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A los 87 años, en 1996, falleció en Cádiz el veterano periodista Antonio Rosales Gómez, que durante cincuenta años fue muy popular ejerciendo la crónica taurina con la firma de “Don Puyazo”, en diferentes emisoras de radio de Cádiz. Rosales, muy apreciado en el mundo del toro, era el más veterano radiofonista taurino de España y fue un periodista vocacional. Era un habitual de la Plaza de Toros de El Puerto de Santa María. /En la imagen, Rosales, vestido de picador, representándose a sí mismo como Don Puyazo, un quijote del toreo que junto a su Sancho Panza “Perico” y a lomos de su Rocinante “Veneno”, ejercía una crítica imaginativa y escenificada en pequeños sainetes.

Con 17 años se introdujo en el mundo periodístico adquiriendo la cabecera de un tabloide gaditano, “El Faro”, que compró con todos sus ahorros, 500 pesetas de las de entonces, todo un capital. Desde entonces comenzó una fecunda carrera en el mundo de la información que ha durado casi setenta años, ya que hasta 1992 prestaba su colaboración en Radio Nacional de España. Rosales, muy aficionado a los toros, comenzó a ejercer de cronista taurino en el diario “Aguilas” del que era redactor-jefe. Una vez que el cronista de “La Información del Lunes”, José González, comenzó a leer sus primeras crónicas, le dijo “Si vas a seguir pegando tan fuerte debes llamarte Don Puyazo”. Así nació un afortunado apelativo que Rosales, a base de trabajo y profesionalidad, hizo tan popular que se compusieron dos pasodobles con este título, se le dio su nombre a un bar de Chiclana y a una marca de fino. Hasta tuvo una calle en Vejer con su nombre.

De pié, de izquierda a derecha, Francisco Camacho Carrasco Paco Problemas, encargado de obras del Ayuntamiento; Antonio Rosales Gómez ‘Don Puyazo’ crítico taurino; Luis Fuentes, Jefe de la Policía Local; Rafael Gómez Ojeda, alcalde de la Ciudad, José Luis Poullet Ramírez, concejal de Unión de Centro Democrático (UCD); Eduardo Pérez, concejal del Partido Socialista de Andalucía (PSA). Agachados, de izquierda a derecha, personal colaborador del coso taurino, Antonio Camacho Carrasco, Carlos Sánchez del Valle, durante muchos años conserje de la Plaza de Toros y José Barrero ‘Joselete’, el cuarto, desconocido para nosotros. Año 1983. /Foto: Iñiguez.

Don Puyazo pasó de la prensa escrita a la radio en 1942, estrenando su primer cuaderno taurino en Radio Cádiz, con el que alcanzaría el récord de estar 50 años en antena. De Radio Cádiz pasó a Radio Juventud hasta retirarse en 1992 con sus colaboraciones en Radio Cinco. Durante todos estos años ha trabajado con infinidad de profesionales de estos medios. Sus cuadernos taurinos, muy elaborados, eran auténticas obras de teatro, dónde alternaba la información taurina con sus famosas puyas en ameno y sabroso diálogo con el popular monosabio “Perico” un papel desempeñado durante cuarenta años por estupendos profesionales, luego en distintos campos de la información como Enrique Treviño y Luis Ortega. Don Puyazo iba montado sobre el ya legendario caballo “Veneno”, cuyo trote o el sonido de los cascos entrando en el patio de caballos rrealizaba el propio Rosales ante el micrófono con las cásacaras de dos medios cocos.

De izquierda a derecha, Manuel Lojo Espinosa, concejal de la corporación municipal, don Puyazo, Ullén ordenanza municipal, el periodista Manolo Sosas López, desconocido. 9 de marzo de 1975 en la Peña El Tropezón.

Rosales fue además empleado de SMAES durante cuarenta y cinco años y en un breve periodo representante en Cádiz del empresario taurino Diodoro Canorea. Su fácil pluma entendía la crónica taurina como una “crítica de arte en la que el periodista debe captar la belleza que en la Fiesta Nacional no falta”. Entendía que la crítica nunca puede ser imparcial “Aburriría, -decía- lo que hay que pedirle al crítico es dignidad literaria y, ante todo, honorabilidad”. Su agudo talento no se ha perdido ya que la Asociación de la Prensa de Cádiz conserva sus guiones en una iniciativa del que fue su presidente durante muchos años, Evaristo Cantero.

Rosales en una intervención ante dos colosos del flamenco gaditano: Aurelio Sellé Nondedeu y Pericón de Cádiz. Don Puyazo fue el creador de frases geniales como “¡Arre Veneno!”, “¡Vamos al toro!” y “Don Puyazo pica espuelas y con Veneno trotando, va dando la vuelta al ruedo, y al público saludando: ¡Buenas noches señores!”. Entre quienes oyen a Rosales aparece el legenadario banderillero gaditano Chele y destacados peñistas de la ciudad.

Entre su polifacética actividad, también la política ya que antes de la guerra civil fue del Partido Sindicalista de Ángel Pestaña. No era raro que anarquistas de aquella época acabaran en los primeros inicios de la Falange Española, y fue censor de prensa durante los primeros años del interregno franquista.

La Asociación de la Prensa de Cádiz le dedicó un libro antológico, también a iniciativa de Evaristo Cantero, que fue presentado ese mismo años de 1996 en el Hotel Puertatierra. tuvo lugar la ”Don Puyazo. Antología”», editado por la Asociación de la Prensa de Cádiz y escrito por el autor de esta nótula, cita además a otros periodistas gaditanos. La publicación es un homenaje al creador de los “Cuadernos Taurinos”. Un sencillo y emotivo acto sirvió como telón de fondo a la presentación del libro en el que se recogen las crónicas taurinas radiofónicas con las que Antonio Rosales acompañaba, con sus escasos medios, las noches de los martes de muchos gaditanos. Toreros como Canales Rivera, José Luis Galloso o Chamaqui estuvieron presentes en un acto que contó con la presencia de la familia, además del entonces concejal-delegado de Urbanismo del Ayuntamiento de Cádiz, Guillermo Boto. El periodista Manuel Pedreño dibujó una semblanza de “Don Puyazo», rescatando algunas de sus expresiones como “¡Vamos al toro!”, “No trabajo en la radio, pero sí para la radio” o “A mí sólo me jubila Dios”. Este recorrido por la trayectoria de Rosales, estuvo aderezado con la audición de un fragmento del célebre “Cuaderno Taurino” en el que “Don Puyazo” relataba el quehacer taurino acompañado de su inseparable caballo “Veneno” y de su fiel monosabio “Perico” (Enrique Treviño).

Un joven José Luis Galloso recibiendo un homenaje en presencia de Don Puyazo.

José Luis Galloso definió a Rosales como un crítico taurino extraordinario y un gran poeta. Destacó especialmente su sensibilidad para no perjudicar al profesional de los ruedos. Luis Rivas, crítico taurino, exaltó “la capacidad de Don Puyazo para hacer radio de una manera como ya no se hace. Con su espíritu literario demostraba que era un gran aficionado a los toros”. Rivas pidió institucionalizar un premio taurino con el nombre de “Don Puyazo”. El momento más simpático de la noche se produjo con la intervención de Enrique Treviño, ese inseparable “Perico” que mantuvo un monólogo con el que fuera su maestro durante tantísimos años. Abrumado por la emoción, “Perico” dijo “sentirse muy sólo” desde la desaparición de Don Puyazo. Su intervención, impregnada de continuas referencias a Antonio Rosales, se cerró con una frase largamente ovacionada: “en el cielo donde usted esté dicen que ahí un burro llamado Platero. Llévese a Veneno a ese sitio, pues, total, que es un caballo sino un burro que ha ido a la escuela”. Cerró el acto el presidente de la Asociación de la Prensa de Cádiz, Evaristo Cantero, que afirmó que Don Puyazo era una figura a escala nacional y que todo el esfuerzo de selección de guiones que se ha hecho es poco para lo que se merecía.

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Hace unos días, en Misericordia, me crucé con dos señoras mayores. Septuagenarias. A mi paso, una le decía a la otra: ‘Te vas a quedar como Almendrita’. Di un respingo y le sonreí. La frase me llevó unos años atrás, cuando conocí este dicho porteño y me enfrasqué en conocer su historia. El resultado lo publiqué en Diario de Cádiz (24-11-1996), donde escribí…

En este cierro decían que se aparecía el difunto Almendrita. Foto: Fito Carreto (Diario de Cádiz).

Fue el 2 de junio de 1897, a las nueve de la noche, cuando Manuel Almendra Periáñez, a los 23 años de edad y a consecuencia de una tuberculosis pulmonar, según certificó el facultativo don Lorenzo Barrios, pasó a mejor vida. Hacía tiempo que venía arrastrando un cruel asma que apenas pudo aliviar inhalando vapor de eucalipto; dolencia que le impedía estar acostado, por lo que pasaba las horas, los días, sentado en el cierro de la casa donde vivía, el número 9 de la calle Santa Clara, en la acera izquierda, mirando desde Cielo.

Manuel no había nacido en El Puerto, sino en Alcalá de los Gazules, desde donde llegó 18 años atrás, en 1879. Huérfano de padre y madre, llegó, junto a su hermana María, de la mano de sus tíos Antonio Periáñez y Gertrudis del Manzano, y de su tío-abuelo Francisco Periáñez Salcedo. Todos de Alcalá. Desde entonces, su tío Antonio pasó la vida y sacó a la familia adelante ejerciendo en la Prioral de sochantre (quien dirige el coro y toca el órgano en los oficios divinos).

A las dos semanas de la muerte de Manuel Almendra apareció publicada en la Revista Portuense la siguiente noticia: “Un muerto que se aparece.- La fantasía popular, que abulta tanto los hechos, aglomera todos los días en la calle Santa Clara un inmenso gentío que se agolpa, para ver estampado, según dicen, en un cristal de un cierro, el rostro de un joven que hace poco tiempo dejó de existir. Las comadres del barrio comentan el hecho y entre la gente del pueblo y no del pueblo por desgracia, se da carácter de verosimilitud a tan graciosa invención.”

Incrédulo, el periodista acudió la tarde del 16 de junio al lugar de la supuesta aparición, y al día siguiente publicó una crónica de lo sucedido con los datos que pudo recabar in situ. Al parecer, fue una niña vecina de la calle quien, acostumbrada a ver sentado en el cierro a Almendra, se percibió que continuaba viendo su rostro una vez muerto. La noticia corrió por toda la ciudad, y no pasó el tiempo para que muchos portuenses comenzaran a desfilar ante el misterioso cierro. Así lo contó el periodista: “…Corrió velozmente la noticia, aglomeráronse los vecinos del barrio y todos hacían idéntica afirmación. Al poco, medio Puerto se detenía frente a la casa y desfilaba por frente al cierro origen del escándalo, hasta el extremo que acudió la guardia municipal, teniendo que despejar a viva fuerza. Para evitar que la gente continuara detenida en aquel sitio se quitó la puerta de cristales, donde afirmaban que se veía estampado el rostro del cadáver. Pero apenas terminada la operación, por arte de magia o encantamiento según decían unas cuantas comadres allí agrupadas, apareció en otro cristal de distinta puerta del mismo cierro. Ya entonces no estuvieron conforme las opiniones, pues mientras unos decían que se veía en el cierro, otros afirmaban que hallábase en uno de los cristales de una farola de gas próxima, y entonces se adoptó el partido de apagar la farola. Ni esto fue bastante para que la gente estacionada allí se retirara, pues hasta bien entrada la madrugada permanecieron próximos a la casa numerosos grupos. El señor Periáñez –continuaba relatando el cronista- quejose amargamente de lo que ocurre, deplorándolo mucho más porque tiene gravemente enferma a su esposa, y a la pena que les ha producido el fallecimiento de su sobrino, tienen que unir ahora la que les causa que las gentes promuevan tal escándalo frente a su casa a todas horas. Insistió el señor Periáñez y nos rogó que encareciéramos al señor alcalde el envío de una pareja de la Guardia Civil para que no permitiera por más tiempo lo que está ocurriendo.”

Otra versión del suceso, prácticamente idéntica, tuve ocasión de conocerla por Luis Suárez Ávila, que conoció los hechos por boca de su abuela materna y de doña Candelaria Leal, quienes siendo muy niñas acudieron, como tantos portuenses, a contemplar al presunto aparecido. A comienzos de los años 60, Luis relató la historia en la revista Cruzados inaugurando una sección que tituló ‘Personajes que van de boca en boca’. Aquí recogió el dicho popular, nacido a raíz de los hechos contados, Te vas a quedar como Almendrita, frase que usted, si ya cumplió los 60 o los 70, habrá escuchado y dicho de toda la vida en referencia a alguien, generalmente un pesado o pejiguera, que se apalanca en algún sitio y no hay manera de que se mueva.

En verdad, no podemos saber qué fue lo que ocurrió en aquel cierro de Santa Clara en la primavera de 1897; si realmente se manifestó el espíritu de Manuel Almendra, o sólo fue una impresión óptica convertida luego en sugestión colectiva.

No obstante de este caso en particular y más allá de lo dictado por todas las religiones que en el mundo han sido, la creencia en otros planos de existencia es un hecho atávico y consustancial a la propia naturaleza humana. Y no sabemos por qué extraños mecanismos, espíritus de personas desencarnadas, de vez en cuando y de un modo u otro, hacen acto de presencia en el mundo de los vivos. Pero así ha ocurrido in illo tempore.   (Texto: Enrique Pérez Fernández)

Almendrita (Te vas a quedar como). Dícese de alguien que se pasa mucho tiempo quieto y esperando. Está basado en el siguiente hecho:  Almedrita era un asmático que tomaba vapores en abundancia y pasaba mucho tiempo detrás del cristal del cierro de su casa de la calle Santa Clara, frente a la calle de la Rosa. Al morir quedó grabada su efigie en el cristal. Fue tanta gente a verlo que la familia sustituyó el cristal por otro. Se ha publicado este suceso en la Revista Cruzados y en Diario de Cádiz.

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Hace unas semanas Teresa Almendros firmaba en el Diario de Cádiz un artículo titulado: “Una joya como antesala de las salinas” en el que informaba de la rehabilitación del antiguo molino de mareas situado detrás de la estación de ferrocarril y de su próxima puesta en valor. Y hace un lustro, la historiadora y documentalista Lourdes Márquez Carmona publicada enla Revista de Historia de El Puerto número 40 un extraordinario trabajo sobre este edificio industrial con el título: “El molino mareal del caño del Guadalete”, en el que desgrana su historia, características y peculiaridades, finalizando con la mención, en 1889, de su último dueño o propietario, el industrial harinero Francisco Puente.

También. dentro de dos o tres semanas se cumplirán dos años de la publicación en este mismo espacio de una interesante biografía sobre uno de los últimos alcaldes del antiguo Régimen, Luis Portillo Ruiz, que ejercería su cargo en la década de los sesenta del pasado, aunque reciente, siglo XX. (Ver nótula núm. 966 en GdP). En mi colaboración de hoy me referiré a los ascendientes del alcalde portuense y su  conexión con el recién rehabilitado molino del caño. /En la imagen de la izquierda, el que fuera alcalde de la Ciudad, Luis Portillo Ruiz.

En lo que podemos definir como el primer polígono industrial de la ciudad, -sin considerar como tal el Campo de Guía, formado este expresamente para albergar almacenes de crianza de vinos- que podríamos situarlo en la zona aledaña a la estación de ff. cc., donde ya existía el matadero municipal, limitando con la última curva, el magnífico meandro de noventa grados que realiza el Guadalete antes de enfilar su desembocadura a la bahía, se ubicaron las fábricas de litografía sobre metal de Sanguinetti, o la primera fábrica de vidrio de Meléndez y Canavese, incluso la pirotécnica “Ntra. Sra. del Carmen”.

En esa zona, reutilizando las instalaciones de un antiguo molino de agua, que se servía de un caño o brazo del río del que aún perdura su nombre: “Caño del Molino”, unos inversores granadinos instalaron a principios del s. XX una moderna fábrica de harinas, a la que denominaron con el mismo nombre con el que se conocía el anterior molino denominado de “Jesús, María y José”, reduciendo su enunciado que quedaría como “Fábrica de Harinas San José”, realizando reformas en el edificio, habilitando parte del piso superior para viviendas, instalando en los bajos las maquinarias y cilindros que, movidas por un poderoso motor, realizaban las operaciones de moliendas, utilizando el sistema de fabricación conocido como “Austro Húngaro”. La amplitud del edificio permitía tener grandes depósitos de grano, así como amplios almacenes para los productos terminados que eran conducidos en vagonetas similares a las utilizadas en minería a través de un ramal de hierro conectado directamente con la zona de carga de la estación férrea.

Una imagen actual del molino mareal,  de reciente restauración. 

La compañía propietaria se titulaba “M. Portillo y Cia.”, siglas de Mariano Portillo Pineda, su director y gerente, además de accionista mayoritario, participando asimismo en la empresa un hermano, Luis Portillo Pineda y, posiblemente, su suegro y anterior propietario, Fernando Puente. Mariano Portillo, viudo y con una hija, casó en segundas nupcias con Emilia Puente Núñez, teniendo el matrimonio dos hijos: Luis y Victoria Portillo Puente. El primero de los citados, que terminó la carrera de ingeniería eléctrica, falleció en Sevilla en 1930, en plenitud de su juventud, con 27 años de edad. En los padrones de 1911 hemos localizado a la familia censada en la hermosa casa, hoy día en rehabilitación,  de calle Luja número15, adonde se trasladaron desde la fábrica, en la que vivieron recién casados.  Su hermano Luis estaba ya casado cuando se instaló en nuestra ciudad. Su esposa, Conrada Ruiz Müller, igual que él, y los dos hijos mayores llamados Luis, el alcalde cuya biografía figura en la nótula antes indicada y Angel, ambos naturales de Granada. En El Puerto nacieron tres hijos más: Angustias, Carlos y Tomás Portillo Ruiz. Vivían en la calle Angel Urzaiz, antigua dela Plata, número 2.

Los sagaces empresarios granadinos bien pronto se integraron plenamente en la sociedad portuense y además debieron gozar, asimismo, de una buena cuota de popularidad y prestigio en parte de la ciudadanía pues tan solo una década después, en 1912, Luis Portillo Pineda ocupaba el sillón más importante del consistorio local, siendo nombrado ese año Alcalde constitucional, cargo que repetiría en otra legislatura. Bajo su mandato se firmó un polémico contrato conla Compañíade Aguas de Cádiz, para abastecer a la capital de la provincia de agua potable procedente de los manantiales municipales deLa Piedad y se realizaron diversas obras de reforma y mejoras del piso y acerado de la calle Larga, incluido aquel tramo asfaltado posiblemente como un experimento o una demostración con un conglomerado especial y novedoso , entre las calles Ganado y Luna, que mantuvo su superficie intacta y casi pulida  después de más de medio siglo  implantado. Falleció en 1926. /En la imagen de la izquierda, el alcalde Luis Portillo Pineda.

El otro hermano, Mariano Portillo se presentó en las elecciones municipales de 1919 en el cuarto distrito,  encabezando la lista de aspirantes a la alcaldía porla Coalición ElectoralConservadora. Aparte los antecedentes familiares, que ya era un punto a su favor, gozaba de las simpatías de un sector del electorado, al ser conocido además de por su actividad empresarial por su cargo en el Casino Portuense, una institución de tanto peso como pudiera serla Archicofradía, en polos opuestos, claro está, sociedad de la que era su vicepresidente. El día 1 de octubre de ese año, 1919,  ya presidió la sesión municipal de ese día como Alcalde-Presidente.

Esta es, a grandes rasgos, la semblanza de los Portillo Pineda, industriales y políticos que coparon, junto al cuñado de Mariano, Fernando Puente Núñez, diferentes puestos de nuestra municipalidad, incluido el cargo de primer edil, a lo largo y ancho del primer tercio del pasado siglo. (Texto: Antonio Gutiérrez Ruiz. A.C. Puertoguía).

Felix García de Polavieja y Escribano nació el 29 de junio de 1876 en El Puerto de Santa María, hijo de Justino García de Polavieja y Urruela y de Ana María Escribano y Paúl siendo el menor de tres hermanos, Julio y María del Pilar. Vivían en el número 10 de la calle Larga.

Como muchos portuenses, estudió en el colegio de los Jesuitas, San Luis Gonzaga y mas adelante enfocaría sus estudios en la filosofía, entre otras asignaturas, además de dar clases en un colegio de Madrid, no antes de formar parte de la Compañía de Jesús. Su vocación religiosa lo condujo a estudiar teología,  culminando en su ordenación sacerdotal en 1907.

DEL ICAI-ICADE A COMILLAS.
Este religioso fue cofundador, en 1908, junto con los padres Ángel Ayala y José Agustín Pérez del Pulgar del Instituto Católico de Artes e Industrias ( I.C.A.I.), en el que llegó a ser prefecto, secretario, vicerrector y rector. El Instituto Católico de Artes e Industrias  se fundó en 1908 como Escuela de Mecánica y Electricidad para formar cristiana y técnicamente al personal que trabaja en las fábricas de esta especialidad.

Posteriormente se comenzaron a ofrecer titulaciones superiores para ayudar en la promoción profesional y humana a los estudiantes más dotados. Se otorgó validez a los estudios cursados en ICAI por Decreto de 10 de agosto de 1950 y posterior Ley de 20 de julio de 1957. En 1960 se une a ICADE para formar ICADE-ICAI. En 1978 ICADE-ICAI se integró en la Universidad Pontificia Comillas y la marca ICAI se añadió al nombre de la nueva Escuela Técnica Superior de Ingeniería de la universidad.

DISTURBIOS ANTICLERICALES.
Como señalamos mas arriba, fue uno de los pilares del I.C.A.I. desempeñando varios cargos a lo largo de los años y es, durante su rectorado, el 11 de mayo de 1931, cuando, aún creyéndose protegido por los republicanos, se vieron sorprendidos por un grupo de anticlreicales durante los disturbios que les asaltó incendiando edificios del instituto e incluso la iglesia, teniendo que escapar, muchos sacerdotes, vestidos de paisano. Desagradable anécdota que, suponemos, no olvidaría al igual que los que la padecieron a su lado.

Tras la expulsión de los jesuitas del territorio español en 1932, organizó el traslado de la compañía de Jesús a Lieja (Bélgica), al año siguiente, donde continuaron las enseñanzas de ingeniería hasta 1937. Fue provincial en Toledo durante la Guerra Civil, pasando a ser viceprovincial poco después.

Finalizada la contienda civil, el I.C.A.I. volvió a sus funciones habituales en España y con ello, el padre Felix ocupando el cargo de vicerrector en el mismo, de 1939 a 1940, año en el que fue nombrado ecónomo de provincia, labor que compartió con sus clases hasta la fecha de su muerte el 1 de abril de 1949. (Texto: J. Manuel Rguez Gay-Palacios - “Juan de Winthuyssen”)

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En el verano de 2011, fue un clamor en El Puerto de Santa María el descubrimiento en el transcurso de unas obras en los alrededores de la ermita de Santa Clara, de una necrópolis de los alrededores del siglo XVII. Mi afición al estudio de la artrosis de la columna, me llevó a pedir permiso municipal y visitarla.

En los alrededores ermita de Santa Clara, en El Puerto de Santa María, se había descubierto un antiguo cementerio del siglo XV y que estuvo en uso hasta los primeros años del siglo XIX, que fue cuando se abrió el cementerio que todavía se usa. Se encontraron unas 300 tumbas. Es posible que contengan esqueletos de los muertos en la batalla de Trafalgar, pues algunos cadáveres tienen insignias militares. La historia y la tradición popular cuenta que incluso meses después de la trágica batalla de Trafalgar, la marea devolvía cuerpos a las playas de El Puerto de Santa María y Rota, y que un marinero recogía él mismo los cuerpos que iba hallando y los trasladaba hasta la necrópolis...

Mi curiosidad por estudiar la artrosis vertebral en los cadáveres, me llevo a pedir autorización del Ayuntamiento de la ciudad y la señora Marta Rodríguez, delegada de Medio Ambiente muy amablemente me permitió ver unas 30 tumbas con esqueletos en buen estado. Me acompañó la antropóloga Esther López Rosendo, encargada de la excavación que exquisitamente me ayudo y me dio todas las explicaciones que le pedí.

Muy joven, en mis andaduras medicas, visité el Museo de Ciencias Naturales de Londres y fue mi sorpresa grande cuando me pareció ver en la columna vertebral de un dinosaurio, signos de artrosis. Fue interesante tenerlo en cuenta para futuras visiones de esqueletos de animales vertebrados y efectivamente cuando en 1978 visité el museo del Cairo, en la sala de momias, todos los faraones mostraban una intensa artrosis de columna, visible en las radiografías que se localizaba encima del féretro que contenía sus restos y que afecta a todas las vértebras de la columna vertebral y sobre todo las radiografías que corresponden a la momia de Tutankamón, que con sus 20 años de vida tenía ya una columna terriblemente afectada. Es de destacar que en las orillas del Nilo es muy frecuente y lo era aun mas en la antigüedad la brucelosis, también llamada fiebre malta o fiebre ondulante.

¿Por qué mi interés en la Artrosis Vertebral? Es posiblemente la enfermedad mas antigua que se conoce, tiene sobre 300 millones de años y la sufren todos los vertebrados terrestres y marinos exceptuando el murciélago y el mono perezoso y todavía no tiene una buena solución. (Texto: Enrique Rubio García).

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Ha transcurrido medio siglo y un lustro desde que un alcalde enamorado de El Puerto, su cultura, arte e historia, incluyera en el calendario festivo local unos juegos florales que complementase las celebraciones del denominado “Día de la Raza”, la fiesta conmemorativa del descubrimiento para la cultura occidental del continente americano, un 12 de octubre, “Día de la Hispanidad” día festivo a nivel nacional que aún perdura en  el que, por aquellas décadas, de forma muy especial, El Puerto recordaba la participación de la entonces villa señorial en la gesta del Descubrimiento con diversos actos. /En la imagen, portada del programa de actos de la Fiesta de la Hispaniad.

Miguel Castro Merello, del que hace unos días realizamos una breve semblanza (nótula 1.654 en GdP) encontró en sus paisanos José Luis Tejada y José María Pastor y en los jóvenes profesores del Instituto Laboral Manuel Martínez Alfonso y Enrique Bartolomé López-Somoza, junto a otros colaboradores, un excelente equipo de trabajo que diseñaron unas fiestas de exaltación a la Hispanidad, fundamentada en unos Juegos Florales que pervivieron toda una década. (Ver nótula núm. 77 en GdP)

El poeta José Luis Tejada, a la izquierda de la imagen, delante de los muros del Castillo de San Marcos. Las damas Nuchera Díaz, Marichen; Insúa Lavín, Ana María; Muñoz Bela Manzanera, Elisa y la Reina de la fiesta Bustamante de la Rocha, Maruja. A la derecha, el alcalde Luis Portillo Ruiz y el concejal Juan Melgarejo Osborne. Octubre de 1961

En esta ocasión queremos referirnos expresamente de forma sinóptica a los autores de la poesía ganadora en cada edición del certamen, premiados con la Flor Natural,  alguno de los cuales no están entre nosotros y son considerados figuras destacadas de la literatura contemporánea.

EDUARDO GENER CUADRADO
Ganador de la primera edición, en 1958, en la que actuó de mantenedor Francisco Montero Galvache,  con el poema “Afanes de Mareante”. Portorrealeño distinguido, había nacido en la vecina ciudad en 1901, en la que dejaría de existir 85 años después, con el grado de almirante de la Real Armada. (Cuando concursó era contralmirante). A su afición literaria unía un gran fervor por la arqueología, campo en el que era todo un erudito. Fundó la revista literaria “Madrigal”. /En la imagen de la izquierda, el almirane Eduardo Gener Cuadrado.

JOSE GARCIA NIETO
Flor natural en los Juegos Florales de 1959, mantenidos por José Luis Moris, con su poema ”Canto a la Hispanidad”. En Buenos Aires obtendría uno de los numerosos premios que cosechó a lo largo de su dilatada vida literaria, el premio “Hispanidad”. Era miembro de la Real Academia Española, premio Nacional de Literatura en 1957 y Premio Cervantes en 1996. Había nacido en Oviedo en 1914 y falleció en el Hospital de la Princesa de Madrid en 2001.

El mantenedor de los Juegos Florales de 1959, José Luis Moris, en el Teatro Principal.

JOSE MARIA CARRASCAL
El más popular de los ganadores, sin duda, al haber sido presentador de los informativos de Antena 3 Televisión en la década de los noventa. Su poema “Canto a la lengua Hispánica” mereció ser elegido como el ganador en la tercera edición de los Juegos Florales, celebrada en 1960, con el ganador de la primera, Eduardo Gener, como mantenedor. Nació en la aldea madrileña de El Vellón, a medio centenar de kilómetros de la capital, en 1935, ejerciendo como corresponsal de prensa en Alemania y EE.UU antes de su incursión en la televisión. Premio Nadal de novela 1972 y Ciudad de Barcelona 1973. Recientemente ha presentado en Jerez su libro “La Batalla de Gibraltar”. /En la imagen de la izquierda, José María Carrascal.

ANTONIO ÁLAMO SALAZAR
Este palentino, idolatrado por sus paisanos, director del principal periódico de aquella capital castellana ganó la Flor Natural en 1961, IV edición, en la que ofició como mantenedor nada menos que José María Pemán, con su poema “Breviario emocional de Isabel la Católica”. Era cronista oficial de la villa ducal y teresiana de Alba de Tormes y estaba especializado en poesía religiosa.  Ganó, entre otros el II Premio Internacional “Diego de Losada”.

JACOBO MELENDEZ MARTINEZ
Autor cordobés  que acaba de publicar hace unos meses un libro de poesía titulado “Designio de un rival”.  Fue el ganador de la V edición, en la que actuó de mantenedor el poeta arcense José de las Cuevas, con el poema “Memoria y alabanza de Cristóbal Colon”. Tiene, que sepamos, otra Flor Natural, obtenida en 1959 en la justa poética de La Palma-Cartagena y es premio Nacional de Poesía “Mariano Roldan” y del internacional de esa modalidad de Villanueva de la Cañada, en 1992, así como 2º Premio de Poesía “Frater”, de Madrid.

Baile en el Instituto Santo Domingo: las damas y los 'damos' evolucionan junto a la fuente.

GINES DE ALBAREDA
El sexto ganador del certamen literario, en su edición de 1963, mantenida por Ignacio María Cojendio, nació y murió en Caspe, capital de la comarca del Bajo Aragón (1908-1986). Con su poema “Canto a las tres carabelas” obtuvo el máximo galardón. Profesionalmente, ocupó puestos destacados en la radiodifusión nacional y colaboró en los principales periódicos aragoneses. Ostentó un merecido prestigio y reconocimiento como vate. Manuel Machado le escribió el prólogo a su libro “Romancero del Caribe”.

La Reina de la Hispanidad 1963, María Fernanda Osborne Medina, del brazo del mantenedor de los Juegos Florales, Ignacio María Cojendio, accediendo al escenario del Teatro Principal.

Debajo de los graderíos de la Plaza de Toros, tras la corrida de la Hispanidad 1964, Fila superior, (Desconocido), Rafael Merello de Cuvillo, Encarnita PÈrez GarcÌa, desconocido (Juan Ignacio Varela Gilabert?), rubia desconocida, Cecilia Gurrea Portillo, Isabel Portillo (Reina de las Fiestas de la Hispanidad),  Aurora MuÒoz Ávila y desconocido. Fila del centro, Carmen Lizaso, Guillermo Vaca Astolfi, Juan Suárez Ávila, rubia desconocida, Conchita GarcÌa-Ráez Ortiz (mujer de Luis Osborne Tosar), desconocida mirando para arriba, SerafÌn Álvarez-Campana, Consuelo, Mercedes Suárez Avila, desconocida. Fila de abajo, Luis Suarez Avila, desconocido, desconocida y Fernando Gago.. Las damas pasearon por el coso taurino sobre coches de caballos.

FELIX ANTONIO GONZALEZ
Periodista, escritor, poeta y pintor vallisoletano, en cuya capital nació en 1921 y falleció hace unos años, en 2009. Fue director del “Diario de Castilla” y ganador de la edición de 1964, la VI, en la que figuró como mantenedor de la misma José Cádiz Salvatierra, con un poema titulado “Misión de España”.

Recepción en los jardines del Castillo de San Marcos, tras la parada militar de las Fiestas de la Hispanidad de 1965.

MAXIMO GONZALEZ DEL VALLE
El Padre Máximo, como era conocido en su faceta de novelista, historiador y poeta fue el ganador de la Flor natural de la VIII edición los Juegos Florales, en 1965, fecha en la que el mantenedor fue Luis Morales Oliver. El título del poema compuesto por este sacerdote claretiano fue. “Héroes de la Hispanidad”. Conocemos de su fallecimiento, aunque no la fecha en que produjo.

RAFAEL GUILLEN
Poeta de la Generación de los años 50, nacido en Granada en 1933, de una amplísima bibliografía y numerosos trabajos premiados, de los que solamente citaremos, dada la brevedad exigible a estas reseñas biográficas, el Premio Nacional de Literatura que le concedieron en 1994. Con su poema “Símbolo y perfil de Bolívar” ganó la IX edición, en la que actuó de mantenedor por segunda vez Francisco Montero Galvache. Paradójicamente, el año que ganó la Flor Natural, 1966, cerró la editorial que editaba “Veleta del Sur”, publicación poética granadina fundada nueve años antes. /En la imagen de la izquierda, el poeta Rafael Guillén.

ANGEL GARCIA LOPEZ
Licenciado en Filosofía y Letras y en Literatura Hispánica, nació en la villa de Rota en 1935, avecindándose en Madrid por motivos laborales. Desde 1969, año en que le concedieron el Premio Adonais, hasta el pasado 2012 en el que obtuvo el “Cáceres, Patrimonio de la Humanidad” y el Nacional de Letras “Teresa de Ávila” ha coleccionado, esa sería la palabra más adecuada, numerosos premios, de los que solamente referiremos el Nacional de Literatura, obtenido en 1973 y el Nacional de Poesía, en 1977. El premio portuense de la Flor natural en el último de los Juegos Florales de la Fiesta de la Hispanidad lo consiguió con su poema: “Versos de miel y mirra para Rubén Darío” en su X edición, celebrada en el Teatro Principal en octubre de 1967, de la que fue su mantenedor Luis López Anglada. (Texto: Antonio Gutiérrez Ruiz. A.C. Puertoguía).

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Miguel Castro Merello fue un gran amante de la cultura y de lo exótico. Pertenecía a la generación que había ganado la Guerra Civil, en la que participó como alférez provisional, estando imbuido de ese espíritu imperialista al que eran tan propensos los de su época.

Presidió durante unos años la alcaldía local (1958-1960), siendo el promotor de los Juegos Florales de la Fiesta de la Hispanidad que durante toda una década se celebraron en el desaparecido Teatro Principal, y también el mecenas gracias al cual se creó una parroquia nueva, la de Ntra. Sra. del Carmen y San Marcos, en un barrio de familias marineras, habilitando para ello una antigua Casa de Cargadores, hoy Ayuntamiento.

Aquella Casa Palacio, la de Reinoso o Reynoso, situada en uno de los costados de la plaza del Polvorista, fue restaurada y habilitada en los años sesenta de este siglo último para albergar provisionalmente la parroquia, alojando a los numerosos vecinos en ella existente, en una casa, también de gran porte y antigüedad, de calle Cielo, próxima a la parroquia de San Joaquín.

Miguel Castro estaba casado con Margara Hernández Rodríguez de los Ríos, teniendo el matrimonio nueve hijos, muchos de los cuales nacieron en la casa palacio de Oneto, en la calle Larga. De ellos, solamente dos son varones. Miguel, el mayor, y Pedro, el sexto. Las siete hijas restantes se llaman: Margara, María José, Milagros, Mercedes, Ángeles, Begoña y Cristina Castro Hernández.

A la derecha, en primer término, la Casa Palacio Oneto, en la calle Larga.

Durante una época, vivieron con la familia Castro Hernández, en la casa palacio, una tía de don Miguel, Rosario Castro Naranjo y un cuñado, hermano de su espossa, Francisco Hernández Rodríguez de los Ríos. Los Castro Hernández fueron los últimos habitantes de esta casa palacio antes de su rehabilitación y venta por apartamentos, manteniendo durante el tiempo que en ella estuvieron la imagen de señorío que caracterizaba a dicha mansión, cuidando especialmente el exorno del patio, que causaba la admiración de propios y extraños, es decir, de nosotros los portuenses, que ya lo conocíamos y de aquellos visitantes ocasionales y de paso que se asomaban a verlo desde la casapuerta.

Galería de la planta superior del Palacio de Oneto.

METALÚRGICO Y GANADERO.
Miguel Castro Merello fue empresario en los años del despegue económico, fue accionista de la industria ‘Metalúrgica Portuense’ junto con Fernando T. de Terry Galarza y ganadero de reses bravas, poseyendo hasta tres diferentes. La primera de ellas la adquirió en 1966 a Luis Miguel Dominguín, vendiéndola años después a un señor de Bornos llamado Antonio Fernández Bernal. Tenía divisa roja y blanca y, aunque su ascendencia era de ganado de una ganadería tan prestigiosa como la de Samuel Flores, la rehizo con vacas del Marqués de Villamarta y sementales de Domecq. Solamente lidió novilladas. Pastaba en la finca “Las Navas” de Algodonales. /En la imagen de la izquierda, Luis Miguel Dominguín.

Poseyó una segunda ganadería, figurando como titular su mujer, que había comprado a Francisco Rincón Cañizares. La divisa era amarilla, verde y blanca, lidiándose especialmente en festejos menores de la sierra gaditana salvo un lote de reses lidiadas en Pontevedra, en una corrida de rejones. Tres años después la vendió a José Gutiérrez Mora y Hermanos, de Sevilla. Aún tuvo un tercer hierro, en este caso anunciado con el nombre de “Castro Hernández Hermanos”, con divisa caña y verde, lidiando en Rota cuatro becerros en 1970.

Vista desde el mirador de Las Redes, residencia de verano de Miguel Castro.

LAS REDES.
Asimismo fue propietario de varias haciendas rústicas y de recreo,  destacando la magnífica finca, mirador sobre la bahía, dominando la parte central de la playa de Santa Catalina también llamada "de los curas",  lindante con la casa de ejercicios de los jesuitas, en la que  construyó una soberbia mansión, decorada con el lujo más refinado, que es actualmente la sede del Club Social de la urbanización Las Redes, con una parcela de aproximadamente 20.000 metros cuadrados..

FARÁNDULA.
Por la casa-palacio en el tiempo que la habitó esta familia desfilaron numerosos personajes. Los mejores saeteros profesionales  cantaron desde su balcón a los pasos de la hermandad de la Misericordia; toreros míticos  en la historia de la tauromaquia como han sido Antonio Ordóñez, Luis Miguel Dominguín y El Cordobés estuvieron alojados como huéspedes de don Miguel.  Incluso doña Carmen Polo, la señora del Generalísimo Franco, el Jefe de Estado, estuvo una tarde,  en la década de los años cincuenta del siglo XX, merendando con la familia, acompañada de doña Isabel Merello, en cuya casa se alojaba, mientras los maridos realizaban jornadas de caza en la finca "El Pedroso".

El cuidado patio de la casa familiar en la calle Larga.

Podríamos decir que tuvo un esplendor fugaz, pero intenso, tanto en su trayectoria social y empresarial como humana, falleciendo en la casa-palacio, donde aún permanecieron algunos años más su viuda e hijos, cerrándose con ellos un ciclo vital, y dando comienzo otro con la segregación en apartamentos de la que fue Casa Palacio de Oneto.  Tiene una barriada puesta a su nombre: Alcalde Miguel Castro Merello. (Texto: Antonio Gutiérrez Ruiz. A.C. Puertoguía).

José Alonso Pajares estuvo casado con María de los Dolores Ruíz de Cortazar y Calderón y no tuvieron hijos. La Bodega estuvo situada en la calle del Postigo esquina y vuelta con Santa Fe, y a pesar de ser de pequeñas dimensiones, tenía mucho movimiento según se desprende de los inventarios anuales, exportando productos por casi todo el mundo.

Los productos de esta casa obtuvieron Medallas de Oro y Plata y varios Diplomas Honoríficos en diferentes Exposiciones en Europa y América. París, Barcelona, Madrid y Cádiz entre otras capitales. Fueron proveedores de varias Casas Reales.

A LOS CONSUMIDORES.
"Los vinos finos de mesa que tengo el gusto de ofrecer a mis favorecedores son legítimos de uva sin que contengan sustancias extrañas ni aumento de alcohol, razones por las que su consumo aumenta de día en día en los principales mercados de América; por ver confirmados los verdaderos inteligentes lo expuesto han dado preferencias a mis marcas J.ALONSO en los de barriles y JOSÉ ALONSO PAJARES, Puerto de Santa María en las etiquetas para los embotellados.
   Mis vinos tintos finos de mesa son ricos en fuerza natural alcohólica debida a las sustancias de los terrenos donde vegetan las vides y su clima, condiciones que solo la naturaleza concede".

La colección de etiquetas de Alonso y Pajares, compuesta por 90 unidades, tienen una gran belleza y ejecución, siendo impresas en París, Málaga y Jerez. Pertenecen a la colección de Camilo González Selma y han sido tratadas digitalmente para Gente del Puerto, por Miguel Sánchez Lobato. (continuará)

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Durante una convivencia de padres y colaboradores del Colegio La Salle, creemos que, en la Feria de Jerez en 1963. A la izquierda de la imagen el matrimonio formado por el que fuera sindicalista, diputado y eurodiputado socialista Esteban Caamaño Bernal y su mujer, Lola, a continuación el matrimonio Troncoso, él saludando.

A la derecha de la imagen, en primer término, Pepe Buhigas, conocido como el ‘Robert Taylor de El Puerto --que alguna aparición hizo en el cine--, el párroco de San Joaquín, el reverendo José María Rivas Rodríguez --gran persona, campechano, buena gente y un gran facilitador de ayudas a los mas necesitados; cierran la mesa el matrimonio Jaén Andrade. /Foto: González. Colección Francisco M. Arníz Sanz.

De izquierda a derecha, agachados, Manuel Ramos Añino ‘Arena’; José Ortega ‘Pepe el Bombero’; Remigio Andújar de la Rosa, Pepe Ortega, Ramón Arana, Antonio Letrán, Fernando Guilloto y Mariano de Iberconta.

Fila del centro, de izquierda a derecha, Eduardo Brea, Hortensia Renedo Varela, Antonio Ramírez ‘Peana’, Antonio Guerrero Aldana ‘Enero’, Asunción Poullet, Miguel Baena, José Blandino concejal de Aguas que luego sería el vicepresidente fundador de APEMSA; Francisco Lara Izquierdo, quien fuera jefe del negociado de Aguas en su etapa municipal, antes de ser empresa pública.

Fila de atrás, de izquierda a derecha: Chacón (cobrador); Antonio Campos, José María Delgado, Juan José Campos Guereta-León actual director gerente de APEMSA  y Juan García. La fotografía es de mediados de la década de los ochenta del siglo pasado. /Foto: Colección Antonio Ramírez ‘Peana’.

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