Juan Manuel Torres Ramírez --Manolo Torres-- natural de Dos Hermanas (Sevilla), pero afincado en El Puerto desde 1971, fue el tercer alcalde de la Democracia que tuvo El Puerto, tras la moción de censura que presentara el PSOE junto con Alianza Popular (AP) contra Rafael Gómez Ojeda (PCA-IU).  En la actualidad está retirado de toda actividad política y cuando se le habla de aquel periodo de su vida guarda un mutismo elocuente. No asiste a ningún acto institucional en función del cargo que ocupó y mantiene un silencio absoluto ante los medios de comunicación.
Empezó a militar en el PSOE en 1965 y aún tiene presente los 14 años que pasó su padre, Joaquín Torres Matut en prisión en tiempos del anterior régimen, algo que pesó mucho tanto en su formación desde niño, como en su manera de ser y de pensar. Su padre, además estuvo condenado a muerte. Torres ha recordado que su socialismo cuajó en los años que estuvo en contacto con el llamado grupo de los sevillanos, en el que militaba Felipe González, Alfonso Guerra, Luis Yánez, Alfonso Sevillano, … con los que mantuvo una relación personal aparte de la que le correspondía como alcalde de El Puerto entre 1986 y 1991. Perteneció a la organización socialista clandestina de Sevilla desde mayo de 1968.
Casado y con cuatro hijas, las dos mayores mellizas y con nietos, pasa largos periodos en la tierra de su mujer, Asturias, que alterna con su domicilio porteño en las cercanías de la Plaza de Toros. Ha sido internacional de voleibol, deporte que continuaba practicando en su etapa de político.
Manolo Torres, como le conocen sus amigos, ya jubilado, era Técnico de Transmisiones y Radio de la Compañía Telefónica Nacional de España, hoy Movistar. En 1971 se trasladó a El Puerto de Santa María por motivos de trabajo, participando en la reorganización de la UGT y el PSOE en la provincia de Cádiz. Militante de UGT, ingresó en el PSOE con el llamado grupo de ‘los telefónicos’, trabajadores de dicha empresa que por su militancia y vecindad en El Puerto fueron uno de los nucleos fundacionales del PSOE local.
CONCEJAL SOCIALISTA EN 1983.
Torres accedió a la corporación municipal en 1983, en la lista liderada por Alfonso Sevillano García, ocupando el puesto número cinco de los ocho concejales que sacó el PSOE en aquellos comicios en los que gobernaría con el PCA, con Rafael Gómez Ojeda de alcalde. Acompañaban a Sevillano en la lista, Francisco Lara Fernández, Rafael Valera Rey, Rafael Solo de Zaldivar y Ducasse, José Miguel Cirera (+), José Luis Romero Pacheco y Antonio Sánchez González.
A Sevillano lo nombraron Delegado Provincial de Cultura (más adelante sería Director General de Juventud de la Junta de Andalucía) y Rafael Valera fue reclamado por la UGT a un puesto a nivel nacional. Fue un tiempo convulso en el PSOE local en el que llegarían a dimitir cuatro concejales por divergencias internas: Lara, Solo, Romero y Sánchez, llegando a acceder al cargo Francisco Sánchez Gatica, José Antonio Navarro Ortiz y hasta los suplentes de la lista, Carlos de la Flor Morales y Rafael Contreras de Olivera, curiosamente uno de los fundadores del PSOE local en su nueva etapa junto con Sevillano.
MOCIÓN DE CENSURA Y ALCALDÍA.
Las cosas no fueron bien con los comunistas y el PSOE abandona el gobierno municipal para, al tiempo presentar una moción de censura junto con Alianza Popular, proponiendo al entonces portavoz Manuel Torres como candidato a la alcaldía. Los populares que apoyaban aquella operación, mecanismo legalmente establecido para el relevo en las alcaldías en momentos excepcionales, fueron Manuel Moreno Romero, Luis Suárez Ávila, Ramiro Cerezo Magán, Teófila Martínez Saíz, Antonio Nogués Ropero, Manuel Pérez-Blanco Muñoz y Aurelio Sánchez Ramos. Un periodista de Diario de Cádiz, Santiago Grosso Burham, llegaría a afirmar que «las sesiones de la corporación municipal portuense eran una reproducción de la Batalla de Trafalgar». (Retrato de Torres Brú que se conserva en la galería de alcaldes, en la planta noble del Palacio Municipal).
Dicha moción la fue dilatando en el tiempo el PCA con tecnicismos legales hasta que, con intervención del juzgado, se celebró en un multitudinario, violento y poco elegante Pleno de la Corporación el 13 de octubre de 1986, del que resultaría elegido Torres como tercer alcalde democrático de la Ciudad. Insultos, amenazas y amagos de agresiones por parte de militantes comunistas forzaron que la nueva primera autoridad local tuviera que salir escoltado de la Casa Consistorial aquel día de octubre. «Reconozco --afirmaría-- que parto de una situación de tensión y con un pacto de gobierno con la derecha que es atípico políticamente. Esta municipalidad había llegado a un estado de inoperatividad inadmisible frente a las crecientes demandas de eficacia de el pueblo Unos políticos elegidos por el pueblo no pueden anteponer sus propios intereses políticos al mandato popular recibido. Y eso es lo que hemos hecho nosotros y el Partido Popular».
En aquel periodo de nueve meses se llegaría a desbloquear el punto muerto en el que se encontraba el Plan General de Ordenación Urbana, se aprobaron nuevos presupuestos para el año electoral y se empezaron a sentar las bases para actuaciones futuro, transmitiendo a la ciudadanía una ilusión por el cambio.

ELECCIONES EN 1987.
Juan Manuel Torres Ramírez se presenta a la alcaldía con ánimos renovado, aprovechando el empuje que tanto a nivel nacional tenía el PSOE, como en la Junta, con el apoyo que prestaba a El Puerto. Llevará en la lista socialista a José Antonio Navarro, Miguel Marroquín Travieso (ex militante comunista), Francisco Corbacho Pérez, Rosario Sánchez Rodríguez, Juan Vicente Sucino Rico, Pedro Alamillos Ortega (de posterior irregular trayectoria política), Francisco Sánchez Gatica y Rafael Contreras de Olivera.

Mesa de edad, presidida por el concejal mayor y el más joven, a la sazón Antonio Alvarez Herrera y Enrique Bartolomé López.

El alcalde electo, flanqueado por el interventor, Antonio Durán, y el secretario Fernando Jiménez.
Fue un mandato que empezó con empuje, con proyectos turísticos e industriales, aprobación inicial del PGOU, impulso a las variantes de Rota y los Puerto, redacción del desdoble de la antigua Nacional IV. La primera piedra del Parque Acuático se había puesto poco antes de finalizado el mandato de la moción de censura inaugurándose ya en 1987. Con la presendia del presidente de la Junta de Andalucía, José Rodríguez de la Borbolla, se inauguraría Puerto Sherry; se celebrarían las Jornadas Turísticas con impulsión del Conjunto Arqueológico ‘Doña Blanca’, se iniciarían los trámites para traer a la Ciudad la obra del poeta Rafael Alberti, Aguas del Puerto modernizaría su modelo de gestión, el Puerto asistiría por primera vez a FITUR con stand propio, se construyeron nuevos colegios e Instituto de Enseñanza. Se instalaba Cádiz Electrónica (Ford), se urbanizaba y relanzaba el Polígono El Palmar.

Con Rafael Alberti, en 1988 el primer año que se organizó su cumpleaños en El Puerto.
Se puso en marcha el Centro de Día para recuperación de toxicómanos. Se inició la política de adaptación de acerado para minusválidos. Se construyeron nuevas plazas públicas, parques infantiles, avenidas y calles. Se construyó el nuevo Parque de Bomberos. Se inició la Piscina Cubierta y se hicieron pistas de polideportivas de barrios y skateboard. En viviendas se pusieron a disposición de la Junta de Andalucía suelo para su construcción. Se puso en marcha la construcción de la nueva biblioteca de la calle Larga, hoy centro ‘Alfonso X el Sabio’. Se creó el Centro Municipal de Patrimonio Histórico. Se crearon Escuelas Taller y Casas de Oficios. Muchas de las gestiones iniciadas las culminaría la corporación siguiente, integrada por IP-PSOE.

Con José María Esteban, Secretario de la Delegación Provincial de Cultura y Antonio Bollullos, compañero de siempre del partido, a la salida de la Cueva Cantera de la Luz Divina, en el Complejo de Doña Blanca.

Con el periodista Andrés Caparrós, el año que pregonaría el Carnaval de El Puerto. En la imagen, aparece también su jefa de gabinete, Pepa González y a la derecha, el popular 'Ratón'.
EL GRAN GRUPO MIXTO.
Pero poco duró la estabilidad política en el Ayuntamiento. A la ruptura del pacto del Partido Popular (que se había refundado abandonando las sigla de AP) con el PSOE se sumaron los cambios de concejales de partido, de toda clase y condición. La legislatura 1987-1991 fue la más prolífica en tránsfugas, cada una por diferentes razones.
Tres concejales de IU abandonaban esta formación para ingresar en el Grupo Mixto, aunque en la práctica apoyarían al PSOE, que se había quedado en minoría tras la ruptura del pacto con el PP: Manuel Espinar Galán, histórico dirigente comunista, Manuel Rodríguez y Ana Alonso Lorente, actualmente presidenta de la Federación de Mujeres Empresarias y Profesionales de Andalucía, Alonso ostentaría la responsabilidad de Cultura. Enrique Bartolomé, concejal del CDS dimitiría para presentarse en las próximas municipales como cabeza de lista del PA, sin conseguir el acta.

Corporación Municipal en sesión del Excmo. Ayuntamiento Pleno, durante el mandato 1987-1991. Podemos ver de izquierda a derecha a Rafael Gómez Ojeda, José Antonio Castro Cortegana, Carlos Álvarez (IU) Indalecio Rábago Vega, Ramiro Cerezo Magán, José Antonio Hernández, Francisco Arniz Sanz, Juan Vaca Ramos, Hernán Díaz Cortés (PP); Manuel García Campos y Enrique Bartolomé (CDS); Manuel Rodríguez, Manuel Espinar Galán y Ana Alonso Lorente (Grupo Mixto); Rafael Contreras de Oliveras, Antonio Álvarez Herrera, Francisco Sánchez Gatica, Pedro Alamillos Ortega, Juan Vicente Sucino Rico, Rosario Sánchez, Francisco Corbacho, Miguel Marroquín Trravieso y José Antonio Navarro Ortíz.,(PSOE). Presidía la sesión Juan Manuel Torres Ramírez, alcalde socialista.
Por parte del PP abandonaron la formación, pero no el acta, Hernán Díaz Cortés, --quien en el siguiente mandato fundara Independientes Portuenses-- por problemas disciplinarios con esta formación, donde también coincidiría con otros concejales que se fueron del PP pero no dejaron el acta: José Antonio Hernández, Francisco Arniz Sanz y Juan Vaca Ramos, quien con el tiempo, al no conseguir ir en IP, sería candidato a las municipales por el PA.
Por parte del PSOE, desavenencias internas con José Antonio Navarro y un grupo de ediles descontentos con Torres hizo que el final del mandato fuera convulso. La causa esgrimida, la gestión de una actuación Luis Fuentes, Jefe de la Policía Local, en la interpretación de una directriz política dada por Torres y corregida por Navarro, lo que daría pie a la salida de Fuentes mediante excedencia del cargo y que, al querer retomarlo en época de los Independientes y no acceder el primer edil de entonces, Díaz Cortés, a su derecho, sería inhabilitado como alcalde por prevaricación.


Candidatura socialista a las elecciones municipales de 1991, en las escaleras de acceso a la Planta Noble del Palacio Municipal.
ELECCIONES MUNICIPALES 1991.
Así las cosas, Torres se enfrentaría a unos nuevos comicios con escaso respaldo en su partido, que no iba a quitarlo de alcalde. Era una cara conocida, amable y ocupaba el sillón de la alcaldía. Pero la lista estaba plagada por integrantes de dos ‘familias políticas’ que entonces eran hegemónicas en el partido: los cristianos, seguidores de Luis Benvenuty y los caraballistas, de Antonio Caraballo Crespo. Le seguían en la lista, Luis Benvenuty Morales, José Antonio Navarro Ortíz, Manuel Jesús Palma Silgado, Fernando Gago García (que luego se pasaría a IP), Diego Caro Cancela, José García González y Josefa Andrade Rodríguez.

Elección de alcalde en 1991. Los ediles, antes de la votación, sentados en los asientos del Salón.

Elección de alcalde en 1991. Los ediles salientes, en las primeras filas del público.
En esas elecciones ganaría el partido de Independientes Portuenses, con Hernán Díaz Cortes, partido con el que pactaron a los seis meses. Previamente, Torres dimitiría al poco tiempo, al no ser nombrado portavoz del grupo socialista y Navarro quedaría relegado en el pacto sin ostentar responsabilidades de gobierno. Los independientes marcarían durante 16 años el destino de esta Ciudad, apoyados también, en el cuarto mandato por el PSOE. Aquel 1991, seguían en la lista a Díaz Cortés, Miguel León Ortega, Juan Gomez Fernández, Eduardo Moreno Zamorano, Javier Camacho Barba, José Fernández Sánchez, Juan Bocanegra Muñoz, Jaime Gutiérrez Perea. Tras la dimisión de Camacho y Fernández, entraron Enrique Moresco, actual alcalde popular, y la hija de Díaz, María del Carmen Díaz Cantos.
Manolo Torres está «encantado de vivir entre cinco mujeres, mi mujer y mis hijas. Es mas no me siento traumatizado por la falta de varón y pienso que ya somos bastantes», se dedica a su familia y no quieres saber nada de la política, ni recordar aquellos tiempos convulsos. Atrás quedan aquellas palabras que pronunciara en enero de 1987: «Ser alcalde de El Puerto de Santa María es, hoy por hoy, una cosa muy importante, no sólo para El Puerto, sino para el conjunto de la Bahía y porque aquí es donde se van a marcar las pautas del futuro de todo el litoral de la gran bahía gaditana».

			
		
		
		
	
Al  Excmo Sr. D. Alejandro Romero Osborne, Marqués del Arco Hermoso.
Yo, el otro día, me encontré a José Luis Prieto González, el hijo de Luis Prieto, uno de los más claros puntales de la "re coquinaria " portuense. José Luis me comentaba que a quién se le había ocurrido organizar esas deslabazadas jornadas culinarias. Casi ninguna de las recetas que se ofrecieron tenían nada que ver con la tradición cocinera de nuestra ciudad. Es cierto. Pero también es cierto que muchos de los cuadernos, libretas y libros de nuestros preclarísimos cocineros están o perdidos u olvidados.
Aquí, en este Gran Puerto de Santa María, noto que está faltando un buen libro que reproduzca las recetas que hicieron famosos a Gloria Jiménez Loma, a Bella y a Rosarito Simeón, a Luis Prieto, a María Benítez, a Gabriel, a Pepe Ruiz Ramírez, Y estoy seguro que sus cuadernos de recetas están descansando en algún lugar de las casas de sus hijos o de sus nietos, sin pena ni gloria. Tan sin pena ni gloria que acaso poca gente, hoy, tenga memoria de los nombres de estos y de muchos otros anónimos cocineros portuenses. Y entre los anónimos, recuerdo a la larga lista de los enrolados en los barcos de pesca, que dieron un puntito especial a los guisos marineros inventados en alta mar y reproducidos en tierra firme.
En 1891 se ofreció a Isaac Peral, en este Gran Puerto de Santa María, en el Barrio de Guía, un banquete en el que figuraron veintiún platos de pescados y mariscos todos preparados al estilo de los marineros de aquí. El 26 de febrero de 1899 se dio otro banquete al sainetero portuense Javier de Burgos que se compuso de cinco platos marineros y de muchos entremeses de igual laya.



Pero antes, por la mañana, al levantarse, tómese un tazón de café y una acemita con manteca colorada y azúcar, que le será provechoso para empezar a funcionar, salga luego a la calle y, antes de proponerse qué es lo que va a poner de comer, busque a alguien con cara de saber antiguo, párelo, pregúntele qué es lo que comía de chico, hágase a la idea mientras el propio le va relatando, póngase en situación, relámase los dedos pensándolo, vaya a la compra, adquiera lo pertinente para ello, póngalo en obra y terminado que fuera, compare y, si encuentra algo mejor, cómprelo. (Texto: Luis Suárez Ávila).
José Aparicio Pérez, nació el 21 de octubre de 1981 en Almería, aunque vive en El Puerto desde los seis meses. Sus padres son José Aparicio Sánchez, natural de Guadix que llegó a El Puerto con las familias de RENFE y su madre, Isabel Pérez Sánchez, natural de Trebujena, licenciada en historia que trabaja en la Biblioteca Pública. Tiene un hermano más pequeño, Javier, estudió en el Colegio La Salle y en el Instituto Pedro Muñoz Seca. Maestro de Primaria, ha sido monitor de natación y socorrista y jugador de waterpolo.
Ignacio Velarde Quintana nació en El Puerto el 28 de abril de 1987. Hijo del porteño José María Velarde Colón y de María Pilar Quintana Rodríguez, natural de Villamartín, tiene dos hermanos mayores. Estudió en el Colegio Público de Valdelagrana y en en SAFA-San Luis. El teatro y el fútbol son sus otras aficiones.









NUEVA DECORACIÓN.


na de las mayores satisfacciones que puede tener un escritor en los preparativos de la edición de una obra propia concebida con un acompañamiento profuso de ilustraciones, es, sin duda, la del total acuerdo con la colaboración del ilustrador. Yo le debo a Juan Lara tal satisfacción, desde que, en los últimos años de la década de los sesenta, me entregué con entusiasmo a la tarea de publicar mi libro ‘Plaza Real’.
Pero pensé que, siendo la Fiesta de los Toros, entre tantas cosas, una manifestación primordialmente artística, la colección de ilustraciones debería contar, además, con una aportación gráfica de exclusivo carácter igualmente artístico. Y asocié en seguida a esta determinación el nombre de Juan Lara. Su brillante trayectoria pictórica, su dominio absoluto del tema taurino y su indiscutible portuensismo eran condiciones que lo acreditaban como la persona más idónea para tal menester. Y  como además contaba con su amistad –esa amistad que Juan no regateó a nadie—me puse en contacto con él y conseguí de inmediato el sí apetecido.
Al fondo, un arco que inicia las sombras de un largo paseíllo, se abre finalmente el apretado graderío, que remata con la esplendente luminosidad del cielo. Todos los esenciales aspectos del arte de Juan Lara están reunidos en el dibujo: el costumbrismo, la luz, el movimiento, la disimulada tensión,… La obra original preside hoy, con orgullo propio, una de las paredes de la sala de mi casa.


Su pintura va desde el costumbrismo romántico al impresionismo luminoso de un Sorolla. Dando vida, palpitando vida, creando vida. Vida, siempre. Por eso Juan Lara,  aunque nos haya dejado, seguirá vivo en sus obras. Vivo. Siempre vivo entre nosotros.
Luis Alba Medinilla nació en El Puerto de Santa María en 1944, hijo de José y Lalo, es el  cuarto de seis hermanos: José, Milagros, María Teresa, Luís, Inmaculada y María Ángeles. Se casa el 14 de junio de 1976 con Consuelo Guerra Pérez con quien tiene dos hijas, Susana y Beatriz. Licenciado en Derecho por la Universidad de Salamanca, ha desarrollado su carrera profesional en Madrid, ligada a un importante grupo financiero. Desde muy joven quiso ser sacerdote y tenía montando en un armario de la calle Cielos, un altar desde donde impartía “misa” a todos sus hermanos.
NUEVO LIBRO.
EL CONVENTO DE SAN AGUSTÍN.

ESTUDIOS PRIMARIOS Y BACHILLERATO.

HERMANDAD DE LA FLAGELACIÓN.

PROFESOR UNIVERSITARIO EN GRANADA Y SEVILLA.



Ha contestado numerosos discursos de ingreso en la Academia de Bellas Artes. Santa Cecilia, entre otros a Carmen Garrido, Rafael Manzano, Juan Lara, Javier Maldonado, Alfonso Pérez Moreno, el Dr. Argemi…..
AFICIONES


A las nueve y tres cuartos, «por espacio de ocho o nueve minutos sin intermisión un notable estremecimiento de la tierra con vibraciones de sus edificios y un ruido espantoso subterráneo, como el de los truenos oídos a bastante distancia; los árboles, sin hacer viento alguno, se mecían en un extraño movimiento en su tronco  y hojas», describe Ruiz de Cortázar a partir de la página 371 de su libro Puerto de Santa María ilustrado y compendio historial de sus antigüedades (1764),  (Edición y Estudio de Manuel Pacheco Albalate y Enrique Pérez Fernández) quien a pesar de hacer un relato del terror que se vivió en la Ciudad, reconoce que no fueron muchas las pérdidas experimentadas, en comparación con otras poblaciones de nuestro entorno o de la península ibérica. Imaginemos por un momento, día de fiesta, los templos y capillas de culto abarrotadas. Los fieles celebraban o iban a celebrar los cultos. (En la imagen de la izquierda, portada del libro de Anselmo Ruiz de Cortázar, ed. de Pacheco Albalate y Pérez Fernández).
Otro de los testigos que dejó por escrito sus impresiones, el presbítero Joseph Fernández Mancebo, manuscribe en 1755, en el Libro de Matrimonios de la Iglesia Mayor Prioral, folio 230, una nota con el relato del desastre, datando la primera réplica al terremoto: «En siendo 1º de Noviembre, día de Todos los Santos, como a las diez y ocho minutos de la mañana hubo un terremoto formidable en esta ciudad en que tembló la tierra por espacio de diez minutos poco mas o menos; se cayeron las cabezas de las tres figuras que sirven de remate a la portada que llaman del sol, siendo un patente milagro no lastimasen a persona alguna de cuantas salían de tropel por la otra puerta, ni haber daño notable en los edificios y a poco rato creció el río con tanto ímpetu que anegó todas las casas de la Ribera y llegó hasta la calle de la Victoria cosa nunca vista y mayor milagro no haber habido desgracia notable por cuyo motivo hicieron los dos cabildos voto solemne de celebrar perpetuamente fiesta el referido día a Nuestra Soberana Patrna Mª Santísima de los Milagros siendo tantos los que aquel día experimentamos que no se puede numerar. Bendita sea por siempre». (En la imagen de la izquierda, las tres figuras que rematan la Puerta del Sol de la Prioral, reforzadas con hierros para fijar sus cabezas, tras el terremoto).
La observación del filósofo alemán, Emmanuel Kant, dejó registrado en sus textos que, ocho días antes del suceso, una multitud de lombrices fueron vistas cuando salían impulsadas de debajo de la tierra cerca de Cádiz. ¿Qué pensarían los portuenses de entonces de tan extraños y precursores fenómenos: animales que rebullían inquietos, otros que huían y desasosiego generalizado en la naturaleza? (En la imagen de la izquierda Enmanuel Kant).
A las 12 del mediodía hubo otra réplica del temblor, y una nueva y desproporcionada ola. Algunos estudiosos del maremoto en la capital afirman que el mar se retiró de la playa a media legua (más de 2 Kilómetros) dejando ver zonas inéditas y sobre la arena y escolleras todo tipo de fauna marina. Los vecinos huyeron despavoridos a los Ejidos de San Francisco, San Sebastián y San Juan, algunos al paraje de La Belleza o por la carretera en dirección a Jerez. --Lo mismo ocurriría 200 años después, en 1947, con motivo de la explosión de Cádiz, pero esa es otra historia--. Hubo quien, en los corrillos, hablaba del fin del mundo; también quien tranquilizaba a los porteños recordando haber leído en la biblioteca del Marqués de la Cañada que olas de igual tamaño alcanzaron a Cádiz en el 218 a.C., y ahí seguía Cádiz.  Pero todos temían que el desastre se repitiera, con mayor virulencia. (En la imagne de la izquierda, fragmento de la página 371 del libro de Anselmo Ruiz de Cortázar, donde se da cuenta del Maremoto).
Hoy, tras los últimos años que llevamos en el mundo globalizado, de terremotos, seísmos, maremotos y tsunamis, los ciudadanos inquietos miran para los expertos del proyecto GITEC (Génesis e Impacto de Tsunamis en las Costas Europeas), quienes han simulado los efectos de aquel maremoto de 1755 en nuestras costas y el impacto que hoy tendría sobre las mismas. Afirman que no es probable que se genere un maremoto tan violento los que han asolado el sudeste asiático. Incluso, los estudiosos afirman que sería difícil que se diera con tanta fuerza como el de hace 255 años; ni siquiera a la mitad, sustentándose en comparaciones y medidas propias de estudiosos de la geotecnia. Lo cierto y verdad es que una cierta aprensión a vivir delante de la franja marítimo terrestre está consiguiendo lo que no pueden legisladores ni especuladores: que los precios de las viviendas que miran al mar, bajen, por primera vez en ¿255 años? Algo tendrá que agradecer el porteño a ese efecto del miedo al improbable Maremoto, para que abarate las casas y pueda acceder a una vivienda en su Ciudad, a un precio razonable. (Texto: José María Morillo). (Ilustración: construcción del Arca de Noé).
El pasado viernes, la Academia de Bellas Artes, rendía homenaje al pintor de El Puerto, Enrique Ochoa, con la inauguración de una pequeña muestra de la inmensa creación artística del pintor de la música, recogida en esta exposición, procedente de diversos coleccionistas  Se trata de la primera gran muestra organizada en su ciudad natal desde su fallecimiento en 1978, excepción  hecha de la Exposición que se celebró en el Palacio de Oneto en 1988, con ilustraciones que habían servido para la editorial Araluce. Una muestra en la que se pueden contemplar más de 40 obras de diferentes etapas y técnicas (ilustraciones, retratos al óleo, pasteles, acuarelas), de este portuense universal, contemporáneo y amigo de Picasso, García Lorca, Alberti, Rubén Darío o Andrés Segovia -entre otros-.  Se puede contemplar hasta el 14 de noviembre de 2010 en la Sala de Exposiciones de la calle Luna, 17, frente a la Oficina de Turismo.
Sus padres: Francisco Estévez Fernández, Teniente de Infantería, y María Milagros Ochoa Ríos, ambos naturales de El Puerto de Santa María, habían contraído matrimonio en la Iglesia Parroquial de la Encarnación de la población sevillana de Constantina, correspondiente al partido judicial de Cazalla, el diecisiete de abril de 1890, celebrando la ceremonia el hermano de la contrayente don Francisco de Paula Ochoa Ríos. Enrique fue bautizado por su tío materno, el presbítero, don Francisco de Paula Ochoa Ríos, en la Iglesia Mayor Prioral, de El Puerto, el día cuatro de mayo de 1891. Se le impusieron los nombres de Enrique Toribio, el primer nombre en recuerdo de su difunto abuelo paterno y, el segundo, por ser el día de su nacimiento la festividad de San Toribio de Mogrovejo. Fueron sus padrinos: su tío Juan Ochoa Ríos y, su mujer, Milagros Pacheco Rueda.
Otro compañero en el Colegio María Cristina, paisano de la gaditana Algeciras, también huérfano de militar, y que luego sería un importante pintor: Rafael Argelés Escriche (1894-1979), coincidiría con el artista portuense, estableciéndose entre ambos una gran amistad. De esta época se conserva un retrato a carbón que el joven Argelés realizó del también joven Ochoa.
En 1914 se instala en la capital de España, donde comienza ilustrando la revista “Por esos Mundos”, en su primera época, cuando la dirigía Perojo. Su primera exposición individual tuvo lugar en Madrid, entre finales 1914 y principios de 1915, en uno de los Salones de Turismo Hispano Americano.  Dicha exposición pasó desapercibida para el gran público, debido sin duda a la mala organización: salón de los más pequeños y peor alumbrados, faltas de reclamo, ni siquiera catálogos. Sin  embargo se llegó a hacer eco de ella, nada más y nada menos, que José Francés, uno de los mejores y más afamados críticos de la época, y que más tarde se convertiría en su compadre. (En la imagen 'La elección de Nené,' 2ª. B y N 1.795, 11 de octubre  de 1925. Aguada, lápiz negro y gouache. sobre cartulina, cartulina  impresa, cartón fino coloreado. 29,8 3 18,4 cm, 30,2 3 18,8 cm, 34,7 3  26,0 cm. Colección ABC).
Muchos de estos personajes fueron compañeros suyos en la revista “La Esfera”. También por estas fechas entabla amistad con Ramón Gómez de la Serna (1888-1963), del que ilustró su obra ‘La Roja’, Mauricio Bacarisse (1895-1931), al que ilustraría su libro ‘El esfuerzo’ (1917), convertido hoy en una joya bibliográfica, y José Bergamín (1895-1983), en el Café Pombo, el famoso Café fundado por el autor de ‘Las Greguerías’ e inmortalizado por José Gutiérrez Solana (1886-1945). (En la imagen, dama de la alta burguesía madrileña en el estudio de Ochoa. Madrid, 1920).
Este matrimonio duraría pocos años, pues cuando Enrique Ochoa marchó a Barcelona, a mediados de los años veinte, con motivo de una de sus exposiciones, decidió quedarse allí. Y, desde entonces, se unió sentimentalmente a su alumna, la pintora bilbilitana, Carmen Osés Hidalgo. Con Carmen vivió, pintó y viajó por el mundo hasta la muerte de ésta acaecida en 1961. Enrique Ochoa llegó a pintar un soberbio retrato al óleo de Carmen, hoy en la colección del nieto del pintor. (En la imagen, libro de Ruben Darío 'Prosas Profanas', de 1920, con ilustraciones de Enrique Ochoa).
SANTUARIO DE SANTA MARÍA DE LA CABEZA.
El santuario fue incendiado. Los combatientes hechos prisioneros, y el capitán Cortés, que había resultado herido, murió en el hospital, llevándose a la tumba el lugar donde había enterrado la efigie de la Virgen de la Cabeza. (En la imagen, 'Capricho oriental'. B y N 1.422, 18 de agosto de 1918. Pastel y tinta sobre cartón. 35,9 x 25,9 cm. Colección ABC).



SAN FRANCISCO.
En abril de 1949 se embarca en Cádiz, rumbo a Buenos Aires, acompañado de su pareja Carmen Osés. Tenía el encargo de entregar a la esposa del Presidente argentino, doña Eva Duarte, un cuadro que la hermandad de la Macarena le había encargado para que se le regalase a dicha señora. Se trataba de un tríptico de ‘La Anunciación’.
HIJO PREDILECTO DE EL PUERTO.
DESCANSAR PARA SIEMPRE EN EL PUERTO.
Ya son uno los azules






Recuerda con tristeza el repentino fallecimiento del profesor de Latín,  Juan Tinoco, durante una excursión con alumnos a La Garganta Verde; la muerte en accidente de tres jóvenes portuenses  uno de los cuales , Fernando Martín, era alumno de 2º Bachillerato del Centro. Fueron días duros, tristes


Considera que las autoridades deben pergeñar el tipo de ciudad que quieren. Definir el mismo.y, apostar por él. Una vez hecha esa elección, todos los esfuerzos deben encaminarse a la consecución del objetivo propuesto. Disponer de una ciudad que tenga unas señas de identidad propias, que la caractericen. Dispersar el esfuerzo en objetivos dispares, es perder eficacia. Si, como él cree, debe apostarse por el Turismo y los Servicios, toda la infraestructura necesaria ha de perfeccionarse. Deben cuidarse los detalles: atención a visitantes, formación y educación, precios, limpieza e  higiene, disponer del número adecuado  de  Hoteles, Campos de Golf, Cascos de  Bodega etc… manteniendo un nivel de calidad que les haga competitivos. Adaptar los edificios necesarios y potenciar los Centros de Enseñanza para  la formación del personal necesario en  Ciclos Formativos relacionados con el sector turístico, formación de Enólogos, Escuela de Idiomas.
