Extracto del No Pregón de la Fiesta de los Patios, pronunciado por Manolo Morillo en la Bodega San José, el 26 de marzo de 2009, en los inicios de la primavera.
Extract from the Non-Opening Speech of the Patio Festival, read out by Manolo Morillo in the San José Bodega, on 26th of March 2009, at the start of Springtime.
Estamos esta noche en la Pensión Triana, pensión situada en el corazón del Barrio Alto de El Puerto, en la calle Cruz de la Espartera del Molino s/n, de la cual soy, mejor dicho, somos, junto con mi buen amigo Benjy Montoya unos humildes acogedores de huéspedes, que nos hemos escapado de las ondas de la Cadena SER para compartir con la audiencia en vivo y en directo, un acontecimiento que cada vez se hace más imprescindible en el calendario de fiestas de nuestra ciudad, como es la Fiesta de los Patios portuenses.
Tonight we are at the Triana Guesthouse, located right in the heart of the Barrio Alto neighbourhood of El Puerto, in calle Cruz de la Espartera del Molino. I am, or should I say, we are, my good friend Benjy Montoya and I, two humble hosts who have escaped the waves of Cadena SER (radio station) to share live with the audience, an event which is becoming more and more important in the town’s calendar of festivities: the El Puerto Patio Festival.
¿Quién no recuerda las canciones de rueda y los juegos que durante siglos, han impregnado de sonidos angelicales las paredes de nuestros patios.? Patios de vecinos familiares, de cocinas compartidas y olor a guiso, de charlas a la fresquita, de miradas furtivas, de olores a yerbabuena, de besos robados a la luz de la luna… En nuestros patios ya no se repían los trompos, no se juega a la piola ni se salta a la pared. Le refieres a un chiquillo que le vas a dar un espolique, y te pregunta cuánta memoria RAM consume el artilugio. ¿Cómo, adónde, seguir la huella de los juegos, de infancias repetidas y repartidas en otros tiempos en los patios portuenses? ¿Dónde están el escondite, la gallina ciega, la pata coja, el pinto, pinto gorgorito, el columpio, el aro, la cuerda, los juegos de prendas, las charadas…?

Los niños que hicieron corros y cantaron canciones tradicionales en el No Pregón.
La radio siempre ha estado muy presente en los patios andaluces, en los patios portuenses. Quien tuviera un receptor de radio aseguraba las tertulias matutinas y vespertinas. En nuestra ciudad, Radio Puerto Emisora del Instituto Laboral, cubrió más que dignamente, con las dedicatorias de discos a parejas de enamorados, a los niños por sus cumpleaños, a los enfermos en su espera de cura, un espacio difícil de olvidar. Los grandes artistas del momento se daban a conocer a través de las ondas hertzianas: Caracol, Juanita Reina, Antonio Molina, Lola Flores, Marifé y tantos y tantos otros, que con sus coplas ayudaban a mitigar espiritualmente las carencias vitales de una generación marcada por la despiadada contienda fratricida entre hermanos.
Sirvan estos recuerdos en el tiempo y esta escena que ahora contemplamos, la de las malleras, que muchos portuenses hemos visto y vivido en los patios y casapuertas de nuestras casas, como pequeño homenaje a las mujeres que aportaban unas pesetas a la maltrecha situación económica de muchísimas familias porteñas. Y sobre todo, a aquella Penélope bodeguera que tejía mallas de seda junto a la Milagros y la Pepa, en una humilde casa de vecinos de la calle San Juan, y que hoy se ven aquí representadas por María y Milagros Mesa y Soledad Peña. (Con nótula propia en Gente del Puerto, precisamente hablando sobre las mallas).

María y Milagros Mesa y Soledad Peña, tejieron mallas de Brandy Centenario Terry durante la celebración de todo el pregón.
Esta noche vamos a tener la oportunidad desde la PENSIÓN TRIANA, de escuchar una voz que les sorprenderá por su frescura, de contemplar en este estudio improvisado la belleza de una porteña, que lleva en su mochila según palabras de su mentor Luis Suárez, la tradición de siete siglos en los romances corridos, en las bulerías de ‘Papagayos, ruiseñores”…, que ya cantaba Melibea en La Celestina, en las nanas de la adúltera, en las soleares de su tatarabuela, en las siguiriyas de su bisabuelo ‘Luis el Viejo del Cepillo’, en los tangos de la Catalina que circulaban en la tradición del año 1562, en las gilianas de su tía abuela ‘Jeroma la del Planchero’, en las tonás de su familia fragüera…
Estoy hablándoles señoras y señores, de ‘Soledad la del Cepillo’, que nos va a deleitar con unas nanas extraídas de la cadena de trasmisión oral de sus ancestros, y divulgada de boca a oreja en los patios y zaguanes de nuestro pueblo . Los patios portuenses, lugares de encuentros y reuniones, auténticos vergeles, pequeños espacios ideales para el descanso, el diálogo y el sosiego reconfortante en torno a la belleza de la arquitectura tradicional, los aromas y los cantos nacidos de las gargantas de sus gentes, como Soledad, Soledad ‘La del Cepillo’. (En la fotografía, Soledad la del Cepillo, con nótula propia en Gente del Puerto, interpretando una nana).
Un amigo, un buen amigo, mi amigo Enrique Bartolomé, enamorado de El Puerto donde los haya, me sugirió un día que subiera a la azotea de la casa de mis padres en la calle San Juan y contara lo que veía desde allí, porque las azoteas, en alguna medida son la prolongación de los patios a cielo abierto. Así lo hice y así lo hago. Apresuradamente mi imaginación y mi cuerpo se elevan desde este patio cuajado de geranios en el que me encuentro, a una de las azoteas de la Calle San Juan arriba, mi azotea de siempre, la de mi infancia, la azotea de mi casa.

Desde esta privilegiada atalaya, que me eleva por encima del transcurrir diario, me permito adivinar en la distancia un montón de imágenes que se acumulan detrás de mi retina: veo la Playa de la Puntilla, y los espigones que la están amenazando; veo Puerto Sherry a medio construir o a medio derruir, que ya no se sabe; veo las dos Valdelagranas, la cementera, donde se agolpan las construcciones a lo largo y a lo ancho, y la verde y marismeña que aún conserva lo que siempre fue; veo también lo que queda de la costa oeste, para entendernos: Vistahermosa, El águila, Las redes, La Inmaculada, El Manantial o Fuentebravía, que por cierto queda bien poco. Y veo La Iglesia Mayor Prioral, y El Castillo de San Marcos y el Guadalete. Y también las Torres-Vigías, que como permanentes fareros otean el horizonte, cada vez menos nítido de nuestra ciudad.

No veo, sin embargo, la Playa del Aculadero, ni las casetas de la Puntilla, ni el Palacio de Purullena, ni los Baños Termales, ni la Belleza, ni la Vega de los Pérez, ni la Plaza de Peral. Ni siquiera la nostálgica Cuesta del Chorizo, camino de Jerez. Como tampoco veo la sierra de San Cristóbal limpia de construcciones, como la veía antes. Desde las alturas de esta azotea, desde esta posición privilegiada del Barrio Alto portuense seguiré no obstante soñando con volver a ver las sendas de los camaleones, las salinas, los cientos de barcos pesqueros atracados en el Guadalete, y ¿por qué no? a los rederos que tradicionalmente ocupaban los patios de las Casas de Cargadores a Indias faenando con su arte las artes de pesca.

Los hermanos Patino, durante su exhibición en el escenario, al fondo las malleras, mientras sonaba la ‘Canción de los pescadores pobres de Cádiz’ con letra de Rafael Alberti y música y voz de Rosa León
Hijos de la mar de Cádiz,
nuestras casas son las olas.
Somos los pobres del mar,
de ayer y ahora…
El Puerto, encrucijada de calles con solera reconocida entre los más longevos del lugar, con casas y patios de color calamocha y blanco que van desde Santa Fe hasta la Zarza, y desde Meleros hasta la Aurora, está que se sale del mapamundi, está como nunca, como siempre ha estado, o mejor, como siempre ha querido estar. Su gente, su auditorio multirracial de días sin luna, desprende rayos de pimiento rojo ligeramente picante y de sabor pronunciado y dulce, el espelette. Sus patios arrebujaos de hortensias, geranios y jazmines, juegan con el olor al guiso marinero de Luisa, con la conversación clarividente del maestro barbero Rafael y echan de menos las permanentes de Teresa la peluquera.

Julieta, la colombiana de cálidos rasgos y sonrisa tenue, no sabe cantar las canciones populares que Muñoli, el patriarcal e incansable profesor, tararea para sus adentros entre dos fogatas de madera vieja que esperan ansiosas a la chiquillería del callejón que ya no es. Úrsula, la viuda de Ferrer el camarero, anima la fiesta de los patios tocando palmas con fruición desde el trono de enea que le han arrimado las vecinas. Se anima el cotarro por momentos al son de la guitarra que el mandamás de la calle maneja como nadie y del pandero de Martín –el Labordeta de El Puerto-, que serán inmortalizados con la foto fija de nuestro Cuellar particular, Nani, entrañable naniparatodo y para todos.
Las tapas, el vino fino y las tortillas de camarones se deshacen en la boca al comerlas, pasan de casa en casa, de mano en mano, como testigos mudos que gritan a quien quiera oírles, que la caridad se vende cara en este barrio donde el egoísmo y la indiferencia no tienen cabida entre iguales. La niña que juega con el muñeco negro, desnudo, en la casapuerta, escucha como su madre trasiega con un catre de quita y pon para el cuñao de la vecina que viene a pasar la fiesta en familia, con primos y hermanos, con vecinos y amigos... Y Sole y Luis con las puertas abiertas de “Los Patios”, su apuesta de vida del callejón que ya no es, enseñan al mundo a través del ciberespacio la sabiduría de los habitantes de una calle, Espelete, enseña y modelo de un barrio con los redaños suficientes para seguir estando vivo.
Ese Puerto olvidado al que tan sólo se recurre cada cuatro años, todavía no está muerto del todo, alguno que no sabe ya que chaqueta ponerse, merodea y se mimetiza con su gente, y su falsa sonrisa con la que engañó a otros, no logra asustar a las matriarcas de los callejones.
La especulación no tiene sitio porque los patios de mi barrio, que no es otro que El Puerto, han abierto sus cancelas de par en par para que la cultura popular, nacida del pueblo y para el pueblo, salga a las casapuertas y se palpen los latidos de la sangre caliente que aún fluye, llena de sinsabores y malos ratos, por las venas de su calles. La “Fiesta de Los Patios” es el quejío de los que casi nunca tienen voz, es la reivindicación pura y dura de una manera de ser, de una manera de vivir que la gran mayoría de portuenses no queremos que desparezca.
La cultura del parcheo para acallar bocas, debe desaparecer de quienes manejan esos menesteres en nuestra ciudad. Con un poquito de pudor que tengan, que no aparezcan más por nuestras casas de toda la vida. Nuestros nobles edificios, por muy humildes que sean, no merecen semejantes huéspedes de fortuna. Ellos saben quiénes son, y nosotros también. La gente de mi barrio, El Puerto, no entiende que se les esté echando de sus casas a la puñetera calle, se les desarraigue de sus raíces, y que las caliches de sus paredes inunden los despachos oficiales a espuertas, en lugar de ser rehabilitadas y puestas en valor.

De todas formas nuestra sabiduría, nuestro saber estar porteño, terminará siempre muy por encima de los que ya no se acuerdan de donde salieron y dónde están ahora. El tiempo los pondrá en su sitio. Mi barrio, ese que algunos pretenden manejar de por vida, aunque débil tiene unas ganas de vivir inmensas, y con iniciativas como la de la Asociación Cultural “Amigos de los Patios Portuenses” estoy seguro no habrá mindundi que lo hunda.
Traigan canastos de rosas tempranas
que vayan hilvanando los patios,
con campanillas y campanas.

«Manuel Jiménez García, conocido popularmente entre el gran público portuense como ‘Manolo el de la Tuba’, obrero de la construcción forjado a sí mismo, artesano del zapato, barbero por beneficio de su padre y músico por afición, nació el 5 de febrero de 1930 a las 4,30 h. de la madrugada en la calle Jesús de los Milagros, donde también vivían ‘los Lobitos’. Cinco días antes se instaura en España la dictablanda, tras el nombramiento en Madrid del general Berenguer como jefe del consejo de ministros, con el encargo del rey de preparar la vuelta al régimen constitucional anterior a 1923. Toda una época.
Era fácil ver por aquél entonces en la antesala de la barbería a ‘el Caneco’, limpiabotas y cantaor de tronío que aprovechaba la espera de los parroquianos para ejercer su oficio de lustrador de zapatos, y marchar luego a cantar por las esquinas con una copita de más el arte racial que llevaba dentro.Sus primeras letras las aprendió en el Colegio del Hospitalito con Doña Magdalena Ávila, también profesora de Rafael Gómez Ojeda. pasando luego a las sabias manos de Don Remigio Peñalver que le inculcó inequívocamente casi sin saberlo, su pasión por la música. Con diez años y tras la muerte de sus padres y de varios hermanos a consecuencia de la guerra y el hambre que pasaron –quedaron seis de 11 hermanos-, quedó a cargo de su hermana Antonia, para él, toda una heroína del momento que les tocó vivir. (En la fotografía el cantaor y lustrador de calzado, Antonio 'el Caneco'. Foto Colección Luis Suárez Ávila).
Los Salesianos de Cádiz lo acogieron como a tantos niños huérfanos de aquellos horribles años, aprendiendo el oficio artesanal de hacer zapatos y empezando a ser aprendiz de músico con los instrumentos de la clave de fa, símbolo usado en notación musical, cuya función consiste en asociar las notas musicales con las líneas o espacios del pentagrama. Allí aprendió también por estigma familiar a recortar las coronillas a los curas, aún conserva los aperos de aquellos menesteres. (Ilustración de María Fernández Lizaso.
Después de cumplir con el servicio militar en Figueras, se incorpora al gremio de la construcción donde desarrolla el resto de su vida laboral, y conoce a través del asilo de huérfanas de la calle Cielo, a la que más tarde sería su esposa, María Cárdenas Serrano.
Luis del Pino Robles, Luis 'el de los huevos', nació en la Ribera del Río el 15 de julio de 1923, en los soportales existentes frente a la Casa de la Munición o Provisión, donde por la época existía un cuartel militar de Artillería, y que muchos han conocido al final del siglo XX como Taberna 'La Resaca'. Su madre, María Magdalena Robles le lavaba y planchaba la ropa a los soldados. Su padre, Francisco Pino Suárez era primo hermano de Manolo y Miguel del Pino, los célebres diestros locales. El apodo de la recova le viene a Luis por su trabajo en el Despacho de Plácido Carvajal, con el que repartía huevos y queso al por mayor al comercio local con quince años.

SU OPORTUNIDAD ARTÍSTICA: CANARIAS.

CON LOLA FLORES.
23 AÑOS EN FRANCIA.
La ficha técnica es para leerla: Dirección Artística: M.Carrillo. Dirección Musical: M. Leveque. Maestra Concertadora, profesora: Lolita Lanzarote. Regidor de escena: Manolo R. Cortés. Maquinista Jefe: Francisco Camacho. Segundo Maquinista: Francisco Andrade. Gerente: José Valiente. Representante en Ruta: Guillermo Aguilar. Números de Baile montado y dirigido por L. del Pino. Vestuario confeccionado para este espectáculo por: M.Mariscal, según diseños de M. Carrillo. Decorados y atresso [sic]: Propiedad. Peluquería: Pepi. Grupo microfónico: Quico, montado por Manolo Pacheco. Organización: M. Leveque y M. Carrillo. Representante exclusivo: Manolo Astorga. El patrocinio era de una bodega portuense: Brandy Viejo Veterano Osborne y Amontillado Fino Quinta. (En la fotografía, perteneciente a otro festival benéfico, Luis caracterizado de mejicano en el Teatro Principal. Doña Virginia lo dirigía al piano y escogía para nuestro protagonista los números cómicos).










Como lo lleva todo para adelante, Pedrito también estuvo con Los del Carmen, el grupo de Sevillanas, entre los años 1988 a 1992, con Manolo Vaca y Miguel Lobato, en los papeles de managers.
LA HOSTELERÍA: LA CALITA.
Modesto Barragán Ríos es un porteño que nació en Ubrique. Y eso, que es algo que imprime carácter; es algo a lo que él también se lo imprime, como con una imaginaria “pata de cabra” peletera. Se siente y vive en clave de “ser de pueblo”; esa cercanía, esa normalidad le hace próximo. Pero no les vamos a decir donde vive ni el nombre de su perro -que no es precisamente un Perro de Aguas o Pastor de Ubrique- para que sus fans, que los tiene y de ambos sexos, le den un respiro. Mas definitiva es su actual vinculación con lo porteño: ya que tiene mujer, ya que, su hijo Pablo es de El Puerto, y piensa y existe en clave porteña, impregnándose a diario de Bahía de Cádiz, con los benditos aires de la sierra gaditana que aún perviven y pervivirán en su ser, por los siglos de los siglos. Esta mezcla de sierra y mar, desprenden de su persona la misma credibilidad cuando da una noticia, presenta un evento, o te invita a disfrutar un rato de su presencia, en torno a una copa




CANAL SUR RADIO Y TELEVISIÓN.
Durante este tiempo Canal Sur Radio y TV en la provincia ha recibido el premio Cádiz de periodismo y el premio de 28-F de RTVE en Andalucía además de haberse convertido en el medio oficial, entre otros, del Mundial de Vela, de la muestra de Cine ALCANCES y en el titular de todos los derechos del concurso del Carnaval de Cádiz. Durante su mandato ha puesto en marcha La Radio de los Juegos Ecuestres, La Radio del Circuito, La radio del Mundial de Vela... Logro meter a mas de 20.000 personas en el estadio Carranza para ver las imágenes que trasladó via satelite desde Canarias el dia del ascenso del equipo amarillo con el que se cerraba el anterior infierno en Segunda B, y con una voz tan gaditana, unida al deporte y al Carnaval, como Juan Manuel Pedreño. Ha congregado a más de 80.000 personas en un Fiesta del Fiesta en la playa de la Victoria de Cádiz… En la actualidad, Canal Sur Televisión es líder de audiencia en nuestra provincia y Canal Sur Radio mantiene un puesto de privilegio en el ranking ocupando un segundo puesto tras la SER siendo lider en la programación local. «Formamos parte de la piel de Andalucía. Sería pretencioso pensar cómo sería la vida sin nosotros, pero está claro que los andaluces se identifican con nuestro trabajo» afirma Barragán en una entrevista concedida a Francisco Andrés Gallarde, Jefe de Televisión del Grupo Joly, con motivo del 2o aniversario de la Canal Sur en Cádiz, quien prosigue: «El ubriqueño Modesto Barragán lleva esos ocho años al frente del centro territorial, coordinando las tres instalaciones repartidas entre Cádiz, ubicada en los antiguos terrenos de Astilleros e inaugurada hace poco más de un año; Algeciras, en la calle Doctor Pérez Rodríguez, cerca de la estación; y Jerez, en el edificio de la plaza de las Angustias donde estuvo el periódico La Voz del Sur. Allí trabajó durante años Barragán en la coordinación de los Informativos y esa experiencia le convirtió en un firme convencido de la vertebración de la provincia, a la que desde un primer momento aspiró la RTVA y que se plasma en los programas de radio y, por ejemplo, en los informativos territoriales de Televisión, líderes de audiencia en sus franjas. "Estos ocho años han sido un máster en Provincia", reconoce Modesto, quien subraya que sólo los recursos de una radio pública podrían intentar reunir "a un territorio tan complejo como éste". Entre los tres centros trabajan más de un centenar de trabajadores.»
NO SOLO DE CARNAVAL VIVE EL HOMBRE...
Lalia González Santiago, directora de La Voz de Cádiz, escribe: «Aunque Modesto es el Director del Centro Provincial de la RTVA, es decir periodista con prestigio y carrera, todo el mundo, y apenas es una leve exageración, le conoce -junto a Manolo Casal- por su trabajo en el Carnaval. Hay, sin duda, un antes y un después de su 'Tangai' y de sus retransmisiones y resúmenes del concurso del Falla. La historia de la fiesta pasa por ellos. Testigos lúcidos del cambio, son también fuentes de toda solvencia para saber en qué momento estamos y hacia dónde nos dirigimos». Y eso es algo que Modesto lleva a cuestas como una pesada cruz, pero a la que no renuncia, lean su respuesta: «Eso, que es una alegría, muchas veces dentro y fuera de la casa es un problema. Porque nosotros nos dedicamos, bueno Manolo es director de Canal Sur y está todo el día gestionando mil cosas, pero yo me dedico a los informativos durante los 365 días del año, y yo haga lo que haga yo soy el tío del Carnaval, porque es tanto el poderío que tiene la televisión, mira que lo que hacemos son 6 ó 7 programas al año, no hacemos más ¿eh?, lo que pasa es que son programas que tienen muchísima audiencia, y la gente ya te conoce como el tío de Carnaval para todos los restos. Yo siempre cuento que, siendo redactor, fuí a cubrir una huelga de la gente de Comes. Estaban con una pancarta en la puerta, insultando a la dirección de la empresa, y cuando yo modestamente aparezco con mi cámara, empiezan a decir: «¿qué guay, la gente del tangai!». ¿Y estaban pidiendo nóminas!». (En la fotografía, Modesto con Manolo Casal, anterior Director General de Canal Sur Radio y en la actualidad, Director de Comunicación y Comercial de la RTVA).
Modesto ha sido directivo de la Asociación de la prensa de Jerez, miembro del claustro constituyente de la Universidad de Cádiz y ponente en numerosos cursos universitarios. Es también miembro del Ateneo de Cádiz y del Círculo Payoyo, y en la actualidad es columnista de Diario de Cádiz. En la capital gaditana ha sido Rey Mago el pasado año además de socio de honor y ha tenido tantísimos reconocimientos de numerosas Peñas y entidades de la provincia y resto de Andalucía,: que sería un rosario interminable relatarlos aquí, entre otros el de Gaditano del año en Onda Cero. Y lo mejor de todo es que no se lo cree
EL PREGÓN DE LOS PREGONES: LA FERIA.
























EL FLAMENCO.

