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fino_osborneEl Restaurante Guadalete acogió, mediados los años sesenta del siglo pasado a “La Peña Amigos del Fino Quinta”, siendo sus promotores Ángel Alonso Alejo, exportador de pescados y mariscos padre de los Alonso Gómez; Juan Crespo Rodríguez, también exportador de pescados; Cristóbal Romero Raposo y José Fernández Bernal, Pepe ‘Chiquete’, subastadores  de pescados y mariscos, unidos todos con el patriarca del Guadalete Eugenio Espinosa Morales y sus hijos Juan y Eugenio Espinosa Palacios, teniendo una estrecha colaboración con ellos la Firma Osborne, especialmente su departamento de publicidad, cuando la firma vinatera se implicaba en la Ciudad y estaba presente en multitud de eventos de la vida local, devolviendo de alguna manera a El Puerto lo que los trabajadores de El Puerto le dieron para que la entidad vitivinícola llegara a  ser una de las bodegas líderes del Marco del Jerez

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Instantánea tomada el 28 de enero de 1966, en el Restaurante Guadalete, con motivo del homenaje ofrecido por la Peña Amigos del Fino Quinta a Pilar Osborne Fernández, con motivo de su nombramiento como Fallera Mayor de la Falla Cuba-Puerto Rico, de Valencia.

Fila superior, de izquierda a derecha: Manuel Gatica Rivas; Julio Flores (chofer de Juan Crespo); Fila del centro: Luis Callealta Sánchez; José Simeón Caro; Milagros Roselló Tarrío; Tomás Osborne MacPherson; Pilar Osborne Fernández, José Cuevas Flores, Francisca Zamacola, José Luis Gómez Bermudez, del departamento de Publicidad de Bodegas Osborne, Juan Espinosa Palacios, Manuel Espinosa Morales, Cristobal Romero Raposo; Juan Crespo Rodríguez, Angel Alonso Alejo --Padre de los Alonso Gomez--, Juan José García Cressi; Milagros Palacios Álvarez y Eugenio Espinosa Morales. Sentados: Santiago Masa Redondo, Comandante de la Guardia Civil, desconocido, Luis Fisteni, Teniente de la Guardia Civil, Miguel Pacheco Felices, José Fernández Bernal "Chiquete”. En primer término a la izquierda, José Antonio Osborne Vázquez.

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Los anteriores, reunidos en torno a las viandas del restaurante Guadalete y Fino Quinta de Osborne.

Durante años y en la Feria de El Puerto y Jerez sería el recordado Juan Espinosa Palacios quien acogería a la “Peña los amigos del Fino Quinta” en la caseta de ‘Ostras del Sur’, con su compadre y amigo Carmelo (el taxista que acompañaba a Manuel Gutiérrez, ‘Manolito el Cochino’ a Madrid, un hombre legal ya jubilosamente jubilado, de confianza, amigo también de Luis Fernández Chulian, también exportador de pescados y mariscos) y un portugués que se llamaba José Manuel Seixas Dos Anjos; era grande también este  portugués porteño de toda la vida que nos dejó hace algunos años.

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Los camareros que servían a la reunión, a la izquierda Mancera y a ña derecha Gabriel Simeón Caro, hermano de Pepe Simeón.

Juani ‘el de Guadebro’ se reunía con buena gente… Y se fue también a la Feria del Campo, a Madrid, llevando los productos de la zona, ostiones y Fino Quinta. Eran famosos los concursos de apertura y presentación de ostiones, que él preparaba y conocía como nadie. Una Peña no al uso que con exquisiteces del mar y Fino Quinta celebraban sus acontecimientos más importantes, aprovechando también la situación de bonanza de los años setenta que vivió el sector pesquero.

magnificos_finoquinta_puertosantamariaEste cartel, presidía los encuentros de la Peña:

Los magníficos de Fino Quinta
saludan a Osborne y Cª
Si el médico le diagnostica
que alta tienes la tesión, bebe
Fino Quinta
y te pondrás “mejón”.

Fotos: Colección Pepa Alonso.

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En la imagen, Fernando Camacho Arana (ver nótula núm. 1.851 en GdP)

Dedicado al tapatólogo Gabriel Alconchel, gran higuista.

'--A los reondos y durse' cantaban los hombres rústicos por las calles. Conducían unas “amotos” (moto rústica) más viejas que el taparrabos de Tarzán. En la parte de atrás portaban dos peazos de cerones de esparto donde iba el preciado fruto. Todos estaban morenos, no precisamente los pobres míos de ir a la playa y se tapaban con gorrillas, preferiblemente de acuadritos. Recuerdo que en el barrio la gente salía con los platos en la mano para que el hombre rústico les sirviera la “ocena”, unidad de medida por la que se vendían los higos.

No sabía muy bien si su nombre eran higos chumbos o chungos, porque los pobres míos eran de segunda división. Mientras sus primas hermanas las brevas, de suave frescor, y los higos negros, se lucían en las fruterías de tronío con el pomposo nombre de frutas de temporada, el se paseaba en serones por las calles, muertecito de calor y además con un abrigo de púas.

Siempre que mi madre salía a comprar la ocena, me enrolaba en la expedición para disfrutar de la ceremonia del pelado de los higos. Me llamaban la atención las peazos de manos de los hombres rústicos, capaces de derribar hasta un hipopótamo de una sola cachetá y como eran inmunes a clavarse las puyas… aunque yo creo que éstas, cuando impactaban en su piel, hasta rebotaban de lo hartas que estaban esas manos de coger higos, tagarninas, aceitunas y todo lo que se pudiera por el campo. Una vez uno relataba, mientras manejaba con destreza la navaja con la que pelaba los higos,  que una pitonisa intentó leerle las líneas de las manos y le dijo, chiquillo tu más que líneas lo que tienes aquí es la autopista Cádiz Sevilla de lo ancha que es.

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En la imagen, Juan Guerrero Villegas 'el Rifle'.

Enrolarse en la expedición tenía como premio que me comía el higo de regalo que daban por la ocena en una demostración más de que el tres por dos no lo inventaron los chichinabos del Carrefú. Ya no se ven los hombres rústicos por las calles, por lo menos por los pueblos por donde me muevo, pero los higos no han dejado su carácter de segundones. No se venden en los puestos de las plazas, sino en los exteriores, casi clandestinos, en bolsitas transparentes, que sustituyen a los platos de duralex de cuando había que llevar el envase puesto.

Pero los higos “chungos” siguen teniendo el encanto de lo salvaje, de todo lo que se come a chupetones, el encanto de que el caldo que sueltan te llegue hasta el codo. Deben de estar fresquitos y no comerte más de seis porque si te pasas te puede dar un tralará de cuarto baño.

Permitemé una solo pregunta ¿tú de que eres de los verdes o de los coloraos de final de temporada? Y segunda pregunta ¿es tapatológicamente correcto comérselos en una mousse con crujiente de sus pepitas?. /Una reflexión tapatológica de Pepe Monforte.

Más sobre higos chumbos en Gente del Puerto.
Nótula núm. 376 de Luis Suárez Ávila.
Nótula núm. 1.788 de Alberto Boutellier Caparrós.

Según el conocimiento que se tiene al día de hoy, los primeros pobladores que se establecieron en tierras portuenses lo hicieron durante la I fase del Neolítico, hace unos 6.000 años (datado por Carbono 14), en un paraje inmediato al mar y próximo al arroyo Salado de Rota, en el pago de Cantarranas (carretera El Puerto-Rota).

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El territorio de Isla Cartare con los asentamientos más antiguos del entorno del Salado de Rota, con dataciones por radiocarbono.

La presencia humana en nuestro término es muy anterior, constatada en las excavaciones que se realizaron a fines de los 70 y comienzos de los 80 en plena costa, en El Aculadero, donde se localizó –según las últimas revisiones del material- un taller lítico de pescadores y mariscadores del Paleolítico, activo hace unos 110.000 años; pero la primera comunidad que tuvo el fin expreso de arraigarse y crear una pequeña sociedad tribal con intereses comunes y compartidos, esa fue la que se asentó en Cantarranas, probablemente procedente de algún punto –al aire libre o en cuevas- de las sierras gaditanas.

CANTARRANAS Y LA VIÑA
El yacimiento de Cantarranas lo descubrimos –junto a nuestro amigo José Ignacio Delgado ‘Nani’ y en nombre del recién fundado Museo Municipal dirigido por Francisco Giles- en 1982, cuando se desmontaban –para la construcción y las fábricas de botellas- las grandes dunas eólicas de hasta 6 metros de altura que cubrían el paleosuelo de arcillas rojas y margas sobre las que se asentó la población neolítica.

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Algunos de los silos y otras estructuras excavadas en Cantarranas. / Foto, Museo Municipal.

Por vía de urgencia, el Museo realizó una primera campaña de excavación en 1982-83, a la que siguieron otras en 1985 –dirigida por Diego Ruiz Mata- y 1986 –a cargo de José Ángel Ruiz Fernández.

En conjunto, en un espacio de unos 6.000 m2 se detectaron los fondos de algunas cabañas del poblado (circulares y ovales, que tendrían paredes de adobe y cubierta vegetal), un extenso taller lítico (3.000 m2) lindero al hábitat, donde facturaban las herramientas precisas para la actividad agrícola (María Valverde estudió cerca de 9.000 objetos, tallados en sílex, principalmente, y en cuarcita), y numerosos silos –12 se excavaron, todos con perfil acampanado- para el almacenamiento de los excedentes de cereales, que fue la base, junto a la actividad ganadera y los recursos pesqueros y marisqueros, de la subsistencia económica del poblado. Y también la de su continuidad y su desarrollo espacial. 

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Vasos del llamado ‘silo de Enrique’ de Cantarranas y elementos líticos de piedra pulimentada y sílex. / Foto, Museo Municipal.

A comienzos de la Edad del Cobre  (o Calcolítico) –hace unos 5.000 años-, la población de Cantarranas creció para ocupar en toda su extensión (5.000 m2) un cerro (45 m) inmediato a la línea de costa y cerca de la desembocadura del Salado, La Viña, a un kilómetro del hábitat neolítico originario.

En 1984, al comenzarse a urbanizar el cerro –hoy Poblado Naval-, se realizó una primera excavación por la Delegación Provincial de Cultura dirigida por Lorenzo Perdigones y otras en 1986-1987 por nuestro amigo –arriba citado- Pepe Ruiz.

Los trabajos dieron por resultado la localización de unos 200 silos, cuyos materiales ofrecieron el mismo horizonte cultural de Cantarranas en su etapa final de la transición al Cobre Inicial, hacia los años 3000-2500 antes de nuestra era.

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Silo de La Viña que contenían vasijas cerámicas. / Foto, Museo Municipal.

Pero no se ocupó La Viña para ser habitada –no se detectó ninguna huella de cabañas-, sino exclusivamente para almacenar los excedentes agrícolas. El hábitat, probablemente, se encontraría más al oeste, junto a la boca del Salado, por el espacio que ocuparía la aldea andalusí de Casarejos. Y también, en casos puntuales, varios silos fueron reutilizados para acoger enterramientos de inhumación individuales y colectivos, en los que se exhumó un rico material cerámico depositado como ofrenda.

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Enterramiento de la Edad del Cobre de La Viña descubierta en la campaña de 1987. / Foto, José A. Ruiz Fernández. 

Enterramientos que eran contemporáneos a los que se descubrieron, al otro margen del arroyo Salado, al construirse en los años 50 la Base Naval: la necrópolis de ‘cuevas artificiales’ que dio a conocer Berdichewsky; cronológicamente vinculados al hábitat localizado al interior del Salado en el yacimiento de Casa Cortázar, también en término roteño.

Así pues, según los estudios de los yacimientos referidos, a uno y otro lado del arroyo Salado existió un importante núcleo poblacional –inicialmente establecido en Cantarranas en pleno Neolítico- que perduró hasta su transición al Calcolítico, cuando durante algún momento impreciso de la primera mitad del tercer milenio a.C. el poblado de Cantarranas-La Viña fue abandonado. Acaso su espacio y su entorno, después de ser habitado y explotado agrícolamente durante más de un milenio, estaba bien amortizado y fue preciso ocupar nuevas tierras en un tiempo nuevo.

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El yacimiento arqueológico de Cantarranas en 1982, cuando lo descubrieron José Ignacio Delgado y Juan José López. / Foto, Museo Municipal.

EN LA LAGUNA DEL GALLO
El Calcolítico se desarrollará en las tierras de nuestro término municipal en dos áreas: en la Sierra de San Cristóbal –al menos en los poblados de Las Beatillas y La Dehesa (éste, el origen del hábitat del Castillo de Doña Blanca), de los que escribiremos en otra entrega- y en el área de influencia del arroyo Salado de Rota y sus afluentes (ver nótula 2.231), de cuyo poblamiento haremos breve memoria a continuación.

Diez kilómetros tierras adentro del arroyo Salado –la columna fluvial que vertebra la campiña portuense- se encuentra la hoy desecada Laguna del Gallo y su marisma, que antes de que las tierras linderas invadieran, por la reciente acción del hombre, buena parte de su terreno, ocupaba una extensión de 120 a 150 hectáreas; espacio lacustre que se alimentaba, abriéndose camino entre las ‘tierras negras’ bajas, por el arroyo del Gallo, que también vertía sus aguas al Salado.

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Cuando las lluvias son abundantes, aún se puede entrever las dimensiones de la laguna del Gallo, como en esta imagen tomada en 1996 desde Las Animas. / Foto, Juan José López Amador.

El entorno de la laguna está rodeado por cerros de albarizas con cota máxima de 90 metros, que si hoy son terrenos desnudos dedicados –desde hace dos mil años- a la roturación agraria intensiva, en la Prehistoria reciente su espacio lo ocupaba un bosque abierto de alcornoques, encinas, coscojas, sabinas, pinos piñoneros…, envueltos con arbustos de jarales, torviscos, brezos…

Según los resultados de nuestras prospecciones, desde su primera ocupación hacia mediados del III milenio a.C., el entorno de la laguna del Gallo mantuvo una población continuada –con algunas fluctuaciones espaciales- durante 2.300 años, hasta el fin del periodo turdetano, a fines del siglo II a.C., cuando Roma impuso otra organización espacial del territorio, explotándose las tierras de la campiña a gran escala desde villae rústicas (antecedentes de los actuales cortijos), desapareciendo los antiguos núcleos de población. 

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Vista de la cara suroeste de Campín desde la laguna del Gallo. / Foto, J.J.L.A.

No sería hasta la época andalusí, entre los siglos X al XIII, cuando el entorno de la Laguna del Gallo volvió a poblarse con aldeas, en número de cinco: CampixGrañina, FinojeraPoblanina Fontanina. Con la conquista cristiana de la región mediado el siglo XIII, el modelo volverá a ser el romano, dividiéndose el espacio en latifundios en manos de una elite económica y social; distribución que se ha mantenido, en buena parte, hasta nuestros días

EL CÍRCULO Y LOS ÍDOLOS DE CAMPÍN BAJO
islacartare_3_9_puertosantamariaSegún indican los materiales culturales prospectados, fue al noroeste de la laguna del Gallo, a media ladera de un cerro, en las tierras de Campín Bajo, donde se estableció durante la Edad del Cobre una importante población –continuadora de la de Cantarranas-La Viña-, el núcleo que vertebró –también con la actividad agropecuaria como base de su desarrollo- el entorno de la laguna, donde se emplazaron otros asentamientos coetáneos de menor entidad y seguramente de él dependientes, arqueológicamente detectados en Venta Alta y, al mismo pie de la laguna, en Pocito Chico. Otro lo localizamos más al sur, en Vaina, junto al curso del Salado (ver primer plano adjunto).  /En la imagen de la izquierda, detalle del vuelo aéreo de 1979 en las tierras de Campín Bajo, donde se aprecia la huella de una gran estructura circular con dos arroyos que la rodean. 

islacartare_3_10_puertosantamariaEn 1984, el geógrafo del Ayuntamiento José Luis Martín informó al Museo de la existencia de una extraña estructura soterrada en las tierras de Campín, según observó en algunas fotografías aéreas entonces tomadas. Ciertamente, según cotejamos con otros vuelos aéreos, bajo tierra parece existir un recinto circular de 120 metros de diámetro (algo mayor que la Plaza de Toros de El Puerto) con la apariencia de ser un poblado cercado o fortificado, que tiene una amplia abertura en el flanco sureste junto al que discurre el curso de dos arroyos –hoy desecados y derivados del arroyo de Campín- y percibiéndose al interior de la estructura anillos perimetrales menores, derrumbes y construcciones de incierto origen.

En este lugar localizamos un ídolo cilíndrico de mármol (20 cm de altura), que aunque presenta la superficie muy desgastada, conserva en la parte trasera el peinado en zigzag propio de estos símbolos religiosos de la Edad del Cobre que se han hallado en algunos asentamientos de Isla Cartare: en las marismas bajas del Guadalquivir –Lebrija, Trebujena y Sanlúcar- y en Torrecera (Jerez), en el curso medio del Guadalete. /En las imágenes superior e inferior, a la izquierda, Idolo cilindro y  Estatua-menhir (‘la dama del Gallo) procedentes del entorno de Campín Bajo. / Fotos, J.J.L.A.

islacartare_3_11_puertosantamariaY abajo de Campín, junto a la laguna del Gallo y al yacimiento de Pocito Chico, en 1999 descubrimos en superficie, extraída por el arado, una pieza cilíndrica (30 cm de grosor) de mármol, fracturada, con una figuración antropomorfa femenina –la dama del Gallo la llamamos-- al modo de un ídolo cilíndrico pero de gran tamaño, similar al de una ‘estatua-menhir’. Tiene un rostro estilizado conseguido por pulimento y la cabellera tallada a golpes. La pieza conserva 1 metro de altura, encontrándose rota a la altura de una hendidura que recorre su perímetro y parece dividirla en dos mitades, por lo que en su origen tendría al menos 2 m de altura. Cronológicamente, ambos ídolos podrían fecharse –grosso modo- a mediados del III milenio a.C., en los inicios de la ocupación de Campín Bajo durante la Edad del Cobre. 

HUELLAS DEL MEGALITISMO 
Estos ídolos son manifestaciones ideológico-religiosas de una sociedad desarrollada y jerarquizada, asociados a monumentos megalíticos, habitualmente a enterramientos colectivos en dólmenes. En el espacio que media entre las desembocaduras del Guadalquivir y el Guadalete sólo se han excavado dos, el sanluqueño dolmen de Hidalgo que en 1959 exhumó Juan de Mata Carriazo y en Rota el dolmen de Munive, pero su presencia en Isla Cartare sería un elemento habitual de su paisaje.

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Francisco Giles, entonces Director del Museo Municipal, y el profesor de la Universidad de Cádiz José Antonio Ruiz ante una estela en Venta Alta (hoy desaparecida), probablemente asociada a un dolmen existente en el lugar. / Foto, J.J.L.A.

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Rodrigo de Balbín –uno de los grandes especialistas de Europa en megalitismo y arte paleolítico- inspeccionando en Venta Alta la estela anterior. / Foto, J.J.L.A.

Elementos que formaron parte de dólmenes del Cobre son las cuatro estelas –de arenisca de la Sierra de San Cristóbal- que hallamos en el entorno de Campín y la laguna del Gallo: en Pocito Chico, una con la figuración de un guerrero, una gran cazoleta y otros elementos simbólicos (expuesta en el Museo, sede del Hospitalito), y otra con grabados esquemáticos y huellas de uso de pulimentar piedra; en Venta Alta, con un puñal islacartare_14_puertosantamariagrabado, asociada a un amontonamiento de grandes piedras soterradas que podrían corresponder a un dolmen; y una cuarta estela –hoy desaparecida- en un camino que pasa por Campín, de cuyas cercanías debía de proceder.

Como ésta de Campín, son abundantes las lajas de piedra que hemos encontrado (y seguirán apareciendo) en la campiña portuense, extraídas durante las labores agrícolas y que secularmente han servido y sirven para marcar los lindes de las fincas y las mojoneras de los términos municipales. Fracturadas por los agricultores para facilitar su transporte y su ubicación, al menos algunas son ortostatos, las piedras verticales con las que se erigían los dólmenes y otros monumentos funerarios. /En la imagen de la izquierda, estela junto al camino de Campín que sube de Pocito Chico a Grañina. 1999. / Foto, J.J.L.A.

EN LA EDAD DEL BRONCE
Decíamos que la población que se asentó durante la Edad del Cobre en el entorno de la laguna del Gallo perduró en el tiempo. Cerámicas del Horizonte cultural Campaniforme, que marca el comienzo del Bronce (hacia 1900/1800-1500/1400 a.C.), las hallamos en Campín Bajo, Venta Alta y Cortijo de los Santos Reyes; y en lugar más retirado, junto a la laguna Salada, en El Barranco. La distribución espacial de estos cuatro asentamientos –distantes entre punto y punto unos 3 km- parece indicar la existencia de una vía de comunicación con el extremo occidental de la Sierra de San Cristóbal, también habitada en este periodo.

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Área de influencia del Salado con los yacimientos con hallazgos Campaniformes, Cogotas I y Bronce Final I.

Otra vía de comunicación, fluvial, pudo existir durante el Cobre y el Bronce (y posteriormente) a través del arroyo Salado de Rota y sus afluentes para enlazar con los esteros de las marismas del Guadalquivir, como apuntamos –recogiendo antiguos testimonios historiográficos- en la nótula 2.217. De cualquier modo, los contactos, fuesen los que fuesen, entre los asentamientos de la laguna del Gallo y los de las marismas del Guadalquivir –especialmente con la población de Mesas de Asta- debieron de ser constantes en el transcurso de la Prehistoria reciente.

La continuidad del poblamiento en torno a la laguna del Gallo durante el oscuro periodo del Bronce Tardío también está atestiguada en los materiales cerámicos prospectados, que vienen a decir que –como ocurrió en toda la Baja Andalucía- se produjo una disminución de la población, abandonándose algunos asentamientos y concentrándose los grupos humanos en los hábitats más pujantes, con más recursos. En nuestra zona, así parece que ocurrió en Campín Bajo, que durante las últimas centurias del II milenio a.C. parece de nuevo presentarse como la población única o más importante de la campiña portuense a comienzos del Bronce Final.

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Dibujos de materiales cerámicos de Campín Bajo: a la izquierda, Campaniformes y del Bronce; a la derecha, Campaniformes, Bronce y Cogotas I.

Un nuevo tiempo surgirá a partir del siglo XIII a.C., acaso con el aporte de gente procedentes de la Meseta, originarios de la cuenca del río Duero; grupos ganaderos trashumantes que se asentarán en nuestras tierras –como lo hicieron en gran parte de la Península Ibérica- y dejarán su impronta –reconocible por la arqueología- en las cerámicas del Horizonte Cogotas I, que en nuestras prospecciones encontramos, exclusivamente, en Campín Bajo y en Venta Alta, con datación final para este periodo en el siglo X a.C. También se hallan en Mesas de Asta.

Por entonces se estaba fraguando en un alto grado de civilización la cultura indígena que posteriormente los griegos llamarán Tartessos, cuyas huellas se hallan en el entorno de la laguna del Gallo en seis asentamientos que localizamos en nuestras prospecciones –siempre con nuestros amigos José Antonio y Nani- de los años 80.

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Vista desde Pocito Chico hacia Campín Bajo. La ganadería fue una de las bases económicas de los poblados del entorno de la laguna del Gallo. / Foto, J.J.L.A

De esos poblados tartesios escribiremos en una próxima entrega, y también del tiempo en que navegantes fenicios, procedentes de algunas colonias del Mediterráneo, pisaron, por vez primera en el siglo IX a.C., los cerros de la laguna del Gallo y que con los indígenas tartesios entablaron fructíferos contactos comerciales.

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Hacha de bronce del yacimiento de Venta Alta. / Foto, J.J.L.A.

De ello escribiremos después de que en la próxima nótula lo hagamos –con la firma de José Antonio  Ruiz, su director-  de las excavaciones arqueológicas que se realizaron a fines de los años 90 en Pocito Chico con los hallazgos de vestigios de poblados de la Edad del Cobre y del Bronce, a orilla de la laguna del Gallo. Al sur de Isla Cartare. / Texto: Enrique Pérez Fernández y Juan José López Amador.

Más de Isla Cartare en Gente del Puerto:
2.217. Isla Cartare. Un recorrido por la historia del término municipal. (I)
2.231. El arrollo de Salado de Rota y la Aldea de Casarejos. Isla Cartare (II).

franciscojaviermerellogaztelu_puertosantamaria2En 1973, el 19 de julio, el concejal de Turismo y Playas, F. Javier Merello Gaztelu, (ver nótula núm. 1.131 en GdP) era entrevistado por el periódico jerezano La Voz del Sur, que titulaba a toda página “La Costa portuense en pujante desarrollo turístico”, cuyo recorte se conserva en el Archivo Municipal. Paradójicamente, aquel 1973 se produjo la primera Crisis del Petróleo con los importantes efectos que tuvieron sobre la inflación y las devaluaciones de la peseta. /En la imagen,  F. Javier Merello Gaztelu. /Foto: Colección de la familia.

Merello entró como concejal de Turismo en 1971 con Fernando T. de Terry Galarza como alcalde y llegaría a ser primer edil en una corporación pre democrática durante 1977-78. A su trabajo se deben muchas de las primeras piedras --y hasta edificios-- en el que está basado el turismo portuense en la actualidad. Otros no llegaron a ver la luz. Hoy 27S, cuando la Ciudad celebra el Día Mundial del Turismo, Gente del Puerto le recuerda, entresacando algunas de sus declaraciones en el desaparecido rotativo provincial.

“Para sacar a la palestra Puerto de Santa María, tenemos siempre argumentos suficientes de esta histórica ciudad hermana. Pero en esta oportunidad y dado su especial momento turístico, hemos querido recabar la autorizada opinión de la persona que en el equipo municipal tiene encomendada por la Alcaldía la delegación de Playas y Turismo, los dos puntos diríamos posiblemente básicos de ese despegue portuense.

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Recorte de prensa del 19 de julio de 1973. La Voz del Sur. Jerez.  /Colección: Archivo Municipal. Digitalización: V.G.L.

--Sr. Merello ¿hasta donde va a llegar esa evolución de la costa del Puerto?.
--La costa portuense desde Valdelagrana hasta Fuentebravía, está en pujante desarrollo turístico a escala internacional. Es un hecho que incluso está sorprendiendo a quienes no dudando de las enormes posibilidades de nuestras playas, no vislumbraban la de una evolución tan real y tan rápida. Cuando se tiene una buena costa para “abonar” yo entiendo que son dos factores decisivos los que cuentan: el primero un Ayuntamiento de equipo entregado y un alcalde, como el nuestro [Fernando T. de Terry Galarza, (ver nótula núm. 749 en GdP)] , que sea hombre de empresa, sin límites de horas para trabajar por su ciudad y a la vez emprendedor y con visión de futuro; y por otra parte la intervención de la iniciativa privada.

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De izquierda a derecha, Javier Merello, Carlos del Poyo primer teniente de alcalde, Fernando T. de Terry, en el despacho de la alcaldía el 1 de enero de 1973. /Foto: Rafa. Archivo Municipal.

--¿Tenéis ambas cosas?
--Ciertamente si y en ello la clave del éxito, dentro de que tengamos algunos errores, como todo humano. [...] En cuanto a la iniciativa privada está totalmente volcada, ella es en parte local y en mucho cercana, aún cuando no faltan de otras regiones, cada vez con mayor interés y ello demuestra la seguridad de nuestro Puerto turístico en marcha.

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Día del Turista, entregando claveles a los vehículos con matrícula de otras provincias, en los accesos a la población. /foto: Rafa. Archivo Municipal.

--Entonces... ¿todo sobre ruedas?.
--Pues sí, pero no tan fácilmente como se puede suponer. A la Alcaldía y a todo el equipo del Palacio Municipal le corresponden para este progreso tareas muy duras y de enorme responsabilidad porque no todo es hacer y atraer a quienes hagan; es preciso planificar, coordinar, ordenar y para que cuanto se está haciendo resulte bien en un futuro. Por otra parte las realizaciones netamente municipales, se ajustan a unos ingresos y en este orden la problemática de la administración local, exige una férrea y controlada política económica.

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Mises en la Feria del Vino de Verano en 1973. De izquierda a derecha, Reyes Alves Lapeña, Miss Valdelagrana;  Miss La Puntilla solo sabemos que es la esposa de Tobi; Angelita Velázquez Gaaza, Miss Fuentebravía y Miss Feria del Vino cuyos nombre desconocemos. /Foto: Rafa: Archivo Municipal.

--Bien, pero hablemos de playas, de sus reformas y demás...
--El actual Ayuntamiento trazó un plan a realizar en varios años, totalmente definido en cuanto a las tres playas en las que se prestan servicios municipales: Fuentebravía, [sic], Valdelagrana y La Puntilla, aunque tiene en su laborar proyectos que afectan a gran parte de sus 18 kilómetros de de costa. En este plan hemos tenido que ser rígidos y si se quiere, en principio antipopulares. Pero la transformación de las instalaciones de cara a una dignificación y a un turismo era necesario y se ha cumplido al pie de la letra cuando ya hemos entrado en este tercer Verano y nos cabe la satisfacción de que el público ya las ha valorado y sancionado con su total identificación y comentarios elogiosos

--¿Muchas inversiones?
Las municipales solamente en zonas de playa, yo calculo así por encima que en estos últimos meses sobrepasen posiblemente los cuarenta millones de pesetas [aproximadamente dos millones y medio de euros en la actualidad].

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Paseo Marítimo de Valdelagrana y obras de construcción de apartamentos en primera línea de playa. 2 de febrero de 1973. /Foto: Rafa. Archivo Municipal.

--¿Y las privadas?
--Esto es más difícil precisamente por ser privadas, pero puedo hacer un cálculo aproximado solo a título de valorar, a dar una idea de lo que está comenzando a surgir en nuestra costa. Digamos que desde Fuentebravía a Vista Hermosa, urbanización modelo, incluyendo lo que en la finca Mochicle va a iniciar el Grupo Garrigues, se está construyendo o a punto de construir en un valor que posiblemente se acerque a los mil setecientos millones de pesetas. Después a la vista están las obras del Puerto Deportivo promovido por don José Ybarra, cuyo coste se habla de unos cuatrocientos millones. En Valdelagrana en primera fase el Grupo de Empresas de Inator Hotel Mar, está llevando a cabo obras muy adelantadas por cierto, del Complejo Puertomar con 396 apartamentos y 96 construidos y el Hotel Puertobahía en un construcción con un valor aproximado de quinientos millones, iniciándose pronto otro conjunto residencial por Provasa que será también de muy fuerte inversión, así como la próxima de Urbis que lleva también otro hotel y un elevado número de apartamentos. Adjudicada asimismo en Valdelagrana está otra parcela de cien mil metros a Stores de Madrid, para ubicar según parece tres torres de dieciséis plantas cada una. Si a ello unimos las zonas de chalets del municipio y de la Diputación Provincial y un Camping de lujo cuya primera fase estará lista este julio, será fácil dejar volar la imaginación para dar con construcciones de miles de millones y aún existe más, pero no me parece deba extenderme, aunque si citaré el futuro Campo de Golf, de 18 hoyos, el nuevo Hipódromo, la Sala de Congresos del Club de Publicistas, etc.

CabeceraLA-VOZ-DEL-SUR--¿Que es Jerez para El Puerto?
--Parte de nuestra propia vida, un hermano tan cercano que está aquí mismo y nosotros en él. Creo en muy mucho que Jerez y el Puerto van de la mano y forman prácticamente un conjunto que vive cotidianamente unidos por lazos familiares, comerciales y de proximidad, siendo la expansión de ambos mutuamente beneficiosa. En verano concretamente, Jerez está en gran parte en el Puerto”.

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Portada del Mercado de Abastos o de la Concepción. /Foto: Ruta de los Sentidos.

La Plaza de Abastos --o Mercado de la Concepción-- fue mandada construir por el Ayuntamiento en 1873 con el material de cantería del derribo del Convento de San Antonio de los Franciscanos Descalzos en 1868, tras la Desamortización de los bienes de la iglesia decretada por la Junta Revolucionaria creada en El Puerto. Muchas han sido las reformas que ha visto la plaza, remodelaciones, añadidos, cambios y hasta usos, que mantiene una capilla con el cuadro de la Inmaculada que encontramos en uno de los corredores del edificio, testigo de una tradición de más de dos siglos.

Ofrecemos una primera parte de puestos del Mercado de la Concepción, productos frescos y de calidad superior, en esta ocasión pescados y mariscos, carnes, aves y casquería, originales de Francisco Soto Alarcón ‘el Misterio’', tomadas hace unos años, con la identificación de las mismas por parte de la colaboradora de Gente del Puerto, María Jesús Vela Durán.

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Pescadería de Jesús Romero.

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Pescadería de Eloy Franco Sánchez, viudo de Consuelo Sánchez García, prima de los Ceballos.

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Pachi y Enrique Pérez Angulo de la Pescadería Ventura. Más información de la familia Ventura, en la nótula núm. 1.018. Pedro Cairón Calatayud, Pedro Ventura, en Gente del Puerto.

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Juan Barrero Marchena, de la Carnicería Centro. Más información en la nótula núm. 244, el carnicero metido a empresario, en Gente del Puerto.

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Juan Rafael Moreno Naval, de la Carnicería Hermanos Moreno. Más información en la nótula núm. 443, Hermanos Moreno, monodosis en manteca

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Carnicería de Juan Manuel González Borrás, hijo del tablajero Juan González Herrera. Nótula 260 de su hermano Fernando 'Tito', carnicero y futbolista, en Gente del Puerto.

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alvarovalientecuevas_puertosantamariaÁlvaro Valiente Cuevas, nació en el número 51 de la calle Federico Rubio --Pozuelo--, el 13 de febrero de 1952, siendo el cuarto de ocho hermanos: Lolichi, Margara, Paquito (+), Álvaro, Mari, Sofía, Inés y Antonio. Estudió poco tiempo, en el colegio La Salle, pues a los 10 años empezó a ayudar a la economía familiar como mandadero en el almacén de ultramarinos Pedregal, regentado por su viuda Ángeles Valenzuela Carribero, donde hoy está el Bar Triana, en la esquina de la calle Federico Rubio con San Bartolomé. Compañeros de juegos de la infancia fueron Antonio Carbonell, los hermanos Baleirón Segura, Manolín, Pepín y Antonio 'el Gordito' (+), Luis Cárave, ‘el Gorri’, ...

1952

El año de su nacimiento era alcalde de El Puerto Luis Caballero Noguera. Se estrenaba la película ‘La Niña de la Venta’, dirigida por Ramón Torrado y protagonizada por Lola Flores y Manolo Caracol. En julio se celebró en el Tiro de Pichón la tirada de Copa del Campeonato del Puerto de Santa María, con 58 escopetas. La Plaza de Toros es adjudicada hasta dciiembre de 1953 al empresario Manuel Belmonte García, a razón de 50.000 pesetas mensuales. El 3 de agosto de ese año se celebra una corrida de toros con Luis Miguel Dominguín, Rafael Ortega y Antonio Ordóñez; ese día entraron en El Puerto para ver el espectáculo, según estudio encargado al efecto, 1.522 vehículos, de los cuales 1.431 fueron automóviles y 71 autobuses.

enriquebartolome_1956_puertosantamariaEse año de 1952 llega a El Puerto, destinado al Instituto Santo Domingo, el profesor de Geografía e Historia Enrique Bartolomé López-Somoza (ver nótula núm. 222 en Gente del Puerto). Mariscos Romerijo iniciaba su andadura empresaria. Rafael Alberti publica ‘Buenos Aires en Tinta China’ y ‘Retornos de lo vivo lejano’. El pintor porteño, afincado en Sevilla, Juan Miguel Sánchez pinta el cartel de la Feria de Primavera. Francisco Dueñas Piñero empieza a dirigir la Banda Municipal de Música hasta el año 1982. Y desde 1952 y, hasta 1977, la Academia de Bellas Artes, Santa Cecilia organizaba la Cabalgata de los Reyes Magos. En 1952 los hermanos Merello se hacen cargo de la empresa Cacao Pico. Nacen el historiador local Javier Maldonado Rosso, Director del Centro Municipal de Patrimonio Histórico y el profesor de judo Tadeo Díaz; el notario José Ramón Salamero Sánchez-Gabriel; las políticas nacionales Rosa Díez y Esperanza Aguirre, la actriz Teresa Rabal, el cantante italiano Umberto Tozzi. Muere Eva Perón. /En la imagen de la izquierda, el profesor Enrique Bartolomé, a los pocos años de llegar a El Puerto.

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Álvaro, con la máquina de café, en el Bar Liba. Año 1963.

INICIOS EN LA HOSTELERÍA.
Y con 10 años, tras unos meses en el almacén de Pedregal, sus inicios en la hostelería: en el Hostal de Doña Irene --el Hostal San Nicolás-- (ver nótula núm. 1.933 en GdP) en la calle San Bartolomé; fue compañero suyo Manolo de la Flor ‘Cositagüena’ e iba a comprar tabaco al Bar La Concha, dado que tenían una importante clientela americana. Tras un año, pasó a trabajar en el Bar Los Tres Reyes, en el número 13 de la calle Nevería, con José Sánchez ‘el Nene’ (ver nótula núm. 1.023 en GdP).

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De izquierda a derecha, 'el Rubio', Julio Romero 'el Cordobés' y Álvaro Valiente. Bar Liba.

APRENDIENDO A LEER CON DIARIO DE CÁDIZ.
Luego, pasado algo mas de otro año, su siguiente aprendizaje fue en al Bar Liba, frente al muelle del Vapor, con Eloy López Vergara, que le enseñó a leer y escribir --le corregía y animaba-- con el Diario de Cádiz y la prensa deportiva. La siguiente etapa fue en el Bar La Ponderosa, propiedad antes que de José Basteiro, de los jiennenses Vicente y Alejandra, donde permaneció por espacio de dos años, marchando al servicio militar obligatorio que hizo en la Marina, primero en Cartagena (Murcia) y luego en la Base Naval de Rota, donde ejerció de camarero en el Bar hispano americano del Club ‘Hay Motivo’. Y por las tardes, --podía dormir en casa-- trabajaba con José Basteiro Pereira (ver nótula núm. 467 en GdP) en la Cervecería Cruz Blanca, hoy Cervecería de El Puerto.

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De izquierda a derecha, Paquito, Vicente el jiennense propietario del Bar La Ponderosa, Álvaro, Esteban y Manuel Caraballo. Bar La Ponderosa. 1969.

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Álvaro y Manuel Caraballo Pacheco, en la cervecería La Guachi, en 1975.

EN ROMERIJO.
En 1974 al licenciarse de las milicias, se incorporó a la Cervecería ‘La Guachi’, propiedad de Pepe Romero Zarazaga (ver nótula núm. 013 en GdP) cuyo responsable en aquel entonces era Baldomero Rodríguez Sánchez (ver nótula núm. 2.045 en GdP), retrasando éste la inauguración del establecimiento hasta que nuestro protagonista finalizara en el ejército de la Marina Española, siendo sus compañeros en aquella época Leoncio y Manolo Leveque como cocineros, Manuel Caraballo Pacheco, Manolo Laínez entre otros...

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De izquierda a derecha, Antonio Valiente, Isidoro, Álvaro Valiente y Pepito, el cocinero en 1979.

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De izquierda a derecha, Antonio y Álvaro Valiente Cuevas, en el Bar Transporte.

BAR TRANSPORTE.
Su periodo mas largo en la hostelería los cumplirá en el Bar Transporte, donde permaneció por espacio de 24 años. En 1978 empieza a trabajar en el establecimiento propiedad del transportista Lorenzo Cauqui Badallo, que pasará a propiedad de nuestro protagonista al poco tiempo. Aquello era algo así como un  centro logístico de transporte del que carecía El Puerto en aquellas fechas y Álvaro una especie de Cosario sobrevenido. Allí se podía contactar y hacer encargos para cualquier sitio de España, mientras muchas horas detrás de la barra iban fortaleciendo el negocio. Allí tuvo de cocinera a Jeroma Oreni, cuñada del ex alcalde Antonio Álvarez Herrera  (ver nótula núm. 362 en GdP).

callejonsandiegoBODEGA DE CARMEN CUVILLO.
Álvaro creció expandiendo el negocio con un espacio para celebraciones numerosas, propiedad de Carmen Cuvillo, en la la confluencia calle San Bartolomé, 61 y el desconocido  Callejón de San Diego, un callejón sin salida, oculto por una portada bodeguera, situado hacia el centro del tramo de la calle San Bartolomé comprendido entre la calle de los Moros y la calle Valdés. (ver nótula núm. 893 en GdP). El cocinero era Jesús Ramírez. En esta etapa deja el Bar Transporte y se dedica a la bodega, hasta que, --por mor de las obras que PRASA iba a realizar destruyendo el complejo bodeguero de Campo de Guía (ver nótula núm. xxx en GdP) y que por la oposición ciudadana no vio la luz-- acaba finalizando su contrato con los propietarios del espacio que había sido bodega de vinos.

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En la Venta Simeón, en la celebración de las Bodas de Oro de la boda de Pepe Simeón: de izquierda a derecha, Rafael Daza y esposa, Almudena Valiente hija de nuestro protagonista, Pepe Simeón y María del Carmen, Álvaro, Olga, Carmen y desconocido.

VENTA EL RUBIO.
Durante unos meses llevará, en el Camino Viejo de Rota la restauración de la Venta Simeón (también en su día ayudó a Juan Luis Arévalo en el restaurante La Choza) hasta que es vendida por la propiedad y Álvaro recupera un espacio que tuvo durante algún tiempo: la Venta El Rubio, en la carretera de Sanlúcar, donde permanece desde hace 11 años.

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De izquierda a derecha, el equipo familiar de la Venta El Rubio, su hija Almudena Valiente Daza, Álvaro, en la cocina su sobrina Anabel Daza Perdiguero y su hija Beatriz Valiente Daza y su yerno Ramón. Todo amabilidad, además de buenos y mejor cocinados alimentos.

Es un negocio familiar, atendido por miembros de la misma familia y dirigidos tras 52 años de experiencia, por Álvaro. En las redes sociales: Tridavisors, Foursquare o en Cosas de Comé solo se pueden leer buenos comentarios de esta apuesta gastronómica de Álvaro, y que tiene una devota clientela que repite con asiduidad para conocer la tradición y las nuevas propuestas que ofrece a sus clientes desde que empezara a regentar el mítico Bar Transporte, hace más de 30 años.

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Siempre sorprenden con sus creaciones culinarias, pero es de obligado cumplimiento probar la ensaladilla de pulpo, un plato que triunfa.

Entre sus amistades se encuentran, entre otros: Minervino Cortina, Miguel Mateo, Patino de Venta la Vega, Paco Rodríguez ‘el Escayola’, Andrés, otro escayolista que se fue a Brasil, ...

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Álvaro está casado con Leni Daza Peña, en la imagen.

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virginiahernandezlopez__puertosantamariaVirginia Hernández López nació en El Puerto de Santa María en 1889 falleciendo en 1962. Mujer extrovertida, alegre y emprendedora fue pianista y profesora de música en la Academia de Bellas Artes ‘Santa Cecilia’. Tiene una calle dedicada a su memoria en la barriada de Durango.

1889.

El 20 de mayo de dicho año, el alcalde de la Ciudad solicita a la Real Academia de la Historia que sea declarado Monumento Nacional la iglesia del Castillo de San Marcos, propuesta apoyada por la Comisión de Monumentos de Cádiz. El 22 de julio de 1889 hubo una espectacular bronca en la corrida celebrada en la Plaza de Toros, con Mazzantini y Lagartijo.

En 1889 se recibía en el Ayuntamiento escrito fechado el 25 de septiembre en el que la Superiora de la Provincia de Castilla de las Hermanas Carmelitas, comunicaba su intención de instalarse en El Puerto. Aquel año eran maestros en El Puerto ese año, entre otros, Milagros Gago, auxiliar en N.S. del Carmen; Josefa Blandino Roso, en N.S. de los Ángeles; Eduardo y Francisco Palou, auxiliares en S. Joaquín; Gumersinda y Antonia García Guillotto, maestra y auxiliar en Guadalupe y Eduardo Veneroni Arcos, ayudante en S. Cayetano/S. Agustín.

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José Zarco Moreno y Virginia Hernández López, a finales de los años 20 del siglo pasado

Doña Virginia, como era conocida, estuvo casada con el ubriqueño José Zarco Moreno, comerciante de tejidos nacido en el seno de una familia de curtidores de cuero, que llegó a trabajar como administrativo de unas bodegas de El Puerto, viviendo en el número 43 de la calle Palacios. Tuvieron tres hijos:  Ramón (1908-1986) músico y contable de bodegas; Matilde (1916-1979) maestra de escuela que solo ejerció con sus hijos y Manuel, afinador de pianos y del órgano de la Catedral de Sevilla y controlador aéreo.

Sus hermana mayor, Asunción, regentó durante muchos años una confitería en Jerez de la Frontera y su otra hermana, Carmen, fue ama de llaves de los Condes de Osborne. Merche Macaria, la eurovisiva portuense que acompañó a Masiel en 1969 con el Trío La la la, fue alumna de nuestra protagonista.

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Doña Virginia, en el centro de la imagen sentada con una niña con abrigo en brazos y un grupo de alumnas en el patio del Convento de Santo Domingo, entonces sede de Bellas Artes. Detrás de la profesora vemos a Merche Macaria. 22 de noviembre de 1953, festividad de Santa Ceclia. /Foto: Colección Vicente González Lechuga.

Todavía recuerda un ex alumno, que prefiere permanecere en el anonimato, a Doña Virginia “Los ánimos que le infundía a Repeto, miembro de la Junta Directiva de Bellas Artes, llegada la Navidad la inolvidable profesora de canto, Doña Virginia Hernández López, que por cierto me expulsó de la clase de canto por la ruptura de una cristalera. Corría el año de 1960, cuando apenas tenía 9 años de edad, así que el enfado duró poco a Doña Virginia ya que días después de la travesura, al no poder contar con su nieto Ramón Zarco, me mando a hacerle unas compras a la Frutería de Agustín Vela Mariscal”.

jorgemanriqueplaza_puertosanamariaLa Pizzería Pasta Gansa ha vuelto a abrir en El Puerto después de que el establecimiento haya estado cerrado desde marzo de 2013. El establecimiento, que en su última etapa funcionó como restaurante de cocina mediterránea vuelve a sus orígenes como pizzería, faceta en la que consiguió bastante fama. /En la imagen de la izquierda, Jorge Manrique Plaza. Foto: Benjamín Colsa.

El nuevo establecimiento está bajo la dirección de Jorge Manrique Plaza, quien fundó el restaurante en 1991. El local mantiene su famoso patio con un cierto toque romántico y dos salones interiores que mantienen una decoración basada en  maderas de color claro, que le dan luminosidad, que han recibido como una especie de cañón de luz gracias a una nueva decoración que permite a esta entrar desde el exterior y que da una gran luminosidad a sus comedores con capacidada para 140 personas. En lo gastronómico ofrecen varios platos de pasta fresca con las salsas más tradicionales de la cocina italiana, algún carpaccio, ensaladas y, sobre todo, una amplia colección de pizzas, cuya masa elaboran ellos mismos.

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La imagen que ofrece el restaurante, tras la restauración de 2010, obra del arquitecto italo-suizo, afincado en Cádiz Marcello Maugeri, en estrecha colaboración con Jorge Manrique.

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Un toque romántico en el jardín del restaurante.

Hay algunas propuestas originales como una de berenjenas y humus, una pasta basada en los garbanzos u otra con crema de quesos, morcilla de Burgos, queso de cabra y compota de manzana. Llama la atención también la “Scamorza” que lleva tomate seco, butifarra, tapenade (una crema basada en las aceitunas) y el producto que da nombre al plato, la Scamorza, un queso fresco italiano. La lista de pizzas gourmet incluye otra propuesta poco vista con bacalao, pimientos del piquillo y crema de quesos.

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Pizza vegetal con berenjena y hummus.

Mantienen también uno de los productos de éxito de la firma  una original pizza fondue, un plato en el que la masa de la pizza se presenta en unas tiras que se mojan en una especie de fondue realizada con queso, cebolla y bacon frito y la aportación local, un chorrito de Vino Fino de El Puerto. /Texto: Pepe Monforte.

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Adrián Morillo. /Foto: Vanessa di Gregori.

La formación principal de Adrián Morillo González (El Puerto de Santa María, 1986), ha sido en Comunicación Audiovisual, en las Universidades Juan Carlos I y en la Complutense, ambas de Madrid. Se especializó en Cine y sobre todo en Cine Documental. Durante los años que estuvo estudiando hizo algunos cortometrajes documentales con algunos amigos, donde hacía de cámara, editaba… Estaba muy centrado en el Vídeo y el Cine, donde llegó a trabajar en alguna película comercial: Miel de Naranjas (2012),  Libertador (2013).

La fotografía no le interesaba especialmente, llegó a ella por accidente. Fue viendo el blog Gente y Habitantes de El Puerto, cuando dio con una imagen de Francisco Rodríguez Mateo, 'El Pajarito' (nótula 365 en Gente del Puerto), que le impactó bastante y gracias a la cual empezó a trabajar la fotografía.

elpajarito---puertosantamaria“--La mirada del torero, los compañeros que tenía, la bandera franquista de fondo… Tenía un punto cómico-trágico-esperpéntico que me dejó como poco sorprendido. Sobre todo teniendo en cuenta que la fotografía solo tenía 3 o 4 años. Estuve varios días pensando en esta fotografía hasta que decidí que sería una buena idea hacer un trabajo documental acerca del torero y sus compañeros. No sabía realmente casi nada de él pero estaba seguro que la aventura merecería la pena”. Tomó esta decisión a comienzos de verano de 2011.

Por diversas razones, el grupo con el que desarrollaba documentales se disolvió, por lo que se vió en una situación difícil para desarrollar él solo un documental. Pensó entonces que tal vez no sería mala idea realizarlo mediante fotografías. “--Aunque tenía experiencia como cámara, en lo que realmente me había especializado era en edición de vídeo, por lo que el proyecto se me planteaba como un reto”. Decidió comprar entonces una cámara analógica (Nikon FM2), hacerse con un objetivo 50mm y un buen número de carretes. “--Ya que me planteaba un nuevo reto, quería tener límites en el número de disparos del carrete para obligarme a pensar qué era lo que quería captar, no estar probando sin tener claro qué quería, algo a lo que invitan a veces las cámaras digitales”.

En aquel entonces Adrián vivía en Madrid. Ya con el equipo se plantó en su ciudad natal: El Puerto de Santa María, conoció al torero de la fotografía, apodado “El Pajarito”, así como a otras figuras de la zona. “--Fui con ellos a ver distintas corridas de toros, salimos de fiesta… Me sumergí de lleno en el ambiente taurino, un mundo que hasta entonces me era completamente desconocido”.

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El Bimbo, portada de la Exposición 'Toreros de Provincias. Ritos y Nostalgias'.

Y prosigue: “--Al final del verano volví a Madrid con muchos carretes. Los revelé, empecé a ver todos los fallos que había cometido y a darme cuenta lo difícil que es crear una serie fotográfica que tenga cierta coherencia. Con todo, muchos meses después, finalicé el trabajo Toreros de provincias, Rito y Nostalgia (nótula 2o11 en Gente del Puerto), proyecto final de un Master en Arte, Creación e Investigación que estaba realizando en la Universidad Complutense. Ese trabajo me permitió conseguir una beca para estudiar en la escuela de fotografía MadPhoto”.

La experiencia vivida con los toreros, tanto realizando las fotografías como después dándoles forma, le enseñó mucho sobre fotografía. Descubrió que era un medio que daba mucha más libertad que el Cine, que hacía más sencilla la conexión con quienes trabajaba y, sobre todo, “--Que podía transmitir de una forma que hasta entonces desconocía ciertos sentimientos y sensaciones. Por lo tanto decidí seguir trabajando con la fotografía”. Luego vendría el Flamenco con Jondo, pero esa es otra historia. /Texto: Juanjo Villalba.

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La perla 'Peregrina' que no se llama así por sus cambios de propietarios sino porque, en siglos anteriores, el adjetivo «peregrino» significaba «raro, caprichoso, especial». Esta perla fue también llamada «la Sola», «la Margarita»...

Si mencionamos a 'Pedro de El Puerto' enseguida se nos viene a la memoria Pedro Rico, el veterano comparsista que ha dirigido con tanto arte y acierto hasta hace bien poco la agrupación carnavalesca de la 'Peña Los Majara'; pero el 'Pedro del Puerto' al que me refiero, existió hace más de quinientos años. La vecindad en nuestra ciudad varios lustros antes del Descubrimiento de este personaje así llamado está debidamente contrastada y es citado como tal por cronistas antiguos, vinculado a la figura del marino portuense Charles de Valera, marino y aventurero como él, capitaneando una carabela que debía participar en la expedición a Guinea organizada por la Corona en 1476, al mando de Valera. Hizo una primera singladura hasta la isla de Santo Tomé y desde allí, retornó a Sanlúcar, de donde había salido, desistiendo de continuar, lo que se interpretó como una deserción que originó perjuicios a la Corona que confiscó todos sus bienes para resarcirse.

SU HIJO PEDRO.
Al parecer, un hijo suyo, de igual nombre, dedicado al comercio, cuya vecindad en esta ciudad no puedo avalar, se instaló  en Tenerife, siendo citado entre los “sujetos más conocidos” que formaron parte de la segunda expedición a aquellas islas, comandada por Alonso de Lugo. Desde allí pasó al Darién centroamericano, la provincia de Castilla del Oro, en donde empezaron a asentarse colonos españoles en la primera década del siglo XVI. Frente a la costa de la actual Panamá,  en el océano Pacífico, está la isla llamada por los nativos “Terarequi” y por los cristianos “Isla de las Perlas” y también “Isla de las Flores”.

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El archipiélago de Las Perlas, en Panamá.

LA PERLA ‘PEREGRINA’.
El cacique de paz de aquel territorio entregó al capitán Gaspar de Morales, en el año 1515, como vasallaje, gran cantidad de perlas, entre las que figuraba una, de las denominadas “perla pera”, tasada en 31 quilates, es decir de un peso de casi siete gramos (6,882 g.) “de muy lindo color y muy oriental”, junto con 4000 pesos de oro. De este botín, correspondía un quinto a la Corona y para poder satisfacerlo y repartir con la tropa mercenaria que controlaba aquellos parajes para los españoles, subastaron públicamente este hermoso ejemplar que cumple ahora medio milenio y que fue bautizada con el nombre de “Peregrina” no por los personajes de distintos países que la poseyeron en todo este tiempo y el trasiego que sufrió, sino por la acepción de esta palabra en aquellos años que definía su rareza y la condición especial de sus capas de hermoso nácar, comparada con millares de ejemplares de igual procedencia.

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Ilustración moderna a lápiz de Greta Hammond, sobre intercambios ocurridos entre indígenas en Las Perlas y españoles.

En la puja, Pedro del Puerto, subió por encima de todos sus oponentes, siéndole adjudicada con un remate de mil doscientos castellanos, una cantidad realmente exorbitada en aquellas fechas, convirtiéndose en el primer propietario de esta gema que está considerada una de las más valiosas y legendarias de la historia. Existen otras versiones de su origen diferentes a la aquí expuesta. Nosotros nos basamos en el testimonio de un reconocido cronista e historiador y, prácticamente, casi contemporáneo de este hecho, el eclesiástico Francisco López de Gomara, que lo cita en su “Historia General de las Indias”.

CAMBIO DE MANOS.
Cuando se calmó de la excitación de la puja, en frío, Pedro del Puerto llegó a la conclusión de que había pagado demasiado, descapitalizándose para poder continuar con en el comercio que ejercía y arrepintiéndose “no hacía sino suspirar y se tornó cuasi loco”. El gobernador Pedrarias Dávila para evitar el deterioro del naciente comercio en esta novísima colonia y, posiblemente, por considerarla una buena inversión a largo plazo, se la compró por el mismo precio y se la obsequió a su esposa Doña Isabel de Bobadilla quien la tuvo en su poder dieciséis años.

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Isabel I de Portugal, mujer de Carlos I de España y V de Alemania, luciendo 'la Peregrina' en el pecherín  de su vestido.

CARLOS I E ISABEL DE PORTUGAL.
Ésta a su vez la vendió por dos mil pesos, junto con otra perla de muchos quilates que también poseía, a la emperatriz Isabel de Portugal, que esa fecha celebraba el primer lustro de casada con Carlos I de España y V de Alemania que, posiblemente lo engarzó junto con un diamante denominado “El Estanque” en un broche o joyel que lucirán diversas reinas y primeras damas de la corte europea.

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Felipe III en un retrato ecuestre pintado por Velázquez, luce en el sombrero 'la Peregrina'

FELIPE III Y LA REALEZA.
A partir de aquí, heredada por su hijo Felipe II, la “Perla Peregrina” forma parte de las joyas de la Corona de España que se transmitían de padres a hijos. La lucieron Felipe III y su mujer, Margarita de Austria, Isabel de Borbón, María Luisa de Parma… y hasta Julia Clary, la esposa de José Bonaparte, que se la llevó consigo y la dejó en su testamento a Napoleón III.

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El collar con 'la Peregrina' y Elizabeth Taylor luciéndola en el escote.

LIZ TAYLOR.
Este último la vendió en 1848 al marqués de Abercorn y así llegamos en esta apresurada historia de esta gema, a la que se refirieron Cervantes o López de Vega, que pintaron Ticiano y Velázquez al año 1969, fecha en la que fue subastada en Nueva York y adquirida por un testaferro de Richard Burton en 37.000 dólares para regalarla a Liz Taylor que la lució por primera vez en la película “Ana de los mil días”. Cuando falleció, ésta y toda la amplia colección de joyas de la actriz fueron subastadas para fines benéficos, siguiendo las instrucciones de su testamentaría, alcanzando en esa fecha, 13 de diciembre de 2011 la espectacular cifra de nueve millones de dólares. /Texto: Antonio Gutiérrez Ruiz. - A.C. PUERTOGUÍA

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