
Vicente Rodríguez Giménez nace en la Calle Vicario, 9, al mediodía del 20 de diciembre de 1968. Sus padres, también son porteños, de nombre Jesús y Milagros. A Vicente le gusta recordar que tuvo una infancia feliz junto a sus otros dos hermanos, Josechu y Rubén, dividida entre la casa que le vió nacer y la de Calle Larga, 34, donde en la actualidad vive Milagros, su madre y donde tiene el taller de figuras.
Sus primeros pasos en la escuela los dió, como párvulo, en el Colegio del Asilo, de la calle Cielos, y tiene en su memoria a una monja que, aunque fallecida hace tiempo, la recuerda con muchísimo cariño: Sor Nieves.
Vicente Rodríguez Jiménez was born at number 9, calle Vicario, at midday on 20th of December 1968. His parents, also from El Puerto, are called Jesús and Milagros. Vicente likes to remember his happy childhood with his two brothers, Josechu and Rubén, spent at both the house where he was born and the other at number 34, calle Larga, where Milagros, his mother, currently lives and where he has his figure modelling workshop. As an infant he attended the Colegio del Asilo school, in calle Cielos, and remembers one nun who, although she passed away many years ago, he has very fond memories of: Sister Nieves.

Colegio La Salle. Curso 1976/77. Profesor Tutor, Ciro Morata Torres, Tercero A. Fila superior, de izquierda a derecha: Desconocido, Manuel Martínez Cordero (Fundación Alberti), José Manuel Gutiérrez González, Real, Diego Porras Jiménez, José Manuel Gutiérrez Rodríguez. Fila inferior: Juan Manuel Quiñonero (+), Peña, Mateo, Miguel Villanueva Sánchez, Miguel Ángel Pérez Ramos y Vicente Rodríguez Giménez.

Colegio La Salle. Curso 1977/78. Cuarto de E.G.B. Fila superior, de izquierda a derecha: Salva, Desconocido, Pérez Otero, Peinado, José Manuel Gutiérrez González y Vicente Rodríguez Giménez. Abajo: Velázquez, Villanueva, Prado, Porras, Miguel A. Pérez Ramos.
Pasa luego a la Enseñanza General Básica, en las Escuelas de La Salle “Santa Natalia», en la calle Rosa, donde aprendería las primeras nociones de plástica. En aquella época formaría parte, a la vez, del Grupo Scout donde desarrollaría sus habilidades de escultura, pasando luego al Instituto “Pedro Muñoz Seca”, finalizando su formación académica con el Bachillerato Superior.
HOSTELERÍA Y HOSPEDAJE.
En 1989 entra en la plantilla del Caballo Blanco, en el Departamento de Compras o Economato donde, tras tres años y medio, pasa al Hotel Meliá La Caleta, en el departamento de Recepción, bajo la dirección de José Manuel Anguiano Bernier, director que ha sido del Hotel Meliá Caballo Blanco, hasta su jubilación. El trabajo en Cádiz trae consigo campanas de boda; en 1992 se casa con la medinense (natual de Medina Sidonia) Ángeles Colón Mora, con quien tiene tres hijas: Ángeles, María y Belén. (Portada del Hotel Caballo Blanco).

Vicente Rodríguez, en la recepción del Hotel Monasterio 'San Miguel' atendiendo a la modelo Mar Flores.
En 1996 regresa al Hotel Caballo Blanco como recepcionista para, al año siguiente, integrarse en la plantilla del Hotel Monasterio “San Miguel” donde desempeñará las funciones de recepcionista durante cinco años más. En 1992 solicita excedencia en la empresa hoteleera para dedicarse de lleno y de forma exclusiva a la empresa que había creado: Sucesores de Ángel Martínez. En 1996 regresa de nuevo al Caballo Blanco, como recepcionista. Ya en 1997 ingresa en las filas del Hotel Monasterio San Miguel, donde continuaría durante cinco años más en el mundo de la hostelería y el hospedaje. Es en 2002 cuando solicita excedencia para dedicarse de pleno a la empresa que tiempo atrás había creado.

Vicente Rodríguez, en el Taller en el año 2000. (Foto Tusitala Comunicación).
LA TRADICIÓN DEL BELENISMO.
Como hemos señalado los últimos años en el Hotel Monasterio lo compagina con la creación y puesta en marcha de la empresa que se dedica al rescate y producción de la obra del imaginero de formato pequeño, especializado en figuras de Nacimiento, Ángel Martínez.
Durante todos estos años, además de profundizar en las materias profesionales de hostelería y el hospedaje, con estudios tales como protocolo, relaciones internacionales, idiomas, atención al cliente,… se matricula, igualmente, en la Escuela de Artes y Oficios de Cádiz, donde conoce al imaginero Alfonso Berraquero y aprende de él nociones importantes en los procesos escultóricos. Desde entonces hasta ahora no ha parado de estudiar, practicar y profundizar en numerosas técnicas de expresión plástica, a la vez de impartir cursos y charlas sobre belenismo en numerosos puntos de la geografía española. (En la fotografía de la izquierda, una figura de la serie de pescadores del Taller de Sucesores de Ángel Martínez).
DISTINCIONES Y EXPOSICIONES.
Vicente Rodríguez recibe, en 1998 el Trofeo Federación Española de Belenistas. Fue, además, Presidente de la Asociación de Belenistas Portuenses “Ángel Martínez”, entre 1998 y 2004, recibiendo el nombramiento de Maestro Belenista en 2005, entre otros muchos reconocimientos a nivel nacional.
Exposiciones de figuras se han venido instalando en varios lugares de la geografía española, tales como la de la Caja San Fernando, Sevilla (1999); Planetario, Pamplona (2000); Málaga (2001), Museo Comarcal, Velez-Rubio (Almería, 2002), Congreso Nacional de Belenistas celebrado en El Puerto, en el Monasterio de la Victoria (2003); Casa de Colón, Huelva (2004), Letizia Arbeteta, Valladolid, 2005), Blanca Paradela, El Escorial (Madrid, años 2004, 05, 06, 07, 08), Bilbao (2008). La última muestra con figuras, se instaló dentro del Belén del Santuario de la Ermita del Rocío en la pasada Navidad 2008. (En la ilustración de la izquierda, portada del catálogo de la Exposición en el Museo Comacal de Vélez Rubio, Almería).
OTROS ÁMBITOS DE ACTUACIÓN.
Su habilidad plástica y trabajo creativo lo desarrolla, no solo en producir figuras de barro, sino que lo lleva a otros ámbitos, sirviéndonos como ejemplo la reproducción de maquetas a escala, entre las que se encuentra la de la Casa de los Leones dentro de la Exposición Permanente que se encuentra en dicho establecimiento hotelero: «La Arquitectura Civil en el siglo XVII: El Barroco en El Puerto" y que podemos ver en la fotografía de la izquierda. No importa el tamaño, cualquier escala es válida para reproducir una figura, o un edificio: Ha reproducido a gran escala El Resbaladero, el Castillo de San Marcos, las portadas de la Iglesia Mayor, el Monasterio de la Victoria, la Plaza de Toros, Casas Palacios, la Fuente de las Galeras, el Faro y Casas del Pueblo Marinero de Puerto Sherry.

Vista parcial del Stand del Ayuntamiento porteño en la Feria Internacional de Turismo FITUR 2008, celebrada el pasado año en Madrid.
También es autor de diversos stands, entre los que se encuentran los realizados durante cuatro ediciones para el Ayuntamiento porteño en la Feria Internacional de Turismo FITUR; numerosas fachadas y decoraciones de casetas en la Feria de Primavera y Fiesta del Vino Fino de nuestra ciudad y la provincia, entre las que podemos citar la Caseta Los Romero; carrozas para cabalgatas, escenografias de teatro, etc... Incluso uno de los pescadores originales de Martínez, recuperado por Vicente, es uno de los regalos oficiales del municipio portuense, como ejemplo de la tradición martítima de la Ciudad. Figuras de la factoría de la calle Larga están en despachos oficiales y se entregan como regalos especiales de Congresos y Reuniones, considerándose un regalo valioso el producido en El Puerto. (En la fotografía, en la Nave posando con el Shreek que hicieron para la Cabalgata de Reyes. Año 2008).

En la fotografía, la sociedad que integra a Sucesores de Ángel Martínez. De izquierda a derecha: Ángel y Benito Acosta Gutiérrez, Vicente Rodríguez Giménez y Paqui y María del Carmen Acosta Gutiérrez, en una foto del año 2000.
SUCESORES DE ÁNGEL MARTÍNEZ.
La empresa Sucesores de Ángel Martínez S.L. se fundó en el año 2000 para continuar y recuperar la obra del genial artista Ángel Martínez natural de nuestra Ciudad. Alcanzó gran fama debido a un peculiar estilo que aplicó a las figuras de barro que trabajaba, inicialmente en varios campos para, finalmente especializarse, en el ámbito navideño.
Cuando falleció Ángel Martínez en 1946, continuó sus trabajos su sobrina Carmen Gutiérrez Gallardo, aunque de manera efímera por complicaciones debido a una enfermedad ocular. Sus cuatro hijos: Ángel, Benito, Francisca y María del Carmen Acosta Gutiérrez junto a Vicente Rodríguez consiguieron crear, tras diversas reuniones mantenidas al efecto, la empresa: "Sucesores de Ángel Martínez, S.L." evitando así la pérdida de gran parte de los moldes creados por el genial artesano portuense para la creación de sus figuras de barro. (En la fotografía, Ángel Martínez).
Tras un largo proceso de limpieza, restauración, catalogación de moldes, se pasó a la producción y reproducción de las figuras, utilizando el mismo método que el empleado hace 100 años por el propio Ángel Martínez -la técnica del apretón--, aunque la cocción del barro se realiza en hornos eléctricos alcanzando una temperatura de 980º C lo que hace que éste adquiera una notable dureza e impermeabilidad, una vez cocido. Las figuras se marcan con un sello característico que proviene del sello original de las piezas. Durante el transcurso de la producción de las figuras el sello ha ido evolucionando, desde la AM de principios de siglo, hasta el actual que indica: “Sucesores Ángel Martínez Puerto Santa María”. En la actualidad el trabajo, puramente artesanal, se basa principalmente en la producción de figuras para belenes, con marcado carácter costumbrista. (En la fotografía, con el Obispo de Jerez, Juan del Río, en un Encuentro Belenista).
Ampliaremos información en una próxima nótula dedicada a Ángel Martínez.

Juan Antonio García García, nació dos días después de la festividad de los Reyes Magos, el 8 de enero de 1943, en una España en la que la hambruna de la posguerra hacía estragos, en El Royo (Soria). Pero él entró con 16 años, a trabajar en una profesión donde, con el tiempo, daría de comer a los demás: en la hostelería. Concretamente de cocinero, empezando desde abajo, en Escoriaza (Güipuzcoa) en el Colegio de los Marianistas; pasaría por Zaragoza, en el Mesón del Carmen y en San Sebastián, en el prestigioso Hotel María Cristina. En 1961, con 18 años, llega a El Puerto al Motel Meliá “El Caballo Blanco», donde conocerá a la que sería su mujer, Marisa Alonso Juárez. Al año siguiente, en 1962, pone rumbo profesional a la Costa Brava, prestando sus servicios en el Hotel El Alfa (Calella de Palafruguell, volviendo en el verano de 1962 al Cangrejo Rojo, lo que luego sería el Club Mediterranee. (Juan, en una fotografía reciente, dando los últimos toques a una fabada asturiana de la que dieron buena cuenta una reunión de directores de hotel).

Y en 1980 crea una sociedad con José Cala, un tandem que daría mucho juego durante aquella década: el restaurante “La Goleta” la mejor oferta de restauración en cuanto a la relación calidad precio de la zona, siendo un referente tanto a nivel local como nacional. El equipo era comandado por José Cala Suano como Maitre y Juan García García, como Jefe de Cocina. En 1991 se construye Del Mar Hotel, (tres estrellas, 40 habitaciones) disolviéndose la sociedad Cala-García al año siguiente, en 1991. La familia Cala explotaría en solitario “La Goleta” y nuestro protagonista se quedaría con la gestión y propiedad del establecimiento hotelero hasta que, el pasado 2008, tras 17 años dirigiendo el hotel y 49 de vida laboral ininterrumpida, disfruta de la situación de jubilado jubiloso. La dirección del hotel la lleva en la actualidad su cuñado, Julián Antonio Alonso Juárez, bancario excedente, hijo del recordado profesor de Safa, don Lino Alonso. (En la fotografía, el Restaurante La Goleta).
LA FAMILIA.
VISITANTES ILUSTRES.


«En el ocaso del siglo XIX, el vino de Jerez más bebido en casa y tertulias era el tipo “Oloroso” --para los británicos “Golden”-- que se acostumbraba a tomar más como aperitivo sin tapas al mediodía y después de la cena. Era el “Sherry” que se servía en las películas de época cuando alguien pedía un “Jerez” sin otro apelativo. Dicen los más ancianos del lugar que un buen caldo de carne acompañado de unas gotas de “Oloroso” era capaz de resucitar a un muerto. Ni los ingleses habían inventado el “Cream” -que no es otra cosa que el famoso “torito” de nuestra tierra- ni a nadie se le había ocurrido esa cursilería de “consomé al Jerez”. (En la imagen, etiqueta actual de 'Manzanilla Maruja'. Colección J.M.M.)
Cuando el siglo XX comienza su andadura, se inicia el cambio de gusto hacia algo más ligero y capaz de ser ingurgitado en notables cantidades, retando la entrada en estado de catalepsia. Eran los tiempos de los ventorrillos, los tablaos, el buen cante, las fiestas nocturnas que veían la salida del sol al compás de bulerías, fandangos, alegrías ... Es la entrada por la puerta grande del mundo de la juerga de un vino de Sanlúcar de Barrameda con nombre de mujer: la “Manzanilla”. Aun no tenían vigencia por estos alrededores más que dos Ferias, las de Sevilla y Jerez. Su consumo llegó a alcanzar tal notoriedad que incluso vieron la vida las primeras cañas, varillo alargado de gordo cristal, estrecho de boca, que en número de nueve se traían a las mesas, ocupando el cañero que ha llegado hasta nuestros días. (En la ilustración, obra de Muñoz Cebrián, se observa el medallón alegórico al nuevo Vino 'Fino' que lanzaría la Bodega Terry, alternándolo con la -ora 'Manzanilla', ora ''Solera Fina Olorosa, ora 'Fino Maruja'--, inspirando en el personaje de García Lorca, 'el Camborio'.. Colección de F.G.)
Don Fernando A. de Terry y Carrera entra también, como era lógico por su carácter emprendedor, en el terreno de juego e intenta en honor de una de sus hijas el registro de “María” para su “Manzanilla”. El Registro de Marcas y Patentes que en la primera década del siglo dirige el Vizconde de Eza (los títulos nobiliarios empiezan a caciquear) niega su inscripción por estar ya registrada para galletas esa misma palabra: “María”. Se insiste con un sinónimo y he aquí que abre sus vírgenes ojos una moza compuesta y destinada a una larga vida. Se llamó y se llama “Maruja”. (Ilustración: Galleta 'María').
El folleto publicitario señalaba que la música era de “La Chaparrita” y la letra de José Hernández Andino, representante de Terry en Badajoz La solera de “Maruja” --hasta casi 1954-- se rociaba todos los años con una importante partida que se adquiría a Barbadillo, de Sanlúcar. A medidados de los cicuenta pasa de moda la “Manzanilla” y después de un ligero predominio del “Amontillado¡ salta del banquillo de reservas el vino “Fino”. Esto es cosa de los tiempos actuales.» M.G.G.
Mi padre, Pedro Serrano Tey, aprendiz de sastre, llegó incluso a cortar chaquetas muy bien, tonelero, reconocido y respetado encargado de arrumbadores de las Bodegas de José de la Cuesta, me enseñó algo muy importante, mientras desde su altura, mi padre medía exactamente igual que yo 182cm, un gigante para los malos tiempos que le tocó vivir con su padre en el Penal por republicano y una gran familia, siempre sonreía y siempre trabajaba y me decía, cogidito de mi manita. Era el más pequeño, si bien 10 años después nacería mi hermana Begoña. --»Jesusmari hijo, siempre estás enfermo, eres débil: estudia.» (En la fotografía, Pedro Serrano Tey).


Así eran los bañeros y así eran los Tey, que aparte de ello tenían sus profesiones: José Luis y Manuel finísimos ebanistas, Ramón arrumbador de Bodegas José del Cuvillo y, mi padre de José de la Cuesta, hoy Grupo Caballero. Mi abuelo Ramón, capataz de la Bodega del Gavilán. Así se se escribe la historia de las personas sencillas que pasan por el mundo dejando una sombra fresca, esa brisa que tanto gusta en El Puerto, ese frescor que aquí llamamos “viento foreño”, la producen mujeres y hombres honrados y cabales que lo han dado todo sin exigir nunca nada." Jesús María Serrano. (En la fotografía, propiedad del autor, aparece éste con su hermana Begoña y su madre).
Fernando Durán Rey es hijo del Cuerpo. De la Guardia Civil. Nació en Cádiz en 1952 y, diez años después a su padre lo destinan a Tarifa --aquellas vistas del Estrecho y Tánger al fondo--, donde se va a vivir dos años hasta que, a la edad de trece se vienen a vivir a El Puerto un domingo de enero de 1965. Conserva un pedazo de cada sitio donde ha vivido. Con 45 años en El Puerto, Fernando asegura que «me siento de donde al abrir una ventana me encuentro a gusto. Llegaron con el camión de las mudanzas, de Viuda de Requejo. Fernando recuerda la primera impresión que se llevó de la Ciudad al leer en la Avda. de la Estación (antiguo Camino de Urda), el letrero que anuncia en una de las antiguas bodegas de Terry reconvertidas hoy en viviendas, que El Puerto es “Cabeza de Partido Judicial”, algo que no entendía con aquella edad. Vinieron a El Puerto por seis meses y aquí redescubre otro tramo de mar Atlántico -encerrado en la Bahía- desde el acantilado de Fuerte Ciudad, donde se encontraba el Cuartel de la Guardia Civil al que es destinado su padre, en principio para seis meses. «Allí supe que yo quería morirme en El Puerto», afirma.
Los olores de aquel lugar: retama, arena, mar y otros, entre los que se encuentra una planta que huele a regaliz y que él pone en los “Nacimientos” (lantana o “meao de gato”), quedaron fijados en su memoria olfativa.




FERNANDO Y EL PERIODISMO.
LA HISTORIA DE UN TRANSGRESOR.
Fernando lo deja claro: «Yo empecé a transgredir en 1978, cuando no se podía ser un transgresor. Le eché genio a la vida con 27 años, cuando me hago dueño de mí. Mi madre no se pudo equivocar pariéndome, y yo me esfuerzo por gustar» y abunda: «Me han hecho ser un transgresor, pero tengo un desdoble de personalidad controlado», habla este Fernando convertido en una especie de Juan Luis “Sabio Tarifa”, que bien pudiera, a pesar de su timidez no aparente, interpretar monólogos ante pequeños auditorios que, sin lugar a dudas, se le entregan. Y lo mismo puede contar verdades que mentiras, interpretándose a si mismo o reinterpretando a su personaje. Eso si, no entiende el Carnaval en la calle: «Me agobian las masas». (En la fotografía, a caballo de regreso del Rocío).

Otro embajador porteño en Madrid. Pepe Jiménez Vázquez, “Bigote”, nació en pleno verano canicular, probablemente en la calle Durango en El Puerto el 3 de agosto de 1922. Su padre se llamaba Cristóbal y su madre Catalina, siendo el menor de cuatro hermanos: Alfonso 'el Nino', guardacampo, que era un cuerpo de vigilancia de los campos que estuvieron en activo en nuestra Ciudad, al menos hasta el final de la década de los sesenta del siglo pasado; Ana, que casó con un Sancho, estableciéndose en Sevilla tras el casorio; y Cristóbal, que murió durante la Guerra Incivil en Madrid -a Bigote le cogería con 14 años-, adonde marchó con un Zamacola.

Ramón Vélez que vive en la actualidad en la calle Molinete y tiene 82 años, cuenta que Bigote acompañaba al Beni y a él en las noches madrileñas ya que Pepe Bigote llevaba bastante bien el compás, incluso a veces se permitía dar sus pasitos de bailes y cantar. Eso le hizo estar durante un tiempo con el cantaor flamenco Rafael Farina.Refiere Ramón que «una noche los tres, Beni, Bigote y yo mismo, fuimos contratados para que actuaran para Ava Gardner. A la actriz, famosa por aquella época en las noches madrileñas ,desde un principio no le cayó nada bien a Bigote y llegó a decir que Bigote era un chico muy feo. A raíz del ‘incidente’ Bigote tuvo que abandonar la fiesta no sin antes tomarse un respiro y dar buena cuenta, a su manera, de la Diva… Al terminar la noche, Beni y nos dirigíamos a la pensión donde se encontraba Pepe y quisimos, como buenos amigos, compartir el dinero que habíamos recibido de la actriz norteamericana: unas quinientas pesetas de la época. En ese momento Bigote puso otras quinientas encima y quedamos los dos extrañados. Claro, después el cachondeo fue mayúsculo cuando Bigote nos dijo, que se había tomado el atrevimiento de coger del bolso de la actriz la cantidad que el consideraba que podía saldar la ofensa que le había hecho la actriz americana.» Ramón refiere que en una época de su vida ya estando Bigote ‘mejor situado” necesito de su colaboración pues un mal asunto le había llevado a una situación nada deseable y que le había dejado sin trabajo durante tres meses. Bigote, no solo le presto lo que necesitaba, sino que además le ofreció la cama de la pensión donde dormía.
Es a partir de 1963 cuando Bigote conoce a Lucio que lo convierte en relaciones Públicas del más afamado restaurante de Madrid, Casa Lucio en la Cava Baja Madrileña. Allí con su universidad labrada en la calle, talento innato descubre una nueva vida a la que jamás pudo haber soñado, Ministros, artistas, futbolistas, entrenadores, personalidades de cualquier rango y condición trataba con exquisita educación comentando que lo mejor de España era El Puerto. Años mas tarde, otro restaurador, Esteban que había sido compañero de Lucio, abre a escasos metros de Casa Lucio un restaurante, Casa Esteban, también afamado por los madrileños y Bigote comparte sus relaciones publicas en ambos lugares. (En la fotografía, Lucio Blázquez, de Restaurante Casa Lucio).
Por otra parte cuando el sector pesquero porteño estaba en todo su apogeo, era Bigote quien atendía en Madrid a los exportadores y vendedores, caso de José Agarrado, Juan Crespo y un largo etcétera. Aquí cabe destacar a Pepe Romerijo pues la amistad con Pepe Bigote es la que posibilita en Madrid la presencia de Romerijo en numerosísimas ocasiones tanto en Casa Esteban como en Casa Lucio, al igual que le ocurrió a ‘El Cochino’. (En la fotografía, Esteban López Mariscal, del madrileño Restaurante Casa Esteban).
Manuel Gutiérrez Morillo, Manolito ‘El Cochino’ era el administrador de nuestro protagonista. Resulta que Bigote llegado a El Puerto, entregaba una importante cantidad de dinero a ‘El Cochino’ para que hiciera de Banco ya que se fiaba poco de los banqueros y así de esa manera además de ser su estancia más agradable siempre tenía a la mano la ayuda indispensable de su gran amigo y banquero particular Manolito ‘El Cochino’. Tuvo una excelente vinculación con el Racing de aquellos años, con jugadores, directivos y entrenadores. (En la fotografía de la izquierda, Manolito 'el Cochino').




Un día, del verano de 1979, estábamos sentados en la terraza de Romerijo, cuando apareció de repente Antonio Arribas; conocido por ser uno de los “choris” más famoso de Marbella. Antonio y Pepe se fundieron en un abrazo. Y Arribas fue al grano: “Pepe, necesito medio millón de pesetas ya mismo”. Y Bigote se fue derecho a Pepe Romero, dueño del establecimiento... Media hora más tarde Arribas nos decía adiós con mucha prisa. Romero, que había adelantado la pasta, tenía sus dudas. Y Bigote le decía: Antonio Arribas no sólo volverá con el dinero en la fecha prevista sino que, además, repartirá ganancias. Y así fue. Hombres así, con ese don, son necesarios en muchos sitios. Al menos para evitar que siga habiendo timadores de cuello duro, y traidores por sistema.» (En la fotografía Pepe Romero, quien auxilió a Antonio Arribas, el cual formó parte con Luis Ortiz, ex marido de Gunilla von Bismark, Rogelio Llagostera y Jorge Morán, el grupo Los Choris, animador de las fiestas de la jet marbellí.) Manolo de la Torre.


la Cruz, le obsequió con un corderito que tenía en Las Beatillas. Con 14 años, su padre le hizo miembro de la Cofradía del Amor; todavía recuerda Pepe lo desagradable que era entrar -con aquella edad- en el antiguo Penal de El Puerto. Había presos con fe y sin fe, y unos lloraban, otros gritaban. Solo entró una vez.


Pepe hizo el servicio militar en 1970, entre San Fernando, Rota y en El Puerto, en la desaparecida Comandancia de Marina, en la avenida de la Bajamar, donde coincidió con el pintor de la luz, Juan Lara --que siempre quiso olvidar aquella etapa de su vida--; Pepe, al terminar la jornada, solía llevarlo a bien a su casa en la calle Rueda -por la Barriada de la Vid- o al estudio que el pintor tenía cerca de la desaparecida Alcoholera del Puerto, en la carretera de Jerez. Se casa en 1975 con la porteña Milagros Torrres y tiene dos hijos, Pelu y Loreto. El primero lleva ya unos años en Hong Kong, donde en la actualidad regenta un restaurante de comida española, el Igor’s y, 







Luis del Pino Robles, Luis 'el de los huevos', nació en la Ribera del Río el 15 de julio de 1923, en los soportales existentes frente a la Casa de la Munición o Provisión, donde por la época existía un cuartel militar de Artillería, y que muchos han conocido al final del siglo XX como Taberna 'La Resaca'. Su madre, María Magdalena Robles le lavaba y planchaba la ropa a los soldados. Su padre, Francisco Pino Suárez era primo hermano de Manolo y Miguel del Pino, los célebres diestros locales. El apodo de la recova le viene a Luis por su trabajo en el Despacho de Plácido Carvajal, con el que repartía huevos y queso al por mayor al comercio local con quince años.

SU OPORTUNIDAD ARTÍSTICA: CANARIAS.

CON LOLA FLORES.
23 AÑOS EN FRANCIA.
La ficha técnica es para leerla: Dirección Artística: M.Carrillo. Dirección Musical: M. Leveque. Maestra Concertadora, profesora: Lolita Lanzarote. Regidor de escena: Manolo R. Cortés. Maquinista Jefe: Francisco Camacho. Segundo Maquinista: Francisco Andrade. Gerente: José Valiente. Representante en Ruta: Guillermo Aguilar. Números de Baile montado y dirigido por L. del Pino. Vestuario confeccionado para este espectáculo por: M.Mariscal, según diseños de M. Carrillo. Decorados y atresso [sic]: Propiedad. Peluquería: Pepi. Grupo microfónico: Quico, montado por Manolo Pacheco. Organización: M. Leveque y M. Carrillo. Representante exclusivo: Manolo Astorga. El patrocinio era de una bodega portuense: Brandy Viejo Veterano Osborne y Amontillado Fino Quinta. (En la fotografía, perteneciente a otro festival benéfico, Luis caracterizado de mejicano en el Teatro Principal. Doña Virginia lo dirigía al piano y escogía para nuestro protagonista los números cómicos).






Como lo lleva todo para adelante, Pedrito también estuvo con Los del Carmen, el grupo de Sevillanas, entre los años 1988 a 1992, con Manolo Vaca y Miguel Lobato, en los papeles de managers.
LA HOSTELERÍA: LA CALITA.



Dos meses antes de la vendimia, las mujeres de los integrantes de las cuadrillas venían por los cortijos de la zona buscando paja para preparar los colchones de sus hombres que luego cortarían la uva. Hogaño difícilmente se encuentran vendimiadores. Cuando se bebía vino, recuerdan en la Venta, todas las semanas se vendían 20 arrobas de 16 litros, y el consumo habitual, lejos de las cervezas y otros bebestibles, eran las medias botellas de vino, como medida para el trasiego en las reuniones de la parroquia. Aquella pequeña superficie comercial de hace 50 años, se resintió con la llegada del primer Simago a Jerez: ya las mujeres no se avituallaban tanto en la venta y por el contrario se las veía cargadas bajando desde la parada del autobús próximo, lo que hizo que el negocio se enfocara más a una casa de comidas y bar, que a almacén de conveniencia. (En la fotografía a color de la izquierda, arriba, Pedro y Pepe, de Arcos, Zapata el Pescadero y Rosillo, ya fallecido; abajo a la izquierda el guarda de la obra de Puerto I, ya fallecido y Miguel López-Cepero Gallardo).

