Saltar al contenido

11

Anzonini_puertosantamariaEn una fiesta que se celebró en Cádiz por los años 1928 o 29, Federico García Lorca, relató que allí estaban los Florida, esto es Los Melu, "Que la gente cree carniceros, pero que en realidad son sacerdotes que siguen sacrificando toros a  Gerión". Carniceros, tablajeros, jiferos, gandingueros, matarifes, cabestreros, mozos, porteadores, carreros de todos los mataderos municipales de la Baja Andalucía han sido los forjadores de  este imponente tinglado que es el arte flamenco, en cualquiera de sus vertientes. Cuando yo, por los años 70 organizaba la Fiesta del Cante de los Puertos, no enviaba los carteles y los folletos a los Ayuntamientos de la zona, sino a los Mataderos Municipales. Precisamente porque allí estaban los destinatarios de esas proclamas y no en las oficinas, ni en los despachos de los alcaldes, de los secretarios, de los concejales...más que nada porque no los tiraran a la .papelera sin oficio ni beneficio para nadie. Los  carteles y los folletos eran enviados a donde tenían que ir. (En la imagen, Anzonini, y a la derecha su mujer, María de los Reyes Suárez, conocida como María 'La Churrasca').

No hace mucho tiempo, cuando uno observaba una reunión flamenca, podía apreciar que sus oficiantes eran los mismos que había visto en el matadero, o en un reñidero de gallos, o en la cuadrilla de un torero, o el torero mismo. Y es que son gentes con un sentido polivalente de la vida. Sus modos y maneras los tenían atados al ritual de la tragedia, de la sangre, de la muerte, de formas muy diversas, pero todas ellas revestidas de arte.

anzonini_del_puerto

Anzonini, bailando al centro.

Siempre han sido proclives a ser sedes de las más gloriosas y espontáneas reuniones flamencas, las tiendas del Matadero, o las de las Plazas de Abastos comarcanas. Y es que, acabada la jornada, eran inevitables los cónclaves de gente que lo mismo apuntillaba novillos o toros mansos en la manga ignominiosa, que se apuntillaba la madrugada con una siguiriya, o, en un rapto excelso e increíble ,daba una vueltecita por bulerías y se volvía a sentar, como si tal cosa.

anzonini_malcala_2_puertosantamariaA Anzonini, siempre lo recordaré subiendo y bajando las escalerillas del carro de la carne, después de haber descolgado de un garabato media vaca y echársela encima, sobre la capucha de muselina morena y saco, tinta en sangre, y llevar el cuarto del animal a un puesto de la Mercado de la Concepción. Y eso una y otra vez y así todos los días. (En la imagen, Anzonini, dibujo de M. Alcalá).
El Matadero viejo de El Puerto, el venerable edificio de finales del XVII, obra de Francisco de Guindos, fue crisol de muchos cantes y bailes y testigo impasible de ambiciones taurinas, alguna de las cuales cuajaron con notable éxito y de las que ha quedado perpetua memoria.
La estirpe de los "Titi", Bermúdez de apellido, los López, apodados "Tabares" los González Monje, por sobrenombre "Villegas" y un sin fin de gente flamenca tuvo su sede y su menester en el Matadero portuense. Y precisamente de la estirpe de los "Titi", era Manuel Bermúdez Junquera, por apodo "Anzonini de El Puerto", que nació en 1917, y se crió en la Plaza de Abastos, entre las tablas de carne, las tiendas de Enmedio, Milindri, Rábago, Las Delicias, el Cafetín, Los Pepes y el Matadero.

anzonini_malcala_1_puertosantamariaAnzonini, nunca pude saber de dónde le vino el apodo, rubio, con los ojos azules, tenía facciones típicamente gitanas, a pesar de ello.     Su estatura extrema, su delgadez, daban prestancia a su figura que se crecía, nada más cuadrarse y alzar los brazos, con una majestuosidad increíble. Por su rostro siempre desencajado, sobre cuya frente campeaba un mechón rizado de pelo, la boca huérfana de dientes, pasaban las memorias de sus gentes y de lo vivido. Sus pies paseaban, en un espacio mínimo, un baile rodado por los siglos, doméstico, casero. Nada había estudiado en él; todo era improvisado e irreflexivo. Pero también hondo, como un pozo sin fondo. Y es que en su baile surgía , como de un manantial inagotable, lo ancestral y genéticamente guardado en las entretelas de su persona. Ni había en su porte impostura, ni fingimiento, ni afectación, ni jactancia. Aparecía su baile sin aditamentos ni ropajes espurios, creadora e inconscientemente apegado a la tradición, legítima y genuinamente antiguo. (Otro dibujo de Anzonini, Anzonini del Puerto’, "quant à lui, dansait dans sa cuisine et cuisinait en dansant". Realizado por Miguel Alcalá).

3flamencos_puertosantamaria

Manolito de la María, Anzonini del Puerto y Paco del Gastor. En la fotografía, tomada en Madrid en 1964, aparece a la derecha el guitarrista flamenco Francisco Gómez Amaya, más conocido como Paco del Gastor, nacido en Morón de la Frontera en 1944. Sobrino de Diego del Gastor, fue el primero de la dinastía de los Gastor que se instaló en Madrid para ser guitarrista profesional, donde trabajó en los tablaos El Duende y Torres Bermejas. Comenzó su camino, antes, en la finca de Donn Pohren, acompañando a cantaores como Antonio Mairena, Juan Talega, Manolito de la María (en la izquierda de la imagen), Fernanda de Utrera o Perrate. En Madrid fue acompañante a la guitarra de Bambino, actividad que alternó con giras junto a Lola Flores, Fernanda y Bernarda de Utrera, Chano Lobato, Miguel el Funi… En la actualidad y desde hace más de 12 años es el acompañante fijo de El Cabrero y enseña guitarra en el conservatorio municipal de Morón de la Frontera. Phil Slight (Nueva Zelanda, 1932) se estableció en Málaga en 1961. Su amistad con Donn Pohren le abrió las puertas al flamenco de Morón. En 1964, Phil compartió pensión en Madrid con Manolito de la María, Anzonini y Paco del Gastor, cuando formaban parte del cuadro flamenco de la Peña Los Gabrieles de Pohren. (Foto Phil Slight)

Pero, además y por encima, Anzonini era un virtuoso de los pitos, con los diez dedos, que ponían el ingrediente preciso, el condimento adecuado y medido a su baile. De sublimes pueden calificarse los chasquidos de sus dedos, a compás. A nadie he visto tocar los pitos con la precisión y destreza de Anzonini. A nadie.
Jaleador ingenioso y oportuno, cantaor por bulerías y soleares y conocedor de un sin fin de cantes, su casa portuense de la calle Pozuelo 21 se convirtió en el santo lugar común del flamenquerío. Por allí pasó todo el cante, todo el baile.

anzonini_bernardautrera_puertosantamaria

Un fotogénico Anzonini del Puerto retratado en Lebrija junto a Fernanda de Utrera (1981). Flamenco Project

Su mujer, María de los Reyes Suárez, con la que se había casado muy joven, compartía la afición y las consecuencias. Hija de Salud Suárez Montoya cantaora de fuste y sobrina de María Suárez Montoya, "La Guapa", bailaora de tronío, María la de Churrasca, como se la conocía, vio cómo un mal día a Anzonini lo arrancaron de su primitivismo atávico, lo colocaron en Madrid, en el Tablao de Los Canasteros y, luego en las Cuevas de Nemesio. Se lo llevaron con Pepita Campos, otra bailaora, ya viejecita, de El Puerto. No obstante, merodeó, e incluso se asentó algún tiempo, en Morón donde se convirtió en maestro de baile, y oráculo flamenco, cosa que también hizo, durante una corta etapa en Nueva York, hasta que recaló por Marbella donde puso una tabla de carne. Allí, una pelagarta extranjera lo terminó de arrebatar para siempre. Pero María, su mujer, fiel, amante desmedida, le dio piadosa sepultura en El Puerto. Anzonini murió el 17 de septiembre de 1983. Desde entonces se ha confundido con su tierra, en un pedazo tan chico, como el que le bastaba para bailar. (Texto: Luis Suárez Ávila).

duque_angulema_puertosantamariaLuis Antonio de Borbón, duque de Angulema, príncipe y general francés, exponente de las tendencias más reaccionarias de la Restauración nació en Versalles en 1775. Era hijo primogénito del conde de Artois, que llegaría a ser rey de Francia con el nombre de Carlos X, a quien acompañó al exilio al estallar la Revolución Francesa en 1789. Diez años después se casó con su prima María Teresa Carlota, única hija de Luis XVI y de María Antonieta, que había sido liberada por los revolucionarios en 1795.
En 1823 fue designado por su tío Luis XVIII responsable del ejército expedicionario de los “Cien mil Hijos de San Luis”, destinado a restablecer en España la Monarquía absoluta. La expresión “Cien mil Hijos de San Luis” fue acuñada por el propio Luis XVIII y divulgada por Benito Pérez Galdós al dar título a uno de sus Episodios Nacionales.
Dos días después de que Francia retirase a su embajador en Madrid, es decir el 28 de enero de 1823, Luis XVIII pronunció un importante discurso con motivo de la apertura de las Cámaras, en el que anunció solemnemente que "cien mil franceses estaban dispuestos a marchar invocando al Dios de San Luis para conservar en el trono de España a un nieto de Enrique IV".
La operación encomendada a Angulema se desarrolló con notable rapidez y constituyó un éxito. Veamos su cronología: Por acuerdo de las potencias de la Santa Alianza en el Congreso de Verona de 1822 se decidió intervenir en España y restablecer a Fernando VII como rey absoluto. Dicho y hecho. El duque de Angulema penetra en España el 7 de abril de 1823 al frente de un ejército que se elevaba a 95.062 soldados, divididos en cuatro cuerpos y uno de reserva.

ElPuerto_fernando_VII_2

Grabado que representa una escenas del episodio de la liberación por el Duque de Angoulême y los “Cien Mil Hijos de San Luis ” del Rey Fernando VII, retenido en Cádiz por los liberales por sus veleidades absolutistas.  J.P. Wagner sobre dibujos de Andreas Rossi. Siglo XIX. (Colección J.S.A. Bruselas). Texto del Grabado:
«LLEGADA DE S.A. EL S. DUQUE DE ANGULEMA AL QARTEL GENERAL DEL PUERTO DE SANTA MARÍA EL 16.DE AGOSTO." Al Excmo. S4. José Aznarez Navarro Sanchez y Fuertes. Consegero de Estado. Academico de honor de Nobles y bellas artes de San Luis de la Ciudad de Zaragoza, individuo de la Real Sociedad Aragoneza de Amigos del Pais. Socio honrífico de la de Sevilla y Asistente de esta Ciudad. Yntendente general de Facto de los quatro Reynos de Andalucia y de la Provincia en Comicion.

EL DUQUE LLEGA A EL PUERTO.
Tras recorrer toda España, el 24 de junio llega a El Puerto el denominado ‘ejército de vanguardia’; 3.000 soldados al mando del teniente coronel Luis Fernández de Córdova, y toman la ciudad. Dos días después llegan las tropas francesas, en número similar, al mando del General De Burgoing, que de facto se convirtió en el jefe y gobernador de la población, pese a la existencia de autoridades militares y civiles españolas.
En las Actas Capitulares vemos como el mando en plaza del General era evidente. Dictó numerosos bandos sobre limpieza de calles, autorización de espectáculos, alojamientos, arreglo de cuarteles y construcción de barracones en el Castillo de Santa Catalina y cerca del Puente del Río San Pedro.
Por fin el 7 de julio llega el grueso de la expedición, con el propio Duque de Angulema al frente. Y decidieron descansar mientras se negociaba la liberación de Fernando VII, confinado en Cádiz por los liberales. Angulema permaneció en El Puerto hasta el 2 de octubre, fijando su residencia en la casa de Francisco Pavón (Larga, 67). Su Mayor General en la de Terry y el embajador de Francia en la de Nicolás Böhl de Faber (San Bartolomé, 44). Los criados y dependientes en la finca de Luis de Córdoba.
Angulema contaba con varios barcos que podían cortar las comunicaciones marítimas de la ciudad de Cádiz donde permanecía rehén Fernando VII, y colaborar con las fuerzas terrestres en las operaciones que se disponían a llevar a cabo. Las Cortes y los gobiernos que se sucedieron en aquel verano de 1823 no fueron capaces de encontrar soluciones para evitar su caída y la ayuda inglesa que se esperaba no iba a llegar. Sólo la Milicia Nacional se mostraba dispuesta a resistir hasta el final. Ante tales circunstancias, los liberales parlamentaron con Fernando VII y con Angulema por separado y aceptaron liberar al monarca si a cambio se prometía el olvido del pasado. Fernando, que incumpliría su promesa nada más verse liberado de sus captores, pudo por fin reunirse con el Duque de Angulema en el Puerto de Santa María el 1 de octubre de 1823.

El-Puerto-Fernando-VII

Grabado que representa una escenas del  desembarco del Rey Fernando VII y su familia en El Puerto de Santa María el año 1823, retenido en Cádiz por los liberales por sus veleidades absolutistas.  J.P. Wagner sobre dibujos de Andreas Rossi. Siglo XIX. (Colección J.S.A. Bruselas). Texto del Grabado:
«DIA 1 DE OCTUBRE DE 1825. SSMM DESEMBARCAN FELICEMENTE EN EL PUERTO DE S: MARÍA, CON SSAARR LOS YNFANTES." SAS el S Duque de Angulema el SS Duque del Ynfantado y todas las Autoridades los reciben á su desembarque y un inmenso gentío con aclamaciones de gozo veneran al deseado FERNANDO. Segun lo dispuesto por Exmo S. Capitán General de los Reinos de Andalucía se dedica a todos los Españoles Religiosos honrados, amantes y fieles a su amable Soverano el S. D. FERNANDO VII Q.D.C.

litografiacastillofvii_puertosantamaria

Vista de El Puerto de Santa María, desde el Castillo de San Marcos. Los soldados al mando del Duque de Angulema, en el Patio de Armas del Castillo, al fondo Cádiz y los barcos que traían libre a Fernando VII, después de liberarlo en Cádiz, para llegar a los muelles de El Puerto. (Colección L.S.A.)

CINCO AÑOS MÁS DE OCUPACIÓN.
La misión de “Los Cien Mil Hijos de San Luis” había concluido. Angulema dejo nuestra ciudad, pero algo más de 3.000 soldados y 800 jefes y oficiales permanecieron 5 años más en El Puerto, ocasionándose más perjuicios que beneficios. Además del alto coste del alojamiento de las tropas, que era sufragado por los vecinos con contribuciones especiales, fueron numerosos las molestias e incidentes que se produjeron, hasta el punto de que llegó a producirse un altercado cuando el general francés de turno, alojado en una finca en cuyos bajos se encontraba una tienda de bebidas, llegó a denunciar “los alborotos y bullangas que se producían por la noche a propósito de molestarlo”.
Hasta aquí la importante relación de Angulema con El Puerto. Tras regresar a Francia y al morir su padre en Praga en 1836, muchos legitimistas consideraron como nuevo rey ‘de iure’ al duque de Angulema, con el nombre de Luis XIX, por considerar inválidas las abdicaciones de 1830. No obstante, se mantuvo apartado de la política y nunca quiso adoptar esta denominación. Murió en el exilio en 1844. Está enterrado en la cripta de la iglesia del monasterio franciscano de Kostanjevica (Nova Gorica, Eslovenia). (Texto: Enrique Bartolomé).

1

dionisiocapaz_puertosantamariaDionisio Capaz y Rendón nació en El Puerto en 1780 y murió en Madrid en 1855. En 1799 sentó plaza de guardiamarina, embarcando en el Conquistador , que mandaba Churruca, y al año siguiente ascendió a alférez de fragata. Participó luego en la expedición francesa de Leclerc a Santo Domingo, y en 1802 en la Comisión cartográfica que debía levantar los planos del archipiélago griego. Asistió a la batalla de Trafalgar, embarcado en el Bahama, y fue hecho prisionero por los ingleses. Al ser puesto en libertad se reintegró a Cádiz, ascendiendo a alférez de navío, y sucesivamente a teniente de fragata y de navío.

DIPUTADO POR CÁDIZ.
En 1813 fue elegido diputado a Cortes por la provincia de Cádiz hasta el regreso de Fernando VII a España. Fue entonces encarcelado en Madrid y trasladado luego al castillo de San Sebastián en Cádiz, en el que permaneció condenado durante dos años. En 1818 tomó parte en un convoy que llevaba tropas al Callao, teniendo que hacerse cargo del mando cuando el primer comandante cayó enfermo. La expedición fue desastrosa, pues los insurgentes capturaron el María Isabel, buque que tripulaba Capaz, quien, sin embargo, llegó al Callao. Fue sometido a causa, de la que salió absuelto por motivos políticos. Estaba en el Callao cuando el ataque de Cochrane y fue designado por el virrey Pezuela para representarle en las conferencias de Miraflores con San Martín, que no tuvieron resultado práctico (1821). Ese mismo año regresó a España y fue ascendido a capitán de fragata y en 1822 nombrado secretario de la Junta del Almirantazgo y del Despacho Universal de Marina en un Ministerio presidido por Evaristo San Miguel, liberal exaltado, Ministerio que fue apodado de los Siete Niños de Écija.

cortes_trienioliberal_cadiz

Reunión de las Cortes de Cádiz durante el Trienio Liberal.

MAYOR GENERAL DE LA ESCUADRA DEL OCÉANO.
Al producirse la invasión del duque de Angulema se trasladó con el ministerio a Sevilla y luego a Cádiz, fue nombrado mayor general de la Escuadra del Océano y participó en la defensa del Trocadero; caído el régimen liberal emigró al extranjero y no regresó hasta 1832, reintegrándosele en sus grados, ascendiendo en 1835 a capitán de navío y después del motín de La Grania a brigadier.

SENADOR POR TOLEDO Y MINISTRO.
En 1837 fue elegido senador por la provincia de Toledo, afiliado al partido progresista, y al año siguiente promovido a jefe de escuadra. En 1840 fue nombrado ministro de Marina en el gobierno de Vicente Sancho, gabinete que quedó sin efecto. En 1841 se le nombró presidente del Consejo Permanente de Guerra de Generales del Eiército que había de fallar las causas por el levantamiento de octubre del mismo año y, empatados los votos en la del general Diego de León, el suyo fue el que decidió la pena de muerte dada a este, por lo que fue unánimemente censurado. Enemistado por esto con la opinión pública, renunció a su ascenso a teniente general, aunque más tarde lo hiciera valer invocando sus derechos al escalafón.

grancruzsanhermenegildoMINISTRO DE MARINA.
Fue nuevamente ministro de Marina con Rodil y al producirse el levantamiento de 1843 emigró al extranjero, de donde no volvió hasta 1847. Este mismo año ascendió a teniente general. En 1853 fue nombrado vocal de la Junta Consultiva. (En la imagen, Gran Cruz de la Orden de San Hermenegildo, de la que estaba en posesión, además de la banda de dicha orden).

CAPITÁN GENERAL DE LA ARMADA.
En agosto de 1855, elevado a capitán general de la Armada, cargo que desempeñó hasta su muerte, el 27 de diciembre siguiente. Julio Guillén hace de él este juicio: "a partir de Capitán de Fragata su carrera la hizo de Diputado o en la revolución, sin pisar la cubierta de un barco... La intriga y la política le hicieron alcanzar la suprema dignidad de la Armada, en cuya galería -llena de virtudes- no puede figurar sino como despótico, ambicioso y violento". (Texto: Germán Bleiberg).

dionisiocapaz_3_puertosantamariaRETRATADO POR FRANCISCO LAMEYER
Retrato sedente del Teniente general de la Armada, Dionisio Capaz y Rendón (1779-1855), tío de Francisco  Lameyer, vestido con uniforme de gala, casaca con  entorchados, charretera dorada y fajín rojo. El bastón de mando que porta en su mano derecha y las condecoraciones, Banda de la Orden de Carlos III, Gran Cruz y Banda de San Hermenegildo y, sobre la solapa, la Cruz Diadema Real de Marina, replicadas fielmente hasta en sus más pequeños detalles revelan el profundo conocimiento de la Armada por el autor. El retrato fue solicitado por el propio Museo Naval a Capaz en 1853, un año antes de que Francisco Lameyer marchara a Filipinas, con el propósito de albergar entre sus salas a generales y marinos ilustres. Pese a culpar del retraso a su indisposición física, alegada ante el Director del propio Museo Naval en mayo de aquel año, «...teniendo de otro modo que hacerlo –el retrato- en mi casa imposibilitado de andar aunque aliviado de mis males»; en septiembre fue terminado el retrato y el conserje del Museo Naval pasó a recogerlo al domicilio de Capaz, quien por aquellos años vivía con la familia Lameyer en la madrileña calle Arenal, número 12, para mudarse poco después al 18 de la Ballesta, donde aquel viejo general fallecería de pulmonía a los setenta y seis años de edad.

Este recién restaurado óleo sobre lienzo de forma ovalada, situado hoy, y tal  vez como castigo a su carácter en uno de los peines de los fondos de su depósito, pues «...el General D. Dionisio Capaz, era violento y despótico y no tenía ninguna condición de verdadero liberal; la vicisitudes de los tiempos y el turbión de las pasiones políticas, lo arrastraron a figurar en la parte más avanzada del partido constitucional, y allí ocupó el puesto que le correspondía por su buen talento, su vasta instrucción y su osadía. Siendo su último período el que más lastimó su nombre; la Armada no puede presentarlo en el catálogo de sus dignos y notables Capitanes Generales, con los títulos y virtudes de la mayor parte de los que llegaron a esta elevada altura» Francisco de Paula Pavía: “Galería Biográfica de los Generales de Marina»  (Texto: Fernando Martínez Rodríguez).

testamento_dionisiocapaz_puertosantamaria

“Testamento del Excmo. Sor. Dn. Dionisio Capaz, nombra por  herederos á sus hermanos, cárnales y política”.  Archivo Histórico de Protocolos, Madrid. Dionisio Pérez.

18

luisrincon_puertosantamariaLuis era un niño en una posguerra atroz de hambre y oscuridad, monago insumiso, cómplice de estraperlista, militante antifranquista clandestino, obrero fabril, albañil capaz y vecino solidario sin etiquetas. Octogenario, Luís Rincón Noya contempla desde la atalaya de su 3º A de la Plaza del maestro Dueñas, junto a su compañera de todas sus vidas, Soledad, no en balde son progenitores de siete hijos con todos sus avíos, las grandezas y las miserias que la condición humana le ha mostrado a lo largo de su ya luenga existencia. De figura menuda y corazón grande, este lazarillo que fue de ciego, sindicalista orgulloso de su clase, y desengañado de la partitocracia en donde los actores principales y únicos del panorama político son los grandes partidos, se reivindica día a día como amo de casa,  abuelo vocacional y ferviente amante de la lectura, que en sus ratos libres escribe con la bonhomía que siempre ha llevado por bandera. (Ilustración: María Lizaso).

Dice que nació sin habérsele pedido permiso el 27 de marzo de 1929 en la Calle Larga, muy cerquita de casa de señoritos, en el seno de una familia pobre pero muy honrada. Su padre Salvador, que murió cuando el pequeño Luís no levantaba un palmo del suelo, era de oficio “jilaó”. Se dedicaba a elaborar las cuerdas que después usaban los rederos para hacer las redes de pesca, y lo dejó rodeado de mujeres como único varón entre siete hermanos.

segundarepublicaDe una infancia de posguerra repleta de calamidades, de hambre y de incomprensiones, recuerda como a un cuñado suyo, Manolo, que regentaba el bar Los Cisnes en plena Calle Luna, cuando los sublevados contra la República se hicieron con el control de la ciudad, le cerraron el local previo destrozo del mismo que, unido a su reciente viudez hizo que se trastornara por completo recluyéndosele en su casa por loco. Locura convenientemente fingida a instancias de un amigo falangista para evitar el casi seguro fusilamiento que le esperaba si llegaba a curarse.

O cuando un comandante militar de triste memoria en El Puerto, hizo masticar a dos de sus hermanas la bandera republicana por haber asistido a la manifestación del último primero de mayo antes del alzamiento militar. Raro era el día en que no veía a su madre –costurera de pobres- llorar por el fusilamiento de un esposo, un padre, un hermano o alguna amiga o conocida. Su casa, recuerda, durante mucho tiempo fue un velatorio permanente.

--Era horrible ver a la gente por la calle en los años cuarenta morirse de hambre. No en sentido figurado, sino literalmente caerse muertos de hambre”, reflexiona en voz alta este superviviente de la lucha fraticida entre hermanos, al que tocó casi siempre estar en el tramo medio vacío de la botella. La recogida de caracoles, el rebusco en las tinas donde echaban los restos del pescado después de limpiarlos, las labores propias de monago en la Iglesia Mayor Prioral, portear maletas en la estación de ferrocarril y ayudar a los estraperlistas en el transporte de su carga, fueron entre otras, actividades que permitieron tanto a él como a su familia supervivir en aquella sinrazón de existencia.

juanrinconares_6_puertosantamaria

En la fotografía, durante la Primera Comunión de su hija Maria Ángeles. Sus hijo Luis y Juan de pequeños, Luis Rincón y su mujer, embarazada de su hija Sole)

luisrinconesposa_soleymangeles

Una foto más reciente, Luis y su mujer. y sus hijas Sole y Maria Ángeles)

Su aprendizaje de la cerrajería y forja, ocupación que le cautivó por encima de cualquier otra, le llevó hasta la primera fábrica de botellas que hubo en El Puerto, y cuando ésta cerró por falta de materia prima como consecuencia de la guerra mundial, entró a formar parte de la plantilla de otra de baldosas que también llegó a cerrar por el mismo motivo. Pero fue su último y definitivo trabajo como albañil en la fábrica de botellas V.I.P.A., en el que estuvo hasta su jubilación, el que despertó su conciencia social y de clase a favor del mundo obrero.

vipa_impreso_puertosantamaria

Impreso de Vidrieras Palma (VIPA) fábrica de botellas existente en el lugar que hoy ocupan viviendas frente a la Casa de la Cultura).

torre_vipa_puertosantamariaSu incorporación al movimiento sindical se comprende con estas palabras: “--Cuando llegué a la fábrica y vi a un centenar largo de hombres trabajando en unas condiciones laborales infamantes, con un calor de muerte y sirviendo a unas máquinas de fabricación automática con medios artesanales, comprendí que la época de la esclavitud aún no había terminado”. Fue Esteban Caamaño Bernal quien a través de Calixto García, compañero de la fábrica, el que le introdujo en la Hermandad Obrera de Acción Católica (H.O.A.C.). En el sindicato vertical de la época fue enlace sindical, jurado de empresa, presidente de la sección social local del Sindicato de Construcción, Vidrio y Cerámica, y vocal provincial de esta misma rama. Colaboró con Esteban, Isidoro Gálvez y su hermano Manolín y otros compañeros de Cádiz, San Fernando y Jerez en la implantación por esta zona del Sindicato Unión Sindical Obrera (U.S.O.). Siente especial admiración y aprecio por Tina Aguinaco y Jaime San Narciso, dos asturianos, profesora ella y médico él, que por sus estudios y formación pertenecían a la clase media, pero que sin embargo, por sus valores humanos estaban más cerca de los pobres que sus propios congéneres. (En la imagen, torre chimenea de la desaparecida fábrica de botellas).

luisrinconnoya_peq_puertosantamariaCon la restauración de la democracia abandonó un tanto desengañado el mundo sindical y político, pero sus inquietudes solidarias le llevaron a impulsar el movimiento vecinal incipiente que se habría paso en esos momentos de apertura del país. Tuvo el honor –según sus palabras- de ser el primer presidente de la Asociación de Vecinos “San Jaime” en la zona de Crevillet. Ahora, tras una larga y trabajada vida de compromiso hacia los demás, su descanso activo lo ejerce como escritor ya premiado en algunos certámenes literarios, manteniendo por siempre el orgullo de haberse ganado la amistad y el respeto de todos sus compañeros en el mundo del trabajo. (Textos: Manolo Morillo).

5

francisco-anglada-gallardo_puertosantamariaEn 1906, una de las pioneras fábricas de automóviles en España, la de Anglada Gallardo, había cerrado sus puertas en las instalaciones abiertas desde 1899 en la calle Cielo. La falta de inversores obligó al mecánico Anglada (en la imagen) a trasladar su negocio a Córdoba, donde encontró respaldo económico.

El emprendedor mecánico portuense Francisco Anglada Gallardo  llegó a un acuerdo con empresarios cordobeses para trasladar su factoría de automóviles ubicada en la calle Cielo hasta la capital de la Mezquita cerrando sus dependencias en El Puerto. La “falta de apoyos inversores”, subrayaba, había obligado a Anglada, de origen malagueño, a tirar la toalla. La empresa automovilística comenzó su andadura el 13 de septiembre de 1899 con la construcción de bicicletas marca Hércules y cuyo pintado de los cuadros supuso la primera cadena demontaje conocida en España.

Tras un fulgurante éxito con las bicis, que llegaron a ser premiadas en ferias internacionales, la firma pasó también al invento del siglo: los automóviles, con la ayuda del ingeniero Agustín Scandella, llegando a dar empleo a 40 trabajadores, algunos de ellos procedentes de puntos distantes del país, ante la iniciativa pionera para competir con los automóviles foráneos. La factoría también se especializó en máquinas en general, como el encargo que recibió de la firma de Cervezas Tosar, instalada a principios del siglo XX en El Puerto, con nótula num. 063 en Gente del Puerto.

anglada_taller_cielos_puertosantamaria

Taller Anglada en la calle Cielos, a la izquierda la Parroquia San Joaquín.

La fábrica de automóviles construyó entre 1901 y 1906 unos 24 automóviles, de los que algunos fueron exportados a América y uno de ellos fue adquirido por SM el rey Alfonso XIII.

anglada_-coche_puertosantamaria

Uno de los automóviles surgidos de la fábrica portuense Anglada.

En su catálogo figuraban avanzados modelos de 2 a 4 asientos e incluso un potente ómnibus de 14plazas. Curiosamente, poco antes de la instalación de Anglada, llegó a El Puerto el primer coche comprado por un vecino. Pedro Hernández Cabrera había adquirido en París por 8.000 francos un Renault Freres, que alcanzaba la friolera de 45 kilómetros por hora, aun con el precario estado en que se encontraban los caminos que llevaban a la localidad. (Textos: Fransico Andrés Gallardo).

anglada_publicidad_puertosantamaria

Publicidad de Automóviles Anglada, en un carro tirado por semovientes en la Cabalgata y Batalla de Flores que se celebraba durante las Fiestas de Verano en el Paseo de la Victoria. Además vemos propaganda de la Imprenta Luis Pérez Grant, Cognac Terry, Amontillado Pepe Luis, Cervezas Tosar y Restaurante La Alegría.

11

mancoguindate_puertosantamariaAbelardo González Franco, era el pequeño de los seis hijos del matrimonio formado por Antonio González  Ávila natural de Medina Sidonia y de Francisca Franco Felices natural de Morón de la Frontera, asentados en El Puerto a principios o mediados del siglo XIX. Familia de ricos agricultores antiguos de El Puerto, poseían fincas de labor en propiedad y arrendadas, casa grande con granero y cuadras en El Ejido de San Juan, negocios de transporte con carros, tanto de mulos como de bueyes, (estos heredados de la familia Felices) teniendo en exclusiva el acarreo de carbón de la serranía de Cádiz a El Puerto.

En la casa de El Ejido de San Juan siempre había alguna celebración de por medio por lo que siempre estaba llena de personas aficionadas al cante y a la buena mesa. Y aunque los progenitores siempre habían vivido de las rentas, la siguiente generación empezó a conocer la decadencia, lo que les llevó a empezar a vender patrimonio para poder seguir llevando el mismo nivel de vida al que estaban acostumbrados.

EL MANCO GUINDATE.
A Abelardo se le empezó a conocer popularmente como “El manco Guindate” debido a la pérdida de su brazo izquierdo con tan sólo 20 años de edad, ocurrido en un accidente en la finca del cortijo de Buena vista. Este cortijo no se sabe bien, si era de su propiedad o lo tenían arrendado, pero el caso es que cansados de que les entraran por las noches para robar parte del ganado y productos de la tierra, decidieron hacer guardias entre el capataz de la finca, Abelardo y algunos más. En un momento de la noche, al oír ruidos, Abelardo montó en su caballo para dar caza y detener a los ladrones, con tan mala fortuna que se cruzó con uno de los disparos efectuados por el capataz.

manola_demancoguindate_puertosantamariaMás tarde se casó con Manuela Gutiérrez, natural de El Puerto. Al igual que Abelardo, Manuela era una persona muy querida por todos los que la conocían, llegando a conocerse por “Tía Manola” sobrenombre puesto cariñosamente por sus cuñados. El matrimonio tuvo 5 hijos: María, Abelardo, Manola, Manuel y José (Pepete), siendo éste último el único descendiente directo que aún continua entre nosotros viviendo en la vecina localidad de Rota. (En la imagen, Tía Manola).

Debido al negocio del acarreo que tenían sus padres, Abelardo se aficionó desde muy joven a los enganches, siempre le gustaba llevar un carro con un buen tiro.

Le encantaban –como buen portuense- las ferias del ganado que se celebraban por aquel entonces, a las cuáles siempre iba acompañado de sus mujer y de sus hijas.

encierro_puertosantamaria

E incluso durante algunos años realizó a caballo junto a su hermano Antonio el encierro de las reses bravas, desde las haciendas hasta la plaza de toros recorriendo las calles de El Puerto, vistiendo para tal ocasión de corto y negro.

retratodelgeneralqueipodellano_oleolienzoEL MANCO CUATRO MIL REALES.

Abelardo González empezó también a ser muy conocido con éste sobrenombre, puesto por su amigo el general Queipo de Llano quien vivió una temporada en la calle de las Cruces de nuestra Ciudad, desterrado por el gobierno monárquico, por su condición de republicano, en la actual casa de Roberto Romero Laffite, entonces propiedad de los Pineda. El manco frecuentaba mucho el tabernón de Juan de Dios Sánchez, en la calle Luna, lugar donde el general y varios señores más, incluido Abelardo, realizaban sus tertulias. Abelardo era una persona tan espléndida que cuando se encontraba a gusto entre sus contertulios siempre lo manifestaba exclamando: “¡Vamos a cortarle el dobladillo a este billete de cuatro mil reales!” (En la imagen, Gonzalo Queipo de Llano, en un retrato óleo sobre lienzo).

Este grupo de “tertulianos” mantuvo una estrecha relación de amistad e incluso durante el periodo de la Guerra Incivil ya que, a pesar del traslado a Sevilla de Queipo de Llano para su incorporación a la Capitanía General, siguió manteniéndose en contacto con ellos, a través de  consignas  emitidas por este último en los partes de guerra radiados a las 10 de la noche, o bien por correspondencia.

En relación a la correspondencia, aún se recuerda una anécdota  muy celebrada,  hacia la persona de Abelardo. Un día llegó a las oficinas de correos un sobre con remite de Capitanía general de Sevilla y en la dirección una nota que ponía:

«Aunque la carta no lleve remite ni destinatario,
sus señas son bien cabales
¿Quién no conoce en El Puerto
al manco cuatro mil reales?»

El cartero llevó la carta al domicilio de Abelardo González Franco.

pepeguindate_rotaPERCANCE CON LA JUSTICIA.
Abelardo González siempre llevó buenos cortijos a rentas, siendo los hijos quiénes trabajaban los campos y cuidaban del ganado. En cierta ocasión pusieron a la venta uno de los cortijos que tenían arrendados, llamado “Las Gesillas” y situado en el término de Rota. Este cortijo era propiedad de los hermanos García Lagos de las Herranz, vecinos de El Puerto. Abelardo conocedor de la buena calidad de las tierras decidió comprarlo, llegando a un acuerdo con los dueños y entregándoles cuatro mil reales a cuenta. Días más tarde, estando Abelardo en el Casino de Labradores, se enteró por terceras personas que una labradora muy rica les había hecho a los hermanos García Lagos de las Herranz una oferta superior a la suya por el susodicho cortijo, cerrando éstos, definitivamente, el trato con ella. (En la imagen, Pepe González 'Guindate', en una fotografía reciente tomada en Rota, localidad donde reside a sus más de 90 años). Ver nótula núm. 535 en GdP.

Ofuscado Abelardo por este comentario, ni corto ni perezoso se personó en la casa de los dueños y al primero que le abrió la puerta, sin mediar palabra alguna le arreó una gran bofetada y se marchó. Ofendidos los hermanos y dueños ante esta actitud, decidieron ponerle una denuncia ante el juez de guardia, resultando el juez ser amigo de ambos: denunciante y denunciado. El juez para no quedar mal con ninguno de los dos, decidió desterrar permanente a Abelardo a la Villa de Rota donde labraban los campos arrendados, pero a su vez hacia la vista gorda ya que Abelardo acudía todas las noches a pernoctar en El Puerto, en su casa de el Ejido de San Juan.

mancoguindate_casa_puertosantamaria

Casa del Manco de los Cuatro Mil Reales, en el Ejido de San Juan. En tiempos del manco era una preciosa casa del siglo XVIII con sus corrales, sus graneros y sobre todo con un hermoso patio de columnas. Hoy la casa ha perdido todo su carácter. Alberga la Iglesia Evangélica 'Miel de la Peña' a un lado de su fachada y al otro la Peña El Timbrado Español 'Monteburra.

10realesdefrancoLA ÚLTIMA DÉCADA.
En los últimos años de su vida, ya retirado del campo, viudo y con todos sus hijos casados, vivió hasta su muerte con su hija Manola en la antigua casa de la “Sevillana”, rodeado de sus hijos, nietos y biznietos. Los que lo conocieron, siempre lo recordarán como el típico señorito andaluz. Impecable traje negro, chaleco, camisa blanca, corbata y sombrero negro de ala ancha. Predispuesto siempre a meterse los dedos en el bolsillo de su chaleco y obsequiar así a la chiquillería familiar y no familiar con una monedita. La última generación conocida por él, recuerda que empezó con 10 reales y acabó con 20 duros. (En la imagen, 2,50 pesetas, o dicho coloquialmente, "los 10 reales de Franco").

23

cangrejorojo1_puertosantamaria

"El Cangrejo Rojo era el nombre del restaurante, la zona de ocupación era Hotel Playa de Andalucía. La sociedad que lo fundó era Playas del Sur S.A., cuyos propietarios de los terrenos eran Don Enrique Osborne y Don Felipe Osborne, tios de Don Juan Melgarejo. El Motivo de fundar esa sociedad era para promocionar los terrenos y venderlos después como lo que hoy se denomina Vistahermosa. Allí en el año 1964, empezó lo que hoy día es Vistahermosa y todo su entorno. El primer director del Cangrejo Rojo, Hotel Playa Andalucía era Don Juan Manuel Ramos y Velasco, que ya en el año 1962 fue también director del Caballo Blanco, con Meliá. Esto es historia y se puede seguir contado muchas cosas más, tantas como para escribir un libro". (Antonio, el del Economato).

cangrejorojo2_puertosantamaria

El Hotel "Cangrejo Rojo", posteriormente llamado "Club Mediterranee" e incluso “Club Aquarius” fue un privilegiado espacio situado al pie de la Playa de Santa Catalina (al final de Vistahermosa, en el lugar conocido como Pinar de Mochicle) que hoy permanece, tristemente, cerrado. Entre los fundadores había capital belga.La clientela estaba compuesta por ingleses, belgas y franceses, quienes eran los clientes habituales. El conjunto musical, Los Radar's a mediados de la década de los sesenta del siglo pasado, actuaba diariamente durante el verano.

cangrejorojo3_puertosantamaria

En la fotografía, como era habitual, Koky Ramírez Tallón o Lele Cárave, dejaban la guitarra para cantar bailando con alguna turista solitaria.

cangrejorojo4_puertosantamariaMis primeros "pinitos" en el piano fueron en el año 1.965 en el Hotel "El Cangrejo Rojo", cuando antes de la actuación o en un descanso de "Los Radar's, interpretaba alguna canción tocando el piano solo. "El Cangrejo Rojo" era para los españoles de hace 45 años una especie de paraiso: los únicos españoles eramos nosotros y algún camarero o cocinero que trabajaban allí.

"Los Radar´s éramos trabajadores privilegiados, podíamos entrar y salir a cualquier hora; si queríamos nos podíamos quedar a dormir. La hora de actuación era desde las 9 a las 12 de la noche, aproximadamente, a no ser que se hiciera una fiesta especial y entonces estábamos hasta mas tarde.

"El Candil Verde", un lugar perteneciente al mismo hotel donde se hacían fiestas especiales todos los martes y algunos sábados. Era un espacio al aire libre, tenía pista de baile y escenario donde hacíamos las actuaciones, estaba decorado al estilo tropical, se servían cócteles especiales e incluso algunas veces se asaba un puerco. (Textos: Francisco Ramírez Tallón).

6

vizcondecasagonzalez_puertosantamaria

Don Tomás Martín-Barbadillo, Paúl, Fernández-Herrera-Dávila y Arozarena, Vizconde de Casa González (Sevilla 1897-1983), fue un asiduo visitante y veraneante en El Puerto. Paraba en casa de Margara Almansa, en la calle Larga, porque, según él decía, era el único sitio donde le ponían orinal en la mesita de noche. Licenciado en Derecho, aviador deportivo, fundador del Aeroclub de Sevilla, Alférez Provisional, tripulador del Zeppelín,... Fue autor de un gigantesco libro titulado "Sevilla, Aeropuerto terminal de Europa" y de otro sobre el Autogiro de La Cierva y era muy diestro en conocer, por muy lejos que estuviera, qué clase de avión surcaba los cielos: Un "Rata", un HeiEnkel...

Así que, presentado voluntario fuera de edad, en la gloriosa Cruzada, lo primero que hizo fue requisarse su propio Fiat "Balilla", con el que iba visitando las torres y prominencias de los pueblos, en donde instalaba vigías y emisoras de radio. Ocurrió en una de ellas que, preguntado Don Tomás, cuyo nombre de guerra era "Rego Ronco", por su teniente "¿Qué ve el vigía?", respondió: "Unos aviones que, por lo majestuoso de su vuelo pertenecen, sin duda, a la gloriosa aviación nacional". Al punto, esos aviones comenzaron a bombardear las posiciones nacionales, por lo que "Rego Ronco" hubo de rectificar: "No, no, no, pese a lo majestuoso de su vuelo, son unos hijos de la....,Corto y cambio".

dirigible_puertosantamaria

Cámara de cine aficionado, rodó, desde el Zeppelín, el año 29, una película sobre Andalucía a vista de pájaro que, sus herederos han entregado, en comodato, a la Filmoteca de Andalucía, como una reliquia.

Don Tomás fue asesor jurídico de muchas entidades y Jefe de Protocolo del Ayuntamiento de Sevilla. Conocedor, por tanto, del nivel intelectual necesario para ser edil, un día me vio con el burrito moruno que me había regalado José de los Reyes "El Negro", me paró y, dándole al burro una palmada en la tabla del cuello, le dijo al semoviente: "A crecer y a ser un buen concejal". Tomen nota. (Texto: Luis Suárez Ávila).

12

laburra_1_puertosantamaria

Vamos a recordar algunos retazos de la historia de una de las más hermosas tabernas que en El Puerto han sido, La Burra, ubicada a escasos metros de la Plaza de Abastos, en la acera derecha de la calle Cielos.

laburra_fachada_puertosantamaria

En 1994 entramos en el local acompañados de Ramón Sordo de la Borbolla, quien estuvo al frente de la taberna, hasta su cierre en Octubre de 1990, durante las últimas cinco décadas. Salvo el polvo acumulado en estos años, que no dejaba de proporcionarle cierto encanto, el local continuaba intacto, igual que hace más de un siglo, con el lógico deterioro que el paso del tiempo conlleva, que más que restarle valor, le añade sabor de lo añejo, de lo que tiene solera y tradición.

laburra3_puertosantamaria

Paseando y parando en cada recoveco de la taberna, por cada recuerdo, tuvimos la ocasión de comprobar que todo continuaba igual que siempre: el típico suelo de losas de Tarifa; los zócalos de azulejos multicolores “de plantilla”; el pequeño hierro junto a la pared para que los parroquianos se limpiaran las suelas del calzado al entrar, cuando las calles apenas estaban empedradas; los gastados mostradores de caoba; los vistosos anaqueles repletos de botellas; la pizarra, el antiguo escritorio y la vieja caja registradora, marca National, americana; las nueve botas de roble; el reloj de pared, por el que no parecía haber pasado el tiempo; y a la izquierda del mostrador, enfilados a un largo pasillo, los once reservados o camarotes, auténticas reliquias de otros tiempos, sin las puertas de vaivén desde que se mandaron quitar cuando vino el Movimiento, aunque Ramón siempre las conservó en su casa. Todo como siempre, si pero ¿desde cuando?.

laburra4_puertosantamariaEL ORIGEN DE LA TABERNA.
Al menos, desde 1863, documentalmente, tenemos constancia de la existencia de este lugar, en la calle Cielos, actual número 104, de una tienda de vinos, aunque no podríamos asegurar que su aspecto fuese semejante al que aún ofrece hoy. Más bien nos inclinamos a considerar que su fisonomía actual se debe a su segundo propietario, Miguel Felices, transformación que se realizaría hacia el año 1880 [...] A principios de la década de los 80 del siglo XIX, Juan de la Portilla dejó la propiedad de la taberna y destilería de la calle Cielos, ocupado en otros menesteres y prestando las funciones de vicecónsul de la República Argentina. El nuevo dueño de la taberna fue Miguel Felices Camino, otro montañés, este de Santillana del Mar, llegado a nuestra ciudad en 1856, cuanto tenía 27 años. Debió ser Miguel un tipo espabilado y de “buenas luces” pues en 1883, cuando ya explotaba la tienda y la destilería era regidor del Ayuntamiento, desempeñando una fecunda labor municipal. [Al fallecimiento de éste la familia se encargaría de la gestión de la taberna, pasando luego a la propiedad del hijo de un dependiente, Norberto, hijo de Benigno Sordo en el año 1910, etapa que siguió hasta nuestros días].

laburra2_puertosantamaria

LA FAMILIA SORDO DE LA BORBOLLA.
Norberto, nacido en la Montaña, en prio, cerca del límite con Asturias y la costa cántabra, tuvo el acierto de llamar a la taberna La Andaluza, el nombre más bonito en consonancia con el local, que podía llevar. En 1910, su especialidad era la manzanilla Argüeso. Dos años después abrió una fábrica de arguardientes, anisados y licores con el mismo nombre, en la calle Ganado núm. 26 (lindera a la pafinicadora La Divina Pastora, ya existente entonces). De aquí salieron los anises Las Tres Perlas y La Andaluza, y años después La Cigüeña, seca o dulce, muy afamada.

mercado_concepcion_puertosantamaria

La taberna, a pesar de no ocupar una de las esquinas comerciales del centro, a las que los montañeses, como avispados comerciantes, tenían especial inclinación, si se encontraban en un emplazamiento estratégico. A escasos 30 metros de la calle Ganado y de la Plaza de Abastos, siempre populares y bulliciosas, era un lugar idóneo para que los parroquianos parasen a tomar unos vasos de vino o de aguardiente, al tiempo que, sentados en los reservados, hablaran de negocios y cerraran tratos comerciales.

laburra5_puertosantamaria

LA BURRA
Afuera, en la entrada, los vendedores ambulantes de leche de burra apuraban las ubres, mientras que los más asiduos clientes de la taberna, los arrieros, ataban sus bestias de carga en las argollas dispuestas para tal fin en la fachada. Pensábamos que estas estampas --reales-- podían ser el origen del nombre popular de La Burra, o, quizá, que hiciera referencia al madero utilizado en las bodegas para almacenar las botas, pero no. Resulta que un día, hace mucho tiempo, con plena seguridad antes de 1920, en uno de los camarotes, dos arrieros gitanos se enzarzaron en una agria discusión a cuenta de la propiedad de una burra; que si tuya, que si mía, la disputa concluyó cuando uno de los arrieros apuñaló de muerte al otro. Desde entonces, en recuerdo de aquel suceso, el pueblo comenzó a llamar a La Andaluza, La Burra, y Burra se le quedó para siempre.

moroncillo_puertosantamariaFue habitual parada de célebres personajes populares como Juanillo Paterna; Belita, Luis Agacha, Saldiguera; Alemania, «gran paletón con la picha de papel y los huevos de cartón»; El Chumi; El Camión; Gabriel Guarigua, «Ya se murió Guarigua/ Dios le perdone/ ya se lo llevan volando/ los cigarrones», que decía la copla. En uno de los reservados, nos apuntó Luis Suárez --colaborador de Gente del Puerto--, solían reunirse a cantar romances José de los Reyes “el Negro”, Chamarit, El Caneco y José Morón “Moroncillo”. Cada uno entonaba cuatro hemisquistos, y quien no sabía continuarlo o se equivocaba, tenía que pagar una botella de vino para los demás. (En el centro de la imagen, José Morón 'Moroncillo', con una guitarrra. Fotografía Archivo de LSA).

Como en otros establecimientos, La Burra fue escenario, como no, de algunos robos, como éste que recogió la Revista Portuense el 7 de agosto de 1924, cuyo autor fue el propio encargado del local: «Por el guarda Francisco Díaz Toro fue detenido ayer José Puente García, encargado del establecimiento de bebidas La Andaluza, conocida actualmente por La Burra, el que había sustraído del cajón 125 pesetas. De éstas fueron ocupadas 62 que conservaba en un calcetín, habiendo distraído las restantes. Fue ingresado en la cárcel a disposición del señor Juez de Primera Instancia».

laburra6_puertosantamaria

Norberto Sordo contaba parra el almacenado de vinos propios con dos bodegas. La mayor, con dos lagares, se encontraba arriba de la calle Lechería [hoy  Santa Clara], en donde se criaba el fino Tambor. Y la pequeña, dos números más abajo de La Burra, en Cielos núm. 100, especialmente dedicada a manzanillas, que todavía conserva algunas botas.  Ramón Sordo entró a trabajar con su padre en 1941, cuando tenía 17 años. Tras la muerte de Norberto en 1957 continuó llevando el negocio, ya sin la destilería, hasta que a fines de 1990 cerró el local. Falleció en los años finales del siglo pasado. Con Dios debe estar porque fue un buen hombre.

antonio_ordonez_puertosantamariaDurante años el establecimiento fue sede de la Peña Taurina La Burra, promovida, entre otros, por Juan Marchán, padre e hijo, siendo su titular el maestro Antonio Ordóñez, quien en alguna que otra ocasión, nos dio Ramón, asistió a las tertulias. Cuando escribíamos estas líneas, La Burra, con la finca completa, acababa de venderse. Que será de ella, lo ignoramos. Sólo podemos esperar --y acaso rogar-- que el nuevo dueño no la desmantele y sepa valorar y respetar la fisonomía y los elementos que configuran esta peculiar e histórica taberna, porque a la vez de ser una propiedad privada, también es un patrimonio etnológico --Título VII de la Ley de Patrimonio Histórico de Andalucía-- que El Puerto debe conservar, remozado y revitalizado. No vaya a ser que en un futuro próximo lamentemos su pérdida. (En la ilustración, el diestro Antonio Ordóñez). (Textos: Enrique Pérez Fernández). (Fotografías: Fito Carreto).

constitucion_2003_puertosantamaria

Pulsar sobre la imagen para ampliarla.

Los que habían sido concejales en los ayuntamientos democráticos y los que lo eran aquel 6 de diciembre de 2003, posan juntos y revueltos tras el acto institucional celebrado en el Auditorio Municipal del Monasterio de la Victoria, a la finalización del acto. Fila superior: Ignacio García de Quirós Pacheco (PSOE), Alberto García (IU). Siguiente fila: Miguel Cirera Jiménez (PSOE), Francisco Sánchez Gatica (PSOE), Miguel Marroquín Travieso (PSOE), José Luis Alonso (UCD), José Fernández Sánchez (IP), Antonio Sánchez González (PSOE), Pedro López Fernández (PCE), Francisco Lara Fernández (PSOE).
Siguiente fila: Fernando Jiménez Romero, Secretario General del Ayuntamiento, José Valiente Moreno (PSOE), Eduardo Bocarando Gándara (PCE), Antonio Muñoz Cuenca (PSA), Manuel Rodríguez González (PCE), Victor Unzueta Gabiola (UCD), Ignacio García Rodríguez (IU), José Luis Romero Pacheco (PSOE).
Siguiente fila: Patricia Ybarra Lalor (PP), Juan Ramón Castillo (PP), Carmina Porra Pérez (PP), Rafael Vallejo (PP).
Siguiente fila: Jaime Pombo (IP), Manuel Romero (IP), Silvia Gómez (IP), D, Carlos Montero Vítores (PP), Carlos Campoy López (UCD), Rafael Valera Rey (PSOE), José Galán (PP), Juan Arana (PP), Pepa Conde (IU) Rosario Sentís (IU), Julio Acale (IU).
Siguiente fila: Vicente Sucino Rico (PSOE), Francisco del Castillo (PP), Carlota Benjumeda (PP), Juan Gómez Fernández (PP), Joaquín Corredera Andrés (PSOE), Carmen Lara (IP), María Jesús Sánchez (IP), Yolanda Nimo (IP), Consuelo Gamero (PSOE), Lola Caballero (PSOE), Manuel Moreno Romero (CD-PP), Antonio Alvarez (PCE-PSOE), Francisco Corbacho (PSOE), José Antonio Navarro (PSOE), Maria del Carmen Martín (PSOE), Manuel Pérez Blanco (PP), Carlos de la Flor Morales (PSOE), Enrique Moresco (IP-PP), José Manuel Cauqui (IP).
Agachados: Manuel González Cordero (IU), José Antonio Castro Cortegana (IU), Mª Angeles Fernádnez Bustabad (IP), Hernán Díaz Cortés (PP-IP) Fernando Gago García (PSOE-IP). (Foto Jorge Roa).

Uso de cookies

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información.

ACEPTAR
Aviso de cookies