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Que el Gran Puerto de Santa María fue “la Ciudad de los cien palacios”  es lugar común y dicho que corría de boca en boca, que utilizaron como título para dos artículos, por los años 1950, en “ABC” de Sevilla, Pepe de las Cuevas y mi padre, Luis Suárez Rodríguez.

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Cartel promocional de la Ciudad de la temporada veraniega de 1896. Obsérvese en la esquina superior izquierda el escudo de la Ciudad con la estrella en lugar de la imagen de la Virgen de los Milagros, sobre el torreón.

Ciertamente, por aquellos años, comenzó un periodo de decadencia que terminó en los años 1960 y siguientes hasta la actualidad, en una pérdida absoluta del respeto, no sólo por los edificios notables, sino, lo que es más grave, por nuestro urbanismo en damero que fue modelo para el trazado de las ciudades que  fueron fundando “los españoles de ambos hemisferios”.

En nuestra novela picaresca del XVI y el XVII, los pícaros llaman con motes a cada carta de la baraja, para entenderse furtivamente. Al seis le llamaban “las calles del Puerto”, por la forma en que estaban dispuestos los palos y los espacios –calles--, que quedan entre ellos. Las calles de El Puerto  que, trazadas a cordel, en la parte de la bajamar, forman abanicos que lo defienden del viento de Levante. El abanico más notorio es el de la Plaza de la Herrería que tiene sus varillas en las calles Misericordia, Ganado, Curva, Ribera y Jesús de los Milagros, que, a su vez entroncan, en damero, con las demás; o la Cuesta del Carbón –la Plaza de Cristóbal Colón--, que distribuye  y amaina el Levante por Jesús de los Milagros, Alquiladores y la Plaza del Castillo; o la Plaza del Polvorista a la que le entra el Levante por la Calle de las Cadenas y el Callejón de Aguado y se abre en abanico entre Aurora, Ximénez de Sandoval, Fernán Caballero o Sol… para, luego,  volver al damero.

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Figuras de espadas de la baraja española.

El haber sido Capitanía General de la Mar Océana y Capitanía General de las Costas del Andalucía, antes, y, luego, con la Casa de Contratación en Cádiz, en el XVIII, lugar donde sentaron sus reales muchos cargadores a Indias y la llegada de irlandeses, sobre todo, que se apercibieron de las posibilidades de criar vinos para exportar que, antes,  estuvieron en manos de montañeses, hacen de El Puerto de Santa María una ciudad singular. Montañeses, genoveses, flamencos, francos, irlandeses, germanos…, constituyen, con los naturales, un sustrato demográfico enriquecedor para la Ciudad.

Poco a poco, emerge la riqueza que requiere labrarse un palacio, dotarlo de mobiliario nobilísimo y ajuar de ricas telas, bordados y brocados, tapices, reposteros, vajillas de la Compañía de Indias, cristalerías, colecciones y hasta galerías de pinturas y estampas, esculturas, plata, porcelana, gabinetes de arqueología, colecciones de numismática y grandes bibliotecas que llaman la atención de los escritores viajeros. Casos paradigmáticos de ello son los de Don Guillermo Tirry, Marqués de la Cañada o Don Agustín Ramírez Ortuño, Marqués de Villarreal y Purullena, o los varios palacios de los hermanos Vizarrón, o el del Marqués de Cumbre Hermosa, o el del Almirante Valdivieso, o el de Don Juan de Aranibar,  el de Barrios, el de Vos, el de Winthuyssen, el de O´Neale,  el de O´Ryan, el del Marqués del Castillo de San Felipe, o el de Moreno de Mora, entre otros muchos, con oratorios devotos, con caballerizas y guadarneses,  con amenos jardines, a la francesa, o botánicos aclimatadores de plantas exóticas de las Indias, o con embarcaderos propios, en la Ría del Guadalete, a las espaldas de sus palacios.

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Vista desde la plaza de Colón.

Pero no se crea que solamente la nobleza dispuso de casas equivalentes a un palacio. El paisaje urbano estaba poblado de edificios domésticos ciertamente singulares y sus interiores eran ricos y muy bien amueblados. Yo he conocido en mi niñez, magníficas casas residuales, de señoritas “prolongadas”, esto es, que nacieron solteras y murieron solteras, últimos bastiones de familias ricas, que, venidas a menos, conservaban la dignidad de sus ampulosos muebles, ajuares, galerías, cortinajes, relojes, porcelana, plata…, y tapaban los desconchados de las paredes, poniendo un valioso cuadro. Cuando murieron dejaron todo, generalmente, a la fiel sirvienta que las atendió, con empleo pero sin sueldo, que, viéndose rica, se apresuró a vender en almoneda todos aquellos tesoros. Los años 1960 fueron idílicos para toda clase de anticuarios, chamarileros, almonedistas, derribistas, casas de subastas… que ofrecieron lo mejor de lo que había  amueblado y alhajado muchos palacios portuenses.

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Calle Palacios abajo, esquina con Micaela Aramburu.

Casas de familias acabadas o de familias numerosísimas, aventadas a otros lugares, luego fueron convertidas en casas de vecinos, divididas en “partiditos”, pero con techos y bóvedas pintados, con grandes artesonados, con yeserías, a los que se accedía por patios con columnas toscanas y por escaleras con barandales de palosanto y grandiosas fresqueras semicirculares. “Partiditos” de sala y alcoba con puertas de cuarterones de cedro o de caoba y guarnición de pino de Flandes; con ricas solerías de mármol de Italia; con cerámica trianera del XVII o del XVIII, o de Delf, en algún caso… El Texto Refundido de la Ley de Arrendamientos Urbanos de 1964, con las prórrogas forzosas, ha prolongado hasta nuestros días muchos contratos de rentas verdaderamente miserables, aun actualizadas en 1995, para “partiditos” de casas también miserables. Las declaraciones de ruina, muchas veces puniblemente provocadas,  terminaron con esos contratos eternos y con el desahucio de los inquilinos molestos para los compradores, generalmente promotores inmobiliarios de fuera, que dejaron muchos palacios convertidos en solares. Pero es que, además, hicieron su agosto con los materiales de derribo. Molesta ver en revistas de decoración chalets en Marbella o en Sotogrande, por ejemplo, en que las chimeneas de mármol, o los barandales de escalera de caoba o palosanto, o las puertas de casetones, o las rejas de forja del XVII o del XVIII, dicen, en los pies de fotos, que fueron de  palacios de El Puerto de Santa María, o en catálogos de subastas, por ejemplo, los gruesos ladrillos de portabla , pintados a mano en cobalto y vidriados en los hornos de Triana del XVIII, todos distintos, que fueron expoliados del Palacio de Purullena…

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Mobiliario y pinturas del Palacio de Purullena, antes de su expolio.

Hace unos meses, en Madrid, sonó a bombo y platillo, la exposición que la Fundación Juan March hizo de diez óleos de Tiépolo que había adquirido en los años 60 procedentes de una antigua colección de El Puerto de Santa María. (ver nótula núm. 1.288 en GdP). Y, suma y sigue.

Mi padre, con mucha carga de verosimilitud, llamaba “paracaidistas” a los que aparecían por estos lares, de improviso, sin saberse de dónde, siniestra e inesperadamente, y se instalaban, bullían, apabullaban, trepaban, derribaban uno o varios palacios, construían, o no –que alguno permanece todavía en alberca--, uno o varios estafermos, hacían caja y, adiós-que-me-voy, que-ahí-os-quedáis. Los promotores y los arquitectos están casados con la Ley del Suelo y divorciados de la Ley de Patrimonio Histórico-Artístico.  (continuará).

/Del Prólogo del Libro de Fátima Ruiz de Lassaleta ‘La Ciudad de los Cien Palacios’, por Luis Suárez Ávila.

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DOMINGOMONGUEATALAYA_puertosantamariaDomingo Monge nació en El Puerto de Santa María el cuatro de Marzo de 1912 en el seno de una familia humilde, hijo de Domingo y de Concepción vecinos del Puerto. Falleció en 1999. Estudió en el colegio hasta la edad de catorce años y luego comenzó a trabajar de recadero y más tarde de aprendiz de boticario en la Farmacia de Fernández Pernia,  hoy de Viqueira, situada en la esquina de las calle Palacios esquina y vuelta con Larga.

Su interés por la medicina, sus ansias de superación, de aprender y sobre todo su vocación lo llevan a estudiar y prepararse para poder ejercer como Oficial de Farmacia llegando a preparar los medicamentos para los enfermos sobre recetas de los médicos con morteros, probetas y alambiques como era usual en la época, conocidas como fórmulas magistrales. También se hacían en aquella época en las farmacias barras de labios, polvos perfumados, coloretes, rimmel para pestañas y algún que otro tónico reconstituyentes que también fabricaba. Ya era una pasión la Medicina, que le lleva a sacar el titulo de Practicante (hoy sería un Ayudante Técnico Sanitario) el 31 de Agosto de 1942, en el Colegio Oficial de Practicantes y Enfermerías de Cádiz. Cincuenta años después le otorgaría en reconocimiento por su labor durante tantos años, en un homenaje a su persona, del cual disfrutaron toda su familia.

Cuando empezó a ejercer como practicante, dados sus conocimientos, se hizo pronto de una numerosa clientela a la que atendía como practicante y enfermero, aconsejando en muchas ocasiones la inyección o medicamento que era conveniente. Por todo esto se hizo muy popular en El Puerto donde pronto fue conocido como Domingo ‘el Practicante’. No tenia horario de trabajo, de día, de noche, de madrugada a cualquier hora su vocación le hacia entregarse por completo a sus pacientes. No solo era conocido por sus inyecciones sino también muy apreciado por la suavidad de sondar a los enfermos de próstata de la época, por la facilidad de encontrar la vena en pacientes difíciles a la hora de extraer sangre (dándose el caso que algunos analistas lo recomendaban a sus pacientes).

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Domingo Monge, a la izquierda, en una reunión en el Hotel Vistalegre. (Fotografía por confirmar).

Compartió algunos años con Luis Bootello como Ayudante de Quirófano en la Plaza de Toros en la cual Bootello ejercía, en ocasiones, de medico. Gracias a esa afición a los Toros y al trabajar con el mencionado Luis Bootello se hizo amigo íntimo de los hermanos Manolo (Ver nótula 782 en GdP) y Miguel del Pino (Nótula 542 en GdP), ‘Niño del Matadero’ al igual que de su apoderado Manuel García Lagos. Otra afición reconocida por Domingo Monge fue el Fútbol, siendo recordado como el gran portero del equipo ‘Hispania’ de El Puerto.

Para atender a sus pacientes se desplazaba al principio andando, luego en su bicicleta niquelada con paso lento pero seguro --como decía a los amigos que bromeaban con él--, un mosquito, mas tarde llego el Gogomobil y por fin el SEAT seiscientos blanco. Estableció su consulta en su domicilio familiar de calle Vicario 20, casa que compró en el año 1945 gracias al gordo de Navidad y donde aún viven algunos de sus hijos.

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Domingo, con su hija mayor, Conchita.

Entre sus enfermos cosechó grandes amistades, algunas de las cuales perduraron hasta su muerte, tales como José Luis Osborne y Ángeles Domecq y demás hermanos, el que fuera alcalde Luis Caballero Noguera, Serafín Álvarez Campana  padre e hijo, Fernando Osborne Vergara y su madre Rufina Vergara que lo apreciaba muchísimo y que tuvo a su nombre, durante años la calle Misericordia, el que fuera alcalde de Cádiz, José León de Carranza, marqués de Villapesadilla que vivía en El Puerto, la familia Gaztelu Diaz, el propietario de la harinera de la calle Postigo Esteban Fernández Rosado, la familia Esteban Poullet, José Merchante, Esteban Paullada, la familia Calvario, la familia Morillo y casi la totalidad de familias alicantinas que vivían en El Puerto desplazadas por el mundo de la pesca... y tantos y tantos más. No debemos olvidar que también atendió a familias necesitadas sin afán de lucro ninguno e incluso les ayudaba en lo que podía con comida y ropa.

juangavala_gonzalogoytisologilJUAN GAVALA Y LABORDE

Vivió el tiempo de la penicilina retardada que se ponía de hora en hora no dejando de vigilar al paciente constantemente para ver su reacción. Un caso a recordar fue el de Juan Gavala y Laborde (ver nótula núm. 442 en Gente del Puerto) quien, estando en El Puerto en su casa de la Plaza de los Jazmines enfermó y llamaron a nuestro protagonista. Ante la gravedad del enfermo, le puso un tratamiento a la espera de la llegada de su medico personal de Madrid, estando en todo momento a su lado para vigilar la evolución de la enfermedad saliendo solo para atender urgencias. Cuando su medico llegó, preguntó quien había mandado el tratamiento y le dijeron que fue Domingo Monge que estaba allí presente.  El médico no tuvo mas remedio que felicitarle pues le había salvado la vida. Desde entonces Gavala lo tuvo en alta estima, no faltando llamadas y felicitaciones navideñas. /En la ilustración, Juan Gavala, en un fragmento de un cuadro pintado por Gonzalo Goytisolo Gil, que se encuentra en el edificio San Luis Gonzaga.

Se casó el 7 de Septiembre de 1939 con María del Carmen Reinado Revuelta hija de Juan Reinado, patrón de barco, y de Dolores Revuelta. Tuvieron nueve hijos: Conchita, Juan Luis, Domingo, Manolo, Rafael, José Luis, Amalia, Javier y Pedro. Su viuda fallecía el 23 de abril de 2011, a los 96 años de edad.

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Fue uno de los establecimientos hosteleros más populares con los que contó El Puerto. Se ubicaba arriba de la calle Luna, al fondo, entre las calles Santa María y Vicario, en un inmueble que se derribó en agosto de 1946 para dar más amplitud a Luna y crear la plaza Juan Gavala.

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El edificio (que lindaba con el que alojó a la Ferretería Zaragoza) era, como reza en los antiguos callejeros, el primero de la calle San Juan. /Foto: Colección Miguel Sánchez Lobato.

En 1873 era una hostería (con las habitaciones de hospedaje en el piso superior) de Severiano Ruiz Calderón, quien, andado los años, en 1895, llegó a ser alcalde de la ciudad. A fines de los 80 pasó a ser, ya como taberna, de José Clement González (que también llevó Casa Clement, en la plaza del Castillo, en una accesoria del palacio de Araníbar, donde está la Oficina de Turismo), al comienzo de los años 10 de José García Fernández (después dueño de Las Columnas), desde 1915 de Victoriano Gil Sánchez (de la familia de ‘los Giles’), entonces llamada Antigua Sacristía, en la década de los 30 e inicios de los 40 de Antonio y Enrique Garrido y en sus últimos años, hasta su derribo, del montañés Enrique Conde.

severianoruizcalderon_p_puertosantamariaSu nombre hacía referencia, no a la inmediata sacristía de la Prioral, como tal vez podría suponerse, sino al lugar específico de una bodega –su ‘sancta sanctorum’- en donde se conservan, como auténticas reliquias, las soleras más antiguas. /En la imagen de la izquierda, el que fuera propietario de la hostería en 1873 y  alcalde en 1895, Severiano Ruiz Calderón.

Desconozco quién captó la imagen que ilustra estas líneas y que generosamente me ha facilitado Miguel Sánchez Lobato, pero por su calidad sospecho que bien pudo ser Francisco Sánchez Pérez ‘Quico’ o Justino Castroverde, los más destacados fotógrafos portuenses de la época. Tampoco sé cuándo se tomó. Estimo que fue a fines de los años 20, cuando llevaba la taberna Victoriano Gil. Convendrá el lector conmigo en que es una escena coral espléndida pese a su imperfección por el fogonazo de luz que entra por la puerta de Vicario y que nubla el mostrador y el rostro del dependiente, que más que restarle valor le proporciona encanto y cierto aire espectral.

tabernasybaresconsolera_portada1_puertosantamariaEsta es la imagen que he elegido para la portada del libro ‘Tabernas y bares con solera’ cuya segunda edición actualmente preparo (la primera, ed. Hospor, 1999). Recientemente he tenido ocasión de consultar un inventario de los enseres con los que contaba la taberna en 1926, facilitado por Antonio Gil de Reboleño Insúa. Algunos de sus elementos (los tipos de mesas, de sillas, la ubicación del salón con sus ocho camarotes…) me hacen dudar si el establecimiento en verdad se corresponde con La Sacristía. Sigo creyendo que sí, pero no tengo la certeza, y no quiero errar en un elemento importante como la portada de un libro. Por ello, si algún amable lector tuviera la convicción de su identificación o no con La Sacristía, le agradecería que lo hiciera constar en un comentario en esta nótula. /Portada de la primera edición de 'Tabernas y Bares con Solera'.

Para su identificación me parece determinante el arco con el contundente y legendario letrero del ‘SE PROHIBE EL CANTE’, que me hace recordar,  por cierto, esta noticia que publicó la Revista Portuense en julio de 1925:  “Anoche a las diez se encontraba una reunión de siete individuos en la tienda de bebidas La Sacristía, tomando unas copitas, originándosele a alguno de los concurrentes lanzar una coplita. El sereno del distrito llegó imponiendo silencio, argumentando los juerguistas para proseguir cantando que debía ordenarse que cesaran de funcionar los gramófonos [como el que aparece en la foto] que poseen diversos establecimientos del centro de la población. Observando el empleado que no eran obedecidas sus órdenes, y juzgando poco prudente imponer su autoridad contra siete individuos, hizo mutis para buscar refuerzos. Efectivamente a poco, cuando los juerguistas ya en la calle comentaban escandalizando el caso de que no se les dejara cantar, entonces aquel sereno y dos compañeros más se llevaron a tres de los escandalosos a dormir la mona en la Prevención.”  /Textos: Enrique Pérez Fernández.

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La calle Luna al comienzo de los años 40. Al fondo, La Sacristía. En el acceso de la puerta visible fue donde el fotógrafo captó la imagen de arriba que ilustra el inicio de esta nótula. /Foto: Centro Municipal de Patrimonio Histórico.

foscoantoniovalimanacogollodetudela_puertosantamariaHijo de Macario el del cine, y hermano de Merche, la cantante del trío ‘La,la,lá”, este aficionado a las motos, por profesión y devoción, piensa que nuestro sentido del humor y de acogida conquista a quienes nos visitan.

--Fosco, vaya nombrecito... --Mi padre, que tenía mucho sentido del humor, nos puso a todos un segundo nombre, a cual más estraño: Tiburcio, Macario, Apolonio, Macaria; el mío no existía en el santoral, era el nombre de un artista italiano, que también lleva mi hijo. --¿A Vd. le gusta más lo viejo, lo antiguo, lo veterano, o lo histórico? --Hombre, lo  antiguo tiene más morbo. ¿le parece poco morbo que ayer sábado saliera con una BMW de 1936? --Los coches, las motos, ¿tienen alma, y si así fuera, van al cielo o al infierno? --El alma se la ponemos nosotros a estos vehículos antiguos que siempre nos tienen con el sinvivir de si se nos parará o no en pleno Rally. Digamos que, en cualquier caso, estas máquinas van al Purgatorio.

--¿Me puede decir para que sirve el motor de explosión? --En principio, para mover estos viejos y portentosos cacharros. Dígame como si no vendrían por aquí motos de los años 20 que estuvieron estos últimos meses por El Puerto. --¿Y para que servía la motorada esta de cada año, Fosco? --Daba muchos beneficios económicos. Yo creo que el 90 por ciento de la población estaba a favor, aunque entiendo y respeto al otro 10 por ciento que abomina de ella. --¿En El Puerto que tenemos más, cara o sentido del humor? --Más de lo segundo. Nuestro club se ha hecho famoso por todos los Rallyes de la geografía española, por el humor con el que llevamos adelante nuestras concentraciones

--¿Qué es eso del Ángelus en los Rallys que organizan por la zona? --Nos preguntan muchos participantes de fuera si va a haber Ángelus, porque si no, no vienen. A las 12 del mediodía, paramos donde nos coja y, megáfono en mano, proclamo: “El Angel del Señor dijo a María, comamos y bebamos cuando llega el medio día”. --¿Los viejos rockeros de la Peña El Troncho nunca mueren? --Ahí están todos vivitos y coleando desde la década de los 60 del siglo pasado. Un grupo de amigos que formábamos la Compacorogota, organizamos conjuntamente un partido de fútbol a beneficio de Cáritas por Navidad, y le damos vidilla  a la cosa...

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--¿Hay mucha Carcoma por aquí? --Si se refiere a la concentración de motos antiguas de ese nombre, que llevamos haciendo desde hace doce años, le puedo decir que se concentraban en esos días del orden de 80 motocicletas históricas de toda Andalucía: Bultaco, Montesa, Derbi, Ossa, BMW antiguas, hasta Heinkel alemanas, cuyas dos únicas motos existentes en España están en El Puerto. /Texto: José María Morillo.

Más información de Fosco en GdP en nótula núm. 095

 

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The Milkyway Express

El Puerto de Santa María es durante el resto del año una ciudad con escasa actividad musical (una verdadera lástima) pero cuando llega el Monkey Week se convierte de verdad en la ciudad de la música y los portuenses lo agradecen año tras año. Sin duda el mejor ejemplo es el gran ambiente que presenta la Plaza Alfonso X durante todo el festival con certificación incluida (había hasta notario presente).

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Jesús Bragado 

Esta edición, el Deezer Monkey Week 2013, repetía el esquema instaurado en el 2012: showcases desde las 12.00 de la mañana hasta las primeras horas de la noche (20 - 21 horas) en diversas salas de la ciudad para luego concentrar la actividad nocturna en la Sala Mucho Teatro con 2-3 salas más para dar diversas opciones a la gente. Cierto es que se pierde la esencia de los conciertos de noche en escenarios tan mágicos como el Monasterio de la Victoria, pero esta organización es la que más comodidad (y seguridad) ofrece de todas las combinaciones que ya se han ido probando a lo largo de las distintas ediciones.

Pistoletazo oficial al Monkey Week 2013 en la Plaza Alfonso X con el concierto de La Selva Sur, un grupo formado en Sevilla por miembros de diferentes bandas con un gran mestizaje en sus canciones. Ritmos muy bailables y gran dosis de buen rollo para la presentación de su nuevo disco Vacaciones en el infierno.

Una constante en el Monkey Week es el cambio de escenarios. Es lo que pasa cuando en 2 días se concentran más de 100 conciertos en 8 localizaciones diferentes, pero no vamos a negar que tiene su encanto. Primera visita del día a la Sala Milwaukee para ver parte del concierto de los madrileños The Parrots, una banda que todavía no tiene sello discográfico que los edite, pero que tras las buenas sensaciones mostradas en el escenario y la contundencia de sus notas no creemos que tarden el aparecerles las ofertas.

Nuevo cambio de escenario, ahora le toca el turno al Niño Perdío, un local que en el Monkey Week encuentra ese plus que el resto de año le falta, para ver a Icarus Crah, aunque debido a los retrasos en las actuaciones (una constante en el festival) nos llevamos de regalo un par de canciones de los Madrileños Sonograma, que no sonaron pero que nada mal. Tras el cambio de instrumentos, ahora sí, llega el turno de los malagueños Icarus Crash, muy contundentes y con la sensación de ser todo unos veteranos en esto de la música. "Aquí hay buena materia prima" sentenció uno de nuestros corresponsales. Dicho queda. Por si hay alguna duda de sus influencias.

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Lovely Rita 

 Nueva visita a la Sala Milwaukee para disfrutar del folk rock de Mar Merino y la producción de Paco Lamato, o lo que es lo mismo, Lovely Rita. Sin duda este showcase le venía como anillo al dedo a la Sala y la Sala al showcase, de manera que pudimos disfrutar de un buen rato de músicaNuevo cambio de escenario, en esta ocasión con destino La Cristalera, un local cuya terraza es un balcón al río Guadalete y que en el Monkey Week brilló de manera especial.Poco tiempo tuvimos para poder calibrar a Los Jaguares de la Bahía, banda que se encuadraba dentro del III concurso de bandas jóvenes, aunque el público congregado en el local daba muestras de agrado, buena señal sin duda.

Mejor escenario no podían haber elegido The Sweethearts from America, surgido de la unión de miembros de otras bandas como Diastech, Salieri, Tannhäuser o Miraflores. En El Rodeo lo que más apetecía era tomarse una copa de bourbon escuchando el sonido mezcla de country y rock de Paco Campano (alias Franck Cowbell) y los suyos. Aunque de reciente creación, su sonido fue profundo con letras basadas en la temática americana. No nos cabe duda que con el encaje del tiempo y su buen hacer irán a más.

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The Sweerthearts from America

Por fin llegó el momento de realizar la primera visita al Teatro Pedro Muñoz Seca, que este año lucía de una manera espectacular con el escenario SON Estrella Galicia ubicado en el escenario principal del teatro, y disfrutar del concierto de Josephine Foster. Su voz tan característica, la dulzura de sus melodías y la compañía sobre el escenario de Lorena Álvarez sirvieron de ingredientes principales para que Josephine cocinará un concierto rico rico y dejara encandilado a todo el público presente.

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Josephine Foster

Siguiendo en la línea de Josephine Foster pero dando un salto cualitativo en cuanto a decibelios llego The Milkyway Express con su mezcla de rock y blues. Desplegaron todos sus movimientos en el escenario con armónica incluida para presentar su segundo disco "One Day in Summer". Las ganas que tenían por agradar se notaron y eso hizo que el público se contagiara de sus ritmos rockeros.

Mientras ya se sucedían las actuaciones en el Mucho Teatro en Burladero decargaban los simiescos Pelo Mono. Grupo formado por Pedro de Dios de Guadalupe Plata (mono a la guitarra) y Antonio Pelomono de Los Fabulosos Macarrones (mono a la percusión), dieron rienda suelta a sus ritmos de rock y blues, agradando al personal encapsulado en el pequeño recinto de la sala.

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Aurora 

Lo que ocurrió en Mucho Teatro ya es otra historia. Nombres importantes y de los que mucho se ha esrito ya, como los recuperados para los escenarios Chucho, los productivos y europeizados The Posies y la nueva joya de la cantera granaína Aurora. La irrupción en la escena indie de estos chicos ha sido de lo más remarcable de este año, el potencial es indicutible pero al verlos en directo chirría la descompensación entre la madurez personal y la musical. La actitud de los componentes dificulta la credibilidad de sus canciones y el protagonismo en el directo no está bien repartido (o más bien el anti-protagonismo, que es lo que se estila en estos grupos). Por otro lado, temas como Transparente o Desaparecer y en general su disco Géminis son auténticos pelotazos, pero encasillados en aquella corriente que ya se encargaron de explorar y explotar sus antecesores musicales en la misma Granada desde el siglo pasado. Esperemos que cuando pase la vorágine que rodea a este lanzamiento tengan el tiempo y la valentía necesarios para reflexionar y decidir hacia donde quieren llevar el talento que atesoran.

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The Posies

La jornada tocaba a su fin pero mientras las actuaciones iban finalizando, las barras y escaleras de Mucho Teatro eran un perfecto retrato de ese buen rollo y caldo de cultivo entre músicos, prensa y gente de la profesión en general que genera el Monkey Week. Como muestra simpática dejamos unas microentrevistas que realizamos a alguno de los personajes allí presentes como Charlie Riverboy (The Milkyway Express), Lomas (Expertos Solynieve), Paco y Euse (Oso Leone) o Juanky Smith (Icarus Crash), por supuesto con su consentimiento, aunque no sabemos si con plenas facultades mentales... /Texto MusicZine. Fotos: Jesús Bragado.

 

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El grupo porteño ’40 Promesas’ presenta en este videoclip un nuevo tema dedicado a su Ciudad: ‘El Puerto de Santa María’. Está rodado íntegramente en El Puerto y producido por ‘Engendros Estelares’ y ‘40 Promesas’, con licencia ‘Creative Commons’.

Integran ’40 Promesas’ Antonio Albert, Eloy Montero, Javier Pérez y Juan J. Fernández. La ficha de ‘Engendros Estelares’: Realizador/Jefe de Producción: Antonio Matiola; Dirección de Fotografía/Operador de Cámara: Alejandro Silva; Equipo de Producción: Daniel Hiniestas, Pastora López; Extras: Benito Toronjo, Alexanther Toronjo, Pastora López; Equipo de Realización: Daniel Hiniestas, Pastora López, Oscar Martí, F. Javier Montero y Luciano Martins.

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Fotograma de Manuel Mesa, durante una entrevista en italiano, subtitulada en inglés.

Manuel Mesa comenzó su carrera como artista urbano pintando grafitis en su ciudad natal: El Puerto. Junto a su hermano Fran, realizaron muchas travesuras relacionadas con la pintura y los grafitis: la primera pintada de Manuel en la calle le pilló por casualidad su madre y le cayó una buena bronca, empero, a pesar de ello, continuaron con su genio creativo.

Tras graduarse nuestro protagonista en la Real Academia de Bellas Artes Santa Isabel de Hungría (Sevilla) ha realizado su último curso en Italia, habiendo  recibido encargos  para pintar murales en España, Atenas, Berlín, París, Italia y África. Se dedica a la pintura, mientras su hermano Francisco está terminando la carrera de Bellas Artes en Centroamérica.

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Mural de Mesa en la muestra de Prada. /Fotografía: Attilio Maranzano

MURALISTA PARA PRADA.

Prada es una firma italiana de moda fundada en 1913, un negocio local de piel y cuero. La firma dio un giro radical con la llegada a la gerencia de Miuccia Prada, nieta del fundador, en 1978, cuando se convirtió en pocos años en una firma internacional de moda. La primera colección prêt-à-porter de Prada fue presentada en la temporada otoño-invierno de 1989.

Hace poco más de un mes, el 19 de septiembre, Prada presentó ‘In the Heart of the Multitude’ (En el corazón de la multitud), un nuevo proyecto en su larga tradición de colaboraciones creativas. Como parte del entorne del desfile de primavera verano 2014 de ropa para mujer, Parda invitó a Manolo Mesa, junto a otros muralistas: Miles ‘el Mac’ MacGregor, Gabriel Specter y Stinkfish, y a los ilustradores Jeanne Detallane y Perre Mornet a que plasmaran temáticas relacionadas con la feminidad, la representación, el poder y la multiplicidad en las paredes del lugar de la celebración del desfije, en la vía Fogazzaro de Milán.

Vídeo de 'Los Pájaros' pinturas murales en un antiguo vagón de tren, lleno de pintadas.

Más información en GdP:

1.392. Manuel Mesa Delgado. Murales Mesa.

 

 

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paquitomorenoacosta_puertosantamariaYa ves, después de tantos años,  tu recuerdo sigue anclado, en este corazón mío, como huella indeleble de lo mucho que te hacías querer.

Y es que eras un niño adorable con muchas ilusiones y proyectos, pero a la vez con los pies en la tierra sabiendo tus limitaciones. Tu mayor logro  era poder levantarte cada día pletórico de facultades, para felicidad de los tuyos, entre los que me encuentro. No, no teníamos una sola gota de sangre en común, pero…es que acaso eso es importante?  Yo sé bien que no, porque no solo éramos dos familias amigas, de eso nada! Había lazos invisibles de sincero y fraternal cariño. /Paquito, delante de su casa de Pozos Dulces; detrás, la iglesia del Convento del Espíritu Santo.

Muchos fueron los momentos que compartimos, durante esos  veinte dos años,  y nunca un enfado, a pesar de  que ambos teníamos, nuestro poquito de genio. Y es que tenías lo que se dice ‘mano izquierda’ --símil taurino-- a la hora de  saber darle su sitio a cada uno de tus muchos amigos. Como no ibas a hacerlo, si tenias una claridad mental, envidiable.

Querido Paquito, está claro  que estabas genialmente  dotado para las artes,  pero  el caprichoso destino, hizo diana en ti y no te permitió cumplir todos tus sueños,  ni  a mi poder tener la dicha de verte realizarlos. Eras muy grande, y por tanto sé que allá en el cielo, seguro que estas deleitando a toda la corte celestial, con tu  prosa, tu  alegre y colorido trazo y con el  armonioso y sentido sonido de tu guitarra.

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De izquierda a derecha, Antonio Morión Monge, Capataz de Williams & Humbert Ltd., de Jerez;  José Lobato Peralta,  Capataz de Fernando A. de Terry, padre de Mari Carmen Lobato, casada con Javier Benjumeda; Luis Moreno Paz, Capataz de Fernando A. de Terry  padre de Juan Luis, Tatín, Mila y Paquito Moreno; y Manuel Camacho Cala, Capataz de Osborne y Cía., hermano de Milagros, la segunda mujer de Pepe Romero Zarazaga, de Romerijo. A estos capataces de la fotografía les dieron un homenaje en una Fiesta de la Vendimia de Jerez, en la década de los sesenta del siglo pasado.

¿Te acuerdas, como  me ganabas en todo? Yo, si y nada, no había nada que hacer, puñetero, que hábil eras  dejándome ganar alguna vez, para que no me sintiera mal. Y es que las cosas en su sitio, no era rival para ti, ¿ambos dos lo sabíamos verdad? No sabría por dónde empezar, si tuviera que enumerar todos los gratos momentos pasados en tu compañía,  pero si te parece,  ¿te acuerdas de cómo me invitabas a jugar con tus vecinos y amigos a la puerta de tu casa? Bien a la pelota, a las cuatro esquinas, al pañuelo etc. Tu pobre madre,  requiriéndote y  con el “¡Ay! en la boca” atenta para que no te cansaras, ni sufrieras ningún rasguño, ni caída. Escucha,  todas las madres, somos ‘un poquitín pesaditas’, ahora lo sé, pero era lógico,  tú eras su niño de su alma, y  sabía que  cualquier esfuerzo era perjudicial para ti, pero claro tú querías seguir jugando. Yo alucinaba con tu habilidad con el Mecano, los juegos de construcciones  y con esos  estupendos juguetes, que aunque nuevos siempre compartías.

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De izquierda a derecha, Milagros Moreno Acosta, Conchita, María Jesús y Kika Vela Durán, hermana y amigas de Paquito, respectivamene.

Todo te parecía poco para agradarnos. Recuerdo como  me explicabas  que vino contenía, cada uno de  tu amplia colección de botellines. A mí me gustaban los que tenían mallas, me parecían muy bonitos, además me viene a la memoria como se reunían   en la azotea de la casa de una  amiga- a la hora de la radio novela: Ama Rosa, Esmeralda, Lucecita etc. Que habilidosas eran. ¡Anda que no se lo pasaban bien, ni nada! Fíjate, que más de una vez, creo haber acompañado a  algún sitio donde se las recogían, solo que no lo pongo en claro. Así, como al Colegio de las hermanitas en la calle cielo, a por leche el polvo... La primera vez que mi amiga me  dio una cucharadita, casi me ahogo,  pero la verdad es que estaba buenísima, y más de una vez le puse la mano, y  aunque este feo decirlo,  más parecía un gato que una niña.

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Paquito, delante de su casa en Pozos Dulces. Detrás la desaparecida bodega de Pedro Domecq, derrumbada para hacer el ensanche de la entrada a El Puerto por dicha vía.

Y es que así era nuestra ciudad en aquellos años,  bulliciosa y alegre.

Bulliciosa, porque las calles  tenían vida, cierto es que  prácticamente casi todos vivíamos en el centro, y que apenas empezaban a construirse las primeras barriadas. Alegre, porque al haber tan pocos coches, por la tarde a la salida de los colegios, los niños nos adueñábamos de ellas con nuestros juegos y era  pura alegría. Ahora han cambiado mucho las cosas, apenas si se ven niños jugando, y los pocos que hay, no siempre son cívicos y respetuosos. Una pena, pero así es, a nosotros nos reñían y agachábamos la cabeza  sin chistar. Ahora es un poquito……complicado.

Muchas de las cosas que hemos perdido, sin lugar a dudas, es la familiaridad entre vecinos,  y no saben los que se pierden,  porque nosotros lo pasábamos muy bien juntos. ¿Te acuerdas  de los largos paseos --éramos muy pequeños, y todo parecía muy lejos-- los domingos  por la tarde  con nuestras tías Lalo y Tata? Cruzábamos el puente San Alejandro, y llegábamos hasta una pequeña Venta Pacorro, --creo-- y  allí descansábamos un poquito,  nos tomábamos una Mirinda y como estaba en pleno campo jugábamos  de los lindo  y de vuelta a casa, cansados pero muy contentos, y nuestras madres más, porque caímos rendidos  y no dábamos guerra. ¿Y de los guateques de nuestros hermanos mayores?  Ahora en la distancia, me parecen entrañables. Aunque a nosotros  los pequeños, no nos dejaban entrar --normal-- nos colábamos y echábamos nuestros bailecitos Tenían la música más en boga del momento como: La casa del sol naciente de The Animals, Noche de blanco satén de The Moody Blues, Desencadenando Melodías de The Righteous Brothers, Yesterday de los Beatles y tantas canciones bonitas.  La cosa se animaba con el  Twist, y  la Yenka, esperando siempre, que no viniera algún patoso y  sin querer moviera  el tocadiscos y rallara los discos de vinilo. Que agradable  era todo, ¿verdad?

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En la imagen, El Puerto anegado por las lluvias, delante de casa de nuestro protagonista. Con delantal a la derecha, María Acosta Higueas, prima de María Torres Higuera, conocida modista de La Placilla.

Como agradable y entrañable,  era el reunirnos las dos familias para hacer las tortas de Navidad. Recuerdo que mi padre  nos traía  naranja agria y si no la encontraba, se la pedíamos al guarda de la Plaza Peral. Un par de ellas, nada más, porque tampoco había que abusar. Todos disfrutábamos mucho, con los preparativos, y  tú con ese salero que tenías  nos hacías pasar una tarde inolvidable con tus chistes y  gracietas.  Y es que estabas sembrado!

Unos  estirábamos la masa con  rodillos, otros con botellas, y  los más pequeños solo nos limitábamos  a hacer la forma redondeada de las tortas con vasos. Todos echando una manita y animando el cotarro y  hasta  haciendo música con la botella de Anís del Mono, con las panderetas, matracas y zambombas, hasta con las tapaderas de las ollas si venia al caso. Cuando alborotábamos en demasía,  tanto tu tía Lalo, como mi tía Emilia, nos ponían firmes en un segundo, y todos más buenos que el pan.

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La casa donde vivía Paquito, en la actualidad (entre la entrada principal a El Cortijo y el desaparecido Economato de Terry). En la planta baja vivían los Moreno Acosta y en la superior los Ameneiro Rodríguez.

El colofón era el día de reyes, todos deseosos de ver lo que SS.MM. los Reyes  de Oriente  habían tenido a bien dejarnos a cada uno. Dudas había, porque  más de una vez nos habían dicho, que nos podían traer carbón,  pero nunca fue así. No, no es que no hubiera carbón, claro que lo hubo pues  uno de los reyes magos, debía ser un poquito guasón  y nos gastó la broma, pero. menos  mal  que era de caramelo. Nuestras caras eran unos poemas todos alucinados preguntando…. ¿a ti que te han traído? Pues a mí esto  o aquello  y claro nuestros mayores poniendo caras de circunstancias para no descubrirse.

Ves querido Paquito, ¿como tus veintidós años, han sido muy ricos en vivencias y en  bonitos recuerdos? Pasaste por este mundo, dando muchas alegrías, y lecciones de vida. Alegrías porque todo tú eras, un día  radiante y esplendoroso,   de  risas contagiosas, de calidez y cariñoso magnetismo, porque  irremediablemente,  te llevabas de calle  a cuantos te conocíamos. Y  lecciones, por la  dignidad y  entereza, al  afrontar tu enfermedad, contagiándonos de  optimismo y dándonos el alma, en cada uno de esos  benditos veintidós años,  de un ser humano maravilloso y  excepcional.

Querido Paquito, gracias, por el privilegio de  tu valiosa amistad. /Texto: María Jesús Vela Durán.

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otero_cruces_puertosantamaria«Desde el alto otero de las Cruces, El Puerto parece un velero anclado o varado junto al río», describía acertadamente el desaparecido escritor portuense, Juan Ignacio Varela Gilabert. Al sol de hoy, Durango arriba, todavía queda una cruz, ahogada entre modernos edificios, sorteando los coches y algún elemento de Vías y Obras, a la que casi hay que encaramarse para ver la perspectiva del Puerto descrita por Varela. /Cruz del desaparecido hospital de San Sebastián, situada en la esquina de Santa Fe y Durango, en las proximidades de la que fue la ermita del Santo Cristo.

Otros portuenses, ilustres, especialmente ilustres en amar, escribir y reivindicar por su Puerto, por su puerto [sic] que sí, lo hicieron en el tiempo que les tocó vivir con desigual resultado. Por citar solo tres ejemplos del siglo pasado, en la década de los 20, el funcionario, escritor y pre-andalucista Mariano López Muñoz, se lamentaba en los artículos que escribía para la Revista Portuense. En ‘El río que muere en tormento’ termina: «Porque la vida de la Ciudad, que languidece con la anemia de su río, solo puede florecer en grandes empresas, si se embarcan las a’mas en bajeles de juventud». Describía en su artículo la desidia y el abandono de las fuerzas vivas para con la Ciudad.

Manuel Martínez Alfonso, portuense por elección, y alcalde que fue de esta Ciudad a finales del anterior régimen, tuvo una cruzada personal en la década de los sesenta en ‘La Voz de la Bahía’, para impedir la construcción de un edificio en el solar  de la Plaza del Polvorista. Se jugó el tipo con los poderes de la época. Y lo consiguió. Volveremos en otra nótula’ sobre el tema porque merece ser recordada la hazaña del profesor.

Agustín Merello del Cuvillo, excelente periodista, y mejor persona que nos abandonó prematuramente, tuvo una sección en Diario de Cádiz bajo el título de ‘El Ruido y las Nueces’ a principios de los setenta, antes de su vuelta como Delegado que fue del Diario de Cádiz en El Puerto. Escribía así hace 32 años, nuestro llorado Agustín: «La arborifobia, o que se diga, está a la orden del día. El alma se nos cae a pedazos cada vez que contemplamos la tala a discreción a la que muchos se han habituado a fuerza de verla repetir por doquier y por dová. No cabe duda que esto de la tala es asunto de mal “tala-nte”». Se refería Agustín en su artículo a las leyes que amparaban estas talas.

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Esto queda de la cruz, rastro semiescondido entre coches aparcados, de un edificio que testimonió la asistencia social de la Iglesia cuando los poderes públicos no se interesaban por los más desfavorecidos. Más información de San Sebastián, desconocido copatrono de El Puerto: Nótula núm. 631 en GdP.

Pero con o sin leyes, con o sin vueltas a las mismas, cada vez más se le ha ido hurtando a esta Ciudad, la memoria visual, el patrimonio ambiental y el  histórico. ¿Cuántas casas originales quedan en la calle Ganado, en el tramo que va desde Vicario a Nevería, por citar un solo ejemplo de nuestro casco antiguo?.

Así, el barco anclado que describía Varela, el bajel de López Muñoz, la lucha de Martínez Alfonso y el quejío de Agustín han pasado a ser un referente de la historia de poco menos de un siglo portuense. Alguien dijo que la perfección no existe, que por eso sopla el Levante en El Puerto. /Texto: José María Morillo.

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Desde las almenas del Castillo vemos Cádiz.

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La calle Palacios, al fondo, la Prioral.

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Desde las ruinas de la calle Larga, al fondo los Astilleros.

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Desde la calle Ganado arriba.

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Purullena, las Concepcionistas, el Catillo y al fondo… Medina.

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