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El 16 de mayo de 2013, cuatro amigos y socios: Miguel Angel de la Montaña, Alvaro González y los hermanos María y Diego Enciso abrieron un nuevo restaurante en el Centro Comercial Vistahermosa, con el sugerente nombre de ‘La Buena Vida’.

Establecimiento decorado con mucho gusto y decorado con mesas y sillas de diversos estilos que simulan ser de segunda mano pero que han sido realizadas especialmente para el bar. Tienen barra y salón interior, más una terraza cubierta y con cristalera móvil, en total 45 plazas. La cocina está a cargo de un joven pero ya reconocido cocinero gaditano, David de Melo, formado en la Escuela de Hostelería de Cádiz y que ha cocinado junto a Martín Berasategui y también otro cocinero local que destaca en la cocina de vanguardia, Diego Marengo de de Viavai de Chiclana.

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El establecimiento está decorado con mucho gusto.

De Melo realiza una cocina de mercado “en la que todo lo hacemos nosotros. Huimos de lo preparado”. Hay ensaladas y una carta de tapas y platos, además de postres caseros. Por ahora los platos más demandados, además del pescado que varía en función de lo que hay en la plaza, son las croquetas de pistachos, la mini hamburguesa o el tartar de atún.

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Una de las creaciones gastronómicas de La Buena Vida.

«La Buena Vida es el sueño hecho realidad de un grupo de amigos, amantes de la gastronomía y el buen vivir. Un nuevo espacio situado en El Puerto de Santa María (Cádiz), algo que se nota e inspira en cada una de nuestras recetas, realizadas siempre, con la mejor materia prima. Entendemos la gastronomía como un placer, que va más allá de nuestras propias recetas, para convertirse en un momento agradable de compartir con amigos y familiares, por eso, cuidamos hasta el más mínimo detalle en la decoración, el servicio y la música».

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En julio y agosto abren todos los días en horario de almuerzos y cenas. El resto del año cierran los domingos por la noche y los lunes todo el día. /Texto: Pepe Monforte.

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José Fernández Rodríguez, en el almacén de comestibles ‘Casa Joselito’ en la calle Postigo, 24, en noviembre de 1948. Anuncios de la época, género al por menor, latas y embutidos que ayudaron, gracias a la generosidad y la paciencia de Joselito, a tirar para adelante a muchas familias.

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José Fernández Rodríguez, nació hace casi 90 años en Tuy, en el Concejo de Porriño (Pontevedra). Con once años -en 1934- vino a El Puerto de chicuco, para ayudar en el almacén de unos gallegos existentes en la esquina de la calle Cruces con Postigo: “La Gloria” que luego sería un bar y freidor de pescado. Allí estuvo hasta que se fue al servicio militar. A la vuelta montó en la esquina de la calle Capillera con Postigo un almacén de comestibles y una taberna, “Casa Joselito”. Le alquila a Armando Micaletti un corral que había enfrente y construye con sus manos una especie de posada para los trabajadores que venían a trabajar a las diversas grandes obras públicas que se hacían en la zona; así les daba cama y comida.

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En 1958, el 25 de noviembre, de izquierda a derecha: Mercedes, Rafael y Jose -Joselito- Fernández Rodriguez y Paco Peña, tras la barra del restaurante.

Los negocios van prosperando, adquiere ese local y en 1955 abre, el que sería el primer “Bar Jamón” cuyo nombre fue puesto por los clientes, dado el tamaño de las lonchas de jamón que ponía como tapas. Da un nuevo giro al negocio y lo divide en tres partes, intercomunicadas entre sí: el Bar, una Confitería y un nuevo Almacén de comestibles, que con el tiempo, tras las múltiples reformas vividas por el establecimiento, sería el supermercado del Barrio Alto. Para la cocina, para seguir con el éxito de las comidas caseras, Joselito se trajo de Galicia a su hermana Mercedes y luego a su hermano Rafael, quien permanecería hasta su jubilación en la barra del bar de la calle Capillera. Los guisos de conejo, el pollo guisado, riñones al vino fino, berzas varias, eran el argumento por el  que muy pronto se hizo conocido el nuevo establecimiento.

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El día de la inauguración oficial  (25 de noviembre de 1958) del Bar Jamón en la Calle Capillera. De izquierda a derecha, Francisco Fernández Galloso, pelando unas gambas, niño desconocido, Francisco García Máiquez, Juan Rodicio, Manolo Verde, Joselito Fernández Rodríguez, Ricardo Rodríguez Álvarez, de La Bota de Oro; Ariza,  del Banco Hispano Americano, Rivera, Francisco Martín Repollet, Sabas Manuel Martín Repollet, Rafael González Bruzón y Francisco González Rivera.

La empresa funciona a base de mucho trabajar y a principio de los sesenta del siglo pasado se abre una terraza en la azotea. Llega la televisión y en 1963 es el segundo televisor que se instala en un establecimiento de comidas y bebidas en El Puerto, tras el Bar La Liga; la vieja Philips se jubilaría después en el domicilio familiar de Joselito, donde no llegó la televisión hasta que se compró una nueva para el bar. Los niños de los clientes, y los  vecinos del barrio, veían las películas de los domingos sentados en la escalera de acceso a la terraza. E innovador como era, se inventó un montacargas de tracción manual para subir los alimentos desde la cocina al piso superior.

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Chocolate Zahor regalaba una batería de cocina, pieza a pieza, entre su clientela. Estamos en 1964, en el almacén de Joselito, repartiendo las piezas del conjunto entre la clientela. Vemos a la izquierda a Marcelino, Pepi, Fale de niño, Rafael Fernández en el reparto, entre otras a Isabel y su hija y a la madre del popular Luichi, ya sacado en estas páginas con nótula propia. Chocolate El Gorriaga, entregaba, también, un balón de reglamento -de cuero- entre sus consumidores.

Recuerda Pepe, el hijo de Joselito, que los clientes traían el marisco desde Romerijo, y se sentaban en las numerosas mesas que se habilitaban en la calle Capillera, entonces de arena, que previamente regaban y preparaban para recibir las avalanchas que se desplazaban, entonces, calle San Juan arriba, por el Barrio Alto. Hasta se instaló un toldo para hacer más cómoda la estancia a la parroquia. En 1974 se hace una nueva ampliación y nuevas mejoras estéticas vendrían seis años mas tarde, en 1980, con su hijo mayor, Pepe Fernández cada vez más implicado en el negocio, donde había aprendido a hacer de todo y por tanto lo conoce desde sus cimientos.

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Interior de la barra del restaurante en la calle Capillera, que aguantó hasta el final, tras la reforma de 1980. Rafael Fernández, tío y sobrino, tras la barra.

Una navidad, Joselito se pertrechó tanto de jamones que tuvo necesidad de colgarlos del techo del bar, lo que acabó por convertirse en una peculiaridad del establecimiento: los turistas venían a hacerle fotos y los americanos, especialmente, se sentían gratamente “condecorados” cuando una gota de la grasa que goteaba de la pieza del gorrino les señalaba la chaqueta. No se habían inventado aún las “chorreras”, que aparecieron mas tarde, primero de hojalata y luego de plástico. (La expresión “jamón con chorreras” o jamón “sudado” se debe al proceso de generación de sabrosos fluidos que sufre la grasa del cerdo con las subidas de temperaturas). Eran los tiempos del jamón a tacos -y Joselito se hartaba a cortarlos y prepararlos- y de una carne rellena o mechada única en su género que, con motivo de algún aniversario del establecimiento, deberían volver a mostrar a las nuevas generaciones de clientes de sus nuevos restaurantes. Es una vieja reivindicación de algún cliente devoto de aquel manjar -quien suscribe- que no se resigna a que haya desaparecido de la carta del restaurante. (En la fotografía, el afamado Pan de la Casa).

pandelacasa_puertodesantamariaLos negocios familiares se expandirían, abriendo su hijo Pepe, ya como gerente, La Bodedeguilla del Bar Jamón, en la calle Misericordia en 1989, y que  hoy regentan su otro hijo, Rafael y su nuera Mamen. Allí se inventó el Pan de la Casa (pan de cortijo ligeramente tostado, aceite de oliva del bueno, tomate y jamón), al que siguieron otros: de mechada, de queso, de huevo… Y ya lo copian en tantos sitios…. En 1998 se inauguraba el actual Bar Jamón junto a la rotonda del Molino Platero, emblema del grupo Jamefer, nombre comercial de José Fernández Rodríguez e hijos. /El pan de la Casa

Sus hijos siguieron con la expansión y durante años han dirigido otros negocios como la confitería “Los Sanluqueños” hoy “Ntra. Señora de la Merced” que lleva abierta 53 años y en la actualidad es regentada, junto con la cafetería, por Manolo Fernández. Ignacio tentaría a la suerte no hace mucho con La Casa del Chocolate, en pleno centro de El Puerto, entre Luna y Nevería, no estando la situación actual para apuestas de tanto nivel en nuestra Ciudad.

José Fernández Rodríguez, el gallego, ha dejado muchos negocios funcionando y un potente espíritu empresarial. Y seis hijos: Pepe, Manolo, Fale, Mercedes, Jesús e Ignacio. Hasta ahora se dedicaba a su huerta, a cuidar de los nietos, a hacer algún viaje por su tierra gallega y observar la vida desde la atalaya de tantos años vividos y trabajados. Nos dejaba la madrugada del 1 de agosto en la Clínica Santa María, a punto de cumplir 90 años. Descanse, justamente, en paz. /Texto: José María Morillo.

Hoy a las 10:00 en el Tanatorio de El Puerto de Santa María se celebrarán las honras fúnebres y posterior incineración.

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La cocinera Claudia Monforte, con más de 15 años de experiencia ya en el sector y Salvador Simón, que se encarga de la atención al público pero que también conoce bien el negocio ya que su familia regenta la cadena de asadores de pollo de Sevillla, ‘Asador Margari’, regentan el local ‘Como en Casa’, una tienda de comida preparada con un toque casero y saludable.  La iniciativa se puso en marcha en noviembre de 2012 en el número 6 de la Avenida de los Cisnes.

Este local de comida preparada se aleja de los tópicos de este tipo de establecimientos. Lo primero que llama la atención es que no venden pollos asados o pescado frito. Como en casa se ve desde la calle ya que todas las paredes son  y la cocina está detrás del mostrador a la vista del público que ve como se prepara su pedido. Claudia Monforte y Salvador Simón señalan que su apuesta es por la comida casera y saludable por lo que usan productos frescos y tratan de que los menús estén equilibrados. A diario suelen tener una veintena de platos que van desde los aliños como ensalada de pasta o patatas alioli pasando por unas tortillas de patatas o rellenas de forma rectangular y hechas al horno.

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No falta tampoco la lasaña de carne o el pollo en salsa. Todos los días hay un guiso casero como los fideos a la marinera o el menudo y a partir de la una y media van sacando, cada media hora, una paella. Cuentan también con platos especiales para vegetarianos como el pisto, las espinacas a la crema o un wok de verduras. Aceptan también comidas por encargo y se les puede pedir también que preparen una celebración. Los platos se sirven en envase de cuarto de kilo, medio y un kilo y el precio del cuarto está entre los dos y los tres euros y medio. También realizan cursos de cocina que van variando. /Texto: Pepe Monforte.

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Antonio Lavandera García, cocinero y de Puerto Real, y Alejandra Quintia Martinez, de La Coruña abrieron su primera taberna del sapo en marzo de 2010. El 12 de diciembre de 2012 se trasladaron al local que tienen ahora, en la Avda. de la Paz, en Valdelagrana, muy cerca del Hotel Puertobahía.

El establecimiento está decorado de forma sencilla. Tienen barra y algunas mesas en un salón interior, y terraza. En el salón hay una especie de reservado para los tanques de cerveza ya que trabajan con cerveza “de bodega”, sin pasteurizar de Estrella de Galicia. Exquisita. La carta es común para todo el establecimiento y se basa en tapas y raciones para compartir.  La estrella de la casa es el pulpo que sirven a la gallega y también asado, acompañado en ambos casos de patatas, en el segundo caso también asadas. También tienen ensaladilla de pulpo. La empanada, además, es famosa, especialmente la de atún e incluso la encargan para llevar.  Traen mariscos de Galicia como navajas, percebes, mejillones, berberechos, centollos o cigalas. Para acompañar pimientos de Padrón que traen desde Herbón, la localidad con más fama en este producto. Cuentan también con carnes gallegas y cuando hay, sardinas fritas.

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El tapatólogo José Rodríguez Muñoz recomienda La Taberna del Sapo: señala que le sorprendieron especialmente dos productos, el pulpo a la gallega y la empanada. José Rodríguez afirma que para él “estamos ante el mejor gallego de la provincia”. También destaca el pan y los licores gallegos que ofrecen de postre y la relación calidad precio.

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La Taberna del Sapo está en la Avenida de La Paz, número 26, en los locales 11 y 12, en la urbanización de Valdelagrana en El Puerto de Santa María. Abre todos los días excepto lunes. En los meses de junio, julio, agosto y septiembre no cierra ningún día. El teléfono es el 956561330. /Texto y fotos: Pepe Monforte.

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Imagen tomada en el yate ‘Aquílonia’, atracado en los pantanales de Puerto Sherry en agosto de 1990. De izquierda a derecha Javier Tosar Barrera (ver nótula núm. 063 en GdP), Antonio Almagro Buhigas (ver nótula núm. 178  en GdP), Emilio Almagro, Manuel Cuevas Mateos, Miguel Pineda Martí y Fosco Valimaña Lechuga (ver nótula núm. 095 en GdP). La imagen, con la vela o toldillo, es apropiada para este verano que comienza en pocos días. Fernando Gago hubiera dicho que, ahora en verano los propio es que cuando se insulte a alguien se le mande al ‘carajo la vela’.  /Foto: Colección Vicente González Lechuga. 

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joseluisriquetbejarano_puertosantamariaEl nombre del bar Piriñaca se debe a la abuela de José Luis Riquet Bejarano, el actual propietario, que la conocían por ese nombre. Lógicamente el plato (ensalada realizada con trozos de cebolla, pimiento verde y tomate picado y aliñado con aceite de oliva, sal y vinagre de Jerez) está en la carta y se adorna con unos trozos de caballa en conserva. La carta está centrada en pescado fritos y a la plancha como doradas o lubinas. A veces tienen anchoba en adobo, un pescado de características parecidas al jurel o la caballa, aunque de tamaño más grande. Es un pez bastante voraz que se alimenta de otros mas pequeños como los boquerones. No es una especie muy apreciada, pero su carne, pescado azul, parecida también a la del bonito va perfectamente para una preparación tan de la bahía gaditana como es el pescaíto en adobo. Se captura de abril a septiembre, o sea que ya está en su época.

/En la imagen de la izquierda, el actual propietario del Bar Restaurante Piriñaca, José Luis Riquet Bejarano

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En la imagen, el antiguo Bar Piriñaca.

El establecimiento actual se ha abierto en abril de 2011, aunque el Bar Piriñaca, que estaba situado hasta el 2009 en otro punto de la playa de La Puntilla lo fundó Miguel Riquet, el padre del propietario actual, José Luis Riquet, en 1968. Este, junto a la Rosa de los Vientos y otros bares que de provisionales pasaron a estables, desaparecieron de esta zona de dominio marítimo terrestre, que gestiona la Autoridad Portuaria.

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Imagen actual de la terraza en el Paseo José Luis Tejada.

Establecimiento con decoración funcional pero con una espectacular terraza al río Guadalete, en una zona restaurada de El Puerto de Santa María cercana a la playa de La Puntilla, en el Paseo José Luis Tejadaque recorre la ribera del río. En él se puede desayunar y también tapear en la barra y comer de raciones y platos en el salón interior o en la terraza.

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El cazón en adobo y la anchoba en adobo son platos espectaculares. /Texto: Pepe Monforte.

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Pues llegó el día... y pasó el día. Ya pasó nuestro particular homenaje al vino del Marco del Jerez, en el que se incluyen los vinos de El Puerto de Santa María, uniéndonos a la iniciativa de nuestro amigo Wolfgang Hess de celebrar un Día Mundial del Sherry coincidiendo con la efemérides de la fundación del Consejo Regulador del Jerez en 1933. Precisamente, un grupo de aficionados, de aficionados no, ...de muy aficionados!! bautizamos nuestro encuentro con el nombre de Solera 1933, Como verán el nombre no pudo ser más apropiado.

La cosa consistía simplemente en reunirnos en la Vinoteca Vinarte, de El Puerto de Santa María, un buen grupo de amigos del vino de Jerez, y que cada uno aportase el vino que quisiera, manzanillas, finos, amontillados, palos cortados, etc, etc, para acompañarlos nada mejor que una inmensa paella y diversas tapas variadas. Llegados a este punto puedo decir que la colección de vinos que había allí presente difícilmente se va poder repetir, pues hubo verdaderas joyas, que no se comercializan y que solo salen de bodega para ocasiones especiales, como el Amontillado El Cid, de Osborne, o el fino La Honda, también de Osborne, al margen de otros vinos de bodegas familiares.

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LOS ‘RARE SHERRY’ DE OSBORNE.

Esta gama de vinos viejos de Osborne, los "Rare Sherry" son los vinos más viejos de esta casa, cuyas soleras fundacionales datan todas de los primeros años del siglo XX, a excepción del Oloroso Solera BC 200 (ausente) que es de 1864. Se tratan todos ellos de vinos únicos, muy complejos y profundos, excepcionales, a destacar el Amontillado El Cid, un vino que no se comercializa, y que procede de viejas soleras de las antiguas bodegas de Duff Gordon: para probarlo y guardar silencio. Sublime.

Muy curioso lo del nombre de este palo cortado "P (delta) P", donde parece ser que PP viene de Palo cortado de El Puerto, y el triángulo ? (delta) sería el símbolo empleado para referirse al triangulo del Marco de Jerez formado por las ciudades de Jerez, Sanlúcar y El Puerto.

amontillado_honda_puertosantamariaLos otros dos vinos de esta gama de Osborne presentes fueron el Oloroso Solera India, y el Amontillado Solera AOS, una solera creada en 1903 por Tomas Osborne Guezala, a la sazón presidente de Osborne, para conmemorar el nacimiento de su hijo Antonio Osborne, de ahí el nombre elegido para el vino. Una selección de las mejores botas de amontillado de la bodega La Palma, situada en la calle de el mismo nombre en El Puerto de Santa María.

AMONTILLADO ‘LA HONDA’ DE OSBORNE.

Tuvimos ocasión de catar también el fino (Amontillado) La Honda, una saca especial para este día, de un fino viejo - algunos hablan del origen de los primeros finos Quinta, que también dejó de embotellarse a mediados de los años 70; un fino ya amontillado,  muy elegante, extraordinario, cuyo nombre procede del nombre de la bodega La Honda, de Osborne, en donde se cría también el excelente Palo Cortado P?P.

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AMONTILLADO VIEJO DE MIGUEL M. GÓMEZ. 1956.

Otra joya que tuvimos el placer de catar y esta vez de descorchar - con muchísima habilidad, por cierto - fue una botella de Amontillado Viejo de 1956 de la bodega de Miguel Gómez Aramburu (Bodegas Miguel M. Gómez) que hasta 1969 estaban ubicadas en Cádiz, para pasar, entonces, a unas nuevas instalaciones en El Puerto de Santa María y cumplir con los imperativos del Consejo Regulador respecto a los límites de la zona de crianza del jerez.

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OLOROSO ‘EL PALOMAR’ DE GLEZ. RICO HNOS.

Junto a esta vemos otro vino ya desaparecido de las bodegas González Rico Hermanos, también de El Puerto, que ocupaban las instalaciones que hoy son propiedad de Bodegas Caballero junto al Castillo de San Marcos, en cuya botella se puede apreciar el sello con el nombre El Palomar, viña que estaría situada en la carretera de Sanlúcar, a la altura del antiguo Palacio de Osborne (Joy Sherry). Sería pues un verdadero vino de pago o de viña. Este está pendiente de ser descorchado.

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Para una próxima ocasión queda la segunda parte de esta cata, quedan botellas todavía por ser descorchadas. /Texto y fotos: Guillermo Manuel de Villena.

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Tras veinte años ausente de El Puerto el chef portuense, que triunfó en el restaurante Focolare de Madrid (ver nótula núm. 551 en GdP), se establece en Jerez en un establecimiento situado en la avenida Alvaro Domecq donde elabora una cocina “al detalle”: Ajonegro.
 
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Cada vez que describe un plato te dan ganas de comértelo. Precisa la forma en que lo hace, como cuida cada detalle. “A las salsas no le pongo la verdura, tan sólo el jugo que sueltan, quedan muchísimo mejor”. El caldo de cocer las gambas lo reduce para luego incorporarlo a la ensaladilla. Es de los pocos que ejecuta ya recetas de cocina internacional como el steak tartar o el roast beef que sirve a la manera inglesa con puré de patatas y guisantes.

Roberto Romero Miura nació en Sevilla, aunque al poco tiempo se trasladó a El Puerto de Santa María. Desde pequeño estuvo relacionado con el mundo de la alimentación. Su padre, Roberto Romero Laffite (ver nótula núm. 333  en GdP) regentó “Conservas Sur” una legendaria empresa con sede en El Puerto y que hacía conservas tanto vegetales como de pescado.

Estudió en Madrid en la Escuela Sol donde adquirió ya sus primeros conocimientos técnicos como cocinero. En ese mismo periodo ya toca su primer gran restaurante “Lúculo” donde estuvo haciendo prácticas. Su primer trabajo, ya finalizados sus estudios sería en El Puerto de Santa María en el restaurante Pasta Gansa. Precisamente ahora, 20 años después, vuelve a trabajar con el mismo empresario Jorge Manrique, el mismo que ahora ha abierto Ajonegro en la avenida Alvaro Domecq de Jerez, en los bajos del Hotel NH, donde Roberto ejerce de jefe de cocina.

Durante estas dos décadas Roberto ha trabajado en Sevilla y, sobre todo en Madrid, donde regentó durante 11 años el restuarante “Focolare” donde, a pesar del nombre del establecimiento, ejercía una cocina gaditana en la que no faltaban ni las ortiguillas, ni el pescado frito, ni las tortillitas de camarones. De postre triunfaba el tocino de cielo. Su cocina llegó a captar el interés de importantes críticos gastronómicos: Julia Pérez, crítica del ABC de Madrid elogiaba en una de sus crónicas sus tortillitas de camarones: “doradas, ligeras y crujientes, como una filigrana con marcado sabor a marisco”.

Ahora con 46 años Roberto vuelve a su provincia  y con la intencion de quedarse en la zona. Por el momento está funcionando con una carta provisional para la apertura del establecimiento pero quiere renovarla para introducir más especialidades. Han optado por una carta corta, 20 platos. Es la idea que se está imponiendo. Huir de las grandes cartas para así garantizar la frescura del producto.

Pero lo fuerte del local serán las sugerencias de temporada. Para eso gran parte de las paredes de Ajo negro son pizarras en las que se puede ver el despiece de una vaca o de atún de almadraba además del anuncio de platos de atún, de salmorejo o de unos tomates “Raf” aliñados con aceite de Olvera, una ensalada muy de Jerez que es un plato bendito cuando se hace en condiciones.

La decoración de Ajo Negro es del propio Jorge Manrique y de Christian Harhoff. Hay aire de gastrobar con grandes pantallas de luz en el techo, mesas altas y bajas que se alternan por el salón, cocina a la vista del público, grandes cristales que iluminan el local y una amplia y cuidada terraza en la avenida Alvaro Domecq.

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Terraza Ajo Negro, en Jerez.

La carta alterna tapas y platos para compartir. Es la misma en todo el local. Lo mismo te puedes encontrar una selección de quesos de la Sierra de Cádiz o jamón ibérico de bellota de Extremadura que las propuestas elaboradas de Roberto Romero. Uno de sus fuertes son las croquetas. Las hace de bacalao y de jamón y son de esas, señala, de masa casi vaporosa. La masa debe estar fría de frigorífico para poder empanarlas bien, pero luego la esponjosidad es la que cautiva a los que las comen, asegura el cocinero. Se sirven solas, huyendo de la moda actual de acompañarlas con salsas para mojar.

Las propuestas son de cocina internacional, una asignatura complicada de encontrar ahora en hostelería. La temporada de atún se aprovecha con un sashimi (pescado crudo cortado en lonchas finas) o un tataki. Al roast beef, un plato típico inglés difícil de encontrar en la provincia se une otro clásico, el steak tartar, una masa de carne picada y aromatizada. Hay también huevos “Benedictine” otro plato de cocina internacional en el que un huevo escalfado se acompaña con una salsa holandesa, díficil de conseguir, y el toque personal del cocinero un pisto de verduras.

Está también presente la cocina peruana, ahora de moda con un “tiradito” de peza mantequilla y trufa. Para los clásicos la opción es un bacalaco confitado con pisto y un pil pil que se realiza con ajo negro. Este producto es el que da nombre al local. Se trata de un producto venido desde Oriente. Son ajos normales que se someten a un proceso de fermentación con el que se consigue que su color se oscurezca, de ahí su nombre, y que también su olor y su sabor sean mucho más suaves.

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Los huevos benedictine, uno de los platos de Ajo Negro.

Pero en la carta también hay propuestas de la tierra como la ensaladilla de gambas, otra tapa estrella de Jerez. La de Roberto sólo lleva patatas, gambas y mayonesa y se enriquece con una reducción del caldo de cocer el marisco. Con los chicharrones especiales de Chiclana se prepara un plato en el que se acompañan de lascas de queso payoyo de Villaluenga y un pesto (salsa italiana con ajo, aceite y albahaca) de tomates secos.

Hay también carrillada al vino tinto y unas alcachofas que el cocinero prepara de una forma singular, confitando solo la parte blanda en aceite y luego abriendo las hojas para que parezcan una flor. Tienen también chuletón de vaca retinta hecho al carbón. La idea es incorporando más especialidades como las manitas, un plato que triunfó también en Madrid. /Texto: Pepe Monforte.

 

 

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“Negro, negro, negro, como aquel cantaor de viejos romances del Puerto al que El Negro llamaban, y completamente vestido de blanco, de primera comunión. A la verita de la mar, dos canastos de papas fritas al brazo y un pregón, qué jaleo junto a los toritos de las olas que derrotan en tablas de la arena. Una gorra blanca. Una blanca guayabera. Playa de Vistahermosa,...” Así comenzaba su artículo de ‘El Recuadro’ el maestro Antonio Burgos el pasado miércoles en la prensa regional, bajo el título ‘Las Papas del Papi’. Y claro, una necrológica tan bonita, escrita, además por Burgos, no hizo sino dar carta de naturaleza al bulo que se ha venido corriendo desde hace 45 días en el que se afirma que el famoso vendedor de papas fritas había pasado a mejor vida.  Hace un mes y medio, el treinta de marzo, publicábamos en la web Gente del Puerto un extracto del libro de Antonio Núñez ‘La Estrategia del Pingüino’ (influir con mensajes que se contagian de persona en persona) en el que, su autor, ponía de ejemplo a nuestro popular Rafael Pérez Sánchez, alias ‘el Papi’, como hombre de marketing: “En la playa había un segundo sistema de comunicación que superaba en eficacia, credibilidad y confianza a la megafonía. Se trataba del pregón playero —a voz en grito— del “Papi”, cuyo timbre podía distinguirse entre la algarabía retozona de la playa. No creo que el Papi ganara mucho, pero es cierto que su capacidad de comunicación personal y empatía con los clientes eran excepcionales. Además de pregonar sin descanso su mercancía, el Papi proporcionaba decenas de consejos útiles al día y opinaba sobre temas relacionados con su especialidad, la playa y el verano. El Papi además comunicaba de manera constante e incesante. Saludaba a todo el mundo mirando siempre a los ojos del veraneante con sus ojos achicharrados. Y recordaba y se interesaba por cada uno de los achaques de los ancianos o hipocondríacos del lugar, que no eran pocos ya que en Cádiz la enfermedad es una profesión. El Papi carecía del presupuesto de comunicación y de la fuerza intrusiva y la cobertura del sistema de megafonía del ayuntamiento, pero lograba superarlo con su estrategia de comunicación, de generar confianza, de individuo en individuo”. El supuesto óbito de nuestro protagonista vino fue  a raíz del artículo en Gente del Puerto, escrito en pasado, pues su autor recordaba sus vivencias de hace mas de 30 años. Y hubo quien no supo entender que no se había preteritado físicamente a nuestro Papi, sino que se le recordaba como ejemplo de comunicador. Y de ahí al bulo, que hemos desmentido hasta la saciedad y que hoy desmentimos, rotundamente. Rafael vive, está pasando una temporada con su familia en Málaga y está deseando volver a El Puerto, donde estuvo el pasado fin de semana en visita relámpago. ¡Que alegría de verano, y del afecto que te profesan, Papi!. /Texto: José María Morillo.

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Álvaro Harillo Falcón, Francisco Javier Álvarez Sambruno y Justo Pérez Rodríguez son tres amigos aficionados a los vinos que en mayo de 2012 abrieron en la Ribera del Rio el establecimiento ‘La Cata Ciega’.

Carlos Herrera, Álvaro Harillo y Justo Pérez, en la visita del primero a 'La Cata Ciega'.

Sevillanos de nación aunque dos de ellos viven en El Puerto desde hace años han trabajado profundamente la selección de los vinos que ofrecen, justamente maridados con singulares aperitivos: anchoas San Filippo, --filetes de mas de 12 centímetros de largo-- o queso de búfala, por citar algunos de estos peculiares manjares. El comunicador Carlos Herrera, gran conocedor de El Puerto de Santa María, les ha dedicado este artículo, muy en su estilo

 Un paseo por el Puerto de Santa María cubre casi todas las expectativas placenteras. Bien lo saben los veraneantes habituales de la localidad gaditana o los visitantes ocasionales que se dejan caer de tanto en cuando. El paisaje urbano, las playas y su oferta gastronómica bien justifican unas horas o unos cuantos días, de bodega en bodega o de barra en barra. Me gusta la solera de Casa Paco, la irreverente creatividad de Aponiente -con un Ángel León cada día más audaz-, el afamado pan de la casa -mechada y jamón- de La Bodeguilla del Bar Jamón, las ideas sabrosas del El Laúl, el desbordante Brillante -¡ese gordo!-, desayunar en Los Pepes o comer en Ca Antoñín. O saborear los vinos de la tierra en la Bodega Obregón, o visitar Lustau, Osborne, Caballero, Colosía, donde se crían los aromas que dan olor al pueblo.

Un trío de aficionados al buen vino ha abierto un interesantísimo local en la calle Ribera del Río, en todo el cogollo -aunque con un par de parkings a la vera-, en el que degustar copa a copa lo mejor de la tierra. De toda la tierra española. Se llama La Cata Ciega y es el lugar idóneo para los consumidores curiosos, para los buceadores de bodegas de escasa producción, en el que saborear tintos o blancos de toda procedencia y de precio justo. Desde un euro hasta tres por copa uno va degustando vinos de extraordinaria originalidad, difíciles de hallar en comercios habituales y que suponen grandes sorpresas. Altún o Señorío de Cuzcurrita, por ejemplo. O tantos otros que nos despiertan interés por saber qué se esconde tras sus desconocidas etiquetas.

Este tipo de locales ha experimentado un cierto auge en los tiempos recientes, aunque muchos tienen un pero: suelen ser de buen gusto pero no todos saben acompañar la copa con la ingesta necesaria para amortiguar la cata continuada. Aciertan en la selección de vinos pero yerran en la oferta sólida -a veces no conservan el vino en la temperatura adecuada, por lo general un punto más fresco, que no frío, de lo que se suele servir-, y entonces mengua mucho el placer. En esa tapa fría han acertado contundentemente los amigos portuenses. Tostas novedosas, atún en manteca de roqueo, buen salmorejo y casi cada día un pequeño guiso casero que hace las delicias de los clásicos. Y la conserva de primera calidad.

En ese último ámbito destaca la anchoa. Y cuentan con la que, para este zampabollos que escribe, está la primera en el difícil ranking de la excelente serie de Engraulis Encrasicolus que se confeccionan en España: Sanfilippo. El sabor profundo, profundísimo de la anchoade esa casa hace que sean consideradas piezas de joyería por los seguidores de esa fantástica conserva. Seguramente hay mucho que discutir al respecto, pero las series limitadas y numeradas, el transporte en frío, el trabajo minucioso para no dejar ni una espina, la selección del bicho, su salazón la colocan en la cúspide. Claro que así cuestan: una anchoa sale por lo que una copa de vino, pero vale la pena. En Santoña bien lo saben. Visitar la población cántabra es sumergirse en un mar de calidad y de contrastes difícil de olvidar.

Cualquiera podrá recordar de por vida el momento en el que saboreó algún ejemplar de Don Bocarte, de Nardín, de Solano Arriola, de Emilia, de El Capricho, de Angelachu, o de cualquiera de las que se trabajan bien en esa localidad o en otras de tradición nada despreciable, como la paisana Castro Urdiales u Ondárroa en el vecino País Vasco. Fue una sorpresa encontrarme en su carta con la lata incomparablemente presentada de Sanfilippo. El día que me tengan la hueva de atún de Gourmet El Puerto, junto a la plaza de toros -otro lugar más que aconsejable en el que Manolo y Paqui exhiben un catálogo imbatible-, ya no me muevo de su barra. El agrado, en fin, y los precios bien medidos de este comercio vinícola hacen de él una visita obligada tal y como se entra en uno de los lugares con más encanto de Andalucía. (Texto: Carlos Herrera).

Momentos pastelería la ha puesto en marcha el pastelero Jesús María Fernández un profesional de bastante prestigio que colabora habitualmente con sus creaciones en revistas del sector. Además de la tienda quiere colaborar con restaurantes y hoteles de la zona que quieran reforzar su apartado de postres

Jesús María Fernández Ruiz en su nueva pastelería en El Puerto de Santa María.

Sus recetas aparecen en las revistas profesionales de pastelería de más prestigio en España como Confitería Española. Tiene su propio blog, “Patisier” donde pueden verse sus trabajos y reportajes sobre sitios míticos del sector. Viene desde Andorra donde ha estado al frente de la sección de pastelería de la cadena PrestigiHotels, una cadena de tres establecimientos situados en este pequeño país entre Francia y España. Se ha formado en nombres importantes tanto de España como de Francia, el número uno de la pastelería mundial. Ha estado en Spai Sucre, en Barcelona, en el centro Saper de pastelería, especializado en nuevas tecnologías aplicadas al sector o con Olivier Bajard, uno de los pasteleros punteros de Francia.

 

De vez en cuanto Jesús María Fernández Ruiz venía de vacaciones por la provincia, porque la familia de su mujer, la cocinera también especializada en dulces Elisenda Pastó, reside en la zona. Recientemente fueron papÁs y decidieron cambiar de vida, venirse a trabajar a un sitio agradable como Cádiz. Cuando encontraron en El Puerto de Santa María la antigua pastelería Rosi no lo dudaron en ningún momento y decidieron hacerse con el local. Jesús María señala “que mira que gusto trabajar aquí, con estas vistas”.

La pastelería Momentos, como han bautizado el local, impresiona. De líneas minimalistas y muy luminosa, llama la atención. La estética está muy alejada de las pastelerías que estamos acostumbrados a ver por la provincia. El obrador está a la vista del público tras una gran cristalera. Desde él Jesús María puede contemplar el paseo situado frente a la pastelería y también el río Guadalete. A un lado, en unos expositores refrigerados se alinean diferentes pasteles. Hay unos vistosos pitisús, unos milhojas que señala que están hechos con hojaldre invertido que hace que estén crujientes por más tiempo o una tarta selva negra en porciones. También hay tartas o un dulce de manzana de atractivos colores. Los dulces están en torno a los dos euros la unidad.

Pero no sólo hay dulces en la tienda, en otro expositor, en vistosas cajas transparentes hay galletas realizadas por el mismo, tejas de almendra, pastas, trufas de chocolate, algunas piezas de bollería como croasanes y atractivos bombones con frutos secos. Llamán la atención una especie de nubes aromatizadas con violetas.

Hay también una pequeña mesa donde degustar los dulces con dos bancos. Realizan tartas por encargo, incluidas las de pastelería creativa y tienen hasta monas de Pascua, una especie de huevos de chocolate decorados muy populares en Cataluña.

Jesús María, a sus 45 años, no sólo pretende vender al público sus dulces, su idea es contactar con restaurantes  y hoteles de la zona para asesorarles en cuestiones relacionadas con la pastelería y los postres y también hacer cursos de formación. Entre ambas partes de su negocio espera que sea rentable y así cumplir su sueño de hacer dulces mirando de cerca el mar. /Texto y Fotos: Pepe Monforte.

Entrebares, un nuevo local de tapas que acaba de abrir en el centro comercial Vistahermosa de El Puerto, ofrece diariamente varios tipos de este plato andaluz que selecciona entre un catálogo de 20 diferentes que van rotando a diario

 La cocinera Monserrat Camacho junto a Jesús Matilla en la terraza de Entrebares. 

No se le puede negar su interés por ser originales. La carta de tapas se cambia a diario, e incluso a veces dos veces al día, señala su propietario, Jesús Matilla, pero si hay un plato fijo ese es el salmorejo de los que suelen tener, a diario, más de media docena en carta, todos diferentes y sacados de un catálogo de una veintena de fórmulas que ha ido desarrollando en los últimos años el propio Matilla con la colaboración de su cocinera Monserrat Camacho.

Jesús nació en Córdoba, no podía haberlo hecho en otro sitio, aunque ya lleva instalado en El Puerto de Santa María catorce años. En la actualidad tiene 38. La fórmula base la aprendió de su abuela María Madrid y destaca que “no lleva vinagre” porque esa, asegura, es una de las líneas características de este plato. Para todos los que hace emplea también cuatro ingredientes básicos: tomate, ajo, pan de telera del día anterior de la panadería de Roque de El Puerto de Santa María y aceite de oliva virgen extra que “cada vez que puedo me lo traigo de Priego de Córdoba”.

Los salmorejos se sirven en copas altas de cristal, de las de cócteles y todos van adornados. Matilla reconoce que es fundamental “presentar bien los platos porque por ahí es por donde se empieza a disfrutarlos, por la vista”. Reconoce ser un apasionado de la gastronomía  y ese afán creativo le ha llevado a tener un catálogo de salmorejos que va cambiando en su establecimiento que abrió el “Viernes de Dolores”, a las puertas de la Semana Santa.

Los diferentes salmorejos de Entrebares se sirven en vistosas copas de cristal

El clásico nunca falta. “Cada día puedo hacer hasta 30 litros para este establecimiento y también para la cafetería El Palmar donde es uno de los platos estrella”. Luego a esta base le añade diferentes elementos. Uno lo perfuma con albahaca, una hierba aromática muy habitual en la cocina italiana y que da al salmorejo un llamativo color verde. Por encima lleva una picada de bacalao ahumado.

Otro llamativo es el que realiza con queso de cabra y que luego decora con queso parmesano. Lo tiene también con una gelatina de vino oloroso que reduce a fuego lento hasta obtener la textura deseada o uno con pimientos asados que complementa con un poco de atún a la plancha. Lo tiene también de remolacha y uno que hace con algas al que agrega luego gambas picadas.

Uno de los más llamativos de su catálogo es el negro al que agrega tinta de calamar y para decorar un poco de chocos y gambas. También los hace con un toque dulce como el de melocotón o el de naranjas que combina con jamón serrano.

...continúa leyendo "1.721. JESÚS MATILLA Y MONSERRAT CAMACHO. Entrebares: el bar de los siete salmorejos."

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Concurso de Ganado. Feria de Primavera 5 al 9 de mayo de 1960.

La Feria  es alegría y jarana. Es la exaltación de nuestro vino fino, una bebida agradable, con un grado de alcohol moderado y que se asimila bien, según cada cual, pero su abuso desencadena muchos «dolores». Nuestra Feria  hay que vivirla y disfrutarla, pero siempre con talento y con tiento. Lo principal para tener una Feria  apacible en el apartado de la salud es gozar con la fiesta y con el vino.

Concurso de caballistas. Feria de Primavera. 6 al 8 de mayo de 1961.

Acompañar siempre bebida con comida y en cantidades moderadas, poco a poco.
El día es largo, la noche aún más, y no hay nada peor que culminar una jornada de feria  en la ambulancia o en casa, hecho polvo el estómago y la cabeza.

El gitano y la cabra. Feria de Primavera. 19 al 21 de mayo de 1962.

Quien más y quien menos tiene que «cumplir» en la feria . Por poco que se quiera beber siempre nos ofrecen un vasito de más. Si no se quiere ser descortés o llevar el mismo vasito lleno por todo el real, lo mejor es preparar el estómago para el aluvión de vino. Ya se sabe que hay muchos compromisos ineludibles y es aconsejable tomar medidas de prevención para nuestra `supervivencia'. Ya sea antes de salir o en la primera caseta, hay que prepararse el cuerpo con comida grasa.

Caseta del Rocío. Feria de Primavera, 11 al 13 de mayo de 1963 /Foto: Rasero.

No está mal deglutir moderadamente los potajes de mediodía que se imponen en las casetas. Una razonable ración de menudo o de papas con carne nos dispone a absorber menos alcohol en el estómago. O los caparrones de este año y el picadillo de carne, de la Caseta de Logroño de los hermanos Arechinolaza.

Casetas en la Feria, 9 al 11 de mayo de 1964.

Las grasas son los alimentos que más tardan en metabolizarse y así, «empapados en alcohol», esta sustancia no nos hará un daño repentino. Lo que aconsejan los expertos es tomar en casa un buen vaso de leche entera o una generosa porción de pan tostaíto migaíto con aceite. Mano de santo para retardar la borrachera.

Feria de Primavera. Izada de Banderas en Crevillet.  7 al 9 de mayo de 1966

En casa, no está mal un bocadillo mediano de jamón o incluso de chorizo o bacon.
Si no, en la Feria , una ración de filetitos, de jamón o una tortilla, tienen que ser el preámbulo para el primer brindis. Incluso, los «profesionales» en materia del beber toman con antelación pastillas de vitaminas B1 y B6 -las famosas Benadón o Hidroxil-, ya que estas sustancias son las que desgasta el cuerpo para absorber el alcohol. Nunca se deben de abusar de estas pastillas porque nos pueden «dopar», ya que dan una falsa situación de mejora.

La feria de noche. Portada de Feria de Primavera, 3 al 5 de mayo de 1968.

En la misma Feria  de El Puerto se ha dado algún caso de individuos que cada vez que estaban rendidos de la borrachera acudían a la caseta de Protección Civil para que se les inyectara Benadón. Repetir el viaje varias veces y sin descanso del cuerpo pone en verdadero peligro al corazón.

Concurso de cabaña equina. Feria de Primavera, 15 al 17 de mayo de 1971.

Y algo muy importante: no mezclar bebidas de uva con las de cereal. Si se empieza con vino seguir con él y no cambiar a cerveza o whisky -si quiere algo más fuerte, mejor una copa o un combinado de brandy-. Si se empieza con cerveza puede pasarse sin riesgos de fuertes resacas a whisky o ron, pero que éstos sean de calidad.

Concurso de ejemplares de gallos de pelea. Feria de Primavera, 11 al 14 de mayo de 1972.

Diego, Silvia y Pilar Arechinolaza Sábado serán los responsables este año de llevar la Caseta de Logroño en el Real de las Banderas.103 años de experiencia avalan su proceder en la gastronomía de Lorgroño.

Diego, Pilar y Silvia Arechinolaza, responsables de la Caseta de Logroño en la Feria.

La familia ha regentado durante casi 103 años el restaurante ‘El Cachetero’, que cerró a finales de 2012 y que ahora funciona como ‘Cachetero tapas bar’ una prolongación de aquel restaurante que después de aquel 24 de febrero de 1910, cuando sus tatarabuelos Silviano Arechinolaza y Ezequiela Barrio abrieron la entonces casa de comidas que luego no hizo sino crecer. Fue la tercera generación, la que representaba la recientemente desaparecida Pilar Sábado, la que le dio un cambio radical en la cocina y en el marco, si bien en estos momentos ya se veía también la huella de los 'herederos'. Ahora la cuarta generación continúa en las cocinas.

Las tapas que se van a consumir en la Caseta de Logroño solo serán dos, pero contundentes, tanto como para acompañar el vino de la D.O. La Rioja que, a través de diversas marcas, se consumirá en el territorio de Logroño en El Puerto, durante la efímera ciudad de la Feria de Primavera y Fiestas del Vino Fino. Y este año, también, de La Rioja.


CAPARRONES.
Es uno de los platos más representativos de la gastronomía riojana: alubias pintas que consiste en una variedad de alubia roja de semilla mas corta y redondeada de lo habitual, cosechadas en La Rioja (Anguiano), guisadas con ‘los sacramentos’: chorizo, morcilla, oreja, costillas y tocino, que se suele desgrasar algo para hacerlo asequible a todos. Y sobre todo, Silvia, la cocinera, le pone mucho amor a sus pucheros, condimento imprescindible heredado de su madre, Pilar Sábado.


PICADILLO DE CARNE.
Es la prueba del chorizo, pero sin embutir: carne de cerdo ibérico picada a cuchillo y adobada con los dis tipos de pimentón de la la comarca de la Vera (Cáceres), dulce y picante, cocinada a la plancha con muy poco aceite de oliva.


LOS VINOS.
Son todos de bodegas de Logroño capital. De Bodegas Viña Ijalba: Múrice; de Bodegas Juan Alcorta: Azpilicueta; de Bodegas Olarra: Añares; de Bodegas Ontañón: Vetiver; de Bodegas Marqués de Vargas: Marqués de Vargas.

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Pedro San Juan Berrozpe nace en Logroño en 1968, siendo el tercero de tres hermanos fruto del matrimonio formado por Pedro San Juan y Luisa Berruzpe. Familia entroncada con el arte de la galletería en Logroño, propietarias primero de Galletas Marbú y luego ARLUY (Arturo y Luisa). Pedro trabaja en la actualidad en el sector alimentario para el grupo canario Tirma (ambrosía, chocolate, café, galletas, cacao, caramelos, confituras).

Ese año de su nacimiento, 1968 era alcalde de la Ciudad, Luis Portillo Ruiz. En junio se celebraba en El Puerto un pleno de la Diputación Provincial que se pronunciaba sobre la expansión universitaria en la provincia, algo de lo que El Puerto no se vería beneficiado y que produjo, por su desacuerdo que, un año después Luis Portillo abandonara la alcaldía al no verse apoyado para tal empresa. El 16 de junio el Racing Club Portuense, campeón de la Temporada 1967/68, jugaba la promoción de ascenso de Tercera División (equivalente a la Segunda B de hoy) a Segunda contra el Alavés, perdiendo 2 a 0. Tenían un gran equipo y una gran directiva. En la Real Plaza de Toros actúan en una corrida nocturna el sábado 20 de julio, los diestros Miguel Mateo ‘Miguelín’, Palomo Linares y Ángel Teruel.  El grupo de teatro ‘Bellas Artes’ representa ‘Mentir a Tiempo’ sainete de Pedro Muñoz Seca. Nace el cantante afincado en El Puerto, Enrique Bunbury.

Volviendo a nuestro protagonista, hace 20 años el portuense Galo Hernández era delegado para Andalucía de los productos familiares y dado que su representante era de aquí Pedro San Juan empieza a conocer El Puerto de Santa María y enamorarse de la Ciudad, afincándose en 2004 en nuestra Ciudad. En 2011 se casa con la porteña Manuela Monje Vidal que trabaja como directiva en la cadenas de hoteles Valentínl, hija de Domingo Monge Reinado y nieta del conocido practicante Domingo Monge Atalaya. Tienen una hija nacida el 1 de enero de 2013.

Quiere abrir, antes de que empiece el verano, un nuevo concepto de hostelería en El Puerto ‘A la vera’, en el local que fue primero ‘El Tambuche’ y luego ‘Levante’ en la Avda de la Bajamar. Pedro pertenece a varias sociedades gastronómicas del norte de España y quiere entroncar el sistema con la hostelería portuense, en una especie de mestizaje riojano porteño. Pretende traer el espíritu de la calle logroñesa ‘Laurel’ una calle de mucho ambiente por las tapas, a El Puerto.

En la imagen, acompañando a la embajada promocional de El Puerto de Santa María en Logroño, durante la presentación de la Feria 2013 dedicada a Logroño, con el presidente del Consejo Reguladore DO La Rioja, Victor Pascual, en la sede del citado organismo.

Pertenece a las sociedades gastronómicas riojanas ‘La Becada’, ‘El Olivo’, ‘El Círculo Logroñés’, y en El Puerto a la caseta de feria ‘El Binomio’

Organizado por un movimiento ciudadano de El Puerto, que asustados por la “paupérrima” situación por la que atraviesa la ciudad --antaño una de las mas dinámicas de la provincia-- y que si no está muerta ya le falta un cuarto de hora. Este movimiento sin ningún ánimo de lucro, ni de intereses políticos; “esto lo pagamos a escote entre todos y como veis ni un político presente” declaraba Nicolas Terry, uno de los promotores de esta idea. En referencia a la filosofía y pretensiones de este colectivo de ciudadanos, Terry lo define así “solo pretende agradecer a los emprendedores que han apostado y apuestan por el Puerto, su dedicación y su compromiso, a pesar de que en mis 62 años de vida jamás había visto al Puerto tan mal. La apuesta continuada de estos valientes tiene y debe ser reconocida por todos los hombre y mujeres del Puerto”.

Para este primer “encuentro – homenaje”, que se celebro en la viña Belludo Bajo, cedida para la ocasión por los hermanos Jesus y Angel  Carrero, el homenajeado fue el cocinero jerezano, pero asentado en El Puerto, Angel Leon, donde su restaurante “A Poniente” luce por segundo año consecutivo su prestigiosa estrella Michelin.

A la llegada de Ángel León, uno de los organizadores, Nicolás Terry 'le explica lo que hay'. Objetivo de sorpresa conseguido: la cara de Ángel León lo dice todo.

Pero tal como declaro Terry en sus palabras al homenajeado: “esta vez te a tocado a ti Angel, pero esto continuará muy pronto, ya que tenemos que celebrar como se merece unas bodas de plata, y no solo nos vamos a centrar en la gente de aquí, sino también en los portuenses que se han tenido que ir a otras ciudades y desde ellas trabajan y engrandecen la marca El Puerto de Santa María, con su trabajo y sus dineros”.

Los dos chef Angel y Alejo con sus tres estrellas Firestone y cuatro Pirelli, ¡que pedazo de arte hay en este Puerto!

Gastronómicamente la batuta la llevo Manolo Alejo con sus 3 estrellas Firestone y cuatro Pirelli, se encargo que de los fogones saliera una rica sopa de tomate y una esplendida berza de tagarninas y cardillos, con un aperitivo de chacinas y chicharrones de “Manolo Ortega”, un jamón gentileza de “5J”, con Salva a los mandos del cuchillo (desplazado ex profeso desde su Jabugo natal), y como no podía ser menos aderezado con  un extraordinario pan, con picos y regañá incluidos, de la panadería “Horno de las Cañas”. Todo un menú de contrastes con el habitual que ofrece el denominado “chef del mar”, como genialmente lo definió Pedro Ingelmo en su crónica del evento firmada en los Diario de Cadiz y de Jerez.


Una foto de grupo con el homenajeado.

Especial mención a los postres, donde no faltaron las típicas “Tejas del Puerto” y sobre todo una sorprendente versión de un “patio de los de toda la vida”, donde las macetas, todas decoradas a modo de geranios y claveles, eran comestibles (magdalenitas), y que fue realizado ex profeso para la ocasión por la “Asociación de Amigos de los Patios Portuenses” que promueve con la vitalidad que le caracteriza Nani Poullet.


De izquierda a derecha, Iván Llanza (Osborne) – Jose Manuel y Gonzalo Córdoba (Ventorrillo El Chato y El Faro del Puerto) – Manolo Alejo – Angel Leon – Jesus Carrero (Viña Belludo bajo) – Bernardino Rodriguez de Quiros (Director General Sanchez Romero 5J) – Angel Carrero (Viña Belludo bajo) – Falsarius – Jose Maria Godinez (CCA El Puerto) – Rafael Osborne (Osborne)

Los caldos de jerez tanto “finos” como “viejos”, fueron aportación de “Osborne”, que extendió la misma a sus vino de rioja, “Viña Monty”, y de ribera “Señorío del Cid” . También la gama de orujos y licores que fabrica la emblemática marca portuense estuvo representada en el evento. Para la ocasión y para reafirmar y prestigiar “lo nuestro”, lo “portuense” y lo “del marco” el whisky brilló esta vez por su ausencia, siendo este sustituido por un esplendido brandy  “Conde de Osborne”, Solera Gran Reserva.

...continúa leyendo "1.681. HOMENAJE A ÁNGEL LEÓN. Estrella Michelín."

Heladería histórica de El Puerto de Santa María. Enrique Soler Mira llegó en 1940 desde Jijona, la capital del turrón para establecerse en Jerez; más tarde su hijo, llamado también Enrique abrió en El Puerto un obrador donde fabricaba los afamados turrones y helados . Hoy es su sobrino nieto, Javier Barbacho el Maestro Heladero que se ocupa de elaborar los productos. Pero... ¿quien no se acuerda de los carritos de helados circulantes por las calles y las playas de El Puerto, en el fútbol, en los toros...?

Actualmente, sus especialidades más famosas son el helado de turrón y el de tutifruti, dos grandes clásicos, aunque van incorporando nuevas especialidades como un helado de tarta de San Marcos, la última incorporación.  También tienen horchata natural y tartas.

Cuentan también con un pequeño despacho en la cercana plaza de la Herrería. En diciembre elaboran también su propia versión del turrón de Jijona, que es muy afamado y buscado por los entendidos.

Si bien siempre han estado en la calle Misericordia, donde se encuentra la factoría de tan deliciosos manjares, también tuvieron durante años abierto, durante los meses de verano, un punto de venta en la calle Larga cuando ésta era la arteria principal del paseo portuense.  Abre desde principios de marzo hasta finales de octubre. Todos los días de 12 del mediodía hasta por la noche. En diciembre abre también para vender sus famosos turrones.

En los años cincuenta y sesenta, para  llegar hasta los últimos rincones, sacó  a la calle un buen número de carrillos de mano, con recipientes para helados de vainilla, horchatas, polos de varios gustos y la fresca granizada. Los trabajadores de estos carrillos y los de los kioscos eran algunos procedentes del reino de Valencia, Castellón y Alicante. Soler también estaba presente en los toros, en el fútbol y en las playas. Había valencianos que también vendían, en estos sitios, helados de Soler, los que ofrecían al público llevándolos a hombros, en unos grandes garrafones.

Actualmente las especialidades de Soler son el helado de Turrón, helado de tutifruti  y en diciembre el turrón de Jijona. 

El 'caldillo de perro' es una de esas recetas que siempre salen relacionadas con El Puerto de Santa María en cualquier guía o tratado sobre su gastronomía. Sin embargo comer este plato es tarea complicada ya que no se encuentra en ningún establecimiento. En El Faro de El Puerto están ahora tratando de recuperar este plato adaptándolo a los gustos actuales. Esta es la fórmula propuesta.

INGREDIENTES. (Para 4 personas)
•    2 Kilos de cebolla blanca
•    12 dientes de ajo
•    1 hoja de laurel
•    1 Pescada (pescadilla grande) de 1.250 gramos
•    2 litros de agua
•    2 Naranjas agrías (si no la tenemos se puede sustituir por una naranja y un limón)
•    2 Vasos de aceite de oliva virgen extra.
•    Costrones o láminas de pan de mollete frito

ELABORACIÓN.
“La receta originaria es un fondo de bastante cebolla y ajo fritos de forma que la primera quede completamente blanda y a la que se le añade agua y rodajas de pescada previamente sazonada. Una vez cocido el pescado en el caldo se adereza con unas gotas de naranja amarga o agria de esa que ahora empezamos a ver en nuestros parques”, señala Fernando Córdoba, gerente de El Faro de El Puerto. (ver nótula núm. 533 en GdP). /en la imagen de la izquierda, el cocinero Fernando Córdoba.

“Yo me he atrevido, -continúa el cocinero-  a triturar el caldo para hacerlo más untuoso y adaptándome a la actualidad. He fileteado también el pescado para que el comensal pueda disfrutar sin miedo a un pinchazo. Por lo demás la receta la mantengo como la fórmula tradicional. En primer lugar se le sacan los lomos al pescado. Se le puede encargar la labor al pescadero. Con las espinas hacemos un caldo, cociéndolas en agua y lo reducimos bastante. En una sartén freímos los ajos y la cebolla a fuego medio (para evitar que se quemen) hasta que nos quede bastante blanda. Una vez esté la verdura blanda añadimos el caldo y hervimos con la hoja de laurel. Apartamos la hoja de laurel y trituramos todo. Se pasa por un colador y  en el caldo resultante cocemos los trozos de pescadilla y hervimos 5 minutos. Lo serviremos en platos o cazuela de barro. Por último añadimos al caldo unas gotas de naranja amarga y ponemos encima unas láminas o costrones de pan frito. Se toma caliente".

La receta la sirven tanto en El Faro de El Puerto como en El Faro de Cádiz por encargo. Incluso el catering del establecimiento lo ha llevado como plato representativo de la provincia a muestras gastronómicas en el exterior. El Caldillo de perro según se señala en varios libros y páginas web puede tener su origen en el siglo XV. De hecho Carlos Spínola en su libro Gastronomía y Cocina Gaditana señala que este plato “se conoce de la Reconquista, cuando los cristianos traidos a Cádiz llamaban a “perros” a los musulmanes que no comían carne de cerdo”.

La barra de 'El Resbaladero' en 1960, prestigioso restaurante del pasado donde el caldillo de perro era una de sus señas de identidad.

La historia la cuentan con bastante detalle en el blog "Perol y Mortero". (verlo aquí) y también en el blog “Catandur” de Javier Fornell (consultar aquí). La historia contemporanea de este plato está ligada el restaurante El Resbaladero de El Puerto de Santa María que estuvo situado en la calle Micaela Aramburu. El plato se hizo famoso en este establecimiento que tenía también como especialidades los guisos de pescado a la marinera o el besugo a la puerca (con ajo, vinagre, aceite y sal).

En Gente del Puerto recogemos otra receta del caldillo de perros que publicó Mariano López Muñoz en la Revista Portuense en mayo de 1926. Narraba que la fórmula se la dió un pescador (ver la receta y el texto completo en la nótula núm. 1.105 en GdP). El restaurante “El Resbaladero” se hizo famoso en la época que estuvo regentado por Maximino Sordo. Este empresario, de origen montañés como muchos otros del ramo de la hostelería, se hizo con el establecimiento en 1936 (más información aquí). Ya antes el local era famoso porque había salido incluso en una obra de Pío Baroja, donde los protagonistas tomaron pescaito frito y el caldillo de perro en este establecimiento. Sordo llegó a regentar varios establecimientos en El Puerto e incluso una empresa de catering.

En la imagen de la izquierda, el hostelero Ángel Lozano.

Un sobrino de Maximino, Angel Lozano Sordo, regenta en la actualidad el Bar Santa María . El precisamente elabora, aunque sólo por encargo, la famosa receta de El Resbaladero que le transmitió su tío. El caldillo de perro es una receta muy similar al pescado en blanco, una receta muy habitual en la provincia de Cádiz, aunque se conoce con diferentes nombres como “enblanco” o incluso “matamario” un curioso nombre que se le da en la Sierra de Cádiz. La diferencia está en la utilización de naranja  amarga para aromatizarlo. (Texto: Pepe Monforte).

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Bar los Olivos está ubicado en una zona tranquila, en la Avenida de la Libertad, esquina con el Parque de Europa. Este establecimiento abrió sus puertas el 28 de Abril del 2000 un año lleno de ilusión por parte de los cinco socios. Por diversas circunstancias algunos de los socios abandonaron el negocio, quedando José María Sánchez y su mujer, Ana como únicos dueños del bar.

Tiene barra, con un salón adjunto y una agradable terraza junto a una plaza. En las paredes se suelen poner exposiciones de artistas locales. La gastronomía es de tipo  tradicional con una amplia carta tanto de tapas como de raciones y medias (pulsar aquí para verla completa). Cuentan tambien con menú del día. El establecimiento está especializado en desayunos con varios tipos de panes y amplio surtido de cositas para ponerle.  Tienen zumo de naranja natural y hasta huevos fritos para los que quieren algo contundente  y la estrella es el mollete con jamón ibérico, salmorejo y un poquito de aceite Cortijo Las Escuelas, un aceite sin filtrar que traen directamente desde Jaén.

Tras una reforma tanto en instalaciones como en plantilla en el año 2003 relanzaron el establecimiento, contando con un gran grupo de profesionales con muchos años de experiencia en el sector. Abre todos los días desde las siete y media de la mañana o las ocho, dependiendo de las jornadas, para ofrecer desayunos y ya continúa abierto hasta después de las cenas. Hacen una eficaz gestión en internet y redes sociales a través de los Comunity Manager Irene Berbel y Miguel A. Moreno. (Texto: Pepe Monforte. Fotos I.B.G.)

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