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Muy cerca del quinto pino, en Cuatro Pinos, la calle Javier Ruibal saluda al mundo. Entre amigos y familiares, con la voz quebrada por la emoción y la generosidad que le adorna, Javier Ruibal se convirtió en calle, que calle para siempre el olvido, la calle más hermosa, sincera y luminosa de El Puerto de Santa María. Una voz, una copita de fino, cientos de fotos, risas armónicas y melodías de ayer y de hoy. Nadie como Javier Ruibal ha sabido captar al vuelo los sones y sentires de la tierra y los ha situado en el contexto sentimental del resto del planeta. Dicen que las canciones pertenecen a todos, como la calle Javier Ruibal, pero pocos artistas logran atrapar la esencia y transformarla en copla popular exquisita y única. Echamos un ratito de categoría con Javier y los suyos. Ahí va el texto que leyó Ruibal al ritmo de su corazón. Grande Ruibal.  Enrique Alcina.

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"Señor alcalde, amigas y amigos, familia:
Es evidente la emoción que en este momento mi corazón siente como personas y como ciudadano de El Puerto.
No hay mucho que decir y sí mucho que agradecer porque, por los méritos que supuestamente yo hubiera acumulado a lo largo de mi vida, bautizar una calle con mi nombre sobrepasa absolutamente cualquier expectativa de reconocimiento a mi labor profesional y humana.
Esta ciudad que me vio nacer y crecer mientras correteaba por sus calles y sus playas sin ninguna conciencia de su importancia ni su historia, pero con la certeza absoluta de que era y es un rincón de los más bellos del planeta, me educó y me dio la inspiración ara saber escoger un oficio y un modo de vivir, y hoy me otorga el honor más grande que se puede recibir: perdurar en la memoria de mis paisanos.
Tengo la certeza absoluta de que esto es un regalo, uno de los muchos que mi oficio de músico y poeta me ha ido brindando mientras yo no hacía más que dedicar mis horas al placer de la composición y la escritura y a viajar por el mundo cantándoselo a la gente.
Asimismo, tengo la convicción de que hay en esta ciudad personas cuya abnegación y entrega a los más necesitados justificarían sobradamente recibir la distinción que hoy a mí se me hace.
A ellos que trabajan calladamente escribiendo el poema de la solidaridad silenciosa, y acunan con sus esforzadas manos la canción de la buena voluntad y el amor generoso, quisiera dedicar yo también esta calle que mejor debería tener el rótulo de:
Calle de los que ayudan, calle de la buena gente, calle de la tolerancia, o la compasión, calle del amor abierto, calle del respeto, calle de la igualdad o de la justicia, calle de la inmigración, calle del libre albedrío, de la individualidad, calle de la amistad, calle de los don nadie, calle de los cualquiera, calle de los niños, calle de los mayores ... o bien podría llevar un nombre que provocara bienestar a quien la transite, como por ejemplo:
Calle de la gracia, calle del buen humor, calle de la risa tonta, calle del cachondeo, de la carcajada, calle de la emoción o de la ilusión, calle del beso o del morreo, calle del abrazo ...
Se me ocurren un millón de posibilidades antes que la simpleza de mi nombre y mi apellido aunque, eso sí, este honor se le hace también a los míos, a los que me trajeron a la vida, a los que yo traje, a todos los que dedican sus días al arte y a los que me acompañan en este asombroso y bello paseo que es vivir.
Así que gracias de todo corazón por vuestra generosidad, gracias a la buena vida que he llevado siempre en El Puerto y gracias por hacerme sentir abrazado y rodeado por vuestro cariño.
Por cierto, esta es también la calle de Nono y Nieves, que son mis amigos y viven aquí al ladito.
Muchas gracias
". Javier Ruibal.

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bottaro_solo_puertosantamariaEn una anterior nótula en Gente del Puerto sobre el prolífico Juan José Bottaro Pálmer, autor de obras de escultura, arquitectura, forja, pintura, mobiliario, tapices, etc., glosamos su vida e hicimos referencia a su vasta obra. Lamentábamos que de Bottaro, poco dado a posar ante fotógrafos, existiesen pocos documentos gráficos sobre su persona. Gente del Puerto trae hoy dos fotografías realizadas en el antiguo Convento de Santo Domingo (sede de la Academia de Bellas Artes en 1930), en el centro de sus alumnos y discípulos:  "Sus alumnos predilectos llegan a formar el llamado “grupo de El Puerto”: Juan Ávila Gutiérrez, el mejor, y, luego, Luis Suárez Rodríguez, Luis Rousselet, Manolo Rioja, Isabelita Perdigones… Mención aparte merecen sus discípulos Manolo Prieto, cartelista y medallista, Carlos García Gil, caricaturista, y el más pequeño de todos, en edad, Juan Lara Izquierdo, pintor, que se dedicaron profesionalmente –y con notable éxito– al arte".

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En la fotografía, tomada en 1930, Juan José Bottaro Pálmer, en el centro, debajo del busto de Goya, que descansa sobre un capitel corintio. A la derecha del capitel, en la fila quinta desde el suelo, Juan Ávila. En la cuarta fila desde el suelo, el tercero por la derecha es Felipe Lamadrid. En la fila tercera desde el suelo, primero  por la derecha, el escultor José Ovando Merino. En la fila segunda desde el suelo, el segundo por la izquierda, Manuel Lojo Espinosa, a continuación, de negro, el pintor Juan Lara Izquierdo y el quinto por la izquierda, José Antonio Lojo Espinosa; en la misma fila, tercero por la derecha, Francisco Moresco Farfán. En la fila del suelo, cuarto por la izquierda, Manuel García, padre de Manolo García Campos. (Foto Colección LSA).

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No solo tuvo alumnos, sino también alumnas. Bottaro Pálmer, en el centro de la fotografía, en el antiguo Convento de Santo Domingo. Arriba del busto, Juan Ávila; en la fila superior, a la derecha de la columna de la izquierda, Juan Py Bononato, padre de los Py Cotro y tío de los Py Rodríguez. A la derecha, en la fila superio, Felipe Lamadrid. (Foto Colección LSA).

la-pintura-en-la-vida-cotidiana-andaluzaTodos los citados fueron más bien discípulos de Don Juan. Además tuvo como discípulo  en escultura a José Ovando Merino, imaginero y tallador nacido en nuestra Ciudad, aunque su vida y obras se desarrollaron en Cádiz, donde falleció el 18 de marzo de 2001, a los 89 años de edad, sumido en un injusto olvido por el mundo cofrade de la provincia. El llamado "Grupo de El Puerto" está ya estudiado en el libro de Luis Quesada, "La pintura enla vida cotidiana andaluza", interesantísimo volumen que recoge costumbres y personajes populares de Andalucía, exquisitamente editado en Sevilla por la Fundación Fondo de Cultura de Sevilla (Focus) en 1992, (458 páginas con ilustraciones en color), cuya imagen de portada reproducimos a la izquierda de este texto.

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En la fotografía, Juan José Bottaro, de espaldas a la izquierda de la fotografía (ya hemos señalado que era poco dado a dejarse fotografiar), en la barcaza que le llevaría a la inauguración del monumento que había realizado sobre la Virgen del Carmen (foto pequeña), y que se encuentra en la margen izquierda del río Guadalete. (Foto Colección VGL).

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manolitoelcochino_puertosantamariaManuel Gutiérrez Morillo, Manolito ‘el Cochino’, sin duda alguna uno de los mejores pescaderos (para muchos el mejor) que ha dado El Puerto.  En el mundo del pescado sus facultades innatas y, sobre todo, su generosidad han hecho posible que como porteño sea muy querido y conocido allende nuestras fronteras. El apodo le viene por su bisabuelo, pescadero también como su abuelo y Gabriel, su padre. Su bisabuelo enfermo de viruela quedó con las secuelas de la misma dejandole  unas marcas características sobre la superficie de la piel.  Los pescaderos se sorprendieron y, claro, el cachondeíto de la tierra: “--Está más feo que un cochino.” Nació en la Calle Pozuelo, frente a la desaparecida Sala Pozuelo y se crió con su madre y sus hermanos, a quienes ayudó todo cuanto pudo, circunstancias adversas, ocurre en las mejores familias, hicieron que la figura de su tío Manolo, hermano de su padre, fuera determinante en el devenir de Manolito ‘el Cochino’. La generosidad de la que siempre ha hecho gala es fruto del trato y el cariño de su tío que fuera quién le abriera las puertas al negocio del pescado. (En la fotografía, Manolito ‘el Cochino’ cuando comenzó en el puesto de pescados en la Plaza de Abastos. Puesto que compraría a su tío Manolo y al padre de Pepe Romerijo a finales de los años 50 del siglo pasado).

EL MUNDO DE LA MAR.
Curiosamente la vida de Manuel, al menos en sus comienzos, tiene bastante similitud con la de los pescadores. Las necesidades familiares obligaban a los menores con edades comprendidas entre los 12 y 14 años a zarpar para faenar en alta mar y emprender una trayectoria que no abandonaban durante su vida. En su caso, su madre María y sus hermanos, Josefa, Inés, Carmen y Gabriel precisaron de su trabajo para subsistir. Sus comienzos no fueron nada fáciles. Sus primeros trabajos vendiendo naranjas y agua en la playa y de aprendiz en las Bodegas de Osborne. Durante el servicio militar comenzó a exportar pescados en el mismo tren que lo llevaba a San Fernando, incluso algunos fines de semanas llegaba hasta Córdoba.

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Fotografía tomada en la Feria de Primavera en Crevillet. De izquierda a derecha: Juan Luis Carrillo Lucero, empresario pintor; Vicente Arníz Arévalo, apodado 'Vivi', empresario electricista; Manolito 'el Cochino'; Antonio Sánchez Cortés, sibarita, con un mazo de tickets en la mano; Adolfo Sibila, director de Empresa Consignataria de Buques y Pepe Romero Zarazaga, Pepe de Romerijo.

EL PUESTO EN LA PLAZA.
Una vez licenciado, inicia su andadura en el Mercado de Abastos, gracias a su tío Manolo que le abre de par en par sus puertas en el puesto de pescados que en sociedad tenía con el padre de Pepe Romero Zarazaga, Pepe Romerijo, con nótula propia en Gente del Puerto, situación que le permite conectar con el público y asistir diariamente al muelle pesquero a la subasta de pescado recién extraído de la mar…

A finales de los años 50, después de la muerte de su tío Manolo, compra el puesto de pescados y emprende una extraordinaria labor relacionada con la comercialización de pescados y mariscos que permite en 1963 abrir en sociedad, con su intimo amigo Pepe Romerijo, un nuevo puesto de pescados en la Placilla, frente a la Frutería de Agustín Vela Mariscal.

Miguel Pineda Martí, armador del pesquero ‘Pascual Baldo’ con nótula propia en Gente del Puerto 99, tenía un Biscuter (era un coche considerado una de las pequeñas joyas de fabricación española en los años 50, nacida en una época en la que la falta de materias primas aumentaba el interés por los vehículos de pequeño tamaño y moderado consumo), e iba con Eugenio Espinosa Palacios, ‘Nono’ del Restaurante Guadalete a comprar pescado a Sanlúcar de Barrameda. En varias ocasiones se encontraron por la carretera a Manolito ‘el Cochino’ que se desplazaba con ciclomotor denominado Velosolex, (bicicleta con un motor delante encima de la rueda, de 25 kilogramos de peso, un depósito de un litro de capacidad, y menos de un caballo de potencia, la Velosolex podía recorrer 100 kilómetros a una velocidad de 27 kilómetros la hora). Manolito ‘el Cochino’ que compraba algún pescado para el puesto pedía el favor a Miguel Pineda para que lo trasladara en el Biscutex, a lo que accedía cada vez que se lo encontraba. ‘El Cochino’ empezaba con el puesto…  ¡Iba y venia con una Velosolex!

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Fotografía tomada a principios de los años 60 del siglo pasado en un Fin de Año. De izquierda a derecha: Milagros Castro Utrera, Manolito ‘el Cochino’, Juan Luis Carrillo Lucero y su esposa, María del Carmen Álvarez Serrano, conocida por ‘Puchi’ hija de Rafael Álvarez y cuñada de Ricardo Palacios Mena, de Vulcanizados Ricardo SL, fallecida recientemente.

SUBASTADOR DE PESCADOS.
La continuidad en el puesto de pescados  de la Plaza de Abastos y la ayuda en el puesto de la Placilla por parte de su hermana Carmelita y posteriormente la de su esposa, Milagros Castro Utrera, consolidaba sus conocimientos comerciales. Si bien, al principio, no todo fue fácil, ni mucho menos ya que su mujer, Milagros Castro Utrera, de profesión costurera, tuvo que continuar trabajando en su actividad y más tarde en el puesto de pescado de la Placilla, una vez que su cuñada, Carmelita, se casara. De la misma manera, el hecho de permanecer en el muelle pesquero observando las descargas del pescado, el trasiego y los entresijos diarios de la cadena comercial de la actividad pesquera, hicieron que se especializara, en un principio, como subastador de los barcos que se conocían como Juanelo, barco de pesca de pequeño calado y eslora y de un solo palo.

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En su hábitat natural: en la Lonja del Pescado en esta Banda o Margen Derecha,  mediados de los sesenta del siglo pasado. De izquierda a derecha: Manolito ‘el Cochino’, José Gutiérrez conocido como Pepe ‘El Chofer’, exportador de pescados; Juan Hernández Navarro, vendedor de pescados; José Fernández Bernal, Pepe ‘Chiquete’, subastador de pescado y Pepe Romerijo. De espalda Tomas Cervera, exportador de pescados.

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Fotografía con el cabo de Celadores-Guardamuelles, en Ribera del Río, 30, encima del Bar Puente; era una especie de patio o descansillo de la entrada del piso de Manolito Arniz, cabo de los Celadores-Guarda muelles y padre del pintor Paco Arniz, quien celebraba el bautizo de su hija Tere. Corría el año 1964.  Entre los invitados, vecinos, amigos y familiares, segundo por la izquierda José García Cruz, el que esta agachado, Ramón Quero Llerandi, padrino del bautizo, Manolo Arniz, con botella y bandeja con copas, a su derecha.  Manolito ‘el Cochino’. Quizás el de la derecha fuera Diego Pantoja del Puerto (el de Muebles Pantoja).

Años antes de que comenzará la expansión de su negocio, gracias a la labor que llevó  a cabo con la flota pesquera onubense conocida en la jerga marinera porteña como huelvana, la simpatía, el saber y la cortesía del ‘Cochino’ hizo posible un trato especial por parte de los Celadores-Guardamuelles de la Junta de Obras de Puerto: Luis Sánchez, José Hidalgo Luque, conocido por ‘el Viejo'; Roque, Lore, Ricardo, Niño José, Vicente Morató, Manolito Arniz, padre del Pintor Paco Arniz. Recuerdo que a mediados de los años 60, construidas las viviendas de la Rotonda de la Puntilla para el personal de la Junta de Obras de Puerto, se ofreció a trasladar con su furgoneta DKV el mobiliario y enseres de las familias de los Celadores-Guarda muelles.

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Finales de de la década de los sesenta del siglo pasado. De izquierda a derecha: Pepe Romeijo, su primera esposa y madre de sus hijos, Lola Sánchez de la familia Balcon de El Puerto; Milagros Castro Utrera, esposa de 'el Cochino’; Manolito ‘el Cochino’, Lola Flores, 'la Faraona', Lete y Pepe Bigote Jiménez, 'embajador oficioso' de El Puerto en Madrid. (Foto Caripén).

manolitoelcochino_011_puertosantamariaLa afinidad y amistad que compartía con Pepe Romero Zarazaga, Pepe Romerijo, con nótula propia en Gente del Puerto 13, sería el aldabonazo para contribuir en la década de los años 70 y 80 a que la sinergia de ambos sectores, el extractivo pesquero y el comercial, fuera, sin ningún género de duda, el de mayor esplendor y, como consecuencia, uno de los pilares básicos de la economía porteña. Cabe recordar a Pepito Roselló, Pepe ‘El Chofer’, padre de Jaime Gutiérrez Perea, concejal que fuera de IP; Juan Crespo Rodríguez, ‘Mosco’, Ángel Alonso Alejo, José Agarrado Macias, Juan Hernández Navarro, Miguel Roselló Bertomeu, José González García, la familia Soriano Gómez, ‘Abuja’, Quini Roselló, José Manuel Moy, Miguel Moy, Joselin y además Luis Fernández Chulian, Fali Alonso Gómez, Manolo Ariza, Miguel Payares, José ‘Plaza, ’Fermín Romero Díaz, ‘Abuelita… y toda la marinería, sin excepción de ningún tipo. Merece capitulo aparte la figura de José Antonio Español Caparrós, Ingeniero Director de la Junta de Obras de Puerto, muy particular y controvertido personaje, con el que se entendió a las mil maravillas. (En la fotografia con Pepe Romero Zarazaga).

VENDEDOR OFICIAL DE LA LONJA
A finales de los años 60 las cosas cambiarían ya que Manolito ‘el Cochino’ se asentó económicamente y hasta se permitió a partir de entonces, en bastantes ocasiones, hasta su jubilación, acudir a trabajar a la Lonja de Pescados y subastar el pescado y marisco con traje y corbata.  Genio y figura.

Más tarde, corría el año 1970, ante la incesante progresión de las ventas efectuadas por la presencia de pesqueros de la flota onubense, que faenaba en el Golfo de Cádiz, fue nombrado vendedor oficial en la Lonja de Pescados, uniéndose a los tradicionales vendedores: José Agarrado Macias, Juan Hernández Navarro y Miguel Roselló Bertomeu que se dedicaban a la venta de las capturas de la flota con base en este puerto, compuesta  por 132 unidadades y 1500 tripulantes que faenaban en los caladeros de Marruecos. De aquellas vendedurias, en la actualidad, después de muchas vicisitudes, la única que se mantiene en un maltratado sector pesquero es la de Manolito ‘el Cochino’.  En los años de esplendor de la pesca, sus grandes bastiones y personal de confianza en la vendeduria: Pepe Barbudo en la administración y su primo Paco Sacaluga, en una de las tareas más ingratas, cobrador de las ventas de los pescados y mariscos.

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Genio y Figura. Fotografía en el Restaurante El Resbaladero, mediados de los años 70: Izquierda a derecha. Manuel Camacho Aguilar de Hierros Osca, Maximino Sordo Díaz, propietario del Restaurante, Manolito ‘el Cochino’, Nicanor Gómez Recalde, de Ultramarinos ‘Los Caballos’ y Antonio Crespo Blanquer, de los alicantinos llegados a esta tierra, calpino, conocido por Toni Pala, excelente patrón de pesca.

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Fotografía en el Restaurante de Ramón Muñoz, mediado de la década de los años 80, carretera nacional IV, antes de llegar al Caballo Blanco, misma acera, en dirección a Cádiz. Rincón de Neno estuvo ubicado en el mismo lugar antes de ser Restaurante. Manolito ‘el Cochino’ marcándose unas sevillanas con su amigo Juan Luis Carrillo Lucero. Izquierda a derecha: Pepe Crespo, empresario vinculado a la carpintería, Juan Crespo Rodríguez, exportador de pescados, Ramón Muñoz, hostelero y Antonio Reyes Haro, empresario del transporte, barcos, pescados y mariscos.

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En Casa Lucio, principio de los años 80 del siglo pasado, en Madrid. De izquierda a derecha: Milagros Castro Utrera, esposa de Manolito ‘el Cochino’. Milagros Camacho, segunda esposa de Pepe Romerijo, Paco Villaescusa, excelente persona natural de Yecla (Murcia), Fabricante de muebles, muy amigo de Pepe Bigote Jiménez; Manolito ‘el Cochino y Pepe Romerijo. De pie Lucio Blázquez.

Los prematuros fallecimientos de las esposas de Pepe Romerijo y Manolito ‘el Cochino’, Lola Sánchez y Milagros Castro Utrera, respectivamente, unieron aún más los lazos de amistad. Ambos, con algunos de sus hijos aún pequeños, tuvieron que afrontar sus destinos. En el caso del ‘Cochino’, su cuñada Julia Castro Utrera, quien tomó las riendas de su casa y ayudó a llevar adelante a los hijos de Manolito ‘el Cochino’: María José, Mili, Maleni, Manolo, Inma y María del Mar. En la actualidad, a sus 78 años, Julia sigue al pie del cañón cuidando a su cuñado. Pepe Romerijo se casó en segunda nupcias con Milagros Camacho

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En el Restaurante El Resbaladero: Año 1983, homenaje de despedida a la funcionaria de la Cofradía de Pescadores Magdalena Nimo Real, Oficial de administrativa y cajera, a quien todos conocíamos por Pili. ‘--Anda dame un beso, Pili, que aquí te traigo un regalito’. Una mujer de armas tomar, eficiente cobradora y un hito en el muelle habida cuenta que era la única mujer que entraba en la Lonja de Pescados. Familia de los Nimo. Su hermano Jesús y su sobrino José Luis, concesionario de coches, amigos de ‘el Cochino’. Con este Nimo se le veía mucho en barrera en la Plaza Real.

Sus visitas diarias, en mañana y tarde, a los distintos ‘confesionarios’ eran sagradas: ‘El Guadalete’, ‘El Brillante’, ‘La Perdiz’, ‘Casa Flores’, ‘Paco Ceballos’, ‘La Guachi’ de Romerijo, ‘Betis’, Cervecería ‘Puerto’, ‘Liba’… acompañado en distintas etapas por ‘Antoñon’, Manolito ‘Justicia’, Pepe ‘el Cachorro’ de Lepe y durante los veranos se unía Pepe Bigote Jiménez, con nótula propia en Gente del Puerto 215, que regresaba de Madrid a tomar las aguas… Todo un espectáculo pues no le dolían prendas a la hora de invitar a una copa a los parroquianos que, durante su ‘vía crucis’, estuviera en la barra de los distintos ‘confesionarios’. Lo de comer era otra cosa, mas menos como dice Pepe Neno, con nótula propia en Gente del Puerto 209. Por cierto, hubo un tiempo que fue gotera del Marqués de Pezagua en su Rincón de Neno en Valdelagrana.

Es un personaje campechano que a pesar de la perdida de memoria tras los ictus sufridos todavía a sus 76 años, sigue fumando sus puros habanos y, lo más importante, conservando la elegancia y espontaneidad que siempre le ha caracterizado.  "--Que me quiten lo bailao..." es lo que, desde el afecto, puedo expresar mejor a lo largo de su dilatada y bien aprovechada vida.

Hoy, la crisis que atraviesa la actividad pesquera, también ha hecho mella en el negocio. Sin embargo, contra viento y marea, sus hijos luchan afanosamente por mantener la vendeduria y buscar nuevas alternativas. Su hijo Manuel Gutiérrez Castro, continúa con la aventura empresarial consolidando y ampliando nuevas líneas de negocio relacionados con la pesca extractiva y el mundo de la mar. (Textos: Antonio Carbonell).

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La instantánea está tomada hace 34 años en los caminos concéntricos de los jardines de la Real Cartuja de Valldemosa (Mallorca), rodeados de cipreses y otros árboles, el 5 de marzo de 1975. El viaje de fin de estudios del Instituto Santo Domingo, partió desde El Puerto, visitando Valencia y en barco hasta Mallorca. Allí se recorrieron las islas. Al frente de la expedición el Director del Centro, Manuel Martínez Alfonso (acompañado por su esposa), el profesor de Dibujo, José Cepero Peralta y su esposa, y Ventura Lozano Moreno, profesor de tecnología e Ignacio Pérez Blanquer, profesor de Física y Química.

logocartujaEntre los alumnos podemos ver en la fila superior a Miguel Palacios, Melchor Ramos Ortega,  el paisano de El Gastor, Juan Sánchez Torreño, un interno de la sierra desconocido, le sigue Joaquín, del Bar Juanito, Millán, José Domingo García Rodríguez (doctor en medicina), Ángel Ortolá Máiquez, desconocido, Cristóbal Moya Garrido (empresario de tiendas de regalo), Andrés Jaén Bautista (brigada del Ejército de Tierra) y José Ignacio Delgado Ibáñez.
Debajo, un interno, Antonio Rodríguez Hernández, José María Chacón Iñigo, Francisco Andrade, (brigada del Ejército de Tierra) desconocido, Castillo, desconocido, desconocido, Manuel Martínez Alfonso, espacio libre, desconocida asomando la cabeza posiblemente Rosario Macías Caparrini, Juan Ramón Guardiola Crespo, Rafael Angel Moreno Naval (tablajero y poeta).
Fila tercera, Verano Enrique (Policía Local), Amparo Patrocinio Unzueta Melgarejo (Secretaria del Juzgado de Instrucción Núm. 2, precisamente, de Manacor), la mujer de José Cepero, Maribel González Venegas, Ventura Lozano, Pilar Ruibal de Flores Calero (vinculada a la enseñanza, vive en Cataluña), José Cepero, Conchita Viseras Pico (afamada óptica optometrista local), Caballero, Péculo, desconocido, la mujer de Martínez Alfonso, Gonzalo Ganaza Pérez, Cristina Insua Baena (+) y el chófer del autobús.
Fila de abajo, Antonio Ahucha Femenía,  Tomás Chacon Rebollo (catedrático de Análisis Matemático de la Universidad de Sevilla), Juan Luís Arévalo Espinosa, José María Morillo, Renedo Varela, Miguel Ferrer Martí, (empresario de la fotografía), Reme, Ángela Pérez Tirado, Mercedes Solís (maestra en el Colegio Las Esclavas), Ignacio Pérez Blanquer, Francisco Camacho Pérez (trabaja en la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre). El pelirrojo del sombrero rojo recostado en el suelo era un interno de la sierra.

Algunos compañeros no fueron a la excursión, como Nicolás Oñate Lozano, de Prado del Rey, ya fallecido. O Joaquín Manzano Ortega, el eterno Delegado de Clase. Faltan también en la fotografía Ramón Utrera Aguilera, o Francisco Verano Cadenas entre otros. Tampoco vinieron al viaje de Estudios, los dos mayores, funcionarios de prisiones que terminaron los estudios con nosotros: Juan Díaz Sara y Jesús de la Torrre Benito.

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Pilón de San Juan, a la izquierda, terrenos donde se encontraba la Iglesia de San Juan de Letrán y posteriormente se edificarían los 'Pisos de los Marinos'.

A finales del siglo XIX la población de El Puerto alcanzaba los 21.929 habitantes. Para entonces la entrada de la ciudad por el barrio alto tenía lugar por la denominada ‘puerta de San Juan, de la que aún queda uno de los pilares, y era en torno a ella donde abrevaban los animales de carga procedente de la campiña o de poblaciones como Sanlúcar, Rota o Chipiona.
En el año 1874, mientras el arquitecto gaditano Adulfo del Castillo presentaba el estudio sobre la alineación de la que sería plaza en el espacio del derruido Convento de los Descalzos (hoy Plaza de Peral), los presupuestos municipales contemplaban una obra menor, pero de importancia para los vecinos del barrio alto. Se aprobaba ‘la construcción de una fuente vecinal con cuatro grifos de bronce y un pilón-abrevadero en la puerta de San Juan, elaborado por el maestro mayor Miguel Palacios’. La obra importaba 740,50 pesetas.
El importe se abonó del capítulo de calamidades, ‘en atención a estar el municipio autorizado para invertir este fondo en obras de utilidad pública en que al mismo tiempo puedan ocuparse los jornaleros faltos de trabajo’.
La chiquillería de entonces jugaba sin descanso por las calles y plazas portuenses y sus travesuras reportaban algún que otro dolor de cabeza. Ante los posibles desaguisados, Miguel Palacios, maestro mayor responsable de la obra del pilón, solicitaba al alcalde que situara a una pareja de la guardia municipal en la plazuela de San Juan ‘con el fin –argumentaba-, de evitar que la turba de muchachos, que diariamente concurren a aquel sitio, destruyan los trabajos que se están practicando para la construcción de la fuente y abrevadero’.
En El Puerto el auge vitivinícola era evidente. En 1870 se habían iniciado las operaciones internacionales del Grupo Caballero. Se realizan las primeras exportaciones al Reino Unido y América y se incorporan las viñas “El Benito” y “Las cruces”, ubicadas las mejores tierras de la zona. Ello conllevaba mayor trasiego de animales de carga y personal entre los alrededores de la población y el muelle del Guadalete. Las fuentes y los pilones, situados en distintas zonas de la población también generaron polémica. Así, además de la fuente de San Juan, la construida en la Plaza del Polvorista, fueron motivo de una dura réplica del Ayuntamiento contra la Compañía de Abastecimiento de Aguas a Cádiz “The Cádiz Water Works Company”, al pretender, en diciembre de 1879, instalar en ambas sendos contadores, cuando hasta entonces el consumo había sido suministrado gratis.
Tanto malestar provocó la postura de la Compañía de Aguas al consistorio portuense, que éste dio un plazo de 15 días para que la mercantil construyera dos fuentes públicas, una al final de la calle Zarza y otra en la calle San Francisco, a las cuales se comprometió desde 1875 y había incumplido. Los documentos consultados en el archivo municipal ponen de manifiesto que el compromiso de la Compañía lo era como compensación por la instalación de una tubería para el Barrio de San Francisco de Paula. Así mismo recordaba el Ayuntamiento la obligación de aquella ‘de proveer, tanto a estas últimas, como a las fuentes de San Juan, El Polvorista y la del Paseo del Vergel, de agua gratuita desde las 6 de la mañana hasta el toque de ánimas en todo tiempo’.
Como podrán suponer, lo del suministro de agua en las fuentes acabó como el Rosario de la Aurora. En numerosas ocasiones el agua no brotaba y los vecinos se quejaban amargamente a las autoridades municipales. La fuente de San Juan se llevó casi siempre la palma. La altura de la calle donde se encontraba situada, hacía dificultosa la llevada de agua. Tanto es así que a lo largo del tiempo la guardia municipal denunció al alcalde la falta del líquido elemento, tanto en la fuente como en el pilón.
Uno de los partes emitidos por los municipales, el de 29 de junio de 1894, además de expresivo, describía la siguiente situación: ‘la fuente de la Plaza de San Juan no da el agua suficiente para que beba el ganado, ni para que se surtan en la misma los vecinos del barrio alto, habiendo días como el de hoy que es completamente imposible recoger un cántaro del expresado líquido’.
Los adelantos en el tiempo y la implantación de tuberías y canalizaciones en los domicilios portuenses hicieron que dejaran de usarse las fuentes y los pilones. El de San Juan, según los vecinos consultados, aunque de manera circunstancial siguió dando agua hasta los años 60, desapareciendo casi un siglo después bajo la urbanización de la calle y sus aledaños. (Texto: Enrique Bartolomé).

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Calle de San Juan esquina con Santa Fé. No se había construído aún el Pilón, ya estaba derrumbada la Iglesia de San Juan de Letrán (que da nombre a la calle), empero, no se había tapiado ni replantado el solar que había ocupado dicho templo desaparecido. A la izquierda de la fotografía podemos observar uno de los pilares de la denominada 'puerta de San Juan' de acceso a la Ciudad.

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José Manuel Pinto Colorado “Pinto”, es el portero porteño y de la provincia de Cádiz de mayor prestigio en estos momentos.  Pinto, que ha sido el portero titular en la Copa del Rey  2009,  habiendo repetido en la final jugada anoche en el estadio del Mestalla, entre el Barcelona y el Atlético de Bilbao.

11075372Ha sido el premio a su trayectoria en esta competición, donde ha tenido actuaciones muy destacables, caso del partido de semis ante el Mallorca, donde se erigió en protagonista al detener un penalty que habría forzado la prórroga. Anoche, desde El Puerto, lo vitoreamos  en su triunfo con el Barcelona ¿Le llamó anoche el presidente Zapatero, aficionado culé?

Nacido en El Puerto el 15 de noviembre de 1975, se formó en el CD Safa San Luis, hasta que a los 18 años fichó por el Betis. El equipo sevillano le daría la oportundiad de debutar en Primera División. Fue el 10 de mayo 1998, cuando ante la baja de Valerio le subieron al primer equipo y aprovechó otra lesión de Toni Prats para demostrar sus credenciales.

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Sin embargo, no sería en el Betis donde adquiriría la regularidad necesaria, sino en el Celta de Vigo, club en el que desembarcó ese mismo verano y en el que fue partícipe de los mejores años de su historia. Con el club celeste participó en dos ocasiones en la Copa de la UEFA y una en la Liga de Campeones. Además, fue campeón de la Copa Intertoto en el año 2000 (jugando como titular los dos partidos de la final ante el Zenit ruso) y subcampeón de la Copa del Rey en 2001. Su mayor éxito, aparte de contribuir en la clasificación para la Champions (2003/04), fue el Trofeo Zamora de la temporada 2005/06. Aquel curso Pinto encajó 28 goles en 37 partidos disputados (0,75 goles por encuentro), cifra que ayudó a los gallegos a terminar sextos en la Liga y clasificarse para la Copa de la UEFA. Un año antes, el Zamora había sido para Víctor Valdés, compañero suyo en el Barça.  Era uno de los guardametas españoles con mejor cartel, pero su implicación con el Celta en los momentos difíciles evitaba su salida. Disputó 126 partidos jugados en Primera, 56 en Segunda A y compromisos tanto en la Liga de Campeones como en la Copa de la UEFA.

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Hasta que el Barcelona llamó a su puerta. Entonces lo tuvo claro. Trenes como esos sólo pasan una vez en la vida y ahora Pinto disfruta trabajando junto algunos de los mejores futoblistas del planeta, aprendiendo y enseñando, porque un hombre con su veteranía siempre tiene muchas cosas que asportar.. Los azulgranas desembolsaron 500.000 euros por la cesión de seis meses, reservándose una opción de compra sin coste adicional. En su primera temporada en Barcelona jugó 3 partidos de Liga, en los que encajó 8 goles. Después, el Barça ejerció la opción de compra y le hizo un contrato de 2 temporadas. Ahora, pese a que está a la somba de Valdés, aprovecha muy bien los partidos de Copa del Rey para seguir demostrando que es de los mejores en su puesto. Su último logro, el penalti que le paró a Martí, jugador del Mallorca, vital para que el Barcelona jugara la final.

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PALMARÉS.
Celta de Vigo 2001/02 Subcampeón Copa del Rey Títulos individuales 2005/06 Zamora Liga española

PERFIL.
Pinto es un guardameta de buena planta, mide 1'85 y tiene un peso de 82 kg. Esta corpulencia le convierte en un jugador muy seguro en los balones aéreos, pero no le impide tener unos reflejos muy vivos.

makinaciones_puertosantamariaPrecisamente es esta segunda la mejor de sus virtudes: tiene la capacidad de parar o de rechazar cualquier remate, aunque se haya producido a pocos metros de distancia. Además, se trata de un guardameta solvente en el resto de acciones de juego.

WAHIN MAKINACIONES.
Simultaneando su carrera futbolística José Manuel Pinto, bajo el nombre artístico de Wahin, se ha destacado como productor y compositor de música hip hop. En 2006 fundó su propia compañía discográfica, Wahin Makinaciones

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José Roque Morales Augusto nació El Puerto el año de la Exposición Iberoamericana de Sevilla, el 11 de febrero de 1929. Hijo de Roque y Luisa y tercero de los hermanos: Luisa, nacida en 1924 y Miguel, nacido en 1926, (el zapatero de la calle Larga). Viven los tres. Estudió con D. Alfonso Cárdenas Felices, en la calle Luna examinándose en Cádiz en el año roque_1949_puertosantamaria1939 los 14 alumnos presentados, aprobando todos ellos, entre los que recuerda a Eduardo Zamorano Lechuga, Antonio Aragón Astorga o a los hermanos Molleda. (En la fotografía de la izquierda, Roque en el año 1949).

EL BANCO HISPANO AMERICANO.
Empezó la carrera de Comercio. Estando inmerso en los estudios, Luis Muñoz (conocido en El Puerto por la coplilla de “la patita de Luis Muñoz”) estuvo en la zapatería de su padre, José Roque Morales Ahumada, y le informó que había oposiciones para 3 plazas en el antiguo Banco Hispano Americano. Era el 7 de junio de 1945. Como el examen era de un día para otro pidió urgentemente el temario, presentándose y aprobando tanto el propio Roque, como Juan Roselló Castell y el hijo de Manuel Álvaro Bonet, su maestro.

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Empleados del Banco Hispano Americano : Primera fila, de izquierda a derecha: Jose Luis Gallardo Poullet , Pérez (Hijo del cabo Pérez), Luis Pérez Sánchez, Andrés Jimenez (uno de los dos mellizos, con chaqueta blanca), Fernando Polanco Sierpes, desconocido, desconocido, desconocido.
Segunda fila, de izquierda a derecha: Francisco Mesa Gutierrez, Eugenio Pedregal, Juan Diaz Gómez, Jose Sánchez Sánchez, Francisco González, Ribera, desconocido, Juan Neva, Cossi, Santiago Castilla, desconocido, Antonio Garcia Brotón, Antonio Ortega García.
Tercera fila, de izquierda a derecha: Jimenéz (el otro mellizo con chaqueta blanca), Alfonso Benitez Retamar, Manuel Torres vallejo (Director del Banco Hispáno), Antonio Garcés, José Luis Delgado Forja, desconocido, desconocido.
Cuarta fila, de izquierda a derecha: José Roque Morales Augusto con chaqueta blanca, Eduardo Zamorano, Lechuga, Ramón Matiola Gutiérrez (delante), José Rodriguéz López, Manuel Álvaro Bonet, Manuel Romero Rivas.
La identificación de la fotografía es de José Roque Morales Augusto el 29 de mayo de 2009. (Foto Mesa. Colección Vicente González Lechuga).

Allí estuvo durante cuatro años, hasta que es llamado al servicio militar. Estuvo en la Batería “La Ardila” de San Fernando. De vuelta al Banco Hispano Americano estuvo un mes trabajando en la institución bancaria hasta el 29 de septiembre de 1951.

LA DROGUERÍA INGLESA.
La fecha de final de septiembre de 1951 la tiene bien presente Roque. También le dieron 24 horas para aceptar o no el traspaso de la Droguería Inglesa perteneciente a Antonio Pantoja Leal que ya llevaba funcionando 20 años. Roque ha vivido tres o cuatro crisis, como él mismo afirma. La Droguería empezó en el número 17 de la calle Ganado, junto a la Mercería Denia, pero desde el 31 de julio de 1979 permanece abierta al público en la esquina de Nevería con Ganado: casi 30 años hace ya. El oficio de droguero lo aprendió sobre la marcha, no sabía nada pero tuvo olfato para el negocio, para ser un joven emprendedor con apenas 22 años. Renovó casi todo el género. Sus hijas Luisa (Chica) y Ana María, tienen abierta una perfumería en la calle Nevería, y nótula propia en Gente del Puerto.

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Roque, paseando con su novia Ana Vega, a mediados de los cincuenta del siglo pasado, por el Parque Calderón.

LA FAMILIA.
Se casó el 1 de noviembre de 1957 con Ana Vega Ramírez (fallecida hace casi dos años, el 30 de julio de 2007, a la que Roque sigue recordando y notando su falta), con quien tuvo cinco hijos y cuatro partos, pues tuvieron mellizos: María Luisa, la mayor, Ana María, Roque y Cristi -los mellizos- y Milagros quien se iba a llamar Rosario, pero fue revivida la madre, nada mas nacer Milagros, por una complicación en el parto en el que perdió mucha sangre.

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Ana y Roque.

Roque recuerda muchas anécdotas, vividas detrás del mostrador, algunas incontables, pues en el fondo, en su oficio actuaba casi como un boticario para la casa. El cajero de la Caja de Ahorros de Cádiz le saludaba, en la puerta del establecimiento, con la fórmula de un jesuita, un frasco para las canas: “SIJ38”. Luego, seguía su camino.

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La típica foto de familia numerosa. Los padres Roque Morales  Augusto y Ana Vega Ramírez y los niños mellizos, Roque y Cristina, debajo María Luisa y Ana María. Faltaba por llegar Milagros.

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En la Playa de la Puntilla, con su hija María Luisa. Principios 1960.

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En la Velada de la Victoria, con su mujer Ana, en los coches choques.

ESPECIALISTA EN CUALQUIER REMEDIO.
En la Droguería Roque, nuestro protagonista o ahora sus hijos, pueden ayudarle con cualquier remedio o preparado para ese problema doméstico que se le resiste: Líquido para aflojar la lana en jerseys apelmazados; aceite para suelo de barro, jabón casero con fórmula exclusiva de Roque; otro jabón líquido de suelo, fórmula magistral también de Roque; limpia metales, fórmula antigua y exclusiva de nuestro protagonista; jabón de glicerina; cebos matacucarachas y para toda clase de bichos; cerote (cera que usaban los zapateros); jabón de marsella líquido para lavar la ropa; ácido oxálico para limpiar el mármol, el plástico o los cascos de los barcos cuando amarillea; betún de judea; tratamiento de la madera contra los insectos xilófagos (la carcoma); cola para reforzar los lienzos de pintores y artistas, ...

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En la Droguería, con un antiguo empleado y dos de sus hijos.

PREMIO AL ESTABLECIMIENTO TRADICIONAL.
«Este 2008, el Centro Municipal del Patrimonio Histórico de la Concejalía de Cultura del Ayuntamiento, concede el diploma de establecimientos tradicionales a Droguería Roque, como reconocimiento al mantenimiento de un establecimiento tradicional durante generaciones.  La de Roque es una de las escasas droguerías que aún permanecen abiertas en la ciudad. Ha cumplido cincuenta y siete años. Traspasó una perfumería que ya contaba con veinte años de antigüedad y cuyo nombre era muy apropiado para la época “La Inglesa”. Muy pronto se amplió el negocio a droguería. El fundador de la tienda es José Roque Morales Augusto, al que todos conocemos como Roque. A él le cabe el mérito de haber mantenido el negocio durante más de medio siglo, pero también el de haber transmitido la ilusión a sus hijos, pues casi todos ellos se dedican a la misma ocupación. El negocio se ha mantenido con la colaboración y el trabajo de toda la familia. Y se ha mantenido en tiempos difíciles, en los que abundan otro tipo de establecimientos menos especializados. Pero el buen trato y el afán por solucionar a los clientes problemas domésticos muy variados, han marcado siempre a este establecimiento. Por tanto, era ya momento de hacerles este pequeño homenaje.» Del discurso del alcalde de la Ciudad, Enrique Moresco, en la entrega del Diploma el Día Local de Patrimonio Histórico, celebrado el 5 de diciembre de 2008.

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La amplia familia de José Roque Morales Augusto, arropándolo, el día que recibió el Diploma del Centro Municipal de Patrimonio Histórico, en un acto celebrado en el Centro Alfonso X  'el Sabio'.

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Primera Comunión del Colegio La Salle “Santa Natalia” celebrada el día 27 de mayo de 1965. En la foto aparecen en el centro, a la izquierda, el Hermano Gonzalo (que luego pasaría muchos años destinado en el colegio de Puerto Real) y el director, Savador Juan o Hermano Manuel. Para una mejor identificación, fraccionamos la fotografía en dos, relacionando aquellos que alcanzamos a reconocer (¿o mejor dicho recordar?).

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Fila superior: Vaca, dos desconocidos, Neva, Gregorio Cardellat García, desconocido. Fila segunda: José María Morillo, desconocido, Kiko Sanchez, Antonio Díaz. desconocido, Ríos, desconocido; Fila tercera: Valle, Miguel Roselló, Méndez, dos desconocidos, Ahucha Poullet, Arana y Buhigas; Fila cuarta: desconocido: Juan Luis Rincón Ares, Eduardo Blanca, Contreras, desconocido y el Hermano Gonzalo. Fila del suelo: Aguilar, Giraldez, Perea, Domínguez, Desconocido, Guerrero.

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Fila superior: Tres desconocidos, Gatica, tres desconocidos. Fila segunda: desconocido, Obregón, dos desconocidos, Prius Gentil, desconocido. Fila tercera: Buhigas, Vicente Vela, Sánchez, Francisco Andrades, desconocido y Castillo. Fila cuarta: el Hermano Director (Salvador Juan, o Hermano Manuel), dos desconocidos, Herrera, Pepe Aragón, primo de Nicolás Jiménez Aragón, actual profesor del Centro. En el suelo: Guerrero, Rojas, Graván, cuatro desconocidos y Calle.

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Colegio Las Carmelitas. Mayo 1958, Todos gentes de El Puerto: los hermanos Bellvis: Javier y Marisol, única niña por aquello de separar las niñas de los niños; Luis Áspera, Paco Zamudio, Jaime Renedo, Mariano Medinilla, Miguel Lizaso, Javier Díaz, Hörh, Velarde, Julián Flores y otros...

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De izquierda a derecha: Manolo Morillo, Antonio Márquez y Pepe Mesa. Década de los 60 del siglo pasado.

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De izquierda a derecha: Ana María Custodio Cárdenas, Paquita, del Bar Andrés de la Calle San Juan y Rosa Cervera Díaz. Década de los sesenta del siglo pasado.

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El Paseo de la Victoria, a la entrada de la Velada, por el Camino de Urda.

«Cuando caía la noche,  la Feria se trasladaba a la ciudad y se hacía burguesa, la feria alcanzaba su continuidad en el paseo de La Victoria, donde se celebraban animadas veladas nocturnas, embellecidas por una rudimentaria iluminación extraordinaria, “magníficos candelabros como alumbrado ordinario, y multitud de adornos, pedestales con estatuas y jarrones”,  que junto al ambiente en las casetas y ‘El Cortijo’ contribuían a transformar las noches en “una mansión  de delicias”

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El 'show' de la cabra. En la Feria de Ganado de El Puerto situada en El Palmar, frente y en lo que son los terrenos actuales de PRYCA. Año 1962.

Nos cuenta la historia que allá por el año 1871 en el Pago de El Palmar nuestra feria tenía sobre todo un carácter ganadero, era un escaparate donde se mostraban ganados y caballerías, donde las transacciones comerciales se festejaban con una copa de vino bajo los precarios toldos instalados en mitad del campo. Según quienes la conocieron, ya a mitad del siglo pasado la fiesta del Pago del Palmar era semejante a una “romería sin santo y sin ermita”, ya que no estaba consagrada a ninguna imagen religiosa “ni tampoco  podía considerarse una feria en su sentido tradicional”.

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En Crevillet, con la Caseta Municipal instalada en los antiguos baños públicos. A la drecha un grupo de jóvenes con el traje a la moda, a la rodilla. Corría el año de 1966.

Posteriormente, cuando se desvió la carretera del ‘caminito pa Jeré’ y el parque de la Victoria quedó cortado por el asfalto, se vio la necesidad de trasladarla a otra ubicación, eligiéndose entonces el barrio  de Crevillet,  en 1966.  Crevillet fue una feria de transición,  una fiesta urbana y marinera por la cercanía del río Guadalete y la playa de La Puntilla, entre la romería de cantes y toques de guitarra y la fiesta multitudinaria a golpe de decibelios. Durante años,  mantuvo un recinto ganadero de muestras, que seguía dando una dimensión comercial al festejo.

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Primeros años del Recinto de Las Banderas, hace 26 años. La Caseta Municpal, de lona, simulaba a la entrada una réplica del Vapor. Año 1983.

Finalmente, aquel recinto ferial fue absorbido por el crecimiento urbano, y en 1981 se decidió habilitar el Real de Las Banderas,  un amplío espacio con el que la fiesta volvía a los pagos agrícolas, hacia la campiña, de donde procede el carácter de la feria actual: vinatera,  hípica y taurina. La Feria, nuestra Feria de Primavera es como un poema de sabor clásico que paladeamos durante trescientos sesenta días al cabo de un año, y que consigue saciar nuestro ánimo más lúdico, en tan sólo cinco, de sensaciones dispares que luego quedan almacenadas en el disco duro de la nostalgia." Manolo Morillo. Del Pregón de la Caseta Los Romero. 2009. (Fotografías Archivo Municipal).

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Fotografía en la Feria de El Puerto 2008. Autor: Miguelno.

SEVILLANAS DE VERDE Y ORO.

Rincón de Puerto escondío
plazuela de la Herrería;
donde jugando soñaba,
con ser torero algún día…

…Marinero en tierra soy
viendo los barcos llegar,
por que quién nace en El Puerto,
consigo lleva la mar.

Misteriosas las bodegas
donde sestean los vinos;
donde el vientre de las botas,
al dar a luz paren, fino.

Rubias arenas sus playas
por tibias aguas bañadas;
rumor de olas que componen,
para el Puerto, su balada…

Oro es su sol y su vino.
verde su mar y su campo;
por que lo quiso el destino,
oro y verde es mi bandera,
por la que pierdo el sentío.

Y que ¡VIVA EL PUERTO Y SU GENTE!
Al Puerto y a mis distinguidos paisanos con el deseo de que pasen una muy feliz feria 2009, esta sevillanita por si alguien se atreve a cantarla este año.

Original: Rafael Ángel Moreno Naval
El Puerto, 24 Abril de 2009

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Fotografía en la Feria de El Puerto 2008. Autor: Belén Molina.

MÍRALA CARA A CARA.

Por ahí va un profesor del conservatorio con una tajá como un piano. Por ahí va un maletilla preguntando quién ha visto toros en El Puerto. Por ahí va una chiquilla llorando, con la cara y el cabello rosa, que no ha pasado la prueba del algodón. Por ahí va un guiri cantando que sueña la margarita con ser Romerijo. Por ahí va un tío bastísimo bebiendo Fino. Por ahí va una inmigrante que pone en las solapas flores de otro mundo. Por ahí va un piloto con un perrito. Por ahí va El Ratón vacilón, con sombrero, pañuelo y bastón.
Mira a ese vecino de Las Viñas, bebiéndose la urbanización entera. Mira al seductor de tu jefe invitando a su secretaria a un rebujito. Mira al chaval de la tienda de muebles, que por fin salió del armario. Mira al profesor de física de Pablito buscando, como Arquímedes, un punto de apoyo,  para no volver a besar el albero. Mira a la dependienta de la papelería de enfrente de casa, con los papeles totalmente perdidos. Mira al cura de la parroquia rememorando el milagro de las bodas de Caná. Mira al presidente de la peña madridista, paseando, cabizbajo, por el Real. Mira a ese mimo hablando por los codos.
Por ahí va una chochona con una muñeca. Por ahí va un grupo de patitos pescando niños. Por ahí va un pony, en su día libre, dándose una vuelta un poco más grande. Por ahí va un nostálgico preguntando por la caseta de Tierra, Mar y Vino. Por ahí va un compañero del Alambique meciendo la columna a derecha e izquierda, como si fuera un paso de Semana Santa. Por ahí, por la calle del infierno, va un catequista desesperado con su niño Jesús. Por ahí va la mujer barbuda, con una empleada de Corporación Dermoestética.
Mira a la Charo, que no hay quien la corrija. Mira al secretario de la Falange,  poniéndose puo en la caseta de Comisiones. Mira al equipo de rugby, en plena melé por un plato de gambas. Mira al rojazo de Marcelino, bailando cara al sol. Mira a ese guaperas, en la cola del servicio, con la barbilla incrustada en el ombligo, esperando para una Micción Imposible. Mira al cursi de mi cuñado,  pidiendo un pinchito del norte del Magreb.
Por ahí va, derrochando hospitalidad,  la Feria de Primavera, esa fiesta de los sentidos en la que conviven, fraternalmente,  todas nuestras contradicciones.
Pepe Mendoza.
www.pepemendoza.blogia.com

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Feria de Ganado y Velada en el Paseo y Jardines de la Victoria. Año 1917. Dorso de Tarjeta Postal.

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