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Sebastián Ganaza Cañas, ‘Ojito’ nace en la calle de la Arena (Arzobispo Bizarrón) en 1930. Desde pequeño estuvo relacionado con la venta de frutas, hortalizas y verduras en un puesto que su padre tenía en la calle Sierpes, en los exteriores de la Plaza de Abastos, actividad que nunca abandonaría ya que cuando falleció su progenitor continuó al frente del puesto ayudando a los suyos. Más tarde, por una serie de circunstancias adversas, Vicente Sordo Díaz que desde 1950 comenzó a dirigir a Los Dos Pepes, al que rebautizó como Bar Vicente,  con nótula propia en Gente del Puerto, ofrece a ‘Ojito’ la posibilidad de colocar su puesto lindante con el Bar, en la misma acera, así como un pequeño trastero para depositar, finalizada la jornada, los bártulos correspondiente, todo ello de forma gratuita. Aquel gesto jamás lo olvidaría Sebastian y quedó siempre agradecido hasta su adiós definitivo en 1990. (En la fotografía, Ojito y Domingo, en la Feria de Crevillet).

Como defensor de la libertad de su tendencia sexual y por ende de todos sus compañeros, no cabe la menor duda que la figura de Sebastian Ganaza Cañas, ‘Ojito’, es la que tiene mayor relevancia desde mediados del siglo pasado para el pueblo llano. Todavía los más viejos del lugar recuerdan su defensa a ultranza por los colores del Racing en el campo de Eduardo Dato. Todo un espectáculo ya que pobre árbitro o juez de línea que se equivocara en contra de su equipo. La zona donde se ubicaba ‘Ojito’ en el campo era las más concurrida debido a que a los aficionados disfrutaba en los lances del juego de las genialidades y ocurrencias. Era temible en días de lluvias por el paraguas que mostraba al trío arbitral. Sus ‘piropos’, a veces, propiciaba malestar en los integrantes de la Benemérita, pero nunca se amilanó. Todo lo contario. Además, ya lo conocían…

aureliosanchezmartin_puertosantamariaAurelio Sánchez Martín, familia de los Balcon, de quién ‘Ojito', con el genio, el arte y la gracia que le caracterizaba decía: ‘La niña de don Camilo’, en clara alusión a Tere, la hija de un Coronel del Ejercito llamado don Camilo que vivía al final de la calle Larga, próximo al Paseo de la Victoria,  muy apuesta y muy formal. Es que Aurelio, el mismo lo reconoce,  para sus amigos, Domingo, ‘Ojito’, Enrique, Paquito Gallardo... era muy ‘formalito’. Por otrto lado, dicen que 'la ocasión la pintan calva'. Cuando así ocurría y no vamos a dar mas pistas, 'Ojito' le decía a su hermana Rosario en su casa de la calle de la Arena: "-Venga, date una vueltecita; tu a la calle que hoy me toca a mi…"

Ojito fue el gran impulsor de reparto del trabajo en los distintos bautizos que se celebraban en años de mucha hambre y mucha necesidad. Solían acudir a la Iglesia Mayor Prioral y a la de San Joaquín para informarse de los bautizos y domicilios respectivos. A tal efecto se repartían la faena y alegraban con su arte y buenas maneras la fiesta de las familias menos pudientes de El Puerto desde los años 50 hasta los 70 del siglo pasado. Cantaban y bailaban y los más introvertidos de palmeros, lo que hiciera falta con tal de pasar un rato agradable.

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De la misma manera, tampoco lo olvidaría Domingo Rosado Ramírez quien cogería el relevo, del puesto de hortalizas y verduras, una vez fallecido ‘Ojito’,  gracias a Vicente y a su hijo, también Vicente (con nótula propia en Gente del Puerto), todo un experto en el difícil arte de “saber estar” detrás de un mostrador.(Domingo, a las puertas del Bar Vicente. Foto Colección Carlos Pumar Algaba).

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Luis, J. Ramírez, Juan el Zapatero y Domingo en el Recinto de Las Banderas, durante la Feria de Primavera del año 2002

Domingo Rosado Ramírez nace en la calla la Zarza 56, curiosamente también en 1930  y el hecho de que no encajaran bien su homosexualidad hace que cambie de planes y a los 18 años se va a Barcelona y se une a su vecino y compañero de fatiga, Juan Zapata Sucino, conocido por ‘Reverte’. Trabajan de cocinero en ventas y restaurantes y al final como plato fuerte salían a bailar y a cantar.

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De izquierda a derecha, Juan 'el zapatero', Luis, 'el de los Huevos' y Domingo, pegándose un desayuno con pasteles. (Foto Colección Carlos Pumar Algaba).

Cuando Domingo regresa a El Puerto, después de su aventura por tierras catalanas, comienza a trabajar como cocinero con Maximino Sordo Díaz en el Bar Central, calle Larga esquina con Luna y en el Restaurante el Resbaladero, cuando las ocasiones lo requerían. También, antes de ‘heredar’ el puesto de ‘Ojito’, formó parte de la plantilla de trabajadores en el Bar Vicente, siendo su ultimo trabajo para la hostelería en Acuasherry Park, hoy denominado 'Acualand'.

domingo_26_12_2006_puertosantamariaDomingo Rosado Ramírez, aventurero y buscavidas cantaba cuplés y se acoplaba a cualquier reunión gastando todo cuanta ganaba entre sus amistades. Era una persona generosa. Mimaba mucho a los jugadores del Racing Club Portuense, y tenía predilección por alguno de ellos a los que consideraba su protector, allá por los años sesenta. Falleció a la edad de 75 años, una mañana de diciembre de 2006, en la Plaza del Polvorista cerca de su casa, conocida como la Casa de los Naranjos en la calle Aurora, cuando se dirigía a su trabajo, en la Plaza de Abastos, Bar Vicente, donde tenia instalado su puesto. Durante algunos días, después de su fallecimiento, clientes y amigos depositaron flores en el lugar donde estaba ubicado el puesto de hortalizas y verduras. A la izquierda,  podemos leer el epitafio recordatorio que se pudo contemplar a las puertas del Bar Vicente el 26 de diciembre de 2006. (Foto Colección Carlos Pumar Algaba).

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Luis Pinto Corzo, “Luichi con nótula propia en Gente del  Puerto; Juan el Zapatero, Domingo y Luis ‘el de los Huevos,' en el Carnaval del año 2000.

‘Ojito’ y Domingo, dos grandes amigos de toda la vida. Forman parte de la idiosincrasia local. No se concibe la historia de El Puerto sin estos personajes que tanto sufrieron en épocas pasadas. De igual forma que ‘Enrique ‘el Peluquero' -Enrique Rodicio Fuero-’; Juan 'el Zapatero', con nótula propia, Paco Gallardo, ‘Paquito’; Manuel Millán Álvarez, Manolito del Bar El Faro, en la esquina de Nevería con Palacios; ‘la Zorrita’ que nació y vivió en la Casa de los Frailes, Callejón Espelete; Perico el de ‘La Carlota’; Antoñito el del Penal; Juan Zapata Sucino, Reverte y José García Romero, entre otros.

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Domingo y su amigo Luis, 'el de los Huevos', en la calle Ganado, junto a la Plaza. 2001.

EL AUTOR DEL TEXTO QUIERE CONSIDERAR:
Cuando la nótula sobre Perico el de ‘La Carlota’. El Parguela de la mobylette, se comentaba que la homosexualidad está totalmente demostrada ya desde tiempos de Grecia y Roma. En tiempo de la dictadura franquista un porcentaje alto, de casi un 75º% se casaban y tenían hijos para disimular y morían siendo infelices, aunque de estos sigue habiendo todavía, hombres casados y con hijos que de vez en cuando se escapan para echar una canita al aire. Si bien, estas secuelas del pasado por el que dirán, felizmente tienden a ir despareciendo.
Añadía que los pocos que no disimulaban su homosexualidad en tiempo de la dictadura, eran considerados como enfermos, degenerados e incluso como escoria, por lo que muchos acabaron en la cárcel, como fue el caso de Perico y otros tantos que lo encerraban en la Plaza de la Cárcel, justo al lado de donde hoy se encuentra el Hotel Los Cantaros, ya que después de la persecución y eliminación de la disidencia política por parte del dictador y sus secuaces aplicaron a seres indefensos la Ley de vagos y maleantes.
Después de esta nótula, hoy todavía más, nos debe permitir, por una parte, valorar la gran valentía de los homosexuales de aquella época, obviamente los menos pudientes porque nunca tuvieron que salir del armario ya que era pública y notoria su vida al llevar por bandera su clara tendencia sexual y, por otra parte, que su misma dignidad se puede comparar con las de aquellos que lucharon por la defensas de las libertades durante la época franquista.

(Textos: Antonio Carbonell López).

Agradecemos a Luis del Pino Robles -Luis 'el de los Huevos'-, Aurelio Sánchez Martín, Miguel Muñoz -'Cabo Reyes'- y Vicente Sordo Gómez la colaboración prestada para la elaboración de esta nótula. Salvo que se indique lo contrario, las fotografías pertenecen a la Colección de Luis del Pino Robles.

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Felisa López Varela nació hace 79 años, el 30 de mayo de 1930, en la calle Cielos, frente al desaparecido despacho de bebidas “La Burra”. Hija de Milagros y de Clemente, es la segunda de ocho hermanos, de los que viven en la actualidad seis. Nació en la vivienda del almacén de su abuela Felisa, “la Gallega” cuyo despacho de comestibles le ayudaría a regentar el tío de nuestra protagonista, Antonio López Ruiz. El almacén de la abuela suministraba al Cuartel de la Guardia Civil, la tropa y el Penal.

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Milagros Varela y Clemente López, los padres de Felisa. Precisamente Clemente era famoso por su rectitud en la preservación de los jardines de la Plaza de Isaac Peral, donde era guarda.

Felisa estuvo poco tiempo en el colegio. Con dos años estuvo con Doña Cinda, en la calle Larga frente a la Plaza de Isaac Peral, y luego en el Hospitalito con Doña María. Al morir su madre, en 1942, la sacan del colegio y su abuela la lleva a vivir a una finca en la carretera de Sanlúcar “El Ave María”, terrenos que luego venderían a la  familia Caballero.

felisa_lv_elcortijo_puertosantamariaAllí permaneció durante dos años, con catorce, su padre la trajo a vivir con él a la calle Espelete y empezó a trabajar interna ganando cinco duros al mes, en 1944. Entró a servir en la casa de Ernesto Piury, en la calle Pozuelo. «Eran un matrimonio sin hijos, muy especiales. Aquello era como un convento. No nos podíamos reír, hablar fuerte, ... Estábamos tres mujeres trabajando en la casa: una cocinera, una para cuerpo de casa y yo que ayudaba a la segunda y en hacer recados. El dueño de la casa me llegó a decir que tenía que tratarlo de señor, a lo que yo le respondía que “--El Señor está en el Cielo, o en la iglesia de madera o de escayola, pero que a él, de señor, nada”. En cierta ocasión, el dueño de la casa nos sorprendió riendo y nos reprimió: “--A reirse se van ustedes a  la calle”, a lo que yo con mucho desparpajo “--No señor, a la calle se van los perros, y yo me voy a mi casa”. Y me fui, aunque, al día siguiente mi padre me llevó de nuevo. Había que ganar un jornal y aunque me decía que era muy pequeña para administrar cinco duros yo pensaba para mis adentros que ¿como no lo era para ganármelos trabajando?» Allí estuvo hasta los 18 años. Genio y figura. (En la fotografía, Felisa, en El Cortijo, del Paseo de la Victoria).

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Un aspecto del Cádiz devastado por la explosión del año 1947.

LA EXPLOSIÓN DE CÁDIZ.

felisa_lv_joven_01_puertosantamariaLa explosión de los polvorines de Cádiz le cogió trabajando en aquella casa de la calle Pozuelo. A las diez menos cuarto de la noche del 18 de agosto de 1947, una deflagración, provocada por unas 200 toneladas de trinitrotolueno, tiñó el cielo de un rojo intenso sobre la bahía de Cádiz, escuchándose una ensordecedora explosión La magnitud de la explosión fue tal que el fogonazo pudo verse desde el acuartelamiento militar español ubicado en Monte Hacho (Ceuta). Se formó una nube de hongo visible desde toda la Bahía de Cádiz, Huelva y algunos pueblos de Sevilla. El ruido de la explosión fue oído hasta en la propia capital hispalense. Muchos porteños aquella noche la pasaron en La Belleza, por la carretera de Sanlúcar, asustados, pensando que una segunda explosión podía llegar a El Puerto. Esto cuenta el maestro Antonio Burgos de aquellos momentos: «Y comiéndome las últimas uvas del racimo estaba cuando se oyó una fuerte explosión y vi como todo el cielo se puso completamente rojo. Era como si hubieran teñido con fuchina colorada el papel azul del cielo del Nacimiento. Salí corriendo, todos salimos corriendo, nos echamos a la calle. Nadie sabía nada, nos llevaron a la plaza de la Plancha, "no, a la playa, a la playa, que en Cádiz ha habido una explosión". Y otra voz, con otros nervios: "No, a la playa no, que puede llegar la onda, debajo de las escaleras". Recuerdos de nervios, de gritos, de la palabra "Cádiz" corriendo de boca en boca. Aquel cielo rojo que yo había visto con el racimo de uva moscatel, sentado en el balcón, era el cielo de muerte de Cádiz, el de la dorada cúpula de la Catedral en lejanía cuando estábamos bañándonos, agarrándonos a la maroma hasta donde se hacía pie.»

felisa_lv_parque_puertosantamariaLuego estuvo trabajando en la Notaría que hubo en la calle Santo Domingo, en el edificio que perteneció a Bellas Artes, mas tarde Bienestar Social y por último ocupó el Centro de Drogodependencia. Primero con Don Francisco, luego sería Don Casto Montoto. Allí estuvo entre 1948 y 1950. (En la fotografía, Felisa posando en el Parque Calderón).

CASAMIENTO Y PARTOS.

Se casaría a los 20 años con Antonio Requejo Herrera, con quien tendría cuatro hijos a los que pariría en la calle San Juan, 38: Milagros, Antonia, Clemente y Felisa, que le han dado a su vez once nietos y cinco bisnietos. Viviría luego en la calle San Francisco y los últimos 30 años los ha pasado en su actual domicilio en Espelete, 11.Pero Felisa enviuda y a los pocos años se vuelve a casar con el también viudo Manuel Tejada Copano, con tan mala suerte que este enferma al poco de contraer matrimonio y nuestra protagonista se ha pasado los últimos 30 años de su vida cuidándolo hasta que, el día de Nochebuena del año pasado nos dejó.

elenamartin__puertosantamariaUNA NIETA ALEMANA Y FLAMENCA.
Su hija mayor, Milagros, que ha vivido 30 años en Alemania, tiene allí viviendo a dos hijas, una de ellas, Elena Martín, nacida en Hannover en 1971, que se dedica al flamenco y tiene una Academia de Baile, con un interesante currículum que la hace ser conocida en toda Alemania.  Tambie´n ha viajado por el mundo, siendo conocida espcialmente por sus actuadiones en Quito (Ecuador). Despúes de esto continúan numerosas presentaciones, también como solista para el “Grupo Semilla” sobre “Tablaos” en España. Italia, Inglaterra. Contratos en : Francia, Polonia, Praga, Holanda, Auastra, Suiza, Bélgica. Ha tenido varias presentaciones en Galavisión (Sudamérica), NDR, MDR y TVP. Filma un videoclip con el grupo de Pop “Die Weltempfänger”, a propósito de los 500 años del descubrimiento de América. Este trabajo se ha transmitido por los programas MTV y VIVA. Le dedicaremos este verano una nótula en Gente del Puerto cuando nos visite, la nieta mas internacional de Felisa, la porteña nacida en Hannover, porque Elena, --en la fotografía pequeña de la izquierda,-- se siente portuense. Es directora del Grupo 'Semilla'.

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Patio de Felisa, en la calle Espelete, núm. 11, con la Cruz de Mayo.
Pulsar para ir al  Blog de los Amigos de los Patios, que administra Mª Carmen Vaca.

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Muñeca que simula a la Princesa de Asturias, vestida y adornada por las manos de nuestra protagonista. Tiene armarios vitrinas llenos con personajes conocidos o profesiones. Un hospital completo, en recuerdo de su etapa de cuidadora de enfermos, con todos los profesionales del mismo, ocupan un lugar destacado en su sala de estar.

LAS MANUALIDADES DE FELISA.
Tanta pensión a su marido, tanto estar pendiente de él hizo que durante los largos periodos de cuidados tuviera que ocupar su tiempo en algo. Felisa es una virtuosa con las manos. Le mete mano a todo y de todo hace un arte. Su arte. Tiene un patio cargado de macetas y cuajado de flores que anualmente presenta a la Fiesta de los Patios. Además elabora con sus manos la Cruz de Mayo que permanece en el Callejón de Espelete, núm. 11, hasta que finalice el mes. Todavía se puede ver en todo su esplendor.

felisa_lv_pintura_puertosantamariaAdemás, Felisa pinta sobre lienzos, telas y maderas; confecciona ropa para muñecas con diversas técnicas y materiales reciclables (servilletas de papel, bolsas de plástico, retales de ropa, punto); hace broches para trajes de novia o de calle; pequeños trabajos manuales de todo tipo que son imposibles de ver un día de visita a su casa: flores elaboradas con medias, con plásticos, con telas, con ganchillo; sombreros casquetes elaborados con bolsas de basura negra, muebles o barcos en miniaturas hechos con pinzas de la ropa o cerillas, y así... Y por si fuera poco, también tiene tiempo para las reuniones de la Asociación de Vecinos del Barrio Alto, donde tuvimos oportunidad de hablar con ella, además de en su casa. (En la fotografía de la izquierda, una versión muy personal de Felisa, de un jarrón con girasoles).

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En la fotografía, el recientemente desaparecido Manuel Verde junto a Felisa, hace tres años recibiendo los Diplomas de Comercio Tradicional y Patio Tradicional, otorgados por el Centro Municipal de Patrimonio Histórico. Los diplomas son obra de Faelo Esteban Poullet, que aparece en la imagen.

felisa_lv_arregladita_puertosantamariaLA POESÍA EN SU VIDA.
Felisa improvisa poesías, que no escribe, y que recuerda de memoria. Unas veces la inspiración le viene y le puede recitar un poema dedicado, por ejemplo a una francesa que la visita anualmente, para ver su patio todos los meses de abril. y que le manda cartas y regalos desde su país de origen. Por eso, pensamos,  alguien tendría un día que pasar a papel los poemas de esta casi octogenaria porteña. Otros poemas, a base de recitarlos, los tiene fijados en su memoria, como este: «Yo vivo en un patio»:

«Yo vivo en un patio
donde tengo macetas y arriates
y flores de todas clases.
Tengo azucenas y tengo claveles,
tengo geranios y tengo rosales
y por la mañana veo el sol cuando sale.
Y cuando llueve veo el sol encapotado
y por la noche veo el cielo estrellado.
Y de noche, cuando me siento en mi patio
hasta me duermo porque yo vivo en un patio
y no vivo como un pájaro enjaulado
».

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No entró con buen pie el cinematógrafo de los Lumière entre los porteños. Pese a las buenas referencias del éxito en Cádiz, la primera función en el Teatro Principal, el 17 de octubre de 1896, acabó en rebelión del público, enfadado por su corta duración. Lejos de estar asombrados, cuando el proyector volvió a repetir los «cuadros», los espectadores comenzaron a abroncar a los organizadores, que al día siguiente abandonaron El Puerto.

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Propaganda de una función en el Teatro Principal, en 1898.  Anverso. (Colección Tomás Ramírez).

Hace ciento doce años dos problemas causaban honda preocupación entre los porteños: la insurrección en Cuba y Filipinas, que registraba ya numerosos muertos entre los alistados de la provincia, y la plaga de filoxera que estaba destruyendo las viñas de la zona, fuente de riqueza fundamental para la ciudad.
El entretenimiento para ahogar tales agobios se limitaba a la tertulia, en casapuertas, tabernas o salones, o algún aislado espectáculo. Al alcance de la burguesía local se encontraba la variada, pero precaria, programación del Teatro Principal: zarzuela, varietés, conciertos, y obras puestas en escena por bienintencionados grupos en provincias, o aficionados.

cinematografoEn octubre de 1896 llegan ecos del éxito de un invento que causa sensación en Cádiz. El cinematógrafo de los hermanos Lumière impresionaba «a quienes acudían al coliseo de la calle de la Novena», como menciona la Revista Portuense en su número del 13 de octubre.
Hasta entonces, nuestros abuelos habían disfrutado de experiencias visuales parecidas, protoinventos cinematográficos. Meses antes habían sido una conmoción de sorpresa los «cuadros ilusionistas» de monsieur H. Kaurt -serían tal vez unas diapositivas móviles o un «cine» rudimentario-, pero sin parangón con el novedoso aparato.
Los empresarios del teatro se las prometían muy felices cuando contrataron al cinematógrafo ambulante. En principio estaba previsto que se estrenara el 15 de octubre, pero el éxito en la capital retrasó la novedad al sábado 17 de octubre de 1896.
En esa fecha, los portuenses iban a descubrir el cine, y la experiencia no iba a ser satisfactoria. La Revista Portuense lo anuncia asegurando que «por medio de él se reproducen sobre un lienzo cuadros animados y vivos que hacen llegar a nosotros las impresiones de escenas de la vida real», explicando en el artículo el proceso físico de la ilusión visual de movimiento.
A las ocho de la tarde da comienzo la función, que acabaría en protestas del público cuando volvieron a repetirse los «cuadros» -tal vez «Llegada del tren» o «salida de los obreros de la fábrica», entre otros-. Los espectadores patearon la función por su corta duración y su escasa variedad. Parece que no existió la sensación de asombro que tuvo medio mundo. Ante el fiasco -tuvo que avisarse la corta duración en los programas-, el cinematógrafo sólo ofreció una función más, al día siguiente. El jueves la programación del Principal se reanudó con la discreta cantante de ópera Vittoria Domeneci, que sí triunfó en El Puerto. El cine tendría su segunda oportunidad en enero de 1897, con las sesiones del «Cinematógrafo Joly».

SALAS DE CINE EN EL PUERTO.

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1896, octubre: primera proyección del cinematógrafo en el Teatro Principal.
1897, enero: segunda vez que se ofrece cine en el Principal, por el «Cinematógrafo Joly».
1906: programa veraniego de cine en la plaza del Carbón, futuro Gran Cinema.
1931, abril: primera proyección de cine sonoro, en la ciudad, del film «Galas de la Paramount».

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Programa de mano de la película 'Sagrario'. Con esta película se estrenó el Cine Orpheo, en Puerto Escondido, propiedad de la Familia Valimaña. (Programa Colección Manuel Valimaña Lechuga).

1935, junio: apertura del Cine Orpheo, en Puerto Escondido. Cerrará en noviembre del 41.
1941, mayo: apertura del Cinema España, en la actual Ribera del Marisco. Cerrará en 1973.

1942, mayo: apertura del cine Macario, en calle Misericordia, con el film «Los cien mil dólares». Remodelado como sala cerrada en mayo de 1978, estrenándose con «Jesucristo Superstar».
1950, junio: primera temporada del Cine Colón, en calle Jesús de los Milagros. Se inicia con «La duquesa de Benamejí». Cierra en 1980.
1954, junio: abre el Cine Moderno, en calle Cruces, con «El bandido generoso».

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Entrada de General al Cine Macario, por la calle Luna. En su lugar hoy ocupa su espacio la Sala de Música 'Mucho Teatro'. (Foto Colección Vicente González Lechuga).

1956, octubre: parte del Cine Moderno se habilita como la primera sala cinematográfica cubierta de la ciudad, con lo que tendrá sala de invierno/verano. Se remodelará en 1977 como sala única, cerrando como tal en 1984 y siendo clausurado en 1994.
1958, junio: apertura del Cinema Puerto, en Ganado.
1962: se abre el Cine Victoria, por primera vez, en calle Bolos. El local cerrará en 1982 y será derribado en 1987.
1964: el Cinema Puerto es remodelado de cine de verano a sala de invierno cubierta y rebautizado como Central Cinema, al ser comprado por la empresa de Nuchera, abriendo con el film «El premio». La sala se cerrará en 1987 y será demolida en 1990.
1965, junio: apertura del Cine Florida, en calle Luja, con la película «La pantera negra». El solar será convertido en viviendas en 1986.
1974, junio: primera temporada veraniega del Cine Playa, en calle Valdés -actual piscina cubierta-, cerrando en 1981.

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Programa de mano. Con esta película se inauguró el Cine Macario en 1942, de la Familia Valimaña. El título original de esta película es 'Centomila dollari', del año 1940, dirigida por Mario Camereni, e interpretada por Assia Noris y Amadeo Nazzari (Colección de V.G.L.)

1976, mayo: se habilita el Cine Puertomar en Valdelagrana. Su última temporada será en 1982.
1982, junio: se inauguran las dos minisalas de Multicines Avenida, en la avenida de Andalucía, con «La vida de Brian». El local se cerrará en mayo de 1986.
1984, febrero: incendio del Teatro Principal, el coliseo portuense había cerrado a mediados de 1983.
1993, julio: apertura de cinco salas como Multicines El Paseo. Se ampliarán a nueve en julio de 1996. Cierra sus puertas en abril de 2005.

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Publicidad del Cine Macario. 30 de mayo 1955. Nótese el cachondeo del fino de la publicidad, en relación con los nuevos avances en tecnología del cine. Temporada 19555/56. (Colección M.V.L.)

2002, marzo. El día 31 el Cine Macario, en la esquina de Luna con Misericordia, abierto en 1942 como sala de verano y como cine cubierto en 1978 cierra sus puertas. La familia Valimaña se había visto en la obligación de cerrar la sala de cine que contaba en el centro de la localidad, el Cine Macario, emblema y superviviente de su actividad. Era la única sala que no formaba parte de un multicine que pervivía en la provincia. Contaba con 1812 butacas. Tras su estela queda la trayectoria de la familia Valimaña que comenzó en el negocio en 1935 en el Cine Orpheo, en Puerto Escondido, antes de contar el recinto de Luna.
2003, febrero: apertura el día 7 de febrero, de múltiples salas en el Centro Comercial Bahiamar

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Rafael Alberti Merello. Fotografía de Bernardo Pérez.

ALBERTI Y EL CINE.
“Yo nací, respetadme, con el cine”. Alberti fue de aquellos niños que se quedaban impresionados con el cine veraniego en la plaza del Carbón. Aquellas sensaciones se plasman en este poema del libro ‘Cal y canto’.

"... Y el cine al aire libre. Ana Bolena,
no sé por qué, de azul va por la playa.
Si el mar no la descubre, un policía
la disuelve en la flor de su linterna.
Bandoleros de smoking, a mis ojos
sus pistolas apuntan. Detenidos,
por ciudades de cielos instantáneos,
me los llevan sin alma, vista sólo.
New York está en Cádiz o en el Puerto.
Sevilla está en París, Islandia o Persia.
Un chino no es un chino. Un transeúnte
puede ser blanco al par que verde y negro.
En todas partes tú, desde tu rosa,
desde tu centro inmóvil, sin billete,
muda la lengua, riges, rey del todo...
Y es que el mundo es un álbum de postales.
Multiplicando pasas en los vientos,
en la fuga del tren y los tranvías.
No en ti muere el relámpago que piensas,
sino a un millón de lunas de tus labios.
Yo nací -¡respetadme!- con el cine.
Bajo una red de cables y de aviones.
Cuando abolidas fueron las carrozas
de los reyes y al auto subió el Papa.
Vi los telefonemas que llovían,
plumas de ángel azul, desde los cielos."

El lenguaje del cine mudo marcó el lenguaje de la Generación del 27. El montaje del cine mudo era para estos autores poesía en imágenes. Y en esas llegó el sonoro.

(Textos: Francisco A. Gallardo).

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En la instantanea aparecen, un grupo de padres en el Colegio Espíritu Santo: de izquierda a derecha Javier Benitez Barco, exalumno del Instituto Laboral y carpintero de ribera; un padre de alumno;  Pedro González, arbitro de futbol y empleado de Osborne, conocido por Pedrito; Luis Busto Jimenez, exalumno del Instituto Laboral; otro padre de alumno, don Enrique Bartolomé López-Somoza y Pedro Gil.

Segun las fuentes consultadas el patio del Colegio Espíritu Santo, a finales de los 60 era un barrizal. Las monjas pidieron ayuda a los padres de alumnos y alumnas del Centro que accedieron y con hormigon hecho a mano llevaran a cabo una excelente obra. Desde entonces los niños y niñas ya no se llenarían más de barro.

Don Enrique Bartolomé fue gran impulsor de la mejoría del Centro ya que, aprovechando que algunos padres habian sido alumnos suyos, solicitó la ayuda y bajo la dirección de un maestro albañil, tambien padre de alumno, las monjas pudieron ver recompensada sus oraciones...

La fotografía es de una cena donde asistieron padres y madres del alumnado y aquella noche, es posible que del curso 1969/70, -la madre Rocio seguro que se acuerda de la fecha exacta- se celebrara el final de las obras. Precisamente la cena se celebro ya en el patio totalmente adecentado.

Javier Benitez Barco, carpintero de ribera ya jubilado, alumno de don Enrique Bartolomé en el Instituto Laboral recuerda a la hermana Rocio... Y yo recuerdo a Luis Busto, que colaboró con la Comisión de Homenaje a los Profesores del Instituto Laboral en 1999. Luis Busto nos dejó hace un año. Siempre estuvo en la cantina de la antigua estación de Renfe. Hoy he hablado con su señora se ha emocionada cuando referi lo de nuestros profesores...

Rafael Sevilla López, acude a misa al Convento del Espíritu Santo los domingos a las 11 de la mañana. Rafael recuerda los esfuerzos para la consecución de las mejoras para el Centro. Concretamente la obra del patio destacando a los padres de alumnos y alumnas y con gran cariño a don Enrique. Resaltó su humanidad y recuerda como sus alumnos del laboral formaron una gran cuadrilla que dirigia el querido profesor como si de una clase de historia se tratara.  (Texto: Antonio Carbonell).

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bottaro_solo_puertosantamariaEn una anterior nótula en Gente del Puerto sobre el prolífico Juan José Bottaro Pálmer, autor de obras de escultura, arquitectura, forja, pintura, mobiliario, tapices, etc., glosamos su vida e hicimos referencia a su vasta obra. Lamentábamos que de Bottaro, poco dado a posar ante fotógrafos, existiesen pocos documentos gráficos sobre su persona. Gente del Puerto trae hoy dos fotografías realizadas en el antiguo Convento de Santo Domingo (sede de la Academia de Bellas Artes en 1930), en el centro de sus alumnos y discípulos:  "Sus alumnos predilectos llegan a formar el llamado “grupo de El Puerto”: Juan Ávila Gutiérrez, el mejor, y, luego, Luis Suárez Rodríguez, Luis Rousselet, Manolo Rioja, Isabelita Perdigones… Mención aparte merecen sus discípulos Manolo Prieto, cartelista y medallista, Carlos García Gil, caricaturista, y el más pequeño de todos, en edad, Juan Lara Izquierdo, pintor, que se dedicaron profesionalmente –y con notable éxito– al arte".

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En la fotografía, tomada en 1930, Juan José Bottaro Pálmer, en el centro, debajo del busto de Goya, que descansa sobre un capitel corintio. A la derecha del capitel, en la fila quinta desde el suelo, Juan Ávila. En la cuarta fila desde el suelo, el tercero por la derecha es Felipe Lamadrid. En la fila tercera desde el suelo, primero  por la derecha, el escultor José Ovando Merino. En la fila segunda desde el suelo, el segundo por la izquierda, Manuel Lojo Espinosa, a continuación, de negro, el pintor Juan Lara Izquierdo y el quinto por la izquierda, José Antonio Lojo Espinosa; en la misma fila, tercero por la derecha, Francisco Moresco Farfán. En la fila del suelo, cuarto por la izquierda, Manuel García, padre de Manolo García Campos. (Foto Colección LSA).

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No solo tuvo alumnos, sino también alumnas. Bottaro Pálmer, en el centro de la fotografía, en el antiguo Convento de Santo Domingo. Arriba del busto, Juan Ávila; en la fila superior, a la derecha de la columna de la izquierda, Juan Py Bononato, padre de los Py Cotro y tío de los Py Rodríguez. A la derecha, en la fila superio, Felipe Lamadrid. (Foto Colección LSA).

la-pintura-en-la-vida-cotidiana-andaluzaTodos los citados fueron más bien discípulos de Don Juan. Además tuvo como discípulo  en escultura a José Ovando Merino, imaginero y tallador nacido en nuestra Ciudad, aunque su vida y obras se desarrollaron en Cádiz, donde falleció el 18 de marzo de 2001, a los 89 años de edad, sumido en un injusto olvido por el mundo cofrade de la provincia. El llamado "Grupo de El Puerto" está ya estudiado en el libro de Luis Quesada, "La pintura enla vida cotidiana andaluza", interesantísimo volumen que recoge costumbres y personajes populares de Andalucía, exquisitamente editado en Sevilla por la Fundación Fondo de Cultura de Sevilla (Focus) en 1992, (458 páginas con ilustraciones en color), cuya imagen de portada reproducimos a la izquierda de este texto.

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En la fotografía, Juan José Bottaro, de espaldas a la izquierda de la fotografía (ya hemos señalado que era poco dado a dejarse fotografiar), en la barcaza que le llevaría a la inauguración del monumento que había realizado sobre la Virgen del Carmen (foto pequeña), y que se encuentra en la margen izquierda del río Guadalete. (Foto Colección VGL).

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manolitoelcochino_puertosantamariaManuel Gutiérrez Morillo, Manolito ‘el Cochino’, sin duda alguna uno de los mejores pescaderos (para muchos el mejor) que ha dado El Puerto.  En el mundo del pescado sus facultades innatas y, sobre todo, su generosidad han hecho posible que como porteño sea muy querido y conocido allende nuestras fronteras. El apodo le viene por su bisabuelo, pescadero también como su abuelo y Gabriel, su padre. Su bisabuelo enfermo de viruela quedó con las secuelas de la misma dejandole  unas marcas características sobre la superficie de la piel.  Los pescaderos se sorprendieron y, claro, el cachondeíto de la tierra: “--Está más feo que un cochino.” Nació en la Calle Pozuelo, frente a la desaparecida Sala Pozuelo y se crió con su madre y sus hermanos, a quienes ayudó todo cuanto pudo, circunstancias adversas, ocurre en las mejores familias, hicieron que la figura de su tío Manolo, hermano de su padre, fuera determinante en el devenir de Manolito ‘el Cochino’. La generosidad de la que siempre ha hecho gala es fruto del trato y el cariño de su tío que fuera quién le abriera las puertas al negocio del pescado. (En la fotografía, Manolito ‘el Cochino’ cuando comenzó en el puesto de pescados en la Plaza de Abastos. Puesto que compraría a su tío Manolo y al padre de Pepe Romerijo a finales de los años 50 del siglo pasado).

EL MUNDO DE LA MAR.
Curiosamente la vida de Manuel, al menos en sus comienzos, tiene bastante similitud con la de los pescadores. Las necesidades familiares obligaban a los menores con edades comprendidas entre los 12 y 14 años a zarpar para faenar en alta mar y emprender una trayectoria que no abandonaban durante su vida. En su caso, su madre María y sus hermanos, Josefa, Inés, Carmen y Gabriel precisaron de su trabajo para subsistir. Sus comienzos no fueron nada fáciles. Sus primeros trabajos vendiendo naranjas y agua en la playa y de aprendiz en las Bodegas de Osborne. Durante el servicio militar comenzó a exportar pescados en el mismo tren que lo llevaba a San Fernando, incluso algunos fines de semanas llegaba hasta Córdoba.

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Fotografía tomada en la Feria de Primavera en Crevillet. De izquierda a derecha: Juan Luis Carrillo Lucero, empresario pintor; Vicente Arníz Arévalo, apodado 'Vivi', empresario electricista; Manolito 'el Cochino'; Antonio Sánchez Cortés, sibarita, con un mazo de tickets en la mano; Adolfo Sibila, director de Empresa Consignataria de Buques y Pepe Romero Zarazaga, Pepe de Romerijo.

EL PUESTO EN LA PLAZA.
Una vez licenciado, inicia su andadura en el Mercado de Abastos, gracias a su tío Manolo que le abre de par en par sus puertas en el puesto de pescados que en sociedad tenía con el padre de Pepe Romero Zarazaga, Pepe Romerijo, con nótula propia en Gente del Puerto, situación que le permite conectar con el público y asistir diariamente al muelle pesquero a la subasta de pescado recién extraído de la mar…

A finales de los años 50, después de la muerte de su tío Manolo, compra el puesto de pescados y emprende una extraordinaria labor relacionada con la comercialización de pescados y mariscos que permite en 1963 abrir en sociedad, con su intimo amigo Pepe Romerijo, un nuevo puesto de pescados en la Placilla, frente a la Frutería de Agustín Vela Mariscal.

Miguel Pineda Martí, armador del pesquero ‘Pascual Baldo’ con nótula propia en Gente del Puerto 99, tenía un Biscuter (era un coche considerado una de las pequeñas joyas de fabricación española en los años 50, nacida en una época en la que la falta de materias primas aumentaba el interés por los vehículos de pequeño tamaño y moderado consumo), e iba con Eugenio Espinosa Palacios, ‘Nono’ del Restaurante Guadalete a comprar pescado a Sanlúcar de Barrameda. En varias ocasiones se encontraron por la carretera a Manolito ‘el Cochino’ que se desplazaba con ciclomotor denominado Velosolex, (bicicleta con un motor delante encima de la rueda, de 25 kilogramos de peso, un depósito de un litro de capacidad, y menos de un caballo de potencia, la Velosolex podía recorrer 100 kilómetros a una velocidad de 27 kilómetros la hora). Manolito ‘el Cochino’ que compraba algún pescado para el puesto pedía el favor a Miguel Pineda para que lo trasladara en el Biscutex, a lo que accedía cada vez que se lo encontraba. ‘El Cochino’ empezaba con el puesto…  ¡Iba y venia con una Velosolex!

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Fotografía tomada a principios de los años 60 del siglo pasado en un Fin de Año. De izquierda a derecha: Milagros Castro Utrera, Manolito ‘el Cochino’, Juan Luis Carrillo Lucero y su esposa, María del Carmen Álvarez Serrano, conocida por ‘Puchi’ hija de Rafael Álvarez y cuñada de Ricardo Palacios Mena, de Vulcanizados Ricardo SL, fallecida recientemente.

SUBASTADOR DE PESCADOS.
La continuidad en el puesto de pescados  de la Plaza de Abastos y la ayuda en el puesto de la Placilla por parte de su hermana Carmelita y posteriormente la de su esposa, Milagros Castro Utrera, consolidaba sus conocimientos comerciales. Si bien, al principio, no todo fue fácil, ni mucho menos ya que su mujer, Milagros Castro Utrera, de profesión costurera, tuvo que continuar trabajando en su actividad y más tarde en el puesto de pescado de la Placilla, una vez que su cuñada, Carmelita, se casara. De la misma manera, el hecho de permanecer en el muelle pesquero observando las descargas del pescado, el trasiego y los entresijos diarios de la cadena comercial de la actividad pesquera, hicieron que se especializara, en un principio, como subastador de los barcos que se conocían como Juanelo, barco de pesca de pequeño calado y eslora y de un solo palo.

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En su hábitat natural: en la Lonja del Pescado en esta Banda o Margen Derecha,  mediados de los sesenta del siglo pasado. De izquierda a derecha: Manolito ‘el Cochino’, José Gutiérrez conocido como Pepe ‘El Chofer’, exportador de pescados; Juan Hernández Navarro, vendedor de pescados; José Fernández Bernal, Pepe ‘Chiquete’, subastador de pescado y Pepe Romerijo. De espalda Tomas Cervera, exportador de pescados.

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Fotografía con el cabo de Celadores-Guardamuelles, en Ribera del Río, 30, encima del Bar Puente; era una especie de patio o descansillo de la entrada del piso de Manolito Arniz, cabo de los Celadores-Guarda muelles y padre del pintor Paco Arniz, quien celebraba el bautizo de su hija Tere. Corría el año 1964.  Entre los invitados, vecinos, amigos y familiares, segundo por la izquierda José García Cruz, el que esta agachado, Ramón Quero Llerandi, padrino del bautizo, Manolo Arniz, con botella y bandeja con copas, a su derecha.  Manolito ‘el Cochino’. Quizás el de la derecha fuera Diego Pantoja del Puerto (el de Muebles Pantoja).

Años antes de que comenzará la expansión de su negocio, gracias a la labor que llevó  a cabo con la flota pesquera onubense conocida en la jerga marinera porteña como huelvana, la simpatía, el saber y la cortesía del ‘Cochino’ hizo posible un trato especial por parte de los Celadores-Guardamuelles de la Junta de Obras de Puerto: Luis Sánchez, José Hidalgo Luque, conocido por ‘el Viejo'; Roque, Lore, Ricardo, Niño José, Vicente Morató, Manolito Arniz, padre del Pintor Paco Arniz. Recuerdo que a mediados de los años 60, construidas las viviendas de la Rotonda de la Puntilla para el personal de la Junta de Obras de Puerto, se ofreció a trasladar con su furgoneta DKV el mobiliario y enseres de las familias de los Celadores-Guarda muelles.

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Finales de de la década de los sesenta del siglo pasado. De izquierda a derecha: Pepe Romeijo, su primera esposa y madre de sus hijos, Lola Sánchez de la familia Balcon de El Puerto; Milagros Castro Utrera, esposa de 'el Cochino’; Manolito ‘el Cochino’, Lola Flores, 'la Faraona', Lete y Pepe Bigote Jiménez, 'embajador oficioso' de El Puerto en Madrid. (Foto Caripén).

manolitoelcochino_011_puertosantamariaLa afinidad y amistad que compartía con Pepe Romero Zarazaga, Pepe Romerijo, con nótula propia en Gente del Puerto 13, sería el aldabonazo para contribuir en la década de los años 70 y 80 a que la sinergia de ambos sectores, el extractivo pesquero y el comercial, fuera, sin ningún género de duda, el de mayor esplendor y, como consecuencia, uno de los pilares básicos de la economía porteña. Cabe recordar a Pepito Roselló, Pepe ‘El Chofer’, padre de Jaime Gutiérrez Perea, concejal que fuera de IP; Juan Crespo Rodríguez, ‘Mosco’, Ángel Alonso Alejo, José Agarrado Macias, Juan Hernández Navarro, Miguel Roselló Bertomeu, José González García, la familia Soriano Gómez, ‘Abuja’, Quini Roselló, José Manuel Moy, Miguel Moy, Joselin y además Luis Fernández Chulian, Fali Alonso Gómez, Manolo Ariza, Miguel Payares, José ‘Plaza, ’Fermín Romero Díaz, ‘Abuelita… y toda la marinería, sin excepción de ningún tipo. Merece capitulo aparte la figura de José Antonio Español Caparrós, Ingeniero Director de la Junta de Obras de Puerto, muy particular y controvertido personaje, con el que se entendió a las mil maravillas. (En la fotografia con Pepe Romero Zarazaga).

VENDEDOR OFICIAL DE LA LONJA
A finales de los años 60 las cosas cambiarían ya que Manolito ‘el Cochino’ se asentó económicamente y hasta se permitió a partir de entonces, en bastantes ocasiones, hasta su jubilación, acudir a trabajar a la Lonja de Pescados y subastar el pescado y marisco con traje y corbata.  Genio y figura.

Más tarde, corría el año 1970, ante la incesante progresión de las ventas efectuadas por la presencia de pesqueros de la flota onubense, que faenaba en el Golfo de Cádiz, fue nombrado vendedor oficial en la Lonja de Pescados, uniéndose a los tradicionales vendedores: José Agarrado Macias, Juan Hernández Navarro y Miguel Roselló Bertomeu que se dedicaban a la venta de las capturas de la flota con base en este puerto, compuesta  por 132 unidadades y 1500 tripulantes que faenaban en los caladeros de Marruecos. De aquellas vendedurias, en la actualidad, después de muchas vicisitudes, la única que se mantiene en un maltratado sector pesquero es la de Manolito ‘el Cochino’.  En los años de esplendor de la pesca, sus grandes bastiones y personal de confianza en la vendeduria: Pepe Barbudo en la administración y su primo Paco Sacaluga, en una de las tareas más ingratas, cobrador de las ventas de los pescados y mariscos.

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Genio y Figura. Fotografía en el Restaurante El Resbaladero, mediados de los años 70: Izquierda a derecha. Manuel Camacho Aguilar de Hierros Osca, Maximino Sordo Díaz, propietario del Restaurante, Manolito ‘el Cochino’, Nicanor Gómez Recalde, de Ultramarinos ‘Los Caballos’ y Antonio Crespo Blanquer, de los alicantinos llegados a esta tierra, calpino, conocido por Toni Pala, excelente patrón de pesca.

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Fotografía en el Restaurante de Ramón Muñoz, mediado de la década de los años 80, carretera nacional IV, antes de llegar al Caballo Blanco, misma acera, en dirección a Cádiz. Rincón de Neno estuvo ubicado en el mismo lugar antes de ser Restaurante. Manolito ‘el Cochino’ marcándose unas sevillanas con su amigo Juan Luis Carrillo Lucero. Izquierda a derecha: Pepe Crespo, empresario vinculado a la carpintería, Juan Crespo Rodríguez, exportador de pescados, Ramón Muñoz, hostelero y Antonio Reyes Haro, empresario del transporte, barcos, pescados y mariscos.

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En Casa Lucio, principio de los años 80 del siglo pasado, en Madrid. De izquierda a derecha: Milagros Castro Utrera, esposa de Manolito ‘el Cochino’. Milagros Camacho, segunda esposa de Pepe Romerijo, Paco Villaescusa, excelente persona natural de Yecla (Murcia), Fabricante de muebles, muy amigo de Pepe Bigote Jiménez; Manolito ‘el Cochino y Pepe Romerijo. De pie Lucio Blázquez.

Los prematuros fallecimientos de las esposas de Pepe Romerijo y Manolito ‘el Cochino’, Lola Sánchez y Milagros Castro Utrera, respectivamente, unieron aún más los lazos de amistad. Ambos, con algunos de sus hijos aún pequeños, tuvieron que afrontar sus destinos. En el caso del ‘Cochino’, su cuñada Julia Castro Utrera, quien tomó las riendas de su casa y ayudó a llevar adelante a los hijos de Manolito ‘el Cochino’: María José, Mili, Maleni, Manolo, Inma y María del Mar. En la actualidad, a sus 78 años, Julia sigue al pie del cañón cuidando a su cuñado. Pepe Romerijo se casó en segunda nupcias con Milagros Camacho

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En el Restaurante El Resbaladero: Año 1983, homenaje de despedida a la funcionaria de la Cofradía de Pescadores Magdalena Nimo Real, Oficial de administrativa y cajera, a quien todos conocíamos por Pili. ‘--Anda dame un beso, Pili, que aquí te traigo un regalito’. Una mujer de armas tomar, eficiente cobradora y un hito en el muelle habida cuenta que era la única mujer que entraba en la Lonja de Pescados. Familia de los Nimo. Su hermano Jesús y su sobrino José Luis, concesionario de coches, amigos de ‘el Cochino’. Con este Nimo se le veía mucho en barrera en la Plaza Real.

Sus visitas diarias, en mañana y tarde, a los distintos ‘confesionarios’ eran sagradas: ‘El Guadalete’, ‘El Brillante’, ‘La Perdiz’, ‘Casa Flores’, ‘Paco Ceballos’, ‘La Guachi’ de Romerijo, ‘Betis’, Cervecería ‘Puerto’, ‘Liba’… acompañado en distintas etapas por ‘Antoñon’, Manolito ‘Justicia’, Pepe ‘el Cachorro’ de Lepe y durante los veranos se unía Pepe Bigote Jiménez, con nótula propia en Gente del Puerto 215, que regresaba de Madrid a tomar las aguas… Todo un espectáculo pues no le dolían prendas a la hora de invitar a una copa a los parroquianos que, durante su ‘vía crucis’, estuviera en la barra de los distintos ‘confesionarios’. Lo de comer era otra cosa, mas menos como dice Pepe Neno, con nótula propia en Gente del Puerto 209. Por cierto, hubo un tiempo que fue gotera del Marqués de Pezagua en su Rincón de Neno en Valdelagrana.

Es un personaje campechano que a pesar de la perdida de memoria tras los ictus sufridos todavía a sus 76 años, sigue fumando sus puros habanos y, lo más importante, conservando la elegancia y espontaneidad que siempre le ha caracterizado.  "--Que me quiten lo bailao..." es lo que, desde el afecto, puedo expresar mejor a lo largo de su dilatada y bien aprovechada vida.

Hoy, la crisis que atraviesa la actividad pesquera, también ha hecho mella en el negocio. Sin embargo, contra viento y marea, sus hijos luchan afanosamente por mantener la vendeduria y buscar nuevas alternativas. Su hijo Manuel Gutiérrez Castro, continúa con la aventura empresarial consolidando y ampliando nuevas líneas de negocio relacionados con la pesca extractiva y el mundo de la mar. (Textos: Antonio Carbonell).

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La instantánea está tomada hace 34 años en los caminos concéntricos de los jardines de la Real Cartuja de Valldemosa (Mallorca), rodeados de cipreses y otros árboles, el 5 de marzo de 1975. El viaje de fin de estudios del Instituto Santo Domingo, partió desde El Puerto, visitando Valencia y en barco hasta Mallorca. Allí se recorrieron las islas. Al frente de la expedición el Director del Centro, Manuel Martínez Alfonso (acompañado por su esposa), el profesor de Dibujo, José Cepero Peralta y su esposa, y Ventura Lozano Moreno, profesor de tecnología e Ignacio Pérez Blanquer, profesor de Física y Química.

logocartujaEntre los alumnos podemos ver en la fila superior a Miguel Palacios, Melchor Ramos Ortega,  el paisano de El Gastor, Juan Sánchez Torreño, un interno de la sierra desconocido, le sigue Joaquín, del Bar Juanito, Millán, José Domingo García Rodríguez (doctor en medicina), Ángel Ortolá Máiquez, desconocido, Cristóbal Moya Garrido (empresario de tiendas de regalo), Andrés Jaén Bautista (brigada del Ejército de Tierra) y José Ignacio Delgado Ibáñez.
Debajo, un interno, Antonio Rodríguez Hernández, José María Chacón Iñigo, Francisco Andrade, (brigada del Ejército de Tierra) desconocido, Castillo, desconocido, desconocido, Manuel Martínez Alfonso, espacio libre, desconocida asomando la cabeza posiblemente Rosario Macías Caparrini, Juan Ramón Guardiola Crespo, Rafael Angel Moreno Naval (tablajero y poeta).
Fila tercera, Verano Enrique (Policía Local), Amparo Patrocinio Unzueta Melgarejo (Secretaria del Juzgado de Instrucción Núm. 2, precisamente, de Manacor), la mujer de José Cepero, Maribel González Venegas, Ventura Lozano, Pilar Ruibal de Flores Calero (vinculada a la enseñanza, vive en Cataluña), José Cepero, Conchita Viseras Pico (afamada óptica optometrista local), Caballero, Péculo, desconocido, la mujer de Martínez Alfonso, Gonzalo Ganaza Pérez, Cristina Insua Baena (+) y el chófer del autobús.
Fila de abajo, Antonio Ahucha Femenía,  Tomás Chacon Rebollo (catedrático de Análisis Matemático de la Universidad de Sevilla), Juan Luís Arévalo Espinosa, José María Morillo, Renedo Varela, Miguel Ferrer Martí, (empresario de la fotografía), Reme, Ángela Pérez Tirado, Mercedes Solís (maestra en el Colegio Las Esclavas), Ignacio Pérez Blanquer, Francisco Camacho Pérez (trabaja en la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre). El pelirrojo del sombrero rojo recostado en el suelo era un interno de la sierra.

Algunos compañeros no fueron a la excursión, como Nicolás Oñate Lozano, de Prado del Rey, ya fallecido. O Joaquín Manzano Ortega, el eterno Delegado de Clase. Faltan también en la fotografía Ramón Utrera Aguilera, o Francisco Verano Cadenas entre otros. Tampoco vinieron al viaje de Estudios, los dos mayores, funcionarios de prisiones que terminaron los estudios con nosotros: Juan Díaz Sara y Jesús de la Torrre Benito.

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Pilón de San Juan, a la izquierda, terrenos donde se encontraba la Iglesia de San Juan de Letrán y posteriormente se edificarían los 'Pisos de los Marinos'.

A finales del siglo XIX la población de El Puerto alcanzaba los 21.929 habitantes. Para entonces la entrada de la ciudad por el barrio alto tenía lugar por la denominada ‘puerta de San Juan, de la que aún queda uno de los pilares, y era en torno a ella donde abrevaban los animales de carga procedente de la campiña o de poblaciones como Sanlúcar, Rota o Chipiona.
En el año 1874, mientras el arquitecto gaditano Adulfo del Castillo presentaba el estudio sobre la alineación de la que sería plaza en el espacio del derruido Convento de los Descalzos (hoy Plaza de Peral), los presupuestos municipales contemplaban una obra menor, pero de importancia para los vecinos del barrio alto. Se aprobaba ‘la construcción de una fuente vecinal con cuatro grifos de bronce y un pilón-abrevadero en la puerta de San Juan, elaborado por el maestro mayor Miguel Palacios’. La obra importaba 740,50 pesetas.
El importe se abonó del capítulo de calamidades, ‘en atención a estar el municipio autorizado para invertir este fondo en obras de utilidad pública en que al mismo tiempo puedan ocuparse los jornaleros faltos de trabajo’.
La chiquillería de entonces jugaba sin descanso por las calles y plazas portuenses y sus travesuras reportaban algún que otro dolor de cabeza. Ante los posibles desaguisados, Miguel Palacios, maestro mayor responsable de la obra del pilón, solicitaba al alcalde que situara a una pareja de la guardia municipal en la plazuela de San Juan ‘con el fin –argumentaba-, de evitar que la turba de muchachos, que diariamente concurren a aquel sitio, destruyan los trabajos que se están practicando para la construcción de la fuente y abrevadero’.
En El Puerto el auge vitivinícola era evidente. En 1870 se habían iniciado las operaciones internacionales del Grupo Caballero. Se realizan las primeras exportaciones al Reino Unido y América y se incorporan las viñas “El Benito” y “Las cruces”, ubicadas las mejores tierras de la zona. Ello conllevaba mayor trasiego de animales de carga y personal entre los alrededores de la población y el muelle del Guadalete. Las fuentes y los pilones, situados en distintas zonas de la población también generaron polémica. Así, además de la fuente de San Juan, la construida en la Plaza del Polvorista, fueron motivo de una dura réplica del Ayuntamiento contra la Compañía de Abastecimiento de Aguas a Cádiz “The Cádiz Water Works Company”, al pretender, en diciembre de 1879, instalar en ambas sendos contadores, cuando hasta entonces el consumo había sido suministrado gratis.
Tanto malestar provocó la postura de la Compañía de Aguas al consistorio portuense, que éste dio un plazo de 15 días para que la mercantil construyera dos fuentes públicas, una al final de la calle Zarza y otra en la calle San Francisco, a las cuales se comprometió desde 1875 y había incumplido. Los documentos consultados en el archivo municipal ponen de manifiesto que el compromiso de la Compañía lo era como compensación por la instalación de una tubería para el Barrio de San Francisco de Paula. Así mismo recordaba el Ayuntamiento la obligación de aquella ‘de proveer, tanto a estas últimas, como a las fuentes de San Juan, El Polvorista y la del Paseo del Vergel, de agua gratuita desde las 6 de la mañana hasta el toque de ánimas en todo tiempo’.
Como podrán suponer, lo del suministro de agua en las fuentes acabó como el Rosario de la Aurora. En numerosas ocasiones el agua no brotaba y los vecinos se quejaban amargamente a las autoridades municipales. La fuente de San Juan se llevó casi siempre la palma. La altura de la calle donde se encontraba situada, hacía dificultosa la llevada de agua. Tanto es así que a lo largo del tiempo la guardia municipal denunció al alcalde la falta del líquido elemento, tanto en la fuente como en el pilón.
Uno de los partes emitidos por los municipales, el de 29 de junio de 1894, además de expresivo, describía la siguiente situación: ‘la fuente de la Plaza de San Juan no da el agua suficiente para que beba el ganado, ni para que se surtan en la misma los vecinos del barrio alto, habiendo días como el de hoy que es completamente imposible recoger un cántaro del expresado líquido’.
Los adelantos en el tiempo y la implantación de tuberías y canalizaciones en los domicilios portuenses hicieron que dejaran de usarse las fuentes y los pilones. El de San Juan, según los vecinos consultados, aunque de manera circunstancial siguió dando agua hasta los años 60, desapareciendo casi un siglo después bajo la urbanización de la calle y sus aledaños. (Texto: Enrique Bartolomé).

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Calle de San Juan esquina con Santa Fé. No se había construído aún el Pilón, ya estaba derrumbada la Iglesia de San Juan de Letrán (que da nombre a la calle), empero, no se había tapiado ni replantado el solar que había ocupado dicho templo desaparecido. A la izquierda de la fotografía podemos observar uno de los pilares de la denominada 'puerta de San Juan' de acceso a la Ciudad.

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José Roque Morales Augusto nació El Puerto el año de la Exposición Iberoamericana de Sevilla, el 11 de febrero de 1929. Hijo de Roque y Luisa y tercero de los hermanos: Luisa, nacida en 1924 y Miguel, nacido en 1926, (el zapatero de la calle Larga). Viven los tres. Estudió con D. Alfonso Cárdenas Felices, en la calle Luna examinándose en Cádiz en el año roque_1949_puertosantamaria1939 los 14 alumnos presentados, aprobando todos ellos, entre los que recuerda a Eduardo Zamorano Lechuga, Antonio Aragón Astorga o a los hermanos Molleda. (En la fotografía de la izquierda, Roque en el año 1949).

EL BANCO HISPANO AMERICANO.
Empezó la carrera de Comercio. Estando inmerso en los estudios, Luis Muñoz (conocido en El Puerto por la coplilla de “la patita de Luis Muñoz”) estuvo en la zapatería de su padre, José Roque Morales Ahumada, y le informó que había oposiciones para 3 plazas en el antiguo Banco Hispano Americano. Era el 7 de junio de 1945. Como el examen era de un día para otro pidió urgentemente el temario, presentándose y aprobando tanto el propio Roque, como Juan Roselló Castell y el hijo de Manuel Álvaro Bonet, su maestro.

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Empleados del Banco Hispano Americano : Primera fila, de izquierda a derecha: Jose Luis Gallardo Poullet , Pérez (Hijo del cabo Pérez), Luis Pérez Sánchez, Andrés Jimenez (uno de los dos mellizos, con chaqueta blanca), Fernando Polanco Sierpes, desconocido, desconocido, desconocido.
Segunda fila, de izquierda a derecha: Francisco Mesa Gutierrez, Eugenio Pedregal, Juan Diaz Gómez, Jose Sánchez Sánchez, Francisco González, Ribera, desconocido, Juan Neva, Cossi, Santiago Castilla, desconocido, Antonio Garcia Brotón, Antonio Ortega García.
Tercera fila, de izquierda a derecha: Jimenéz (el otro mellizo con chaqueta blanca), Alfonso Benitez Retamar, Manuel Torres vallejo (Director del Banco Hispáno), Antonio Garcés, José Luis Delgado Forja, desconocido, desconocido.
Cuarta fila, de izquierda a derecha: José Roque Morales Augusto con chaqueta blanca, Eduardo Zamorano, Lechuga, Ramón Matiola Gutiérrez (delante), José Rodriguéz López, Manuel Álvaro Bonet, Manuel Romero Rivas.
La identificación de la fotografía es de José Roque Morales Augusto el 29 de mayo de 2009. (Foto Mesa. Colección Vicente González Lechuga).

Allí estuvo durante cuatro años, hasta que es llamado al servicio militar. Estuvo en la Batería “La Ardila” de San Fernando. De vuelta al Banco Hispano Americano estuvo un mes trabajando en la institución bancaria hasta el 29 de septiembre de 1951.

LA DROGUERÍA INGLESA.
La fecha de final de septiembre de 1951 la tiene bien presente Roque. También le dieron 24 horas para aceptar o no el traspaso de la Droguería Inglesa perteneciente a Antonio Pantoja Leal que ya llevaba funcionando 20 años. Roque ha vivido tres o cuatro crisis, como él mismo afirma. La Droguería empezó en el número 17 de la calle Ganado, junto a la Mercería Denia, pero desde el 31 de julio de 1979 permanece abierta al público en la esquina de Nevería con Ganado: casi 30 años hace ya. El oficio de droguero lo aprendió sobre la marcha, no sabía nada pero tuvo olfato para el negocio, para ser un joven emprendedor con apenas 22 años. Renovó casi todo el género. Sus hijas Luisa (Chica) y Ana María, tienen abierta una perfumería en la calle Nevería, y nótula propia en Gente del Puerto.

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Roque, paseando con su novia Ana Vega, a mediados de los cincuenta del siglo pasado, por el Parque Calderón.

LA FAMILIA.
Se casó el 1 de noviembre de 1957 con Ana Vega Ramírez (fallecida hace casi dos años, el 30 de julio de 2007, a la que Roque sigue recordando y notando su falta), con quien tuvo cinco hijos y cuatro partos, pues tuvieron mellizos: María Luisa, la mayor, Ana María, Roque y Cristi -los mellizos- y Milagros quien se iba a llamar Rosario, pero fue revivida la madre, nada mas nacer Milagros, por una complicación en el parto en el que perdió mucha sangre.

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Ana y Roque.

Roque recuerda muchas anécdotas, vividas detrás del mostrador, algunas incontables, pues en el fondo, en su oficio actuaba casi como un boticario para la casa. El cajero de la Caja de Ahorros de Cádiz le saludaba, en la puerta del establecimiento, con la fórmula de un jesuita, un frasco para las canas: “SIJ38”. Luego, seguía su camino.

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La típica foto de familia numerosa. Los padres Roque Morales  Augusto y Ana Vega Ramírez y los niños mellizos, Roque y Cristina, debajo María Luisa y Ana María. Faltaba por llegar Milagros.

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En la Playa de la Puntilla, con su hija María Luisa. Principios 1960.

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En la Velada de la Victoria, con su mujer Ana, en los coches choques.

ESPECIALISTA EN CUALQUIER REMEDIO.
En la Droguería Roque, nuestro protagonista o ahora sus hijos, pueden ayudarle con cualquier remedio o preparado para ese problema doméstico que se le resiste: Líquido para aflojar la lana en jerseys apelmazados; aceite para suelo de barro, jabón casero con fórmula exclusiva de Roque; otro jabón líquido de suelo, fórmula magistral también de Roque; limpia metales, fórmula antigua y exclusiva de nuestro protagonista; jabón de glicerina; cebos matacucarachas y para toda clase de bichos; cerote (cera que usaban los zapateros); jabón de marsella líquido para lavar la ropa; ácido oxálico para limpiar el mármol, el plástico o los cascos de los barcos cuando amarillea; betún de judea; tratamiento de la madera contra los insectos xilófagos (la carcoma); cola para reforzar los lienzos de pintores y artistas, ...

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En la Droguería, con un antiguo empleado y dos de sus hijos.

PREMIO AL ESTABLECIMIENTO TRADICIONAL.
«Este 2008, el Centro Municipal del Patrimonio Histórico de la Concejalía de Cultura del Ayuntamiento, concede el diploma de establecimientos tradicionales a Droguería Roque, como reconocimiento al mantenimiento de un establecimiento tradicional durante generaciones.  La de Roque es una de las escasas droguerías que aún permanecen abiertas en la ciudad. Ha cumplido cincuenta y siete años. Traspasó una perfumería que ya contaba con veinte años de antigüedad y cuyo nombre era muy apropiado para la época “La Inglesa”. Muy pronto se amplió el negocio a droguería. El fundador de la tienda es José Roque Morales Augusto, al que todos conocemos como Roque. A él le cabe el mérito de haber mantenido el negocio durante más de medio siglo, pero también el de haber transmitido la ilusión a sus hijos, pues casi todos ellos se dedican a la misma ocupación. El negocio se ha mantenido con la colaboración y el trabajo de toda la familia. Y se ha mantenido en tiempos difíciles, en los que abundan otro tipo de establecimientos menos especializados. Pero el buen trato y el afán por solucionar a los clientes problemas domésticos muy variados, han marcado siempre a este establecimiento. Por tanto, era ya momento de hacerles este pequeño homenaje.» Del discurso del alcalde de la Ciudad, Enrique Moresco, en la entrega del Diploma el Día Local de Patrimonio Histórico, celebrado el 5 de diciembre de 2008.

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La amplia familia de José Roque Morales Augusto, arropándolo, el día que recibió el Diploma del Centro Municipal de Patrimonio Histórico, en un acto celebrado en el Centro Alfonso X  'el Sabio'.

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Primera Comunión del Colegio La Salle “Santa Natalia” celebrada el día 27 de mayo de 1965. En la foto aparecen en el centro, a la izquierda, el Hermano Gonzalo (que luego pasaría muchos años destinado en el colegio de Puerto Real) y el director, Savador Juan o Hermano Manuel. Para una mejor identificación, fraccionamos la fotografía en dos, relacionando aquellos que alcanzamos a reconocer (¿o mejor dicho recordar?).

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Fila superior: Vaca, dos desconocidos, Neva, Gregorio Cardellat García, desconocido. Fila segunda: José María Morillo, desconocido, Kiko Sanchez, Antonio Díaz. desconocido, Ríos, desconocido; Fila tercera: Valle, Miguel Roselló, Méndez, dos desconocidos, Ahucha Poullet, Arana y Buhigas; Fila cuarta: desconocido: Juan Luis Rincón Ares, Eduardo Blanca, Contreras, desconocido y el Hermano Gonzalo. Fila del suelo: Aguilar, Giraldez, Perea, Domínguez, Desconocido, Guerrero.

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Fila superior: Tres desconocidos, Gatica, tres desconocidos. Fila segunda: desconocido, Obregón, dos desconocidos, Prius Gentil, desconocido. Fila tercera: Buhigas, Vicente Vela, Sánchez, Francisco Andrades, desconocido y Castillo. Fila cuarta: el Hermano Director (Salvador Juan, o Hermano Manuel), dos desconocidos, Herrera, Pepe Aragón, primo de Nicolás Jiménez Aragón, actual profesor del Centro. En el suelo: Guerrero, Rojas, Graván, cuatro desconocidos y Calle.

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Colegio Las Carmelitas. Mayo 1958, Todos gentes de El Puerto: los hermanos Bellvis: Javier y Marisol, única niña por aquello de separar las niñas de los niños; Luis Áspera, Paco Zamudio, Jaime Renedo, Mariano Medinilla, Miguel Lizaso, Javier Díaz, Hörh, Velarde, Julián Flores y otros...

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De izquierda a derecha: Manolo Morillo, Antonio Márquez y Pepe Mesa. Década de los 60 del siglo pasado.

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De izquierda a derecha: Ana María Custodio Cárdenas, Paquita, del Bar Andrés de la Calle San Juan y Rosa Cervera Díaz. Década de los sesenta del siglo pasado.

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El Paseo de la Victoria, a la entrada de la Velada, por el Camino de Urda.

«Cuando caía la noche,  la Feria se trasladaba a la ciudad y se hacía burguesa, la feria alcanzaba su continuidad en el paseo de La Victoria, donde se celebraban animadas veladas nocturnas, embellecidas por una rudimentaria iluminación extraordinaria, “magníficos candelabros como alumbrado ordinario, y multitud de adornos, pedestales con estatuas y jarrones”,  que junto al ambiente en las casetas y ‘El Cortijo’ contribuían a transformar las noches en “una mansión  de delicias”

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El 'show' de la cabra. En la Feria de Ganado de El Puerto situada en El Palmar, frente y en lo que son los terrenos actuales de PRYCA. Año 1962.

Nos cuenta la historia que allá por el año 1871 en el Pago de El Palmar nuestra feria tenía sobre todo un carácter ganadero, era un escaparate donde se mostraban ganados y caballerías, donde las transacciones comerciales se festejaban con una copa de vino bajo los precarios toldos instalados en mitad del campo. Según quienes la conocieron, ya a mitad del siglo pasado la fiesta del Pago del Palmar era semejante a una “romería sin santo y sin ermita”, ya que no estaba consagrada a ninguna imagen religiosa “ni tampoco  podía considerarse una feria en su sentido tradicional”.

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En Crevillet, con la Caseta Municipal instalada en los antiguos baños públicos. A la drecha un grupo de jóvenes con el traje a la moda, a la rodilla. Corría el año de 1966.

Posteriormente, cuando se desvió la carretera del ‘caminito pa Jeré’ y el parque de la Victoria quedó cortado por el asfalto, se vio la necesidad de trasladarla a otra ubicación, eligiéndose entonces el barrio  de Crevillet,  en 1966.  Crevillet fue una feria de transición,  una fiesta urbana y marinera por la cercanía del río Guadalete y la playa de La Puntilla, entre la romería de cantes y toques de guitarra y la fiesta multitudinaria a golpe de decibelios. Durante años,  mantuvo un recinto ganadero de muestras, que seguía dando una dimensión comercial al festejo.

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Primeros años del Recinto de Las Banderas, hace 26 años. La Caseta Municpal, de lona, simulaba a la entrada una réplica del Vapor. Año 1983.

Finalmente, aquel recinto ferial fue absorbido por el crecimiento urbano, y en 1981 se decidió habilitar el Real de Las Banderas,  un amplío espacio con el que la fiesta volvía a los pagos agrícolas, hacia la campiña, de donde procede el carácter de la feria actual: vinatera,  hípica y taurina. La Feria, nuestra Feria de Primavera es como un poema de sabor clásico que paladeamos durante trescientos sesenta días al cabo de un año, y que consigue saciar nuestro ánimo más lúdico, en tan sólo cinco, de sensaciones dispares que luego quedan almacenadas en el disco duro de la nostalgia." Manolo Morillo. Del Pregón de la Caseta Los Romero. 2009. (Fotografías Archivo Municipal).

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Paseo de la Victoria, las cuatro estátuas de terracota representan a las cuatro estaciones. ... a la derecha los arcos de hierro de la rosaleda y la casa del guarda y jardinero, Domínguez, cuyo escudo de piedra se puso, en tiempos de Rafael Sevilla como Hermano Mayor de la Hermandad del Rocío,en la casa de El Puerto en la aldea del Rocío. cuando aquel parque neoclásico estaba en todo su esplendor...

paseolavictoria_jli_puertosantamaria1Paseo de la Victoria, cuadro de Juan Lara. (Original de la colección de Francisco M. Arniz Sanz)

Al final del Paseo de la Victoria, la fuente de la gruta con su surtidor y su baranda, flanqueada por las estatuas de las cuatro estaciones: Y todo cubierto de hileras de farolillos y biznagas de luces, ahora apagadas. De la Granja de San Javier sale el hijo de don Félix Tejada que quiere ser poeta y, por ahora, conduce un  tonneau con una jaquita, que su padre le ha comprado a Emilio Bootello.

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La recientemente desaparecida gruta del Paseo de la Victoria. El padre de Luis Suárez Ávila pintó una acuarela el año 1931 de esa fuente en todo su esplendor. El deterioro del Paseo de la Victoria, bancos de hierro incluidos, es uno de los crímenes urbanísticos cometidos en nuestra Ciudad. Y van...

Más allá, la Sericícola, con su caserío, isabelino, pintado de rojo y blanco, por donde alcanzo a ver a otro grupo de jinetes y amazonas: Ana María y María Osborne, Cristina Cólogan, Isabelita y Cristina  y Jesús Terry, éste sobre una jaquita gallega. El Mosca, con el landau tirado por mulas, trasiega Osbornes-Domecq desde la calle Fernán Caballero hasta El Palmar. Franco, con su "coche de plata", Peris, El Mena, Muñoz... van y vienen llevando feriantes en coches cuadrados para seis viajeros, dos transportines, el "ahí te pudras" y el conductor. Los dos autobuses "Chevrolet" de Emilio Bootello, azul-celestosos, carrozados de madera, van cargados hasta los topes, una y otra vez. Juan Antonio Buhigas guía la jardinera de Javier Terry, El Pajarito se acerca al pescante de la manola de don José María Pastor, Repeto aparece, desde "Laborde", en un milord redondo que acaba de arreglarse Alonso Romero. Paquiro arréa (¡Ría!, ¡Bóa!) un carro de marca que Abelardo Guindate ha preparado con una reata de mulos leoneses, esquilados por Margarito, que llevan las aparejadas nuevas, bordadas y claveteadas, con mosqueros de colas de zorros, que van a ser la sensación de la feria. Como de la Cañada de La Valenciana, se acerca un tropel de mayetos, vestidos de rayadillo, con sus tirillas abrochadas, sombreros anchos, sobre jacos y yeguas en monturas vaqueras vencidas y forradas de loneta, sus novias a la grupa, vestidas de gitana, que vienen  desde lejos, dejando sus ranchos. Del Pago del Serrano, del Presidio, de Viruela, de Pernita,... Quiroces y Galanes sobre yeguas del hierro de "la Palma" que lo mismo trillan que les sirven de trono. Campo a través se divisan a los Sánchez Gallego, con sus caballos españoles de crines trenzadas y enlazadas, las colas recogidas, a la vaquera, cayendo en las monturas con la sencillez y la soltura que da lo cotidiano.

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Feria de Ganado. Año 1964. (Archivo Municipal).

Al llegar al Palmar, un olor de hierba recién segada y un horizonte de mástiles, encalados, alineados, con gallardetes y grímpolas se presenta tras la portada de tres arcos, por donde penetra un hervidero de gente a pié, en coche y a caballo que desemboca en el real. Allí casetas de garlingas de eucaliptus y palmas, recién cortadas del Parque, del Vergel, de la Avenida de los Baños y de la Rotonda; allí, las sucursales provisionales de "Caza y Pesca", de "Antigua de Cabo", de "La Fuentecilla", de Aguilar el de "La Viña", de Obregón y de "La Gallera"...

Por el ala de la izquierda se penetra en la exposición del ganado. En boxes de empalizadas de eucaliptus y palmas, los caballos del hierro del "Bocado" y los del "Rastrillo"; cobras de yeguas de atusadas crines y colas, con rastra y sin ellas; potros tusones; vacas de leche; ganado de carne, retintas españolas, ovejas, cabras, burros garañones, burras de vientre; gallos españoles, pollos ingleses, gallinas de Guinea y conejos en clásicos polleros de madera, puestos a la vista de todos, pero, en particular, del competente jurado que ha sido nombrado. Los ganaderos guardan las formas. Sus mozos están vestidos impecablemente de corto, al cuidado de las bestias. El Loco Paquiro, Moroncillo o El Caneco sin guardar formas, ni nada, se permiten acercarse al Jurado para impetrar al Secretario: "--Don Federico de mi alma, ¿ha visto Vd. qué gallo más hermoso?"

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Feria de Ganado. Año 1960. (Archivo Municipal).

En el real, asiste al barullo, desde lo alto de sus caballos y sus monturas dragonas, la Guardia Rural, al mando del cabo Mulero; a pié, los guardias municipales: Peral, el comandante, el cabo Penita, Merengue, Pacuqui, Saborido, el Salas, Rafael Camacho... con blancas guerreras y cascos aun más blancos y relucientes. Y un ir y venir de jinetes y amazonas, de coches y de peatones, entre los que destaca y se descubre el brío de don Ramón García Llano, a lomos de una jaca torda y al Secretario General de Excmo. Ayuntamiento, don Federico Sánche- Pece y del Puerto, que con su jaca picaza y su garrocha ha traído, muy de mañana, desde el vecino cortijo de San Felipe y desde el Hato de la Carne el ganado retinto español hasta la feria. Antoñito, su hijo, hace sus pinitos, vestido de corto, sobre una burra, con aparejada bordada y albarda con estribos, que tienen en la finca de "Las Nieves" y cuida amorosamente el padre de Rafael Camacho.

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Feria de Ganado. Año 1965. Las botas de vino, hacen las veces de paredes y mostrador. A la derecha, vendedores de coco y de mariscos. Nada ha cambiado desde entonces... (Foto Archivo Municipal).

En las casetas, sobre mostradores de medias botas, se trasiega el vino fino de El Puerto y se abren cestas de mimbre de donde salen tortillas, bistelitos empanados, lonchas de jamón, de queso y de caña de lomo. La Guachi, de punta en blanco, tan limpia, con su mata de geranios en el pelo, su pañolillo rojo de flecos, sus medias y sus alpargatas blancas, pregona el marisco que lleva en sus cestos y circulan los papelones de gambas y bocas, los bogavantes y los peñiscos, sin tasa ni miramiento. Por aquí Eduardo Ruiz y su tocayo Tejada, con sombreros de ala ancha, dan la nota. Don José Mesa, tan alto, se toca también con otro sombrero andaluz. Por allá Jhoni Osborne, con la chaqueta de hilo recién planchada e impecablemente arrugada, se pone un clavel reventón en la solapa y derrama gracia y sabiduría. La Farfolla, con su bolso y sus botas de botones, su cigarro y su voz de trueno masculino, coloca lotería entre la coña y las risas, encajadas con arte y filantropía. Por acullá, niñeras uniformadas, de cuello duro y delantal con tiras bordadas, briegan con unos angelitos que quieren retratarse en grupo por "Foto Paco", "Foto Leo" o "Galería Azul" o que les compren sombreros alones de papel "pinocho" de los que hay en esas panoplias de listones, cogidos con alfileres de palo, entre "feces" y gorritas ciclistas, trompetitas y matasuegras, o incordian porque las compren turrón o cocos de La Habana.

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Interior de una caseta en la Feria de Ganado en 1963. Foto Rasero (Archivo Municipal).

El pueblo soberano desborda de alegría, en esa feria campera, tan ajena al asfalto, y canta a viva voz al son de una guitarra y baila hasta extenuar "La Sebastiana está al liquendoy..." Milagros Govantes se desgañita cantando "Pastillas de jabón a real...", "Me casé con un enano...", "Azules rejas..." y "La nieve por tu cara...". El Caco, Cailla, Quijano y Pepichi se parten tocando sevillanas de chimpúm. La Cruz Roja voluntaria, está pendiente, con camillas, por si hubiera o hubiese algún descarrilado que, con el sol y el polvo, se  indigestara del vino...

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Feria de Ganado en El Palmar. Entrega de Premios por el entonces alcalde de la Ciudad (1959) Miguel Castro Merello. A la izquierda un militar desconocido, el Juez de la Ciudad, Fernando Ramos Pasalodo. A la derecha de la fotografía podemos observar en primer término al niño Ramón Insua Lavín, y detrás de izquierda a derecha a Blas Aranda, funcionario del penal, Francisco Sara Sampalo, funcionario de Fiestas (su hijo, José Luis Sara, desempeña en la actividad el mismo cometido), y el fotógrafo Luis Sánchez Pérez, 'Quico'. Foto Rafa. (Archivo Municipal).

A la hora señalada, las fuerzas vivas, civiles y militares, y el clero, se colocan en la tribuna para que desfile el ganado y Martínez Montenegro proclame, por el micrófono, la lista de los premiados:
"--Primer premio..., para el conejo de Doña (y aquí el nombre de una señora muy conocida); Premio de ganado retinto: Mejor semental, Don...(y aquí el nombre de un acreditado portuense)".
Ante el pasmo de la concurrencia, cada cual recoge su premio y no pasa nada. Porque la feria es así. Himno Nacional y bajada de bandera.

Por la tarde, en la Victoria, habrá batalla de flores, en camiones camuflados de carrozas, donde Lola Nimo es la inevitable. La feria acabará. Había empezado con el desfile de gigantes y cabezudos que, desde la Casa Cuna, salieron garbosos, con sus reyes, sus roques, sus enanos, sus toreros y su toro que, como una tarasca laica, va arremetiendo contra el personal, al son de pasodobles, hasta llegar a la Avenida de Valentín Galarza y desvirgar la feria más abierta y jovial de todas las Andalucías.

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Feria de la Victoria. Carrozas y Batalla de Flores. Año 1959. Foto Rafa. (Archivo Municipal).

Pero con la batalla de flores, la feria acaba: "Ite, feria est". Yo, por mi parte, me apeo del pescante, refresco las cuartillas de mi jaco, le desabrocho la muserola y el ahogadero, le saco el quitipón y le abrocho las carrilleras del costal de lona porque el pienso se lo tiene merecido. (Texto: Luis Suárez Ávila).

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Velada de la Victoria, en el Paseo del mismo nombre. Foto Rasero. (Archivo Municipal).

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Parada de Coches de Caballos en la Plaza de Isaac Peral, camino de la Feria.

Permitidme que me suba al pescante de un coche de punto y que me aúne y me mezcle con los Potoco, los Cuín, los Moros de Sanlúcar; con los Naterros y los  Canarios, de Chipiona; los Juan Lanas de Rota; los Benito, Amalio y El Coreano, de Jerez: con Poquito y El Sanitario, de Cádiz... que arriban con sus milords, sus manolas y sus jardineras, traídas por caminos de arena, con un jaco de reata para refresco, para terminar sentando sus reales en la rinconada de La Campana o en la Plaza de Peral, que --a pesar de los pesares--todavía guarda un olor mixto de estiércol y azahar inigualable. Allí, junto a la acera frontera de la casa de Sánchez-Cossío, la bodega de don Serafín Álvarez y la tienda de El Chico, donde, por cierto, acaban de entrar Perico Lastra, Joaquín Sancho y Luis Fernández-Sanz, que vienen de dejar el palique con Cayetano el de La Alegría , allí, están, digo, como clavados, los coches de Pacurri, del Mellizo, de Juan Ramón, de Navarro, del Sordo Gallego, o de Manolito Ariza, últimos vástagos de las míticas estirpes de caleseros portuenses que ensalzaran Richard Ford, Fernán Caballero o Federico Rubio.

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Cola de los Toros, en el edificio donde estuvo la Caja de Ahorros de Cádiz,  calle Larga esquina  con la Plaza de Isaac Peral. Foto Monclova.

Por la calle Larga, un borbotón de gente, a grupos, va andando, como en peregrinación. Otros hacen cola en la taquilla de los Toros. De balcón a balcón doña Rosalía Tinajero comenta no se sabe qué con Candelaria Leal y Clemente, el guarda, recalca su autoridad a una gitana que ha confundido los árboles de la plaza con los del huerto naranjel. Veo a la puerta de su casa, escamondados, a Enrique, a José Mari y a Consuelito con la oronda tata; y a Chonita Lassaletta con su abuela y su padre, Pepe, derrochando simpatía y gracia; el padre Iñigo, como una exhalación entra en su casa resoplándose con la canoa a modo de abanico...; se oyen los rítmicos y acompasados cascos de un grupo de caballos. Son las jacas camperas, cruzadas, que montan Chano y Diego Colón, señores de Las Manoteras, como lo fuera aquel ilustrado y dieciochesco don José Reinoso. Eustasio Torrecillas, Lolo Sánchez-Cossío y Luis Fernando Terry enfilan la calle Larga al paso franco, tranqueando con sus caballos que tiran los mosqueros de oreja a oreja; pasa el milord, tirado por dos caballos bayos, de doña Carmen Noguera Jiménez, la prima de Juan Ramón el poeta de Moguer; de la la Casa Caballero, cruzan la jardinera con las mulas Pescadera, CarboneraLa Chata y, al pescante, Agustín Margallo y el faetón guiado por Joaquín Panales con cuatro caballos del hierro del Infante de Sanlúcar: Pavón, Benito, Milenario y Macarena.
El Coreano, que estaba "en primera", ha cogido un viaje y yo corro turno a ver si me estreno y me incorporo a la caravana. A la izquierda, más allá, veo a Milagros Govantes y a Carmen Gaztelu que toman por asalto la manola de doña Victoriana y vuelven a la mula cara al Paseo de la Victoria. Gente multicolor y varia se jalea con palmas redobladas en corros peripatéticos; otros esperan , en grupos, en los escalones de las casapuertas y aun otros descorren tímida y curiosamente los visillos de los cierros para contemplar el espectáculo.

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Coche de Cabalos al llegar a la Feria de Ganado de 1960.

Por fin me estreno. Invade mi coche una señora gorda, con sus hijas vestidas de gitana que se sientan sobre los arcos de la capota, con sus trajes rebosantes. Arreo a mi jaco. "--¡Látigo atrás!", me dicen. Yo tomo mi tralla y la lanzo amenazante a quien quiere viajar de balde. Me incorporo, riendas en mano, en el pescante, giro, me asiento e inicio mi marcha hacia el ferial. Cubriendo la carrera a los transeúntes, a un lado y a otro de la calle, puestos de turrón, de almendras garrapiñadas, de fruta de Aragón, de coco de La Habana y reolinas que siempre tocan y  "--¡Al rico parisién, compre!" Ampulosa y percherona, Cruz Hernández se asoma a las persianas del balcón de su casa. Al llegar a la calle Espíritu Santo, se incorpora un cortejo de caballistas y amazonas: Fernando y José Manuel Terry, Perico Barbadillo, Cayetano Bustillo y Pepe Ñudi, Loli Caballero, Milagros y Mency Terry. Ellos, de corto, montando a la vaquera, y, ellas, con faldas, sobre monturas de corneta. En la esquina aguarda Juanito Buhigas, auriga en la vagoneta que engancha en tresillo a la calesera. Más adelante, el Tato Quijano se acerca a la casa de don Rafael Fernández de Haro para recoger a Merceditas.

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Caballistas por la Plaza de los Jazmines y el Arco de la Trinidad. Al fondo, la Ermita de los Caminantes, engalanada para la Feria.

En la Plaza de los Jazmines, el pitter de Lamarca, enganchado a la media potencia con cinco caballos del "bocado", por el cochero más fino que vieron los tiempos: Joselito Buhigas, tan menudo de cuerpo, como grande sobre la cuña del pescante, manejando pendones de riendas incontables. Al pasar por la Victoria, el paseo descansa de una recién cerrada velada de noche. Los basureros arriman basuras, papeles, botellas, hollada comida y Luis Espino Pino, riega con el coche del agua, el Hispano-Suiza, para dejar en orden el recinto nocturno. Junto a la portada de las "tías encueras", la ermita pequeña de los Caminantes y la oronda fuente de la que Eduardo Ruiz hiciera manar milagroso el vino. Quietas, de día, las carmelas valencianas, plagadas de figuras variopintas y espejos; la tómbola de las Luisas de Marillac, donde Carmen Pérez, Magdalena Domínguez, Charo Jiménez, Pepita Castro o Paquita y Catana Aquino reparten la suerte en forma de medias botellas y cachivaches inservibles.

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El Cortijo, en el Paseo de la Victoria.

Y el Cortijo, tan blanco, con sus surtidores rocosos, en el que todavía está el eco de Agustín Embuena anunciando a Juanita Reina. "Tadeo" y su caseta y Murga, con la suya y la de la "Peña de los Embusteros", tan dignamente presidida por Luis Benvenuti y en la que hay un pozo de vino que se escancia a cubetas, descansan. El carrito de los sifones y las gaseosas de Rivas, y el otro mayor, de la Cruz del Campo, presa en barriles ovoides de roble, reponen la mercancía allí donde falta. Y el tablado de la música, donde la banda de Rocafull, la más torera del mundo, junto a la del maestro Tejera de la Maestranza de Sevilla, entonó, por la noche, sonoros pasodobles.

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Atracciones en la Feria de 1961.

Al fondo, el penal, el Teatro Chino, el tren de los escobazos, los espejos de la risa, el laberinto, la zaranda, la ola y las cunitas, el carro de las patás y los cochecitos, los Cristobitas y los hermanos canarios, la vaca Paquita, aquella de las cinco patas, cuatro cuernos y tres ubres, descansan hasta el atardecer. Continuará. (Texto: Luis Suárez Ávila).

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Escaparate engalanado por Feria. Al fondo cartel de 1946, original del pintor Juan Lara. Podemos ver, entre mantoncillos y lunares, sobre la mesa tres botellas de vino de González Rico Hermanos. (Foto Colección V.G.L.)

cartelferia_1946_jli_puertosantamariaJuan Lara, el pintor de la luz, fue el “pintor de la Feria” pues nadie como él ha pintado y anunciado tantas veces y con tanta maestría el acontecimiento festivo de El Puerto por excelencia: en 1946, 1947, 1949, 1963 (reeditado en 1987), 1970, 1971, 1972, 1973 y el definitivo de 1989, con el que rompió moldes. Luego se publicaron póstumamente y como carteles de Feria, cuadros suyos pertenecientes a colecciones privadas y cedidos por sus propietarios para las distintas ocasiones en los años: 1995, 1998, 2001 y 2001. Para la Peña La Charanga -la otrora Caseta La Maruja- pintó algún cartel anunciador de la caseta.

A continuación vamos a tener la oportunidad de leer  que piensa el propio pintor, --entremezclada con su producción ferial--, el propio Juan Lara sobre la Feria, los carteles y la pintura, en una reflexión desnuda, compartiendo sus pensamientos, sus puntos de vista, como tantas de aquellas que le gustaba hacer en vida. (En la ilustración de la izquierda, el primer cartel que pintó Juan Lara para la Feria de 1946 y que aparece recogido en la fotografía superior que inicia esta nótula).

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Carteles de Feria correspondientes a los años 1947 y 1949. Juan Lara.

LA FERIA Y EL ARTE DE LA PINTURA.
«Existe un gran paralelismo entre una y otro, el colorido, la luz, la alegría, el festejo se prestan a innumerables interpretaciones, si bien hay que cuidar mucho el acierto, pues siendo todo lo popular, el público entiende lo que se le quiere “decir” y están prestos a críticas ácidas que al artista le duelen en lo más hondo. Pero así son las cosas públicas y así es en la pintura, en el toreo y en todas las manifestaciones análogas. Por otra parte, cuando la fortuna sonríe, cuando la edición es buena y el pueblo da su visto bueno, la alegría interior nos invade así como una gran sensación de felicidad.

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Cartel de Feria de 1963. Se reprodujo 24 años más tarde en 1987. Juan Lara.

No es tarea fácil el pinar un cartel anunciador de la feria, y pese a que el encargo de efectuarlo se toma con la mayor ilusión y esperanza, pronto se inician los inconvenientes, siendo el principal el que aunque la imaginación vuele hay que decidir un solo tema. Y eso que ahora existe un sistema de reproducción muy moderno y sofisticado, pues antes se limitaban las tintas y otro dibujante técnico tenía que efectuar el trabajo.

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Carteles de las Ferias de Primavera de 1970 y 1971. Juan Lara.

Particularmente yo he tenido la ocasión de hacer unos cuantos carteles, muchos por el procedimiento antiguo y ya los últimos sobre tamaños, tintas y papel modernos. Siempre empleo el procedimiento al guache, que sobre un buen papel bien entelado y terso ofrece unas calidades extraordinarias y admite pintar con la soltura del óleo, pero más limpio y de tonos más brillantes.

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Carteles de la Feria de Primavera de los años 1972 y 1973. Juan Lara.

Empleo y predico que los temas del cartel anunciador de una feria deben ser de suma sencillez, que el pueblo, a quien va dirigido el anuncio, lo entienda rápidadmente, o sea, las estampas cotidianas: los grupos en escenas de bailes o cantes, las copas y toda esa farándula que en sí, es la feria.

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Carteles de la Feria de Primavera de 1995 y 1998. Juan Lara.

Yo no se si volveré a pintar un nuevo cartel, pero se me quedó por hacer alguno de aquellas escenas de las ferias de mi niñez y juventud, aquellas escenas de caballos, ganado en general, aquellos tenderetes del campo del Tiro de Pichón, las escenas multitudinarias de las calderetas a campo libre, donde el buen humor, la alegría y el vino daban el calor y el color a esos días portuenses en fiestas, que terminaban en las Veldadas del Paseo de la Victoria.

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Carteles de la Feria de Primavera de los años 2001 y 2002. Juan Lara.

Y de por medio las corridas de toros, la playa, y tantas y tantas cosas que alegraban el espíritu. Cada uno de los carteles que se han venido publicando, tiene en su sola escena, todo lo que esta fiesta representa y todos ellos merecen el respeto y la admiración del público, porque cada artista quiso y ofreció lo mejor que tenía para solaz y contento de su pueblo, de sus gentes.» Juan Lara Izquierdo.

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“Cartel de Feria”. Óleo de Juan Lara. 1989. Estudio cartel de Feria nº 1, grafito sobre papel 23×21 cms. Estudio cartel de Feria nº 2., carbón sobre papel continuo. 63×83 cms.

“Cuando pintó una de sus obras maestras, el cartel de la Feria de Primavera de 1989, realizó antes dos bocetos previos: las distintas versiones o puntos de vista, los cambios de composición, las detallistas anotaciones en los márgenes, sobre todo en el primero, ponen de manifiesto hasta donde llegaba el estudio de una sola obra, hasta que punto se involucraba en su trrabajo. Para rematar, la prueba de colores que realiza para conocer los materiales que va a utilizar, denota que era un artista completo, que quería dominar desde el dibujo preliminar hasta el resultado final. ¿Con una experiencia de cincuenta años era necesario tanto trabajo? Ni, si Juan no hubiera sido un perfeccionista. Sólo le interesaba, solo le entusiasmaba, la obra bien hecha”. Enrique García Máiquez. Del Catálogo de la Exposición “Juan Lara. Pintor Portuense. 1929-1995? organizada por la Academia de Bellas Artes Santa Cecilia.

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En la fotografía, tomada en 1980, durante la presentación de las Carpetas «Pueblos Blancos gaditanos y Pueblos Rosas de México», que tuvo lugar en el Banco Exterior de España, actual BBVA, donde en el pasado estuvo la confitería “La Perlita”. De izquierda a derecha, Francisco Arniz, Juan Lara, el entonces concejal de UCD Victor Unzueta Gabiola, recientemente desaparecido, y Rafael Bellvis, el valenciano que, a sus 95 años,  lleva mas tiempo viviendo en El Puerto y a cuya comunidad autónoma se dedica la presente edición de la Feria de Primavera y Fiesta del Vino Fino. Además, Bellvis has ido el porteño nacido en Valencia que ha dado la luz a la Feria, alumbrando el Recinto de Las Banderas a las 22 horas en la que se inauguraba la Velada. Arniz  pintaría el cartel de Feria de 1996.

«En la pintura del maestro portuense el pasado no es destruido por el presente,
sino que sobrevive en ella como una fuerza latente. Juan sabe que ninguna fase de
la historia del arte debe tenerse por irrevocablemente conclusa, y, acertadamente
piensa que la renovación de la pintura, y del arte en general, debe hacerse partiendo
de la tradición y, por tanto, sin renunciar a los grandes pintores del pasado». Francisco Arniz Sanz. De la Carpeta “Pueblos Blancos Gaditanos y Pueblos Rosas de México”. 198o.

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isidorogalvez_puertosantamariaEn este primero de Mayo, los trabajadores, los implicados en la mejora de las condiciones sociales y laborales de todos, los que piensan que se puede conciliar el estado del bienestar con el mundo del trabajo, tienen más presente que nunca, si cabe,  a Isidoro Gálvez líder sindical en la provincia de Cádiz. “Alguien del pasado que todavía es presente”, en palabras del Secretario General de Unión General de Trabajadores (UGT) de la provincia. “Amigo y dialogante en la unidad de acción, desde otro sindicato” dice Federico Pedreño, quien fuera Secretario del Metal de las Comisiones Obreras (CCOO), cuando Isidoro Gálvez ocupaba el mismo cargo en UGT. “Un hombre íntegro, humanamente increíble, que intuía las cosas”, recuerda Elías Py, cabeza visible de UGT en El Puerto. Todos quienes nos rozamos de alguna manera con Isidoro, a lo largo de su vida, nos impregnamos de esa humanidad, de ese sentido de la justicia, de esa forma de ver la vida donde el sol tenía que salir, forzosamente, para todo el mundo.

Isidoro, pionero en el movimiento sindical de la provincia, dejó de estudiar en las Escuelas Profesionales Sagrada Familia (SAFA), desde muy joven por la muerte prematura de su padre. Así, por la mañana trabajaba como auxiliar en el mismo colegio donde estudiaba, y por la tarde/noche en la fábrica de botellas de la calle Santa Lucía, para que su hermano Manolín no tuviera que abandonar también sus estudios. Poco a poco se fue involucrando en los movimientos sociales y entra en las Juventudes Obreras Católicas (JOC), de la que llegó a ser su máximo responsable a nivel nacional, como Secretario General.

esteban_caamano_002_puertosantamariaLa relación con las Hermandades del Trabajo de Acción Católica (HOAC), le hacen conocer a Esteban Caamaño, con quien más adelante militaría en otras organizaciones progresistas, codo a codo. Como responsable de las JOC, es detenido en Madrid en 1972, junto a toda la ejecutiva, pasando más de 3 meses en la cárcel de Carabanchel, quedando en libertad provisional a la espera de juicio, gracias a los buenos oficios de quien sería su buen amigo, el ex ministro socialista Enrique Barón, quien actuó como abogado defensor. En ese tiempo nace su hijo Daniel. (En la fotografia, Esteban Caamaño Bernal, arrumbador, sindicalista y político, quien coincidiría con Caamaño en el parlamento español cuando ambos tenían responsabilidades políticas durante el primer gobierno de Felipe González).

enriquebaroncrespoDos años después, con el momento político convulso, y con las maletas casi preparadas para salir de España, pues tenían noticias de que iban a detener a los activistas políticos y sindicales clandestinos en la provincia, Isidoro se niega a marchar. Jaime San Narciso, el médico, le avisa del avanzado estado de gestación de su mujer, Mariá de los Ángeles Fernández Cortabarría --bilbaína de nacimiento pero porteña por elección--, por lo que decide acompañarla al hospital, donde efectivamente es detenido por la policía del régimen. (En la fotografía, el exministro socialista Enrique Barón, gran amigo de Isidoro y abogado defensor en algunas de sus causas como responsable de la Juventud Obrera Católica. JOC).

logos_uso_ugtAllí nace su segundo hijo, Alejandro, mientras su padre permanece en la cárcel. Ya en la Transición, con el nacimiento de su tercer vástago, José María, las bromas de los compañeros eran constantes aventurando que ese alumbramiento podría traer pareja otra temporada ‘a la sombra’.

Isidoro fue uno de los fundadores de la Unión Sindical Obrera (USO) siendo su Secretario General en la provincia, liberándose a riesgo y ventura, y sin saber lo que iba a cobrar a fin de mes para poner en marcha los mecanismos de protección de los trabajadores, en los difíciles tiempos del cambio de régimen político. Buscó el acercamiento entre los dos sindicatos socialistas: UGT y USO, propiciando la unidad de acción en un único ente. Aquello le costó muchas incomprensiones, rompiendo amistades profundas, pero convencido que era lo mejor para el movimiento obrero organizado. Fue un momento humanamente difícil pero, afirmaba, “había que hacerlo”.

macortabarria_puertosantamariaSu gran intuición, le vino a corroborar un día, que sus convicciones de izquierdas, de lucha sindical le venían por herencia de sangre. En su familia, temerosa por lo que habían pasado durante el anterior régimen, no se hablaba del pasado político, algo por otra parte muy frecuente en las familias represaliadas durante el anterior régimen. Fue su amigo Elías Py, allá por 1992, quien le comunicó, tras investigar en la prensa local de la época: la revista ‘Trabajo’ en un número de 1935, que su padre había sido militante de Izquierda Republicana y miembro del Sindicato Sociedades Obreras Ugetisas, de Cocineros, Camareros y Similares. Trabajó como camarero en los restaurantes “La Burra” y “El Resbaladero”. (En la fotografía su mujer y compañera, María de los Ángeles Fernández Cortabarría).

izquierdarepublicana_puertosantamaria1Por su defensa a favor de la República,  el padre de Isidoro sufrió los rigores políticos del anterior régimen, siendo condenado a muerte, luego conmutada la pena, pasando más de cuatro años en la cárcel. Luego nacieron Isidoro, Manolín y Pepi. Las palabras de Isidoro  “lo sabía” era una muestra más de su intuición, sus convicciones y su contento. Y es que, Isidoro, sabía que no había mejor rama que la que al tronco sale. Nos dejó, hace unos años, siendo miembro de la Ejecutiva Provincial de la UGT, ya jubilado, pero aportando todo su saber para que el porvenir sea mejor para todos. (Autor de la ilustración: Martín. Izquierda Republicana. 1936).

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Acto de la Hermandad Sindical de Labradores y Ganaderos. 15 de mayo de 1960. Hace 49 años. De izquierda a derecha: Rafael Carreto Martín Arroyo (tío de Fito Carreto); Manuel Martínez Mel; Alfonso Carreto Martín Arroyo (padre de Fito); Francisco de Bernardo Fernández (Concejal en tiempos del alcalde Luis Portillo Ruiz, 1960-1969); mujer desconocida; Juan Ortega Gómez --aparece en una de las fotos del Colegio de D. Juan “el Cojo”--; Cayetano Gómez López (Tani para los amigos y suegro de Eduardo Nuchera, el que trabajaba en Osborne); Luis Almansa y Manuel García Brotón.  Creemos recordar que tenía su sede en la Calle Luna. En la actualidad se ocupan de sus funciones  las Cámaras Agrarias. (Foto Colección Vicente González Lechuga).

hermandades_gEL SINDICATO DE LABRADORES Y GANADEROS.
Las Hermandades Sindicales de Labradores y Ganaderos eran organizaciones sindicales para la protección y asistencia a los agricultores y los ganaderos mediante un conjunto de organismos de rango local, comarcal, provincial y nacional. Sólo a partir de 1962 y hasta 1980 se creó la Hermandad Sindical Nacional. Como órganos inferiores estaban las Cámaras Oficiales Sindicales Agrarias (COSA, entre 1947 y 1977). Las Hermandades Sindicales Locales surgieron a partir de 1944, al igual que las Hermandades Sindicales Comarcales. Se trata de una organización resultado directo del Fuero de Trabajo y de la obligación de sindicación. Estaban por tanto encuadradas dentro de Falange Española de las Juntas de Ofensiva Nacional Sindicalista.

Sus funciones eran muy diversas, como relacionarse con el Servicio Nacional de Productos Agrarios (SENPA), contratar las guarderías rurales, gestionar las básculas de pesos, preparar las cartillas del agricutor, celebrar la contratación de seguros colectivos contra fenómenos meteorológicos como el pedrisco o incendios, etc.

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Feria de Ganado celebrada frente a los terrenos enfrente del actual PRYCA. 7, 8 y 9 de mayo de 1960. Hace 49 años.

cartelferia_1960_puertosantamariaLa complejidad de las estructuras de las hermandades  dependía de la cantidad de agricultores socios de cada una. Destacan la figura del jefe de la Hermandad, la Junta Sindical (asamblea de representantes), o el secretario. Las Hermandades Sindicales Locales solían estar vinculadas a las cooperativas del campo existentes en cada localidad. La hermandades sindicales solían organizar en cada localidad la fiesta de San Isidro, patrón de los agricultores. Desaparecieron como tales entre 1977 y 1980 con su transformación en las Cámaras Agrarias. En trance de desaparición irreversible, el Patrimonio de las Hermandades pasó a depender de las actuales Cámaras Agrarias, organismos dependientes del Instituto de Relaciones Agrarias del Ministerio de Agricultura. Tras una etapa de recelo por su pasado uniformizador y no democrático, los sindicatos agrarios de clase decidieron, con posterioridad, participar en los nuevos órganos de gestión de los asuntos agrícolas.

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“Cuando paso por El Puerto,
lo primero que se ve
al parguela de Perico,
con su nueva mobylette”

(Sevillanas. Anónimo Popular).

mobylette-rural-av89-pPedro Delgado Sánchez, nace en el mismo año de la instauración de la II Republica en la Casa de Roque Aguado, colindando con la Casa-Palacio de Vizarrón o de las Cadenas en la Plaza del Polvorista. Su nombre artístico es el de Perico ‘de la Carlota’ en honor a su madre, por la que sentía un gran amor. Era tal su parecido físico que en los distintos disfraces que utilizaba en Carnaval confundía al personal.  Mucho que ayudó Perico a su madre que se dedicaba al estraperlo para echar un capote a la maltrecha situación económica de años de penurias. Recorrían las calles  para sacarse un dinero. (En la fotografía, Perico con su mobylette, frente al Bar la Ponderosa. Foto Colección AP).

Su cercanía al río Guadalete y el grupo importante de vecinos que albergaba la Casa-Palacio de Cargadores a indias: la de los López Romero, Fernández Galloso, López Tey… que formaban un gran familia hicieron más llevadero su situación de vida ya que la atracción sexual hacia personas del propio sexo le aportó injustamente más de un disgusto. Tiempos difíciles del pasado siglo, la Guerra Civil, la postguerra y prácticamente todo el franquismo con las persecuciones, humillaciones, torturas y abusos a seres indefensos por la poca conciencia en materia sexual de la que no escapó Perico que dio con sus huesos en prisión por otra injusticia.

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Casa Palacio de Roque Aguado, donde nació Perico. (Foto Archivo Municipal. 20.12.1971).

LA INJUSTICIA SOCIAL
Cuentan que iniciado los años 60, en la calle Palacios,  los serenos intervinieron ante una discusión que se armó sobre el amor de un mozo que compartían varias personas afecta a su mismo sexo. De cualquier manera, dicen que los seguimientos de estos agentes públicos eran constantes y que, siempre alertas y a cualquier hora de la madrugada intervenían y hacían redadas. Precisamente a la que me refiero detuvieron a Perico. No tuvo en esa ocasión nada que ver pero las acusaciones fueron dirigidas hacía él…

Lo que ocurrió en aquella casa de la calle Palacios, fue que robaron en la vivienda de un  oficinista del escritorio de una conocida bodega de la Ciudad, y el marrón le cayó a Perico. Resulta que ‘el oficinista’ de referencia, que tenía la misma tendencia sexual que nuestro protagonista, una noche se dio cita con un mozo del que también estaba enamorado Perico. Mientras ‘el oficinista’ actuaba, Perico rondaba su casa pero fue visto por los serenos. Pobre Perico con menos medios económicos que este oficinista de bodegas… Al día siguiente ‘el oficinista’ acudió a la Jefatura de Policía a dar cuenta de un robo en su domicilio. Los serenos informaron que vieron a Perico aquella noche, ya de madrugada, merodeando el entorno, Consiguiente detención y un año de cárcel. Pobre Perico, el mozo disputado en amores fue el ratero, pero ‘el oficinista’ no lo denunció…

Su familia, como no podía ser de otra manera, lo apoyó incondicionalmente que, gracias a la amistad de todo el vecindario, hizo posible que la estancia en la cárcel del Huelva fuera llevadera ya que José Padilla, funcionario de prisiones, emparentado con la familia de Pedro, Milagros y María Palacios, tíos de Francisco Ferrer Palacios, le proporcionó un trato especial por medio de la dirección nombrándolo, habida cuenta de la injusticia cometida, asistente para tareas domésticas.

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Junto al cantil del muelle pesquero de 'esta banda', lindando con la Lonja de Pescados, ayudando a los pescadores, se le puede ver con una buena ‘pieza’ en la mano, parece una breca. (Foto Colección AP).

Trabajó durante una época realizando funciones de carga en la ‘Otra Banda’, margen izquierda del río Guadalete, como empleado portuario y también hubo un tiempo que colaboraba con la gente de la mar en la descarga de los productos pesqueros.

perico_carnaval_puertosantamariaEn su panorama artístico sus actuaciones con los pensionistas del mar y en la Caseta de Chicharito en Real de la Feria, de lo más sobresaliente. Colaborador y muy querido en la Peña ‘La Marea’, donde encontró su segunda casa, su primer presidente Joselito Dandy le ofreció amistad y su comportamiento fue exquisito. Cabe destacar que después de su injusta detención e ingreso en prisión le hizo ser muy reservado y actuaba por libre. Dos excepciones, Sebastian Ganaza Cañas, ‘Ojito’ y su vecino ‘el Pino’. No se fiaba de nadie ni en tiempos de la democracia… Se nos fue a mediados de esta década, pero todavía recordamos su impronta paseando en su Mobylette. Muy enamorado de la playa de la Puntilla y de de las dunas, a donde solía acudir y meditar… La guasa del pueblo en muchas ocasiones buscaba el disparate y Perico, sin pelos en la lengua, decía: «--Soy Perico, 'el de la Carlota. Yo soy maricón, pero tu... Calla, calla mariquita, porque si los pinos hablaran…» (En la fotografía, disfrazado en Carnaval a finales de los años 80 del siglo pasado, maquillado y preparado, muestra un gran parecido con su madre. Foto Colección AP). (Texto: Antonio Carbonell López).

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1comunion_lasalle_1964_puertosantamaria1

Primera Comunión en el Colegio La Salle “Santa Natalia”. Foto realizada después de la ceremonia y antes del tradicional desayuno con chocolate que se tomaba en el Salón de Actos, preparado al efecto. La fotografía está tomada en el pequeño patio, ante las escaleras de acceso a los despacho de dirección y secretaría del centro. Año 1965.
Fila superior, de izquierda a derecha: Manolo Morillo, Velarde, Julián Lozano, desconocido, Graván, Selma (hermano de D. Vicente), desconocido, desconocido, Gatica, Barcala, Juan Luis Pérez Sánchez, Juan Carlos Neva, Manolo Benítez, Rafael García Zarazaga, Cañadilla y Pepe Blanca.
Fila de enmedio, de izquierda a derecha: desconocido, desconocido, Arenas (camarero de Romerijo), Luis García Rodríguez (hoy vende cupones de la ONCE en Ubrique), Ángel Acosta Gutiérrez, desconocido, Miguel A. León Aguilar, Enrique, Lechuga, Jarque, Caamaño, Camacho Barba, Ramón Leal Camacho, Ramos, desconocido.
Fila de abajo: desconocido, Posa, desconocido, desconocido, Paco Aguilar Sánchez, Augusto Pacheco, Manolo Selma, Romo, Pepe Ordóñez, los gemelos Luis y Carlos Sánchez (de Ultramarinos la Argentina), Antonio Galvéz Quirós, desconocido, Fernando, desconocido, desconocido, desconocido.
Fila sentados en el suelo: Ramos, Javier Dandy, Alfonso Sevilla, Couso. 7 de mayo de 1964. (Foto Colección JMM).

A continuación reproducimos la misma foto, dividida en dos partes para su mejor visualización.

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Colegio La Salle. 7 de Mayo de 1964. (1)

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Colegio La Salle. 7 de mayo de 1964. (2)

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Colegio de las Carmelitas. Patio de las Palmeras. Fotografía del grupo de niños que realizaban la Primera Comunión, (las niñas estaban a la izquierda, a continuación). De izquierda a derecha, Marco, un inglés que estaba por aquí, José Miguel Romero, hijo del Comandante de los Guardias de entonces, Juan Carlos López Bravo, Vicente Ferrer, Enrique Bartolomé, hijo de D. Enrique, Joaquín Galvez Renedo, hermano mayor de la Hermandad de los Afligidos, José Antonio Español, hijo del que fuera Ingeniero de Obras del Puerto y Javier Beuzón, que trabaja en Osborne de relaciones públicas. Mediados de la década de los sesenta del siglo pasado.(Foto Colección EBL).

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Después de la Comunión, a las puertas de la Parroquia de San Joaquín. Podemos identificar en la fotografía, el segundo por la izquierda, a Juan Poquet. (Esperamos que los lectores nos faciliten información del resto de los protagonistas de la fotografía). Finales de la década de los sesenta del siglo pasado.

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Después de la Comunión, a las puertas de la Iglesia del Convento de las Capuchinas, hoy Auditorio Municipal San Miguel. En la fotografía, podemos identificar el segundo por la derecha sentado, a Camilo González Selma. (Esperamos que los lectores nos faciliten información del resto de los protagonistas de la fotografía). Finales de la década de los cincuenta del siglo pasado.

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agustinmerellodelcuvillo_puertosantamariaAgustín Merello nace en El Puerto el día de los Santos Inocentes de 1942, el 28 de diciembre, en la calle Luna, 40, en el edificio donde hoy se encuentra el Banco Español de Crédito.  Hijo de Agustín y Dolores, nuestro protagonista Agustín, fue el primero de seis hermanos: Rafael, Dolores, Álvaro, Carlos e Ignacio. La familia se fue a vivir mas tarde a la Hijuela del Tío Prieto, en el campo de la Hermanas Rioja. Entre 1949 y 1951 se fueron a vivir al Caserón de los Lasaletta, donde hoy está “Oh Puerto». Era sobrino del poeta universal Rafael Alberti. Estuvo en el Seminario de San Telmo de Sevilla, durante dos años.

Con apenas quince años, en 1958, ya escribía en el desaparecido bisemanario “Cruzados, que editaba la Acción Católica y colaboraba con Pepe Morillo y Hortensia Renedo en la Emisora de Radio del Instituto Laboral, Radio Puerto. Junto a Fernando Gago creando una especie de sociedad juvenil denominada PRAF (Producciones Radiofónicas Agustín y Fernando) que era la que “producía” los programas; aunque, todo hay que decirlo, hasta que Agustín no descubre la magia de la radio por dentro, tenía aversión a la misma. Allí colabora, también, junto con Mari Pepa Nogués, Juanita Salas y María Teresa Renedo. Y sería además, a través de la radio, como conocería a la que sería su mujer, Kitty Pastor.

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Agustín, al micrófono, en la elección de Miss Veraneante, conduciendo el acto en el Club Náutico. A su izquierda, Manolo Pico y a su derecha, Ricardo Carrero.

También, de pequeño, Agustín maquetaba, escribía, dibujaba, un periódico para sus amigos más íntimos, actividad precursora de cual sería su vocación. Además, a sus íntimos amigos, les leía su producción poética -sus poemarios juveniles- y éstos habían de adivinarle si la poesía estaba escrita de día o con la calma del conticinio, con la calma del silencio de la noche.

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Producciones Radiofónicas Agustín y Fernando (PRAF) un a modo de sociedad formada para las presentaciones, para Radio Puerto y hasta para las fiestas del Club Náutico de la que Gago era el Delegado Festejos en los años sesenta del siglo pasado.

agustinmerello_victoria_puertosantamariaCONCURSO REDYGOL
Agustín Merello, organizó y presentó el concurso Red y Gol (REDYGOL)  partiendo de la misma  filosofía del por entonces popular programa televisivo Cesta y Puntos que presentaba Daniel Vindel a mediados de los años sesenta del siglo pasado. Participaron alumnos y alumnas de bachillerato de los distintos colegios de la ciudad. Los partidos se celebraban los fines de semana en el Salón de Actos del Instituto Laboral y las hinchadas respectivas de los centros intervinientes daban colorido al concurso que se mantuvo durante los años 1967 y 68. Cruzados, por aquel entonces, daba buena cuenta de las eliminatorias,  resultados y ganadores. Los campeones y subcampeones de las dos  ediciones fueron agasajados por firmas comerciales y con una una excursión a Ceuta. (El pequeño Agustín Merello, en la desaparecida fuente del Paseo de la Victoria, con seis años, con el bastón y la gorra que de pequeños pedíamos a nuestros padres para sentirnos integrados en la Feria, cuya Velada entonces se celebraba en los Jardines del mencionado Paseo de la Victoria).

agustinmerello_ruidonueces_puertosantamariaDIARIO DE CÁDIZ.
Nuestro protagonista cursó estudios de periodismo y filosofía, empezando su actividad profesional en Radio Jerez y en ABC de Sevilla. Ya en 1972, con el Diario en plena expansión en la provincia, publica en Diario de Cádiz la columna titulada “El verano en su rincón”, con el seudónimo de Damasceno. Dicha columna se transformaría en “El Ruido y las Nueces”, firmada con el mismo seudónimo, primero en las páginas de El Puerto y más adelante en Cádiz, ya luego con su nombre, o más adelante cuando ocupara el puesto de primer Delegado del Diario en el Puerto con “La Fuente de las Galeras».

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Agustín Merello, con su tío Rafael Alberti Merello, el 24 de mayo de 1977, en el Talgo procedende de Madrid en el que acompañó y entrevistó al poeta Rafael Alberti en su regreso a El Puerto, tras 46 años de ausencia.

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Con el Conde de Barcelona, en el yate Giralda.

Es en 1975 cuando entra definitivamente a trabajar en el Diario, donde pasó por todas las secciones, de forma especial por las de ámbito local, siendo responsable de diferentes áreas informativas. Fue informador político, actividad que desarrolló durante los años de la transición política española.

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De izquierda a derecha y de arriba abajo, Pedro Ríos, María José Sánchez, Agustín Merello, Diego Mora, Fito Carreto, José Joly Martínez de Salazar, Manuel de la Peña y Enrique Alcina.

LA DELEGACIÓN DE EL PUERTO.
En 1988 el Diario abre la primera de las Delegaciones en la provincia y la de El Puerto, de la que hizo veinte años de su inauguración el pasado 2008, fue dirigida magistralmente por Agustín hasta que, en 1990 pasó a desempeñar el puesto de Redactor-Jefe. Agustín supo insuflarle a la Delegación de El Puerto el espíritu del periodismo clásico que no desaparece, con certeros comentarios a la actualidad esu columna ya citada de “El Ruido y las Nueces”. Así como información veraz, y crítica cuando era necesario, a la par que entusiasmo en los proyectos de futuro de El Puerto. Casualidades de los números, el 91 es el de la calle Larga donde se encuentra la Delegación, y el del año que se lo llevó la Parca a escribir crónicas de la actualidad del Más Allá.

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Compañeros del Diario, en Cádiz, Emilio López Mompell, José Antonio Pérez Sauci, Agustín y Paco Perea.

Agustín nos dejaba hace ahora justamente 18 años, en la madrugada del 25 de abril de 1991, joven, con 48 años, en el Hospital Naval de San Carlos, después de sufrir una cruel enfermedad --previamente pude hablar con él en una clínica de Pamplona--. Estaba en posesión de la Cruz del Mérito Naval. Sus restos fueron incinerados y sus cenizas fueron esparcidas, por su expreso deseo, en aguas de la Bahía de Cádiz.

Las cenizas tienen alas
y las de Agustín Merello,
vuelan sobre el mar y cantan.

(Francisco Montero Galvache).

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De izquierda a derecha, Rafael Alberti, José Ignacio Buhigas, Agustín Merello y desconocido. En segundo término a la izquierda, Rafael Gómez Ojeda y al fondo, Mario Peluffo, en el Salón de Plenos del Ayuntamient.

JOSÉ IGNACIO BUHIGAS
Recuerda José Ignacio Buhigas, Archivero Municipal y colaborador de siempre del Diario que «Desde el primer día de la Delegación en El Puerto, Agustín Merello nos cautivó con su recuadro  “La Fuente de las Galeras”. Volvía a tener a su ciudad como universo donde desarrollar su pasión por comunicar y en El Puerto quedó decantada la plenitud de su ejemplar trayectoria de integridad intachable. Asumió el compromiso de plantarse con su voz cada mañana en el foro diario de la ciudad y proponer una mirada sobre la actualidad que iba más allá del impersonal lenguaje periodístico y la acercaba, no limitándose a “mostrar la noticia” sino demostrando por qué era importante. Hacía entonces 14 años que se había separado de su personaje “Damasceno”, al trasladar a Cádiz el ámbito inicial de su recuadro protuense “El Ruido y las Nueces”, y muchos mas que lo había hecho de otros como “Alfa Mi” de su entrañable “Cruzados”. Pero esta vuelta a sus orígenes iba a permitirle retomar aquellas divagaciones que tan hondo calaban a fuerza de sencillez. Cambió el título por el de “La Fuente de las Galeras» y, con su nombre por delante, mantuvo en el fondo el credo que lo inspiraba. [...] Aquellas palabras de Agustín, bandera de una información valiente, sin remilgos ni dobleces, que fueron la mejor veta que alimentaba su fuente y aliento de la delegación, siguen ahora --”lejanas” y “vivas” como los retornos albertianos-- ofreciéndose ilusionantes frente a la bochornosa y decepcionante tristeza de una tan extendida prensa lacayo de los poderes.»

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Con Felipe González, Secretario General del PSOE, a su izquierda Germán Álvarez y a la derecha, Agustín.

ASOCIACIONES Y DISTINCIONES.
Vicepresidente  de la Asociación de la Prensa de Cádiz, fue uno de los fundadores de la Agrupación Cultural Portuense “Medusa” y perteneció a la Academia de Bellas Artes “Santa Cecilia”; también a la gaditana Cátedra Municipal “Adolfo de Castro”, a la Asamblea Amistoso Literaria de “Jorge Juan” y al Instituto Español Sanmartiniano. Estaba en posesión del Premio Nacional de Periodismo con motivo del Díade las Fuerzas Armadas 1981 y entre otras distinciones ciudadanas y de diversas entidades e instituciones, poseía la Cruz al Mérito Naval, concedida en 1983.

Cuando ingresó en la plantilla del Diario se trasladó a Cádiz capital junto con su mujer Kitty Pastor Ávila, en cuyo domicilio nacerían sus hijos Agustín y Kitty que es también periodista. Fue miembro del Comité de Empresa del Diario en alguna etapa de su vida profesional.

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Agustín, entrevistando al que fuera obispo de Cádiz, Monseñor Dorado Soto.

PERIODISTA CRISTIANO
Su faceta de cristiano y periodista la ejerció pregonando entre otras a la patrona, la Virgen de los Milagros, en 1988 y ese mismo año el Centenario de los Marianistas en Jerez. El año anterior, en Cádiz, pregonaría a la patrona de la capital, la Virgen del Rosario. También anunció la Semana Santa en nuestra Ciudad en 1990 y, un año antes en Algeciras. Pronunció, igualmente, el pregón a la Virgen de la Esperanza de la cofradía gaditana de Nazareno del Amor en 1990. La hermandad gaditana de “La Borriquita” le entregó a su familia el galardón “Emilio L. Bartús”, que no pudo recoger por su trágica desaparición.

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Con Santiago Carrillo, Secretario General del PCE.

Leer un artículo retrospectivo de Agustín es, como afirma su compañero y amigo Emilio López Mompell: “retroceder treinta años en la realidad cotidiana de aquel Puerto de Santa María, desde la limpia óptica del portuense, periodista y cristiano, con la verdad por delante, ese valor moral en el que decía que había que insistir, ‘porque la demagogia y la dictadura están en permanente estado de amenaza y, de hecho, nos castigan con la mentira, la calumnia y el engaño’”.

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Con Manuel Chaves, Ministro de Trabajo socialista.

NADA NUEVO BAJO EL SOL
Siempre nos ha gustado guardar todo aquello que, en el momento determinado de su aparición, hemos creído de possible interés algún día. Eso nos ha supuesto rellenar estanterías y más estanterías de papeles manuscritos o impresos, de nuestra un poquitín ya larga vida de aprendiz de periodista. La verdad, muy pocas veces hemos hecho uso de ese ingente archivoque tiene algo de ‘vanidoso’, muy poco de práctico y una barbaridad de polvo.
Pero llega un día en que es necesario exhumarlo, porque poderosísimas circunstancias nos obligan a dejar libre los estantes ocupados, y empezamos a resolverlo todo, a reencontrarnos viejas historias que nos llenan de alegría, a veces; otras, nos ponen de un tristón subido; algunas más, nos sumen en la indiferencia más cruel. De cualquier forma, pasan los recuerdos como en una película rancia que tiene defectuosos el dentado y se atasca.
No hemos podido resistir la tentación de realizar el cambio sin asomarnos a aquello con olor a humedad, los bordes ocres y, en los manuscritos, la tinta desvaída, como si nos dijera adios sin possible hasta luego. En un pedazo de papel, una hoja mal arrancada de un cuaderno de rayas, pudimos leer un poema, que tuvimos hasta la osadía de estamparle al pie una ostentosa firma, y la fecha: 1956. Nos pareció algo de ayer mismo y, a la vez, algo de siglos atrás. El verso contenía una correctísima métrica –seguramente estábamos entonces con lo de la preceptiva literaria-, que impidió un desarrollo de la idea con toda probabilidad, ya que apenas si llegábamos a esbozarla, al menos a nuestras entendederas actuales.
También descubrimos nuestros programas de radio, los que con illusion rayana en lo imposible hacíamos en Radio Puerto, sin medios apenas; pero que lograron, entre otras cosas, fuertes sumas de dinero en favor de los damnificados cuando las inundaciones de Sevilla, por ejemplo. ¡Que tiempos! Parece que estamos, en todo lo alto del entonces Instituto Laboral, microfono en mano, con Pepe, Fernando, Hortensia, Javier… Y el teléfono que se ponía ronco y la emisora que nos reventaría de un momento a otro.
Y abrimos las revistas ‘Cruz de Guía’ y los ‘Cruzados’. Con la colección del bisemanario local nos hemos llevado horas y horas, releyendo, sonriendo, alegrándonos, entristenciéndonos al fin.
Nos van a perdonar tanta evocación. En realidad no lo queríamos. Nos hemos dejado llevar estúpidamente por los recuerdos, cuando nuestra pretension era la de sacar a relucir cuantas coincidencias hemos hallado entre los que por entonces escribíamos y lo que ahora, aquí, escribimos día a día. Domo el cupo ha quedado cubierto, les prometemos en próximas ‘nueces’ traer algunos ejemplos. Nada hay nuevo bajo el sol…”
Damasceno
" (Agustín Merello). Diario de Cádiz. 10 de marzo de 1974.

agustinmerello_libro_puertosantamariaLIBROS DE ARTÍCULOS DE AGUSTÍN
Agustín Merello trazó la vida de El Puerto y Cádiz a través de sus artículos, como el de más arriba. Reclamó a los políticos una mayor concienciación de los problemas de la ciudad, que pisaran sus calles para que aprendieran a través de sus baches lo que ocurría dentro de los barrios. Defendió la lucha por la autonomía andaluza y se paró a escuchar a aquellos a los que, durante la dictadura, nadie dio la voz. La Academia de Bellas Artes Santa Cecilia editó una selección de artículos en el año 2004 y la Quorum Editores en el año 2006, una nueva selección efectuada por Ana Rodríguez-Tenorio, Jesús Collantes, Emilio López Mompell y Carmen Morillo, ambos con el título de 'El Ruido y las Nueces", libro que aparece en la ilustración de la izquierda.
Agustín era un ser inmensamente bueno. Su humanidad traspasaba limites insospechados, haciéndonos participativos e importantes ante una sociedad mucha más preocupada por las apariencias que lo que realmente atesorábamos en nuestro interior…

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Con el desaparecido escritor Fernando Quiñones y el mar de Cádiz al fondo.

logo_apcPREMIO DE COMUNICACIÓN «AGUSTÍN MERELLO»
La Asociación de la Prensa de Cádiz y UNICAJA, con el ánimo de hacer honor a la memoria y los valores del periodista porteño Agustín Merello, han convocado ya la XVIII edición del Premio de Comunicación que lleva su nombre para distinguir a profesionales de la información, entidades e instituciones que destaquen por sus valores periodísticos y humanos en el desempeño de su labor. El Premio Agustín Merello de la Comunicación está dotado con 12.000 euros y un diploma acreditativo diseñado por Rafael Alberti y entre otros lo han obtenido la Casa de los Periodistas de París, los periodistas Fernando Orgambides, Antonio Burgos, Colectivo de Periodistas del País Vasco, Francisco Lobatón, Matías Prats, Iñaki Gabilondo, Juan Luis Cebrián, Salima Ghezali, José Saramago, Lorenzo Milá y Fran Lorente, Carmen Sarmiento, Manuel Rivas, Raul Rivero y Ali L’Mrabet, Luis del Olmo, César Antonio Molina y Augusto Delkáder han sido los anteriores ganadores del Agustín Merello.

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