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josefasanchezllebret_puertosantamariaDe la familia marinera compuesta por el matrimonio entre José Sánchez Romero (1852), de profesión de la mar y guarda del Vapor, como consta en el padrón de habitantes de 1911, y Dolores Llebret Pellicer (1858), nacieron siete hijos, que relacionamos a continuación por orden de fechas de nacimientos: Manuel (1864) José Benito (1866),  María Dolores (1871-1956), Josefa (1874-1935?), los gemelos Manuel y Ramón (1877) y José Joaquín, (1883-1958), todos nacidos en El Puerto de Santa María.

María Dolores Sánchez Llebret, estuvo casada con Fernando Pasage Blandino, (dueño del Bar “La Mezquita” y del kiosco de bebidas del Parque,  que luego fue Club Taurino). Tuvo tres hijos: María Dolores,  Manuel y Fernando Pasage Sánchez. Este último, contrajo matrimonio con María Martínez Dopeso y tuvieron cuatro hijos: Asunción, Fernando, María Cristina y Manuel, que viven aún en nuestra ciudad.

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El kiosko de Fernando Pasage Blandino, que luego fue Club Taurino, y que despareció por el expedito método de la piqueta en la última década del siglo XX.

El hermano pequeño de Josefa se llamaba Jose Joaquín, fue tipógrafo y realizaba los carnés de propaganda veraniega, patrocinados por el Ayuntamiento del El Puerto. Se casó con Eloísa Artola Ortiz y tuvieron seis hijos: Alberto, Carlota, Josefa, Dolores, Joaquín y Eloísa. Aún viven Dolores,  Eloísa y sus descendientes.

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Carnet oficial del Verano de 1927.

La protagonista de este escrito, Josefa María de los Dolores Sánchez Llebret, como consta en su partida de bautismo,   nació nuestra ciudad en la calle Los Bolos nº 2, el día 22 de Octubre de 1874.

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En el número 2 de la calle Bolos, en el entorno de las Siete Esquinas, nació nuestra protagonista.

Sus primeros comienzos artísticos  los realizaría muy joven en la provincia de Cádiz, actuando en cafés cantantes. Posiblemente,  emigró a finales del siglo diecinueve a Sevilla. En estas fechas partían a la ciudad de la Giralda, todas las jóvenes que soñaban con ser artistas, como lo hicieron nuestras paisanas “Las Coquineras”. Pudo tener como profesor de baile a  Manuel Díaz Rueda, portuense nacido en 1807. Este maestro de la danza  era familiar por parte materna de Las Coquineras. (Ver nótula núm. 1.042 en GdP). 

Josefa partió  de El Puerto con el oficio  del cante y del  baile bien aprendido. Según su nieta Josefa Cárcamo Sánchez, también tocaba la guitarra y en muchas ocasiones se acompañaba con ella. En el padrón de habitantes de Madrid en 1914 figuraba como corista y en el de 1925 tenía la profesión de artista.

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Café Cantante a finales del S. XIX en Sevilla.

Estuvo unida sentimentalmente a un guitarrista flamenco de nombre Antonio Moya, andaluz de nacimiento, probablemente sevillano,  con el que tuvo dos hijas,  a las que no inscribieron en el registro civil,  cuyos  nombres eran  Pilar y Julia. He buscado a Antonio Moya en los padrones de la capital de España,  desgraciadamente sin ningún resultado.  Como última opción me dirigí a los amigos artistas y a algunos aficionados mayores, muy ligados al flamenco de esta ciudad, pero no me dieron datos aclaratorios, aunque sí habían oído hablar de él.

A principios del siglo XX,  Antonio Moya acompañó con su guitarra a Josefa durante diez años por cafés cantantes y representando  sainetes cómicos andaluces por  los teatros de la Península Ibérica. Su fecha de fallecimiento podría haber  tenido lugar entre los años 1927 y 1930, pues en 1926  Josefa y Antonio habían visitado a su hija Pilar con motivo del nacimiento de su nieta Josefa, mientras que en 1930 cuando nace otro nieto, Luis, la abuela Josefa ya era viuda.

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Ilustración de un Café Cantante en Madrid. 

Josefa actuó en muchas ocasiones como actriz y corista, fue una mujer que tocó todos los palos de los espectáculos escénicos. Su óbito no he podido tampoco localizarlo en Madrid, donde creo que dio su último suspiro de vida. Me informó su nieta Josefa de que su abuela falleció cuando ella tenía 5 ó 6 años, por lo que creo que esto pudo ocurrir entre los años 1932 a 1935. Fue una mujer que pisó los escenarios durante cuarenta años de carrera artística.

En el padrón del año 1925 se hospedada en una pensión de la calle Jardines nº 14, con su hija Julia Moya y un grupo de artistas. En esta rúa madrileña tuvieron Pepa Oro y Antonio El Macareno, una casa de huéspedes  en el primer tercio del siglo veinte.

CALLE JARDINES.

Según los estudiosos del arte flamenco la calle de los Jardines, número 21, albergó el mejor y más conocido de los cafés de cante tanto de la Villa como del resto del país. El café de la Marina fue escenario del inicio y presentación en Madrid de muchas carreras profesionales con proyección internacional de baile, cante y toque de guitarra con sus diferentes estilos o “palos”.

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Calle de los Jardines en Madrid, donde estuvo el Café de las Marinas y, posteriormente el cine Bello. Hoy es un restaurante. Como podemos apreciar en cuestión de cables en las fachadas: "en todas partes cuecen habas"

Josefa les metió el veneno del artisteo a sus dos hijas, las preparó para vivir de la farándula, fueron a academias de baile flamenco y de escuela bolera,  en estas fechas  muy de moda en nuestro país.

En la Ciudad del Gato, moraron muchos artistas del El Puerto, entre los años 1880 a 1920. Alguno de estos fueron: Antonia y Josefa Gallardo “Las Coquineras”, María del Carmen Gallardo “La Gaditana”, bailaora, cantaora y tía de las Coquineras y madre de la bailarina y bailaora Amparo Pozo Gallardo; Rafael Bermúdez Castro Rivas, el gran actor portuense y galán del teatro de su tiempo, José Talavera Gabriel polifacético actor, director de teatro, cantor de zarzuelas y cantaor conocido en El Puerto, por Talavera o Julepe, Los Monge Antúnez, conocidos por Los Chaquetas, artistas del flamenco y Teresita Mazzantini, nombre artístico de Teresa Ros Uceda o Teresa Uceda, nacida en El Puerto en los años setenta del siglo XIX a la que  he buscado en los archivos de Cádiz, Jerez, Sanlúcar de Barrameda, Madrid y también en nuestra ciudad sin ningún resultado. Hay mucha leyenda detrás de esta dama del cante. He escuchado comentarios de viejos aficionados portuenses que dicen falleció en Sudamérica y fue trasladada a España y enterrada en Madrid, ¡vaya usted a saber!

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Pilar Moya Sánchez (o Pilar Sánchez Llebret) durante una actuación en Méjico.

Pero volvamos a Josefa Sánchez Llebret. Ésta fue una mujer valiente y liberal, pues tener cinco hijos naturales en aquellos tiempos era una verdadera locura y estaba mal visto por la sociedad.

La primera de sus hijas fue Salvadora Sánchez Llebret,  de la que no conocemos el lugar de nacimiento, aunque suponemos que pudo ser en El Puerto. Falleció de tuberculosis en nuestra ciudad el 23 de noviembre de 1914, con tan solo 21 años en El Puerto de Santa María. La noticia sobre su sepelio aparece en las páginas de Revista Portuense de 25 de noviembre de 1914.  Su acompañamiento estaba formado por todas las clases sociales y presidieron el duelo Manuel y Fernando Pasage Sánchez, sus primos, y sus tíos José Joaquín y Manuel Sánchez Llebret. Se dio la circunstancia de que  Salvadora, que aparece en la prensa con los apellidos Tey Sánchez, se había comprometido y tomado de dichos el 22 de agosto de ese mismo año 1914 con el joven empleado de los Ferrocarriles del Norte Manuel García Robiou, con el que desgraciadamente no pudo llegar a celebrar su matrimonio.

María Sánchez Llebret, fue la segunda, pero no se ha localizado la fecha de nacimiento ni tampoco la de su óbito. Por la información obtenida a través de las nietas de Josefa, conocemos que estuvo internada en un convento de monjas donde se dedicaba a bordar un manto para la Virgen. Allí le sobrevino la muerte.

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En la imagen, las dos hijas de Josefa: de izquierda a derecha Pilar, su marido Antonio Cárcamo y Julia Sánchez Llebret (o Moya Sánchez).

Pilar Moya, nombre artístico de Pilar Sánchez Llebret, fue su tercera hija,  nacida en Zaragoza, el 25 de Abril del 1903. Falleció muy joven en Madrid  en 1933. En la calle Gravina nº 11, según el padrón de 1925 de Madrid, vivía con su esposo e hijos. De profesión artista, recorrió con su madre y su hermana Julia, los teatros de todos los rincones de la Piel de Toro y del Norte de África. Estuvo casada con el artista de teatro Antonio Cárcamo Cañizares, nacido el 21 de Julio de 1899, en La Laguna, estado de Santa Catalina (Brasil). Tuvieron tres hijos: Antonio Cárcamo Sánchez,  Josefa Cárcamo Sánchez y Luis Cárcamo Sánchez.

En los años 1922 y 1923, actuaron Antonio Cárcamo y Pilar Sánchez por varias provincias mejicanas. En 1926 cuentan que se produjo un incendio en el Teatro Pavón mientras actuaba Antonio con su esposa, interviniendo éste en la extinción del fuego.  En el año 1927 actuaban en  el Teatro Alcázar de Madrid.

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El Teatro Pavón, en la Revista de la Construcción Moderna. Año 1925.

Julia Sánchez Llebret, cuarta hija de Josefa,  también tomo el apellido de su padre, Antonio Moya, como nombre artístico. Fue una estupenda bailaora. Nació en la villa de la Línea de la Concepción, el 11 de Julio de 1904 y  muere el 3 de Noviembre del 1968 en Madrid. Esta mujer en sus comienzos artísticos fue bailaora, bailarina y corista, acompañó a su madre y formo dúo con su hermana Pilar. En sus diez últimos años de vida fue actriz de teatro. Julia Moya conoció a su esposo el actor Manuel Trujillo, trabajando en la compañía de Lola Flores. Hay personas mayores que la recuerdan como una gran bailaora y en el mejor momento de su carrera artística abandonó el baile, pasándose a la interpretación. También formó parte de la compañía de El Niño Marchena y  de Valderrama. Del matrimonio  nacería una niña  que recibirá el  nombre de  Julia y será también actriz, de ella hablaremos más adelante.

El quinto y último hijo de Josefa y de Antonio Moya fue José Sánchez Llebret, madrileño que nace el 20 de Mayo de 1914 en la calle Ruda nº 14.  Su muerte ocurrió en 1995 en Dreux, Francia. Estuvo casado con Leonor Quel Martínez, nacida 1924 en Ambite de Tajuña (Madrid). Tuvo tres hijos: Ángel (1945 en Orusco de Tajuña, Madrid) Maria de los Ángeles (1947 en Orusco de Tajuña, Madrid) y María Dolores (1954 en  Madrid).

Josefa, llego actuar con sus hijas Pilar y Julia en  numerosas ocasiones.  Las dos hermanas formaron un dúo conocido como Las Hermanas Moya. También fueron coristas de la compañía de teatro de Celia Gámez, la gran vedette de revista de los años treinta y cuarenta. En la Revista Baleares de 20 de Agosto de 1918, pagina nº 8, dice literalmente: “Todas ellas hicieron las delicias de la escogida concurrencia, pues con gracia sin igual las hermanas Moya y la señorita Pazzi Pons, bailaron unos boleros con grandes aplausos de los asistentes”.

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Pilar Moya aparece actuando en la compañía de Celia Gámez, en su revista musical 'Las Leandras'. Mundo Gráfico. 17.11.1931.

La joya de la corona, Julia Trujillo Sánchez, nieta de Josefa Sánchez Llebret, es una de las grandes cómicas del teatro de este país. De casta le viene por parte de sus abuelos,  Josefa Sánchez Llebret y Antonio Moya, y de sus padres Julia Sánchez Llebret y Manuel Trujillo Carrasco, actor de teatro y guionista. Se dejó caer por la capital del reino un 3 de Mayo de 1923 y se fue con los que no vuelven el 27 de Agosto de 2013. Es una de las grandes actrices española, del siglo veinte. Sus actuaciones son numerosísimas en el cine, en el  teatro y en la  televisión. Debutó en el teatro de la mano de sus padres con tan solo 14 años de edad.

En 1980 fundó junto a Manuel Canseco, la Compañía Española de Teatro Clásico, estrenó obras de Calderón, John Murrel, Salom, Paso y Miras, representó también  a Mihura y a Valle Inclán y ha fallecido a los 81 años en la capital de España. Fue expuesta su capilla ardiente en el Teatro la Victoria,  del mismo modo en el que son despedidas las grandes actrices de la escena de este país.

juliatrujillomoya_o_sanchezllebret_puertosantamariaLa Trujillo, tenía el premio a la mejor actriz de habla Hispana de Estados Unidos, entre otros reconocimientos. En televisión, entre los años 1965 y 1980, llego a los hogares españoles actuando en los “Estudio Uno”. /En la imagen, Julia Trujillo Sánchez (o Sánchez Llebret).

Durante dos décadas fue una de la protagonista de la Compañía Nacional de Teatro de María Guerrero, que bajo la dirección de José Luis Alonso, estrenó obras de Valle Inclán, Pirandello, Gorki, Bertolt Brecht y Galdós. Fue presidenta de la casa del actor, a la que dedicó sus últimos años de vida. En muchas ocasiones visitó y actuó en la tierra de su abuela. Recuerdo haberla visto en el hotel Los Galgos de Madrid en 1988 durante la presentación del Diccionario Enciclopédico Ilustrado del Flamenco, de Editorial Cinterco,  allí estaba charlando con el poeta granadino Luis Rosales, presentador del libro de José Blas Vega y Manuel Ríos Ruiz. Fue una noche muy bonita para todos los que colaboramos en esta obra.

Esta breve semblanza de las vidas de la portuense Josefa Sánchez Llebret  y de su saga, hubiera sido imposible sacarla a la luz sin la aportación de tres mujeres, a las que hay que agradecerles su ayuda, principalmente,  a Josefa Cárcamo Sánchez, hija de Pilar Sánchez Llebret, a María de los Ángeles Sánchez Quel, hija de José Sánchez Llebret,  y a mi amiga Ana Becerra Fabra.  /Texto: Antonio Cristo Ruiz.

 

pablomora-figueroa_puertosantamariaEn los últimos años ha hecho irrupción en el mercado una nueva categoría de refrescos –tónicas sobre todo, siguiendo la estela de la moda del gintonic–, elaborados de acuerdo a unos preceptos cualitativos mucho más rigurosos que los que guían a los productores de bebidas carbonatadas industriales. Ni siquiera los consumidores más optimistas de estas bebidas 'premium' imaginábamos hasta qué punto se pueden perfeccionar los procesos de producción para que los mixers, o como quiera que se llamen estos benditos brebajes burbujeantes, se diferencien de sus semejantes y seduzcan a los paladares más exigentes. /En la imagen, Pablo Mora-Figueroa. Foto: Luis de Alas.

Incluso quien firma estas líneas, cuando se dirigía a El Puerto de Santa María para ser testigo de la elaboración de las bebidas que han llegado al mercado recientemente bajo la marca Indi, suponía que se encontraría con grandes depósitos de acero inoxidable. En ellos unos cuantos operarios echan unos polvitos de esencias saborizantes, luego incorporan carbónico a la mezcla y embotellan el líquido resultante en unas botellas de bonito diseño.

Nada de eso. La sorpresa fue mayúscula cuando –conducido por Pablo Mora Figueroa (Sevilla, 23 de junio de 1968), presidente de Casalbor, ‘madre’ de los refrescos Indi traspaso el portal de una antiquísima destilería (las de Cacao Pico, ver nótula núm. 721 en Gente del Puerto) en el centro de la ciudad gaditana para descubrir lo inimaginable: unas arcaicas instalaciones donde tiene lugar un proceso de elaboración estrictamente artesanal, concebido con pasión y guiado con rigor, con la voluntad de crear las mejores bebidas carbonatadas del mercado.

indi_cola_puertosantamariaTRADICIÓN REIVINDICADA.
Mora Figueroa explica: «Ya hace tiempo nos habíamos planteado cómo podían fabricarse refrescos de alta gama, con ingredientes estrictamente naturales, pero no teníamos la certeza de que existían consumidores dispuestos a pagar casi el triple de lo que cuesta una bebida carbonatada industrial». El presidente de Casalbor no tiene reparos en reconocer que el inesperado éxito del lanzamiento de la versión tónica de Indi en la categoría premium con extractos naturales le animó a ampliar el proyecto a otros sabores. Sobre todo, porque Mora Figueroa y su equipo tomaron nota de la utilización de extractos naturales de botánicos para ir aún más lejos. «Nosotros decidimos redoblar la apuesta empleando los extractos naturales, pero procesados durante seis semanas», afirma. /En la imagen de la izquierda, el nuevo sabor de cola amplía la línea de refrescos 'INDI&co' suma ya cuatro variedades: "tonic water", "lemon tonic" y "sevilla orange".

Así, con lo primero que uno se topa cuando recorre la destilería de El Puerto son unos botellones donde se maceran en alcohol botánicos seleccionados: yuzu japonés, kalamansi filipino, piel de naranjas sevillanas, kewra de la India... «No es casual que todos estos ingredientes coincidan en El Puerto de Santa María», prosigue Mora Figueroa. «Los puertos de Cádiz han sido lugar de encuentro de las especias, frutas y muchos otros productos procedentes de Asia y América», al recordar cómo la Casa de Contratación de Sevilla era el punto de llegada a Europa en el siglo XVI del quino, la vainilla y otras tantas materias primas

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Los alambiques, en una imagen de 1928.

ALAMBIQUES CENTENARIOS.
Por tanto, el nacimiento de Indi en tierras gaditanas reivindica ese papel que han tenido los puertos gaditanos en la introducción de las especias exóticas en el viejo continente. Una vez macerados los botánicos, el alcohol que han retenido sus aceites esenciales se somete a un proceso de destilación, para refinar la expresión organoléptica y eliminar impurezas.

Esto tiene lugar en los ocho alambiques de cobre de distinto formato y tamaño... ¡e incluso cada uno bautizado con nombre propio! El maestro destilador los conoce y trata como si fueran sus hijos: «‘Los mellizos' son los que más trabajan; 'El currillo' tiene sus mañas y hay que saber llevarlo; 'El chico' consume más leña...».

Estos alambiques centenarios se abastecen únicamente de madera y emplean agua para destilar los aguardientes según la técnica tradicional del baño María. «Es una destilación a baja temperatura, que permite preservar los aromas naturales de los botánicos con mayor precisión», explica el presidente de Casalbor.

Tras la destilación de cada botánico por separado, se realiza la mezcla según la fórmula de cada refresco. «Somos muy exigentes. Realizamos muchos ensayos antes de dar con una fórmula definitiva. El de limón, por ejemplo, tuvo 13 versiones previas a la definitiva». Luego, el coupage de los distintos macerados y destilados se mezcla con agua y zumos naturales para armonizar el conjunto. El último de los refrescos en sumarse a la familia Indi, bautizado Seville Orange, incorpora hasta un 31% de zumo natural de naranja, algo inaudito en la industria de las bebidas carbonatadas.

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Una imagen de los alambiques en la actualidad.

TECNOLOGÍA.
Por fin, antes del embotellado se añade el gas carbónico, proceso en el que también el equipo de Indi ha llevado la exigencia al límite. «No se trataba sólo de que nuestras bebidas tuvieran una burbuja fina», explica Mora Figueroa, «sino que aspirábamos a tener, en alguno de los sabores, la mayor y más apropiada carbonatación posible, y en los demás sabores, la mejor. Para alcanzar ese objetivo, tuvimos que adquirir maquinaria de última generación». Tanto trabajo tiene premio.

En España Indi compite con un gran número de refrescos 'premium', pero en mercados como el estadounidense, la marca tiene una excelente acogida. "Los americanos valoran mucho el hecho de que seamos exigentes e innovadores", reconoce el responsable de Casalbor, que no puede ocultar el entusiasmo por los espaldarazos recibidos por parte de la prensa especializada anglosajona.

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La entrada a las destilerías de la calle Cielos.

La web de 'Diffirdsguide', de 'Class Magazine' (noviembre 2012), señaló a Indi Tonic como la mejor tónica en una cata con todas las marcas de referencia. Sin pretender restar importancia a estos reconocimientos, lo cierto es que cuando se toma cualquiera de las cuatro Indi que ya están en el mercado, las medallas sobran.

Son bebidas de calidad soberbia, ricas en su expresión de aromas naturales y con un magnífico equilibrio entre dulzor y acidez. Se trata de refrescos concebidos para adultos porque rehúyen las notas empalagosas que triunfan entre los niños. Y porque son idóneos para combinar con destilados, ya que se pueden disfrutar solos, sin añoranzas etílicas. /Texto: Federico Oldenburg. 

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adrian_ferreras_leonMás que artista, este pintor portuense se considera un humilde artesano. Su trabajo es madurado y fruto de muchas horas frente al lienzo: óleos, acuarelas y también plumillas. En cuanto a contenido marinas, casas de salinas, temas de campo como los cortijos, casas palacios, interiores...

-¿Siempre pinta escenas costumbristas?
-La temática de por sí es un campo de trabajo para ensayar. El costumbrismo te permite trabajar con el agua, la vegetación, la fisionomía humana y animal, o el movimiento. Lo que yo percibo en mi obra es la luz y el color, y más la luz que tenemos aquí en Cádiz.

-Dentro de 30 años, ¿qué escenas costumbristas pintará de esta primera década del siglo XXI?
-Al ritmo que se está viviendo y cómo se está quedando todo arcaico, la verdad que vamos a tener muchas cosas que pintar. Vamos avanzando muy rápido, yo estoy a favor de lo nuevo, pero con una razón sostenible y coherente. Y no nos debemos olvidar de lo que hemos tenido, tenemos un legado muy bonito.

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El Resbaladero y la Antigua Fábrica de Arguardientes y Licores.

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Las Beatillas.

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El río Guadalete cuando aún existía la Casa Palacio del Marqués de Cumbre Hermosa.

-Su cuadro protagonizó el cartel de la Fiesta de los Patios 2010, ¿qué significó para usted?
-A mí me encantó cuando me lo propusieron. Sabían el concepto que yo tenía de ellos y me dieron total libertad. He intentado reflejar la esencia de la Fiesta de los Patios. Yo pienso que es bueno valorar el trabajo diario, el constante mantenimiento que tienen. Y que se conviva un poco más, la vida ha cambiado, no es como antes, pero por lo menos se debería dar esa convivencia personal. Pinté igualmente, el cartel de la corrida del Bicentenario, a la que asistió S.M. el Rey Don Juan Carlos.

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Junto a S.M. el Rey, delante del cuadro que pintó para la Corrida de Toros del Bicentenario.

-¿Cuáles son las obras que ha añadido últimamente?
-Estoy aportando temas taurinos y cofrades. Estas obras me transmiten una espiritualidad porque tienen ese duende del que hablamos en el arte, el flamenco... Cuando pinto estos temas, me gusta el preámbulo, los artesanos, las sensaciones que se viven alrededor...

-¿Le gusta plasmar animales?
-Me encantan el caballo y el toro, pero sobre todo, por el movimiento y el agua. Con ellos descubrí una temática que a mí personalmente me llena mucho. Sobre todo innovar dentro del costumbrismo. Mi técnica es vanguardista, sigo una línea de color muy personal con tonos pasteles, y otras técnicas como el raspado.

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Fachada de la Aduana de los Duques de Medinaceli

-¿Realiza sus obras en el taller o al aire libre?
-En el taller hago más obras que al aire libre. La mayoría la trabajo visualmente, me quedo con lo que yo vi. Luego hay otras que las trabajo in situ. Así veo cómo aprender el movimiento del agua al natural. O el de los toros.

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En su estudio delante de un cuadro pintado de la Catedral de Cádiz.

-Además expone en Internet.
-Mi obra se puede ver en la web: www.adrianferreras.galeriadelarte.net. Pero también quiero invitar a toda la gente a que se acerque por mis exposiciones, que anualmente expongo en un hotel que está en un sitio muy agradable y bonito para ver los cuadros: el Hotel Pinomar, entre pinares, muy cerca de la playa de La Puntilla, en el Pago de la Laja, entre el Paseo de los Enamorados y la carretera de Puerto Sherry. /Texto: Virginia Menacho.

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El Castillo de San Marcos

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PERC0 | Texto: Antonio Gutiérrez Ruiz [*]

Pedro de Medina, arquitecto español del siglo XVIII que realizó su labor profesional en Cuba, es el que queremos dar a conocer a los seguidores de GdP en nuestra colaboración de hoy, disipando las dudas, o mejor dicho, aclarando y puntualizando la extendida y generalizada opinión reflejada en gran parte de la bibliografía consultada en la que se le cita como “arquitecto gaditano”.  Pedro de Medina y Galindo nació el 2 de febrero de 1738, en El Puerto de Santa María, y ese mismo día recibió el agua bautismal en la iglesia Mayor Prioral de manos del cura de la misma don Carlos Ángel Natera que le impuso los nombres de Pedro, Francisco, Joseph. Era hijo de Juan de Medina y de Catalina Galindo, vecinos de El Puerto en esa fecha y anteriormente de la cercana ciudad de Jerez, en cuya parroquia del Salvador habían contraído matrimonio.  Fue su padrino Pedro Joseph Romero y el acta que certifica el Sacramento está inserta en el folio 143 vuelto del Libro de Bautismos del año de 1738 de dicha   iglesia parroquial.

...continúa leyendo "2.107. PEDRO DE MEDINA Y GALINDO. Arquitecto portuense. Figura destacada del barroco colonial cubano."

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barberia_laplacilla_1_puertosantamariaQuiero suponer que aún hay personas que aún la recuerdan esta barbería en La Placilla, regentada por Manolo Cordones Serpa ‘Barberito’. Estaba entre la Zapatería Ortiz, y la pescadería de Manolito Gutiérrez ‘el Cochino’ (ver nótula núm. 284 en Gente del Puerto). Actualmente es una tienda de artículos de peluquería. Parecería que no podía ser de otra manera.

No puedo por menos que esbozar una sonrisa al acordarme de aquella Barbería, porque todos los trabajadores y sus dueños fueron siempre encantadores. Más de una vez, siendo una cría me asomé a ver  como  acicalaban a la clientela. Y más de una vez pensé al verlos manejar las navajas que alguno perdía la oreja, pero que va:  eran todos my buenos profesionales. /En la imagen de la izquierda, Juan Lojo Barea 'Lele', Lolete, Felipe Romo y Sevillita.

Con quienes más trato tuve fue con los hermanos José y Manolo Rodríguez  Barcia, ‘los Sevillita’, apodo heredado del segundo apellido de  su bisabuelo.  Ellos eran los empleados más jóvenes  y además, Joselito permaneció  en la barbería hasta el cierre. Su dueño fue Manolo Cordones Serpa ‘Barberito’.

manolocordones_festival_puertosantamariaAlgo más que aficionado a los toros, porque tengo entendido que  aunque nunca hizo el paseíllo vestido de luces, si figuró en algún festival tal como lo acredita, Manuel Martínez Alfonso (ver nótula núm. 1.051 en Gente del Puerto) en su libro Plaza Real. /En la imagen de la izquierda, cartel del Festival Taurino del 25 de diciembre de 1944, donde actuaron Francisco Guilloto 'Orteguita' y Francisco Paradela del Pino, con los sobresalientes Manuel Cordones 'Barberito' y Manuel Bermudez, 'Anzonini'.

EMILIO BOOTELLO.
Se dio el caso que Emilio Bootello, Jefe de Estación, acostumbraba a frecuentar la barbería  junto a la Posada de la Fruta, sita en la calle del Ganado, frente al Bar Rueda. tienda de bebidas felizmente reabierta. Manolo Cordones, a la sazón uno de los  empleados de esta barbería que seguramente atendió eficazmente,  más de una vez a Bootello, por lo que éste le  ofreció montarle una barbería en La Placilla, a cambio de un alquiler razonable. Los dos eran hombres de bien y de palabra, por lo que la cosa llegó a buen puerto. La barbería si mis datos son ciertos, se puso a nombre de: Milagros Bootello Tardío, hija del anterior y abrió sus puertas al público en los primeros años de la década de los cincuenta del siglo pasado. Estaba bien equipada y contaba con unos sillones tipo americanos, que   a los niños nos encantaban. Y es que para que perdiéramos el miedo, nos invitaban a  algún caramelo y a  dar una vueltecita en el sillón, y así se ganaban nuestra confianza,  para que estuviéramos quietos a la hora del corte de pelo. Recuerdo como a los más pequeños nos ponían una banqueta encima del sillón, y  el peinador para que no nos entrara pelo. Manolo Cordones Serpa era muy buena persona y  un jefe estupendo para sus empleados, al igual que Manuela su mujer. Con su hija la menor, Loli tuve mayor trato.

JOSÉ FEU GONZÁLEZ.
Su primer empleado fue Pepín. Lo recuerdo perfectamente, porque además fue buen amigo de mi padre, pero quizás tenga más recuerdos de él, en su barbería de la calle Nevería, frente al Bar la Liga. Otro de los empleados fue José Feu González. Un hombre  rubio y apuesto,  que vino al Puerto, procedente de Ronda en 1958. En seguida se colocó en la barbería y es algo que siempre le agradecerá  a Manolo Cordones, al que considera una de las mejores personas que ha pasado por su vida. Cosa, que dice mucho de él, pues como no podía ser de otra manera, a jefe bueno, empleados igual de buenos. Ambos dos, compaginaban su labor, en la barbería de la Placilla y  en  la Base de Rota.

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José Feu González, los hermanos Pérez y Antonio Collantes, el niño con la camisa blanca que empezó su oficio en la barbería.

José, aun hoy se sigue acordando de su gente de La Placilla, por las que guarda un sincero cariño. Así, recuerda con afecto a Agustín Vela (ver nótula núm. 326 en Gente del Puerto) y Carmela Durán (ver nótula núm. 1.536 en Gente del Puerto), Ángel y Maximino Sordo (ver nótula núm. 1.884 en Gente del Puerto), Luís Jurado, de la taberna de La Liebre; Enrique-, del Refino de los Muertos (ver nótula núm. 150 en Gente del Puerto); Manolito ‘el Cochino’, Enrique Gago, --por aquel tiempo pescadero-- (ver nótula núm. 585 en Gente del Puerto);  Juan, de las Tres BBB, y tantas  y tantas personas que desgraciadamente ya nos dejaron y sin dudas ellos y el resto de comerciantes eran la alegría de La Placilla.

JUAN LOJO BAREA, ‘LELE’.
Después de la salida de José Feu, entró en la plantilla Juan Lojo Barea ‘Lele’. Había estado trabajando en  Alemania, y a su regreso se incorporó a las órdenes de Manolo Cordones. Gran aficionado a la música y sobre todo a Doña Concha Piquer.  Había traído de Alemania un magnetófono,  y una noche se disponía tranquilamente  a  grabar  a su ídolo, cuando  de pronto su reloj  de péndulo empezó a sonar... No se había dado cuenta de que eran las doce de la noche, y que él  reloj  daba inclemente  y puntual, la hora. Otra de sus aficiones eran las radio novelas. Por aquellos años las sobremesas estaban distraídas, con  novelas como: Ama Rosa y otras. No, no era solo cosas de mujeres, aunque es cierto  que muchas se reunían a esa hora para hacer labores y sobre todo para hacer las mayas de Terry. Algunos hombres también las oían mientras desempeñaban sus trabajos.  No todo iba a ser fútbol, o toros o boxeo.

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Juan Lojo Barea 'el Lele', Antonio Vela Durán, Manuel Mata Domínguez y Listones.

Lele tenía  una gracia innata y buena mano izquierda con los niños, porque a todos nos encantaba que nos diera vueltas en esos asientos giratorios que usaban en la barbería y nunca un mal gesto ni regaño. Se ve, que mi nombre de pila no debió de gustarle porque de un día para otro comenzó a llamarme: Marusela- Maruzella-. Según él, yo me parecía a cierta actriz o cantante de ese nombre  y demás era el título una canción de Renato Carosone  y  se escuchaba en esa época en  la radio. Desde entonces,  jamás me  volvieron a llamar por mi nombre, ni aún hoy.

LOS HERMANOS JOSÉ Y MANUEL R. BARCIA.
Con  los que realmente  tuve una buena  amistad, prolongada a través  de los años, fue con los hermanos José y Manolo Rodríguez Barcia, ‘los Sevillita’. Entró en la empresa como oficial  en 1959-60 con apenas dieciséis años. Tenía carácter, pero era muy noble y cariñoso.  Más de una vez, recurrimos para que nos arreglara algún desaguisado, en nuestros juguetes, para que nos dijera, en que fecha estábamos, o  que películas estaban  en cartel e incluso el numero  de los ciegos. Un hombre todo terreno con mucho arte y mucha humanidad.

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Juan Lojo Barea 'el Lele', 'Vivi' el electricista (por confirmar), José Rodríguez Barcia 'Sevillita', niño desconocido.

Manolo era un chaval de lo más servicial y  amable. Tendría que pensar mucho, para acordarme de verlo con el ceño fruncido o de mal humor. Por el contrario,  yo diría que su eterna sonrisa y su  buen carácter, le han granjeado la simpatía y el cariño de cuanto le hemos conocido y tratado. Aquel verano de 1962 y con solo doce años, ingresó como aprendiz, a las órdenes de  Manolo Cordones.  Como era muy espabilado, en poco tiempo se hizo un gran profesional. Era increíble verle manejar la navaja  a la hora de rasurarles la barba a los clientes, siendo apenas un chiquillo. Y no menos asombroso, la rapidez que tanto su hermano José, como él mismo imprimían a las tijeras al  cortar el pelo. Muchos chavales de su generación y anteriores, apenas pudieron ir a la escuela, por necesidades de las familias, pero el poder tener un oficio era la mejor de las garantías  en aquellos difíciles tiempos.

En 1966,  llamaron afilas a Joselito  el hermano de Manolo.. Como fue destinado en  La Almoraima, en el Campo de Gibraltar, ello y le permitía incorporarse al trabajo los fines de semana, ya que las barberías no cerraban ni los domingos.

Manolito, con tan solo 16 años, tuvo que hacerse cargo de la barbería: la clientela continuo fielmente, y no los defraudó. Algunos días el dueño echaba una mano. Sobre las seis  o seis y media  llegaba a El Puerto el autobús  que traía a los trabajadores de la Base de Rota. Bien porque  hubiera quedado con algún cliente de los que siempre  acostumbraba a atender, por ejemplo a Pepe Basteiro o para comprobar que todo marchaba bien. Manolito se colocó,  durante los años 1968-70- en la barbería Vicente, en calle Chanca, para pasar después a la que había junto al Resbaladero los años 1974-77. Fue en 1978, cuando su vida pegó un giro inesperado y se colocó en la Bodega de Terry, en San José del Pino creo, como vigilante de seguridad permaneciendo en ella hasta su feliz jubilación, transcurridos  treinta y seis años.

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A las puertas de la barbería.

No  sé, si me dejo algún nombre en el tintero, quizás a Antonio Collantes, pero, mentiría si dijera que lo recuerdo con nitidez. (Ver nótula núm. 303 en Gente del Puerto) y que recuerda como era La Placilla en 1950 (ver nótula núm. 366 en Gente del Puerto). De la misma manera, sé que  Julio, cuñado de Fernando Aldana, del bar Tendido Cuatro,  también estuvo en la empresa, pero no lo recuerdo, debí ser muy pequeña.

Esta barbería, cerró definitivamente sus puertas, sobre el año 2000. Y  lo hizo a causa de la enfermedad de José Rodríguez ‘Sevillita’. .Lastimosamente le siguieron otros comercios emblemáticos de La Placilla, con lo que ésta quedó huérfana  de la presencia  y la alegría de sus comerciantes más queridos, entre los que siempre se encontraran todos los que pasaron por aquella entrañable barbería. Si, se apagaron las voces de sus pregoneros, pero nunca su entrañable recuerdo  ni el cariño que tan generosamente nos hicieron sentir. /Texto: María Jesús Vela Durán.

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Este lunes pasado nos dejaba huérfanos de su magia, Juan Escolano Paul, doblemente porteño, nacido en la vecina villa de Puerto Real y vecino de El Puerto desde 1971. Casado con Chica Pico Ruiz-Calderón, ni ella ni sus cuatro hijas ni sus nietos, podrán disfrutar más de sus juegos de inteligencia y de sus manos, de sus pompones mágicos que hizo célebres, este gran amigo de todos, colaborador incansable con muchas causas sociales, que siempre tenía una sonrisa, un juego improvisado, una ocurrencia con la que provocar el asombro en niños y mayores.

Amigo de ilusionistas conocidos como Juan Tamarit, Julio Carabias, Juan Antón, Pepe Carroll, de Idígoras el dibujante mago, del porteño Juan Luis Rubiales, y de tantos y tantos personajes mágicos y aficionados a tan apasionante mundo de la ilusión, a los que aglutinaba en torno a su persona por su carácter, su saber hacer y sus ganas a pesar de los años vividos. Vivió la segunda parte de los estudios de peritaje industrial en Madrid, donde tuvo oportunidad de admirar y codearse, e incluso actuar con personajes que destacaban en el mundo de la farándula de la época, llegando incluso a actuar en el Circo Price y en TVE.

Aunque su vida profesional discurrió por diversos y variados derroteros, la magia era la que animaba la vida de Juan, que cada mañana, al salir de casa tenía la oportunidad de ver la fachada de la casa de Rafael Alberti, en la calle Santo Domingo, el que fuera presidente de la Sociedad Gaditana de Ilusionismo, con sede en El Puerto. En la casa familiar, una casa de El Puerto del siglo XIX, Juan tenía ‘la habitación de la Magia’, donde rodeados de artilugios, libros y trucos, exhibía con orgullo su epígrafe profesional ante la Seguridad Social: Ilusionistas, Payasos y Caricatos. Orgulloso de ello, Juan buscaba la sonrisa, la sorpresa y la ilusión que ya no nos podrá regalar en persona, aunque siempre permanecerá en nuestro recuerdo la magia de Escolano. /Texto: José María Morillo

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pacocastrobarreroFrancisco Castro Barrera, alababa días atrás en el diario El País el método de enseñanza impartido por la universidad Oberta de Catalunya (UOC), donde cursó la Licenciatura de Derecho. Todo ello sin olvidarse de que a los matriculados en castellano se les cobra un precio consistente en más del doble que a los que lo hacen en catalán. Y es que Fran o Paco, como le conocen sus allegados, aunque nacido en Mérida, no vive en Cataluña, sino que, desde hace 12 años vive en El Puerto, por amor.

ENTRE LA MEDIACIÓN Y LOS CIBERDELITOS.
Este abogado con despacho en El Puerto, que ahora se está formando en la Mediación, una técnica jurídica poco practicada en la provincia de Cádiz, que prima evitar evitar los pleitos, propiciando los acuerdos entre las partes. Especializado en el Derecho de las Nuevas Tecnologías, es colaborador de la Oferta Educativa Municipal, siendo ponentes en diferentes institutos de secundaria y bachillerato, ofreciendo charlas sobre el Ciberbullyng (ciberacoso escolar entre menores) y otros ciberdelitos: sexting (envío de contenidos eróticos o pornográficos por medio de teléfonos inteligentes), extorsión, grooming (conductas y acciones emprendidas por un adulto ganándose su amistad, creando un vínculo emocional con el menor, con el fin de disminuir sus inhibiciones y poder abusar sexualmente de él), etc...

cbINGLÉS LEGAL.
Nuestro protagonista es administrador y profesor del Curso ‘Legal English’, un entorno en Facebook para enseñar el idioma inglés relacionado con el entorno jurídico, impartiendo clases de forma altruista. Francisco está, además, especializo en Derecho Laboral, Civil, Familia, derecho sucesorio y otros. Está Diploomado en Práctica Jurídica Forense en el Colegio de Abogados de Cádiz, al que pertenece. Es Master de Profesor de Educación Secundaria Obligatoria, Bachillerato y Formacion Profesional, en la Universidad de la Rioja, en la especialidad de ‘Economía de Empresa’. En unas semanas entrará a formar parte del Turno de Oficio. Entre sus otras especialidades está la de abogado matrimonialista; le apasiona llevar casos relacionados con divorcios, separaciones, guarda y custodia de hijos, reclamaciones de paternidad, etc. /A la izquierda, Paco Castro en el IES Santo Domingo, durante una de sus charlas de la Oferta Educativa Municipal.

uoc-logo-fase3LA UNIVERSIDAD ABIERTA DE CATALUÑA.
Ivanna Vallespísn, recoge en El País que «Francisco Castro acabó hace tres años la carrera de Derecho en la Universitat Oberta de Catalunya (UOC). Vive en El Puerto de Santa María (Cádiz), así que se matriculó en la modalidad de lengua castellana. Antes de acabar la titulación se enteró que estaba pagando el triple de sus compañeros que estudian en catalán. Francisco alaba el método educativo de la UOC, pero critica esta política de precios. “Me parece injusto. No todos podemos hacer los estudios en catalán”, lamenta. [...] La diferencia de precios es ampliamente conocida por los alumnos de la UOC y por las redes sociales circula algún que otro consejo para ahorrarse un buen pellizco. “Te puedes matricular en catalán y después buscar los materiales en castellano, hay tráfico de materiales por la red. Algunos de mis compañeros lo hicieron, pero yo no me sentía seguro para estudiar en catalán”, explica Castro».

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Soy Patricia García Py una de las autoras del libro ‘La Mesa del Pecado’ que acaba de publicar la editorial Larousse, y que se pone a la venta esta semana. Una gaditana de El Puerto de Santa María, que después de dejar allí parte de mi corazón --aunque siempre regreso y paso las temporadas de vacaciones en casa de mi familia en El Puerto--, me fui a estudiar la carrera a Escocia, a viajar después  por el mundo y a trabajar durante 5 años en los países más remotos… Asia, África, Latino América… Hasta que en Sitges, encontré al amor de mi vida y junto a él formé mi preciosa familia con los tres soletes que iluminan nuestra vida y donde hemos vivido hasta que  ahora, por motivos de trabajo, nos hemos trasladado a la preciosa ciudad de La Coruña, desde donde sigo escribiendo mi blog ‘Sabores y Momentos’ para compartir mis recetas y mi día a día. Desde Octubre 2012  colaboro en la revista  digital ’Cuquin Magazine Food & Photography’, lo que me permite estar rodeada de fantásticos compañeros con los que aprendo y me enriquezco, así como con la revista digital de recetas y fotos gastronómicas ‘Food&Photo digital magazine’.

LaMesaDelPecado-puertosantamariaLA MESA DEL PECADO.
Con el lema ‘Pecando sabe mejor’, ocho gastroblogueros, entre los que se encuentra nuestra paisana, que nos invitan a pecar hasta en la mesa, con este original libro.
«La mesa del pecado» es una sugestiva combinación de cocina y fotografía ideada por un conjunto de blogueros que se han propuesto agitar nuestros sentidos e incitarnos a caer en todas las tentaciones posibles. Con los siete pecados capitales como hilo conductor, cada uno de ellos presenta otras tantas recetas, sencillas algunas, suculentas todas. Un llamamiento a pecar sin remordimientos, aunque también se reserve un hueco al final para que las virtudes compensen tanto frenesí.

¿Se puede cocinar con ira? ¿A qué sabe la avaricia? ¿Cómo es un plato lujurioso? ¿Y uno repleto de envidia? ¿Qué comer cuando te puede la pereza? ¿Que plato asociaríamos a la envidia? ¿Y la soberbia que receta nos sugiere? ¿Y la gula, como se interpreta en una receta?...

saboresymomentos_puertosantamariaLos siete pecados capitales son el hilo conductor del libro, la propuesta elaborada por siete de los principales protagonistas de la actual blogosfera gastronómica. Y como contraste, las siete virtudes (la castidad, la templanza, la generosidad, la diligencia, la paciencia, la caridad y la humildad), ínterpretadas por un octavo protagonista, que elabora sus recetas como contrapunto (o penitencia) a los pecados. Todas las respuestas están en «La mesa del pecado», un libro tan original como práctico. Cada receta se acompaña de una sugerencia de maridaje.

En el blog ‘Hoy del día’ le preguntan a nuestra protagonista que se considera: ¿Bloguera, cocinera, fotógrafa, comunicadora? ¿Qué es lo que mejor te define? «--Quizás un poco de fotógrafa, algo más de bloguera, un bastante de cocinera de casa (como me gusta a mi llamarme) y un muchísimo de comunicadora, jajajaj!!  Es lo que más me gusta, trasmitir comunicar, expresar lo que siento, ya sea con mis palabras, mis recetas o mis fotos. Como buena gaditana, me gusta preparar el pescaíto frito!!! No lo puedo remediar, me encanta jaja!! La verdad es que lo preparo de muchas maneras, al horno, a la plancha, en guiso, en sopa… pero que no me quiten mi bandeja de pescaíto frito, boquerones, calamares, chocos, pescadillas… es que la tierra tira!»

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La Capilla de la Universidad de Aberdeen, en Escocia, donde estudió la carrera.

MUNDO LABORAL.
Patricia es licenciada en Dirección y Administración de Empresas, Economía de la Empresa por la Universidad de Aberdeen (Escocia), donde estudió entre 1991 y 1995.

afa_press_puertosantamariaA partir de 1996 y hasta el año 2000 fue directora de equipos internacionales de AFA Press Internacional, de esta importante agencia de comunicación y prensa internacional. Visitó diferentes países por su trabajo en el último año: Filipinas, Macao (China), Sudáfrica, Tanzania, Turquía, Finlandia, Portugal, Rusia, República Dominicana, Croacia, Kenia, Israel, Egipto, Chipre y Yugoslavia. Durante los cuatro primeros años realizó reportajes en Indonesia (Partes I & II) para el USA Today (con base en Yakarta, 12 meses); Eslovaquia para el Paris Match (con base en Bratislava, 4 meses); Macao (China) para US News & World Report (estancia 4 meses); Hong Kong para US News & World Report (estancia 6 meses); Mozambique para Handelsblatt (con base en Maputo, 6 meses); Puerto Rico para US News & World Report (con base en S. Juan, 5 meses); Uruguay para US News & World Report (con base en Montevideo, 5 meses); Malaysia para el Frankfurter Allgemeine Zeitung (con base en K.L., 6 meses).

lizarran_puertosantamariaLuego cambió radicalmente su profesión, y empezó a adentrarse en el mundo de la gastronomía, pero desde la óptica empresarial, como Directora de Expansión Internacional de la franquicia ‘Tabernas Lizarrán’, durante 2001 y 2002. Desde enero de 2012 es la editora de ‘Sabores y Momentos’.

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Fundada nuestra ciudad en 1264, este año se cumplen 750 de la ubicación del Mercado en el espacio donde hoy sigue. / Foto, Joaquín Cordero.

El Bar Vicente es algo más que uno de los establecimientos comerciales más queridos y entrañables de El Puerto, por el que han parado varias generaciones de propios y foráneos. Porque además de ofrecer –como decían los antiguos- un esmerado servicio en un grato ambiente, conserva entre sus paredes la solera que sólo el paso del tiempo deja en los espacios cargados de historia. Como éste, ubicado frente a la Plaza de Abastos (1874), donde siempre, desde la misma fundación de la ciudad a mediados del siglo XIII estuvo, al raso y en linde al recinto amurallado medieval, el Mercado.

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Reconstrucción por Juan José López Amador de El Puerto en el siglo XIII. Arriba, la situación del Mercado.  

El mismo bar ocupa parte de lo que fue la Carnicería Pública, la que se construyó en 1692 seguramente sobre otra anterior, donde se agrupaban los tablajeros con sus ‘tablas’ para abastecer a la población. Su huella pervive en las columnas y arcos cegados del bar  y en la fachada, que es la de la vieja Carnicería, que tenía su acceso principal por la calle Sierpes, en la casapuerta de la casa lindera al bar. Sólo se cambió, en 1881, la actual esquina achaflanada, que originariamente se cortaba en ángulo recto. Y enfrente, entre las calles Ricardo Alcón y Ganado se encontraba el Matadero, el anterior al que en 1699 se edificó a las afueras de la ciudad (exsede del Imucona).

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Columnas y arcos tapados de la Carnicería del siglo XVII. / Foto, Javier Nucete Alba

En el interior de la Carnicería se estableció, en fecha incierta, una capilla en la que los tablajeros ofrecían misas y donde en 1750 se dispuso el cuadro de la Inmaculada Concepción (de origen franciscano) que hoy se custodia y venera en el Mercado de la Concepción.

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La capilla del Mercado de la Concepción con el cuadro de la Inmaculada.

Al inaugurarse éste, el 29 de octubre de 1874, el inmueble dejó de cumplir su tradicional función. Después, durante algunas décadas sus paredes albergaron algunos puestos para la venta de diversos productos, convirtiéndose en una prolongación de la Plaza. Por ejemplo, en 1896 había un ultramarinos de Manuel Quevedo, una lechería de José Pavón, un puesto de lozas entrefinas de Manuel Ortega, dos tablas de carne de Antonio Castro y José Vázquez y un despacho de vinos, El Tiro, de Bonifacio González.

Entre 1904 y 1916 se estableció en una parte del local un ultramarinos de Genaro Molleda Colosía, un montañés del valle de Herrerías que se asentó en nuestra ciudad siguiendo los pasos de sus hermanos Sinforiano y José, propietarios de una taberna en La Placilla esquina a Santa María, que por último fue El Cafetín del reciente cierre (ver en GdP nótula núm. 1884). 

LAS MELLIZAS.
Pero lo que yo quería –que me voy por las ramas- era compartir con el lector y comentar una vieja imagen que Miguel Sánchez Lobato gentilmente me facilitó, de cuando el Bar Vicente era Las Mellizas, tomada hacia el año 1928 desde el acceso al local por San Bartolomé hacia la actual cocina, que es la que muestra a continuación.

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Foto núm. 5. /Colección Miguel Sánchez Lobato.

Apoyado en el mostrador de caoba y cubierto con boina montañesa está el propietario del establecimiento, José Ruiz Sordo, apodado ‘el Rubio’, un metro noventa de montañés nacido en la aldea de Camijanes en 1885 y que a El Puerto llegó, tras estar un tiempo en Cuba, en 1917, un año después de que su paisano Genaro Molleda cerrara el ultramarinos.

Hacia 1919, tras desmantelar las accesorias de los antiguos puestos que dividían el solar, abrió el establecimiento de vinos, café y licores que bautizó con el nombre de Las Mellizas, también conocido por su apodo. Una vez asentado el negocio, en 1922 vinieron de La Montaña para quedarse su esposa y paisana, Nieves Linares, y sus dos hijas, las mellizas Paquita y Nieves, de cuatro años, de quienes tomó el nombre el bar. Están en el centro de la foto, junto a un primo y dos primas, Luisa y Efigenia, ‘Nena’, que son  quienes también aparecen en esta otra imagen tomada entonces.

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Foto núm. 6. De pie, las mellizas, Nieves y Paquita. / Foto, Francisca Ruiz Linares.

barvicente_epf7_puertosantamariaLos dos chicucos situados a la izquierda en la vieja foto, --que aparecen en la foto 5 en detalle a la izquierda de este párrafo-- por la edad que aparentan, deben ser Remigio Valle Rubín y Daniel González Escandín, también de Camijanes, donde nacieron en 1905 y 1906, que continuaron trabajando con El Rubio hasta bien avanzados los años 30.

Detrás de ambos, colgado en la pared está el comandero, donde se anotaban las consumiciones de las mesas, que hoy se conserva en el bar, al igual que el bandejero y los anaqueles de las botellas, elementos que formaron parte de un mismo lote adquirido por El Rubio (la misma madera y los mismos apliques decorativos). Y también se han conservado  de tiempos de Las Mellizas las dos bolas metálicas (fotos 5 y 6) donde los camareros guardaban las aljofifas, los paños o bayetas de limpiar las mesas, que son las mismas –más pequeñas- que tenía La Fuentecilla, como veremos en una fotografía más abajo.

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El comandero y bandejero de los tiempos de El Rubio. / Foto, María Antonia Álvarez Oreni. 

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En la pared, los viejos anaqueles conservados desde la época de Las Mellizas. Tras el mostrador, el desaparecido Manuel García Gómez ‘el Tabique’, con nótula propia en GdP núm. 655,

Volvemos a la foto 5. Quienes están detrás de las niñas deben ser los otros dos dependientes de Las Mellizas en sus primeros años, Ceferino Gutiérrez (Carmona, Santander, 1901) y José Noriega Espinosa (Camijanes, 1894), que pronto se abrió camino llevando negocios propios: que yo sepa, un almacén de comestibles y bebidas en Larga esquina a Ángel Urzáiz y otro en Zarza-Santa Clara, Las Américas (que terminó siendo el Bar Victorino).

Destacan en la foto los dos reservados que se ubicaban donde hoy la cocina del bar -más otros dos que existieron junto a la fachada de Sierpes- y delante de ellos –en el espacio que hoy da paso al salón interior- el habitáculo donde se guardaban los enseres del establecimiento. Camarotes que eran parecidos a los del restaurante La Fuentecilla (en Larga esquina a Ricardo Alcón y Ganado, cerrado en 1952), según se aprecia en la imagen que ofrecemos a continuación.

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Al fondo, dos de los seis reservados de La Fuentecilla en una imagen tomada el 19 de enero de 1930, con el personal (33 cuento) antes de servir un banquete organizado por Luis Suárez Cofiño en homenaje al industrial Daniel Martínez García (con nótula en GdP núm. 656), recién elegido, en Barcelona, presidente de la Confederación Gremial Española. /Foto: Francisco Sánchez Pérez ‘Quico’, cedida por Ángel Lozano Sordo.

Nada que ver estos reservados de La Fuentecilla y Las Mellizas con los célebres de La Burra: aquéllos industriales y con prestancia; los de la emblemática y añorada taberna, rústicos y populares, como buena parte de los parroquianos que la frecuentaron desde que abrió sus puertas mediado el siglo XIX.

También compartieron Las Mellizas y La Burra -en ésta al interior de algunos de los camarotes y en el pasillo que los enfilan- los azulejos que a media altura aún decoran las paredes del Bar Vicente, facturados en la sevillana fábrica de Mensaque.

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Al interior y exterior de los camarotes de La Burra (ver en GdP nótula núm. 489) los mismos azulejos de Las Mellizas-Bar Vicente. /Foto: Fito Carreto.

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La Fuentecilla (ver en GdP nótula núm. 1061) hacia 1942, junto a la mampara que dividía el bar de el comedor. Sujeta a la columna, la  bola donde se guardaban las aljofifas. / Foto, Francisco Sánchez Pérez ‘Quico’, cedida por Emilio Sánchez, hijo del hasta entonces propietario del restaurante, José Sánchez Gil. 

LOS DOS PEPES
José Ruiz Sordo ‘el Rubio’ falleció en octubre de 1948. En el 45 había traspasado el negocio al portuense José Sánchez Sousa, que lo llamó Los dos Pepes (él y su hijo), nombre que ya tenía desde comienzos de los años 30 la panadería que tenía abierta entre Las Mellizas y la Casa de los Leones, ampliada a confitería y tienda de comestibles en 1940. Ambos locales se comunicaban entre sí desde los tiempos de ‘el Rubio’. Continuó llevando el ultramarinos durante años, hasta que pasó a manos de la familia Ojeda, la de la confitería La Perla, cerrando en los 80, cuando era el autoservicio Los dos Pepes.

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A los cinco años de hacerse con el bar, en 1950, asfixiado por problemas económicos, decidió cambiar de aires y se estableció en Cádiz, donde en 1960 abriría una panadería-confitería-charcutería  en la calle San Francisco y después una sucursal en la plaza Mina, donde elaboró sus célebres picos brasileños, tan célebres como su Mini (versión furgoneta) en el que hacía los repartos acompañado como copiloto por una muñeca hinchable vestida según la ocasión: en verano, con traje de baño; en feria, de gitana; en Semana Santa, con mantilla…

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Fue Pepe Sánchez Sousa, al que llamaban Machaquito (no sé si por el torero o por el anís), un tipo simpático y de buen carácter, muy trabajador, algo extravagante y siempre vestido con gorro y guayabera o chaqueta blancas. A pesar de los pocos años que llevó el bar, dejó huella en sus parroquianos por su buen hacer y su peculiar manera de ser, y de hecho aún el bar se nombra también por su antiguo nombre, por economía de lenguaje, Los Pepes.

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LOS TRES VICENTE 
En 1950 concluyó la segunda etapa del local como bar y comenzó la que ha llegado a nuestros días. El 27 de mayo de aquel año se hizo con el local otro montañés de Camijanes, Vicente Sordo Díaz, que a El Puerto llegó en septiembre de 1937, cuando tenía quince años, para trabajar con su hermano Maximino, que días antes de estallar la guerra civil comenzó a llevar El Resbaladero y que antes ya había trabajado, con su hermano Cosme, en Las Mellizas. En el 42 Maximino tomó La Fuentecilla, trabajando con él su hermano Vicente, a quien le subarrendó el negocio en julio del 48 en aparcería con José Terrazas ‘el Balilla’. Luego Vicente tuvo  el Bar Pavoni, también en la calle Larga, hasta que se independizó para llevar Los dos Pepes, al que rebautizó como Bar Vicente. Retomó así el local la familia Sordo, pues José Ruiz Sordo, ‘el Rubio’, era primo de su padre, Francisco Sordo Rubín.

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Vicente Sordo y su hijo Vicentín cuando era Vicentín. La pared cegada entre las columnas cerraba lo que hoy es la cocina. Al fondo, el comandero de Las Mellizas. / Foto: Bar Vicente.

Aquí permaneció Vicente durante 62 años, toda una vida, que es la que lleva su hijo Vicente, mi amigo y hermano, de quien hace veinte años escribí y ahora lo reitero que es todo un experto en el difícil arte de saber estar detrás de un mostrador; y delante, añado ahora. Y con él su hijo Tito, la tercera generación de los Vicente Sordo, que sigue el camino que comenzó su abuelo, el montañés que con el merecido respeto y el afecto de todos los portuenses se quedó para siempre con nosotros y del que el próximo 28 de mayo se cumplirá el segundo aniversario de su fallecimiento, que es lo segundo, además de mostrarles la vieja foto de Las Mellizas, que yo quería destacar, y decirle desde el recuerdo al patriarca que por el bar, aunque en El Puerto andan las cosas como andan, todo va bien. Sabe que lo dejó en buenas manos y que en ellas seguirá durante muuuucho tiempo. / Texto: Enrique Pérez Fernández.

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Vicente Sordo en su tierra, junto a la ermita de San Antonio del Monte Corona, en el municipio de Valdáliga. Hasta siempre, Vicente.  

Más información del Bar Vicente en Gente del Puerto:
Nótulas, núm. 14, 977, 1.225, 1.891.

andreajimenezgaseni1_puertosantamariaNatural de El Puerto de Santa Maria, en este momento se encuentra viviendo en Londres desde hace mas de un año. Hija de Juan Carlos Jiménez Lavi y de Lola Gaseni Palacios es, junto a Pablo, la mayor de dos hermanos. Andrea está formada en los IES La Arboleda y Santo Domingo, así como en las universidades de Valladolid, Deusto y Valparaíso (Chile), esta portuense en la diáspora, colabora en la actualidad con la International Sherry Week, que es como se conoce internacionalmente a la semana de promoción de los vinos del Marco del Jerez, evento divulgativo de nuestros vinos que se celebrará a nivel mundial, entre el 2 y el 8 de junio de 2014.

La Semana Internacional del Sherry ha sido creada y gestionada por un grupo de profesionales de marketing y formadores homologados de los vinos del Marco del Jerez, que cuenta con el apoyo oficial y el patrocinio del Consejo Regulador de Vinos del citado marco. Se divulga, mediante redes sociales y otros medios de comunicación, eventos relacionados con nuestros vinos, a nivel internacional: flamenco, tapas, maridajes, cócteles, tapas, ... participando bares, bodegas, instituciones educativas, hoteles, restaurantes, tabancos, viñas, distribuidores e importadores, Clubs de Vinos, en incluso fiestas en honor del Sherry.

internacionalsherryweekAndrea es una profesional de Marketing y Eventos que formó parte del departamento de Visitantes en la edición de Alimentaria 2012 en Barcelona, la tercera feria mas importante de Alimentos y Bebidas del Mundo.  Colaboró en la Escuela de Creativos ‘Complot’, de Barcelona, como Asistente de Marketing y Account Manager en ‘El Grupazo’, también en la capital catalana. /En la imagen de la izquierda, el logo de la International Sherry Week.

A nivel internacional, ha trabajado en Belfast (Irlanda), trabajo en ‘Eventus’, como organizadora de conferencias y en Viña del Mar (Chile) como Asistente de Marketing en la Unidad de Patrimonio de la Municipalidad de dicha población del país andino. En Jerez de la Frontera colaboró con Midas Publicidad, como Técnico Superior de Publicidad y en Bilbao, en el Instituto de Estudios  de Ocio, de la Universidad de Deusto como organizadora de Eventos.

andreajimenezgaseni_puertosantamariaAmante del flamenco, estudió baile flamenco durante su infancia y juventud y participó en los concursos locales de bailes típicos de Andalucia.

Se considera una prescriptora de todo lo que tiene que ver con nuestra cultura, en especial la gastronomía y los vinos, aprovechando sus cortas estancias en El Puerto y, sobre todo en la Feria de Primavera para cargarse de sensaciones que luego sabe transmitir allá donde vive,  donde actúa siempre como embajadora de la cultura española llevando El Puerto de Santa María,  sus costumbres y tradiciones como señas de identidad. /En la imagen de la izquierda, Andrea en Bodegas Osborne.

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