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Quiero hablar de una de las calles del barrio alto, la calle en que viví mi niñez y mi juventud en los años 50 del siglo pasado. Me refiero concretamente a la calle Cardenal Almaraz en el pasado, nombre que le viene de Don Enrique Almaraz Santos, hijo adoptivo de El Puerto de Santa María, y de otras ciudades españolas, me refiero a la calle Zarza. (En la imagen, el Cardenal Almaraz, que fue Cardenal de Sevilla, diócesis a la que perteneció El Puerto. En 1916 coronó a la Virgen de los Milagros. También fue, Arzobispo de Toledo y Primado de España).

MARGARITO.
Casi todas las calles del barrio alto de entonces, eran de cantos rodados (chinos) desiguales,  bien colocados y asentados sobre tierra, quedando la parte más plana a cara vista, las aceras eran de losas de Tarifa, bien canteadas y asentadas sobre mortero bastardo de cal; las fachadas casi todas estaban blanqueadas con cal apagada,  los zócalos eran pintados igualmente con el clásico amarillo de El Puerto, que se compraba en las calerías con esta nombre, los pinceles y brochas que eran utilizados para este fin eran fabricados por Margarito, esquilador profesional muy acreditado por la cabaña caballar, mular y asnar de El Puerto, dejaba a todo sus componentes en perfecto estado de revista, Margarito vivió junto a su mujer Jerónima en la Calle Espelete; rejas salientes de hierro forjado y azoteas visitables, que al reflejo de la luz solar de medio día lastimaban los ojos.

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La calle Cantarería, donde se aprecian perfectamente los chinos de la calzada y las aceras de losas de Tarifa. A la derecha un borrico, con los serones de esparto, posiblemente esquilado por Margarito. A fondo, el campario de la Prioral.

ROSARIO STENTERELLO.
La perspectiva que ofrecía todo este paisaje con el azul del cielo más limpio que se pueden ustedes imaginar, era increíblemente bonito. Casi todas las casas  eran de una sola planta, algunas tenían la puerta del zaguán en forma de postigo, para que las bestias pudiesen entrar con serones incluidos. El tráfico era escaso, casi inexistente, junto a nuestra casa vivía  un taxista Luis Carreto que tenía el clásico Ford, que había que ponerlo en marcha a manivela, pero ¡oiga!, arrancaba a la primera.

carboneriaUna vez al  año más o menos, Rosario Stenterello, industrial carbonero, oriundo de Italia recibía de no sé donde un camión de carbón en su almacén que estaba junto al bazar de Paca la del Inglés y lo mismo en la carbonería de Manolo que estaba en una finca, frente al núm. 25, propiedad de Mauricio León, creo que hoy la utilizan como garaje, entonces en vez de gasolineras había carbonerías. Rosario Stenterello y su mujer Milagros tuvieron, una carbonería en la calle Ganado, justo en el sitio que está la galería de arte de Rafael Fenoy, sin embargo el almacén de carbón estuvo  en calle Zarza.

LA BRIGADA DE LOS GALLEGOS
Para la descarga del carbón se utilizaban una brigada de hombres que le decían "los gallegos", tenían su cuartel general en la taberna "Antigua de Rueda", eran seis o siete hombres fornidos,  puro músculo; el jefe se llamaba Carrasco, hacían este tipo de trabajo, descargaban o cargaban harina, trigo, una maquinaria pesada, o costaleros en Semana Santa, o lo que fuese.

ZARZA, UNA CALLE LLENA DE COMERCIOS.
El resto de trafico, que pudiese haber podía ser el reparto del almacén de coloniales de José Velarde Diaz-Munio. Para este menester El Sr. Velarde tenía dos repartidores,  los hermanos Diego  y  Curri que diligentemente en un triciclo repartían las mercancías propias de  alimentación .

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Calle Zarza, al fondo la calle San Juan. (Foto: Rafa. Colección C.P.O.)

Debemos tener en cuenta que en aquellas fechas en esta calle, en el tramo comprendido, desde calle de San Juan a calle Rosa, "el tejido empresarial" era el siguiente: diez tiendas de alimentación, una lechería, dos barberías, cinco tabernas, un zapataro remendón llamado Marroquin, una carbonería, la fragua de Canales,  un taller de calderería y además una familia, apodados los Vinagres, que tenía un rebaño de cabras, las cuales ordeñaban en plena calle, vendiendo la leche a cualquier persona que la solicitara, leche  rica de cabra,  espumosa, calentita,  nutritiva,  y sin bautizar, un lujo. Al final de 1.959 se instaló en el nº 25 un taller de imprenta.

ARTESANOS Y VENDEDORES AMBULANTES.
Además, los vecinos éramos visitados por artesanos y vendedores que venían ofreciendo sus servicios y mercancías. Casi todos venían a bordo de burros de Lucena, bien  herrados y aparejados. Algunos traían, por ejemplo, --recuerdo el pregón--: «--Los arneros, las zarandas, tapaeras e lata, María», otros cargados con redores de esparto, utilizados como alfombras: «--Hay reondeles», algunos venían cargados de botijos, cántaros de Lebrija, lebrillos, macetas, etc.

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La carbonería que existía en el Palacio de Purullena en la calle Cruces. Los carros, como los de la imagen también tirados a mano, eran imprescindibles para el transporte de mercancías.

plato_con_lanasVenían también lañadores que arreglaban los lebrillos y cántaros rotos, era uno de los trabajos que más me gustaban: estos artesanos cogían un lebrillo que se utilizaba como pila de lavar roto, unían las piezas y haciéndole unos taladros en ambas piezas rotas, le colocaban unas lañas en forma de U que previamente habían puesto al rojo en un anafre; una vez colocadas se enfriaban estas y las piezas quedaban perfectamente unidas y el lebrillo una vez lleno de agua no salía gota alguna.

Afiladores con su clásica flauta de pan y pregón que todos conocemos, arregladores de paraguas; vendedores y vendedoras de géneros; vendedoras de colonias; diteros  cargados de grandes cestos de mimbre llenos de cachivaches; el ciego Cadenas pregonando: «--Cincuenta iguales»; el Miji con su carro de helados: «--Rico mantecado helado al corte, el polo helado»; el Picha con  su pregón «--Higo a chica, higo a chica»; Serafín con su carro de pescado: «--Llevo la caballa, gooorda... vamo a la caballa»; el Guarigua vendiendo cemitas, etc.

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Todo esta algarabía  y trasiego gente arriba y abajo, daba un colorido especial a pesar de las carencias de aquellos años, había una vida en la calle importante, desde el amanecer, gente fuera de casa, cada uno a su quehacer, hombres al trabajo, señoras a sus labores, niños al colegio, los ociosos de siempre con manos en los bolsillos, esperando el porvenir, o algún que otro trabajo que no llegaba, cualquiera sabe.

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Útiles para el juego de la billarda.

JUEGOS EN LA CALLE.
Las calles de entonces, eran nuestros campos de deportes, podíamos jugar a todo, a los bolindres, al fútbol, al mocho y la billarda, en algunos trozos de acera lo suficientemente plana se podía jugar al trompo en la modalidad de robaguita; al salto en bua, a la palmá, a las guerrillas, y a un sinfín de juegos inocentes que entonces se estilaban.

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El escudo de la Orden de los Mínimos en la vivienda número 69 de la calle Zarza, en remodelación, con la inscripción ‘CHARITAS’ en un sol. (Foto: Alfredo García Portillo).

Había un arriero que vivía en calle Espelete, casi a la esquina con Zarza apodado Mojamé, que llegaba a comer a medio día a su casa y dejaba la recua de burros sueltos, los animales se ponían a mordisquear las hierbas, que nacían  entre el suelo enchinado comiendo y comiendo se alejaban sesenta o setenta metros, cuando salía  Mojamé de su casa  y  no veía a las animales donde los dejó, con vara de acebuche en mano, empezaba a soltar una jerga de improperios, que solo Dios y él entendían y por lo vistos los burros también, ya que volvían con las orejas gachas al lugar de origen.

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La calle Zarza, esquina con Rueda, 'tomada' por los peculiares ocupas de la Barriada José Antoniio.

Por la tarde, cuando el Sol se iba marchando a otros lugares, se regaba las calles y las chicas casaderas se sentaban en sillas de anea, y se ponían a hacer las famosas mallas de Terry, con nótula 149 en GdP. De vez en cuando algún que otro rondador de turno con el pelo peinado con exceso de brillantina y pañuelo colgado el el bolsillo de atrás, contoneándose como torero de postín, hacía su habitual ronda a la morena de sus sueños. Más tarde casi oscureciendo, un ejército de golondrinas, vencejos y panarrias , recorrían la calle desede San Juan a Espíritu Santo, atiborrándose de los mosquitos que llegaban de la cercana marisma. Más tarde, todo era silencio, después algún  que otro gallo, se encargaba de anunciar el alba y otro día. (Texto: Francisco Bollullos Estepa).

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Hoy 3 de septiembre, se cumplen 37 años de accidente que costó la vida al jesuita Pedro Guerrero González, S.J., --el Padre Guerrero-- quien desarrolló un importante trabajo en El Puerto de Santa María entre los años 1956 y 1962. Según cuentan quienes le conocieron, era raro verle descansando y siempre andaba entregado a tareas pastorales o caritativas, en todo momento abierto a ayudar a quien lo necesitase. Mostraba un notable afecto por los pobres y facilitaba importantes donaciones y ayudas a familias de limitados recursos económicos, a la par que atendía con especial atención y delicadeza a los enfermos. Ejerció, ademas, como capellán de la Base Naval de Rota.Todos, sus compañeros jesuitas y el resto de quienes con él se relacionaban veían su plena disponibilidad, su afán de servicio, su caridad y su humildad. Su causa de canonización se inauguró oficialmente el 3 septiembre 2001.

...continúa leyendo "761. PEDRO GUERRERO GONZÁLEZ. El querido y recordado jesuita."

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valentingalarzamorante_2_puertosantamariaValentín Galarza  Morante fue uno de los ocho hijos del matrimonio portuense formado por  Nicolás Galarza Sancho, jefe de oficina de las bodegas que regentaba José Pemartín en Jerez y de María Josefa Morante Seytre. Nació en El Puerto de Santa María el 28 de abril de 1882 y murió en Madrid en 1951. Era el mayor de los varones y, siguiendo los pasos de sus tíos maternos Lorenzo y Antonio Morante Seytre, emprendió la carrera militar, profesión en la que, pasando el tiempo, alcanzará los máximos entorchados profesionales, --sus propios compañeros de armas le apodaban ‘el técnico’--, ocupando igualmente, importantes cargos políticos tras la Guerra Civil, entre otros la cartera ministerial de Gobernación.

Los datos biográficos de nuestro personaje, especialmente los correspondientes a la tercera y cuarta década del siglo pasado, pueden encontrarse en los libros de historia contemporánea. Nosotros vamos a referir  especialmente algunos hechos y datos que le relacionan con su ciudad natal.

En el padrón de 1900, fecha en la que contaba  18 años, figuraba censado en el domicilio familiar de Larga, 87, indicándose como ocupación la de estudiante. Poco después ingresará en la Academia de Infantería, y en las fiestas navideñas del año 1903, que en esas fechas se denominaban ‘Pascuas’, lo encontramos en El Puerto de nuevo, disfrutando de unos días de licencia, convertido ya en el segundo teniente del Batallón de Cazadores de Las Navas.

casa_galarza_1_puertosantamariaEn 1906 ingresó como alumno en la Escuela Superior de Guerra, de donde salió en 1911 con el grado de Capitán de Estado Mayor. En este periodo de formación como alto oficial del  ejército también realizó una breve visita a su familia en El Puerto, aprovechando un desplazamiento realizado a Cádiz y San Fernando para prácticas especiales, en la primavera de 1908.

Contrajo matrimonio en Madrid, el 11 de marzo de 1912, en la Parroquia Castrense, con María del Carmen Remón Roteta, continuando su ascendente carrera militar con el desempeño de importantes destinos en diversos lugares de la geografía hispana, siendo designado por el general Primo de Rivera como Jefe de la Secretaría Auxiliar de su Gobierno. (En la imagen de la izquierda, domicilio familiar en la calle Larga, 87, frente al Bar La Perdiz. En la actualidad se encuentra una entidad bancaria y oficinas en los pisos superiores. La fotografía está tomada desde el solar derribado que hoy ocupa otra entidad bancaria, y en el que en su día se construyó Porto Moda). (Foto: Centro Municipal de Patrimonio Histórico).

En 1921 fue nombrado Hijo Predilecto de la ciudad, entregándose una placa acreditativa de tal distinción con el siguiente texto:
El Excmo. Ayuntamiento de la Muy Noble Leal Ciudad y Gran Puerto de Santa María, en sesión celebrada en 26 de octubre de 1921 acordó nombrar Hijo Predilecto de la misma al Sr. Don Valentín Galarza y Morante, comandante del Estado Mayor del Ejército, como prueba de agradecimiento por trabajos hechos a favor de los intereses de su pueblo. El Puerto de Santa María, 31 de octubre de 1921. El Alcalde: Manuel Ruiz Calderón. El Secretario: José Luis García.
El autor del diseño de la placa  fue del portuense Manuel Ordóñez Garabito, de quien oportunamente saldrá una nótula en Gente del Puerto.

Los ‘favores’ mencionados consistieron en recomendar e influir para que se acuartelaran en la ciudad el 3º Regimiento de Artillería Pesada, guarnición militar que debería teóricamente contribuir a mejorar la maltrecha economía local, dando vida a pequeños comerciantes y creando puestos de trabajo.

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Visita de Valentín Galarza a El Puerto. El coche está situado a la puerta de la vivienda familiar en la calle Larga. (Foto: Centro Municipal de Patrimonio Histórico).

Manuel-AzanaPOCO AFECTO A LA REPÚBLICA.
El gobierno de la República lo retiró del servicio activo cuando contaba 52 años de edad, siendo teniente coronel de Estado Mayor.  Alabado por Azaña (en la imagen de la izquierda) –según se mire--, que dijo de él cuando lo pasó a situación de disponible por considerarlo poco afecto: “…Galarza es inteligente, capaz y servicial, escurridizo, obediente… y de los más peligrosos”.

Intervino de forma activa en los preparativos de la sublevación militar contra el gobierno de la República, actuando como enlace entre los generales Franco y Mola. El 18 de julio de 1936, fecha del inicio de la Guerra Civil, se encontraba  en Madrid. Detenido, estuvo encarcelado en la cárcel Modelo la mayor parte de la contienda hasta la toma de Madrid. Algunos autores comentan que se libró de ser fusilado, como lo fue su paisano Pedro Muñoz Seca, gracias a coincidir su apellido con el de un notable socialista madrileño, Ángel Galarza Gago, simulación que evitó formase parte de algunas de las tristemente famosas ‘sacas’ . Se incorporó al cuartel general de Franco con el grado de coronel de Estado Mayor, siendo nombrado el 25 de mayo de 1939 subsecretario de la Presidencia del Gobierno.

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Llegada en tren (vagón de la derecha) a la estación de El Puerto. (Foto: Centro Municipal de Patrimonio Histórico).

LA BIBLIOTECA PÚBLICA.
Otro de los cargos que desempeñó en estas fechas fue el de presidente del consejo de administración del Patrimonio Nacional, favoreciendo nuevamente a su ciudad al propiciar fuese dotada con una biblioteca pública estatal, entidad inusual en municipios que no superasen los 50.000 habitantes, como era el caso de El Puerto en esas fechas. De ahí viene el especial y complicado a la vez, estatuto del que disfruta nuestra biblioteca pública.

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Fachada del Ayuntamiento en la Plaza de Isaac Peral. A la izquierda, en el segundo vano, puerta de acceso a la biblioteca, tras la que se subía por una escalera. En la parte baja de esa zona se encontraba el Depósito Municipal Carcelario. (Foto: Centro Municipal Patrimonio Histórico).

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Interior de la antigua Biblioteca Pública. La fotografía está tomada en 1971. (Foto: Rafa. Archivo Municipal).

MINISTRO DE GOBERNACIÓN.
Su simpatía hacia la monarquía –fue miembro activo de la ‘Unión Monárquica Española’— y todo lo contrario por la Falange a pesar de ser jefe directo de las milicias de FET y de las JONS, cercenaría su carrera política, ejerciendo tan solo 15 meses como ministro, siendo cesado en 1942. Y es que, Galarza, claramente posicionado, junto con el General Varela como adalides del pensamiento de Ejército frente al excesivo poder político que gozaban los falangistas, enfrentamiento poco disimulado por ambas partes, que tuvo su cenit en el fallido atentado a las puertas de la basílica de Begoña, en Bilbao, cuando un importante cargo falangista --Juan Domínguez, inspector nacional del SEU-- arrojó una bomba a los pies de Varela, que era ministro del ejército. El incidente originó una crisis de gobierno que se resolvió con el cese de ambos ministros. A Galarza lo sustituiría en el cargo Blás Pérez Fernández, que no era ni militar ni falangista.

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Cortes Españolas durante la dictadura del General Franco. Galarza fue nombrado procurador en Cortes.

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En el centro, con pajarita, saliendo de la Prioral; a la izquierda su cuñado Carlos J. de Terry y del Cuvillo. (Foto: C.M.P.H.)

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Galarza, en la procesión de la Virgen de los Milagros, en el centro. (Foto: C.M.P.H.)

Fue Procurador en Cortes por designación de Franco, durante la I Legislatura, constituida en marzo de 1943. Junto a otros dieciséis procuradores y otras personalidades firma el Manifiesto de los Veintisiete, promovido por el procurador Juan Ventosa en el que propugnan la restauración monárquica en la persona de Don Juan. Claramente mostraba su desacuerdo con el régimen. Continuó en el Ejército hasta su retiro, enfocando su vida en asuntos privados y negocios, que nada tenían que ver con su profesión, falleciendo en Madrid en 1951, a la edad de setenta años.

baltasargarzonIMPUTADO POR CRÍMENES CONTRA LA HUMANIDAD.
Valentín Galarza fue uno de los altos cargos del franquismo –35 en total--- imputados en el sumario instruido por Baltasar Garzón, (en la imagen de la izquierda) el que fuera juez de la Audiencia Nacional, por los delitos de crímenes contra la humanidad y detención ilegal cometidos durante la Guerra Civil y en los primeros años del régimen de Franco, no siendo procesado al comprobarse su fallecimiento.

LÍNEA SUCESORIA.
Su línea sucesoria es amplia.
Gracias a la amable colaboración de sus parientes portuenses del mismo apellido hemos conocido que tuvo siete hijos de su matrimonio con Carmen Remón. (La imagen que vemos a continuación, representa una de las últimas imágenes que se conservan de Valentín Galarza).

valentingalarzamorante3_puertosantamariaNicolás, el mayor, murió en los tenebrosos hechos de Paracuellos del Jarama, dejando un hijo de nombre José Antonio Galarza, desconociendo su segundo apellido y la identidad de su esposa; Valentín Galarza Remón, también fallecido como los restantes hermanos, excepto uno, estuvo casado con Carmen Pardo Belmonte y Morante, posiblemente prima suya y tuvieron una sola hija; Carmen y María, sin descendencia. La primera profesó como religiosa en una comunidad  denomininada ‘Servicio Doméstico’ y la segunda, de estado soltera. Una tercera hembra, de nombre Milagros, casó con Antonio Morata, de la que es viuda y con el que tuvo seis hijos;  Manuel, militar como el padre, estuvo casado con María Teresa Aspe y tuvo cuatro hijos, los mismos que su hermano José, el benjamín familiar, casado con María Quiroga.  (Texto: Antonio Gutiérrez Ruiz. A.C. Puertoguía.)

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miera_fachada_puertosantamariaNo son pocos los paseantes por el tramo inicial de la calle Larga, muchos de ellos veraneantes alojados en los hoteles cercanos, que se quedan mirando con perplejidad el montículo de tubos y jirones de redes que sepultan la fachada de la casa número 11 de esa calle. Lleva años así. Tanto tiempo y con tan gran deterioro que es bastante probable que cuando desmonten el andamiaje, todo se venga abajo. Total, para lo que queda: muros agrietados, el estucado de la fachada deshecho, sin techumbre y los majestuosos bluendes cascarillados. El bello jardín de antaño hecho un erial y todo el material noble y artístico que contuvo durante dos siglos, vigas de caoba incluidas, liquidados por el último propietario antes de vender el inmueble.

Pero esta casa merece un respeto. Por su enclave, dentro del casco histórico. Por sus propietarios y moradores anteriores al último que la depredó y por el valor  de su continente, mejor dicho del recuerdo de lo que contuvo. Forma parte del patrimonio colectivo de todos los portuenses, aunque autoridades y organismos defensores del patrimonio no se enteren o miren para otro lado.

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Perspectiva del patio y distribuidor de la finca. Al fondo, la galería acristalada de acceso al jardín. A sendos lados del arco trilobulado dos esbeltos macetones sobre pedestales de mármol y sobre ellos una muestra de la amplia colección de pinturas que decoran toda la casa. Presiden la fotografía tres estatuas de mármol blanco, sobre pedestales del mismo material integrantes de un conjunto que representaba las cuatro estaciones. (Todos estos elemento están incluidos en el inventario de bienes de la testamentaría de Julian Urruela, documento fechado en 1848). (Foto: 20 de enero de 1972).

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Arco trilobulado similar al de la Mansión de los Miera, que se encuentra en la Casa de Roque Aguado.

hipolitosanchomayi_b_puertosantamariaEl historiador local Hipólito Sancho la incluye en la treintena de casas citadas en sus “Notas sobre los edificios más salientes de El Puerto de Santa María” publicada en el número  11 de la  Revista de Historia de El Puerto, bautizándola como “Casa de Winthuissen”, refiriéndola así: “Magnífica y bien trazada fachada rococó, patio de atrevidísimas arcadas sobre pilares prismáticos de mármol análogos bastardeado de la casa de Aguado; la planta alta solo es aparente. La edificó Manuel de Mieras a quien pertenecía en 17(¿) y pasó después a la familia Winthuissen” Sin ánimo de enmendarle la plana a Don Hipólito no logro entender como conociendo quien labró el edificio no la cita como Casa de Miera –Manuel de Miera figura en el censo de hidalgos de la localidad de 1775- y le asigna el apellido de alguien que, si bien vivió durante algunos años en la casa, nunca fue propietario de la misma, pues era de su familia política, los Urruela Barreda.

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Detalle de la puerta de acceso que se puede divisar entre los andamiajes.

La casa debió edificarse en el último tercio del s. XVIII. En mis notas y apuntes figura un hijo del constructor, José Joaquín Miera, dedicado al comercio con ultramar, viviendo en ella con su familia –mujer y 4 hijos- una amplia parentela –cuñados, sobrinos, primos…- y 8 personas de servicio en la última década de ese mismo siglo. Poco después, debieron trasladarse a Cádiz, único puerto habilitado para los negocios que ejercía, residiendo en la casa cortas temporadas, dejando a su cuidado y mantenimiento  a  un  empleado de su confianza. Lo confirma el censo de 1808, en el que figuran inscritos en ella solamente Jacinto González, de color negro y Ramón Villa, soldado de marina, posiblemente huésped de las familia.

mariscal_claude_victor_perrin_puertosantamariaDiversos autores la señalan como alojamiento particular del Mariscal Victor durante el asedio de Cádiz en la Guerra de la Independencia (1810-1811) periodo durante el cual se instaló en el palacio del marqués de Villarreal de Purullena  el cuartel general del ejército imperial y las iglesias del Espíritu Santo y Monasterio de la Victoria fueron habilitadas como caballerizas de sus escuadrones. (Imagen de la izquierda, el Mariscal Claude Victor Perrin).

En la siguiente ocupación francesa, la de 1823, debió ser el jefe del denominado Ejercito de la Fé, contingente de tropas españolas que precedieron a los “Cien mil hijos de San Luis”, el teniente coronel Luis Fernández de Córdoba el que se alojase en ella y, quedó tan gratamente impresionado y satisfecho de su estancia que la compró a la familia Miera, que por esta época habían perdido el esplendor de años atrás con el giro desfavorables de los negocios.

tte_gral_luisfernandezcordoba_puertosantamariaEl siguiente propietario del que puedo darles noticia es Julián José Urruela,  rico indiano asentado en Cádiz, oriundo de Guatemala. Invirtió parte de su fortuna en adquirir grandes parcelas en el Campo de Guía, iniciándose en el negocio de la vinatería adquiriendo viñas y bodegas en calle Victoria y Espiritu Santo..Finalizando el primer tercio del XIX, rebasados ampliamente los cuarenta años se trasladó con toda su familia de Cádiz a El Puerto,  instalándose en la casa que estamos relatando con su esposa, Pastora Barreda Ortiz de Zarate y sus hijos: José Ramón, que casaría con Emilia Terry Gil; Rita, que casó con Francisco Javier González; Fernando, que falleció párvulo; Rosa, que casó con Justino García Polavieja; Luis, que casó con Carolina Colón e Inés que casó con Juan Winthuysen Martínez-Baños. (A la izquierda grabado del Teniente General, Luis Fernández de Córdoba (1797-1840). Madrid. Museo Romántico.

Esta saga familiar poseerá la casa siglo y medio. El fundador de la misma, Julian Urruela, falleció el 15 de agosto de 1845, cundo estaba gestionado el proyecto de construcción de una nueva bodega en lo que hoy son las de Gutierrez Colosía. Dejaba un importante patrimonio a su familia, aparte la casa, sus muebles y menajes, entre los que no faltaba la plata labrada, -un termómetro de la época para medir el nivel económico de las familias- desde dos docenas de cubiertos hasta las tenacillas para coger los turrones de azúcar, pasando por candelabros, bateas, escribanía, jarrones y un largo etcétera de utensilios domésticos de tan noble metal. El Inmueble se valoró en 580.620 Reales de Vellón. Sus bodegas contenían 36.000 arrobas de vino con un valor superior, igualmente, al medio millón de reales. Las dos viñas, una grande de 60 aranzadas y otra pequeña, de 14, en las que existían siete lagares con sus aparejos se tasaron en una cifra cercana a los 600.000 Rv.

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Mediado el siglo XIX, era la Viuda de Urruela la propietaria y en las siguientes décadas, en periodos irregulares, habitarían junto con ella y los hijos solteros las familias Urruela Terry, Winthuysen Urruela y Garcia Polavieja. A su fallecimiento en el reparto de la testamentaría, será su hija Rita Urruela Barreda con la que por entonces vivía en la casa de Larga, esquina a Chanca (actual oficina de Recaudación) la poseedora del inmueble quien, a su vez, lo transmite  (donándolo, cediéndolo o vendiéndolo) a su hija Amalia Gonzalez Urruela, casada con Ramón Jiménez Varela, otro importante y emprendedor empresario vinatero local.

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Gran grieta en uno de los paredones laterales y apuntalamiento con vigas de hierro.

mansiondelosmiera_bluende_puertosantamaria(A la izquierda, imagen de un bluende, hoy ya maltrecho, de la Mansión de los Miera).

En realidad esta  familia  la ocupaba ya desde 1871 y continuaron viviendo en ella hasta el fallecimiento de ambos –ella hace este año un siglo, y él en 1911- compartiéndola con su primogénito y heredero del inmueble, Ramón Jiménez González y su esposa, Eugenia Guernica Siloniz. Posteriormente, una hija de ambos, Concepción González Guernica, casada con el militar de Marina, Camilo González, sería la heredera y el único hijo varón de dicho matrimonio el último propietario descendiente de los Urruela Barreda. (Textos: Antonio Gutiérrez. A.C.PUERTOGUIA).

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Fernando Tomás de Terry Galarza nació en el año 1923, quinto hijo del matrimonio formado por Carlos Joaquín de Terry y del Cuvillo y de Nicolasa Galarza Morante, hermana que fué del Ministro de Gobernación, Valentín Galarza, entre 1941 y 1942. La larga prole fue: Josefa Manuel, Nicolás, Jaime, Milagros, Fernando, Carlos, Carmen, José María, Teresa y Concha, de los que sobreviven, Carmen, Teresa y Concha.

...continúa leyendo "749. FERNANDO T. DE TERRY GALARZA. El alcalde de la Ciudad de Historia y Turismo."

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juanvanhalen_puertosantamariaJuan Van Halen y Sarti, famoso general nacido en San Fernando en 1788 y muerto en El Puerto en 1864, donde vivió durante 18 años.  Aunque de origen belga (flamenco), su padre Antonio Van Halen Morphy era de Cádiz. Su familia pertenecía a la Armada Española. Masón y conspirador, marino y militar español, con empleo en el ejército belga, donde fue comandante en Jefe de los ejércitos de Bruselas; teniente coronel español a las órdenes del General Mendizábal, alcanzando más tarde el grado de Teniente General; prisionero de la Inquisición en Madrid. En Rusia, luchó para el Zar, que le hizo Mayor de un Regimiento de Dragones del Cáucaso a las órdenes del General Yermolov, recibiendo sus despachos en Tiflis, en lo que es la actual Georgia. General español en la Guerra Carlista..., vivió en Cuba, isla en la  que  tuvo plantaciones,  y en EEUU, donde residió impartiendo clases de español. Vino a pasar sus últimos años en El Puerto, dada su azarosa vida militar, no permitiéndosele vivir en capital de provincia ni plaza militar.

Pio Baroja escribía en la Colección ‘Vidas Españolas e Hispanoamericanas del Siglo XIX’, editado en 1933: « En 1846 vivía en el Puerto de Santa María en situación de cuartel, con autorización para poder viajar, previo aviso y pasaporte, por Bélgica y Prusia.

Juan_Van_HalenHasta 1853, estuvo sin destino y haciendo frecuentes viajes desde El Puerto a Bélgica, Prusia, Italia y Africa, y en 1854, al ocurrir los sucesos políticos de julio, se le autorizó para residir indistintamente en Madrid o El Puerto de Santa María. En esa época, el Puerto de Santa María gozaba de alguna prosperidad. Tuvo muchos años Van Halen su residencia en el Puerto, habitando durante su permanencia allí en las casas de Luna, 45; Larga, 15 y, últimamente en la Sardinería, número 16. (Luego Descalzos y hoy Javier de Burgos).

Adquirió en la ciudad propiedades, siendo dueño de las famosas salinas que hoy explotan (el relato está escrito en 1933) los señores Benvenuty y Compañía, y de algunas tierras y haciendas de labor. Don Juan podía considerarse un hombre afortunado, para quien la vida fue relativamente fácil. Había sido español, francés, ruso y belga; había intrigado y había conocido reyes, príncipes y emperadores; había brillado como joven y elegante; había sido un Don Juan; ya no era más que un viejo andaluz que tomaba el sol y paseaba por el Vergel y por la plaza del Polvorista, contando a sus amigos sus aventuras».

Encontrándose en Cádiz, enfermo en curación, falleció a las cinco de la mañana del 8 de noviembre de 1864, a los setenta y cuatro años de edad. Su cadáver fue embalsamado, y solicitada la oportuna autorización fue concedida, comunicándose a la alcaldía de El Puerto en oficio de 12 de aquel mes y año, trasladándose a la repetida ciudad del Puerto desde esta capital, para ser allí sepultado en el lugar que en vida eligió para su reposo eterno».

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Fue enterrado en medio de solemnidades militares, en el Pateón que Van Halem se hizo construir en el Cementerio Campal de la Santa Cruz de El Puerto. Situado en el patio primero, a la derecha de la capilla. (Foto: A.G.R.).

Figura hoy el aludido panteón en el Cementerio Campal de la Santa Cruz de nuestra Ciudad, y el enterramiento donde se guardan los restos de aquel soldado liberal, donde estaba enterrada su primera esposa, María del Carmen Quiroga y Hermida, lo cubre la siguiente losa:

DON JUAN VAN HALEN Y SARTI, TENIENTE GENERAL Y MARISCAL DE CAMPO DE LOS EJÉRCITOS DE ESPAÑA. 8 DE NOVIEMBRE DE 1864.

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Hoy jueves día 19, empieza el segundo ciclo de Carreras de Caballos de Sanlúcar, traemos a colación las pruebas que se celebraban en El Puerto durante los siglos XIX y XX, y que se dejaron de organizar en nuestra ciudad, coincidiendo con el advenimiento de los ayuntamientos democráticos.

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Carreras de Caballos en Valdelagrna. 11 de agosto de 1968. (Foto: Rafa. Archivo Municipal).

Los primeros antecedentes de Carreras de Caballos en El Puerto se encuentran en 1846, en la Playa de Santa Catalina, continuando en 1861 en el Palmar de la Victoria, en un hipódromo improvisado, frente al olivar de La Florida. Diez años más tarde de nuevo en El Palmar, en una huerta denominada ‘Ochavico’, paralela a la carretera de Jerez y las marismas. Nueve años mas tarde, coincidiendo con la inauguración de la Plaza de Toros, en 1880, las carreras se celebraron en La Puntilla y, con el inicio del siglo XX, en 1909, se volvería a un hipódromo habilitado en la huerta ya mencionada de ‘Ochavico’.

Pero la fama en el siglo XX se la llevó Valdelagrana. El Ayuntamiento solicitó a la Confederación Nacional de Concursos Hípicos y Carreras de Caballos incluir las pruebas en el calendario nacional, salvando las coincidencias con Sánlucar y Cádiz. En 1955, del 4 al 7 de agosto, se celebraron en la playa, organizadas por el Ayuntamiento con la colaboración del jerezano Club de Jockey, celebrándose la entrega de premios en las instalaciones del Club Náutico, donde se organizó una fiesta de sociedad, ofrecida a propietarios y jinetes.

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Inauguración Avenidad XXV Años de Paz, hoy Avda. de la Paz, el 20 de julio de 1964. (Foto Rafa. Archivo Municipal).

El Ayuntamiento se planteaba las carreras de caballos como una actividad más para atraer y fomentar el turismo y lo continuó haciendo cuatro años más, suspendiéndose en 1960. En 1964, la Diputación Provincial estudió construir un hipódromo en el Coto de la Isleta, dentro de un ambicioso proyecto de Complejo Deportivo, del que solo vieron la luz el Tiro de Pichón y 10 años mas tarde el Tiro al Plato. Pero volviendo a las carreras en Valdelagrana, estas se recuperarían en 1966. La cita,  del 12 al 14 de agosto, a las seis de la tarde en la la banda de la playa de Valdelagrana. En 1967 se interrumpiría de nuevo el ciclo de carreras.

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Hipódromo de Valdelagrana.

1968 fue un año de cambios para esta afición, organizándola un particular en lugar del Ayuntamiento: Roberto Terry. Además, se construyó-habilitó un hipódromo junto al paseo marítimo de Valdelagrana, frente a la Avda. XXV años de Paz, hoy Avenida de la Paz. 1300 metros de largo por 15 metros de ancho. Y así hasta el año 1974, en el que la expansión urbanística en Valdelagrana llevarían a la desaparición el circuito. Roberto Osborne Vázquez, presidente a la sazón de la Sociedad de Caballos de Obstáculos, intentó adquirir unos terrenos en el Coto de la Isleta para la construcción de un hipódromo, objetivo que no alcanzaría a ver la luz.

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El Club El Buzo, desde la Playa de Santa Catalina. 6 de junio de 1972. (Foto: Archivo Municipal).

Ya no sería hasta el año 1977, en la Playa de Santa Catalina a la altura de la urbanización Las Redes, cuando se volverían a celebrar carreras de caballos y así hasta el año 1979. Con el advenimiento de los ayuntamientos democráticos, se dejarían de realizar estos acontecimientos deportivos en las playas de El Puerto, aunque, nos consta, Roberto Terry no abandonó el empeño, incluso con trotones, para volver a recuperar para nuestra ciudad las Carreras de Caballos.

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María Teresa y Maribel de los Santos. En primer término Pepe Estévez.

Hay oficios que marcan el destino de una familia, si bien en nuestro tiempo esta fidelidad profesional no resulta tan frecuente como antaño. La persistencia familiar en un mismo oficio parece una cosa del pasado, algo que ya no se lleva. Incluso en lugares pequeños y en sociedades cerradas es difícil ya encontrar a más de dos generaciones dedicadas a un mismo trabajo heredado, despachando en un mismo comercio.

Las joyas siempre han estado muy presentes en la historia del ser humano. La joyería, como oficio tradicional, ha tenido un papel clave en la cultura de las civilizaciones, aportando piezas de gran valor emotivo y cultural a las personas. El ser humano ha utilizado la joyería desde su misma toma de conciencia como individuo diferenciado, sea como amuleto, signo de poder o recordatorio.

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La Joyería Santos, en el cruce de Luna con Nevería. (Ilustración: María Lizaso).

Merodeando entre el tiempo pasado y las cuatro esquinas de la calle Nevería en su cruce con Luna, no puede uno dejar de imaginar lo que El Puerto fue en el primer tercio del siglo XX, el siglo de la nueva edad de oro de las letras españolas.

Ajeno aún a las grandes superficies comerciales y rodeado por la tradición secular del trato a diario y cercano con los parroquianos del lugar y de allende las fronteras de la Sierra de San Cristóbal, el roteño de nacimiento y portuense de adopción Juan Luis de los Santos decide abrir negocio de joyería en la entonces calle Sagasta (hoy Ganado) allá por el año 1925. Había aprendido el oficio con un tío suyo residente en El Puerto a donde llegó nuestro protagonista procedente de la Villa de Rota para completar sus estudios en el colegio de los Jesuitas.

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La mesa de operaciones de la joyería

Mientras Juan Luis se afanaba en el oficio de la joyería y la compostura, ese mismo año nuestro paisano Rafael Alberti ganaba el Premio Nacional de Literatura con su obra Marinero en tierra y empezaba a colaborar en la Revista Occidente; el historiador Hipólito Sancho centraba sus investigaciones históricas en El Puerto de Santa María y ejercía como alcalde de la ciudad Alfonso Sancho y Mateos propietario de la Bodega A&A. Sancho fue el primer presidente de la Academia de Bellas Artes y precursor del dragado y encauzamiento del río Guadalete.

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Fachada de la Joyería Santos. A la izquierda Nevería, a la derecha Luna.

Pasados los años Juan Luis decide trasladar la actividad a su actual ubicación, lugar que ocupaba la Taberna de Juan de Dios, frente por frente del edificio de teléfonos que más tarde pasaría a ser la Cafetería Trevi. En la esquina contraria se encontraba la tienda de ultramarinos La Argentina fundada a principios de siglo por el cántabro Eugenio López Díaz-Terán, que arribó por El Puerto procedente del núcleo rural llamado Barriopalacios, cercano a Torrelavega, como chicuco de otra tienda de montañeses.

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María Teresa y Maribel de los Santos, las hijas del fundador.

La Joyería Santos, negocio tradicional y familiar, ve incrementada su plantilla cuando en el año 1957 entra a formar parte de la misma con 12 años el aprendiz Pepe Estévez, que de la mano del maestro joyero De los Santos y sus hijas, ha sido y sigue siendo un pilar fundamental en el devenir diario de tan prestigioso establecimiento.

joyerisasantos_rotulo_puertosantamariaEn el año 1979 se emprende la remodelación de la joyería con el aspecto que presenta en la actualidad. Desgraciadamente su mentor tuvo poco tiempo para disfrutar del nuevo aspecto que presentaba aquél proyecto de vida que lideró 54 años atrás, ya que falleció escasamente un año después de su reinauguración. Sus hijas María Teresa y Maribel junto con Pepe Estévez han mantenido durante todos estos años el glamour que sólo unos privilegiados pueden imprimir a la labor iniciada por su mentor y maestro.

El 31 de julio de 2010,  la Joyería Santos después de 85 años de vivencias acumuladas, de repartir su sello de identidad a todo aquél que quiso regalar una perla, un zafiro o un colgante de lapislázuli, dejó de existir para los portuenses por aquello de las generaciones perdidas. La calle Luna ya no será lo mismo. (Texto y Fotos: Manolo Morillo).

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Indra Castillo Sancho nació el 23 de julio de 1977, hijo de Antonio Castillo García y Marta Sancho Burguer, porteño e hijo de porteños como sus hermanos, el mayor Tao y la pequeña Marta. Vivió en la calle Espíritu Santo hasta los 13 años, fecha en la que se trasladan a vivir a La Belleza, en la carretera de Sanlúcar. Viajó con sus familia en autocaravana por diversos países europeos y por Marruecos, lo que le daría una gran amplitud de miras. Vive en Sevilla, con una catalana de Barcelona, Raquel, muy feliz.

En el año 2004 dio la Vuelta al Mundo en la Nao Victoria --que durante mucho tiempo ha permanecido atracada en Puerto Sherry-- emulando la Primera Vuelta al Mundo de El Cano, entre 1519 y 1522.  Su afición a la carpintería --aprendió en Brenes (Sevilla), con Rosalino Daza Pastrana--  y su deambular  por el muelle de la capital andaluza cuando se pertrechaba la Nao para participar en la Expo de Ahichí, en Japón,  le hicieron enrolarse en aquella singladura. Tripulante de excepción entonces fue el desaparecido José Luís Ugarte, cumbre de los navegantes solitarios españoles de quien Indra heredaría sus herramientas de este oficio ancestral.

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Indra, es profesor de la Escuela Taller de Carpintería de Ribera de la Fundación Nao Victoria, y sus relatos de aquella  travesía (era su sueño que se hacía realidad)  fueron los que guiaron a otros dos porteños: Mauricio Buhigas y Álvaro Grosso --nótula núm. 658 en Gente del Puerto-- hacia la carpintería de ribera y a la extraordinaria experiencia de navegar en otro  velero --el Galeón Andalucía-- que han ido viendo crecer desde que no era más que un tablero en la grada del astillero y con el que ahora los dos portuenses, partiendo desde Sevilla han surcado el Mediterráneo hasta Israel, han atravesado Suez  y el Mar Rojo y han rolado por el Índico rumbo a Shanghai y a su Exposición Universal, ciudad a la que llegaron a las 13:30 hora local, el pasado 25 de junio donde finalizaron esta singladura del Galeón.

Pero volvamos a Indra. Fue al Colegio Público ‘El Juncal’, donde era un apasionado de las manualidades, el dibujo, marquetería, la informática… Aprendió a dibujar en la Casa de la Cultura y desde pequeño haría maquetas de barcos como de aviones.  Estudiaría secundaria en el Instituto José Luis Tejada y ya apuntaba maneras porque su asignatura favorita era Tecnología. Así, hace bachillerato tecnológico en SAFA, donde disfrutaba del dibujo técnico y sufría con las matemáticas. La informática, cuando aún no existía windows era su afición, con el sistema operativo ms-dos. En deportes jugaba con el equipo de Tenis de Mesa de El Puerto.

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Indra en el grupo con Don Juan Carlos y Doña Sofía, quienes recibieron en el Palacio de La Zarzuela a la tripulación de la nao Victoria II -réplica de la nave a bordo de la cual Juan Sebastián Elcano dio la vuelta al mundo- después de su viaje de circunnavegación para emular esta hazaña.  Durante esta expedición de 19 meses de navegación y 26.500 millas, la nao Victoria II ha atracado en 20 puertos de los cinco continentes, y fue visitada por 90.000 personas (72.000 durante su estancia en Japón). (Foto: Agencia EFE).

ESTUDIOS EN SEVILLA.
«El año de la Selectividad fue muy raro. Yo quería ser carpintero, pero mis padres me instaron a estudiar una carrera universitaria» Estudié 1º de Ingeniería Industrial, pero no tuvo éxito. Se cambió a Física, donde llegó a 3º. En Sevilla pasó por diversos pisos de estudiante, en casa de sus tíos Bernardo e Isabel, y de su madrina Concha. La situación estaba mal en 1999 y a la vista de lo duro de los estudios para terminar profesionalmente en Madrid como programador cobrando 800 euros al mes,  al cambio de la época, decide abandonar la carrera y hacer lo que verdaderamente le gusta: carpintero.

Su prioridad era disfrutar del trabajo. La carrera le permitió perder el miedo a las matemáticas que ahora entiende a la perfección y encuentra indispensable. «Y entendí lo que es ‘parametrizar’ la vida cotidiana» De aquella época guarda infinidad de buenos recuerdos; fue Delegado de alumnos, luchó contra la LOU (Ley de Ordenación Universitaria). Estuvo viviendo junto a sus compañeros durante dos meses en tiendas de campaña, en la Plaza Nueva de Sevilla, como medida reivindicativa.

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Indra Castillo, en plena faena de carpintería marítima.

CARPINTERO DE RIBERA.
En Brenes (Sevilla), aprendería el oficio de carpintero con Rosalino Daza Pastrana, interrumpiendo su trabajo durante la época de exámenes de Física. «--Yo me movía por Sevilla en bicicleta, y un día pasé cerca de plaza de Armas por el río. Me di cuenta que la Nao Victoria que hicieron para el 92 y que llevaba muchos años fuera del agua, la estaba reparando al lado del Pabellón de la Navegación.

Allí estaban todos los carpinteros cambiado cuadernas, picando madera podrida,… Pedí hablar con el capataz  de la obra, Joaquín Garrido, y le conté mi vida. Así que allí me quede de aprendiz, abandoné totalmente la carrera, pues el barco estaría allí unos meses y no quería dejar pasar la oportunidad de aprender a hacer barcos. Aunque ya sabía de carpintería, el capataz no se fiaba mucho, así que empecen barriendo y ayudando a mover maderos.  Poco a poco me fueron mandando trabajos, pudiendo demostrar mis conocimientos. Así pase de barrendero, a peón ayudando a los maestros portugueses y después me pusieron de oficial con un peón a mi cargo. Todo ello en 9 meses.

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Aquí entra en escena Jose Calviño, mi segundo maestro, un hombre pequeñito, pero con una gran sabiduría y un gran corazón. Un maestro de maestros. Yo no sabía nada de una Expo Universal en Japon, ni que estaban preparando el barco para dar la Vuelta al Mundo. Un día se me acerca Ignacio Fernández Vial, Jefe del Proyecto y me lo explica todo. Tambien me dice que necesitan un carpintero a bordo y que si los quería acompañar. Y así me uní a la aventura gracias a un cúmulo de casualidades. Lo difícil fue decírselo a mis padres».

LA VUELTA AL MUNDO.

«--Sobre el viaje se ha publicado mucho, en esta web de El Mundo, por ejemplo. Un compañero mío, Antonio Fernández Torres,  ha publicado una novela ‘Crónicas desde el Océano’. También Canal Sur ha emitido una serie de cuatro capítulos del viaje a Japón.

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La Nao Victoria navegando por el Océano.

Mi impresión general es que todavía en el siglo XX se pueden vivir aventuras. Hemos sobrevivido a tormentas, roturas de palos, he tenido que bucear en todos los mares de la travesía para reparar multitud de vías de agua. Llegamos a Japon achicando media hora si, media hora no. Nos hemos librado de los piratas.

g2p27f5Hemos tenido la suerte de tener dos grandes maestros. Jose Luis de Ugarte, un marino que ha participado dos veces el la Vendée Globe, la vuelta al mundo en solitario a vela, cruzar el Cabo de Hornos, darle la vuelta al Polo Sur y cruzar el Cabo de Buena Esperanza, todo ello en casi 6 meses sin pisar tierra. A la vez también un amante de la madera.  El otro maestro ha sido el capitán Manolo Murube. Un verdadero crack en situaciones difíciles.»

DOS AÑOS MUY DUROS.
«--Fueron dos años muy emocionantes, aunque muy duros, las condiciones a bordo han sido precarias en todos los sentidos, navegando como marineros del siglo XVI. Aunque el barco disponía de motores, gps,… de todo, lo que no tenía era autonomía de gasoil para travesías tan largas. Desde Panamá a Hawai fueron 55 días sin pisar tierra. Así que el gasoil estaba racionado para situaciones de emergencia.

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Indra, compartiendo la comida en el Barco, segundo por la izquierda, con barba.

Las olas al cruzar la cubierta entraban en el sollado mojando las literas, la humedad a bordo era tan grande que las sábanas se ponían verdes de moho, la sal tapaba los poros de nuestra piel y por la noche con el calor manchábamos las sabanas de sangre. La comida al no tener nevera se pudría rápidamente. Y no crea que el océano esta lleno de pescado, hemos pasado etapas de hasta 2 meses sin coger nada con el curricán. Las dos ultimas semanas antes de llegara a Hawai comíamos solo una comida caliente al dia, y eso si ‘garibolos’: garbanzos solos, aderezados con especias pero sin nada mas. Hambre no pasamos: garbanzos, lentejas, habichuelas, pasta, arroz, no se ponen malas.»

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Indra, haciendo una reparación en alta mar.

LA BALLENA Y LOS CORMORANES.
«--Y también tengo recuerdos de cosas realmente alucinantes. Recuerdo en el Pacífico a las 7 de la mañana, con las manos al pinzote, escuchar el sonido del chorro de una ballena. Abandonar el timon y asomarme por la borda. Una ballena azul del tamaño un poquito menor que nuestro barco, mirándome de costadillo con su ojo, se sumerge pasa por debajo del barco y vuelta a salir por babor y se sumerge de nuevo sacando la cola.

nao+victoriaEn mi retina están miles de amaneceres y puestas de sol. Hemos parado en sitios paradisíacos, islas desiertas, lugares olvidados por la civilización. Hemos convividos con una población de unos 70 cormoranes, a bordo. Que se dejaban coger con nuestras manos al no conocer la maldad de los humanos.

He tenido la oportunidad de vivir en Japón, de visitar Hong Kong, Sri Lanka en la que pasamos 15 días por Navidad… Vivencias que compensan con creces la crudeza del viaje. Y sobre todo, he hecho realidad un sueño de la infancia, que estaba ya casi olvidado en un rinconcito del corazón. He vivido como un autentico pirata en un barco del siglo XVI durante dos años de mi vida».

rosavientosLA SINGLADURA.
La nao Victoria II partió de Sevilla el 12 de octubre de 2004. Tras varias etapas, llegó a Japón el 29 de abril de 2005 para formar parte del  programa de contenidos del Pabellón de España en Expo Aichi 2005. El viaje de circunnavegación concluyó el 4 de mayo de 2006 en el Muelle de las Delicias de Sevilla.

Escalas del viaje:

  • Tenerife (del 25 de octubre al 2 de noviembre de 2004)
  • Cartagena de Indias (del 2 al 6 diciembre de 2004)
  • Panamá (del 10 al 16 de diciembre de 2004)
  • Hawai (del 25 de febrero al 3 de marzo de 2005)
  • Saipán, Islas Marianas (del 12 al 15 de abril de 2005)
  • Tokio (del 29 de abril al 2 de junio de 2005)
  • Nagoya (del 4 de junio al 8 de agosto de 2005)
  • Osaka (del 11 al 28 de septiembre de 2005)
  • Shanghai (del 11 al 17 de octubre de 2005)
  • Hong Kong (del 20 al 27 de octubre de 2005)
  • Singapur (del 17 al 30 de noviembre de 2005)
  • Medan, Indonesia (del 2 al 7 de diciembre de 2005)
  • Sri Lanka (del 20 al 30 de diciembre de 2005)
  • Djibouti (del 10 al 15 de enero de 2006)
  • Sudán (del 17 enero al 30 de enero de 2006)
  • Suez (del 1 al 20 febrero de 2006)
  • Atenas (del 10 al 17 marzo de 2006)
  • Cartagena (del 12 al 17 abril de 2006)
  • Cádiz (del 20 abril al 21 abril de 2006)
  • Sanlúcar de Barrameda (desde el 22 abril)

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mansionesylinajes_1_puertosantamariaPuertoguía, Asociación Cultural Independiente ha editado el primer volúmen de una serie sobre temas locales titulada ‘Mansiones y Linajes Portuenses'. Con su lectura podemos asomarnos desde una ventana a diversas escenas del pasado en nuestro entorno.

Este primer título, ‘Las Casas de Pavón, alojamiento del Duque de Angulema y de Infantes Reales’, cuenta la historia de dos casas --mansiones-- y de las personas que las habitaron y fueron sus propietarios --linajes-- a lo largo del siglo XIX y parte del XX.

En él se narran algunos aspectos de la  estancia en El Puerto del Duque de Angulema, todos los detalles del viaje y larga temporada que pasaron los Infantes Reales, tomando baños de mar en la desembocadura del río, el establecimiento de una saga de bodegueros: los Tosar, cuyos numerosos descendientes son nuestros vecinos y la cita de diversos personajes vinculados a las casas y su entorno como Angel Urzaiz, el bodeguero inglés Campbell o Isidoro de Uriarte y Borja, ...

El libro, autoeditado por Puertoguía, cuenta con una edición corta y limitada y dentro de esas modestas posibilidades ha resultado ser un libro bien terminado, cómodo de leer con numerosas ilustraciones, especialmente recomendado a lectores amantes de la historia, tradición y cultura de nuestra ciudad y es un excelente regalo para  amigos y familiares que se encuentran lejos.

Puede adquirise bien en la Papelera Portuense, de calle Palacios o solicitando su envío contra reembolso al domicilio que se nos indique telefónicamente o por correo electrónico. El precio de venta en papelería es de 15 euros y 20 euros los ejemplares que se envíen a domicilio. Más información, pulsando aquí: A.C. Puertoguía, o en el teléfono 956056076.

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