Hace unos días se cumplió el 166º aniversario de la visita y estancia de cuatro días de la Infanta María Luisa Fernanda a nuestra Ciudad, una pequeña efeméride de la historia local que vamos a contar para aquellos que no la conozcan. En la fecha que nos vamos referir, noviembre de 1848, hacía 16 años que, tanto sus tíos los Infantes Francisco de Paula Antonio y su esposa Luisa Carlota de Borbón como su primo y cuñado, el rey consorte Francisco de Asís habían abandonado El Puerto, tras pasar todo el verano y bañarse en el río. Ella, que en la fecha que hemos referido, 1832, tenía tan solo unos pocos meses de vida, hacía dos años que había contraído matrimonio en Madríd con Antonio María de Orleans, en una “ceremonia dúplex”, celebrada en el Salón del Trono del Palacio Real, pues se casó también su hermana, Isabel II, con su primo Francisco de Asís de Borbón y Borbón-Dos Sicilias. Vivian en el Palacio de San Telmo, en Sevilla. /En la imagen de la izquierda, la infanta Luisa Fernanda de Borbón. Óleo de Federico Madrazo. Año 1847, un año antes de su estancia en El Puerto. Museo Romántico de Madrid. Reproducción de R. Puig.
En la primavera de 1848 los Duques de Montpensier mostraron su deseo de visitar El Puerto de Santa María, dirigiéndose el jefe de su Casa a las autoridades municipales para organizar la estancia oficial en la ciudad de Dª María Luisa Fernanda de Borbón, hermana de Isabel II, Infanta de España por tanto, hija de Fernando VII y de María Luisa de Borbón Dos Sicilia, conocida como María Luisa de Nápoles, a la que acompañaría su esposo, el Duque de Montpensier. En el municipio la noticia fue bien acogida, teniendo relativamente reciente el precedente de la estancia de su hermano menor, el Infante Francisco de Paula Antonio, su esposa Luisa Carlota y varios de sus hijos, en 1832, como antes apuntamos. Y a efectos prácticos, el ayuntamiento nombró una comisión que se ocupara de organizar, además del alojamiento, la intendencia necesaria para los cuatro días que duraría la visita de los duques y sus acompañantes y un programa de actos adecuado a la categoría de los huéspedes.
La comisión inició de inmediato sus actividades, dirigiéndose a los administradores o responsables de diversos edificios públicos para que procediesen al blanqueo y adecentamiento de sus fachadas, a la capitanía de marina solicitándoles las banderas que tuviesen en existencia en los almacenes del arsenal de Las Carraca y la de los buques que estuviesen en carena, convocando una reunión con el empresario taurino para determinar las “funciones de toros”, alertando a la banda música para que am- pliasen su repertorio y solicitando por escrito a don Francisco Javier García de Velasco ofreciese su casa de calle Larga para el hospedaje de los Infantes. /El inmueble escogido, hoy sede de la Delegación Territorial de Hacienda, en la calle Larga.
Realmente nos ha extrañado la elección de este inmueble, la casa número 123 antiguo y 76 moderno, edifico que alberga actualmente las oficinas de la delegación de Hacienda, casa de 263 metros cuadrados de superficie y dos plantas, que en aquella época tenía 6 habitaciones y cochera en el bajo y diez habitaciones en la planta alta, considerando la gran cantidad de inmuebles existentes en esa misma calle, de mayor capacidad e instalaciones. Pero esta fue, sin duda, la primera opción que barajó la comisión, tal como consta en el escrito que remitieron a su propietario con fecha 10 de junio de 1848. La única explicación que encontramos a esta decisión es que la casa no estuviese ocupada, salvo temporadas, por la familia de este ilustre anciano que en esa fecha tenía 73 años. Era Caballero Supernumerario de la Orden de Carlos III y Maestrante de la de Ronda y tenía su residencia habitual, desde 1825 en Alcalá de los Gazules. La respuesta negativa fue inmediata, dirigiéndose entonces, con fecha 14 de junio a Juan José Zapata, residente en Arcos que tenía arrendada la casa número 4 de calle Ganado, un enorme caserón situado en donde actualmente están el colegio de Nuestra Señora de la Merced y la escuadra de la calle Doctor Muñoz Seca. A vuelta de correos el Sr. Zapata escribió negando la cesión, indicando que el inmueble no estaba desocupado y que la necesitaba para su esposa enferma.

Arco triunfal instalado en honor de Isabel II, años mas tarde a esta visita, que bien pudo ser similar al que se levantó para la visita de la infanta Luisa Fernanda.
La comisión proponía, asimismo, saliesen a recibir a los ilustres huéspedes al termino de esta ciudad con la de Sanlúcar y “que se elevase un arco triunfal a la entrada de San Juan, con un asta y su bandera nacional y música militar colocada en dicha plaza que toque a su llegada” así como la colocación de banderas en ventanas bajas y colgaduras en los balcones por todo el trayecto, es decir, las calles San Juan, Luna y Larga, hasta el alojamiento de SS.AA. “y que se adornen los palcos de la plaza de toros y teatro sin que falten los refrescos de toda clase en uno y otro lugar” sin olvidar una iluminación especial y extraordinaria de los paseos públicos en los días que durase la estancia. Los gastos previstos se tasaron en 27.600 reales de vellón. De esta cantidad el ayuntamiento aportaría 3.000 reales, abriéndose una suscripción voluntaria entre los demás miembros de la corporación y el colectivo de comerciantes a los que especialmente les beneficiara la visita: extractores y al- macenistas de vinos, panaderos, mercaderes de ropa, etcétera…
El 18 de junio anunciaron que habían pospuesto el viaje (posiblemente por el estado de gestación de la Infanta, que debía estar de cinco meses en esa fecha) y el 2 de noviembre de ese mismo año volvieron a anunciar la visita para el 13 de ese mes. Volvió a formarse una nueva comisión, en esta ocasión mixta, formada por los munícipes Rodríguez de Guillén, Críspulo Martínez, García Valdeavellano y los comerciantes Carlos Carrera, Luis Urruela, José Antonio O’Neale y José Delgado. En vista de lo anteriormente ocurrido, el propio Sr. Alcalde Corregidor tuvo el detalle de ofrecer su casa de la plaza de la Iglesia para el hospedaje de SS.AA. El arco que habían preparado para el verano se instaló en la entrada de San Juan, se exornaron los edificios públicos, programándose funciones de teatro, se dotó de iluminación especial la plaza de la iglesia y los puentes de San Alejandro y San Pedro y se empavesaron los barcos surtos en el río. Del coto de Valdelagrana se trajeron cinco carretadas de lentisco para adorno de las plataformas y tablados instaladas en los paseos para las dos bandas de música que actuarían esos días: la del Regimiento de León y la del cuerpo de Artillería. Finalmente, para acompañar a SS.AA. y séquito en sus desplazamientos y velar por su seguridad. Desde Jerez llegaron dos compañías de Infantería y cincuenta caballos.
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De ser así, pocos años disfrutaron los 76 repobladores de Grañina de sus propiedades. Pero pasadas las razias meriníes les sucedieron otros…, hasta convertirse, ya a mediados del siglo XV, en un importante núcleo agrícola en manos de potentados terratenientes: a partir de 1458, de Pedro Jiménez Camacho, que heredaría su nieto Pedro Camacho Villavicencio, al que apodaban ‘el Rico’, miembros de uno de los linajes más importantes de Jerez y de los mayores hacendados de Andalucía, dueños también, entre otras propiedades rurales, del inmenso pago de Balbaina que se extiende por las campiñas de El Puerto y Jerez. A comienzos del XVIII las de Grañina eran tierras de García José Dávila Ponce de León, I Señor de Grañina, mientras que su hijo

Cuando muere una autoridad en una materia que nos es afín y que, además, es amigo, se nos produce un vacío que nos hace sentir un poco más huérfanos. Y por nuestra memoria discurre, como en una película, los momentos restrospectivos más sobresalientes del finado. A final de la primavera de 1970 recaló Luis María Ansón en El Puerto y me solicitó ver las cuadras de Terry. Y como postre le hice sacar del ramal a ‘Descarado II’, que en la Semana del Caballo de 1956, celebra en Jerez y auspiciada por Alvaro Domecq y Díez, obtuvo el premio, el Caballo de Oro, de Campeón de Campeones. Ansón se llevó para los suplementos dominicales de ABC un original titulado ‘Descarado’ que salió a toda plana. Con los años vi que Sebastián guardaba el artículo enmarcado. También Sebastián guardaba como oro en paño una foto a color de ‘Descarado II’ montado por la actual duquesa de Alba en el recinto ferial hispalense, seguido por Jacqueline Kennedy a lomos de otro singular caballo ‘Nevado’ de la misma ganadería. /En la imagen de la izquierda, fachada de dicho edificio en la calle Cielos.


A Joselito Buhigas le tocó ver nacer a ese estelar y perfectísmo caballo, Descarado II, hijo de Descarada que venía preñada del Novato y a Sebastián le tocó verlo morir a los treinta y dos años. Toda la zaga de Destinados, Bilbainos, Hoscos, Nevados, Habaneros... estuvo al cuidado de Sebastián, desde 1961 hasta su jubilación sobre 1985. Lejos han quedado sus triunfos en las Ferias del Campo, en las Ferias comarcanas, en el Concurso de Enganches de Jerez y en cuantos certámenes concurrió. Varios Campeón de Campeones entre los caballos de la yeguada de Terry. Infinidad de trofeos. Pero una cosa fue constante en Sebastián: la virtud de la fidelidad a su Señora, la Excelentísima Señora Doña Isabel Merello, Viuda de Terry, a la que tuvo el honor de pasear en triunfo, en el pitter rojo, el de los magníficos faroles antiguos, a la media potencia, por la pista del II Depósito de Sementales, cuando a su Señora le otorgaron el trofeo Caballo de Oro. Una fidelidad roqueña la de Sebastián en las alegrías y en las penas, en la salud y en la enfermedad, hasta su muerte este mes de noviembre. Descanse en paz".

En mi tiempo de estudiante en las Escuelas Profesionales de la Sagrada Familia, tuve la oportunidad de conocer a grandes profesores que algún día habrá que hacerle una nótula para mostrarle nuestro agradecimiento y a jesuitas entregados a su vocación sacerdotal, auténticos forjadores de hombres, preocupados por la formación integral de la juventud, preparando a hombres y mujeres para el futuro, reflejo de la visión de San Ignacio de Loyola tiene del Evangelio, amar y servir.




No fue hasta que D. Diego Ruiz Mata profesor entonces de la Universidad Autónoma de Madrid, visitara y conociera el yacimiento, guiado por uno de sus alumnos, nuestro amigo D. Juan Ramón Ramírez Delgado, quien iniciara en 1979 las investigaciones sistemáticas, de las que celebramos los 25 años.




Desde bien temprano, los comerciantes entonaban sus pregones, con mayor o menor acierto, y algunos con la gracia que da la sal de nuestra tierra, que de todo había. Lo que me inquietaba de esta fiesta, era ver como cada año, mi madre sacaba la postal de la Virgen del Carmen, con las ánimas benditas, y encendía una mariposa de aceite, durante varios días. Cada noche, al arroparnos y darnos el beso de buenas noches, hacía sus oraciones, en silencio y más de una vez se le escapo, alguna que otra lagrimilla. /Estampa de la Virgen del Carmen.



LOS 'DETENTE'.
Un correligionario de esa tendencia, de apellido Tomeu, hace ahora 115 años, escribió una carta abierta, publicada en el semanario de difusión nacional “El Motín” del 29 de octubre de 1899, de la que reproducimos el siguiente párrafo: “…aquí, en El Puerto de Santa María, un republicano y federal, Ramón Arvilla, ha colocado en la puerta de su casa esta chapa, símbolo de reacción y carlismo (los soldados carlistas usaban como escapularios estos “Detente”). Concibo que algún republicano, bien por falta de magín o por exceso de pusilanimidad, se atreva a combatir claramente a la iglesia; pero de esto a arrojarse en brazos de la reacción hay mucho trecho, y máxime si el que lo hace es persona ilustrada, que sabe mejor que yo los cadáveres que tiene que pisar y el río de sangre que vadear para ir desde el campo republicano a las tiendas del carlismo… la extrañeza por el acto de referencia ha sido grande, por ser el Sr. Arvilla hasta ahora hombre que ha inspirado a todos los suyos, privados y políticos, con la honradez más estricta; siendo esa la causa de que haya desfilado por delante de su puerta todos los republicanos de esta población; ninguno quería creer lo de la chapa sin verlo por sus propios ojos.”









A la izquierda, dibujo aproximado de la planta del hipogeo 2, aun no excavado, enviado a Madrid, a Diego Ruiz Mata en el año 1983.
Imagen de la Cueva Cantera. /Fotografía de José Ig. Delgado Poullet, Nani.



Finalmente, pero solo hasta el momento, en el año 2011, unos pescadores nos avisaron que en el gran espigón Sur del río Guadalete, en su desembocadura, se encontraba una piedra con unos grabados. Efectivamente, una gran piedra que a pesar de estar fracturada, conserva más de dos metros de altura y uno treinta de anchura, esta tallada por los tres lados que conserva. En la cara posterior está cubierta toda la superficie con pequeñas cazoletas, así como la lateral que también tiene otros grabados. Pero sin duda es la cara que consideramos delantera la que presenta una serie de grabados en círculos y otra serie de trazados que parecen estar en bajorrelieve.

