegueros a mitad del siglo pasado, toda vez que mi padre fue bodeguero jerezano --su marca principal fue el Ponche Español-- y decidir que no podía contar y que sí, sin caer en la indiscreción.»

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Luis Suárez, Fatima Ruiz-Lassaleta, el Conde de Osborne y José Mateos de la editorial, durante la presentación anoche en el Salon San Miguel, de la bodega de Mora..

«Para todas las casas y palacios --abunda Luis Suárez-- Fátima tiene palabras halagüeñas y alguna censura por el estado lamentable en que están en la actualidad. Porque Fátima no es sólo una diletante de nuestros nobles edificios y paisajes rústicos y urbanos, sino una activista cabal en su defensa y conservación. Y, en esta ocasión, yo le he prestado mi hombro para llorar juntos nuestra desolación, como los judíos, super fluminem Babiloniae.»

Pedidos a la Editorial Libros de Canto y Cuento, pulsando aquí.

 

 

David regenta la Frutería Virtudes de la calle San Bartolomé, un pequeño establecimiento cercano al Mercado de Abastos de la Concepción. Lleva 15 años con el establecimiento abierto y dice conservar clientes desde su apertura. En el rótulo se anuncia como productos de Conil. Y es que él es de allí. Ahora vive en El Colorao.

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Este es otro ejemplo de esas pequeñas cosas que hacen que vuelvas. Un gesto tan cotidiano como hacer la compra en una tienda como ésta se puede convertir en otra extraordinaria experiencia cuyos protagonistas son las gentes de esta tierra.

David tiene frutas y verduras de buena calidad, de la tierra cuando estamos en época, y yo muero por estos productos, me los llevaría todos. Se me iluminan los ojos con los colores de frutas y verduras, con sus aromas. A mí me ha ganado con dos cosas: avisándome de que no lleve esto o aquello porque ya no está en su mejor momento y no “colándome” nunca una pieza en mal estado, como me ha ocurrido en otros establecimientos, ocultándola entre el resto.

Ahora viene el plus. Aquí no sólo se compra, aquí se respira un poquito de vida portuense auténtica. David tiene charla para todo el mundo. Destila un sano e insuperable humor mientras atiende a sus clientas (en su mayoría), de estar contento con lo que hace. Allí se habla un poco de todo: de la compra, de lo que se va a poner hoy de comer, de la salud, de los hijos, de los novios, del tiempo. En el año y poco que llevo yendo puedo decir que he vivido situaciones puramente surrealistas. Pero da igual; por muy rocambolesca que sea la situación, David sale al paso con una naturalidad pasmosa. Yo me pregunto que cómo lo hace. Las atiende, las escucha, las invita a sentarse en el taburete si ellas no lo han hecho ya por su cuenta, y hasta creo que ellas están encantadas por el ratito que han echado. David no pierde la sonrisa, las anima, las pica para que sigan hablando y se crea un ambiente tan particular que, al rato de estar allí, he olvidado lo que iba a comprar.

Por cierto, la Virtudes que da nombre a la frutería es su mujer, o como él dice con orgullo, la patrona. /Texto y foto: Alberto Reina Blanca

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De izquierda a derecha, Domingo Rosado Ramírez (nótula 290 en GdP) con un vestido de 'Lo que el viento se llevó';  Luis del Pino Robles ‘Luis el de los Huevos’ (nótula 203 en GdP) vestido de 'Carmen Miranda' y Francisco Rodríguez ‘Paquito’, vestido de cabaretera casual.

Nunca mejor que ahora este palabra coloquial de nuestra Ciudad, --recogida por primera vez en el Diccionario de la Lengua en 1970 y en 2010 en el Palabrario Porteño--, define mejor a este trío de transformistas: ‘coloquialmente, parecido a  una mujer en su persona y en sus maneras’. U.t.c.s.m. (Usado también como sustantivo masculino). Otros sinónimos, unos mas políticamente correctos que otros son: de la otra banda, de la piompa, que cosen pa la calle, vagoneta, tiene una vena/venazo, sarasa, chai, ...

 

 

 

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linocristocharneco_puertosantamariaLino Cristo Charneco, (Lagoa, Portugal, 1915 -El Puerto, 2009). Estando en Vila Real de Santo Antonio, le llamaron para servir en el ejercito portugués, en aquellas fechas mi padre estaba de visita en su tierra y no tuvo más remedio que incorporarse a filas. Cuando cumplió sus obligaciones con el ejército, como cabo corneta, volvió a El Puerto de Santa María, donde estaba toda su familia. Trabajó de marinero, redero y contramaestre en barcos de arrastre y traíñas, durante treinta años. Cuando fue por su vida laboral, había cotizado tan solo diez años, hay que fastidiarse ante la impotencia de no poder solucionar nada. Los dueños de barcos, en aquellos tiempos, hacían lo que les daba la real gana, porque las autoridades se lo permitían, en esto se asemejan a los políticos corruptos que se llevan lo que no es suyo.

En 1939, se casa con Carmen Ruiz Camacho, (Badalona, 1918 - El Puerto, 2009), con la que tuvo cinco hijos, dos varones y tres hembras.  Tuvieron varios domicilios:  calle Fernán Caballero, casa “La Gatona”, Santa Lucía, Capillera, Cervantes y Plaza de Agustín Fernández. Sus suegros y cuñados: Carmen Camacho y Antonio Ruiz, eran originarios de La Isla de León, siendo sus hijos: Agustín, Charo, Maruja, José “Pepe El Landa”, Angelita y Salvador “El Petaca”. Mi abuelo Antonio, antes de la guerra fue funcionario de penales, posteriormente trabajó en el Ayuntamiento del Puerto.

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José Ruiz Camacho, ‘el Landa’. (Foto Colección Miguel Sánchez Lobato).

Me contó mi tío Pepe Ruiz Camacho “El Landa” (ver nótula núm. 001 en GdP): «--En el año cuarenta y dos, estaba tu padre embarcado, e iban a pescar en aguas marroquíes, cuando entraban en Casablanca, a repostar gasoil, solía tu padre comprar setenta barras de pan blanco, y dos latas grandes de kilo de mantequilla Holandesa, lo metía en la nevera del barco, para que no se pusieran duras. Cuando llegaba a El Puerto, yo iba recoger el pan y la manteca, y aquel día me comía  dos barras de pan con manteca, con el moho verde que criaba el pan, por la humedad de la nevera».

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Carro delante de la chatarrería existente en la calle de las Cruces, en el Palacio de Purullena, con la calzada empedrada de chinos y las aceras con losa de Tarifa. /Foto: Centro Municipal de Patrimonio Histórico.

Mi padre trabajó con mi tío Manolo, en la chatarrería, varios años. Este local estaba situado en la calle de las Cruces, local junto al palacio del marqués de Purullena, donde está ubicada la cruz, de madera. Tiempos perjudiciales por la escasez de alimentos, esta es la herencia que nos dejó la guerra: hambre, destrucción, muertes y no me canso de reafirmarlo, ¿para que  sirven estas confrontaciones, en la que siempre pierden los más débiles?

En el año cincuenta y ocho del siglo pasado, monta una chatarrería, en sociedad con Alonso Jiménez, hijo de Luis Churrasca, en el número 45 de la calle de la Rosa. La verdad, trabajar en esta zona de El Puerto, que en aquellos años, la gran mayoría de las casas no tenía alcantarillado, y las aguas sucias corrían por el centro de la rúa, como podéis comprobar en la fotografía de mas abajo. El mal olor, que con el tiempo te acostumbra y terminas siendo amigo. Mi padre decía del barrio y de sus gentes: la gran mayoría eran muy buenas personas y mejores vecinos. Ya quisieran otras zonas de El Puerto, con más poder social y económico, apoyarse como estos se auxiliaban, entre ellos. Está comprobado, que por las zonas pobres siempre llegan las mejoras más tardes, lo digo por el alcantarillado de la Calle de la Rosa.

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Calle de la Rosa en los años sesenta del siglo pasado. A lo largo de la historia fue, junto a las calles Lechería y Rueda, así como Espelete y otras del Barrio Alto, lugar de residencia de familias gitanas. La chatarrería está señalada con la flecha a la izquierda, justo sobre un caparazón de tortuga.

Voy a recodar los obreros que trabajaron con mi padre en la chatarrería: Manuel de los Reyes “El de la Monjita, Diego Cortes “El Alpiste”, Antonio Gatica “El Cuca”, Bernardo Morón “El Pastillita”, Juan “El Gordo Agujeta”, José de los Reyes ‘Bocanegra’, hijo del ‘El Negro’, Miguel Benítez, Miguel Jarana y José ‘El Negro’. Tenían el caparazón de una tortuga, encima de la puerta de la chatarrería, donde estaba escrito: «Se compra Papel, Cartones, Cristales, Huesos, Trapos, Lanas, Gomas de alpargatas, Botellas, Hierros, Cobre, y Metales». 

En los años sesenta rompen la sociedad, por el motivo que ‘Churrasca’, se dedica a exportar pollos de peleas a Venezuela, y el baratillo de la plaza de El Castillo,  se lo cede a su hijo Alonso, aparcero de mi padre. Estos años fueron duros para la familia, porque había que pagar al socio la mitad de la finca. Recuerdo que para mas exaspero, mi padre había comprado meses antes un corral en la calle Cervantes nº 4, a un señor que trabajaba en obras públicas, de apellido o apodo Lunita. En esta finca hicimos nuestra casa con muchos sacrificios, y la frase que siempre empleamos, trabajo, sudor y lagrimas.

Por aquellas fechas en El Puerto existían los siguientes chatarreros: Alonso Jiménez, José Vila, Antonio Lobo, Manuel Amador, Manuel Cristo, Alonso Suárez “El Cepillo”, Juan Jiménez ‘Churrasca el Gordo’ de la calle Santa Clara, este señor cambiaba globos por botellas y chatarra, era hermano de Luis ‘Churrasca’, el de la plaza del Castillo.

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Otra vista de la calle de la Rosa en los sesenta del siglo pasado.

Junto al  almacén, había una zona, en las que vivían dos familias, José Suárez Paradela, su mujer la Perla, y una hermana de esta soltera de nombre Ángeles, las dos eran jerezanas. La otra familia estaba compuesta por el matrimonio Rafael Luque “El Caga” y Soledad de los Reyes “La Mona”, y  ocho hijos por orden José, Magdalena, María, Rafael, Soledad, Felipa, Antonio y Javier. Yo puedo dar fe, que en muchas ocasiones mi padre ayudo a estas familias en momentos de necesidad. Hay familias que lo pueden atestiguar y confirmar, sin que esto sirva de halago, esto hay que realizarlo siempre que puedas.

Mi padre decía: «--¿Como le vas a cobrar dinero por las habitaciones a estas personas, con el olor que sale del Baratillo?». Nunca recibió ni una peseta en aquellos años, por los dos cuartos, ni tampoco pagaron luz y agua. Cuando compró la finca, hacían tres años que ellos vivían en este corral, por llamarle algo.  Diego de los Reyes “El Mijita”, Rafael Luque, más conocido por El Monstruo y su hermano Antonio Luque, comían en mi casa frecuentemente, en aquel tiempo de necesidad. Rafael y Diego, no lo pueden confirmar, porque se no fueron con los que no vuelven. Antonio, si porque está entre nosotros y es muy buen amigo, de nuestra familia y sus hermanos. Recuerdo a Soledad “La Mona” cuando me la encontré en la calle Luna. Hacia unos cinco años que no nos veíamos, por mi trabajo fuera de El Puerto: se abrazó a mí y rompió a llorar, pronunciándose: «--Que me acuerdo de ti, Antonio». Yo sé, que Soledad me quería,  ¡que gitana más guapa y cariñosa!

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Bautizo de Juan Manuel Cristo Álvarez. De izquierda a derecha: el oficiante Carlos Román Ruiloba; María Aparicio; Lino Cristo Aparicio; niño desconocido; Cristóbal Álvarez; Carolina Charneco Gabana; Carmen Cristo Ruiz; Lina Cristo Ruiz (bebé).

Me viene a la memoria, un bautizo de uno de los pequeños de esta familia, que tuvo como padrino a Eliseo del Puerto, este hombre estuvo cantando, hasta las seis de la mañana, y los gitanos de barrio, no cabían en el patio, no he visto una cosa igual, en mi vida, hay que decir que Eliseo, no era gitano.  Por cierto mi primo Juan Cristo, hijo de mi tío José, está casado con una hermana de “La Mona”, es la pequeña de los hermanos, apodada ‘La Mora’.

En frente del Baratillo, hay un bloque para los empleados de las bodegas de Terry, de los años sesenta, también conocido por “El Ajuguerito”, significado que no se me apetece explicar, piensa en malo y acertarás. En este edificio vivió y se crío un hombre, que ha dejado huella en el carnaval, gaditano como es Manolo Albaiceta Revuelta, (ver nótula núm. 1410 en GdP) desde pequeño se le vía su afición carnavalesca. Le recuerdo que con un grupo de niños de su edad, formaba ya su comparsa, utilizaban de bombo y tambor, latas de carne de membrillo y de atún, que cogían del la chatarrería.

ceciliaylinocristocharneco_puertosantamariaMi padre fue un hombre que, sin ser político, sonreía a la izquierda, era un gran admirador de Adolfo Suárez y de Felipe González. En los años sesenta, pusimos una droguería, perfumería, en la calle Cervantes, en una zona de la finca donde habitábamos. Esto salió muy mal, nos dejaron a deber dinero y tuvimos que darle carpetazo. /En la imagen de la izquierda, Cecilia y Lino Cristo Charneco, en la Feria de Ganado, década de los sesenta del siglo pasado.

Amigos de mi padre en el barrio. Juan Lara, José Vila, Alonso Suárez ‘El Cepillo’, Alonso Jiménez, hijo de Churrasca, Antonio Jiménez ‘El Caneco’, Manuel de los Reyes, Diego Cortes, ‘El Alpiste’, Francisco Suárez, Don José María Riva, José de los Reyes ‘El Negro’, Juan Feria, José Torre ‘El Chico’, Antonio Torre, Paco Barranco, Miguel Jarana, José Vila y Manuel de los Santos, Agujeta El Viejo. Yo se que faltan muchos, la verdad no me acuerdo de sus nombres.  Tenía amigos en Portugal, Tarifa, Bárbate, Barcelona, Huelva y Francia, perdón, no los recuerdo.

Fue socio del Racing Portuense, le tenía un gran cariño a este equipo, fue amigo de Rafael García Carretero ‘Rafaelín’ y  de Juan Tarro. Recorrió con este Club muchos campos de fútbol andaluces. Para mi padre no había ciudad más bonita que El Puerto. Siempre comentaba que en pocos lugares, se vivía como en esta tierra. Nunca olvidó a su madre tierra, como buen hijo. Concretaba que «como el vino fino, no había otro vino». Era muy cariñoso con sus nietos, cuando estaban todos reunidos, se los llevaba de paseo al campo o a la playa. Tuvo ocho nietos y siete bisnietos. Todos sus nietos recuerdan a los abuelos, con un gran cariño, se pasaban con sus nietos en amor. Como curiosidad, todos están bautizados en la Iglesia de San Joaquín, aunque hay muchos de ellos no nacieran en El Puerto. Presumía de barrio, iglesia  y de sus gentes. Hablar  de mí padre cuesta, pero os voy a decir: fue un buen padre, con algunos defectos como todos tenemos, a ninguno de sus hijos le puso una mano encima, para esto estaba mi madre. Un gran luchador y trabajador. Doy gracias por los padres que me han tocado. Su óbito le ocurrió sin sufrimiento, a los noventa y cuatro años, sin padecer ninguna enfermedad crónica, y con su familia a su vera. A esto le llamo yo, subir al cielo. /Texto: Antonio Cristo Ruiz.

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 En la imagen, Juan Guerrero Villegas, en el exterior de la Plaza. Mas de treinta años viniendo desde Paterna de Rivera a El Puerto. La bolsa de 12 unidades, ya sin piel y envasado a la vista de todos, cuesta 2 euros.

Este último sábado, me detuve ante el vendedor de chumbos que se sitúa frente a la puerta principal del mercado, donde lo veo desde hace largos años y ante el que he pasado siempre sin reparar en que había un ser humano, solo un simple vendedor de chumbos.

Me acerqué y le pregunté, sin más: «--¿A cómo está la docena de chumbos?». --»A dos euros», me respondió con semblante circunspecto, es probable que aburrido de dar siempre la misma respuesta. «--¿A dos euros? ¡Que caros! --no termino de aprender--, con Juan ‘el Canastero’ (ver nótula núm. 1.780 en GdP) me pasó igual, preguntas obvias o comentarios apresurados. «--Hombre --me habló mirándome a los ojos-- ¿Usted sabe lo que cuesta hoy día coger los chumbos?». «--Antiguamente apenas tenían valor, las chumbares están en el campo abierto». Respondí. «--Si, pero hoy se han hecho muchas construcciones y han desaparecido las chumbares; en los campos donde las hay, no nos dejan entrar y además este trabajo no lo quiere nadie. Todos los años, al terminar la campaña, preciso ser atendido en el hospital para que me extraigan las púas infectadas de los párpados».

juanguerrerovillegas3_puertosantamariaSegún me hablaba, el estómago se me encogía. «--Ademá --continuó-- es muy duro, pero con esto en verano y los caracoles en invierno he sacado a mi familia adelante. No puedo encontrar otro trabajo, ¡ya me gustaría! total mucho esfuerzo para sacarme treinta o cuarenta euros con los que pago el impuesto al Ayuntamiento, la gasolina y tomarme a media mañana el desayuno aquí en el bar de al lado.

Probablemente, pensé, no cotizará a la Seguridad Social y su jubilación terminará en una miserable prestación de subsistencia. ¿--Como te llamas?», pregunté. «--Juan y también ‘el Rifle’». «--Me permites que te haga una fotografía». «--Naturalmente que si. ¿Quieres probar un chumbo?». «--Bueno, --respondí-- y me obsequió con el mejor higo chumbo que pudo seleccionar. Le compré dos docenas y me fui. «--Gracias Juan», --y para mis adentros pensé-- cada sábado me dan una lección. ¡Y todavía hay quienes piensan que los chumbos son caros!. /Texto: Alberto Boutellier Caparrós.

Más información de Juan Guerrero Villegas en GdP.

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El fotógrafo Rafa, retratado en la Nochevieja de 1981.

Rafael Pérez González, Rafa el fotógrafo, nació en el número 37 de la calle Cruces hoy 39, en El Puerto de Santa María el 26 de diciembre de 1931; siete hijos tuvo el matrimonio formado por Enrique Pérez Garrido y Carmen González Alamar: Isabel, Antonio, Enrique, Manolo, Rafael, Rogelio y José Luis.

Hasta su matrimonio vivió en la casa familiar de Cruces, cuando se fue a vivir a una casa alquilada en la Calle Cielos, junto al depósito de frutas de los Hermanos Pérez Peral, hoy Muebles Palomino, donde vivió unos dos o tres años. Compraría posteriormente la casa de la Calle Cielo Nº 70, a Manuel Fernandez Prada, donde vivió hasta su muerte el 6 de Noviembre de 1990.

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Carmen González Alamar y Enrique Pérez Garrido, padres de nuestro protagonista, en una instantánea tomada el 19 de marzo de 1965.

Estudió delineante en el Colegio de los Jesuitas, teniendo de profesor a Emilio Rasero quien, por aquellas fechas era también fotógrafo, y fue el que influyó en nuestro protagonista para iniciarse en la fotografía. Además de la fotografía, que luego le sirvió para su profesión, se entretenía mucho con la ebanistería, tanto restaurando muebles como construyéndolos.

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Un joven Rafael inmortalizado por otro fotógrafo local: Fariñas.

LA FOTOGRAFÍA.

Muy joven trabajó en las Bodegas de Fernando A. de Terry, como ebanista, hasta que se fue al Servicio Militar, en la Armada. Una vez se incorporó a la vida civil, empezó a trabajar en la fotografía. Una de sus primeras cámaras fue una Kodak, que compró en Ceuta.

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En las Bodegas Caballero, de izquierda a derecha, José María Oviedo González, desconocido, Manolo Carrillo (ver nótula 076 en Gente del Puerto) y Rafa. 9 de mayo de 1962. 

Sus primeros trabajos fotográficos fueron para diversas revistas gráficas, a nivel nacional, así como para la agencia EFE y Diario de Cádiz, entre otras publicaciones.

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BELMONTE Y TVE.

Una de las fotos más interesante de Rafael fue la que le tomó a Juan Belmonte, el 1 de Abril de 1962,  saliendo de la plaza de Toros de El Puerto de Santa María, ya que fue precisamente una semana antes de morir el torero. Debido a esta fotografía el periodista José María Iñigo, presentador de TVE, lo invitó a una entrevista en televisión,

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En la imagen, de izquierda a derecha, Rafa, Juan Berciano, desconocido, y Juan GarcÌa Cressi, el 01 de octubre de 1966.

DIARIO DE CÁDIZ.

A raíz de aquella circunstancia Diario de Cádiz le ficho como reportero gráfico, que al estar exclusivamente para el medio lo incluyó en su plantilla del periódico que entonces se tiraba en formato sábana y la calidad de la imagen no era la actual.

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Rafael y su familia: de izquierda a derecha: Rafael, Raúl, María José, Maribel y Javier Pérez Pellicer. Detrás de ellos Rafael Pérez González y María José Pellicer Salas. La imagen, tomada en las Dunas de San Antón, fue tomada con una cámara con disparador automático.

LA FAMILIA. 

El 7 de  Junio de 1964 se casó con María José Pellicer Salas, de profesión peluquera empezando el noviazgo dos años antes en la inauguración de su peluquería. Fueron una familia numerosa de primera, con cinco hijos: María José, Isabel, Rafael, Javier y Raul. Se da la circunstancia de que los dos últimos son actualmente fotógrafos profesionales.

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En la boda de su cuarto hermano, Manolo. De pie, Rogelio y Lola Otero su mujer, Rafa y María José Pellicer su mujer, Purificación Perea España y José Luís, la mujer de Enrique, y Antonio y su mujer. Sentados, Felipe Gómez Moreno y esposa María Antonia Castallo Mancera conocida como Noni, padres de José Domingo Gómez Castallo (ver nótula num. 167 en GdP), la novia Mamen o María Castallo Mancera y Manolo padres de Enrique Pérez Castallo, Secretario de la Fundación Alberti; el niño es Antonio médico residente en Jerez y Enrique, en el restaurante El Resbaladero, el 21 de octubre de 1962.

CUARTO OSCURO Y ESTUDIO.

Rafa, además trabajaba para su casa y hacía muchisimos reportajes de bodas, eventos bodegueros, municipales, --siempre se decía que, hasta que no llegaba Rafa no empezaba un acto público, con objeto de verlo inmortalizado en imágenes y… que saliera la información en el Diario--, etc.

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Rafa, en una imagen tomada en el estudio fotográfico, el 10 de marzo de 1986.

En la década de los 80 del siglo XX debido a que la familia aumentó bastante se decidió a instalar en la planta baja de su casa un estudio fotográfico abierto al público, con lo que tuvo que dejar la exclusividad que tenía con el Diario. En la planta baja de su casa de la calle Cielos, tenía instalado el cuarto oscuro de revelado, donde sus fotografías en blanco y negro nacían después de ser capturadas por su cámara.

...continúa leyendo "1.781. RAFAEL PÉREZ GONZÁLEZ. Rafa el fotógrafo."

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juan_gitanocanastero_puertosantamariaUn sábado más por la mañana paseo por Luna, calle principal de El Puerto, sin rumbo fijo. Me detengo en aquello en lo que habitualmente no reparo por falta de tiempo o porque la curiosidad no me retiene. Escaparates por los que paso fugazmente. El lotero de la esquina al que nunca compro. El vagabundo, que le arranca aullidos desgarradores a una guitarra desafinada, que te llama la atención el primer día y después pasas por su lado como si no existiera.

Me detengo ante una amplia exposición de canastos de junco y miniaturas, realizadas con primor con restos de cables de colores. Son sin duda auténticas obras de arte, de una artesanía casi desaparecida. Están esparcidas por el suelo y custodiadas por un gitano canastero sentado sobre un taburete. Raliza este paciente trabajo, desde hace más de diez años, en el mismo sitio y en la misma postura; como si formara parte del mobiliario urbano.

Después de observar durante unos minutos su quehacer y sin reparar casi en su físico, me dirijo a él:  --Hola amigos, ¿estos cacharros los hace usted?  --No, ¡nacen der zuelo! ¿No lostá usté viendo?, me espetó casi sin mirarme.

Sentí casi vergüenza al constatar que preguntaba por algo evidente e intenté arreglarlo con un: --Bueno, me refería a los de junco. --Pué también.

Compruebo que este diálogo no me lleva a ningún lugar. Sin embargo, hay algo en el personaje que me interesa y de un fútil intercambio de palabras, paso a formularle algunas preguntas que cambian su displicente actitud.  --Tu no eres de aquí, le inquirí. --No, soy de Ugíjar [Granada]. --¿Cuanto tiempo llevas en El Puerto? --Treinta años. --Yo me llamo Alberto ¿y tu? --Yo Juan. --Juan ¿y te gusta El Puerto? --Sí, pero me acuerdo mucho de mi pueblo. Allí, con un poco de agua, un cacho pan y otro cacho de tocino, desde veta ¿sabe usté? estás comío pa to er día. --¿Cuantos hijos tienes, Juan? --Nueve, y treinta y dos nietos: Mira, aquí tienes uno. Y me me presenta a un joven bien aseado que se encuentra a su lado. --Y ehte es mi hermano, que me lo he traío la semana pasá.

Juan abandona su hosca actitud inicial y nuestra conversación se alarga durante media hora en la que hablamos de lo divino y de lo humano. Habla y sonríe. Le brillan los ojos de forma especial. Es una persona distinta a la del inicio de nuestra conversación. Se ha transfigurado al hablarme de su fe y felicidad, a pesar de la caterva familiar y más que probables dificultades para alimentarla. Tiene sensatas críticas para los políticos. A los científicos les acusa de intentar explicar, a través de los ojos físicos, lo que solo se puede ver con los ojos del espíritu.

Siempre hay quien preconiza que la religión es el opio del pueblo, alentado por una Iglesia obsoleta. Otros, desde el poder, recurren al fútbol y los toros como formas mágicas de supervivencia, de espaldas a la realidad, aunque la amnesia termine los lunes.

Juan es un hombre de fe profunda, casi fundamentalista. Es feliz y vive dichoso. Bienaventurado y satisfecho con su cacho de pan, su cacho tocino y su trago de agua de Ugíjar. Por eso ví agigantarse su figura mientras la mía se empequeñecía a su vera. --Alberto, ve con Dios, hermano, me dijo… /Texto y foto: Alberto Boutellier Caparrós.

condeoreilly_puertosantamariaRealmente es una pena lo de las palmeras de Micaela Aramburu. Y las del Parque Calderón. Y las de tantos otros espacios portuenses y foráneos en los que el puñetero picudo rojo ha causado estragos y, quizás, la desidia y falta de previsión de las autoridades. Nunca hay que bajar la guardia en la defensa del patrimonio natural e histórico que hemos heredado de quienes nos precedieron, y por ello echaremos un vistazo atrás para conocer los antecedentes de las palmeras de tan destacado enclave urbano, donde en el último tercio del siglo XVIII se estableció un paseo público.  /En la ilustración, Alejandro O’Reilly retratado por Goya. Museo de San Telmo de San Sebastián.

EL VERGEL DEL CONDE (1779)

Según un testimonio de 1778, la plaza de las Galeras y su entorno era entonces “el paso para el tráfico en el embarco y desembarco de Cádiz y su Bahía, paseo de tarde y noche de todo el Pueblo y paradero fijo de la marinería […], un lugar pantanoso y desagradable a la vista de esta parte principal de la ciudad, cuyo desaseo influía inmediatamente contra la salud […], donde es cuasi imposible remediar los desacatos que en él se cometen por ambos sexos”.

Al año siguiente el lugar iba a presentar un aspecto bien distinto. Una vez derribada la capilla de las Galeras (levantada en 1657 para que los galeotes pudieran oír misa desde las galeras –letra e en figura adjunta), el paraje iba a realzarse con la habilitación de un paseo que por su belleza el pueblo llamó el Vergel y las autoridades apellidaron del Conde, en honor a su promotor y mecenas, el conde Alejandro O’Reilly (1722-1794), Capitán General del Mar Océano, por su cargo residente en El Puerto y a cuya gestión también se debió, entre otras obras, una nueva Pescadería –el Resbaladero- y un puente de barcas sobre el Guadalete –también en 1779- que bautizaron con su nombre.

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Entorno de la plaza de las Galeras en 1734. Plano del proyecto de construcción del nuevo muelle de Galeras. Archivo General de Simancas. 

Antonio Ponz en su Viage de España dejó escrita en 1794 esta breve impresión del paseo: “Sobre la ribera del Guadalete [O’Reilly] estableció un jardín público para paseos y diversión del pueblo, adornándolo de flores, naranjos y otras plantas, con comodidad de asientos, que es una delicia.”

Pero el paso del tiempo, que todo lo nuevo e innovador lo transforma en viejo y caduco, trajo que el aspecto del Vergel se abandonara, hasta el punto que a la altura del año 1859 los espacios que antaño ocuparon los hermosos jardines se encontraban, literalmente, sembrados de hortalizas.

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El Vergel del Conde y su entorno en el último tercio del s. XIX. Archivo Municipal de El Puerto.

El paseo arrancaba junto al Hospital de la Santa Caridad (luego de San Juan de Dios), esquina a la calle del Palacio; continuaba por la calle de la Caridad (Micaela Aramburu) hasta el centro de la plaza de las Galeras, donde se dispuso una glorieta circular, y proseguía recto hasta la perpendicular con la plaza de la Herrería, junto a la Fuente del Sobrante y el Caño de la Villa (un antiguo sumidero de aguas residuales que bajaba por la Herrería hasta el río, que antes fue el arroyo de la Zangarriana). En toda la extensión de este segundo tramo (Galeras-Herrería) el salón contaba a cada lado con zonas ajardinadas y parterres con variadas plantas y flores, cercadas para su protección con rejas de hierro. Y a lo largo de todo el paseo se intercalaban 60 naranjos y 50 canapés de piedra de Martelilla, también dispuestos en la prolongación que se estableció desde la glorieta hasta el muelle.

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El paseo del Vergel en su tramo de Micaela Aramburu. A la derecha, el Hotel Vista Alegre (1843-h.1941), derribado en 1972.

LA REFORMA DE 1870

Este panorama cambió en 1870-71, cuando se procedió a remodelar el paseo. Pero el proyecto se ejecutó, principalmente, en el espacio comprendido entre las plazas de las Galeras y de la Herrería. Y ello porque desde su misma fundación, el paseo del Vergel por las Galeras-Aramburu absorbió un nivel de ocupación y de tránsito muy diferente al de su prolongación hacia la Herrería. Por las Galeras no sólo se paseaba, que también, sino que, sobre todo, se transitaba. La plaza, desde sus orígenes, formaba parte del entramado urbano, vía principal de comunicación de la población con el muelle de las Galeras, mientras que la continuación del nuevo paseo hacia la plaza de la Herrería, aislado con verjas y encasquetado entre la muralla del río y la calle del Vergel (Ribera del Marisco), lo convertía en un lugar más reservado e íntimo, sin formar parte del viario urbano aunque inmerso en él, por lo que era el espacio más indicado para el esparcimiento y solaz de los portuenses y foráneos, especialmente a partir de 1846, año que marca el comienzo del turismo en El Puerto y la ocupación festiva del paseo del río y del propio río.

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Desde el salón del Vergel, en 1910.

...continúa leyendo "1.761. AY, PALMERAS DE MICAELA ARAMBURU"

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El Kiosco de Pasage fue inaugurado el 2 de julio de 1933. El local fue adquirido por los hermanos Manuel y Fernando Pasage en Sevilla, en donde prestó la misma función de kiosco de bebidas durante la Exposición Iberoamericana de 1929, acontecimiento para el que se construyó. La fotografía es del 29 de marzo de 1970, año en el que fue cedido al Club Taurino Portuense.

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De izquierda a derecha: Rogelio Sánchez Reina; Ramón; niño desconocido; 4 desconocidos, incluyendo al sentado detrás con gorra; Fernando Camacho Aguilar; Francisco Bernal Genaro “Paco Ragel”; Tadeo Sánchez; Victoriano Martínez González (Padre de los de Verinsur); Francisco Abadía Barriola. Jugando al dominó: Luis Prieto Rodríguez; desconocido; Fernando Pasage Sánchez; José Cuevas Flores “El Aguja”.  /Foto: Rafa. Colección Vicente González Lechuga.

Enrique Pérez Fernández, en su libro ‘Tabernas y Bares con Solera’ nos dice: “Usted, amigo lector, de ser portuense o antiguo visitante de esta ciudad, sin duda recordará y tendrá presente en su retina un bonito kiosco que existió en el Parque, aquel que tenía un zócalo de azulejos sevillanos y el cuerpo, con estructura de hierro fundido, acristalado. Durante muchos años fue uno de los elementos más característicos y atractivos del lugar. Lo desmontaron en 1991, cuando hacía unos 20 años que su propietario, Fernando Pasaje Sánchez, lo había cedido para convertirse en la sede del Club Taurino portuense. En sus últimos tiempos se encontraba abandonado, presentando un lamentable aspecto de conservación y siendo ocupado y destrozado por drogadictos, situación ante la que las autoridades municipales se decidieron por desmantelarlo. Medida, tal vez, un tanto apresurada dado el interés patrimonial y sentimental que representó para muchos portuenses este popular kiosco”.

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Fernando Hernández Gil, nació en el núm. 27 de la calle Luna esquina con Larga, donde está situada la boutique Talgo, el 23 de diciembre de 1959. Sus padres, Fernando natal de El Puerto y su madre Carmen, de Sanlúcar de Barrameda, tuvieron tres hijos: Juan José, María Gertrudis y Fernando. Fernandito, como cariñosamente se le conoce, estudió para electricista, pero su verdadera vocación en la música, y más concretamente la caja de percusión: el tambor.

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Instantánea de Primera Comunión, tomada en el estudio en junio de 1968.

1959
En 1959 era alcalde de El Puerto Miguel Castro Merello y, mientras en Buenos Aires Rafael Alberti publicaba las partes I y II de ‘La Arboleda Perdida’, en El Puerto el poeta José Luis Tejada pregonaba la Semana Santa y se refundaba la Hermandad del Rocío. Santiago Montoto sacaba a la luz una edición limitada ‘El Puerto de Santa María en la liberación de Fernando VII’ y se ponía, por parte del cardenal arzobispo de Sevilla, Dr. Bueno Monrreal, la primera piedra del que sería el Colegio de La Salle. Abría en la calle Misericordia el Bar ‘er Beti’. Nacen el jugador de fútbol Carmelo Navarro Careaga, empresario de Vinagres de Yema, José Ignacio Delgado Poullet, presidente de la Asociación de Amigos de los Patios y la desaparecida activista de izquierdas Soledad Ibáñez Gándara.

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Una instantánea del joven Fernandito en la escollera de La Puntilla.

Fernando comenzó sus estudios en el Colegio-Academia Gonzaga, que existía en la calle Luja para, posteriormente continuar en el desaparecido Colegio de San Agustín. Fue en SAFA donde aprendió la profesión de electricista.

fernandohernandezgil_pantoja_puertosantamariaLa música es su voz, con ella transmite sus penas y sus alegrías, en definitiva sus sentimientos. Aún conserva, con cariño, una bandolina que su padre usada por éste en la desaparecida Filarmónica Portuense. /Un dibujo de Miguel Ángel Pantoja.

Fue por la influencia paterna, y también al ver pasar delante de su casa, poco antes de donde se encontraba la ‘carrera oficial’ de la Semana Santa a la altura del Centro ‘Alfosno X El Sabio’, cuando al ver desfilar los uniforme azules de las bandas de música se animó a formar parte de una de ellas.

No tardaría en formar parte de la banda de cornetas y tambores de Manuel Arce, cuando contaba con tan solo 14 años de edad. Su madre lo acompañaba a los ensayos que se hacían en la zona conocida como ‘Molino Platero’  con esta agrupación musical recorrió gran parte de Andalucía.

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Fernandito, el Día del Corpus, en 1987.

Al deshacerse la banda de Arce, estuvo con Rosso en la ‘Nueva Andalucía’ y también en la banda de la parroquia de San Marcos, que se constituyó en la barriada de la Playa. Su última incorporación a una organización musical fue a la Agrupación ‘Ntra. Sra. del Rosario’, con la que grabó un disco compacto o CD.

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Fernandito con 'el Tati', en Bodegas Obregón.

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Con unos amigos en los Carnavales, disfrazados de escoceses.

Aún se le recuerda por aquellos desfiles procesionales durante la Semana Santa, acariciando aquel tambor que convertía en música y ponía las carnes de gallina, como ocurrió en 1989 desfilando el Viernes Santo con la Hermandad de la Vera Cruz. Era tanta la expectación que despertaba que la gente le animaba constantemente, y ese día Fernandito iba muy a gusto, se animó en exceso con el tambor y sus baquetas que, cuando se dio cuenta, lo había destrozado, teniendo que salir del desfile y refugiarse en el bar mas cercano, que fue el Bar Apolo. /Texto y Fotos: Carlos Pumar Algaba.

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Con un matrimonio amigo de Alemania. 1 de Mayo de 2008.

Con el título ‘Delante y Detrás de la Noticia’ el sábado 1 de junio se celebró un encuentro donde, bajo la organización de Salvador González Mateos, se pretendió y consiguió juntar aunque parcialmente, a aquellos que hace 30 años se encontraban a ambos lados de la noticia.

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En la imagen, vemos entre otros, de izquierda a derecha, José María Morillo, Rafael Navas director de Diario de Cádiz, Joaquín Paloma de Ecologistas en Acción, Rafael Gómez Ojeda, ex alcalde de El Puerto, Salvador González Mateos, Juan Clavero Salvador, el editor de El Boletín Eduardo Albaladejo Manzanares, con gorra el ex concejal José Antonio Castro Cortegana, los hermanos Pepe y Ángel Mendoza, Isa Lora y algunos más cuyos nombres no logramos recordar.

Unos fotografiando, escribiéndolas o filmándolas. Otros, generándolas con sus acciones o declaraciones. Esta idea, que a algunos ilusiona desde hace unos años se hizo realidad con motivo del 30 aniversario de la fundación de la Asociación Ecologista Guadalete.  Periodistas, reporteros gráficos, técnicos, abogados, dirigentes vecinales, algunos políticos de la época, artistas, colaboradores y ecologistas,  compartieron un Ajo Lebrijano , recuerdos, anecdotas, …

La convivencia se realizó en la Asociación de Vecinos ‘La Andreita’, por la Hijuela del Tío Prieto. En el local vecinal se pudo contemplar la exposición de Ecologistas en Acción "30 años y mas de ecologismo social en El Puerto".  A la hora del cafe, se emitió un video donde algunos se reconocieron con bastantes años, kilos y canas menos.

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En esta imagen vemos de amarillo en el centro a la periodista y flamante novelista Kety Castillo, junto Salvador González de rojo y sombrero, Pepe Mendoza, Clavero, a la derecha Fito Carreto, Agustín Álvarez, Soledad Duro, Eduardo Albaladejo. A la izquierda, entre otros, Rafael Navas, Morillo, la fotógrafo Toñi Flores, ... la nueva presidenta de la Asociación de la Prensa de Cádiz, Libertad Paloma se incorporó más tarde.

«No nos vale que alguno se autoexcluya», --rezaba la convocatoria-- «porque no quiera coincidir con fulanito o menganito. ¡Vamos a dejarnos de tonterías!  Aunque hayan existido diferencias ideológicas, laborales o problemas de sexo entre gente de la época, no podemos perdernos encontrarnos con fauna tan variada con la que pasaremos un rato de convivencia sana. Aquí vamos a invitar a los protagonistas de aquellas historias independientemente del bando donde se encontrase. Y aunque alguno se encuentre incluso en pleitos, por un día que se aparquen rencores y malos rollos».

A lo largo de la tarde fueron yendo y viniendo y se vieron caras de sorpresa y de alegría de gente que, a pesar de vivir en El Puerto, hacía tiempo que no se veían: ¿acaso por la configuración de la Ciudad que ha crecido en extensión --vía convenios urbanísticos y viviendas ilegales-- abandonando un centro histórico que agoniza?

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Este taller estaba en la calle de la Chanca, donde actualmente tiene ‘El Venta’ el concesionario de motos BMW. De izquierda a derecha, Juan Tey Sánchez ‘Juanaco el cojo’, señora desconocida, Antonio Tey Sánchez, Paco ‘Carburo’, José Tey Sánchez ‘el Tete’ y desconocido. Al fondo podemos ver las palmeras, algunas desaparecidas y el puente de San Alejandro, actualmente desaparecido. /Foto: Colección Vicente González Lechuga.

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Adelina La O Laje nació el 19 de febrero de 1922, en la porteña calle de las Cruces, 32, junto al desaparecido Cine Moderno, casa en la que pasó la mayor parte de su vida y sus años más felices. Era hija de Carmen Laje y Joaquín La O quien, junto a su hermano Gabriel formaban una familia de las de aquella época.

1922.
Llegaba a El Puerto --a la iglesia de San Francisco-- una reliquia de San Francisco Javier, copatrono de la Ciudad, concretamente un brazo. Era alcalde de El Puerto, Manuel Ruiz-Calderón y Paz. Ese año la hacienda pública embargó el 66% de los ingresos al Ayuntamiento por débitos, y el 25% del sobrante por igual morosidad, con la Diputación Provincial. Desaparece la Biblioteca Popular sita en la calle Luna, que sería anexionada al Colegio de las Esclavas. Bodegas Osborne funda la la solera del oloroso medium ‘Solera India’ de al menos 25 años de vejez.

adelinalaolaje_joven_puertosantamariaEse año de 1922 año Rafael Alberti expone una muestra pictórica en el Ateneo de Madrid y publica sus primeros poemas en la revista ‘Horizonte’. Se transcriben y reproducen las Cantigas de Santa María, de Alfonso X, ‘el Sabio’ que se conservan en la Biblioteca Nacional de Madrid, a cargo del musicólogo Julián Ribera. En 1922 nacían también el coleccionista Ramón Bayo Valdés y América Martínez, la primera mujer catedrático de guitarra de España, que falleció el pasado 2010 en El Puerto. ABC publicaba en su edición de 17 de septiembre la crimen o suicidio por ahorcamiento, del sargento de carabineros retirado, Roque Fernández Regueira, natural de nuestra Ciudad. /En la imagen de la izquierda, Adelina, con 18 años de edad.

BODA Y NACIMIENTOS.
Adelina, siendo aún muy jovencita, se casó con Diego Suárez Herrera y, de aquel matrimonio nacieron sus seis hijos: Carmen, Diego, Milagros, Mercedes, Adela y Joaquín. Fue Joaquín su ojito derecho, porque al estar enfermo ella le tenía ‘una cosita especial’. Se quedó viuda muy joven, quedando sola con sus hijos pequeños y sin dinero para tirar para adelante. Luego vendrían los nietos de sus hijos mayores: Yolanda, Carmen, Marcos, Faly y Milagros y, también tuvo dos bisnietos: Oscar y Ernesto, con quienes deliraba.

adelinalaolaje_2010_puertosantamariaA raíz de su situación económica tuvo que salir a buscar trabajo para poder llevar adelante a sus hijos, encontrando un trabajo en el antiguo Cangrejo Rojo --luego Club Mediterráeno--, donde se llevó cinco años en los servicios hasta que, más adelante, pudo conseguir una pensión del Estado que consiguió dada su situación familiar. Mientras le llegaba la pensión, y con solo 12 pesetas y un kilo de pan, tenía que hacer maravillas para llegar a fin de mes. /En la imagen de la izquierda, Adelina en plaza de Isaac Peral, en una fotografía tomada en 2010.

CARTAS POR ENCARGO.
Especial interés tiene la faceta de Adelina --que fue una privilegiada para su época ya que sabía escribir y leer muy bien--. Las madres que tenían a sus hijos haciendo el Servicio Militar o fuera de El Puerto, la buscaban para que les redactara las cartas, cosa que ella hacía desinteresadamente y solo recibía la voluntad de sus vecinos. Aún sin tener nada, Adelina ayudaban o que podía y siempre tenía las puertas abiertas para sus amigos y vecinos del Barrio Alto, barrio que la vio nacer, donde se crió y educó a sus hijos y nietos.

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Adelina y su hijo Joaquín 'Manzanita'.

‘MANZANITA’.
Le gustaba mucho bailar y tomar sus cafés por las tardes en algunos de los bares portuenses, acompañada siempre por su hijo Joaquín. Fue para muchos, la madre de ‘Manzanita’ uno de los apodos de Joaquín por el cantante de igual nombre, o ‘la madre del que pide el durito’, pero para sus familiares y amigos más íntimos, era una gran mujer, buena hija, hermana, madre, esposa, abuela y bisabuela, porque no existe un rincón en El Puerto donde no la conocieran y hablaran de ella.

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Un posado de Primera Comunión de su hijo, Joaquín.

El 17 de diciembre de 2012, con 90 años de edad largos, nos dejaba Adelina. Pero, hasta el último instante, estuvo rodeada de sus familiares y amigos más cercanos y siempre estará en el corazón de todos ellos y en el recuerdo cariñoso de todos los portuenses que la conocieron. /Texto y fotos: Carlos Pumar Algaba.

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Fachada de Estudios Pantoja cuando estaba situado en la calle Larga, donde luego fueron los muebles y, con posterioridad una entidad bancaria. En la planta superior se encuentra en la actualidad la Sala de Esgrima 'Adalid'. La ciudad siempre contó con buenos y prolijos estudios de fotografía regentados por profesionales independientes e innovadores que desarrollaron una intensa actividad.

Según dicen los decires los fotógrafos de estudio o de galería como también eran llamados, siempre fueron un miembro más de la familia, teniendo en cuenta que cámara en mano se encontraban en los acontecimientos más sobresalientes de la misma, en todo un recorrido de la vida de lactantes a senectudes.

Era la época donde se iluminaba para embellecer con naturalidad, se revelaba el material con recelosas fórmulas químicas aprendidas de antaño, se retocaban las placas a mano con pinceles de un solo pelo y sobre todo donde la figura del fotógrafo en la sociedad era un hermoso y respetado oficio nada desvirtuado.

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A la izquierda, Estudios Pantoja en calle Ganado. A la derecha José Pantoja Leal en los años 20 del siglo pasado.
ESTUDIOS PANTOJA.
Fundado por el asidonense José Pantoja Leal (1907-2000). Hombre versátil que además de la fotografía se dedicó a la representación de máquinas de coser Singer, a los créditos Rucas e incluso al mobiliario del hogar. El estudio fotográfico primigenio se encontraba en la calle Larga 80, donde además de atender a los portuenses, se destaca la intensa actividad realizada en los inicios de la Guerra Civil en 1936 para los carnets de afiliación de los soldados (muchos de ellos italianos). Con posterioridad el oficio lo aprende y lo ejerce hasta los años 90 su hijo mayor José María Pantoja del Puerto (1928-2001), que trasladado en calle Ganado 14, sigue realizado hasta su jubilación fotografías para las tarjetas de comuniones y álbumes de bodas.
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A la izquierda, Antonio García fundador de estudios Garpre . En el centro con su esposa y retocadora Presentación Cómez Oller en los años 60 y a la derecha su hijo Manuel.
ESTUDIOS GARPRE
Fundado el 1 de abril de 1960 por Antonio García Estévez (1920-1990) y en la que ayudaba siendo una magnífica retocadora su esposa Presentación Cómez Oller (de ahí el nombre Garpre, de García y Presentación). El estudio estaba ubicado en la calle Luna 5. Se especializaron en retratos y recién casados (antes los novios se desplazaban al estudio fotográfico nada más terminar la ceremonia). Andando el tiempo es su hijo Manuel García Cómez (1945) quien además de realizar las labores propias del estudio, comienza a trabajar en el exterior del mismo para el Club Mediterráneo, la firma bodeguera jerezana González Byass o el parque acuático entre otros clientes con los que mantiene una larga relación laboral. La actividad de Estudios Garpre concluye en 2003, pero debemos mencionar en este sentido que existe una tercera generación de fotógrafos en la figura del hijo de Manuel García, Victor M. García Ruiz (1974) pero ya bajo la denominación comercial de Fotoartistica Oller (que toma el apellido de su abuela) y que actualmente se mantiene en activo en la Avenida El Tejar 10.
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Cinephot: a la izquierda y en el centro Antonia García Morales a mediados de los 70 y a la derecha el fotógrafo Antonio López Morilla
ESTUDIOS CINEPHOT
Fundado en 1975 por Antonio López Morilla (1926-2000), su esposa Antonia García Morales (1937) y su hermano José María (1942-1988). Dos años antes se instalan aquí venidos de la ciudad marroquí de Fez residentes desde 1960, donde ya tenían dos estudios fotográficos. Con anterioridad habían viajado por Francia y Argelia donde Antonio realizaba fotografías de reportaje y moda que se publicaban en las revistas ilustradas del momento.
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Fotografías realizadas por Antonio López Morilla fundador de Cinephot.
En 1973 llegan a El Puerto y compran un local en calle Larga 84 para instalar un completo estudio con todos los adelantos técnicos: fondos pintados, cámara de placas Sinar 9x12 y Rolleiflex 6x6, un laboratorio a color…etc, así como la venta de material para aficionados que demandaban películas y revelados de copias, quedando divididas las funciones en Antonio como fotógrafo, realizando fundamentalmente retratos, bodas, bautizos y comuniones, José María en el laboratorio revelando las copias y Antonia, de gran personalidad y don de gentes, en la atención al público y como ayudante de su marido en el estudio. Cinephot es actualmente el estudio fotográfico más antiguo de la ciudad ya que sigue en activo gracias a la figura de José Luis Ramos Cairón y Ana María Guerrero García (sobrina de los fundadores), de los que hablaremos más adelante, en una siguiente entrega. /Texto: José Antonio Tejero.

justinocastroverde__puertosantamariaHace unos días escuché decir "La culpa la tiene Castroverde". Y, la verdad, hacía tiempo que este dicho que se hizo proverbial en nuestra Ciudad no lo escuchaba. Pero es que hay dichos y giros que han dejado de usarse, o si se usan, la gente que los oye, no les dan el sentido, ni saben su significado.

"La culpa la tiene Castroverde". Es un dicho portuense con personaje, como aquellos dichos que Don Luis Montoto Raustentrauch estudió en su rara obra de "Personajes, personas y personillas que andan por tierras de ambas Castillas" (Sevilla, 1902): refranes, dichos y proverbios en que se cita a una persona, verbi gratia, "Eres más feo que Picio" y daba toda una papeleta erudita sobre el personaje.

Pues bien, en El Puerto siempre, al menos desde finales del XIX, se le ha echado la culpa de todo a Castroverde. ¿Pero, quién era el tal Castroverde? Pues era don Justino Castroverde y García, natural y vecino de esta Ciudad desde el 2 de febrero de 1876, en que nació, hasta el 19 de diciembre de 1956, en que falleció, después de una azarosa vida.

Fue pionero de la fotografía en nuestra Ciudad, arte que aprendió del gaditano Reymundo, magnífico fotógrafo que se había formado en Barcelona y París. Castroverde tuvo su estudio en la portuense calle Castelar, 32 (Neverías), laboratorio de donde salieron las mejores colecciones de vistas de nuestra Ciudad y donde acudían toda clase personas a quedar inmortalizados ante la cámara de Castroverde.

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Escena costumbrista tomada por Castroverde en la Playa de la Puntilla. /Foto: Centro Municipal de Patrimonio Histórico.

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Foto profesional de Castroverde: escritorio de Bodegas Osborne. 1948. /Colección J.M.M.

Era muy apreciado en los retratos de niños de poca edad, a los que colocaba, encueritos vivos, sobre un cojín de terciopelo inevitablemente. También de niños de Primera Comunión, de novios en las bodas, de bautizos... y de toda clase de actos sociales.

Pero el dicho viene de lo repetido por las madres cuando mostraban las fotos de algún hijo particularmente feo. Ya se sabe aquel otro dicho de que "A nadie le huelen sus propios peos, ni les parecen sus hijos feos". Pues bien, ante la fotografía de un niño feo, feo, pero feo, la madre, al enseñarla, se justificaba: "¡Hay que ver cómo ha sacado a mi hijo Castroverde!", a lo que el interlocutor o la interlocutora respondía sarcástico/a: "La culpa la tiene Castroverde". Y el pobre Justino Castroverde, como un nuevo Redentor, ha cargado sobre sus hombros, desde finales del XIX, con todas nuestras culpas y deslices. Porque cuando no hay a quien echarle las culpas, aquí, en El Puerto, se le echan a él, inevitablemente. /Texto: Luis Suárez Ávila

Más información de Castroverde en GdP. Nótula 705.

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“Negro, negro, negro, como aquel cantaor de viejos romances del Puerto al que El Negro llamaban, y completamente vestido de blanco, de primera comunión. A la verita de la mar, dos canastos de papas fritas al brazo y un pregón, qué jaleo junto a los toritos de las olas que derrotan en tablas de la arena. Una gorra blanca. Una blanca guayabera. Playa de Vistahermosa,...” Así comenzaba su artículo de ‘El Recuadro’ el maestro Antonio Burgos el pasado miércoles en la prensa regional, bajo el título ‘Las Papas del Papi’. Y claro, una necrológica tan bonita, escrita, además por Burgos, no hizo sino dar carta de naturaleza al bulo que se ha venido corriendo desde hace 45 días en el que se afirma que el famoso vendedor de papas fritas había pasado a mejor vida.  Hace un mes y medio, el treinta de marzo, publicábamos en la web Gente del Puerto un extracto del libro de Antonio Núñez ‘La Estrategia del Pingüino’ (influir con mensajes que se contagian de persona en persona) en el que, su autor, ponía de ejemplo a nuestro popular Rafael Pérez Sánchez, alias ‘el Papi’, como hombre de marketing: “En la playa había un segundo sistema de comunicación que superaba en eficacia, credibilidad y confianza a la megafonía. Se trataba del pregón playero —a voz en grito— del “Papi”, cuyo timbre podía distinguirse entre la algarabía retozona de la playa. No creo que el Papi ganara mucho, pero es cierto que su capacidad de comunicación personal y empatía con los clientes eran excepcionales. Además de pregonar sin descanso su mercancía, el Papi proporcionaba decenas de consejos útiles al día y opinaba sobre temas relacionados con su especialidad, la playa y el verano. El Papi además comunicaba de manera constante e incesante. Saludaba a todo el mundo mirando siempre a los ojos del veraneante con sus ojos achicharrados. Y recordaba y se interesaba por cada uno de los achaques de los ancianos o hipocondríacos del lugar, que no eran pocos ya que en Cádiz la enfermedad es una profesión. El Papi carecía del presupuesto de comunicación y de la fuerza intrusiva y la cobertura del sistema de megafonía del ayuntamiento, pero lograba superarlo con su estrategia de comunicación, de generar confianza, de individuo en individuo”. El supuesto óbito de nuestro protagonista vino fue  a raíz del artículo en Gente del Puerto, escrito en pasado, pues su autor recordaba sus vivencias de hace mas de 30 años. Y hubo quien no supo entender que no se había preteritado físicamente a nuestro Papi, sino que se le recordaba como ejemplo de comunicador. Y de ahí al bulo, que hemos desmentido hasta la saciedad y que hoy desmentimos, rotundamente. Rafael vive, está pasando una temporada con su familia en Málaga y está deseando volver a El Puerto, donde estuvo el pasado fin de semana en visita relámpago. ¡Que alegría de verano, y del afecto que te profesan, Papi!. /Texto: José María Morillo.

Visión retrospectiva del patio de calle Cruces del año 2004 que ha ganado este año el concurso, la que fuera casa del General Modesto.

Los patios portuenses, en general, como tantos otros de nuestro entorno, son un tesoro que debemos preservar. De ahí nuestro elogio y admiración hacia los “Amigos de los Patios”, asociación que se ocupa y preocupa en colaboración con los munícipes de premiar cada primavera a los que mejor se acicalan y engalanan, mostrándolos al público. Pero, al igual que ocurre en los concursos de belleza humanos, las elecciones de mises y mister, aparte y con independencia de los concursantes, existen ejemplares de ambos sexos tan bellos o más que estos, con características y peculiaridades tan distintas y diferentes que, de hecho, no existen dos personas iguales, aun teniendo coincidencia muchas de ellas en determinados factores antropomórficos y estéticos que son los que se valoran para determinar la clasificación de estos concursos. Lo mismo ocurre con nuestros patios locales. Son tantos y tan bonitos los que no concursan, de los que apenas tenemos referencia y que, tal vez,  a la mayoría solo lo habremos podido visionar ocasionalmente. A ellos quiero dedicar esta colaboración de hoy. A esos patios anónimos que, afortunadamente, aún salpican la geografía urbana local.

Hace casi una década, en 2004, con la primera cámara digital que pude tener, una modesta “Vistacam” de 2,0 megas, realicé un recorrido por buena parte del casco antiguo fotografiando medio centenar de ellos. A esa época pertenecen las fotos que reproducimos.

Uno de mis patios favoritos es el de la calle Sol, esquina con Palma. Es recoleto y armonioso. Mi sensación, al visionarlo, con la calidez de su enlucido, un sombreado siempre presente y el ligero rumor de su fuente, es de paz.

Otro patio que me gusta, cuya visión es posible, igual que el anterior, gracias a la cancela transparente,  es el de la casa número 102 de calle Cielo, cuyo aspecto actual incluso ha mejorado respecto al que presentaba en la fecha de realizar la foto que reproducimos.

También me enamoran los patios de bodegas. Llenos de exuberancia y colorido, tal como puede apreciarse en algunos de los que les mostramos.

Patio de las Jacarandas. Bodega de  Mora, de Osborne, en la calle de los Moros, cuyas instalaciones de visitas han sido recientemente remodeladas, abriendo todos los días del años, incluso domingos y festivos. Han hecho una revolución en el mundo de las visitas, dados los tiempos que corren.

Bodega de Edmundo Grant, patio con hechuras de almizcate que da a la calle Bolos.

Patio bodeguero de la desaparecida Bodega Gómez, con su fino Alameda, en la calle Los Moros. En la actualidad una empresa de restauración jerezana alquila el casco bodeguero para banquetes y celebraciones.

Patio bodeguero de la desaparecida compañía de crianza y exportación de vinos Jiménez Varela, que luego fue de Fernando A. de Terry en la calle Albareda, usado como lugar de celebraciones y banquetes.

Patio situado en una urbanización cualquiera de El Puerto.

Al patio de las casas de vecindad, lugar de convivencia y juegos infantiles le han sucedido las plazuelas y parques de las urbanizaciones y  los aficionados a la jardinería, una afición que requiere trabajo, cariño y conocimientos, igual que los que cultivan adornos florales y viven en adosados y chalets o pisos no renuncian a mostrar en sus parterres, porches o balcones la eclosión de color que cada primavera adorna y perfuma la ciudad y sus numerosas urbanizaciones. Gracias por alegrarnos la vista.

He dejado para el final la parte triste y, desgraciadamente, bastante frecuente: los patios que desaparecen para siempre jamás. Cada vez que una casa del casco histórico es abandonada, cerrada o derribada, algo de esta peculiaridad que nos congratulamos poseer se pierde. Amputan un trozo del patrimonio colectivo de los portuenses que nunca  se volverá a recuperar como no se recuperó el Teatro Principal, el Palacio de Rivas, en la Ribera del Rio o la capillita neogótica cercana a la los terrenos de la feria, por poner tres ejemplos.

Para ilustrar este último comentario ofrezco las fotos de dos patios de casas recientemente arrumbadas, una a continuación de la otra, de la calle Descalzos, patios modestos en su ornamentación, pero llenos de sabor andaluz y autenticidad. /Texto y Fotos: Antonio Gutiérrez Ruiz. A.C. Puertoguía.

Nota de la Redacción: Añadimos dos imágenes más, tomadas el pasado domingo día 14, mientras se celebraba la Fiesta de los Patios, una en la calle Postigo, próxima a la Iglesia Mayor Prioral y otra en la calle Cruces, esquina con la calle San Sebastián: el patio de la Casa del Reloj de Sol (ver nótula núm. 468 en GdP). Mientras unos patios experimentaban 'la consagración de la primavera', otros se miraban a sí mismos, unos con plantas, otros con desplante ante un Puerto que agoniza por sus históricas calles, miope, sin entender que le está pasando.

 

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