
Diego Joly Palomino es un porteño por decisión propia. Aunque nació en Cádiz el 23 de julio de 1969 --cuando el hombre llegaba a la Luna y las visitas a la clínica estaban más pendientes del alunizaje que del neonato en la cuna--, Diego se vino a vivir, como casi toda su familia, a El Puerto con el inicio del siglo. Es el octavo y benjamín de la familia Joly Palomino y gaditano por quinta generación, pues sus ancestros provienen de Francia. Nuestra Ciudad le era conocida sobradamente pues estudió en Valdelagrana, en el Colegio Guadalete.

Diego Joly y sus compañeros del Colegio Guadalete, en una visita realizada al Diario el día 18 de marzo de 1979. Entre ellos podemos ver a algunos porteños: Antonio Díaz, Miguel Micheo, Miguel Ángel Vanaclocha, Esteban Gómez Paullada, Pablo del Río Covián y Pedro Jesús Fernández Gómez, entre otros...
Es pues un porteño, un ciudadano de la Bahía, que nace y trabaja en Cádiz, estudió y vive en El Puerto y ha estado su tiempo universitario e inicios profesionales en Madrid, formándose para el periodismo del siglo XXI desde una empresa alumbrada en el siglo XIX. Diego se crió en el Diario de Cádiz, entre la gaditana calle Ceballos y la Plaza del Mentidero, 19, entre bobinas de papel y olor a tinta, entre el ruido de las linotipias y los horarios cambiados para ver a su padre, Federico, que se acostaba al alba con el Diario impreso y en la calle.
En Madrid estudia periodismo en la Universidad Complutense y termina la carrera en 1996. Los tres años siguientes trabaja en Canal+, en la sección de Deportes empezando a hacer las prácticas y tiene la oportunidad de trabajar en el exitoso programa “El Día Después” en el que participa con el conocido comentarista Michael Robinson. Cada vez que Canal+ tiene que venir a Cádiz le proponen a Diego que se haga cargo de todo y ahorrando costos por un lado a la empresa y por otro pensando en clave de emprendedor, como siempre ha sido su familia, funda la Productora Audivisual REC DIGITAL, con un socio y amigo. Estuvo vinculado a dicha productora desde 1998 hasta 2003 en el que se deshace de las acciones para dedicarse al periódico familiar, donde en la actualidad es responsable de la Hemeroteca.
Diego entra a trabajar en la casa, la casa que lo vió nacer -el Diario de Cádiz- en 1999, en la sección de Deportes área que tan bién conocía dada su formación con la televisión del Grupo PRISA. Estuvo dos años en la sección de Local en la que, afirma, aprendió mucho de otro porteño, a la sazón Jefe de dicha sección: el actual director Rafael Navas Renedo.
Y ya en el año 2004 se hace cargo de la Hemeroteca donde ha colaborado en el proceso de digitalización de la Biblioteca del Diario. Este avance con las nuevas tecnologías hará que el Diario pueda ofrecer a la sociedad su colección completa para todo tipo de usos.
Diego tiene una profunda relación con su primo hermano, Federico Joly Martínez de Salazar, responsable del Departamento del Diario Digital (a quien en su momento le queremos dedicar otra nótula). Los documentos del pasado y las nuevas tecnologías van de la mano. Diego está muy satisfecho de la exposición que, con motivo del 140 Aniversario del Diario, en 2007, fue ejecutada por tres departamentos claves del Diario: la Hemeroteca, Marketing con Lourdes Rosano y Redacción. José Antonio Hidalgo dirigió la muestra durante un año de complicado trabajo: compendiar tantos años en tan poco espacio. La publicidad antigua es una de sus aficiones y, con Jesús Bablé realizó, con los fastos del ya mencionado 140 cumpleaños, un suplemento en el que pudimos ver como ha evolucionado esta faceta de la comunicación: la vida vista a través de los anuncios. (No cabe duda de la afición cadista de Diego quien, con su padre, posa de pequeño delante del Trofeo Carranza, en la sede del Cádiz C.F.)

La Hemeroteca da mucho juego, Diego está a expensas de la actualidad, del día a día, pero sus compañeros externos, aunque viejos colaboradores de la casa, hacen posible interesantes secciones en el Diario: José Mª Otero Lacave está a cargo de “Efemérides” y Curro Orgambides -ese gran escritor taurino- se hace cargo de “La Bomba” y los personajes. En la fotografía, con los colaboradores de la Hemeroteca, Otero, Orgambides y Joly, de izquierda a derecha.
EL FUNDADOR DEL PERIÓDICO.
Federico Joly y Velasco, natural de San Fernando (Cádiz) es hijo de un oficial francés, de los que habían venido a España en 1823 con la expedición del Duque de Angulema, integrando las tropas conocidas como los Cien Mil Hijos de San Luis. Federico Joly y Velasco vino a ser, de alguna manera, el precursor de otras familias, como los Godó con respecto a La Vanguardia de Barcelona, o los Luca de Tena, con relación a Blanco y Negro y el ABC, en Madrid y Sevilla respectivamente. En la actualidad, los destinos del Diario están regidos por la quinta generación gaditana de los Joly, propietaria de la empresa editora Federico Joly y Cía., S.A., al frente del Primer Grupo Editorial de Andalucía, con nueve cabeceras distribuidas entre las capitales andaluzas.
EL PRIMER EJEMPLAR DEL DIARIO.
El 16 de junio de 1867, sale a la calle el primer número de Diario de Cádiz y su Departamento, periódico de noticias nacionales y extranjeras, mercantil, literario y de anuncios, el quinto en antigüedad de los diarios españoles y decano de la prensa gaditana.Al poco de su fundación, -en 1868 y hasta 1940- salió una segunda edición del Diario con noticias de última hora, que se publicaban con el nombre de LA HOJILLA. Salía a la calle a la caida de la tarde o primeras horas de la noche.
El ambiente que vive España por esas fechas es agitado, y así lo vive y relata el periódico. Al año de su fundación el Diario va a ser testigo de la Revolución de 1868, y luego de otros sucesos como los del movimiento cantonalista en 1873.
En Cádiz se editaron previamente 160 periódicos desde sus orígenes en el S. XVIII hasta la aparición del Diario, dedicados a temas científicos, literarios o políticos. Podemos señalar La Pensadora Gaditana, El Diario Mercantil, El Redactor General, que representan al periodismo crítico. La Correspondencia, El Peninsular, El Eco de Cadiz, El Comecio, El Nacional de Cádiz, y La Palma, como periódicos políticos. También sin olvidar La Revista Médica, en cuya "Imprenta y Litografía de la Revista Médica" se tiró Diario de Cádiz a partir de 1868, cuando es adquirida la mencionada imprenta por el fundador del Diario, Federico Joly y Velasco.
Con posterioridad, rebasan el centenar de publicaciones periódicas -entre diarios y revistas- las que, con vida mas o menos corta, han venido apareciendo en la capital gaditana desde 1867 a nuestros dias.
LÍNEA EDITORIAL.
En el editorial del primer número, correspondiente al 16 de junio de 1867, el Diario hacía esta manifestación definitoria de sus objetivos, de la que destacamos algunos párrafos:
«Lejos de nosotros el promover polémicas que casi siempre perjudican la causa que se defiende. Antes bien, procuraremos en todo tiempo discutir con las armas de la razón y de la justicia, que son las únicas que pueden producir la luz en toda clase de cuestiones, enalteciendo a la vez la preciosa institución de la Prensa, a que hace años hemos dedicado nuestras vigilias y nuestras fuerzas, bien escasas, por cierto. Las columnas de nuestro periódico estarán siempre abiertas para todos los que en ellas quieran tratar sobre cualquier asunto de interés para Cádiz y su provincia.»
El rotativo, que salía de una imprenta ubicada en la esquina de las calles Bendición de Dios con Enrique de las Marinas, mas tarde en la calle Ceballos, suponía un cambio sustancial respecto a la oferta que hasta ese momento habían tenido los lectores gaditanos. Lejos de plantearse como un órgano de defensa de un partido político, Diario de Cádiz buscaba ser, ni más ni menos, un periódico meramente informativo, lejano de cualquier partidismo y con el claro objetivo de informar a sus lectores de lo que pasaba en la sociedad en la que vivían. Ha sido éste sin duda uno de los pilares fundamentales sobre los que se ha sustentado el éxito del Diario y su continuo crecimiento.
El periódico nació como Diario de Cádiz y su Departamento, es decir, no solo se centraba en la capital y provincia sino que alcanzaba también, conforme a la división jurisdiccional de la marina, los límites de las nueve provincias marítimas, llegando incluso a ultramar. Su apertura a las tierras del Atlántico se manifiesta -ya desde su número inicial- en la sección Noticias de Ultramar: La Habana, Matanzas, Puerto Rico, Santiago de Chile, Rio de la Plata, Perú, figuran en la información.

UN DIARIO ABIERTO A LA SOCIEDAD
Federico Joly Velasco había fundado Diario de Cádiz en el mes de junio de 1867. Junto a la búsqueda de la información independiente, en contra de los intereses partidistas, Federico Joly Velasco apostó desde un primer momento por las por entonces novedosas tecnologías de la información, como el servicio de noticias por telégrafo, creado en 1874. Era un nuevo matutino que venía a enriquecer el ya de por sí extenso panorama de publicaciones disponibles en la ciudad y que hacían de ésta una de las grandes capitales periodísticas del país. En 1878 asume la dirección del periódico Federico Joly Diéguez que aunque hacía estudiado la carrera de Medicina se entregó por completo al desarrollo del matutino. (En la fotografía superior, Federico Joly Velasco y su hijo Federico Joly Diéguez).
Durante su etapa como director, que se alargará hasta 1924, Diario de Cádiz asentará su carácter de periódico ilustrado y de calidad con motivo del seguimiento de la Primera Guerra Mundial, hasta el punto que ello produjo una espectacular subida en sus ventas más allá de su territorio natural.
Unos pocos años antes, en 1889 se publica la primera imagen fotográfica; será en la edición de la tarde y reflejará las pruebas del submarino de Peral. Este periódico vespertino, cuya vida será de 40 años hasta que las restricciones de papel impuestas tras la Guerra Incivil hicieron inviable el proyecto, fue impulsado por la propiedad de la empresa adelantándose así a un concepto de diario "para todo el día", que años más tardes sacaron otros grupos españoles de comunicación.
LAS DICTADURAS Y LA CENSURA.
A partir de la dictadura de Miguel Primo de Rivera la censura volverá a hacer su aparición y, con mayor o menor virulencia, se mantendrá hasta la muerte de otro dictador, Francisco Franco, en 1975. Tras el comienzo del franquismo, en cuyo inicio estuvo a punto de desaparecer el Diario tras una orden superior de unificarlo con el órgano escrito de la Falange en la ciudad, algo que finalmente se logró parar, la familia Joly rompe una norma de gestionar y dirigir a la vez el periódico y nomina para este segundo puesto a periodistas de la Escuela Oficial, precursora de la Facultad de Periodismo. (En la fotografía, Federico Joly Díaz de la Lama, con la Medalla del Mérito al Trabajo. Estuvo al frente del Diario entre 1924 y 1973, casi 50 años).
Se inicia en los cuarenta un periodo difícil. A la escasez de papel se le unen los continuos cortes de la energía eléctrica que retrasan en muchas ocasiones la salida de la edición diaria. Por si fuera poco, el 18 de agosto de 1947 la sede de la calle Ceballos se ve afectada por la explosión de un polvorín de la Marina, que destroza media ciudad y asusta a toda la Bahía de Cádiz. En El Puerto, esa noche los vecinos se fueron a pernoctar al campo, muchos a la zona de La Belleza por la carretera de Sanlúcar, por miedo a una segunda explosión. Todo ello con la presión constante de la censura que, como tal, alcanzaba niveles cercanos a lo absurdo como la prohibición de hablar de "colonias españolas", reconvertidas en "plazas y provincias africanas".
A pesar de estos avatares el periódico mantuvo un contacto más estrecho con la sociedad gaditana, siendo ya un claro referente de todo lo que en ella ocurría, a la vez que continuaba su desarrollo tecnológico. En la década de los años sesenta se crea un servicio telegráfico propio que, con el tiempo, se reconvertirá en el departamento de teletipos, conectado a las principales agencias nacionales e internacionales. Y en 1967, con motivo del primer centenario del Diario, se pone en marcha en el edificio de la calle Ceballos una rotativa "Köning und Bauer Courier", que sustituyó a dos rotaplanas "Duplex". Protagonista de todo este proceso es Federico Joly Díez de la Lama, que estará al frente de la empresa hasta su fallecimiento en 1973.
INFORMAR Y EXPANDIRSE EN DEMOCRACIA
Sus hijos- la cuarta generación-, José Joly Höhr y Federico Joly Höhr, asumirán a partir de entonces la gestión y dirección de la empresa, dándole un gran impulso y desarrollo. En la cercana calle Hércules se construye el edificio donde nace INGRASA, llamada a convertirse en una de las grandes empresas impresoras del país. A la vez, la editora alcanza acuerdos puntuales con otras empresas regionales producto de lo cual nace la agencia de noticias Colpisa y, años más tarde, la sociedad Taller de Editores. En los años ochenta los ordenadores comienzan a entrar en la redacción y en los talleres mientras que la linotipias y las máquinas de escribir pasan a ser parte de la Historia del periodismo gaditano. Y nacen, en 1984, Diario de Jerez y en 1989, Europa Sur, para el Campo de Gibraltar. (En la fotografía, Federico Joly Hörh, padre de Diego).
José Joly Höhr, fallecido en 1987, y Federico Joly Höhr, que murió en 1999, pasaron el testigo a la quinta generación de la familia: los Joly Martínez de Salazar y los Joly Palomino. Mientras, Diario de Cádiz sigue evolucionando. El 20 de enero de 1990 abandona su centenario tamaño sábana, que aunque es el habitual en el resto de la prensa europea en España ya no se utilizaba, y se convierte en tabloide. Todo ello con una nueva apuesta tecnológica que supone la apertura de unos grandes talleres en el Polígono del Río San Pedro, en Puerto Real, con 8.000 metros cuadrados de extensión, y equipados, entre otras, con una moderna rotativa Uniman, entonces de tres cuerpos aunque más tarde tuvo que ser ampliada por la demanda de más ejemplares y paginación. La renovación tecnológica ha sido una constante en la empresa, tanto en la Redacción como en la producción del Diario. (En la fotografía, José Joly Höhr, padre del actual presidente del Grupo de Empresas, José Joly Martínez de Salazar).
EL PRIMER GRUPO EDITORIAL DE ANDALUCÍA.
Desde que en 1867 Federico Joly Velasco ve salir de imprenta el número 1 del Diario y su Departamento, un 'periódico de noticias nacionales y extranjeras, mercantil, literario y de anuncios', según rezaba su cabecera. Comienza la andadura del decano de la prensa andaluza y uno de los más antiguos del país. 14 de Septiembre de 2003. En los kioscos de la provicia de Granada, los ciudadanos cuentan con una nueva opción en prensa escrita: Granada Hoy. Se trata de la última apuesta empresarial del Grupo Joly, el primer Grupo Editorial y de Comunicación de Andalucía con siete cabeceras distribuidas en Cádiz, Sevilla, Huelva, Córdoba y Granada. En la década de los ochenta del pasado siglo vieron la luz dos nuevos periódicos, Diario de Jerez (1984) y Europa Sur (1989), pero ha sido en el último lustro cuando el Grupo Joly ha experimentado un mayor crecimiento con la aparición sucesiva de Diario de Sevilla (1999), El Día de Córdoba (2000), Huelva Información (2002) y Granada Hoy (2003), Málaga Hoy (2005) y Almería Actualidad (2007), llegando a las nueve cabeceras. El Foro Joly invita a personalidades de primera línea de la vida de España a hablar con las fuerzas vivas de la sociedad: la última sesión en Cádiz, Mayte Pagazaurtundúa, presidenta de la Fundación Víctimas del Terrorismo.







Trabaja para la construcción de la Casa del Mar -el Instituto hasta entonces había estado en la Cofradía de Pescadores- y durante su etapa se amplían la labor administrativa del organismo, aumentando las prestaciones a los hombres del mar. En el año 2003 se jubila de forma voluntaria con 61 años, para dedicarse al Diaconado, estando adscrito a la Parroquia de la Palma. Se ordenó en el año 2001 por el Obispo de la Diócesis de Jerez-Asidonia, Juan del Río.
De ahí pasa al mundo de las hermandades y cofradías -con el tiempo llegaría a ser presidente del Consejo Local-, con Manolo Pico Ruiz-Calderón, Luis Poullet, José Luis López Franco, Guillermo Romero Rivas. Después de una Semana Santa se plantean crear alguna asociación piadosa novedosa en el mundo de las hermandades, dando un vuelco a lo existente hasta entonces, que fuera “de silencio” y dedicada a las obras sociales. Estamos en 1950 y Felipe era el niño de la Hermandad, el más joven, con apenas 18 años de la Hermandad del Dolor y Sacrificio, en la que pasó por todos los cargos. Entre 1971 y 1979 fue Hermano Mayor. Durante su mandato, en 1975, se añade el paso de Jesús Cautivo. Felipe recuerda que la labor social ha estado presente siempre en la vida de la Hermandad, dedicando al menos el veinticinco por ciento a dichas actividades caritativas. (Los titulares de la Hermandad del Dolor y Sacrificio y Jesus Cautivo, expuestos en besamanos).
Cuando Felipe llevaba ocho años al frente del Consejo, el Obispo Rafael Bellido, conocedor de que nuestro protagonista quiere comprometerse de otra forma con la Iglesia, le propone que de un paso mas en ese compromiso y le invita a hacer los cursos de Diaconado. Esa decisión queda en suspenso al no aparecer nadie para sustituirle al frente del Consejo. El Obispo le anima a que busque a alguien y Adolfo Ortega se acaba haciendo con la presidencia del órgano de gobierno de las cofradías.







Como lo lleva todo para adelante, Pedrito también estuvo con Los del Carmen, el grupo de Sevillanas, entre los años 1988 a 1992, con Manolo Vaca y Miguel Lobato, en los papeles de managers.
LA HOSTELERÍA: LA CALITA.
«Elías Ahuja y Andria, Hijo Predilecto de El Puerto y uno de los grandes benefactores de la provincia, nació en Cádiz el 8 de enero de 1863, era hijo de uno de los dueños de las bodegas Sancho y fue enviado muy joven a estudiar a Norteamérica. A los cuarenta años ya era dueño de una fabulosa fortuna y director de los Nitratos de Chile. La gran depresión de los años veinte le sirvió para aumentar su capital y hacer nuevos negocios. Soltero y de carácter independiente, decidió regresar a España en 1922 y gastar su fortuna en obras benéficas. Elías Ahuja ponía como condición a sus donaciones que no se tuviera en cuenta la ideología del beneficiario y sí, únicamente, su necesidad. El principal beneficiario de las obras de caridad de este singular personaje fue la población de El Puerto de Santa María, donde construyó varios pabellones para el hospital de la ciudad, escuelas para los niños y unos comedores para necesitados en los que el propio Ahuja almorzaba dos veces por semana.
«El padre de Elías Ahuja era capitán y piloto y vivía en la gaditana calle San Francisco nº 38. Cursó sus estudios de primaria en Cádiz y en El Puerto de Santa María. Por motivos de negocios, al ser su padre Socio de la Casa vinatera Sancho, de El Puerto, que se llamaba entonces "Sancho-Ahúja", a los 17 años (1880) trasladan su residencia a esta Ciudad; y Elías Ahúja al cuidado del Agente General de dicha casa en EEUU, marchó a Boston, donde cursó en el Instituto Técnico la carrera de Comercio. A partir de entonces tuvo una muy intensa y variada actividad en el campo de los negocios, formó parte, como Socio, de la firma comercial "Hemenway & Browne". Se pueden citar firmas comerciales, lugares y fechas pero es difícil reconstruir con fidelidad su actividad comercial: Hemenway & Brown, General Motors Cars, Union Pacific, Tabacos de Cuba... en las más importantes ciudades de Estados Unidos. (Ilustración: Tarjeta de Visita. Colección L.S.A.)
En 1897 se apartó de los negocios, residiendo en varias poblaciones de Norteamérica, hasta que en 1903 se trasladó a la República de Chile como Vice-Presidente y Director de la "Dupont Nitrate Company" cuyos cargos desempeñó hasta 1915. En esos años formó parte de la Comisión nombrada por la Colonia Española para regalar a España por suscripción, un barco de guerra, con motivo de la guerra con los EEUU, recabándose la suma de un millón de pesos; y por su actuación, la Colonia Española le dedicó un homenaje. Fue un decidido protector de la Sociedad Española de Beneficencia Chilena, y de cuantos españoles llegaron hasta él; y al ausentarse de aquella República regaló a la Sociedad dos magníficos automóviles que poseía y otras cosas de valor para que, rifados, destinaran sus productos a necesidades de la misma. (Ilustración: azulejo publicitario de Nitrato de Chile).

HOMENAJE AL HIJO PREDILECTO.

Orden Civil de Beneficencia; Medalla de oro de los Exploradores y Medalla de oro Penitenciaria. Al proclamarse la República se encontraba en trámite la concesión de la Gran Cruz de Beneficencia. Lleva su nombre el Colegio Universitario de Madrid, en la fotografía.
Instalado en Estados Unidos, las noticias que llegan de él son cada vez más espaciadas. La guerra, la dura posguerra y no pocos problemas ocuparon la vida de los españoles. Elías Ahúja fue olvidado sin más. El verano de 1951 se supo en Cádiz que Elías Ahúja había fallecido en Nueva York el 20 de julio. Su obra en Cádiz le sobrevivió, pues la «Beneficencia Particular Elías Ahúja» terminó su actuación el 31 de diciembre de 1979, entregando el saldo de varios miles de pesetas a dos escuelas católicas locales.» (En la ilustración, esquela publicada en Diario de Cádiz. Colección V.G.L.). Artículo de Antonio Durán Azcárate.
Manuel Martínez Cordero, investigador porteño, está ultimando la biografía de Elías Ahuja que verá la luz en 2011. El autor del libro, de cuya portada ofrecemos la imagen que pueden ver a la izquierda, tiene en su haber otra publicación: ‘El Penal de El Puerto de Santa María: 1886-1981?, interesante historia del antiguo Monasterio de la Victoria adaptado a Penal tras la desamortización de los bienes de la Iglesia en el siglo XIX. Manuel Martínez es un porteño polifacético del que no vamos a contar más cosas aquí pues 

EL ANTIGUO HOSPITAL DE LA
En el siglo XX el edificio salvo la Iglesia que pertenece al obispado de Jerez , es comprado por la sociedad anónima “La Fidelidad“. Pero en 1923 la Congregación de Esclavas del Sagrado Corazón se hace cargo del edificio, por donación de esta sociedad con la condición de establecer en el mismo un colegio para niñas pobres. Las obras de rehabilitación y adaptación del edificio fueron costeadas por el conde de Osborne. Una vez instaladas las Esclavas del sagrado Corazón de Jesús, el inmueble funcionó como colegio, adaptado a los distintos planes de estudios, impartiéndose en la actualidad enseñanzas de infantil, primaria y secundaria. (Fotografía: Fachada del Colegio por la calle Misericordia, lugar habitual de entrada de los alumnos al centro escolar).
Pero volvamos al pasado: en el siglo XVII por decisión del duque de Medinaceli cede el edificio a los juandedianos, quienes por su buena administración y servicios convirtieron el mísero hospital en el edificio actual , con su patio de columnas, su amplia escalera, enfermería ventilada y buena iglesia. En el siglo XVIII se continúan las obras , a este momento pertenece el segundo piso. En el siglo XIX se destina a escuela primaria, la primera de carácter gratuito en la ciudad, pertenece a la junta beneficiaria municipal. A finales de siglo se convierte en biblioteca popular. Se ignora como fue el primitivo edificio, las primeras referencias se encuentran son del S.XVII en la Iglesia y del XVIII en escaleras, enfermería y despachos. En el S.XIX nuevas obras lo acomodan para nuevos usos como el de Biblioteca. (Fotografía: Altar Mayor y retablo de la Iglesia de las Esclavas).
LA IGLESIA: ESTILO BARROCO.
delante del presbiterio. Los azulejos que cubren la parte inferior de los muros y pilares de la Iglesia presentan motivos vegetales, florales y temas infantiles. Datan de 1923 y proceden de Triana, Montalván. (Fotografías: Fachada de la Iglesia de las Esclavas y detalle del azulejo trianero).
EL PATIO PORTICADO.



Dos meses antes de la vendimia, las mujeres de los integrantes de las cuadrillas venían por los cortijos de la zona buscando paja para preparar los colchones de sus hombres que luego cortarían la uva. Hogaño difícilmente se encuentran vendimiadores. Cuando se bebía vino, recuerdan en la Venta, todas las semanas se vendían 20 arrobas de 16 litros, y el consumo habitual, lejos de las cervezas y otros bebestibles, eran las medias botellas de vino, como medida para el trasiego en las reuniones de la parroquia. Aquella pequeña superficie comercial de hace 50 años, se resintió con la llegada del primer Simago a Jerez: ya las mujeres no se avituallaban tanto en la venta y por el contrario se las veía cargadas bajando desde la parada del autobús próximo, lo que hizo que el negocio se enfocara más a una casa de comidas y bar, que a almacén de conveniencia. (En la fotografía a color de la izquierda, arriba, Pedro y Pepe, de Arcos, Zapata el Pescadero y Rosillo, ya fallecido; abajo a la izquierda el guarda de la obra de Puerto I, ya fallecido y Miguel López-Cepero Gallardo).


Rafael Romero Arana, “Chamaco”, nació en Jerez el 2 de febrero de 1933 y pasó a mejor vida a finales de octubre del pasado año, a la edad de 75 años. Desde muy joven estuvo embarcado en pesqueros con base en nuestra Ciudad: entre otros el “Nuevo Moruno”, “Marichea”, “Danubio Azul” todos propiedad de Fracisco Perles Martínez, conocido como Paquito Marichea o El Follalata, casado con Julia Huertas de la Tonelería donde estaba el taller de Fosco Valimaña Lechuga. También navegó en los barcos pesqueros de los hermanos Juan, Jaime y Guillermo Roselló Castell: “Juan y Ángeles”, “Jaime y Angelita” y “Matilde Castell”. De los hermanos, con quien mejor se llevaba era con Jaime que se dedicaba a arranchar los barcos de la empresa y que, además, daba los correspondientes anticipos antes de salir para la mar, a los marineros. (Fotografía: Carlos Pumar Algaba).

A su muerte, su único hermano fue avisado y vino desde Jerez a arreglar los papeles y hacerle la postrera compañía. Los últimos años de su vida no probó el alcohol. A pesar de sus momentos sobrados de ingesta vínica, jamás se metió con nadie -a lo sumo te ofrecía una conversación inconexa que asustaba al no avisado- y cuando estaba sobrio se comportaba de manera exuisita. Iremos incluyendo algunas anécdotas de tan peculiar personaje que esperamos en los comentarios. (Chamaco, poco antes de fallecer).
Antonio Carbonell López, Secretario General que ha sido de la Cofradía de Pescadores hasta la desaparición de ésta, tenía una sección en Diario de Cádiz de nombre “La Meridiana” que alternaba con otros compañeros en dicho medio. De las más de 100 que escribiera, traemos a colación ésta dedicada a un marinero sanluqueño, Morgan, que, como Chamaco, desenfundaba unas imaginarias pistolas en un duelo igualmente imaginario, en sus correrías por el Bar La Lucha. Eran íntimos amigos y, además navegaron juntos algunos años. Esta Meridiana salió publicada el 4 de marzo de 2001.
"El pasado martes tuve la oportunidad de saludar a “Topillo”, embajador de la ciudad de la manzanilla en la Bahía de Cádiz, y me comentó que estaba gestionando la documentación necesaria para la jubilación de su compañero Antonio Ancela Reyes. En la grata conversación no dudé en preguntarle por la familia del pescador y recibí una inmensa alegría al saber que el hermano del mismo, “Morgan”, aún vivía y que estaba jubilado. En esos momentos comencé a recordar días ya lejanos pero de importante significación.
“MEDUSA” nace desde las entrañas de la propia desidia innata de la que la sociedad portuense hace gala en distintos periodos de su historia reciente. Ya se cuestionaban en sus principios la apatía que existía –y que aún hoy perdura- entre los portuenses de a pie, y que pregonaban a modo de señuelo en sus primeras soflamas para atraer a la concurrencia a los actos que organizaban: “...hartos estamos de decirnos y escucharnos que ‘en El Puerto no podrá nunca hacerse nada’, que ‘la gente de aquí somos así’. Pues bien no seamos más ‘así’, no seamos ‘gente’, sino personas, señores de nosotros mismos, capaces de asociarnos para alzarnos, apoyados los unos en los otros, en defensa de nuestra mejor parte…” Los primeros artículos de sus Estatutos tenían como objetivo la elevación del hombre por medio de la cultura, utilizando todos los medios y recursos que ésta te permite a través de una organización eficaz, regida por un grupo director explícitamente responsable de la consagración de los intereses de la propia Agrupación. Todo socio tenía el derecho adquirido por el mero hecho de serlo a participar siempre –salvo casos espacialísimos- gratis en los actos y servicios que se organizasen. La zangamanga que validaba todo lo anterior la encontramos en el artículo 23 de sus Estatutos que decía textualmente: "MEDUSA, Agrupación Cultural Portuense, estará siempre sometida a las direcciones pontificias de la Iglesia Católica, y al margen de toda política." Como no podía ser menos. (En la ilustración, el libro 'El Puerto de Santa María en la literatura española. Ensayo de una Geografía Literaria' de Manuel Martínez Alfosno, Doctor en Filosofía y Letras, Profesor Numerario de Lengua y Literatura en el Instituto Laboral de El Puerto. Publicación de MEDUSA).
El veintisiete de enero de 1961 se redacta el acta constituyente de esta Agrupación, siendo su primer presidente Manuel Martínez Alfonso que desde que llegó a nuestra ciudad diez años antes, se implicó tenazmente en elevar el nivel cultural de los portuenses, primero en el Instituto Laboral impartiendo su didáctica de la literatura; con la propia Agrupación “MEDUSA” y más tarde con la creación del bisemanario “La Voz de la Bahía”, publicación de la que nos ocuparemos en otra entrega de esta jerarquía de los tiempos. Junto al profesor Martínez Alfonso configuraron la primera Junta Directiva, José Luís Tejada, Rafael Tardío, Domingo Roa, Antonio García Amador, Francisco Muñoz, Antonio Pérez y los Rvdos. Padres Jesuitas Pascual y Montero. Ya por aquella época se encargaba de la comisión de prensa el polifacético pintor y poeta Rafael Esteban Poullet. Las iniciales cuotas de socios ascendían a la cantidad de 15 pesetas mensuales, celebrándose las primeras reuniones todos los jueves a las nueve de la noche. (En la fotografía, Manuel Martínez Alfonso, primer presidente de MEDUSA).
Su primera sede oficial estuvo ubicada en la planta alta del edificio del Círculo de Labradores y Profesionales, pasando más tarde y provisionalmente al salón de visitas del Colegio de San Luis, del que se trasladaron en junio del 61 a la Calle Jesús de los Milagros. Su deambular por El Puerto también les llevó al Colegio de la Pescadería, a la calle Larga, 97 y finalmente ya en la época de la incipiente democracia en las instalaciones de la extinta Organización Juvenil Española (OJE). En dieciocho años de existencia arengando a los portuenses con su ‘apostolado de la cultura’, demostraron con la sutilidad que caracteriza a las personas necesitadas de expresarse en libertad, que la mente humana es capaz de escabullirse delante de las propias narices de sus censores sin menoscabo de la dignidad inherente al ser humano. En su primer año de existencia consiguieron tener más de doscientos socios, lo que ya es un logro para una Ciudad como El Puerto, y llegaron a organizar unos cuarenta actos repartidos entre proyecciones de películas a través del primer ‘Cine-Foro’ que hubo en la ciudad, conciertos de música grabada, representaciones teatrales de autores tan dispares como Bernard Shaw, Valle Inclán, Shakespeare, Chejov y el propio Federico García Lorca, así como conferencias, exposiciones de artes plásticas y la creación de una revista literaria y de una línea editorial.
A fecha de hoy, y según palabras de su último y a la vez más joven presidente, el poeta Jesús María Serrano, “MEDUSA” entró en estado de hibernación a instancias suyas cuando tomó carta de naturaleza la Constitución Española de 1978. Curiosamente y ya en periodo democrático pero con las dudas existenciales de los de siempre, en una Semana dedicada al Cine Español en las dependencias donde se ubicó la OJE, y cuando se estaba proyectando la película ‘El Alcázar no se rinde’, irrumpió la policía nacional incautando todo el material cinematográfico relativo al pequeño certamen, con la clara intención de detener a los organizadores. El motivo de la denuncia: presuntas mofas al ejército. (Fotografía: Jesús María Serrano, último presidente de MEDUSA).

A veces, el Párroco, Cura Propio, Doctor en Sagrada Teología y en Derecho Canónico, Presidente de la Hermandad de San Pedro de Venerables Sacerdotes etc. etc., Don Antonio Cía Moreno, era ingenioso y otras veces demasiado caústico, irónico, mordaz, e incluso otras, sencillo, modesto, sabio y hasta delicado. Era un ser contradictorio e imprevisible. Una señora muy distinguida, descendiente, nada menos, que de los Lancaster de la Casa Real Inglesa, aunque portuguesa de nación, se dirigió a don Antonio, que estaba en la sacristía, para pedirle: -Mire, Don Antonio, yo quisiera decirle una misa a mis difuntos en el Altar de las Ánimas. Don Antonio, al punto, gritó: --Antoñito-- dirigiéndose al sacristán--prepara una casulla negra que doña....va a decirle una misa a sus difuntos en el Altar de las Ánimas. Ni que decir tiene que la señora quedó estupefacta y se marchó educada y discretamente. Con Juanito Cuvillo, tuvo también sus encontronazos Don Antonio Cía, porque terminada su etapa de dirigido espiritual con el Padre Lambertini, S.J., se constituyó en dirigido de don Antonio, quien cansado de oir sus cuitas amorosas, le dijo un día: --Mira Juan, si tu novia se casa contigo es que tiene más agallas que una caja de corvinas. Por cierto que Juanito --ser crédulo e inocente-- tropezó también con Don Antonio Lobo. Cierto señor de El Puerto, incisivo y maledicente, había dicho a Juanito que el Padre Lobo, antes de ser cura, había sido picador de toros bravos y, como se lo dijeron, se lo comunico al Padre Lobo, quien le contestó airado: --Dígale a don... que yo me cago en su puñetera madre.
En cierta ocasión mi madre tomó a una criada de un pueblo de la Sierra que vino con sus padres y se la encomendaron como que era la niña de sus ojos. Y mi madre la trató como había prometido. Pero ocurrió que los jueves por la tarde era día de salida y esta joven salía de paseo con las otras y con las amigas de las otras. Y se echó un novio. Y el novio la dejó embarazada. Aquello fue una verdadera tragedia. Mi padre llamó a los padres de la muchacha y llamó al novio a capítulo. En su despacho, mi padre, con el padre de la muchacha y el novio, recriminó al novio; el padre de la novia, instó al novio a casarse y a lavarle el honor a su hija; el novio, poniéndose en pie, altanero, le dijo que si quería lavarle el honor a su hija que le comprara un bidé, y se marchó, dando un portazo. Aquella situación pudo reconducirse y, al final, se preparó la boda. Mi madre fue con la muchacha a ver a Don Antonio Cía y éste, nada más verla, le espetó: --Tu, ¿qué?, que has puesto las tinajas antes que el olivar ¿No?. Pues se casaron y han sido muy felices y han tenido muchos hijos y comieron perdices. (En la Fotografía, Don Antonio Cía y Don Luis Caballero, alcalde de la Ciudad, poniendo la primera priedra del monumento a la Virgen, ubicado en la Plaza de la Iglesia, en 1954. También aparece en la foto Don Antonio Lobo, a la izquierda con bonete, solo se le ve la cabeza. Foto Colección Vicente González Lechuga).
Don Antonio Cía, en cambio tenía, a veces, rasgos de gran delicadeza. Para el día de Santa María Magdalena, todos los años, reunía a todas las feligresas de ese nombre y les encomendaba comprar unos tarritos de esencia de nardos. En un acto nada litúrgico, pero cargado de amor, Don Antonio, con el Sagrario abierto, leía el evangelio en que la Magdalena enjuga los pies del Señor con esencias y perfumes y Judas se lo recrimina y, tras una homilía, con un algodón empapado en esencia de nardos enjugaba el interior del Sagrario y los copones, que era una gloria oler, cuando se abría aquella puerta de plata del retablo que hizo en Méjico, en el XVII, el orfebre Don José Medina, y que había regalado el Capitán portuense Don Juan Camacho Jaina, primer editor de Sor Juana Inés de la Cruz. Dije que don Antonio Cía era un ser contradictorio e imprevisible. Ocurría que algunas novias o se prestaban los sombreros o los alquilaban y Don Antonio se daba cuenta del tejemaneje, porque irónica y maleducadamente le decía a la contrayente en el día más feliz -- o más infeliz de su vida: --A ese sombrerito ya lo he casado yo cuatro veces. (La fotografía muestra el Sagrario de Plata de 1685).
EL AYUNO ANTES DE LA MISA.
