
Han pasado seis años desde que se publicara este artículo de Antonio Carbonell en Diario de Cádiz, en mayo de 2009. No solo se han mantenido el estado de cosas, sino que ha empeorado. El último párrafo no tiene desperdicio.
			
		
		
		
	
Han pasado seis años desde que se publicara este artículo de Antonio Carbonell en Diario de Cádiz, en mayo de 2009. No solo se han mantenido el estado de cosas, sino que ha empeorado. El último párrafo no tiene desperdicio.
El desaparecido hostelero muy vinculado con el mundo de la mar, Juan Espinosa Palacios instaló durante años, en la década de los setenta y principio de los ochenta, la caseta de Feria ‘La Ostrea’, de la sociedad ’Ostras del Sur', tanto en la de El Puerto de Santa María, como en la de Jerez, con su compadre y amigo Carmelo (el taxista que acompañaba a Manolito Gutierrez 'el Cochino' en sus desplazamientos a Madrid, un hombre legal ya jubilosamente jubilado, --de confianza--, amigo también de Luis Fernández Chulian, también Exportador de Pescados y Mariscos) y un portugués que se llamaba José Manuel Seixas Dos Anjos; era también un tipo grande de carácter este  portugués y portuense de toda la vida que nos dejó no hace muchos años. Juani se reunía con buena gente... Juan Espinosa, que nos dejó para siempre en junio de 1999 --con 57 años--, se aventuró también en la Feria del Campo de Madrid, llevando los productos de la zona. Eran famosos los concursos de apertura y presentación de ostiones, que él preparaba y conocía como nadie.

En la imagen tocado con gorra vemos al portugués José Manuel Seixas Dos Anjos, José Antonio Romero Zarazaga y Manuel Gutiérrez 'El Cochino' y su inseparable puro, en la caseta de la Ostrea. Al fondo, en la otra mesa, vemos a José Luis Gómez Bermudo, Jefe de Publicidad de Osborne.

Manuel Vázquez León en el centro de la imagen y su hijo José con sombrero de ala ancha, delante de la caseta ‘La Ostrea’ de la Sociedad ‘Ostras del Sur’. Junto al primero, Pepín Camacho Negreira, hilador de toda la vida con su cuarto de redes.

De izquierda a derecha, el que fuera concejal de Fiestas con IP Jaime Gutiérrez Perea, José Antonio Burgueño, abogado de la Asociación de Exportadores, Luis Fernández Chulian, Cuevas’, Manuel Perez Pichaco (Manolo Montero) y Juan Nimo.

De izquierda a derecha, desconocido, Juan Crespo, Diego Mora, Luis Fernández, Juan Nimo, Manolo Montero, Jaime Gutiérrez Perea y su padre Pepe Gutíerrez ‘el Chofer’.

De izquierda a derecha, Javier Rendón, d, Paco ‘Chupito’, sobrino de Cristóbal Romero, Juani ‘Jilguero’ (+) y Lechuga.

Otra numerosa reunión de hombres de la mar entre armadores, marineros y rederos. El ciudadano con la gorra y el puro que aparece a la izquierda de la imagen era patrón de pesca, conocido como Pepito Jamón, Ventura, Pepe 'el Chofer', Eloy, Gabriel sobrino de Manolito 'el Cochino', Javier Rendón, Javier Romero 'el Abuelita'. Agachados, 'Kiki' jugador que fue del Racing Club Portuense que se nos fue siendo joven y Jarilla. /Fotos: Colección AP.

José Manuel Montes Casado ha obtenido el Accesit de Innovación en la II Convocatoria de Idas y Proyectos de Empresas del gaditnao Campus de Excelencia Internacional del Mar, junto a sus compañeros José Manuel Panal Sotomayor y Gerardo Hidalgo Riesco, por el programa Suroctopus.
Suroctopus es un proyecto enmarcado en la acuicultura marina que apuesta por el cultivo integral de la especia Octopus vulgaris, el pulpo común. La iniciativa se basa en poder utilizar los esteros dela Bahía, además de las piscifactorías, para el engorde del animal.
José Manuel es un biólogo marino y oceanográfico por la Universidad de Cádiz, licenciado en 2009, técnico en micogralgas, que ha trabajado con anterioridad en el Instituto Español de Oceanografía en el muestreo de especies pesqueras de interés comercial del Golfo de Cádiz y caladeros de África; investigador en el campo de los mamíferos marinos, en la Guía de Avistamientos de Cetáceos en Picosport Ltda. Ha sido Coordinador Formador de Voluntariado, participante en proyecto de investigación marina con cetáceos en el Estrecho de Gibraltar, así como en avistamientos y seguimientos de orcas y otros mamíferos marinos.
Rafael Gálvez Pallares, tiene 78 años de edad. Este hombre del mar, aficionado a los pájaros, nació con la Guerra Civil, en 1936, en el que El Puerto conoció varios alcaldes. Ramón García Llano accedió a la alcaldía de forma accidental el 3 de enero, sustituyendo a José Luis Macías Caro. En las elecciones municipales celebradas a mediados de febrero resultó elegido Francisco Veneroni Arcos, al frente de la coalición electoral de izquierdas denominada Frente Popular. Al mes siguiente tomó posesión de la alcaldía, el 18 de marzo, José Blandino Mitjes y al mes siguiente el 24 de abril, Manuel Fernández Moro, que es desalojado de la alcaldía tras la sublevación militar del 18 de julio, desapareciendo, sin que hayan sido hallados sus restos mortales. El día de la rebelión ejerció en funciones de alcalde el teniente Fernando Ristori; luego el 27 de julio, el capitán Ramón Iribarren Jiménez ocupa el sillón de primer edil y será el 23 de diciembre cuando, subiendo el escalafón en la graduación militar se hará cargo de la vara de alcalde el coronel Ángel Guinea de León Garavito.
Nacían también, ese año de 1936 Francisco del Castillo Tellería (ver nótula núm. 1.086 en GdP) y el que fuera director y Hermano del Colegio La Salle, Taudiano Prieto Palacios (ver nótula num. 1.794 en GdP).
Nuestro protagonista se embarcó por vez primera en un pesquero cuando contaba tan solo 12 años para ayudar a su padre, Manuel Gálvez García ‘Monteburra’ apodo por el que se conoce a la familia --muy querida y marinera--, jubilándose después de 40 años de duro trabajo, tras vivir todo tipo de peripecias y momentos difíciles, recogidos en su Cartilla de Navegación. Ha vivido siempre en la barriada de la Playa, primero de soltero y luego, ya de casado, con su mujer, Dolores Robles Cairón, también de familia marinera, hija de Francisco Robles, motorista, conocido como Paco ‘el Guiso’.
Rafael recuerda las largas y duras singladuras por las costas de África, que alcanzaban los 40 días con sus noches --como un pasaje de la Biblia-- de forma ininterrumpida. Y recuerda los distintos naufragios que ha protagonizado a lo largo de su vida, de los que ha salido ileso, o bien a perdido a algún familiar en el mar.

La lonja y el cantil del muelle, atestados de barcos y de faena pesquera. /Foto: Colección V.G.L.
NAUFRAGIO DEL TORRE PAJARETE.
El primer naufragio que vivió se produjo a 15 millas mar adentro de las costa de Agadir (Marruecos). Era Contramaestre de Nevera del pesquero ’Torre Pajarete’, de los armadores Manolo Montero --Manuel Pérez Pichaco-- (con nótula num. xxx en GdP) y Antonio Crespo Blanquer, conocido como ‘Toni Pala’. Habían salido de El Puerto para ‘hacer una marea’ de 40 días frente a las costas del desierto de Sáhara, algo habitual en los años de esplendor del sector extractivo pesquero. “--Íbamos cargados de hielo y gasoil, había mucho temporal y un golpe de mar partió el barco por la mitad.” Eran las cinco de la mañana y consiguieron desplegar el material de salvamento, abrir las balsas y ponerse a salvo los 12 tripulantes del pesquero. Tras varias horas de incertidumbre, llegaron a las costas africanas donde estuvieron perdidos tres días en el desierto, hasta que un marroquí los encontró y llevó hasta Casablanca, la capital del reino alauita.
NAUFRAGIO DEL DUCAL.
En la desembocadura del río del Olvido, --el Guadalete-- se produjo el segundo de los naufragios de nuestro protagonista, en el que los bancos de arena, con la marea baja, cegaban el canal de entrada al río, al no estar construidos aún los espigones y no tener la famosa draga un mantenimiento permanente. El ‘Ducal’, nombre de un fino de El Puerto de la Casa Osborne, era un pesquero propiedad de Tomás Osborne que, al entrar cargado de pescado se quedó embarrancado en un bajo. Recuerda Rafael que “--Se partió a pedazos, aunque gracias a la interseción de la Virgen del Carmen, toda la tripulación pudo llegar a la playa de La Puntilla”.
NAUFRAGIO DEL CALPE QUINTANS.
Sin embargo Rafael recuerda como su experiencia mas dura perder a un familiar, a su cuñado Antonio Robles Cairón, en el trágico naufragio del pesquero ‘Calpe Quintans’, en 1987 (ver nótula núm. 1.344 en GdP), un motopesquero de madera, de cien toneladas de registro bruto, construido en 1972. Los armadores, Hermanos Morató Martínez, llevaban enrolado en la tripulación a Pedro Morató Blanquer, hijo de Francisco Morató Martinez, siendo el otro socio armador el patrón de Pesca, Miguel Navarro. Este es el rol de la embarcación:
Miguel Navarro Moran, “Fanguito”, patrón de Pesca
Pedro Morato Blanquer, técnico de Pesca
José Adán López, “Gordito”, segundo Mecánico
Antonio Robles Cairon, engrasador
Manuel Calatayud Ojeda, contramaestre
Eduardo Jiménez Ruiz, cocinero
José Borga Pérez, nevero
José Luis Lara Rodríguez, nevero
Ángel Anaya Pecho, nevero
Ramón Arana Pino, marinero
Supervivientes: El primer mecánico, Manuel Julián Sempere, “Santapolero” y el marinero Ángel Pedro García Serrano, que luego trabajaría como marinero en Puerto Sherry. Curiosamente los tripulantes de mayor y menor edad de la embarcación.

Rafael Gálvez, entre Antonio Jesús Ruiz, a la sazón concejal de Pesca y David Romero, Hermano Mayor de la Hermandad del Carmen
HOMBRE DEL MAR 2009.
Muy vinculado a la hermandad de la Virgen del Carmen, el pasado 8 de septiembre iba en representación de la misma en el desfile procesional de la patrona, a sus 78 años de edad. Recuerda que en el puente de los pesqueros donde ha navegado iba siempre una hornacina con la imagen de la patrona de los marineros, con un candil encendido en su honor: “--Estoy convencido de que su intercesión fue decisiva en los dos naufragios a los que sobreviví, durante los cuales ella nos salvó a mí y a toda la tripulación”.
En noviembre de 2009 recibía el Homenaje al Hombre del Mar, ofrecido por la Hermandad de la Virgen del Carmen a la que está muy vinculado y a la que pertenece desde niño al igual que su padre quien, al fallecer, quiso que una imagen le acompañara en su último viaje. Contribuye a mantener iluminada la capilla de la Virgen del Carmen en la plaza de la Tradición, en la barriada donde siempre ha vivido.

El Barrio de Guía era, por antonomasia, el barrio marinero de El Puerto, que se extiende en torno a la antigua Pescadería, hoy conocido como Avda. de la Bajamar, y en toda su extensión, antaño, la larga vía se denominaba Enrique Martínez, en honor del ingeniero de obras públicas que impulsó la canalización del río Guadalete...

Portalón de la Ciudad al tráfico marítimo, a la explotación pesquera, a la aventura marina, a las pasadas tradiciones navales, la avenida de la Bajamar...

Pescadores en torno a la taberna La Gaviota, uno de los pocos reductos con auténtico sabor marinero, donde unas pieles curtidas, unas voces ajadas, una mirada rota, una socarrona sonrisa, te pueden evocar que fue del puerto que no es.

La orilla del río, hoy cantil del muelle, contempla como antaño, a quienes partieron a América, antes con el comercio de ultramar, hoy con embarcaciones deportivas. Y los marineros, que ya no tienen La Lucha, Los Cristalitos, Los Caballos, Adriano, los ven...

Como no queriendo ver mas allá del decaimiento del sector pesquero, los pescadores artesanos, deportivos, ociosos, aburridos, son la luz en la Bajamar de este Puerto de Arrebatacapas. /Fotos: Adrián Morillo.
Manuel Pérez Pichaco, conocido como Manolo Montero nacido en 1920, era natural del municipio serrano de Prado del Rey, desde donde se desplazaba a diario para proveerse de pescado que comercializaba en los municipios de la Sierra de Cádiz, hasta, hasta que se estableció en nuestra Ciudad con su familia, a finales de la década de los 30 del siglo pasado. Industrial mayorista de pescado y mariscos, además de armador de Pesca. Casado en El Puerto con Isabel Pérez --vivió primero en la plaza de Colón, junto al desaparecido cine del mismo nombre y, posteriormente, en la calle Federico Rubio-- tuvo dos hijas: Remedios y Ana María. Sus hermanos Diego y Pepe, trabajaron también en el negocio de la exportación de productos de la mar.
PESQUEROS.
Tuvo barcos en sociedad con Antonio Crespo Blanquer, conocido por Toni Pala, a quienes la fortuna les sonrió a medias, ya que si bien las tres embarcaciones dieron buenos dividendos a sus armadores, estas tuvieron la mala fortuna de  naufragar. Fueron tres pesqueros: "Torre Pajarete”, que naufragó 40 millas mar adentro frente a las costas de Agadir (Marruecos), "Montero Hermanos" y "Terol Casanova". El pesquero "Hermanos Montero" se hundió en junio de 1977. En este caso, ya era de otro armador, de Lepe (Huelva). Lo vendieron Montero y Toni Pala antes de comprar el "Terol Casanova", que desgracidamente también naufragó. Este último se hundió en las costas de Marruecos próximo a las Islas Canarias el Jueves Santo de 1984. La tripulación fue puesta a salvo por el pesquero de esta base "Giner y Garcia" de Antenor Barcía González y Emilio Soler Perez, llevándola al de Arrecife donde los pescadores fueron atendidos en la Casa del Mar. Afortunadamente, en ninguno de los tres casos hubo que lamentar desgracias personales. Tuvo también una sociedad empresarial dedicada a los textiles.

En el Salón de Plenos del Ayuntamiento. De izquierda a derecha, Jaime Fernández Criado, Secretario General; Fernando T. de Terry, alcalde; y los concejales Diego Mora, Manuel Rebollo, Manuel Camacho, Eligio Pastor y Manuel Pérez Pichaco. /Foto: Archivo Municipal.
CONCEJAL.
Fue elegido concejal del ayuntamiento por el tercio de cabezas de familia, en 1973, ocupando la alcaldía Fernando T. de Terry Galarza, siendo delegado de Patrimonio Municipal, Expropiaciones, de Valdelagrana y de la Junta Pro-Vivienda.
IMPULSOR DE LA SALA DE SEGUNDAS VENTAS.
Montero fue impulsor en esta ciudad de la Sala de Segundas Ventas de Pescados, hoy Mercado de Mayoristas, siendo la única Lonja de Pescados de España que tiene a escasos metros una Sala de Mayoristas. Las gestiones se iniciaron en tiempos del ingeniero de la Junta de Obras del Puerto, José Antonio Español Caparros (ver nótula núm. 1.892 en GdP). 

En la antigua Lonja de Pescados, grupo de exportadores y minoristas de pescados y mariscos ante un lance de chocos. De izquierda a derecha: Solamente distinguimos a Manuel Pérez Pichaco --Manolo Montero-- y Gravan al principio de la fotografía, al final de la misma Manuel Espinosa Morales, hermano de Eugenio del Restaurante “El Guadalete”; en el centro minoristas de Jerez, San Fernando y Cádiz.
La familia Montero abastecía la Lonja de pescado azul, es decir, caballas, sardinas, boquerones, que no pescaba la flota de este puerto. Esto comenzó a mediados de lo años 60 del siglo pasado y en la Lonja de Pescados de esta margen del río, --la derecha--. En un principio se vendía el pescado azul de la familia Montero en las puertas del Garaje Aduana y Bar Guadalete. También la firma de Fermín Romero Abuelita comenzó a traer pescado azul. Existieron controversias con el Ingeniero Español Caparrós a cuenta de las tasas que tenía que pagar por el pescado la familia Montero y Abuelita. Una vez solventadas éstas, el pescado comenzó a venderse dentro de la Lonja. /En la fotografía de la izquierda, una ambientada imagen de la antigua Lonja del Pescado, en la margen derecha del Guadalete.
Esta práctica no fue bien vista por los pescadores. Ya con el traslado de la Lonja de Pescados a la Otra Banda la actividad tomo proporciones mayores y comenzaron, tanto la familia Montero como otros vendedores, a traer por vía terrestre no solamente pescado azul, sino de otras variedades que, según armadores y pescadores, sí creaba competencia desleal con los extraídos del mar y que llegaban a través de las embarcaciones a este puerto pesquero.

De izquierda a derecha, Manuel Martínez Alfonso, José Alvarez Sevilla ‘Gavina’, Manuel Pérez Pichaco (Montero), Antonio Cólogan Osborne, desconocido, Comandante Jefe del Puesto de la Guardia Civil, José Nowel del Río segundo comandante de la Ayudantía de Marina de El Puerto, el Administrador de Aduanas, el ingeniero de Obras del Puerto José Antonio Español Caparrós y Manuel Sañé, Comandante de Ayudantía de Marina. Misa celebrada en la Lonja del Pescado con motivo de la festividad de la Virgen del Carmen. Año 1974.

Barcos junto al cantil del muelle en la margen derecha: Playa de Valdelagrana, Nuevo Moruno luego Portus, Nuevo Río Guadalete y desconocido.
Lo cierto es que, lo que comenzó con cuatro camiones hoy es un Mercado de Mayoristas de Pescados con mayor capacidad de venta que la propia Lonja, como consecuencia de la perdida de la flota arrastre de este puerto. De las 132 embarcaciones de base de los años 70 del siglo pasado escasamente diez barcos de base subastan en la actualidad y otras tantas que vienen de los puertos de las costas onubenses.

Esperando a Manolo Montero, en el restaurante 'El Resbaladero', a mediados de la década de los 70 del siglo pasado. De izquierda a derecha, su compañero en la Corporación Municipal, Manuel Camacho Aguilar, de Hierros Osca; Maximino Sordo Díaz, propietario del restaurante 'el Resbaladero'; de pie, Manuel Gutiérrez, Manolito ‘el Cochino’ (ver nótula núm. 284 en Gente del Puerto); Nicanor Gómez Recalde, de Ultramarinos ‘Los Caballos’ y Antonio Crespo Blanquer, de los alicantinos llegados a esta tierra, natural de Calpe, conocido por Toni Pala, excelente patrón de pesca y socio en las embarcaciones de nuestro protagonista.
Montero era muy amigo de Maximino Sordo del restaurante ‘El Resbaladero’, donde tenía establecido su paradero, celebrando allí distintas reuniones en su salones con los distintos estamentos sociales de la época. Manolo fue un hombre afectivo y cordial, muy participativo y querido por sus compañeros.

Portada del Mercado de Abastos o de la Concepción. /Foto: Ruta de los Sentidos.
La Plaza de Abastos --o Mercado de la Concepción-- fue mandada construir por el Ayuntamiento en 1873 con el material de cantería del derribo del Convento de San Antonio de los Franciscanos Descalzos en 1868, tras la Desamortización de los bienes de la iglesia decretada por la Junta Revolucionaria creada en El Puerto. Muchas han sido las reformas que ha visto la plaza, remodelaciones, añadidos, cambios y hasta usos, que mantiene una capilla con el cuadro de la Inmaculada que encontramos en uno de los corredores del edificio, testigo de una tradición de más de dos siglos.
Ofrecemos una primera parte de puestos del Mercado de la Concepción, productos frescos y de calidad superior, en esta ocasión pescados y mariscos, carnes, aves y casquería, originales de Francisco Soto Alarcón ‘el Misterio’', tomadas hace unos años, con la identificación de las mismas por parte de la colaboradora de Gente del Puerto, María Jesús Vela Durán.

Pescadería de Jesús Romero.
 
Pescadería de Eloy Franco Sánchez, viudo de Consuelo Sánchez García, prima de los Ceballos.
 
Pachi y Enrique Pérez Angulo de la Pescadería Ventura. Más información de la familia Ventura, en la nótula núm. 1.018. Pedro Cairón Calatayud, Pedro Ventura, en Gente del Puerto.
 
Juan Barrero Marchena, de la Carnicería Centro. Más información en la nótula núm. 244, el carnicero metido a empresario, en Gente del Puerto.
 
Juan Rafael Moreno Naval, de la Carnicería Hermanos Moreno. Más información en la nótula núm. 443, Hermanos Moreno, monodosis en manteca.
 
Carnicería de Juan Manuel González Borrás, hijo del tablajero Juan González Herrera. Nótula 260 de su hermano Fernando 'Tito', carnicero y futbolista, en Gente del Puerto.
Entre los usos, modos y costumbres en faenas de arranchar los barcos de pesca, --cuando en El Puerto una buena parte de su población activa vivía de las faenas de la mar--, la tripulación de aquellas embarcaciones se tomaba unas cervezas, finos y bocadillos, como podemos apreciar en la siguiente fotografía de la colección de Vicente González Lechuga.

En la imagen podemos ver a Pepe González Padilla, armador del barco, Antonio García Muñoz, Mora, pescador sordomudo, Agustín Triviño Iglesia, José Antonio Romero Pedrote, de la familia ‘Abuelita’; Anselmo Otero Díaz, Maneiro Antonio Valimaña Lavilla, Antonio García Muñoz 'el Boina' y Francisco Rosa. Mora, pescador sordomudo, que desde su infancia estuvo embarcado en pesqueros de la flota local, años después le dieron de baja por incapacidad permanente absoluta debido a la minusvalía que padecía ya que hacía peligrar su vida en alta mar.
La fotografía está tomada en la antigua Lonja de Pescados uno de los barcos de la familia González Padilla arranchando para salir a la mar. Se encuentra en el cantil del muelle suministrando hielo en la Fábrica de Hielo de la Compañía General de Carbones, S.A., donde estuvieron trabajando Javier Tosar Barrera y Manuel Alejo Mulero con nótula en Gente del Puerto, numero 063 y 1.565, respectivamente. La familia González Padilla fue armadora de los pesqueros 'Chapeglo', 'Elisa Padilla', 'Flopuerto Uno', 'Julia Noval’, 'Camijanes', 'Flopuerto Tres', 'Manuel María González', 'Carmen Mallach', y 'Teresa Ferrer' estos dos en sociedad con Pepe González Narváez, conocido como Pepe ‘El Panadero’ de la panadería ‘La Pajarita’, también conocida como ‘Antiguo Horno de las Cañas’ con nótula en Gente del Puerto, número 1.057.
El armador de un barco, aquel naviero o empresa naviera que gestionaba los barcos de pesca cuando en El Puerto era una floreciente industria, solía encargar a los almacenes y panaderías del entorno de la zona de la Pescadería el aprovisionamiento, tanto de comestibles, como de piezas de recambio y combustible para el barco que iba a faenar por muchos días.

En la imagen, Alberto Morejón López, empleado de ultramarinos 'Los Caballos' por la antigua Pescadería, transporta pan de la panadería La Pajarita --Antiguo Horno de las Cañas-- fundado por Felipe González de los Ríos, continuado por José González Narváez y hoy en activo llevado por algunos nietos del fundador (nótula 1.057 en Gente del Puerto) así como el grueso de vituallas del Almacén ‘Los Caballos’ en el edificio que en su día fue Aduana, propiedad hasta su cierre en 2007, de José Manuel Garcia Gómez (nótula 1.889 en Gente del Puerto), situados ambos en los tramos finales de la calle Pozuelo. /Foto: Colección AP.

Una vez el New York Times dijo que merecía la pena tomar un avión y lanzarse al peregrinaje gastronómico sólo para comer en esta cala española. Más allá de lo que digan en ultramar, está claro que Ángel León y su universo de orfebrería marina son punto y aparte.
Si Ángel León fuera un plato, sería una novedad constante. Mar en estado puro. Innovación casi de ciencia ficción. En un contexto de algas vivas y plancton fluorescente, sobre la mesa, en cerámica de la Cartuja de Jerez, aparece una tortilla de camarones estratosférica de las que sirven en Aponiente. Con esencias de sus pescas infantiles por Valdelagrana, y con la sutileza transparente propia de un cocinero sin ínfulas de pez espada. El plato iría mutando desprendiendo olores a fondo de mar hasta convertirse en pez vivo de la Cádiz universal. En el borde del plato, como una gota de Kandinski, un chorreón de sangre de gazpacho, con verdes de su juventud en Alcalá de los Gazules. Un plato completo, pero sencillo, que alimenta sobre todo la curiosidad por los sueños que se curran. Un carnaval de buen gusto, de alegría, de clase jerezana, de trabajo intenso de una tripulación de bandera. Claramente, otra cosa.

Oliendo a sal y a pez, nos tomamos un rebujito andaluz con un revolucionario de los fogones con Estrella Michelín. Este Chef del Mar es top. No ha sido fácil conseguir este momento dentro de una agenda estresada. Pies al agua. Copa. Lanzamos la red.
--¿El que se maneja bajo el agua tiene más resistencia para combatir sobre la tierra?
--Al menos, ver la vida desde debajo del agua ofrece una visión más global del mundo y de la naturaleza.
--Mientras unos se hunden, usted exporta. ¿El secreto está en la raspa?
--El secreto está en la humildad, la constancia y en pensar en que me moriré sin saber absolutamente nada sobre a lo que me dedico: la cocina y el mar.
--¿Cuáles son los proyectos de expansión del 'Chef del Mar''?
--Actualmente lo más importante es empezar en octubre en el Hotel Mandarín Oriental, en Barcelona. Es uno de los proyectos más bonitos que me han pasado en mi vida. Que un hotel así cuente conmigo para ser el chef ejecutivo del hotel me hace muy feliz. Además, puede ser una ocasión de abrir mi cocina al mundo, si las cosas funcionan bien.

--Los que este verano cogen coquinas en las playas y luego se las cocinan en casa, ¿tienen genes chef-del-mar?
--Todos tenemos esos genes. Son recuerdos de la infancia para muchos. Son de los pocos momentos en los que el ser humano se pone en contacto directo con el medio. Bienvenidos sean esos momentos, porque acercan a las personas a la verdad de los productos del mar.
--¿Qué valores sociales se encuentra cuando bucea por los mares buscando el mejor pescado?
--Hay muchísimos valores humanos que se han perdido y que hay que recuperar. El otro día me monté en un autobús y me tuve que pelear con unos chicos para que le dejaran un asiento a una señora de 65 años que iba cargada con bolsas. Son gestos sencillos, pero que hay que recuperar para que esta sociedad no pierda sus valores primarios.

--¿Qué ha aprendido de su experiencia en 'Top Chef'?
--En Top Chef no perdí mi forma de ser y me mostré como soy. Ha sido un trabajo durísimo. No es nada de lo que vemos: hay muchas horas de curro detrás. Ha sido una experiencia muy positiva en mi vida.
--¿En la televisión quedan verdades?
--Pues sí. Fue una sorpresa ver que quedan verdades en la televisión. Cuando decidíamos quién se marchaba porque no cocinaba bien, respetaban nuestra elección. Nunca hubo guión para nuestra decisión. Y tengo que admitir que pensaba que todo eso estaba adulterado, pero no.
--¿Mucho pez plano en la caja tonta?
--Yo no los he visto en lo que he vivido, los veo más desde casa. Se ve desde fuera que se le da mucha importancia a todo el mundo rosa, y se observa que hay pocos programas que fomenten la formación cultural de la gente para que puedan llenar su cabeza de cosas buenas.
--Qué es lo que no haría nunca con Alberto Chicote?
--Llevármelo al desierto. Odia el sol.

--Hijo Predilecto de Andalucía. ¿Andalucía, hasta dónde?
--Andalucía es parte de mi esencia, la forma de vivir mi vida, de expresar mi cultura, de ver mi cocina... Andalucía se vive de una forma que me entusiasma. Con lo que hay y los momentos que pasamos, en mi tierra sigue habiendo alegría, luz, música, carnaval... Superamos las dificultades de la Historia con una sonrisa, y eso me vale por encima de todo.
--¿Cuántos 'merluzos' se encuentra uno hasta lograr abrirse camino y emprender con acierto?
--Muchos, pero son etapas de la vida maravillosas que te hacen valorar lo que te pasa cada día, y aprender a vivir, gracias a Dios, con esos merluzos. En el mar hay muchas cosas interesantes, y también tiene que haber merluzos...

--¿Hay mucho pulpo cuando se está en la cima?
--Mucho pulpo en la cima y fuera de la cima. El pulpo es un cefalópodo que me gusta congelar, para después cocinarlo. Y en la vida real, igual, congelo a los pulpos, y me quedo con el pescado fresco, que es la gente de verdad.
--¿A qué sabe una estrella Michelín?
--Sabe a sentirte feliz de haber logrado retos profesionales bonitos, a estimular al equipo, y a seguir luchando por conseguir los sueños más grandes.
--¿Las estrellas Michelín son más de tierra que de mar?
--Espero que no...
--¿Lo han llamado ya de TVE para ser el Popeye del pescado?
--No. Todavía no me han llamado... /Texto: Álvaro Sánchez León.