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Presentación: Comparsa de El Puerto de Santa María que representan en su tipo a Miguel de Cervantes con la ironía y seriedad que se le supone, y haciendo una escueta exposición de su vida y que el personaje se refiera a Cádiz; "y en tu pena mojaría la pluma mía"

Antonio Leal Jiménez, de padres alicantinos, nació durante la madrugada de un caluroso mes de verano, en la población manchega de Alcázar de San Juan, Corazón de la Mancha, en la provincia de Ciudad Real. Es una de las siete ciudades que se disputan el nacimiento de Miguel de Cervantes. A los cuatro años no quería ser nada, solo niño, a los nueve tener el pelo blanco  y a los doce Maestro.

Allí viviría, una infancia feliz, entre viñas, trenes y jugando alrededor de los molinos de El Quijote. Antes de concluir sus estudios de bachillerato cayó enfermo, y por ello durante casi un curso académico, se vio obligado a guardar reposo absoluto. Este acontecimiento le permitió que, además de crecer en altura, le naciera  una gran pasión por la lectura y la reflexión. Aprendió a conocerse descubriendo algunas de sus potenciales capacidades y sus muchas debilidades. También comenzó a comprender la importancia de la familia, del respeto, de la solidaridad, de la honestidad, la importancia del trabajo, la lealtad...

PRIMER ENCUENTRO CON EL PUERTO.
Viajó a El Puerto de Santa María, siendo jugador de baloncesto del Colegio de la Santísima Trinidad, donde estudió. Muy joven vino a San Fernando a jugar un partido clasificatorio para fase de ascenso. Los frailes Trinitarios les instalaron en la Pensión Frasquita en la calle Ganado en El Puerto, porque entre otras cosas tenía muy buena fama de ser un sitio “muy serio” y que se comía bien. A partir de ese viaje, tuvo muy claro donde quería vivir en el futuro. La ciudad, los habitantes y las gentes de El Puerto le sedujeron profundamente.

Inicia sus estudios superiores en la Universidad Complutense en Madrid. Siendo aún estudiante es seleccionado para trabajar en una de las compañías de comunicación más importantes del mundo. Sin duda alguna, fue su mejor escuela de aprendizaje. Tuvo la oportunidad de trabajar junto a grandes y famosos profesionales de Marketing y Creativos publicitarios.

VIVIR EN EL PUERTO.
Años más tarde tuvo la posibilidad de hacer realidad su deseo. Rechazó una importante oferta profesional de la empresa Carbonell, líder en el sector  de aceite, ubicada en Córdoba, precisamente donde nació su esposa, para venir a vivir a El Puerto de Santa María en los comienzos de los años setenta para trabajar en Bodegas Terry, donde desarrolló toda su vida  profesional. Importantes campañas de los vinos y brandies salieron de su departamento.

Si bien es verdad que los ejecutivos que se dedican a la publicidad tienen fama de manipuladores porque tratan de crear mercados, conduciendo al potencial cliente hacia el producto de la empresa para la que trabajan, este que nos ocupa, no es el caso. Posee el necesario gramo de locura para que muchas de sus actuaciones puedan ser consideradas genialidades.

La empresa Domecq en la década de los 80, intentó que formara parte de su equipo de Marketing en Madrid, ofreciéndole un importante puesto de ejecutivo con muy buenas motivaciones económicas. Por aquellos tiempos en Terry había grandes dificultades de supervivencia. Sin embargo su  decisión fue inmediata y clara: dar las gracias y continuar en Terry y en El Puerto de Santa María.

En la actualidad Antonio piensa , en relación a los vinos del Marco que «--Tenemos un producto singular, pero faltan talentos para manejar el tema. La mayoría de las bodegas se han dedicado a pelearse entre ellas, y la competencia consiste en construir, no en destruir. El mercado del vino de Jerez está especializado en Andalucía y nadie se ha preocupado en internacionalizarlo».

LA FAMILIA.
Casado con Adela Quintanilla, cordobesa, filóloga anglo-germánica y francesa, que desarrollo su vida profesional en los colegios porteños de Las Esclavas, Grazalema y La Salle. En El Puerto nacieron sus cuatro hijos, Silvia (licenciada en Filología Anglo-Germánica), Ricardo (Licenciado en Farmacia), Adela (licenciada en Derecho) y Borja (licenciado en Dirección y Administración de Empresas).

MARKETING SOCIAL.
Se siente feliz aportando toda su experiencia y conocimiento ayudando a colectivos desfavorecidos, o a cualquier causa social en general. «--Ahora tengo varios retos personales, como el tema del hambre, la educación y la recuperación de valores en los jóvenes». Su tesis doctoral fue un intento de  utilizar  técnicas de Marketing para mejorar la imagen social de las familias con hijos que padecen desajustes de comportamiento a nivel mental principalmente esquizofrénicos. (Su libro Gestión del Marketing Social, editado por McGraw-Hill /Interamericana de España es utilizado como Manual en varias universidades americanas y es consultado en temas de Solidaridad y Cooperación internacional).

Para Antonio «--La reforma psiquiátrica de 1984 supuso la desaparición de los hospitales psiquiátricos, y muchos enfermos regresaron a su entorno familiar. En la tesis lo que me preocupa son las actitudes que tenía la gente hacia los familiares con hijos esquizofrénicos y la aplicación de técnicas de marketing para conseguir un cambio de las actitudes y comportamientos hacia esas familias. En este trabajo me ayudó mucho el Centro de Salud Mental de El Puerto, porque hay unos profesionales magníficos».

ACADEMIA DE BELLAS ARTES.
El pasado cinco de febrero tomó posesión como Académico de Bellas Artes, con un discurso muy vinculado con la historia reciente de la Ciudad: «La malla de Terry, la Neurociencia y el Neuromárketing», donde ofreció un discurso científico y con rigor académico. En su intervención de ingreso enlazó cómo a principios del siglo XX alguien tuvo en El Puerto la idea de poner en una botella de brandy un estímulo distinto del resto de las presentaciones del momento. «--En 1905 doña Pepa Cuvillo, en su desaparecida casa de la calle San Juan esquina con Cruces, pensó que si le ponía una malla a una botella iba a conseguir un valor diferencial e iba a producir un estímulo en el cerebro del consumidor. Quise hacer un homenaje a toda la gente que ha trabajado en Terry. El Puerto se ha dado a conocer gracias a esas personas, que han contribuido a que la Ciudad y Terry sean una marca conocida en todo el mundo». Le respondió, el también académico Enrique García Máiquez.

De izquierda a derecha, Ana “Toti” Pérez, Carmela Bernal, Carmen Aguilar, Rosa Valiente, Francisca Pérez, Chari, Milagros Martínez Mulero y Gertrudis. 18 de Octubre de 1958. Patio de la casa esquina de Cruces con Arenas, donde estaba la lechería de 'el Pelao'. (Colección Encarni Pulido. Foto Rafa).

UNIVERSIDAD DE CÁDIZ.
En la Universidad de Cádiz, ha realizado importantes innovaciones es aspectos docentes e investigadores intentando llegar a conseguir los quería cuando tenía doce años: maestro. Desde la mítica Escuela de Turismo en la jerezana calle Compañía y la Escuela Universitaria de Estudio Empresariales allá por 1972, hasta llegar a ser un principal contribuidor para la creación de la Facultad de Ciencias Sociales y de la Comunicación en el campus de la vecina población de Jerez. Su última etapa en la Universidad en este año 2010 se substanció, principalmente, colaborando con el Rector en la responsabilidad de Director General de Marketing Institucional de la UCA. En la actualidad, se encuentra en situación de prejubilación, sin haber perdido vinculación con el organismo educativo, donde continúa colaborando desde otros ámbitos docentes, dirigiendo tesis doctorales, impartiendo lecciones magistrales de su especialidad, y como profesor honorario de la misma. 6000 alumnos han recibido sus enseñanzas.

Campus de Jerez, edificio universitario.

PLAN BOLONIA.
Su opinión sobre este plan de estudios universitarios es elocuente: «--Bolonia representa una excelente oportunidad para renovar las metodologías educativas y mejorar la oferta académica oficial. Supone una decidida apuesta institucional por participar en el proceso de armonización europea del sistema universitario español. Se trata de formar alumnos con una visión global, con mayores destrezas y habilidades. El alumno se convierte en el principal protagonista del nuevo escenario de educación, que está basada en el aprendizaje, en oposición a la educación tradicional basada en la enseñanza del profesor. También conlleva un cambio de paradigma educativo (pasándose de centrar la atención en la enseñanza y en el profesor a centrarse, ahora, la atención en el aprendizaje y el alumno), no basta con impartir docencia, pues hay que organizar, orientar y supervisar el trabajo y el aprendizaje de los estudiantes. Las universidades deberán seguir pendientes de los cambios que se producen en la sociedad, no sólo a nivel estatal sino también mundial, y, sobre ellos, deberán seguir adaptando su oferta académica, pues no puede pensarse que ningún título permanecerá en el tiempo sin la necesidad de introducir los cambios demandados».


Sus conferencias por importantes universidades europeas y americanas y sus publicaciones, así como su el trabajo realizado en el mundo de la empresa llevando el nombre de El Puerto de Santa María por todos los lugares, han hecho que Antonio, a sus 63 años, sea una referencia en el mundo académico y profesional en Comunicación y Marketing.

Hace pocas fechas hemos sufrido un grave problema colectivo en la ciudad: la acumulación de basuras en los contenedores destinados a su almacenamiento y en parte del acerado y pavimento de sus alrededores, debido a problemas financieros con la empresa que recepciona las toneladas de detritus que se recogen diariamente. En esta ocasión, no existían otras causas, ni laborales ni empresariales. Es decir, nada achacable a la extensa plantilla dedicada al servicio de limpieza, ni a la compañía concesionaria, Fomento de Construcciones y Contratas, la empresa más importante del sector en España, integrante del amplio parque empresarial dirigido por las hermanas Koplowitz. En realidad habría que matizar que, desde 1998, FCC es solo propiedad de una de ellas, Esther, que adquirió la parte de su hermana Alicia Koplowitz y Romero de Juseú, que es quien aparece en la imagen de la izquierda.

A estas alturas, ustedes se preguntaran, que tienen que ver las basuras, FCC y Alicia Koplowitz, una de las cinco personas más ricas de España, agasajada por los políticos -especialmente por Esperanza Aguirre- y con un reconocido talante de mecenas de la cultura y las Bellas Artes, pues es patrono, entre otras, de la Fundación Príncipe de Asturias y del Museo del Prado, con "Gente del Puerto", donde se difunden y dan a conocer  personas relacionadas con nuestra ciudad, conectadas con ella  por su nacimiento, vivencias o muerte.  Voy a intentar explicarlo.

Resultado de la 'Huelga de Calandrias', nombre del vertedero donde las empresas que los gestionan han impedido que los residuos sólidos de la Ciudad fueran depositados allí por unas diferencias en cuanto a los precios públicos del servicio con el Ayuntamiento.

Me confieso un enamorado de la teoría de "los seis grados de separación" ideada en 1929 por el escritor húngaro Frigyes Karinthy, según la cual, toda persona del mundo está conectada con cualquier otra a través de, como máximo, una cadena de otras seis personas distintas. Parece increíble pero es estadísticamente cierto, aunque no podemos extendernos aquí en poner algún ejemplo práctico, salvo el recurrir a ella para encontrar una cierta similitud con la conexión portuense de esta ilustre dama contemporánea con El Puerto.

Prácticamente, casi todos conocemos que su padre, creador del imperio empresarial, era un judío alemán que huyó del nazismo en los años treinta del pasado siglo, contrayendo matrimonio en España con una señora de la buena sociedad madrileña. Pero es mucho menos conocida la personalidad de su esposa, madre de las hermanas Koplowitz. Se llamaba Esther Romero de Juseú y Armenteros y su madre, abuela de Alicia, Mª Josefa de Armenteros y Peñalver  fue sexta marquesa de Casa Peñalver. (En la imagen de la izquierda un diagrama de la Teoría de los Seis Grados de Separación, con Alicia Koplowitz, como objeto del estudio).

Apenas cumplida la mayoría de edad, Alicia Koplowitz, ya rica heredera y recién casada, debió sentir nostalgia de algún título nobiliario, considerando la cantidad de ellos que disfrutaron sus antepasados por línea materna (Marquesado de Casa Peñalver y Marquesado de Cárdenas de Montehermoso) retomando el pleito que el juzgado de Primera Instancia nº 18 de Madrid había iniciado su madre contra Fernando Sainz de Inchaústegui, marqués del Real Socorro, sobre mejor derecho al uso del mismo título nobiliario. La sentencia del pleito declaró ser mejor y preferente el derecho de la demandante. Recurrida ante la Audiencia Provincial fue confirmada en todas sus partes y, recurrida nuevamente en casación, ante el Tribunal Supremo por el demandado, fue desestimado el recurso, confirmando la sentencia de Instancia.

Uno de los argumentos más sólidos de la reclamación fue la probanza por la parte que demandaba de: "... haberse acreditado el matrimonio de aquel de quien todos tienen causa (marqués del Real Socorro) con doña Rita Luciana de Castro -que se pretendía impugnar de contrario por inválido- al contradecir esas manifestaciones, declaraba la mejor línea legítima de la actora..." El I marqués del Real Socorro, título concedido por Carlos III en 1770  al cubano José de Veitia y Rentería, sería compartido por su esposa, marquesa consorte, la también cubana Rita Luciana de Castro, nacida en La Habana.

Y aquí entra la conexión portuense, porque el padre de la marquesa era un emigrante, nacido en El Puerto de Santa María en 1681, que contrajo  matrimonio en la capital caribeña en 1722 con Ana de Espinosa, hija también de emigrantes portuenses, pues fueron sus padres el alférez Andrés de Espinosa, que nació en El Puerto en 1645 y Petrona R. de Monteser, que igualmente era natural de esta ciudad, donde nació en 1690.

El suegro portuense del I marqués del Real Socorro y abuelo materno del II, Francisco de Castro y Bravo, ejerció en nuestra ciudad en la primera década del siglo XVIII como Alguacil Mayor de MIllones y era hijo del sevillano Gabriel de Castro Barba de Ribera y de la portuense Luciana Bravo, con la que había contraído matrimonio en la Iglesia Mayor Prioral en 1676. Dos siglos y pico después de su creación, en 1984, Alicia Koplowitz se posesionó como titular del marquesado que una lejana pariente, de ascendencia portuense, ostentó igualmente. En la actualidad, desde el 2000, lo ostenta su hijo Alberto Cortina Koplowitz, al que lo cedió. (Textos: Antonio Gutiérrrez Ruiz. A.C. Puertoguía).

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No fueron solamente Ángel Martínez, ni su sobrina Carmela los que hicieron figuritas de Nacimiento en El Puerto, aunque es lo cierto que Angelito y Carmela fueron los más notables y famosos en toda España.

Sin embargo, esta Navidad debo traer aquí el nombre de otra artesana que, aunque natural de Ubrique, floreció en El Puerto, en los años cuarenta y cincuenta. Se trata de Juana López Ruiz, conocida por “Antonia, la de los Muñequitos”. Casada con Juan García Laynez, de Rota, ella trabajó en el Hospital de San Juan de Dios, como limpiadora, cocinera y él de enfermero. Vivieron en la calle de las Cruces, enfrente de Purullena, en la casa que fue de Bononato el de los pies grandes, y allí comenzaron a crear muñequitos de Nacimiento populares, con la ayuda, a veces, de un hermano de Juana, Alfonso López Ruiz. Luego pasaron a vivir a la “Casa de Aguado” en la Plaza del Polvorista, donde y que sea por muchos años, ha vivido hasta hace un par de meses el hijo de Antonia y de Juan, Manolín.

(En la imagen de la izquierda fotografía de Juana 'o Antonia' facilitada por la familia.)

En esa casa vivió “Antoñita, la de los muñequitos” y hasta hace un par de meses ha seguido viviendo su hijo Manolín.

Con el barro que sacaba de una cantera, en el camino de “Las Boneas” –”Las Monedas”–, en un barrero que era de la Viuda de Terry, a la que, anualmente, Antonia, pedía un papelito, para que el guarda no se metiera con ella, tenía ya la materia prima. El resto era dar forma a la arcilla, blanquecina y albariza. No tenía moldes, ni modelos. Lo suyo era la inspiración, movida por los dedos, de la que salían amagos de la Virgen, de San José , del Niño, de los pastores, de las ovejas, de las cabritas, de los camellos con los Reyes, de ángeles, de Herodes y sus soldados romanos… todos cocidos rudimentariamente en un bidón lleno de serrín, y, finalmente, decorados con unas pinturillas que Antonia compraba en casa del Cárave. El resultado era de lo más “naïf” y tierno que pueda pensarse. Y de lo más primitivo. Estaban –sin saberlo ella–, umbilicalmente entroncados con el arte ibérico, o con el púnico, como si el tiempo y los milenios no hubieran pasado.

Remigio Andújar, el de la Electra Peral, el del tambor de la banda de Dueñas, el de la Cruz Roja, llegó a tener un completísimo Nacimiento con figuritas de Antonia y todos los años lo colocaba –distinto– en su casa. Muchos clientes hubo en Rota, en Jerez, en Puerto Real, en Cádiz… Pero, pasada la Navidad, Antonia, o Juana, se dedicaba a crear figuras de toreros, de picadores, de toros, de alguacilillos, de mulillas, con la misma ingenua gracia. (En la imagen de la izquierda, Remigio Andújar).

Los puntos de venta fijos estuvieron en la Zapatería del Tito, en casa de “La Trabuca”, en la calle Ganado, frente a “Rueda”, y el marido de Antonia, Juan, tenía puesto ambulante que situaba, en la misma puerta del Bar Rábago, en La Pacilla.

Yo, cuando vi la exposición de “i Fenici”, en el Palazzo Grassi, en Venecia, el año 1988, me acordé, asombrado, de Antonia y me vino a la cabeza aquello de Juan Ramón Jiménez, tajante: “No existe arte popular, sino tradición popular del arte” (Texto: Luis Suárez Ávila).

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José Luis García Ruiz, hijo del porteño Victoriano García Linares y de la jerezana Victoria Ruiz Flores, nació en Jerez, el 24 de abril de 1947, pues su madre fue desde El Puerto a dar a luz a casa de su abuela, como era costumbre por entonces. Aquel año, mientras le cuidaba una tía abuela en la casa de la Plaza de la Herrería y sus padres estaban en el Cinema España, ‘vivió’ la Explosión de Cádiz. Tiene otra hermana menor, Mariví, que vive en Cádiz. Está casado y tiene tres hijos. Y una carrera profesional de lo mas variada, que hace que nos sintamos orgullosos de tener un paisano de su capacidad y su valía, como podrán comprobar.

Su padre, Victoriano García Linares, era natural de El Puerto, pero hijo de santanderino de La Montaña (Cabanzón). Así que José Luis está emparentado con varias y conocidas familias de montañeses en El Puerto: los Sordo, Rábago, Gutiérrez, etc. Su abuela paterna, Efigenia Linares, murió teniendo Victoriano semanas de vida. Fue criado por su tía Nieves Linares, de los propietarios del Rancho Linares –frente al Parque Acuático—y el Bar Los Pepes.

Su madre, Victoria Ruiz Flores, era natural de Jerez. Los abuelos de José Luis se instalaron en la casa de la Plaza de la Herrería del siglo XVIII que todavía subsiste  reformada, esquina a la calle Ribera del Río –en la actualidad hay una pizzería--, propiedad de su bisabuela materna que instaló en aquel edificio una sucursal del negocio de fabricación de fundas de paja para botellas, explotado por su abuelo materno. Los abuelos maternos volverían a Jerez a hacerse cargo del negocio principal al inicio de los años cuarenta del siglo pasado.

LA CALLE SAN JUAN.
De pequeño vivió en la casa número 5 de la calle San Juan esquina a Postigo. En ella su abuelo, Luis García Caso abrió un almacén de Ultramarinos complementado con mayoreo de todo lo necesario para sus clientes. Fue, al parecer, un negocio boyante pues en él se surtían la gente de campo –los mayetos—que cultivaban múltiples huertos que ocupaban los terrenos que fueron expropiados para lo que luego fue la Base Naval de Rota, en su parte del término de El Puerto. Allí tenían crédito indefinido, hasta la recogida de las cosechas. Con dicha expropiación el negocio empezó un lento pero continuado declive. Desapareció al inicio de la década de los ochenta. Su padre vendió el inmueble –está previsto que en esa esquina junto con la finca colindante de Postigo se construya la plaza José Morillo León—y se marcharon a vivir a Jerez, a poca distancia de la casa de José Luis, hasta el fallecimiento de ambos.

Con sus padres, en la azotea de la casa de la calle San juan, al fondo podemos ver la calle  San Juan esquina con Meleros. En esa casa vivía la familia Barbudo. Eran cuatro hermanas, Marina, Juani, Cecilia e Isabel y un hermano, José Juan --Pepe Barbudo--. En su casa pasó nuestro protagonista muchas horas; se iba muchas tardes porque D. Arturo padre tenía la colección completa del Coyote y otros libros interesantísimos y José Luis era ya, desde los seis años, un lector empedernido.

Hoy lunes 29 de noviembre ha comenzado la demolición de la casa de la calle San Juan, 5,  esquina con Postigo, la que fuera vivienda de José Luis. Tras la demolición ha quedado este solar.

PORTUENSE TRUNCADO.
Su condición de portuense se frustró como consecuencia de una enfermedad de su madre. Así pasó a vivir con unos tíos jerezanos que no tenían hijos y que en la práctica le prohijaron. Por eso anduvo desde los cuatro a los nueve años en un movimiento permanente entre Jerez y el Puerto, que se decantó finalmente por Jerez cuando realizó el ingreso en el Colegio de los Marianistas  en el que  ya continuaría hasta los diecisiete. Pero cada verano, hasta los catorce años en que empezaron a mandarle al extranjero por aquello de los idiomas, volvía puntualmente a El Puerto con sus padres.

Fotografía en el colegio de la calle Luna, de los 6 a los 8 años. El colegio de la calle Luna, sucursal infantil del de la Pescadería y el cariño de la señorita Adela. Al año siguiente, el respeto imponente que causaba D. Ciro Morata Torres, hombre admirable hecho a si mismo que pasó de guardia civil a practicante, a costa de sacrificios y esfuerzos…

IMÁGENES DE LA INFANCIA.
Recuerda José Luis “las primeras imágenes son infantiles, algo imprecisas, de contornos vaporosos, casi misteriosos. Aquella casa de la calle San Juan, esquina a Postigo, con su patio de losas de tarifa y aquella sillita con que me cruzaban la calle para recibir mis primeras letras de las hijas de Don Antonio Cosmen en el bajo de su casa. Aquellas monjas del asilito de la calle Cielo, con sus tocas almidonadas…  Las ululantes lechuzas de la Prioral que escuchaba despavorido por las noches…  La inmensidad de la playa de la Puntilla, con el Himalaya de los montes de arena que la separaban de la selva inabarcable que eran los pinares de San Antón… (En la imagen de la izquierda, con su hermana Mariví, en la playa de La Puntilla).

Los azules coches Bootello… La barbería de Rojita en la calle Luna donde me cortaron por vez primera unos casi tirabuzones rubios que yo tenía….La misteriosa casa de la plaza de la Herrería, propiedad de mi bisabuela jerezana, alquilada por cuartos a una multitud de  pescadores alicantinos y en la que se había refugiado  la Yaya, que era una tía de mi madre, jacarandosa y aflamencada, indistinguible, en mi penumbra evocadora, de las conocidas fotos de Estrellita Castro, y llena de las historias mágicas derivadas de una existencia aventurera vivida hasta la última peseta y la última copa. y en cuya compañía, según me contaron años mas tarde, viví con pocos meses la explosión de Cádiz, mientras mis padres estaban en el Cinema España…”

Luis Suárez Ávila ha escirto del que fuera su vecino José Luis: "Me traslada a nuestras infancias felices, en nuestras casas, la tuya el número 5 y, la mía en el número 19, de la calle San Juan de El Puerto de Santa María, y  a un día de Reyes, en que te pusieron a ti una moto,  casi de verdad, con su faro y su piloto que se encendían, y hacía, al darle a los pedales, un  ruido como de fingido motor. A mí se me iban los ojos detrás de esa moto, porque a mí me habían puesto Sus Majestades de Oriente un caballo de cartón, enorme, con una de las manos levantadas, tordo habado, con su montura vaquera, obra de Brotóns, el artesano de Jerez.    Y envidiar la moto de José Luis, no sé si fue una temprana opción por la vanguardia  frente a lo caduco; por la modernidad frente a  la tradición. O, a lo mejor, simple arrebato, curiosidad y capricho por lo apetecible en aquel momento. Más bien esto último". (En la imagen de la izquierda, con la recordada moto roja y su hermana Mariví, en el Parque Calderón).

"Y luego, --continúan los recuerdos de nuestro protagonista-- los mejores meses de Agosto de mi vida, pues aquí los pasé todos los años siguientes hasta que cumplí los catorce, y que vieron mi tránsito de la infancia a la adolescencia en un decurso de recuerdos que empieza con aquellas jornadas temporalmente infinitas de playa y, sin solución de continuidad, parque --Calderón, claro está, ¿cuál otro podría ser?--. Y la torta del Canal y el cruce de éste hasta la terra incognita del otro lado; y el Castillito; y las excursiones a la punta La Colorá; y  los cines de verano --Macario, Colón, España, mucho más tarde creo recordar que el Avenida--. Y el Bar Central, su ensaladilla y las copitas de Padre Lerchundi, el primer vino que probé en mi vida… "

LAS NIÑAS DE EL PUERTO.
Y a vueltas con sus recuerdos de aquellos años, José Luis rememora "Decurso  que continua sobre todo con el recuerdo de  la efervescencia hormonal de aquella edad y el descubrimiento de aquellas niñas de El Puerto tan rematadamente guapas que hacían verdad la copla del arropiero tantas veces cantada, con aquella su americana blancuzca doblada sobre el brazo que sostenía el canasto de las arropías: “Tres cosas hay en el Puerto que no las tiene la Habana: Las bodegas de Terry y Osborne,  mujeres muy guapas muy guapas y el tío de la americana….lan laralan lanlana”

“Esas niñas de El Puerto y algunas veraneantes que, es otra evocación que me viene, solían ser casi siempre parejas o tríos de hermanas: Las Insua, las Merchante, las León, las Gay, las Bellvis… aunque os confieso que yo bebía los vientos por Mery Nuchera y como un flash irresistible se me viene a la mente el temblor con que, sentado a su vera,  vi una película inolvidable, aunque no recuerde cual era, en el Cinema España”.

De izquierda a derecha, fila superior: Mery Nuchera, Celia Insúa, Lalo Muñoz, Ana María Insúa. Elisa Muñoz Manzanera. Fila inferior: José Luis García Ruiz, Aldo –italiano con familia en El Puerto–, José Luis Calle, periodista de ABC con casa, todavía, en El Puerto, Juanele y Jose Miguel Merchante. Verano de 1960. (Foto Aguilar. Colección: Celia Insúa Lavín).

LOS AMIGOS.
“Y de aquella época también quiero evocar a los amigos de El Puerto. En primer lugar los clanes familiares que compartían con nosotros la franja de la Puntilla en que se ponían concordadas las casetas: Los Py, más que amigos familia, los González Herrero, los Thuilliers, los Paullada Porras… Y a continuación los amigos coetáneos: los Suárez, Luis, Juan, Jesús, y su batería de primos; los Merchante –Manuel Jesús, José Miguel, Fernando, Javier, y su otra batería de primos sevillanos, creo recordar que Cobos de apellido; los Gutiérrez Colosía, los Rodríguez Rendón –Paco y Pepe- y otros apellidos que me vienen a la mente como Rábago, Peralta, González Muñoz… En fin, tantos y tantos…”

PERIODISMO EN MADRID.
José Luis marcharía a Madrid para estudiar en la Escuela Oficial de Periodismo, en unos convulsos años universitario, reflejo del mayo francés. Y se incorporará con su correspondiente titulación, como redactor y miembro del Consejo de Redacción de la revista “Cuadernos para el Diálogo”, bajo la dirección de Joaquín Ruiz Jiménez, revista que en los setenta de siglo pasado se erigió en un foro de sectores democráticos. Ruiz Giménez, democristriano, se convertiría en el primer Defensor del Pueblo de la nueva era democrática. José Luis permanecerá en 'Cuadernos' entre 1968 y 1972, con el paréntesis del Servicio Militar. (En la imagen de la izquierda, Joaquín Ruiz Giménez, fallecido en 2009).

MILITAR DE DOS ARMAS.
Nuestro protagonista estuvo como aspirante a Alferez de Infantería en el Campamento de Montejaque (Málaga) y también en la Marina. Y es que es de los pocos españoles, además del Rey, que pueden presumir de haber vestido distintos uniformes militares. La explicación no es otra que la de ser un represaliado –modestísimo, según él-- en el Franquismo y su condición de agitador en la Universidad de Madrid, exagerada por el Servicio de Información Militar,  dio lugar a su expulsión de las Milicias Universitarias y reenvío a la Marina. Tras pasar por el Cuartel de Instrucción de San Fernando pasó el resto del servicio militar en El Ferrol. Afortunadamente ello ocurrió cuando acababa de terminar ya en la Universidad, así que no le causaron grandes perjuicios. (En la imagen, José Luis, vistiendo uniforme de dos armas: tierra y mar).

EL MUNDO DEL DERECHO.
También obtendrá su Licenciatura en Derecho, emprendiendo su devenir  como abogado en ejercicio del Ilustre Colegio de Madrid y como socio en el Bufete Peces-Barba y Asociados, “como una premonición de tu devoción por el estudio del Derecho Constitucional, al lado de quien, con los años, sería uno de los padres de nuestra Constitución vigente” como afirma el letrado y paisano de la calle San Juan, Luis Suárez. Luego, el doctorado en Derecho por la Universidad Complutense de Madrid, su incorporación a la Universidad como Profesor Adjunto por oposición, mas tarde en excedencia, de Derecho Político, y su vuelta al sur, a la ciudad donde vivió su adolescencia:  Jerez, en la que se implica en la aventura docente del Colegio Universitario y la Facultad de Derecho de la Universidad de Cádiz, también en Jerez. (En la imagen de la izquierda, Gregorio Peces-Barba).

CATEDRÁTICO DE DERECHO CONSTITUCIONAL.
Acaso de su etapa con Peces Barba le viniera la inspiración para animarse a estudiar y obtener con brillantez la Cátedra de Derecho Constitucional en la Universidad que compatibilizará con diversas ocupaciones en el mundo de la empresa y, más adelante con la Dirección del Departamento de Disciplinas Jurídicas de la Universidad de Cádiz.

José Luis García Ruiz con Luis Caballero Florido.

En el Palacio de la Moncloa, en 1988, entrevistándose con el presidente del Gobierno, Felipe González, en calidad de presidente de FEDEJEREZ.

LA EMPRESA Y LAS ORGANIZACIONES EMPRESARIALES.
Se incorpora al mundo de la empresa en 1974 como Director General de las Bodegas Sánchez Romate, S.A. y Viñas, S.A. puestos que desempeñará hasta el año 1986. Al año siguiente, en 1987 y hasta 1996 ocupará dado su prestigio en alza, la presidencia de la Federación de Bodegas del Marco de Jerez (FEDEJEREZ); la Vicepresidencia de la Federación Española de Industrias de Alimentación y Bebidas (FIAB), y una Vocalía de la Junta Directiva de la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE). Además en 1992 será el presidente de la Comisión de Negociación Colectiva de la CEOE.

El 12 de abril de 2002, S.A.R. don Felipe de Borbón, firmando una bota en la Bodega de San Ginés, en presencia de García Ruiz.

José Luis, acompañando al entonces presidente de la Junta de Andalucía, Manuel Chaves, en una visita a la sede del Consejo Regulador del Sherry.

PRESIDENTE DEL CONSEJO REGULADOR DEL SHERRY.
En 1997 ocupará la Presidencia del Consejo Regulador de las Denominaciones de Origen Jerez-Xérès-Sherry, Manzanilla de Sanlúcar y Vinagre de Jerez, así como miembro del Consejo Social de la Universidad de Cádiz y de la Fundación Universidad-Empresa, puestos en los que permanece hasta el año 2003.

Tomando posesión por cuarta y última vez en el Consejo Económico y Social del Estado.

MIEMBRO DEL CONSEJO ECONÓMICO Y SOCIAL DEL ESTADO.
Ha sido  miembro del Consejo Económico y Social del Estado desde 1991 a 2009, y es miembro, actualmente, del Consejo Consultivo de la Junta de Andalucía, del Consejo Andaluz de Universidades, del Consejo Asesor de Diario de Jerez y es además asesor del Grupo Editorial Joly, que publica nueve periódicos en Andalucía.

PUBLICACIONES.
Es autor de los libros “Desarrollo Político y Constitución Española”, “El Recurso de Amparo en el Derecho Español”, “El Derecho Propio de Andalucía”, “El Consejo Económico y Social” e “Introducción al Derecho Constitucional” y de más de cuarenta trabajos de su especialidad publicados en revistas científicas o en libros colectivos.

Durante su discurso de ingreso en la Academia de Bellas Artes, de izquierda a derecha, José Luis García Ruiz, Luis Suárez Ávial, María del Carmen Cebrián y José Luis Lojo. Mayo 2010.

ACADÉMICO DE SANTA CECILIA.
Es el último académico hasta la fecha elegido por la Academia de Bellas Artes, en sesión celebrada el 21 de enero de este año, tomando posesión en el Castillo de San Marcos el pasado 28 de mayo de 2010, con el discurso de ingreso: “Un problema secular en España: la cuestión territorial”. En los prolegómenos de su intervención afirmaba: “Para mi este acto y este marco significan mucho más que una satisfacción académica porque constituyen más que cualquier otra cosa, un reencuentro. Pero no es un reencuentro cualquiera sino uno muy especial porque está impregnado de un sin fin de evocaciones que, como en una situación de duermevela, han ido viniendo a mi mente haciendo renacer un cúmulo de imágenes, aparentemente olvidadas pero que estaban en mi subconsciente, de aquellos tiempos discontinuos en que fui tan feliz en este Puerto de Santa María al que ahora formalmente retorno. Tiempos eternos de la infancia y la adolescencia, tan diferentes de los fugaces y efímeros que enmarcan la madurez”. Fue contestado por el letrado, académico y colaborador de Gente del Puerto, Luis Suárez Ávila. Pertenece además, como Académico de número, a la Real Hispanoamericana y al Ateneo de Cádiz.

Casado con María Antonia Prado Peinado, periodista y abogado y desde hace muchos años, letrada de carrera en el Ayuntamiento de Jerez. En la imagen, con sus tres hijos, de mayor a menor Luis, Andres y Jaime en el año 2000, día de la graduación del pequeño.

Hablando sobre el vino del Marco del Jerez en la web Biografía Moderna del Vino de Jerez, un docuweb en torno al Jerez y su mundo, impecable sitio en internet de Antonio Lobo.

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‘Se vive con la esperanza de llegar a ser un recuerdo’ Antonio Porchia

El tiempo pasa inexorablemente, el pasado, presente y futuro está a pesar del largo tiempo transcurrido y por transcurrir, unido, parece fue ayer, pero hemos pasado rápidamente a un mundo de tecnologías que han eliminado imágenes en nuestras vidas que por suerte seguimos teniendo en la memoria, y de eso se trata este escrito, de recordar aquellas figuras hoy obsoletas.

Capilla de la Sangre, en la calle Palacios esquina con Nevería, (frente al Bar Apolo y la Óptica, más tarde aquí estuvo el Bar La Mina) desde donde está tomada la foto que presenta un precioso empredado de la calle, con aceras de doble losa de Tarifa.

Ya no tropiezas en una calle empedrada cual calzada romana que un empedrador se esmeraba en nivelar, ni calles llenas de chinos no con tiendas de todo a cien como ahora, sino calles llenas de chinos pelúos que fueron poco a poco sustituidas por esos adoquineros que rellenaban de tierra, que con una cuerda marcaban la línea y que colocaban poco a poco esos pesados adoquines dejando un dedo de espacio para rellenar más tarde con cemento y que reinauguraban como un avance y minimizaban el traqueteo de las carretas, haciendo un poco más felices a los carreteros, a los ciclistas de ruedas macizas y los dueños de los primeros seiscientos.

Los arrieros enfilaban a primera hora sus burros  al servicio del calero hasta la playa a por arena en viaje de vuelta a la calería por la calle Santa Lucía. Cerones a rebosar, borricos adornados por el diseño de los guarnicioneros y con las espuertas de esparto a lomos para aprovechar el viaje de cada borrico que fueron habilidosamente creadas por los esparteros.

Empezaba el día y los barrenderos comenzaban su faena cargando las espuertas de goma con aquellas dos medias paletas metalicas y aquél escobón de palo largo y grueso con el ramillete de esparto que planeaba constantemente sobre las aceras arrastrando las colillas de los celtas y los peninsulares. Por delante el varillero que había acudido a la llamada de los vecinos porque las pozas estaban atascadas y había que retirar la arena.

La mañana era en el pueblo medidor de vida, de actividad comercial, el sillero con su manojo grande de enea arreglando las sillas que los taberneros tenían desfondadas y obligaban a sus clientes a tener que sentarse sobre el palo haciendo equilibrios mientras se echaban al gaznate de un tirón el vaso de vino blanco. El zapatero remendón dejaba su canto para ver pasar a las muchachas zurcidoras que con esas habilidosas manos arreglaban las carreras de aquellas medias que vendía bajo precio el estraperlista como de calidad y traídas del extranjero y que mostraba a sus clientas con el mayor de los misterios.

Pepín el barbero colocaba sus paños blancos sobre las estanterías de cristales a la espera del primer cliente, Pepe el tendero de Ultramarinos Genaro apuntaba ya en el papel de estraza las primeras cuentas y las pinchaba en aquél alambre en el que contabilizaba los “mandáos fiáos”. El carbonero de la calle Nevería con la boina calada hasta las cejas y la cara ennegrecida preparaba el picón para las anafes, el ditero con su gordo cuaderno en el sobaco y sobre el brazo prendas de vestir empezaba su recorrido diario para apuntar con un lápiz grueso que mojaba con saliva los a cuentas de sus clientes antes que llegaran los cobradores de los bancos y de las tiendas. El dulcero sacaba a pasear aquellas sultanas de coco y “güevo”. El lechero, el mielero y el recovero se hacían los amos de las casapuertas. El matarife se encaminaba al matadero con su atillo de cuchillos afilados, el picapedrero y el cantero se enfilaban hacía la sierra de San Cristobal, El Puerto era un clamor de prosperidad. Los tejadores no paraban de faena que tenían,  e iban de la mano de los desollinadores con aquellas escobas larguísimas de caña llevándose todo el negro hollín de aquellas chimeneas cocinas. Y al quite de ellos el “encalaó” con su cubo de cal viva y sus escobillas para acicalar las casas y dejarlas listas para el verano.

El herrero de las Siete Esquinas adornaba sus cierros y balcones compitiendo en el martilleo con los toneleros, y los arrumbadores movían las botas y toneles por la calle Valdés de una bodega a otra. El hielero en su carricoche le hacía competencia desleal al heladero, que pedaleaba incansable, vendiendo junto con el hielo aquellas botellas de gaseosa “La  Revoltosa” fresquita que competían con La Casera para apoderarse del mercado.

Las calles principales eran un hervidero de gente moviendo el comercio, con su bata gris o marrón claro en algunos casos con una larga hilera de botones, el recadero iba de un lugar a otro llevando y trayendo paquetes y recados,  el cuchillero pregonaba sus navajas de Albacete, el paragüero ofrecía sus varillas y sus arreglos, el alfarero paseaba a lomo de su mulo sus cántaras y vasijas de barro, la entrada al Mercado de Abastos era una exposición mostrada sobre atillos a partir carillo de chucherías de Severo,, el buhonero esparcía sus peines, botones y baratijas,  más allá el alpargatero mostraba orgulloso los últimos diseños, el marroquinero mostraba sus artículos de piel o imitación generalmente, carteras, bolsas de todos los colores, billeteras, tejedores que vendían sus sábanas de lino y gruesos “jerseis” de lana con muchos coloridos.

La gente prosperaba, arrinconaban  los pantalones con parches en el culo, había futuro, se creaban empleos para toda la vida, el cobrador del tranvía iba como un almirante engalanado, el prestamista se apoyaba en su bastón y asomaba el pico de un pañuelo blanco en el bolsillo superior izquierdo de su chaqueta y aguardaba impasible a la espera de recuperar su dinero, el alguacil del ayuntamiento llevaba presto para ejecutar en su carpetilla  los mandatos del alcalde andando más que un peón caminero.

Los niños cantábamos el Cara al Sol al entrar cada mañana al colegio, nos “endiñaban” nuestra dosis de leche en polvo y de aquel queso amarillento que se pegaba al cielo de la boca y nos íbamos cantando “Paloma si vas al monte....”. Jugábamos en las calles Palacios y San Bartolomé al atardecer mientras las golondrinas y vencejos revoloteaban y de forma acompasada se oía el cacharrareo del latero, del hojalatero que te hacía un cazito con una lata de leche condensada, a Dª Virginia, profesora de piano vecina de mi abuela y de Manolo Martínez Alfonso, y de los Govantes, siempre de negro y de roete con su do re mí, al piano.

El campanero se volvía loco tirando de una y otra soga para hacer sonar las campanas para el rosario. Apenas éramos interrumpidos en nuestros saltos de las “papas cocías”, en nuestra pelota al ruedo, la lleva, lleva... cuando pasaba el colchonero que ofrecía sus servicios de vareo de la lana o  la borra de los menos pudientes despelmazándola con gran habilidad para poder ser usado el colchón como el primer día, el afilador que hacía sonar su chiflo con su música tan característica, que cuando era requerido le ponía aquella correa ancha de cuero a la rueda de madera que elevaba sobre un caballete y que con un motor hacía girar para afilar los cuchillos y las tijeras produciendo aquellas chispas que salían despedidas con fuerza y  nos hacían soñar en dragones. Antonio el barquillero con su canasto de mimbre repleto de barquillos y con su reolina para probar suerte. El arropiero que iba camino del parque Calderón para apostarse en la entrada con sus arropías de color rosa y pegajosas.

Un parque que se llenaba de gentío paseando a las fresquitas oliendo a papas fritas y buñuelos, a pescaíto frito y viendo de reojillo esas gambas y langostinos de Romerijo que eran entonces para unos pocos, las tajaítas en la puerta del bar La Marea, los ostiones. Los americanos en el Santa María, caballitos de sube y baja, niños llorando y riendo en el carro de “las patás”; el cerillero que se acerca para ofrecer esa cajillas de cerillas finas que dejaron olvidados a los encendedores de mechas largas amarillas veteadas de negro.

El limpiabotas con su caja y su silloncito de madera con un acolchado filiteado y que se anuncia con su “limpiaaaa", y atento a todo el fotógrafo con aquella caja roja llena de fotos en sus laterales puesta sobre un alto trípode y dejando caer por un lado aquella larga manga negra. Casa Flores, Los Portales, Las Rejas, Ceballos no eran lo que es y siguen en el presente. Y como si formara parte del parque, un Tonino esperando le llamaran maricón para asomar por la manga su muñon; a mí me conocía: decía "--Tú eres el hijo de Milagros": el Chumi con dos barcas por zapatos, el Guarigua al que le cantabamos "Ya se murió Guarigua, Dios lo perdone, se lo ha llevao volando, los cigarrones"; el Baba con sus pellizcos, La Guachi con su canasta de mariscos y cantando, cuando estaba agustito "Terry, Terry, Terry, el de la maya dorada", el Papi patatas fritas de noche, pescado de día, iglesia y procesiones a la sombra de D. Manuel Salido, el Tagarnina y su radio de deportes solo del Racing, de aquél de la fábrica de Vipa en la que veíamos a un Manolo de Central, a Fenoy de lateral o a un Ricardo pañuelo en la frente... goleando al Jeré, Luichi con sus devaneos, bailoteo de muñeca y respuesta para todo, un Ratón de gorra y bastón ataviado de pañuelo al cuello, y es que el Parque Calderón era la artería nocturna de El Puerto.

De izquierda a derecha, Tonino, El Chumi, El Papi, El Tagasnina. (Fotos: Miguel Sánchez Lobato).

Ya se acercaba la noche lo indicaba el mamporrero de los caballos cartujanos de Terry que charlaba animadamente con el herrador a la salida del trabajo. El acomodador del Teatro Principal de Nuchera llevaba la linterna en la mano porque ya empezaba la función. En El Puerto ciudad próspera ya no teníamos serenos y perdimos el canto de las horas en punto y sin novedad, tampoco fareros, dejamos de tener esos barqueros que nos cruzaban el río Guadalete desde la playa de la Puntilla a la de Valdelagrana y viceversa en la desembocadura del río y cerca de la torta en la que jugábamos al fútbol cuando bajaba la marea, mientras la virgen del Carmen atenta era saludada por los barcos en sus idas y venida a la mar. Un río que desde el vapor nos dejaba ver en su ribera al cordelero trenzando cuerdas de cáñamo y esparto girando la manivela hasta montar una única y gruesa maroma. Un poco más allá los rederos con su agujas de madera arreglan las artes, reparan las redes de pesca a la vuelta de los barcos de faenar, ajustan las relingas de flotadores y plomos. Montones de trasmallos y algunas nasas, pollos de pelea en sus jaulas  de madera, gallinas inglesas picoteando restos de pescado seco.

Redero en la Avda. de la Bajamar, donde hoy se encuentrar el último aparcamiento, frente a La Nueva Dorada. (Foto: Rafa. Archivo Municipal).

Las gaviotas acompañan  con su vuelo majestuoso al vapor desde la barra hasta puerto, cierras los ojos para soñar despierto recibiendo en tu cara los rayos del sol humedecidos con la brisa marina y me transporto a aquellos días en que viví en Campo Lugar un pueblito de Cáceres en dónde conocí al pregonero que haciendo sonar su trompetilla  “turú, turú, de parte, del señor alcalde, se hace saber...." y nos hacía saber todo lo que acontecía a la vez que como hombre anuncio nos indicaba las mejores ofertas de sandías y melones y a quién la chiquillería, al menos mis hermanos y yo no habituados, les seguíamos como su cuadrilla particular.

Allí había bastante menos ajetreo que en El Puerto, gallinas y cerdos por las calles paseando libremente, mulos y cerones, el trillero, el talabartero, dedicado a sus menesteres, el aguador con su cisterna tirada por un borrico y que proveía llenando las cántaras de los vecinos, amaneceres para otras profesiones distintas, segadores, resineros, hacheros, recolectores, porqueros, mesegueros, capadores, molinero, albarquero, curtidores, bataneros y aquellas señoras lavanderas que con un rosquete sobre su cabeza soportaba cestas de ropas camino del río...  la sirena del Adriano II llamó de nuevo mi atención, ya estaba atracando y preparando un nuevo viaje a Cádiz. (En la imagen, Francisco Gómez Badillo cabo primera de la guardia urbana dirigiendo el tráfico en un pedestal con sombrilla en la Plaza de las Galeras, en 1960).

Espero que con esta narrativa haya traído recuerdos, que no es sino una forma de homenajear, y aunque uno no sea un juglar ni un contador de historias,  ni un bufón más bien un cagajonero de la vida, sea yo mi propio verdugo y que como un praegustador pruebe yo mismo a modo de veneno mis propios devaneos con el recuerdo. (Texto: Manolo Cruz Vélez).

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Enrique Pedregal Valenzuela nace en 1937 en el número 7 de la calle San Juan, quinto hijo del matrimonio formado por Enrique Pedregal, natural de El Arahal (Sevilla) y de la jerezana Ángeles Valenzuela Carribero. Los hermanos Paquita, Conchita, Eugenio, Miguel, Enrique, José María y Angelita serían los hijos de tan numerosa familia. Enrique viviría, a lo largo de su vida también en la calle La Palma, Nevería, San Bartolomé, San Sebastián, Santa Luciía y, desde 1980, en la esquina de Santo Domingo esquina y vuelta con San Bartolomé.

En 1937, año del nacimiento de Enrique, fueron alcaldes de El Puerto, Francisco Quijano Rosende y Antonio Rives Brest. Rafael Alberti publica ‘De un momento a otro’. Llega a El Puerto el músico Francisco Dueñas Piñero, que entra a prestar sus servicios en el Ayuntamiento. El General Modesto mandaba la 4ª División del Cuerpo del Ejército de Madrid. El 14 de enero fallecía en El Puerto, José A. Ruiz de Cortázar y Sanginés, Interventor de Fondos del Ayuntamiento, casado con Luisa Tosar y Zurututza. Fueron fusilados, en el término de El Puerto, la madrugada del 4 de enero, Luis García Sahagún, maestro nacional y ex-primer teniente de alcalde del último ayuntamiento republicano de Sanlúcar, junto a él, el hijo el ‘Quincallero’ de la Plaza de San Roque, ‘el Manga’, secretario que fue de los viticultores y ‘el Chato de la Dehesa’ padre, todos ellos de Sanlúcar. Al mes siguiente, en febrero, el General Franco le concedía la Medalla Militar individual al falangista Fernando Zamacola. El alcalde socialista de Torre Alháquime Pedro Pérez Álvarez fue condenado a muerte y fusilado en El Puerto el 2 de julio de ese año.

Imposición de la insignia de la Juventud de Acción Católica en San Joaquín, con Don Luis Bellido y Luis Almansa.

Estudió en La Divina Pastora, en la calle Luna y con D. Juan ‘el Cojo’, y más adelante en Campano (Chiclana) interno, donde coincidiría con Pepe Macías, Pedro Gutiérrez Maza, Manuel Villanueva entre otros. De vuelta a El Puerto, estudia en La Pescadería, donde coincidirá con Joaquín Solís, Pepe Alba, Antonio Benjumeda, Pepe Crespo, … hasta reválida de sexto, quedándose como profesor, donde permanecerá por espacio de 7 años, dejando la docencia el primer año en el que este colegio se traslada a los Jesuitas, por incorporación al negocio familiar de los muebles.

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Trabajando en la mesa de despacho de su padre, que todavía conserva.

Huérfano de padre desde los 13 años, Muebles Pedregal era llevado por su viuda, Ángeles Valenzuela, una trabajadora infatigable, que a veces no dormía de noche, trabajando, para poder cumplir los compromisos y sacar a tan numerosa prole adelante, que además regentó un almacén de Ultramarinos en la esquina de San Bartolomé con Federico Rubio, donde está el Bar Triana.

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Durante unas maniobras, haciendo el Servicio Militar.

Hijo de viuda, trabajando, pidió varias prórrogas posponiendo el Servicio Militar que acabaría haciendo en la sede central del Ministerio del Ejército en Madrid, con 26 años. Recuerda Enrique que allí se comía y se vestía bien –estamos en 1963--, dando clases por las tardes a los que no sabían leer y escribir. Su destino final sería como administrador de diferentes campamentos. Era ministro del Ejército por entonces Camilo Menéndez. De su don de gentes queda la anécdota de que acabaría tomando copas con el ministro en una cafetería cercana al ministerio.

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Con su novia, Milagritos Cárave, con la que ya casado tendría cuatro hijos.

Se casa en 1966 con Milagros Cárave García y se va a vivir a la casa familiar en San Bartolomé, frente a la portada barroca del Instituto Santo Domingo. Con Milagros tendrá cuatro hijos que le han dado nueve nietos.

HERMANDAD DEL OLIVO.
En 1960 se suma a la iniciativa de aquellos cuatro jóvenes que la tarde del Domingo de Ramos de 1960 de fundar una nueva hermandad en El Puerto, El Olivo, que este año ha cumplido los cincuenta de existencia. Formó parte de aquellos 20 hermanos que, aportando cien pesetas cada uno, conseguirían adquirir los enseres imprescindibles para sacar, al año siguiente la Hermandad a la calle. Y recuerda a Luis y Enrique Ortega, Chemari Gutiérrez Colosía, Antonio Herreros, … Para sacar adelante la Casa de Hermandad de la calle San Sebastián, --las Escuelas Pías de la Aurora—se organizaron diversas campañas: la Operación Ladrillo, la Operación Vigueta. Estuvieron incluso a punto de comprar la Iglesia de las Capuchinas al promotor inmobiliario Fernando Medina, de FERMESA, operación que no cuajaría. Enrique Pedregal fue Hermano Mayor de El Olivo durante un mandato.

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En la Feria, de izquierda a derecha, María del Carmen Gómez, Antonio Romero Castro, Enrique Pedregal, Milagros Cárave, Paquita Fernández Vélez y Antonio Otero, de Obras Públicas.

HELO LIBO.
Con Antonio Romero Castro se puso a la faena de montar una caseta en la Feria de Ganado –la versión de día de la Feria de Primavera— en el Palmar. Pusieron de moda la venta de tickets usando para ello el kiosco que se utilizaba para la venta de tickets en las Carreras de Caballos de Valdelagrana. Aquellos fueron vinos de Jiménez Varela los que se llevaron a la Feria.

Al año siguiente, fueron a un sitio mejor, con la caseta más amplia, llegando a vender 1000 medias botellas de Fino Quinta, que costaba entonces 25 pesetas. Ese año inventaron los tickets vendidos antes de la Feria. Y ya desde siempre llevarían los vinos de Osborne.

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El año del Pregón de Helo-Libo, de izquierda a derecha, Juanin Varela, Juan Durio Siloniz, Enrique Pedregal, Paco del Castillo, Manuel Martínez Alfonso y, de espaldas, Ventura Lozano Moreno.

En 1992, conocedor como nadie de la historia de la caseta y de la Feria, pregonó el Decimoprimer Pregón de El Olivo, cuya caseta ya había conocido otras ubicaciones: 2 en El Palmar, 1 en Crevillet y 2 en Las Banderas. Artífice del palabro ‘Helo-Libo’ lo que viene a significar ‘Aquí Bebo’, recuerda como se popularizaron en Crevillet los pollos asados y la venta de lechugas aliñadas en el interior de la Caseta. Y rememora cuando el torero ‘El Viti’ reapareció en El Puerto durante la corrida de Feria: dos autobuses de Vitigudino (Salamanca) habían venido a verlo, pero estuvieron tan a gusto en la Feria que no pisaron la Plaza de Toros y se enteraron del festejo por la crónica radiada de D. Manuel Rosales, ‘Don Puyazo’.

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En 1995, en la Caseta de Helo-Libo, con algunos prgoneros de la fiesta:   Juan Ignacio Varela Gilabert, Manuel Martínez Alfonso, Serafín Álvarez-Campana Gaztelu, Francisco del Castillo-Merino Tellería, Juan Durio Siloniz, Luis Suárez Ávila, Enrique Pedregal Valenzuela, Jesús Nogués Ropero, Venancio González, Antonio Muñoz Cuenca y Juan Villarreal Panadero, conjuntamente.

GRANDES ALMACENES.
Los principios de la tienda, cuando los muebles llegaban en bruto y había que terminarlos en el almacén, son memorables. La casa de la calle Nevería habaía pertenecido al padre del poeta José Luis Tejada –don Felix Tejada—y, aunque primero estuvieron de alquiler, será a finales de la década de 1950 cuando adquieren la propiedad del edificio. Aprovechando un viaje de la matriarca a Barcelona, Enrique desmontó la vivienda familiar y también la usó como zona de exposición. Se incorporan al negocio su hermano Eugenio, que vivía y trabajaba en Barcelona y su cuñado Benjamín Lora. Habían nacido los nuevos Muebles Pedregal y se quintuplicaron las ventas.

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Con 'la competencia' los hermanos Diego y Antonio Pantoja del Puerto, tomando una copa de Fino Marinero.

Durante un tiempo existieron en El Puerto dos grandes casas de venta de muebles: Pedregal y Pantoja en la calle Larga; mas adelante vendrían Mobilandia y otros. José Pantoja, natural de Medina y padre también de una prolífica descendencia, tenía un estudio de fotografía en la calle Ganado. Era curioso observar como, en la propaganda en los cines, y luego también en letra impresa en los periódicos de la época, el eslogan publicitario que promocionó Enrique era: “Si, pero… Muebles Pedregal es mejor”, algo que hacía sin meterse con nadie, pero en clara alusión a la competencia, algo prohibido en la normativa publicitaria española. El logotipo de la firma era la ficha del Dominó del 3 doble, y en las esquinas del centro se podían ver las ofertas anunciadas en una especie de cartelera de cine, en este caso, de muebles.

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En la Base Naval de Rota, recibiendo la acreditación como único miembro civil del Club 'Hay Motivo'.

LA RECONVERSIÓN.
El edificio emblemático de cuatro plantas de la calle Nevería se construiría en el solar que dejó la casa en 1972 y que traería la transformación, muy de la época, hacia un nuevo concepto, el de Gran Almacén. Ya no solo se atiende al particular sino a los promotores inmobiliarios de la zona que entregan apartamentos amueblados. Luego vendrían organismos oficiales y grandes colectivos: la Base Naval de Rota, los Cuarteles de Infantería de Marina de San Fernando, el Cuartel de la Legión en Ronda, Diputación, ayuntamientos, … Todo desde la calle Nevería. La empresa llegaría a tener a 35 trabajadores en plantilla y una importante flotilla de vehículos, además de almacenes fuera de la sede central de Nevería.

Las grandes superficies, la competencia salvaje desde otros grandes almacenes de la provincia e incluso fuera de ella llevan a la reconversión de Muebles Pedregal que se acaba deshaciendo del inmueble de Nevería, que venderá al Ayuntamiento y hoy es sede del Área de Bienestar Social. La firma se traslada a la Plaza de Isaac Peral y luego a Nevería, muy cerca del antiguo Ayuntamiento, cesando en la actividad en la última tienda que tuvo hasta hace algo más de un año en la calle Luna arriba y unas naves en los Polígonos Industriales. Su hijo Eugenio continúa con la actividad de los muebles como delegado en Andalucía de importantes firmas de muebles de oficina e industriales.

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Durante una procesión del Corpus, la Corporación Municipal bajo mazas, a su paso por la Plaza de Isaac Peral. De izquierda a derecha, Federico Aguirre, Oficial Mayor y los concejales Antonio Benjumeda Abreu, Francisco Manzano Ortega, Juan Ponce, Enrique Pedregal y Antonio Cólogan. Detrás las representaciones de la Guarcia Civil, Capitán Luis Fiteni, la Marina, el Ayudante Manuel Sañé Mateo y el Juez de Primera Instancia, José Luis Suárez Gutiérrez,, acompañando al alcalde Terry Galarza; detrás de éste el comandante de la Policía Municipal, Manuel López.

EL TERCIO FAMILIAR.
Entre 1948 y 1973, se celebraron nueve elecciones de concejales en los municipios españoles. Los ayuntamientos de la etapa franquista estaban constituidos por concejales procedentes de tres sistemas de acceso al cargo o bloques: el tercio familiar, entre personas conocidas con algún tipo de trayectoria en El Puerto que se presentaban y podían ser votadas, exclusivamente, por los cabezas de familia, pero que tenían que cumplir algunos requisitos (en 1968 se reformó la ley y las mujeres casadas pudieron ser elegibles y electoras en los comicios de concejales del tercio de representación familiar, pudiendo ejercer este derecho en las municipales de 1970 y 1973); el tercio sindical, que eran los concejales elegidos por los sindicatos verticales;  y el tercio a propuesta del Gobernador Civil que conformaban los ediles designados por los dos grupos anteriores entre vecinos miembros de entidades económicas, culturales o profesionales de la localidad, o entre vecinos de reconocido prestigio. Los propuestos, como se ha dicho, lo eran por el Gobernador Civil de la Provincia, a su vez Jefe Provincial del Movimiento, que era quien, además designaba al alcalde. Ese tercio familiar fue el primer resquicio de democracia aparente, por el que empezaron a entrar en los ayuntamientos personas que no eran afines al régimen y con otro tipo de inquietudes.

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Jurando su cargo como concejal. De izquierda a derecha, Alfonso Osborne Vázquez, Carlos del Poyo Navas, Fernando T. de Terry y el Secretario General, Jaimen Fernández Criado. 1973.

Enrique entró como concejal en el Ayuntamiento por el Tercio Familiar en 1973, siendo el más joven de la Corporación con 35 años, junto a Manuel Martínez Alfonso, catedrático de Instituto y Manuel Pérez Pichaco, exportador de pescados, siendo alcalde Fernando T. de Terry Galarza y permaneciendo en la corporación hasta el final de los ayuntamientos franquistas, en 1979; en esos años, en plena Transición Política, se cambiarían las normas de acceso a la alcaldía, siendo el alcalde elegido por los concejales en lugar de por el Gobernador Civil.

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Como concejal de Transportes, acompañando a Fernando T. de Terry y a un joven presidente de la CEA, Gerardo Díaz Ferrán, inaugurando la nueva flotilla de auobuses urbanos.

ALCALDE (1978-1979).

Enrique ocuparía diferentes concejalías así como la Cuarta Tenencia de Alcaldía hasta llegar a la Primera. Entre sus responsabilidades como edil tuvo las de Urbanismo, Tráfico y Policía, Hacienda, Abastecimiento de Aguas, Trasnsportes, Polígonos Industriales, Matadero… fueron siete años de intensa vida municipal en las que tuvo como presidente de la Corporación Municipal además de a Terry, a Manuel Martínez Alfonso y a Javier Merello Gaztelu, al que sustituyó por fallecimiento de éste en Octubre de 1978.

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El alcalde Enrique Pedregal se dirige a los detallistas del Mercado de la Concepción, ante la presencia de miembros de la Corporación, con motivo de la Festividad de dicho centro. De izquierda a derecha, Rafael Moreno Porto, Francisco Sara, Federico Aguirre, Agustín 'el Sanluqueño', Manuel Gutiérrez 'el Cochino', Pedregal, Rafael Sevilla López, Juan Ponce y Juan Martín Vélez.

En aquellos siete meses recuerda que se daría licencia al Casino Bahía de Cádiz, se remodelarían las Plazas del Polvorista y de la Herrería y administraría los escasos recursos de que disponía en una institución abocada al cambio. Se pasaba el día en el Ayuntamiento y es que se llegaría a conocer el funcionamiento de la casa, por dentro. Permanecería en el cargo hasta las elecciones municipales que trajeron los ayuntamientos democráticos con la elección de Antonio Álvarez Herrera el 19 de abril de 1979.

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En la imagen, con Juan Manuel Torres, cediéndole terrenos del Patronato de Vivienda para uso municipal.

PATRONATO DE LA VIVIENDA.
Para Enrique, lo mejor que le pasó a El Puerto para la erradicación de la infravivienda y la creación de las primeras viviendas en propiedad para muchos trabajadores porteños. Formó parte del Patronato de la Vivienda ‘Virgen de los Milagros’ con Fernando T. de Terry. El alcalde era a su vez el presidente de dicho organismo. Enrique, tras su paso por la alcaldía y como todos los que habían sido alcaldes con anterioridad, pasaban a ocupar una vicepresidencia en el Patronato, así que fue vicepresidente de Antonio Álvarez Herrera, primer alcalde del actual periodo constitucional. Los nuevos ayuntamientos, ya con Álvarez fuera de la alcaldía e incluso fuera del Patronato, se desentendieron del organismo, incluso se llegó a crear otro de nombre parecido y una empresa municipal Suvipuerto, que es la que tiene ahora las competencias en la creación de viviendas sociales. Al aparecer Suvipuerto, con Enrique como presidente final, se liquidaría el patronato, repartiendo los activos económicos, según disponían los estatutos, en centros sociales: Cruz Roja, Apadeni, Lucha contra el Cáncer, Sol y Vida, Asilo de Ancianos, etc… hace aproximadamente cinco años.

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Enrique y Milagros, durante las Bodas de Plata matrimoniales, apradinados por sus hijos.

ASOCIACIÓN DE EMPRESARIOS.
A finales de la década de 1980 crea junto a un grupo de emprendedores, la Asociación de Empresarios de El Puerto de la que resultaría elegido su primer presidente, repitiendo durante varios mandatos. Martillo del gobierno local socialista, le llegaría a decir al alcalde Torres: “--Me voy a convertir en tu Pepito Grillo”. Bien es cierto que se entendería mejor con el alcalde independiente que saldría de las urnas de 1991, Hernán Díaz, al que apoyó en su candidatura doblemente: retirando una iniciativa para la creación de un partido local, auspiciado por el propio Pedregal y otro ex alcalde Fernando T. de Terry y ayudando económicamente, como otros empresarios a aquel partido que nacía en 1990.

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Pulsar sobre la imagen para ver a tamaño ampliado.

De izquierda a derecha y de arriba abajo, fila superior: Juan Luis Hernándo, Miguel Pedregal Valenzuela, José Troncoso, José Sánchez, Carlos Cárave, Maribel Flor Pedregal, Manuel Conejo, Loli, Paco López, Miguel Lobato. Fila del centro: Pepe Hernando, José Cordero, Pepe Luis Padilla, José Baleirón y Benjamín Lora. Fila inferior: Enrique Pedregal Valenzuela, Juan Lechuga, Doña Ángeles Valenzuela Carribero, Julián Hernando, Eugenio Pedregal Valenzuela, Juan Luis Rodríguez y Luis Ortega García.

Plantilla de Muebles Pedregal, en la inauguración del Depósito de muebles de la calle Mazuela, 10, cuando fue techado  el 8 de marzo de 1975. El 8 de marzo se instituiría como Día de la Mujer Trabajadora, algo que le venía que ni pintado a la incansable trabajadora que fue Doña Ángeles Valenzuela Carribero, que aparece en el centro de la imagen. La plantilla de Muebles Pedregal llegaría a tener 35 empleados.

Los domingos se publicaba la ‘Gacetilla Deportiva’ en Imprenta Bollullo, con el resultado de los partidos del fin de semana. Luego se repartía en el Estadio del Racing Club Portuense. En este ejemplar, en el que se hace referencia al encuentro entre el Portuense y el Rota, se cuenta la verdadera historia falsa de Manuel Pinto Muñoz, ‘Tagasnina’, ‘Tagarnina’ o simplemente ‘el Taga’.
Más información de Manuel Pinto, en la nótula núm. 106 de GdP.

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manuelmunozaparicio2_puertosantamariaManuel Muñoz Aparicio, Manolín 'el del Cosario', nació el 23 de diciembre 1937. Sus padres fueron Juan Muñoz Villanueva, fallecido en junio de 1939 y Luisa Aparicio García, fallecida en septiembre de 2000.Su otro hermano, Juan Muñoz --conocido entre otras muchas actividades por haber llevado durante años la taquilla de la Plaza de Toros, desparecido en marzo de 2005-- y el que sería cura, Juan Carreto Aparicio, quien se crió con ellos, pues estuvo bajo la custodia de Luisa 'la del Cosario' el morir durante el parto su madre.

Manolín, nació en el núm. 32 de la calle Nevería, casa que hoy ocupa una Fonda. Curiosamente, por venir de quien vino: el párroco de la Prioral, Antonio Cía Moreno, compró aquel edificio e intentó echar a la calle a Luisa y su familia. Luisa alegaría que su negocio, el Cosario, lo tenía en la esquina, lo que la protegía legalmente para permanecer en aquella vivienda; sin embargo, casualidades de la vida, en el número 34 vivía un militar de apellido Alba al que destinaron fuera de El Puerto y al quedarse vacía la casa --a pesar de los muchos pretendientes que le salieron- el cura consiguió que el piso de la casa núm. 34 fuera para Luisa y, de forma anecdótica, la mudanza de los muebles se hizo por la azotea.

luissaapariciogarcia_puertosantamariaLUISA APARICIO.
La madre de los Muñoz y tutora del que sería el cura Carreto fue una heroína, como tantas y tantas mujeres de su época que, en circunstancias adversas sacaron a familias numerosas adelante sin la presencia de su esposo. Con 33 años se quedó viuda, con tres niños, además de su madre, su hermana Antonia, el hijo de ésta Pepito Aparicio y un primo de su marido, Joselito Muñoz. Siete personas a su cargo, osea, siete bocas que alimentar, más algunos allegados que también necesitaron ayuda, como sus sobrinos, Juan, Jesús y Bartolo Aparicio. A todos sacó adelante con entereza y dignidad: Juan y Manolín y su sobrino Pepito irían al colegio privado de Alfonso Cárdenas, en la calle Luna, entonces conocido como un 'colegio de pago'. El cura Carreto, desde muy temprana edad marchó al Seminario, no sin antes haber trabajado de botones en el Banco Central.

ESTUDIOS DE COMERCIO.
Juan y Manolín estudiaron Comercio, aunque Juan abandona dichos estudios relativamente pronto para ponerse a trabajar. Y Manolín, inexplicablemente y por una fobia a los estudios y el colegio, lo deja pendiente de Reválida. Lo que no podría imaginar este último que, con posterioridad aquellos conocimientos adquiridos durante los cinco años de peritaje: contabilidad, cálculo mercantil, inglés, francés, etc.. le servirían para el puesto de trabajo que, con el tiempo, ocuparía en la Base Naval de Rota.

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Manolo estudiando y trabajando en el Cosario. La fotografía está tomada el 26 de marzo de 1954.

Recuerda a algunos de sus profesores y compañeros. Entre los primeros a Rafael Bedoya, Guillermo Beltrán, Antonio Gil González --muy querido por nuestro protagonista. Entre los compañeros Paco Bollullo, Eduardo Zamorano, José Luis López Franco 'Lopete', Antonio González Díaz, Antonio García Díaz, Miguel Aguilar, Antonio Pérez Ruiz o Manuel Clemente.

SERVICIO MILITAR EN EL FERROL.
Entre 1957 y 1959 hizo el servicio militar en El Ferrol. Precisamente en 1957 tuvo que examinarse de Reválida en el peritaje de Comercio que cursaba, pero 'la llamada de la Patria' se lo impidió, algo que no le importó entonces, pero de lo que se arrepentiría más tarde, pues aunque tenía los conocimientos no así el título.

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Con el equipo de Fútbol 'Arsenal del Ferrol' que jugaba en Segunda División, como filial del 'Rcing del Ferrol'. Manuel Muñoz aparece en ropa de faena. Año 1957

Manolo rememora con satisfacción el trabajo que realizó durante el Servicio Militar con 200 analfabetos a los que enseñó a leer y escribir. Así, tenía que alternar el trabajo en la oficina con la docencia de urgencia que practibaba con los marinos de reemplazo. Además, mientras éstos no aprendiesen, no podían coger permisos, con lo que en seis meses conseguiría que 199 pudieran ir de visita a sus casas y con el único que quedó se hizo una excepción para que cogiera el permiso, aunque al final también acabaría aprendiendo

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La calle de la izquierda es Palacios y los que posan en la calle Nevería. La puerta de detrás, donde hoy existe una óptica y estuvo el Bar El Faro y, anteriormente la armería. De izquierda a derecha, Macario, empleado del Cosario sin relación con los Valimaña, desconocido, José Torres hijo del que fuera directivo del Racing Club Portuense, Manolin Muñoz y, delante del carro, el que luego sería cura, Juan Carreto Aparicio. Este vehículo eera el transporte mecanizado --perdón, 'manuzalizado'-- del Cosario que se usaba para el reparto de mercancías.

LAS TERTULIAS DEL COSARIO DE TABLAS.
Un Cosario es una especie de agencia de transportes de pequeñas mercancías, un recadero de servicios urgentes, situado en la esquina de Nevería con la calle Palacios. Aquel Cosario lo compró el abuelo de Manolo en el año 1921 a un tal Sr. Tablas, de ahí el nombre por el que se le conocía. A la muerte de su padre y al hacerse cargo su madre de dicho establecimiento, empezaron a realizarse tertulias por las que pasaron varias generaciones de porteños.

munozaparicio_feriaEn la imagen de la izquierda, Feria de 1946. De izquierda a derecha, Juan Carreto Aparicio, Lolita Vélez, hija de uno de los propietarios de la taberna Casa Lucas, Manolín, su hermano Juan Muñoz y José Aparicio.

Las primeras estaban compuestas por Luis y Pepe Bootello, Eugenio Pedregal, Paco Socastro, Juanelo --gran cazador--. La siguiente generación, Emilio Bootello, Juan Santisteban 'Santi' y Juan Muñoz Aparicio entre otros. La tercera y última, la más numerosa con Alfredo Bootello Reyes, Enrique Pedregal Valenzuela 'el Tiracruz'' algo que luego se aclarará, Victoriano y Antonio Gil Jiménez, los Llorca que vivían arriba del Cosario, Pepín Bustillo, Pepe Torres, Manolo de la Torre 'Jalisco' y el propio Manolín Muñoz. A éstos se unieron, aunque otros muchos, más jóvenes como Javier Tosar Barrera, Emilio y José Manuel Almagro, Pepito Aparicio, Angelito Albert, Simeón Simeón Arenas, Antonio Pineda Crespo 'el Pichurra', Enrique Rivas Acal y seguro que muchos más en cantidad bastante, para no extendernos más.

Entre los empleados que estuvieron en el Cosario podemos recordar a Leopoldo Gómez Moya 'Lupo', Pepe Gómez Moya 'Lupo Chico', Macario, Antonio Hermida, Emilio Suano, Manolo, Rafael y Antono Muñoz de la Rimada, Domingo Romo 'el Minguito', Juan, Jesús y Bartolo Aparicio y los hermanos Muñoz, Juan y Manolo, bajo la dirección magistral de Luisa.

letrero_cosarioDesgraciadamente para Luisa --para ella fue un trauma--, en diciembre de 1971, tras 50 años de funcionamiento el Cosario se cerró, a causa del progreso y los medios de comunicación: los clientes, o bien traían los encargos ellos mismos o bien ya compraban directamente en fábrica.

enriquepedregal_manuelmunoz_puertosantamariaANECDOTARIO.
El abuelo de Manolo tenía en la oficina una mesa muy grande de dos por un metro y en la tapa ponía unos papelitos conl os encargos que tenía que traer de Cádiz --la mayoría era la compra de cosas que no se encontraban en El Puerto-- con su dinero correspondiente encima que, en aquelas fechas eran monedas; ordenaba los pedidos por el callejero, y una vez hecho, se ponía a nivel de la tapa de la mesa, pegaba un soplido con todas sus fuerzas y los papelitos que no tenían las monedas encima, volaban, y aquellos encargos no se hacían. Y es que, como afirmaba el abuelo, "--Sin dinero no se puede hacer nada".

Durante el mes de mayo, se confeccionaba una Cruz de Mayo que, en un tenderete, se paseaba por la calle Nevería y siempre se recogían algunas propinillas. Enrique Pedregal tuvo una discrepancia con los organizadores y se quedó fuera del cotarro. Entonces dijo que "--Como yo vea el tenderete con la cruz por la calle, le pego una patá y lo tiro". Y para los amigos se le quedó el apodo de 'el Tiracruz'. (En la imagen de la izquierda, de pie, Enrique Pedregal y agachado, Manuel Muñoz).

Manolo no puede olvidar la experiencia que le aportó el Cosario: dirección de personal, resolución de situaciones difíciles y muchas, muchas más cosas, digamos que le abrió los ojos al mundo del trabajo y la empresa. Aquello le sirvió para que una vez trabajando en la Base Naval de Rota estuviese entrenado, a pesar de empezar a comunicarse en otro idioma.

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Equipo de Acción Católica. De pie de izquierda a derecha, Miguel Pantoja del Puerto, José Vázquez, José Jacinto Cossi Mora, Enrique Pedregal Valenzuela, Eduardo Cuvillo Jiménez, Miguel Caro Gómez, Juan Fernández Gallero 'Juanito Gasolina' quien tuvo el Bar Juanito. Agachados, José Manuel Neto, Manuel de la Torre, Antonio Gil Jiménez, Rafael Gómez Giménez y Manuel Muñoz Aparicio. La foto, de Rafa, está tomada el 15 de diciembre de 1948 en un encuentro contra el equipo de la Congregación de los Luises en el Campo del Eduardo Dato, ganando los primeros por 5 a 2.

DEPORTES: EL PORTÁTIL Y EL TRONCHO.
Manolo fue aspirante a hombres de Acción Católica, aunque nunca llegaría a formar parte ya que antes de llegar a los 18 años renunció. De aquella época recuerda a Jacinto Cossi, Pablo Cerdá, Rafael Felices, Pepe Bononato, Eduardo Cuvillo, Manolo Martínez Mel, Luis Bustos, Rafael Corzo, Pepe Pineda, Miguel Pantoja, quienes llegaron a tener un buen equipo de Fútbol y jugaban en el campo de Eduardo Dato (FOTO). Contaban con una hinchada increíble. Los Sánchez Romate, que eran tres pero hacían por trescientos. También jugaron en el Portátil Antonio Gil Insúa, Rafa Rivas Acal, Isidoro Nogués, Juan Luis Perles, Francisco Bernal 'el Caco', etc.

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El Portátil C.F. en el Campo Eduardo Dato, en un partido que jugaron contra los Luises. De pie, de izquierda a derecha, Domingo Monje Reinado, Ignacio Sánchez Selma, José Aparicio, Manuel Muñoz Aparicio, Angel Albert Alonso, Ignacio Jiménez González-Nandín. Agachados, Diego Castro, Antoñete, Juan Durán, Domingo Romo Martínez, Juan Rodríguez Alonso.

En El Ferrol, durante el Servicio Militar, jugó en el Arsenal, que formaba un gran equipo pues la mayoría eran jugadores de Primera División. Recuerda a Suco, extremo izquierdo en el Barcelona, Polo, extremo derecho del Atlético de Madrid y también Carolo, central del Granada.

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De pie, de izquierda a derecha, Juan Luis Perles Giner, desconocido, Manuel Muñoz Aparicio y Pedro López. Agachados, Isidoro Nogués Ropero, José Joaquín Muñoz Manzanera, desconocido y Rafael Rivas Acal. Campo Eduardo Dato, 3 de marzo de 1957. (Foto Fariñas).

La faceta futbolística de Manolo quedaría incompleta si olvidáramos al CD Troncho y a sus componentes: Antonio y Joaquín Miranda, Ramón Suárez, Huguito, Rojitas, Tito, Lolete, Juani Durán, Juani Alonso, Domingo Monge, MInguito, Castro, Ignacio Jiménez, Luis Gatica, Luini y sobre todo al gran Cabete --José Antonio--, y alguno más que se queda rezagado en algún lugar de la memoria.

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Posando tras la ceremonia de boda, en la capilla de la Virgen de los Milagros. De izquierda a derecha, Enrique Miranda Benítez, María Miranda García, Manuel Muñoz Aparico y Luisa Aparicio García. 15 de julio de 1965.

LA FAMILIA.
El 15 de julio de 1965 contrajo matrimonio con María Miranda García, hermana de Chelique (padre del Mister España Enrique Miranda), y de Luis. De esta unión nacieron tres hijos: Manuel, Enrique y José Luis. Trágicamente el segundo de los hijos fallecería a la edad de 20 años en un accidente en enero de 1990. José Luis fallecería a los 13 meses de vida, algo que ha marcado profundamente a la familia. De su hijo Manolo, casado con Toñi García Cordero tiene una nieta que tiene ya 19 años, Laura y un hijo, Enrique

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Foto familiar, de pié Manuel Muñoz Aparicio y Manuel Muñoz Miranda. Sentadas: María Miranda García, Laura Muñoz García, Enrique Muñoz García y Antonia García Cordero. Año 2000.

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Reunión de amigos en el Bar Tadeo, De pie, de izquierda a derecha, Juan Niño Garrido, Mauri Ferrugia, Luis Jiménez González-Nandín, Felipe Bononato Saez, José Jacinto Cossi Mora, José Bononato Saez, Rafael Mayo, Vicente Zuasti, José Luis López Franco. Agachados, Manuel Muñoz Aparicio y Pablo Cerdá Cossi. Agosto 1996.

BASE NAVAL DE ROTA.
Manolo entra a trabajar en la Base Naval de Rota en 1967. Aquel trabajo no le gustó a su madre que veía que su hijo estaría expuesto a los accidentes de tráfico en la carretera, diariamente. Fueron unos comienzos duros, con un idioma que no era el suyo. Empezó en el Departamento de Intendencia (Supply Departmen). A los cinco años surgió una vacante en la Oficina de Pagaduría (Disbursing Office): allí se encontraba de Supervisor su amigo Pepe Torres quien, al año es contratado por el Banco de Andalucía y Manolo pasa a ocupar su puesto. Ahí fue donde Manolo se tuvo que fajar a fondo, con solo un año de experiencia en una oficina muy complicada y compleja, en la que se operaba con tres monedas diferentes: pesetas, dólares y escudos portugueses, manteniéndose la contabilidad en  una especie de Libro de Mayor y Auxiliares (Master Cash Book and two Subsidiaries) uno en pesetas y otro en escudos.

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Manolo, ante el jet que solía utilizar para sus desplazamientos por motivos de trabajo entre las ditintas bases de la OTAN para auditar las cuentas. Un detalle de los americanos fue rotular la aeronave con el nombre de 'Puerto de Santa María'.

La categoría profesional de Manolo en la Base ya era alta. Allí se miden las categorías por grados entre el 1 y el 12, y ya ocupaba un grado 8 proveniente de un grado 4. Así, se tuvo que emplear de lleno en el aprendizaje del idioma inglés, algo obligatorio a partir de ese grado, así que nos podemos imaginar la cantidad de horas e incluso consultas con la almohada que Manolo tuvo que echar para hacerse con el control de esta oficina. Al cabo de dos años ya la controlaba completamente.

PRIMER ESPAÑOL CON PODERES ECONÓMICOS.
A pesar de ello, con el grado 8 aun no se tenia autorizacion para tener la custodia de efectivo o el talonario de cheques, como tampoco los poderes para firmarlos. Y es que los manuales de procedimiento del Departamento del Tesoro norteamericano especificaban que ningún ciudadano extranjero podía obtener dichos privilegios. Aquí fue donde llegó la gran sorpresa: el jefe de su departamento le comunica que va a hacer una excepción en el cumplimiento de la norma (Waiver) y enviar una solicitud al Departamento del Tesoro de los EEUU solicitando y justificando la importancia de asignarle dicha responsabilidad.

MANUELMUNOZ-CHECHE-PUERTOSANTAMARIAEn 1978 llegó la respuesta afirmativa, 11 años después de haber entrado a trabajar con los americanos. Aquel mes de mayo le dieron la responsabilidad de custodiar todos los fondos de la Base Naval de Rota, así como la autorización para firmar cheques del Departamento del Tesoro de los EEUU que solo requieren una firma. Imaginen la sensación que viviría Manolo al firmar el primer talón, primero de una larga lista de miles de ellos, durante más de veinte años por valor de muchos cientos de millones de dólares americanos. (En la imagen de la izquierda, cheque del  Tesoro de los Estados Unidos por valor de 2.500.000 de dólares, librado el 17 de febrero de 1981, faltaban unos días para el 23F, con la firma de Manuel Muñoz Aparicio).

En la historia de las Oficinas de Pagaduría norteamericanas, fue la primera vez que se asignaba esta responsabilidad a un extranjero, además español y de El Puerto. Aquello llevaría a que aumentase su grado profesional, pasando de 8 a 11. Además, aquel departamento, donde eran alrededor de 150 personas de las cuales el 95% por ciento militares, nuestro protagonista era el tercero de a bordo.

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Foto de la jubilación, ante las banderas española y norteamericana.

munozaparicio_medalla_puertosantamariaCONDECORADO Y JUBILOSO.
Manolo fue condecorado en dos ocasiones con sendas medallas por diferentes méritos:  en la imagen de la izquierda aparece la Superior Civillian Service, por haber contribuido  en desarrollar un programa informático que redujo tardar de dos horas a 15 minutos el tiempo de realización del arrqueo contable, con un buen premio en metálico. Dicho programa lo utilizó la marina norteamericana en todas las actividades a nivel mundial donde se operaba con dos o mas monedas diferentes.

Quizás el que mayor tuvo es que actuó como una especie de 'Oficina de Colocaciones' para la gente de El Puerto, dada su amistad con el Jefe de Personal quienes, previo examen, accedieron a trabajar en la Base cuando esta estaba en todo su apogeo de funciones y personal, jubilándose en marzo de 1999. En el auditorio de la Base Naval de Rota le rindieron honores militares frente a las dos banderas, la española y la norteamericana, escuchándose ambos himnos. Ya jubilado, con 72 años, sigue practicando el golf para no dejar de hacer deporte y, por supuesto, no ha renunciado a sus partidas de 'Dominó' que tanto le han gustado a lo largo de toda su prolífica vida. (Gestión fotográfica: Vicente González Lechuga. Tratamiento infográfico: Luis Serrano Romero).

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Antiguo taller situado en la calle Zarza. De izquierda a derecha, Francisco Bollullo,Antonio Graván, Enrique Domínguez, Juan Sánchez y Ramón Bollullo.

La Imprenta Bollullo, nació como consecuencia de una aventura empresarial de mi padre, Juan Luis Bollullo López y de un conocido, José Espinosa Temoret cajista de imprenta y antes policía municipal. José Espinosa, sabía de una imprenta en Cádiz que vendía parte de su maquinaria y utillaje.

enttintadoEn la imagen de la izquierda, entintando una galerada.

Mi padre, como persona emprendedora, se entusiasmó con la propuesta que el Sr. Espinosa le hizo de formar ambos una sociedad, en la que  éste sería el socio industrial y mi padre el socio capitalista. Con esta disposición nos presentamos un domingo por la mañana de finales de los años 1.959, en Cádiz en la Imprenta Atlántida, situada en la Calle Cánovas del Castillo, cuyo propietario era José Luis Sánchez Lassaleta, Rápidamente llegamos a un entendimiento y cargamos en un furgón todo el material, que relaciono a continuación:

Dos máquinas de imprimir de palanca marca ‘Boston’, una tamaño cuartilla y otra tamaño folio con tintero. Una guillotina marca ‘Krause’, de 61 cms. de corte, manual. Una perforadora de 40 cms. Una cosedora marca ‘El Casco’, mod. 65. Dos comodines de madera de 12 cajas. Comodín de madera de letras ‘versales’. Tipos de letras diversos, regletas, imposiciones, lingotes, capuchinas. Componedores, numeradores, etc…

chivalete_imprenta_puertosantamariaEn la imagen de la izquierda un Comodín de madera de letras versales o chivalete de 12 cajones, los cuales tienen  unos departamentos; en cada uno de ellos se colocan  letras mayúsculas,  llamadas versales, éstas letras que solían estar adornadas de orlas y arabescos, suelen emplarse a principio de versos o principio de capítulos.

Con todo esta maquinaria, algún material obsoleto, y una gran ilusión empezó la aventura empresarial de la Imprenta Bollullo a navegar en el mundo de las Artes Gráficas. Con idea de que los trabajos pudiesen salir con calidad, hubo que adquirir material nuevo, sobre todos tipos de letras, ya que los que teníamos estaban bastante deteriorados, dado que este material  se deteriora con el uso. La firma Richard Gans, S,A., una de las cuatro fundiciones tipográficas que existían en España en aquel entonces, nos proveyó de todo lo necesario para poder funcionar con la garantía de hacer un buen trabajo.

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Los comienzos de imprenta Bollullo, en la calle Zarza, 25.

MÉTODOS ARTESANALES.

El taller que montamos, en la calle Zarza 25, era de lo más modesto y artesanal. El trabajo y el esfuerzo físico que había que hacer con este tipo de maquinaria --si ustedes conocen algún taller de imprenta-- se lo pueden imaginar. Imprimíamos en máquinas de palanca a mano, el corte de papel se hacía en guillotina a volante, había que girar una rueda con un manubrio y entonces bajaba la cuchilla y cortaba el papel, con una precisión relativa. Empezamos haciendo pequeños encargos de tarjetas, facturas, cartas, octavillas publicitarias,  etc.,  que Espinosa aportaba por sus relaciones con determinadas personas, a las que fuimos haciendo nuestros  clientes.

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Galeradas. Una galerada en imprenta es el fragmento de composición que cabe en una galera. También es la prueba sacada de esta composición para hacer sobre ella las correcciones oportunas.

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Plancha dispusta para imprimir y caja de tipos.

DIFERENTES SOCIEDADES MERCANTILES.
Estuvimos aproximadamente dos años asociados con Espinosa, acuerdo que finalizamos nosotros, estableciéndose dicho señor, después, por su cuenta. Por aquellas fechas, compramos a Escuelas Profesionales de la Sagrada Familia, una máquina de impresión rotoplana, marca ‘Marinoni’, que empleaban los Jesuitas en hacer los boletines e impresos para el noviciado. Esta máquina procedía  de la imprenta del  colegio San Luis Gonzaga, regentada por Ramón Grabán Gré.  Creamos otra sociedad con Fernando Bustillo Carrillo, sociedad que  él deshizo al poco tiempo, al preferir este señor  establecerse  por su cuenta. Mientras tanto mi hermano Ramón se había incorporado también a la empresa y poco a poco fue conociendo como funcionaba un taller de Artes Gráficas, mientras yo simultaneaba el trabajo de la imprenta en una empresa constructora.

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En la primitiva imprenta de la calle Zarza, 65.

Por  otra parte la experiencia que habíamos tenido con otros socios, no fue lo satisfactoria, que hubiéramos deseado, así que dijimos: ‘no más socios’. Así que contratamos a un Oficial Cajista de Primera, más tarde algún Maquinista y Minervista, algunos aprendices hasta que conseguimos ir haciendo una plantilla de la cual siempre nos hemos sentido orgullosos. Poco a poco fuimos entrando en gremio y relacionándonos en el sector de los impresores. Nombraron a nuestra empresa vocal de la Asociación Provincial de Empresarios de Artes Gráficas y cambiamos el nombre de la sociedad "Tipografía Bollullo" dado que todos los trabajos que hacíamos eran a base de trabajar con tipos de letras de imprenta.

tiposdeletras_imprenta__puertosantamariaEn la imagen, Caja de Tipos y  Componedor. Esta caja en una de las que ocupa el comodín o chivalete, y se compraban la cantidad de letras adecuadas para componer uno o dos folios. Se compraban en tamaños distintos, desde el cuerpo (tamaño) 6 hasta el 48. De cada modelo de letra, cada impresor adquiría las que podía según sus posibilidades. A mas modelos, mas posibilidades se ofrecían a los clientes. Imprentas hubo en la provincia de Cádiz que tuvieron hasta 30 comodines por 12 cajas, un total de 360 porciones (pólizas) de letra. La componedora es una herramienta que se utiliza para ir componiendo líneas o texto seguido.

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Componiendo textos usando regletas y lingotes. Se utilizaban para separar líneas de texto, por ejemplo, si el cajista estima que unas líneas están muy unidas, empleará regletas, o lingotes para hacer las separaciones adecuadas.

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En la imagen una máquina Minerva, modelo Heidelberg, de la Imprena Bollullo, prensa de impresión tipográfica de pequeño formato, aunque existen algunas de doble folio. Minervistas se llama al trabajador que la maneja. Luego vendrían las Rotoplanas, máquinas, en general, para la impresión de formatos grandes, pues el pliego a imprimir se maneja, con más facilidad,  sobre una mesa inclinada, que llega a ser sujetado por unas uñas a un rodillo, en el cual se enrrolla el pliego, mientras la forma es la que se mueve y  "mancha " el papel.

LOS TIPOS DE IMPRENTA.
Para  que el visitador de esta página, que no conozca una imprenta a la antigua usanza, aclaramos que  los tipos de letras son barritas compuesta de plomo, estaño y antimonio. Cada barrita es una letra, número o espacio y de esta forma había que componer los textos. Existían tipos de letras desde el cuerpo 6 (aprx. 2,5 mms.) hasta el cuerpo 48 (aprx. 15 mms). Los tipos de letras mayores solían hacerse de madera. Estos materiales eran bastante costosos y de difícil amortización, por lo que la imprenta tradicional era un negocio de un resultado económico incierto.

CALLE CIELOS.
A primeros de Enero de 1.968, casi nueve años después de crear la primera imprenta, trasladamos no sin grandes esfuerzos el taller a la calle Cielos, 65. Adaptamos varias dependencia de esta finca para hacer unas instalaciones en un lugar mucho más operativo de las que disponíamos en calle Zarza.

alineaciondetiposEn la imagen   de la izquierda una composición de tipos. cuando el cajista compone una forma para imprimir: membrete de una carta, cartel o lo que fuera se coloca en una 'rama' --anillo rectangular de acero, que es la medida máxima de la máquina de imprimir--. Los espacios que se quedan libres sin tipos de letras se suplementan con las 'imposiciones' que fueron primero de aluminio y con el tiempo llegaron a ser de plástico. Tenían diferentes medidas parra poder ajustarlas al tamaño de la 'rama' y, a continuación, se apretaban con cuñas, todo perfectamente ajustado se colocaba en la máquina y... a imprimir. Artesanía pura. Otro artilugio son 'las capuchinas', unas guías que se colocaban en la 'cama' de la máquina  --cama es la parte de la máquina que llegaba hasta la forma--; se colocaban en ángulo recto, una en vertical y dos en horizontal. En ense ángulo, cuando el tímpano de la 'cama' se despegaba de la 'rama', el maquinista colocaba hábilmente el papel y... a imprimir.

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En la imagen , podemos contemplar una imagen de una máquiena de impresión a offset, en concreto la Roland 200, que se encuenra en Bollullo.

En 1.972 empezamos cambiar el sistema de impresión de tipografía a offset, proceso que fuimos haciendo de forma progresiva hasta conseguir que, al cabo de algunos años, nuestra industria funcionase casi al cien por cien con las técnicas más actuales. En 1.980 construimos un nuevo edificio en el lugar que ocuparon las primeras instalaciones de la calle Cielos, trasladándonos de forma provisional a un edificio contiguo, en Cielos 67, y al que volvimos para albergar las nuevas instalaciones a las que dotamos de mejores medios y maquinaria, de acuerdo con la demanda de nuestros clientes.

EL EQUIPO HUMANO.
Resulta del todo imprescindible nombrar a las personas que, en principio nos ayudaron al montaje físico de  nuestra industria y que han cumplido ya cincuenta años de actividad. Su ayuda fue inestimable y les tenemos un  agradecimiento especial: Antonio Albaiceta Revuelta, José Martínez Cabrera y Vicente Utrera Caro. Y un agradecimiento de todo corazón a nuestro personal, o mejor dicho nuestros amigos los trabajadores de Imprenta Bollullo, que han sido nuestro mejor activo. En parte gracias a ellos somos algo en el mundo de las Artes Gráfica: Antonio Grabán Gré, Enrique Dominguez González, Manuel Martín-Arroyo Bocanegra, Francisco Bollullo Altamirano, Juan Sánchez González, Antonio Bollullo Altamirano, Manuel Bollullo Alvarez, Miguel Rosso Riverola, José Luis Prado Galán, Emilio Jaén Domínguez y Juan Rosique Oviedo.

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Trabajadores ya jubilados de la Imprenta Bollullo, a excepción de Juan, tomada en los años 90, de izquierda a derecha Enrique Domínguez, Juan Sánchez, Antonio y Manuel Martín-Arroyo. Los dos primeros aparecen en la primera fotografía que ilustra esta nótula.

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Plantilla actual de la imprenta. De izquierda a derecha, Juan Sánchez González, Margarita Bollullo Díaz, Juan Manuel Bollullo Díaz, Ramón Bollullo Estepa, Manuel Bollullo Álvarez, Ramón Bollullo Díaz, Juan Manuel Campanario Cornejo.

49067_100001634400214_7435_nLA FAMILIA
A mi hermano Ramón le agradezco, la dedicación que ha tenido dirigiendo como regente el Taller de Imprenta, las horas que ha invertido en el  trabajo son impagables. Desde primero de Septiembre de 2004, Imprenta Bollullo depende exclusivamente de mi hermano Ramón.

A mi padre, desearía ponerle un pedestal especial en la memoria de mis recuerdos, hombre con una preparación escolar escasa, pero siempre ávido de leer el Quijote y la biografía de Cristóbal Colón, emprendedor, trabajador, valiente,  honrado y amasador de ilusiones, que nos enseñó tanto a mi hermano como a mí, que lo más importante es el trabajo.

tintadeimprentaHemos sido considerados por parte de algunos portuenses e investigadores como fuente de información --porque así lo puso en la prensa un portuense hace años, criticando nuestra postura al redactar impresos que poníamos en demasía El Puerto de Santa María-- entre su documentación sobre cual es el verdadero nombre de la Ciudad, si lleva o debe llevar el artículo ‘el’  y sea nombrado Puerto de Santa María,  El Puerto de Santa María ó  simplemente El Puerto. (A la izquierda tinta de imprenta disponiéndose para su uso).

EL PAPEL DE LA IMPRENTA.
La imprenta era algo especial, un lugar donde se redactaba cualquier panfleto, catálogo o cualquier  impreso que pudiese ser leído o difundido. Formábamos parte de los medios de comunicación. Hoy es distinto, pero entonces, las paredes de  nuestra  imprenta, de cualquier imprenta, se podían decorar con esta máxima:

juanluisbollullolopez_puertosantamaria'Esta es una imprenta
adelantada de la información
cuna de la Libertad
clarín incesante del comercio.
Desde este lugar,
vuelan al mundo las palabras.
No para desvanecerse
como las ondas del viento.
Ni para morir como las olas
a la orilla del mar.
Sino para quedar fijas eternamente.
Está Vd., amigo, en terreno sagrado.
Está Vd. en una Imprenta'.

En la imagen de la izquierda, Juan Luis Bollullo López, fundador, junto a José Espinossa Temoret de Imprenta Bollullo, a finales de los 50 del siglo pasado).

(Texto: Francisco Bollullo Estepa).


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miguelsanchezivars_puertosantamariaNace en la clínica del Dr. Frontela el 22 de noviembre de 1978. Hijo de Miguel Sánchez Santos, agente tributario del Ayuntamiento y de Ángeles Ivars Rojas, quien lleva marcado a fuego los 40 días que el pequeño Miguel se llevó llorando durante 24 horas cuando nació. Es el mayor de tres hermanos, Oscar el ‘pequeño’ es policía nacional, destinado en Melilla y María, diseñadora gráfica de la marca ‘Si Quiero Bodas’.

Aquel año de 1978, fue un año record en cuanto a índice de natalidad. Recuerda que, cada vez que avanzaba de curso, tenían que ampliar las secciones de las aulas para dar cabida a todos los alumnos de esa promoción

INFANCIA EN DURANGO.
Miguel reconoce que la infancia que tuvo en el barrio de la Huerta de Durango le hizo un competidor nato. Después de almorzar, la tarea, y seguidamente juegos de supervivencia en la calle, la lima, la rayuela, el trompo, los bolis, el esconder, el coger, el tesorito, pan y cebolla, madre, múa, las bicis, las patinetas, etc…

miguelsanchezivars_ninio_puertosantamariaEn todos ellos, el que perdía o se iba, se llevaba el cosqui y la pringá, así que en alerta toda la tarde hasta que su madre le diese una voz por la ventana. A medida que se hacía adulto se daba cuenta de lo feliz que había sido de pequeño y a la mas mínima recalca “er Migué ….de Durango”, como homenaje a su reducto patrio y nostalgia de esa infancia.

Estudió en Safa San Luis durante 14 años y vivió en sus carnes todos los experimentos de la reforma educativa que pudieron existir: hizo Polivalente, NEM, ESO, Bachillerato de Ciencias, y COU sin haber cursado BUP. Imagínense ustedes la escolarización de este superviviente nato.

ACTIVO DESDE PEQUEÑO.
Desde pequeño fue muy inquieto y por ello fue entre otras cosas, Scout en el extinto grupo de Los Milagros, monaguillo en la Parroquia de los Jesuitas, voluntario activo de la Cruz Roja, aspirante a becerrista, belenista, fundador de la Hermandad del Resucitado, costalero de varias hermandades, integrante de numerosas agrupaciones carnavalescas, etc….

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Miguel se confiesa ser un aspirante a becerrista, en un tentadero.

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En la Plaza de Toros de Valencia.

LOS DEPORTES.
Su pasión fue el deporte, jugando al fútbol en El Carmen --alevín del Safa San Luis--, nadando en el Club de Natación Portuense, practicando ciclismo, balonmano en el Club Santa María, tenis de mesa, etc…. Hoy en día juega a fútbol sala todos los Martes y Jueves a las 14.30 --hay que tener moral--, padel los lunes a las 21.30 h. y juega la liga de fútbol 7 de veteranos los domingos por la mañana.

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Con su mujer, Lucía González, gerente del Centro Comercial Abierto.

Dice que a su mujer, Lucía González con mención en nótula 352 en GdP, habría que hacerle un monumento a la comprensión y la santa paciencia porque, además de que Miguel trabaja entre semana, los sábados hasta altas horas y asistir a juntas de hermandad y asociación de comerciantes, los domingos por la tarde no falta en el fondo sur de Carranza. Peligro Amarillo.

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En el Estadio Santiago Bernabeu (Madrid), con una bufanda del Cádiz.

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Con el polifacético Santiago Segura, en el Teatro Lope de Vega, en Madrid.

INQUIETUDES CULTURALES.
Sus abuelos Ramón Ivars Ivars, que dibujaba junto a Juan Lara en la academia de Bellas Artes ‘Santa Cecilia’ y coloreó toda la colección de viñetas de Mingote y Ramón Sánchez Pina --con nótula núm. 481 en GdP-- conserje ilustrado de la asociación cultural Medusa, le intentaron inculcar la importancia del conocimiento de materias. Miguel afirma que le gustaría tener tiempo para escribir y dar su personal punto de vista en algunas publicaciones, pero reconoce que ya no le puede quitar más horas al sueño. Publicó un poema en el libro Poetas en el Aula,  que se editó con motivo del fallecimiento de nuestro paisano Rafael Alberti.

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Con Rafa Méndez de 'Fama', durante la realización del book fotográfico.

EL MUNDO LABORAL.
Su primer contacto con el mundo del trabajo fue a la edad de 19 años en la empresa Telebús, realizando labores comerciales. Un año después es cofundador de Puerto Siglo XXI, empresa que durante diez años realizó campañas publicitarias a numerosas firmas portuenses y organizó eventos de bastante éxito “Bodalia”, “Ruraltur”, “Jóvenes de película”, “Light es lo que hay” etc.. Paralelamente gestiona la firma “Sí quiero Bodas”, concepto empresarial premiado  por la Federación de Comerciantes de Cádiz que, a día de hoy está en proceso de franquiciado, contando con una sucursal en Puerto Real.

En el año 2005 se integra en una sociedad que gestiona las celebraciones en las antiguas --o modernas, según se mire-- Bodega Gutiérrez Colosía en la esquina y vuelta de Valdés con Bajamar, bajo el nombre comercial de “De Alba Celebraciones” desempeñando la función de director comercial y relaciones públicas.

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Antes de embarcar en una avioneta para dirigir una grabación de vistas aéreas de las prácticas de los 'destructores' vendidos por la Armada Española al gobierno de Venezuela.

HOMBRE DE MARKETING.
Actualmente sus esfuerzos van dirigidos a expandir la marca “Sí Quiero Bodas” y a potenciar “Filma Pro Producciones” empresa creada hace un año y que en este mes ha realizado importantes trabajos como la grabación aérea de las practicas de los destructores vendidos por la armada española  a Venezuela o el dossier de imágenes de la botadura de un mega-barco de Navantia. Actualmente está inmerso en distintos proyectos para el ayuntamiento de nuestra Ciudad.

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Miguel en el Templo de Luxor en Egipto.

VIAJEROS POR EL MUNDO.
Lleva cinco años casado con Lucía González gerente del Centro Comercial Abierto. Miguel no se considera materialista ni consumista y reconoce que los ahorros van destinados a la única y gran pasión que comparte con su mujer: viajar. El periplo que mas le ha impresionado fue un crucero que realizó por el río Nilo, en Egipto. También es un enamorado de Roma y este año quiere repetir asistencia a la Feria de la Cerveza en Munich. En julio fue de corresponsal con el Raid Master 'Desafío 4x4' que partió desde nuestra Ciudad con destino a Marraquech, cruzando Marruecos en 4x4 toda la geografía del país magrebí, con nótula 532 en GdP.

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Correponsal del Raid Master en Marruecos en julio de este año.

Enamorado de esta tierra y sus tradiciones antropológicas, religiosas o folclóricas, este año lo veremos de nuevo bajo las trabajaderas de la Hermandad del Resucitado, actuando con su Romancero en los Carnavales o de tapas por el centro de El Puerto. Y si no lo encuentran es porque está en una boda, grabando algún acto o trabajando en un nuevo proyecto.

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antoniocamachocaballero_puertosantamariaLos padres de Antonio Camacho Caballero (1901-1991), fueron Miguel Camacho Soldado y Josefa Caballero Muñoz originarios de Iznájar (Córdoba). Quedó huérfano de padre siendo muy niño. Junto  con su hermana Aurora --unos años mayor-- y su madre se vinieron a El Puerto a vivir con el hermano mayor  --Juan-  20 años mayor que él.

Juan Camacho Caballero era propietario de la Casa de Las Cadenas donde  también tuvo un almacén de comestibles y un bar.  También era propietario de la Casa Roque Aguado --actualmente en promoción de viviendas--  y de una bodeguilla donde hoy está situada la oficina de Correos, en la Plaza del Polvorista.  Además era dueño de dos  tabernas en El Puerto donde se despachaban sus vinos:  ‘El Golpe’  en la calle las Cruces y  ‘El Segundo Golpe’ en la calle la Zarza,  así como de  de otro despacho de vinos llamado ‘La Campana’ situado en  la calle San Sebastián esquina  Santa Lucia. (Antonio Camacho, al volante de unos de los muchos vehículos que tuvo a lo largo de su vida).

Juan tenía dos hijos, Miguel y Rosa, quienes eran casi de la misma edad que su tío Antonio.  Debido a la diferencia de edad entre los hermanos –Juan y Antonio- tío y sobrinos se criaron juntos como hermanos.  Miguel se casó con Francisca y no tuvieron descendencia. Rosa se casó con Joaquín Albiol,  quedando  la rama Camacho de esta parte finalizada con los Albiol Camacho.

la_diana_envoltorio_puertosantamariaCOMESTIBLES LA DIANA. EL BAR Y LAS BICICLETAS.
Cuando Antonio se emancipó de su hermano Juan –sobre el año 1923- pasó una temporada en Sevilla y ahí empezó su gran afición por los automóviles.  De vuelta a El Puerto --con 25 años--  abrió el almacén de comestibles La Diana en la calle  José Navarrete, 51 -posteriormente llamada Reyes Católicos y en la actualidad Palacios- propiedad de un montañés de 77 años llamado Marcelino Aguaro. En los años siguientes amplió el negocio a bar --donde servía, además del consabido vino, café y chocolate-- y venta y alquiler de bicicletas con entrada por la calle San Bartolomé y a desarrollar su afición por los automóviles con  taxi en la parada. (En la imagen, papel envoltorio de 'La Diana').

En el año 1928 se casó con María Teresa García Rodriguez --la séptima de nueve hermanos-- del matrimonio formado por Fernando García Rodriguez, nacido en Coladilla (León) y por María Teresa Rodriguez  Sánchez  nacida en Jerez de la Frontera.  La familia García Rodríguez vivía en  la casa núm. 5 de la Calle San Sebastián, propiedad de Fernando. Una preciosa casa solariega con un magnífico patio y un jardín con una bodega anexa donde tenía un lagar, frente a la Capilla de la Aurora. La casa aún conserva la fachada y el patio y el resto ha sido  transformado en viviendas habiéndose incluso construido unifamiliares en el jardín y bodega.

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La nueva familia Camacho García, en 1940, como no, en torno a un coche.

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A la derecha, frente a la Capilla de la Aurora, casa de la calle San Sebastián, 5, número 38 en la numeración antigua del siglo XIX, que aún conserva en azulejo en la fachada de la puerta principal.

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Fotografía antigua del patio de columnas de la casa, con una bonita estampa del jardín posterior, que se puede observar, rabioso de vegetación y luz, a través de las rejas, hoy también desaparecidas. Durante el cierre de la casa cuando es dejada de habitar,  hasta su rehabilitación como viviendas modernas, el noble edificio fue despojado --¿expoliado?-- de los elementos de ornato interior que la distinguían: el barandal de palosanto, las puertas de casetones y cuarterones de caoba, la yesería de las bóvedas, etc... Al menos quedó el escudo exterior de quienes lo mandaron construir y que vemos en la fotografía de abajo.

sansebastian5_escudo_puertosantamariaSAN SEBATIÁN, 5.
Dada la extensión de la casa, de San Sebastián, 5, además de los García Rodríguez y sus nueve hijos la compartían una hermana de María Teresa –Petra- que se casó con un Fernández Lobo de la tonelería que hubo en la calle Comedias; de esta familia parte la rama Fernández Rodríguez con sus hijos: Rogelio, Francisco, Agustín, Rafael y Eloísa.

Volviendo a Antonio Camacho. Sus descendientes: Aurora, Antonio, María Teresa (fallecida) José Miguel y Rafael son los actuales transmisores de la rama Camacho originaria de Iznájar (Córdoba).  Los primeros años de su matrimonio vivieron en la actual calle Palacios.  Cuatro años más tarde se mudaron al piso principal de la casa de La Diana, aún propiedad de Marcelino Aguado, según contrato de fecha 6 de Marzo de 1932.

la_diana_antiguo_puertosantamariaCon el paso de los años fueron desapareciendo el bar, las bicicletas y los taxis quedando solo el almacén de La Diana que fue traspasado a Isidro Gómez Recalde en el año 1960. En esta fecha el propietario de la finca y almacén era Doña Quintina Caballero, santanderina, posiblemente descendiente de Marcelino Aguaro. En la actualidad el establecimiento es propiedad de José Joaquín Sánchez Sena, quien primero por traspaso de Isidro Gómez Recalde y luego adquiriéndolo, pasó a ser de su propiedad, como ya se ha indicado. Ver nótula núm. 090 en Gente del Puerto.

LOS TRANSPORTES.
Al margen de La Diana, que es lo que ha motivado esta semblanza de Antonio Camacho Caballero hay que añadir que, no solo fue conocido por el almacén sino por sus otras múltiples actividades y últimamente en el ramo del transporte. El 16 de Enero de 1927 adquiere de José Arniz Franco un turismo marca Ford matrícula SE-2719 motor 6381398 de 12 HP del año 1926. Arniz lo tenía en alquiler, en el año 1926, por una peseta el kilometro según la tarifa manuscrita que los descendientes de Antonio Camacho aún conservan. Así mismo, consta en documentación el parte al Ayuntamiento de Antonio Camacho de la tenencia del citado automóvil con custodia en garaje en calle Aurora núm. 3 --emplazamiento de la casa de Las Cadenas--.

almacen_la_diana_puertosantamariaEl día 26 de Diciembre de 1931 da parte de baja al Ayuntamiento motivando la baja por avería en el motor. Este vehículo fue trasladado más tarde al garaje de la casa núm. 5 de la calle San Sebastián --casa natal de su esposa María Teresa-- donde permaneció inactivo hasta el año 1952 en que fue transformado en la furgoneta conocida como el “coche o forito de La Diana”. (Antonio Camacho y su mujer, en el interior de 'La Diana').

LOS COCHES DE CAMACHO.
Para ilustrar su faceta como transportista, a continuación reseñamos los vehículos que poseyó, de acuerdo con la documentación custodiada por sus hijos:

  • Sevilla, 26 Mayo 1924 Contrato de compra. Don Antonio Camacho Caballero y Don Sebastián Tenorio adquieren de de Doña Josefa  Romero Rodríguez un automóvil Marca Ford, matrícula SE-2605 en dos mil quinientas pesetas, entregando en este acto quinientas pesetas aceptando los referidos señores 10 letras a razón de 200 pesetas cada una (sic)
  • El Puerto, 6 de Junio de 1925 Contrato – He vendido a Don Antonio Camacho, un coche Ford matrícula CA-344 en dos mil doscientas cincuenta pesetas pagaderas en ocho mese en letras aceptadas.  El vendedor Don Esteban Paullada.
  • El Puerto, 16 de Enero de 1927. Don José Arniz Franco vende a Don Antonio Camacho Caballero un coche Ford matrícula SE 2719 en mil cien peseta, entregando seiscientas pesetas y el resto pagaderas en cuatro letras de ciento veinticinco pesetas cada una
  • 19 de Agosto de 1938 automóvil marca Ford matrícula CA- 4893 dado de baja posteriormente el día 9 de Febrero de 1939.
  • 14 de Noviembre de 1941 Baja provisional de automóvil marca Opel matrícula CA 4594. No hay documentación de la adquisición. Este coche estuvo como taxi en la Parada.
  • 10 de Agosto de 1944 Venta de automóvil Opel Matrícula CA 4594 A Don Luis Abarzuza Pacheco.
  • 2 de Septiembre de 1952 automóvil marca Ford matrícula SE 7389 adquirido de Don Emilio Romero Aranda y transferido a nombre de Dª María Teresa García Rodríguez --esposa de Antonio Camacho--.

coche_pedales_1945_puertosantamariaEste vehículo tiene su historia: Conocido como el ‘Forito de la Diana’, fue inscrito con placa provisional para pruebas num. TO 50035 el 10 de Noviembre de 1925 a nombre de Don Roberto Osborne domiciliado en Sevilla y matriculado posteriormente el 25 octubre 1926. Sus posteriores propietarios fueron: Don Ignacio Osborne Vázquez, Doña Angeles Campos Caro y por último Don Emilio Romero Aranda  --todos de El Puerto-- siendo éste último el titular a partir del 12 de Noviembre de 1946 quien lo transfirió a Doña María Teresa García Rodríguez, convertido en furgoneta y con motor sustituido por el perteneciente al Ford Matrícula SE 2719 que, según hemos dicho más arriba, permanecía encerrado en el garaje de la casa numero 5 de la calle San Sebastián desde el 26 de Diciembre de 1931, dando origen –repetimos- a la furgoneta conocida como el “coche de La Diana”. (En la imagen, Antonio Camacho al volante de uno de sus coches de pedales y a su derecha Juanín Barcala, íntimo de Camacho y quien le acompañó a una Feria a Córdoba con dichos vehículos).

Más información de La Diana, en la nótula 090 de Gente del Puerto.

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Quiero hablar de una de las calles del barrio alto, la calle en que viví mi niñez y mi juventud en los años 50 del siglo pasado. Me refiero concretamente a la calle Cardenal Almaraz en el pasado, nombre que le viene de Don Enrique Almaraz Santos, hijo adoptivo de El Puerto de Santa María, y de otras ciudades españolas, me refiero a la calle Zarza. (En la imagen, el Cardenal Almaraz, que fue Cardenal de Sevilla, diócesis a la que perteneció El Puerto. En 1916 coronó a la Virgen de los Milagros. También fue, Arzobispo de Toledo y Primado de España).

MARGARITO.
Casi todas las calles del barrio alto de entonces, eran de cantos rodados (chinos) desiguales,  bien colocados y asentados sobre tierra, quedando la parte más plana a cara vista, las aceras eran de losas de Tarifa, bien canteadas y asentadas sobre mortero bastardo de cal; las fachadas casi todas estaban blanqueadas con cal apagada,  los zócalos eran pintados igualmente con el clásico amarillo de El Puerto, que se compraba en las calerías con esta nombre, los pinceles y brochas que eran utilizados para este fin eran fabricados por Margarito, esquilador profesional muy acreditado por la cabaña caballar, mular y asnar de El Puerto, dejaba a todo sus componentes en perfecto estado de revista, Margarito vivió junto a su mujer Jerónima en la Calle Espelete; rejas salientes de hierro forjado y azoteas visitables, que al reflejo de la luz solar de medio día lastimaban los ojos.

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La calle Cantarería, donde se aprecian perfectamente los chinos de la calzada y las aceras de losas de Tarifa. A la derecha un borrico, con los serones de esparto, posiblemente esquilado por Margarito. A fondo, el campario de la Prioral.

ROSARIO STENTERELLO.
La perspectiva que ofrecía todo este paisaje con el azul del cielo más limpio que se pueden ustedes imaginar, era increíblemente bonito. Casi todas las casas  eran de una sola planta, algunas tenían la puerta del zaguán en forma de postigo, para que las bestias pudiesen entrar con serones incluidos. El tráfico era escaso, casi inexistente, junto a nuestra casa vivía  un taxista Luis Carreto que tenía el clásico Ford, que había que ponerlo en marcha a manivela, pero ¡oiga!, arrancaba a la primera.

carboneriaUna vez al  año más o menos, Rosario Stenterello, industrial carbonero, oriundo de Italia recibía de no sé donde un camión de carbón en su almacén que estaba junto al bazar de Paca la del Inglés y lo mismo en la carbonería de Manolo que estaba en una finca, frente al núm. 25, propiedad de Mauricio León, creo que hoy la utilizan como garaje, entonces en vez de gasolineras había carbonerías. Rosario Stenterello y su mujer Milagros tuvieron, una carbonería en la calle Ganado, justo en el sitio que está la galería de arte de Rafael Fenoy, sin embargo el almacén de carbón estuvo  en calle Zarza.

LA BRIGADA DE LOS GALLEGOS
Para la descarga del carbón se utilizaban una brigada de hombres que le decían "los gallegos", tenían su cuartel general en la taberna "Antigua de Rueda", eran seis o siete hombres fornidos,  puro músculo; el jefe se llamaba Carrasco, hacían este tipo de trabajo, descargaban o cargaban harina, trigo, una maquinaria pesada, o costaleros en Semana Santa, o lo que fuese.

ZARZA, UNA CALLE LLENA DE COMERCIOS.
El resto de trafico, que pudiese haber podía ser el reparto del almacén de coloniales de José Velarde Diaz-Munio. Para este menester El Sr. Velarde tenía dos repartidores,  los hermanos Diego  y  Curri que diligentemente en un triciclo repartían las mercancías propias de  alimentación .

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Calle Zarza, al fondo la calle San Juan. (Foto: Rafa. Colección C.P.O.)

Debemos tener en cuenta que en aquellas fechas en esta calle, en el tramo comprendido, desde calle de San Juan a calle Rosa, "el tejido empresarial" era el siguiente: diez tiendas de alimentación, una lechería, dos barberías, cinco tabernas, un zapataro remendón llamado Marroquin, una carbonería, la fragua de Canales,  un taller de calderería y además una familia, apodados los Vinagres, que tenía un rebaño de cabras, las cuales ordeñaban en plena calle, vendiendo la leche a cualquier persona que la solicitara, leche  rica de cabra,  espumosa, calentita,  nutritiva,  y sin bautizar, un lujo. Al final de 1.959 se instaló en el nº 25 un taller de imprenta.

ARTESANOS Y VENDEDORES AMBULANTES.
Además, los vecinos éramos visitados por artesanos y vendedores que venían ofreciendo sus servicios y mercancías. Casi todos venían a bordo de burros de Lucena, bien  herrados y aparejados. Algunos traían, por ejemplo, --recuerdo el pregón--: «--Los arneros, las zarandas, tapaeras e lata, María», otros cargados con redores de esparto, utilizados como alfombras: «--Hay reondeles», algunos venían cargados de botijos, cántaros de Lebrija, lebrillos, macetas, etc.

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La carbonería que existía en el Palacio de Purullena en la calle Cruces. Los carros, como los de la imagen también tirados a mano, eran imprescindibles para el transporte de mercancías.

plato_con_lanasVenían también lañadores que arreglaban los lebrillos y cántaros rotos, era uno de los trabajos que más me gustaban: estos artesanos cogían un lebrillo que se utilizaba como pila de lavar roto, unían las piezas y haciéndole unos taladros en ambas piezas rotas, le colocaban unas lañas en forma de U que previamente habían puesto al rojo en un anafre; una vez colocadas se enfriaban estas y las piezas quedaban perfectamente unidas y el lebrillo una vez lleno de agua no salía gota alguna.

Afiladores con su clásica flauta de pan y pregón que todos conocemos, arregladores de paraguas; vendedores y vendedoras de géneros; vendedoras de colonias; diteros  cargados de grandes cestos de mimbre llenos de cachivaches; el ciego Cadenas pregonando: «--Cincuenta iguales»; el Miji con su carro de helados: «--Rico mantecado helado al corte, el polo helado»; el Picha con  su pregón «--Higo a chica, higo a chica»; Serafín con su carro de pescado: «--Llevo la caballa, gooorda... vamo a la caballa»; el Guarigua vendiendo cemitas, etc.

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Todo esta algarabía  y trasiego gente arriba y abajo, daba un colorido especial a pesar de las carencias de aquellos años, había una vida en la calle importante, desde el amanecer, gente fuera de casa, cada uno a su quehacer, hombres al trabajo, señoras a sus labores, niños al colegio, los ociosos de siempre con manos en los bolsillos, esperando el porvenir, o algún que otro trabajo que no llegaba, cualquiera sabe.

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Útiles para el juego de la billarda.

JUEGOS EN LA CALLE.
Las calles de entonces, eran nuestros campos de deportes, podíamos jugar a todo, a los bolindres, al fútbol, al mocho y la billarda, en algunos trozos de acera lo suficientemente plana se podía jugar al trompo en la modalidad de robaguita; al salto en bua, a la palmá, a las guerrillas, y a un sinfín de juegos inocentes que entonces se estilaban.

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El escudo de la Orden de los Mínimos en la vivienda número 69 de la calle Zarza, en remodelación, con la inscripción ‘CHARITAS’ en un sol. (Foto: Alfredo García Portillo).

Había un arriero que vivía en calle Espelete, casi a la esquina con Zarza apodado Mojamé, que llegaba a comer a medio día a su casa y dejaba la recua de burros sueltos, los animales se ponían a mordisquear las hierbas, que nacían  entre el suelo enchinado comiendo y comiendo se alejaban sesenta o setenta metros, cuando salía  Mojamé de su casa  y  no veía a las animales donde los dejó, con vara de acebuche en mano, empezaba a soltar una jerga de improperios, que solo Dios y él entendían y por lo vistos los burros también, ya que volvían con las orejas gachas al lugar de origen.

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La calle Zarza, esquina con Rueda, 'tomada' por los peculiares ocupas de la Barriada José Antoniio.

Por la tarde, cuando el Sol se iba marchando a otros lugares, se regaba las calles y las chicas casaderas se sentaban en sillas de anea, y se ponían a hacer las famosas mallas de Terry, con nótula 149 en GdP. De vez en cuando algún que otro rondador de turno con el pelo peinado con exceso de brillantina y pañuelo colgado el el bolsillo de atrás, contoneándose como torero de postín, hacía su habitual ronda a la morena de sus sueños. Más tarde casi oscureciendo, un ejército de golondrinas, vencejos y panarrias , recorrían la calle desede San Juan a Espíritu Santo, atiborrándose de los mosquitos que llegaban de la cercana marisma. Más tarde, todo era silencio, después algún  que otro gallo, se encargaba de anunciar el alba y otro día. (Texto: Francisco Bollullos Estepa).

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De izquierda a derecha, José María Ruiz, Lucio Lasanta, Domingo Marcos y Eladio Gutiérrez, los cuatro socios fundadores de Eco del Puerto.

En el año 1975, cuatro comerciantes del gremio de la alimentación, residentes en Jerez, tres montañeses de Bostronizo (Cantabria),  Eladio Gutiérrez, José María  Ruiz y Domingo Marcos, junto con el soriano Lucio Lasanta, decidieron crear una sociedad mercantil e instalar una fórmula novedosa en tiendas de alimentación, que aún no estaba lo suficientemente arraigada en nuestra Ciudad: crear un Supermercado en El Puerto. Un negocio algo peculiar que se inició como un Economato, donde los clientes pagaban una cuota mensual por un carnet familiar, con el cual tenían el acceso a la tienda, al que incluso se sumaron una serie de empresas, que lo ofrecían a sus empleados como acuerdo de convenio laboral. Aquellos poseedores del carnet de socio disfrutaban de unos precios mucho más asequibles en comparación con los del mercado, con los de las tiendas tradicionales y demás autoservicios existentes en la Ciudad.

La iniciativa la copiaron del Eco Jerez, donde los hermanos Muñoz lo habían instaurado dos años antes. De ahí vino el nombre de Eco del Puerto.

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Fotografía de la plantilla y propietarios de Eco del Puerto. Inauguración del establecimiento en 1976.

En noviembre de 1975, el mismo mes en el, que muere el dictador Francisco Franco, se adentran en esta aventura empresarial, alquilando primero un local en la calle Los Toreros 6, perteneciente a José Lara (Peyma), durante un año aproximadamente. Transcurrido ese tiempo adquieren una finca enfrente, que tenía unas oficinas y naves de construcción, a José Acaso a donde trasladan el negocio. Actualmente es el aparcamiento, almacén y bar del Supermercado.

Pasa el tiempo y el nuevo local que habían adquirido se quedaba pequeño, por lo que deciden comprar el solar contiguo –con una calle de por medio-- a Castro, donde edifican la actual sala de ventas, que consta de planta baja (1800 mts2) y entreplanta  (450 mts2).

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Vista aérea de la zona, con el aparcamiento y la actual sala de ventas.

Uno de los socios, el sorinao Lucio Lasanta decide abandonar la sociedad mercantil en el año 1988, vendiendo su parte a los tres que continúan, que la siguieron gestionando desde entonces y hasta el año 1993.

Eco del Puerto estaba compuesto de varias secciones:  alimentación y droguería, además de fruta y verdura, carnicería, charcutería y bazar, tejidos y zapatería en la entreplanta. Fuera de la sala de ventas se encontraba la pescadería gestionada por Cuevas. Entre la sala de ventas y las diferentes secciones, llegaron a trabajar en esta empresa, más de 80 personas. De hecho en los años 80 del siglo pasado, había 13 cajas de salida para los clientes.

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Plantilla profesional del que sería el nuevo Eco del Puerto

En marzo de 1993 deciden dejar la gestión directa y, siendo un establecimiento de mediana superficie, dedicado a la alimentación suficientemente consolidado, lo arriendan a la empresa Cobreros, de Sevilla, que años después sería absorbida por la Holandesa Ahold, dueña de Supersol. En la actualidad Eco del Puerto sigue arrendado a Dinosol Supermercados, con la marca Supersol, que es el nombre con el cual sigue llamándose en la actualidad, aunque para orgullo de quienes fundaron aquel negocio, la gente del Puerto sigue llamándolo ‘el Eco’ o ‘Ecopuerto’.

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Fachada del nuevo Eco del Puerto, actual Supersol.

A modo de resumen, esta es la historia comercial del Eco del Puerto, de estos tres “chicucos”  montañeses, de estos jándalos emprendedores que llegaron desde su Bostronizo natal, allá por el año 1954. Se aventuraron, como tantos otros, a viajar a Cádiz, buscando nuevos horizontes. Eladio, sin cumplir los 13 años a Cádiz, Domingo, con 15 años, también a Cádiz, José María, con 14 años a Chiclana, y Lucio que llevaba ya tiempo en la provincia. Los cuatro terminaron teniendo sus propios negocios de alimentación en Jerez, desde donde apostaron, arriesgaron y, con mucha ilusión triunfaron en El Puerto, para fundar aquel popular Eco del Puerto.

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Carmelo José Navarro Careaga es un portuense nacido en Murcia en 1959 quien, aunque pasó su infancia en La Coruña, creció en El Puerto. Aparte de su padre biológico, Carmelo considera como a su padre a Fernando T. de Terry Galarza, nótula núm. 749 en Gente del Puerto, quien viudo y sin hijos, casó en 1974 en segundas nupcias con la gallega Rocío Careaga Rodríguez que aportaba cuatro hijos al matrimonio: Rocío, Carmelo, Sergio y Jorge. Tras lo complejo de la documentación necesaria en aquellas fechas, la de la adopción por parte de Terry acabaría llegando dos meses antes de su fallecimiento. Además tiene tres hermanos fruto de la unión de Terry con su madre: Fernando, María y Alejandro. Carmelo encarnó a S.M. Baltasar en la Cabalgata de los Reyes Magos del año 2008, junto a José Manuel Ibáñez Castrelo y Enrique Valle Rincón. En la actualidad desarrolla su actividad profesional en la empresa familiar Vinagre de Yema.

la_arboleda_perdida_puertosantamariaEL AÑO 1959.
El ilustrador Manolo Prieto obtiene el Primer premio de carteles de "Industrias Lácteas" y el Segundo premio de carteles de la Corrida de la Beneficencia. En 1959 salen publicadas en Buenos Aires la primera y la segunda parte de La Arboleda Perdida. El poeta José Luis Tejada Peluffo pregona la Semana Santa en el Teatro Principal. Se refunda la Hermandad del Rocío de El Puerto de Santa María. Santiago Montoto publica una edición limitada de 500 ejemplares: "El Puerto de Santa María en la liberación de Fernando VII"- El 10 de Abril de 1959 el Cardenal de Sevilla Dr. José María Bueno Monreal, bendice la primera piedra del que sería el Colegio de La Salle. El 12 de abril de 1959, en El Puerto, el R.C. Portuense gana 2-1 frente al Puerto Real. El novillero de Las Pajanosas, Pepe Álvarez, afincado en El Puerto, torea en la Plaza de Toros de Madrid junto a Aparicio y Limeño, el 12 de julio. Abre sus puertas el 'Bar er Beti', en la calle Misericordia.

LOS INICIOS EN EL FÚTBOL
Con tres años, su familia emigra a La Coruña. El fútbol será su afición desde el patio del Colegio, viéndolo un ojeador del Ural, equipo canterano de La Coruña, que lo incorpora en sus secciones inferiores. Cuando la familia se muda a El Puerto, el SAFA San Luis se fija en Carmelo y empieza a jugar en la categoría juvenil, primero como lateral izquierdo y luego como central, desarrollando su carrera en dicha posición en el terreno de juego.

carmelonavarro_balon_puertosantamariaCarmelo tuvo sus primeros contactos con el equipo local en el último año de su categoría juvenil. Se formó en las divisiones inferiores del Racing Club Portuense, donde destacó por su gran solvencia defensiva y elegancia con el balón en los pies. Con 18 años daba el salto a Segunda B, jugando las temporadas 1977/78 y 1978/79.

SALAMANCA EN 1ª Y SERVICIO MILITAR.
Muy pronto llamó la atención de los directivos del Salamanca. Uno de ellos, distribuidor de Gin Rives en la capital del Tormes, viajaba con frecuencia a nuestra Ciudad y tuvo oportunidad de verlo evolucionar en el campo de juego. Tenía que fichar a Carmelo para el Salamanca. Estamos en 1979, año en el que dio el gran salto a Primera División. Llegó al Salamanca con 20 años, permaneció en el conjunto salmantino durante dos temporadas en las que no gozó de demasiadas oportunidades para demostrar su calidad.
Durante su segundo año en Salamanca no pudo aplazar mas el Servicio MIlitar, algo que ya había hecho en dos ocasiones anteriores. La instrucción en Cartagena, breve paso por Ferrol y destino en Madrid, donde consigue ir a entrenar dos veces por semana. Tras la jura de Bandera, Carmelo se incorporaría al equipo en su totalidad, al final de la liga.

carmelonavarro_betis_puertosantamariaBETIS Y RECREATIVO DE HUELVA.
En 1981 el Betis se hace con sus servicios pero por unas circunstancias u otras y pese a que en la temporada 82-83 llega a disputar 22 partidos con la camiseta del Betis, Carmelo no llega a convencer al cuerpo técnico verdibalnco por lo que es cedido al Recreativo de Huelva en 1983. En las filas del conjunto onubense Carmelo realiza una gran temporada y se convierte en uno de los jugadores más regulares del equipo, llegando a disputar 38 partidos en aquella temporada 83/84. El Betis lo repesca en 1984 pero en el conjunto hispalense tiene las puertas cerradas a la titularidad por lo que a la temporada siguiente (1985/86) es traspasado al Huelva, conjunto en el que de la mano de Víctor Espárrago se convierte en uno de los baluartes del equipo onubense.

CÁDIZ C.F.
Permanece en Huelva hasta 1987, año en el que llega al Cádiz, de la mano de Víctor Espárrago, su gran valedor. En un principio tras observar su aparente fragilidad física, muchos dudaron de su capacidad pero el técnico uruguayo que lo conocía bien lo consideraba una de las piezas fundamentales en las que se basaría el nuevo Cádiz C.F.

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Mágico González y Carmelo, con el balón.

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Maradona y Carmelo Navarro, en un regate ante la portería.

Como en casi todas las incorporaciones que hizo el Cádiz a petición de Espárrago aquella temporada, la razón estuvo del lado del gran técnico uruguayo. Su debut oficial con la camiseta amarilla se produjo el 30 de agosto de 1987, pero aquel día como se suele decir tuvo que bailar con la más fea, puesto que enfrente tuvo al Real Madrid de Butragueño que le endosó al equipo amarillo un duro 0-4. Afortunadamente el Cádiz y el Carmelo de aquella temporada fue muy distinto al que fue vapuleado en Carranza ante aquel gran Real Madrid.

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Un primer plano de Carmelo junto a Ziganda.

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Los jugadores Higuera y Carmelo.

GRANDE ENTRE LOS GRANDES.
En su primera temporada en las filas cadistas junto a otros grandes como Mágico, Oliva, Montero, Zalazar, Cabrera, Juan José... y de la mano de Víctor Espárrago, Carmelo se erigió en el jugador más regular del equipo, y el Cádiz realizó la mejor temporada de su historia en Primera División acabando sin agobios en una templada duodécima posición.Carmelo formó un excelente tandém ofensivo junto a Oliva. Permaneció durante cinco temporadas en Primera División en las filas del Cádiz, viviendo innumerables milagros con la elástica amarilla y convirtiéndose en el "Beckenbauer de la Bahía" un futbolista que dio toda una lección de colocación, elegancia y limpieza a la hora de cortar y sacar el balón jugado. Sus temporadas en el Cádiz fueron tan impecables que se ganó la simpatía y la admiración del fútbol español, llegando incluso a las cotas de popularidad del irrepetible Mágico González. En la temporada 92/93, la grave crisis económica del club se unió a los problemas deportivos y el Cádiz para desgracia de todos descendió a Segunda.

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Con Futre, en presencia del trío arbitral, en un encuentro contra el Atlético de Madrid.

Al año siguiente, 1994, la pésima situación del club a todos los niveles provocó la salida del club y su retirada del fútbol en activo del que posiblemente haya sido el mejor defensa libre que ha pasado por el Cádiz C.F. A su retirada tuvo ofertas para trabajar de comentarista deportivo en Canal Sur aunque finalmente se decantó por Canal Plus, donde se reencontró con Michael Robinson quien fuera directivo cadista y quien en su momento lo bautizó con el nombre del 'Beckenbauer de la Bahía'. Actualmente está desvinculado del mundo del fútbol.

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Fernando y Carmelo, se saludan con el árbitro, en presencia de los jueces de línea.

LAS CIFRAS.

Estadísticas

  • En las filas del Salamanca jugó 11 partidos.
  • En las filas del Betis jugó 43 partidos y marcó 1 gol.
  • En las filas del Recre jugó 70 partidos y marcó 6 goles.
  • En las filas del Cádiz jugó 244 partidos y marcó 2 goles.

Trayectoria

  • Racing Portuense.
  • Salamanca, 1979 a 1981.
  • Betis, 1981 a 1983.
  • Recreativo de Huelva (cedido), 1983/84.
  • Real Betis, 1984/85.
  • Recreativo de Huelva, 1985 a 1987.
  • Cádiz, 1987 a 1994.

(Fuente: Kaditj).

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Carmelo, en otras instalaciones --las nuevas-- de Vinagres de Yema, en el Polígono Industrial.

VINAGRE DE YEMA.
El nacimiento de esta empresa en 1992 ya se ha explicado en la nótula núm. 749, de su padre, Fernando T. de Terry Galarza, pero ha correspondido a Carmelo Navarro la expansión y consolidación de la misma, situándola en los primeros puestos del mercado nacional e internacional, en cuanto a Vinagre de Jerez se refiere. Carmelo está orgulloso de que Vinagres de Yema esté en posesión de las certificaciones de calidad más importantes: IFS, BRC, ISO9001.

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Las marcas blancas de Carrefour, Alcampo, Supersol, así como Hijos de Ybarra (segunda marca a nivel nacional), Hojiblanca, La Española, Coosur, Rafael Salgado, ... son envasadas por la empresa porteña.

En la planta de Vinagres de Yema se embotellan todos los tipos que permite el Consejo Regulador: Vinagre de Jerez, Vinagre de Jerez Reserva, Vinagre de Jerez al Pedro Ximénez, Vinagre de Jerez al Moscatel, Vinagre de Jerez Gran Reserva, Vinagre de Jerez Moscatel Reserva y Vinagre Gran Reserva Consejo. Además de 17 clases diferentes y 5 clases de cremas de vinagre balsámicas.

p1_vinagredeyemasl_puertosantamariaVINAGRES DE AUTOR.
Entre estas 17 clases se encuentran: Vinagre de Vino Tinto, Vinagre de Vino Blanco, Vinagre Balsámico de Módena, Vinagre de Manzana, Vinagre a las Finas Hierbas, Vinagre al Estragón, Vinagre al Ajo, Vinagre Balsámico Blanco, Condimento Balsámico Blanco, Condimento Balsámico Jerez. Las cinco cremas balsámicas son de Vinagre de Jerez, de Vinagre de Mödena, de Vinagre al Pedro Ximénez, de Vinagre de Frambuesa, de Vinagre a la Naranja. La mayoría de estos vinagres son de producción propia, salvo otros procedentes del marco de Jerez, de Asturias, de la Mancha y de Módena (Italia). Son vinagres de autor, personalizados, según el gusto y las indicaciones del cliente.

En la actualidad se pueden visitar las instalaciones de Vinagres de Yema, para grupos concertados, siendo modélicas las instalaciones que son recomendadas por los prescriptores del mercado.

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Fernando Tomás de Terry Galarza nació en el año 1923, quinto hijo del matrimonio formado por Carlos Joaquín de Terry y del Cuvillo y de Nicolasa Galarza Morante, hermana que fué del Ministro de Gobernación, Valentín Galarza, entre 1941 y 1942. La larga prole fue: Josefa Manuel, Nicolás, Jaime, Milagros, Fernando, Carlos, Carmen, José María, Teresa y Concha, de los que sobreviven, Carmen, Teresa y Concha.

...continúa leyendo "749. FERNANDO T. DE TERRY GALARZA. El alcalde de la Ciudad de Historia y Turismo."

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María Teresa y Maribel de los Santos. En primer término Pepe Estévez.

Hay oficios que marcan el destino de una familia, si bien en nuestro tiempo esta fidelidad profesional no resulta tan frecuente como antaño. La persistencia familiar en un mismo oficio parece una cosa del pasado, algo que ya no se lleva. Incluso en lugares pequeños y en sociedades cerradas es difícil ya encontrar a más de dos generaciones dedicadas a un mismo trabajo heredado, despachando en un mismo comercio.

Las joyas siempre han estado muy presentes en la historia del ser humano. La joyería, como oficio tradicional, ha tenido un papel clave en la cultura de las civilizaciones, aportando piezas de gran valor emotivo y cultural a las personas. El ser humano ha utilizado la joyería desde su misma toma de conciencia como individuo diferenciado, sea como amuleto, signo de poder o recordatorio.

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La Joyería Santos, en el cruce de Luna con Nevería. (Ilustración: María Lizaso).

Merodeando entre el tiempo pasado y las cuatro esquinas de la calle Nevería en su cruce con Luna, no puede uno dejar de imaginar lo que El Puerto fue en el primer tercio del siglo XX, el siglo de la nueva edad de oro de las letras españolas.

Ajeno aún a las grandes superficies comerciales y rodeado por la tradición secular del trato a diario y cercano con los parroquianos del lugar y de allende las fronteras de la Sierra de San Cristóbal, el roteño de nacimiento y portuense de adopción Juan Luis de los Santos decide abrir negocio de joyería en la entonces calle Sagasta (hoy Ganado) allá por el año 1925. Había aprendido el oficio con un tío suyo residente en El Puerto a donde llegó nuestro protagonista procedente de la Villa de Rota para completar sus estudios en el colegio de los Jesuitas.

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La mesa de operaciones de la joyería

Mientras Juan Luis se afanaba en el oficio de la joyería y la compostura, ese mismo año nuestro paisano Rafael Alberti ganaba el Premio Nacional de Literatura con su obra Marinero en tierra y empezaba a colaborar en la Revista Occidente; el historiador Hipólito Sancho centraba sus investigaciones históricas en El Puerto de Santa María y ejercía como alcalde de la ciudad Alfonso Sancho y Mateos propietario de la Bodega A&A. Sancho fue el primer presidente de la Academia de Bellas Artes y precursor del dragado y encauzamiento del río Guadalete.

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Fachada de la Joyería Santos. A la izquierda Nevería, a la derecha Luna.

Pasados los años Juan Luis decide trasladar la actividad a su actual ubicación, lugar que ocupaba la Taberna de Juan de Dios, frente por frente del edificio de teléfonos que más tarde pasaría a ser la Cafetería Trevi. En la esquina contraria se encontraba la tienda de ultramarinos La Argentina fundada a principios de siglo por el cántabro Eugenio López Díaz-Terán, que arribó por El Puerto procedente del núcleo rural llamado Barriopalacios, cercano a Torrelavega, como chicuco de otra tienda de montañeses.

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María Teresa y Maribel de los Santos, las hijas del fundador.

La Joyería Santos, negocio tradicional y familiar, ve incrementada su plantilla cuando en el año 1957 entra a formar parte de la misma con 12 años el aprendiz Pepe Estévez, que de la mano del maestro joyero De los Santos y sus hijas, ha sido y sigue siendo un pilar fundamental en el devenir diario de tan prestigioso establecimiento.

joyerisasantos_rotulo_puertosantamariaEn el año 1979 se emprende la remodelación de la joyería con el aspecto que presenta en la actualidad. Desgraciadamente su mentor tuvo poco tiempo para disfrutar del nuevo aspecto que presentaba aquél proyecto de vida que lideró 54 años atrás, ya que falleció escasamente un año después de su reinauguración. Sus hijas María Teresa y Maribel junto con Pepe Estévez han mantenido durante todos estos años el glamour que sólo unos privilegiados pueden imprimir a la labor iniciada por su mentor y maestro.

El 31 de julio de 2010,  la Joyería Santos después de 85 años de vivencias acumuladas, de repartir su sello de identidad a todo aquél que quiso regalar una perla, un zafiro o un colgante de lapislázuli, dejó de existir para los portuenses por aquello de las generaciones perdidas. La calle Luna ya no será lo mismo. (Texto y Fotos: Manolo Morillo).

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En la esquina de las calles Luna y Misericordia, donde hoy se encuentra la Cervecería El Puerto, se encontraba una sombrerería gestionada por Chamorro --hermano del practicante del mismo apellido, cuya hija Clarita se casaría con Felipe Sanz, Comisario de Policía que fue de El Puerto y sobrino a su vez de otro Comisario Local, Aureo Sanz Hernán Gil, profesor además del Colegio de la Pescadería--. Ambos hermanos, el sombrerero y el practicante, tuvieron muchos hijos.

El lema de la sombrerería era: «Para gorras y gorros, Casa Chamorro». Chamorro el sombrerero, marchó a la Argentina y allí vivió hasta su muerte.

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Rafael Tardío Alonso nace a las 12 de la noche en el número 117 de la calle Larga, el 22 de septiembre de 1929. Era el año de la Exposición Universal de Sevilla y, ese año, el Vapor Cádiz hacía explosión en el muelle de pasajeros de El Puerto. Fue el año, también, del crack de la bolsa de Wall Street, en Nueva York. Hijo del porteño  Rafael Tardío Vázquez y de Matilde Alonso Mesa, vecina de Jerez, en la Cuesta del Palenque, antes Cuesta de Reventón de Quintos.

rafaeltardio_ninio_puertosantamariaRafael, reconocido pintor, ha escrito varios libros y es miembro de la Real Asociación de Caballeros del Monasterio de Yuste. (Cáceres). Es constituyente de la Asociación de Amigos de la Cartuja de Jerez. Fundador de la Asociación Cultural Portuense 'Medusa'. Fundador y presidente de 'Alcanatif', Asociación para la Defensa del Patrimonio Histórico de El Puerto. Ha pintado los carteles de Feria de El Puerto en 1955 y 1990, así como el del homenaje de El Puerto a Alberti en 1982. Es Socio de Honor de la Academia de BBAA de Santa Cecilia. Hoy, 9 de agosto, se rotula un parque con su nombre en la Costa Noroeste, en las inmediaciones del Centro Comercial Vistahermosa.

(En la imagen de la izquierda, Rafael con apenas cuatro años).

rafaeltardiovazquez_puertosantamariaEL COSARIO DE TARDÍO.
Su padre, Rafael Tardío Vázquez, en la imagen de la izquierda,  se hizo cargo del Cosario familiar los Tardío, --un cosario era una especie de Agencia de Transportes entre los pueblos--. Una publicidad de la Revista Portuense de 1929, año del nacimiento de nuestro protagonista decía:

Cosario Rafael Tardío, hijo y sucesor de Julio Tardío.
Esta es la Casa más antigua , de mayor confianza y que cobra los portes más baratos. Recogida de encargos a domicilio y entrega rápida a sus destinatarios. Salidas para Cádiz: tren corto a la 8 y 27; autobús de las 9 y vapor a la hora que fije su salida. Salidas para Jerez y Sevilla: trenes correo a las 7 y 55 y ómnibus de las 9 y 40. Horas de Oficina: de 7,30 de la mañana a las 10,30 de la noche.

CARRERA DE COMERCIO.
Rafael, al que en casa llamaban Falele, viviría en su infancia juegos en la calle Larga, una calle escasa de tráfico en aquellas fechas. Recibió la Primera Comunión en plena Guerra Civil, en la Iglesia Mayor, en 1938. Estudió   Comercio por libre, recibiendo clases particulares de Antonio de la Torre en la calle Cielos núm. 65, junto a su hijo, Manolo de la Torre González, Luis Macías y otros. Se examinaban en la Escuela de Comercio de Jerez, cursando Rafael los cinco años de la carrera en tres. Obtendría matrícula de honor en las asignaturas de Economía Política y Derecho.

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Rafael Tardío, José Luis Tejada y Carlos Scat, mediados los 40 del siglo pasado.

AMIGO DE JOSÉ LUIS TEJADA.
Fue muy amigo de José Luis Tejada, desde su juventud. Perteneció a la Acción Católica --era el consiliario el párroco de San Joaquín, Don Luis Bellido Salguero, durante muchos años después párroco de San Dionisio en Jerez--, conocido como el Padre Bicicleta: iba de un lado a otro con rápidez, y además en bicicleta. Formaría parte también de los Luises.

rafaeltardio_en_sevillaRafael ya sentía inclinación y afición por la pintura, asistiendo a las clases que impartía Juan Lara Izquierdo en la Academia de Bellas Artes, donde se formó. Está en posesión de la licenciatura de Bellas Artes, especialidad en Pintura. (A la izquierda, Rafael Tardío con su primo Julio Tardío de la Peña, paseando por Sevilla en 1947).

LA MILI Y EL TRABAJO.
En 1949, con 20 años se incorpora como voluntario al Ejército del Aire, cumpliendo el servicio militar en la jerezana Base de la Parra. Su padre fallecería al año siguiente, lo que motivaría una licencia militar anticipada, incorporándose junto a su hermana María Angeles al negocio familiar que habría de cerrar en 1952, frente a la competencia de las grandes compañías de transportes que contaban con grandes vehículos propios. Rafael entraría a trabajar entonces en Bodegas Osborne. En 1956, dado su dominio del idioma inglés, entró a trabajar en la Base Naval de Rota, donde desempeñaría gran parte de su vida laboral, en el Comptroller Department, donde destacaría por la innovación de unos sistemas de trabajo ejemplares, jubilándose en 1993.

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En 1959, durante su boda, en la Iglesia Mayor, con María Isabel Zuasti.

LA FAMILIA.
En  1959 se casa con la jerezana de origen vasco, Maribel Zuasti Toajas, que vivía junto a su familia en la calle Palacios, con la que tendrá cuatro hijos: María Isabel, Rafael el conocido comunicador, Juan y Vicente. Tienen dos nietas de su hijo Rafael: Celia y Patricia  Recién casados se fueron a vivir a la calle Santa Lucía, pero conocerían otros domicilios familiares en El Puerto: la calle Cruces 88, Vicario, 21, frente a la sacristía de la Prioral y un piso en las Torres Fermesa en el Camino --hoy Paseo-- de los Enamorados, que da a la Plaza de la Noria, donde vive en la actualidad. Su comunión con la pintura y la escritura la realiza en el estudio que posee en Valdelagrana.

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Con Alberti, firmando ejemplares del libro del poeta que ilustró nuestro protagonista: "Del Mar de Cádiz" editado por la desaparecida Fundación Municipal de Cultura en 1982.

delmardecadiz_puertosantamariaMEDUSA
En 1961, junto al amigo de su adolescencia, el poeta José Luis Tejada; Manuel Martínez Alfonso, catedrático de Literatura y posteriormente Alcalde de El Puerto y Antonio García Amador, Domingo Roa, Antonio Pérez, Francisco Muñoz y otros fundan la Asociación Cultural Portuense Medusa, con nótula núm. 181 en Gente del Puerto.

(En la imagen de la izquierda, portada del libro 'Del Mar de Cádiz' que ilustró Rafael Tardío, sobre una selección de poemas de Rafael Alberti, realizada por su amigo José Luis Tejada en 1981).

ALCANATIF
Muy preocupado por nuestro patrimonio histórico, Rafael Tardío fue elegido en1981 presidente de Alcanatif, Asociación para la Protección del Patrimonio Histórico Artístico de El Puerto, impulsada por el entonces concejal de cultura, el andalucista Antonio Muñoz Cuenca, con nótula núm. 069 en Gente del Puerto.

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Rafael señaló en su día que «al cabo de una año de tentativas abortadas por los obstáculos políticos creados por la corporación municipal, desactivó el grupo despreciando los opuestos intereses políticos del Ayuntamiento de la época». (En la imagen de la izquierda, la Guía Histórico Artística editada en 1983 por Alcanatif y el Ayuntamiento).

VIAJERO.
Por placer o por trabajo, Rafael ha recorrido medio mundo. Con motivo de sus funciones en la Base de Rota viajó a Atenas, Londres Nápoles, Roma, Sigonella (Sicilia), Bahrein (Golfo Pérsico), Norfolk (Virginia), Jacksonville (Florida), Mechanisburg y Filadelfia (Pensylvania). Ha recorrido infinidad de veces España y Portugal por placer, Fremont (California), Charlotte (Carolina del Norte), Italia, Marruecos, Egipto, Turquía, Israel, …

cartusia_defensionis_1998LIBROS.
Su primera obra literaria fue publicada en 1998: el libro titulado ‘Cartusia Defensionis’, sobre la vida de los cartujos, ilustrado profusamente con 37 cuadros a plumilla, técnica en la que es un virtuoso, habiendo sido reeditado. En el año 2000, por encargo de los hermanos de la Orden de San Juan de Dios de Jerez, escribe una biografía novelada de San Juan Grande ‘Así en la tierra como en el cielo’.  En 2006, la Sociedad de Nuevos Autores publica, publica su nuevo libro en colaboración con Pedro García Martos ‘Atrum Vulnus’, de mas de 600 páginas y escrita en castellano antiguo. Su último libro, en 2008, una edición exclusiva para la Familia Tardío ‘Una historia de ocho siglos. Genealogía del apellido Tardío en la provincia de Cádiz’. (En la imagen de la izquierda, portada del libro 'Cartusia Defensionis').

LA PINTURA.
«Su pintura ha sido siempre figurativa y realista: paisajes, escenas costumbristas y figuras. Trata técnicas diversas, como óleo, acuarela, tempera, pastel, dibujos a plumilla en negro e iluminadas en color, carbón, sanguina y otras técnicas mixtas para ilustración. De todas ellas, destaca en el óleo y la plumilla.

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Durante la Exposición Inaugural de la Casa de la Cultura, el 4 de julio de 1975, acompañado por Manuel Martínez Alfonso. (Foto: Rafa. Archivo Municipal).

En óleo ha realizado numerosos cuadros de paisajes y composiciones de estilo figurativo, así como cuadros de realismo fantástico de estilo surrealista e hiperrealista. En sus plumillas dedica una especial preferencia por los paisajes andaluces, principalmente locales, rústicos y urbanos, y en los últimos años, por los temas religiosos, donde con creciente y tenaz porfía ejecuta dibujos muy detallados, al estilo de los grabados clásicos. Esta última faceta de su producción es la más difundida. Existen obras suyas en el Excmo. Ayuntamiento y el Museo Municipal del Puerto de Santa María, en la Casa de la Cultura de San Fernando, Diputación Provincial de Cádiz, Cámara de la Propiedad Urbana de Sevilla, en varios centros oficiales de Andalucía, así como en el Monasterio de Yuste (Cuacos, Cáceres) y en diversas colecciones privadas en España, Estados Unidos, Inglaterra, Italia, Grecia y Japón.» (W).

rafaeltardio_1983_puertosantamariaTRAYECTORIA EN LA PINTURA.
Entre agosto de 1965 hasta julio de 1966 fue ilustrador del bisemanario "La Voz de la Bahía", periódico editado en El Puerto e impreso en los talleres de Jerez Industrial. Colaboraría, además,  en varias otras publicaciones de ámbito local y provincial.
El año 1971 el grupo norteamericano ‘Tarlinco’ que editó su colección "Reflexions of Spain" de temas locales, reproducidos en litografías a color para su difusión en EEUU.
Será en durante el año 1981 cuando ilustra sendos volúmenes: "Del Mar de Cádiz", de Rafael Alberti, editado en El Puerto, y "Ciudad Pasajera" del poeta José Félix Olalla, editado en Barcelona.
El año 1983 ilustra la contraportada de la "Guía Histórico-Artística de El Puerto de Santa María”, de Olga Lozano y Mercedes García Pazos, editado por el Ayuntamiento de El Puerto.
Durante el año 1984 crea la colección "Rincones Portuenses”, edición limitada de cien copias numeradas y firmadas de doce plumillas dedicadas nuestra Ciudad; otra colección titulada "Imágenes del Puerto", con litografías en color de tres cuadros; y una edición limitada para Bodegas Terry, sobre temas bodegueros, que se encuentra en algunos establecimientos de hostelería. (En la imagen de la izquierda, una plumilla con acuarela, de 1983, sobre el río Guadalete y el Parque).

En el año 1985 crea una serie de 31 cuadros al carbón, plumilla y acuarela sobre temas marroquíes.

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Colón en el Puerto, a las puertas del Castillo. (Rafael Tardío).

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Juan de la Cosa y su primer mapa mundi. (Rafael Tardío).

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Los nobles en la Prioral.

EL PUERTO Y EL DESCUBRIMIENTO.
El año de la Exposición Universal de Sevilla, en 1992, con motivo del V Centenario del Descubrimiento de América editó unas carpetas tituladas "El Puerto de Santa María y el Descubrimiento de América" conteniendo tres litografías de sendos cuadros ejecutados a plumilla y acuarela, para resaltar la importante participación de El Puerto, con la colaboración municipal. Asimismo realizó la portada del libro "El Almirante Valdivieso, su palacio y el Puerto de Santa María en el siglo XVII".

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En 1998 presentó en el Claustro de Santo Domingo, de Jerez de la Frontera, una exposición de 37 cuadros realizados a plumilla, titulada Cartusia Defensionis.

EXPOSICIÓN ANTOLÓGICA.
En 2004 se organizó en nuestra Ciudad una muestra antológica de su pintura con el título ‘Rafael Tardío: 50 años de Pintura’. Hasta entonces y durante esos años ha realizado  34  exposiciones individuales y participado en 16  colectivas en El Puerto, Cádiz, Jerez de la Frontera, San Fernando, Rota, Arcos de la Frontera, Algeciras, y fuera de Cádiz: Madrid, Barcelona, Santander, Elda (Alicante) y Sevilla, habiendo obtenido diferentes premios a lo largo de su trayectoria pictórica. Ha recibido encargos de diversas entidades, tales como Osborne y Cia., Bodegas Terry, Romerijo, diversas entidades bancarias, el Hospital Universitario "Marqués de Valdecilla", de Santander, el Hospital de La Paz, Madrid, y colecciones particulares. En la actualidad, Rafael se encuentra retirado en su estudio de Valdelagrana, donde pinta de forma casual y continúa con  su faceta literaria.

PARQUE RAFAEL TARDÍO ALONSO.

Hoy nueve de agosto de 2o1o, se ha inaugurado el Parque Rafael Tardío Alonso, un precioso jardín repleto de arbolado, en el entorno del Soto de Vistahermosa. El ayuntamiento de la Ciudad reconoce así, una trayectoria dedicada a la pintura, a los rincones portuenses y a reivindicar el nombre de su ciudad natal.

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Javier Maldonado tuvo una intervención durante el acto, así como homenajeado y alcalde. Manolo Morillo, en nombre de Enrique Bartolomé, leía este texto instantes antes de descubrir el monolito que lleva el nombre del humanista Rafael.

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"La razón sólo tiene un camino: el sentido común.
Es para mí un orgullo y una enorme alegría abrir el acto de inauguración de este parque, por lo mucho que tiene de emoción, de satisfacción y de justicia.
Los portuenses que por motivos diversos hemos permanecido alejados de nuestra ciudad por períodos prolongados de tiempo, valoramos con mayor pulcritud los mimbres sobre los que descansa la identidad y la idiosincrasia de El Puerto.
Hombres y mujeres han ido aportando a la sociedad portuense sus maneras y sus sensibilidades a través de la peculiar y genuina historia local, para que hoy podamos decir sin equivocarnos qué somos y qué significamos.
Cuando escribo estas líneas me encuentro triste por no poder acompañaros familia Tardío, aunque plenamente satisfecho porque con la inauguración de este parque la ciudad de El Puerto hace justicia con un hombre de bien. Con un ser humano por encima de todas las cosas, que ha sabido llevar a sus manifestaciones artísticas los sabores y los sinsabores de una ciudad como la nuestra.
Admiro a Rafael Tardío Alonso no sólo por su aportación cultural y artística, sino por su profunda pasión al trabajo.
Me unen a él multitud de hilos conductores. He vivido con sus hijos experiencias inolvidables y compartido metas e ilusiones.
No voy a enumerar en estas líneas el amplio currículo de Rafael. Los portuenses sabemos de sobra lo que aporta con cada pincelada y lo que significa la plasmación de aquello que a veces pasa desapercibido para la mayoría.
Rafael Tardío ha sabido leer con precisión y maestría aquella cara, a veces oculta de la vida, cargada de sensibilidad, que tanto marca el devenir de un pueblo.
Nuestro homenajeado contribuye con un legado difícil de igualar, donde las generaciones de jóvenes portuenses ávidos por expresar lo que sienten y lo que viven, encontrarán sin duda un material didáctico más que suficiente para avanzar por un camino honorable y solidario.
Rafael ha sido profeta en su tierra, la que le vio nacer hace ya algunos años. Y hoy El Puerto entero le devuelve sólo una parte de lo mucho que ha dado.

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Como es él, callado y prudente, sabrá paladear cuando deambule por este parque, las consecuencias de un trabajo bien hecho, de una labor escrupulosamente realizada.
Ante la imposibilidad de estar ahí con ustedes Rafael y familia, me sumo con todas las fuerzas de mis entrañas a este merecido, sentido y justo homenaje en la seguridad de que El Puerto hace justicia con un hombre honesto y cabal por encima de cualquier otra consideración. El tiempo, como dijera José Luis Borges, es el mejor antologista, o el único tal vez, como en el caso que hoy nos ocupa, que sabrá dar la verdadera dimensión de la vida y obra de Rafael Tardío Alonso. Enhorabuena y un fuerte abrazo desde la montaña palentina en una tarde de agosto.".
(Fotos inauguración del Parque: Jorge Roa).

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