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El porteño Fernando Polanco Muñoz (ver nótula num. 055 en Gente del Puerto) estrena obra en el Microteatro de Barcelona, en la sala ‘Minitea3’ comedia de ciencia ficción ‘freak’ que estará en los carteles durante el mes de febrero de 2014: ‘El filántropo antropófago, historieta teatral o micro obra de teatro, está dirigida por Jorge Ramoneda e interpretada por la Ann M. Perelló y Jorge Sanossa.

«El micro teatro se ha colado en las tablas españolas refrescando los cánones dramáticos. Hijo de la crisis, el teatro del primer plano cautiva al espectador. Un teatro de experiencia, pequeño, directo, en pequeñas salas y habitaciones donde caben muy pocos, pocos, espectadores. Este teatro mínimo conecta con estos tiempos interconectados, usa técnicas propias del audiovisual y del teatro clásico, depura los excesos de un universo teatral que se enclaustró en los viejos templos de la cultura, alejándose de una franja de público que ahora experimenta con la esencia del primer plano». J.R.

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Destacados representantes del mundo cultural, artístico y gastronómico de la ciudad, han colaborado en el proyecto de refuerzo de la imagen de marca de la Ciudad: «Soy de El Puerto» de forma altruista cediendo su imagen para una campaña que tiene por objeto fomentar el orgullo de pertenencia de sus casi 90.000 habitantes a la Muy Noble y Muy Leal Ciudad y Gran Puerto de Santa María. Las encuestas lo dicen, el mejor patrimonio que tiene El Puerto son sus gentes, su forma de ser.

Ángel León, Ángel Salvatierra, Enrique Miranda, Javier Ruibal, José Luis Galloso, Juan Luis Paez, Juanma Moreno, Joaquín Perles, Lorenzo Buenaventura, Fernando Martínez del Cerro, Nico García, Sara Baras y Epi Unzueta, son los primeros protagonistas, --los primeros embajadores-- que han contribuido a la realización de esta campaña del Ayuntamiento de la Ciudad.

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Ángel León, cocinero, Estrella Michelin, Chef del Mar. Nótula núm. 1.173.

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Ángel Salvatierra, médico, jefe de servicios y director de la Unidad de Cirugía Torácica y Transplante de Pulmón, del Hospital Universitario Reina Sofia de Córdoba. Nótula núm. 843

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Enrique Miranda, actor, presentador y productor teatral. Nótula núm. 406

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Javier Ruibal, músico, compositor y cantante. Nótula núm. 286.

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José Luis Galloso, torero. Nótula núm. 368.

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Juan Luis Páez, campeón de Andalucía de Patín a Vela. Ver nótula 1.763.

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Juanma Moreno, integrante del equipo olímpico español de Windsurf y Campeón de España. Ver nótula 1.618.

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Joaquín Perles, actor y productor. Ver nótula núm. 190.

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Lorenzo Buenaventura, preparador físico y recuperador del Bayern de Munich.

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Fernando Martínez del Cerro, 7 veces Campeón de España Fórmula Windsfurf.

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Nico García, cantante, Ver nótula núm. 70.

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Sara Baras, bailaora y coreógrafa.

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Epi Unzueta, participante en la IV Copa América de la Vuelta al Mundo y Campeón del Mundo de 50 piés. Ver nótula núm. 906.

 

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La calle Luna, como dicen en El Puerto, o calle de la Luna, forma parte del núcleo comercial portuense. Me voy a referir a esta calle por dos motivos: uno sentimental, en esa calle nací a mediados del siglo XX,  y la otra pragmática pues ha sido la calle comercial por excelencia de El Puerto y ello la hace estar enclavada en el proyecto municipal de “El Puerto comercial. "Plan de activación comercial del centro histórico"

La calle Luna,  tiene 63 casas 28 en los impares y 35 en los pares.   Existen 18 comercios en el margen derecho y 23 en el margen izquierdo. Hay un total de 21 locales cerrados de los que antes eran comercios. (34% de los negocios posibles)

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Esta falta de eficiencia comercial a pesar de las aplicaciones que se le han venido poniendo a lo largo de los últimos años, como la peatonalización de la misma, las diferentes acciones de  rehabilitación por parte de la asociación de comerciantes, etc. no han dado sus frutos. Este hecho es reconocido por el propio Ayuntamiento que, entre otras medidas, ha puesto en marcha últimamente el llamado Plan de Activación Comercial.

A pesar del crecimiento demográfico de El Puerto es paradójico que el número de comercios hoy abiertos es muy parecido al que tenia esta calle en la mitad del siglo pasado. Alguien se ha preguntado ¿por qué razón el metro cuadrado de alquiler en esta calle  es  casi el 40% por ciento menor que en la Avenida del Ejército también en El Puerto?

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Se podría responder –-quizás por conveniencia--, que se trata de la siempre tatareada crisis. Es posible  que esta haya afectado,  como le ha ocurrido a la propia Avenida del Ejército donde hoy existen 6 locales cerrados, pero la proporción entre ambas  resulta  abismal.

Sostengo que la razón de la deficiente densidad comercial se debe a causas estructurales: una de ellas la falta de población en este área  y la otra la dificultad de montar negocios atractivos para el consumidor y todo ello por las limitaciones impuestas en el PGOU vigente  y en el PEPRICHE  “aprobado inicialmente”. Por el primero,  existen 27 casas que tienen  un cierto  nivel de protección (integral, global, estructural, ambiental o visual) representando el 42% de las casas en esta calle y por el segundo 41, lo que representa el

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¿Qué quiere decir esto?: Fundamentalmente, dos cosas: a) Que resulta muy complicado y costoso poner en valor tanto viviendas, que sean  “habitables” a las necesidades de hoy,   como locales comerciales que sean  atractivos  b) Que si consideramos que un local comercial tiene que seguir y reunir aquella máxima  de “antes de entrar tienen que verte”, con las restricciones que comentamos, resulta muy complicado llevarla a la practica. Por todo ello, el promocionar para convencer a potenciales comerciantes que se instalen en esta calle no es nada fácil.

Cánovas-del-Castillo-(Edif.-Izq.-actualmente-Convento-de-Las-Esclavas)(sepia)

Señalar que si no  atacamos la raíz del problema --y comprendo que se trata de asuntos de política de gestión tanto con instituciones provinciales como autonómicas--,  los recursos públicos que gastemos en reactivar comercialmente esta calle serán inútiles. En este sentido,  sería de interés que los gestores en la materia  analizaran bien el problema antes de dilapidar el dinero que siempre es escaso y susceptible de otros usos. /Texto: Leopoldo Jiménez Ruiz. Octubre 2012

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El Museo ABC (calle de Amaniel, 29. Madrid) presenta una muestra dedicada a Eulogio Varela (El Puerto de Santa María, 1868 - Cercedilla, 1955). Bajo el título 'Modernismo y modernidad', la exposición homenajea a quien fue inspirador de numerosos artistas. Diseñador, ilustrador, pintor, decorador... Un hombre del Renacimiento en la época del automóvil, que se celebrará entre el 30 de enero y el 22 de junio de 2014.

eul_varela_1_puertosantamariaVarela fue un artista polifacético que no solo destacó en la pintura, sino que fue un consumado ilustrador y un portentoso diseñador gráfico y de piezas de decoración, sin olvidar su labor pedagógica y teórica.

En 1898 comienza su colaboración con la revista Blanco y Negro, convirtiéndose en uno de sus artistas más relevantes y duraderos. Esta revista fue su gran plataforma de despegue. Una colaboración que tiene su auge en las primeras décadas del siglo que acababa de nacer y que se apaga con la llegada de la Guerra Civil.

Fruto de esta colaboración, la Colección ABC custodia casi un millar de dibujos originales donde abundan ilustraciones, pero también diseños de caligrafías, adornos o mobiliario. Esta muestra tiene como objetivo poner en valor a un gran artista, rescatarlo del olvido y mostrar por primera vez sus dibujos y diseños como mejor ejemplo de una trayectoria única.

FANTÁSTICO, ESOTÉRICO Y EXÓTICO.

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La muestra que acoge el Museo ABC reúne piezas que viajan desde el costumbrismo al realismo y al Art Nouveau. Encontramos la influencia japonesa, germana y vienesa, los simbolistas prerrafaelistas ingleses, las temáticas wagnerianas y su interés por el medievalismo. Hay hueco para lo fantástico y lo esotérico, lo religioso y lo exótico, para la naturaleza… Entre los temas que podemos encontrar en la exposición destacan la mujer y sus imágenes como esencia de modernidad, disfrutando de su nuevo rol social o en forma de carteles, como reclamo publicitario de una nueva sociedad basada en lo comercial. También hay escenas inspiradas en la vida burguesa, sus ocios y sus preocupaciones o su hipocresía.

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Más información: Homenaje en El Puerto en 1980.

masnionesylinajes5portadaEn esta segunda parte de los Winthuysen se aborda la historia de una de las que fueran casas principales de la familia, en la calle Pedro Muñoz Seca actual, denominada en esa época Manga de Gabán, desde su labranza hasta fines del siglo XIX, fecha en la que se convierte en colegio de niñas regentado por las Hermanas Carmelitas. De Nicoleta a Aramburu, primer y último propietario en los dos siglos investígados, pasando por Reinoso, Luyando Bermeo, Camacho Jaina y Helm, familias portuenses ilustres también propietarias, contempla una panoplia de gran variedad sociológica, finalizando con datos biográficos de los componentes de la cuarte y quinta generación de los Winthuysen, cuyos miembros son tan interesantes como la mayoría de sus antepasados, hasta completar 300 páginas, quedando pendiente para un próximo volumen, un apéndice final, el resto de miembros de esta saga, componentes de la sexta y séptima generación hasta nuestros días.

MANSIONES Y LINAJES PORTUENSES.

La lectura de los volúmenes de que consta la serie Mansiones y Linajes Portuenses, obra del investigador Antonio Gutiérrez Ruiz le permitirá abrir la puerta de la historia local y conocer a diversas familias y personajes de años pretéritos, las casas que poseyeron o vivieron y, en general, visionar como en una luminosa acuarela diversos aspectos de la sociedad portuense en varios siglos. Además del rigor exigible en este tipo de relatos se intenta amenizar la lectura trufando en los textos algunos fragmentos novelados que complementen la microhistoria que se narra sin desvirtuarla ni modificarla.

mansiones___-1Dentro de unos años será difícil poderse hacer con esta serie de libros que componen la colección “Mansiones y Linajes” que edita la Asociación Cultural Puertoguía, el relato más extenso y detallado realizado hasta el momento de algunos aspectos de la microhistoria de El Puerto de Santa María. Con el volumen que ahora presentamos, el 5º de la colección, serán mil doscientas páginas de texto de los más diversos temas, dando a conocer sagas familiares que ocuparon lugar preeminente en esta ciudad de El Puerto. Los descendientes y parientes de los Hano o Tosar (Vol. I); de Coig, Osborne o Castro Merello (Vol, II); de Terry o Ruiz Golluri (Vol. III) y de Winthuysen en sus múltiples ramas y entronques; de los Luyando, Camacho Jaina, Helm o Aramburu (Vols. IV y V), tendrán un interesante documento biográfico de sus ancestros en papel impreso y en general, a todos los interesados en el conocimiento de algunos aspectos del pasado portuense, les recomiendo adquieran toda la colección o alguno de los libros en particular, posibilitando con ello que podamos continuar editando nuevos volúmenes pues vosotros, lectores, sois nuestros únicos patrocinadores. A la venta en librerías o por correo electrónico: sedtel@hotmail.com

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El Cádiz tras la explosión en el muelle del Vapor. Detrás, en el centro, el Hotel Vista Alegre.

Ocurrió  a las doce y cuarto de la noche del 9 de julio de 1929. Tenía que haber sido una noche más, pero el destino quiso que para el vapor Cádiz fuera la última. Estando atracado en el muelle del Vapor, su caldera explotó al quedarse sin agua. Tres embarcaciones pesqueras, además del vapor, se fueron a pique, ocasionando el estampido el repentino susto a más de medio Puerto así como graves desperfectos en los tablones y herraje del muelle y la muerte a Joaquín Cano Paz, Carichi, un popular vendedor de coquinas que en la Plaza de Abastos se buscaba la vida y que en el Cádiz acostumbraba pernoctar. Se recogieron trozos de maderas y cristales del vapor a más de 50 metros del muelle. En noviembre una grúa pontona extrajo los restos de la embarcación, costando la operación 3.000 pesetas.

El suceso lo reflejaron los Niños vestidos de corto en el Carnaval de 1930. Así decía  la copla de Joaquín Suano: “Cádiz de mis entrañas, vapor del Puerto, Dios lo tenga en la gloria al pobrecillo que se quedó muerto. Estábamos en el Parque con papá Suano, y venían los tablones, las planchas y los pasamanos. Los pasajeros que ahora se embarcan no se marean, ya no molesta el humo que echa la chimenea. Del mismo susto mamá Gatica se desmayó, se le retiró la leche y nos cría a biberón.

Más allá del funesto percance, la explosión del Cádiz conllevó el fin de un largo periodo y el comienzo de la saga de los Adriano. Después de 89 años surcando la bahía para cubrir ‘la carrera’ (como se llamaba, ya en el siglo XVIII, a la travesía entre El Puerto y Cádiz), los vapores de pasajeros dejaron de cumplir para siempre su tradicional función. Al Cádiz le tocó ser el último vapor. Todo comenzó a fines de 1840…

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El Real Fernando en dibujo de Antonio Fitz, 1819. Museo Naval de la Torre del Oro de Sevilla.

EL BETIS

El 12 de diciembre de 1840 el Ayuntamiento otorgó la primera concesión del ya denominado muelle del Vapor –en el mismo lugar que hoy- a la gaditana Sociedad de Retortillo (promovida por José María Retortillo Imbrech) para el embarque y desembarco de pasajeros y cargamentos de su vapor Betis; que llevaba tras de sí una destacada historia, pues fue, con el nombre de Real Fernando con el que fue bautizado, el primer barco de vapor abanderado en España.

Construido en Triana, en el astillero de Los Remedios, se botó el 30 de mayo de 1817 por la Compañía de Navegación del Guadalquivir  para cubrir la línea entre Sevilla, Sanlúcar y Cádiz. Su casco era de madera, achatado, de poco calado y revestido con planchas de cobre. La máquina, inglesa, impulsada por ruedas de paletas situadas en los costados le permitía navegar a 6 nudos. La chimenea se alzaba en la mitad del casco, y debajo estaba el compartimento de la maquinaria, aislado con una cámara rellena de serrín para disminuir el calor que desprendía la combustión del carbón. El flamante vapor costó 20.000 pesos.

vapores1_3_puertosantamariaAl paso de los años, el Real Fernando o el Fernandino, rebautizado como Betis, cambió las aguas del Guadalquivir por las del Guadalete. En ellas seguía en julio de 1843, cuando en él embarcó un ilustre pasajero: el español más conocido de su tiempo, el general Baldomero Espartero, que alcanzó la más alta instancia del Estado en mayo de 1841, cuando asumió la Regencia. Su gobierno, caracterizado por una decidida política progresista y un talante cesarista, le granjeó en los tres años que duró su mandato la enemistad de muchos. Sublevados al general algunos compañeros de armas (Narváez, Serrano…), comenzó la huida de Espartero hacia el sur…   /En la imagen de la izquierda el general Espartero retratado por José Casado de Alisal. Congreso de los Diputados.

La noche del 29 de julio de 1843, perseguido por una columna militar, entró, a caballo, en El Puerto, siendo aclamado por sus incondicionales en el Café Nuevo, en la calle Larga. Aquí pernoctó, en la casa de doña Manuela del Castillo (la misma en la que en octubre de 1823 se hospedó Fernando VII), y al amanecer, acompañado de sus más fieles seguidores (entre ellos, el alcalde, Francisco Nicolau), en el muelle del Vapor embarcó en el Betis para Cádiz, de donde partiría, en el navío Malabar, rumbo a su destierro en Inglaterra. Lo contó Pérez Galdós en el relato Bodas Reales (cap.V) de sus Episodios Nacionales: “Espartero llegó al Puerto de Santa María sin más ejército que su escolta, sus ayudantes y un grupo de fieles amigos […] Refugiados en el vapor Betis, firmó el Regente su protesta, último resuello de un poder expirante”.

LOS VAPORES DE LASERRA Y DEL CORRAL

vapor1_4_puertosantamariaEl Betis fue remplazado en marzo de 1844 por el Veloz, propio del vecino de Cádiz Rafael Laserra. Pero el negocio no prosperó –los altos impuestos del Ayuntamiento- y a los tres meses el vapor se fue a Sevilla. Lo sustituyeron en agosto del 45 dos vapores de Pedro del Corral, de fabricación inglesa, el Andaluz y el Infante Don Enrique. Éste llegó desde las rías gallegas, donde cubrió la línea La Coruña-Ferrol (la misma que casi un siglo después realizó el Adriano I antes de su arribo al Guadalquivir y a la bahía de Cádiz). En él embarcó, en noviembre de 1846, el autor de Los tres mosqueteros, Alejandro Dumas, de cuya travesía dejó constancia en su libro De París a Cádiz (1847). Ambos fueron sustituidos en 1848 por un tercer vapor del mismo empresario, el Nerea, que continuó haciendo las travesías durante dos años y para el que se construyó una casilla de despacho de los ‘boletines’ al lado del muelle, frente a la recién inaugurada Posada de Vista Alegre.  /En la imagen de la izquierda, Alejandro Dumas (1802-1870).

LOS AÑOS DE GONZÁLEZ DE PEREDO, 1847-1872

vapor1_5_puertosantamariaLa corta permanencia de estos primeros vapores cambió a raíz de la concesión del servicio que el Ayuntamiento le otorgó en junio de 1847 al santanderino, avecindado en Cádiz, Juan González de Peredo. Durante un cuarto de siglo, hasta 1872, sus dos vapores, el Hércules y el Relámpago prestaron la función de forma simultánea e ininterrumpida. Antes, por encontrarse en ruina, Peredo sufragó la construcción de un nuevo muelle a cambio de su uso exclusivo. Y en la calle Puerto Escondido instaló los almacenes y la fragua de su empresa, y enfrente (antes de que se ganara al río el espacio que en 1895 ocuparía el Parque Calderón) en 1854 levantó otro muelle. Este año, en agosto del 54, recaló en El Puerto otro escritor francés, Antoine de Latour, que hizo la travesía en uno de los vapores. Lo contó en su obra La Bahía de Cádiz: “...a cierta distancia de la desembocadura, se eleva el Puerto de Santa María, o, como lo denomina la gente, el Puerto. Se comunica con Cádiz mediante un servicio de vapores que hacen el trayecto varias veces al día, siguiendo el horario de las mareas. El único obstáculo que encuentran es la barra del río cuya movilidad es a veces peligrosa para las barcas pero que sólo constituye un obstáculo y retraso para los vapores. [...] El vapor, cargado de pasajeros hasta zozobrar no es suficiente para tal número de curiosos; [...] Como ya dije, del Puerto de Santa María se va a Cádiz en un vaporcito que hace la travesía en menos de una hora. Cuando el tiempo es bueno y el mar está en calma es un agradable paseo, sobre todo si algún guitarrista quiere amenizarlo con sus canciones.” /En la imagen de la izquierda, Antoine de Latour (1808-1881).

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Y proseguía contando en verso su experiencia de aquella jornada en el Hércules o el Relámpago cuando un joven ciego acompañado de una guitarra cantó algunos romances y coplas de tono picante de las que circulaban por la Baja Andalucía a mediados del XIX. Debió pagar Latour 5 reales si hizo el viaje en popa, o 3 rs. si ocupó la proa, que entonces eran los precios de los boletines.

LA FAMILIA MILLAN, 1872-1929

Recién disuelta la empresa de González de Peredo, el 28 de octubre de 1872 comenzó la que andados los años se convertiría en la etapa más prolongada -57 años continuados- de la historia de los vapores de pasajeros entre El Puerto y Cádiz, por obra del emprendedor y naviero gaditano Antonio Millán Carrasco, fundador de la ‘Línea de vapores Millán’. Primero solo y luego con sus cuatro hijos (Antonio, José María, Salvador y Federico M. Núñez, bajo la sigla comercial ‘Antonio Millán e Hijos’) conformó, desde sus oficinas de la gaditana calle Nueva esquina a San Juan de Dios, una amplia flota de vapores que empleó en distintas rutas: en la bahía, además de la indicada, de Cádiz a Puerto Real, a La Carraca y al Dique de la Trasatlántica; con destino a otros puertos andaluces: Algeciras, Gibraltar, Sanlúcar, Sevilla y Huelva; a otros puertos peninsulares por las rutas del Mediterráneo y del Cantábrico; a las plazas norteafricanas de Ceuta, Tánger, Larache, Mogador y Casablanca; y a las Canarias. Al fallecer el fundador hacia 1916, los hijos continuaron  su labor agrupados en la sociedad ‘Herederos de Antonio Millán’.

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La plaza de las Galeras desde el muelle del Vapor de Millán. La caseta a dos aguas de la derecha era un urinario público.

En 1891 se instaló en la margen izquierda del río, frente a la calle Valdés, un varadero-emparrillado para la reparación y limpieza de los vapores. Y en 1901, tras largos e infructuosos intentos siempre paralizados por la burocracia municipal, consiguió construir un nuevo muelle del Vapor (el que destrozó el Cádiz en 1929) que remplazó al viejo y destartalado que levantara Glez. Peredo en 1848.

Fue tradicional que la llegada de los vapores al Puerto se anunciara con dos pitadas, al pasar por la plaza de la Pescadería y al atracar al muelle. Y cuando partía a Cádiz, con tres sonoras pitadas, tal como lo continuaron haciendo -¿a que las oye todavía?- los Adriano.

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Que me conste, ocho fueron los vapores de la familia Millán que se emplearon en la línea Cádiz-El Puerto. No siendo posible aquí hacer una detallada historia de cada uno, me limitaré a apuntar la relación de los sucesivos vapores que se incorporaron a la travesía, no sin antes decir que en los primeros años, entre 1874 y 1879, la empresa de Antonio Millán tuvo la competencia de la llamada ‘Vapores del Puerto’, del gaditano Simplicio José Navarro –que había sido su socio-, quien puso en servicio el vapor Luisa, expresamente construido para cubrir la travesía y de la que fue patrón el portuense Andrés Montes.

DE EL PUERTO A CÁDIZ. 

El servicio entre El Puerto y Cádiz lo inauguró en octubre de 1872 el San Antonio, cubriéndolo hasta 1883. Ocupado luego en otras líneas en la bahía, continuaba activo en diciembre de 1902, cuando entró en el Guadalete remolcando una balandra cargada con maquinaria para la fábrica de cervezas de los hermanos Tosar de la calle Larga.

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Imagen propiedad del Centro Municipal de Patrimonio Histórico.

El Emilia (el nombre de la esposa de Millán) prestó la función, siendo su patrón el portuense Joaquín Gómez Roldán, entre 1883 y 1895, compartiendo los viajes a partir de 1888 con el Puerto de Santa María, que continuó hasta 1921, cuando dejó de surcar la bahía transportando pasajeros para reconvertirse en una gasolinera mercante.

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El Vapor Cádiz. /Foto: Archivo Luis Suárez Ávila.

En 1895 se incorporó a la flota el Cádiz, acaso el más emblemático de los vapores de los Millán, el del trágico fin en el verano del 29. (Un año antes sucedió en él otro suceso: al acceder al vapor su patrón, Antonio Bruzón, resbaló, se dio un golpe en el vértice de la cabeza y pereció ahogado. El cadáver se recuperó a los tres días, frente a Luja.) El Cádiz se botó en el gaditano astillero de Vea-Murguía el 6 de marzo de 1894, por iniciativa del naviero gaditano Modesto Martínez Escauriaza, pero no pasó a manos de Antonio Millán, por compra al extractor de vinos jerezano Ricardo Ivison, hasta abril del 45. Tenía 30 metros de eslora, 5 de manga y 2 de puntal, desplazando 183 toneladas con motores de 200 caballos. Fue diseñado por la empresa londinense ‘Novelli y Cía’. Al principio tenía capacidad para 210 pasajeros: 150 en dos cámaras (de primera en popa y de segunda a proa) con dobles hileras de bancos, y 60 bajo una toldilla central con bancos corridos. En 1917 fue reformado íntegramente, pasando a tener cabida para 320 (el Adriano III, con 5 metros menos de eslora, podían ocuparlo 200 pasajeros).

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 A bordo del Vapor Cádiz. /Foto: Archivo Luis Suárez Ávila.

vapores_anuncio_1903_puertosantamariaEn marzo de 1901 comenzó a navegar el Puerto Real, también construido en el astillero de Vea-Murguía y con diseño basado en el Cádiz, aunque algo menor: 27 metros de eslora, 5 de manga y 1’88 de puntal, desplazando 100 toneladas. Tenía la particularidad de que los interiores de las cámaras se decoraron con motivos árabes. Muy bonito, sí, pero sus prestaciones dejaron mucho que desear, originando frecuentes quejas de los viajeros, especialmente por su limitada y desesperante velocidad. Al año de botarse, en abril de 1902 se incorporó a la travesía el Mercedes (el nombre de una hija de Millán), hasta entonces dedicado a la línea  Algeciras-Gibraltar, que al contrario que el Puerto Real, por su comodidad y rapidez contó con el beneplácito de los viajeros. Ambos dejaron de hacer la travesía ya mediado los años 10. /En la ilustración de la izquierda, anuncio del Vapor en la Revista Portuense, año 1903.

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El vapor Cádiz. /Foto: Colección Miguel Sánchez Lobato.

En 1914 se sumó a la flota el Violeta, que no era un vapor, sino un barco con motor de explosión alimentado con gasolina, aunque, por la tradición acumulada, se le continuó llamando vapor, como continuaría ocurriendo hasta nuestros días con las motonaves de los Adriano. Aún cubría la travesía en el verano de 1926, al tiempo que las compartía con el Cádiz y, sólo en ocasiones puntuales en la década de los 10, especialmente cuando en el coso portuense se celebraban corridas de toros, con el Cristina.

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El Cádiz, el último vapor. /Colección Manuel Pacheco Albalate.

Tradicionales fueron aquellos auténticos DÍAS de toros de antaño, cuando la bahía se poblaba de todo tipo de embarcaciones para asistir a los espectáculos. En ocasiones, los vapores –por ejemplo el Infante Don Enrique en 1846- remontaban el río –ay, Guadalete- hasta el embarcadero de El Portal para recoger a los aficionados jerezanos, al igual que lo hacían con los isleños en el puente Suazo.

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A bordo del Cádiz con sombrero jipi japa. /Foto Colección Miguel Sánchez Lobato.

Larga historia la de los vapores de pasajeros entre Cádiz y El Puerto, como después fue la de los Adriano, pero no tan dilatada como la de los legendarios ‘barcos del pasaje’, la de los faluchos que cubrieron la carrera antes de los vapores. De ellos escribiré en una próxima entrega. /Texto: Enrique Pérez Fernández. 

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La pastelería y obrador de pasteles y pan ‘Karpatos’ abrió el sábado 26 de octubre. La iniciativa es de Los hermanos Joana y Pablo Nowak, nacidos en Polonia y que han traído hasta El Puerto algunas especialidades de esta país con alternan con las locales. Ella se encarga de atender al público y el, pastelero profesional, un oficio que aprendió en su Polonia nata.

Es un pequeño establecimiento de estilo funcional situado en la zona de La Belleza, al principio de la carretera de Sanlúcar, en la calle Luis Suárez Rodríguez. Cuentan con obrador propio en el que hacen dulces y pastas.  La oferta se centra en dulces tal como los hacían en Polonia. Así tienen hojaldres rellenos con natillas o también con crema. Cuentan con dulces de bizcocho con una original crema de queso fresco y nata y cubiertos con melocotón. Otros llevan cremas y cobertura de chocolate. Realizan un dulce típico en Polonia y que se llama paczki que recuerdan a la masa de los donuts. Por dentro van rellenos de mermelada. Hacen una adaptación del macarrons francés, también merengues y pastas de nueces, una fórmula polaca. Los precios están entre el euro y el euro cincuenta la unidad.

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EL PAN POLACO Y EL PAN NACIONAL.

En un sector en el cada día hay más pan que viene ya hecho y tan sólo se calienta en el punto de venta, la puesta en marcha de un nuevo obrador de panadería artesanal es una buena noticia. La pastelería Karpatos ha puesto en marcha desde el pasado noviembre un obrador de panadería en el que elabora las piezas que venden en el propio despacho. La masa la elaboran ellos mismos y es el  maestro pastelero de la casa Pablo Nowak el que se ocupa de hornearlo.

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A diario elaboran barras tanto de estilo andaluz como de estilo gallego como piezas, también de este último tipo y molletes. Asimismo se pueden encontrar pan payés y pan alemán. Este último, que se hace con cobertura de cereales, se elabora los martes, jueves y sábados, aunque se vende todos los días ya que se mantiene más días en perfectas condiciones.

La idea de Karpatos es ampliar también la oferta a panes realizados con avena. Joana Nowak destaca que se trata de un pan artesano y que realizan cada día, incluidos los domingos. Además cuentan también, además de los dulces, con bollería como bollos de leche o un pan de leche, un bizcocho de grandes dimensiones ques se hace con una masa parecida al brioche.

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En dulces recomendamos el paczki relleno de mermelada, el hojaldre relleno de natillas, la tarta del chef  (hojaldre relleno de crema) y el dulce de queso fresco con melocotón. /Texto: Pepe Monforte.

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images"El ruido acompasado de la imprenta, el olor de la tinta, todo eso, oído y olido desde la calle, me recuerdan otros olores, al pasar: el del vino de las bodegas; el zumbido de la fábrica de harinas; el olor a resina y el sonido cortante de las sierras de la Aserradora Pastor, o el de las Aserradoras de las cajas de pescado; o el olor a brea de la Bajamar…" Luis Suárez Ávila.

Pregones antiguos de cemitas, arropías, aceitunas, currucos, higos chumbos 'al buen higo -albuhigo-, ... Y algún desvergonzado vendedor de higo que le dice a alguna mozita: 'Niña, ¿te pelo el jigo-?. O cuando te metes por el Mercado de Abastos y los pescaeros te interpelan para que te lleves su mercancía, 'un rancho', al final de la jornada... El sonido de las bocinas de las sirenas de las bodegas para entrar, salir o descansar: las de Terry, Osborne y la de Caballero que todavía funciona.

El graznido de una gaviota en el Guadalete: algo parecido a un 'cacacacacaacaca'. Me recuerda una canción que empezaba con murmullo de mar y sonido de gaviotas: "Aquí viene el paso caliente" de Ini Kamoze ("Here comes the hot stepper"). El sonido, ya desparecido, del Tren de la Costa -el tren de Rota y Chipiona- que iba paralelo a la Avenida de Sanlúcar, el Molino Platero, la Variante de Rota, y aquellos comentarios: 'Me cago en la leche que mamó el tren de Rota', por su potente silbato.

El campanario de la Prioral por la Patrona o Domingo de Ramos tocando a Gloria. Y el crotorar de las cigüeñas -'tra trac'-. La voz de Merche Macaria cantando el Ave María de Caballero, todos los años por la Patrona. El silencio. El silencio de la Procesión del Nazareno. El sonido antiguo de la Lonja del Pescado subastando la pesca -de madrugada-. El grito de un capataz mandando un paso de Cristo o Virgen de la semana santa. Una saeta de Aroa Cala. Los clarines de la Plaza de Toros. El acompasado ruido de un coche de caballos camino de la Feria. El sonido al entrechocar unos catavinos con fino de El Puerto. El viento contra las velas en una regata. El bocinazo del Vapor que, se ha cogido un respiro, quizás para no volver. /Texto: José María Morillo.

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tomascologanosborne_puertosantamariaTomás Cólogan Osborne nació en El Puerto de Santa María, el 4 de mayo de 1920. Era hijo de Antonio Cólogan Zulueta y de Elisa Osborne Vázquez. Tenía seis hermanos más siendo Tomás el mayor. Su infancia la disfrutó en la casa paterna de la calle Pagador frente a la Iglesia Mayor Prioral, que ahora la ocupa el Museo Municipal.

Del él solo se guardan unas pocas fotos y su breve y triste historia que nunca olvidaremos en mi familia. Sólo tenía dieciocho cuando su vida se terminó y lo hizo de una manera cruel e inhumana. Su muerte cayó como un mazazo en su familia. Moría el hermano mayor, el guía para sus hermanos más pequeños y el orgullo de sus padres. Después de su muerte en 1938 ya nada fue igual.

En la madrugada del 6 de marzo de 1938, Tomás se encontraba embarcado en el crucero nacional Baleares, que navegaba acompañado de los navíos de igual clase Canarias y Almirante Cervera, todos bajo el mando del contralmirante Vierna. En el momento en que la flota partía de Palma de Mallorca se produjo un encuentro fortuito con la flota republicana, procedente de Cartagena, a las 00:45 horas de la noche. La flota republicana estaba formada por el crucero Libertad, el Méndez Núñez y dos flotillas de destructores, que representaban una fuerza superior a la nacional y necesitada de victorias, pues su inactividad estaba ocasionando un debilitamiento de la moral en su bando. A las dos de la madrugada, tras varios contactos entre ambas flotas, se encontraron a tan solo unos 2.000 metros de distancia, abriendo fuego, inicialmente, el crucero Baleares e iluminando con bengalas a la flota republicana. A este ataque respondió el crucero Libertad, y tras él, los destructores Sánchez Barcaíztegui, Antequera y Lepanto lanzaron una andanada de torpedos que impactaron en el Baleares. Inmediatamente se divisó una columna de humo de más de 1.200 metros de altura. Tras el impacto, el almirante republicano González Ubieta, ordenó el alto el fuego y ambos bandos abandonaron el combate.

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Dos destructores británicos, el Boreas y el Kempenfelt, que observaron la explosión, se dirigieron a toda máquina a la zona de combate. A las 3:50 h, el crucero Baleares seguía en llamas y se distinguía a los hombres en el agua. Cuando el Canarias intentó ir al rescate, el Baleares ya se estaba hundiendo, arrastrando a 788 hombres, pereciendo todos sus jefes, la casi totalidad de sus oficiales y la marinería. Solo se salvaron 460 hombres gracias a la ayuda recibida de los buques británicos. Fue el mayor desastre ocasionado en un buque de guerra en la historia de la marina española. A las 07:20 horas, reaparecieron los cruceros nacionales, iniciándose el traslado de los heridos. El Canarias permaneció con las máquinas en marcha y no arrió ningún bote, en previsión de otro posible ataque, que efectivamente se produjo a las 08:58 horas, cuando una formación de nueve Tupolev SB-2 Katiuska bombardearon los buques, llevándose la peor parte el Boreas, en el que se produjo un muerto y cuatro heridos. Triste tributo para una acción tan desinteresada.

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Tomás escribió en 1937 la siguiente carta desde el crucero Baleares y a sólo cinco meses del trágico hundimiento: A bordo 5 de octubre de 1937. ¡Viva Cristo Rey! ¡Arriba España!. Sr. D. Juan Lamamié de Clairac: Querido amigo: Como verás te escribo desde el invencible Crucero «Baleares». Por fin pude embarcar y aquí me tienes en Ferrol paseando por cubiertas y sollados o por las calles de esta simpática ciudad. Estoy muy contento, ya que es la primera vez que estoy haciendo algo por la patria en un puesto de vanguardia. Creo que dentro de unos 10 días nos darán permiso a los andaluces para ir a casa, yo me figuro estaré entre ellos, si no es así el día que llegue a esa te pondré un telegrama para que vayas a la estación y podamos charlar un rato. Yo iré con un muchacho del Puerto y  pensamos parar en las principales ciudades para aprovechar la ocasión y poder verlas, así es que espero que irás y nos enseñes algo de Salamanca.  Y de tu familia, ¿tienes buenas noticias?, espero que sí. Me he encontrado aquí a un muchacho de [...] muy amigo de Semprún y que estuvo en Curia el primer año, se llama Maríano Sachamargo, quizás le conozcas.  Bueno Juan, pues hasta pronto, porque espero que me den permiso aunque no me puedo hacer muchas ilusiones. Un abrazo muy fuerte de tu mejor amigo. (Tomás Cólogan Nº 566. Crucero «Baleares». Biblioteca. Ferrol) /Texto: Carlos Cólogan Soriano.

Más información en GdP: Nótula 1.545 Cuatro portuenses en el Crucero Baleares.

juanjosecorderogallardo_puertosantamariaJuan José Cordero Gallardo, de 35 años, quien ejercía de árbitro en la División de Honor de Fútbol Sala fue nombrado el pasado 10 de noviembre árbitro internacional de dicha modalidad deportiva por la FIFA (Féderátion Internationale de Football Association, en francés) a partir del 1 de enero de 2014, siendo uno de los cuatro jueces de esta disciplina deportiva existentes en España.

La propuesta, realizada por la Comisión Técnica Nacional de Árbitros de Fútbol Sala, la sustenta el ya árbitro internacional en "mucho trabajo, dedicación y aprendizaje de reglamento", además de cuidar su preparación física y mantener la "misma ilusión que siempre" ha tenido.

El colegiado porteño, que pertenece al Comité Técnico Andaluz de Árbitros de Fútbol Sala, lleva 21 años dedicado al arbitraje, desde que comenzara en los Juegos Deportivos Municipales de El Puerto de Santa María, ascendiendo  hace diez temporadas a Primera División. En la máxima competición nacional, ha arbitrado junto a su compañero Manuel Linares varias finales de la Liga, finales de Copa y Supercopa.

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Juan José Cordero se une a Roberto Gracia (Madrid), Raquel González Ruano (Castellón), Francisco Peña Díaz (Granada) y Fernando Gutiérrez Lumbreras (Madrid), los otros internacionales españoles. Recién estrenada su internacionalidad, Juan José Cordero espera la primera designación para lucir en el uniforme la escarapela FIFA 2014 que, "seguramente", ha comentado, "será un partido amistoso", aunque de momento no sabe "nada".

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