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Joaqun-Perles-02Un avión del Delta con destino al aeropuerto de Nueva York JFK tuvo que aterrizar de emergencia el pasado día 5 de noviembre por la mañana en el aeropuerto de Madrid-Barajas tras un fallo en el sistema hidráulico que le hizo tener que volver a aterrizar, momento en el que se salió de pista.

El avión Delta B767 despegaba con destino a Nueva York cuando los bomberos avisaron a la torre de control que habían oído un fuerte ruido en el aparato. La tripulación confirmó que tenían problemas por lo que se le priorizó para su aterrizaje para la pista 32L, donde al aterrizar se salió de la pista. En el vuelo iba el porteño Joaquín Perles --productor, actor y responsable de comunicación de la empresa Carbures--. Desde su casa, afirma que tardará unos días en volver a volar. Nos ofrece este relato de los hechos, desde:

«Eran las 5.30 am cuando el viajero reparte besos a oscuras a la familia y cierra la puerta de casa para coger dos aviones que lo llevarían hasta su destino.

Seis horas más tarde, un Boeing 767 de la compañía Delta despega del aeropuerto de Barajas rumbo a Nueva York. Justo cuando empieza a elevarse, un fuerte ruido se oye en la parte derecha. Como si las ruedas hubieran pisado algún objeto en la pista. A pesar de la extrañeza, la ascensión comienza con normalidad.  Cuando se alcanza la altitud aproximada de 10.000 pies, unos 3.000 metros, una pasajera  rompe a llorar con un ataque de nervios y el viajero avisa a la azafata que tiene a mano y que aún tiene puesto el cinturón de seguridad, para que la atienda. Al mirar por la ventanilla, un agujero en el fuselaje enseña las entrañas del ala derecha, y una pieza suelta desprende un líquido que no se sabe qué es.

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A la azafata se le descompone el rostro, y acude a llamar a la cabina del piloto desde su puesto. Transcurren minutos en los que la tensión va creciendo, y la información de que algo serio está ocurriendo  se extiende entre los pasajeros. La tripulación circula por los pasillos intentando tranquilizar los ánimos, mientras reparten vasos de agua. Tras unos minutos eternos de vuelo, que se reflejan en las caras de los viajeros, se escucha la voz del capitán en inglés anunciando que se va a volver al aeropuerto para aterrizar debido a un problema en los sistemas electrónicos.

Comienza el descenso paulatino, mientras el ala sigue desprendiendo líquido. “Señores pasajeros: al aterrizar, verán cómo camiones de bomberos se aproximan al avión. Estén tranquilos. No pasa nada. Todo es normal. Está todo bajo control”. Una carcajada se escapó del viajero, como preludio de otra carcajada general. Mezcla de nerviosismo y de incredulidad ante las palabras.

aterrizaje_trenEl avión enfila la pista de aterrizaje, y al tocar suelo los dos primeros segundos son suaves, para dar paso a un estremecimiento general de toda la estructura de la nave. Ni un solo centímetro quedaba sin vibrar, mientras los gritos de susto, y los músculos tensos se multiplicaban por los asientos. La pasajera que alertó de la emergencia al principio, está totalmente contorsionada en los brazos de su pareja.

3, 2, 1… El avión se detuvo al fin saliéndose de la pista y arando con su tren de aterrizaje la zona de tierra anexa. Un olor a quemado invadió el interior. “Permanezcan en sus asientos con el cinturón abrochado, por favor. Permanezcan en sus asientos.” Sonaba una voz con acento hispanoamericano por los altavoces, sin poder disimular su nerviosismo. Desde el fondo del avión, otra voz grita “¡Señor, señor! ¡Siéntese ahora mismo! Now!” Un azafato había perdido los nervios, y vociferaba a un pasajero que se había puesto de pie, como si se tratara de un marine en instrucción.

Durante casi una hora, el pasaje se mantuvo inmóvil, mientras desde las ventanillas se veían camiones antiincendios, policía nacional, guardia civil, unidades de UVI, y bomberos con su equipo al completo acercándose y trabajando sobre el motor y tren de aterrizaje accidentados.

Tras 50 minutos de espera tensa, el ambiente tenía una mezcla de alivio por estar en tierra, de angustia por no poder salir al exterior, y de miedo al tomar plena conciencia de lo que acababa de ocurrir en el aire, lo que estaba sucediendo en la pista, y peor aún, lo que podía haber pasado, y no ocurrió.

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“A continuación vamos a abrir la puerta delantera derecha por la que saldrán. Muchas gracias por su paciencia con este incidente”, decía una voz educada. “¿Incidente? ¡Abre ya la puñetera puerta de una vez!”, se escuchó. Al abrirse, los pasajeros fueron saliendo entre precipitados, y sin fuerzas; poniendo fin a dos horas de miedo e incertidumbre. Con las caras tensas atravesando un pasillo de fuerzas de seguridad y personal sanitario que bordeaba la escalerilla, los viajeros entraron en autobuses mientras no daban crédito a la visión de un Boeing 767 cruzado en medio de la pista de aterrizaje y con el tren y el ala destrozados…

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Era pasada la medianoche cuando el viajero llegó a casa tras 6 horas en coche por una oportuna huelga de trenes y un nudo en el estómago que no se disolvió en todo el tiempo. Se asomó al dormitorio de uno de sus niños para verlo dormir, y al meterse en la cama abrazó muy delicadamente a su bebé de 9 meses y su mujer que lo esperaba con ganas. El agotamiento y el bajón de adrenalina, hicieron que finalmente se durmiera sintiendo en sus carnes esa frase que se suele decir: “Uno nunca sabe lo que le espera cuando empieza el día”. Y sí. Así es.

Cuando despertó, el viajero sintió una necesidad desde las tripas de aprovechar cada  momento, el olor de las tostadas con mantequilla, el sabor de los besos de su mujer, el tacto tierno de la piel de sus niños, el calor que entraba por la ventana de la cocina. Cuando despertó, sintió la necesidad de aterrizar de emergencia, aterrizar y no perderse nada por ir en piloto automático. Cuando despertó, ya no quería volver a dormir…" /Texto: Joaquín Perles.

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balbinasanchezrosso_puertosantamariaBalbina Sánchez Rosso, nació en 1912, el año en el que se hundía el buque de pasajeros ‘Titanic’ (nótula 1.350 en GdP).  estuvo casada con Francisco Rodríguez Ceballos (nótula núm. 1.113 en Gente del Puerto), propietario que fue del Bar Casa Paco Ceballos, con quien tuvo cinco hijos:  Milagros, Francisco, Baldomero, Robertito ya fallecido, e Ignacio. Su marido, nacido el 3 de diciembre de 1912, quien nos dejó con el fin de siglo, en el 2000 contando con 88 años de edad, hoy, como Balbina --que fallecía el pasado 7 de diciembre de 2013--, hubiera tenido 101 años.

En 1912 era alcalde de El Puerto, Luis Portillo de Pineda, padre, precisamente de quien lo fuera años mas tarde, --en la década de los sesenta-- Luis Portillo Ruiz (nótula núm. 966 en Gente del Puerto). La población rondaba los 18.000 habitantes circunscribiéndose prácticamente al casco antiguo. Rafael Alberti ingresaba en el colegio de San Luis Gonzaga. Pedro Muñoz Seca publica en Madrid, en colaboración con Pedro Pérez Fernández el sainete ‘Coba Fina. El que fuera ministro de Gobernación, Valentín Galarza Morante (nótula núm. 760 en Gente del Puerto), en 1912 Capitán de Estado Mayor, se casó en Madrid con Carmen Bemón. Y Juan Gavala Laborde (nótula núm. 442 en Gente del Puerto), muy vinculado con El Puerto, se casaba con Ana Ruiz Golluri.

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En aquel 1912 Micaela Aramburu, Viuda de Moreno de Mora, la benefactora portuense que construyó un hospital para El Puerto, encabezó una colecta pública para los obreros sin trabajo. Nacían el autor del toro de Osborne, Manolo Prieto;  el imaginero y escultor José Ovando Merino. El empresario José de la Rosa Coria, ‘El Venta’ (nótula 194 en Gente del Puerto). 

Así se expresaba ayer una vecina, la colaboradora de Gente del Puerto, María Jesús Vela, al conocer su óbito: «Esta mañana recibí una mala noticia. Balbina, esposa de Paco Rodriguez Ceballos y una maravillosa vecina de la Placilla nos ha dejado. Esta valerosa mujer, siempre tuvo una palabra amable y una sonrisa sincera para con los míos. En esta preciosa Casa de los Leones, donde vivían pasé tardes deliciosas porque no había un solo vecino que no fuera encantador. Asi puedo recordar, la bondad de Maruja, Baldomero, Lolichi, Balbina, Adela. Esa misma calidez de Pilar, Maruja e Isabel su vecina de galería. La mayoría ya nos han dejado, pero estas personas tan entrañables, siempre las llevaremos en el corazón porque, definitivamente, eran buenísimas personas y parte de la gran familia de la Placilla. Mi más sentido pésame a la familia». 

El Niño Jesús dormita en Doñana. ‘Diario de Sevilla' periódico del Grupo Joly, inauguraba el 6 de diciembre su Nacimiento popular, ambientado en la cultura rociera y la ermita de la Blanca Paloma, obra del taller porteño Sucesores de Angel Martínez.

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Vicente Rodríguez, terminando la decoración del Nacimiento rociero.

En su camino por la Raya Real, los peregrinos cantan ataviados con zambombas y panderetas al Niño Jesús, dormido en su pesebre envuelto en un batón de cristianar y ante la atenta mirada de la Virgen del Rocío vestida de Pastora. Esta peculiar escena protagoniza el Nacimiento que se inauguraba en Sevilla, en la sede de Diario de Sevilla, un belén popular compuesto por imágenes del fallecido artesano de El Puerto de Santa María Ángel Martínez, cedidas por Gonzalo Madariaga, y por figuras creadas expresamente para la ocasión por el taller Sucesores de Ángel Martínez.

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"Este año 2013 hemos querido rendir un pequeño homenaje a la Hermandad del Rocío de Triana con motivo del 200 aniversario de su fundación, de ahí la idea de ambientar el nacimiento en la aldea y el entorno de Doñana", explica Vicente Rodríguez, administrador de Sucesores de Ángel Martínez, entidad creada en el año 2000 por los herederos del artesano y el propio Vicente Rodríguez, con el propósito de continuar con la labor de Martínez, que se caracteriza por la cantidad de detalles, sobre todo de la vida cotidiana.

En el belén se pueden apreciar tres planos bien diferenciados. El primero, con figuras de 24 centímetros, destacan dos tradicionales escenas navideñas: la anunciación de los pastores y la natividad, donde destaca una Virgen del Rocío con galas de Pastora. "Son piezas populares, no hebreas. No se trata de un nacimiento histórico", admite Vicente Rodríguez.

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En un segundo plano, con figuras de la talla 16, destacan la caravana de los Reyes Magos y una serie de carretas rocieras y peregrinos que, tras visitar el Misterio, se dirigen hacia la ermita - situada en un tercer plano-, que se vislumbra en la lejanía junto a las casas de la aldea y elementos naturales propio de Doñana, como el arroyo de la Rociana y pinares. "Los coheteros, tamborileros, bueyes, caballos, mulas. Todas estas figuras tienen cabida en este belén", señala el administrador de Sucesores de Ángel Martínez, cuyas figuras también pueden verse y adquirirse en la actual Feria del Belén, concretamente en el puesto de la Antigua Cerería del Salvador sevillana. "Lo difícil ha sido combinar tantos elementos anacrónicos dentro de un nacimiento popular".

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Tampoco faltan los alcornoques y un árbol pajarera, propio de Doñana, poblado de numerosas aves, como cigüeñas y garzas reales.

Para la recreación de las montañas se ha utilizado el tradicional corcho de alcornoque, mientras que la cascada situada junto a la anunciación está hecha a base de corcho barnizo, según el propio Vicente Rodríguez. Este año destaca también la instalación de cuatro ciclos de iluminación y diversos efectos especiales, "como el de una olla con agua hirviendo, niebla real y estrellas que oscilan".

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Detrás de este nacimiento hay más de un mes de trabajo exclusivo en el taller que Sucesores de Ángel Martínez tiene en El Puerto de Santa María (Cádiz), además de los 10 días necesarios para su montaje, en el que han participado cuatro personas, junto con la colaboración de la Hermandad del Rocío de Triana, que, un año más, estará presente con el fin de recaudar fondos para la financiación de sus proyectos sociales. /Texto: Cristina Díaz. Fotos: Juan Carlos Muñoz.

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mercado_capilla_concepcion_puertosantamariaCuando llega la festividad de la Inmaculada Concepción, siempre me retrotraigo a mi adolescencia. Y es que   por el año setenta y uno, un buen día, aparecieron por la tienda, unos hombres --no se bien si eran gente del mercado, o  algún delegado de Fiestas del ayuntamiento-- para anunciarles a mis padres, que se iba a realizar la Fiesta del Mercado. /A la izquierda capilla del Mercado.

Imagino, que le pedirían su colaboración, como al resto de los  comerciantes de la Placilla.. Ese primer año, estuvo muy simpático, los carniceros, disfrazaron a algunos cochinitos y pollos, y adornaron sus puestos con mucho ingenio, así como algunos pescaderos hicieron lo propio, con el pescado. Los fruteros, expusieron  la fruta  de la mejor calidad, con un  gusto y el primor  que fue encomiable. Ese año  supongo que fue más concurrida  la celebración, de  la Santa Misa,  en la Capilla de la Inmaculada, sita en la Plaza de Abastos. Lo digo, porque la novedad de la celebración,  había sido bien acogida entre el gremio, y  se veía buena disposición en que  fuera una fiesta cuanto menos simpática.

Todo marchaba positivamente, las visitas a la Plaza de Abastos fueron muy concurridas, así que para mi opinión fue un éxito. Yo tenía mucha ilusión, porque  la fiesta continuaba por la noche, en plena Placilla, traían a un Conjunto --una Banda-- y habría  por vez primera la elección de Miss Mercado. ¡Ay, que nervios por Dios!, ¿quien se presentaría?  No tenía ni idea, pues al estar todavía en el colegio, no conocía  a  la mayoría de los comerciantes de la Plaza de Abastos, solo a los más cercanos a  nuestra familia y a nuestra tienda.

dolorescairon_1971_missmercado_puertosantamariaHabían colocado un tablao, justo delante, de la Pitilla --actual tienda de lanas y flores, que tan amablemente atienden los hijos de Nena: Mari y Dani--. A la hora convenida, apareció la autoridad, y mira por donde la Placilla, empezó a llenarse de gente. Estaba  atacada, pero no de frío, sino de  tontería, porque el pavo, aunque daba sus últimos coletazos,  no terminaba de irse, ¡que le íbamos a hacer!. fin  se procedió a la elección, una de las chicas claramente no quería presentarse, su padre, poco menos que la empujaba a subir  al tablao, o eso me pareció, la pobre lo tuvo que pasar fatal. Como siempre, aparecieron algunos enteradillos guasones,  que gritaban  que a la que ganara le regalarían una lavadora o algo así. Que monos, y simpáticos  ¿verdad?  Está muy claro, que metepatas hay en todas partes, pero… dejémoslo que le vamos a hacer; estos, ya  ni pavo siquiera,  solo serrín en la sesera y un poquito de malaje. / A la izquierda, Dolores Cairón García, Miss Mercado 1971.

Por fin hicieron la elección, y la verdad es que las chicas estaban muy lindas. Aquel primer año, Mis Mercado fue Dolores Cairón García --hija de Pedro Ventura--, una dama fue la hija de Tobalo... La fiesta naturalmente seguía, con el grupo de músicos,  amenizando la noche, y dando alegría a todos cuantos allí estábamos reunidos. La fiesta terminó, con los  premiados luciendo el diploma acreditativo y  no sé, si una compensación de nuestro Ayuntamiento, pero sobre todo dejando un buen sabor de boca, y  miras de una continuidad en esta entrañable celebración.

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De izquierda a derecha, con el micrófono, Antonio Romero Castro, Jefe de Negociado de Fiestas del Ayuntamiento, Miss Simpatía, Mariana, hija de Luchi Ganaza y nieta de Tete Ganaza; Miss Mercado, Dolores Moreno Figueras –esposa de ‘Lele el Pescaero’–, Manuel García funcionario municipal padre de Manolo García Campos, Carlos ‘Carlangas’ pescadero, asoma la cabeza el concejal Juan Ponce, la siguiente Miss, de la que no conseguimos leer su distinción, es hermana de Antonio e hija de Angelito, quien tenía la frutería junto a la Carnicería Centro, en la calle Ganado y Calzados Ramírez, y Pedro Osborne Domecq. Fiesta del Mercado, el día de la Inmaculada, 8 de diciembre de 1972. /Foto: Rafa. Archivo Municipal.

El siguiente año,  todo marchaba, como las notas  de los alumnos pequeños de ahora…  Progresa, adecuadamente. Los comerciantes se afanaban para que sus puestos, tuvieran mayor calidad si cabe, y mucho  más ingenio  que el año anterior. La velada prometía ser muy agradable,  y ciertamente lo fue. Todos los comerciantes admiraban el trabajo de sus compañeros y en buena hermandad, echaban una mano si alguien se la requería.

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Unos peculiares Tip y Coll, en el mercado. Año 1974. /Foto: Rafa. Archivo Municipal.

Al respetable, debió gustarle la celebración anterior,  pues yo diría que la afluencia, superaba en mucho la  anterior. Pero, incomprensiblemente, esta fiesta se vino abajo. No hace falta ser una ‘lumbreras’ para darse cuenta, de que los comerciantes hacían un gasto considerable al exponer su género, disfrazado o no, pues al estar expuesto, durante varios días en el caso de los productos cárnicos  y de pescados, todo eran pérdidas. En el caso de la fruta, si no toda, casi toda, y naturalmente, no se podía vender por fresca.

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Uno de los puestos, una recova, preparado para la fiesta, en 1972.  /Foto: Rafa. Archivo Municipal.

Los comerciantes debieron sopesar, si el coste y  las gratificaciones, o presupuestos que nuestro Ayuntamiento, aportaba para esta celebración, les merecía la pena, y probablemente se encontraran con: su gozo en un pozo y… ahí, se terminó todo. Claro que es solo una suposición mía, y puede haber otras razones de peso. Los comerciantes,  de la Plaza de Abastos, tuvieron  durante estos días, protagonismo, exponiendo calidad en sus productos, y viviendo esta fiesta con alegría. Aunque, el centro ya no es lo que era, y faltan muchos de los que hicieron posible esta fiesta, mi agradecimiento sincero a todos, los que lo hicieron posible, por su entrega y porque por unos días mi rinconcito del alma  se vistió de mayor alegría si cabe. /Texto: María Jesús Vela Durán.

El grupo de Jóvenes Voluntarios del colegio SAFA San Luis, realizó a mediado de noviembre una etapa de la ‘Vuelta Sillista’. (El Puerto de Santa María - San José del Valle).

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Los jóvenes voluntarios de El Puerto posan en el Colegio Salesianos de San José del Valle, durante el fin de semana de la 'Vuelta Sillista'.

Durante la mañana del viernes 15 algunos de los alumnos y monitores del grupo, montaron un stand como preludio a la ‘Vuelta Sillista’ y se repartió algún material de Entreculturas entre los padres y madres de la escuela. Además se publicó en la web del centro y también en algunos medios de comunicación local.

Esta etapa de la ‘Vuelta Sillista’ por parte de Jóvenes Voluntarios se enmarca en la convivencia anual que el grupo de jóvenes del colegio SAFA San Luis de El Puerto realiza para trabajar las líneas de fuerza de la Compañía. Este año la convivencia se desarrolló en las instalaciones de los Salesianos de San José del Valle, un pueblo de la campiña de Jerez a unos 50 km de El Puerto en la que participaron 53 alumnos de 2º de ESO a 2º de bachillerato; acompañaban a los chavales 15 monitores (antiguos alumnos, algún profesor y un jesuita).

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La Silla Roja, en el Cerro de la Cruz, es usada como símbolo de los 57 millones de niños y niñas que no pueden ir al colegio.

El sábado por la mañana se tuvo una marcha al Cerro de la Cruz y se subió la silla roja a lo más alto del monte, allí arriba donde el horizonte es más amplio se realizó una pequeña oración por los niños y jóvenes que no tienen derecho a acceder a la educación y por todos los niños y niñas que están en situaciones difíciles. Durante el resto de la convivencia se disfrutaron momentos de reflexión, risas, juegos y oración.

Cuantas veces habremos dicho y escuchado esta lapidaria y popular frase: «Ya no es lo que era» refiriéndonos a temas gastronómicos,  culturales, etc. y, como no, también a nuestra querida patria chica y su contenido,  comparando  lo que conocimos, degustamos o tuvimos referencias con el momento presente.

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También es verdad que frente a este pensamiento pesimista, los que piensan lo contrario suelen echar mano del socorrido: «Cualquier tiempo pasado… fue peor», frase que precisamente en estos últimos años no puede aplicarse respecto a los inmediatamente anteriores, aunque obviamente, de forma genérica, acierta plenamente en su definición.

Para conocer nuestro pasado lejano, lo que fue y como se desenvolvió la sociedad a la que pertenecieron los habitantes de El Puerto hasta el siglo XVIII, podemos bucear en las páginas de numerosos relatos históricos que nos ilustran al respecto, incluso del primer tercio del siguiente, y ya en el siglo XX, la prensa cubre ampliamente ese campo. Nos queda, sin embargo, un espacio de poco más de medio siglo, entre 1830 y 1890, en que no existe apenas material bibliográfico al que recurrir para enterarnos de nuestras cosas, de las costumbres e incidencias de los habitantes locales, de las ‘gentes de El Puerto’.

Por lo dicho, al tropezarme un buen día con una carta sin firma, anónima, que publicaba el periódico madrileño “El Contemporáneo” en una sección similar a las cartas al director actuales, llamada correspondencia particular, fechada en El Puerto de Santa María el 26 de junio de 1861, leí su contenido con avidez y quedé maravillado del peculiar punto de vista de este paisano, al que no le hacía mucho tilín el ferrocarril.

Quiero compartir con vosotros mi pequeño descubrimiento y a tal fin reproduzco con todos sus puntos y comas, el texto del escrito:

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“Después de veinte años de ausencia he vuelto al Puerto, el pueblo donde pasamos nuestros primeros años, aquellos años que no se olvidan nunca, cuya perdida lloramos como llora una madre la perdida de su hijo, aquellos años cuyo recuerdo conservamos como conserva la memoria las facciones de una mujer amada.

He vuelto al Puerto y en qué día; el 23 de junio, esto es, la víspera del día de San Juan; el día de la alegría, el día cantado por los ciegos, el día notable en la papeleta de los toros, el día pintado en los abanicos de calañas, en una palabra, el Día de los toros del Puerto.

Ni el mismo rey Don Alonso después de ganar la batalla del Salado, vería las orillas del Guadalete con más júbilo del que sintió mi alma cuando pisé, después de tan larga ausencia, las playas de mi patria.

Pero aquella no es ya la ciudad en la que habíamos pasado los años primeros de nuestra juventud; es una ciudad extranjera, pulcra y bella como una dama inglesa, pero sin la gracia de una andaluza, sin aquella gracia cantada tantas veces en los romances. Apenas puse el pie en tierra cuando tropecé con unos caballeros muy almibarados, de continente serio y grave, que iban a los toros como si fueran a una procesión y luego vi señoras con sombreros, y mujeres del pueblo con manteletas (pañuelo sobre el escote) y crinolinas (miriñaques) ahuecadas y pomposas haciendo la caricatura de las cortesanas de la época de Madame Pompadour.

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¡Íbamos a los toros, a los toros del Puerto! Pero ¿Cómo íbamos? ¡Ay, nada quedaba de aquellos toros que yo había visto tantas veces junto a ti!

En vano buscaba sin encontrar mis ojos la graciosa mantilla blanca, las flores del tiempo recogidas en negras trenzas de hermosos cabellos, el pulido pie que sujetaba débilmente el zapato encintado, el pañuelo de blanca espuma, la toquilla grana, el gracioso calañés, la alamarada chupa y el chaleco de rico tisú. Ya no resuenan en mis oído las campanillas y los cascabeles del coche de colleras, ni del ligero calesín. Ni un requiebro, ni casi conozco quien o merezca, ni quien lo sepa decir.

¿Qué se ha hecho del antiguo Puerto, del Puerto de los toreros, de los cantaores, de los caleseros y de la gente de la mar?

¿Por qué no se dicen ya, ni se oyen frases como esta: “¡Bendita sea tu alma; Vaya Usted con Dios, puñao de Gloria, sol de los cielos celestes, pedazo de mi corazón, espumita de mi cariño, entretelas de mi garlochí; alma mía, me comía esos pies encofitaos; quien se quedara enredado en esos cabellos; Ole, que tiene por ojos dos perlas negras!”

¿Cuál es la causa de este cambio? Me preguntaba a mi mismo, y entonces escuché un ruido que me traía la contestación: era el silbido de la locomotora que llegaba hasta mí como si fuese la risa sardónica de un espíritu burlador.

Entré en la plaza de toros triste, como lo está el que ha perdido un objeto querido aunque le den, a cambio, otro que valga más.

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En verdad, yo no sé que es mejor, si esta unidad civilizadora que confunde todos los pueblos y asimila todas las razas, o el antiguo carácter distintivo y la antigua fisonomía nacional. Distraído estaba con estos pensamientos cuando la presencia de la cuadrilla me volvió en mí. Los toros fueron endebles para que el espectáculo estuviera en consonancia con la frialdad de la concurrencia. Esto no quita para que después de la corrida las calles Larga y de Luna, entoldadas y adornadas con multitud de banderas y de ramos de flores, de faroles y de arañas, lucieran como antes. El paseo del Vergel estaba también adornado y se veían allí puestos de turrones, de buñuelos y otras mil golosinas y juguetes, propios todos de una feria.

Se quemaron fuegos artificiales magníficos en la playa del muelle, inmediata al paseo, pero en medio de tanta apariencia de divertimiento se respiraba una frialdad que contrastaba grandemente con la animación de otros tiempos. A la una de la noche no se veía ya ni un alma por las calles, la ciudad se quedó en silencio. Ni una guitarra, ni un cantar, ni una serenata, ni un galán en la reja. Yo me puse a escribirte estas líneas, afligido mi corazón por el recuerdo de pasadas alegrías y oyendo el silbido de la locomotora que me volvía a parecer la risa con la que se burla el egoísmo practico de los utilitarios de los que (como a él) califican de ridículos sentimentales.”

La carta, que parece dirigirla a una tercera persona imaginaria, deja bien claro la importancia y categoría de las corridas de toros en El Puerto, dos décadas antes de que se construyera nuestro coso actual. Ese año, precisamente, se  estrenaba un reglamento de 45 artículos que regulaban el uso de la plaza y las normas a seguir por los todos los que intervenían en la lidia. La plaza estaba regentada en esa fecha por los hermanos Galarza y era alcalde de la ciudad don Luis Aldaz. /Texto Antonio Gutiérrez Ruiz.- A.C. PUERTOGUÍA

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Comienza la temporada de galeras. Ya se pueden encontrar en el mercado las ‘pintonas’ y en diciembre han aparecido también las de coral. El Bar ‘El Pescaíto’ las ofrece en una crema.

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Los hermanos Antonio y Enrique Gago, flanqueando a la cocinera del Pescaíto, Concepción Garrido, presentando una fuente de boquerones en adobo listos para freír

Las pintonas son las primeras de la temporada. Han empezado a aparecer hace un par de semanas. Se les conoce con este nombre porque empiezan a tener algo de coral, muy poco, pero ya están llenas de carne. Son las que preceden a las de “coral”, las perseguidas por los aficionados y que contienen a lo largo de todo su cuerpo una larga barra de color naranja, las huevas, con un intenso sabor. Los hermanos Gago, que regentan el bar restaurante El Pescaíto de El Puerto de Santa María, todo un especialista en este producto esperan que las primeras galeras de coral estén disponibles a mediados a diciembre: “aunque todo dependerá de las mareas y que haya temporal. Si lo hay pronto empezarán a cogerse”.

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La crema de galeras de El Pescaíto de El Puerto de Santa María.

En el establecimiento aprovechan las pintonas para hacer una crema de galeras. “Lo que hacemos es cocer las galeras y con el jugo que sueltan preparamos una crema que tiene mucho sabor a marisco. Como toque final le ponemos unos picatostes, algo de hierbabuena y un poco  de nata, para darle un toque más cremoso”. El plato se sirve a 7,50 euros y ya, al ser temporada, lo tienen todos los días. /Texto y fotos: Pepe Monforte.

Más información de ‘El Pescaíto’, en GdP, nótula núm. 585

 

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En mayo de 1976, el añorado periodista porteño Agustín Merello del Cuvillo, entrevistaba en Diario de Cádiz a la familia Troncoso, Primer Premio Nacional de Natalidad.

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Foto de la familia, Francisco y Dolores con los 18 hijos, en su casa de la Barriada Francisco Dueñas. /Foto: Rafa.

En la barriada Francisco Dueñas, en tres pisos corridos, vivían en 1975 la familia Troncoso Guisado, el matrimonio formado por Francisco peón de albañil de profesión , su esposa Dolores y sus 18 hijos. Antes había trabajado en el campo y, cuando contaban ya con 9 hijos, pasó siete meses parado y se buscaba la vida como podía: recogiendo cáscaras de ostiones en la playa, para venderlas a la fábrica de harinas de pescados. Francisco trabajaba pluriempleado y hasta los domingos, pues no le llegaba el sueldo para sacar adelante a toda la prole. Dolores, ama de casa de tantos hijos, había trabajado antes de la boda --se casó con 18 años-- desde los catorce en casa de la familia Medinilla.

troncosodominguez_boda_puertosantamariaRecordaba Dolores que a diario se gastaban 12 kilos de pan y reflexionaba: «--Mire Vd., no podrían subir las cosas de lujos en lugar del pan, que es una necesidad para vivir?». El mes mas prolífico en cuanto a partos fue enero, en el que le nacieron cuatro hijos. Y el 22 de diciembre dos, uno un año y el otro al siguiente. «--Un año nos lo pasamos en blanco y ¿sabe lo que pasó? que al siguiente nacieron mellizos». /En la imagen de la izquierda, fotografía de boda de Francisco y Dolores.

En 1976, hubo 21.574 nacimientos en Cádiz capital. La provincia tenía el mayor coeficiente de natalidad de España. 7.523 bodas en toda la provincia, de las que 1.080 tuvieron lugar en la capital. 208 alumbramientos múltiples y 456 abortos declarados.

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Recibiendo el saludo y reconocimiento del Primer Premio de Natalidad por hijos vivos, de la mano de los Reyes de España, don Juan Carlos y doña Sofía, en mayo de 1976. No llevaba S.M. el Rey ni siquiera un año al frente de la Jefatura del Estado.

En la imposición del alfiler que atestiguaba el galardón, como el alfiler no clavaba en la solapa de Francisco porque se dobló el pincho, el Rey le dijo: «Yo no puedo, voy a hacer como si lo clavase para la fotografía y dile a tu señora que te lo ponga». Los Reyes visitaron oficialmente la Ciudad, --fueron recibidos por el alcalde Manuel Martínez Alfonso-- aquel año, en una gira que realizaron por España tras su proclamación.

Aquel año de 1976, Fernando Terry Galarza, ex alcalde de El Puerto de Santa María, terminaba en el banquillo de los acusados, junto con el secretario del Ayuntamiento y el jefe de la Policía Municipal, imputados por  supuestos delitos de usurpación de atribuciones, coacciones y amenazas, prevaricación, detención ilegal y exacción ilegal de impuestos. Las imputaciones no cuajaron pero la identidad de los procesados convirtieron a aquel juicio en todo un suceso, cargado de matices y de resonancias.

Aquel verano  se constituía en El Puerto un grupo político de centro derecha, el Grupo de Acción Regional, lo que vendría a ser el conato de la Unión Regionalista Andaluza, en torno a la personalidad de Luis Jaúdenes, quien se muestra a favor de la reforma política y en contra de la ruptura: “Andalucía reclama una representación proporcionada a su peso específico”, anuncia. También en El Puerto, el Partido Demócrata Andaluz tributaba un homenaje al profesor Carlos Ollero, pionero del reformismo.

El que fuera presidente de la patronal española, Gerardo Díaz Ferrán, entre junio de 2007 y diciembre de 2010, era ya en 1975 el concesionario del servicio municipal de autobuses urbanos, GDF, en su última etapa perteneciente al Grupo Marsans. Había empezado trabajando de cobrador en los autobuses de su padre y duró poco tiempo en la cima de la CEOE. En El Puerto viviría también el ocaso de GDF,  tras tantos años...

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De izquierda a derecha, Enrique Pedregal Valenzuela, concejal de Transportes, Jaime Fernández Criado, secretario del Ayuntamiento, Fernando T. de Terry Galarza, alcalde de la Ciudad, Rafael Plaza Checa, Jefe de Informativos de Radio Jerez y Gerardo Díaz Ferrán. La instantánea está tomada el 1 de febrero de 1975, en la inauguración de los servicios municipales de autobuses, de la que era concesionaria la empresa de Díaz Ferrán, GDF. /Foto: Rafa. Archivo Municipal.

Gerardo Díaz Ferrán nació en Madrid el 27 de diciembre de 1942 y desde los doce años compaginó los estudios con el trabajo en la empresa familiar de transporte de viajeros, lo que no le impidió acabar la carrera de Ingeniero Técnico Industrial. En 1967 fundó, junto con su socio y amigo Gonzalo Pascual Arias, la empresa TRAP S.A. dedicada al transporte urbano en varias zonas de Madrid. En 1971 constituirían TRAPSATUR S.A., primera agencia de viajes mayorista del grupo, de la que era vicepresidente.

Desde sus comienzos mantuvo una estrategia empresarial de expansión creando nuevas empresas y participando en sectores relacionados con el turismo y el transporte. Y ocupó tantos cargos... Presidente de ASINTRA (Federación Empresarial de Transportes de Viajeros). Vocal del Comité Ejecutivo de FITUR (Feria Internacional del Turismo) y de FIAA (Feria del Autobús y del Autocar). Presidente de Seguros Mercurio SA.; de Vie Viajes; de Club de Vacaciones SA; Hotetur Club SL; Tiempo Libre SA (Mundicolor); Viajes Marsans SA; Pullmantur SA; Autobuses Urbanos del Sur SA; Transportes de Cercanías SA; Transfer Bus SA; Transportes Aura SA; de la Empresa Mancomunada de Transportes;  de Global de Spanair SA; y presidente ejecutivo y consejero delegado de Trap SA.

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En las afueras del Hotel Puertobahía se bendijo la nueva flotilla de autobuses urbanos, unos mas nuevos que otros, por el capellán de la Ciudad, Anastasio Pérez de Andrés, ante la presencia de autoridades, concesionario e invitados. 1 febrero 1975. /Foto: Garpre. Archivo Municipal.

Además fue vicepresidente de Travel Bus SA; de Autobuses de Turismo SA; consejero de Empresa de Transportes Alacuber SA; vicepresidente de PublibusSA; consejero delegado de Air Comet SA.; consejero de Caja Madrid y  presidente del Comité Ejecutivo de Ifema en calidad de Presidente de la Cámara de Comercio e Industria de Madrid.

El 3 de diciembre de 2012 fue detenido y acusado de alzamiento de bienes y blanqueo de dinero. Díaz Ferrán es un ángel caído que muestra la soledad del apestado.

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(Continuación). El centro urbano de El Puerto de Santa María se fue quedando sin habitantes. Los grandes palacios se van quedando vacíos. Pero ni la Administración puede, ni debe, retomar todos esos edificios para convertirlos en oficinas y espacios públicos, ni  puede haber tanta demanda de centros oficiales.

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El Palacio de Vizarrón, --la Casa de las Cadenas-- donde se hospedaron en 1729 y 1730, los reyes de España, Felipe V e Isabel de Farnesio, hoy en estado ruinoso y apuntalado. /Foto: V.G.L.

Muchas entidades bancarias han derribado edificios singulares y se han establecido en otros construidos de nueva planta sobre sus solares. El centro sestea entre bancos, bares y algún comercio, pero sin habitantes. Algún palacio se convierte en hotel, en apartotel, o es dividido en apartamentos de uno o dos dormitorios. Nada se ofrece en el centro para una familia con tres o cuatro hijos.

Y, mientras tanto, a nuestras autoridades, se les llena la boca afirmando que El Puerto es Ciudad de Historia y Turismo; que es Conjunto Histórico-Artístico; que es la Ciudad de los Cien Palacios. Y no ponen remedio, ni coto con la Ley de Patrimonio Histórico-Artístico en la mano, que pueden ponerlo legítimamente. A veces hemos tenido a patuleas de inservibles vitaminados por mandatarios y así nos luce el pelo.

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El palacio de los Montes de Oca, en la calle Nevería, restaurado por el arquitecto Rafael Manzano, que fuera restaurado por los Melgarejo-Torrecillas. /Foto: F.R.L.

Alguna iniciativa particular digna de todo elogio, sin embargo, aflora: es el caso de Fernando Melgarejo Osborne y su mujer, mi prima Quiqui Torrecillas (q.e.p.d.), que, luego de haber vendido su finca de Vista Hermosa,  emprenden la labor titánica de restaurar –bajo la batuta de Rafael Manzano--, el palacio que fuera de los Sánchez Montes de Oca, en la calle Nevería. Para ellos mi aplauso.

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Casa Palacio de los O'Ryan, en la calle Larga, propiedad de Tomás Terry, arrendada a unos extranjeros. /Foto: F.R.L.

Tomás Terry mantiene el palacio de O’Ryan, en la calle Larga, aunque lo tiene dado en arrendamiento a unos extranjeros. Palacio, como el único con portada gótica que nos queda, el llamado de Torrejón, en la calle Larga, es restaurado por mis amigos José Mari Lazcaray y su mujer, Gloria Moreno, y lo mantienen espléndidamente amueblado. Pizca Romero Caballero, restaura la gran casa, con torre, que fuera de Eligio Pastor, y la amuebla y alhaja con verdaderas piezas de museo.

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La Casa de Pavón, en Larga, 23, tiene su protagonismo histórico dado que albergó al Duque de Angulema durante la ocupación francesa de 1823 y por la prolongada estancia del Infante Francisco de Paula Antonio y su familia en el verano de 1832. /Foto y pié de foto: AGR - Puertoguía.

El palacio de Pavón, en la misma calle Larga, ha sido restaurado y lo vive Juan Luis Menacho Moscoso; María Soto Osborne ha restaurado con mimo la casa neoclásica que fuera de Don Agustín del Toro, en la calle Cruces.

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Esta casa, esquina de Larga con Ángel Urzáiz fue labrada en los primeros años del siglo XIX en una parcela segregada de la finca colindante de calle Larga por Joseph Bellido, Factor de las Reales Provisiones y Víveres de la ciudad de Cádiz y Comisionado de Guerra de los Reales Ejércitos. A destacar de ella, aparte su armonia y belleza arquitectónica, que fue cuna de Angel Urzaiz. Al que ostentó en varias ocasiones la cartera ministerial, lo parió entre esos muros doña Maria Dolores de la Cuesta Nuñez, una joven viguesa, en 1856. Y la corporación local, sesenta años después,en 1916, coincidiendo con el nombramiento de este portuense de nacimiento Ministro de Hacienda, acordó poner su nombre a la calle donde está ubicada la casa, antes denominada Curtidores, Sarmiento, Puerto Chico y Plata. En 1930, al reestructurarse el callejero se ratificó esta denominación que continúa vigente. /Foto y pié de foto: AGR - Puertoguía.

El americano Mr. Thorpe, ha restaurado y vive la casa de Osborne Tosar, Larga esquina y vuelta a Plata, o Ángel Urzaiz;  Mariano Bobo y su esposa Reyes Aritio viven, han consolidado y restaurado la magnífica casa, con patio de columnas toscanas, lindera a la antigua del Marqués de Arco Hermoso, en la calle Durango; Antonio Sánchez Cortés mantiene con mucha dedicación y exquisito gusto la muy bien pertrechada casa antigua de Bish;  Milagros Osborne Domecq (q.e.p.d.) y su esposo Carlos Martell mantienen la llamada “casa de tía Joaquina”, en la calle Fernán Caballero en perfecto estado de revista y amueblada con exquisito gusto; los hermanos Osborne Domecq, las suyas en Fernán Caballero y Jesús Nazareno que, aunque de nueva planta, han utilizado materiales nobles y están repletas de obras de arte y mobiliario suntuoso; o Serafín Álvarez-Campana y su esposa Elisa Osborne Domecq, con casa en la Plaza de la Iglesia, con patio con columnas toscanas, muy luminosa y llena de objetos artísticos, cuadros y mobiliario  procedentes de sus familias, en particular de los Oneto, los Álvarez-Campana, los Osborne y los Domecq; o Catherine Lacoste, (sí, la de “les chemises Lacoste” del cocodrilo) que se ha labrado en la calle Espíritu Santo su espectacular casa, con torre, donde vive grandes temporadas.

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Patio de la calle San Juan 19, casa del matrimonio Suárez Ávila y Lena Terry. /Foto: F.R.L.

Todos, incluso mi mujer y yo mismo, somos unos pertinaces, empeñados en vivir en el centro, en nuestras casas, como un único lujo; yo, en la que nací y en la que fue de mis bisabuelos, de mis abuelos y de mis padres, como unos “últimos de Filipinas”, empeñados todos en no dejar el centro la ciudad, salir a la calle y dar los buenos días a personas que siempre has visto, o cerrar el portón de la calle y aislarnos del mundanal ruido. /Del Prólogo del Libro de Fátima Ruiz de Lassaleta ‘La Ciudad de los Cien Palacios’, por Luis Suárez Ávila.

Ver nótula núm. 1.831 en GdP del libro de Fátima Ruiz de Lassaleta 'La Ciudad de los Cien Palacios' pulsando aquí.   Palacio.

(Continuación). Es para echarse a temblar cuando un arquitecto mete mano y se pone a crear con un ordenador y un par de revistas extranjeras de arquitectura que no sabe leer, porque desconoce el idioma.

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Vista aérea de la Plaza de Toros. Año 1940.

O cuando te plantan una cosa “clásica”, a escala de la Señorita Pepis. Los arquitectos deben tener la cautela de saber nadar por las aguas de las invariantes arquitectónicas locales, mirar y admirarse de lo que han hecho otros. Incluso crear, como los músicos, “variaciones” sobre un tema arquitectónico local y enraizado. Pero sobre todo pasar desapercibidos por donde actúen. Eso es pedir mucho, lo sé.  Yo les temo como a una vara verde. Tanto como Séneca, cuando escribió en  la Epístola moral a Lucilio: «Créeme, yo era feliz en aquel tiempo en que no había arquitectos». Y esa frase ha merecido estar escrita, en una lápida de mármol, en el Instituto del Restauro de Roma.

Sin embargo, las prestigiosas y amplias familias bodegueras, instaladas en la zona desde principios del XIX y aun a finales del XVIII, se dotaron de suntuosas viviendas y palacios. Unos, heredaron palacios que habían quedado inhabitados; otros los adquirieron y mimaron, los dotaron con ricos muebles, plata, pinturas, porcelana y pareció que las casas  volvieron a tener su anterior esplendor.

tomasosbornebolhdefaber_puertosantamariaUnos, heredaron las notables casas y fincas de recreo que fueron, por ejemplo, del hispanista Juan Nicolás Bölh de Faber, e incluso adquirieron otras muchas; otros, fueron comprando palacios y fincas que tuvieron, en otro tiempo, gran lustre. Criadores y exportadores de vinos generosos, también  fueron generosos con sus conciudadanos. El empleo de una gran mano de obra y la benéfica influencia que tuvieron en todos los órdenes de la vida, los hizo gente singular. Brillaron, unos, en el mundo de la diplomacia, de la literatura, de la arqueología, del toro –no sólo como ganaderos de bravo, sino siendo los promotores de la construcción en 1880, de la Real Plaza de Toros, sociedad que presidió Don Tomás Osborne Bölh de Faber--,  y, otros, en el mundo de las relaciones humanas, de la historia,  el arte, de los caballos y los enganches: entre los primeros, los Osborne; entre los segundos, los Cuesta, los Sancho de Sopranis, los Jiménez Loma, los Merello, los Terry y los Caballero. Y, todos en la beneficencia. /En la imagen de la izquierda, Tomás Osborne Bölh de Faber, presidente de la sociedad promotora de la Plaza de Toros.

felipe_V_puertosantamariaSi en el XVIII y en el XIX, los palacios de don Juan Vizarrón acogieron durante dos veranos (1729 y 1730) a Felipe V y a toda su  fastuosa corte, con los infantes que después fueron Luis I, Carlos III y Fernando VI; o el del Marqués del Castillo de San Felipe, al felón Fernando VII, que allí, en 1823, derogó la Constitución de Cádiz; o el Marqués de Villarreal de Purullena, en 1862, recibió, en su palacio a Isabel II y al infante Don Alfonso, luego Alfonso XII; no se quedaron atrás, Don José Moreno de Mora, que acogió en el suyo, de la calle de los Moros, a los Duques de Montpensier;  ni los Pavón recibiendo en su palacio de la calle Larga (luego de Tosar) al Infante Don Francisco de Paula de Borbón y a sus hijos, en 1832, para tomar baños de mar por prescripción de los médicos de la Corte; ni los Osborne, recibiendo a mucha nobleza de la Baja Andalucía con la que entroncó y, desde Bölh de Faber, dando cobijo y amistad a toda la intelectualidad de la Ilustración y el Romanticismo.

josecabaleirodolago_puertosantamariaO los Caballero --sobrino-nietos de Juan Ramón Jiménez, el poeta de Moguer, Premio Nóbel de Literatura--, que mantuvieron los lazos con la monarquía destronada y eran sus huéspedes los Infantes de Sanlúcar, Don Alfonso y Doña Beatriz y realizan una gran labor de mecenazgo con el castillo de San Marcos—el Santuario alfonsí de Santa María do Porto la de las Cantigas--, con la Cátedra Alfonso X y con las publicaciones sobre el Rey Sabio que van poblando los anaqueles de las universidades españolas y extranjeras; o los Terry, que hicieron ejercicio del mecenazgo y del apoyo de las bellas artes, enriqueciendo sus fincas y casas con la dirección de Don Juan José Bottaro y Palmer (ver nótula núm. cxx en Gente del Puerto) pintor, escultor orfebre, jinete, preceptor, fotógrafo, cámara aficionado y un verdadero hombre del Renacimiento, y tuvieron sus puertas y sus caballerizas abiertas a toda la nobleza de la zona y, en las grandes batidas de perdices, en El Pedroso, o en El Montañez, o en La Micona,  a Ministros del Reino y al anterior Jefe del Estado… /En la imagen de la izquierda, José Cabaleiro do Lago, fundador de Bodegas Caballero.

luismigueldominguinTambién la gente de la farándula,  la aristocracia o la de papel couché. Me vienen a la memoria Jacqueline Kennedy, la Duquesa de Alba o Bo Derek montando los caballos del hierro del bocado de los Terry, o los toreros, que se vestían de luces en las casas portuenses. Recuérdense a Currro Romero que se vestía en el Cerrillo de Rafael Osborne Macpherson o a Luis Miguel Dominguín en el palacio de Oneto, cuando lo vivió Miguel Castro Merello.

Hasta los años 1920, el veraneo portuense no era de playa, a menos que estuviera usted raquítico y que el Doctor Joaquín Medinilla Bela o el Doctor Tolosa Latour le hubieran recomendado los quince baños de mar terapéuticos, desde luego después que la Virgen del Carmen hubiera bendecido, en su día, las aguas.

El veraneo era en el campo, en los recreos. La Julia, Las Banderas, Fantoba, El Cerrillo, el Palomar, Villa Magdalena, Las Marías (que nosotros llamábamos “Ravina”), La Belleza, El Caserón, El Caracol, Wenceslao, la Carlota , La Lusiana...

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Y otros como el Recreo de los Trapos (Nuestra Señora de los Dolores), Villa Ángeles, Nuestra Señora del Perpetuo Socorro, Crevillet, el Recreo de Haro, Los Pinos, El Pinar,  La Hacienda San Martín, Vista Hermosa, la Granja de la Misericordia, La Manuela, La Torre, La Rufana, Nuestra Señora de los Milagros (conocido como Recreo de Monís), El Almendral,  Mazzantini, El Camaleón, El Levante, Micateco,  el Recreo de Rioja, el Manantial, San José, la Huerta de Quijano, la Granja de Tejada, la Sericícola, las Huertas de Romero, de Alcántara, del Granado, de Cuesta, de Malacara, de Vinagre... y un sin fin de fincas, amén de las casas de viñas, eran el lugar de bucólico esparcimiento, durante el verano, de muchas familias portuenses que, abandonaban sus casas urbanas y se trasladaban al campo. Por el contrario, durante todo el año, los mayetos, hortelanos y viticultores, tenían en la ciudad sus “paraderos”, en algún partido de casa alquilado con su cuadra corrida para alojar a las bestias con las que se trasladaban para hacer la compra de la semana o recoger la “muda” limpia.  /Pedro y Francisco Muñoz Seca, en el portuense Recreo de los Trapos.

Sin embargo, en 1968 se produjo la urbanización de la finca de Vista Hermosa y otras adyacentes que se le incorporaron.  Con ser un proyecto urbanístico sin parangón, numerosas familias portuenses abandonan sus casas y se van a vivir allí y toda Sevilla se vuelca  construyendo sus “segundas residencias” en  Vista Hermosa. Algunas familias portuenses ya habían abandonado sus casas del centro y se habían trasladado, definitivamente a las fincas de recreo, que acondicionaron  como verdaderos palacios.

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La Casa Grande data de principios del siglo XX, erigida por miembros de la familia Osborne que residían en Sevilla, cuando fundaron la cervecera La Cruz del Campo.

Al calor de todo ello, se urbanizan El Manantial, Valle Alto y Valdelagrana. Pero surge un fenómeno mimético al que no ha habido voluntad alguna de poner coto: las parcelaciones y construcciones ilegales que han roto todo el equilibrio de nuestro paisaje rural  y causan un desagradable impacto medioambiental, pues todo el término municipal se ha convertido en  pobladitos sin infraestructura urbana, y, lo que es más grave, han contaminado, con los pozos negros, los abundantes y ricos acuíferos. (continuará). /Del Prólogo del Libro de Fátima Ruiz de Lassaleta ‘La Ciudad de los Cien Palacios’, por Luis Suárez Ávila.

Que el Gran Puerto de Santa María fue “la Ciudad de los cien palacios”  es lugar común y dicho que corría de boca en boca, que utilizaron como título para dos artículos, por los años 1950, en “ABC” de Sevilla, Pepe de las Cuevas y mi padre, Luis Suárez Rodríguez.

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Cartel promocional de la Ciudad de la temporada veraniega de 1896. Obsérvese en la esquina superior izquierda el escudo de la Ciudad con la estrella en lugar de la imagen de la Virgen de los Milagros, sobre el torreón.

Ciertamente, por aquellos años, comenzó un periodo de decadencia que terminó en los años 1960 y siguientes hasta la actualidad, en una pérdida absoluta del respeto, no sólo por los edificios notables, sino, lo que es más grave, por nuestro urbanismo en damero que fue modelo para el trazado de las ciudades que  fueron fundando “los españoles de ambos hemisferios”.

En nuestra novela picaresca del XVI y el XVII, los pícaros llaman con motes a cada carta de la baraja, para entenderse furtivamente. Al seis le llamaban “las calles del Puerto”, por la forma en que estaban dispuestos los palos y los espacios –calles--, que quedan entre ellos. Las calles de El Puerto  que, trazadas a cordel, en la parte de la bajamar, forman abanicos que lo defienden del viento de Levante. El abanico más notorio es el de la Plaza de la Herrería que tiene sus varillas en las calles Misericordia, Ganado, Curva, Ribera y Jesús de los Milagros, que, a su vez entroncan, en damero, con las demás; o la Cuesta del Carbón –la Plaza de Cristóbal Colón--, que distribuye  y amaina el Levante por Jesús de los Milagros, Alquiladores y la Plaza del Castillo; o la Plaza del Polvorista a la que le entra el Levante por la Calle de las Cadenas y el Callejón de Aguado y se abre en abanico entre Aurora, Ximénez de Sandoval, Fernán Caballero o Sol… para, luego,  volver al damero.

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Figuras de espadas de la baraja española.

El haber sido Capitanía General de la Mar Océana y Capitanía General de las Costas del Andalucía, antes, y, luego, con la Casa de Contratación en Cádiz, en el XVIII, lugar donde sentaron sus reales muchos cargadores a Indias y la llegada de irlandeses, sobre todo, que se apercibieron de las posibilidades de criar vinos para exportar que, antes,  estuvieron en manos de montañeses, hacen de El Puerto de Santa María una ciudad singular. Montañeses, genoveses, flamencos, francos, irlandeses, germanos…, constituyen, con los naturales, un sustrato demográfico enriquecedor para la Ciudad.

Poco a poco, emerge la riqueza que requiere labrarse un palacio, dotarlo de mobiliario nobilísimo y ajuar de ricas telas, bordados y brocados, tapices, reposteros, vajillas de la Compañía de Indias, cristalerías, colecciones y hasta galerías de pinturas y estampas, esculturas, plata, porcelana, gabinetes de arqueología, colecciones de numismática y grandes bibliotecas que llaman la atención de los escritores viajeros. Casos paradigmáticos de ello son los de Don Guillermo Tirry, Marqués de la Cañada o Don Agustín Ramírez Ortuño, Marqués de Villarreal y Purullena, o los varios palacios de los hermanos Vizarrón, o el del Marqués de Cumbre Hermosa, o el del Almirante Valdivieso, o el de Don Juan de Aranibar,  el de Barrios, el de Vos, el de Winthuyssen, el de O´Neale,  el de O´Ryan, el del Marqués del Castillo de San Felipe, o el de Moreno de Mora, entre otros muchos, con oratorios devotos, con caballerizas y guadarneses,  con amenos jardines, a la francesa, o botánicos aclimatadores de plantas exóticas de las Indias, o con embarcaderos propios, en la Ría del Guadalete, a las espaldas de sus palacios.

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Vista desde la plaza de Colón.

Pero no se crea que solamente la nobleza dispuso de casas equivalentes a un palacio. El paisaje urbano estaba poblado de edificios domésticos ciertamente singulares y sus interiores eran ricos y muy bien amueblados. Yo he conocido en mi niñez, magníficas casas residuales, de señoritas “prolongadas”, esto es, que nacieron solteras y murieron solteras, últimos bastiones de familias ricas, que, venidas a menos, conservaban la dignidad de sus ampulosos muebles, ajuares, galerías, cortinajes, relojes, porcelana, plata…, y tapaban los desconchados de las paredes, poniendo un valioso cuadro. Cuando murieron dejaron todo, generalmente, a la fiel sirvienta que las atendió, con empleo pero sin sueldo, que, viéndose rica, se apresuró a vender en almoneda todos aquellos tesoros. Los años 1960 fueron idílicos para toda clase de anticuarios, chamarileros, almonedistas, derribistas, casas de subastas… que ofrecieron lo mejor de lo que había  amueblado y alhajado muchos palacios portuenses.

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Calle Palacios abajo, esquina con Micaela Aramburu.

Casas de familias acabadas o de familias numerosísimas, aventadas a otros lugares, luego fueron convertidas en casas de vecinos, divididas en “partiditos”, pero con techos y bóvedas pintados, con grandes artesonados, con yeserías, a los que se accedía por patios con columnas toscanas y por escaleras con barandales de palosanto y grandiosas fresqueras semicirculares. “Partiditos” de sala y alcoba con puertas de cuarterones de cedro o de caoba y guarnición de pino de Flandes; con ricas solerías de mármol de Italia; con cerámica trianera del XVII o del XVIII, o de Delf, en algún caso… El Texto Refundido de la Ley de Arrendamientos Urbanos de 1964, con las prórrogas forzosas, ha prolongado hasta nuestros días muchos contratos de rentas verdaderamente miserables, aun actualizadas en 1995, para “partiditos” de casas también miserables. Las declaraciones de ruina, muchas veces puniblemente provocadas,  terminaron con esos contratos eternos y con el desahucio de los inquilinos molestos para los compradores, generalmente promotores inmobiliarios de fuera, que dejaron muchos palacios convertidos en solares. Pero es que, además, hicieron su agosto con los materiales de derribo. Molesta ver en revistas de decoración chalets en Marbella o en Sotogrande, por ejemplo, en que las chimeneas de mármol, o los barandales de escalera de caoba o palosanto, o las puertas de casetones, o las rejas de forja del XVII o del XVIII, dicen, en los pies de fotos, que fueron de  palacios de El Puerto de Santa María, o en catálogos de subastas, por ejemplo, los gruesos ladrillos de portabla , pintados a mano en cobalto y vidriados en los hornos de Triana del XVIII, todos distintos, que fueron expoliados del Palacio de Purullena…

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Mobiliario y pinturas del Palacio de Purullena, antes de su expolio.

Hace unos meses, en Madrid, sonó a bombo y platillo, la exposición que la Fundación Juan March hizo de diez óleos de Tiépolo que había adquirido en los años 60 procedentes de una antigua colección de El Puerto de Santa María. (ver nótula núm. 1.288 en GdP). Y, suma y sigue.

Mi padre, con mucha carga de verosimilitud, llamaba “paracaidistas” a los que aparecían por estos lares, de improviso, sin saberse de dónde, siniestra e inesperadamente, y se instalaban, bullían, apabullaban, trepaban, derribaban uno o varios palacios, construían, o no –que alguno permanece todavía en alberca--, uno o varios estafermos, hacían caja y, adiós-que-me-voy, que-ahí-os-quedáis. Los promotores y los arquitectos están casados con la Ley del Suelo y divorciados de la Ley de Patrimonio Histórico-Artístico.  (continuará).

/Del Prólogo del Libro de Fátima Ruiz de Lassaleta ‘La Ciudad de los Cien Palacios’, por Luis Suárez Ávila.

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martaperegrinaorellana_puertosantamariaLa porteña Marta Peregrina Orellana, candidata a los Premios Goya en su 28 edición, como mejor actriz revelación por la película ‘Alegrías de Cádiz’, esperado regreso al cine de Gonzalo García-Pelayo, tras 30 años después de su última cinta ‘Rocío y José’. La película se proyectó el pasado viernes en una de las salas de Multicines Bahía Mar, después de pasar por el Festival de Cine de Venecia y el gaditano Alcances. Esta noche se proyecta en Madrid en el cine Berlanga. También se proyectará en París y en San Francisco (EEUU).

Marta es la menor de cuatro hermanos; nació el 3 de julio de 1984. Su madre enviudó muy pronto --con 33 años-- cuando sus hermanos tenían respectivamente 10, 7, 5 años y ella 15 meses. Los sacó a todos adelante,  limpiando. Fue una historia de amor muy bonita: su madre era enfermera y su padre el enfermo y así se conocieron, argumento mas que suficiente para escribir el argumento de una película.

Estudió Comercio en SAFA-San Luis. Con 27 hizo la prueba de acceso a la universidad por Artes y Humanidades --además con muy buena nota--. Actualmente se forma como estudiante del Ciclo de Vitivinicultura en el IES Santo Domingo. Fue socorrista con 18 años en las playas de El Puerto durante dos veranos. Luego estuvo por siete años trabajando como decoradora de interiores en Anaquel Muebles.

alegriasdecadiz_pelicula_cartelTrabajó mas adelante como animadora turística en Rota, en el Hotel Elba en Costa Ballena, donde lleva dos temporadas que compagina actualmente haciendo espectáculos con Francis Alcántara (animación de eventos en general).

La cuñada de Marta, la también actriz Esther Pumar (ver nótula núm. 125 en Gente del Puerto) fue quien la informó del casting que se estaba celebrando en Cádiz para la película ‘Alegrías de Cádiz’, en el que buscaban actrices amateur, que representasen, con naturalidad, a la mujer gaditana. «Jamas he estudiado interpretación», afirma «en ningún momento he dejado de ser yo en la película. La experiencia ha sido maravillosa y me siento orgullosa de haber podido trabajar con Gonzalo García-Pelayo". Su hermana Ana es actriz y vive en Madrid desde hace 14 años, donde estudió en la Escuela de Interpretación de Juan Carlos Coraza.

«Marta llegó, se sentó, y comenzó a hablar. Y lo importante no fue lo que nos contó, sino cómo nos lo contó. Era un remolino de gestos, de mareas, un rumor de plumas frescas… y no hubiera sido necesaria tal sobredosis de belleza, pues Marta Peregrina Orellana, traía sin saberlo, aquello que tan ansiadamente buscábamos, el mar de Cádiz en sus ojos… Os presentamos al espíritu de Cádiz en su más bella expresión». Gonzalo García-Pelayo

‘Alegrías de Cádiz’: Una historia, algo de sexo y mucho de Cádiz. ¿Qué importa una mujer o la mujer? Carnaval, fiesta de la carne y la sabiduría milenaria de la ciudad más antigua de Occidente con una protagonista femenina que intenta dar en cuatro encarnaciones lo más representativo de la mujer gaditana. La película de Gonzalo García Pelayo es candidata a 15 Goyas.

La canción que suena es ‘Pepa’, del cantautor sevillano Fernando Arduán, quien también aparece como actor en la película.

"Las alegrías son un palo del flamenco puramente gaditano. Su origen data del siglo XIX y recogen perfectamente el alma de la ciudad y sus alrededores portuarios: su carácter es eminentemente festero y se esfuerzan en animar a bailar a todos aquellos que las escuchan". Ricardo Adalia.

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DOMINGOMONGUEATALAYA_puertosantamariaDomingo Monge nació en El Puerto de Santa María el cuatro de Marzo de 1912 en el seno de una familia humilde, hijo de Domingo y de Concepción vecinos del Puerto. Falleció en 1999. Estudió en el colegio hasta la edad de catorce años y luego comenzó a trabajar de recadero y más tarde de aprendiz de boticario en la Farmacia de Fernández Pernia,  hoy de Viqueira, situada en la esquina de las calle Palacios esquina y vuelta con Larga.

Su interés por la medicina, sus ansias de superación, de aprender y sobre todo su vocación lo llevan a estudiar y prepararse para poder ejercer como Oficial de Farmacia llegando a preparar los medicamentos para los enfermos sobre recetas de los médicos con morteros, probetas y alambiques como era usual en la época, conocidas como fórmulas magistrales. También se hacían en aquella época en las farmacias barras de labios, polvos perfumados, coloretes, rimmel para pestañas y algún que otro tónico reconstituyentes que también fabricaba. Ya era una pasión la Medicina, que le lleva a sacar el titulo de Practicante (hoy sería un Ayudante Técnico Sanitario) el 31 de Agosto de 1942, en el Colegio Oficial de Practicantes y Enfermerías de Cádiz. Cincuenta años después le otorgaría en reconocimiento por su labor durante tantos años, en un homenaje a su persona, del cual disfrutaron toda su familia.

Cuando empezó a ejercer como practicante, dados sus conocimientos, se hizo pronto de una numerosa clientela a la que atendía como practicante y enfermero, aconsejando en muchas ocasiones la inyección o medicamento que era conveniente. Por todo esto se hizo muy popular en El Puerto donde pronto fue conocido como Domingo ‘el Practicante’. No tenia horario de trabajo, de día, de noche, de madrugada a cualquier hora su vocación le hacia entregarse por completo a sus pacientes. No solo era conocido por sus inyecciones sino también muy apreciado por la suavidad de sondar a los enfermos de próstata de la época, por la facilidad de encontrar la vena en pacientes difíciles a la hora de extraer sangre (dándose el caso que algunos analistas lo recomendaban a sus pacientes).

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Domingo Monge, a la izquierda, en una reunión en el Hotel Vistalegre. (Fotografía por confirmar).

Compartió algunos años con Luis Bootello como Ayudante de Quirófano en la Plaza de Toros en la cual Bootello ejercía, en ocasiones, de medico. Gracias a esa afición a los Toros y al trabajar con el mencionado Luis Bootello se hizo amigo íntimo de los hermanos Manolo (Ver nótula 782 en GdP) y Miguel del Pino (Nótula 542 en GdP), ‘Niño del Matadero’ al igual que de su apoderado Manuel García Lagos. Otra afición reconocida por Domingo Monge fue el Fútbol, siendo recordado como el gran portero del equipo ‘Hispania’ de El Puerto.

Para atender a sus pacientes se desplazaba al principio andando, luego en su bicicleta niquelada con paso lento pero seguro --como decía a los amigos que bromeaban con él--, un mosquito, mas tarde llego el Gogomobil y por fin el SEAT seiscientos blanco. Estableció su consulta en su domicilio familiar de calle Vicario 20, casa que compró en el año 1945 gracias al gordo de Navidad y donde aún viven algunos de sus hijos.

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Domingo, con su hija mayor, Conchita.

Entre sus enfermos cosechó grandes amistades, algunas de las cuales perduraron hasta su muerte, tales como José Luis Osborne y Ángeles Domecq y demás hermanos, el que fuera alcalde Luis Caballero Noguera, Serafín Álvarez Campana  padre e hijo, Fernando Osborne Vergara y su madre Rufina Vergara que lo apreciaba muchísimo y que tuvo a su nombre, durante años la calle Misericordia, el que fuera alcalde de Cádiz, José León de Carranza, marqués de Villapesadilla que vivía en El Puerto, la familia Gaztelu Diaz, el propietario de la harinera de la calle Postigo Esteban Fernández Rosado, la familia Esteban Poullet, José Merchante, Esteban Paullada, la familia Calvario, la familia Morillo y casi la totalidad de familias alicantinas que vivían en El Puerto desplazadas por el mundo de la pesca... y tantos y tantos más. No debemos olvidar que también atendió a familias necesitadas sin afán de lucro ninguno e incluso les ayudaba en lo que podía con comida y ropa.

juangavala_gonzalogoytisologilJUAN GAVALA Y LABORDE

Vivió el tiempo de la penicilina retardada que se ponía de hora en hora no dejando de vigilar al paciente constantemente para ver su reacción. Un caso a recordar fue el de Juan Gavala y Laborde (ver nótula núm. 442 en Gente del Puerto) quien, estando en El Puerto en su casa de la Plaza de los Jazmines enfermó y llamaron a nuestro protagonista. Ante la gravedad del enfermo, le puso un tratamiento a la espera de la llegada de su medico personal de Madrid, estando en todo momento a su lado para vigilar la evolución de la enfermedad saliendo solo para atender urgencias. Cuando su medico llegó, preguntó quien había mandado el tratamiento y le dijeron que fue Domingo Monge que estaba allí presente.  El médico no tuvo mas remedio que felicitarle pues le había salvado la vida. Desde entonces Gavala lo tuvo en alta estima, no faltando llamadas y felicitaciones navideñas. /En la ilustración, Juan Gavala, en un fragmento de un cuadro pintado por Gonzalo Goytisolo Gil, que se encuentra en el edificio San Luis Gonzaga.

Se casó el 7 de Septiembre de 1939 con María del Carmen Reinado Revuelta hija de Juan Reinado, patrón de barco, y de Dolores Revuelta. Tuvieron nueve hijos: Conchita, Juan Luis, Domingo, Manolo, Rafael, José Luis, Amalia, Javier y Pedro. Su viuda fallecía el 23 de abril de 2011, a los 96 años de edad.

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Manuel Plaza Marquez se encuentra al frente de la Taberna del Puerto, la antigua taberna de ‘La Manzanilla’ situada en Puerto Escondido, 1, frente al Parque Ruiz-Calderón. Nuestro protagonista ha trabajado en la hostelería con anterioridad en los restaurantes de Los Portales y El Gaucho, entre otros. Propiedad de Taberna La Alegría, S.L., Manuel defiende la Taberna del Puerto y la trabaja como si fuera suya. Y, entre la magnífica selección de productos gastronómicos de la provincia de Cádiz, destacan los guisos que Fay Blanquer Velázquez prepara para los clientes de la parroquia: menudo, berza, ajo caliente, carne en salsa, salmorejo, ... muchos de ellos, degustaciones gratuitas. Son sabores antiguos, que aprendió en su familia, de su madre y que tiene a bien compartir con quienes se acercan a probar esos guisos de toda la vida, que muchos añoran, con tanta comida rápida y gustos importados.

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Una vista de esta taberna con solera.

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Un grupo de clientes de la marina de Colombia, haciéndose una instantánea delante del establecimiento.

Una interesante carta bilingüe que atrae a propios y visitantes: llamarle a una berza ‘cabbage’, al menudo ‘stew’, a la mojama de Barbate ‘dry-cured tuna’, a una mella canutera con pimientos ‘mackerel with pepper’ o a unas huevas aliñadas ‘roe salad’, pone e impone. Entre los embutidos ibéricos se pueden encontrar el queso payoyo, chicharrones de Chiclana, morcón y butifarras. Y de las conservas de Barbate, además de la mojama y la melva, patés de atún y mella. Las anchoas ahumadas y los boquerones en vinagre de gran formato merecen ser probados.

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Fay Blanquer, preparando un ajo caliente que se califica solo por la vista.

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Una vitrina con productos de Barbate.

En la antigua taberna de La Manzanilla siempre había vinos a granel, descansando en un altar de de botas tal y como hoy, donde se pueden comprar para la calle o beber in situ, vinos finos, olorosos, cream y moscatel y mosto de la cosecha de 2013, ya que han participado en la I Ruta del Mosto.

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El altar de botas con vinos de El Puerto y el marco del Jerez.

Este pequeño cachón de medias botas, se denomina 'altar', siguiendo el símil litúrgico al que son afectos en el Marco del Jerez con las bodegas catedrales y los vinos de sacristía, esos que son los mejores y se guardan en un sitio especial.

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Fue uno de los establecimientos hosteleros más populares con los que contó El Puerto. Se ubicaba arriba de la calle Luna, al fondo, entre las calles Santa María y Vicario, en un inmueble que se derribó en agosto de 1946 para dar más amplitud a Luna y crear la plaza Juan Gavala.

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El edificio (que lindaba con el que alojó a la Ferretería Zaragoza) era, como reza en los antiguos callejeros, el primero de la calle San Juan. /Foto: Colección Miguel Sánchez Lobato.

En 1873 era una hostería (con las habitaciones de hospedaje en el piso superior) de Severiano Ruiz Calderón, quien, andado los años, en 1895, llegó a ser alcalde de la ciudad. A fines de los 80 pasó a ser, ya como taberna, de José Clement González (que también llevó Casa Clement, en la plaza del Castillo, en una accesoria del palacio de Araníbar, donde está la Oficina de Turismo), al comienzo de los años 10 de José García Fernández (después dueño de Las Columnas), desde 1915 de Victoriano Gil Sánchez (de la familia de ‘los Giles’), entonces llamada Antigua Sacristía, en la década de los 30 e inicios de los 40 de Antonio y Enrique Garrido y en sus últimos años, hasta su derribo, del montañés Enrique Conde.

severianoruizcalderon_p_puertosantamariaSu nombre hacía referencia, no a la inmediata sacristía de la Prioral, como tal vez podría suponerse, sino al lugar específico de una bodega –su ‘sancta sanctorum’- en donde se conservan, como auténticas reliquias, las soleras más antiguas. /En la imagen de la izquierda, el que fuera propietario de la hostería en 1873 y  alcalde en 1895, Severiano Ruiz Calderón.

Desconozco quién captó la imagen que ilustra estas líneas y que generosamente me ha facilitado Miguel Sánchez Lobato, pero por su calidad sospecho que bien pudo ser Francisco Sánchez Pérez ‘Quico’ o Justino Castroverde, los más destacados fotógrafos portuenses de la época. Tampoco sé cuándo se tomó. Estimo que fue a fines de los años 20, cuando llevaba la taberna Victoriano Gil. Convendrá el lector conmigo en que es una escena coral espléndida pese a su imperfección por el fogonazo de luz que entra por la puerta de Vicario y que nubla el mostrador y el rostro del dependiente, que más que restarle valor le proporciona encanto y cierto aire espectral.

tabernasybaresconsolera_portada1_puertosantamariaEsta es la imagen que he elegido para la portada del libro ‘Tabernas y bares con solera’ cuya segunda edición actualmente preparo (la primera, ed. Hospor, 1999). Recientemente he tenido ocasión de consultar un inventario de los enseres con los que contaba la taberna en 1926, facilitado por Antonio Gil de Reboleño Insúa. Algunos de sus elementos (los tipos de mesas, de sillas, la ubicación del salón con sus ocho camarotes…) me hacen dudar si el establecimiento en verdad se corresponde con La Sacristía. Sigo creyendo que sí, pero no tengo la certeza, y no quiero errar en un elemento importante como la portada de un libro. Por ello, si algún amable lector tuviera la convicción de su identificación o no con La Sacristía, le agradecería que lo hiciera constar en un comentario en esta nótula. /Portada de la primera edición de 'Tabernas y Bares con Solera'.

Para su identificación me parece determinante el arco con el contundente y legendario letrero del ‘SE PROHIBE EL CANTE’, que me hace recordar,  por cierto, esta noticia que publicó la Revista Portuense en julio de 1925:  “Anoche a las diez se encontraba una reunión de siete individuos en la tienda de bebidas La Sacristía, tomando unas copitas, originándosele a alguno de los concurrentes lanzar una coplita. El sereno del distrito llegó imponiendo silencio, argumentando los juerguistas para proseguir cantando que debía ordenarse que cesaran de funcionar los gramófonos [como el que aparece en la foto] que poseen diversos establecimientos del centro de la población. Observando el empleado que no eran obedecidas sus órdenes, y juzgando poco prudente imponer su autoridad contra siete individuos, hizo mutis para buscar refuerzos. Efectivamente a poco, cuando los juerguistas ya en la calle comentaban escandalizando el caso de que no se les dejara cantar, entonces aquel sereno y dos compañeros más se llevaron a tres de los escandalosos a dormir la mona en la Prevención.”  /Textos: Enrique Pérez Fernández.

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La calle Luna al comienzo de los años 40. Al fondo, La Sacristía. En el acceso de la puerta visible fue donde el fotógrafo captó la imagen de arriba que ilustra el inicio de esta nótula. /Foto: Centro Municipal de Patrimonio Histórico.

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Reproducción del anverso de una moneda con la cabeza de la diosa Tanit --la más importante de la mitología cartaginesa, asociada a la Luna y la fertilidad--, aparecida en un tesorillo de 56 monedas cartaginesas procedente del poblado de Doña Blanca.

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El original se exhibe en el Museo Provincial de Cádiz, en la plaza de Mina.

La diosa Tanit era la equivalente a la diosa fenicia Astarté. También fue una deidad berebere y era considerada, en la antigüedad, la diosa de Ibiza, venerada en otros lugares del mediterráneo.

Las monedas originales son siclos/shekels de cobre aleado con mucho plomo. (Siglo III a.C.) Son monedas ‘de necesidad’, probablemente acuñadas en Cartago durante la II Guerra Púnica y distribuida en momentos de escasez monetaria por las tropas Cartaginesas.

 Son varios los lugares donde aparecen tesorillos de este tipo: Bujía (Argelia), Saldae (Túnez), isla de Parentelleria, Costura, Cartago, Argel, Trípoli y Sabrata.

 En la península Ibérica en Garciaz (Cáceres); en El Puerto de Santa María en los poblados de Doña Blanca y Las Cumbres, este último en la Sierra de San Cristobal; Carteia, Jaén, Velez-Málaga, Alicante, Albacete, Valencia, Ampurias, Mahón, Ibiza y Melilla.

La reproducción artesana es de Paula Vega Joyas. Más información pulsando aquí

Las redes sociales pueden revolucionar también el mundo de las catas, con una iniciativa que retransmitirá en tiempo real a través Twitter una degustación de caldos del Marco del  Jerez, de forma que aficionados del vino de todo el mundo podrán compartir la experiencia simultáneamente.

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De izquierda a derecha, José María Morillo, Raul Capdevila concejal de Turismo, Samuel Cañavate presidente del CCA y director de Mercader de Cádiz, Miguel Ángel Moreno de la Agencia de Publicidad Tooblup, Belén Roldán, del Consejo Regulador y Carlos Millán, de Casa de Huéspedes Santa María.

"Sherry and Tweets" es el nombre de esta iniciativa que dos jóvenes empresas de El Puerto han puesto en marcha y que se estrenará a principios de diciembre.

Ese día una sumiller "oficiará" una cata en el patio de la Casa de Huéspedes de El Puerto de Santa María, que será retransmitida a través de Twitter con contenidos dinámicos y bilingües y brindando a los asistentes virtuales la posibilidad de adquirir los productos, de forma física y "online", conocer a los participantes e incluso hacer "networking" con otros aficionados y profesionales del sector.

La iniciativa, impulsada por las empresas Mercader de Cádiz, de Samuel Cañavate –presidente del CCA-- y Palma Flethes, dedicadas a la comercialización de productos gourmet elaborados en la provincia, y la agencia de publicidad Tooblub, de Miguel Ángel Moreno e Irene Berbel, nació de la necesidad de romper con las limitaciones de aforo de los lugares donde suelen realizarse las degustaciones, que normalmente pueden llenarse con unas quince personas.

A ello se unió el creciente interés que en el mundo despiertan los vinos del Marco del Jerez y que estos empresarios detectaron, por lo que les pareció una buena idea poder llegar a estos consumidores sin que estos tuvieran que salir de sus casas.

sherryandtweets_puertosantamariaSamuel Cañavate, director de la empresa Mercader de Cádiz, ha señalado que ya han contactado con "bloggers" y "twitteros" del Reino Unido para poder realizar la primera de estas "catas sociales" a principios del mes de diciembre en el patio de la Casa de Huéspedes “Santa María”, situada en la calle Nevería, 38 de El Puerto, regentada también por dos jóvenes empresarios de el Puerto: Carlos Millán y Myriam Rubio .

En ella esperan reunir a una quincena de personas de forma presencial y a entre treinta y cincuenta mil a través del "videostreaming" y llegar a un sector más joven, usuarios de las redes sociales y que tradicionalmente ha estado más alejado del consumo de este tipo de caldos.

 Aunque la presencia más fuerte de "Sherry and Tweets" está en la red de los 140 caracteres, también tienen perfiles en Facebook, Google + y Pinterest y ambas empresas estudian expandir la idea en estas herramientas sociales. La iniciativa se enmarca dentro de las diferentes actividades llevadas a cabo durante el mes de noviembre para conmemorar el Día Mundial de Enoturismo y está apoyada tanto por el Ayuntamiento como por el Consejo Regulador del Sherry

foscoantoniovalimanacogollodetudela_puertosantamariaHijo de Macario el del cine, y hermano de Merche, la cantante del trío ‘La,la,lá”, este aficionado a las motos, por profesión y devoción, piensa que nuestro sentido del humor y de acogida conquista a quienes nos visitan.

--Fosco, vaya nombrecito... --Mi padre, que tenía mucho sentido del humor, nos puso a todos un segundo nombre, a cual más estraño: Tiburcio, Macario, Apolonio, Macaria; el mío no existía en el santoral, era el nombre de un artista italiano, que también lleva mi hijo. --¿A Vd. le gusta más lo viejo, lo antiguo, lo veterano, o lo histórico? --Hombre, lo  antiguo tiene más morbo. ¿le parece poco morbo que ayer sábado saliera con una BMW de 1936? --Los coches, las motos, ¿tienen alma, y si así fuera, van al cielo o al infierno? --El alma se la ponemos nosotros a estos vehículos antiguos que siempre nos tienen con el sinvivir de si se nos parará o no en pleno Rally. Digamos que, en cualquier caso, estas máquinas van al Purgatorio.

--¿Me puede decir para que sirve el motor de explosión? --En principio, para mover estos viejos y portentosos cacharros. Dígame como si no vendrían por aquí motos de los años 20 que estuvieron estos últimos meses por El Puerto. --¿Y para que servía la motorada esta de cada año, Fosco? --Daba muchos beneficios económicos. Yo creo que el 90 por ciento de la población estaba a favor, aunque entiendo y respeto al otro 10 por ciento que abomina de ella. --¿En El Puerto que tenemos más, cara o sentido del humor? --Más de lo segundo. Nuestro club se ha hecho famoso por todos los Rallyes de la geografía española, por el humor con el que llevamos adelante nuestras concentraciones

--¿Qué es eso del Ángelus en los Rallys que organizan por la zona? --Nos preguntan muchos participantes de fuera si va a haber Ángelus, porque si no, no vienen. A las 12 del mediodía, paramos donde nos coja y, megáfono en mano, proclamo: “El Angel del Señor dijo a María, comamos y bebamos cuando llega el medio día”. --¿Los viejos rockeros de la Peña El Troncho nunca mueren? --Ahí están todos vivitos y coleando desde la década de los 60 del siglo pasado. Un grupo de amigos que formábamos la Compacorogota, organizamos conjuntamente un partido de fútbol a beneficio de Cáritas por Navidad, y le damos vidilla  a la cosa...

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--¿Hay mucha Carcoma por aquí? --Si se refiere a la concentración de motos antiguas de ese nombre, que llevamos haciendo desde hace doce años, le puedo decir que se concentraban en esos días del orden de 80 motocicletas históricas de toda Andalucía: Bultaco, Montesa, Derbi, Ossa, BMW antiguas, hasta Heinkel alemanas, cuyas dos únicas motos existentes en España están en El Puerto. /Texto: José María Morillo.

Más información de Fosco en GdP en nótula núm. 095

 

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