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Anoche, en el Pago de la Caridad, en el Convento de las Capuchinas, el Jefe de Sociedad y Televisión del Grupo Joly, el porteño Francisco Andrés Gallardo (ver nótula 834 en GdP), quien ya pregonara la Semana Santa el 22 de marzo de 2010 (ver nótula 593 en GdP), se subía de nuevo a un atril cuaresmal para hacer la V Exaltación del Cristo del Amor, precedido por su presentador y maestro, Antonio Velázquez Garay. El acto estuvo organizado por un grupo de fieles del Cristo del Amor que impulsan una devoción que se ha perdido en El Puerto. Durante el acto intervinieron su profesor de guitarra, Antonio Villar Guerrero y se escucharon las saetas de Juan Antonio Rubio Gil y María Gil Jiménez. Lean y disfrútenlo.

Antonio Velázquez y Francisco Andrés Gallardo, anoche, antes de comenzar la exaltación.

PREÁMBULO ENTRE PRISAS Y RECUERDOS
El smartphone avisa de uno de esos cientos de mensajes que anuncian alguna de esas  noticias tan indispensables que serán olvidadas en unos minutos. Al ritmo de ese pulgar ansioso, reflejo de nuestras aceleraciones, que va arrastrándose por el cristal, borrando el ahora mismo para vivir apresuradamente un futuro que se desintegra antes de convertirse siquiera en presente. Redes sociales que no atrapan, que apretujan si acaso un montón de minutos perdidos.

Pisadas apresuradas hacia ninguna parte, llamadas telefónicas a nadie, vídeos descargados de un asunto que no terminó de existir, malos presentimientos de cifras rojas… tan rojas que son muy negras y que nos dejan el corazón encogido y aún peor, el mañana destrozado. Y seguimos corriendo sin saber adónde, seguimos peleándonos sin saber por qué, seguimos aguardando sin saber a quién

¿Así iba a ser el futuro que veíamos por la mirilla de nuestra niñez?

Mejor mirar atrás con los ojos cerrados…

El sopor de la tarde se va desparramando por las calles entre los aromas de una primavera pasada, de las evocaciones de un tiempo sincero. Un atardecer juguetón, interminable, cuando no se cambiaban las horas.

El Cristo del Amor, en Via Crucis, por la calle Santa Clara en la década de los cuarenta del siglo pasado.

Un ligero viento bufa suave los recuerdos y levanta en polvareda las plegarias de tantos ojos que lloraron junto a Él por aquellas calles de chinos, arena y jaramagos, por las esquinas matinales de bares cerrados, olores a gallinero y vaquería y humo de tabaco de contrabando. Un dedo paterno que le señala como ejemplo para que Él nos marque de por vida. Un silencio que se descuelga de la luna, luz blanca y rotunda que viene a alumbrar las llagas que no dejan de cicatrizar por todos nosotros. Un crujido y un golpe al suelo que proclama que es Jueves Santo en El Puerto, que Barrabás ha ganado la batalla, pero que el Redentor alcanzará la victoria y que en la Aurora se levanta la cruz de un Humilde apresado que se prestará a cumplir la misión de su destino. Un destino que es muerte cierta en la noche con los ojos vencidos de la Misericordia, entre rojo y blanco. Muerto. Vencido pero triunfante. Así será. Y camino hacia el presidio, remontando las silentes calles, esa misma devoción, en otra imagen, en otro nombre, pero en una misma fe y pasión, es llevado inerte entre cuatro llamas ardientes. Tres procesiones de  pentiencia y gracia, tres procesiones por las sencillas calles de El Puerto en unas imágenes en blanco y negro y en unos tiempos coloreados con la nostalgia.

Tiempos gozosos de la juventud de nuestros mayores. Jueves Santo de los años 60 en que Humildad, Misericordia y Amor eran una trinidad de la noche porteña de Pasión, mientras la pescadería se adecentaba con galas dignas de la Señora del Carmen para recibir al Nazareno y a la Señora de los Dolores, la niña surgida de la gubia del paisano José Ovando.

Pretérito perfecto, fotos de un pasado, de mi gente… un Cristo sale de las Capuchinas, de la calle Larga, como exaltación penitente

Cristo Negro de mis ansias, Cristo Negro de mis quereres…
Evocación de El Puerto de mis mayores
Y recuerdo de El Puerto de mi presente
Cristo vivo en mis oraciones
Cristo aferrado en su dolor
Salvador que en las Capuchinas aguarda
Y que desde la Cruz nos abraza
Desangrándose de  Amor

...continúa leyendo "1.315. FRANCISCO ANDRÉS GALLARDO. Y su exaltación del Cristo del Amor."

José Manuel Lorenzo Salmerón ha sido la persona designada por la Agrupación de Hermandades y Cofradías de Ronda para realizar y dar lectura al pregón de la Semana Santa de Ronda en  2012.

Nacido en El Puerto en 1960, el pregonero es ingeniero técnico industrial y  master en energías renovables. Empleado de IBM desde 1985, en 1992 es asignado al equipo de dicha empresa en el Centro de Proceso de Datos de Unicaja en Ronda, donde actualmente es su responsable técnico. Desde el referido año 1992 reside en la ciudad del tajo malagueño, de la que se confiesa un total enamorado.

En 1960 el número de habitantes de hecho de El Puerto era de 35.505 habitantes y 35.610 de derecho, siendo el número de hogares censados de 7.517. Era alcalde Luis Portillo Ruiz. En las Fiestas Típicas Gaditanas, triunfaba la comparsa portuense ‘Los Bartolos Vagos’ obteniendo el Primer Premio de comparsas provinciales.

José Manuel pertenece, desde muy temprana edad a la Hermandad de la Oración en el Huerto, donde creó el Grupo Joven, hermandad que se fundó, precisamente, el año de su nacimiento. También fundó en ella la Cuadrilla de hermanos costaleros en 1976. Ha sido costalero desde tal año hasta el 2011, que deja el costal para revestir el hábito Nazareno. En la Junta de Gobierno de esta Hermandad ha ocupado los cargos de Prioste y Teniente de Hermano Mayor.

...continúa leyendo "1.303. JOSÉ MANUEL LORENZO SALMERÓN. Pregonero de la Semana Santa de Ronda 2012."

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Rafael Sevilla López nació en El Puerto en 1924, se educó en el colegio Bellas de Bellas Artes y en el de La Pescadería. Huérfano de padre antes de cumplir los dos años de edad, muy pronto, a los trece años empezará a trabajar en Bodegas Terry, empresa en la que se jubilará. Con 15 años entró en Acción Católica como aspirante y con 22 años funda, junto al Padre Collantes, S.J., la Congregación de los Javieres, dedicada a acciones de beneficencia con los mas necesitados.


Fotografía en el colegio de Bellas Artes, antiguo Convento de Santo Domingo, poco antes de la Guerra Civil, en la etapa final de la Segunda Republica. El maestro de escuela don Salvador Adame Castro en el centro de la fotografía con todos sus alumnos: Salmerón, los hermanos Arniz, Gabriel Cuevas Flores, Carrasco de la Bandera, los hermanos Villarrubia, Luis Gago García, los hermanos Valiente…  Francisco Domínguez Ramos, Enrique Gago García, Francisco Ramírez Bermúdez, Benítez, José Contreras López, Contreras, José Molina Benítez, José Zerola, Sánchez, Benjamin Lora Atalaya, Guerrero, Rafael Sevilla López, José Buhigas Guilloto, Cobo, Chaparro, Antonio Domínguez Ramos, Antonio Gallardo Carvia, Esteban Caamaño Bernal, José Camacho Velazquez, Manuel Lora Atalaya, Cordero, Francisco Gutiérrez de Celis y Manuel Fernández. En la fila cuarta, de izquierda derecha, el niño cuarto con boina es Atienza, quien falleciera en la División Azul. En la fila de abajo, de izquierda a derecha, el penúltimo, flanqueado por Chaparro y Enrique Gago García, es Manuel Carillo Lucero.

En 1950 se atrevió con el teatro, esta vez como autor, escribiendo una obra que fue estrenada con el título de ‘Entre espinas y rosas’. Ya Rafael había sido premiado con anterioridad en algunas publicaciones locales y provinciales por sus textos y poesías. Era el hermano más antiguo de la Hermandad de los Afligidos, --el número 1-- que fundó junto a otros compañeros de trabajo. Perteneció, también a las cofradía de la Humildad y Paciencia, Veracruz y Nazareno.

Rafael Sevilla a la izquierda, y su mujer, Manuela Ramirez, en Almonte. A la derecha, el párroco de San Joaquín, José María Rivas.

...continúa leyendo "1.302. RAFAEL SEVILLA LÓPEZ. Refundador de la Hermandad del Rocío."

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Antonio Durán Tovar ‘Antón’, nació en Oviedo el 2 de noviembre de 1911, es decir que el pasado noviembre cumplió 100 años de edad, en plenas facultades físicas y mentales. Presidente de Honor de Dragados, firma que se fundó en Cádiz, vive en Madrid y, todavía, se pasa un par de veces por semana por la empresa de la que fue su presidente hasta enero de 1994, --hasta su jubilación--, con 83 años. /En la imagen, Antonio Durán Tovar, en una imagen de 1994.

CONCEJAL.
Vinculado con El Puerto de Santa María, fue miembro de la Comisión Gestora Municipal de El Puerto entre julio de 1944 a febrero de 1946 --equivalente a concejal durante los años de la posguerra-- y Director de la Comisión Administrativa de El Puerto --el equivalente a la Autoridad Portuaria--. El alcalde de El Puerto en 1945, Ignacio Osborne Vázquez, se refería a nuestro protagonista, según consta en el Archivo Municipal en el pleno del 22.05.1945: «A esa otra labor callada, disimulada y anónima como han de serlo las de su clase, en favor d ellos pobres, menesterosos y sobre todo de los enfermos. […] Consuelo, preocupación por los problemas de los desvalidos de cualquier clase que sean, cambiando un horizonte obscuro por otro claro y llevar, hasta el fin, remedio de salud a los que lo necesitan».

El vapor Adriano II y detrás, dos goletas, en la zona comercial.

INGENIERO DIRECTOR DEL MUELLE.
Antonio Duran Tovar intervino en diferentes obras en la provincia, pero con El Puerto y merced al desempeño de su cargo como director portuario mejoró y engrandeció los muelles comercial y pesquero, el casi total encauzamiento --vieja aspiración de los portuenses-- de las márgenes del río Guadalete en su desembocadura, sentando las bases para la mejor explotación de nuestro puerto comercial.

HIJO ADOPTIVO.
En el pleno municipal de 1945 al que hemos hecho referencia, decía el alcalde Osborne Vázquez: «Una constante y altruista labor en pro de los intereses morales y materiales d ella Ciudad, ha sido desarrollada por D. Antonio Durán Tovar, Ingeniero Director de la Comisión Administrativa del Puerto y Gestor de esta Excma. Corporación Municipal, durante su brillante actuación en ambos crgos. Huelga destacar esta labor, pues está en nuestras conciencias, y estimando que la Ciudad no puede ni quiere dejar pasar sin el reconocimiento adecuado y sentido de los grandes beneficios obtenidos por tan relevante actuación, que merece el más vivo y cordial agradecimiento de este vecindario», proponía a sus compañeros de Corporación se iniciaran los trámites para conferir el nombramiento de Hijo Adoptivo de la Ciudad. /En la imagen, el alcalde Ignacio Osborne Vázquez, en una imagen de Torres Brú, expuesta en la galería de la planta noble del Palacio Municipal.

...continúa leyendo "1.295. ANTONIO DURAN TOVAR. 100 Cumpleaños del hijo adoptivo de El Puerto y presidente de honor de Dragados."

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La porteña, Rafaela Suárez Villanueva hizo pública su consagración como Hija de la Caridad el 11 de julio de 1936. Es decir que el pasado año cumplió sus Bodas de Platino en el ministerio: Son ya 75 años desde que profesó los votos. Nació en la década de los años treinta del siglo pasado.

Aunque nacida en El Puerto se siente de Albox (Almería) donde ejerció su ministerio durante décadas en dos etapas. En la actualidad, si bien se resiente de las piernas y los oídos, tiene la mente muy lúcida, residiendo en la Residencia Marillac en Torremolinos (Málaga), adonde la visitan anualmente sus familiares de El Puerto, ‘su familia de El Puerto’ como ella gusta llamarlos.


«La primera noticia de Dios me la dio “el sol matutino”. Vivíamos en un cortijo. Todos los días mi hermana y yo salíamos al campo al amanecer con una rebanada de pan blanco con manteca colorá. Andábamos por las veredas y veíamos cosas maravillosas. Nuestros padres nos contaban que ‘esas cosas eran cosas de Dios’.

Al morir mi madre mi padre nos ingresó a las dos hermanas  en un Colegio de Hijas de la Caridad.  Cuando murió mi padre me llevaron a vivir con mis tíos y su hija pero yo continuaba visitando el colegio. En el colegio había una hermana, Sor Emelia Lozano que miraba mucho por mí. A ella le manifesté mi deseo vocacional y me ayudó muchísimo».

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En los primeros días de febrero --el 2 de febrero-- se cumplen ochenta años de la última expulsión de los jesuitas de nuestra ciudad. Naturalmente, no era un hecho aislado, sino la consecuencia de un Decreto de ámbito nacional para nacionalizar los bienes de la Compañía de Jesús, sin indemnización, publicado en la “Gaceta de Madrid” del 29 de enero de 1932, fecha en la que presidía el gobierno de la II República, Manuel Azaña, constituyéndose un Patronato encargado de  administrar los bienes incautados.

CENTROS EN ESPAÑA.
En esa fecha los jesuitas gestionaban en España 8 colegios de segunda enseñanza con casi cinco mil alumnos de pago. Además del San Luis portuense estaban los colegios de Chamartin, en Madrid; los de San José en Valencia, Villafranca de los Barros y Valladolid; Orduña e Indauchu, en Bilbao y El Palo, en Málaga. Y a niveles más superiores, la Escuela de Ingenieros y Operadores Industriales, la Universidad de Deusto, el Seminario Pontificio de Comillas, el instituto químico y laboratorio de Biología de Sarría (Barcelona), la estación meteorológica de Cartuja (Granada), el observatorio astronómico del Ebro, en Tortosa (Tarragona)  y varias escuelas apostólicas y noviciados.

Aula de Gimnasia

Llevaban más de medio siglo instalados de forma ininterrumpida, desde que retornasen en 1877, después de una década alejados de la ciudad tras el triunfo de “La Gloriosa”, en 1868. Podría pensarse que el anticlericalismo de los republicanos propició esta grave decisión. Sin embargo,  el hecho de que en un periodo de cien años sufrieran estas o similares medidas hasta en cinco ocasiones, de manos de autoridades civiles y eclesiásticas, nos debe orientar hacia otros motivos que no es el caso analizar aquí.

CINCO EXPULSIONES.
Esta secuencia que cito la inició en 1767 Carlos III, con la “Pragmática Sanción” que expulsaba de los reinos de España y sus colonias de Ultramar a los miembros de la Compañía. Tuvo su continuidad con la bula papal “Dominus ac Redemptor” promulgada por Clemente XIV en 1773, suprimiendo la orden (restaurada después por Pío VII en 1813). El general Riego en 1820 la suprime nuevamente y Fernando VII, cuando es liberado en 1823 la restablece, volviendo a ser repudiados jesuitas y, en general, todas las ordenes en 1835, después de la conocida matanza de frailes en Madrid y el comienzo de las desamortizaciones de bienes eclesiásticos de mano muerta. Se regulariza la situación con la firma del Concordato en 1852 hasta la revolución que destrona a Isabel II, antes mencionada, que supondrá la quinta incidencia relatada.

...continúa leyendo "1.278. LA ÚLTIMA EXPULSIÓN DE LOS JESUITAS. Hace 80 años."

El día 20 es San Sebastián. Y esta Ciudad no lo celebraba desde por lo menos hace más de un siglo y medio, aunque es su Copatrón, hasta el año pasado. Desde el siglo XV tuvo ermita cercana al Castillo y, luego, otra ermita con hospital en el llamado Ejido de San Sebastián, donde permanece la Cruz, aunque bien mermada de base, en la esquina de Santa Fe y Durango, y, donde estuvo un Hospital de Nuestra Señora del Amparo y San Sebastián que yo alcancé a conocer de pequeño.

El culto a San Sebastián decayó en esta Ciudad hace bastante tiempo, de tal forma que, aunque era Copatrón, no había imagen ninguna del Santo, hasta que hace muy poco se descubriera, en las labores de restauración que el Cristo de Flagelación, era una reconversión de una imagen de San Sebastián con una cabeza nueva del siglo XVIII.

                          

La Cruz de San Sebastián, en lo que fué el Egido del mismo nombre.

En pintura, hay un buen lienzo que se conserva en la Parroquia de San Joaquín y un óvalo, en que están la Virgen de los Milagros, junto con San Francisco Javier -el otro Copatrón--, y San Sebastián que está en una casa particular de la calle Santa Fe, pero que, según Hipólito Sancho figuraba en un estandarte de la Esclavitud de Nuestra Señora de los Milagros. Fuera de eso, solamente recuerdo un San Sebastián de pequeño tamaño, del XVII, en cedro policromado que es propiedad de Camilo González Selma y otro, también pequeño, obra de Ángel Pantoja, que tiene la Hermandad del Dolor y Sacrificio.

...continúa leyendo "1.265. SAN SEBASTIÁN. Copatrono de El Puerto."

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Hoy 18 de enero hace 234 años que el portuense Juan Ignacio de la Rocha fue consagrado Obispo de Michoacán en la bella catedral de la Arquidiócesis de Morelia, en una solemne ceremonia a la que asistieron personas de todos los estamentos sociales y gran número de autoridades clericales y civiles, entre ellas el virrey Bucarelli.  Estaba próximo a cumplir los 63 años y, de hecho, hacía año y medio –desde mediado agosto de 1776- que había sido asignado para este cargo por el rey, que era el que nombraba a los obispos, entre una amplia lista de nada menos que 73 candidatos. Aceptó la mitra el 27 de diciembre de ese mismo año,  jurando fidelidad a las normas de la corona y recibió las reales cédulas de su nombramiento. Sin embargo, las bulas pontificias que debían ratificarlo, pasaban los meses y no llegaban. Debieron extraviarse por el camino de Roma a la Valladolid mejicana, capital de la diócesis, tomando posesión sin ser consagrado, dadas las circunstancias, en abril de 1777. Finalmente, como si de un regalo de Reyes se tratase, las bulas llegaron a su destino el día de la Epifanía de 1778, celebrándose en la fecha antes citada su consagración, ocupando con todos los requisitos y trámites cubiertos la silla episcopal de una de las más grandes y prósperas ciudades de Nueva España. (Según el censo de Revillagigedo, superaba por poco las 17.000 almas).

LOS BIZARRONES.
Como era tradición y costumbre, algunos nuevos prelados solían hacer un regalo, generalmente suntuoso, a la iglesia en la que habían desempeñado sus labores anteriormente. Así, nuestro paisano, Juan Antonio Vizarrón, arcediano y canónigo de la catedral hispalense antes de ser nombrado arzobispo de Méjico, donó  media docena de gigantescos blandones,  de 1,85 m. de altura y  que tienen cada uno, nada de un baño de plata, sino 200 libras de la mejor plata mexicana, candelabros que son conocidos popularmente como “los bizarrones”. Desconozco si hoy en día pueden admirarse en la catedral de Sevilla, en el lugar en el que estaban instalado no hace muchos años, el presbiterio bajo de la Capilla Mayor,  probablemente desde que los donara en 1752 el arzobispo y virrey.  Su paje, discípulo y protegido, Juan Ignacio De la Rocha cuyo cargo anterior al nombramiento de obispo había sido el de Comisario de Cruzada del Arzobispado mejicano, siguiendo el ejemplo de su mentor, regaló a la catedral de México un incensario con la naveta de oro y dejó a la parroquia del Sagrario, que forma parte de la misma, un legado de cuatro mil pesos.

CEREMONIA.
Como no había obispos consagrados en 25 leguas a la redonda, asistieron con mitra, realizando la labor de obispos oficiantes dos doctores que ejercían de Chantre y Maestresala en dicha iglesia. Los antiguos ritos previstos se fueron sucediendo: Eucaristía, invocación al Espíritu Santo, lectura de la Bula Papal, homilía, enumeración de sus compromisos con la feligresía, letanía de los Santos… y a continuación, sus cansados huesos se extendieron sobre la alfombra que cubría el mármol del pavimento, repitiendo la sumisa postura, boca abajo, “besando el polvo” tal como lo hiciera el día en que fue consagrado sacerdote. En esta postura, que en cierto modo le aislaba de todo lo que le rodeaba no pudo por menos que evocar a su mentor y paisano, el arzobispo Juan Antonio Vizarrón, del que fue  capellán caudatorio. (Esta denominación, debido a su desuso, no aparece ya en los modernos diccionarios de la lengua. Se denominaba así –y también porta-cola- al eclesiástico doméstico del obispo o arzobispo destinado a llevarle alzada la cauda o cola de la capa consistorial).

...continúa leyendo "1.263. JUAN IGNACIO DE LA ROCHA. Obispo de Michoacan (Méjico)."

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Por la puerta principal del edificio de la imagen -la Casa de los Sancho- se accedía, en la primera planta al Colegio de Infantil de La Divina Pastora. Allí ejercieron Doña Francisca González Sousa y Doña Lola Sancho.

A continuación, en la misma calle Luna se encontraba la Barbería de “Pichilín” y , frente a la Farmacia de Fernández-Prada, ‘El Único’ tienda de Vinos Finos, abierto entre 1920 y 1974.  Luego, a finales del siglo pasado se instalaría en esa misma tienda la Cuchillería Navarro. Un poco más arriba la tienda de moda ‘Lolita y Serafina. En primer término a la izquierda, acceso a ultramarinos 'La Giralda'. /Foto: Colección de Vicente González Lechuga.

Llevaba  algún tiempo, oyendo, lo bien que  lo iba a pasar en el  colegio. Cada  día veía desfilar a mis hermanos, y la verdad, era que  ellos perecían contentos,  así que esa mañana  cuando la cálida voz de mi madre, me decía que me levantara, que había que arreglarse para el cole, el corazón me dio un vuelco. «--Qué no mamá, que no quiero ir», «--Que sí tonta, vas a estar con muchos niños».  Lo mejor de ese día era que por fin iba a estrenar ese bonito uniforme de tonos azules y camisa celeste, que  desde hacía algunos días colgaba en mi armario; y ese vaso tan raro, de anillas plegables de color naranja, sin olvidar los recios zapatos Gorila, que venían con una pelota verde.

Cuando llegué  al colegio,  salió a recibirme, la señorita Lola Sancho, su cara dibujaba una amplia  y agradable sonrisa, mi madre me acompañó hasta  la clase, pero  al primer descuido,  desapareció. Ni Tita, protagonista de ‘Como agua para chocolate’ lloro tanto!. Para calmarme me pusieron con mis hermanas,  así pasé varios días hasta que por fin, empecé a acostumbrarme,   y  cesaron las lágrimas.

...continúa leyendo "1.260. COLEGIO LA DIVINA PASTORA."

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Antonio Jiménez Salguero, nació en El Puerto, el 2 de Abril de 1902. Este hombre marcó unos años de los treinta a los sesenta, en esta Ciudad, donde muchos porteños o portuenses recordamos su arte y le reconocemos como parte de nuestra historia y patrimonio de El Puerto. Poco hablador, de profesión limpiabotas o betunero, de talla media para aquella época. Lo recuerdo con su caja en la mano y su banquito debajo el brazo, camino de la cadena de bares, que en aquellos tiempos arropaban a la plaza de Abastos: Bar los Dos Pepes, Bar Casa Pancho, Bar los Milindris, Bar Rueda, Bar El Nº 3, Bar la Burra, y Bar Juan Rabago, entre otros. Esta fue su ‘zona de caza’ zapatos. En algunas ocasiones visitaba los Casinos de la calle Larga, y algunos establecimientos de la zona centro. Cuando sacaba el dinero, que el creía que era suficiente, marchaba para casa, y siempre decía: «--Mañana el Pare Dios dará». Vamos a relatar una buena colección de anécdotas de su vida. /Foto: Colección LSA.

Nunca bebía metido en faena, siendo muy responsable en su trabajo, aunque algunos digan lo contrario. En sus buenos tiempos, vestía chaqueta oscura y calzaba botas de tacón cubano, y pañuelo al cuello, tocado con una gorra, siempre aseado. En verano cambiaba chaqueta, por una camisa cubana, y las botas, por alpargatas.

Como buen calé, supersticioso, el día que salía a la calle y veía algo raro o extraño, volvía a su domicilio, se encamaba hasta la mañana siguiente. Tenia muchos clientes y amistades tales como, Ramón Insua, dueño de varias carnicerías, Federico Sanchez Pece, secretario del Ayuntamiento, Natalio Jiménez, oficinista de Osborne, amigo y un monárquico defensor de los derechos del Conde de Barcelona.

Y Luis Bootello, jefe de estación de El Puerto, gran aficionado, por su casa pasaron grandes artistas, como fueron Caracol, Lola Flores, Ramón Velez, El Beni de Cadiz, y José Brea ‘Breita’, decía del Caneco: «fue un hombre que no le gustaba cantarle y bailarle a cualquiera, tuve que rogarle mucho, para poder verlo actuar». Podría mencionar machas mas personas relacionada con el, pero creo dejarlo aquí, porque sería interminable.

La calle Sierpes, en el lateral de la Plaza de Abastos.

En estos tiempos los mayetos de Rota, y camperos de El Puerto, exponían y vendían sus producto de frutas y hortalizas, en la Placilla; los días de venta para Antonio, eran su salvación, betunaba muchos pares de botas y zapatos de los señores camperos, de este rincón. Cuando entraba tiempo lluvioso y no podía trabajar, miraba al cielo exclamando, «Pare, déjame trabajar un poquito».

...continúa leyendo "1.252. ANTONIO JIMÉNEZ SALGUERO. ‘El Caneco’, duende y gracia."

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Cabalgata de Reyes Magos, interior de la Plaza de Toros en los comienzos del siglo XX

LOS REYES DE LA CRISIS.

No sé por qué me querrán
tan poco los Reyes Magos.
Si les pido videojuegos
me escriben que son muy caros,
les pido el mejor balón
y me traen el más barato,
llevo queriendo una bici
desde los dos o tres años.

¡Mira que me porto bien,
mira que les hago caso!
Estoy pensando en volverme
canalla, pegón y vago.

          Ángel Mendoza, diciembre 2011

Cabalgata de Reyes, a su paso por la Plaza de Isaac Peral. Década de los cincuenta del siglo pasado. En primer plano, a la izquierda, borroso, uno de los organizadores del evento, Repeto. /Foto: Academia Bellas Artes.

Desde 1952 a 1977, en unos muy difíciles años, la Academia se embarcó en la organización de la Cabalgata de Reyes Magos. Fueron años en los que el desfile alegraba a los más pequeños, y, después, se repartían obsequios en los centros asistenciales y entre las familias más necesitadas. Para conseguir todo esto se organizaban rifas, festivales musicales, taurinos, deportivos, teatrales, cualquier idea era buena para conseguir los medios necesarios para llevar ilusión a los menos favorecidos de la ciudad.  (BBAA)

...continúa leyendo "1.251. REYES MAGOS EN EL PUERTO (IV)"

El diputado por Burgos, Francisco Mateo Aguiriano y Gómez, Obispo de Calahorra y la Calzada, fue un destacado diputado absolutista partidario de que sólo unas Cortes que comprendieran la reunión de los tres estados, serían las únicas capacitadas para dictar las leyes. Muy remiso a admitir el principio de soberanía nacional, defendió constantemente los intereses del Papa frente a la potestad de los obispos, exponiendo la necesidad de un Concilio Nacional, dado que consideraba como una verdadera corrupción de costumbres la situación por la que atravesaba el clero. Partidario de la Inquisición como valladar contra herejes y masones , mantuvo la tesis de que, gracias a ella se habían evitado muchos más conflictos mayores en España.

Murió en El Puerto de Santa María, el 9 de septiembre de 1813. Según su partida de defunción, se le celebró "un funeral con la suntuosidad correspondiente y asistencia de las Reverendísimas Comunidades y del Ilustre Ayuntamiento Constitucional, dándole sepultura en el panteón de la capilla de Nº Padre San Pedro Apóstol". (Texto: José María García León).

...continúa leyendo "1.246. FRANCISCO AGUIRIANO Y GÓMEZ. Constituyente de 1812 en El Puerto."

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Martín Delgado Mariscal es un profesor extremeño que lleva muchos años en la docencia en El Puerto de Santa María. Seguidor del Camino Neocatecumenal, ha sido presidente de la Comisión del Cincuentenario del Colegio La Salle, con cuya institución ha estado vinculado desde 1954 de diversas maneras.

Tiempo escolar en Huerta de Ánimas.

Martín nació en 1944 en Huertas de Ánimas, una aldea o arrabal de Trujillo, situada a 1 kilómetro de dicha población perteneciente a la provincia de Cáceres. Es el mayor de tres hermanos del matrimonio formado por Atilano y Emilia. De pequeño, además de en su pueblo natal, vivió en Tielmes de Tajuña (Madrid). Martín se formó en los centros de La Salle de Griñón (Madrid) y Granada

De izquierda a derecha, Martín, su madre Emilia con su hijo Juan Luis en brazos, el abuelo Tomás Mariscal (Mariquito) y Agustina Mariscal Moreno, en 1959.

El año de su nacimiento era alcalde de El Puerto, Ignacio Osborne Vázquez. Rafael Alberti publicaba ‘El Adefesio’ y ‘Pleamar’. Nacían también, ese año, el abogado Luis Suárez Ávila, el actor aficionado Federico Arjona Acá, el político popular Aurelio Sánchez Ramos, el músico del grupo de rock andaluz, Juan José Palacios Orihuela, ‘el Tete’, el abogado y escritor Luis Alba Medinilla. En a parroquia de San Joaquín era colocado, en su fachada, un azulejo del Cristo de la Flagelación. Miguel del Pino confirmaba su alternativa en el mundo del toro.

El equipo de profesores en La Salle. Fila superior Hno. Taudiano Prieto Palacios, Eusebio Espinar, Sánchez Romate, Hno. Jose María Martín,  Martín Delgado,  Juan Bautista Moragues. Agachados, José Luis Corbacho Gallart, el Hermano Segismundo, Vicente Juan Selma, el Hermano Gonzalo y Hno. Jose Navarro. Imbatibles.

...continúa leyendo "1.245. MARTÍN DELGADO MARISCAL. Maestro."

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María Luisa Cárave García nació el 19 de octubre de 1940 en la calle Pozuelo, 47, donde vivió toda su vida. Segunda hija del matrimonio formado por Juan Cárave Carrasco --fundador de la desaparecida Droguería Cárave de la calle Ganado, junto a la Divina Pastora-- y María García Escazúa, ambos de El Puerto. Milagros, Juan y Mari son sus otros hermanos. A los 7 años se quedó huérfana de padre, quien fallecería en 1947, con apenas 35 años, no así su madre que nos dejó hace ahora tres años. Luisa fallecía el 26 de diciembre de 2010, hace hoy un año.

Estudió en el Colegio de las Esclavas. Pronto empezaría a trabajar, primero en la Compañía Telefónica Nacional de España (CTNE) en la calle Larga, junto a Las Novedades y luego en Gráficas Andaluzas, primero en la calle Alquiladores y posteriormente en el número 27 de la calle Larga, a donde se trasladó la empresa, precisamente donde se alojara el Duque de Angulema, durante la ocupación francesa de 1823 al frente de los ‘Cien Mil Hijos de San Luis’; también en 1832 fue casa del prolongado veraneo del infante Francisco de Paula Antonio y su familia. Trabajaría, pues María Luisa, en una casa que había sido alojamiento de gente muy principal, vecinos de El Puerto por un tiempo.

María Luisa, tercera por la derecha, en la Feria de Primavera de 1968. /Foto: Rafa. Archivo Municipal.

Paseaba por todos los rincones de la Ciudad que recorría de punta a punta. Prueba de su interés por la vida y su tesón fue que, cumplidos ya los 65 años, asistía a la Academia de Bellas Artes ‘Santa Cecilia’ para recibir clases de pinturas, llegando incluso a exponer sus creaciones, con gran éxito. Fue militante del Partido Popular, en cuyas listas electorales figuró no en puestos de salida aunque si testimoniaba con su presencia la pertenencia al mismo. Perteneció a la Archicofradía y Esclavitud de los Milagros y era, también, hermana de la cofradía del Resucitado.

...continúa leyendo "1.240. MARÍA LUISA CÁRAVE GARCÍA. Cooperante."

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Entre el rico patrimonio con que cuenta la Ciudad, testigo del peso, brillo y oropel de antaño, se encuentra una interesante colección de cuadros --de propiedad pública y privada, especialmente pertenecientes a la Iglesia Católica-- distribuidos por diferentes inmuebles y templos porteños.

Este  cuadro navideño que traemos aquí, la Adoración de los Ángeles al Niño, es un óleo pintado sobre cobre, realizado en Méjico en 1754, que se encuentra en el mueble de la Sacristía de la Capilla del antiguo Hospital Municipal, sede de la Hermandad de Los Afligidos.

Hoy 3 de diciembre  se cumplen 322 años  de la formalización oficial en El Puerto de Santa María del culto a San Francisco Javier, quien, junto con San Sebastián (ver nótula 631 en Gente del Puerto) y la Virgen de los Milagros, completan la nómina de patronos de la Ciudad. Pero la existencia y vinculación de estos santos varones con El Puerto pasan desapercibidos hogaño de la feligresía, creyente o no. En 1679 empezó una epidemia de peste -unidas a otras calamidades padecidas en el siglo XVII- que asolarían la Ciudad, con una mortandad de un quinto de la población. La medicina y demás remedios naturales no funcionaban y se recurrió a lo sobrenatural: plegarias al otro co patrón anterior, a San Sebastián y también a la Virgen de los Milagros, a San Roque, San Ruperto, el arcángel Rafael, la Soledad de la Victoria o la Santa Cruz no dieron resultados. Pero hete aquí que se recurrió al misionero jesuita, San Francisco Javier y el 3 de diciembre de 1681 la epidemia empezó a remitir. Así, el Cabildo eclesiástico aprobó celebrar cada 3 de diciembre la festividad del apóstol de las Indias, en la Iglesia Mayor creándose un culto a su figura. Pero poco duró la alegría en la casa del pobre.

A poco la mejoría que experimentó El Puerto tras la epidemia, se vino abajo y la situación empeoró y con ello el culto al jesuita, por lo que los fieles, cada vez menos convencidos del papel intercesor del santo, hicieron que la celebración de dicha efemérides fuera considerada una fiesta menor y hoy se encuentra prácticamente desaparecida. Si consolidaría, aunque de forma intermitente en El Puerto a los Jesuitas, quienes ya contaban en la Ciudad con una compañía para la propagación de la Fé. Así fundarían un oratorio público y posterior colegio en la calle Luna esquina con Nevería, donde se encuentra la torre hexagonal que todavía, cosa rara, hoy se puede ver en pie. La imagen de este co patrono, obra de Juan de Mesa, se puede ver en la Iglesia de San Francisco. La última procesión en honor al patrón, se celebró, de forma excepcional junto a la Virgen de los Milagros el 8 de septiembre de 1991. (Texto José María Morillo.)

CRÓNICA DE UN DESCUBRIMIENTO.
El profesor e investigador Francisco González Luque ha estudiado la talla ubicada delante del presbiterio de la iglesia de San Francisco en la calle del mismo nombre: «En 1924, en el transcurso de una restauración de la talla de San Francisco Javier que llevó a cabo José Bottaro, apareció un documento (¿autógrafo de Juan de Mesa?) en su interior que atestiguaba la autoría y cronología de la imagen. Dicho manuscrito, que celosamente custodian los PP. Jesuitas de El Puerto, está muy bien conservado y la claridad de su letra lo hacen perfectamente legible. Entre otros datos aporta el precio (1000 reales la hechura de la talla y 500 reales su dorado), su paternidad (Juan de Mesa, “discipulo de Juan Martinez Montañes natural de la ciudad de Cordoba”) y fecha (en 1622, “a los primeros de mayo de dicho año”). También se incluyen los nombres de los clientes (los caballeros Veinticuatro de Sevilla), el Papa, el Rey, el Arzobispo y el Rector del Colegio de San Hermenegildo de Sevilla, para donde fue realizada

Será el propio Bottaro quien dé a conocer en 1930 la autoría de Juan de Mesa respecto a los santos jesuitas “que desde los últimos tiempos del Colegio, siendo rector el R.P. Nicolás Campos, se veneran en la iglesia de San Francisco”. El artículo que publicó la Revista Portuense incluía el texto que aquí reproducimos e indicaba que el documento lo entregó a los Padres Jesuitas de El Puerto, “que lo conservan en estima”. Se trató en aquella época de una auténtica revelación, pues la mayoría de las obras de Mesa se atribuían entonces a su maestro Montañés. Se ha calificado el hallazgo de verdadero “bautizo artístico” del imaginero cordobés, eclipsado hasta comienzos del siglo XX por aquél. A partir de este testimonio se disiparon dudas, se aclararon muchas atribuciones gratuitas y, sobre todo, se reconocía por primera vez la ciudad natal de Mesa y el nombre de su maestro. Poco después fueron apareciendo otros documentos igualmente reveladores, como fueron su partida bautismal, el contrato de aprendizaje con Montañés y la autoría de muchas imágenes.

LA IMAGEN.
La imagen conservada en El Puerto es una escultura de talla completa de 172 cm. de altura (sin contar la peana) que representa al santo jesuita navarro todavía joven, de pie, vestido e interpretado con algunos símbolos clásicos en su iconografía. La cabeza es pequeña, cubierta con cabellera corta y mechón central, escasa barba negra, grandes ojos de mirada penetrante bajo cejas finas, nariz recta y boca entreabierta por la que asoman los dientes. Pienso que la actual fisonomía, aunque de facciones que acusan el realismo de Juan de Mesa, no responde a la original del imaginero, pues en la desafortunada restauración que efectuó Botaro, desfiguró algunos rasgos y policromía del rostro, aunque éste mantuviera que apenas alteró el estado primitivo de la talla. Basta comparar con los rasgos faciales de otras representaciones de santos, incluso con la otra figura pareja, San Ignacio de Loyola, en la misma iglesia portuense de San Francisco, que no fue retocada, para percatarnos de la errónea restauración. La belleza y expresividad del rostro de San Ignacio, con facciones típicamente mesinas, han desaparecido en el de San Francisco Javier, que se nos ofrece ahora mucho menos expresivo, más anodino y con menor interés artístico».

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Luis Bellido Salguero nació en Jerez en el Arroyo, el 1 de noviembre de 1924. De haber vivido ahora, el pasado día de los Tosantos hubiera cumplido 87 años. Hijo de  Antonio Bellido Troncoso,’Guerrerito’ banderillero de la cuadrilla del torero ‘Venturita’,  y de Trinidad Salguero, tenía cuatro hermanos: Antonio, Carlos, Encarna y Javier.  Entró en el Seminario en 1938, con 14 años. /En la imagen, Bellido en 1999, poco antes del homenaje que le tributaron. Era un fumador empedernido.

CURA EN EL PUERTO.
Se ordenó sacerdote el 23 de octubre de 1949, siendo apadrinado por Juan Miguel Pomar García y esposa quien, por encontrarse indispuesta, fue representada por Trininad del Pino, viuda de García Mier. Estuvo tres años en su primer destino: El Puerto de Santa María, entre la Iglesia Mayor Prioral de El Puerto de Santa María, ciudad donde le pusieron el apodo de 'Padre Bicicleta' por ser ese su medio de locomoción, tanto para desplazarse desde Jerez como para circular por las calle de El Puerto (vivía en la calle San Juan arriba y cogía carrerilla bajando la cuesta abajo); y no por decir la misa más rápido que nadie -que también-, como algunos creían. Dejó muy buena huella. Y la bicicleta, a su amigo Pepe Morillo, que estuvo en la calle San Juan, núm. 20 durante muchos años.

Luis Bellido, en su primer destino, El Puerto de Santa María, en esta ocasión en el escritorio de la Parroquia de San Joaquín.

Luis Bellido fue cura consiliario de Acción Católica. De pie, de izquierda a derecha, en la superior, José Bononato Sáez, Rafael Felices Morro, Pepe Morillo León, Jacinto Cossi Mora, Luís Jiménez González-Nandín, el Presbítero D. Luis Bellido Salguero, Francisco Rábago Vega, Antoñito Sampalo “El Aceitunero”, Pedro Crespo Blanquer, Andrés Alarcón Cañones, Luís Fernández-Sanz Blanco. Los tres de la fila de en medio: Francisco Basallote, José Luís López Franco, Antonio Pineda Crespo. Y en la fila de los que están sentados en el suelo Enrique Rodríguez primo de Juan Luís de los Santos, Antonio de la Torre González, Guillermo Benvenutty, Alarcón, Manuel Barba y Juan Luis de los Santos. /Foto Colección Vicente González Lechuga.

LA PRIORAL Y SAN JOAQUÍN.
De la Prioral, pasaría también a la parroquia de San Joaquín portuense siendo luego destinado a la iglesia de la Magdalena de Sevilla en 1953, donde nosotros le visitamos una vez, acompañando a su hermano Javier. Y luego el destino sería Jerez en 1956, como coadjutor de San Marcos y encargado, a su vez, de las iglesias de San Lucas y de San Juan de los Caballeros, donde tenía su vivienda, en la cual también recuerdo haberle visitado, en alguna ocasión. Posteriormente pasaría a su último destino, como párroco del templo del patrón de la ciudad, San Dionisio, en cuyas habitaciones anexas vivía con su anciana madre desde 1957.

En El Puerto, en la casa parroquial, con sus amigos Pepe Morillo, Manuel Ortega y Pepe Valiente.

SAN DIONISIO EN JEREZ.
En esta parroquia se entregó en cuerpo y alma, tanto a su labor espiritual, como a la restauración del templo, que le costó la mitad de su vida y su salud. Una obra que duró desde el día de Reyes de 1964, hasta la fiesta de la Inmaculada, de 1977, teniendo nosotros ocasión, por entonces, de entrevistarle sobre las mismas, con motivo de la visita que realizara a la misma un ministro, acompañado de diversas autoridades nacionales, locales y provinciales.

MISA ENTRE ESCOMBROS.
Por cierto que sabemos que hay quien guarda viejas fotografías en la que se ve a Bellido diciendo misa, con la iglesia llena de escombros, montones de arena y paraguas abiertos, en días de lluvia. Porque, en los trece años que duraron aquellas primeras obras de restauración, en las que se acometió la más profunda de las intervenciones, desde los cimientos, al artesonado nuevo, nunca se cerró la iglesia. Decía el sacerdote que si se cerraba el templo, jamás se restauraría. Y para sacar fondos para las obras se las ingeniaba de mil maneras, con carteles en los que aparecía montado en un camión de materiales, vestido con su inseparable sotana. Otras veces compraba cupones y, otras, lotería, pensando siempre en que podría pagar si le tocaban, aunque la diosa Fortuna no fue muy generosa con él. Y pidiendo y dando sablazos a unos y a otros, especialmente a determinados amigos y feligreses adinerados, a los cuales solía ir a buscar incluso a los bares donde paraban, para pedirles dinero para las obras. /Fachada de la iglesia de San Dionisio en los cincuenta.

En una visita, precisamente del ministro jerezano Manuel Lora Tamayo, también está el alcalde Miguel Primo de Rivera y el arquitecto Fernando de la Cuadra (también Rafael Manzano Martos), mostrándole las obras de San Dionisio. Bellido era cura de sotana perenne, afirmando que no gastaba en pantalones ni tenían que estar planchados.

MINISTRO LORA TAMAYO.
Una Semana Santa, cuando el ministro de Educación y Ciencia, Lora Tamayo, jerezano de nacimiento, vino a dar el pregón, al pasar delante del humilladero de San Dionisio, desfilando en la presidencia de una cofradía, Bellido se acercó a él, pidiéndole respetuosamente que le echara una mano en las obras de su templo; a lo que el ministro le contestó que iglesias en ruinas, había muchas en España; saltando inmediatamente el cura, contestándole que sí, «pero que ministros de Jerez solo hay uno» y, sin más, se marchó dejando plantado al ministro.

En 1974, durante la celebración de sus Bodas de Oro sacerdotales, con el Obispo Rafael Bellido Caro.

BELLIDO BARATO.
Bellido Salguero tenía una personalidad muy especial y, sobre todo, mucha gracia de la espontánea; sin perder nunca su seriedad; ya que era un sacerdote muy responsable y comprometido. Una vez dijo al Obispo Bellido, compañero suyo de seminario, que si don Rafael era el Bellido Caro, él era el Bellido ‘Barato’. Otra de sus características principales fue el gran amor por los pobres, socorriendo generosamente a cuantos acudían en masa a su despacho; repartiendo lo mucho o poco que tenía. Y en época de inicio del curso escolar, tenía un convenio con la Papelería Consistorio, de su amigo Pablo, para que diera los libros de texto a muchos niños de familias que no podían adquirirlos; pasándose luego él para pagarlos.

RUIZ MATEOS.
A otro amigo feligrés, dueño de una bodega, acudía de vez en cuando a pedirle dinero, en momentos en que las limosnas no le llegaban; se tomaba un te con él y se iba más que contento, porque ya podía aliviar los problemas de alguien. Sabemos que sufrió enormemente, cuando encarcelaron a José María Ruiz-Mateos, a quien estimaba muchísimo. Y cuando éste quedó libre, mandó repicar a gloria las campanas de San Dionisio, formando un gran alboroto; pues le decía a los monaguillos que tocaran «más fuerte, más fuerte, que se enteren en Madrid». /Con el Obispo Auxiliar de Jerez, José María Cirarda Lachiondo.

A LA INTEMPERIE.
Era tal su delicadeza, que cuando murió su madre, Trini Salguero, a la que amaba con locura, y ya vivía completamente solo, una noche tuvo que salir para llevar los últimos auxilios espirituales a un enfermo, olvidándose las llaves; y cuando volvió, ya de madrugada, para no molestar a nadie, se sentó en los escalones de su vivienda, anexa a la iglesia, donde se quedó dormido y allí pasó, en la puerta de la calle, el resto de la noche. De salud delicada, desde 1984 tenía instalado un marcapasos y sufrió, en total siete operaciones.

LE CURÉ DE SAN DENÍS.
Y algo que muchos desconocen: Luis Bellido Salguero era un extraordinario pintor, en la línea del gran paisajista José Montenegro Capel, al que imitaba perfectamente, firmando sus cuadros, que solía regalar a sus amistades y bienhechores, con el seudónimo de 'Le Curé de San Denís'. Fallecía a las cuatro de la tarde del domingo 5 de marzo del año 2000. (Textos: J.de la P.)

Iglesia Mayor Prioral, puertas de las Campanas, a la izquierda y del Sol a la derecha.

Hace 100 años, el 24 de noviembre de 1911, se celebró un curioso y solemne bautizo en la Iglesia Mayor, siendo la receptora del sacramento una mujer adulta de nombre Lucía Cauly, amadrinada por la dama portuense doña Manuela Zurutuza, Vda. de Tosar. En la ‘Revista Portuense’ cuenta con todo detalle el inusual acto: «Ayer, a las 7,30 de la mañana, concurso numeroso de fiel es que presenciaron la ceremonia que tuvo efecto en la iglesia Mayor Prioral del acto solemne de abjurar de sus errores protestantes e ingresar en nuestra sacrosanta religión católica la antigua y respetable convencían, doña Lucía Cauly, procedente de secta anglicana».

En la puerta de las Campanas le esperaba el arcipreste Sr. Barreda, revestido con  pluvial morado, bordado en oro que actuaba como oficiante del acto, por concesión especial del Arzobispo de la diócesis. Allí, siguiendo las oraciones contenidas en el Ritual «hizo la abjuración de sus errores y prácticas protestantes, diciendo con voz firme y clara que creía y confesaba cuanto cree y confiesa la religión católica, apostólica, romana, en cuyo seno quería vivir y morir.»  Tras esta renuncia de sus anteriores creencias solivió ser bautizada y, «tras besar el crucifijo que le acercó el celebrante» se trasladó a la capilla bautismal, exornada especialmente para dicho acto «recibiendo al mismo tiempo que sobre su cabeza corría la regeneradora agua, los nombres de María de los Milagros, Lucía, Luisa.»

Pila bautismal de la Iglesia Mayor Prioral.

Foto de una ceremonia similar de abjuración del Protestantismo y conversión al catolicismo de cuatro alemanas, celebrada en la iglesia de Igeldo (San Sebastián) el 30 de septiembre de 1914, 3 años después de la celebrada en El Puerto.. De izquierda a derecha, delante: P. Martínez, superior de los Jesuitas de S.S.; Felipa Horn; Margarita Werthe; Luisa Peters; Emma N.; Braulio Iraizoz, párroco de Igeldo. En segundo término las personas que apadrinaron el acto.

Fueron testigos los presbíteros Julián Carril y Ricardo Luna los cuales se ocuparon previamente, comisionados por el arcipreste, de instruirla en los conocimientos necesarios para ser bautizada. Posteriormente, en la capilla del Sagrario recibió por primera vez la Sagrada Eucaristía, «escapándose de sus pupilas abundantes lágrimas, visibles señales de gozo que inundaba su alma». Finalmente, subió al camarín de la Patrona, Ntra. Sra. de los Milagros, orando bajo su manto. (Texto: Antonio Gutiérrez Ruiz. A.C. Puertoguía).


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Con motivo del primer centenario de la inauguración de la Parroquia de San Joaquín de El Puerto, se va a presentar en breve un libro recordatorio de esta efemérides cuyo autor es el porteño Luis Alba Medinilla (con nótula 822 en GdP). Para despejar el camino  a esa presentación, hoy, traemos a esta web unos pequeños apuntes extraídos de la amplia recopilación de datos realizada por su autor de cómo se gestó el nacimiento de la popular Parroquia.

En el encabezamiento del Libro 1º de Bautismos figura una nota manuscrita del primer Cura Párroco que la dirigió, el Reverendo Salvador Martín Rodríguez, que dice textualmente: Se inauguró la Parroquia en el día 1 del mes de noviembre de 1911. Salvador Martín’. Y esta misma nota se repite en el encabezamiento del Libro 1º de Matrimonios, en el de Defunciones y en el de Confirmaciones.

Los antecedentes a la misma se sitúan en el 4 de septiembre de 1728, día en el que se celebró la primera misa en una sala baja de unas casas cedidas al efecto en la calle Cielos frente a la de Ginés de la Fruta, constituyéndose como Ayuda de Parroquia de la Iglesia Mayor Prioral. Los promotores de la construcción de la Iglesia de San Joaquín fueron Francisco Moreno, Vicario de la Prioral, y el Reverendo Pedro Ambrosio Rodríguez Villarello, Capellán del Convento de la Reverendas Madres Capuchinas. Ambos personajes solicitaron licencia de construcción al, todavía en aquellas fechas, Conde de El Puerto de Santa María, Nicolás Fernández de Córdoba y de la Cerda, Marqués de Priego y Duque de Medinaceli, que la otorgó en Madrid el 21 de diciembre de 1728. La construcción de esta primitiva iglesia se sufragó a costa de limosnas, y se inauguró en el año 1737 según publica en su Historia de El Puerto Anselmo José Ruíz de Cortázar. Durante casi dos siglos se mantuvo la labor de esta Iglesia Auxiliar del Señor San Joaquín hasta el momento en que fue elevada al rango de parroquia independiente el día 1 de noviembre de 1911, año en el que se inició su actividad pastoral. /En la imagen, el paso de la Veracruz procesionando, cuando ya estaba su sede en San Joaquín.

Boceto del retablo de San Joaquín, obra de María F. Lizaso.

Las nuevas instalaciones nacían con un impedimento de envergadura que a la postre resultaría definitivo para su posterior desarrollo. La vieja iglesia auxiliar de la que apenas existen datos contrastados tenía una característica bien conocida, y era la de su pequeñez, heredada de sus primeros tiempos; era poco más que una ermita que la hacía inviable como nueva institución parroquial destinada a la atención religiosa de la mitad de la población de El Puerto.

Interior de la Parroquia de San Joaquín, al fondo el retablo en el altar mayor realizado por el porteño José Ovando.

Tras algunas vicisitudes de localización por mor del poco espacio (estuvo hasta 1917 en la entonces Iglesia de San Juan de Dios, sita en la calle Luna núm. 11, donde hoy día se ubica la Congregación de Esclavas del Sagrado Corazón de Jesús), volviendo ese mismo año a su sede en la llamada calle Federico Laviña (hoy Cielos) que fue remodelada a través de la iniciativa de un parroquiano que costeó las obras, aunque su espacio vital no quedó con la capacidad que realmente se requería para la ocasión.Finalmente y bajo los auspicios del Cardenal Eustaquio llundain Esteban (en la imagen de la izquierda), arzobispo de Sevilla, el día 23 de mayo de 1927 se cierra nuevamente la Parroquia para realizar las obras de ampliación definitivas que con más o menos reformas ha llegado hasta nuestros días. Durante el periodo de obras se habilitó para Parroquial la Iglesia del Convento de las Reverendas Madres Capuchinas, teniendo lugar la inauguración de la nueva Parroquia un año más tarde –el domingo 9 de junio de 1928- sin el retablo que actualmente luce el altar mayor.

Luis Bellido Salguero, quien fuera durante muchos años párroco de San Dionisio en Jerez, estuvo destinado en El Puerto y, como se aprecia en la imagen, imponiéndole en San Joaquín la insignia de Acción Católica al niño Enrique Pedregal Valenzuela, (con nótula núm. 841 en GdP), en presencia de Luis Almansa.

Con la guerra civil de por medio y una posguerra que marcó a sangre y fuego el devenir de varias generaciones de españoles, es en 1945 cuando se empieza a tener noticias del proyecto de retablo mayor que el párroco de la época –Don Manuel Salido- tenía anotado en su hoja de ruta, amén de aumentar en cuanto pudiera el valor patrimonial y artístico del recinto parroquial. El escultor elegido fue el porteño José Ovando, formado en la Academia de Bellas Artes de Santa Cecilia y discípulo del afamado escultor Castillo Lastrucci.

En la fotografía, tomada en 1952, aparece el equipo de monaguillos de San Joaquín: de izquierda a derecha, Manolo Girón ya por entonces sacristán (con nótula 110 en GdP), Manuel Salido, Cura Párroco, Antonio Espinosa de los Monteros, ayudante de Sacristía, y los monaguillos Gabriel Núñez, Diego Oviedo, Fernando Bueno y el niño Antonio.

José María Rivas Rodríguez, párroco durante 38 años de San Joaquín sucedió a Manuel Salido Gutiérrez, párroco igualmente de  dicho templo, cuando el segundo marchó a la Iglesia Mayor Prioral. En la imagen con el alcalde Miguel Castro Merello, en el ágape que siguió al pregón de la Semana Santa el 16 de marzo de 1959

El retablo fue costeado en buena medida por la Hermandad de la Vera Cruz y por suscripción popular que se abrió en la ciudad, quedando inaugurado el 19 de marzo de 1947 con una Misa solemne oficiada por el propio cura párroco y con la asistencia de las autoridades civiles y militares de la época, así como por una amplia representación de las Hermandades de Penitencia.

Guillermo Camacho Negreira, actual párroco de San Joaquín, durante esta semana siendo recibido por el alcalde de la Ciudad, Enrique Moresco, con motivo de la efemérides del centenario del templo portuense. Fueron coadjutores del templo Juan Luis Calvo Guerrero y Eduard Mc'oi.

Según palabras del profesor de Historia del Arte Francisco González Luque, la obra de Ovando funde los elementos arquitectónicos, escultóricos y ornamentales con gran acierto, logrando el ennoblecimiento del altar mayor de San Joaquín. Un siglo da para mucho o para poco, según se mire, pero no cabe duda que la Iglesia de San Joaquín ha estado inmersa y formando parte muy activa de las historias y vicisitudes de nuestra ciudad y sus habitantes en la última centena de años vividos. (Texto: Manolo Morillo).

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